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COLECCIÓN CLAVES

Dirigida por Hugo Vezzetti Fernando Aliata


Graciela Silvestri

EL PAISAJE
COMO CIFRA DE ARMONÍA
Relaciones
entre cultura y naturaleza
a través de la mirada paisajística

Ediciones Nueva Visión


Buenos Aires
we

230S

Ah, infundir en las cosas, en los paisajes y en los jardines,


[la medida de nuestro amor
para salvarlos de la eternidad o de la fugacidad
[en que parecen vacilar sin ella
¿pero no es el miedo al ángel o un abuso o una pretensión?
JUAN L. ORTIZ

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950-602-430-8
PREFACIO

Nadie todavía ha pintado un paisaje que sea tan


completamente paisaje y por lo tanto confesión y
mirada personal como esta profundidad que se
abre detrás de Mona Lisa. Como si todo lo que es
humano estuviera contenido en su imagen infini-
tamente silenciosa, y como si todo el resto, todo lo
que está por delante del hombre y que lo sobrepa-
sa, estuviera contenido en estas relaciones miste-
riosas de montañas, de árboles, de puentes, de
cielo y de agua. Este paisaje no es la imagen de una
impresión, no es la opinión de un hombre sobre
cosas inmóviles, es naturaleza por venir, mundo
en gestación, tan ajeno al hombre como un bosque
desconocido sobre una isla desierta.
Rilke

En su último libro, Adolfo Prieto, preguntándose por los inicios de la


literatura argentina, propone la sugestiva hipótesis de que las
miradas para entender las variaciones y características del territo-
rio rioplatense fueron moldeadas por viajeros ingleses.1 Más especí-
ficamente, la misma idea de paisaje, sin la cual no puede compren-
derse la tradición político-literaria decimonónica, se difunde desde
entonces de la mano de estos apuntes de viajeros que miran la pam-
pa o el desierto o el río desde los tópicos retóricos ya asentados
internacionalmente en diferentes registros científicos y artísticos.
Humboldt y Darwin, pero también Montesquieu, y hasta Virgilio y
Horacio, están literalmente presentes en la construcción de cierta
identidad para los paisajes locales, lo que equivale a decir que están
presentes la geografía, las ciencias de la vida, las ciencias políticas, la
poesía; pero también están presentes, en sordina—y esto ya no aparece
en la zona de estudios de Prieto-, los ingenieros topógrafos, los
jardineros setecentistas, los pintores de género, los arquitectos forma-
dos en la Academia. ¿No resulta una paradoja que el vasto territorio
de un país cuyo único ofrecimiento a la cultura universal parecía ser
precisamente la alteridad de sus tierras vírgenes, la presencia de lo
arcaico, el misterio de la planicie que se espejaba en el río, haya
1 Prieto, A., Los viajeros ingleses y la emergencia de la literatura argentina. 1820-
1850, Sudamericana, Historia y cultura, Buenos Aires, 1996.
aprendido su forma de mirar de una cultura extraña de hombres en desde las sólidas bases de la apreciación estética. Esto implica que
tránsito, comerciantes sin raíces, pragmáticos navegantes? la oposición entre naturaleza y artefacto sólo puede ser débilmente
No se trata de una pregunta retórica. La paradoja no aparece en equilibrada. Es el efímero equilibrio del paisaje, naturaleza y objetos
lo más evidente (que "nuestro" paisaje fuera construido por miradas fabricados articulados en sede estética, el que recuerda al hombre su
extranjeras y móviles, rápidas y superficiales) sino que reside en la condición; esto no puede lograrlo la naturaleza de por sí. Por siglos
misma idea de paisaje. El fondo cultural del que parten los viajeros la naturaleza no fue fuente de libertad como se interpreta hoy
ingleses, lo que les permite inteligir en tanto paisajes mundos convencionalmente, sino de concreta esclavitud. La libertad indis-
extraños, está también hecho de préstamos, fragmentos y ajenida- pensable para poder apreciar la belleza natural fue conquistada por
des: la quintaesencia de la mirada paisajística, que la historia ha el mismo mundo moderno que arrasa con las diferencias. El paisaje
fijado en la particular sensibilidad inglesa del siglo xvm, no partió de como forma artística testimonia en sí mismo el problema básico: la
la tenue luz de la isla, ni de las ovejas recortando parejamente el oposición entre naturaleza y libertad.
pasto, sino de turistas entusiasmados que recorrían en Italia las Estas características que definen tanto la idea de paisaje como su
huellas de los antiguos: partió del viaje y de la ausencia de raíces. construcción material (difíciles de separar, en tanto la misma
Para que exista un paisaje no basta que exista "naturaleza"; es palabra designa, significativamente, ambas instancias) se encuen-
necesario un punto de vista y un espectador; es necesario, también, tran en crisis. Poco se habla hoy de paisaje: se ha reemplazado esta
un relato que dé sentido a lo que se mira y experimenta; es noción por conceptos como medio ambiente, ecosistema, territorio o
cosustancial al paisaje, por lo tanto, la separación entre el hombre espacio, que se autoproponen para cerrar completamente la brecha
y el mundo. No se trata de una separación total, sin embargo, sino entre el hombre y el mundo que la idea de paisaje mantenía. Los
de una ambigua forma de relación, en donde lo que se mira se nuevos términos pretenden excluir las valencias estéticas del estu-
reconstruye a partir de recuerdos, pérdidas, nostalgias propias y dio o construcción del entorno natural o artificial, considerándolas
ajenas, que remiten a veces a larguísimos períodos de la sensibilidad "superficiales" o "subjetivas".
humana, otras a modas efímeras. La mirada paisajista es la mirada del Sin embargo, en los últimos veinte años, especialmente en los
exilado, del que conoce su extrañeza radical con las cosas pero ámbitos de la historia cultural, de la geografía y de la arquitectura,
recuerda, o más bien construye, un pasado, una memoria, un sentido. la noción de paisaje ha sido indagada nuevamente como camino
La descripción que hace Rilke del paisaje de la Gioconda puede ser alternativo para pensar las relaciones entre los artefactos humanos
evocada: el misterio que sugiere el fondo del cuadro no sería tal sin la y la naturaleza. Aun así, la cultura argentina se ha mantenido
presencia ambigua de la mujer; y ella no poseería la densidad que especialmente reacia ante este tipo de reflexiones: con la excepción
posee sin ese mundo radicalmente extraño que se abre detrás. de algunos textos de historia literaria,paisaje en nuestro país sólo
Aprendimos a admirar la naturaleza guiados por el arte: la evoca bellezas nacionales para sumar territorio, adorno de estancias
naturaleza contemplada es paisaje. Ante el paisaje, que se disfruta para solaz de señoras aburridas, género pictórico menor, "paisajis-
mirando, oliendo, escuchando, recorriendo, también se piensa; exis- mo". Entre el realismo técnico y las edulcoradas representaciones
te una conexión necesaria entre este tipo de contemplación visual y ecologistas, las ambiguas valencias que la noción de paisaje evoca no
pensamiento. La mirada paisajista, en efecto, es siempre una mira- pueden menos que incomodar.
da estética, en el sentido amplio de la palabra, que indica una Es sobre este fondo cultural pobre que ofrecemos este ensayo.3
conexión inescindible entre forma percibida y sentido. "En la Re- Muchas descripciones pueden parecer demasiado obvias para los
cherche de Proust -escribe Adorno- la experiencia de un seto de pocos que recorrieron la abundante literatura internacional, pero en
espinos es un fenómeno originario de la conducta estética. Las la Argentina (por variadas razones que exceden las preguntas de
auténticas obras de arte, guiadas por una idea de reconciliación este texto) no existe aún un campo de debate que atienda seriamente
propia de la naturaleza, han sentido siempre el impulso de salir de la cuestión del paisaje. Así, existe en este libro el propósito de
sí mismas como para aspirar oxígeno."2 El arte del paisaje moderno
3 Este libro está basado en un texto breve de los autores, publicado por el Centro
implica precisamente esta voluntad de aspirar oxígeno y salir, pero
Editor de América Latina en su colección Los fundamentos de las ciencias del
nombre. Cf. Aliata, F. y Silvestri, G., El paisaje en las ciencias humanas y en las artes,
- Adorno, T. W., Teoría estética, Orbis-Hyspamérica, Madrid, 1983. p. 89. CEAL, Buenos Aires, 1994.

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difusión de enfoques y articulación de temas que aparentemente INTRODUCCIÓN
transcurren por separado. Pero también se trata de reflexionar, a
través de la perspectiva histórica, acerca de las alternativas de
habitación humana que la sensibilidad paisajística ha iluminado. Tityre, tupatulae recubans sub tegminefagi
silvestrem tenui musam meditaris avena
nos patriae finís et dulcía linkimus arva
nos patriam fugimus; tu Titire lentus in umbra
formosam resonare doces Amarillida silvas.
Virgilio, Égloga I.

ARCADIA MODERNA
La historia de lajconstrucción física y mental del paisaje, entendida
comoTIñáTorma particularcTé "relación entre '&fc6ttbtty~lsL natura-
leza, recoñocii3ÍYer.5jttsj.nfaos. Muchos autores remontan lahistoria
hasta las primeras manifestaciones de la cultura humana, dedu-
ciendo de allí diversas tipologías en las formas de habitar que
manifiestan otras tantas formas de relación.
Para un acercamiento histórico, sin embargo, estos presupuestos
resultan excesivamente genéricos y casi tautológicos. Más ajustadas
parecen las versiones que enfocan el paisaje como una estructura
contigente, que emergió en determinados momentos históricos y fue
clausurada en otros. Así, muchos investigadores coinciden en seña-
lar un primer momento de formación y culminación de la mirada
paisajística sobre la realidad, que se produce como novedad en la
Grecia clásica -el naturalismo pictórico de Apeles, las bucólicas de
Teócrito-, alcanza sus siglos de apogeo en el mundo romano -de la
mano de los poetas del siglo de oro, Virgilio y Horacio—, para decaer
lentamente y perderse hacia la caída del Imperio. Muchos motivos
de entonces -desde la villa clásica hasta los tópicos poéticos- fueron
reinterprétados en la emergencia del paisaje moderno, cuyo mo-
mento de gestación coincide con las primeras manifestaciones tar-
domedievales de renovado interés por el mundo natural -hacia el
siglo xii—y culmina en las primeras décadas del siglo xix, cuando se
fijan las experimentaciones anteriores en convenciones todavía hoy
operantes. En este caso, la "segunda emergencia" de la mirada
paisajística se coloca en relación con el período conocido genérica-
mente como modernidad, reconociendo así una de las primeras
Paradojas que se deduce de esta constatación: que la sensibilidad

