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1.1. Introducción.
En esta lectura se examina la “educación preescolar”, la anterior a la obligatoria que, en
España, se sitúa en los seis años. Se hace así porque la sociedad ha llegado a entender que
los primeros años de vida son una etapa crucial, de inmenso interés y en la que se decide
gran parte del destino de los seres humanos. Y ello, porque las personas jóvenes son más
permeables y los estímulos recibidos tendrán un mayor impacto sobre su desarrollo. Si es
así, es más eficiente invertir en educación preescolar que en el resto de niveles. Pese a que
no se trata de una ciencia exacta, se estima (Heckman, 2011) que cada dólar invertido en
educación infantil de calidad generará una tasa de rendimiento anual de entre el 7 y el 10%.
Dicha inversión sería también una manera menos costosa de aumentar el capital humano,
comparada con la formación continua de los trabajadores adultos o los cursos de formación
para desempleados. Este frágil consenso contrasta con la visión de épocas anteriores que no
incluían la investigación sobre esta etapa educativa. Hoy se atribuye un gran potencial a las
políticas de educación preescolar.
Muchos de los estímulos recibidos por los niños provienen del entorno familiar, por lo que
estos dependen de los recursos, capacidades y conocimientos propios de dicho entorno. En
las relaciones familiares es difícil intervenir, por lo que un vehículo apropiado sería la
intervención en la formación de los educadores, pero no deja de ser un instrumento
“blando” y de poca eficacia.
El parámetro más propicio para la intervención pública sería la cantidad y calidad del tiempo
que los niños pasan en el sistema educativo, fuera de la influencia familiar directa.
Con esta lectura se explora hasta qué punto la educación infantil puede reducir o ampliar las
desigualdades del entorno social en relación al resultado de aprendizaje de los niños. Y para
ello, se analiza a quiénes les resulta más provechosa la asistencia a la escuela infantil: a los
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niños cuyos padres invierten más tiempo en educación o a los que tienen padres menos
activos. A los que tienen un nivel educativo más alto o más bajo. Y, en definitiva, determinar
si asistir a la educación infantil tiene un efecto independiente, o bien si el impacto de la
escolarización infantil en las capacidades de los niños depende de los recursos del hogar.
Para el análisis se utilizan datos procedentes del Estudio Internacional sobre el Progreso en
Comprensión Lectora (PIRLS). Base del año 2011 que incluye capacidades lectoras de niños
entre 9 y 11 años para un gran grupo de países. Se excluyen países pobres. Se destacará
dónde figura España en cada aspecto respecto a los 30 países de la muestra.
a) Una asociación positiva entre los ingresos de los padres y las habilidades cognitivas a
los tres años.
b) Una relación negativa entre la renta del hogar y los problemas de comportamiento.
c) Los hijos de madres con un alto nivel de educación tienen un rendimiento lectivo más
alto.
d) Efecto positivo entre el estatus socioeconómico de los padres y el desarrollo de
niños entre dos y diez años.
Los estudios sugieren una serie de mecanismos para explicar la asociación entre el origen
social y las habilidades de los niños: factores genéticos, cobertura de necesidades básicas,
comportamientos de los padres, apoyo emocional, practicas de crianza y estilos parentales.
Los padres con más recursos parecen ofrecer a sus hijos un entorno más estimulante
(lenguaje más diverso y complejo, les proporcionan más juguetes y libros, pasan más tiempo
leyéndoles cuentos y son más receptivos cuando estos les hablan).
Hay un consenso tentativo sobre que la asistencia a la escuela infantil es beneficiosa a corto
y medio plazo, sobre todo en lo referente a capacidades cognitivas. También hay claros
efectos positivos sobre la salud. Es menos concluyente lo relativo a los beneficios a largo
plazo. De cualquier manera, se suele confirmar un efecto positivo de una educación formal
temprana en el éxito escolar usando diferentes diseños de investigación. Lo que va a
interesar más en este estudio es analizar si, según el origen social, se observan diferencias en
dichas ventajas. Y, aunque no existen resultados unánimes, hay indicios que apuntan a que
la asistencia a la escuela infantil beneficia más a los niños provenientes de contextos
familiares desfavorecidos.
