Vous êtes sur la page 1sur 9

raúl botero torres

LA REALIDAD ••
DESDE LA LINGUISTICA
alcanzaron una connotación es
En el caso de la lingüística, al igual que reproduce sus cabezas cada vez que tanto aparecieron insertas en un

que en el de la teoría psicoanalítica, es a el guerrero las corta de un tajo con su es­ . de lo nuclear era la presencia
los poetas y no exactamente a los practi­ pada. La realidad, esa vieja cigarra, vuel­ 3. El de la Modernidad. Durantl
cantes de ese particular saber, a quienes ve a ser una y otra vez. Decir esto siem­ XVII, ese siglo que para mucho!
se debe el haber intuido lo que en cada uno pre será algo más, mucho más que una me­ ye el paradigma de la rnoderniq
de los casos constituye el objeto del aná­ táfora, porque implicará de todos modos se dio como fundamental fue eli
lisis. En efecto, es un poeta alemán del si­ que se alude a la condición equívoca de temático. Todos o casi todos lo
glo XVIII quien delimita, por el intrincado esa realidad y no sólo a su apariencia más de esa época tienden a una ni
camino de la intuición, lo que los lingüístas inmediata o inocente. ción de la realidad, que a nu€
consideran ahora su problema fundamen­ todavía no ha sido valorada c
A lo largo de la historia los seres hu­
tal: EL LENGUAJE. Ese poeta, EL POETA, en todas sus dimensiones. 4. El
en palabras de Heidegger, es Holderlin y manos se han preocupado de distintos mo­
temporanidad. Ahora, en este
dos y en diferentes grados, por expl icar
la enunciación que aquí nos sirve de pre­ en las condiciones en que no~
texto -en el pleno sentido de la palabra­ de una manera que resulte convincente
aquello que viven, el espacio o los espa­ vivir, el paradigma de los sabe
es esa que dice: "Y se le ha dado al hom­ tituye, sin duda alguna, la lin~
bre el más peligroso de los bienes, el len­ cios reales en los que lo viven y su condi­
pues, desde ese saber lingüÍ,
. . .. para que muestre Io que es. . . (1) . ción misma de sujetos que viven y, simul­
guaJe donde la explicación sobre la
Ese lenguaje al que aludimos acá, enten­ táneamente, son vividos por el cúmulo de
su conjunto, y sobre los sujet<
diéndolo como un rasgo específicamente hechos que los hacen sujetos. Esa cierta
ciamoS, los procesos signific.
necesidad de explicar lo vivido ha tenido
humano, constituye no sólo el objeto de hacen ser la que es, alcanza
a lo largo del tiempo varios paradigmas de
la reflexión teórica que se va dando en el sión realmente significativa. E
análisis que han resultado válidos.
campo de la lingüística, sino que también desde donde sujetos, objeto~
es o tiende a ser, una forma de realidad. 1. El de la Antigüedad Clásica. Como aparecemos como signoS de
Una forma irregular y contradictoria, en la bien se sabe, durante este tiempo la filo­ nos incluye a todos, en tanto
medida en que se compone de lo físico, lo sofía proporcionó la perspectiva adecua­ ser.
simbólico y lo imaginario. Esa realidad que da para someter al filtro de un examen la
La lingüística tiene hoy el
se puede vislumbrar de una cierta mane­ realidad en su conjunto. 2. El de la Edad
ra desde el saber ligüístico está siendo de pio de una condición paradi
Media. Aquí lo fue la teología. Por ello las
mú,ltiples modos, a la manera de Medusa es, sin duda alguna, una afi
nociones de creación, realidad y sujeto.
2J

-aduce sus cabezas cada vez que alcanzaron una connotación especial en mática, casi obvia. ¿ Cuáles son, sin em­
~ ro las corta de un tajo con su es­ tanto aparecieron insertas en un texto don­ bargo, los problemas y los procedimien­
realidad, esa vieja cigarra, vuel­ de lo nuclear era la presencia de Dios. tos que pueden ser considerados como
una y otra vez. Decir esto siem­ 3. El de la Modernidad. Durante el siglo fundamentales en derredor de una discu­
algo más, mucho más que una me­ XVII, ese siglo que para muchos constitu­ sión del tipo que genera o hace posible
lorque implicará de todos modos ye el paradigma de la modernidad, lo que la lingüística? Pienso que en medio de la
~ Iude a la condición equívoca de se dio como fundamental fue el saber ma­ variedad de alternativas que tenemos es
dad y no sólo a su apariencia más temático . Todos o casi todos los trabajos posible señalar algunas que alcanzan la
a o inocente. de esa época tienden a una matematiza­ condición de invariables fundamentales en
ción de la realidad, que a nuestro juicio las elaboraciones teóricas dadas por esa
largo de la historia los seres hu­ todavía no ha sido valorada críticamente lingüística.
~ han preocupado de distintos mo­ en todas sus dimensiones. 4. El de la Con­
l diferentes grados, por explicar Considero que en primer lugar hay
temporanidad. Ahora, en este momento y
llanera que resulte convincente que aludir a la noción misma de realidad
en las condiciones en que nos ha tocado
l ue viven, el espacio o los espa­ material. A menudo las ciencias y las fi­
vivir, el paradigma de los saberes lo cons­
es en los que lo viven y su condi­ losofías han intentado demostrar que la
tituye, sin duda alguna, la lingüística. Es,
11a de sujetos que viven y, simul­ realidad no es exactamente como la mues­
pues, desde ese saber lingüístico desde
He, son vividos por el cúmulo de tra una relación inmediata con las cosas.
donde la explicación sobre la realidad en
'ue los hacen sujetos. Esa cierta Ese presupuesto ha tenido dos variantes
su conjunto, y sobre los sujetos que agen­
:l de explicar lo vivido ha tenido fundamentales . De un lado, se ha pretendi­
ciamos, los procesos significantes que la
I del tiempo varios paradigmas de
do ir mucho más allá de las apariencias,
hacen ser la que es, alcanza una dimen­
lue han resultado válidos. hasta llegar a una realidad subyacente. De
sión realmente significativa . Es desde alií.
otro, se ha llegado a conclui r que hay apa­
de la Antigüedad Clásica. Como desde donde sujetos, objetos y procesos
riencias de realidad que son absolutamen­
,abe, durante este tiempo la filo­ aparecemos como signos de un texto que
te mistificadoras. Esto último ha permitido
porcionó la perspectiva adecua­ nos incluye a todos, en tanto que nos hace
avanzar de una manera mucho más signi­
ometer al filtro de un examen la ser . ficativa y ha revelado que debajo de las
en su conjunto. 2. El de la Edad La lingüística tiene hoy el estatuto pro­ apariencias más comunes y corrientes,
=l uí lo fue la teología. Por ello las pio de una condición paradigmática . El.lo existe a veces una realidad compleja y her­
de creación, realidad y sujeto, es, sin duda alguna, una afirmación axio­ mosa .
24