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ante la naturaleza esinsegaraHe_d^l_j^n^cimiejito_d¿Ja_vida con que fue abordado en el paisaje angla- chinoise), resultaría
urMfTá7 del avance_d§ las.técnicas, dela_voluntadjexpresajie imposible hacerlo sin detenerse en la descripción de las modalidades
djmmó"soBreTa superficie terrestre y de la centralidad de la razón, clásicas de relación con el mundo, por la simple razón de que
todoTaspectos que aparentemente oponenTfombre y naturaleza. A recuperar la Antigüedad fue un presupuesto programático para el
medida que se despliegan las posibilidades del progreso, se acentúa Humanismo que funda el ciclo moderno —una Antigüedad colocada
la nostalgia por una supuesta unidad primigenia. Es que sólo si la como valor, entre otras cosas, por su supuesta intimidad con la
naturaleza es dominada y deja, por lo tanto, de amenazar la exis- naturaleza-. El Humanismo estableció una representación de la An-
tencia humana, puede ser construida como una fuente de consuelo tigüedad de larga suerte en nuestra cultura, cuyas implicaciones
y armonía. Así podría postularse, desde este punto de vista, que la pueden resumirse en el famoso planteo de Marx sobre el arte griego:
noción actual de lo que sea naturaleza fue construida a partir de los el encanto que ejerce la Antigüedad clásica es similar al que ejercen
valores modernos. los niños, basado en esa relativa y espontánea indiferenciación con
Es necesario en este punto aclarar las razones por las cuales no el mundo que constituye su verdad.5 Podríamos reemplazar hoy la
nos detendremos en la visión china -o su derivación japonesa- del noción de Antigüedad por la de pueblos primitivos o culturas no
paisaje. El pensamiento occidental, que con sus reglas ha absorbido occidentales, y volveríamos sin embargo al mismo tópico. La diferen-
la variedad del mundo, descubrió tempranamente, aunque inter- cia fundamental de las versiones modernas "clásicas" con el pensa-
pretó con dificultad, el universo del paisaje chino. Marco Polo miento de hoy es que tanto el Humanismo como Marx se instalaban
describe los jardines de Koubilai Kahn en los términos paradisíacos no sólo en un horizonte de recuperación de esta "verdad natural"
que tantos años después son difundidos por Coleridge. Desde el siglo situada en algún momento remoto de la historia, sino de superación
v d.C. encontramos tratados chinos sobre pintura paisajista y de ella: en ambos casos, _
construcción de jardines; también se multiplican las presentaciones nueva relación con la naturaleza que, rechazando la "decadencia
literarias de paisajes. En este punto aparece una diferencia central histórica" y retomando aqiieTmódelo mítico, lo perfeccionara. El
con Occidente: el hecho de que la caligrafía representaba la tenue
vacilación del paisaje poético implicaba otra forma de relacionar el de perfeccionamiento continuo, y asiéntala interpretación de que el
paisaje literario y las representaciones visuales con la construcción progreso aleja inevitablemente de la verdad original.
misma de los vastos jardines y la sensibilidad ante la naturaleza, Estas dos sensibilidades (que en gran parte aún conviven, mez-
otra relación entre la palabra escrita, la vista y la referencia física. cladas, aunque la segunda posee la hegemonía sobre el sentido
Tanto ésta como otras sutilezas implican una mirada radicalmente común) ha_sido reconducMa recientemente a dos formas poéticas
distinta que con el tiempo fue homologada con la occidental: resulta clásicas, productos de un mismo autor, Virgilio: el modelo de las
difícil pensar hoy que un ciudadano japonés posea una mirada Geórgicas y el modelo de las Églogas o Bucólicas.6 Los dog.poemas-Se
alternativa sobre la naturaleza que la occidental, como no sea en contraponen en lo que respecta a la sensibilidad ante la belleza
términos relativos de culturas locales. El estudio de la mirada natural (el dominio activo y tecnológico de las Geórgicas, ligado a la
paisajista de extremo Oriente, mientras mantuvo las diferencias destrucción del mundo rural durante las guerras civiles y a la vo-
sustanciales con el enfoque occidental, puede sin embargo arrojar luntad política de recuperación del campesinado; la nostalgia de las
luz sobre otras formas de considerar el mundo y, por ende, el paisaje. Bucólicas, en su construcción del idilio arcádico, que por definición
Lamentamos que nuestras propias posibilidades nos impidan desa- puede ser evocado pero nunca devuelto). Estas formas literarias se
rrollarla aquí.4 vinculan, a su vez, con dos tipos de actividad humana directamente
Si es posible comprender el paisaje moderno aludiendo sólo en
forma tangencial al chino o al j apones (en la misma forma tangencial " Marx, C., Elementos fundamentales para la crítica de la economía política,
1857-58, t. 1. trad. J. Aricó, M. Murmis y P. Scaron, Siglo XXI, México. 1971, pp. 31
4 Para una introducción al paisaje en China, cf.: Nicole Vandier-Nicolas, Esthe-
>* ss. Por cierto, Marx está trabajando con los presupuestos de Schiller sobre lo
tique et peinture de paysage en Chine (des origins aax Song), Klincksieck, París, ln genuo y lo sentimental: lo ingenuo y su intimidad con la naturaleza, lo sentimental

1982; James Cahill, La peinture chinoise, Skira, Ginebra, 1995; A. Berque. Les (moderno, artificial) como vía para volver a alcanzar aquella supuesta intimidad.
Raisons du paysage. De la Chine antique aux enuironnements de synthése, Hazan, 6 Geórgica, escritas entre el 37 y el 30 a.C.; Éclogas, también llamadas Bucólica,
entre el 42 y el 37 a.C..
París. 1995.

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ligadas al mundo rural: la actividad agrícola y la pastoril. Ambas el orden, el cosmos; afuera, el caos de un mundo sin forma en el que
sensibilidades, estructuradas explícitamente a partir de estas refe- las pequeñas islas de orden pueden naufragar en cualquier momen-
rencias literarias, han jugado un papel central en la construcción to. En la Inglaterra medieval, resulta interesante la derivación de la
moderna de la idea de naturaleza. palabra que designa bosque: la silva latina se convierte en forest,
Desde esta versión de la historia, entonces, se explican muchas que proviene de off, fuera. La habitación en medio de la naturaleza
decisiones de este ensayo: para comprender la idea de paisaje es sin tratar es la que se encuentra fuera de la ciudad, es decir fuera de
necesario reseñar, aunque sea brevemente, ciertas formas típicas de la civilización.8 Pero en formas retorcidas la idea desilva permanece
habitación desde los inicios de la civilización, que se convierten en con su significado mágico, porque permanece la cultura clásica.
formas reflexivas y disponibles a partir del helenismo. Estos tipos La cultura clásica es una cultura de límites. En las ciudades
son siempre reconducidos a mitos aún operantes. Una hermosa cita griegas, la ley se identificó originalmente con la línea fronteriza
de Salustio, que inaugura un libro de Roberto Calasso, podría servir entre una casa y otra (un espacio más que una línea virtual, una
como definición de esta voluntad mítica: estas cosas no ocurrieron especie de tierra de nadie). La idea de límite poseía así un significado
jamás, pero son siempre.7 espacial que se mantuvo en la polis. "La palabra polis llevaba consigo
La reseña de las cuestiones que atraviesan desde tan lejos la la aceptación de algo como 'una pared circundante' y parece que la
historia humana sustenta el ensayo en las dos partes siguientes, que urbs latina también expresaba la noción de círculo, derivada de
comprenden la construcción moderna del paisaje en sentido mate- la misma raíz que orbis. Encontramos la misma relación en la
rial y simbólico. Es posible señalar dos momentos importantes en palabra inglesa town que, originalmente, al igual que la alemana
esta construcción histórica: los inicios del humanismo, y el quiebre de Zaun, tenía el significado de valla circundante."9 La idea de forma
las aspiraciones clasicistas en la segunda mitad del siglo xvín. El j ardín está expresamente asociada al límite y a la distinción entre un
del Príncipe en Italia y el jardín paisajista en Inglaterra contienen, en individuo y otro (morphé, figura o determinación exterior de la
gran medida, las posibilidades posteriores. Testimonian lo más rico de materia). En su versión platónica, es asociada con la Idea (Eidos),
la sensibilidad presente y su cara oscura, que inevitablemente la lo permanente más allá de los cambios. Lo inteligible, así, está hecho
acompaña: la expulsión del campesinado, la dictadura urbana, el de límites, definiciones, formas; y así, las apelaciones a la forma tanto
hambre, la explotación del cuerpo, la discriminación. Si nos encontra- en el mundo antiguo como en la modernidad invocan metáforas
mos hoy en un umbral, no es porque ninguna revolución haya trasto- arquitectónicas, ya que la función primordial de la arquitectura fue
cado principios previos, sino porque el despliegue de las posibilidades la de establecer los límites entre la forma y lo informe. Es necesario
y su agotamiento aparece perfilado con claridad. aclarar que esta búsqueda de algo permanente obedece a la necesi-
dad de explicar el cambio, no de negarlo, en la cultura clásica, más
allá de que se haya constituido en la modernidad en una valla con-
LÍMITES tra él.
No resulta tan claro, sin embargo, que la cultura romana en su
Reflexionar sobre la relación cultura-naturaleza significa reflexio- despliegue mediterráneo comprendiera de la misma manera la cues-
nar sobre el problema de los límites. Nos referimos tanto a límites tión del límite; de hecho, el mundo romano tardío parece luchar entre
materiales como a límites simbólicos, estrechamente unidos en la el ímpetu de ampliación que mina toda estabilidad, y la aspiración de
experiencia concreta de las primeras civilizaciones. En el caso de fijar una forma única que permitiera entender y controlar. Fijar una
la idea moderna dé paisaje, se trata de un problema fundamental, forma y destruirla son voluntades inescindibles: y en este sentido, el
ya que su principal novedad radicó en el postulado de romper los mundo romano está notablemente cercano al nuestro.
límites-sociales, naturales, normativos-y de retomar, deunauotra
manera, la indiferenciación original.
El asentamiento primitivo es, frecuentemente, sólo un límite:
una zanja, una valla, un trazado que indica una diferencia. Adentro, Schama, S.,Landscape and Memory, Harper Collins Publishers, Londres, 1996.
La palabra griega para ley era nomos, proveniente denemein (distribuir, poseer
7 Salustio, De los dioses y del mundo, cit. en Calasso, R., Las bodas de Cadmo y y habitar) y estaba sodada en su significado a valla. Cf. Hannah Arendt, La
Harmonía, Anagrama. Barcelona, 1990. c°ndición. humana (1958), Paidós, Barcelona, 1993, pp. 92 y 93, notas 62 y 64.

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^
JARDINES v un gran interés se encuentra en las tempranas reservas, que
naturaleza virgen.
La historia se ha centrado, con razón, en el devenir de pueblos y Existían otras formas de relacionarse con el mundo: hemos
ciudades para ilustrar esta voluntad de limitación siempre amena- dedicado unas líneas a la sensibilidad paisajística china. Nos intere-
zada. Aquí reseñaremos, en cambio, una construcción relativamen- sa aquí deslindar las versiones ingenuas sobre las culturas america-
te tardía en la civilización, pero altamente significativa para las nas, como la reciente de Vincent Scully, que supone un grado de
vías de intelección del mundo natural: el jardín, cuyo lugar en el integración entre los antiguos mayas y la naturaleza que no se
imaginario de los distintos pueblos condensa los valores deposita- verifica en la más obvia lectura visual.10 Scully utiliza el ejemplo de
dos en formas de vida relativamente ajenas al hombre. Teotihuacán, y sugiere una mimesis icónica con la montaña: una
De los inicios del jardín se conoce poco: es que el jardín no mimesis no con el mundo animado sino con las piedras. La piedra
permanece de la forma en que permanece la obra de arquitectura, representó siempre el límite por excelencia a la invasión de la
aunque se trata de una acción similar —constructiva, formativa, inestable naturaleza vegetal, que devoró a tantas ciudades cen-
limitativa—. Es que las piedras quedan aunque no se las cuide y las troamericanas, un límite ante los avatares del clima, ante la inestabi-
plantas desaparecen si no se las riega todos los días; el arquitecto lidad del agua; en sentido más amplio, la piedra, en todas las culturas,
trabaja con materia inerte y el jardinero con materia viva; el trabajo constituyó una defensa contra el tiempo. A diferencia de los jardines
del arquitecto comienza y termina, el del jardinero continúa siem- chinos, que representan una "totalidad" y en donde prevalece el agua
pre. Los primeros jardines, según los aislados testimonios que se y la vegetación —y por lo tanto lo efímero, lo móvil, lo fugaz- las
poseélñTeí^n^í^Ss^-errados, tan cerrados como la ciudad; impli- explanadas secas, los ejes rígidos y las masas contundentes en Centro-
cabande manera n e ce s aria/un limíteT 'é"l~pj^eT^^rjardIrrse'basa.b a américa refutan una idea ingenua de integración original. No es
en su oposición conT^ñlituraleza'vTrgerry amenazadora. El primer posible, entonces, poner en línea todas las experiencias no occidentales
testimonio iconográfico proviene de Egipto: se trata de la planta del bajo la égida de una supuesta intimidad "ecológica".
jardín de un alto oficial tebano, de alrededor del 1400 a.C., un No existe la idea de integración entre espacio humano y espacio
espacio cerrado por muros, simétrico en su visión_generrfpOTO~ natural como valor en el mundo antiguo ni en el clásico; pero
variado en su recorrido experiencial, con cuatro fuentes, árboles paradójicamente para las miradas ambientalistas, la cultura más
(palmeras y papiros), prados floridos y pérgolas. Sólo basta el cercana a la actual, en este sentido, es la griega clásica. La cultura
sentido común para reconocer el propósito de construir tales espa- griega clásica no es cultura de jardines en el sentido que ofrecen
cios en territorios en donde el desierto comienza a la vuelta de la Persia o el mundo islámico; los jardines privados en los peristilos de
casa: oasis de vida en las secas extensiones, agua incesante y_ las casas estaban drásticamente separados del mundo exterior y
controlada, clima placentero. obedecían a la estructura arquitectónica antes que al dictado de la
Los jardines más populares desde la Antigüedad, en la línea naturaleza. Los amplios espacios públicos poseían árboles para
de este antepasado egipcio, son los babilonios, que parecen haber sombrear las actividades, pero no existen testimonios de una acción
florecido desde hace más de 2500 años: una de las siete maravi- ornamental deliberada con el material vegetal. Sin embargo, el mito
llas, según Plinio, del mundo antiguo. Los jardines de Asiria, de Atenas ha sido siempre alabado, como dijimos, por una particular
Babilonia y Persia pertenecían a tres clases: grandes reservas relación con la naturaleza. Porque en los griegos aparece un factor
para juegos y caza, pequeños jardines de placer privado y jardi- determinante en la sensibilidad occidental que es el de equilibrio: la
nes sagrados como los que crecían en las famosas terrazas aspiración de todo asentamiento moderno y el aparente logro de
artificiales. Estas tipologías continuaron con pocas variaciones. esta aspiración, por brevísimo tiempo, en la ciudad de Atenas.
Los jardines pequeños y privados se corporizaron en diferentes Equilibrio entre manufacto y naturaleza, entre orden político y
formas, desde el huerto medieval hasta el jardín secreto rena- orden urbano, entre necesidades cotidianas y valores sagrados:
centista, subrayando alternativamente sus implicaciones de ¿quién puede sustraerse a este supuesto encanto? Poseemos de los
placer, ocio, contemplación, sexo o pureza; el jardín sagrado que griegos ese tipo de testimonio particular que es la arquitectura,
referencia la mítica unidad original resuena en los cementerios
10 Scully, V., The natural and the Manmade, Collins Harvill and St Martin's
estadounidenses que sirvieron de modelo a los parques públicos;
Press, Nueva York, 1991.

