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IARA SILVESTRE
HOMICIDIOS AGRAVADOS
A la hora de estudiar las diferentes agravantes del homicidio se utiliza la siguiente
clasificación:
Son supuestos que salen del orden habitual, graves, que inciden en el ánimo
del sujeto y lo hacen cometer el delito (que no llega a configurarse como
emoción violenta) cuando median estas circunstancias la pena se reduce a
la de homicidio simple.
Problemas de aplicación:
Conclusión:
Se agrava la escala penal prevista para el homicidio simple del art 79 debido al
modo en que el sujeto elige matar a la otra persona.
Aspecto subjetivo: ese exceso cruel debe estar representado como un fin
específico orientado a la producción de sufrimientos, siendo irrelevantes los
motivos que llevaron al autor (no solo quiere matar, sino también hacer sufrir).
Ese dolor o padecimiento de la victima debe ser buscado expresamente por el
autor (propósito de hacer sufrir). La conducta del sujeto debe estar dirigida/
motivada a infligir a la victima ese dolor innecesario. Si la víctima sufrió, pero
este sufrimiento no fue buscado por el sujeto activo, no se configura el
agravante.
Se debe afirmar el dolo directo consistente en aumentar el sufrimiento de la
victima de manera innecesaria. No se dará la agravante en casos de error o en
caso de que la victima este muerta.
El delito se construye:
Puede ser suministrado por vía oral, rectal, vaginal, respiratoria, inyectados,
ingeridos, inhalados, etc.
Entendemos que este delito contempla la propia figura del asesino, ya que no
mata por algún vínculo o motivo, sino que lo hace por un precio o promesa
remuneratoria. Ejemplo: sicario, mercenario.
Mandatario: asesino
Requisitos:
PLACER hay una mayor perversidad del autor ya que mata para experimentar
un placer.
Placer es la sensación de contento o satisfacción que produce cierto hecho o
circunstancia. Se mata por el gusto que produce el acto, sin otra motivación que lo
haya determinado, inspirado en un placer antinatural de destruir la vida humana.
Aspecto subjetivo: la ventaja económica debe ser el móvil que ha decidido al agente a
actuar, basta que obre con la esperanza de obtener la ventaja aunque no la logre y
aunque sea imposible en el caso concreto.
El móvil del autor es el odio o la aversión que siente por la víctima, por su condición de
pertenecer a un:
determinado género (masculino o femenino)
por su orientación sexual (por ser heterosexual, homosexual, bisexual)
por identidad de género (por sentirse de un sexo distinto al que se posee
biológicamente, esto es, por ser y querer ser distinto a lo que se es).
Sujeto activo: no es necesario que persiga algún fin determinado, por lo general,
lo hará por odio al género humano, constituido por los sexos masculino y
femenino, sea por las diferencias o desigualdades.
Tipo objetivo
La norma requiere el homicidio de una persona, que haya sido cometido por un
determinado medio, que a su vez, haya sido idóneo para generar un peligro común.
Por lo que la acción típica consiste en matar a otra persona por un medio apto para
generar un peligro común.
Que el medio sea idóneo implica que posee la capacidad para colocar en riesgo de
daño a bienes o personas en forma indeterminada
De la propia lectura de la norma se desprende que alcanza con que el medio empleado
para cometer el homicidio sea idóneo para generar un peligro común, es decir, que
tenga capacidad de poner en peligro a bienes o personas indeterminadas,
circunstancia que permitiría considerar que el tipo objetivo se satisface con (además
de la muerte del individuo) con la utilización de un medio que constituya un peligro
abstracto para la seguridad común. A esta postura adhieren Fontan Balestra- Ledesma.
Tipo subjetivo
Parte de la doctrina admiten tanto el dolo directo como el dolo eventual de homicidio
(Núñez, Soler). En cambio, otros autores exigen solo el dolo directo de homicidio para
el 80.5 (Donna, Boumpadre, Fontan Balestra).
Para determinar el verdadero alcance de la figura calificada no solo deben
considerarse los elementos requeridos expresamente por el artículo, sino que la
interpretación debe incluir un análisis más amplio, sistemático y respetuoso de los
principios de culpabilidad y de proporcionalidad de penas con respecto a la magnitud
de la afectación de los bienes jurídicos.
Fontan Balestra y Ledesma explican que la diferencia entre el 80.5 y los delitos contra
la seguridad publica esta dada por el elemento subjetivo: en los delitos contra la
seguridad pública se quiere causar el hecho que crea el peligro común (el dolo no está
dirigido a causar la muerte de un hombre), mientras que en el 80.5 se quiere matar y
se elige alguno de aquellos medios para hacerlo.
La figura del 80.5 solo se configura con dolo directo (de primer o de segundo grado) de
matar (para el homicidio) y además se requiere que el peligro concreto contra la
seguridad común sea abarcado por el dolo del autor: el sujeto debe haber sabido que,
para matar, utilizaba un medio idóneo para crear un peligro común; y haber querido (o
aceptado) poner en riesgo concreto a otras personas y bienes indeterminados.
Solo resultaran típicas del 80.5 las conductas ejecutadas con dolo directo de homicidio
(de primer o segundo grado) y dolo directo o eventual de un medio que cause un
peligro concreto a la seguridad común.
Si el agente actuó con dolo directo de homicidio pero desconocía la aptitud del medio
seleccionado para generar un peligro común, habrá un concurso ideal de homicidio
doloso simple con estrago culposo.