'Uno de los casos más sugerentes está afirmemos que desde esa perspectiva que
en la aparente continuidad de la materia. venimos señalando la real idad funciona
Cualquiera que tenga una cultura media como un lenguaje.
podrá recordar que desde Demócrito está
Afirmar lo anterior supone de un modo
demostrado lo contrario. Llegar a la idea
que parece inequívoco la alusión no sólo
de que lo material no está dado por un prin­
a las prácticas discursivas que estructu­
cipio de continuidad no ha sido fácil. Ha
ran esa realidad, sino también -y quizá
sido necesario superar objetivamente una
más radicalmente- a los polos metafóri­
serie de prejuicios de todo tipo . Básica­
co y metonímico desde donde se configu­
mente, se trata de superar los dictados por
ran esas prácticas estructurantes de lo
el sentido común. Ese que desde Bache­
real. Si por metáfora podemos entender
lard se considera el obstáculo más difíci I
"una figura por medio de la cual se trans­
de vencer. Lograrlo ha sido de incuestio­
porta, por así decirlo, el significado pro­
nable utilidad en el campo de las ciencias,
pio de una palabra a otro significado que
especialmente en el de las exactas y na­
solamente le conviene en virtud de una
turales. Jerrol J. Katz lo señala con preci­
comparación que reside en la mente" (3),
sión: "la idea de que la continuidad es so­
y por metonimia "una figura por medio de
lamente la apariencia superficial de la ma­
la cual se coloca una palabra en lugar de
teria y de que en realidad ésta se compone otra cuyo significado da a entender" (4) ,
de un sinnúmero de minúsculas partículas
asumir esas nociones de esta manera se­
con espacios vacíos entre ellas, permitió
ría, sin duda alguna, muy sugestivo, pero
explicar los fenómenos de difusión o in­
tendría el grave inconveniente de ser in­
terpenetración como procesos en los que
compatible con los logros de Roman Jakob­
los átomos de un sólido, líquido o gas mi­
son en relación con el análisis de las afa­
gran hacia otro sólido, líquido o gas y ocu­
sias. El establece la oposición entre lo uno
pan los espacios existentes entre sus áto­
mos" (2). Un poco más adelante Katz se re­ y lo otro de la siguiente manera: "Toda for­
fiere a los trabajos, muy conocidos, de La­ ma de trastorno afásico consiste en algu­
voisier, Dalton y otros, con lo que él piensa na alteración, más o menos grave, de la
que se confirma la hipótesis de que el con­ facultad de selección y sustitución o la de la expreslOn de lo pensado, entend
la combinación y contextura. la primera que lo pensado no puede ser más
cepto de Estructura Atómica proporciona
una imagen verdadera de la naturaleza de afección produce un deterioro de las ope­ expresado. Julia Kristeva lo seña
la materia. La imagen de la materia como raciones metalingüísticas, mientras que los siguientes términos: "la materi ,
algo continuo quedó entonces relegada a la segunda altera la capacidad de mante­ enunciada, escrita o gesticulada, pr
la condición de una representación, nada ner la jerarquía de las unidades lingüís­ y expresa [es decir, comunica] lo q
más. ticas. la primera suprime la relación de mamos un pensamiento. Lo cual si
similariedad y la segunda la de contigüi­ que el lenguaje es la única forma
Esa teoría atómica cumple, pues, en un dad. la metáfora resulta imposible en la del pensamiento y, al mismo tiem
contexto muy definido, un papel similar alteración de la similariedad y la metoni­ realidad y su realización" (7) . Esa a
al que cumple la noción de realidad en su mia, en la alteración de la contigüidad" (G) . ción nos parece lo suficientemente
conjunto, si se la asume desde el saber En el tipo de trabajo realizado por Jakob­ como para eximirnos de glosarla.
lingüístico. Hoy empieza a quedar claro son lo que emerge es la noción misma de
realidad, y por ese camino la de objeto Wittgenstein ha señalado a prop
que esa real idad en los niveles diferentes de esa realidad subyacente en la E
a aquel que usualmente se nomencla co­ real. Esta última puede ser presentada a
través de una relación externa con el se­ sión y, sobre todo, en la forma lógi(
mo natural, no tiene porque implicar un ésta, que ella no puede "ser aclar~
tratamiento radicalmente distinto. Si las mema y no con el lexema (6). Para nuestro
caso resulta esencial la noción de reali­ partir de la profundización en la estl
teorías consideradas como vál idas en el ra oracional para revelar los elementl
campo de los fenómenos físico-químicos dad en la medida en que se intenta escla­
recer la noción de objeto real, la de re­ gicos simples, sino de comparar Y'
funcionan paradigmáticamente, es porque tr'astar las maneras en que las di si
sus posibilidades de existencia e incluso, presentación y la de objeto representado.
oraciones se usan en los distintos a
las de su explicación teórica, son seme­ Esa realidad efectivamente dada no só­ tos de la vida" (S). En otra parte de su
jantes a las apropiadas en otros espacios lo puede representarse, sino también ex­ Wittgenstein anota lo siguiente: "¡Uní
del conocimiento. La realidad desde la lin­ presarse de una cierta y determinada ma­ posición es una cosa extraña! He a~
güística es realidad significante y signifi­ nera . La realidad designada está siendo la esencia de la sublimación de la lógif
cativa. Desde allí adquiere una connota­ realidad. Este aparente galimatías nos re­ tendencia a suponer un intermediar~
ción más inquietante la alusión lacaniana mite a la diferenci~ entre el ser y su re­ ro entre los signos proposicionales
al inconsciente como lo no sabido de un presentación. Lo real está siendo de múl­ hechos; o incluso, a intentar purifica
saber. Hagamos otra vez una paráfrasis y tiples maneras. Una de ellas es sin duda, blimar los signos mismos. Va que
25

