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Hombre en el espejo. Secuela de Espejos A.J.

Llewellyn y D.J. Manly

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Sinopsis
Dave fue su primero, y nada se interpondrá en su
camino para recuperar lo que le pertenece. ¡Nada!

Hace cuatro años las cosas habían sido muy


diferentes. Debido a sus problemas con la mafia y a sus
ganas de suicidarse, el hermano gemelo de Aarón, Troy,
necesitaba deshacerse de su vida. Así que se la entregó a
Aarón. Y cuando se destapó la suplantación que había
hecho Aarón de su hermano gemelo, este temió perder al
hombre que amaba, el marido de su hermano Troy, el
magnífico entrenador personal, Dave Álvarez. Pero, por
algún milagro, Dave se había enamorado de Aarón, al darse
cuenta de que este era bueno y digno de su confianza, en
contraste con su gemelo, y le perdono por la mentira.
Cuando la loca maquinación de Troy permite que su gemelo
asuma la caída de su jodida vida desenredada y se
descubre que la vida de Troy había terminado, Aarón tenía
la esperanza de que su vida con Dave pudiera comenzar
realmente.

Aarón y Dave dirigen ahora una pensión en una


hermosa isla hawaiana y la vida es genial hasta que el
apuesto y encantador Randy Carlton compra la casa de al
lado en la playa. Desde el principio, Aarón tiene la
sensación de que Randy Carlton quiere a Dave. Y así es.

Randy Carlton ha hecho todo lo posible para recuperar


lo que él considera como suyo. Tiene la intención de dejar
que nada se interponga en su camino. Tendrá Dave a toda
costa... aunque tenga que matar para conseguirlo.

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Capítulo Uno
Gregory estaba poniéndole seriamente de los nervios
hoy, pero podía soportarlo. Muy pronto, estaría libre de él
de forma permanente, pero había una cosa más que hacer
primero. La única razón por la que esto había durado tanto
tiempo era porque el tipo tenía conexiones, y la cuantiosa
herencia que había recibido de su rico abuelo del petróleo
en Texas no dolía tampoco. Había pagado todas sus
facturas médicas y le había dado una nueva oportunidad
para vivir. No había tocado ni un centavo del dinero que
había escondido. Ahora, estaba esperando recibir el dinero
de la venta de la casa y podía pasar a la última etapa.

Observó a Gregory a través del espejo durante un


segundo. El idiota estaba tumbado en la cama, jugando con
su polla justo como él le había ordenado hacerlo. Tenía
puesto su grueso collar tachonado con una cadena atada al
poste de la cama. —Vamos, Greg. Acaríciala —animó—.
Acaríciala bien. —Si el chico se agotaba entonces no tendría
que follarle más tarde. Por favor, acaba, peludo hijo de
puta.

Gregory estaba realmente trabajándose duro ahora y


dirigió su atención a comprobar su nuevo pantalón negro de
cuero. Posó, inflando sus músculos, mientras la cadena de
Gregory golpeaba contra el poste de la cama. Hacer
ejercicio realmente le había dado resultado y tenía que
gustarte la mandíbula cuadrada, los pómulos altos, y los
labios carnosos. El pelo... todo agradablemente veteado de
reflejos rubios que era la última tendencia en Los Ángeles.

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—Eres hermoso —gritó Gregory—. Me corro... ah,
maldición... cariño. Sólo mirándote... acércate y dámelo
todo.

—Oh, lo siento. —Se volvió y sacudió la cabeza—. No


me necesitas. Ya lo has hecho tú solo.

—Yo siempre te necesitaré. Si no fuera por ti, nunca


habría descubierto los placeres que me...

—Sí, sí. —Gregory dio una sonrisa tensa—. Es cierto.


Me lo debes. Ahora, termina y... ah... cambia las sábanas,
¿quieres? Esta habitación necesita que se la limpie el polvo
también. —Se acercó y desabrochó el collar de la pata de la
cama y luego dejó la habitación de Gregory. Abrió su propia
habitación, el espacio que era solo suyo, el lugar que
compartía con su propio y verdadero amor. Cerró la puerta
tras de sí, desabrochó los pantalones de cuero, y se los
quitó. Saltó sobre la cama y cogió su polla en la mano. La
acarició lentamente, su lengua moviéndose alrededor de
sus labios y luego miró hacia la gran fotografía del hombre
desnudo que había pegado en la pared y que llegaba hasta
el techo.

—Hola cariño —dijo en voz baja, acariciándose un


poco más duro. —Sí, —susurró—. Te he echado de menos.
Tan atractivo... dios... um... sí...jódeme. Jódeme, cariño.
Un hombre de verdad toma el control, te extraño tanto. —

Se inclinó para tomar el consolador que guardaba en


su mesita de noche. Abrió sus piernas y comenzó poco a
poco a penetrarse a sí mismo con él. —No pasará mucho
tiempo, mi amor. Estaremos juntos de nuevo.

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Empujó el instrumento más profundo y luego lo sacó,
jadeando, con la mirada fija en su imagen. — ¡Cariño! —
Gritó, el pecho agitándose. Se jodió a sí mismo más rápido,
más fuerte. —Él tiene…mí…vida, mi esposo. Él… ah... sí...
es hora… de conseguirlo.... ¡de vuelta! —se iba a correr, su
cuerpo iba a entrar en un espasmo cuando lamió sus labios
y recordó... ¡Dave... Dave... Dave!

Se quedó allí tumbado tras el orgasmo, con el pecho


palpitante. Volvió la cabeza y sonrió, las imágenes de Dave
estaban allí devolviéndole la sonrisa, escuchando las
palabras que Dave estaba diciéndole en la cabeza. —¿Cómo
te fue, cariño?

—Fantástico. Pero Dave, mi amor —dijo en voz baja—


he sido tan malo. Un chico tan malo. ¿Vas a castigarme?

—Oh, sí. Te castigaré. Te azotaré y te joderé hasta


que te desmayes. Te ataré. ¿Te gustaría eso?

—Oh, sí. —Empezó a acariciarse a sí mismo de nuevo


—. Estoy triste. Sólo esa foto de ti desnudo que guardo me
hace feliz. Fue en nuestra luna de miel, ¿recuerdas? Qué
semental eras... y yo tenía ese aspecto de estar volando.
Mierda, Dave. Casi puedo saborearte.

—No estés triste, mi amor. Sabes que es a ti, a quien


amo. Sólo a ti.

—Entonces tenemos que deshacernos de él.


Técnicamente, estás cometiendo adulterio.

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—Por supuesto que nos desharemos de él. Entonces
podemos estar juntos. Estuve devastado cuando pensé que
estabas muerto. Pero tienes que comprender que un
hombre como yo tiene necesidades.

—Pero, cariño, sé que tienes necesidades, frenéticas...,


lujuriosas necesidades, y pretendo cumplir todas ellas
pronto. Hasta la última.

—Eres brillante, cariño. La manera en la que sedujiste


ese coño de un policía... y cómo ese otro hombre... El socio
de Hill...está enterrado en tu lugar. Estoy un poco celoso
de cómo hiciste a Gregory tu esclavo sin embargo. No me
gusta que te toque o que le toques tú a él.

—No, no. —Se sentó en la cama. Recogió la almohada


y se la llevó a los labios. La besó, sintiendo como si sus
labios estuvieran contra los de Dave. Deslizó su mano hacia
abajo de la almohada y agarró el material—. Um, tu polla
está dura para mí de nuevo, Dave.

—Siempre está dura para ti.

—Solías despertar de esa manera. Dios, me encantaba


chuparte la polla. Lo siento mucho. Nunca tuve la intención
de engañarte. Por favor, perdóname. Soy tuyo para
siempre. Gregory no significa nada para mí, cariño. Lo
sabes. Es un medio para lograr un fin, eso es todo. Y tan
pronto como haya terminado con él... Va a unirse con su
compañero bajo tierra. Tú y yo... Dave —abrazó la
almohada más cerca— compartiremos el dinero, iremos a
cualquier lugar que desees, siempre y cuando me jodas
largo y duro, tanto que me hagas tu esclavo en la cama...
me domines...me domines como sólo tú puedes, mi bello
amante... entonces...sacaremos a la basura de mi hermano

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de tu cama. —Sus labios se curvaron en una mueca de
desprecio.

—Esa charla me excita. Estoy tan duro. Dime cómo lo


vas a hacer... cómo te vas a librar de él para siempre,
mientras te follo toda la noche. Ponte de rodillas. Ponte de
rodillas, puta. ¡Tú culo es mío!

Se puso en el suelo y cerró los ojos. Imaginó el peso


de su amor en la parte superior de la espalda, la
penetración... la polla de Dave abriéndole ampliamente...
bombeándole hasta que quedó completamente tirado en el
suelo. Dave, su Dave, con su cuerpo hermoso, su increíble
polla, estaba gritando su nombre.

—¡Troy Troy!

Con la mano en su propia polla, se corrió de nuevo y


se derrumbó boca abajo. Suspiró, sus ojos cerrándose, la
cara de Dave flotando frente a él.

Se quedó dormido durante un tiempo. Cuando abrió


los ojos, ya era de noche. Salió de su habitación, y cerró la
puerta tras de sí. Se puso de pie ante la ventana esperando
a que Gregory volviera. Era la última noche del hombre
como policía de Los Ángeles. Su última noche para un
montón de cosas. Tan agradable. Habían transferido a Greg
a Hawái, tan encantador el clima allí, especialmente en
Kauai, en la costa norte. A Troy le encantaba la playa, y
Wainiha parecía perfecto. Un paraíso virgen. La agente de
bienes raíces había estado un poco sorprendida por la
rapidez con la que Troy quiso cerrar la venta. Ella seguía
tratando de introducir el tema de pleno dominio frente al
arrendamiento, pero Troy sabía que el pleno dominio
apelaría a los propietarios en dificultades. Pagaría una

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porción adicional de dinero para comprar la tierra bajo la
casa, al parecer, nada habitual en Hawái. Se estaba
convirtiendo rápidamente en la forma en la que los agentes
de bienes raíces y vendedores podían obtener un beneficio
extra.

Su compra en efectivo también alivió los escrúpulos de


los vendedores sobre la incapacidad de poder conseguir una
hipoteca, porque se concedían pocos préstamos a causa de
las severas restricciones, debido a tantas ejecuciones
hipotecarias en las islas. Los vendedores estuvieron de
acuerdo con todo, incluso con la ocupación inmediata a
cambio de dinero contante y sonante. Esto tenía la ventaja
añadida de ningún escrutinio cercano de nadie. Ni del banco
de los vendedores, ni de la oficina del tasador del condado.
La casa sería suya. No podía esperar para llegar allí.

Cuando los faros del coche de Gregory brillaron en el


camino de entrada, Troy encendió una lámpara. Se sentó
en el sofá y esperó a que la puerta se abriera. La casa de
Gregory había estado a la venta desde que Troy la había
puesto para transferir. Finalmente se vendió. Se suponía
que hoy iban a decirles desde el banco si el cheque había
sido ingresado. Troy necesitaba ese dinero. No había una
condenada manera de que fuera a tocar los ahorros que
había reservado para Dave y él.

—¿Y bien? —preguntó, cuando Gregory entró por la


puerta. Qué pareja tan improbable hacían, Gregory todo
áspero y feo y él... hermoso... joven... y completamente
renovado.

No veía la hora de deshacerse del hombre.

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—El dinero está en mi cuenta —dijo, quitándose la
funda de la pistola.

Troy le tendió la mano. —Dame eso. Sabes que no me


gusta que lleves el arma en la casa. Déjala en el coche la
próxima vez. Basta con echar un vistazo a las balas.

—Lo siento, cariño, —murmuró.

—Entonces… —Troy le dedicó una sonrisa— vendré


contigo mañana. Tengo algunos gastos. Lo transferiremos a
mi cuenta.

—El banco ya ha depositado los fondos en la mía y...

—Entonces no será un problema el cambiarlo a la mía.


—Troy puso la pistola en el cajón—. Entonces, ¿cómo fue tu
último día?

—Un poco triste por decir adiós a todos en la estación


de policía.

—¿No me digas que te lo estás pensando dos veces?


—Exigió Troy—. Quiero decir, si quieres romper conmigo...
—Miró hacia abajo, forzando a las lágrimas a llegar hasta
sus ojos.

—No, no, por supuesto que no. —Gregory corrió y se


sentó junto a él, abrazándolo—. Troy, yo...

—¿Qué me has llamado? —Su cabeza se disparó arriba


y él lo alejó—. Maldita sea, Gregory! tú sabes que ya no soy
Troy. ¡Mierda!

—Lo siento, me refiero a... Randy... tan hermoso


nombre... y...

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—Sí, así que... está bien, cariño... simplemente no lo
olvides, ¿de acuerdo? —¡Qué idiota!

—¿Puedo llamarte Troy en la cama? —bromeó con una


sonrisa.

—No —le dijo Troy—. Ni siquiera existe. Troy está


muerto, ¿recuerdas? Soy Randy Carlton ahora, y estoy en
camino de triunfar como modelo y hacer carrera en el cine.

—Sí, cariño, y vas a ser grande. Muy grande. Una


estrella. Tienes el cuerpo y el aspecto para ello.

—Por supuesto... y eso me lleva a... bueno... otro


tema. —Troy se recostó en el sofá. Tomó la mano de
Gregory—. Tenemos que salir mañana, después de hacer la
transferencia bancaria.

—¿Mañana? Ni siquiera he empacado nada.

—Bueno, hazlo, cielo. La agente de bienes raíces está


esperando que firme los papeles para nuestra nueva casa.
Es por eso que necesito el dinero en mi cuenta.

—No estoy seguro acerca de Hawái, cariño. Creo que


tu carrera tendría una mejor oportunidad aquí... o en
Nueva York, incluso.

Troy negó con la cabeza. No tenía sentido contar al


pobre Gregory que él nunca vería Hawái. Eso lo arruinaría
todo. —Creo que mi agente y yo sabemos más que tú.

—Supongo, pero... Troy, cariño. —Suspiró—. Pensé


que nos casaríamos primero y…

Troy se puso en pie. —Maldita sea... maldito


gilipollas... ¡Soy Randy. Randy! —Fue a golpearlo y luego se

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contuvo. No podía arruinarlo. Estaba tan cerca—. Lo siento.
Negó con la cabeza. —Sólo escúchame cariño. Estoy
haciendo todo esto por nosotros. —Se arrodilló y colocó su
cabeza sobre el regazo de Gregory. Gregory llegó a tocar su
pelo.

—Te quiero mucho. —Troy le besó la mano. Alzó la


vista hacia él—. Tengo una agente en Hawái ahora. Ella dice
que mi futuro está ahí, y tenemos que ocultar un poco
nuestra relación... Tengo que dar la apariencia de ser
soltero... y hetero, un tiempo. Hablaremos más tarde del
matrimonio. Además, ya tengo un marido, imbécil, y tú no
podrías brillar a su lado, ni aunque te pusieras un foco.

Gregory gimió. —Randy... por favor, pensé que nos


alojaríamos en Los Ángeles mientras tanto. Prometiste que
nos casaríamos. Me gustaría invitar a mis amigos.

—Shhh, querido. —Troy puso un dedo en sus labios—.


Tú serás mi puta un poco más, ¿de acuerdo?

—¿Puta? Sí, está bien.

Troy sonrió. Qué pronto se excitaba el pobre infeliz. —


Um, fulana, chico, puta, chivo expiatorio, ahora, voy a
llevarte a la cama y usar el látigo sobre ti esta noche. ¿Te
gustaría eso, dulce carne, mi dulce, miel de azúcar?

Él asintió con la cabeza. —Háblame sucio así para mí


—respiró.

—Lo haré, y mañana, después de que vayamos al


banco, vamos a alquilar una habitación en ese pequeño
hotel apartado en el que te retuve de rehén, ¿recuerdas?

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—Ese lugar me pone tan duro. Es el lugar donde tú...
me ayudaste a conocerme a mí mismo... a apreciar el dolor
y la sumisa devoción a…

¡Oh basta! —Lo sé, pequeño. Te animaste como mi


rehén... mi juguete sexual. Escucha, voy a darte las
imágenes del último placer mañana... un orgasmo que
nunca sentirás de nuevo en tu vida. Será igual que... la
muerte.

Gregory se retorció un poco en el sofá. Se lamió los


labios y asintió. —Oh, ese hotel ruinoso me hace sentir
como tú perra. Al igual que en los viejos tiempos.

—Como en los viejos tiempos, ¿qué? —exigió Troy,


levantándose.

—Señor. Al igual que en los viejos tiempos, señor.

—¡Dilo como debes! —Él le dio una palmada en la cara


—. Te haré daño.

—Sí, maestro, señor. —Se dejó caer de rodillas y besó


sus pies.

—Eres un buen chico. —Troy le acarició el pelo—.


Ahora, vamos, zorra. Es hora de tu zurra. —Fue
desafortunado. Tan molesto como Gregory era, a veces,
había sido indispensable. Sin embargo, todo se hace viejo y
se convierte en inútil. No podía arrastrar a Gregory a
Hawái. Sería reconocido y eso no funcionaría; no
funcionaría en absoluto.

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Al día siguiente, Troy y Gregory se dirigieron al banco.
—Ahora, vamos a depositar los fondos en mi cuenta, —le
dijo Troy— así puedo pagar por nuestra nueva casa en
Hawái.

—¿Cuánto necesitas? —Gregory lo miró.

—Sabes que no eres bueno con el dinero, cariño.


Guarda un poco de dinero de bolsillo, unos pocos miles, y
transfiéreme el resto a mí. Yo me encargo de todo, como
siempre lo hago. Tú quieres que las cosas sean agradables
para nosotros, ¿no es así?

Gregory asintió. Troy entregó a Gregory un


comprobante de depósito bancario pre-rellenado y esperó
en el coche. Una media hora después, salió y entregó a
Troy el recibo. Troy comprobó las cifras y sonrió,
inclinándose para darle un beso. —Perfecto. Todo está ahí.
Ahora, tu recompensa, amor.

De camino al hotel, Gregory preguntó por qué Troy


llevaba guantes para conducir. Troy le sonrió. —Estoy
metiéndome en el personaje para más tarde. —Le guiñó un
ojo—. Es una sorpresa.

—Está bien —dijo Gregory, pero luego empezó a


lloriquear acerca de su mobiliario—. Sigo diciendo que
deberíamos haber hecho que nos transfirieran los muebles
a nuestro nuevo lugar en lugar de dejarlos con la casa. Ese
juego de comedor era una antigüedad. Mi abuela me lo
dejó y...

—Gregory, no lo arruines para mí. Deja de llorar sobre


esa basura. Tendremos cosas nuevas.

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—Estabas tan apurado hoy. Ni siquiera conseguí
empacar toda mi ropa.

—Estoy seguro de que el nuevo propietario te enviará


cualquier mierda que hayas dejado atrás. Ahora, —Troy
espetó— ¿quieres ir a nuestra nueva casa o no?

Gregory se suavizó. —Por supuesto que sí, cariño. —


Troy se detuvo en un semáforo en rojo, se inclinó y le besó.
Un poco más tarde, detuvo el coche al otro lado de la calle
—. Escucha, vamos a hacer algo para divertirnos, mientras
busco estacionamiento, registraté en la entrada con un
nombre falso, digamos, Danny Pain, ¿comprendes? Paga en
efectivo.

—Está bien. —Él se echó a reír—. Danny Pain. ¿Por


qué?

—Fantasía, sólo para reírnos cariño, entra en ello. Es


sexy. Ahora, voy a llamar al hotel y preguntar por tu
habitación bajo ese nombre. Tengo una sorpresa para ti,
algo para conseguir que tú... me voy a preparar. Voy a
tener que colarme para que nadie me vea con mi disfraz.
Responde tan pronto como llame, ¿de acuerdo?

Gregory estaba respirando con dificultad. —Está bien,


voy ahora. —Troy llevó el coche a la esquina. Encontró una
casa que parecía que estaba deshabitada y aparcó el coche
de Gregory en el camino de entrada. Corrió por la calle
hacia el hotel con su pequeña bolsa de viaje. Se metió en la
cabina telefónica de la acera de enfrente, se quitó uno de
los guantes para marcar a recepción y preguntar por la
habitación de Danny Pain.

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Gregory respondió de inmediato. —Hey, estoy listo.
Ven arriba.

—Bueno. No puedo esperar. ¿En qué habitación?

—Pedí una en el segundo piso, habitación 212.

Cariño, es la habitación, la que está al final del pasillo,


donde nos enamoramos.

—Ah... qué romántico. —Troy puso los ojos en blanco


—. Estaré ahí mismo. —Troy colgó y corrió hacia el hotel.
Con la cabeza hacia abajo, esperó hasta que dos hombres
entraron en el vestíbulo del hotel y se acercaron al
mostrador. El recepcionista estaba ocupado con ellos, así
que Troy tomó su oportunidad y se deslizó dentro del hall.
Rápidamente, corrió hacia las escaleras y hacia el segundo
piso.

Troy sacó su máscara de cuero y se la puso sobre la


cabeza. Llamó suavemente a la puerta de la 212, mirando a
su alrededor para asegurarse de que nadie venía por el
pasillo.

Gregory abrió la puerta. Troy se abrió paso dentro, y


cerró la puerta con llave tras de sí. Miró alrededor. ¡Qué
basura! Ninguna mejora desde la última vez que se habían
quedado aquí, estaba igual, desde las cortinas raídas hasta
las sábanas manchadas.

—¿Qué demonios estás haciendo todavía vestido? —


Ladró, caminando y cerrando las cortinas—. ¡Quítate la
jodida ropa ahora, zorra!

Gregory rápidamente comenzó a desnudarse. Troy


abrió su bolsa. Sacó una bola de mordaza, esposas, anillo

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de polla, abrazaderas de pezón, y una bufanda. Las lanzó
sobre la cama, una por una.

Podía ver a Gregory temblar de anticipación, mientras


comprobaba cada artículo.

—¡Ponte de rodillas en la cama! —exigió.

Gregory hizo lo que le decía, toda formaba parte de


los juegos con los que se divertían juntos. Su pene estaba
duro. Troy lo abofeteaba algunas veces. —No te dije que te
excitaras.

—Lo siento, señor. —Hizo una mueca—. ¿No vas a


desnudarte?

—No. Y no me digas qué hacer. Yo doy las órdenes. —


Troy agarró la polla de Gregory y envolvió la correa
alrededor de ella. Luego agarró sus brazos y los forzó hacía
su espalda, ajustando las esposas.

Gregory casi se cayó de bruces.

Troy lo puso de pie y le abofeteó fuerte en la cara.

—¡Quédate quieto, tonto! —Tiró de los pezones entre


sus dedos y sujetó uno y luego el otro.

—Por favor —rogó Gregory, lamiéndose los labios—.


Ahh. Duelen.

—Bueno. —Tenía que parecer real. Dio un paso atrás y


sonrió y luego volvió a su bolsa y encontró el collar
tachonado. Había apostado por eso más tarde.

Levantó las cadenas de las abrazaderas hasta la boca


de Gregory. —Muérdelas. Tira hacia arriba y siente la
quemadura, cariño.

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—Um, tan bueno. —Cerró los ojos, tirando un poco de
las cadenas en su boca.

—Ahora, escúpelas. Tengo una buena bola de mordaza


para ti... y ¿qué tal si engraso un buen consolador y lo
pongo cremoso para tu culo? suplica amablemente.

—¿Por favor, señor?

—Dilo.

—Quiero una polla grande y gorda en mi culo.

—Um. Bueno. —Sonrió, colgando la mordaza de bola.

—Abre, puta.

Después de asegurar la mordaza, Troy le acarició el


pelo unos pocos momentos. Se tomó su tiempo para
engrasar el consolador, pasándolo sobre el pecho de
Gregory, tocando su polla hinchada con él, sus pezones. —
Alza para papá —ordenó y puso el juguete sexual aceitoso
debajo de él—. Siéntate en él, puta. ¡Marica, coño! Deja
que tu culo se lo coma, poli.

Gregory se abalanzó sobre el juguete. Un gemido


ahogado salió de su garganta. —Sabes —le dijo Troy,
recogiendo la cara bufanda de seda que alguien le había
comprado hace años— he fantaseado con estar en tu lugar
muchas veces. No creas, Gregory —se inclinó, con la cara
cerca de la suya— me gustaría un hombre de verdad de vez
en cuando, alguien que me pudiera hacer su puta para
variar... tuve eso... ya ves... tenía un hombre que podía
hacerme rogar... mi marido. —Él le mostró la bufanda,
tirando de ella para tensarla delante de los ojos asustados
de Gregory—. Es grande y musculoso... con una polla... tan

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sublime... que podría correrme con sólo mirarla... nunca
harás eso por mí. Así que... por desgracia...

Envolvió la bufanda por detrás del cuello de Gregory y


tiró de lado a lado mientras hablaba. —No puedes ir
conmigo a Hawái porque voy allí para recuperar lo que me
pertenece... Dave. Mi hermoso, caliente Dave... y ves... —
Él sonrió—. No puedes venir porque te reconocería, él y esa
puta de hermano mío. —Troy cruzó la bufanda en la parte
delantera de la garganta de Gregory y la ató con fuerza.
Luego, quitó el anillo para el pene y comenzó a masturbarlo
—. Te prometí la muerte... así que... —Apretó los dientes,
agarrando ambos extremos de la bufanda juntos y
apretando más mientras seguía acariciando durante unos
segundos y luego retrocedió. Vio cómo la vida se fue
lentamente de los ojos de Gregory y se dejó caer hacia
delante sobre la cama.

Troy apartó la mano de la polla de Gregory, frotándola


en la sábana. Dejó el pañuelo anudado al cuello y luego
empujó la cabeza de Gregory hacia atrás para pegar el
collar tachonado. —Terrible accidente —dijo en voz baja,
moviendo la cabeza—. Tal escándalo también... un
detective... ¡quién iba a saber que los policías estaban
metidos en estas cosas!

Troy recogió el efectivo que Gregory tenía en su


cartera, alrededor de trescientos dólares, y sus tarjetas de
crédito. Eso se vería como si una prostituta le hubiera
robado. Dejó la bolsa con los juguetes en la habitación,
junto con la máscara. Se puso una gorra de béisbol y gafas
de sol y metió las manos enguantadas en el bolsillo. Se
arrastró por las escaleras, miró a su alrededor y esperó a
que sonara el teléfono en la parte delantera del mostrador.

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Cuando lo hizo y el empleado le dio la espalda, Troy se
apresuró por la puerta principal, girando rápidamente la
esquina y cruzando la calle.

A una distancia suficientemente segura, Troy vio


algunos contenedores de basura en un callejón. Miró a su
alrededor y luego abandonó el sombrero, las gafas, los
guantes, y las tarjetas de crédito de Gregory en el
contenedor de basura. No serviría de nada aferrarse a las
tarjetas. Podrían ser rastreadas. No las necesitaba de todos
modos.

Unas horas más tarde, estaba de camino a Hawái y se


sentía bien. Tenía el dinero de la venta de la casa en su
libreta del banco, la mayor parte de quinientos mil dólares,
y un mensaje de su agente en Los Ángeles diciendo que lo
había transferido a otro agente en Hawái. Tenía el toro
agarrado por los cuernos. Y pronto, muy pronto, estaría
viviendo justo en la playa con el hombre al que amaba más
que a nada en el mundo, el único hombre que le había dado
exactamente lo que él necesitaba en la cama y se lo daría
una vez más, todas las noches... tres y cuatro veces por
noche, si lo quería.

Nada es más importante para mí que tú, cariño.

Hacía cuatro años, las cosas habían sido muy


diferentes. Por sus problemas con la mafia, suicida, tenía
que deshacerse de su vida, por lo que se la entregó a su
hermano gemelo. Nunca sospechó que el pequeño imbécil
la tomaría entera y se enamoraría de su hombre. Troy
siempre tuvo la intención de poder algún día volver a Dave,
volver a su vida, entonces Aarón había entrado en ella y no
la soltaba. Mierda, las cosas no habían salido como estaban

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planeadas. Se había escondido fuera, todo el mundo lo
buscaba... y no era para nada bueno, y todo el tiempo lo
había pasado corriendo y escondiéndose, mientras esa
pequeña puta de hermano suyo estaba haciendo el amor
con su hombre, su legítimo marido, acostado en su cama,
caminando en sus zapatos, utilizando su ropa.

¡Vaya con el amor fraternal!

Una fatídica noche, Gregory Hill descubrió a Troy en


una taberna en una parte ruinosa de Los Ángeles. En ese
momento, Troy pensó que había llegado a su fin. El policía
lo miró, reconociendo su cara, y Troy corrió. Esperó a que
Hill lo alcanzara y después saltó sobre él en un callejón.
Sacó su pistola y lo obligó a ponerse al volante de su
vehículo policial. No sabía qué hacer con él, así que lo llevó
de vuelta a su decrépita habitación de hotel y lo ató a la
cama. Lo mantuvo allí durante un día, considerando su
siguiente plan de acción, y en ese tiempo, empezó a
descubrir algunas cosas sobre el detective de mediana edad
que estaba seguro que nadie más sabía. Parecía que cuanto
más cruel era con el hombre, más abusivo, más le gustaba
al detective. Su miembro se endureció cuando Troy lo
golpeó y su relación se convirtió en una donde a cambio de
alguna dominación sexual, Gregory se convirtió poco a poco
en su esclavo voluntario en todos los sentidos.

Cuando Troy suspendió sus atenciones, Gregory se


ofreció a hacer cualquier cosa, ser cualquier cosa, para
recibirlas. Fue perfecto.

Había sido fácil para Troy fingir su propia muerte, y


cuando el comparñero de Gregory Hill comenzó a hacer
demasiadas preguntas, su cuerpo rápidamente sustituyó al

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de Troy. Todo lo que tuvo que hacer fue ofrecer algunos
sobornos a funerarias y médicos forenses, y a un oscuro
personaje o dos, todo lo cual Gregory abonaría a través de
su herencia. Y eso fue todo. Se había acabado. Incluso ese
loco usurero con el que Aarón había estado en deuda le
siguió el juego, mediante el intercambio de un buen puñado
de dinero.

A continuación, vinieron meses y meses de cirugía


plástica. Claro, Troy siempre había sido bien parecido, pero
con unos cuantos grandes cambios... ya no se parecía a su
gemelo. Era más hermoso ahora, un corte aquí, un pellizco
allá, y mucho tiempo en el gimnasio. Todo el dolor había
valido la pena para obtener la libertad. Gregory le ayudó a
asegurarse una nueva identidad. No había nada que
quedara de Troy Meyer ahora.

Unas semanas después de estar curado, un agente de


Hollywood se le había acercado en la calle y le pidió
trabajar para él. Un año más tarde, se le ofrecía trabajo
para realizar anuncios comerciales. Y cuando el avión
sobrevolaba el aeropuerto de Honolulu, sabía que todo se
había fusionado maravillosamente. Ahora ya era el
momento del clímax y del felices para siempre.

Tenía una carrera, tenía dinero, y pronto su marido


estaría de vuelta en su cama. Encontraría una forma de
deshacerse de Aarón para siempre. No quería decir que
fuera a matarlo. De hecho, podría dejarlo vivo, por lo
menos, así Troy podía ver a su querido gemelo sufrir con el
corazón roto cuando perdiera al hombre que amaba. Tal vez
dejara a Dave joderle mientras que su hermano Aarón
miraba. Eso era una satisfactoria fantasía.

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Troy se alojó en el Halekulani Hotel durante esa noche
antes de irse a Kauai. Había contactado con la agente
inmobiliaria, la envió el pago on-line desde su cuenta
bancaria, y le dijeron que no podían reunirse para firmar
los papeles de su nueva casa hasta el día siguiente de
todos modos. Ya era hora de descansar y recrearse.
Después de registrarse en el hotel, se fue a buscar a
alguien con quien compartir la habitación. Estaba buscando
algo muy específico. Tenía que ser alto y bien construido,
musculoso y bronceado, descendiente latino... grueso pelo
negro y con los ojos ardientemente oscuros.

Tenía que ser Dave.

Al final, después de hablar con un par de tipos, se dio


por vencido. No lo encontró. En su lugar, regreso al hotel
solo, decidiendo que tal vez era el momento de empezar a
ser fiel a su esposo. Utilizó sus juguetes sexuales y se
imaginó a Dave a su lado en la cama. Sacó la fotografía de
su bolsa y presionó sus labios contra ella. Se quedó
dormido con ella, señalándola con su polla.

Por la mañana, se despertó con la imagen de Dave


junto a él. Estaba listo para salir. Se había dispuesto a
tomar un vuelo. La agente de bienes raíces se encontraría
allí con las llaves. Besó la cara en el papel como despedida
y empezó a romperlo en pedazos. Ya no lo necesitaba.
Pronto tendría al real, de carne y hueso, en sus brazos de
nuevo.

—No te preocupes, cariño, —susurró, mientras


arrojaba los trozos rotos en el cubo de basura—. Vuelvo a
ti. Y esta vez, voy a serte fiel. Lo prometo.

22
Bajó a la recepción y agradeció a la joven mujer por
una maravillosa noche de estancia. Pagó la cuenta y dejó
una generosa propina para el servicio de limpieza.

—Por favor, vuelva otra vez, Sr. Carlton. —La joven


mujer le dedicó una sonrisa.

—Por favor, llámame Randy, hermosa dama. —Le


guiñó un ojo.

—Randy. —Ella se sonrojó un poco.

—Me encantaría volver, pero ya ves, me voy a reunir


con mi marido.

—Es un hombre con suerte.

—Yo soy el afortunado —dijo—. Mi marido es precioso.


Hemos estado un poco separados... algunos malentendidos,
pero va a estar bien ahora.

