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sucesiones
Derecho
Privado VII
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Sucesiones
Derecho de las sucesiones
Definición
Con la denominación “derecho de las sucesiones” o “derecho sucesorio” se hace
referencia a la rama del derecho privado que regula la sucesión a título universal y
las adquisiciones a título particular, que se originan con la muerte de una persona.
Es dable señalar que el fenómeno sucesorio no solo tiene un claro interés familiar,
sino también social; es decir, no solo protege al individuo y a la familia, sino que
además el Estado resulta beneficiado por el estímulo que el derecho sucesorio
representa para el trabajo y la producción, pues el derecho de propiedad
constituye el presupuesto del derecho de sucesiones, ya que para que este exista,
tiene que existir la propiedad privada e individual.
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específicos de las partes generales de las distintas instituciones sucesorias. A
modo general, podemos señalar los siguientes:
Título 1: Sucesiones
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Capítulo 1: Disposiciones generales.
Capítulo 2: Investidura de la calidad de heredero.
Capítulo 3: Inventario y avalúo.
Capítulo 4: Administración judicial de la sucesión.
Título 8: Partición
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Capítulo 3: Inhabilidad para suceder por testamento.
Capítulo 4: Institución y sustitución de herederos y legatarios.
Capítulo 5: Legados.
Capítulo 6: Revocación y caducidad de las disposiciones.
Capítulo 7: Albaceas.
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Sucesión por causa de muerte: universal y a título
particular. Definiciones. Fundamentos
Como expresáramos con anterioridad, la sucesión mortis causa puede ser
universal o particular.
1) Apertura de la sucesión.
2) La vocación del sucesor.
3) La aceptación.
Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los derechos
y acciones de aquel de manera indivisa, con excepción de los que no
son transmisibles por sucesión, y continúan en la posesión de lo que el
causante era poseedor1.
Una consecuencia del principio que el sucesor asume la posición jurídica del
causante es que, en la adquisición de la herencia, no se altera el título por el cual
es recibida. Esto significa que el heredero sigue siendo comprador, permutante,
etcétera, del derecho que le transfirió el difunto.
1 Art. 2280- Ley 26.944 (2014) Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación.
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El adquisitivo: que se refiere a que el heredero adquiere la universalidad o
parte alícuota de la herencia2.
El sucesor particular no ocupa la posición del causante, ni responde por las deudas
de este, salvo que no haya bienes suficientes en la herencia, en cuyo caso su
responsabilidad se limita al valor de lo que recibe3; asimismo, responde por ellas
en el supuesto que le sean atribuidas como carga del legado.
En los primeros tiempos, los herederos afrontaban esta carga como un deber
moral y religioso. Pero cuando decayó el culto familiar, la repudiación de la
herencia o la aceptación con beneficio de inventario se hicieron comunes. A raíz
de ello, diversas leyes se dictaron para remediar la injusta situación del heredero,
quien solo recibía cargas.
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también, porque así se explicaba cómo las deudas del causante pasaban a gravitar
sobre el heredero.
Cabe aclarar que la idea de la continuación de la persona es ante todo una ficción.
Por otro lado, el concepto germano de la transmisión hereditaria era muy distinto.
Cuando el jefe de la familia fallecía, la asamblea de la tribu le entregaba los
bienes; el heredero pagaba entonces todas las deudas y se quedaba con el
remanente. Entre sus consecuencias, se destacaba que no había confusión de
patrimonio y que las deudas del difunto no pesaban sobre los bienes del
heredero. Es decir, de acuerdo a este sistema, el heredero sucedía al causante
únicamente en sus bienes y debía pagar las deudas hasta tanto aquellos bienes
alcanzaran a cubrirlas, pero para ello no era necesario recurrir a la ficción de la
continuación de la persona. Por lo tanto, en el sistema de la sucesión de los
bienes, el heredero no ocupaba el lugar del difunto.
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los bienes hereditarios. De este modo, el heredero ocupa la posición jurídica del
causante en las relaciones transmisibles; por lo tanto, se le transmiten los bienes y
asume las deudas. Es decir, hay posiciones jurídicas que pasan del causante al
heredero de manera objetivamente idénticas. Son estas en las que se da
realmente la sucesión, porque el heredero ocupa el lugar del autor de la sucesión.
