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El apego es el vínculo temprano que se establece entre el bebé y sus cuidadores principales.
El vínculo de apego con los padres se traslada a las relaciones posteriores | LEANDRO CESAR
SANTANA
Hablar del apego traslada el pensamiento de manera directa a la familia. El entorno familiar es el
primer lugar de socialización del individuo: en ella se establecen relaciones de vinculación afectiva
con los diferentes miembros que influyen de manera relevante en el comportamiento posterior del
niño.
relacionados con el tipo de apego que se ha producido en la infancia entre los padres y el infante.
A continuación vamos a mostrar qué es el apego, qué tipos hay según la teoría de John Bowlby,
qué implicaciones tienen en la vida posterior del niño, cuáles son los comportamientos
mayormente asociados a cada estilo de apego y de qué modo influyen en las relaciones íntimas.
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¿Qué es el apego?
El apego es un vínculo afectivo que se establece desde los primeros momentos de vida entre la
madre y el hijo o la persona encargada de su cuidado. Su función es asegurar el cuidado del recién
nacido. El apego cumple un rol clave en el desarrollo psicológico del niño y en la formación de su
personalidad.
El establecimiento del apego desde la infancia más temprana permite que se den dos fenómenos
que harán del niño un ser más o menos dependiente y temeroso; nos referimos al sistema
El sistema exploratorio permite al bebé contactar con el ambiente físico a través de sus sentidos:
tocan, miran e intentan introducirse en la boca todo lo que encuentran. Además no tienen miedo
El apego se compone, según López (2009), de tres componentes: la construcción mental que
Así pues, de acuerdo con Moneta (2014), la definición de apego puede quedar resumida en los
siguientes puntos:
Es la primera relación del recién nacido con el cuidador principal (frecuentemente la madre),
entendiendo por “principal” a aquel que es constante y receptivo a las señales del niño.
No termina después del parto o la lactancia, sino que continúa siendo la base de las relaciones
Relacionado con lo anterior, el apego hacia las personas que han sido significativas nos acompaña a
De este modo, desde el nacimiento, el bebé observa, toca y es reactivo a todo le dice la figura
principal de apego, que por lo general suele ser la madre. Sobre los 6 meses de vida, o bien, en el
transcurso del primer año, se establece un vínculo de apego con la persona con quien tiene más
tranquilidad de saber que la persona con quien se ha vinculado va a estar allí para protegerlo.
Cuando esto no ocurre, los miedos e inseguridades influyen en la manera en que el niño se
comporta, lo cual repercutirá en su forma de relacionarse, en las reacciones que obtenga de los
Según los estudios realizados en 1979 por John Bowlby, principal autor de esta teoría, el apego es
una relación afectiva que se establece desde el nacimiento hasta la muerte, y por lo tanto perdura
a lo largo de la vida.
ones tienen en la vida posterior del niño, cuáles son los comportamientos mayormente asociados a
John Bowlby (1907-1990) fue un psiquiatra y psicoanalista infantil de origen inglés. Dedicó gran
parte de su vida a estudiar los efectos de la relación entre el cuidador principal y el hijo, en la salud
mental del hijo (tanto a corto como a largo plazo). Es decir, propuso que dicha relación tenía
Para analizar esto, Bowlby retoma los trabajos realizados anteriormente por la psicóloga
estadounidense Mary Ainsworth, quien observó distintas interacciones entre madres e hijos bajo
A partir de estas observaciones surgieron tres primeros tipos de apego: seguro, inseguro-evitativo
y ambivalente. Bowlby había trabajado con Ainsworth y tiempo después retoma sus teorías para
ampliar la clasificación.
Luego de realizar estudios con niños institucionalizados por robo, y también con niños que habían
sido separados de sus madres a edades tempranas, el psiquiatra concluyó que la capacidad de
resiliencia de los menores estaba influenciada por el vínculo formado en los primeros años de vida.
Dicho vínculo es generalmente hacia la madre, ya que suelen ocuparse del cuidado, pero puede ser
cualquier otra persona. En este sentido, el tipo de relación que se establece entre el bebé de pocos
Y, pese a quedar establecido durante la primera infancia, el apego en adultos continúa, ya sea hacia
su madre o trasladado hacia otras personas significativas. Así mismo, el estilo de apego establecido
durante la infancia puede ser visible en los miedos o inseguridades del adulto, y en la manera de
afrontarlos.
El apego suele hacer referencia al vínculo con la madre por ser la principal cuidadora en nuestra
El apego suele hacer referencia al vínculo con la madre por ser la principal cuidadora en nuestra
En la literatura sobre la crianza de los niños se encuentra gran cantidad de estudios que analizan el
desarrollo, suele conocerse como “apego emocional”. No obstante, abarca muchas otras
Específicamente los que siguen la teoría de Bowlby sostienen que, según el tipo de apego, el
qué consiste cada uno de los tipos de apego propuestos por Bowlby, así como algunos ejemplos de
1. Apego seguro
Este tipo de apego está caracterizado por la incondicionalidad: el niño sabe que su cuidador no va
a fallarle. Se siente querido, aceptado y valorado. El comportamiento de los niños con apego
seguro es activo, e interactúan de manera confiada con el entorno. Hay buena sintonía emocional
entre el niño y la figura vincular de apego, lo cual se expresa en las etapas de desarrollo
posteriores.