Sujeto activo y sujeto pasivo: cualquier persona puede ser autor o victima de este
delito.
Elementos objetivos:
No se requiere que todos intervengan en la ejecución del hecho (redacción actual dice
“concurso” y no “intervención” como en la anterior) por lo que no se excluye a ningún
tipo de cómplice.
No se requieren los requisitos de la asociación ilícita del art. 210 del CP, basta con que
se reúnan para cometer el hecho.
Elementos subjetivos: la predeterminación como forma de matar, un acuerdo
que debe ser anterior al ilícito. Está definida como el propósito de matar
formado anticipadamente y a sangre fría, esperando el tiempo y la oportunidad
para llevarla a cabo. Es suficiente con que el acuerdo se haya llevado a cabo
como confabulación para realizar el hecho, aun inmediatamente antes de
cometerlo (mayoría de la doctrina).
No se requiere que los agentes sean penalmente punibles: pero es necesario que
todos tengan una mínima capacidad para conocer cuál es el hecho en el que van a
intervenir y tengan el poder de hacerlo voluntariamente
Conclusión: debe existir un consenso común previo que determine una unidad de
designio que culmine en el resultado lesivo. La acción de cada uno de los participantes
debe estar vinculada indubitablemente con la de los otros para el logro del fin común
y no como una simple reunión ocasional.
Homicidio CRIMINIS CAUSA (agravado por la causa o motivo)
INCISO 7 Para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o para asegurar
sus resultados o procurar la impunidad para sí o para otro o por no haber logrado el
fin propuesto al intentar otro delito.
En esta figura es claro que el autor la vida de otro como medio para lograr su fin, es
decir que el homicidio está destinado a servir a la ejecución de otro delito, y ese objeto
delictivo importa más que la vida de la persona.
El autor trata la vida de otro como un medio para obtener un resultado delictuoso,
destinado a servir a la ejecución de otro delito.
El delito de que se trate, en caso de ser ejecutado, tentado o consumado, concurre en
forma real con el homicidio agravado en cuestión.
Resalta en definitiva la idea de utilización de una persona como medio para lograr algo
ilícito o como medio de descarga por no haber logrado el fin propuesto.
Solo compatible con el dolo directo. Debe haber una conexidad del homicidio con el
otro delito.
El autor hace dos cosas: MATAR Y COMETER EL OTRO DELITO el homicidio crimis
causae se construye sobre la idea de esa conexión entre los dos delitos que se revela
en el aspecto subjetivo.
Esa conexión no debe estar dada por una simple simultaneidad o concurso de delitos.
El homicidio se comete:
a) para preparar cuando con él se buscan los medios que permitan la ejecución
de otro delito o colocarse en posición de ejecutarlo.
b) para facilitar cuando con él se intentan mejores posibilidades para la ejecución
o concreción del resultado del otro delito.
c) para consumar cuando es el medio para ejecutar el otro delito.
d) para ocultar cuando con el homicidio se busca que el otro delito no sea
conocido.
e) con la finalidad de asegurar los resultados del otro delito cuando por él se
quieren preservar los beneficios que se han obtenido por el otro delito ya
consumado, o los que se piensa obtener del delito a cometerse.
No es necesario que el otro delito se haya consumado, ni siquiera que se haya
tentado: basta la conexión subjetiva para que se agrave el homicidio, aunque los
planes del autor no puedan concretarse en la realidad.
2) POR (conexión como causa impulsiva) el autor mata por no haber logrado
el fin propuesto al intentar otro delito.
Es preciso que antes del homicidio se haya intentado o cometido otro delito.
Al especial elemento subjetivo de no haber logrado el fin propuesto se le
agrega el elemento objetivo de la tentativa de otro delito.
El fin que se frustra es la consumación del hecho. Se limita la extensión de la
conexión abarcando sólo aquellos homicidios en los que el autor reemplaza el
fin de un delito cualquiera con la muerte de una persona a la que (por la razón
que sea) vincula con la frustración de su finalidad de consumar el delito La
conexión es tan final o subjetiva como en los supuestos de la primera parte del
inciso (el que mata por ver frustrada su finalidad lo hace según se
representación, que puede ser completamente excéntrica).
Requisitos:
Inmediatez: cometer el homicidio debe ser seguido e inmediato
de la frustración de no poder haber cometido el otro delito.
Fin frustrado: se frustra la consumación del otro delito.
TIPO OBJETIVO:
Sujeto activo: puede ser cualquier persona. El autor del homicidio y el del otro delito
pueden ser distintas personas.
Sujeto pasivo: puede ser cualquier persona.
Dolo: el tipo penal exige dolo. La mayor parte de la doctrina, expone que
subjetivamente se requiere dolo directo y que no es admisible el dolo eventual. El
autor mata con un fin determinado y especifico o porque no pudo consumar otro
delito. El dolo debe ser actual a la ejecución del hecho.
Cabe hacer una distinción del artículo 80 inciso 7 con el artículo 165:
165 80 inciso 7
El delito de homicidio criminis causae castiga a quien matase a otra persona para
preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o para asegurar sus resultados o
procurar la impunidad para sí o para terceros o por no haber logrado el fin propuesto
al intentar otro delito. La figura del 80.7 es antes que nada un homicidio. Lo que
caracteriza a este delito es la conexión ideológica con otro delito y el dolo directo. Esta
conexión no se da en el homicidio con motivo u ocasión del robo.