—Estoy segura.

—Me encantaría traerlo aquí alguna vez. Tal vez


celebremos una segunda luna de miel. Debería ser pronto.
¿Qué opinas sobre renovar los votos?

—Es muy romántico, y tenemos una suite de luna de


miel. —Ella se rio.

—Trataré de hablar con él sobre ello. Sabes, el otro día


me estaba diciendo que no pasamos suficiente tiempo
solos. Siempre quiere tenerme solo para él. —Bajó la voz—.
No puede tener suficiente de mí.

Ella sonrió.

—De todos modos, gracias de nuevo. ¡Aloha!

23
Cuando Troy salió afuera, el sol brillaba. Qué hermoso
día, pensó. Cogió un taxi hasta el aeropuerto y tomó el
vuelo de veinte minutos a Kauai. Kauai era la isla que
estaba más al norte del archipiélago de Hawái, se
encontraba aproximadamente a cincuenta millas de la costa
de Oahu. En algún momento se hicieron viajes en barco
desde la parte continental, pero se habían suspendido,
alegando que perturbaba a la vida silvestre y a los peces.
¡Vete a saber!

Una atractiva joven estaba allí cuando desembarcó.


Ella le estrechó la mano. —¿Recibió los fondos? —Preguntó
con ansiedad—. Los envié anoche por internet.

—Sí, y todo parece en orden, Señor Carlton. Tengo los


papeles. — Ella le dio una sonrisa agradecida.

—Por favor, Randy.

—Randy. Puedes llamarme Alice.

Se metieron en el coche de Alice. —Estaba un poco


sorprendida de hubiera comprado la propiedad sin haberla
visitado primero.

—Hice el recorrido virtual. Parece maravilloso.


Realmente necesito un lugar donde pueda conseguir un
poco de paz y tranquilidad.

—Le va a encantar. Ha hecho una buena compra.


Wainiha, su sección de Hanalei Bay, es bastante remota.
Los vecinos más cercanos están a media milla de distancia.
Una buena pareja sin embargo.

24
—En realidad, —Troy se recostó en el asiento cuando
el coche se movió hacia delante. No son una pareja. ¡Es mi
marido, perra!

—La pareja abajo en el camino… —ella bajó la voz y le


dirigió una discreta mirada— …son dos hombres...
preciosos. Regentan un hostal con pensión y desayuno.
Dave es entrenador personal. Ha trabajado con las
celebridades. A veces tiene que irse por un tiempo, viajar
con ellos. Aarón, su pareja, dirige el lugar. Reciben pocos
visitantes. Aarón dice que es agradable tener compañía
cuando Dave está lejos. Ellos tienen sus cuartos separados,
por supuesto, y parecen muy enamorados.

¡Vete a la mierda! —Por supuesto. —¿Casa de


huéspedes? Um. ¡Qué pintoresco!

—No culpo a Aarón por echar de menos a su marido.


El hombre es... bueno... lamento decir esto. Mi amiga lo vio
una vez y casi... —Ella se echó a reír—. Estoy segura de
que tú no estás interesado. De todos modos, son tranquilos
y geniales... en el otro lado están tus otros vecinos, una
milla abajo...

Él dejó de escuchar en ese momento. ¿A quién le


importaban los demás vecinos? Pobre Aarón,
completamente solo cuando Dave se va de viaje con sus
clientes. Su cama debe parecer vacía. Supongo que puede
utilizar a un amigo en esos momentos, y él tenía la
intención de ser un buen amigo, para los dos, ser un
hombro y un oído.

Se detuvieron frente a la nueva casa de Troy, justo en


primera línea de playa. —Aquí está —anunció la mujer.

25
Pero no estaba mirando su nueva propiedad. Su
atención estaba completamente cautivada por algo más –
un hombre alto, musculoso que corría en dirección a ellos,
sin camisa, con pantalones cortos de nylon de color azul,
muy cortos, como los de los corredores profesionales.

—¿Sr. Carlton? —Dijo Alice y luego siguió su mirada—.


Oh, bueno, ahí está Dave ahora. —Saludó con la mano—.
¡Señor Álvarez! ¡Yu ju! Venga a conocer a su nuevo vecino.
—Miró a Troy.

El corazón de Troy estaba acelerado al ver a Dave


acercarse a ellos. Su piel bronceada brillaba con una
deliciosa capa de sudor, sus ojos... oh, esos ojos... era aún
más bello de lo que Troy recordaba.

Dave le tendió la mano y sonrió. —Hola, soy Dave


Álvarez. Estoy encantado de conocerte.

Troy se dijo a sí mismo que debía hacer los posible por


ser frio, pero esa sonrisa, el toque de su mano, envió ondas
de choque atravesándole. —Randy Carlton. Encantado de
conocerte, Dave.

—Randy acaba de comprar la vieja casa de Fisher —


dijo Alice, comiéndose con los ojos el pecho de Dave.

Pon tus ojos de nuevo en la maldita cabeza, mujer. ¡Él


es gay y es mi marido!

—Genial —dijo Dave—. Será bueno tener vecinos de


nuevo. ¿Estás solo aquí, Randy?

—Me temo que sí. No conozco a nadie todavía


tampoco.

—¿Qué haces para ganarte la vida, Randy?

26
—Soy modelo, aspirante a actor.

—Ah. Claro —respondió. Troy estaba complacido de


ver que Dave le dio un rápido vistazo. Oh, todavía era muy
gay.

—Podrías ser modelo también —Troy le miró a los ojos


y sonrió—. Eres hermoso.

—Gracias. —Él le dedicó una breve sonrisa—. Me


siento halagado pero eso no es para mí, el posar delante de
las cámaras. Soy entrenador personal.

—Bueno, Alice me lo contó. Eso es genial. Me vendría


bien un entrenador personal. ¿Te alquilas?

Dave se echó a reír.

Sonaba como una proposición sexual pero


perfectamente lógica en ese contexto.

—Claro —respondió Dave—. Puedes correr conmigo a


veces. A Aarón no le gusta correr. Prefiere nadar y hacer
surf.

—Lo haré —dijo Randy—. Voy a correr, seguro, pero


podría contratarte para un programa personalizado. Tengo
que seguir en forma.

—Parece que estás haciendo un buen trabajo hasta


ahora.

—Gracias por darte cuenta. —Troy le miró a los ojos de


nuevo.

—Trabajaremos en algo. —Dave miró hacia otro lado.

—Perfecto.

27
—En primer lugar, tendrás que venir a tomar una copa
y conocer a Aarón.

—Me encantaría. Sólo dime cuándo te gustaría. —¿Me


quieres, Dave? No se puede comer lo mismo cada noche y
no tener un poco de picor de vez en cuando, cariño.

—Entonces, te lo haré saber. —Dave se secó la frente


—. Bienvenido a la isla. —Miró a Alice—. Es bueno verte de
nuevo, Alice. — Ese cabello grueso y oscuro cayó sobre su
frente. Tocaba sus hombros, todo ese pelo oscuro y sedoso.
Se lo había dejado crecer más largo. Debe ser que la vida
en la isla saca lo bohemio en él. A Troy le gustaba. Le
gustaba mucho. Quería tocarlo, besarlo.

Mientras tanto, Alice estaba toda efusiva cuando se


despidió de Dave.

Troy mantuvo la mirada fija en su delicioso culo


cuando Dave echó a correr de nuevo. Alice se centró en el
culo también. Podría hacer rebotar centavos en ese culo y
podía pensar en muchas más cosas que me gustaría hacer
con él. Troy se humedeció los labios pensando en ello.

—Dios mío —dijo Alice, agitando una mano delante de


la cara— se puso caluroso, de repente.

—Supongo. —Troy sonrió.

—Vayamos dentro. —Se dirigió a la puerta—. Es un


tipo tan agradable.

—Sí, es una pena que sea gay.

Ella miró a Troy. —Oh, no quise decir...

28
Troy se rio y la siguió al interior. ¿No es así, perra en
celo?

Alice le mostró el sitio, le dio las llaves, y entonces,


gracias a Dios, lo dejó solo. Troy miró a su alrededor otra
vez. Dormitorio, sala de estar, cocina y baño. Eso era todo
lo que necesitaba. Estaba totalmente amueblado.
Necesitaría una cama más grande. Tamaño king-size. A
Dave le gustaban las camas grandes. Era alto, medía más
de 1,80 ms., y le gustaba estirarse. Sip. La cama tenía que
estar.

Troy cogió una silla y la llevó fuera. Se sentó y esperó.


Dave tenía que pasar de regreso por aquí de nuevo. Y, por
supuesto, unos veinte minutos más tarde, su marido llegó
corriendo por la playa. Cuando vio a Troy fuera, levantó una
mano, pero siguió corriendo. Troy le devolvió el saludo con
una sonrisa y luego miró hacia el cielo azul. Respiró el aire
fresco. Sí. Todo era como debía ser. Iba a ser casi el mejor
vecino que estos chicos hubieran tenido nunca... mejor
vecino y mejor amigo. Podía unir las dos cosas. Cerró los
ojos y suspiró con total satisfacción.

29
Capítulo Dos
Aarón a menudo tenía pesadillas. Habían sido peores
últimamente. Soñaba que su malvado gemelo, Troy, estaba
todavía vivo, y que venía a por él. Los sueños eran vívidos
y aterradores.

—Ya voy, Troy. Voy por ti. ¡Puta!

No, no se trataba de sueños. Eran feas, violentas


pesadillas. Comenzó a sentir que eran reales. ¿Y si Troy de
alguna manera había escapado de la muerte? Pero, ¿cómo?
Había dejado de contarle a Dave que tenía esos sueños
porque Dave se ponía molesto. Sabía que su marido odiaba
verlo angustiado. Era mucho más fácil fingir que ya no
sufría esas horribles pesadillas. Aarón sintió casi como si
Troy quisiera que él viera destruir a la gente... esas cosas,
eran imágenes espantosas que nunca en la vida había
experimentado, o ese sueño antes de que comenzara a
entrar en pánico, en el que Troy estaba vivo y acababa de
matar a un hombre.

Eso es lo que Troy hacía. Destruía.

Vidas.

Aarón se dio la vuelta en la cama. Se había visto


obligado a decirle a Dave que tenía demasiado sueño para
ir a nadar. La verdad hubiese sido peor. Había estado
paralizado desde el terrible sueño que había tenido por
segunda noche consecutiva. De un tipo atado con cuero, y
Troy riendo mientras estrangulaba lentamente al hombre.

30
Los ojos. Oh, el dolor, la incredulidad, el miedo
terrible, y, finalmente, la aceptación sin esperanza al ver
cómo el pobre hombre finalmente moría.

Nunca, nunca olvidaría la mirada en los ojos del


hombre. Era demasiado real para ser un sueño, pero al
mismo tiempo, fuera lo que fuese, la visión... alucinación,
deseaba que parara. Los sueños eran tan frecuentes y tan
inquietantes que finalmente compartió su secreto con su
chef y mejor amiga, Génesis. Ella había cambiado su dieta
por completo y se aseguró de que no tocara nada de
alcohol.

Pero los sueños llegaban de todos modos.

Volvió a pensar en la manera traicionera en la que su


gemelo se puso en contacto con él después de una larga
separación, ofreciéndole una nueva vida. Todas las cosas
que se había perdido y de las que no pudo participar, ahora
podrían ser suyas.

Sí, Troy le había dado dinero y un medio para cambiar


todo. Incluso le había dado una casa y un coche. Y... a
Dave.

Los sueños se habían iniciado hacía unos meses. Hasta


entonces, todo había sido perfecto aquí en su pequeño
trozo de paraíso. Él y Dave eran tan felices, tan
compatibles. Aarón sabía que era una locura, pero sentía
que Troy estaba mortificado por perder a Dave, el hombre
con el que se había casado y, que al parecer quería, pero al
que había engañado sin descanso. Él también lo había
manipulado, mentido. Había hecho daño a tanta gente.

31
Esa era la otra cosa que Troy dio a Aarón. Absoluto
odio. Sí, había aterrizado en una mansión, en la cerrada
comunidad de Bel Air, pero todos los vecinos odiaban a
Troy.

Muchos de ellos, incluso el propio personal de la casa,


se quedaron destrozados por sus maquinaciones. Había
tratado de destruir la vida del mejor amigo de Aarón, Matt.
Cuando Aarón desentraño la trama y le conto todo lo que
sabía a Matt, este le había golpeado severamente.

La lista seguía.

No había ni una sola persona que se acercara a Troy y


saliera ileso. Era como tener una mortal serpiente Astrid en
el jardín. Él quería estar al cargo. Controlar. Y destruir.
Envenenaba a la gente. Maldición, incluso había
envenenado uno de los árboles de su vecino allá en St
Cloud Road.

Se estremeció. Sabía que tenía que levantarse y


empezar a trabajar. Tenían una casa llena de huéspedes.
Había dormido más allá del tiempo habitual de nadar. Sabía
que Génesis tendría el desayuno en la mesa listo. Se
enterró bajo el edredón, oliendo el aroma de su marido.

Troy está muerto. Muerto, muerto, muerto.

Suspiró y se levantó de la cama. Había disfrutado del


tiempo extra de sueño pero sabía que al final del día su
cuerpo sufriría por ello. Necesitaba nadar y navegar igual
que Dave necesitaba correr. Se duchó rápidamente y se
puso una camiseta y pantalones cortos. Fuera de la casa,
metió los pies en un par de sandalias japonesas zoris que

32
se mantenían cerca de la puerta principal y se dirigió hasta
el hostal que habían creado en la casa contigua.

Aarón hizo una pausa para admirar el arco iris en el


cielo, una resaca matinal de la lluvia torrencial de la pasada
noche. Le encantaba la lluvia. Era la razón por la que la isla
era tan verde y exuberante. Kauai también tenía algo que
las otras islas no tenían.

Tierra roja y polvo. La tierra roja se posaba sobre todo


y manchaba la piel. Él y Génesis limpiaban los suelos del
hostal constantemente.

Sonrió cuando alcanzó las escaleras de piedra de la


antigua casa luna. Sus casas habían estado en algún
momento rodeadas de un campo de piñas. La casa principal
había pertenecido al propietario de tierras, y luna, o la
supervisora, había vivido en la segunda casa. Ambas eran
enormes, pero la gente disfrutaba el quedarse en la casa
que una vez había sido una parte floreciente de la historia
de la isla. Tenían seis habitaciones y dos bungalós privados
más abajo en la pendiente de su propiedad. Esos se
alquilaban generalmente a los recién casados , o al
ocasional escritor que pudiera necesitar de una escapada
privada para escribir.

Aarón se quitó las zoris y vio que sólo había algunos


pocos pares a su lado. Eso significaba que algunos de los
invitados habían violado las reglas de la casa de estar sin
zapatos dentro. También significaba huellas rojas por todas
partes.

Abrió la puerta, entró. Sip. Huellas rojas.

33
Aarón dejó escapar otro suspiro. La mayoría de sus
clientes salían hoy y se esperaban un montón de nuevas
entradas. Él y Dave tendrían dos horas para limpiar y
acondicionar cada habitación, a tiempo para su siguiente
lote de huéspedes.

Podía oler el aroma celestial de panqueques en el aire


y entró en el comedor, con una sonrisa abarcando toda su
cara.

Sus invitados resplandecieron. Génesis era un genio


en la cocina, pero ella no interactuaba con los visitantes.
Les dejaba a él y a Dave que contestaran las mismas
preguntas estúpidas sobre ataques de tiburón no
provocados, o dónde podían encontrar joyas para comprar
en la isla de Kauai.

La mirada de Aarón se encontró con Rod, el joven


esposo que había reservado y cancelado la cabaña para su
luna de miel cuatro veces antes de que Aarón le rebajara el
precio. Estaba claro que la esposa de Rod, Wendy, quería
desesperadamente permanecer en Pineapple Hill, pero en
realidad no podían permitírselo. Aarón creía en el amor y
quería hacer algo bueno por la pareja. Lo que no había
sabido era que Rod era un terrible fanático de la Biblia,
quien citaba a Jesús demasiado a menudo y que presionaba
con regalos no deseados de su Biblia a todo el mundo que
se acercaba. También había grabado un CD de su música.

Había sido difícil explicar a Rod que las personas


venían a Kauai para relajarse y desconectar del estrés. Él y
Dave se habían tomado la molestia de explicarlo de manera
que Rod entendiera, que allá en tierra firme, las personas
eran castigadas con la publicidad. Castigadas cada vez que

34
iban a la tienda de comestibles por personas que querían su
dinero para obras de caridad, reales e imaginarias.

En Pineapple Hill, querían que la gente descansara y


se recuperara. Sus habitaciones eran su santuario privado y
dejar Biblias y tarjetas con serias advertencias en el borde
de sus camas era inaceptable.

—¡Aloha Nui! —Trinó Wendy. Ella era una maravilla.


Cómo acabó con el bocazas de Rod era algo que nadie
sabía.

—Guau, tu hawaiano es muy bueno. Un gran aloha


para ti, también —dijo Aarón. Echó un vistazo rápido
alrededor de la mesa.

Génesis había hecho un trabajo maravilloso, como


siempre, con sus desayunos. Venía como parte del paquete
de la habitación, pero Aarón sabía que había sido un
descubrimiento maravilloso. Cuando él y Dave empezaron a
renovar la casa para hacer una pensión con desayuno, ella
se había acercado a él en la playa. La había visto
durmiendo en ella algunas noches y pensó que podría estar
sin hogar. La verdad es que simplemente era excéntrica.

Le encantaba cocinar pero odiaba la restricción. Tenía


suficiente con el trabajo que hacía para Aarón y Dave, para
poder sobrevivir y luego tocaba la guitarra los fines de
semana en un bar local. Él y Dave no podían creer el
increíble desayuno que ella les hizo. La contrataron en el
acto. Cada mañana, sin esfuerzo realizaba comidas
gourmet para sus invitados. A juzgar por las buenas críticas

35
que recibieron en Yelp y TripAdvisor1, ella se había
convertido en más que un activo. Era una necesidad.

—No has tocado mi CD todavía y todo el mundo quiere


escucharlo, —se quejó Rod. Algunos de los invitados
parecían mortificados. Nadie quería oírle recitar los salmos
en CD y al diablo por no escucharlo durante el desayuno.

Captó un par de miradas suplicantes mientras tomaba


asiento a la mesa. Echó un ojo apreciativo sobre la
deslumbrante variedad de platos que Génesis había
preparado. Un queso y capas de espárragos, tostadas
francesas hechas con pan fresco portugués, panqueques, y
una fuente de fruta fresca de la isla.

—Tan pronto como haya tomado una taza de café y un


panqueque, pondré tu CD —prometió Aarón.

—Oh, no, no lo harás —dijo Génesis, asaltando la


mesa. Ella puso una taza de té y un plato de los horribles
cereales orgánicos que había estado haciéndole comer
desde que le había hablado de los sueños.

¿Quién se cree que es? ¿La policía alimentaria?

—Yerba Mate. Néctar de dioses. —Señaló el té verde.


La primera vez que ella se había presentado a él ese día en
la playa, había pensado que era un poco extraña con un
nombre como Génesis, ropa bohemia, y el pelo de color lila
con rastas. Pronto aprendió que era la mujer más cálida y
amorosa. A la edad de treinta años, tenía sabiduría
ilimitada y una espiritualidad innata.

1

Yelp y TripAdvisor son paginas de comentarios de viajes y lugares vacacionales.

36
Sin embargo, eso no significaba que no fuera tan
molesta como el demonio a veces.

—Génesis, ¿puedes poner mi CD en marcha? —Rod se


quejó. Desde que la había conocido, el fanático de Jesús
asumió que ella lo era también, a causa de su nombre. Ella
había dejado claro al segundo que se conocieron que sus
padres la llamaron así debido al grupo musical 2, no por el
primer libro de la Biblia.

—Mi madre es fan de Phil Collins —había dicho ella.

Algunas personas dejaron de comer, levantando la


vista hacia ella.

Aarón quería que se fuera a la cocina. Iba a morir por


un panqueque. La guayaba y la salsa de la fruta de la
pasión que vinieron con ella olía tan bien.

—No, —dijo ella—. Dejo que los chicos manejen los


coros del DJ. —Y con eso se alejó, dejando un débil rastro
del perfume de pikake3 en su estela.

Rod abrió la boca para protestar. Albert, la mitad de


una pareja gay en la mesa, llenó el pequeño momento de
silencio con una pregunta.

2

Genesis fue un grupo de rock progresivo británico creado en 1967. Con aproximadamente 155
millones de álbumes vendidos en todo el mundo, se encuentra entre los treinta grupos más vendedores
de todos los tiempos. En 1988 el grupo ganó el premio Grammy al "mejor video musical" por Land of
Confusion. Los miembros con mayor permanencia han sido Phil Collins, Mike Rutherford y Tony Banks.
En sus inicios Peter Gabriel, Anthony Phillips y Steve Hacket también fueron miembros del grupo.

3

Variedad de jazmín, que se cultiva en las islas Hawái.

37
—Nos dirigimos a Maui hoy y ya que tenemos la mayor
parte del día para llenar hasta que mis padres lleguen, me
preguntaba, ¿deberíamos ir a Makawao?

Aarón tenía cosas más importantes que reflexionar,


tales como, de qué manera conseguir una taza de café.
Rápido. Tendría que terminar con el té, supuso, con el fin
de reemplazarlo por café. Cogió su taza. El té no estaba
demasiado caliente, gracias a Dios.

Albert había pronunciado mal el nombre del pueblo de


vaqueros del interior del país. No era Mack-cow-wow. Era
Mack-a-wow.

—Creo que Makawao es precioso —dijo Aarón—. Uno


de mis lugares favoritos en las islas. Sé que a ti y a John os
encantan las hierbas y cristales. Tinturas inusuales. El
mejor lugar para todos los de Hawái es la Guarida del
Dragón.

El rostro de Albert se iluminó. —Eres la segunda


persona que me recomienda esa tienda. Así que realmente
deberíamos ir allí, supongo. —Lanzó una mirada a la cara
de su marido. John era un hombre encantador.

Incluso Rod, que en un principio se había resistido a la


idea de tantos hombres gay en la propiedad, reconoció que
era difícil que no les gustara un pastor británico gay que
había perdido una pierna por proteger a una niña de una
explosión de una bomba del IRA en las calles de Londres..

—Ojalá pudiera quedarme más tiempo —susurró John.


Tenía sus días buenos y malos, pero desde que había
llegado a Pineapple Hill, había llegado a ser mucho más
fuerte. Tenía color en sus mejillas y sus ojos brillaban.

38
Génesis, Dave, y Aarón habían llegado a atesorar al hombre
y lo adoraban. No querían que la pareja se fuera tampoco.
Se habían quedado durante dos semanas con la tasa
especial reducida, sus primeras vacaciones desde que John
había terminado la rehabilitación. Él era el único hombre
entre el grupo que verdaderamente tenía espíritu cristiano.
No sólo toleraba sino que le gusta Rod, por una cosa.

—Rod —dijo de repente— ¿podrías firmarme tu CD


para mí? Me gusta tanto escucharlo.

Aarón miró la forma del rostro de Rod transformarse.


Estaba tan desesperado por aceptación, pobre hombre.

—Bueno, sí, ¡por supuesto! —Corrió a su habitación.

—¡Rápido! —dijo Steve, el loco surfista encaramado en


el otro extremo de la mesa. Había venido con su esposa,
Eileen, que apenas lo veía. Cuando no estaba surfeando,
estaba en uno de los bares a lo largo de la costa,
evitándola. Aarón y Dave se preguntaban por qué habían
venido aquí para nada, ya que terminaba tumbada en sus
hamacas leyendo libros la mayor parte del día.

—Vamos, antes de que vuelva nos tomamos todos de


las manos y rezamos —dijo Steve, engullendo su última
rebanada de pan tostado.

Aarón tuvo que morderse la lengua para detener la


risa. Steve y Eileen, que también se iban ese día, saltaron
de la mesa. Cuando Rod volvió con un lote de CDs, la
mayoría de los invitados, a excepción de Albert y John, se
pusieron de pie en masa y abandonaron la mesa.

—Más panqueques para mí —dijo Aarón, pinchando


uno con el tenedor y luego zampándoselo rápido mientras

39
los otros hablaban. Tenía tanto que hacer, pero primero
tenía que comer un poco de la repulsiva papilla para
conseguir que Mama Génesis dejara de incordiarlo.

—¿Es eso tan malo? —John le miró amablemente


mientras masticaba.

Aarón asintió. —No le digas que dije eso.

Sonrió. —Por qué te tiene en este régimen. Mataría


por tu figura.

—Aw, gracias —dijo Aarón. Cuando Rod salió corriendo


a alguna parte, John dijo— Ojalá no nos fuéramos hoy.

—El sentimiento es mutuo. —Aarón bebió lo último del


té—. Sabes que siempre puedes volver. —Aarón miró de él
a Albert—. Nos ha encantado teneros aquí. Si cambiáis de
opinión acerca de Maui, os pondremos al tanto —Bajó la
voz—. A la misma tarifa.

—Gracias, Aarón. —John parecía emocionado. Tenía


una pierna ortopédica moderna y caminaba con un bastón.
Le había costado un montón de tiempo acostumbrarse al ex
triatleta. Dave y Aarón habían querido ser parte de su
recuperación.

—Podríamos discutirlo —advirtió Albert.

—Espero que lo hagáis. —Aarón apuró su té y se puso


de pie, aunque seguía desesperado por una taza de café,
pero no, había trabajo que hacer—. ¿Hay algo que
necesitéis? —les preguntó.

John negó con la cabeza. —Otra semana aquí sería


una dicha, pero tengo esa boda que oficiar en Maui. —Él

40
hizo una mueca—. Una boda aquí sería tan encantadora. —
Aarón sonrió—. Sí, lo sería.

Dave y Aarón ya se habían reunido con un planificador


de bodas que les aseguró que su alojamiento, tanto por el
aspecto rural, como por sus vistas a la playa sería perfecto.
Poner Pineapple Hill en el registro oficial de lugares para
casarse en Hawái había resultado ser caro. Hasta ahora
ellos habían esperado para gastar esa pequeña fortuna.
Tenían grandes esperanzas de hacer correr la voz a través
de los clientes satisfechos.

—¿Te importa si me relajo en el sofá hasta que


tengamos que salir? —preguntó John.

—Por supuesto que no. ¿Necesitas ayuda? —Aarón


constantemente se encontraba haciéndole a John esta
pregunta, pero el hombre nunca se quejaba. Era muy
autosuficiente y se puso de pie, dirigiéndose a la cómoda
sala de estar.

—Terminaré de hacer las maletas —dijo Albert.

—Estoy tan contenta de que Rod y yo pasemos dos


días más aquí. Nos hubiera gustado quedarnos más tiempo
también —dijo la esposa de Rod. Aarón la miró.

—A mí también —dijo. La verdad era que estaban


contando los minutos para que Rod se fuera. Se preguntó
por qué Wendy se odiaba tanto que se había comprometido
a una vida de purgatorio con él.

Ella sonrió y salió de la habitación. Aarón comenzó a


limpiar los platos. En la cocina, se sorprendido de encontrar
a Génesis hablando con un guapo hombre apoyado en el
fregadero mientras cargaba el lavavajillas.

41
—Oye, Aarón, ¿conoces a nuestro nuevo vecino? —ella
se enderezó, empujando un rizo de pelo sobre la oreja.

Aarón sonrió y le tendió la mano. —Hola, soy Aarón


Álvarez. —Se dio cuenta de la pequeña chispa de sorpresa
cruzando el rostro del otro hombre, mientras se
estrechaban las manos.

—Randy Carlton. Encantado de conocerte.

—Lo mismo digo. —Aarón tenía una muy extraña, fría


sensación, como una rara descarga eléctrica en el momento
en que sus dedos conectaron con los de Randy. Él retiró su
mano y se echó hacia atrás—. Tú... um ¿compraste la vieja
casa de Fisher?

—Buen intento. —Sonrió Randy.

—Bueno, ese es el único otro lugar por aquí. —Aarón


escuchó el toque de bocina del claxon de un coche—. Siento
apresurarme, pero tengo huéspedes por salir. Encantado de
haberte conocido.

—A ti también, Aarón.

Al salir de la cocina, Aarón se sentía completamente


descentrado. No podía entenderlo. Se lo sacudió de encima.
No tenía tiempo para dramas. Los primeros huéspedes se
iban. Steve y Eileen se dirigían de vuelta a casa. Dave,
condujo a los huéspedes a la jubilada limusina que habían
comprado, y ofrecían como parte del paquete para brindar
unas vacaciones de lujo, subía las escaleras cuando Aarón
salía al exterior.

—Hay un regalo para la vista —dijo Dave, envolviendo


a Aarón en un abrazo fuerte y lo besó.

42
Aarón se derritió. Maldición, amaba a su marido. —No
creo que debiera estar codeándome con gente como tú,
señor, —bromeó, su sonrisa era de una milla de ancho.

—Voy a codearme con tu polla al segundo que llegue a


casa —replicó Dave. Se volvió al oír el sonido de unos pasos
a un lado de la casa. Era su nuevo vecino.

—Hey —dijo Dave—. Nos encontramos de nuevo.

Randy asintió. —Sólo vine a saludar. Veo que estás


ocupado.

Y lo estaba.

—Vamos a tener un pequeño coctel aquí a las seis —


dijo Dave—. ¿Por qué no te dejas caer? Nada formal, sólo
una bienvenida a los nuevos que llegan.

—Me encantaría —dijo Randy. Se alejó. Había algo en


él que realmente molestaba a Aarón, pero antes de que
pudiera decir nada, Dave dijo— Estaré de vuelta en una
hora y quince minutos. ¿Podéis tú y Génesis tener la casa
lista y la habitación Hibiscus preparada?

—Por supuesto. —Aarón sabía que a Dave le gustaba


cuando se mostraba seguro de sí mismo.

—Bien. Entonces esperaré tener tu culo en nuestra


casa para tener un rapidito en el momento en que vuelva.

Aarón le lanzó un beso mientras Dave se volvía para


ayudar a Steve y Eileen, que arrastraban sus pertenencias
a lo largo de la entrada. Como todo el mundo que venía al
paraíso, se iban con muchas más cosas de las que habían
traído.

43
Entró, abrió el utilitario armario oculto en el pasillo, y
recogió su kit de limpieza. Salió de la casa y caminó a lo
largo del camino cargado con flores tropicales a la casa
desocupada por Steve y Eileen. Casi se cayó. El dejó
resbalar su cubo al suelo con un golpe. Qué desastre.
Prácticamente habían destrozado el lugar.

—Mierda —dijo Génesis, materializándose a su lado.

—Yo… —Aarón no podía respirar. Nadie había tratado


sus preciosas habitaciones de esta manera. Pensó en todas
las horas que él y Dave habían invertido en la creación de
este espacio romántico. Su teléfono móvil sonó. Por un
momento, se olvidó incluso de que lo llevaba. Comprobó la
pantalla. Dave.

—¿Se olvidaron algo? —su marido le preguntó. Era


una costumbre en Aarón comprobar los enchufes de pared
donde colocaban el teléfono móvil y adaptadores iPad, el
cuarto de baño para los artículos olvidados, e incluso
debajo de las camas.

—Destrozaron nuestra casa —dijo Aarón. Quería


llamar a la policía.

Una pausa. —Cariño. Estoy de camino.

Oyó a Dave correr. Génesis, que era por lo general la


única en alegrarles en cualquier momento de crisis, se
aferró a Aarón.

Se quedó parpadeando.

—Santa mierda. —Dave entró. Caminó alrededor, su


boca abierta por la incredulidad. Entró en el cuarto de
baño, el dormitorio, y regresó a la sala de estar—. Está

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bien, voy a decirles que han dejado esta casa en una
condición inaceptable.

Lo arreglaremos lo mejor que podamos, pero tenemos


que decirles que vamos a conseguir una estimación de
daños y cargarlos a su tarjeta.

—Está bien. —Aarón era consciente de que estaba


respirando de nuevo.

Dave se rascó la barbilla. —¿Cómo diablos se supone


que hicieron todos esos arañazos en el suelo?

Aarón sacudió la cabeza. Sus antiguos y originales


pisos koa, eran lavados semanalmente a mano. Las vintage
y también originales persianas de bambú estaban rotas.

Los cojines del sofá estaban destrozados y había


botellas de cerveza por todas partes. El sofá estaba
manchado.

—Iré a hablar con ellos y les haré firmar un formulario


de consentimiento —dijo Dave. Él se acercó y abrazó a los
dos—. Asegúrate de tomar fotos de todo primero. Haré que
vengan y a ver si lo niegan.

—Está bien. —Aarón siguió a Dave, todavía tratando


de absorber su conmoción. Recuperó la cámara del armario
del pasillo y regresó a la casa de campo donde Génesis
seguía en pie donde la había dejado.

—¿Crees que podemos hacerla habitable para ese


escritor que viene para instalarse?

—Sí —dijo Aarón, poniendo su teléfono móvil en la


mesa de la entrada. Comenzó a tomar fotos. El autor de
romance Jerry Race había reservado la casa durante una

45
semana. Usaba Kauai como ubicación en su último libro y
quería absorber el ambiente.

Aarón se sentía triste. El Sr. Race parecía un buen


hombre y había estado tan emocionado de estar aquí. El
teléfono móvil de Aarón sonó.

—Yo lo cogeré. —Génesis le alcanzó—. Dave —


anunció, tomando la llamada. Aarón procesó las
habitaciones, consciente de que había sabido que este día
llegaría, pero siempre había esperado que no pasara.