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Posiblemente, los aprendizajes de la educación infantil no aporten conocimientos nuevos a
los hijos cuyos padres estén implicados en la enseñanza, mientras que los niños con pocos
estímulos educativos en el hogar, expuestos por primera vez a ciertos aprendizajes, tendrán
un mayor beneficio marginal al ir a la escuela infantil.
Aplicada a la educación a edades tempranas, la curva indicaría que, a los niños a quienes
quedan más coas por aprender, la guardería les puede aportar más.
Hipótesis H1A: Los beneficios de aprendizaje son más bajos para los hijos de los padres
altamente implicados en tareas educativas que para los que en casa reciben pocos
estímulos intelectuales.
Incide en que la participación en la escuela infantil es más fructífera para los niños cuyos
padres no se implican activamente en la enseñanza, postulándose que la relación entre la
intensidad de la enseñanza parental y la de la escuela infantil sea sustitutiva por lo que se
refiere a sus efectos de aprendizaje..
Pero, tal vez, la enseñanza parental y la escuela infantil sean elementos complementarios
en lugar de sustitutivos:
a) Es posible que los padres implicados también lo estén en la selección de la escuela infantil
y, consigan colocar a sus hijos en las mejores guarderías: Concentración de niños de padres
altamente implicados en las mismas escuelas infantiles
b) Los padres más activos estarían más atentos al desarrollo y a la integración de los niños
en la educación infantil. Serian más proclives a intervenir en el caso de que los niños tengan
algún problema con el aprendizaje y tienden a complementar la educación recibida en la
escuela infantil.
Ello lleva a la Hipótesis H1B: La enseñanza doméstica ayudaría así a maximizar los
beneficios de la escuela infantil. Es decir, la implicación de los padres y la escuela infantil
generan ventajas acumulativas.
Otro factor que puede afectar a los beneficios de aprendizaje que obtienen los niños por
asistir a la escuela infantil es el origen social. Ya sea por herencia genética o desventajas por
el entorno, los niños de origen desfavorecido tienen, en el promedio, menores capacidades
intelectuales, por lo que en la medida que los beneficios marginales del aprendizaje son
decrecientes, la participación en la escuela infantil debe tener un impacto mayor en los
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niños de origen familiar más desfavorecido, cuyos entornos familiares externos son menos
estimulantes. Por ello, la
El empeño de los padres con alta formación en la elección del centro escolar se añade a la
desigualdad procedente de la segregación residencial y esto reforzaría las desigualdades
preexistentes por cuestiones de reproducción genética o del entorno social y recibirían más
beneficios los que ya tienen muchos recursos en la situación de partida. La hipótesis de la
complementariedad sostiene que la escuela infantil reporta más beneficios de aprendizaje a
los niños de origen social privilegiado que a los que proceden de hogares menos
acomodados.
Las cuatro hipótesis se resumen en el siguiente gráfico. Las hipótesis se agrupan por pares y
se tratan los dos tipos de estímulos/recursos conjuntamente (tiempo y empeño y, posición
socioeconómica). H1A y H2A se basan en el carácter sustitutivo. H1B y H2B describen la
relación como complementaria.
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Prestaremos por último atención a los posibles efectos moderadores que el nivel
institucional puede tener sobre dicha relación. Y, sobre todo, si comparásemos sistemas
educativos en qué contextos se esperaría un mayor o menor gradiente social en el impacto
de la educación infantil sobre el aprendizaje de los niños.
Por tanto, la Hipótesis H3 afirma que: El impacto positivo de la escuela infantil en los
resultados de aprendizaje para los niños de orígenes sociales desfavorecidos o con padres
poco activos en la enseñanza es mayor en sistemas con estandarización curricular que en
sistemas sin estandarización.
La presente tabla muestra los resultados de una serie de modelos de regresión multinivel en
los cuales se analizan los factores de los que depende la capacidad lectora de los niños de
cuarto de primaria. El modelo controla por sexo.