mas que desde esa perspectiva que


!os señalando la realidad funciona
.un lengu~je.
irmar lo anterior supone de un modo
arece inequívoco la alusión no sólo
prácticas discursivas que estructu­
Sa realidad, sino también -y quizá
ladicalmente- a los polos metafóri­
Iletonímico desde donde se configu­
sas prácticas estructurantes de lo
'3i por metáfora podemos entender
ligura por medio de la cual se trans­
o por así decirlo, el significado pra­
I una palabra a otro significado que
ente le conviene en virtud de una
!ración que reside en la mente" (3),
metonimia "una figura por medio de
J se coloca una palabra en lugar de
tUYO significado da a entender" (4) ,
r esas nociones de esta manera se-

~
duda alguna, muy sugestivo, pero
el grave inconveniente de ser in­
tibie con los logros de Roman Jakob­
relación con el análisis de las afa­
I establece la oposición entre lo uno
ro de la siguiente manera: "Toda for­
trastorno afásico consiste en algu­
ración, más o menos grave, de la
Id de selección Y sustitución o la de la expreslOn de lo pensado, entendiendo tras formas de expresión, al enviarnos en
~binación y contextura. La primera que lo pensado no puede ser más que lo persecusión de quimeras, nos impiden, de
~n produce un deterioro de las ope­ expresado. Jul ia Kristeva lo señala en diversas maneras, caer en la cuenta de
rS metalingüísticas, mientras que los siguientes términos: "La materialidad que nada fuera de lo común está sobre el
tapete" ( O) .
J.lnda altera la capacidad de mante­ enunciada, escrita o gesticulada, produce
jerarquía de las unidades lingüís­ y expresa [es decir, comunica] lo que lla­
I La primera suprime la relación de mamos un pensamiento. Lo cual significa Con ello Wittgenstein logra desmontar
tiedad y la segunda la de contigüi­ que el lenguaje es la única forma de ser una ilusión muy cara a los intereses de to­
a metáfora resulta imposible en la del pensamiento y, al mismo tiempo, su da ideología: sustituir la realidad por su
~ión de la similariedad y la metoni­ realidad y su realización" (7) . Esa afirma­ representación. Siguiendo estas anotacio­
~ la alteración de la contigüidad" (G) . ción nos parece lo suficientemente clara nes uno podría perfectamente señalar que
ipo de trabajo realizado por Jakob­ como para eximirnos de glosarla. la distinción entre la forma lógica y la for­
que emerge es la noción misma de ma gramatical de un enunciado [que siem­
d, Y por ese camino la de objeto Wittgenstein ha señalado a propósito
de esa realidad subyacente en la expre­ pre se referirá a la realidad], entre el sig­
¡sta última puede ser presentada a nificado y su aspecto fonético, es siempre
de una relación externa con el se­ sión Y. sobre todo, en la forma lógica de
ésta, que ella no puede "ser aclarada a una distinción entre la apariencia de rea­
Y no con el lexema (O). Para nuestro lidad y la realidad. No sobra agregar que
sulta esencial la noción de reali­ partir de la profundización en la estructu­
ra oracional para revelar los elementos ló­ esa distinción es, en lo fundamental, ope­
la medida en que se intenta escla­ rativa.
a noción de objeto real, la de re­ gicos simples, sino de comparar y con­
tación Y la de objeto representado. trastar las maneras en que las distintas
oraciones se usan en los distintos aspec­ Noam Chomsky ha actualizado a lo lar­
realidad efectivamente dada no só­ tos de la vida" (8) . En otra parte de su obra go de su trabajo dos nociones que apare­
e representarse, sino también ex­ Wittgenstein anota lo siguiente: "iUna pro­ cen por primera vez en la "Gramática ge­
e de una cierta Y determinada ma­ posición es una cosa extraña! He aquí la neral y razonada del lenguaje", de Arnau Id
a realidad designada está siendo la esencia de la sublimación de la lógica: la y Lancelot. ObVIamente, me estoy refirien­
d . Este aparente galimatías nos re­ tendencia a suponer un intermediario pu­ do a las nociones de Estructura Profunda
la diferencia entre el ser Y su re­ ro entre los signos proposicionales y los y Estructura superficial. La idea funda­
tación. Lo real está siendo de múl­ hechos; o incluso, a intentar purificar, su­ mental del texto de Arnauld y Lancelot es
¡aneras . Una de ellas es sin duda. blimar los signos mismos. Ya que nues­ que el significado o forma lógica de una
26

oración no tiene una relación directa ni sis­ La realidad no es , o, lo que se puede