—Es una broma —podía oír a Génesis decir. Llegó al


cuarto de baño, que era la única habitación que no estaba
hecha jirones—. Dave dice que ellos no recuerdan las
rasgaduras de las persianas o el sofá. Dicen que bebieron
un poco pero no tienen idea de cómo sucedieron estas
cosas. También dicen que no saben de dónde vinieron los
arañazos. Dijeron que los arañazos no estaban allí cuando
se marcharon de la casa. No pagarán ninguna comisión por
daños y perjuicios.

—Entonces creo que los tendremos en la lista negra de


huéspedes —dijo Aarón.

—Puedes apostar tu culo, —dijo ella. Ella habló al


teléfono y Aarón terminó de tomar fotos. No tenía duda de
que hablaría con el grupo de propietarios de pensiones de
las islas. Su red era competitiva, pero sea apoyaban, y con
frecuencia compartían consejos sobre malos clientes,
igualmente, se consultaban asuntos entre sí.

Génesis regresó junto a él. —Voy a empezar en la


Habitación Hibiscus —dijo—. ¿Puedes manejar esto?

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—Sí —dijo, estaba decidido a hacer de esta visita, la
de los sueños del Señor Race. Limpió frenéticamente,
tirando botella tras botella en la bolsa vacía de basura que
había traído con su kit. Vació y re-alineó los cestos de
basura en la habitación, despojó la cama, y eliminó las
toallas, arrojándolas en su bolsa de lavandería.

Tenía un sistema y funcionaba. Repuso la ropa del


armario de la casa con todas las cosas que él y Dave
suministraban a sus clientes.

Steve y Eileen habían comprado recuerdos de todos


los jabones de manos de jengibre de la isla, así como
productos para el cuidado de la piel y el cabello. Contó las
sábanas. También habían birlado algunas toallas.

Aarón iba y venía a la lavadora y a los almacenes


donde guardaba suministros adicionales. Después de fregar
el lavabo, bañera y cuarto de baño, reemplazó todos los
jabones y artículos de aseo en el baño y luego comenzó a
trabajar en el suelo koa. Untó una capa gruesa de la pasta
especial para madera que Génesis había creado para él en
las peores zonas, y la dejó reposar. A continuación,
comenzó a centrarse en las áreas que solo requerían una
ligera limpieza y lo arregló. Se dio cuenta de las profundas
rayas que casi parecían marcas de garras que no iban a
mejorar y trató de no entrar en pánico.

Se quedó mirando el patrón por un momento. Era


como si algún animal salvaje hubiera irrumpido aquí fuera
de control, pero él sabía que eso no había pasado. No había
animales salvajes aquí. Sólo huéspedes que pagaban.

Después de terminar toda la limpieza, excepto lo peor


de las áreas de suelo, finalmente hizo la cama y se aseguró

47
de que estuviera exactamente como a él le gustaba. Colocó
un lote de chocolates y dulces de coco de la isla, que él y
Génesis hacían cada semana, en el plato de dulces vacío a
un lado de la cama y, por el otro, un par de las chanclas
que él y Dave daban a cada visitante como regalo de
bienvenida. Aarón obtenía hechas a mano cada par, gracias
a una tienda local, donde los clientes podían elegir sus
propios adornos.

Para el Sr. Race, Aarón había seleccionado una


máquina metálica de escribir que el escritor también podría
utilizar como inspiración si así lo elegía.

El toque final era un jarrón lleno de orquídeas que


casaban con las que dejó en cada almohada. Comprobó su
teléfono móvil. Trece minutos hasta que Dave llegara a casa
con el Sr. Race.

Y sus demandas para un polvo rápido.

Aarón se puso de rodillas y frotó los arañazos. Milagro


de los milagros, la pasta había funcionado después de todo.
Pulió con furia hasta que el piso brilló. Sólo quedaba una
cosa por hacer –reparar las persianas desgarradas y
sustituir los cojines del sofá.

Odiaba tirar los cojines que él y Dave habían


encontrado en ferias de artesanía, pero tenía unos cuantos
de repuesto en el almacén. Necesitaría que las persianas
fueran reparadas pero, mientras tanto las quitó, e
improvisó una cortina con un pedazo de seda vintage Duke
Kahanamoku, que ató con una cinta verde salvia. En
realidad, funcionó, y Aarón dio un paseo más crítico en
torno a la casita, antes de cerrar la puerta.

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Dentro de la casa, Génesis había terminado una
habitación y empezó a trabajar en otra. Realmente quería
hacer las camas y poner en orden la casa, pero Dave era lo
primero.

—Estaré de vuelta —gritó y corrió a la puerta de al


lado. Apenas había entrado al interior cuando oyó el coche
acercarse. Oyó voces. Génesis tomó la custodia de su
escritor visitante mientras Aarón se quitó los pantalones
cortos. Estaba tan entusiasmado con un rapidito con Dave
que su polla saltó tomando nota mientras Dave atravesaba
la puerta.

—No estás listo —gruñó Dave, llevando a Aarón al


suelo—. Mmmm... hueles a guayaba y jazmín, cariño.

Aarón se quedó sin aliento cuando Dave comenzó a


besar y lamer su cara y garganta. —Sí. La pasta para el
suelo. Es buena. Bien... funciona. —Su pene comenzó a
gotear en la mano de Dave mientras su marido estaba
entre las piernas de Aarón. Aarón quería a su hombre tan
desesperadamente que no podía ver bien.

—Jódeme —dijo—. Hazlo rápido.

Dave le sonrió. —Mi marido mandón. —Levantó las


piernas de Aarón, lamió las mejillas de su culo y luego
comenzó a chupar su agujero. Todo el cuerpo de Aarón
tembló. Le encantaban sus largas y lujuriosas sesiones
amatorias, pero gracias a Dios, se había casado con un
hombre que sabía cómo joder bien y duro cuando se
presentaba la ocasión.

Y en su relación, surgía mucho.

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Dave bajó el cuerpo de Aarón, se desabrochó la
bragueta, y su polla saltó. Aarón levantó las caderas para
reunirse con el delicioso eje esforzándose para él, y se
agachó para empujar los pantalones de Dave por debajo de
las rodillas. Dave entró en él, presionando su pene con
movimientos medidos. Aarón se movía con él, balanceando
sus caderas, un silencioso “por favor”, en sus labios. Dave
bombeaba más y más rápido, la polla de Aarón en su fuerte
agarre.

—Sí. Eso es. Dios te siento tan bien. —La longitud


entera de Dave se hundió en él y Aarón pensó que podría
romperse por la mitad, pero diablos, menuda manera de
hacerlo. Sin mucha preparación, la polla de Dave era casi
demasiado grande, pero Aarón, como de costumbre, se
adaptó rápidamente. Se follaban el uno al otro con
completo abandono, Dave acariciaba a Aarón para darle un
fuerte orgasmo. Disparó en el interior de este, mientras
una mirada de total rendición aparecía en su rostro.

Aarón amaba esa expresión en su hombre.

Demasiado pronto, se levantaron del suelo y se


limpiaron, corriendo de vuelta a la casa. Dave tuvo que
agarrar la lista de la compra de Génesis, quien tenía el
resto del día libre. Siempre terminaba de trabajar después
de las prisas de la mañana.

Dejaría a los últimos huéspedes que salían esa


mañana, y Aarón trabajaría en la limpieza de las áreas
comunes y la última habitación de huéspedes, Plumeria,
que misericordiosamente sólo requería una limpieza y
sábanas limpias. Una vez más, se apresuró por su lista de
control de todos los extras que proporcionaban a su

50
clientela. El hombre misterioso que había reservado la
habitación no les facilitó su nombre. Había reservado a
través de Vacaciones Pleasant y su paquete incluía un
coche de alquiler.

Me pregunto quién demonios es él y cuál es el gran


misterio. No puede ser una gran estrella de cine. Habría
reservado una cabaña.

Aarón escuchó el coche acercarse hasta que dio a la


habitación una crítica final de arriba abajo y agarró un
fresca plumeria lei4 de la nevera, y luego salió a la calle
para saludar a su invitado.

—¡Dios mío! ¡Nikko! —Aarón gritó de alegría a la


bienvenida visión de su antiguo vecino de Bel Air. Nikko
Watanabe, un actor de televisión, se había mantenido en
contacto con Aarón y Dave y había alquilado su casa de
nuevo en LA. Abrazó a Aarón fuerte. Cuando Dave dio la
vuelta a la esquina con el equipaje de John y Albert, dejó
caer las bolsas y se apresuró a su amigo, quien le dio un
abrazo también.

Nikko se quedó mirándolos. —La vida matrimonial en


el paraíso encaja con vosotros —dijo—. ¡Hombre, me alegro
de veros!

Aarón le ofreció un Aloha y le dio su saludo lei,


deslizando las fragantes flores sobre la cabeza de Nikko y
alrededor de su cuello. Rápidamente dando a John y a
Albert un adiós de despedida, una extraña sensación de
pánico lo envolvió cuando llevó a Nikko a su habitación. El
4

Plumerias son árboles tropicales famosos por sus hermosas flores que se utilizan para hacer
leis (guirnaldas florales). Otros nombres comunes son frangipani y flor de lei hawaiano.

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actor comentó sobre los muebles suntuosos en la isla, las
baratijas vintage, y las chanclas con un adorno de la
espada de un samurái.

—El agente en Pleasant Holidays dijo que te encantan


las cosas samurái. Nunca imaginé que fueras tú —dijo
Aarón.

Nikko se rio. —Le hice jurar que guardaría el secreto.


Me encanta esta atención tan detallista. ¡Así eres tú!

Era él. A Aarón le encantaba cuidar de sus huéspedes.

—Quiero probar cosas nuevas en este viaje. —Nikko se


inclinó, relajándose en el gran sillón orejero y mirando por
la ventana—. He estado leyendo sobre Kipu Falls. ¿Me las
recomiendas?

Aarón ahogó un gemido. Le encantaba que la gente


explorara su preciosa isla, pero odiaba que los visitantes
hubieran comenzado a informarse acerca de los lugares
secretos de las islas, gracias a una colección irresponsable
de libros de los lugareños llamado despectivamente El Libro
Azul. Los autores no sólo daban detalladas direcciones de
las joyas ocultas a las que solo los locales habían tenido
acceso, sino que además parecía que no importaba si para
ello se requería allanar una propiedad privada.

Las islas exteriores estaban llenas de personas que


eran un poco, bueno, peculiares, valoraban su soledad y el
esplendor virgen de Kauai por encima de todo. De pronto,
estaban siendo invadidos por cientos de personas que cada
semana desfilaban por sus propiedades para llegar al
“oculto Kaui”.

52
Aarón y Dave habían oído todas las historias y trataron
de disuadir a sus huéspedes de participar en actividades
ilegales. Kipu Falls, en particular, era una herida en carne
viva. Dos mujeres jóvenes habían leído El Libro Azul y
habían venido al jardín de la isla siguiendo las indicaciones
para llegar hasta allí. Vieron una señal de prohibición de
entrada en la carretera principal de tierra y optaron por un
camino sin señalizar su lugar. En cuestión de segundos, no
se percataron de que estaban en el borde de un oscuro
acantilado y cayeron a la muerte.

Sus padres habían llegado a Kauai, desconsolados.


Aarón nunca olvidaría el dolor y el sufrimiento que vio en
sus caras.

—Es peligroso —dijo a Nikko—. Diez personas han


muerto allí.

—Eso he oído. —La mirada de Nikko tenía un brillo


desafiante. Oh, muchacho.

—Y el Baño de la Reina. ¿Qué sabes de ello?

—Tienes que ser un buen nadador. Las mareas son


muy fuertes. Hemos tenido un par de tragedias allí
también.

—Me encantan los retos. —Nikko le sonrió. Aarón le


devolvió la sonrisa, dejando a Nikko a su suerte, y se fue a
la sala de estar, enderezándola una vez más. En la cocina,
se sentó en la mesa haciendo una lista de los canapés que
serviría con las bebidas.

53
Dado que Dave estaba comprando una gran cantidad de las
cosas que necesitaban, esperaría antes de preparar nada.

Mientras tanto, comprobó correos electrónicos, tomó


notas de sus nuevas reservas. Tenían reservas para el Año
Nuevo. Comprobó Yelp y TripAdvisor para las opiniones de
sus clientes. Nada a lo que tuviera que responder. Sin
embargo, se preguntaba qué diablos dirían Steve y Eileen.

Eso le hizo recordar. Entro en el grupo de Yahoo. El


que él y los otros propietarios de pensiones habían formado
y les advirtió acerca de la pareja. Tengo fotos, publicó. Las
pondré en la base de datos más adelante.

Apagó el ordenador y caminó a lo largo del sendero


hacía la habitación del señor Race. Llamó a la puerta, se
presentó a sí mismo, y se preparó para pedir disculpas, si el
hombre se había dado cuenta de las diferencias entre lo
que había visto en línea, en comparación a la apariencia
real de sus alojamientos.

El autor fue efusivo en sus elogios y dijo: —Yo nunca,


nunca quiero irme a casa.

Todos dijeron eso, y fue un bálsamo para el estado de


ansiedad de Aarón. Después que el Sr. Race le aseguró que
tenía todo lo que necesitaba, Aarón siguió su camino y pasó
por delante de la casa de Rod y Wendy donde podía oír a
los religiosos reproducir el CD. Rod lo ponía durante todo el
día.

Aarón cruzó su jardín de hierbas y verduras, cortando


y tirando de lo que el necesitaba para sus pequeños
cocteles de la fiesta esa noche.

54
Él y Dave sólo proporcionaban el desayuno, pero como
un gesto personal de hospitalidad, mantenía agua de coco y
agua de pepino, caseras y frías, disponible para sus
invitados en el comedor. Era otro de sus pequeños toques
que los visitantes elogiaban.

Estaba en la cocina un par de horas más tarde,


limpiando y organizando la comida, cuando Dave llegó,
diciendo: —¿Puedo secuestrar a mi marido para un
almuerzo rápido?

Aarón se echó a reír. —Por supuesto que sí. —Ayudó a


Dave a guardar la comida en la nevera y la despensa y
salieron fuera, deslizó sus zoris sobre sus pies, y se metió
en el coche.

Se cogieron de la mano todo el camino hasta el Ching


Young Village. Les encantaba el sushi del bar de allí, pero al
entrar en el amplio centro comercial con sus techos rojos
de aspecto vintage, pensó en cómo solían cruzar la isla
para conseguir cumplir sus tareas. Habían aprendido el arte
de ir de compras despacio aquí. Era una forma de vida.

—¿Te importa si echamos un vistazo en el interior del


Flop Shop? —preguntó.

—Pues no. Nunca me importa —dijo Dave, mientras


iban al interior. Aarón comprobó sus nuevas ofertas y
compró unas pocas chanclas de diferentes tamaños
desaparecidas de su escondite, además de unos cuantos
nuevos adornos. Se quedó atónito cuando se acercó a la
caja al ver al nuevo vecino –¿Cómo se llamaba?... Randy–
hablando con Dave.

—Hola de nuevo —dijo Aarón.

55
Randy sonrió. —No tengo casi nada de comida y pensé
que debería venir a conocer este lugar. Vuestra chef me dijo
que este es el lugar donde ir, que encontraría cualquier
cosa que quisiera aquí.

Aarón sintió un escalofrío atravesarle. ¿Por qué estaba


Randy mirando a Dave cuando dijo eso? Aarón vio el
carmesí enrojecer la cara de su marido. No es mi
imaginación. ¡Está intentando ligarse a mi marido!

Dave insistió en usar su tarjeta de crédito para las


compras de Aarón y después de un silencio incómodo, los
dos hombres se fueron de la tienda.

—¡Nos vemos esta noche! —cantó Randy.

—No me gusta ese hombre —dijo Aarón cuando


estaban lejos de ser escuchados.

—¿Randy? Oh, es inofensivo.

Aarón no dijo nada. Había algo en Randy Carlton que


realmente le ponía de los nervios.

—Cariño, ¿estás celoso? —Dave le atrajo hacia sí y le


dio un rápido beso—. No lo hagas. Te amo con locura. Y,
además, él parece realmente bastante dulce. Supongo que
te mantendrá alerta.

Aarón se volvió y encontró al hombre no lejos detrás


de ellos. ¿Nos está siguiendo? Cuando vio a Randy entrar
en una cafetería, dejó escapar un suspiro.

Soy demasiado receloso. Tengo que calmarme. Dave


tiene razón. No es más que un solitario y necesita amigos.
Abrazó a Dave en cambio y trató de no preocuparse, trató
de no hacer hincapié. Miró hacia atrás por encima del

56
hombro, aliviado al ver que su nuevo y espeluznante vecino
no estaba a la vista.

57
Capítulo Tres
Era difícil de describir el placer sublime que era para
Troy mirar a los ojos de su marido y oír su profunda y
suave voz responderle mientras hablaba. La zorra de su
hermano estaba entreteniendo al escritor y a ese molesto
ex-vecino suyo de al lado. Sí, su vecino. Él. Oh, el viejo
carca que había vivido en el otro lado. Él y su jodido árbol.
Troy había envenenado la maldita cosa una vez, debería
haber cogido un hacha y picado al maldito por la mitad
mientras estaba en ello. ¿Qué demonios estaba Nikko
haciendo aquí de todos modos?

—Entonces… —La atención de Dave dejó a Troy y se


centró en el escritor de repente— …¿qué es lo que escribes,
Jerry? Siento no tener mucho tiempo para leer.

Sólo porque mi gemelo es como una perra en celo.


Troy notó que Jerry examinaba a Dave. Demonios, parecía
que todo el mundo en la sala quería joder a su marido. Y
¡cómo se atreve Aarón a tomar el apellido de Dave! ¡Qué
coño!.

—Ah, ficción erótica gay en realidad. Serías un gran


personaje en mi próximo libro —dijo Jerry a Dave—.
¿Considerarías posar para la portada?

Dave se echó a reír. —No creo que... yo...

—Hazlo —instó Aarón, viniendo y sentándose en la


rodilla de Dave. Besó su boca rápidamente y luego se
acurrucó a su lado—. Eres tan guapo.

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Troy contuvo las ganas de vomitar. Jodida puta, zorra
de noveno grado. Déjalo en paz cinco minutos, Aarón. deja
que el chico respire. Él nunca dejaría que Dave posara para
cualquier persona excepto para él mismo. ¿Qué estaba ese
gemelo suyo pensando, al darle a Dave permiso para hacer
mierdas así? ¿Quería alentar a los acosadores?

—Halagador. —Dave se echó a reír—. Pero creo que


no.

—Dave, eres hermoso —dijo Nikko—. ¡Me gustaría


tanto que me halagaran así!

Entonces hazlo, ¡mastúrbate!

—Me siento alabado, pero... —Dave se apagó.

—Él no tiene que posar desnudo, ¿verdad? Eso no me


gustaría tanto. —Aarón parecía ansioso.

Imbécil. Empezaste esto. Ten cerebro. ¿Cómo pudo


este imbécil ser mi gemelo? Las libertades que se está
tomando con mi marido, pero sólo lo tiene en calidad de
préstamo...

Jerry negó con la cabeza y se echó a reír. —No te


preocupes... ¿sólo sin camisa en la playa, tal vez? Quiero
escribir una historia ambientada aquí. Es tan hermoso.

—Yo podría tomar las fotos —se ofreció Troy, mientras


Nikko estuvo de acuerdo con la propaganda de Jerry sobre
la belleza de la isla.

—Soy un poco aficionado a la fotografía —añadió.

Dave se volvió para mirarlo. —¿Ah, sí?

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Aarón dio a Troy la mirada más sucia. —Vamos a tener
que pedir que las haga un profesional.

—Yo sólo estaba tratando de ser amable —murmuró


Troy pareciendo molesto. Tuvo el efecto correcto. Dave
frunció el ceño a Aarón.

Aarón se encogió de hombros, pero parecía herido.


Abruptamente dirigió su atención al ex-vecino de Troy.

Dave fue criado para ser cortés, y era muy educado.


Troy sabía que no le gustaba la grosería. Siempre fue muy
crítico con Troy, en el pasado, cada vez que pensaba que
había olvidado sus modales en público. Pobre, pobre Aarón.
Troy podría muy bien conseguir que la distancia entre ellos
aumentara.

—Necesito un poco de aire —dijo a Dave y se levantó


para caminar fuera.

Dave le siguió. Troy sonrió. Conocía a su hombre tan


bien. Dave tenía un gran corazón, no le gustaba ver a la
gente triste o molesta. Estaba a punto de pedir disculpas
por la puta de su compañero. —Lo siento —dijo Dave—.
Aarón ha tenido un día de mierda. Ambos lo tuvimos.

—¡Oh no! —dijo Troy tocando su musculoso antebrazo


—. ¿Qué pasó?

—Alguien destrozó una de las habitaciones. Y los


huéspedes que había en ella se negaron a pagar. Ellos
argumentaron que no lo habían hecho.

—Algunas personas… —Troy negó con la cabeza. Le


había costado minutos destrozar esa habitación. Tan fácil
de alterar, su pobre hermano—. No quieren asumir la

60
responsabilidad de sus acciones. ¿Cualquier cosa que pueda
hacer para ayudar? —¿Puedo chuparte la polla, cariño?
¿Qué tal si me follas hasta que grite?

—No, gracias. Está bajo control.

—Creo que a Aarón reaccionó de manera un poco


exagerada a mi sugerencia. Él parece realmente... No sé...
pegajoso a veces. ¿Siempre es tan inseguro? No le
engañaste en el pasado o algo así, ¿verdad? Oh mierda,
Dave, creo que estoy hablando de más.

—No, está bien, y yo no lo engañé. Por lo general no


es así.

Mi cariñito está frunciendo el ceño.

—He recibido algunas clases de fotografía, pensé que


te ahorraría unos cuantos dólares y a ese agradable escritor
también, pero... me meteré en mis propios asuntos de
ahora en adelante.

—Randy, eso fue un bonito gesto. Gracias. Pero yo no


soy modelo de portada.

—Dave. —Troy le miró, encontrándose con esos


hermosos ojos. Dios, Dave le puso tan duro simplemente
mirándole—. Tienes el cuerpo de un dios y la cara de un
ángel.

Se aclaró la garganta. —Sí, bueno... gracias —dijo a


toda prisa—. Será mejor regresar.

Aarón salió fuera. —¿Dave? ¿Qué está pasando? —


¡Oh! bueno, hermano. Simplemente perfecto, actúa todo
sospechoso y celoso. Dave odia esa mierda.

61
—Nada —respondió Dave—. Aunque creo que heriste
un poco los sentimientos de Randy. —Dave sonrió con
indulgencia a Aarón.

—No, está bien, —Troy negó con la cabeza—. En serio.


Estuvo fuera de lugar.

Aarón extendió la mano y atrajo a Dave cerca. Ese


gesto era para que Troy tomara nota. Quería mostrar a
quién pertenecía Dave. —Bueno, no quería decir que... —
comenzó Aarón y luego se detuvo—. Lo siento —murmuró,
pero no fue del todo sincero. Miró directo a Dave—. ¿Vienes
dentro?

Dave asintió con la cabeza, se alejó de Aarón, y se fue


hacia el interior.

Troy sonrió a Aarón. —Quiero ser tu amigo. Espero


que no estemos empezando con mal pie. Estaba tratando
de ayudar. Pero soy consciente de que un profesional sería
mucho mejor si Dave va a hacerlo.

—Bueno, eso no va a pasar. —Aarón sacudió la cabeza


—. Ninguna preocupación. Exageré, supongo. Sólo una
cosa, Randy, Dave es mío. —Se encontró con la mirada de
Troy—. Quiero ser claro en eso.

—Aarón —Troy se rio—. Admito que Dave es


extremadamente atractivo pero en realidad... escucha. —
Levantó las manos—. Quiero contarte algo.

Aarón esperó.

—Acabo de salir de una muy mala ruptura.

—Oh. —Su expresión se suavizó—. ¿En serio?

62
—Um. —Troy asintió, obligando a las lágrimas a brotar
de sus ojos—. Era... abusivo.

—Oh, Dios, lo siento —dijo Aarón—. ¿Te hizo daño?

—Trató de matarme.

Los ojos de Aarón se agrandaron.

—Yo era el sumiso en una... cosa BDSM. Era su


obsesión. Estuve conforme porque lo amaba. Y trató de
estrangularme en una habitación de hotel. —Sollozó en sus
manos—. Casi me mata. Todavía puedo sentir la bufanda
ahogándome... —Troy se atragantó y parecía como si lo
estuviera reviviendo en ese momento. Se limpió los ojos.

Aarón le puso una mano en el hombro. Troy se alejó


de él. —No le digas a Dave acerca de esto, ¿de acuerdo?

—No lo haré. Lo siento mucho. ¿Dónde está ahora,


ese...novio?

—No lo sé. Me asusto a veces por la noche, y sueño


que me mira a través de la ventana.

—Yo tengo pesadillas también. No es... fácil.

Troy inhaló. —No. Supongo que estoy un poco celoso


de Dave y de ti. Tienes lo que siempre he querido, y con un
hombre de verdad, como Dave, que es fuerte y bueno y
amable. Dave te ama tanto.

Aarón tenía los ojos empañados. —Lo siento. No voy


a... Quiero decir, sé que tus intenciones eran buenas ahí.
Voy a... entrar. Cuando estés listo, ven y únete a nosotros,
¿de acuerdo?

63
Troy asintió, sonriendo. —Gracias. Es bueno tener un
amigo.

Aarón asintió y desapareció en el interior. Troy miró


hacia el cielo estrellado. Un poco más tarde, se unió al
grupo. Se quedó un rato y luego decidió que era hora de
irse. —Necesito salir —dijo Troy a Aarón—. Muchas gracias
por todo. Tengo que levantarme temprano mañana.

Aarón le dio una mirada de simpatía. —Te acompaño a


casa si quieres.

—Eres tan agradable, Aarón. No, de verdad. Voy a


ah... ir yo solo. Estaré bien. Gracias —dijo, apretando su
brazo.

Troy se fue, caminando tranquilamente por la playa,


tarareando una canción. Y a lo lejos, vio a Génesis. El
comienzo del Génesis le vino a la cabeza, pero no el grupo
de rock, la Biblia, y se encontró recitándola.

—En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Ahora


la tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas
gobernaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios
estaba flotando sobre las aguas. Y dijo Dios: “Sea la luz, y
hubo luz”. Y vio Dios que la luz era buena y separó la luz de
las tinieblas. Dios llamó a la luz “día”, y a las tinieblas las
llamó “noche”.

—¿Randy? —Génesis se quedó sin aliento, mirando


hacia arriba desde donde ella estaba sentada en la playa.

La había sorprendido. —Hola.

—¿Estabas recitando la Biblia?

64
—¿Lo estaba? —Él se echó a reír—. No pensé que
hubiera dicho todo eso en voz alta. ¿Te importa si me uno a
ti?

—No, siéntete libre —ella le invitó, pasando a Troy la


botella de vino que había acunado entre sus rodillas.

Troy se dejó caer en la arena junto a ella. Tomó la


botella y bebió un poco. Vino barato. —Gracias. —Él se la
volvió a pasar—. Noche agradable.

—Sí, a veces me gusta dormir aquí afuera.

—¿No tienes miedo? —Él la miró.

—No, ¿por qué? Es totalmente seguro estar aquí.

—Estaría nervioso aquí solo. Nunca se puede saber


quién se paseara por este tramo de playa de noche—. Troy
puso una mueca de terror en su cara.

Ella se echó a reír.

—Mira esas estrellas. —Ella señaló.

—Um. La luna es hermosa.

—Una luna de amante. Solo que mi amante está con


otro esta noche.

—Oh, lo siento. —Ella miró a Troy.

—Está bien —dijo—. No te preocupes. Es pronto para


que todo se arregle. Una noche estaré aquí mirando este
cielo con él.

—¿En serio? ¿Se ha casado y se está divorciando o


algo así?

65
—Bueno, no realmente. Es complicado. Ya ves, Dave
es mi marido.

Ella se echó a reír. —¿Dijiste Dave, no... el Dave de


Aarón?

La ira se levantó en él. —¿El Dave de Aarón? —Su voz


temblaba—. Él no es el Dave de Aarón, ¡tonta! Es mío.

Sus ojos se abrieron. Ella empezó a levantarse. —


Tengo que irme. Yo...

Troy sostuvo su brazo y la mantuvo en el suelo. —


Sabes, es lamentable que estés aquí. Necesito estar cerca
de mi amante. Aarón ha tenido mi vida durante bastante
tiempo ya. No puedo soportar que toque a Dave. Me va a
volver loco.

Génesis comenzó a luchar y luego a gritar, pero él


cubrió su boca y llevó la mano alrededor del cuello.
Presionándola de espaldas contra la arena, Troy le apretó la
garganta con fuerza y miró sus ojos asustados cuando el
vino se vertió en la arena.

—Y vio Dios que la luz era buena y separó la luz de las


tinieblas. Dios llamó a la luz “día”, y a las tinieblas las llamó
“noche”. Pobre, pobre Génesis. Ha bebido demasiado.

La marea que viene subiendo puede ser una perra. Las


cenizas a las cenizas... el polvo al polvo.

Troy cogió su cuerpo inerte y lo llevó hasta la playa,


junto con su botella vacía. Vio cómo Génesis y su botella
flotaban en las olas. Muy poético. —Vas a tener cuidado de
merodear por las playas a todas las horas de la noche. ¿Tu
mamá no te enseñó nada, chica?

66
Troy volvió a su casita después de eso, y se quitó toda
su ropa. Se tumbó en la cama y se acarició la polla un rato,
imaginando a Dave desnudo en la portada de ese libro. Sí,
podría coger la foto de Dave. De hecho, todavía tenía
imágenes. Troy salió de la cama y rebuscó en su bolsa.
Cogió varias fotos de desnudos que había tomado de Dave
en su luna de miel. Dios, la cámara lo amaba. Troy se
centró en el pecho de Dave, tan musculoso con esos tensos
pezones oscuros y su polla, mucho más grande de lo que la
mayoría de los hombres podrían incluso desear, y dentro
del culo de Troy... esa polla había sido un placer
insuperable.

Se acarició a sí mismo mientras examinaba las


imágenes. Mío —susurró—. Tómame, Dave. Jódeme,
cariño. Jódeme... sí... —Troy se vino en la mano, besó la
imagen, se dio la vuelta y se fue a dormir. Tenía que
levantarse temprano si iba a correr con Dave. Lástima que
Aarón no fuera un corredor. Lástima, mucha lástima.

A primera hora de la mañana, Troy tenía un mensaje


de su agente. Ella podía esperar. Se dio una ducha y miró
su rostro en el espejo. Se veía bien, descansado, estaba
fantástico. Había dormido como un bebé. Se puso
pantalones cortos, una camiseta sin mangas, y unas
buenas zapatillas para correr.

Se ató el pelo hacia atrás y esperó a Dave. —Un


regalo para los ojos es esto, cariño —murmuró Troy
mientras caminaba fuera, estirando un poco, esperando a
que Dave viniera corriendo.

Cuando Troy lo vio, corrió a su encuentro. El cielo era


azul y el sol brillaba. La suave brisa estaba el cielo. ¡Hola!

67
Dave sonrió. —Hey.

Troy empezó a correr junto a él. Disminuyó la


velocidad algo para que le alcanzara. Qué dulzura. Cuando
Dave vuelva a mi cama sin embargo, no estará fuera para
correr a su hora. Troy se aseguraría de que estuviera
ocupado con su polla en su culo, tanto que Dave nunca
querría sacarla de nuevo.

—Así que, tienes que hacerme un programa personal,


¿recuerdas?

—Claro —dijo. Aceleró un poco. Troy sabía que lo


haría. Dave era un fanático de la forma física. Cuando lo
veías desnudo lo apreciabas, pero aun así, si tenía que atar
a Dave a la cama cuando Aarón estuviera fuera del camino,
simplemente le evitaría de hacer esta mierda cada día.

—Hombre, corres rápido. —Troy estaba respirando con


dificultad.

—Lo siento. —Se echó a reír, dándose la vuelta y


corriendo en el acto.

Terminó la carrera con Dave, a duras penas, y


finalmente, gracias a Dios, Dave se detuvo. Se sentaron en
un banco y bebieron un poco de agua.

—¿Cómo estás? —preguntó Dave a Troy, limpiándose


el pecho con una toalla. Se puso de pie y se estiró un poco.

Yum. Troy se distrajo durante un momento y luego


recordó. —Oh, ¿has oído?

—¿Oído qué? —Troy no podía dejar de ver esa toalla


moviéndose sobre su pecho.

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—Pensé que Aarón te lo habría dicho. —Se puso de
pie, extendió la mano, y cogió la toalla de él—. Déjame
llegar a tu espalda. —Troy no esperó su respuesta, solo se
giró y limpió con la toalla sus anchos hombros y luego
continuo más abajo para llegar a ese delicioso culo. Tuvo
que dar un paso atrás para no ser tentando por esos dos
duros globos redondos. Troy se colocó de nuevo de frente y
le entregó a Dave la toalla.

—¿Qué está pasando? —insistió Dave.

—Le estuve contando a Aarón acerca de mi ex. Trató


de matarme.

—Mierda.

—Um. —Troy asintió—. ¿Quieres tomar algo?

—Tengo que volver. Génesis no vino esta mañana y


tenemos huéspedes a los que prepararles el desayuno.

—¿En serio? ¿Necesitas una mano? Soy muy buen


cocinero.

—¿Sí? —Él levantó una ceja—. ¿En serio?

—Estoy en medio de dos trabajos. Estaría feliz de


ayudar. Justo hasta que Génesis vuelva, por supuesto, y
trabajaría de forma gratuita.

—No, te pagaríamos. —Dave sonrió—. Volvamos.


Aarón será relevado.