Por ejemplo, las personas que han tenido un apego seguro en la infancia suelen interactuar con sus
No les supone un esfuerzo unirse íntimamente a las personas y no les provoca miedo el abandono.
La dependencia es recíproca y no les preocupa estar solos. Es decir, pueden llevar a una vida adulta
cuidador.Debe tratarse de una persona atenta y preocupada por comunicarse con el recién nacido,
Desde luego, el inconveniente es que esto supone una entrega casi total de parte del cuidador o
confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de inseguridad (a pesar de que se
esperaría lo contrario).
Las emociones que se presentan de manera más frecuente en este caso son el miedo y la angustia
exacerbada ante las separaciones, así como una dificultad para calmarse cuando el cuidador
vuelve. Durante la interacción con éste hay ambivalencia: enojo y preocupación, aunque la
Es por ello que los pequeños con este estilo de apego necesitan la aprobación de los cuidadores y
vigilan de manera permanente que no les abandonen. Exploran el ambiente de manera poco
su pareja no les ame o no les desee realmente. Les resulta difícil interaccionar de la manera que les
gustaría con las personas, ya que esperan recibir más intimidad o vinculación de la que
proporcionan.
Así pues, podemos decir que un ejemplo de este tipo de apego en los adultos es la dependencia
emocional.
El apego seguro tiene como consecuencia una vida adulta independiente, entre otras cosas.
El apego seguro tiene como consecuencia una vida adulta independiente, entre otras cosas.
3. Apego evitativo
Los niños con un apego de tipo evitativo han asumido que no pueden contar con sus cuidadores, lo
cual les provoca sufrimiento. Se conoce como “evitativo” porque los bebés presentan distintas
Esto ocurre porque el apego con el cuidado no ha generado suficiente seguridad, con lo cual, el
pequeño desarrolla una autosuficiencia compulsiva con preferencia por la distancia emocional.
estudios se ha mostrado que en realidad estos niños presentan signos fisiológicos asociados al
estrés, cuya activación perdura por más tiempo que los niños con un apego seguro.
Estos pequeños aprenden a vivir sintiéndose poco queridos y valorados; muchas veces no expresan
ni entienden las emociones de los demás y por lo mismo evitan las relaciones de intimidad. Con
En el apego evitativo en la edad adulta, tal y como ocurre en la infancia, se producen sentimientos
de rechazo de la intimidad con otros y de dificultades de relación. Por ejemplo, las parejas de estas
4. Apego desorganizado
Este tipo es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en que el niño presenta
Se trata del extremo contrario al apego seguro. Ocurre, por ejemplo, en casos de abandono
En estos casos los niños tienen tendencia a las conductas explosivas. Un ejemplo es la destrucción
de juguetes, las reacciones impulsivas, así como grandes dificultades para entenderse con sus
Buscan evitar la intimidad pero no han encontrado una forma de gestionar las emociones que esto
les provoca, por lo que se genera un desbordamiento emocional de carácter negativo que impide
frustración e ira, no se sienten queridas y parece que rechacen las relaciones, si bien en el fondo
son su mayor anhelo. En otros casos, este tipo de apego en adultos puede encontrarse en el fondo
Todo esto es necesario interpretarlo desde un prisma integrador; lo cual implica que todas las
De este modo, haber tenido un apego ansioso no cataloga a esa persona como insegura de por
vida. Las relaciones de amistad, laborales y de parejatambién influyen en el tipo de apego y el rol
Además, el comportamiento de todo individuo en una relación se ve mediado por la conducta del
otro. Así, una persona con un estilo de apego evitativo en la infancia puede, por así decirlo,
“aprender” a querer gracias a las conductas de apego seguro que le proporcionan su pareja u otras
personas queridas, como puede ser un grupo de amigos íntimos psicológicamente saludables.
Es importante señalar todo esto porque actualmente existen múltiples factores psicosociales que
a sus pequeños con otras personas (cuestión que a muchas les puede generar angustia), así como
la ausencia de esas otras personas para ayudar con el cuidado de los hijos o de servicios sociales
que compensen.
Esto deja ver que la tarea de formar estilos de apegos seguros compete a distintos actores, no sólo
a las madres, los padres o las figuras vinculares cercanas. En todo caso, lo importante es desarrollar
las estrategias convenientes para generar seguridad, con los recursos que tengamos disponibles.
Referencias bibliográficas:
Bowlby, J. (1977). The making and breaking of affectional bonds. The British Journal of Psychiatry,
130(3): 201-210.
Monet, E. (2014). Apego y pérdida: redescubriendo a John Bowlby. Revista chilena de pediatría,
85(3): 265-268.
#Infancia #Amor #Relaciones sociales