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testimonio que a diferencia de los documentos escritos hace presente frescos de Thera (los delfines, las flores, los montes, escenas pastorales
ricos espacios cotidianos)- lo que permanecía aún ausente era la
el tiempo: provoca la ilusión de que nuestros ojos contemplan las
mismas piedras que se contemplaron hace 2500 años. Un templo perspectiva. Al parecer, el teatro es el sitio de aparición de esta
ateniense -como ha sido visto en la modernidad- se posa en la novedad.12 La "escena" fue introducida en el drama en el que el mito
se articulaba con las instituciones contemporáneas. Agatharcus intro-
naturaleza, no sefunda; en todo caso tira sus anclas momentáneas.
La relación entre construcciones griegas y barcos, cultura griega dujo la representación del más temprano paisaje grecorromano en la
y comercio, religión griega y naturaleza, fue tantas veces tratada puesta de las Orestíadas de Esquilo, en el 456 a.C., probablemente un
que resulta difícil ofrecer siquiera una reseña. Lo aceptado de bosque en perspectiva pintado sobre maderas. Sófocles inventa la
manera general por los historiadores es que estamos ante una "escenografía": sus personajes debían aparecer como siluetas contra
relación con el mundo de orden sustancialmente distinto al de las una skene compuesta por bosques o grutas, puertos y mares, etc. Es por
pirámides egipcias; y de tal aparente debilidad como fortaleza en su esto que Vitruvio utiliza el término escaenographía para cualquier
continuación histórica. Los griegos parecen sólo tener lugares en el vista perspectívica. Los años de surgimiento del paisaje-escena son los
corazón, y llevan simbólicamente su fuego hacia otros lugares mismos del surgimiento de géneros literarios como la biografía o el
físicos. Como lo recuerdan las leyendas de las guerras persas, el retrato: los siglos de afirmación del individuo. Pero la escena por
barco y no la casa era su lugar de origen, con todo lo "bastardo" que excelencia no se produce en las costas helénicas ni en las islas, sino en
este nacimiento significa: dinero, comercio, movilidad. Interpreta- la Magna Grecia, en el Sur de Italia, con Teócrito, creador de la poesía
ciones recientes de esa particular formación arquitectónica que es el pastoral, que de ahí en adelante constituirán un género de gran
templo griego, con su pantalla de columnas que no sostienen nada, alcance en Occidente a través de la versión virgiliana.
remite la imagen del templo al telar manejado por las mujeres -el
recuerdo de otro origen mítico, el matriarcado, el origen "débil" y
apenas audible, pero persistente, de la civilización—.11 Fueron las ROMA
grandes ciudades-palacio las que refinaron el arte del jardín, no las
ciudades del mundo griego. Y sin embargo, se identifica con cierta La mayoría de los autores tradicionales soslaya Roma en la historia
precisión la emergencia de la mirada paisajística en el mundo del jardín y del paisaje. No porque no reconozcan su lugar en la
griego. Esta identificación obedece a distintas razones. En primer historia, sino porque Roma aparece excesivamente pragmática,
lugar, aunque jardines habían existido antes, nunca se llegó a ecléctica, y poco simpática, en el momento de trazar genealogías.
completar una sintaxis representativa que completara -utilizando Pero Roma es central en esta historia o, al menos, en esta versión.
la materia laica y cotidiana, independiente de motivos religiosos— lo Es posible conectar el jardín romano con la construcción del paisaje
que hoy consideramos mirada paisajística. Para hablar de paisaje no rural del Imperio; recordemos la división matemática del espacio
sólo es necesario hablar de jardines o de formas de habitar; tenemos colonizado, la limitatio, esa retícula que constituye no sólo un
que considerar la representación visual y poética. La primera posee símbolo de la ocupación, sino una materialidad cuyas huellas aún
una clave principal para considerarse paisaje: se trata de una escena hoy son visibles. La novedad de la limitatio romana consistía tam-
perspectívica —de cualquier modo que la perspectiva se realice— lo que bién en la voluntad de integración económica del territorio: las
habla de profundidad y articulación en un espacio homogéneo de técnicas de carreteras romanas son consustanciales a cierta intelec-
individualidades distintas. La segunda ofrece renovados significados ción del espacio. Junto a ellas, la tecnología romana desarrolló
extrapolíticos, extrarreligiosos y no directamente utilitarios —pura- trabajos hídricos que no pueden evitarse en el momento de pensar
mente humanos, aunque apelen a los dioses— a los motivos seleccio- en cualquier obra sobre el reino vegetal o animal.
nados. La mirada paisajística sólo se conforma cuando existe un En su Viaje en Italia, Goethe, fascinado como sus contemporá-
desarrollo artístico basado en las convenciones déla representación. neos por el paisaje italiano, releva la fuerza que aún entonces
Aunque en la civilización minoica ya emergen signos que pueden Poseían las marcas romanas: para Goethe, la Roma Antigua había
relacionarse con la sensibilidad paisajística -como lo atestiguan los construido "una segunda naturaleza, que opera con fines civiles". El
Seguimos aquí las hipótesis de Chris Fitter, en Poetry, space, landscape,
11Kagis Me Ewen, Indra, Sócrates' Ancestor. An essay on architectural begin- Cambridge University Press, Nueva York, 1995, pp. 38 y ss.
nings, MIT Press, Cambridge, Mass., 1993.

21

I
diario de viajefue escrito afines del siglo xvm, cuandola articulación Oli "un paisaje pintado de intento, tan encantados quedarían tus
entre sociedad civil y naturaleza teñía gran parte de las manifesta- ios a cualquier parte que se volviesen, por el buen orden de los
ciones intelectuales. Pero no puede menos que reconocerse la agu- nietos",14 como por las intervenciones arquitectónicas y jardineras:
deza de esta frase: en efecto, con el mundo romano estamos frente un jardín-terraza de boj, otro elaborado con arbustos recortados que
a una transformación de tales dimensiones que inmediatamen- figuran animales, un hipódromo que es en realidad un jardín con
te evocamos el mundo contemporáneo. Los romanos otorgaron una forma de circo, pequeños patios con fuentes y plátanos, frescos
forma al paisaje occidental que resulta todavía actual; para quienes paisajísticos en el interior de la casa. No sólo reconocemos motivos
vivimos en América, las relaciones de esta forma con las de la que se repetirán una y otra vez en la edad de oro de los parques
conquista española también nos resultan familiares. modernos, sino también la nostalgia de serenidad asociada con un
A pesar de esta sistematización, y de los progresos agrarios exten- ambiente "natural" y bello.
didos en el Imperio, los avances técnicos de la agricultura mediterrá- Virgilio y Horacio son las referencias obvias de esta sensibilidad
nea no fueron especialmente notables, limitados por la estructura urbana de larga duración. Como nota James Ackermann, Alexander
productiva esclava. La novedad radicaba en las formas de asentamien- Pope, uno de los iniciadores del parque informal inglés, parafrasea
to. Yun aspecto central para el desarrollo de los jardines lo constituye libremente a Horacio en su Ode in solitude: Happy the man whose
la creciente importancia de la villa en sus diferentes tipos: la gran wish and carel a few paternal acres bound, contení to breathe his
hacienda esclavista, la villa rústica; los depósitos de productos (villa native air, I in his own grown. Por supuesto, ayer como hoy, la villa
fructuaria) y la habitación de placer (villa urbana). del habitante culto de la ciudad nada tenía que ver con los sinsabo-
En las villas no sólo se desarrolla la técnica agraria, sino también res del mundo rural, pero la ilusión de la reunión persiste. El acápite
el sentido del "paisaje bello" desde el siglo i a.C. Para Catón (s.n a.C.) que hemos elegido en este capítulo muestra, sin embargo, hasta qué
la belleza de los campos cultivados resultaba del todo extraña. punto Virgilio era consciente de la doble cara del jardín: el exilio del
Varrón, en cambio, escribe en el 37 a.C. el tratado De rustica, y ya campesino para contribuir ala placentera vida del privilegiado. Esta
posee una clara conciencia de la forma específica de paisaje agrario, crítica aparece también en Horacio. En sus Odas (II, 15) con una
una forma bella contrapuesta al paisaje natural (quam natura dat), hipérbole poética, lamenta que lasregiae moles, las villas de placer,
hasta el punto de aconsejar que no se mire sólo la utilitas sino ya no dejan tierras libres al arado. "El célibe plátano" -la palmera
también la venustas, la voluptas, la dilectatio. Apelar a la belleza importada de Palestina—y otras plantas ornamentales, han despla-
implica, entonces, apelar a un valor que excede la utilidad, que zado al olmo, relacionado en los cultivos tradicionales con la vid. La
excede incluso las apelaciones del mismo Varrón a la racionalidad de estetización de la naturaleza en jardín o parque es al mismo tiempo
la plantación expresadas en su ordenamiento geométrico. Lo exce- deseada y rechazada en la cultura de los autores de la edad de oro.
de, porque significa otra cosa que el producto de los cultivos: el orden También las elaboraciones sobre la retórica clásica -desde Cice-
de la villa es kosmos.1''' Interesa aquí señalar tres innovaciones rón hasta el seudo Longino- son fundamentales en la construcción
sustanciales del parque romano: la relación con la ciudad, la dimen- de lo bello natural, en la medida en que, trabajando sobre la
sión y la fragmentación. Roma fue una ciudad mundial, una metró- persuasión, ofrecen normas de construcción de lo bello que compren-
poli en el doble sentido de ciudad madre y de ciudad de incontrolable den los modos de recepción. Así, la novedad que significa construir
dimensión. El retiro en la villa, que cada vez con mayor frecuencia, un espacio hecho fundamentalmente de materiales vivos, pero
desde mediados del siglo i, se pensaba para el otium (en el sentido regido por las técnicas y por la palabra escrita, no puede escindirse
epicúreo de alejarse de las preocupaciones urbanas y dedicarse a la de la centralidad de las grandes ciudades en el universo romano.
contemplación y al cuidado del cuerpo, recuperando la comunión con El consuelo de la naturaleza, opuesta a la metrópoli, invade
la naturaleza) aparece como tema muy cercano a la sensibilidad también la misma ciudad. Puede aducirse que el verde estaba
moderna. La descripción de la villa Tusci de Plinio es elocuente de presente en las grandes ciudades orientales; pero ellas no eran
una elaborada mirada paisajista, tanto por las características del ciudades en los términos en que éstas se definen después de la
lugar (llanuras fértiles, prados floridos, el río) que Plinio compara experiencia ateniense: carecían de espacio público. En Roma, no sólo
se cuenta con jardines privados de tal amplitud como para cubrir el
13 Sobre el tema de la villa y su permanencia en la cultura ocidental, cf. Ackerman.
J. S., La villa. Forma e ideología de las casas de campo. Akal. Madrid, 1997. '' Plinio, Epístola V, vi, cit. en Ackermann, J., op. cit, p 60.