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Cuando llegaron allí, Aarón tenía una risita disimulada.
—No es como Génesis —estaba diciendo, no haciendo
demasiado escándalo sobre la oferta de Troy de ayudar—.
Realmente aprecio esto, Randy. ¿Sabes cocinar?

—¿Sé cocinar? —Sonrió—. Mi padre era chef. Papá


estaba metido en realidad en el negocio de importación y
exportación, pero qué demonios. ¡Bastante cerca!

—Perfecto —dijo Aarón.

Dave dio a su hermano un beso rápido. —Ves, te dije


que todo iba a salir bien. Voy a lavarme y luego bajaré para
ayudar.

—Mira —dijo Troy a Aarón, su mirada siguiendo a Dave


mientras desaparecía. Dios, podría imaginarse estar en la
ducha con Dave, con el agua corriendo por su cuerpo. Troy
se lamía los labios y se exigió a si mismo concentración—.
No quiero que te preocupes. —Se las arregló para centrarse
de nuevo en Aarón—. Sólo déjame tomar una ducha rápida
aquí, y me pondré a trabajar. Los huéspedes no están
todavía, ¿verdad?

—No, tienes tiempo —dijo Aarón—. Te enseñaré dónde


están las duchas de los huéspedes.

—Solo señala el camino. Lo encontraré —le dijo Troy.

—Sube las escaleras a la derecha —dijo Aarón.

—Derecha —…asintió…— la izquierda es tu cuarto.

Aarón asintió. Se mordió la uña un minuto, distraído.


—No lo entiendo. Ella nunca ha llegado tarde. No responde
a su teléfono.

70
—Era un poco una especie de... hippie... ¿no? Ya
conoces a esos tipos. Mira, voy a ducharme rápidamente,
enseguida vuelvo. —Troy le sonrió, y le tocó el brazo—. No
te preocupes, o te saldrán arrugas de tanto fruncir el ceño.

Corrió por las escaleras y bajó la mirada hacia el


pasillo. Troy podía oír el agua corriendo. Se inclinó contra la
pared y se frotó la polla. Dave. Dedicaré el resto de mi vida
a nosotros. He sido un tonto. Ya estoy de vuelta. Cariño.
Soy tuyo. Tanto como que nunca miraré a otro hombre de
nuevo.

Troy se acercó más, abriendo la puerta que separaba


la pensión del resto de la casa. La puerta de la habitación
estaba abierta. Caminó dentro. Lo primero que vio Troy fue
una cama extra grande, su cama. Quería vomitar en ella,
destrozarla. Tomó aliento. La puerta del baño estaba
abierta. El sonido del agua se detuvo. Troy entro. Dave
salió de la ducha y Troy se quedó allí, congelado,
saboreando la vista de su marido desnudo. Troy tenía
derecho a verlo desnudo, derecho a tocarlo en cualquier
lugar que quisiera.

Dave parecía disgustado. Cogió una toalla y la envolvió


alrededor de su cintura. —¡Randy! ¡Qué coño!

—Oh, Dios mío. —Troy se llevó una mano a la boca—.


Lo siento mucho. Aarón debe haberme dado mal las
explicaciones, o probablemente entendí mal. Me dijo que
podía tomar una ducha. Este no es el baño de huéspedes,
¿verdad?

—No —Dave negó con la cabeza— no lo es.

71
—Iré a encontrarlo. —El agua brillaba en la piel
bronceada de Dave, las gotas reluciendo como diamantes,
gotas perfectas para atrapar en la punta de la lengua.

Troy quería tocar con su lengua la punta de los


pezones, ponerlos más duros, chuparlos... y luego su
polla... la polla de Dave. Quería joder a Dave por sorpresa,
atarlo, hacerle gritar su nombre.

—¿Randy?

Troy parpadeó, y se volvió para ver a Aarón allí de pie.


—Me equivoqué de camino. —Negó con la cabeza—.
¿Dónde está la ducha?

Aarón no estaba satisfecho con la explicación de Troy


de que se había confundido a la hora de dirigirse a la
ducha. Lo sabía. Hubo un silencio. Dave fue el que
finalmente dio instrucciones a Troy, y rápidamente salió de
la habitación. Esperó afuera para escuchar a Aarón decir
exactamente lo que él sabía que diría. —¿Qué diablos está
pasando aquí?

—Nada —respondió Dave—. Él se perdió.

—¿Se perdió?

—Sí.

—Y tú desnudo en la ducha.

—Aarón, ¿esperas que me duche con la ropa puesta?

Hubo un silencio. Vamos, Troy en silencio instó,


discutid, pelead. A Dave nunca le gustaron las rabietas de
celos. Le aburren porque, muchacho estúpido, Dave nunca

72
jamás, te engañaría, incluso si no le dieras nada. Es
demasiado honorable para eso.

—Eres tan atractivo —gimió Aarón de repente.

¡Joder! Oh no, lucha, maldita sea.

—Quítate esa toalla, —exigió Aarón—. Quiero mirarte,


acariciarte un minuto.

—No tenemos tiempo —respondió Dave. No convenció


a Troy.

—Vamos, Dave. Por favor. Sólo quiero jugar con ella.

Silencio.

Vamos, Dave, échale a patadas. Ciérrale el pico.

—Um, Dave, es tan grande... mierda... estás tan duro,


cariño. Ojalá tuvieras tiempo para joderme. Dios, quiero ser
follado por ti.

—Um... Aarón... ah... para, cariño... para. Tienes que


cocinar... y...

—Tan atractivo... tan caliente... um... Dave, por favor.

—Chúpala. Chúpala.... um... voy a joderte la cara...

Troy tragó saliva. Golpeó la pared con el puño y luego


se retiró a las duchas de los huéspedes. Troy sentía que
podía asesinarlo. Podría matar a Aarón ahora. Pero primero
debía calmarse. Dave será mío. Se duchó rápidamente, se
puso los pantalones cortos, y corrió escaleras abajo. Troy
llegó a la cocina y comenzó a pensar en lo que haría para el
desayuno. Se había quitado la camisa, se frotó sus propios
pezones un poco antes de llegar abajo, poniéndolos duros.

73
La polla de Troy estaba demasiado dura mientras sacaba los
huevos. Haría tortillas. Era bueno en eso. Rompió los
huevos, pensando en la cabeza de Aarón. Cada minuto que
pasaba, pensaba en su hermano allí arriba con su marido.

Cuando Troy oyó a Dave bajar, se volvió y dio a sus


pezones un rápido pellizco otra vez. A Dave siempre le
habían gustado sus pezones, y era capaz de chupar y
retorcerlos como ningún otro. Troy se volvió desde la
nevera. —Hey. —Sonrió.

Los ojos de Dave se centraron en el pecho de Troy un


minuto después miró hacia otro lado. ¿Cómo podría no
hacerlo? —Espero que no te importe que me quede sin
camisa. Yo... tengo calor. —Troy se encontró con los ojos de
Dave.

Dave se limitó a sonreír. —Hace calor hoy. ¿Qué vas a


hacer?

—Tortillas.

—Genial —respondió Dave.

Aarón entró en la cocina. Troy podría haber abofeteado


esa sonrisa petulante de su cara. Agarró a Dave y se colgó
encima de él un minuto. Se besaron y luego se separaron.
—Sabes, —dijo Aarón, sirviéndose café— intenté contactar
con Génesis de nuevo. No hubo respuesta. Estoy
preocupado ahora.

—Tal vez quedó con alguien, —él ofreció.

Aarón sacudió la cabeza. —No ella.

74
—Trata de no preocuparte, cariño —dijo Dave,
sirviéndole una taza de café a Aarón—. Los clientes ya se
han levantado. Creo que voy llevarles café y entretenerles.

—Buena idea —dijo Troy—. Aarón me puede ayudar


aquí.

Aarón le miró. —Haré unas tostadas.

—Bien. Vamos a mantenerlas en el calentador. Así que


—Troy dijo, preparando la sartén para las tortillas— tú y
Dave parecéis tan... felices. ¿Dónde lo conociste?

Aarón se quedó congelado.

Troy sonrió. Él sabía que la pregunta le desarmaría.

—Lo siento, no era mi intención entrometerme. —


¿Podría ser que acabaras de tomar mi jodida vida, perra, y
tomaras el relevo?

—Nos ah... conocimos en Los Ángeles.

—Es un gran hallazgo. Tan... masculino... fuerte...


atractivo. ¿Es bueno en la cama? —Troy miró a Aarón.

La boca de Aarón se abrió.

—Vamos... no seas mojigato. Sólo estamos entre


amigas... ¿Es bueno con la polla? ¿Te jode agradable y
profundo?

—No somos como amigas... —dijo Aarón, reuniéndose


con la mirada de Troy—. Pensé que había dejado todo claro
acerca de Dave.

—No estoy detrás de Dave, —Troy negó con la cabeza,


cascando los huevos—. Conoces mi triste historia.

75
—¿Entonces que te hizo ir tras él a la ducha entonces?

—Fue un accidente, Aarón. Lo siento. Yo... él es tuyo.


Él está en tu cama cada noche jodiéndote, ¿no?

No respondió.

—¿Deberíamos añadir champiñones?

—Por supuesto —respondió.

—Escucha, de nuevo, no me importa. Estoy solo desde


que mi ex se fue. Incluso si trató de matarme, lo amaba.

—¿Cómo puedes amar a alguien que quiso matarte? —


preguntó.

—Era una gran jodida. Tendrás un montón de buen


sexo, ¿no es cierto?

Aarón asintió. —Supongo.

—Entonces… —Troy suspiró, admirando su obra


maestra— ¿… lo vuestro fue amor a primera vista?

—No... no exactamente. —Él estaba untando una


tostada.

—¿Me dices tú secreto?

—¿Secreto?

—¿Cómo un hombre como tú mantiene a alguien como


Dave satisfecho en la cama?

—¿Qué quieres decir con... un hombre como yo?

—Hey, Aarón, no vamos a engañarnos, mírale. —Troy


hizo un gesto mientras picaba. Dave estaba sentado en la
mesa hablando con Jerry y Nikko—. Ese es un hombre de

76
verdad... y... bueno... tú no eres tan experimentado en la
cama, ¿no? Él podría tener a cualquier hombre que
quisiera. Dave debe encontrarse a veces anhelando más...
pensando en joder a otros chicos. Es bastante normal.

La mandíbula de Aarón temblaba. —No creo que...


Dave quiera... necesite a cualquier otro tipo.

—Bueno. Bien, —Troy le sonrió—. El desayuno está


listo.

Aarón estaba tranquilo, aunque en el desayuno y


probablemente pensando en lo que Troy le había dicho.
¿Muy inseguro? Troy prodigó un poco de atención sobre el
escritor, preguntándole sobre su último libro. Ningún
escritor en el mundo podía ignorar ese tipo de atención. —
Así que, dinos… —coqueteó un poco, dándole una
cautivadora sonrisa mientras Troy agitaba su café— …Jerry.
¿Cuál es la escena más sexy que alguna vez has escrito o
quisieras escribir?

—La mesa del desayuno puede que no sea el mejor


lugar para eso —respondió Jerry. Parecía que se había
sonrojado. Troy le codeó—. Vamos, tengo curiosidad. A
vosotros chicos no os importa, ¿verdad? —Miró a su
alrededor—. Vamos, Jerry, ¿con qué frecuencia tenemos
cerca a un verdadero novelista que escribe sobre hombres
calientes en acción? ¿Y estoy seguro que escribes
basándote en tus experiencias?

—Bien…—Jerry se encogió de hombros— …Encuentro


el ligero bondage sexy.

77
—¿Ligero? —Troy arrugó la nariz—. Vamos. Da a Aarón
y Dave algunas ideas. No quieren que su vida sexual sea
aburrida. —Se rio.

Aarón no se reía.

Dave se echó hacia atrás en su asiento, pareciendo un


poco perplejo. —No te preocupes por eso.

Aarón abrazó a Dave. —¿Estás seguro?

Oh... las grietas se estaban mostrando. —Así que,


dinos, Jerry. El ligero bondage suena pervertido.

—Bueno, atar las manos de tu amante juntas...vendas


sobre los ojos... extendiéndolo en la cama.

—La suspensión es mejor, ¿no? —Troy miró a Dave—.


Quiero decir... el acceso a todo... ¿lo has hecho alguna
vez...colgar a un chico atractivo... has jugado con él
durante horas... jodido con él hasta que no pudiera
aguantar más?

Nadie dijo nada. Dave fue el primero en levantarse de


la mesa. Agarró los platos. —Yo... solo empezaré a lavar los
platos.

—Te ayudaré. —Troy se levantó y se fue con él antes


de que Aarón pudiera ofrecerse.

—Estoy bien —dijo Dave—. Voy a ah... poner las cosas


en el lavavajillas.

—Lo has hecho, ¿verdad? —Él lo miró. Sí, maldita sea,


lo has hecho conmigo... y no estábamos solos. Otros tres
chicos calientes tomaron a Dave... mientras yo miraba.
Había sido la cosa más erótica. Había tardado meses en

78
hablar con él sobre ello, pero una vez que estuvo allí, le
había encantado—. A veces unos chicos... ya sabes... Creo
que se lo sugeriré a Jerry para su libro. Algún hermoso
chico colgaba y jugaba con... ser follado duro por más de...

—Basta —espetó Dave.

Troy apartó la mirada, sonrió. Supongo que hizo a


Dave recordar. ¿Te falta algo en la cama, mi amor? —Lo
siento. Estoy seguro de que será muy fácil para los dos
condimentarlo.

—No necesitamos añadir nada mas —dijo Dave—. Está


bien. Te agradecería que bajaras el tono a la hora de
charlar de sexo en la mesa. ¿De acuerdo?

—Lo siento. Maldita sea, soy tan asno. Yo… solo pensé
que al ser Jerry era un escritor de ficción erótica...

—Mira, te lo agradezco —dijo Dave—. Aprecio que


estés tratando de entretener a los invitados. Sólo... ah...
hay un lugar para cada cosa.

Mi buen Dave.

—Gracias por tu ayuda hoy, Randy.

—Quiero quedarme —le dijo Troy—. Me quedaré y


ayudaré a Aarón.

Dave le miró.

—Lo sé, siento que no te conozco bien, pero creo que


debería contarte. Tengo la sensación de algo malo... que
algo mal le pasa a Aarón.

—No le pasa nada malo a Aarón. —Dave negó con la


cabeza.

79
—Está bien. —Troy se ocupó de los platos pero Dave lo
miraba con curiosidad. Bueno, había plantado la semilla.
Troy salió una hora más tarde, después de que Aarón dijera
a quemarropa que no necesitaba ya su ayuda—. Génesis
volverá.

—Eso espero —dijo Troy, y lo abrazó—. Vas a estar


bien, Aarón, —dijo en voz baja—. Trata de no preocuparte
tanto, y de no estar tan tenso.

—Yo no estoy... tenso — le dijo a Troy.

—Lo siento, me equivoqué. —Se despidió de Jerry y el


escritor le lanzó un beso.

Cuando Troy salió a la calle, el novelista corrió hacia


él. —¿Quieres dar un paseo después?

—Por supuesto. —Troy se encogió de hombros—.


Podrías ir a mi casa para tomar una copa, si quieres. En
realidad, me encantaría hablar contigo sobre Aarón y Dave.

—Bueno, no los conozco muy bien así que... Preferiría


que no.

—Creo que ellos pueden tener un bajón sexual. Tal vez


puedas ayudar.

—No puedo. —Parecía avergonzado—. No me


corresponde a mí hacerlo... Yo sólo escribo.

No iba a ser de ninguna utilidad. —Bueno, entonces —


dijo Troy—. Hablaremos más tarde, “solo como escritor” —
Estrechó la mano del hombre y se dirigió a casa.

En los siguientes días Troy corrió con Dave sólo para


recibir su dosis de ojos dulces por lo que tuvo material

80
fresco para masturbarse, pero mantuvo la distancia del
tifón Aarón. Troy descubrió, cuando Génesis no regresó,
más pronto que tarde, cuando su hermano fue a buscarle.
Lo hizo, sobre todo porque el marido se había ido con uno
de sus clientes durante una semana.

—Odio tener que pedírtelo. —Aarón se sentó en la


playa de Troy delante de la casa con él un par de días más
tarde—. Simplemente no esperaba huéspedes adicionales.
Y nunca esperaba que Rod y Wendy ampliaran su estancia.

Troy estaba enojado de que Dave se hubiera ido y ni


siquiera le hubiera dicho que se marchaba.

—¿Él te deja solo a menudo? —preguntó Troy.

—Es su trabajo. —Aarón se encogió de hombros—.


Tiene que ir en la ruta con celebridades y esas cosas a
veces.

—¿Hombre o mujer?

—¿Qué?

—¿Se ha ido con un hombre o una mujer?

—Es un hombre, un productor de cine en realidad.

—Um. —Troy le miró.

—Dave no es así. ¿Eras así de receloso con tu ex?

—Mi ex jodía a mí alrededor todo el tiempo. Era un


perdedor. Dave no es un perdedor, pero todos los hombres
son así cuando están lejos.

—Yo no lo soy.

—Sí, pero tú tienes a Dave en tu cama.

81
Aarón parecía estar tratando de averiguar a dónde
quería llegar Troy. Este no le dio tiempo a pensar
demasiado.

—Entonces, ¿cómo es tu vida sexual? En serio.

—No me siento cómodo hablando contigo acerca de


eso.

—Dime, ¿te jodió antes de irse?

Aarón hizo una mueca. —No tuvimos tiempo.

—Oh. Um. Cuando te folla, ¿es bueno?

Aarón sacudió la cabeza y se echó a reír. —No te lo


digo. Basta.

—¿Alguna vez le jodes?

—A veces —dijo en voz baja.

Eso cabreó a Troy. —¿Pero él te folla en su mayoría?

—Sí. Él no es... un... bueno... puede estar a veces en


la parte inferior pero... es sobre todo activo.

—¿Eso te frustra?

—No, —le espetó Troy—. ¿Por qué seguimos hablando


de esto? Así que... Escucha, voy a pagarte bien si me
ayudas.

—No hay problema —dijo Troy, poniendo una mano en


su hombro—. Una cosa, ¿crees que sería mejor si me
realmente permaneciera allí, dado lo temprano que a
algunos invitados les gusta desayunar?

82
—Claro, esa es una buena idea. Sólo hasta que Dave
vuelva.

—Por supuesto, —Troy sonrió—. ¿Alguna noticia de


Génesis?

—No. Contacté con la policía.

—¿La policía? —Troy miró—. ¿Para qué? Es adulta.

—Ha desaparecido. —Aarón se puso de pie.

Troy le siguió. —Probablemente se fue con algún tipo.


Tú sabes, Aarón, pareces cansado.

—No he dormido bien.

—¿Por qué? ¿Otra pesadilla?

—Sí. Esta era mala.

Vio cómo la marea subía —¿Sobre qué?

—Es una larga historia. —Aarón sacudió la cabeza—.


Tenemos que planificar un menú.

—Muy bien. Vamos a hacerlo, ¡amigo!

Los días siguientes fueron jodidos. Su Dave se había


ido y Troy se quedó con Aarón, quejándose de su falta de
sueño y cómo extrañaba a su marido. Troy quería golpear
su cara hasta dejarla hecha una pulpa. No puedo esperar a
deshacerme de tu jodido y lamentable culo.

Aparte de eso, Troy se hizo indispensable para su


pobre gemelo, que se sentía abrumado por la repentina
avalancha de clientes, mojigatos y aburridos. Troy
cocinaba, limpiaba, incluso suministraba aspirinas cuando
Aarón se quejaba de dolores de cabeza. La única vez que

83
vio Troy a Aarón feliz fue cuando Dave lo llamó desde
Ámsterdam. —Viene a casa —dijo Troy después de una
particularmente buena cena de carne de pato asada—. Lo
único que sé, maldita sea, es que no voy a estar aquí para
recibirle. Estaré regresando de llevar a los invitados al
aeropuerto.

—Llevaré a los invitados de vuelta al aeropuerto


mañana, para que puedas estar aquí cuando llegue —
ofreció Troy.

—No, no puedo aprovecharme así. Has hecho


suficiente. Randy, no podría haber hecho esto sin ti. —Troy
sonrió—. Está bien, está bien. Estaré aquí para saludar a
Dave. Voy a hacer un maravilloso desayuno de bienvenida a
casa para los dos.

Aarón le dio una palmada. —Perfecto.

—Qué tal si te preparo el dormitorio como una


sorpresa y te dejo el resto a ti. Incluso llevaré el último
invitado al barco hoy, y así os dais algún tiempo para
haceros arrumacos.

Aarón lo abrazó. ¿Qué te parece? Troy planeó el menú


en su mente esa noche, mientras que Aarón estaba sentado
viendo algún programa de música. Estaba anticipando el
regreso al hogar de su hermoso marido.

Esa noche después que Aarón se fuera a la cama, Troy


tomó la limusina para dar una vuelta, la que Aarón iba a
utilizar para transportar a los invitados al aeropuerto por la
mañana. Hizo algunas pequeñas modificaciones en el
tanque de gasolina. Nada como una fuga lenta para dejarlo
tirado en algún lugar durante unas horas.

84
Troy vio a la mañana siguiente cómo Aarón apiló a los
pasajeros en la limusina y se marcharon. Hizo un gesto,
sonrió y volvió a entrar. Dave ya estaba de camino. Su
cliente le había dejado su avión privado y el chofer iba a
llevarlo a casa. Qué vida.

Otra limusina llegó y Dave salió. El conductor le


entregó su bolsa y Dave vino caminando hasta el camino de
acceso frontal. Troy abrió la puerta. —¿Randy? —dijo—.
¿Dónde está Aarón?

—Déjame llevar tu bolsa —ofreció Troy. ¡Que se joda


Aarón!

Dave entregó la bolsa a Troy.

—Me ofrecí para llevar a los huéspedes al aeropuerto,


pero él insistió en hacerlo él. No lo entiendo. —Negó con la
cabeza—. Es como si no estuviera contento de que
volvieras a casa.

Dave se limitó a mirarlo.

—De todos modos, regresara pronto. Estoy seguro de


que es solo el exceso de trabajo. Hice el desayuno.

—Genial —dijo Dave—. Me muero de hambre. ¿No hay


noticias sobre Génesis?

—Nada. —Troy negó con la cabeza—. Mira, es un poco


extraño, pero había planeado un desayuno romántico para
dos, y he montado una mesa en vuestro dormitorio. Lo
siento.

—¿Lo sabe Aarón?

85
—Se lo dije esta mañana, pero él insistió en conducir
la limusina. No lo entiendo. Si tú fueras mío... —Hizo una
pausa, sonrió—. Así que, comemos arriba. Ya está listo.

Dave no parecía interesado. Troy cogió su mano y le


llevó arriba. —No podemos desperdiciarla.

—Randy —dijo Dave, deteniéndose fuera de la puerta


de la habitación—. Yo no creo que quiera hacer esto. Se
siente mal. ¿Qué está pasando aquí?

—Lo que te he dicho. —Troy abrió la puerta—. Mira, ve


la mesita. Tostada francesas. Te encantan.

—Vamos a llevarlo abajo. —Dave levantó la totalidad


de la mesa y la llevó escaleras abajo.

Maldita sea. —Tienes razón, por supuesto —dijo Troy,


cuando les sirvió un poco de café. Sirvió tostadas y todas
las cosas que sabía que a Dave le encantaba comer. Sin
bacón. Dave nunca comía bacón, aunque le encantaba el
olor. Se sentaron enfrente del otro.

—¿Tal vez podamos nadar más tarde? —sugirió Troy.

—Aarón estará en casa. Veré lo que quiere hacer. Las


tostadas francesas están geniales.

—Solo queda un huésped. Es un solitario, duerme


hasta tarde. Buscaba a alguien que lo llevara a pescar
después. ¿Quieres unirte a mí?

—Una vez más, vamos a esperar a Aarón.

Terminaron el desayuno con una conversación


educada. Troy estaba echando humo un poco con la
ingratitud de Dave. Dave habló de Ámsterdam, donde había

86
estado con el productor y Troy lavó los platos. El tiempo
pasó y Dave comenzó a mirar el reloj. —Voy a llamar a
Aarón a su teléfono móvil.

—Buena idea —dijo Troy, sacando el teléfono de Aarón


del bolsillo. Por suerte estaba apagado. Lo puso en el
mostrador y luego dijo—: Oh, mira, Dave, el teléfono de
Aarón. Debe haberlo olvidado. —Troy se había asegurado de
que Aarón no fuera capaz de encontrarlo esa mañana.

—Maldita sea —dijo Dave—. Debería ir a buscarlo. Tal


vez el vehículo se estropeó.

Troy se acercó y lo tomó del brazo. —Lo dudo. Volverá


pronto. El huésped se encuentra arriba. Le voy a conseguir
algo de comida y llevársela. Ojalá te unas a nosotros.

Dave tintineó sus llaves. —Voy tras él. Estaré de vuelta


pronto. Y Randy, gracias por mantener el fuerte.

Troy sonrió y lo vio salir. Valió la pena, valió la pena


cada minuto por tener la oportunidad de ser una pareja
normal, para servir a Dave el desayuno. Troy estaba
deseando hacer eso a tiempo completo. Pronto, muy
pronto.

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Capítulo Cuatro
Para un hombre supuestamente religioso, Rod soltó un
montón de jerga verbal hacia el Creador cuando se quedó
atrapado en la autopista al aeropuerto de Lihue. Eran sólo
treinta y una millas en coche, pero a menudo llevaba cerca
de una hora debido a la sinuosa, retorcida carretera y el
frecuentemente despiadado clima. Aarón no podía creer
que al parecer se hubieran quedado sin combustible. Era
imposible. Había llenado el tanque él mismo el día anterior
y no había conducido a ningún lugar desde entonces.

¿Por qué tenía la extraña sensación de que Randy


había saboteado el vehículo? Se sentía mal, incluso
pensarlo, pero el tipo era un verdadero monstruo. Hablar
sobre sexo y bondage en la mesa de desayuno. Incluso el
escritor romántico había parecido un poco conmocionado.

Dave había tenido una reacción muy extraña con ello.


Tal vez esté empezando a ver que Randy está un poco mal
de la cabeza.

—¡Vete a la mierda! —gritó Rod, agitando el puño al


cielo. Aarón estaba tratando de averiguar por qué estaba
tan enojado con Dios. ¿Dónde tenía que llegar con tanta
prisa, de todos modos?

Lamentó que este lote de huéspedes tuviera que volar


desde Lihue y no Princeville, que estaba mucho más cerca.
Suspiró y se obligó a mantener la calma mientras llamaba a
la triple AAA5 desde el teléfono móvil de Wendy. La batería
5 
American Automobile Association también "triple A" Comienza el 4 de marzo 1902 en Chicago
por nueve clubes del motor. Ahora representa los intereses de casi todos los propietarios de

88
del teléfono móvil de Nikko había encontrado un
desafortunado destino en una cascada y estaba de mal
humor en la parte trasera del vehículo.

—Puede que haya perdido algunas llamadas


importantes —había dicho más de una vez. No era él
mismo en absoluto—. ¡No puedo perder mi avión también!
—Mientras Aarón esperaba un operador, trató de
tranquilizar a sus pasajeros diciéndoles que llegarían al
aeropuerto a tiempo para tomar sus vuelos. El operario de
AAA le había dicho que tendría ayuda de camino en treinta
minutos. Ya habían pasado veinte minutos. Se puso de pie
delante del coche, mirando lo último de un inesperado
aguacero alejarse. El océano estaba áspero, los picos
blancos bailaban encima de olas agitadas. No podía dejar
de pensar en Génesis. Puede que fuera una hippie pero no
era propio de ella el no presentarse a trabajar. Pasaría por
su pequeña choza de la playa hoy. Lo había dejado pasar
hasta ahora, porque sabía que ella atesoraba su privacidad,
pero ahora sabía que algo andaba muy mal. Tenía
problemas. Estaba seguro de ello.

Comprobó su teléfono móvil para asegurarse de que


tuviera señal. El operador de la AAA había dicho que le
llamaría cuando el mecánico estuviera de camino. Oyó un
bocinazo de coche y se asombró de ver a una mujer
colocando su coche detrás del suyo, agitando la mano
locamente. Entrecerró los ojos y se dio cuenta de que era
Alice, la agente de bienes raíces. Él le devolvió el saludo.

automóviles. Proporcionan servicios como servicio de emergencia en carretera, instalaciones de


reparación de automóviles, patrulla de seguridad escolar para programas de educación vial, cruceros
especiales y paquetes turísticos a descuentos para miembros de todo el mundo.

89
Gracias a Dios. Tal vez pudiera acercar a los
huéspedes hasta el aeropuerto.

Ella salió de su coche, sus tacones puntiagudos


clavándose en la mojada tierra roja. Se fue derecho hacia
ella y la ayudó.

—¿Está todo bien? —preguntó ella, echando hacia


atrás un mechón de pelo que le caía en la cara.

—Se acabó la gasolina. Ni idea de cómo —dijo—. Pero


tengo problemas. Tengo cuatro huéspedes que necesitan
llegar a Lihue.

Rod corrió hacia ellos. —¡Tengo una audición en


Honolulu a las dos! —Le gritó—. ¡No puedo perderla!

—¿Una audición para qué? —preguntó Aarón. Esto era


una novedad para él.

—Lo más buscado de América. —Él negó con la cabeza


—. Quiero decir, American Ídol6.

Aarón casi se rio en voz alta. —Bueno, no podemos


dejar que te pierdas eso.

—Te puedo llevar —dijo Alice. Ella escudriñó el vehículo


de Aarón—. Puedo apretujar a todo el mundo dentro. No
tengo un gran espacio en el maletero para el equipaje, pero
nos bastará.

6

American Idol es un programa de telerrealidad de concursantes cantantes creado por Simon
Fuller y producido por FremantleMedia y 19 Entertainment, que se comenzó a transmitir por Fox el 11
de junio del 2002. Desde entonces es conducido por uno de los presentadores más cotizados de Los
Estados Unidos, Ryan Seacrest

90
—Dios te bendiga —dijo Aarón. Corrió a su coche y
ayudó a meter a todo el mundo en el BMW mucho más
pequeño de Alice.

—No menciones su nombre de nuevo —murmuró


Nikko—. Si lo escucho mencionar una vez más, voy a
asesinar a ese fanático de Jesús. —Se amontonó en el
coche de Alice y se sentó, rígido, los ojos cerrados, como si
deseara estar en cualquier otro lugar excepto allí.

—¿Es cierto que Génesis desapareció? —preguntó ella


a Aarón, mientras cargaba las maletas del maletero. Él se
quedó paralizado.

—Sí. ¿Qué has oído?

—Sólo que no ha aparecido en la cafetería donde ella


toca y no ha estado en casa. Los vecinos escucharon al
perro y al gato llorando. Los acogieron, pero no tiene
sentido. He oído que tú, los vecinos, y Joe que es dueño de
la cafetería, todos os pusisteis en contacto con la policía,
pero no tienen nada. Ni una sola pista.

Veo que las chismorreos están vivos y florecientes... —


No, no tiene sentido, ¿verdad? —Se sintió muy mal ahora
por no haber ido a su casa para ver cómo estaba. Metió los
bolsos en el maletero de Alice.

—Escuché algo que no puedo verificar. Sus vecinos


dicen que hubo una actividad inusual en su casa ayer.

—¿Actividad inusual? ¿Qué se supone que significa


eso? —Aarón odiaba los chismes y los isleños estaban
demasiado interesados en ello.

—¿Sabes que tiene un hijo?

91
—Sí, sé que lo tiene. —No dijo nada más. Génesis se
lo había dicho en confianza.

—Bueno, tiene trece años y va a la escuela en el


continente. Su ex marido estaba preparándolo todo para
enviárselo a ella durante el verano.

Supongo que no va a poder ser ahora. —Esperó una


respuesta, pero cuando no llegó ninguna, ella bajó la voz—.
Ella era ex-militar. ¿Sabías eso? —Aarón dejó de tratar de
hacer que la maleta Gucci de Wendy cupiera en el maletero.
No había sabido eso de Génesis. Debió de haberlo mostrado
en su rostro.

—Se marchó licenciada con honores y con una enorme


pensión. He oído que algún personal militar de la Base
Marina de Kaneohe se presentó en su casa ayer.

Aarón se sorprendió. Para que los militares de


Kaneohe llegaran a involucrarse significaba que algo
realmente terrible debía haber sucedido a Génesis... o, ella
había tenido un rango tan alto en las fuerzas armadas que
habían elegido involucrarse.

Ella se enderezó cuando Aarón dejó de contestar y


volvió a apretujar las maletas en el estrecho espacio.

Alice cambió de tema. —Oye, ¿qué vas a hacer con


respecto a contratar un chef?

Aarón no pudo detener su mueca. —Nuestro nuevo


vecino nos ayudó pero, honestamente, eso realmente no es
solución. —Alice frunció el ceño—. ¿Su marido no llega?

—¿Marido? —Aarón se sorprendió.

92
Ella extendió las manos. —Le dijo a mi amiga en el
Halekulani... —Ella se puso roja como una remolacha—. No
estaba cotilleando, lo juro.

—No, no. Estoy seguro de que era por negocios. Sé


que tú tienes clientes allí todo el tiempo.

—¡Exactamente! Bueno, es la recepcionista y también


ayuda con la organización de eventos y me preguntó si
pensaba que fueran en serio a casarse allí.

Ella quería conseguir su teléfono de contacto para


ofrecerles una oferta.

Aarón la miró asombrado. —Yo no creo que haya un


marido. Él me dijo a mí y a Dave que acaba de dejar una
mala relación —murmuró Aarón.

—¡Oh, Dios mío! Bueno... —Ella se veía nerviosa—. Tal


vez esté equivocada.