temática con la estructura sintáctica ma­ considerar como equivalente, la realidad
nifestada en la forma de las alusiones de la no existe. Digo que no existe en términos
oración , sino que está relacionada de ma­ absolutos, pero lo afirmo de una manera
nera directa con una estructura sintáctica que es irremediablemente absoluta . Es de­
subyacente de la cual la propia estructura cir, en este caso tampoco puedo escapar
observable de la oración es una función. a las paradojas de mi decir, o sea del dis­
Esto implica que en la teoría lingüística curso que yo no soy, pero sin el cual tam­
contemporánea, la estructura profunda con poco yo jamás sería yo . La realidad no
la cual puede ser relacionado un enuncia­ existe. Está existiendo poco a poco, de
do N, es una realidad sintáctica hipotetiza­ manera no sólo contradictoria, sino discon­
da, mientras que la estructura superficial tinua. Jorge Luis Borges escribió alguna
válida para este mismo uso de las estruc­ vez un poema en donde aparece esta ex­
turas, es una organización sintáctica obser­ presión: "Sólo una cosa no hay. Es el olvi­
vable y concreta. Según Kartz los términos do./ Dios que salva el metal, salva la es­
de l:structura Profunda y Estructura Super­ coria / V cifra en su profética memoria /
ficial, pueden considerarse como los equi­ Las lunas que serán y las que han sido"
valentes lingüísticos de apariencia de rea­ (Jl ) . Las palabras del poeta hablan por no­
lidad y de realidad que hemos venido ma­ sotros, nos expresan plenamente y, qui­
nejando. zás por ello, nos imponen el si lencio. Sólo
ellas parecen ser de un modo definitivo y
Esa realidad a la que el lenguaje está pleno. Como Oliverio Girando yo digo "me
continuamente trasformando en tanto que parece", como él tampoco yo aseguro na­
la expresa, en la medida en que le da una da.
estructura superficial que se liga de diver­
sas maneras a la estructura profunda, re­ La realidad está siendo constituida por
lacionada a su vez con el sentido; esa rea­ el lenguaje, pero no sólo se hace de len­
lidad tiene, para expresarlo de una forma guaje. La realidad está siendo a partir de
figurada , un valor dado por la presencia de las prácticas y de los sujetos que agen­ tema y los problemas de funcionarr,
un "componente semántico". Ese compo­ cian esas prácticas haciéndolas manifies­ de dicho sistema. De modo que, para
nente semántico puede y debe ser expli­ tas a través de su inserción en el contex­ hender el lenguaje, tendríamos que !
cado. Para hacerlo es importante proceder to de lo fático. Sobre ese lenguaje que es­ la huella del pensamiento que, en el
de una manera que garantice mínimamen­ tá siendo parte de la realidad, vale la pena curso del tiempo, e incluso antes
te unos resultados satisfactorios. Katz pro­ preguntarse de un modo un poco más exi­ constitución de la lingüística en c!
pone preguntar por el significado de la gente de lo que lo hemos hecho hasta aho­ que ciencia particular, ha ido esbo;
realidad posible , en virtud de la presencia ra. Hacer esta pregunta supone en prime­ las distintas visiones del lenguaje. L:
no declarada de un componente semánti­ ra instancia aceptar el carácter histórico gunta ¿Qué es el lenguaje? podría y ,
co, recurriendo a un método paradógico. de toda discusión sobre el lenguaje. 'Unas ría ser sustituida por otra: ¿Cómo ~
Se trataría de responder a la pregunta por palabras de Julia Kristeva nos eximen de dido ser pensado el lenguaje? ( l!!) .
el sentido de lo real, sin preguntar por él divagaciones innecesarias. Ella afirma: lo señalé atrás, toda glosa resulta ~
directamente. Esto implicaría un cierto y .. Responder a la pregunta ¿Qué es el len­ flua.
determinado desglosamiento de la pregun­ guaje?, nos lleva al meollo de la proble­
ta fundamen.tal para no hacerla directa­ mática que desde siempre, ha sido la del Ese lenguaje que ha sido consid
mente. En vez de preguntar: ¿Qué signifi­ estudio del lenguaje. Cada época o civili­ por Chomsky y sus discípulos como u
ca la realidad?, preguntaríamos ¿Qué di­ zación, conforme al conjunto de sus cono­ go característico de la mente human a
ferencia existe entre poseer significado y cimientos, de sus creencias y de su ideo­ rece profundamente implicado en s:
carecer de él? ¿Qué es la igualdad de sig­ logía, responde de diferente manera y con­ mensiones psicológica y antropológ
nificado? ¿Qué diferencia hay entre sino­ sidera el lenguaje en función de los mol­ por ello debe ser estudiado desde la
nimia y antonimia? ¿Qué es la multiplici­ des que la constituyen. Así, pues, la época cendental función que cumple en el
dad de significado o ambigüedad? ¿Qué es cristiana, hasta el siglo XIII, tenía una vi­ cimiento humano . Pensar el lenguaje
la verdad en virtud del significado y qué sión teológica del lenguaje, preguntándose como lo proponen los teóricos contl
es la falsedad en virtud del mismo? ¿Qué ante todo por el problema del origen o, co­ ráneos, permite no sólo que se abal
es la redundancia semántica? ¿Qué es el mo mucho, por las reglas universales de una concepción esencialista de eSE
extrañamiento en virtud del significado? su lógica; el siglo XIX, dominado por el guaje, sino, también, aludir a la ref
¿Qué es la presuposición? ¿Qué es la su­ historicismo, consideraba el lenguaje en que ese lenguaje ha suscitado y, fina
perordinación? ¿Oué es la incompatibili­ tanto que desarroUo, cambio, evolución a te, a la representación que se ha i(
dad de ~ignificado? ¿Qué es una pregunta través del tiempo. Hoy en día, predominan ciendo de aquélla. Visto desde afue
Que se contesta a sí misma" (.lO) . las visiones de! lenguaje en tanto que sis­ lenguaje reviste una materialidad di
27