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centro de la ciudad (los famosos jardines de la Domus Áurea de lásico de paisaje tardo-moderno, el equilibrio exacto entre naturaleza
Nerón, que ocupaban 120 hectáreas, con "cuadros" pastorales, viñas C cultura: un paisaje sin alegría, un paisaje en ruinas con la inquietud
y bosques, incluyendo un lago artificial donde hoy se encuentra el He la fragmentación. La conciencia de la muerte está presente en este
Coliseo) sino que también, en función de medidas que genéricamen- aisaje: la naturaleza de Adriano es un jardín sin dioses.
te podrían llamarse higiénicas, la ciudad contó con extensos parques
públicos. Ya puede hablarse de una ruptura de la idea de jardín
limitado (en el doble sentido material, social y simbólico), de una PARAÍSO
extensión de los valores del jardín a la naturaleza entera, a partir de
lugares comunes que se repiten. La caída del imperio de Occidente destruyó los jardines de su órbita;
El despliegue técnico que caracteriza la civilización romana no es en Oriente, en cambio, la tradición continuó viva y se reformuló en
ajeno a la posibilidad de extensión del jardín hacia el territorio. Para el ámbito de la cultura islámica. De maneras muy distintas, el jar din
convertir un espacio terrestre en Arcadia, es necesario poseer vastos islámico y el jardín de la tradiciónmédieval refieren a un imaginario
conocimientos técnicos. Alos romanos se deben no solólos aspectos in- común: el Paraíso de la tradición 'jü3^m^A^a,jí^ongSLdLa._^ero
fraestructurales de las grandes extensiones verdes trabajadas en modificada por ellslam.
función del placer y la producción, en conexión con la tipología de Aunque el Edén del Génesis no estaba limitado, la mezcla de
villas, sino también los manufactos típicos que se repitieron en los tradiciones pronto incorporó la imagen del Paraíso que ha llegado a
jardines a lo largo de siglos: el arte topiario, la importación masiva nosotros. La palabra Paraíso, de raíz persa, significa jardínvallado; la
de vegetación alóctona (como la ya citada palmera palestina), y tradición Io"quisó~sepárado del resto del mundo, en la cima de alguna
formaciones de arte características como los ninfeos, las grutas, las ignota montaña, aunque por diversos testimonios debemos pensar que
pérgolas, los criptopórticos, que fueron reproducidos ad nauseam en inicialmente refería al ambiente mesopotámico. La naturaleza exte-
los paisajes desde el Renacimiento hasta avanzado el siglo xx. rior no era paradisíaca, sino sede de los ángeles caidósTdeTtrabajo, del
En el bajo Imperio se intensifica la sensación de decadencia dolor: elprécio del pecado, que la cultura europea medieval asoció con
cultural, sensación con cuyas motivaciones más profundas nos la níüjer. Si algún Edén podía haber sobre la tierra, o constituía una
identificamos hoy: la edad de oro se colocaba en un momento en que isla en medio del desconsuelo (el oasis en el desierto) o se debía
toda la naturaleza aparecía animada por un soplo sagrado, y el construir con un esfuerzo técnico que necesitaba de todos los avances
clasicismo tardío corresponde a un breve interregno en el que de la civilización. Los edenes terrestres debían ser protegidos: como
el hombre se encuentra, por primera vez, solo en el universo. Los jardines, como reservas, como lugares sagrados.
emperadores antoninos parecen tan semejantes a hombres de hoy En Occidente, la tradición del jardín continuó débilmente en el
por ese sesgo al mismo tiempo práctico y desesperanzado ante el Medioevo a través del hortusconclusus, pequeños jjmünes^onstrui-|'
mundo, mientras no dejan de intentar, sin embargo, la reedición de dos entre las murallas y_el_castillp Q_la abadía., huertos que respon-^
antiguas armonías. Adriano, en particular, posee un lugar relevante dían a la ñecésicía3jfa.Jajlustradón simbólica, y no estética, de la
para la historia del jar din y del par que. Cuando en el Renacimiento divinidad. En el Islam, en cambio, se mantuvo la tradición helenís-
el modelo romano se retoma, sólo quedaban descripciones escritas tica. El jardín islámico halla su referencia más elocuente en el
de los jardines de la Antigüedad, con la excepción de las ruinas de un Cantar de los cantares que, según los estudiosos del tema, constituye
parque maravilloso, el de la villa Adriana en Tívoli. En los jardines un inserto anómalo y tardío en los libros sagrados. Es anómalo por
de Adriano no existe unidad; se multiplican las citas de paisajes el papel que ocupan en el poema la excitación sexual, los sentidos, la
lejanos, las más variadas referencias de las "cuatro regiones" del subjetividad del autor, la descripción detallada y empírica de
mundo; se importan materiales, estatuas, modelos; se inserta la obra la naturaleza, el placer.13
del hombre, sin transición, en el corte geológico; se recrean tipos que En los jardines cerrados del Islam, el agua fue protagonista,
en el siglo xx se repiten en las villas de Beverly Huís. No existe orden conectando exterior e interior. El agua se escucha en el silencio,
simétrico, directamente inteligible, no existe un modelo originario. impone un ritmo que resuena distinto en el interior y en el exterior
Fruido como ruina, el parque-ciudad acentúa la sensación de diversi-
dad y el sentimiento de deja vu. La villa Adriana constituyó el tipo 0 Fitter. C., Poetry, Space, Landscape. Towards a new history. cit. p. 73.

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pero que remite a una causa única; el agua en esta tradición convoca
todos los sentidos, y es la clave del paraíso islámico, origen de todos
los placeres. En los casos más conocidos en Occidente, como las
construcciones de los nasridi en Granada, el agua es la clave,
también, de la arquitectura que acompaña el jardín. Que esta clave
era un objetivo consciente para los constructores, lo prueban los
versos inscriptos, como parte de la profusa decoración que disuelve
la solidez de los muros, en las diversas salas del conjunto. "Un curso
de agua da la impresión/de una sólida sustancia a la vista,/ y nos
preguntamos si la plata o el agua/ son fluidas/ pero naturalmente es
el agua que corre/ sobre la orilla de la fuente."16
No aparece suficientemente estudiado el enlace entre cultura
islámica y renacer occidental del tópico de la naturaleza. Ha sido
señalada, por un lado, la importancia del pensamiento árabe en el
desarrollo de la filosofía y la ciencia en Occidente; la expansión
musulmana en el sur de Italia y España se tradujo en la difusión de Primera parte
técnicas avanzadas de cultivo, en la introducción de especies exóticas
y, especialmente en Sicilia y el sur de la península, en la extensión de LAS GEÓRGICAS:
los límites del jardín. La tradición de vastos espacios reservados para EL JARDÍN CLÁSICO
la caza real continúa afirmándose después de la expulsión de los
sarracenos, y contrasta con la tradición medieval del hortus conclusus.
Lo cierto es que en todos los casos en que la idea de jardín se
amplió (con mayor o menor decisión) hacia eUerritojno^jKlinEañJo
slosíañcialmente la mirada humana sobre el entorno jiatural, nos
hallamos frente a culturas urbanas, refinadas y avanzadas, con un
amplio domino técnico sobre la construcción concreta. Sólo a partir de
cierta seguridad en la existencia cotidiana fue posible superar los
límites del jardín, que dejó de ser un huerto productivo o el esquema
rígido de la divinidad sólo cuando la naturaleza pudo ser domesticada.
Por cierto, la contracara de esta "bondad natural" siguió siendo
tan dura como en la edad de oro de Augusto. Virgilio supo cual era
el precio de la Arcadia; y no fue distinta la sistemática expulsión de
los campesinos cada vez que se reservaban tierras comunales, o la
esclavitud en la Lombardía o en España, cada vez que se pasaba del
secano al regadío. ¿Debemos recordar que el pintoresco Sur argenti-
no, a fines del siglo xix, emergió sólo después de la aniquilación in-
dígena? Todo documento de cultura es un documento de barbarie, y ni
el jardín, ni el paisaje, ni la "naturaleza", son una excepción: aunque
parece que esta ambivalencia no está hoy lo suficientemente clara.

16 Inscripciones en torno a la boca de la Fuente de los Leones, citada por Hoag,


J., en Architettura Islámica, Electa Editrice, Milán, 1978. p. 62.

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cencía señorial y clerical, como en Sicilia, la multitud de peque-
Capítulo I Pr patrias que conformaban ayer lo que hoy se considera como
VINO, POLENTA Y JAZMINES: na - £ j a ¿ italiana, incidieron en su característica distintiva: la varie-
PAISAJE Y PRODUCCIÓN V j eje retórico de apreciación de legrada. Nada es ilimitado, nada
monstruosamente grande. Estamos en presencia de lo que hasta
G\o xvin se catifico como bel paessaggio: ameno, variado dentro
ríe ciertas leyes de organización, colorido, testimonio de la variedad de
la creación y de su orden.
Muchos motivos confluyen para construir esta imagen del paisaje
'taliano. Pero en este capítulo trataremos principalmente los cam-
bios técnicos que lo construyen desde el bajo medioevo al pleno
Renacimiento. Iniciar este ensayo con los avances tecnológicos, las
formas de los cultivos o los hábitos de alimentación intenta recolocar
un tema olvidado en la literatura actual: el paisaje no es sólo
invención; la pintura no se conformó en autorreferencialidad y la
arquitectura no consistió sólo en una serie de técnicas específicas.
HORIZONTAL-VERTICAL: En la versión de Cicerón, la palabra cultura poseía ya los dos
EL PAISAJE ITALIANO EN EL IMAGINARIO EUROPEO significados actuales: cultivo agrícola y cultivo del alma. Para el
hombre del Renacimiento, existía una continuidad concreta entre
Si tuviéramos que elegir dos paisajes paradigmáticos en la moder- estos aspectos de la actividad humana que hoy se encuentran
nidad occidental, elegiríamos sin duda el paisaje italiano y el paisaje radicalmente separados; la educación espiritual era la forma más
inglés. El primero evoca la lentitud de los años, la permanencia de elevada de cultivo de los recursos naturales.
las ideas y de las cosas; el segundo, la novedad, la invención de una Fiero Camporesi relata en Le belle contrade el tránsito, entre los
tradición. La palabra que identifica al paisaje italiano es clásico, no siglos xvi yxvn, delpaese al paisaje, es decir, de la consideración del
sólo en la acepción corriente de modelo, sino porque su conformación entorno como territorio o ambiente, a su valoración estética y
moderna remite al repertorio de la Antigüedad. La referencia simbólica. Las descripciones de muchos destacados humanistas y
italiana domina todo el ciclo que va desde el quatrocento a las viajeros de entonces atienden fundamentalmente a cuestiones
primeras décadas del siglo xix, cuando las certezas clasicistas, concretas, tales como la geografía de la alimentación, las caracterís-
apenas formuladas, entran en crisis en todas las ramas del arte. ticas de los hombres y mujeres de cada sitio, la calidad de los vientos
Puede seguirse a través del paisaje italiano una serie de proble- y las aguas, las mercancías que un artesanado de insólita cualidad
mas característicos de la modernidad: por un lado, la relación entre ofrecía en las ciudades principales: no existen, casi, imágenes
aprovechamiento del suelo, división política de la tierra, técnicas de literarias pintorescas o escorzos panorámicos. Sin embargo, en
jardinería y horticultura; por otro, valores simbólicos, representa- estos dos siglos se consolida la articulación entre ambiente y
ción visual y construcción arquitectónica. Los valores insuflados en representación que conocemos hoy como paisaje.17
la naturaleza actual no pueden desligarse de esta historia que, La hipótesis con que se trabaja en este punto se apoya en la
aunque localizada en la península, no fue construida sólo en Italia. convicción de que las técnicas (de mejoramiento del material vegetal
Resultaría difícil describir los elementos materiales del paisaje o animal, como las agronómicas o zoológicas; de representación del
italiano en un corte sincrónico. Sin embargo, pueden señalarse espacio —la perspectiva, el catastro, el mapa—; de ingeniería territo-
algunos de sus elementos constantes. Se trata fundamentalmente rial, como los canales, las represas, los acueductos) poseen un lugar
de un paisaje vertical, a diferencia del paisaje horizontal francés o
de los actuales Países Bajos. Mar azul y terrazas a pique en el Sur; Basamos esta versión de los inicios del paisaje italiano, principalmente, en los
dulces colinas en el centro toscano; llanuras brumosas paduanas. estudios ya clásicos de Emilio Serení, Storia del paessaggio agrario italiano (1961),
Las formas fuertemente individualizadas de división y trabajo de la aterza, Bari, 1993, y Fiero Camporesi, Le belle contrade, nascita del paesaggio
italiano, Garzanti, Milán, 1993.
tierra en las comunas bajornedievales, los enclosures en las áreas de