Aarón la miró. Los dos sabían que no lo estaba. Con


tacto se movieron de nuevo al tema de un chef para
Pinneapple Hill. —¿Conoces a alguien en busca de trabajo
como cocinero?

Ella chasqueó los dedos. —En realidad, lo hago. Buen


tipo. Su nombre es Franklin Reynolds. Ha estado trabajando
en Maui, pero acaba de ser despedido de su trabajo como
cocinero a corto plazo en el bar Maui Grand Breakfast. Al
parecer, acaban de deshacerse de él. Ha estado esperando
por algo un poco más relajado. Su hermana, Lani, que es
dueña de la posada Heliconia, es un muy buena amiga mía.
Ella me lo mencionó en un correo electrónico. Es un loco del
surf, así que creo que el lugar es perfecto.

93
—Suena muy bueno. —A Aarón le gustaba la idea de
otro chico alrededor de las instalaciones. Una especie de
amortiguador entre él y el molesto Randy Carlton.

¿Cuándo llegó a ser tal elemento intrusivo en nuestras


vidas?

Aarón no tenía mucho contacto con otros hosteleros


excepto los propietarios de pensiones B & B 7.

Él sabía que la posada Heliconia era un hotel privado


en las laderas más lejanas de un campo de golf. —¿Crees
que está bien que la llame?

—Puedo hacer algo mejor que eso. —Ella comenzó a


poner su Bluetooth sobre su oreja. La llamaré ahora mismo.
La llamaré a su móvil.

—Genial. Oh, espera. Dejé mi teléfono móvil en casa.


Wendy me prestó el suyo. Por favor dile a Lani que la
llamaré cuando llegue a casa. Te debo una grande. —Aarón
cerró el maletero de un golpe.

—Cualquier cosa por un amigo. —Ella le sonrió. De


repente puso una mano sobre su brazo—. Espero que no
pienses que soy insensible tratando de llenar el puesto de
Génesis tan rápidamente.

—No, yo espero que no creas que yo lo soy.

Ella negó con la cabeza. —Los negocios son los


negocios.

7  B&B hostal con pensión y desayuno.

94
Él les dio un abrazo y una rápida despedida a sus
huéspedes.

—¡Nunca olvidaré este viaje! —un huésped le gritó. —


Estaré en contacto.

—Por favor hazlo. —Aarón se alejó del coche y sintió


que un momento de pánico le invadía al verse solo y sin
teléfono móvil.

Ni siquiera había tenido la oportunidad de llamar a


Dave y hacerle saber que estaba atrapado.

—Si todavía estás aquí cuando vuelva de recoger a mi


nuevo cliente en el aeropuerto de Lihue, te llevo a casa
conmigo —dijo Alice.

—Muy bien, gracias. —Hizo un gesto mientras se


alejaba, y los otros se despedían otra vez. Estaba
preocupado por no ser capaz de tener todas sus tareas
hechas a tiempo para los recién llegados.

Unos segundos más tarde, oyó un bocinazo familiar.


Su corazón saltó en su pecho.

—¡Dave! —gritó, nunca más feliz al ver a su apuesto


marido.

—¿Qué pasó? —Dave salió de su coche, la ansiedad


grabada en sus facciones.

—Me quedé sin gasolina.

—¿Se te olvidó llenarlo?

—De eso se trata. Lo llené ayer por la noche.

Dave frunció el ceño y empezó a tantear bajo el capó.

95
—La triple A viene de camino —dijo Aarón.

—¿Cómo lo lograste? Dejaste tu teléfono móvil en


casa. —Dave salió del capó, alcanzó su bolsillo trasero y se
lo entregó a Aarón.

—Oh, cariño, gracias. Pedí prestado el de Wendy. ¿Qué


seríamos sin estas cosas? —Su teléfono móvil sonó. Un
número 808. Alguien en las islas. Cogió la llamada. Resultó
ser Lani, la hotelera. Aarón habló con ella brevemente, y
luego le contó a Dave sobre Franklin.

—Esa es una excelente idea. —Dave levantó la vista


hacia él—. No te quedaste sin gasolina. Esta cosa tiene una
fuga.

Aarón volvió a su conversación. Lani le dijo a Franklin


que saldría en el primer vuelo disponible esa tarde. —Estás
realmente ayudándole —dijo ella—. Acaba de pasar por un
mal divorcio y ahora esto.

Las malas relaciones parecían estar alcanzándole.


Terminó la llamada cuando la Triple A llegó. Él y Dave se
acercaron al coche y murmuraron entre sí.

—Este tipo de fugas es inusual y costoso de arreglar —


les dijo el mecánico—. Yo diría que alguien hizo esto
deliberadamente. Chicos, muy probablemente. Están
aburridos por aquí. Todos tienen la cabeza llena de piedras.

Aarón y Dave intercambiaron miradas. No conocían


ningún crio y los escasos que venían a este lado de la isla
pasaban las vacaciones con sus padres, por una sola razón.
Era un paraíso para los que buscaban descanso. Ni
Disneylandia, ni McDonalds. Los chicos que venían
normalmente se hospedaban en uno de los grandes y

96
llamativos hoteles, todo incluido que ofrecían piragüismo y
lecciones de surf, tres comidas al día, y actividades del
resort ininterrumpidas.

Un largo, largo camino lejos de Pineapple Hill.

Dejaron que el conductor remolcara el vehículo todo el


camino a Lihue para llevarlo a su propio mecánico. Dave le
llamó y les dijo que le echaría un vistazo a la fuga y les
haría saber su pronóstico.

—¿Necesitas un paseo, guapo? —Dave soltó a Aarón.

—Sí. Si tengo la oportunidad de cuidar de tu polla.

Dave sonrió. —Y Randy dijo que no estabas encantado


de que viniera a casa.

—¡Qué!

Dave hizo un gesto con la mano. —Estoy empezando a


pensar que está un poco loco. Inofensivo, pero no es todo
lo que hay. No podía creer que empezara a hablar de
látigos y cadenas en el desayuno. Eso parecería incómodo
en TripAdvisor8, ¿no?

Aarón se arrojó a los brazos de Dave. —Sabes que yo


estaba deseando que volvieras a casa, ¿verdad?

Dave sonrió. —Muéstrame.

—Lo haré. —Aarón se metió en el coche junto a él,


pero tanto como quería mostrar a Dave lo mucho que le

8

Tripadvisor es una web de viajes que asiste a los clientes reuniendo información, subiendo
críticas y opiniones de viajes donde se relatan los atractivos y la satisfaccion en diferentes foros
interactivos.

97
había echado de menos, agonizaba por la destrucción que
Randy estaba causando en sus vidas.

—¿Sabías que Randy le dijo a la recepcionista del hotel


en Halekulani que iba a venir aquí para encontrar a su
marido y que estaba pensando en casarse allí?

—No puede ser. Nos dijo que estaba recuperándose de


una mala ruptura.

—Lo sé, lo sé. Ella está perpleja, también. —Aarón


repitió su conversación con Alice.

—Huh. —Dave se dejó caer en su asiento—. ¿Qué


diablos está este tipo haciendo?

—No lo sé. —Aarón no quería dar a Randy más espacio


en sus vidas. El chico había ido demasiado lejos, demasiado
pronto.

No por más tiempo. Dave es un blando, pero yo no


voy a ser tan agradable. Voy a recuperar mi fuerza. Guau.
¿Por qué estoy pensando de esta manera? Es la forma en
que solía sentir cuando…

Cuando Troy estaba vivo.

—¿Estás bien? —preguntó Dave.

—Muy bien. —Aarón le dedicó una sonrisa seductora,


tratando de no pensar en la forma tan desagradable en la
que Randy había hecho comentarios groseros sobre la
suerte que tenía Aarón porque Dave quisiera a un hombre
como él y, señalando, que él obviamente, no tenía mucha
experiencia.

98
Cerró los ojos y besó a Dave, disfrutando de la manera
en que su abrazo en la carretera empezó a volverse
sensual. Rompió su abrazo.

—Cuando era un adolescente fantaseaba con otros


muchachos. Solía ver a algunos scouts de mi grupo fingir
que estaban haciendo carreras cuesta arriba, pero se
separaron un día y atrapé a dos de ellos detrás de esa vieja
choza que era nuestra base. Estaban en el suelo, sus
uniformes en desorden...

Dave estaba mirando, escuchándole, cautivado por


este relato.

Aarón comenzó a hurgar en los pantalones de su


hombre y se apoderó de la suave y deliciosa polla de Dave.
—Los observé haciéndose mutuamente sexo oral rápido y
sediento. Nunca había oído sonidos como esos antes. El
placer que buscaban... y daban. Habían simulado odiarse
delante de todos pero en secreto necesitaban la polla del
otro. Necesito chupar tu polla, Dave. Y tienes que fingir que
mantienes un ojo afuera por si llega nuestro maestro de
escuela.

Se quedó sin aliento mientras las manos de Aarón


galopaban a su cremallera para liberar más de su gruesa
polla en su boca. Aarón besó y lamió su longitud.

Podía sentir la frustración de Dave hasta que encontró


su camino en la boca de Aarón.

Dave le acarició el pelo mientras le chupaba. —No sé


qué te pasa últimamente, cariño, pero estás en llamas
estos días.

99
Aarón comenzó a frotar con sus dos dedos índices uno
contra el otro mientras chupaba arriba y abajo del eje.
Luego añadió sus pulgares. Le llevó un poco de habilidad
recordar frotar los dedos en direcciones opuestas contra el
manchado eje, así como mantener un férreo control sobre
la cabeza con los labios, pero lo consiguió.

—Eso se siente... —gimió Dave, se quedó sin aliento,


se apoderó de la manija de la puerta, golpeó el techo.

Siento un orgasmo monstruoso venir. ¡Maldita sea,


esa escena de porno que vi realmente funciona!

—¡Oh, joder! —gritó Dave—. Oh... hombre...

La fricción de las caricias de los dedos en direcciones


opuestas lo envió hasta el límite más rápido de lo que
Aarón hubiera esperado. Dave se apoderó de su cabeza y
su polla desgarró la garganta de Aarón. Se corrió, todo su
cuerpo temblaba. Aarón miró hacia abajo. Incluso sus pies
temblaban.

¡Me siento como un profesional! Toma eso, Randy. Sí.


¡Un hombre como yo sabe dar un buen sexo oral!

El pecho de Dave se arrastraba hasta que finalmente


atrapó el aliento. No podía levantar la cabeza del
reposacabezas del asiento. —Tienes una veta perversa
dentro de ti, cariño.

—Tú la sacaste. —Se inclinó y besó a Dave.

—Aarón, o este sol de la isla... o tal vez sea la tierra


roja, pero está mostrando tu lado peligroso, el chico malo
que hay en ti.

—¿Eso es bueno?

100
Me sonrió. —Oh, es increíble. Solo estoy alucinado.

De vuelta a la pensión, Aarón estaba furioso cuando


vio la bandeja del desayuno que Randy había preparado,
supuestamente para ellos dos. Dave dijo a Aarón que
Randy había tratado de persuadirle que lo compartiera con
él.

—En lugar de hacer eso fui a buscarte —dijo Dave.

Irritó a Aarón que Randy hubiera hecho un fantástico


desayuno para Dave, pero reunió cosas para sus invitados.
Randy se tomó tanto tiempo con los elementos del menú,
incluso básicos, que Aarón intentó no instarlo a que se
moviera más rápido.

No. Esa pequeña oferta para cocinero no podía llegar


suficientemente rápido.

Se alegró cuando Franklin Reynolds le llamó, mientras


Aarón y Dave trabajaban limpiando las dos cabañas de
alquiler y las habitaciones de la casa en preparación para
sus huéspedes. La verdad era que Aarón por lo general
disfrutaba preparándose para los nuevos invitados. Le
encantaba la gente y cuidar de ellos, pero no todos sus
clientes eran una maravilla. Esa era la belleza de tener un
alto nivel, alto standing. Si realmente no encontrabas a
alguien simpático, se habrían ido en cuestión de días y otra
gente más interesante aparecía pronto.

101
Franklin parecía entusiasmado con la idea de pasar
tiempo en Kauai. Aarón le aseguró que le darían una
habitación de personal. Tenían dos cabañas muy pequeñas
reservadas para este fin. Cada una tenía una cama, cuarto
de baño, y pequeña cocina, pero el personal tenía derecho
a comer en la casa.

—¡Iré en el vuelo de las seis y media! El vuelo de


Airlines —dijo Franklin—. Espero con interés discutir el
menú del desayuno con usted y cualquier otra cosa con la
que necesite que ayude.

—Yo también —dijo Aarón—. Te recogeré.

—No, no. Voy a alquilar un coche. Me gusta navegar


en la Costa Na'Pali, así que necesito un coche. Voy a enviar
el mío propio pero no llegará hasta el fin de semana.

—Muy bien. —Parecía sólido y autosuficiente.

Cuando terminó la llamada, Dave se acercó corriendo


hacia él.

—¡Pirata Informático!

—¿Qué? —preguntó Aarón.

—Nuestra Génesis. ¡Ella era pirata informático de la


CIA! Al parecer fue capturada en un país de Oriente Medio
hace seis años y fue torturada. Fue retenida como
prisionera durante setenta y nueve días. Nunca entregó
información y salió de allí, rescatando a tres más de su
personal en el proceso. Aparentemente las drogas que le
dieron, dejaron su cerebro frito.

—¡Oh, Dios mío!

102
—Lo sé, ¿verdad? —Dave se pasó una mano por el
pelo—. El gobierno no va a dejar que esto amaine. La
consideran una preciosa joya.

Dicen que no entienden por qué desaparecería.


Piensan que ha sido asesinada. Están a punto de lanzar una
búsqueda por ella.

—¿Cómo te enteraste de todo esto? —preguntó Aarón,


cuando el zumbido de helicópteros perforó el silencio.

—¡En las noticias! Está en la televisión y en todo


Internet.

Y, acabo de recibir una llamada. Hay algún sargento de


campo que viene a hacernos preguntas.

Aarón se quedó mirando a Dave. Él quería que las


autoridades encontraran a Génesis, pero ¿qué pasaba si
empezaban a husmear su pensión pensando que habían
tenido algo que ver con eso?

Y ¿qué pasaba con sus recién llegados? ¿Cómo se


sentirían sobre la investigación, cuando lo único que
querían era paz y tranquilidad? Apenas podía pensar con el
ruido de los helicópteros ahora.

El teléfono móvil de Aarón sonó. Era Annie, su amiga


establecida en Princeville que dirigía una pensión allí.

—Hola, muñeco —dijo ella—. Caray, ¿qué es todo ese


ruido?

—Helicópteros. Helicópteros de la policía.

103
—¿En serio? ¡Dios mío! ¿Solo porque haya algunos
chinches9 en la cama?

—¿De qué estás hablando? —Aarón se esforzó no sólo


por escucharla, sino por dar sentido a la conversación.

—Chinches en la cama —repitió—. Está todo en


Internet.

—¿Las chinches están por todos sitios en Internet?

—Tus chinches —corrigió ella.

—¿Mis chinches?

—¿Qué está pasando? —exigió Dave.

—¿Quieres decir que realmente no lo sabes? —


preguntó Annie.

—Annie, por el amor de Dios. ¿De qué estás hablando?


—espetó Aarón.

—Alguien acaba de publicar dos comentarios mordaces


sobre Pineapple Hill en Yelp y TripAdvisor. El que también
tuiteó a la gente que evitara el lugar. En realidad, fue Alice
la que me lo dijo.

Aarón repitió todo esto a Dave.

—La cosa es, —tranquilizó Annie— que no hay


chinches en Kauai. En Waikiki, sí. Y como sabes por nuestro

9

Cimex lectularius, vulgarmente conocido como la chinche o chinche de las camas, es un
insecto hemíptero de la familia Cimicidae. Su alimentación es hematófaga, es decir se nutre con sangre
de humanos y de otros animales de sangre caliente. Su nombre vulgar proviene del hábitat
frecuentemente usado: colchones, sofás y otro mobiliario. 1 Aunque no es estrictamente nocturno, su
principal actividad la desarrolla por la noche.

104
último boletín, algunos se encontraron en un pequeño hotel
en Puna en Big Island. Pero los huéspedes del hotel, que
los encontraron nos alertaron a los propietarios. Lo sacaron
todo en Facebook.

Aarón comenzó a balancearse por un miedo total. —


¿Está en Facebook?

—Quienquiera que haya publicado esto lo hizo para


causarte daño, pero creo que debes saber, que es posible
que el inspector de salud del condado se presente para un
control sobre el terreno.

Aarón se lo repitió a Dave también.

—¿Qué hacemos? —pidió Aarón.

—Comprobar todo —instó ella—. Estamos todos


contigo. Sabemos que tu lugar está limpio. Revisa todos los
lugares donde a las chinches les gusta esconderse. ¿Quién
sabe? ¿Tal vez alguien los trajo sin saberlo, en su maleta?

—No puedo creer que esto esté pasando. —Aarón


sentía cómo su vida se estaba desmoronando. Dave estaba
de rodillas en el piso del salón gritando a la crítica de
TripAdvisor.

—Escucha esto —leyó en voz alta—. Este es lo peor de


lo peor. Prefiero quedarme en un nido de ratas de una
cárcel mexicana que pasar una hora en el Pineapple Hill. —
Miró a Aarón—. ¿Quién demonios puede haber escrito esto?

Aarón sacudió la cabeza. —¿Crees que fueron Steve y


Eileen?

—¿En represalia por la disputa sobre la habitación


destrozada? —Dave se quedó en silencio—. Tal vez —dijo

105
finalmente— pero eso fue hace semana y nunca se lo
cargamos a su tarjeta de crédito. Nosotros no los
presionamos. Por lo general, la gente enfadada nos escribe
y envían rápidamente una reseña adecuada. Esto tiene que
venir de otra persona.

El teléfono móvil de Aarón sonó. Era el conserje del


hotel Moana Surfrider en Honolulu. No podía creer la
rapidez con que la noticia de las supuestas chinches había
viajado. Tenía una pareja que había reservado una de las
cabañas, acababan de leer los comentarios y querían
cancelar.

—Traté de explicarles que no hay chinches en Kauai. —


El hombre parecía preocupado—. No es cierto, ¿verdad?

—No, por supuesto que no es cierto. Creemos que es


una crítica falsa, pero no tengo ni idea de quién la escribió.
Puedo asegurarte que no tenemos chinches. —Aarón
esperaba que sonara confiado.

—Bueno, no están dispuestos a arriesgarse. ¿Estarías


dispuesto a mantenerles la reserva a un precio reducido?

Aarón no podía creerlo. —¿Si están dispuestos a venir


si les hacemos un descuento? —Se obligó a reír—. No, lo
siento. Reservaron este viaje hace unas semanas, y se
suponía que estarían aquí hoy. Ya es demasiado tarde, por
nuestro contrato, para que reciban un reembolso y no veo
por qué debemos darles una tarifa reducida sin motivos.

—Una mala crítica. Chinches —dijo el conserje.

—Las críticas negativas suceden. Y no tenemos


chinches. Aarón captó la mirada de Dave y se sintió aliviado
al ver que su marido apoyaba su postura. —Por favor,

106
hazme saber si se deciden —dijo Aarón y terminó la
llamada.

—Tenemos que traer a una empresa de control de


plagas pronto, tonto. Necesitamos pruebas de que estamos
libres de errores, y luego voy a publicar una respuesta en
ambos sitios de la crítica.

—No te olvides del Facebook.

Dave parecía enojado. —Esto es asqueroso. ¿Por qué


demonios alguien haría esto? —Dave estaba mirándole
ahora.

—No me mires a mí —dijo Aarón—. No tengo ni idea.


—Odiaba la expresión de incertidumbre en el rostro de su
marido. Después de buscar en Google sobre las chinches,
Aarón revisó todas las habitaciones. Comprobó los
colchones, deshaciendo toda la ropa de cama. Miró debajo
de los cojines de los sofás.

Lo que le preocupaba era que cada simple entrada que


leyó mencionaba que las chinches eran notoriamente
difíciles de controlar.

No encontró nada, pero la picazón se mantenía. Era


psicosomático, lo sabía, pero era un manojo de nervios
ahora y esos nervios no iban a aflojar en ningún momento
pronto.

Solo pensé que tenía que ir y abrir una pensión...

Dave llamó a un equipo local de control de plagas. El


padre y el hijo llegaron en minutos. Aarón y Dave habían
estado agradecidos por la rapidez hasta que dieron cuenta
de que habían estado viendo las noticias.

107
—Aquí es donde la señora espía trabaja, ¿eh? —
preguntó el padre.

Aarón hizo una mueca. —No es una espía. Era nuestra


chef, y nuestra amiga. ¿Puede por favor, verlo de esta
manera? —Llevó a los dos hombres a las cabañas y luego
pasaron por las habitaciones. También inspeccionaron la
casa principal y las cabañas del personal. Parecían
decepcionados por no haber encontrado chinches, pero sí
informaron de una araña reclusa parda10 en la oficina
privada de Aarón.

—¿Una reclusa parda? —Aarón se quedó de piedra—.


Pero son mortales, ¿no es así? Ni siquiera sabía que
existían.

—Bueno, las tenemos en Hawái, pero no mucho


alrededor de estas partes —fue la respuesta. Los dos
hombres mataron la araña y trataron el marco de la
ventana donde había estado escondiéndose.

—¿Cómo llegó hasta allí? —no dejaba de preguntarles.


No tenían ni idea. Redactaron su factura y pusieron por
escrito que no había chinches en Pineapple Hill, y cargaron
a Aarón y a Dave una pequeña fortuna por su llamada de
emergencia.

—No mencionaron que hubiera un cargo por


emergencias —Dave se quejó cuando se fueron —pero al
menos tenemos por escrito que no sufrimos una plaga de

10

La araña de rincón o araña de los rincones (Loxosceles laeta) es una especie de araña
araneomorfa de la familia Sicariidae (antes de la familia Loxoscelidae) que suele esconderse en grietas y
rincones de difcil acceso, de ahí su nombre. Muchos la consideran como la más peligrosa de las arañas
del género Loxosceles, ya que su mordedura produce frecuentemente reacciones sistémicas severas e
incluso la muerte

108
esas malditas chinches—. Escribió su respuesta en los sitios
web mientras Aarón llamó al departamento de salud y pidió
a la amable señora en el otro extremo del teléfono si
necesitaba enviarle por fax el informe de inspección.

—¿Para chinches? —preguntó ella—. No tenemos


ninguno en Hawái.

—Lo sé. Tenemos una falsa crítica. —Trató de explicar


las cosas y por fin parecieron conseguirlo.

—Algunas personas necesitan conseguir una vida —se


enfureció—. Nunca hemos tenido una sola queja sobre su
propiedad, Sr. Álvarez. ¿Por qué no sigue adelante y
escanea ese informe y me lo envía, por favor? —Ella le dio
su dirección de correo electrónico. Ahora estaba petrificado
por tener que ir a su oficina en el caso de que la araña
hubiera traído algunos amigos para atacarle mientras
trabajaba en su escritorio.

Tenía que hacerlo, así que se abrazó a sí mismo. Para


su consternación, sin embargo, la gente estaba cancelando
sus reservas de viaje a largo plazo y una gran cantidad de
sus amigos propietarios de pensiones estaban preocupados
de que algo realmente pasaba.

Aarón no tenía tiempo para ocuparse de todo.


Esperaban a los recién llegados en cualquier momento. El
conserje del Moana llamó y dijo: —Creemos que su
establecimiento no sólo es insalubre, sino que ahora está
siendo objeto de una investigación policial. O cancela la
reserva sin ningún cargo o nunca recibirá una
recomendación de nuestra parte de nuevo. Nunca.

109
No tenía otra opción. Descargó a sus clientes de su
obligación con Pineapple Hill. Podría haber llorado cuando
miró su calendario. Dieciséis cancelaciones en veinte
minutos.

Internet era de hecho una cosa maravillosa, pero


asimismo terrible.

Afuera se oía el zumbido de los helicópteros en la


distancia.

Bueno. Cuanto más lejos, mejor...

Oyó un coche en el frente y se levantó de su


escritorio. Tuvo que recordarse a sí mismo recoger una
guirnalda de flores frescas de la nevera. Era el último. Pero
había comprado un lote nuevo ayer... ¿no lo había hecho?
Confundido salió fuera, se sorprendió al ver un vehículo de
la policía y una especie de vehículo oficial del Estado con
las banderas de los Estados Unidos y Hawái en el frente.

—¿El señor Álvarez? ¿Dave Álvarez? —preguntó el


primer hombre.

—No. Soy Aarón Álvarez. Dave está dentro.

Dave salió, poniendo su brazo alrededor de Aarón. —


¿Se trata de Génesis? —preguntó.

—¿Podemos entrar? —preguntó el primer hombre.

—Por supuesto —dijo Aarón, tratando de ser un


anfitrión cortés, pero su mirada se posó en la insólita visión
de Alice caminando a lo largo de la playa, justo fuera de su
propiedad. Estaba llorando mientras hablaba animadamente
con un Randy Carlton de aspecto enojado...

110
Capítulo Cinco
Alice se estaba dejando llevar, y personalmente había
llegado el momento de ponerle fin. Troy echó un vistazo al
coche de apariencia oficial frente a la pensión y contuvo
algo el aliento. Había escuchado las noticias, por supuesto,
pero no había nada de qué preocuparse, nada que lo
vinculara a la desaparición de Génesis.

—Lo siento, —dijo Alice, secándose los ojos—. No


sabía lo importante que este trabajo era para ti. Pensé que
eras modelo.

—Soy modelo. —Suspiró, acercándose y dándole una


palmadita—. Sécate los ojos ahora. Es sólo que
yo...bueno... ayudar a esos chicos… —miró a Aarón, quien
estaba echando un vistazo a donde ellos estaban— se ha
convertido en una búsqueda. Voy a decirte algo que no he
dicho a nadie, una confesión que Aarón me dijo la otra
noche.

Alice se acercó más. —¿Qué es?

Sí, perra, realmente necesitas saber. Los cotilleos eran


tan convenientes. Bajó la voz. —Aarón me dijo que se
siente muy solo cuando Dave se marcha... y a veces... solo
de vez en cuando, se acostó con un invitado o dos.

Alice se llevó una mano a la boca y miró hacia Aarón y


Dave, que estaban entretenidos conversando con los
hombres de aspecto oficial. —Pobre Dave, oh Dios mío.
¿Estás seguro de que él no lo sabe?

111
—No, y no se lo digas, —espetó Troy—. Escucha,
Aarón ama a Dave. Me dijo que si alguna vez lo perdía, se
ahogaría a sí mismo. Tiene sueños acerca de ahogarse...
acerca de un barco y... su gemelo que murió...

—¿Tenía un hermano gemelo? —Susurró Alice. Troy


asintió—. Sí. En realidad, he oído... no te lo puedo decir a
ciencia cierta, que Aarón tuvo algo que ver con la muerte
de su hermano gemelo... que quería a Dave. Dave estaba
casado a su vez con el hermano de Aarón.

—Santo... ¡Dios mío! —Alice se quedó sin aliento.

—Está bien, así que Aarón me necesita. ¿No puedes


hacer algo sobre ese tipo Franklin?

—Es posible que no lo necesite ahora que tienen


chinches.

—No tienen chinches. —Troy negó con la cabeza—. Es


imposible. ¡No puedo creer que algunas personas digan
eso! Sin embargo, Internet era una cosa maravillosa para
hacer correr sobre esas cosas. Así que, qué tal si haces que
Franklin sepa que hay problemas aquí... para que no quiera
el trabajo. Escucha, ahora con la policía por todas partes
y...

Los dos hombres de traje venían en su dirección. Troy


sonrió mientras se acercaban. —Hablaremos de ello más
tarde, Alice, —dijo.

—Has sido un buen amigo para ellos.

—No quiero ver a Dave con el corazón roto porque


Aarón no pueda mantenerse en sus... —Se calló y le tendió
la mano a los hombres—. Hola, señores.

112
El primer hombre, alto y delgado, con el pelo gris,
estrechó su mano. El otro asintió con la mirada. —¿Randy
Carlton? —El primero comprobó su libreta—. Me han dicho
que ¿acaba de comprar una casa abajo en la playa?

—Sí, —dijo—. Un lugar bastante bonito. —Se volvió


hacia Alice y ella se presentó—. Usted vendió al señor
Carlton la casa —dijo.

—Sí. —Ella extendió la mano con su tarjeta—. Si


alguna vez tiene necesidad.

—Gracias —murmuró, metiendo la tarjeta en su


bolsillo—. ¿Ambos conocían a Génesis Pratt?

—Lo hacía —dijo Troy—. No muy bien, pero trabajaba


para mis vecinos cuando los conocí hace un mes o así. Ella
estaba un poco ausente... fumaba yerba... se sentaba en la
playa...a veces dormía allí.

—¿Cuándo fue la última vez que la viste? —preguntó


el hombre.

—Oh... um... vamos a ver. La vi una noche cuando me


dirigía a casa, hace unas dos semanas. Le dije que no
debería estar fuera sola por la noche.

—¿Qué hora era?

—Medianoche, tal vez, —dijo Troy—. Estaba bebiendo.


La vi con una botella en la mano.

—¿Bebiendo qué? —preguntó el hombre, apuntándolo.

—No lo sé. No estaba lo suficientemente cerca. Estaba


de camino a casa. Yo solo saludé, grité desde la distancia, y
seguí mi camino.

113
—Y tú —el hombre se volvió hacia Alice—. ¿La
conocías?

—No muy bien. La vi en la playa a veces... como


Randy. Vagaba un poco, dormía fuera de vez en cuando.
Era una buena cocinera. Me hizo el desayuno una vez. Eso
es todo. Era una persona muy tranquila.

—Está bien —los dos hombres se miraron el uno al


otro— han sido de gran ayuda.

—Espero que la encuentren —dijo Troy.

—Nosotros también —respondió el hombre y siguió al


otro de vuelta al vehículo.

Troy miró a Alice. —Deberías llamar a ese cocinero. No


tiene sentido involucrarle en todo esto. Solo va a culparte
por ello y tu representante te echará.

—¡Dios mío! —dijo Alice— nunca pensé en eso. —Ella


sacó su teléfono móvil.

—Es mejor que vuelva a la casa, a ver si puedo ofrecer


algún apoyo a Aarón y Dave. Recuerda que lo que te dije
sobre Aarón es confidencial... y nunca dije nada sobre
medicación y médicos para la cabeza ni nada.

—¿Qué? —Alice lo miró fijamente.

Troy se alejó. Sonrió, solo calmado de nuevo cuando


llegó a donde Aarón y Dave estaban sentados hablando
fuera en la escalerilla. —¿Estáis bien? —preguntó.

Aarón miró. —Bien —dijo secamente.

—Simplemente horrible lo de Génesis. Espero que la


encuentren. Dije a la policía todo lo que sabía.

114
—¿Qué estaba pasando entre tú y Alice de todos
modos? —Aarón exigió, encontrándose con mi mirada.

Pequeña perra fisgona. —¿Qué quieres decir?

—Ella parecía muy molesta. Estaba llorando, —añadió


Dave.

—Oh, está un poco preocupada por Génesis. Todos lo


estamos.

—Ella apenas conocía a Génesis —protestó Aarón.

—Creo que se conocían más que... bueno... lo


suficiente sobre eso. —Troy miró a la arena.

—¿Qué? —preguntó Dave.

—Bueno... creo que estaban teniendo un... Alice no


quiere que las autoridades sepan... no quiere ser
sospechosa.

—¿Qué quieres decir con sospechosa? ¿Qué está


pasando? —Aarón se puso de pie.

—Creo que estaban durmiendo juntas. —Suspiró Troy


pesadamente.

—¿Génesis y Alice? —Dave le dio a Troy una mirada de


incredulidad—. No tenían nada en común.

—Los opuestos se atraen. —Troy se encogió de


hombros—. No puedo estar seguro, pero creo que ella se
refería a eso. No quiero entrar en chismes. Mira el daño que
hace. No puedo creer la mierda de Internet. ¿Has tenido
muchas cancelaciones?

Dave asintió.

115
—Esto podría arruinarnos. —Aarón parecía afectado.

—No lo hará —dijo Troy suavemente—. Estas cosas


pasan...la gente olvida la mierda. ¿Por qué no te pones en
contacto con todos tus antiguos huéspedes y les pides que
escriban algunas críticas positivas?

—Esa es una gran idea. —Dave miró a Aarón.

—Lo haré por ti... —ofreció Troy— si quieres. Me


gustaría pedirte prestado el equipo. No tengo Internet
conectado todavía.

Silencio.

—Vamos —le persuadió.

Dave estaba a su lado. —Déjalo —dijo a Aarón—. Tú


descansa.

—Mejor aún —sonrió Troy— ¿por qué no vais a algún


lugar para una agradable cena romántica juntos... incluso
os quedáis en una habitación en la ciudad? Yo cuidaré de
este lugar. Limpiaré y haré las cosas de la computadora.
Todo parecerá mejor cuando regreséis. ¿De acuerdo?

Aarón realmente sonrió a Troy. —Yo... eso es


realmente agradable de tu parte, Randy. Yo...

—Bueno, entonces id, antes de que os parezca


demasiado bueno. —Le dio un codazo.

Aarón miró a Dave. Dave asintió.

Una hora más tarde, la habitación de hotel estaba


reservada y Aarón y Dave estaban de camino al aeropuerto.
Troy se paró frente a su casa, despidiéndoles. Tenía

116
veinticuatro horas y tenía la intención de utilizar cada hora
sabiamente.

Llamó a su agente. —Hola, Mona, querida —dijo. —


¿Me llamaste?