Sin embargo, también hay relaciones jurídicas que no se transmiten al heredero.
Por último, hay posiciones jurídicas que adquiere el heredero que no existían en el
causante, pero que nacen con motivo de su muerte.
Nuestro sistema legal recepta ambas categorías. Así, el art. 2277 del Código
establece que: “la muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su
sucesión y la transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle por
el testamento o por la ley4.
El art. 2424 del Código, cuando define a los herederos legítimos, prescribe que
“las sucesiones intestadas se defieren a los descendientes del causante, a sus
ascendientes, al cónyuge supérstite, y a los parientes colaterales dentro del
cuarto grado inclusive, en el orden y según las reglas establecidas en este
Código”5. El fundamento de este tipo de sucesión está basado en el respeto a la
voluntad presunta del difunto, dado por el reconocimiento del orden natural de
sus afectos y la protección del interés familiar.
Respecto a las sucesiones testamentarias, el art. 2462 establece que “las personas
humanas pueden disponer libremente de sus bienes para después de su muerte,
respetando las porciones legítimas (…)”6. Su fundamento reposa en el respeto a la
libre voluntad del causante expresada en su testamento, que en nuestro
ordenamiento jurídico se encuentra limitada en caso de existir legitimarios, pero
que alcanza su plena expresión a falta de estos.
En consecuencia, los sucesores pueden ser llamados por la ley, por la voluntad del
causante o en parte por la ley y en parte por voluntad del causante. Esta
compatibilidad entre ambos tipos de sucesiones ha sido receptada por el art.
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2277, que establece: “Si el testamento dispone solo parcialmente de los bienes, el
resto de la herencia se defiere por la ley (…)”7.
Dentro del llamamiento hecho por la ley hay que hacer una distinción, a saber:
En primer lugar, hay que verificar si existen herederos designados por la ley que
tengan un llamamiento imperativo, es decir, que existan legitimarios; pues de ser
así, el causante solo podrá testar sobre la porción disponible. A falta de
legitimarios, el causante podrá designar como heredero a quien quiera, y
entonces se encuadrará dentro de la sucesión testamentaria. Luego, a falta de
legitimarios y testamentarios, volverá a aplicarse el llamamiento deferido por la
ley en forma supletoria y recibirán la herencia los parientes colaterales hasta el
cuarto grado.
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Pactos sucesorios. Definición. Regulación legal
El pacto sucesorio es el contrato cuyo objeto es todo o la parte de una herencia
futura, y cuyo contenido concierne a su organización, o a un aspecto de esa
organización, por referirse a disposiciones o transferencia de derechos sucesorios
eventuales, a reglas de distribución de la herencia o a otras cuestiones sucesorias.
Encontramos otra especificación con respecto a esta regla en el art. 2302, que
regula el momento a partir del cual produce efectos la cesión de herencia. No
obstante, existen supuestos excepcionales de sucesión contractual mortis causa.
Entre ellos, podemos mencionar:
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Partición de bienes por parte del ascendiente: el art. 2411 del Código Civil y
Comercial autoriza a la persona que tiene descendientes a efectuar la
partición de sus bienes entre ellos por medio de la donación o testamento.
Transmisión de bienes a legitimarios: el art. 2461 prescribe que:
si por acto entre vivos a título oneroso, el causante transmite a
alguno de los legitimarios la propiedad de algunos de sus bienes
bajo reserva de usufructo, uso, habitación o bajo renta vitalicia, se
presume iuris et de iure la gratuidad del acto y la intención de
mejorar al beneficiario. El valor de los bienes debe ser imputado a
la porción disponible y el exceso debe ser colacionado10.
Si la donación o el testamento otorgara dispensa o estableciera una cláusula de
mejora, el cónyuge y los descendientes del causante están exentos del deber de
colacionar el valor de los bienes recibidos.
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Referencias
Borda, G. (1994). Tratado de Derecho Civil – Sucesiones. Tomo I. Buenos Aires:
Abeledo Perrot.
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