realidad no es, o, lo que se puede


~erar como equivalente, la realidad
í ste . Digo que no existe en términos
Jtos, pero lo afirmo de una manera
S irremediablemente absoluta. Es de­
l este caso tampoco puedo escapar
paradojas de mi decir, o sea del dis­
que yo no soy, pero sin el cual tam­
yo jamás sería yo. La realidad no
~ . Está existiendo poco a poco, de
~ a no sólo contradictoria, sino discon-
Jorge Luis Borges escribió alguna
poema en donde aparece esta ex­
m: "Sólo una cosa no hay. Es el olvi­
~ios que salva el metal, salva la es­
;/ y cifra en su profética memoria /
Inas que serán y las que han sido"
bs palabras del poeta hablan por no­
, nos expresan plenamente y, qui­
, r ello ~ nos imponen el si lencio . Sólo
arecen ser de un modo definitivo y
Como Oliverio Girando yo digo "me
" , como él tampoco yo aseguro na­

realidad está siendo constituida por


uaje, pero no sólo se hace de len­
La realidad está siendo a partir de
'cticas y de los sujetos que agen­ tema y los problemas de funcionamiento ficada que se vuelve problemática para los
sas prácticas haciéndolas manifies­ de dicho sistema. De modo que, para apre­ investigador(}s. 'Esta diversidad genera
ravés de su inserción en el contex­ hender el lenguaje, tendríamos que seguir unas preguntas que deben ser respondi­
o fático. Sobre ese lenguaje que es­ la huella del pensamiento que, en el trans­ das, así sea provisionalmente, para que
, do parte de la realidad, vale la pena curso del tiempo, e incluso antes de la el trabajo de análisis resulte mínimamente

~
tarse de un modo un poco más exi­ constitución de la lingüística en cuanto productivo. Esa materialidad del lenguaje
de lo que lo hemos hecho hasta aho­ que ciencia particular, ha ido esbozando produce y expresa lo que bien pudiéramos
er esta pregunta supone en prime­ las distintas visiones del lenguaje. La pre­ llamar un pensamiento. "Lo cual significa
ancia aceptar el carácter histórico gunta ¿Qué es el lenguaje? podría y debe­ que el lenguaje es la única forma de ser
a discusión sobre el lenguaje. 'Unas ría ser sustituida por otra: ¿Cómo ha po­ del pensamiento y, al mismo tiempo, su
s de Julia Kristeva nos eximen de dido ser pensado el lenguaje? (12). Como realidad y su realización" (1:l) . Ahora bien,
ciones innecesarias. Ella afirma: lo señalé atrás, toda glosa resulta super­ si el lenguaje es la materia del pensamien­
nder a la pregunta ¿Qué es el len­ flua. to, también es el elemento básico de la
, nos lleva al meollo de la proble­ comunicación humana . Digámoslo de un
que desde siempre, ha sido la del Ese lenguaje que ha sido considerado modo negativo y, al mismo tiempo, tajan­
del lenguaje. Cada época o civili­ por Chomsky y sus discípulos como un ras­ te: así como no hay pensamiento sin len­
, conforme al conjunto de sus cono­ go característico de la mente humana, apa­ guaje, así tampoco hay sociedad sin co­
tos, de sus creencias y de su ideo­ rece profundamente implicado en sus di­ municación. Todo lo que se produce en el
esponde de diferente manera y con­ mensiones psicológica y antropológica, y lenguaje y en su derredor, lo es para ser
el lenguaje en función de los mol­ por ello debe ser estudiado desde la tras­ comunicado en medio de los procesos ma­
e la constituyen. Así, pues, la época cendental función que cumple en el cono­ teriales a los que podemos nomenclar de
a, hasta el siglo XIII, tenía una vi­ cimiento humano. Pensar el lenguaje tal y manera general con el término de social.
ológica del lenguaje, preguntándose como lo proponen los teóricos contempo­ El lenguaje define y cimenta su identidad
do por el problema del origen o, co­ ráneos, permite no sólo que se abandone en tanto que no sólo produce un pensa­
cho, por las reglas universales de una concepción esencialista de ese len­ miento, sino que también lo comunica.
ica; el siglo XIX, dominado por el guaje, sino, también, aludir a la reflexión
cismo, consideraba el lenguaje en que ese lenguaje ha suscitado y, finalmen­ En ese orden de ideas la materialidad
ue desarrollo, cambio, evolución a te, a la representación que se ha ido ha­ del lenguaje se concreta en el discurso.
del tiempo. Hoy en día, predominan ciendo de aquélla. Visto desde afuera, el La noción misma de discurso se ha discu­
iones del lenguaje en tanto que sis­ lenguaje reviste una materialidad diversi­ tido arduamente en los últimos años des­
28
de perspectivas muy variadas . Recorde­ to en proceso , al que aquí y ahora conside­ medida en que conlleva una redistri
mos, por ejemplo, el lúcido y polémico tra­ ramos nuestro objeto de interés, está de las estructuras fonemáticas, mo r
bajo de Michel Foucault "El orden del dis­ constituido por una causal ¡dad metónimi­ cas y si ntácticas.
curso" que tanto nos ha enseñado a todos. ca, en la medida en que lo que sucede con La realidad no está hecha sala m e
Junto con Foucault y Kristeva, podemos él, está más cerca de la combinación [los lenguaje. Decir que sí, implicaría s i
citar a Emile Benveniste , para quien el dis­ psicoanalistas dirán condensación] que de lIna afirmación hiperbólica. Está t a
curso señala de manera inequívoca la pre­ la sustitución y del desplazamiento pro­ para citar un sólo caso, el mu ndo
sencia de la lengua en la comunicación vi­ pias de lo metafórico . obj etos físicos o concretos, de c uy
va . Según Benveniste el discurso se opone guaj e sólo pu ede hace rse una al us
por tanto a la lengua "que abarca de aho­ Ahora bien, este proceso de constitu­
ción significante que venimos mencionan­ gurada. Si bien es ci erto qu e la r e
ra en adelante al lenguaje en tanto que no es sólo len guaje , tambié n lo es ,
conjunto de signos formales, estratifica­ do es, por supuesto, un proceso dado en
términos materiales. La materialidad es, reali dad no sería la que está s iendo
dos en sucesivos escalones, formando sis­ lenguaje no fuera una parte sustan
temas y estructuras" ( 14) . Ese discurso o, por así decirlo, su condición básica. Ello
no quiere decir, sin embargo, que ese pro­ ella. Tal vez para algu nos resu lte s e
lo efectivamente expresado por un sujeto, imaginar una rea lídad en la que e l I
constituye a este último en tanto que ele­ ceso sea posible verificarlo o constatarlo
empíricamente. La topología de ese proce­ 'e no tuviera cabida. Para m í carece
mento componente de unas prácticas de do inte rés. Considero que es un jue
semiosis generalizadas de la realidad. Hoy so es necesariamente abstracta. Julia Kris­
teva lo señala muy claramente: "La topo­ vers o que conduce al cal lejó n sin
sabemos, gracias al trabajo de distintos del absurdo.
logía del sujeto en proceso está situada
teóricos del lenguaje , que ese sujeto se
en ese lugar' inubicable donde se realiza,
constituye a través de un proceso irregu­ Antonin A rtaud señaló alguna
sin la diferenciación petrificada entre su­
lar y contradictorio. Pienso, por ejemplo, sigu ient e : " Una sola cosa nos par
jeto y objeto, el proceso de la significan­
en el lúcido y complejo trabajo de Julia cia" (l~). vulnerable , una sola cosa nos parec
Kristeva sobre Antonin Artaud ; en el de dadera: el texto" (17) . Si en este en'
Philippe Sollers sobre Bataille; o en el de El proceso de constitución del sujeto do nosotros hacemos una sustitució
Jean Laplanche sobre Holderlin, elaborado tiene tres momentos esenciales: 1. Repu­ t ante s impl e y , en vez de texto, escri
desde el Psicoanálisis. El panorama, como dio. 2. Identificación. 3. Diferenciación. El lenguaje, te ndremos una proposició
bien puede verse, es bastante amplio y su­ repudio es posible a partir de una nega­ resulta válida en los análisis ca nte
gestivo . Para el presente caso, se conside­ ción de la negación, esto es , de una nega­ neos de l lenguaje. Ese lenguaje qu
ra que lo más apropiado es remitirse a las ción dialéctica. La identificación, en cam­ supuest o, puede ser objeto de una I
operaciones discursivas en las cuales se bio, supone o, mejor, está supuesta, por analítica , pero que también se erige
inserta ese sujeto, a la manera de inscrip­ Llna afirmación simple: aquélla que de un suj eto de un proceso de producción
ción en una cadena significante . Ello pue­ solo golpe entrega al sujeto en brazos de ficante mú ltiple . Puede ser un gen
de revelarnos de un modo bastante eficaz, lo imaginario. En la identificación el sujeto de sentido.
no sólo la sintaxis básica de esos proce­ se diluye en el otro . Es el otro o, más bien
sos, sino también su pragmática argumen­ trata infructuosamente de serlo, siendo a Tenem os , pues , la siguiente ec
tativa que hace ser al discurso un proceso veces su imagen, a veces su caricatura. algebraica : REALlDAD-SUJETO-LEN
caracterizado por lo polifónico. El otro, ése que yo no soy, ese que nunca Por ahora considera remos que los tr~
seré , intento serlo sin poder. Soya lo su­ m inos tienen el mismo va lor . Esa l'
Ese sujeto que se va constituyendo irre­ mo ése que él deja de ser. Es decir, el re­ será posible en tanto que sus mie
gular y contradictoriamente en los proce­ sultado de un juego de espejos en un efec­ se interrelaci one n. De hace rlo , su
sos de significación en los que más allá to metonímico y no metafórico. semántica, su operabili dad sintag mátl
de su voluntad y de conciencia aparece a modificarse inevitablemente . Pro
inscrito, dista mucho de ser homogéneo Para el caso de la constitución del su­ las sig~ientes relaciones: A es B, ¡::;
y compacto . Más que esto, es el múltiple jeto su inscripción en el lenguaje [en el 8 se constituye a partir de C.C gen !
resultado de diferentes y entrecruzadas Otro] constituye un momento dramático, valor sintagmático en la medida q
acciones de troquelamiento de los signos, porque para él no hay nada absolutamente realizado por B en el interior de A. Le
de la sociedad y de las prácticas que esta seguro. Allí puede encontrarse y ser él. términos tienen una relación de in
última alberga, dándoles un cierto haz de Pero también puede perderse. Holderl in ción. A tiene con C, una relación de
sentidos, en tanto les sirve de contexto . ya lo dijo: "... el más peligroso de los sión que es válida en tanto que C , la
Al estarse, al irse constituyendo como su­ bienes, el lenguaje ... .. ( 16). Insertarse en con B.
jeto, el sujeto no sólo aparece en la con­ el lenguaje supone la adquisición de una
dición de usuario que construye, a veces capaCidad de simbolización que compren­ En medio de esa real idad el sujE:
intuitiva, a veces consc ientemente, unas de o implica en su interior dos operaciones presándose por medio del lenguaj E
pOSibilidades de significación. No, también simultáneas: el rechazo y la aceptación. es, por decirlo de alguna manera, e l
lo es, en tanto que decodifica o, para de­ Los psicoanalistas dirán que la inscripción to de la historia. El decir de ese suj E;
cirlo de una manera un poco chocante, des­ del sujeto en el orden del lenguaje supone necesariamente, polifónico . En la n
truye y atraviesa efectivamente . Ese suje­ para éste una sobrecarga de placer, en la en que lo es, connota de unas rnaner i
29