—¡Randy, caradura! —ella le reprendió en su nasal


tono—. ¿Dónde has estado, chica? Te he dejado cincuenta
mensajes. Tengo un trabajo para ti, un anuncio en traje de
baño para hombres de Beachwear Limited. Te quieren de
modelo para su nuevo tanga de baño “Barely There” 11 y ser
el anfitrión de otra playa de moda. Dinero, dinero. Te
recogerán en tu casa. Ese tío macizo de la cámara con el
que te lo has estado haciendo quiere filmarlo allí en la isla.

—Quiere saltar sobre mis huesos. Es un poco


acosador, en realidad.

—Um, sí, pero está dotado como un... burro. Parece


perdido en los setenta... pelo largo, bigote, pero... nada de
quejas... cuerpo asesino. ¿Sabías que era un ex modelo?

—Sí, y es un genio con la cámara. Lo llamaré para ver


a qué hora va a venir.

—Supongo que vendrá esta noche antes que el equipo.

—Perfecto. ¿Vienes mañana?

—Ojalá. Enviaré los contratos por servicio de


mensajería. Gracias. Que te diviertas con Russ.

Troy colgó su teléfono móvil y se dirigió a la pequeña


oficina. Puso en marcha Internet. Aarón le había mostrado

11

Apenas está. Al ser nombre propio se deja el original.

117
el archivo de contacto para todos los clientes antiguos
antes de irse esa mañana y marcó los clientes que estaban
especialmente contentos con su estancia. Troy copió y pegó
los mensajes de correo electrónico y les pidió que por favor
escribieran una opinión para contrarrestar los
desagradables rumores de chinches. Al cabo de una hora,
cincuenta y dos habían respondido y escribieron críticas
entusiastas. Troy se recostó con una sonrisa. No tiene
sentido castigar a Dave, y alguien estaría agradecido.

Ahora, su buena acción estaba hecha, ya era hora de


que las hazañas de Aarón fueran reveladas. Pobre Dave.
Troy esperaba que no estuviera demasiado molesto cuando
se enterara de lo que Aarón había estado haciendo a sus
espaldas. No te preocupes. Estaré alrededor para
consolarte.

El teléfono volvió a sonar esa misma tarde. Era


Franklin. —¿El señor Aarón Álvarez?

—Sí, soy Aarón. —Podían hablar exactamente con la


misma voz.

—Yo... siento tener que decirle esto, pero dado todo lo


que está pasando por ahí, creo que voy a pasar del trabajo.
Espero no dejarle tirado.

Troy hizo un pequeño baile pero mantuvo su voz


tranquila. —Bueno, no puedo decir que esté feliz, pero es tu
elección. Las cosas van a calmarse. ¿Seguro que no quieres
reconsiderarlo?

—No, no lo creo.

118
—Gracias, Franklin, por decírmelo. —Troy colgó—. Um,
—dijo en voz alta— no puedes conseguir una buena ayuda
en estos días.

—Ahora. —Regresó a la computadora—. Vamos a


echar una mirada a la cuenta bancaria de mi marido. —Troy
entró en la página web del banco donde Dave siempre
había hecho negocios. Introdujo toda la información
personal de Dave. La sabía de memoria. Luego metió su
contraseña. Mierda. La había cambiado. Pero conocía a
Dave. Sería algo familiar. Después de algunos intentos,
utilizó su cumpleaños, lo mismo que el de Aarón y añadió
dos dígitos del número de licencia de conducir de Dave. Eso
fue todo. Estaba dentro.

Troy sonrió, se sentó de nuevo. Sabía que Aarón tenía


acceso. Oyó a Dave decirle a Aarón, que pagara la factura
de los servicios públicos en línea desde su cuenta.
Comprobó el saldo de la cuenta de ahorros. Muy agradable.
Dave había ahorrado bastante poco, pero entonces su
trabajo había pagado muy bien, no como esta basura.

—Muy bien, así que ahora vamos a enviar todo ese


dinero a la cuenta de Aarón en su banco. —Troy cogió las
libretas del banco de Aarón del cajón. Nunca deberías dejar
estas cosas simplemente tiradas por ahí. Aarón tenía dos
míseros de los grandes en su cuenta. Nada ahorrador.
Bueno, vamos a enviar ciento cincuenta y dos mil dólares a
mi querido gemelo—. Tarde o temprano, Dave, sabrás que
te había robado a ciegas. Ha sido deshonesto contigo desde
el principio. —Esperó mientras que la transferencia se
realizaba, entonces cerró sesión en la cuenta.

119
Troy sacó su teléfono móvil y marcó un número. Sonó
tres veces y luego lo recogieron. —¿Randy?

—Hola, cariño. ¿Cuando llegas aquí? No puedo esperar.

—Estoy en el avión, nene. Esperando que despegue.


No tardaré mucho.

—¿Me trajiste lo que te pedí?

—No fue fácil.

—Las cosas nunca deberían ser demasiado fáciles en


la vida, Russ. Sabes eso. Tu recompensa te está esperando.

—¿Vas a posar en tanga para mí?

—Por supuesto. —Troy puso los ojos en blanco. Jodido


perdedor—. Sólo asegúrate de que son perfectos. —Troy
colgó.

Dos horas después, Russ llegó en un coche de alquiler.


Troy salió a su encuentro. —¿Alguien te vio?

—Creo que no. —Se bajó del coche—. Dame un beso.

—Vete a la mierda, Russ. Más tarde, —murmuró—.


Entra. —Troy lo empujó y cerró la puerta—. Muéstrame.

—Russ le entregó un sobre y Troy se acercó a la mesa


y sacó las fotografías en papel brillo. Las estudió. —Una
obra maestra del maldito Dios, —sonrió a Russ. Podría
haber bailado de nuevo, tan feliz como estaba.

Russ se sentó en el tablero. —No fue fácil, colocar la


cara de tu hermano posando con el torso desnudo de otro
cuerpo en una pose grosera, y juntarlo todo con esa foto
del dormitorio que tú me has enviado.

120
—Es muy bueno. Parece bastante claro, sin embargo...
pero no tan nítido... como para averiguar que esta trucada.
Eres un mago. Y la carta, ¿enviaste ese correo electrónico a
los dos?

—Sip. Hace una hora.

—Eso debería poner un freno a su romántica


escapada.

—¿De qué va todo esto de todos modos, Randy?

—Sólo una broma... una divertida broma.

—Bastante cursis, esas cartas que me has hecho


mandar. Todas estas cosas de lo mucho que se amaban los
dos y de cómo Álvarez estaba esperando el momento
adecuado para timar a este chico Dave, para que pudieran
huir juntos. ¿Es cierto esto? ¿Cómo se te ocurrió todo esto,
cariño? —Russ intentó darle un beso.

Troy lo empujó. —Soy un genio. Ahora no lo olvides.

—Así que, ¿prometiste posar con el tanga?

—Lo haré. Y voy a follarte también, al igual que te


prometí. —Russ se frotó la ingle.

—Pero tienes que hacer algo por mí primero.

—¿Pensé que acababa de hacerlo?

—Lo hiciste. Pero hay algo más.

—¿Qué? Haré cualquier cosa por ti, nene. —Russ le


atrajo.

—Vas a darme una paliza, pero no en la cara.

121
Russ le soltó, entrecerró los ojos. —¿Qué?

—Ya me has oído. Me pondré en tanga si me das una


paliza.

—Yo no voy a...

—Sí, cariño —Troy le acarició el pelo— tú vas a


hacerlo. Así que vamos. Agárrame y arrástrame por la
playa. Joderemos en mi casa... toda la noche si quieres. —
Troy le lamió la oreja.

—¿Quieres que yo...?

—Agárrame y sé duro. Me gusta. Me encenderás a lo


grande.

Russ se encogió de hombros. Lo agarró del brazo y


arrastró a Troy por la puerta. Se detuvo para recoger su
bolsa y luego siguió tirando de Troy por la arena. Troy gritó
y luchó hasta el final de la playa. Russ desgarró la puerta
de su casa.

—¡Quieres follar conmigo después que me hiciste


daño! —gritó Troy.

Russ le empujó hacia la casa. Le tiró el tanga. —


Póntelo, puta.

—No me hagas daño —declaró Troy.

Russ sonrió. —¡Oh, voy a hacerte daño, nene! Estamos


jugando, ¿no?

—De acuerdo —murmuró Troy. ¡Qué idiota!

Russ comenzó a entrar en ello.

122
Troy se quitó la ropa y se puso el tanga. Dio a Russ
una mirada seductora. —Vamos, hiéreme.

Tres horas más tarde, Troy envió a Russ de regreso. Le


había dado su jodida y Russ le había dejado lleno de
moratones. Troy cogió su teléfono móvil de la mesa de
noche y llamó a Aarón. Si llamaba a Dave, Aarón se
volvería loco, así que mejor hacerlo de esta manera.

Aarón contestó al tercer timbrazo. Era la hora de la


cena. —¿Randy? ¿Está todo bien? —preguntó.

—Aarón... —se quejó—. Lo siento.

—¿Randy? Randy, ¿qué pasa?

—Mi ex... me encontró a mí... el me ...me hizo daño,


Aarón. Me hizo daño realmente bien esta vez.

—Oh, Dios mío. ¿Llamaste a la policía?

—No, nada de policía. Volverá. Me matará. —Troy


fingió sollozar—. Lo siento mucho por arruinar tu viaje. Iré
de vuelta a la casa a encerrarme. Debería estar bien...
aw...

—Randy. Tienes que ir al hospital.

—No. Estoy bien, sólo algunos moratones. Quiero que


tengáis algo de tiempo libre. Hice las cosas de Internet.
Habéis tenido algunos buenos comentarios. Estoy seguro de
que el negocio va a estar bien...

—No hemos comprobado nuestro Internet. Hemos


hecho decidido que era mejor no hacerlo. Randy, quiero
que...

123
—Tengo una mala noticia, pero puede esperar hasta
que...ooh... hasta que regreséis.

—¿Qué mala noticia? Randy, ¿tienes una orden de


alejamiento para ese tipo?

—Todavía no, pero supongo que... Voy a tener que


hacerlo. Quizás puedas ir a la policía conmigo cuando
vuelvas. Aarón —Troy gritó— Valoro tu amistad tanto. Has
sido como un... un... hermano para mí.

Silencio.

—¿Aarón?

—Gracias... por supuesto... Yo iré contigo a la policía


pero dime las malas noticias.

—Franklin se asustó por la publicidad negativa.

—Mierda.

—Haré todo lo posible para ayudarte. ¿Dónde está


Dave? No arruines su viaje al decirle todo esto.

—Se ha ido abajo para conseguir sus gafas de sol. Las


dejó en el bar. Creo que deberíamos volver a casa.

—Llamaré a Alice, ¿de acuerdo?

—¿Me lo prometes?

—Lo haré. Lo prometo. Diviértete. No te preocupes por


nada hasta que vuelvas. —Tendrás las manos llenas,
hermano. Espera hasta que Dave se dé cuenta de que has
vaciado su cuenta y vea el mensaje desesperado y las
fotografías de ti y tu amante –un tipo que realmente se
había alojado aquí hace años escribiendo para decirte que

124
no puede esperarte más. No quería volver a verte de
nuevo. Y Dave necesitará un tiempo para pensar... y yo...
maltratado por el hombre al que amo también... Dave y yo
tendremos todo en común. Entonces...bueno... Aarón,
estarás tan deprimido... el hombre al que amas no creerá
nada de lo que digas... y el suicidio será tu única opción...
al menos eso es lo que dirá el informe de la policía.

Aarón había colgado. —Lo siento por joderte tu


fantástico día, Aarón. —Troy se rio y buscó la tarjeta de
Alice. Marcó—. ¿Alice?

—¿Randy?

—Necesito tu ayuda...

—¿Qué pasa?

—¿Puedes venir? —Él se puso a llorar—. Mi ex me


encontró y... me dio una paliza.

—Dios mío. ¿Se ha ido?

—Sí. Por favor, no quiero estar solo.

—Estoy de camino.

Mientras Troy esperaba, sacó las fotos de Dave que


había tomado en su luna de miel. Las estudió de nuevo.
Pusieron su polla dura. Entonces se acercó y abrió la otra
caja que llevaba siempre consigo. Había estado
guardándola para una ocasión especial. Había llegado el
momento de celebrar. Todo había ido perfectamente. Pronto
Dave sería suyo de nuevo.

Troy retiró las dos fotografías. Era una pena que Dave
no le hubiera permitido quedarse con todas. Se había

125
asustado cuando Dave averiguó que las tomó. Troy había
tenido que quemar la mayoría de ellas en el fuego, pero
Dave nunca encontró estas dos. Y estas eran los mejores.
Troy se recostó y comenzó a masajear su polla a través del
tanga, la lengua se movía alrededor de sus labios mientras
se centraba en todos los detalles. Tres calientes y colgados
jóvenes prostitutos tenían sus manos por todo su hombre.
Habían aceitado la piel de Dave, acariciado su polla hasta
que estuvo duro. Las manos de Dave atrapadas por encima
de su cabeza. Tenía los ojos vendados, de rodillas en la
redonda cama enorme. Uno con la cabeza rubia estaba
sobre el pezón izquierdo de Dave, una cabeza oscura detrás
de él y otro chico caliente con un consolador lubricado en
su mano listo para meterlo en el hermoso culo de Dave. A
Troy le encantaba esta foto. Era el juego previo. Sintió la
presión acumulada en su polla. Esperó un segundo y luego
levantó la segunda imagen. Mientras lo hacía, el semen se
apresuró por todo él, y gritó. Mi hermoso marido, siendo
utilizado –su culo, su boca, la cabeza de su polla, y la
cabeza de Dave que estaba inclinada hacia atrás, una
mirada de puro placer en su rostro, mientras Troy lo
observaba todo.

El vino goteaba entre sus dedos y lo tragó. Había


enviado a los chicos a casa después de eso. Se había
acercado a la cama, y Dave estaba allí, la venda en los ojos
se había ido, sus muslos abiertos. Miró a Troy con tanta
lujuria, que Troy casi tuvo un ataque al corazón. Montó la
polla de Dave esa noche, mirándolo a los ojos y Troy estaba
enloquecido, la polla de Dave enterrada profundamente
dentro de él. Dave rodó sobre Troy y le martillaba de
nuevo, prácticamente rugiendo con feroz necesidad. Su

126
Dave estaba tan caliente que había jodido a Troy cuatro
veces esa noche.

Fue el mejor sexo que había tenido nunca. Troy quería


eso de nuevo. Lo necesitaba de nuevo pronto. Troy no
estaba preparado para esperar mucho más tiempo.

Cuando oyó a Alice acercarse, Troy escondió las fotos


debajo de su cama y salió cojeando hacia la puerta. No
estaba fingiendo eso. Cuando lo vio, Alice dejó escapar un
grito. —Pobre querido. Oh, Dios mío, Randy. Tienes que ir
al hospital.

—No. Aquí. —Troy dio a Alice las llaves del hostal—.


Puedes cerrar. Russ me sacó de allí y no tuve tiempo para
cerrar adecuadamente.

—Por supuesto. ¿Qué más puedo hacer? —Alice


parecía frenética.

—Volver y estar conmigo. No quiero estar solo esta


noche.

Ella se fue a cumplir su orden y él suspiró. Troy no


anticipó el pasar algo más que una noche aburrida con
Alice, pero valía la pena. Probablemente sería su última
noche sin Dave. Estaba seguro de que el pobre Dave se
echaría en su sofá la noche siguiente, llorando por Aarón.
¿Qué esperaba? Aarón había fingido ser su marido al
principio, cualquier persona podía fingir esa mierda, podía
simular cualquier cosa.

Troy llamó a su agente para cancelar la sesión de fotos


de la mañana. Le contó brevemente lo que había sucedido.
Ella estaba preocupada, pero molesta por el contrato
perdido. ¡Qué lástima!

127
Troy se tumbó en el sofá después de colgar. Casi cayó
dormido pensando que debía tomar una aspirina. Dolía si se
movía demasiado, pero era superficial. Pensó en todo el
dinero que había escondido, en las cosas que Dave y él
podrían hacer con él.

A Dave le encantaba viajar y ahora lo harían juntos.


Troy podía imaginar hacer el amor en la Riviera francesa,
bebiendo champán, Dave desnudo... un par de chicos,
jóvenes dulces, chupando sus pezones, jugando con la polla
de Dave, preparándolo solo para Troy. Y él usaría este
tanga. Pondría a Dave salvaje. Nunca había dejado que los
chicos follaran a Dave, a pesar de que estaban echando
espuma por la boca por tener su polla dentro de sus culos.
No... esa polla era solo para su culo... siempre.

Alice estaba de vuelta. Le trajo una manta,


probablemente encendida por el tanga. —Lo siento, Russ
me hizo posar para él en esto.

—Oh. ¿Aún amas a este hombre? —preguntó ella,


sentándose en una silla—. ¿Es este el marido del que
hablabas en el continente?

—¿Marido? Oh... no, —dijo Troy—. Yo estaba casado.


Un tipo me lo robó. Él era bueno conmigo, Alice. Tan
apuesto. Nunca me haría daño. Me amó mucho, pero la
cagué. Hablamos ahora. Me echa de menos. El tipo con el
que está... bueno... le está engañando...robándole a
escondidas.

—Eso es terrible.

—Sí, pero creo que va a suceder, vamos a volver a


estar juntos. Se suponía que así debía ser, Alice.

128
—Aww, —dijo ella, sonriendo.

—Creo que va a ver a ese tipo por lo que es...y


regresara conmigo. Es cuestión de tiempo.

—¿Tu marido conoce a este tipo Russ?

—No. Fue un error de mi parte, pero él está


obsesionado conmigo. Escucha, no quiero hablar de él.
¿Tienes hambre?

—Sí, un poco.

—¿Por qué no nos haces unos sándwich? Logré hacer


algunas compras de alimentos.

—Suena genial. —Se levantó y fue a la cocina—.


¿Quieres un café?

—Claro.

Más tarde se sentaron a comer sus sándwiches y Alice


le dejó adormilado con la charla sobre el apoyo psicológico
para los abusos. Le aseguró que había terminado, y se
quedó dormido. Cuando despertó por la mañana, Alice se
había ido. Ella dejó una nota. “He ido a trabajar. Si me
necesitas, llámame.”

—No te voy a necesitar —murmuró Troy, aplastando la


nota y tirándola al otro lado de la habitación. Su teléfono
móvil sonó. Contestó—. ¿Russ?

—¿Estás bien? Me preocupé de ti toda la noche. No


quería hacerte eso. Randy, te quiero. Nene. Por favor,
¿dime que estás bien?

—Russ, nunca me vuelvas a llamar, joder. ¿Me


escuchas? Si lo haces haré que te arresten por asalto.

129
Tienes tu dinero. Has servido a un propósito. Estoy loca y
apasionadamente enamorado de otra persona. Vamos a
estar juntos pronto, así que no quiero volver a verte de
nuevo. ¿Entiendes? Acércate a mí, y te mataré. —Colgó el
teléfono y luego se fue a buscar una aspirina.

Miró la hora. Eran más de las diez. Estarían en casa


pronto, unas horas más y todo se colocaría junto como una
hermosa sinfonía. Hizo un poco de café y fue a mirarse en
el espejo. Los moratones en los brazos, piernas y costillas
eran de color púrpura. Sonrió a través del dolor y tomó un
sorbo de su café.

Se puso unos pantalones cortos y una camiseta y salió


a la calle. Miró por la playa para ver algunos vehículos,
ambulancia, médico forense y policía. —Parece que hallaron
a la pobre Génesis. —Negó con la cabeza y chasqueó la
lengua—. La marea debe haberla arrastrado. Solo
demuestra que no deberías beber en la playa en la
oscuridad. —Suspiró—. Más miseria para mi pobre gemelo,
bueno... ¡c'est la vie! —E inmediatamente Troy empezó a
tararear esa canción.

130
Capítulo Seis
Era una pesadilla. Aarón no era el que planeado una
noche en un hotel. Él no fue el que creó todo esto.

Fue Randy. Y ahora no estaba en ninguna parte donde


pudieran encontrarlo.

Era un instigador. Eso es lo que era. En el espacio de


menos de veinticuatro horas, la vida de Aarón estaba en
ruinas. Por segunda vez esa mañana, Dave soltó el teléfono
y se volvió a Aarón, con el rostro contraído por la ira.

—El banco dice que el dinero fue transferido a mi


cuenta ayer. —Cuadró los hombros y se aferró al escritorio
de la oficina de Aarón. Se había apropiado de ella desde el
momento en que había comprobado sus mensajes de
teléfono móvil y vio el texto del departamento de fraude de
su banco que le notificó unas transacciones sospechosas
desde su cuenta.

Se había hecho cargo de la computadora y tecleaba en


ella, mientras alternativamente hablaba por teléfono y
gritaba a Aarón.

—Si necesitabas dinero, ¿por qué no me lo pediste,


Aarón? ¿Por qué has tenido que robar?

Aarón se había puesto histérico. —¡Yo no lo hice! No


toqué tu dinero. ¡No necesito tu dinero! ¡Yo sólo te quiero a
ti!

Se había vuelto loco cuando Dave lo acusó.

131
Y ahora su afable esposo parecía estar luchando contra
el impulso de gritar una vez más. —Dicen que la
transferencia tuvo lugar en el día de ayer a las doce y
cuarenta y cinco de la tarde. —Dio un puñetazo sobre la
mesa.

—No me extraña que rechazaran mi tarjeta en la


gasolinera cuando regresábamos. Pensé que era un error
de la máquina, pero no. ¡El banco congeló mi cuenta!

Aarón no dijo nada. Los dos sabían que él había


pagado por la recarga con dinero de su propio bolsillo.
Pensó de nuevo en el día anterior y cómo le había parecido
tan divertida la idea de escabullirse en el único hotel que
conocía. Incluso habían dejado que Randy creyera que
salían de la isla. En lugar de eso, habían cruzado Kauai,
viajando al hotel número uno, el Koa Kea, que se
encontraba en la impresionante y remota área de Poipu.

Ahora estaban de vuelta a la realidad, ¿o debería decir,


surrealismo? Nada tenía una pizca de sentido.

¿Doce y cuarenta y cinco? Sabía lo que había estado


haciendo entonces, y también Dave.

—¡Eso demuestra que no fui yo! —Aarón saltó del


pequeño sofá de mimbre de su despacho donde había
estado sentado, esperando en un insoportable silencio
insoportable pero Dave no le hizo caso—. Estaba contigo
en ese momento exacto, y estábamos en el coche. Estabas
mirando el mar ¡y me estabas jodiendo! ¡Yo no estaba
tocando mi teléfono móvil o mi iPad!

—No. No, no lo estabas. —Levantó una foto—. Pero


¿qué estaba haciendo él ayer por la tarde?

132
—¿Él, quién? —Aarón miró de reojo la cruda imagen.
Santa mierda. ¡Se parece a mí! Yo y... oh Dios. Es ese
desagradable artista que vino a quedarse el año pasado.

—¿De dónde sacaste eso? —Él trató de arrebatarle la


foto de la mano a Dave, pero Dave sacudió la cabeza,
azotando la imagen fuera de su alcance.

—Tienes un montón de ellas en un sobre en la


recepción del hotel. A ambos nos dieron una. Las agarré
ambas cuando nos marchamos ya que llegábamos tarde.
¿Qué fue esa larga y pausada jodida, durante esta mañana,
Aarón? ¿El regalo de despedida?

—¿Despedida? ¿De qué estás hablando?

—Supongo que tu novio no puede esperar. Él te


quiere. Ha dejado las fotos cuando ninguno de los dos
respondió a sus mensajes de correo electrónico.

—¿Mensajes de correo electrónico? —Aarón se quedó


boquiabierto. Esto era una locura. Aarón no había hecho
nada. Cogió el sobre dirigido a él y lo abrió. Si las fotos no
fueran tan asquerosas, se habría reído.

—No se trata de mí —dijo—. Es mi cara. Pero no es mi


cuerpo. Mira. La cicatriz en mi hombro izquierdo no está
allí. Quienquiera que haya hecho esto no sabía que tuve ese
accidente de surf.

Dave lo miró fijamente. —No tuviste el accidente hasta


después de Skylar Blue, tu amante, nos dejó el año pasado.

Aarón quería gritar y herir a alguien. —¿Estás seguro?


—Él miró la foto de nuevo—. ¿Qué pasa con el hecho de

133
que la habitación esté pintada de azul? Era crema cuando él
estuvo aquí.

Dave se enderezó en su silla. —Obviamente, él ha


estado aquí más veces desde entonces. ¿No quieres correr
hacia él, Aarón? Te está esperando. —Movió un dedo en el
monitor de la computadora—. Está muriendo sin ti, “cito”.

Aarón sintió una profunda y helada furia que nunca


había experimentado antes.

—¿Irme con él? Ni siquiera lo conozco. ¡Era un gran


dolor en el culo! Se quejó de todo. ¡Incluso de la lluvia!

Dave parpadeó. Sí. Él sabía que era cierto.

—Búscale en Google —dijo de pronto Aarón.

—¿En Google?

—Vamos a ver dónde está. La última vez que tuvimos


un correo electrónico de él, sabes el correo masivo que
hizo, estaba en Costa Rica pintando monos o algo así.

—Lémures. —Dave ahuecó los dedos debajo de la


barbilla. No levantó la vista. —¿Y qué? Pones el dinero en
su cuenta. ¿Quién sabe dónde está?

—¿Desde dónde se envió el correo electrónico? Tiene


que tener una IP vinculada al mismo. Si todavía está en
Costa Rica y el correo electrónico fue enviado desde aquí,
entonces no puede ser él.

—No tengo tiempo para investigar a tus novios, Aarón.


Alice me dijo que has jodido a un montón de otras
personas.

—Ella… ¿qué?

134
—Cuando me llamó esta mañana y me dijo que se
había contenido de llamarme anoche para mencionar la
nota que encontró aquí…

—¡Otra vez no! —Aarón pensó que su cabeza


explotaría. Randy había dicho que cuidaría de su propiedad,
pero dos personas habían llegado desde el aeropuerto el día
anterior y encontraron el lugar desierto. Habían dejado una
nota desagradable exigiendo un reembolso completo, que
conseguirían, por supuesto.

Cuando llamó a Aarón diciendo que había sido


golpeado, Aarón le había instado a llamar a la policía. Por
alguna razón, Randy no había querido hacerlo.

Randy también le había suplicado que no se lo contara


a Dave para no arruinar su pequeño mini-descanso, pero de
alguna manera Alice tuvo la idea de que había sido egoísta
por parte de Aarón el habérselo callado.

Aarón y Dave ya habían tenido una discusión horrible


esa mañana porque Alice había llamado Dave contándole lo
de la nota. Ahora Dave decía que había más.

—Apuesto a que esto termina en Tripadvisor también


—Dave dijo decepcionado, sosteniendo la nota
desagradable que sus abandonados huéspedes habían
dejado.

—¿De dónde sacó ella la idea de que te engañé? —


Aarón estaba tranquilo ahora. Un mal presagio se elevaba
en su interior sin embargo. Estaba teniendo pensamientos
locos. No sabía cómo, pero sospechaba…

—Ella dijo que confiaba en Randy y él se lo contó. Dijo


que has estado pensando en suicidarte.

135
—¿En serio? ¿Estoy pensando en suicidarme y también
huir con ese pésimo pintor?

Dave abrió la boca.

Aarón levantó una mano para detenerlo. —No me


preguntes cómo, pero sé que Randy Carlton no es su
verdadero nombre. Sé quién es en realidad. La cuestión es
cómo. Es sólo que no puedo demostrarlo.

—¿Cómo qué?

—Cómo Troy aún podría estar vivo.

Dave puso los ojos en blanco. —Oh, vamos.

—No. Lo digo en serio. Lo explica todo. Ha sido una


plaga intrusiva desde el momento en que llegó. Creo que
puedo probarlo.

Tenemos policías merodeando por todo el lugar aquí.


Podríamos pedirles que busquen huellas. Y ¿adivina qué?
Encontrarán nuestras huellas, y las suyas, por todas partes,
porque él y yo somos copias casi idénticas, excepto por su
dedo índice derecho. Lo llaman un defecto inducido. Algún
accidente con fuego cuando éramos pequeños que nuestra
madre nunca pudo explicar.

Comenzó a calentarse en su teoría cuando hubo un


golpe en la puerta principal.

—Salvados por la llamada de la cordura —dijo Dave,


consiguiendo levantarse de la silla—. ¿Sabes qué, Aarón?
Todo esto tiene sentido ahora. Tu repentino estallido de
sexo seductor. Tu nueva agresividad. Quienquiera que te la
sacara, no fui yo. Y no quiero verte nunca más.

136
Se marchó hacia la puerta y la abrió. Dos detectives
estaban allí de pie.

—Hemos encontrado el cuerpo de la señorita Pratt.


Pudimos identificarla a través de un microchip. La mayor
parte de la cara y extremidades habían sido comidas. Su
cuerpo estaba alojado en una cueva submarina. Parece que
las anguilas llegaron a ella.

—¡Oh, Dios mío. Pobre Génesis! —Aarón corrió hacia la


puerta—. ¿Está seguro de que es ella?

—Seguro. —Los dos detectives intercambiaron miradas


—. Vamos a estar en contacto una vez que hayamos
completado nuestra investigación y la autopsia se haya
realizado.

—¿Autopsia? —La garganta de Aarón se apretó.

—Sí, ¿por qué?

—Todavía no puedo creer que haya muerto. —Siguió


sacudiendo la cabeza—. ¿Y su hijo? ¿Lo sabe?

—Se lo hemos notificado a su familia —dijo uno de los


oficiales—. Mientras tanto, espero que ninguno de ustedes
esté planeando salir de la isla a corto plazo.

—Por qué, no. —Aarón se sorprendió ante la


sugerencia—. Tenemos huéspedes que llegan hoy. No sé
cómo voy a enfrentarme a esto sin ella. Ella es... Quiero
decir, era mi roca.

Los detectives miraron a Dave. —¿Y usted, señor


Álvarez?

137
—No, no estoy pensando en irme —dijo, pareciendo
triste por eso.

Tan pronto como los oficiales se fueron, Dave dijo—:


Bajo tales circunstancias, me voy a quedar en el barco esta
noche.

—¿El barco? ¿Por qué? —Aarón estaba devastado.


Quería la oportunidad de explicar las cosas a Dave. Hacerle
entender.

—No puedo seguir con esto, Aarón. Ha terminado.


Todo acabado. Jesús. Esta mierda de hoy... la forma en que
has estado actuando...

—¿Cómo he estado actuando? —Aarón se sintió herido


–no, deprimido– por estas palabras, pero cualquier
conversación era mejor que Dave corriendo a ese jodido
barco.

Promesas.

Hombre, el nombre era una jodida broma.

Serás feliz como ponían las galletas de la suerte, se


decía siempre.

Promesas, promesas.

—Tú y tu hermano sois malas semillas. No te culpo.


Teníais los padres más cabrones del mundo. No podía
confiar en Troy y no puedo confiar en ti. Estuve loco al
pensar que si.

Levantó una mano y la dejó caer. Parecía exhausto.

—Por favor, no me dejes. Te amo. —Aarón estaba


desesperado.

138
Las facciones de Dave se retorcieron con asco. —Ya se
nos ocurrirá como resolver el asunto financiero más tarde,
pero por ahora, no puedo soportar verte.

—Dave, puedes confiar en mí. —Aarón no tenía ni idea


de cómo seguía tan tranquilo, pero sabía que ante cualquier
atisbo de histeria, Dave se iría corriendo. Odiaba el drama.

Gracias, Troy, destructor de sueños.

—Tenemos que contactar con el Procurador de la


oficina del distrito de Los Angeles y pedirles que exhumen
el cuerpo de Troy.

—Oh, Dios mío. ¡No paras!

—Te lo estoy diciendo. No sé cómo, pero Randy es


Troy. Está de vuelta y él te quiere. Y me quiere fuera del
camino. Veo el odio en sus ojos. Dice que soy como un
hermano. Santa Mierda. —Parpadeó—. Debí haberlo intuido
antes. Los sueños. Esos malditos sueños.

—¿Qué sueños? —Dave sonaba aburrido mientras los


pensamientos de Aarón corrían—. No, no me lo digas. En
realidad no me importa saberlo.

Aarón agarró los brazos de Dave. —Prométeme, que si


me muero...si algo me pasa, Dave, sólo recuerda que yo
nunca te haría algo así. Nunca, nunca lo haría.

Dave se limitó a mirarlo. —Y pensar que creí que


abandonarías tu propensión al drama.

—Si muero, observa a Randy. Y puedes apostar que en


algún momento del día de hoy va a llamarte y te invitara a
quedarte con él para envenenarte con sus mentiras. Es

139
como Troy. Es tan infeliz y todos sabemos que a la miseria
le encanta la compañía.

—Oh, hermano. —Dave volvió a la oficina. Aarón podía


oírle hacer ruido. Volvió a salir con su billetera, teléfono
móvil, y su propio ordenador portátil—. No me llames,
Aarón. No me vengas con más mierda sobre un hombre
muerto resucitando. Cuando me haya calmado, vamos a
llamar a nuestro contable.

Y con eso, se dirigió hacia la puerta.

Aarón quería derrumbarse de dolor, pero no pudo. Su


limusina estaba todavía fuera de servicio y tenía huéspedes
que llegaban en una hora. No necesitaba recogerlos pero
tenía dos más por llegar a las tres de la tarde y tendría que
recogerlos en el coche de Dave.

Miró por la ventana a la playa. Los vehículos policiales


y forenses se estaban alejando ahora. No tenía ningún chef,
pero eso estaba bien. No tenía que hacer el desayuno hasta
mañana por la mañana.