El efecto de asistir a una escuela infantil indicaría que, cuanto más tiempo pasan los niños en
la escuela infantil, mejores resultados consiguen en la prueba lectora. La asociación entre
variables es positiva. Se observan, además, los efectos positivos de la implicación de los
padres y de su nivel educativo. Al ser un modelo multinivel cada coeficiente representa el
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efecto medio sobre el conjunto de la muestra, teniendo en cuenta los efectos idiosincrásicos
de cada país.
El siguiente gráfico nos muestra cómo el efecto de la educación preescolar difiere de este
efecto medio para cada uno de los clústeres nacionales. En la mayoría de países se concentra
en torno a la línea del cero, que corresponde al efecto medio para la muestra global. Esto
incluye a España, la ventaja de asistir a la escuela infantil en España es muy semejante a la
observada en la mayoría de países desarrollados.
Si pasamos a comprobar las hipótesis centrales acerca del efecto mediador de la implicación
de los padres (Modelo M2 de la tabla 1.1): ¿es más beneficiosa la escuela infantil para los
niños que reciben pocos estímulos en casa?, podemos concluir que, la evidencia empírica,
apoya la hipótesis H1A: los niños menos estimulados por sus padres obtienen una ventaja
mayor que los niños cuyos padres les estimulan mucho. Los dos efectos (familia versus
escuela) son sustitutivos y no complementarios, como decía la hipótesis H1B. El motivo
puede encontrarse en una pendiente decreciente de la curva de aprendizaje (a los niños con
padres poco implicados les quedan más cosas por aprender y lo hacen con mayor rapidez
por tanto).
El último modelo M4 (tabla 1.1), sirve para desmentir que las horas invertidas en la crianza,
de padres con alto nivel tendría un mayor efecto en las capacidades de los niños que la
implicación de los padres con una formación inferior. Parece suceder lo contrario: la
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intensidad de la crianza temprana tiene un impacto positivo mayor entre los niños de origen
social humilde que los de origen privilegiado. Los recursos del hogar y la implicación activa
de los padres son dos estímulos que reciben los hijos, pero en los que uno puede compensar
la ausencia del otro y esto confirmaría el carácter sustitutivo de las influencias.
Nos fijaremos ahora en determinar si el hecho de que las enseñanzas y actividades estén
estandarizadas a nivel nacional tiene importancia a la hora de explicar las diferencias entre
países y las pautas de estratificación social que observamos en ellos (tabla 1.2)
a) En los sistemas estandarizados los hijos de padres de alta formación obtienen beneficios
menores de su participación en la educación infantil que los hijos de padres de formación
baja.
b) Pero si el sistema de educación no está estandarizado el gradiente social cambia de signo
y los que más provecho sacan los niños de nivel social acomodado.
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Se comprueba así la validez de la hipótesis 3. Si el Estado no garantiza unos niveles mínimos
de calidad en el sistema preescolar, se imponen los efectos de la segregación residencial y la
elección segregadora de los centros de educación infantil.
Con este trasfondo, el trabajo presentado introduce dos novedades en el contexto español:
1er. Capítulo: Análisis de los modos en que las familias comienzan a acumular recursos
relevantes para la educación de sus hijos. Se confirma que:
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a) La educación preescolar es un recurso netamente positivo para el aprendizaje.
b) Reduce la desventaja que para muchos estudiantes tiene socializarse en hogares
menos favorecidos en cuanto a recursos.
a) Las escuelas no alteran el efecto del origen familiar o del estatus migratorio sobre
las competencias de los estudiantes en matemáticas, lengua u otras materias
troncales.
b) La segregación escolar por origen socioeconómico es el elemento central de las
diferencias entre escuelas.
3er. Capítulo: Se comprueba cómo el impacto de una recesión económica podría tener
serios efectos en el medio y largo plazo al reducir el entusiasmo necesario para emprender
con éxito las transiciones educativas. En concreto, una recesión económica implica una
reducción general de las expectativas, que en el caso de los hijos de las familias menos
favorecidas es aún mayor.
Comparando el impacto del origen social durante el ciclo educativo, el análisis contiene
informaciones interesantes: