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Resumen exploración sociojuridica sobre el delito de inasistencia

alimentaria- German silva García


“El trabajo constituye una investigación sociojuridica en la medida en la que trata el tema
jurídico de la inasistencia alimentaria y su relación con la sociedad, y también pretende
indagar en la relación de las instituciones jurídicas (familia, cultura, derecho penal,
administración publica etc) con relación a las interacciones sociales que se expresan como
un modo de divergencia social.”
La investigación se centra en el empirismo, tomando diferentes fuentes tanto
institucionales (fiscalía, juzgados de circuito oficinas especializadas etc) como también un
recaudo de opiniones por medio de entrevistas y testimonios de gente implicada en
demandas de inasistencia alimentaria como también a diferentes estudiosos de derecho
para poder lograr un resultado de la investigación que pueda ser útil y se ajuste a las
diferentes realidades sociales que se viven en Colombia con respecto a este delito.
La investigación sigue cierta línea o patrón en cuanto a la muestra utilizada para la
investigación: la mayoría de los demandantes son las madres de la familia contra su
cónyuge varón, y quien se encarga y se queda con los hijos es la madre, aunque también
se exponen casos donde esto es diferente, estos no se exponen en la muestra obtenida.
Otros rasgos característicos en esta muestra son: un rango de escolaridad bajo o medio
bajo, estatus socioeconómico generalmente bajo con algunas excepciones medio-bajas,
sin pagos de prestaciones de salud o adheridos al SISBEN y sin vivienda propia, no tienen
en su mayoría empleo formal o son desempleados, no tienen suficientes ingresos para
sostenerse, pero son complementados por los familiares con los que viven en cuanto a
gastos de vivienda, servicios, manutención etc. Quienes tienen empleo informal u
ocasional tienen una situación parecida a la de los primeros en cuanto a salario y
subsistencia y los desempleados son mantenidos por familia consanguínea.
También se encuentra que los demandados generalmente tienen varias uniones con otras
personas diferentes y varios hijos de estas uniones. Generalmente con una relación a la
vez mas o menos estable en la que nació el menor con una cohabitación mínima o
noviazgos son cohabitación en absoluto, no se reportan casos en la investigación de
menores nacidos de relaciones sexuales ocasionales.
No se puede hablar de familia entendida tradicionalmente como unión donde hay
cohabitación , expectativas de relaciones sexuales, nexos afectivos, solidaridad social y
económica, sostenimiento común, un ambiente de educación para que los hijos
producidos aprendan roles y comportamiento social básico etc, ya que el resultado las
relaciones entre las muestras poblacionales obtenidas muestra mas que todo una falta de
cohabitación entre las partes, ya sea porque alguna de ellas obtiene la custodia del menor
y la otra parte la visita esporádicamente o en casos raros en ocasiones especiales
(navidad, cumpleaños etc) o ya sea porque se detiene por completo la relación entre
ambas partes de la demanda, además de esto, también de dan casos en los que, como si
fuera una pelota, se pasan al menor entre ellos para “compartir” la custodia, aunque
también se dan casos de familias después entre las partes de la demanda tales como
padres o madres solteras, una de las partes consiguiendo otro conyugue y constituyendo
otra familia entre otras.
Aunque también se dan casos de hombres reconociendo paternidad sobre sus hijos, estos
casos no son muy comunes y generalmente se da mas la negación de la filiación entre
ellos y, después de pruebas necesarias, el eventual reconocimiento de estos. En términos
generales, como se expuso anteriormente, el varon no tiene mucho sentido de
responsabilidad en cuanto a los hijos procreados, ni un sentido de pertenecía en cuanto a
los niños, ni pensamientos de responsabilidad, mirada hacia el fututo al procrearlos ni
nada por el estilo, solo un vago sentimiento de unión con la pareja con la que los
procrearon, además de eso, generalmente exponen un sentimiento colectivo de ausencia
de responsabilidad y de hacer responsable a las madres de los menores por el cuidado de
los mismos, demostrando un pensamiento colectivo machista de “como ella los tuvo, pues
que los cuide ella.”
También en cuanto a los casos anteriormente mencionados de reconocimiento de
paternidad, no se dan por algún tipo de obligación sino por un sentimiento machista de
defender la imagen viril para que nadie piense que el hombre fue engañado y no
“controlo bien a su mujer”.
La inasistencia alimentaria no solo corresponde a la cuota de alimentos. La asistencia se divide en
dos partes: material y moral. En la parte material son los alimentos, la vivienda, la salud, lo
económico, el vestido, la atención médica y la educación; y en lo moral corresponde al apoyo, la
crianza, la protección, los valores y el afecto.

Los padres y la esposa o cónyuge, también, pueden denunciar por inasistencia alimentaria a los
hijos o al esposo siempre y cuando tengan una incapacidad mental o física que le impida valerse
por sí mismo.

Asimismo, si la conciliación se declara fracasada por parte de la defensora de familia, esto conlleva
a un proceso penal ante un juez, que, en últimas decide qué cuota alimentaria se establece, en
dado caso de que la cuota provisional que ordena la defensora no se pague. Además, allí se
establecen los horarios de visita, y la custodia del menor de edad.

Para que la inasistencia alimentaria sea un delito, no sólo hace falta que alguien falte al deber que
en este ámbito le impone la ley respecto de sus ascendientes o descendientes; es indispensable
demostrar que quien así actúa puede cumplir con su obligación y que pese a ello no lo hace de
manera intencional.

Cuando el infractor pertenece al sector formal de la economía, no sólo resulta relativamente


simple la demostración de su capacidad para satisfacer esas exigencias, sino que también existe
una posibilidad real de afectar su patrimonio para garantizar que no evadirá su responsabilidad. Si
una de estas personas omite la prestación de alimentos, un procedimiento civil debería ser
suficiente para forzar su cumplimiento a través de la imposición de gravámenes a sus ingresos o a
sus bienes, salvo que ellos sean tan limitados que le impidan responder por quienes tiene a su
cargo. En esta última hipótesis nada puede hacer el derecho porque nadie está obligado a lo
imposible.

En caso de que engañen a la administración de justicia sobre su verdadera situación financiera


para impedir que un juez civil los condene, podrán ser penalmente investigados por el delito de
fraude procesal; y en el evento de que después de haber sido civilmente condenados oculten de
manera dolosa su patrimonio para sustraerse a la obligación impuesta, procedería contra ellos una
investigación por fraude a resolución judicial. Frente a estos posibles infractores no parece haber
ninguna necesidad de recurrir inicialmente al derecho penal para forzarlos a cumplir con unos
deberes cuyo acatamiento puede ser conseguido a través de la justicia civil.

No muy distinto es el caso de quienes hacen parte de la economía informal y carecen de un


patrimonio. Frente a ellos la mayor dificultad consiste en demostrar cuáles son sus ingresos
mensuales y determinar si ellos son suficientemente estables como para permitirles cumplir con
sus compromisos legales. En caso de que a través de la información brindada por los afectados o
por la actividad de los propios jueces se logre establecer que cuentan con los recursos suficientes
para el suministro de alimentos, el procedimiento civil bastaría para obligarlos a cumplir con su
obligación.

La creación del delito de inasistencia alimentaria no ha sido la solución al problema. Siendo


querellable, la principal labor que desarrolla actualmente la Fiscalía consiste en tratar de que las
partes lleguen a un acuerdo, cuando ello es factible; en caso contrario, tiene que hacer lo mismo
que haría un juez civil: intentar demostrar que la persona tiene con qué responder y forzarla a que
lo haga. Está pendiente de sanción presidencial una ley que impide el desistimiento de la acción
penal en estos casos, lo que obligará a que esa instancia previa de conciliación ante las Salas de
Atención al Usuario desaparezca y a que todas esas denuncias (que representan cerca del 10% de
las noticias criminales) lleguen directamente a los ya congestionados fiscales locales, cuyos
escasos investigadores deberán centrar buena parte de sus esfuerzos en averiguar los ingresos de
miles de trabajadores informales denunciados por estos hecho

JUAN PABLO MEDINA RINCON 2017190762

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