Aarón sintió un miedo profundo, sin precedentes de


Randy. Estaba seguro de que el hombre era Troy, y que él
había instigado todo. Solo tenía que probarlo. Captó un
movimiento por el rabillo del ojo y saltó. Hombre, vio el mal
en las sombras de repente. Un claro, pequeño bicho se
arrastraba por la pared de la cocina.

Oh, Dios mío.

140
Para su horror, se dio cuenta que era una cría de
chinche. Había leído que no se volvían marrones hasta que
se habían alimentado de un montón de sangre. Cogió la
cuchara de madera más grande que tenía y aplastó al
insecto. Lo mató y lo examinó. Estaba muerto. Se veía
como una chinche, por lo que lo tiró a la basura. Había
leído que los insectos hembras aunque muertas expulsaban
sus crías de color claro de sus sacos o algo así. No tenía
sentido tomar riesgos. Llamaría a los chicos de control de
plagas de insectos para que volvieran y fumigaran el
edificio. Tenía que limpiar el lugar para el día. Tal vez él y
Dave pudieran llevar a sus huéspedes a un crucero de un
día o algo así. Dave... hombre, lo extraño. Tal vez acabe
llevándolos por mi cuenta.

Examinó la pared y no vio nada más, pero decidió que


todo el lugar necesitaba una buena limpieza. Limpiar
siempre le hacía sentirse mejor.

Pero… ¿quiero limpiar las huellas?

No, Aarón. Estás loco.

Saltó cuando una figura aparecía en el umbral de la


puerta.

Era Randy.

—¿Qué quieres? —preguntó, sin ni siquiera


molestándose en ser cortés.

Los labios de Randy se curvaron en una mueca


diabólica de desprecio.

—Quiero lo que me quitaste. Quiero mi vida de nuevo.

141
Aarón miró el teléfono fijo de la pared. Era un aparato
de disco pasado de moda. Perfecto para emergencias, como
ahora.

Randy le dio una risa áspera. —Eres un perdedor,


Aarón. Siempre lo fuiste. Siempre lo serás. Un maldito
debilucho.

Aarón no pudo evitarlo. Se abalanzó sobre Randy,


claramente sorprendiéndolo con un golpe en la cara. Randy
le devolvió el puñetazo, haciéndole casi perder el
conocimiento y partiéndole el labio. Aarón se defendió y
tenía el absurdo presentimiento de que lo próximo que
Randy le diría a la gente era que Aarón lo había asaltado,
no su supuesto ex.

Randy se agachó y se revolvió. Se estrellaron contra


las cosas, Aarón dando tanto como recibía.

—¡Yo soy el que debería estar jodido! —gritó a Randy


—. ¡Soy el que se quedó clavado con ella toda mi vida! ¡Tú
lo tuviste fácil con papá!

Troy se volvió loco entonces. Trató de agarrar a Aarón,


que intentaba esquivarle moviéndose.

—¿Fácil? ¿Crees que lo tuve fácil?

—¡Comparado conmigo, sí desde luego!

Troy consiguió cogerle, retorciendo el brazo de Aarón


detrás de su espalda. Aarón temía que su hermano le
rompiera el brazo por el terrible dolor que sentía. Levantó
el pie dando patadas a la espalda de Troy, poniéndole de
rodillas, Troy aulló de dolor y lo soltó. Aarón echó a correr

142
hacía la puerta, pero Troy le atrapó del pie, lo derribó y lo
inmovilizó en el suelo.

Se sentó a horcajadas sobre Aarón, poniendo sus


manos alrededor de su cuello. La rabia que Aarón vio en el
rostro de su hermano era palpable.

—Ella abusó de mí cuando éramos bebés —dijo Troy—.


Es por eso que mi padre me alejo de allí.

Aarón sabía esto, pero ella había abusado de él


también.

—Ella me violó —le dijo a su hermano— y de todos


modos seguí quedándome con ella.

Los dos hermanos se miraron el uno al otro.

—Podríamos haber sido amigos. ¡En vez de eso


intentaste robarme a mi marido! —las manos de Troy se
apretaron alrededor del cuello de Aarón.

Aarón trató de luchar, pero su hermano tenía un


apretón de acero sobre él.

—No, yo no voy a terminar de esta manera. —Troy


alivió su control, pero no lo soltó—. Traté de darte un sorbo
de la buena vida, Aarón.

—No, Troy. Intentaste utilizarme como chivo


expiatorio. Me dejaste para lidiar con toda la mierda que
tenías.

Troy se echó a reír. —¿Cuándo supiste que era yo? —


Aarón tenía la sensación de que a Troy le molestaba que se
hubiera dado cuenta.

143
—Fue gradual, pero es una peculiaridad que tienes.
Algo que yo sabía.

—¿Qué peculiaridad? —Troy parecía frenético. Empezó


a apretar sobre su cuello de nuevo, pero se oían pisadas
fuera—. Regresare. Ya lo verás. Cuando menos te lo
esperes, tendrás un accidente doméstico. —Sacó las manos
de la garganta de Aarón y entonces se puso de pie,
arrastrando el dorso de la mano por su boca.

—Me pillaste, Aarón, —susurró cuando la sangre se


extendió por su piel desde los labios—. Va a ser divertido
verte morir.

Se fue tan rápido como vino.

Aarón estaba allí, tratando de respirar, preguntándose


quién le creería, cómo podía detener a Troy antes de
tropezarse con su pequeño accidente.

Los pasos resultaron ser de la molesta Alice.

—¡Oh,Dios mío! —dijo cuando vio la cara de Aarón.

—¿Tu marido te hizo eso?

—Randy lo hizo —dijo. Se puso de pie. Hizo listas


mentales y comenzó a limpiar. Si iba a morir, entonces
tenía que organizar algunas cosas. Pero en primer lugar,
había invitados que mimar y cuidar.

—Tu cocina es un desastre —dijo.

Gracias, servicial Hannah.

—Sí, lo sé. ¿Puedo hacer algo por ti?

144
—Bueno, me preguntaba. Ahora que tu matrimonio
está acabado, vas a enumerar los bienes o... —Miró
alrededor con incertidumbre.

Aarón luchó por mantener la compostura. Chico, ella


era demasiado.

—Mi matrimonio no ha terminado. —Él le dio una dulce


sonrisa—. Y no, no vamos a vender. He puesto hasta la
última gota de mi sangre y toda mi vida en este…

—Tu marido me dijo que todo había terminado.

El corazón de Aarón se hundió. ¿Cuándo le había


visto? Él dijo que quería ir a reflexionar en el estúpido
barco.

—Sólo quiero decir que, cuando llegue el momento,


por favor... tenme en cuenta. Me encanta este hotel. —Bajo
su fulminante mirada, ella comenzó a tartamudear—. Yo...
yo... conozco su valor y todo lo que has hecho. Yo podría…

¡Vete a la mierda, Alice!

Ella suspiró. —Solo voy a um... Dejaré mi tarjeta aquí.


Sólo por si acaso. —Ella la dejó en la mesa de trabajo de la
cocina y salió rápidamente lejos de la casa.

Aarón esperó un momento y luego se puso en acción.


Corriendo por pura adrenalina, pasó algún tiempo
recogiendo huellas en la puerta de la cocina donde había
visto a Troy tocar el marco. Las calcó en cinta adhesiva y
pegó cada pieza en una hoja de vidrio de mesa que guardó
a mano para el servicio de mesas fuera. Había despegado
suficientes huellas como para cubrir una superficie de doce
pulgadas de cristal y con cuidado lo guardó. También hizo

145
copias de sus propias huellas y las puso en otra hoja de
vidrio, dejando esas en la caja fuerte. Lo siguiente que hizo
fue escribirle una carta a Dave, en la que le contaba todo y
le explicaba como había llegado a juntar las pruebas. No
podía hacer mucho más en ese momento. No con
huéspedes por venir. Puso la nota en la caja fuerte y cerró
con llave la puerta de nuevo.

Limpió la cocina y dejó sin limpiar los sitios donde


había recogido las huellas del marco de la puerta como
pruebas. No tenía ninguna duda de que su hermano lo
mataría, pero no tenía ni idea de cómo lo haría. Tenía que
procurar mantener su ingenio y estar atento. Cortó en el
jardín algunas rosas rojas Lokelani, para su huésped
femenina. Le encantaba esta variedad de rosas de la isla.
Eran fragantes y parecían hechas de encaje. Se semejaban
a las peonías antes de que se abrieran.

Tenían otra cualidad también. Eran inmunes a los


insectos de la isla y a las enfermedades.

Aarón se tomó un momento para contemplar su jardín.


Le conmovió todo lo que habían trabajado, –cada onza de
amor... estaba expuesta aquí–. Tangible. Dave
posiblemente no podría mirar esto y creer que Aarón fuera
otra cosa más que fiel.

Se obligó a seguir adelante.

Las sandalias de bienvenida de la señora Halliday


tenían adornos de rosas para que coincidiera con su pasión
por estas. Su marido había tenido por motivos los aparejos
de pesca. Venían a celebrar su segunda luna de miel y
como la mayoría de los otros huéspedes de Aarón y Dave,

146
habían tenido la amabilidad de responder al cuestionario
sobre cuáles eran sus flores favoritas, dulces, y comida.

Aarón comprobó el cuarto de baño con los productos


para el cuidado de la piel y el cabello que él proporcionaba
Miró su rostro en el espejo. Tenía un labio hinchado y una
expresión de calma engañosa en sus ojos. No podía dejar
de pensar en la canción de Michael Jackson, “Hombre en el
espejo”.

No podía dejar de pensar en que se suponía que el


espejo reflejaba lo que el resto del mundo veía. Entonces,
si eso era verdad, estaba derrotado.

Y no se sintió nada más que roto.

Aarón se obligó a apartar la mirada y salió del cuarto


de baño. El dulce aroma de las rosas de la isla llenó su
espíritu. Y a continuación, las palabras vinieron a su mente.

No hay rosas para la tumba de un marinero.

Tomó una respiración profunda. Agua. Tuvo una visión


en su mente de agua. Dios mío, es como en el sueño. Una
bufanda. Yo cayendo por la borda. No. Empujado. Él me va
a empujar fuera del barco. Me va a ahogar. Toda mi vida
he tenido miedo a ahogarme.

Aarón se obligó a completar sus tareas. Había recogido


algunos Lokelanis extra, pero no los pondría en la sala de
estar. Llevaría aquellos a su habitación y la de Dave más
tarde. Trató de no pensar en que Dave realmente le podría
haber dejado. Sacudió la cabeza, como para descartar sus
oscuros pensamientos.

147
Le gustaba que sus huéspedes se sintieran especiales,
por lo que tenían sus propias flores. Había recogido alguna
heliconia y ramos de aves del paraíso para las áreas
comunes. Parecían espectaculares en sus grandes jarrones
de cristal rojos.

Quería brillante. Quería rojo. El color del amor. El color


de la sangre.

No hay rosas para la tumba de un marinero...

Desde fuera, podía oír una bocina tocar. Enderezó sus


hombros, trató de ordenar el pelo con dedos ligeramente
temblorosos y empezó a salir a la calle para saludar a sus
invitados. Se detuvo en seco. No había ningún leis en la
nevera. Eso lo angustió. Nunca había acogido a un cliente
sin un saludo floral individual.

Espera. Había dos leis en la casa. Los que en el Koa


Kea le habían dado a él y a Dave. Le desgarró el corazón
hacerlo, pero eran exquisitos leis y Dave seguramente
comprendería que sus huéspedes merecían un adecuado
pequeño aloha de Pineapple Hill.

Abrió la bolsa de viaje que se encontraba en su oficina


justo donde lo había dejado la primera vez que habían
venido a casa y sacó las dos bolsas Ziploc. Otro bocinazo.
Sus dedos se sacudieron cuando desenvolvió los leis de las
piezas de periódico mojado donde los había envuelto antes
de ponerlos en plástico. Era un viejo truco de la isla que
Génesis le había enseñado.

Génesis. Lloró por ella, sorprendido hasta la médula


ante la idea de no volver a ver a su amada mentora y

148
amiga de nuevo. Los leis eran perfectos. Se los colgó del
brazo y corrió afuera.

Sus huéspedes estaban descargando sus bolsas del


maletero de su SUV de alquiler.

—¡Aloha! —gritó.

—¡Aloha! —Devolvieron su saludo.

Aarón puso las guirnaldas de flores alrededor de sus


cuellos.

—Dios mío, este es hermoso. ¿Cuál es esta flor verde?


—la señora Halliday se la acercó a la nariz e inhaló.

—Lo llamamos orquídea perla jengibre. Es un híbrido


creado aquí en esta isla. —Se volvió hacia el señor Halliday.
—Aquí, por favor, deje que le ayude.

Levantó dos de las maletas. Hombre, eran pesadas.


¿Qué llevaba la gente a las islas para una semana, de todos
modos?

—¿Somos los únicos aquí? —preguntó la señora


Halliday, mientras se dirigía a su habitación, la Suite
Pikake. Tenía su propio cuarto de baño y un balcón con
vistas a la vieja plantación Pineapple.

—Sí, lo son. Estamos esperando otra pareja esta tarde


—dijo.

—Oh, estas rosas son preciosas. —La señora Halliday


se quitó su lei y para su horror, vio que lo había dejado caer
en el cesto de la basura. Su marido, un poco más amable
que ella, lo puso sobre uno de los postes de la cama.

149
Aarón podía decir ya que ella iba a ser un dolor en el
culo. Lanzó una mirada crítica sobre todo.

—Exigimos tener café durante todo el día —dijo—.


Pensé que habíamos dejado eso claro.

—Sí. Hay un termo en el pasillo con cuatro tazas sobre


ella. Tan pronto como se haya terminado, me complacería
hacer más.

Ella le dirigió una mirada insatisfecha y pasó junto a


él.

La siguió hasta el pasillo donde se encontró el


aparador de madera de koa con café, crema, azúcar, y sus
habituales dos estilos de agua. También había dejado un
plato cubierto de caseras galletas de jengibre de coco y
barquillos de queso hechos en casa. Miró el frutero lleno de
naranjas, plátanos, uvas y pequeñas manzanas de Molokai.

—Creo que esto bastará —dijo, pero se dio cuenta de


que ella recogió dos galletas y las engulló en el momento
en que le dio la espalda.

—¿Hay algo más que pueda conseguirle, señora


Halliday?

—¿A qué hora es el almuerzo?

—Lo siento, no servimos almuerzo. Tenemos una


recepción a las cinco, serviremos cócteles y canapés.

—¿Y eso es todo?

—Hay desayuno por la mañana —dijo. ¿Por qué estaba


siendo tan gruñón?

150
Ella se alejó de nuevo y él se retiró a la cocina.
Hombre, esto se va al infierno rápido. Odio esto. Sacudió el
pensamiento a un lado.

La señora Halliday entró en la cocina. —¿Dónde está la


piscina?

—No hay piscina. Contamos con baños minerales


naturales y un jacuzzi.

—Pensé que había una piscina.

—Lo siento, no. Estamos justo en la playa.

—No me gusta el océano.

Bien, entonces. Esperó hasta que ella se fue para


repasar la lista de cosas que necesitaba. Añadió café y leis
y se guardó la nota.

Recogería lo que necesitaba del almacén Wainiha


General. Tal vez incluso recogiera un par de sándwiches, si
los Hallidays lo querían. Regresó a su habitación, pero se
habían quedado dormidos, completamente vestidos, en su
cama.

Cerrando con cuidado, se dirigió a la tienda, cogió lo


que necesitaba, tratando de sentirse descontento por las
cursi ofrendas lei que tenían en la nevera-despensa. El
profundo olor floral levantó su psique hundida y se quedó
en el interior un momento antes de tomar los restos de
guirnaldas enredadas en su mano al mostrador. Pagó con su
propio dinero, no con la tarjeta de la empresa. El Señor
sabía que incluso eso ya no funcionaba más.

Odiaba pensar que nada de esto fuera suyo ya. No


podía perder su vida. Pagó por sus compras, sabiendo que

151
estaba pagando un poco más por la conveniencia del lugar.
No le importaba. Un conjunto más de huéspedes por llegar.

Tal vez todo esto se olvidara.

Y tal vez, sólo tal vez, los cerdos volarían cuando el


infierno se congelara.

Se dirigió a su casa, sus sentidos intensificados, pero


todo estaba bien. Llegó a su casa y sus invitados todavía
dormitaban. Guardó todo y luego tomó las rosas que había
elegido para el siguiente dormitorio y entró, dejando
escapar un suspiro cuando vio lo que había sido tirado en la
papelera.

Aarón miró su reloj. Ya era suficiente. Dejó las rosas y


se fue al exterior. Condujo a la estación de policía,
determinado a denunciar el allanamiento de morada de
Randy y su constante acoso. Había una estación de policía
en Hanalei Bay. No lo creerían, probablemente. Iba a
parecer que estaba drogado.

Hizo un giro a la izquierda y un gran camión salió de


ninguna parte. Entrecerró los ojos. Podía ver que el
conductor llevaba un pasamontañas. ¡Un pasamontañas en
Kaui!

Aarón trató de pisar el acelerador mientras rodeaba la


curva de la carretera sesenta y cinco. El camión se
acercaba más, haciendo sonar la bocina con fuerza. El
conductor tocó la bocina sin parar ahora cuando aceleró y
golpeó a Aarón.

152
¿Dónde estaban los otros coches? ¿Dónde estaban los
policías?

Demasiado tarde, patinó en una curva cerrada, se


estrelló contra una valla de seguridad, y con un grito de
terror, se precipitó por el acantilado, las rocas y el agua por
debajo, saludándole cuando se estrelló contra las olas
espumosas.

153
Capítulo Siete
Esta infortunada pequeña isla no había visto tanta
acción en... nunca. En primer lugar, la pobre Génesis, luego
ese agradable propietario de hostal, Aarón, había caído de
un puente, suicidio. Había estado engañando a su novio, y
cuando el novio le dejó y amenazó con llevarse todo...
bueno ¿qué iba a hacer un pobre empresario de hostal, sino
matarse a sí mismo? Tragedia por todos los lado...
Shakespeare realmente habría escarbado en este lugar.

Lástima del conductor de camión, sin embargo. Estaba


en el lugar equivocado en el momento equivocado,
colisionando con un temerario y joven hombre angustiado
decidido a terminar con su dolor. El conductor tenía esposa
y niños también. Había mostrado a Troy las fotos en la
gasolinera. Muy lindo. El más joven, el pequeño Tammy, iba
a cumplir cinco años la próxima semana y el pobre Roger,
dijo que estaba seguro que llegaría a casa a tiempo para
pastel y helado. ¡Oh, bueno!. Al menos Roger había muerto
antes de caer al agua.

Troy había reducido, sin embargo, consiguió saltar en


el último minuto a la carretera. Pudo resultar muerto
también, pero valió la pena todo el riesgo porque desde esa
distancia, Troy podría ver a Dave sentado en la cubierta de
La Promesa.

Así que, no todo era tragedia en esta pequeña y dulce


isla. Los ojos de Troy se llenaron de lágrimas. Finalmente,
Dave era suyo de nuevo. Y era perfecto, simplemente
perfecto. Todo lo que Dave y él necesitarían jamás estaba

154
en ese barco. Podían navegar donde quisieran. Tenían
dinero, y se tenían entre sí. Eso era todo lo que importaba.

Era una lástima que Troy estuviera tan maltratado y


golpeado en estos momentos. El sexo duro que había
fantaseado tener con Dave podría tener que ser un poco
más calmado hasta que sanara.

Troy empezó a darse prisa ahora. Levantó la vista


hacia el cielo y vio el sol hundirse en el horizonte. Quería
irse. Tal vez pudiera partir esta noche. Troy sólo necesitaba
convencer a Dave de que no necesitaba a ese perdedor de
Aarón, y conseguir salir de aquí antes de que descubriera
que su amado estaba en el fondo del mar.

Dave levantó la vista cuando se acercó a Troy. Troy


sabía que estaba sufriendo. Eso era bueno. Él lo consolaría
un poco, le haría recuperarse o lo que fuera, pero no iba a
tolerar sus gemidos durante más de un día o dos. Se
merecía algo de atención de Dave después de todas las
molestias que se había tomado sólo por él. Una pequeña
venganza no era mucho pedir, ¿verdad?

Troy salió a la terraza y le dio a Dave una sonrisa


compasiva. —Míranos —dijo Troy, levantando los brazos—
dos guisantes de una misma vaina, así se ve.

—¿Cómo sabes eso? —preguntó Dave, su profunda voz


tranquila y solemne. Estaba mirando al agua.

El vaquero de Dave se abrazaba a sus piernas que


estaban estiradas, cruzadas por los tobillos en la barandilla.
Llevaba una camisa de algodón azul clara... casi del mismo
color que sus ojos. Estaba algo abierta dejando ver algo de
su pecho tenso y musculoso, su pelo oscuro le cepillaba la

155
mejilla. Lo primero que había llamado la atención de Troy
sobre Dave, cuando vio por primera vez al hombre, dejando
a un lado su cuerpo perfecto y la sustancial polla, era el
pelo negro como el carbón y la piel bronceada en contraste
con sus increíbles ojos azules.

No era de extrañar que se hubiera tomado tantas


molestias, tenía el aspecto de un soldado herido para el
tipo.

Troy se acercó un poco más y luego se apoyó en la


cabina. —Míranos. He sido abusado por mi ex y también lo
has sido tú. Pobre Dave. Lo siento mucho. Debería haber
dicho algo antes.

Esos ojos se volvieron hacia él. Troy se quedó sin


aliento. Brillaban. —¿Cuándo supiste que Aarón estaba
tonteando por ahí? —preguntó Dave.

—Aarón me confesó algo así. Estaba tan angustiado.


Quiero decir, ¿cómo podía hacerle eso a alguien como tú?

—No es la primera vez —dijo Dave, reuniéndose con la


mirada de Troy.

—¿Ah, sí? —Troy miró a su alrededor.

—Parece que no he tenido mucha suerte con los


hombres.

—Bueno, la suerte puede cambiar.

—Um, esperemos —dijo Dave en voz baja.

—Hablé con Alice sobre Aarón, y no debería haberlo


hecho.

156
No me di cuenta de que era una chismosa. Necesitaba
a alguien con quien hablar, tal como lo hago ahora, Dave.
Quiero que sepas que estoy a tu disposición en todos los
sentidos.

—¿En todos los sentidos? —Él lo miró de nuevo.

El latido del corazón de Troy se aceleró un poco. —


Bueno... de cualquier manera que lo necesites, por
supuesto. Como amigo o...

—Un amigo —repitió Dave. Inclinó la cabeza—. ¿Qué


pasa si lo que necesito esta noche es algo más que una
amistad, Randy? ¿Qué pasa si tengo que joder... toda la
noche...para no pensar en el hombre que he llegado a amar
con todo lo que tengo en mi alma? ¿Estarías allí para mí de
esa manera también? —Dave bajó los pies a la cubierta y
se levantó.

Troy estaba sin aliento. Esto iba a ser mucho más fácil
de lo que pensaba. —Un hombre como tú —comenzó Troy—
tiene necesidades, necesidades que tal vez Aarón no podía
cumplir. —Troy se acercó un poco más. No demasiado
rápido. Vas a asustarlo. Tranquilo Troy chico...es tuyo...
pero como un buen semental... no se le puede asustar.

Dave negó con la cabeza con una leve sonrisa. —


Necesito una bebida. ¿Por qué no tomamos juntos una
dentro?

Troy asintió. Puso una mano sobre el hombro de Dave.


—Estará todo bien, amigo mío. Te ayudaré a pasar esto.

—Oh —Dave lo miró— sé que estará todo bien. Tengo


la intención de hacerme cargo de todo esta noche.

157
—Ahora, no me gustó mucho cómo suena eso. No
hagas nada precipitado, Dave.

—Oh, no es precipitado en absoluto —respondió—.


Llevo un tiempo viéndolo venir.

—No te metas en problemas por Aarón.

—No pensaría en eso —respondió Dave, caminando a


la barra.

Troy miró alrededor del barco de lujo mientras tomaba


asiento. Estaba ansioso por ver su escondite pero sabía que
el dinero todavía estaría allí. —Tomaré un...

—Gin tonic con un toque de un limón. —Dave le cortó,


dándose la vuelta con la copa en la mano.

—Eso es increíble —comentó Troy, los ojos muy


abiertos—. ¿Cómo sabías que esa era mi bebida?

Dave se encogió de hombros. Él no se sirvió una copa.


En su lugar, se quedó allí a un par de metros de distancia,
mirándolo. —¿No bebías eso allá en la casa?

—Puede ser. ¿Tú no bebes? —Troy tomó un sorbo de la


suya.

—No, cambié de opinión. —Se acercó y se sentó al


lado de Troy—. Tengo que mantener la cabeza clara esta
noche.

Troy le tocó la mano. —Eres increíble, sabes eso. Tal


vez no amaras realmente a ese tipo. Tal vez sea un alivio
librarse de él. La mayoría de los hombres en tu posición
estarían bebiendo como cosacos.

158
—Um, tal vez. ¿Eso es lo que tú hiciste? —preguntó
Dave.

Troy tomó otro sorbo de la bebida. —Eso es lo que yo


hice, ¿cuándo?

—¿Es eso lo que hiciste... emborracharte cuando


acabaste... con Russ, quiero decir?

—No. Russ significaba muy poco para mí. Nunca


estuve enamorado de Russ.

—No como de tu marido.

—Oh, sí... eso... bueno... eso está acabado también.


—Troy se reía. ¿Había hablado de eso con Dave? No, creía
que no.

—Qué conveniente para ti que todo se haya liado.

Troy entrecerró los ojos. Dejó abajo la bebida. —La


gente supera las cosas, al igual que superarás lo de Aarón
finalmente. Y sólo yo tengo la solución.

Dave se recostó contra el sofá. Troy se movió un poco


más cerca, le tocó la mejilla.

—¿Ah, sí? —murmuró Dave—. ¿Y cuál es esa solución,


Randy?

—Quiero besarte. ¿Te importa?

Dave extendió la mano y tiró de Troy rudamente hasta


su pecho. ¡Oh, sí, ese es mi chico!

—¡Guau! —Troy se rio. Ese movimiento repentino hizo


girar su cabeza—. De hecho, toda la habitación le daba
vueltas.

159
—¿No vas a terminar tu bebida? —dijo Dave, su boca
tan cerca de la de Troy, que este ya podía saborearla—. La
hice solo para ti.

Troy se esforzó por acercarse más, pero los labios de


Dave no llegaron a tocar los suyos.

—Ya he tenido suficiente. ¿Por qué no te quitas esos


pantalones vaqueros? —sugirió Troy. Le empujó por un
beso de nuevo, pero de repente Dave estaba de pie frente a
él.

—Buena idea —dijo Dave—. Vayamos a la habitación.

Troy tropezó y se tambaleó tras Dave. Dave encendió


la lámpara. Había algo colocado en la cama, una caja. Troy
se acercó y entonces sus ojos se abrieron como platos. Miró
a Dave, que estaba de pie a unos metros de distancia. —
¿De dónde, que...? ¿Qué es eso?

Dave sonrió. —Es nuestro futuro, ¿no es así?

—No lo entiendo. ¿Qué hay en ella? —Troy fingió


ignorancia.

—Ábrela y lo sabrás.

Troy se dejó caer en la cama y abrió la caja. —Dinero


—sonrió. Miró de nuevo—. ¿Es tuyo?

—No.—Dave negó con la cabeza—. Es tuyo... o... de la


mafia.

—¿La mafia? —Troy tragó saliva—. ¿En serio? ¿Dónde


lo encontraste?

—En el lugar donde siempre has escondido las cosas...


como las fotos que me quitaste cuando insististe en ese

160
pequeño revolcón con unos chicos en nuestra habitación de
hotel esa vez. Cuba, ¿no era así?

—Yo... no... lo entiendo. —Troy negó con la cabeza. No


podía saber. No podía.

—Entonces deja que te ilumine, —respondió Dave, su


voz aún estaba calmada—. Veras, antes de Aarón, yo
estaba casado con otro hombre.

—Oí un rumor.

—¿Te das cuenta ahora? —Dave dio a Troy una


sonrisa. A la luz de la lámpara, parecía siniestra.

—Estabas casado con el gemelo de Aarón. He oído que


murió.

—Um, yo también. —Suspiró Dave—. Tan triste.

Troy puso la caja de dinero sobre la mesita de noche.


—Ven y siéntate, cuéntame todo sobre él. —Troy dio unas
palmaditas a la cama.

—Oh, es una... —Dave contuvo algo el aliento—. No


creerías esta historia si te la contara.

—Lo haría. Adelante.

—Bueno... fui seducido y manipulado por Troy. Fingió


quererme pero constantemente me engañaba con otros
hombres. Y se involucró con algunos mafiosos...robó algo
de dinero... se lo llevó todo y luego se asustó. Intentó que
su gemelo pagara el cargo por sus delitos.

—Dave, estoy seguro de que realmente te amaba.


Estoy seguro de que se arrepintió de todo y que si pudiera
hacerlo de nuevo… —Troy miró a Dave, que había llegado al

161
borde de la cama— …lo haría. —El movimiento del agua
sacudiendo el barco estaba haciéndole sentir enfermo. ¿Por
qué la imagen de Dave era borrosa ahora?

Dave se agachó y le acarició el pelo bruscamente


luego tomó su barbilla en su mano y forzó a Troy a mirarle
hacia arriba. —Bueno... a veces no hay vuelta atrás, mi
amor. A veces... las cosas no pueden ser perdonadas.
Hiciste una apuesta y perdiste. —El rostro de Dave se
volvió oscuro.

—¿Qué? ¿Qué estás diciendo... Dave?

La mano de Dave se acercó a él. Troy fue tirado de la


cama al suelo. Dave parecía estar reteniéndole. —¿De
verdad crees que podría estar casado con un hombre y no
reconocerle jodidamente al final? Me usaste antes. Usaste a
tu hermano. ¿Y sabes lo que he descubierto después de
tanto tiempo? Soy el único que puede realmente castigarte,
Troy, porque a pesar de todo, yo soy el único que alguna
vez te ha importado.

Troy se quedó sin aliento. —¡No!, yo no soy... ¿por qué


me has llamado eso? —se oyó gritar una y otra vez—. Troy
está muerto, Dave... ¡muerto!

Dave lo arrastraba por la cabina y hasta las escaleras.

—Podemos tenerlo... todo... el dinero. Todo. Dave,


¿qué estás haciendo? ¿A dónde me llevas? ¡No! ¡No! —Troy
intentó luchar, pero algo lo había debilitado. —La bebida —
dijo con voz entrecortada— ¡pusiste... algo... en mí...
bebida!

Dave acercó a Troy a la barandilla. De alguna manera


ahora el barco estaba flotando... Ya no estaba anclado,

162
estaba a la deriva en el agua. O tal vez sólo estaba
imaginándolo. ¿Cuándo los había sacado Dave? ¿Había
perdido el conocimiento? Todo era un borrón. Sintió un
fuerte tirón en el pelo y luego Dave lo puso de rodillas
delante de él.

Troy miró arriba. —Yo... te amo. —Tragó saliva, el


pecho agitándose.

—Lo extraño es, Troy, que lo sé. —Él asintió con la


cabeza. El rostro de Dave pareció desmoronarse por un
momento, alguna emoción se apoderó de él. Su voz tembló
un poco cuando habló—: Hubo un momento en que
realmente te amé también, Troy. Habría hecho cualquier
cosa por ti, incluso perdonado todas tus indiscreciones
sexuales si hubieras prometido parar. Pero... era Aarón con
el que debería haber estado y por algún giro del destino,
alguna elección del azar al nacer, terminé con el monstruo.

—Por favor, Dave, —sollozó Troy. Se aferró a las


piernas de Dave—. Por favor, ahora es diferente... He
aprendido... tanto, he crecido... yo...

—Me lo has quitado todo. —La voz de Dave se hizo


más fuerte ahora, mezclada con ira—. ¡Todo! —El rostro de
Dave se desvanecía dentro y fuera de la consciencia—. ¡Y
ahora es el momento de dejar que un hombre muerto
regrese a su tumba!

Troy fue levantado de pie, y dado la vuelta en los


brazos de Dave. Dave lo sostuvo con la espalda de Troy
contra su pecho. Por un momento, fue reconfortante. Troy
cerró los ojos, recordando el calor de los brazos de Dave.
Una lágrima corrió por su mejilla. El barco se balanceaba y
el cielo nocturno parecía burlarse de él con el cielo brillante

163
sobre ellos, la luna perfecta. Sintió el áspero roce de la
mandíbula de Dave contra la mejilla y su aliento susurrarle
al oído. Un profundo sentido de necesidad y deseo se
apoderó de él.

—Te quiero —dijo a Dave. Y ese era por qué en un acto


final tenía que salvar a Dave de todo lo que Troy había
hecho—. No puedo dejar que te pudras en la cárcel por
esto, Dave. —Suspiró Troy. La idea de eso, la idea de que
su Dave pasara el resto de su vida entre rejas era
demasiado para que él la aceptara.

—Eso no importa —dijo Dave—. Es hora de que me


haga cargo de las cosas.

Troy se preguntó si tendría la fuerza. Un duro empujón


era todo lo que necesitaba. Eso le daría tiempo para hacer
lo que tenía que hacer. Tal vez todo tenía que terminar así.
Finalmente, él y Aarón acabarían juntos en el mar, los lados
de los espejos unidos, de una vez por todas.

—No puedo. —Troy probó las lágrimas en su boca—.


Yo no puedo...tengo que hacer una... cosa... por todo el
dolor que te causé... para mostrarte... Te quiero tanto,
Dave.