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28
fundamental en la construcción de lo que hoy llamamos naturaleza, sidad simbólica de los restos con los que conviven. El idilio
que damos por descontado que es bella y buena —y natural—. Sin esta «toral resuena en las recuperaciones medievalistas de los román-
base firme, los valores simbólicos que se depositan, como capas F- Os en la celebración de los campos comunales, en esa supuesta
arqueológicas, en el jardín, en el paisaje, en la naturaleza, no ingenua (única forma de integración "verdadera") que
podrían haber sido construidos. Este "bajo continuo" que constitu- 'lo la vida pastoril parece ofrecer.
yen las técnicas y relaciones productivas es fuente de problemas y gin embargo, se advierte en Italia la persistencia de ciertas
posibilidades; pero no determina otra cosa que un espacio en el que formas de cultivo que nunca llegaron a desaparecer del todo. Aun en
modestas extensiones, y dentro del cinturón de murallas urbanas o
proyectos y realizaciones pueden inscribirse. su inmediata proximidad, se mantuvieron durante la "Edad
oscura" elementos. de_cultivo organizado: vides, frutales, huertos. La
PASTORES Y CAMPESINOS: cuítúra del huerto no estaba sólo ligada al alimento de la población,
s|no también a la medicina medieval,, rica en tratados sobre las
LA INTERPRETACIÓN DE LA LIBERTAD
propiedades de las hierbas aromáticas y la obtención de los simples,
es decir, de las esencias vegetales o animales de las cuales la
En las bucólicas hay pastores^ en las geórgicas hay cultivo. Los
pastores de las bucólicas conviven con los dioses, tocan la flauta yTío medicina galénica obtenía las sustancias curativas. El huerto se
tr abaj an. En las Geórgicas hay cabras pero también bueyes de labor, convierte en lugar de experimentación y de difusión de vegetales
mieses, vides, frutales, que prosperarán según las instrucciones extraños, especialmente los importados del mundo árabe después de
precisas del poema: el héroe es el labriego y no el pastor. Sobre esta la conquista sarracena, como la espinaca, el espárrago, la manzana.
oposición se construyó gran parte del imaginario paisajístico, y sin El huerto de los simples es antecedente directo del jardín botánico.
duda del imaginario social, pero también constituyó un concepto Pequeño, limitado, pero en continua experimentación, el cultivo
en la Italia central aparece ligado en sus inicios también a la
subyacente, clásico, en los estudios de economía rural. conquista de la libertad individual, desde el florecimiento comunal.
La interpretación más difundida en manuales escolares sobre la
caída del Imperio de Occidente coloca una de las causas internas Sobre el fondo continuo de las transformaciones territoriales, o de
de crisis del sistema en la preeminencia de la economía pastoril y la novedosas introducciones técnicas como los cambios en la tracción
animal, la iniciativa individual adquirirá un papel cada vez más
decadencia de la economía cerealera, junto con el empleo de mano importante en el espacio suburbano. Desbaste de los bosques,
de obra esclava. Aunque sería difícil hoy afirmar la verdad de este pequeñas plantaciones —vides, olivares, frutales— que regularizan el
aserto (ya que el saltus, o terrenos dedicados alas pasturas, no creció paisaje de una manera bien distinta a la de la centuriatio romana:
a expensas de las plantaciones sino de ambientes "naturales") lo
cierto es que la disgregación del paisaje rural caracteriza los últimos no se trata de una trama previa, planificada (la dificultad comunal
años del Imperio y se extiende en el alto Medioevo. Un nuevo de encarar proyectos unitarios era reconocida aun en la época)
sino de una combinación de la regularidad y elaboración técnica de
régimen jurídico sobre la tierra, que señala el paso de los campos cada parcela y la ocasionalidad e imprevisión del conjunto. Este
cerrados a campos abiertos -en donde toda la tierra del saltus es
utilizada, después de la recolección, para alimento promiscuo de las encanto que proviene del equilibrio entre lo regular y lo irregular,
manadas—, y las sucesivas oleadas de invasiones bárbaras, constitu- que se encuentra en la base^teláTorma estética occidental, represen-
yen otros elementos clave en la conformación de un paisaje material tado por ejemplo en los variados y ricos paisajes de LorenzetfT, de
que se extiende por gran parte de la península, en el que las ruinas Giotto, de Gentile da Fabriano, encuentra sífcoiítracaráclel aprove-
de acueductos, vías maestras y "ciudades muertas" se integran como chamiento desordenado, de la imprevisión técnica.
parte inescindible del ambiente. Las transformaciones que se ini- Pero aquí interesa señalar cómo el carácter emprendedor que es
cian en el bajo Medioevo -las notables obras de bonificación y Posible leer en la difusión de estos paisajes (en los terrenos escarpa-
canalización cistircense, los trabajos de las comunas en los campos dos de la costa del Mediodía, de Toscana, de Liguria), combinado con
aledaños a las florecientes ciudades — sólo alcanzan a una pequeña Pequeñas villas, abadías, castillos, ciudades en lo alto de las rocas
porción de estas tierras; los viajeros del ochocientos ilustran un °iue dominan este gracioso patchwork , simboliza ya en el cuatrocien-
melancólico paisaje de ruinas con cabras y pastores ignorantes del^ tos las nuevas posibilidades de la libertad del hombre, el retorno a

30 \
los valores difundidos por Virgilio en las Geórgicas -el trabajo rural cpecies vegetales y animales exóticas y el prurito del coleccionismo
ligado al dominio de la naturaleza-. Los tratadistas de arquitectura, relación a la nueva sensibilidad ante el mundo que abren los
las preceptivas agrícolas, los geógrafos incipientes, como Leonardo andes viajes, y también, en lo que se refiere a nuestro argumento,
Alberti, insisten en el valor estético de este paisaje variado, que se i peso del mundo islámico con el que el Sur mantuvo relaciones casi
convertirá en modelo burgués del bel paessaggio pictórico y poético. oe rrnanentes. Italia reivindica, con razón, la originalidad de las
figuras de jardín botánico y jardín zoológico -el primero parece
haber sido en Palermo, bajo EnriqueVI- en una acepción que excede
OTROS MUNDOS lo anteriormente comentado sobre el huerto de los simples. Burc-
khardt nos presenta un vivido fresco de sultanes ofreciendo como
El Sur de la península aporta elementos diversos después de la regalo principesco bestias extrañas: leones, osos, leopardos, jabalíes,
conquista árabe, y no sólo en lo referente a los cultivos que, en hasta elefantes y rinocerontes. Las cruzas artificiales comenzaron a
muchos casos, constituirán una característica del paisaje medite- difundirse desde las épocas de las cruzadas."La magnificencia de un
rráneo. Sicilia y el Mediodía, entre los siglos vm y el xi, fueron gran señor ha de verse también en sus caballos, en sus perros, en sus
centros de desarrollo agrícola, tejido sobre la continuidad de la halcones y demás aves, además de en sus bufones, en sus músicos y en
tradición helenística. Plantaciones de arroz, caña de azúcar, algo- los animales extraños que posee", cita, recordando sucesivamente
dón, de gran importancia hasta el sigloxvi en Sicilia, la introducción cómo no faltaron, tampoco, menagerie humanas: el cardenal Ippolito
de técnicas avanzadas de cultivo de naranjas y limones, se deben a de Medici "tenía en su estrafalaria corte una colección de bárbaros
la persistencia de la cultura árabe. Los cítricos jugaron, además de que hablaban más de veinte lenguas distintas [...] había allí incom-
su potencia productiva, un papel central en el imaginario del jardín parables jinetes de noble casta mora norafricana, arqueros tártaros,
en el largo ciclo de la modernidad. En macetas de terracota, a fines púgiles negros, buzos hindúes, turcos destinados especialmente a
del siglo xvi, poblaban la loggia Lanzi, los balcones, los patios y los acompañar al cardenal en sus partidas de caza".19
techos de las casas florentinas.18 Mezcla de afán de coleccionismo La reserva de caza, en fin, que permitió la subsistencia de especies
por especies exóticas, conocimiento de virtudes medicinales, expe- y paisajes —evitando el desmonte del terreno o la caza de especies lo-
rimentaciones técnico-agrarias; la pasión por estas especies cons- cales o exóticas importadas ad hoc— puede convertirse en una
truyó en gran parte el imaginario del paisaje del Sur, con el perfume genealogía de crueldad si la abordamos con los criterios actuales,
de las flores y las formas particulares de su cultivo, el suave pero también puede hacernos reflexionar sobre esta igualación
exotismo y una inclinación por el placer. Orangerie, huerto de los entre la figura de "salvaje" y de animal que aún se lleva a cabo,
naranjos, plantas en el balcón: el verde implantado en lo urbano, el homologadas en su integración ambiental.
jazmín perfumando las "miasmas". En fin: la mezcla de tan diversas culturas es la que conduce a
El aporte árabe no se reduce a las novedades agronómicas. formaciones novedosas, que quiebran o enriquecen los tópicos con-
Receptáculo de la tradición helenística diluida en Occidente; firme solidados, los esquemas rígidos de la tradición. En el espacio italiano
en las ciencias e introductor de versiones fidedignas de los ductores, no se trata sólo de cruce entre dos culturas, sino entre infinidad de
el mundo árabe del sur de la península se engarza, después de la ellas; en cortes sincrónicos y diacrónicos. Junto a normandos,
expulsión, con la estructura medieval de grandes feudos, bosques y españoles y árabes, junto a toscanos, lombardos y vénetos, se suma
florestas que se incorporan a las reservas reales de caza, aunque a la exoticidad de Oriente -que tiñe la imaginería del jardín- y, más
todo lo largo del medioevo, en Italia, la caza continúa siendo también precisamente en lo que respecta a los cultivos, América.
recurso de la población para el alimento básico. La preminencia A diferencia de los viajes de Marco Polo, que trae monstruos y
señorial y real, que lleva el hambre a la población, testimonia los secretos del mundo de Kubilai Kahn, las conquistas españolas no
grandes cambios productivos de la modernidad. sólo estimulan la imaginación, sino que alteran sustancialmente las
Burckhardt, en su clásica obra La cultura del renacimiento en formas de la vida cotidiana en Europa. El oro de America incide en
Italia, señala la importancia del tema botánico, la introducción de el reflujo de energías humanas y medios financieros de la ciudad hacia
Las citas son de Burckhardt, J., La cultura del renacimiento en Italia, Losada.
18 Cf. Simonini, G. L., Giardini italiani, Idea libri, Milán, 1992, p. 88. Buenos Aires, 1949, pp. 238 y ss.