proceso, al que aquí y ahora conside­ medida en que conlleva una redistribución pueden ser visual izadas como variables
; nuestro objeto de interés, está de las estructuras fonemáticas, morfológi­ formales que ponen de presente la estruc­
'tuido por una causalidad metónimi­ cas y sintácticas. tura general. La polifonía de ese decir se
la medida en que lo que sucede con fundamenta de manera directa en la su­
tá más cerca de la combinación [los La realidad no está hecha solamente de perposición de distintos usos o, para ser
~nalistas dirán condensación] que de lenguaje . Decir que sí, implicaría sin duda más exactos , en diferentes niveles de uso .
5titución y del desplazamiento pro­ una afirmación hiperbólica. Está también ,
le lo metafórico. para citar un sólo caso, el mundo de los M ijai I Bajtín uti I iza el concepto de po­
objetos físicos o concretos, de cuyo len­ lifonía para caracterizar distintas clases
lora bien, este proceso de constitu­ gu aje sólo puede hace rs e una alusión fi­ de literatura. \::1 llama dogmática a la lite­
!igniJicante que venimos mencionan­ gu rad a. Si bien es cie rt o que la real idad ratura que co ntiene una sola voz, o en la
o por supuesto, un proceso dado en no es sólo leng uaje, ta m bién lo es , que la que las voc es de disti ntos person ajes son
lOS materiales. La materialidad es real idad no sería la que est á siend o, si el siempre juzgado s por la voz de l autor, que
&í decirlo, su condición básica. EII~ le nguaje no f uera una parte sustanc ial de a cada paso le est á indicando al lector lo
ere decir, sin embargo, que ese pro­ ella. Tal vez para alguno s resulte seductor que de be pensar de cada uno de los per­
1>ea posible verificarlo o constatarlo imag inar una rea lidad en la que el lengua­ sonajes . Lla ma pol ifó nica a la que conti e­
Icamente. La topología de ese proce­ je no tuviera cabida. Para m í carece de to­ ne vario s personaj es expresán dose por sí
pecesariamente abstracta . Julia Kris­ do interés. Consi ero que es un juego per­ mismos.
b señala muy claramente: "la topo­ verso que co nduce al ca ll ej ón sin salida
del sujeto en proceso está situada Por fuera de la textu alid ad li te raria to­
del ab surdo .
~ lugar" inubicable donde se realiza,
dos los sujet os proferimos unos enu nc ia­
¡diferenciación pe,trificada entre su- Antonin Art au d señaló alg una v ez lo dos , que al ig ual que los de la li te ratura
objeto, el proceso de la significan­ sigui ente : " Una sola cosa nos parece in­ c aracterizada por Bajtín como olifónica,
!) vulnerable , una sola cosa nos parece ver­ resultan siendo mú ltiples. Oswald Ducrot
I. dadera: el texto" (17) . Si en este enuncia­ es muy categórico al afirma r que: " El au­
lproceso de constitución del sujeto do nosotro s hacem os una sustitución bas­ tor de un enunciado no se expres nunca
~ res momentos esenciales: 1. Repu- tante simple y, en vez de texto, es cribimos directamente, sino que pone en escena en
Identificación. 3. Diferenciación. El lenguaje, t endremos una propo sición que el mismo enunciado un cierto número de
o es posible a partir de una nega­ resulta válida en los aná l isis cont emporá­ personajes " ( I ~) . Para Ducrot el sentido de
~ la negación, esto es, de una nega­ neos de l lenguaje. Ese lenguaj e que , por un enunciado: "nace de la confrontación
ialéctica. La identificación, en cam­ supue sto , puede ser objeto de una mirada de esos diferentes sujetos : el sentido del
Jpone o, mejor, está supuesta, por analíti ca, pe ro que t ambién se erig e como enunciado no es más que el resultado de
irmación simple: aquélla que de un sujeto de un proceso de produ cc ión si gni­ las diferentes voces que allí aparecen de
) Ipe entrega al sujeto en brazos de f ican t e múltiple . Puede ser un generador un modo ef ectivo" (1 \1) .
~inario. En la identificación el sujeto de sentido . La polifonía de la enunciación nos i di ­
Iye en el otro. Es el otro o, más bien ca la presencia de varias funciones : 1. Su­
nfructuosamente de serlo, siendo a Tenemos , ues , la siguiente ecuación
algebraica: REALlDAD-SUJETO-LENGUAJE. jeto Empí ico. 2. Locutor . 3. Enu nciador.
su imagen, a veces su caricatura. Ducrot llama Sujeto Empírico al a tor efec­
, ése que yo no soy, ese que nunca Por ah ora con siderare mos que los tres t ér­
min os tiene n el mismo v alor . Es a re ación ti vo de l enunci ado . Sólo qu e determ inar el
ntento serlo sin poder. Soya lo su­
será posible en tanto q e sus m iembro au to r efecti vo de un enun ciado no siempre
~ que él deja de ser. Es decir, el re­
se interrelacio nen. De hacerlo, su c arg a resulta f ác il. Pensemos , por ej em plo , en
) de un juego de espejos en un efec­ el caso de una comu nica ción interna en
onímico y no metafórico. semántica, su operabilidad sintag mát ica va
a modificarse inevitablemente. Propongo un a insti tución cualquiera. No resulta evi­
a el caso de la constitución del su­ las sig:..Jientes relaciones: A es B, porque dente su autor: ¿es quien la redactó?
J inscripción en el lenguaje [en el B se constituye a parti r de C.C genera un ¿quien la dictó? ¿quien tomó la decisión?
constituye un momento dramático valor sintagmático en la medida que es Ducrot señala como locutor al "pre­
para él no hay nada absolutament~ realizado por B en el interior de A. Los tres sunto, responsable del enunciado, es decir,
. Allí puede encontrarse y ser él. términos tienen una relación de impl ica­ la persona a quien se atribuye la responsa­
ambién puede perderse. Holder/in ción. A tiene con C, una relación de inclu­ bilidad de la enunciación en el enunciado
jijo: "... el más peligroso de los sión que es válida en tanto que C, la tiene mismo" (~O) . Finalmente, llama Enunciador
, el lenguaje .. . " ( 16). Insertarse en con B. a "los orígenes de los diferentes puntos
uaje supone la adquisición de una de vista que se presentan en el enunciado.
Jad de simbolización que compren­ En medio de esa realidad el sujeto ex­ No son personas, sino puntos de perspec­
Iplica en su interior dos operaciones presándose por medio del lenguaje. Ese tiva abstractos" (~l) .
Ineas: el rechazo y la aceptación. es, por decirlo de alguna manera, el libre­
coanalistas dirán que la inscripción to de la historia. El decir de ese sujeto es, La noción de polifonía nos pone de pre­
eto en el orden del lenguaje supone necesariamente, polifónico. En la medida sente que la noción de realidad que noso­
,te una sobrecarga de placer, en la en que lo es, connota de unas maneras que tros podemos tener a partir de la lingüís­
30

tica, está dada por una serie de procesos cen a esa realidad ser lo que está siendo;
expresivos y comunicacionales que se es­ pero que también se escribe por cuenta de
tán cruzando permanentemente para inci­ otros agentes y otras gramáticas. Desde
dir unos sobre otros. En pocas palabras, la perspectiva de análisis proporcionada
pienso que se puede eludir a la realidad por la teoría lingüística uno puede afirmar
desde el saber lingüístico, considerándola de una manera categórica que la realidad iaime xibillé munt

como una especie de macrotexto que está no existe, la realidad se está construyen­
escribiéndose de mano de los sujetos en do a cada momento de una manera paradó­
la medida en que son ellos los agentes ac­ jica y, por ello, significativa.
tivos de los procesos significantes que ha­

!\IOTAS

1. Hólderlin" Friedrich. Obras Completas. Tomo 111. pg. 246. 11 . Borges, Jorge Luis. Obra s Completas. Editorial Emecé,
pg. 255.
2. Katz, Jerrold. La realidad subyacente. del lenguaje y su
valor filosófico. Alianza Editorial. pg. 14. 12. Kristeva , Julia. El lenguaje , ese desconocido. Editorial Fun­
damentos. pg. 7.
3. Dumarsais, Fernando. Tratado de 105 tropos. Editorial Az­
13. Kristeva, Julia. Op. Cit., pg. 14.
nar, pg. 22.

4. Jakobson, Roman, Fundamentos del lenguaje. Editorial 14. Benveniste, Emile, citado por Julia Kristeva, Op. Cit., 43.
Ayuso, pg. 133.
15. Kristeva, Julia y otros. Artaud. Editorial Fundamentos,
5. Op . Cit., pg. 143. pg. 248.

6. En este punto adhiero a las nociones de semema y de 16. Holderlin, Friedrich. Obras Completas, Tomo l/l. Edito­
lexema que aparecen en las teorías de Greimas. rial Río Nuevo , pg. 323.

7. Kristeva, Julia. El lenguaje, ese desconocido. Editorial Fun­ 17. Artaud, Antonin, citado por Julia Kristeva.
damentos, pg. 12. 18. Ducrot, Oswald. Polifonla y argumentación. Editorial Uni­
ve(sidad del Valle, pg. 16.
8. Wittgenstein, L., citado por Katz. Op. Cie., pg. 43.
19. Ducrot, Oswald. Op. Cie., pg. 16.
9. Wittgenstein, L. Investigaciones Filosóficas. Editorial Tau·
rus" pg. 47. 20. Duero!, Oswald. Op. Cit., pg. 54.

10. Katz, Jerrold. Op. Cit., pg. 140. 21. Ducrot, Oswald. Op. Cit., pg. 58.

BIBLlOGRAFIA

1. Hólderlin, Friedrich. Obras Completas. Editorial Libros 5. Kristeva, Julia. El lenguaje, ese desconocido. Editorial Fun­
Río Nuevo. Madrid, España. 1978. 524 pgs. damentos. Madrid, España. 1987. 345 pgs.

6. Wittgenstein, L. Investigaciones Filosóficas. Editorial Tau­


2. l<aLz, Jerrold. La realidad subyacente del lenguaje y su
rus. Madrid, España. 1986. 342 pgs.
valor filosófico. Alianza Editorial. Madrid, España. 1982.
236 pgs. 7. Borges, Jorge Luis. Obras Completas. Editorial Emecé. Bue­
nos Aires, Argentina. 1980. 456 pgs.
3. D.umarsias, Fernando. Tratado de los tropos. Editorial Az­
nar. Madrid, España. 1985. 325 pgs.
8. Kristeva, Julia y otros. Artaud. Editorial Fundamentos. Ma­
drid, España. 1978. 324 pgs. LA ESTETICA y LJ
4. Jakobson, Roman, Fundamentos del lenguaje.
Ayuso. Madrid, España. 1978. 242 pgs.
Editorial 9. Ducrot, Oswald. Polifonía y argumentación. Editorial Uni­
versidad del Valle. Cali, Colombia. 1988. 234 pgs. METAFOROLOGIA
LOGOCENTRICA

Vous aimerez peut-être aussi