Troy sintió el tirón en el pecho de Dave. Estaba


llorando. Troy sonrió. Tal vez una de esas lágrimas fuera
por él... derramada por los momentos fugaces que habían
vivido juntos antes de que lo hubiera jodido todo. —Tú eres
lo único que lamento —susurró—. Oh Dave, no puedo dejar
que sufras más por mí.

Un gran empujón hacía atrás, un golpe que Dave no


esperaba. Troy sintió el agarrón de Dave al liberarse. Dio

164
una larga mirada a Dave, que se intentaba levantar desde
donde estaba tendido en cubierta. —Siempre fuiste tú —
gritó por encima de los sonidos del viento y de las olas
luego se subió a la barandilla, mirando hacia abajo al agua.
No era su reflejo el que volvió a mirarle nunca más, era el
de Aarón. No era ya una imagen de un espejo.

Oyó a alguien gritar su nombre. —¡Troy! —y luego


pasó por encima de la barandilla y cayó.

Aarón vio con horror cómo Troy se lanzó por la borda.


Junto a él, en la lancha de la policía estaban los dos
detectives que milagrosamente habían venido en su ayuda
mientras luchaba por liberarse de su coche.

—Su marido nos llamó —dijeron ellos—. Estaba


preocupado por si Randy Carlton trataba de matarle.

Dave corrió hacia la proa del Promesas, su mirada sólo


en Aarón, no en el forcejeo de Troy, agitándose en el agua.

Los dos agentes de la Guardia Costera que estaban en


la lancha, saltaron al agua para rescatar a Troy.
Absurdamente, Troy no quería su ayuda. Permanecía
dándoles patadas y golpeándoles para mantenerlos
alejados.

Aarón nunca había visto a un hombre tan decidido a


morir. Cuando el cuerpo de Troy quedó inerte, Aarón
devolvió la mirada a Dave. Señor, amo a este hombre.

—¡Te quiero! —gritó Dave.

165
—¡Yo también te quiero!—Era lo que le había
mantenido vivo cuando había caído al agua.

A pesar de su terror, Aarón recordó un artículo que


había leído sobre lo que se debe hacer en caso de que el
coche se sumergiera en el agua. Había mantenido la
cordura. Se dejó puesto el cinturón de seguridad y antes de
que en los fusibles del vehículo se produjera un
cortocircuito, presionó el interruptor de apertura de la
ventana y esta se abrió. Sólo se quedó a la mitad del
recorrido pero era un montón.

Había luchado contra su pánico total y las imágenes de


su vida parpadeaban ante sus ojos mientras esperaba a que
el agua llenara el vehículo. Llegó más rápido de lo que
esperaba, pero cuando alcanzó la altura del pecho, soltó el
cinturón de seguridad y subió, como un corcho, haciéndole
capaz de salir a través de la ventana. No se había librado
del dolor. Se había golpeado la cabeza contra el marco de la
puerta y se había dañado aún más el labio desgarrado.

Pero estoy vivo. Somos libres.

Desgarró a Aarón ver el rostro de su marido


retorciéndose ante tanto dolor.

—¡Ven aquí! —gritó Dave, entonces, antes de que


Aarón pudiera responder, se sumergió en el agua. Aarón y
un Agente de la Guardia costera se inclinaron para ayudarlo
a subir por la escalera lateral de la embarcación.

Aarón se aferró a él cuando Dave subió a bordo.


Durante mucho tiempo, estuvo tendido en la cubierta.

166
—Lo siento. Lo siento —decía Dave—. Tuve que dejar
que Randy pensara que yo creía todas esas mentiras sobre
ti. Tuve que atraerlo aquí al barco.

La policía siguió haciendo preguntas. Dave y Aarón se


pusieron en pie cuando el cuerpo de Troy fue arrastrado a
bordo.

—Está muerto —dijo uno de los detectives—. No puede


hacerte daño ya nunca más.

—Bien —ladró Dave—. Debería haberse quedado


muerto la primera vez. —Señaló al Promesas—. En el
dormitorio principal encontraréis una caja con todas las
fotos que había guardado de la vez que nos casamos. Debe
haber subido a bordo temprano y lo puso en el gabinete
bajo la pila del cuarto de baño. Supongo que ya se estaba
sintiendo como en su casa. No creía que yo fuera a
descubrirlo, pero lo hice. Nunca había visto la caja antes.
La abrí y encontré que estaba llena de dinero. Supuse que
era el dinero de un atraco en LA y él admitió que lo era.

—¿Él tenía el dinero? —Aarón estaba sorprendido—.


¿Todo este tiempo?

Dave se encogió de hombros. —He hecho los cálculos.


Era la cantidad exacta que faltaba.

Aarón no lo podía creer. Durante todo este tiempo...

—Creo que escondió el dinero debajo del gabinete —


dijo Dave—.Puede que esté equivocado, pero me pareció
que una tabla estaba suelta. Pienso que él vino buscándolo.

Abrazó a Aarón de nuevo.

167
—Señor Álvarez —dijo uno de los detectives— vamos a
tener que procesar el barco. Dejaremos que usted tenga
acceso a él dentro de unos días.

Dave despidió con la mano las palabras del hombre. —


Retenga la condenada cosa el tiempo que quiera. No tiene
nada, sino malos recuerdos para nosotros.

Aarón se dio cuenta de que Dave tenía razón. Había


sido el barco de Troy, y les había ayudado a escapar de Los
Ángeles.

Pero para Troy era una herramienta de manipulación.


Aarón se esforzó por sentirse relajado ahora que todo había
terminado.

Los detectives les llevaron de vuelta a la orilla en la


lancha y una vez en tierra firme, los obligaron a volver a la
Pineapple Hill. Él y Dave se habían quedado en silencio todo
el viaje, pero los detectives habían hablado sin parar.

Aarón escuchó con creciente asombro cuando se


enteró de que su loco hermano gemelo había sido
detectado por las cámaras ocultas de la habitación del hotel
donde había asesinado a un detective de policía de Los
Ángeles antes de poner rumbo a Hawái. El dueño del hotel
había visto todo en las grabaciones. Según los detectives
de Kauai, el dueño del hotel había instalado las cámaras
para espiar a clientas femeninas desprevenidas. Uno de
ellos había encontrado una cámara y se quejó. Para evitar
la cárcel, había negociado con las imágenes del asesinato
del policía a cambio de inmunidad.

168
Dave parecía consternado cuando la policía les dijo
cómo Randy/Troy había utilizado el dinero del policía
muerto para comprar su casa en Kauai.

Aarón estaba preocupado por el profundo silencio de


su marido mientras caminaban a la entrada del hostal.

No hay coches. La limusina todavía está en el taller y


el coche de Dave está destrozado. Oh, Dios mío. ¡Teníamos
huéspedes que llegaban a las tres!

Aarón miró a las dos parejas agrupadas en el exterior


cuando bajaron del vehículo policial. La señora Hallada
podía ver que Aarón y Dave estaban en mal estado, pero
comenzó a lloriquear porque hacía horas que se les acabó
el café

—Por favor, hemos tenido un día terrible — le dijo uno


de los policías. Ella dejó de hablar, pero Aarón conocía a las
de su tipo. Probablemente sólo dejaría de quejarse cuando
cayera dormida.

Él y Dave se agarraron el uno al otro. —¿Sr. y


Sra.Peachtree? —Aarón preguntó a la segunda pareja, que
asintieron con la cabeza—. Siento no haber ido a
recogerles, pero tuve un pequeño accidente.

—Escuchamos las noticias. ¿Están bien? —preguntó la


mujer.

Aarón miró a Dave. —Lo estaré, gracias.

Dave apretó su apoyo sobre Aarón. —Si nos disculpan


unos momentos, nos gustaría ducharnos y cambiarnos y
después les prepararemos los mejores cócteles de la isla
que han probado jamás.

169
—¡Maravilloso! —exclamó la Sra. Peachtree.

—Si usted lo dice, —murmuró la señora Halliday.

De vuelta a su habitación, Dave miró con


consternación la destrucción creada sin duda por Troy. —
Descubrí esto antes de que te marcharas —dijo a Aarón—.
Tan pronto como lo vi, supe que solo sabía que Randy era
realmente Troy. Ya sabes, cuando estábamos casados y
teníamos peleas, este era el tipo de mierda que sacaba. Se
ponía loco destruyendo cosas. Siempre venía con disculpas
más tarde, pero... —Dejó de hablar y frunció el ceño.

—¿Qué pasa? —preguntó Aarón.

—Oh... sólo se me ocurrió que él fue el que destrozó la


casa ese día.

—Sí. Creo también que fue él. —Aarón se quitó la ropa


y entró en el cuarto de baño. Una parte de él estaba
agradecido y aliviado de que su calvario hubiera terminado.
Otra parte seguía nervioso y desconfiado. Eso sería más
fácil con el tiempo. Echó un vistazo a su reflejo en el
espejo. No más miedo. Eso se había ido. En su lugar, había
un hombre cansado, triste, hambriento, pero feliz.

Dicen que el camino a todo cambio empieza con el


hombre en el espejo. Voy a comenzar conmigo. Estoy
plenamente comprometido a hacer a mi marido feliz,
dejando el pasado detrás de nosotros. La mala hierba
mortal en nuestro jardín se ha ido. Puedo mirar hacia atrás
y llorar, o mirar hacia adelante y reír...

170
Dave se puso detrás de él, envolviendo sus brazos
alrededor de él. Intercambiaron miradas en el espejo.

—Tenemos que ser rápidos. Esa señora Halliday es una


buena pieza, ¿no?

Aarón se echó a reír. —Sí que lo es.

Saltaron a la ducha y se turnaron para lavarse el uno


al otro. Sus sonrisas se hicieron más fuertes. Lo mismo
hicieron sus erecciones.

—No me gusta dejar esto a medias, pero... —Se


mantuvo tocando y acariciando la polla de Aaron.

Aaron se apartó. —¿Cómo se supone que voy a


subirme los pantalones con esto? —se quejó, dando un
guiño a Dave.

De vuelta al hostal, Dave, y el oficial rey del cóctel de


Pineapple Hill, entretuvieron a sus invitados con sus
movimientos detrás de la barra. Aaron seguía pensando en
los cambios de su hombre en el dormitorio. No pienses en
eso ahora. Concéntrate.

Encontró algunos de los últimos spanakopita


congelados, triángulos de queso y espinacas, y los colocó
en el horno. Su teléfono móvil sonó. Era Alice. Aaron no
pensaba que estuviera listo para su cotilla menos favorita,
pero contestó la llamada.

—¡Aaron! Acabo de enterarme de todo. Dios mío. ¡Qué


pesadilla! ¡La policía cree que podría haber matado a

171
Génesis! Dicen que mató al conductor del camión que te
sacó de la carretera.

Estuvo a punto de colgarla cuando dijo—: ¡Vas a estar


más ocupado que nunca! Vas a tener hordas viniendo por
aquí, y necesitaras ayuda. Está en todas las noticias, todo
sobre Randy, ¿o debería llamarlo Troy? De todos modos,
Franklin aún está buscando trabajo de cocinero y creo que
es perfecto para ti. Es un ex marine y podría ser un poco de
seguridad adicional…

—Sí —dijo Aaron—. Lo siento, tenemos invitados y


necesito atenderlos. Por favor, dile que venga lo antes
posible.

—Bueno, está aquí —dijo Alice—. Se queda conmigo.


—Ella hizo una pausa—. ¿Has pensado en lo que quieres
hacer con la casa de tu hermano?

—¿La casa de mi hermano? —Soltó una réplica


enojada.

—Estoy seguro de que debe ser para la familia del


hombre que asesinó.

Alice se quedó en silencio, pero sólo brevemente. —


Bueno, sí. Por supuesto. No había pensado en eso.

—Me tengo que ir —dijo Aaron. Terminó su llamada sin


su alegre adiós y negó con la cabeza ante la actitud de
Alice de pensar solo en los negocios. Estaba asombrado de
que quince minutos más tarde, llegara hasta el camino de
entrada con Franklin, que no se parecía a un chef gourmet.
Tenía el aspecto de un infante de marina con una seria
obsesión de culturista.

172
Franklin pareció aliviado de estar fuera de las garras
de Alice mientras caminaba efusivamente a la sala de estar
para unirse a la fiesta.

—Por favor, deja tu equipaje aquí y te mostraré tu


casa más tarde. ¿Quieres un trago? —preguntó Aaron.

—Claro que sí —dijo Franklin.

Aaron sacó los pasteles, preocupándose de que no


tuvieran suficiente comida. Era una especie de improvisado
cocinero y después de llevar a Franklin con los demás, pasó
alrededor con una bandeja de comida. Regresó a la cocina
y comenzó rápidamente a hacer tostadas de setas y queso
tostado. Tenían una tonelada de crudités en la nevera, así
que preparó rápidamente una tanda de la diosa del aliño
verde, y casi se puso a llorar.

Genesis le había enseñado su receta secreta. Tomó


una profunda respiración y volvió a la sala de estar con sus
últimas ofrendas. Dave había puesto sabiamente a Keola
Beamer en el sistema de sonido. Incluso la señora Halliday
estaba sonriendo. Era difícil ser una perra con Keola
cantando en tu oído.

—Este aderezo es divino —trinó—. Deberías compartir


la receta conmigo.

—Lo haré —dijo.

De vuelta en la cocina, Dave se acercó por detrás,


dándole un golpecito.

—Lo siento —dijo Aaron.

Dave lo tomó en sus brazos. —No lo hagas—. Besó la


parte superior de la cabeza de Aaron. —¿Estás bien?

173
Pareces un poco apaleado. ¿Has visto a un médico después
del accidente?

—Los paramédicos llegaron. Me dijeron que tendría un


desagradable dolor de cabeza durante un par de días. Y, de
hecho, tengo un fuerte dolor de cabeza.

Dave parecía dolido. —No más cocina. Ya es suficiente.


Has deslumbrado a todos con tu destreza. Realmente te
voy a hacer un muy espeso y sabroso Mai Tai, te llevaré a
la cama, y me aprovecharé de ti.

—¿Es así? —Aaron se echó a reír—. Pero soy un


seducido muy dispuesto. Si existe tal palabra.

Dave también se rio, y le tomó la mano.

De vuelta en la sala de estar, todo el mundo parecía


cómodo. La señora Halliday estaba compartiendo su
entusiasmo por The Blue Book y cómo había comprado la
guía para ver todos y cada uno de los rincones de la isla.

Dave y Aaron intercambiaron miradas cuando ella


confió su deseo de probar Kipu Falls.

—¿Has estado allí? —preguntó Franklin, quien negó


con la cabeza. La conversación continuó. Aaron no podía
realmente aportar mucho. Habría llegado al límite de su
agotamiento y el increíble cóctel de Dave ayudó a calmar
los golpes más extremos de su dolor de cabeza.

Bebió hasta que Dave le cogió de la mano y les deseó


a los demás las buenas noches, marchándose.

De vuelta en su habitación, Aaron quería a su marido


tan desesperadamente, pero en el segundo en el que toco
las sábanas, se quedó dormido.

174
Aaron se despertó alrededor de las cuatro, consciente
de que Dave se movía por toda la habitación.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó, sintiéndose


atontado—. Era difícil levantar la cabeza de la almohada.

—Tenemos una casa llena de gente de fiesta —dijo


Dave—. Finalmente se acaban de ir a la cama.

Aaron se levantó sobre un codo con dificultad y vio a


Dave vistiéndose.

—Voy a limpiar la casa, llenar el lavavajillas, y apagar


todas las luces —dijo Dave—. Cuando te levantes, la cocina
será toda tuya.

—Diablos, no. —Aaron pasó las piernas sobre la cama


—. Voy a ayudarte.

—No, no lo harás. Sentí ese bulto en la parte superior


de tu cabeza. Tienes un huevo de dinosaurio anidando allí.
¿Todavía te duele la cabeza?

Aaron asintió a regañadientes.

Dave le tocó la mejilla. —Te diré lo que haremos. Te


despertaré a las seis cuarenta y cinco. Puedes sacar a
Franklin de su habitación. Él fue el último en acostarse a
juzgar por el ruido de ahí fuera. Gracias a Dios, no tenemos
vecinos. Vamos a tener que hablar con él acerca de lo que
esperamos.

—Está bien —dijo Aaron, dejándose atrapar para


dormir de nuevo.

175
A las seis y media, que se sintió como si solo hubieran
pasado un par de segundos después de su conversación,
Dave lo sacudió suavemente para despertarle. —Ven a
nadar —instó—. Puedes preparar el desayuno mientras yo
manejo las cosas de negocios y tan pronto como todos
estén alimentados, tú y yo vamos a colarnos de nuevo aquí
para una cita caliente y sexy.

—Dave —dijo Aaron, inclinándose hasta terminar sus


brazos alrededor del cuello del hombre—. Siempre tienes
tan buenas ideas.

Se besaron por un momento, se pusieron sus


pantalones cortos, luego se dirigieron a la playa. Aaron
sintió la emoción de estar vivo en esa mañana tan clara,
todo era dorado en su pequeño trozo de paraíso. Ningún
molesto vecino más. Tomó un profundo aliento liberándolo
con miles de gracias al universo. Dave levantó la mano
mientras corrían hacia el mar juntos. El agua estaba helada
y maravillosa.

Los dos hombres se divertían y Aaron de mala gana


dejó a su marido en su solitaria carrera a lo largo de la
arena.

—Despiértame temprano mañana —dijo Aaron antes


de que Dave se fuera—. Quiero correr contigo.

Dave le dio una leve sonrisa. —¿Estás seguro?

Aaron le sostuvo la mirada. —Muy seguro. —Corrió de


nuevo a la casa, se duchó, se puso pantalones cortos
limpios y una camiseta, y fue a despertar a Franklin que
realmente estaba con resaca.

176
—He cocinado en peores condiciones —aseguró a
Aaron.

De vuelta en la cocina, Aaron preparó el café, inhaló el


aroma de la pura tierra Kona. Tragó entonces un par de
aspirinas para ayudar con el dolor de cabeza y empezó a
exprimir una tonelada de fruta para zumo. A continuación,
preparó su última hogaza de pan portugués, metiendo las
rebanadas en huevo batido y mezcla de Cointreau y lo dejó
en remojo durante unos minutos en un plato hondo.

Franklin comenzó a freír el bacón y las salchichas


portuguesas en una sartén grande. De repente, dijo: —Creo
que voy a vomitar —y salió corriendo por la puerta de la
cocina.

Aaron puso los ojos en blanco cuando Franklin vomitó


en los arbustos del camino de entrada. Entonces oyó el
chillido de la señora Halliday “¡Yu-ju!” y se encogió.

—¿Dónde está mi café? —gritó desde el pasillo. Aaron


asomó la cabeza por la puerta y le dijo: —Ya está casi listo,
señora Halliday. Justo lo estaba haciendo ahora.

Se preguntó en qué punto a lo largo de la playa estaba


Dave. Sintió ganas de huir y de unirse a él en este
momento.

—¿Huelo a quemado? —trinó la señora Halliday.

Aaron corrió a la cocina y rescató la carne justo a


tiempo, poniendo las piezas que chisporrotean en
servilletas de papel para absorber la grasa. Metió los cortes
de tostadas francesas en la masa y las deslizó en otra
sartén.

177
Con una vuelta ahora, el cascó una docena de huevos
y los mezcló con un poco de agua y una pizca de estragón
fresco y romero del jardín, y comenzó a revolverlos en su
sartén de hierro fundido.

La señora Halliday seguía lloriqueando, por lo que


sirvió el café de la cafetera de prensa francesa 12 en una
jarra y se lo entregó. Comenzó a preparar una segunda
cafetera, sintiéndose orgulloso de sí mismo por organizarse.

—¿Es eso lo que estás haciendo? —preguntó ella—.


Esperaba un desayuno gourmet.

Apretó los dientes mientras la dejaba. Un Franklin de


aspecto avergonzado regresó y la tensión de Aaron se alivió
algo. El desayuno se servía siempre a las siete treinta y
terminaba a las nueve y media. Cuando las dos parejas
estaban concentradas en sus comidas, Aaron se unió a ellos
en la mesa, disfrutando de sus apreciativos comentarios.
Había hecho suficiente comida para alimentar a un ejército.
La señora Halliday debió haber pensado que era uno,
porque metía cucharadas de comida en la boca con la
misma rapidez que se utilizaría para alimentar de carbón a
un horno. Tomó un sorbo de café, comió una rodaja de
papaya rociada con zumo de limón fresco.

—Sólo tan encantador. Perfecto —dijo la señora


Peachtree. Ella era preciosa y perfecta también.

12

Una jarra cilíndrica con un pistón que presiona sobre agua caliente y polvo de café: entre
todas las preparaciones, esta es la más sencilla. El secreto es el punto justo de molido: el ideal es un
molido medio, consistente y uniforme. Si el fltro se encalla o el café sale turbio signifca que el polvo se
ha molido demasiado fno

178
—¿Me puede recomendar un restaurante romántico
para la cena? —preguntó a Aaron.

Él le sonrió. —Sin lugar a dudas, The Beach House.

—Oh. —Su rostro se ensombreció—. Tratamos de


conseguir una reserva allí. Está completamente lleno.

—Déjeme eso a mí —dijo.

—¿En serio? —sus ojos brillaban.

—Sí, de verdad. ¿A qué hora?

—Nos gustaría a las siete.

—Considérelo hecho. —Metería a esta encantadora y


graciosa pareja en ese restaurante aunque tuviera que
hacer favores para el Maitre D' por el resto de su vida. Se lo
debía a Peachtrees por no poder haber ido a recogerlos al
aeropuerto.

—Por cierto, —anunció la señora Halliday, hablando


justo sobre el más sincero agradecimiento de la señora
Peachtree—. Espero que haga un mejor trabajo para
mantener el café caliente y fresco hoy.

—Sí —dijo. Trataré de no volver a tener ninguna


colisión casi fatal. Sólo para que este satisfecha.

El Sr. Halliday parecía mortificado y trató de cubrir el


momento incómodo preguntando a Aaron si había ido
alguna vez al restaurante Tidepools.

—Dave adora ese lugar —respondió Aaron, haciendo


una nota mental para reservar una mesa allí como una
sorpresa para Dave el domingo por la noche, su noche
favorita para cenar fuera.

179
—Leí en Yelp que el pescado koi en ocasiones salta de
sus piscinas y caen en el suelo a tus pies —dijo Halliday—.
¿De verdad realmente hacen eso?

Aaron se encogió de hombros. —Frecuentemente. Me


ha pasado a mí, una o dos veces, pero son fáciles de
atrapar y volver a meterlos dentro.

—Ugh, —la Sra. Halliday anunció dramáticamente.

Los otros la ignoraron y comenzaron a relajarse,


charlando e intercambiando consejos de viaje. Dave se unió
a ellos. Aaron se emocionó al ver a su marido, cuando Dave
entregó a Aaron la lista de los clientes entrantes. Tres más
hoy.

Eso significaría un viaje de compras para reponer las


bajas existencias de alimentos, pero no todavía. No hasta
que pusiera las manos sobre Dave.

La Sra. Halliday se quejaba a su marido sobre su falta


de habilidades de conducción, el hecho de que no le
gustaran las frutas tropicales, y ¿por qué, oh por qué, tenía
que seguir pidiendo más café?

Aaron podía decir a los Peachtrees que la odiaba. De


repente, ella se volvió a Aaron. —Nunca me dijo lo que
piensa del Kipu Falls, —dijo en un tono acusador—. ¿Qué
piensa? ¿Me los recomienda?

Normalmente, él decía que no. Pero sospechaba que


ella era el tipo de persona que se ofendía ante cualquier
sugerencia de que debería evitar un lugar. Probablemente
era del tipo que vería los dos caminos de tierra que
conducen a las cataratas y tomaría el que estaba marcado
con señales de prohibición. Ella estaría a salvo, pero los

180
propietarios furiosos cuyas propiedades atravesaba la pista
no lo estarían.

Ojalá pudiera ser una mosca en la pared cuando se


queje y les gimotee a ellos.

—Sra. Halliday, creo que es un espléndido paseo —


dijo, viendo la expresión de asombro de la cara de su
marido.

Se levantó de la mesa y encontró a Franklin en la


cocina con la cabeza en el fregadero. —Tómate el día libre,
después de que hayas limpiado la mesa —dijo Aaron, dando
a su hombro una palmadita reconfortante—. Lavaré los
platos más tarde.

Aaron corrió a la habitación de al lado, consciente de


los pasos de Dave detrás de él.

—Hay un poco de Troy en ti, cariño —dijo Dave, riendo


en la santidad de su dormitorio—. ¡Imagínate mi sorpresa
cuando te encuentro diciendo que esos senderos
traicioneros son un espléndido paseo!

Aaron se echó a reír. —Apuesto a que ni siquiera sale


del coche. No me parece que sea una excursionista.

Dave le empujó bruscamente a la cama. —Llevas


demasiada ropa. —Desabrochó los cierres de velcro de la
bragueta de Aaron, y bajó los pantalones por las piernas.

—¡Yu-Ju! ¡Necesito más café! —La voz de la Sra.


Halliday trinó desde fuera de su puerta.

Aaron se quedó inmóvil debajo de Dave mientras su


marido permanecía encima de él.

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—Dime que cerraste la puerta con llave, —Aaron
jadeaba cuando Dave se movió entre las rodillas de Aaron y
comenzó a lamer y besar su camino hasta el cuerpo de
Aaron.

—Sí —beso, beso— está cerrado.

—¿Hola? ¿Hay alguien en casa? —Golpeó más fuerte


esta vez.

—Tal vez debería levantarme y hacerle un poco. —


Aaron comenzó a levantarse, pero Dave lo agarró por las
muñecas y las sostuvo por encima de la cabeza de Aaron,
fijándolas a la cama.

—Estoy dispuesto a correr el riesgo de una mala


crítica, —dijo Dave.

Sus miradas se encontraron.

—Yo también —respondió Aaron cuando los labios de


Dave se aplastaron contra los suyos. Podía sentir la
erección masiva de su marido dolorida por él, aprisionada
dentro de los húmedos pantalones cortos de Dave. Podían
oír a sus invitados alejándose airados, pero a Aaron no le
importaba.

Él quería a su marido desnudo, pero Dave estaba


centrado en traer placer a Aaron. Sus labios se clavaron en
las tetillas de Aaron, lo que las puso duras. Pasó la lengua
por ellas, manteniendo los brazos de Aaron aprisionados
por encima de su cabeza.

Aaron trató de zafarse, pero no pudo. Dave pasó la


lengua y besaba sus axilas, volviéndole loco. Por fin se
trasladó abajo de la cama, liberando las muñecas de Aaron.

182
Aaron las bajó al instante, quitando la camiseta de Dave y
la arrojó al suelo. Dave se arrodilló a los pies de la cama y
comenzó a chupar la polla de Aaron. Se detuvo por un
momento, sólo manteniéndola en su boca y la liberó,
jugando con ella, dejándola caer contra su lengua, su boca
abierta chupándole de nuevo con avidez.

Una vez más liberó a Aaron, abriendo las piernas y


ahuecando las mejillas de su culo, sonriéndole antes de
bucear en su agujero. Chupó y lamió a Aaron, haciéndole
retorcerse.

Aaron follaba la cara de Dave, deseando, necesitando


a Dave dentro de él. Se apartó y rodó sobre sus rodillas,
ofreciendo su culo a Dave.

—Hazlo. Hazlo ahora.

Dave parecía aturdido cuando se puso de pie, se quitó


los pantalones cortos, y se unió a Aaron una vez más en la
cama. Comenzó a acariciar el culo de Aaron mientras Aaron
se preparó para los golpes que sabía que iba a conseguir.
Le encantaba joder con Dave de todas las maneras, pero el
estilo perrito era tan primitivo y llegaba tan profundo.

Se mantuvo saltando contra la lengua de Dave,


sintiendo su agujero abrirse más, relajarse. Dave sabía que
el cuerpo de Aaron era bueno. Escogió el momento
adecuado para tomar posesión de él. Aaron se emocionó
con la polla de Dave empujando contra su agujero. Dave se
tomó su tiempo, frotando la cabeza contra Aaron,
golpeando un poco la entrada.

Aaron movió sus caderas, balanceándose de lado a


lado cuando Dave entró en él con un grito. Empezó a joder

183
a Aaron bueno y duro, bajando de repente, dejando a este
tendido. Aaron se derrumbó en la cama, su pene atrapado
debajo de su ingle cuando Dave aceleró el ritmo. Por un
momento, Aaron pensó que su culo se rompería en dos,
pero le encantó. Le encantaba lo mucho que Dave lo
necesitaba. Aaron jodió la polla en su culo, apretando,
tirando hacia abajo en él, consciente del momento exacto
en el que Dave empezó a correrse.

Oh, a Aaron le encantaba lo emocionado que Dave


estaba, la forma en que se apoderó de las caderas de Aaron
y bombeaba, más duro, más rápido, alcanzando el vientre
de Aaron y agarrando su polla. Aaron se movió con su culo,
su polla ahora en el agarre decidido de Dave. Acarició a
Aaron rápidamente hasta que ambos llegaron.

Aaron se dio cuenta de las olas del mar fuera, el


estruendo y el sonido en alza.

Como si el mar combinara con su propio oleaje


orgásmico.

Cayeron a la cama otra vez, riendo, Dave besando la


espalda de Aaron.

—Ese fue un participante de corazón —murmuró.

Aaron se volvió a medias, para capturar el beso de su


marido y cerró su boca, saboreando la felicidad.

Cuando de mala gana abandonaron su escondite para


atender a sus huéspedes, Aaron vio las rosas Lokelani que
había traído aquí el día anterior. Ahora parecía que había

184
pasado mucho tiempo desde eso. Se encargaría de sus
visitantes, prepararía los dormitorios de los nuevos
invitados, y luego volvería y restauraría sus cuartos
privados, borrando todo rastro de la obra de Troy.

El teléfono móvil de Dave sonó y comprobó los


mensajes. —Hey, la limusina está lista. Tenemos que
alquilar un coche hasta que reemplacemos el otro, así que
tal vez podamos pedir a Alice que nos lleve a recoger la
limusina entonces tú y yo podemos conducir al aeropuerto
por un coche de alquiler.

—Me parece bien. —Aaron recogió las rosas.

—¿Qué haces con esas?

—Es algo que tengo que hacer. Algo entre Troy y yo.

Dave al instante llegó a él. —¿Estás bien?

—Estoy bien, cariño. Estaré en casa en un minuto.

Intercambiaron un beso rápido y salieron de la casa,


Aaron caminando a la playa solo. Miró las flores en la mano
y luego hacia el agua revuelta.

Comenzó a sollozar. —Sabes que dicen que no hay


rosas para la tumba de un marinero. Bueno, para ti Troy,
las hay. —Las lanzó en la cresta de una ola, la espuma del
mar lamiendo sus pies—. Ojalá me hubieras amado un
poco. —Se secó los ojos con el dorso de sus manos y miró
al cielo—. Pero no lo hiciste. Gracias por dejarlo libre al
final. Debes haberlo amado mucho para hacer eso. Y aquí
es donde tú y yo nos decimos adiós.

185
Aaron no podía soportar la idea de un funeral. Una
tumba. Nunca reclamaría las cenizas de su gemelo. Pediría
a los funcionarios del Estado que las echaran al mar.

—Y para que lo sepas —dijo— cuando camine lejos, no


voy a mirar hacia atrás. —Tragó saliva y las lágrimas
inundaron su cara—. Pero puedes estar seguro, hermano, le
amaré lo suficiente... por los dos.

Giró sobre sus talones y se dirigió de nuevo a la casa,


un gran peso se liberó de su cabeza y del corazón. Fuera de
la casa, Dave le hizo señas. El cuerpo de Aaron respondió.
Comenzó a correr, más y más rápido hasta que pudo oler,
probar, y tocar la piel de Dave de nuevo.

FIN

186
ACERCA DE LOS AUTORES

A.J. Llewellyn es el autor de más de cien novelas


románticas homosexuales publicadas. Vive en California,
pero sueña con vivir en Hawái. Los frecuentes viajes a las
islas, bolsas de Café de Kona en la nevera y una saludable
colección de discos Hawaianos lo mantienen reabastecido.

La pasión de AJ por las islas le llevó a escribir una obra


sobre la última monarca reinante de Hawái, la reina
Lili'uokalani. Ha escrito una novela no-erótica del
derrocamiento de su reino escrito en forma de diario, desde
el punto de vista de su doncella.

Nunca le falta inspiración para sus romances eróticos


hombre / hombre y tiene que separar sus dedos del teclado
de la computadora para perseguir sus otras pasiones:
coleccionar libros sobre surf Hawaiano, y pasar tiempo con
sus amigos y sus animales de compañía.

A.J. Llewellyn cree que el amor es una canción que es


mejor cantar en voz alta.

Página web: www.ajllewellyn.com

Facebook: www.facebook.com / aj.llewellyn

Twitter: www.twitter.com / ajllewellyn

MySpace: http://www.myspace.com/ajllewellyn

Email: ajllewellyn@gmail.com

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D.J. Manly es un autor de éxito de ficción hombre /
hombre y ha publicado más de setenta libros en una
variedad de géneros. Una buena trama, personajes
atractivos, y llenos de vapor erótico son el telón de fondo
de todas sus historias. Siempre está buscando escribir
historias innovadoras y le encanta escuchar a sus
seguidores. Puedes ponerte en contacto con D.J. en
dj@djmanlyfiction.com.

Página web: http://www.djmanlyfiction.com/

Email: dj@djmanlyfiction.com

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COORDINADOR PROYECTO

Grupo TH

TRADUCCIÓN

Paqui

CORRECCIÓN

Luca

PORTADA Y EDICIÓN

Roskyy
¡Y no olvides comprar a los autores, sin ellos no podríamos
disfrutar de tan preciosas historias!

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