32 33
el campo; y, en forma más directa y palpable, revoluciona el sistema 1 arácter horizontal del terreno es previo a las decisiones, pero
agrario mediante la introducción de especies desconocidas que se e no imagen modélica, extendida luego con dimensiones impensa-
transformarán en ocasiones en la base de alimentación de las clases CA s en el mundo galo, incide para que, del siglo xvm en adelante, los
desposeídas. Papa, batata, tabaco, porotos, tomate, se importan al , srnontes y terraplenamientos para facilitar el trabajcrtecnológuTo
viejo continente. En la llanura véneta, comienza a extenderse desde se convierfcSTeTr mHügaT comúñ7T;an:Eo~eñ~el campo
el siglo xvi el cultivo del maíz, desplazando otros cereales menores
y convirtiéndose en el alimento fundamental y casi exclusivo de los Los avances científicos y tecnológicos, especialmente en el campo
sectores populares (aún hoy así se definen despectivamente los ha- de la hidráulica, no bastan sin embargo para contrarrestar en Italia
bitantes del norte de Italia como los comedores de polenta). Hasta una progresiva degradación del paisaje desde la mitad del quinien-
el sigloxix, los campos de maíz crecen en dimensiones, caracterizan- tos causada por el desorden hídrico, el avance de marismas y pan-
do el paisaje agrario centro-septentrional. El maíz, por sus exigen- tanos aobre.jlie.rias^rjiyiar¿er^_boj^^adjLsJa_erpsión délos mon-
cias de cultivo, contribuyó a cambiar el sistema agrícola tradicional tes Cuando estas tierras no se desertifican totalmente por la
de rotación bienal maggese-grano por el de rotación continua, en nial aria, se convierten en nuevo teatro de la caza y de la pesca, como
donde posee la función clave de planta de renovación. La difusión las llanuras romanas, o en sede de la cultura del arroz, como el
de la cultura del maíz es inescindible de un desarrollo plenamente Piamonte. En relación conteste proceso, comienzan a escucharse,
capitalista del progreso agronómico, desarrollo en el cual el objetivo hacia fines del quinientos, protestas encauzadas en sentido higiéni-
de máximo aprovechamiento viene acompañado de la progresiva co moderno. El peligro de \asmiasmas que emanan de las tierras de
exclusión de los productores directos, en el sentido ilustrado por cultivo estable del arroz, que tienden a crecer en extensión, promue-
Marx en el primer volumen de El Capital. ven las primeras medidas de legislación prohibitiva en el cinturón
cercano a las ciudades.

I TECNOLOGÍAS INGENIERILES
Y NUEVOS PAISAJES

No por casualidad el maíz comienza a adoptarse primero en la


llanura véneta. A principios del quinientos, la articulación de las
LA ESCENA
DE LA PERSPECTIVA

Las definiciones convencionales de la palabra paisaje apuntan


posibilidades de una planificación a gran escala y un desarrollo doblemente a un espacio exterior al hombre y a una mirada particu-
tecnológico consistente sientan las bases del "paisaje rural contem- lar sobre él: es decir, el aspecto del territorio deliberadamente
poráneo"—según lo define Sereni— en las llanuras paduanas, donde, recortado por una "ventana", o la porción de territorio apreciado
a diferencia de las áreas del Mediodía y del Lacio, los obstáculos desde un punto de vista singular.20 La idea de paisaje denota
técnicos, la anarquía administrativa o las persistencias feudales siempre un escenario y un espectador; una serie de valores deposi-
impiden la racionalidad organizativa del territorio; y a diferencia de tados en el escenario y una serie de técnicas desarrolladas para
la Toscana, cuya política de colonización interna previa a las obras representarlo y transformarlo.
hidráulicas y sanitarias condenará al fracaso tantos proyectos hasta Estas definiciones coinciden con la definición de la técnica que
el setecientos, se afirmarán las grandes obras de irrigación, en permitió una sintaxis específica en la representación moderna del
dominios unitarios y centralizados, en base a una alta concentración mundo: la perspectiva. "Mirar a través" y convertir en plano figura-
del capital. En Lombardía y en la terrafermavéneia, las condiciones tivo el objeto de nuestra mirada constituye el problema técnico
físicas, el apoyo en una tradicioníásilñinterrumpida desde éTsiglo central de la pintura en su conformación clásica. La ventana que
xi,Tós
'
canales y« obras de irrigación
-__—— O ¡
y•*— el *interés
—~^_
en nuevas especies
"— otorga el encuadre es, en definitiva, metáfora de la visión del sujeto,
convierten _al área en el nuevo centro de experimentación de la y el instrumento técnico de la perspectiva proporciona una coheren-
agricultura italiana,, desplazando la preeminencia del Sur. Una C1a al plano que remeda la supuesta armonía del original. Por otro
sistematización territorial permanente, intensiva y planificadj: por lado, la "ventana" establece una relación entre el interior humano
añadidufajSesde elpúnto dé vista de la forma,plana. En este caso
"° Son definiciones del diccionario Larousse y de la Enciclopedia Británica.

34 35
(en el sentido material y simbólico) y el exterior ajeno: un interior i interpretado como una de las grandes transformaciones de la
necesario para comprender el exterior, contrapunto entre lo cerrado " dernidad: la "matematización del mundo", su reducción a un
y lo abierto, lo limitado e ilimitado; un exterior mudo, sólo posible de ^Qffo abstracto de relaciones, a un espacio homogéneo y racional.22
configurar en analogía con el real a través de estas técnicas creadas cin'embargo, estas afirmaciones debieran matizarse. No sólo porque
"desde el interior". e utilizaban otro tipo de proporciones además de la numérica -la
La construcción de un espacio sintáctico que pueda ser compren- o-eornétrica, un tipo de control profundamente anclado en el mundo
dido en su totalidad y en sus relaciones internas interobjetuales, se medieval; la armónica, basada en las consonancias musicales pita-
encuentra especialmente estudiada en el terreno estético, ya que góricas- sino sobre todo por el significado simbólico e histórico
uno de los aspectos más notables en la representación lo constituye otorgado al número. El número y la proporción tienen en el cuatro-
el paso entre el espacio escandido, paratáctico, de las representacio- cientos un sentido que excede el cálculo, el aprovechamiento y la
nes del románico tardío y las integradas representaciones del utilidad; la obsesión por el número está ligada entonces a la búsque-
primer humanismo. Pero aquí nos interesa remarcar su articulación da de orígenes y esencias.23
con las representaciones técnicas del mundo, sin las cuales hubiera Se trata, en fin, del problema de la forma en su sentido clásico:
sido imposible realizar los grandes tr abaj os de ingeniería territorial, límite y proporción para lograr la armonía, es decir, una forma
o emprender los sucesivos descubrimientos de nuevas tierras de significante. Como veremos, este problema continúa en primer
ultramar. Para comprender el paisaje, entonces, no sólo importan plano en las artes plásticas; por el contrario, las técnicas de repre-
los cambios productivos que en los puntos anteriores hemos descrip- sentación son encaradas cada vez más como técnicas neutras en las
to, sino también la forma de mirar y de representar el mundo. disciplinas de construcción territorial, hasta el punto de que, ya en
La escisión hoy habitual entre representaciones técnicas y repre- el setecientos, pude eliminarse de estas técnicas de representación
sentaciones artísticas no está totalmente desarrollada en el primer todo aquello que no pueda ser controlado por la razón y que no esté
Renacimiento, de la misma manera en que no está desarrollada la destinado a una práctica específica.
diferencia entre ambiente y paisaje. Mientras las representaciones En ingeniería y arquitectura, disciplinas aún no separadas en los
plásticas del quatrocento estaban ligadas al conocimiento de los inicios del Cuatrocientos, se prescribe en el tratado de Alberti el uso
objetos representados, las técnicas de transformación territorial de un dibujo sin sombras y sin color, desterrando deliberadamente
llevaban también en sí mismas la seducción de la síntesis estética. la persuasión y la impresión perceptiva en función de la exactitud.24
Cuando Brunelleschi construye sus instrumentos perspectívicos Se coloca también en un lugar secundario y accidental el ornamento,
está pensando tanto en la representación -él realiza para Masaccio siguiendo un viejo tópico medieval -Alberti no construía con estas
la perspectiva del fresco de la Trinidad de Santa María Novella— bases-, lo que marcará un camino particular en la arquitectura.
como en el control de la construcción ingenieril. Sin el afinamiento Hacia fines del quinientos, como lo testimonia el magnífico tratado
de los instrumentos de representación, ninguna obra podría ya
organizarse racionalmente, proyectarse en sus detalles y controlar- -- Wittcower, R., "Sistema de proporciones", en Sobre la arquitectura en la edad
se unitariamente. El desarrollo autónomo de las distintas discipli- del Humanismo. Ensayos y escritos, Gili, Barcelona, 1979.
nas que se inicia en el cuatrocientos llevará a la desvinculación y al "3 Evans ha estudiado brillantemente las implicaciones de los distintos usos de
olvido de este inicio común. las geometrías en la arquitectura y la pintura renacentista, oponiéndose a las
Un clásico trabajo de Baxendall articula los inicios de la perspec- versiones esquemáticas de Wittcower, recogidas posteriormente por muchos filóso-
tiva central con la mentalidad comercial de la burguesía florentina: fos. Cf. Evans, R., The proyectiue cast Arch.itectu.re and its three geometries, MIT
Press, Cambridge, Mass., 1995.
perspectiva es proporción, y proporción es "regla de tres"; cálculo
Puede confrontarse la famosa definición de Alberti en De Re Aedificatoria con
exacto, posibilidad de reducir un objeto a su volumen y su forma 1 esperto a las diferencias entre el diseño del pintor, "aquél se esfuerza en dar relieve
geométrica, y sucesivamente traducirla en números.21 Para autores „ cua<"0 por medio de sombras, líneas y ángulos menguados" y del arquitecto, que
como Wittcower, esta reducción -según su hipótesis, a números ^representa el relieve por medio del diseño de la planta, y los espacios y las formas
enteros- avanza desde el Renacimiento lo que en el campo filosófico i frente y de los laterales los muestra aparte mediante líneas invariables y
08 verdaderos, como uno que no quisiera que su obra fuera juzgada pul-
21 Baxendall, M., Pintura y vida cotidiana en el Renacimiento. Arte y experiencia
siones visuales, sino reflejada por dimensiones determinadas y racionales",
en el Quatrocento (1972), Gilí, Barcelona, 1978. berti, L.B., De Re Aedificatoria, Akal, Madrid, 1991, p. 95.

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37
de Palladlo, las bases técnicas del sistema de representación plañí- ríos navegantes, o los mapas catastrales de propietarios devastas
métrica se encuentran en plena madurez (el francés Monge, tres &-fg3ádes, según las técnicas desarrolladas en la Roma antigua.
siglos más tarde, sólo tendrá que normalizar las propuestas, avan. Pero se trataba de visiones fragmentarias; de ahí el papel clave que
zando en la misma dirección con los aportes de la geometría descrip, je otorga a la importación de mapas ptolomeicos a Florencia a
tiva y el cálculo diferencial). s ..jncipios del 1400, mapas organizados en grillas que colocaban en
Pero, ¿qué sucede si excedemos la acotada obra de arquitectura, elación lugares lejanos con coordenadas inmutables, que podían
y pasamos a una intervención de largo aliento, como un canal o un xpanderse al ritmo de necesidades concretas. 27
puerto, o si queremos representar territorios poco conocidos, con sus La cuestión militar es fundamental en muchos sentidos: desde la
relieves y hondonadas, su árboles y sus lagunas, sus costas cambian- proyéctación de ciudades, la implantación de plazas fuertes que
tes? Todavía en los inicios del siglo xv, en pleno período de los puntuaban el territorio, organizándolo, hasta las novedades en el
grandes viajes y descubrimientos geográficos, era difícil encontrar tipo de murallas derivadas de los estudios de balística, como los
muchas personas que supiesen interpretar un mapa o que pudiesen bastiones angulares. Leonardo se presentaba ante el duque de
imaginar espacios que no eran conocidos en forma directa. En los Milán como ingeniero militar, lo que testimonia tanto la centralidad
relatos de los humanistas viajeros, lo real se mezclaba con lo del tema como la ubicuidad de los artistas que, desde el dominio de
maravilloso; la ciencia, con la interpretación de los fenómenos a las técnicas de representación, y por lo tanto de observación del
través de intervenciones divinas.25 Sin la costumbre de visualizar el mundo, podían situarse en tan diversos lugares.
espacio en su integridad, el viajero no llegaba a relacionar las La idea de un punto de vista único que subyace a la perspectiva
impresiones particulares, el aspecto del camino recorrido, ni llegaba central (que obliga a quien observa un cuadro a colocarse en el lugar
a explorar con su imaginación las partes que atravesaba. Del mismo del autor) posee una relación estrecha con la observación militar en
modo, un propietario rural no podía ver el conjunto de sus propieda- el desarrollo de las modernas técnicas de guerra. La dirección de una
des dispersas y por lo tanto resultaba difícilque imaginara unjnayor batalla implica, para asegurar el éxito, el relevamilÉíñío^precisb de los
rendimiento.Tampoco el príncipe podía darle la importancia debida accidentes del campo en que ella tomará lugar, del territorio que
a ciudades y comarcas alejadas sin articularlas en_una^mágen rodea las fortificaciones. Pero también implica la necesidad de
mental unitaria; los gobiernos no podían calcular los recursos de sus modificar los terrenos que pueHen ofrecer ventaja al invasor,
rivales a partir de las memorias escritas de los diplomáticos; los de enmascarar objetivos importantes, de reorganizar, en función
generales fracasaban al intentar prever sus líneas de abastecimien- del ataque o de la defensa, el entorno del objetivo: talar bosques que
to para plantear un plan general de operaciones. pueden ofrecer lugares de ocultamiento al enemigo o, viceversa,
Catastros, cartas geográficas, mapas, representaciones del mar y crear con el verde lugares donde puedan esconderse los defensores,
del cielo: ver, ubicar, calcular, incluso aquello que no está inmedia- nivelar terrenos que favorezcan los tiros de artillería, señalar
tamente a la vista. La evolución del capitalismo moderno es impen- lugares relevantes con elementos naturales o artificiales, reconocer
sable sin estos instrumentos técnicos de representación, y, por las variaciones e identidades, relacionar con experiencias conocidas .
añadidura, sin imaginación. Desde los primeros viajes a las Indias, La^isponibilidad de los elementos ..^naturales presupuesta en la
"los mapas eran dinero, y los agentes secretos de las potencias defensacTeTataque guarda una estrecha relación con la formación
aspirantes pagaban a peso de oro buenas copias de los escrupulosa- de una mentalidad que piensa el mundo entero como pasible de
mente custodiados portulanos portugueses".26 En los albores de la transformación; la fortaleza militar y la villa rural pueden ser
modernidad, y aún antes de la irrupción de las nuevas técnicas de colocadas en relación como centro de la mirada que rearticula un
representación, ya existían varias tipologías cartográficas, comoips ambiente en función de sus necesidades. Objetivos militares y
portulanos, colecciones de mapas organizados en atlas, utilizados objetivos de caza se intersecan, por ejemplo, en la creación de la
estructura de más éxito en la urbanística moderna: el tridente o pata
25 Resulta ilustrativa en este sentido la versión que da Todorov sobre los diarios de oca, en estrecha relación con la estrella fortificada. Esta forma,
de Colón, en Todorov, T., La conquista de América. El problema del otro, Siglo XXI ada inicialmente para control y vigilancia de la presa en los
editores, México, 1994 (quinta edición).
26 Cf. Landes, D. F., Progreso tecnológico y revolución industrial, Tecnos, Madrid, . -, The reinassance re-discovery of linear perspectiue, Nueva York,
J '6
1979.

38 39
í;':-

bosques que rodeaban los jardines principescos, posibilita la realiza- Capítulo II


ción de una triangulación perspectívica del espacio, permitiendo el EL JARDÍN DEL PRÍNCIPE
dominio de las tres direcciones para ubicar el paso de la pieza de
caza. Siglos después, Hausmann continúa esta tradición en función ;'•-'•. ;-•"'
. ^jj*-,<*
NH.-J». .

de otro tipo de "piezas de caza" en el París conmovido por las luchas Hofatto tanto che la natura, incorpórala con l'arte,
obreras. e fata artefice e connaturale l'arte e d'ambedua é
Estas posiblidades no hubieran existido sin los desarrollos técni- fatta una terza natura, a cui non saprei dar nome.
cos en la representación. En el quinientos se utilizaban modelos
tridimensionales^juejDermitían conocer el territorio y préfígur arlas Bonfadio
esti"ategiás"defensivas u ofensivas, que seguirán utilizándose hasta
la Segunda Guerra "Mün'dmirUñ caso conocido es el del modelo
encargado por Carlos V de la ciudad de Siena en 1550, para ubicar
una nueva fortaleza; Vasari representó a Cósimo de Medici con un
compás sobre un modelo que reproducía Siena en su propio territo-
rio. Basándose probablemente en este modelo, Cósimo dio la orden
EL LOCUS DEL PENSAMIENTO
a las fuerzas en el campo de batalla de atacar la ciudad de Siena y
reconquistar así la independencia de la República.28 Es precisamen-
te a partir de los avatares de la guerra en que muchos aspectos de Del primer humanismo italiano, los investigadores ponen de relieve
transformación territorial, que poseía para los humanistas un no tanto realizaciones concretas, modestas a la luz de los grandes
sentido ideal, se transformaron en máquinas de destrucción; los trabajos en otros lugares de Europa, sino la elaboración del progra-
instrumentos —el teodolito o la computadora actual- poseen en sí ma de lo que debiera ser un jardín, que será desarrollado en los
mismos esta ambigua disponibilidad. grandes parques y villas del quinientos. El jardín es el mediador
De la agronomíajijj} guerra, del comercio a la pintura, antigüe- entre la comprensión de un territorio en transformación y su
dadryíiovedadTTnvención y reproducción, juegos de guerra, ideales fruición como paisaje, es laboratorio de técnicas agronómicas,lugar
de mundos inéditos, crítica de la realidad y dominio del señor: el de albergue de lo exótico y lo extraño, juego de emblemas, alegorías
realismo de la necesidad y el placer de la contemplación. Las y símbolos; fragmento del Paraíso en la Tierra que no sólo se propone
transformaciones territoriales que transcurren entre el siglo xv y el en utopías literarias o ilusiones pictóricas, sino que se construye y
experimenta.
xvn nunca se anclan en una lógica unívoca, y por eso, cuando la
filosofía reduce con trazos gruesos el significado de aquello que Terry Comito propone, en un reciente ensayo, una clave de
la historia categorizó como modernidad, impide captar esta varie- lectura del jardín humanista que pone de relieve su contribución
dad. En principio, es la variedad del mundo, reconociéndola como específica, revolucionaria con respecto a la tradición de los huertos
tal, la que se intenta ordenar desde el Renacimiento. Al albergarla monásticos y esencial para comprender la relación que el Renaci-
como principio en pensamiento y obra, ella misma corroe las bases miento mantuvo con la naturaleza.29 La presencia clave de los
de armonía a la que el Humanismo aspiraba y en las que confiaba: ductores clásicos en el programa del j ardín no basta para explicar la
el naturalismo optimista, las técnicas normalizadas, la tranquila novedad, más allá de que el afán arqueológico renacentista trajo a
recuperación de la infancia en los antiguos, en fin, la recuperación la luz textos olvidados y nuevas interpretaciones. El Medioevo
de la forma. también era sensible a la autoridad de los Antiguos, pero existe una
entre las tantas diferencias entre Escolástica y Humanismo que nos
interesa en este argumento: la diferencia de lugar físico en que estas
discusiones eruditas transcurrían.
Los comentarios y diálogos medievales suceden en un espacio
28 Nicholas Adams, Laurie Nussdorfer, "La citta in Italia tra il 1300 e il 1600", La Comito, T., "II giardino umanistico, en Mosser, M. y Teyssot, G.,L'architettu-
rappresentazione dell'architettiira, Bompiani, Milán, 1994, p. 205. 'a "« giardini ¿'Occidente, dal Rinascimento al Novecento. Electa, Milán, 1990.

40 41
lógico y neutro: no sabemos ni interesa saber en qué lugar físico I latonismo, relaciones de semejanza y simpatía entre objetos
transcurrieron. La imitación del diálogo socrático del Renacimiento ne °nados e inanimados, neopitagorismo, que interpretaba la natu-
en cambio, se despliega paradigmáticamente en el jardín. Las más an como un sistema numérico y el cosmos como obra sublime de
afamadas academias (Angelo Colucci en el Pincio, Vittorino da 13 "Dios artista, conformaban un mosaico de saberes presentes en el
tlH -^ i r r\
Peltre en Mantua, Marsilio Ficino en Careggi) consideraban el iar dín del 500.
jardín como el lugar en que se desplegaba la verdadera relación Finalizado el ciclo de la primera cultura Humanista, la tradición
entre pensamiento y naturaleza, un problema central de toda , ;ardín no desaparece, sino que se refuerza y amplía siguiendo la
filosofía. El jardín humanista no es sólo lugar de placer y otium, no ' ansión europea del clasicismo. La concepción del mundo que
sólo manifestación jlé magnificencia y poder, sino_elTiigaflíoruIe~el «tentaba la experiencia del jardín también se amplía, en conso-
pensamiento se encuentra a sí mismo: es el locus deTpens"amieívto. ancia con las nuevas teorías sobre el Cosmos, de Copérnico en
Y esto es así porque el presupuesto de la simpatía con el muñdoTel^ delante, y la investigación científica y social. La dimensión tempo-
espejarse del macrocosmos y el microcosmos, el juego de las seme- •al el hallazgo de que la historia supera ampliamente los tiempos
janzas, jugó un papel activo en la comprensión de la naturaleza. bíblicos, y la dimensión espacial del cielo y de la tierra, se tramarán
Es cierto que los huertosjmonásticos constitiryjnjan^aiitecadente para poner en crisis los armónicos presupuestos del pensamiento
importante de esíosjárdines humamiíasTPero el claustro era sólo humanista.
un esquema que remitía a otrojmundo y no a^es^.SlirfererLcia^e"?!; La filosofía natural del seiscientos lleva a las últimas consecuen-
en el jardín renacentista los fenómeñosTiablan por sí mismos: los cias las implicaciones de este pensamiento, desvinculándose ten-
olores, los sabores, los colores, el placer de los sentidos, reproducien- dencialmente de referencias míticas o alegóricas. Para Pedretti, que
do la diversidad de la creación, instando al pensamiento a celebrar- analiza la concepción del mundo de Spinoza en relación con el
la, comprenderla, imitarla. La variedad de bestiarios y herbarios paisaje, se trata de delinear la simetría necesaria entre una natura-
medievales resultan estilizaciones de elementos al lado de los leza que se hace inteligente y una mente que, para cumplirse, debe
programas humanistas, que intentaron trazar esa continuidad que hacerse lugar de acogimiento y reproducción de las leyes natura-
hoy llamaríamos orgánica entre las partes separadas del mundo les.31 En este marco, Dios ya no se ofrece a los hombres descendiendo
'!.:
' humano y natural. Es este orden el que el jardín hace presente. a la Historia y visible en alegorías, sino que la misma naturaleza es
'
La variedad del mundo real es una variedad no querida, cruel, elevada a divinidad, de forma que la mente, sujeta a las mismas
sin sentido. El jardín sólo puede proponerse como fragmento de ella, leyes, puede leerla. En la posibilidad de escribir un libro de la
para hacer visible un orden que no aparece necesariamente ante los naturaleza se sientan las bases del paisaje moderno. El orden que,
ojos. Cuando la observación, el placer y la belleza penetran como para el humanismo, sólo podía ser reconocido en fragmentos culti-
partes sustanciales y no interdictas de la vida, remiten a una vados, podrá ser así reconocido en el mundo entero.
sensibilidad más compleja. Sólo un fragmento cultivado o protegi- Esta extensión ideal se imbricó también con una extensión
do, con la certeza de que la naturaleza ha caído pero se debe y se material, un progresivo ampliarse del jardín para albergar una
puede perfeccionar, permite hacer sensible al pensamiento huma- variedad tendencialmente sin límites: variedad de especies, varie-
no el tema principal de toda filosofía, la relación entre el hombre y dad de mitologías, variedad de soluciones formales. Esta apertura al
el mundo. mundo, esta extensión material que hace imprecisos los límites,
EJjjardm.es_ujifi^gmento^del mundo, pero sólo en él el Humanis- lleva a la indiferenciación entre jardín, parque -lo que rodeaba al
mo escucha hablar a la naturaleza. En la descripción que hace jardín, como mediación con lo natural- y territorio.
Erasmo del jardín de Eusebio, los símbolos y emblemas recuerdan En su Renaissance und Barock, Wolfflin ha provisto de la inter-
el esplendor y la variedad de la creación: "Una maravillosa varie- pretación clásica en este desarrollo de jardín a paisaje, del parque
dad, y nada que no haga o diga algo".30 Este fragmento ordenado es corno prolongación de la arquitectura a la arquitectura subsumida
el que le da su sentido al mundo. De la naturaleza como sujeto en lo natural". La arquitectura del Renacimiento maduro habría ya
pasivo, inalterable y uniforme, encontramos en el Renacimiento una estilizado todos los motivos de la naturaleza, los accidentes del
naturaleza activa y dinámica. Doctrinas herméticas, astrología, erreno, la disposición de los árboles, el agua, habría separado las
30 Erasmo, citado por Comito. op. cit., p. 33. Pedretti, "Della natura intelligente", en Casabella, LV, n° 575-76, 1991.

42 43
diversas partes del jardín y habría concebido tectónicamente cada lleza, cualquier belleza y no sólo la del jardín, no podía ser tal, en
especialidad".32 Elpiaso dado por el parque barroco habría consistido 1 mundo humanista, si no poseía un significado explícito.
en reafirmar aúrTmasla vojuntad de diseño arquitectónico sobré el 6 La normativa clásica, reeditada en el Renacimiento en una
terreno, sometiendo los motivos principales a la marca del diseña- ultitud de tratados agronómicos, tecnológicos, arquitectónicos,
dor. El sometimiento del fragmento de naturaleza a la sociedad contraba sus bases en la retórica. No debemos entender la ciencia
humana, sin embargo, es contestado dentro del mismo sistema: ^L0 , la retórica en el despectivo sentido que se le otorgó desde el siglo
infinito se introduce en la composición"._El infinito del que habla ge trataba, para decirlo modernamente, del problema de la
Wolfflin, tancllmferreTpaisaje llano trabajado por el mas'lamoso Comunicación y de la persuasión. Alberti, cuyos tratados sobre
parquerjardín, Versalles, es también el infinito del mund^^un intura, estatuaria y arquitectura organizan en los inicios de la
tiempo encarnado en un espacio que carece de límites y de solución. modernidad estas disciplinas, utiliza categorías retóricas para des-
El horizonte materializa para los hombres el infinito, pero materia- cribir la composición artística. Valoraba y conocía las formas del
liza también la potencia humana, la posibüidad_dejncorpqrar aeste discurso retórico que garantizaban determinadas percepciones pú-
fragmento que es el jardín el mundo entero. Como jardín se piensan blicas. Los genera dicendi (el estilo llano, que transmitía vigor y
ciudades nuevas y nuevos territorios. EH rey Sol testimonia el fuerza, el redondo o lleno, que transmitía brillo y grandeza, el justo
Versalles que eljCosmos puede ordenarse y reprdenarse__si existen medio, que representaba la gracia) eran utilizados para definir tipos
los poderes^que puedan realizar este desafío. El jardín versallíTscTrha de belleza. El jardín humanista se colocaba en el justo medio: gracia
perdido en su simplificación las implicaciones esotéricas del jardín y amenidad debían ser sus atributos, logrados a través de una
humanista, que sólo lo hacían inteligible para un grupo de iniciados. variedad controlada.
Un público más vasto comprende a través de esta escenografía el Otras palabras pesaban en esta reedición de la armonía: princi-
carácter y la grandeza de un poder visible, cuyos gestos materiales palmente, la palabra poética, Virgilio, Horacio, Ovidio. De una
pueden ser interpretados. El jardín francés, en su aspiración totali- lectura particular de sus trabajos se nutrió gran parte de la inven-
zadora, acompaña también la práctica de modificar el paisaje_de la ción plástica del jardín. Es importante identificar el tipo de selección
Nación a partir de criterios racionales que, impulsados desde un y de lectura que sobre este material fue realizada. Comito plantea
poder central, intentarán en los siglos posteriores la transformación la hipótesis de que fueron especialmente las Geórgicas, y no las
completa del mundo. Bucólicas, las que iluminaron el programa humanista del jardín: no
se trata, afirma, de un lugar de evasión bucólica en los dominios del
pintoresco, sino del intento de restauración de la plenitud cósmica.
EL MODELO No es que Arcadia no estuviera presente: incunditas, salubritas,
DE LAS GEÓRGICAS amoenitas, venustas son condiciones ligadas al paisaje arcádico,
condiciones que el parque de las villas principescas debía cumplir.
Un aspecto fundamental en el jardín humanista lo constituye la 3 Pero quedaba claro que estas condiciones podían recuperarse real-
voluntad de reunir los mitos paganos y cristianos, confiando en que mente en estos fragmentos, y no sólo evocarse melancólicamente. La
esta moderna reunión superara tanto el "oscuro" pasado inmediato acción concreta, y no el abandono arcádico, presidía estos jardines.
como las mismas sociedades antiguas que, tomadas como modelo
inicial, se consideraban incompletas en la medida en que no habían
conocido "el verdadero Dios". LA ARQUITECTURA DEL JARDÍN."
Las formas de relacionarse con la Antigüedad fueron preeminen- GEOMETRÍA Y VARIEDAD.
temente retóricas y literarias. De las villas de los antiguos, sólo se
poseían descripciones como las de Plinio y normativas en los pocos En la hipótesis de esta voluntad de poder humano, que no se
tratados aún existentes. En aquellos casos en que los restos materia- identificaba como opuesto al divino, es claro que el jardín humanista
les eran elocuentes, como los de la villa Adriana en Tívoli, era sólo uebía ser un jardín arquitectónico. Sin embargo, estudios en detalle
a través de las palabras que podía otorgárseles un sentido. La Jps.principales parques del quinientos, aquellos que ofrecieron los
12 Wólfflin, Renalssan.cn und barock, Munich, 1926, pp. 64 y ss.
Primeros modelos de transformación territorial, revelan una com-

45

plejidad mayor que la simple sujeción del jardín a las leyes de la comete la creación de este artificio a leyes inherentes a este aparente
caos.En los parques del quinientos penetra el caos por decisión
arquitectura. Esta hipótesis de subsunción del j ardín en la arquitec-
tura subraya el carácter geométrico de sus plantas, que luego se deliberada.
potenciaron en el jardín a la francesa. Pero ella sólo puede sostener- placer natural la naturaleza, como expresaba Baldassare Casti-
se si observamos un sector limitado en el plano. Si atendemos a la glione, hacer que actúe con sus propias reglas para constituirse poco
a poco desde sus entrañas en un producto nuevo que es diferente de
disposición completa, se reconoce que muchos jardines renacentis-
tas trabajaban con la oposición entrej.a geometría controlada del su apariencia terrenal, en una tercera naturaleza: éste es el rol que
espacio en los alrededores de la villa y las grandes extensiones cumple la experiencia del j ardín humanista. Desde esta perspectiva,
es posible analizarlos elementos tópicos de este jardín, un repertorio
boscosas que_ló"rodeaban,"y esta oposición se debe en gran parte a
que su concepción de la belleza se anclaba en la idea de armonía_de que, aun olvidadas las ideas que ligaban cada detalle producido a
los contrarios. una interpretación explícita del cosmos, aún permanece.
T7o~sjardines del Palazzo Farnese en Caprarola (Viterbo) pueden
tomarse como modelo de este tipo de intervención. Observada en
EL DESPLIEGUE DEL JARDÍN
conjunto, los jardines geométricos alrededor del palacio constituyen
una parte ínfima de la planta. Un amplio bosque, apenas surcado por
senderos no geometrizados, lo rodea, afirmando su fragilidad. Los El punto de partida es, como en Roma Antigua, la villa. Si la villa
parterres geométricos no estaban pensados para extenderse a ex- toscana aún está ligada a la productividad agrícola, en el caso de la
pensas de las áreas "naturales": la gracia estaba, precisamente, en villa romana del quinientos se exponen gran parte de los elementos
mantener la oposición. arquitectónico-paisajísticos que, reutilizados como esquemas dispo-
Aun deteniéndose sólo en las intervenciones geométricas del nibles, continúan utilizándose hasta este siglo. La primera cuestión
jardín del quinientos, éstas apenas pueden ponerse en relación con que, analizando los planos de los parques romanos, llama la aten-
las experiencias posteriores que reprodujeron sistemáticamente, ción, es el despliegue espacial. Aquello que Wolffiin, en la interpre-
porque resultaba adecuado al desarrollo tecnológico, grillas exten- tación clásica, identificaba con el parque francés, estaba presupues-
sibles y geometrías simples en el diseño de ciudades, de parques, de to en el parque romano.
territorios. El trazado típico puede hallar su origen en el jardín del La mayoría de los historiadores colocan las terrazas del Belvede-
claustro, pero debe recordarse que éste es la expresión de un orden, re, que Bramante construye en el Vaticano, como un momento clave
de una taxis, que en la versión aristotélica significa conformidad con de la historia del jardín -y también de la arquitectura en general, a
las leyes, garante de la armonía. La simetría, que en nuestros días la que la experiencia humanista del jardín estaba totalmente liga-
se comprende sólo como simetría axial, refería en la versión clásica, da-. Bramante organiza el espacio en terrazas que se depliegan en
adoptada por el Renacimiento, objetos mensurables por el mismo torno a un eje -no a un centro, como en los huertos monásticos-. La
patrón, reductibles a una unidad, a un número; la simetría era, para sistematización agraria de las colinas -estructurales y no sedimen-
Vitruvio, proporción, concordancia entre el todo y las partes. La tarias- en forma de terrazas, para evitar la erosión, comienza por
delimitación precisa de la zona geométrica del jardín cumplía estos años a hacerse práctica corriente, y así como ellas caracterizan
también con las modalidades clásicas de composición. gran parte del paisaje italiano de las riberas, constituyen un sello
En los grandes jardines del Renacimiento (la villa Lante en Bag- distintivo de los jardines. En esta obra de Bramante, la perspectiva
naia, la villa D'Este en Tívoli, el sacro hosco de la villa Orsini -Bo- de cerca de trescientos metros aparece controlada totalmente por la
marzo—, la villa Farnese en Caprarola) una gradatio iba así vincu- arquitectura de los cuerpos laterales, con sus tres órdenes super-
lando los diferentes estados de la naturaleza desde su condición más puestos que van acompañando los distintos niveles. En los jardines
de villa Lante, en Bagnaia, que siguen el mismo esquema, los
atávica y tenebrosa —la monstruosidad de la gruta, lá~oscurf Jad del
bosque, dioses de mitologías más arcaicas que la griega, donde todo ordenes arquitectónicos ya no pueden garantizar la unidad ni la
se confunde en el desorden o en el horror, donde los sentidos son initud: el trabajo ingenieril de las terrazas y los canales en escalo-
mezclados por una fuerza creativa pero caótica- hasta el orden nes debe combinarse con la arquitecturización del mismo verde. Por
racional al que conduce la voluntad humana, una voluntad que , aun manteniendo la organización a través de un eje, casos

47
46
como Pratolino o el famoso bosque de Bomarzo tienden a disolver las illa que explícitamente se propuso esta recuperación clásica,
estructuras arquitectónicas en la naturaleza semivirgen o de apa- 1 asladando incluso restos de la villa de Adriano-.
riencia virgen. La vista no puede dominar sin obstáculos el desplie- pero Bomarzo posee una característica que permitió su recupera-
gue del espacio. 'ón Por l°s surrealistas a mediados del siglo xx: por un lado,
En la Italia del quinientos, la calma perfección del espacio produce fielmente una forma de proyectación dentro del bosque
sometido a la arquitectura se retuerce y se mezcla, sumando y e no responde en absoluto a un orden geométrico. Por otro, es en
superponiendo una diversidad de emblemas alegóricos, y conti- I bosque de la villa Orsini donde se revierten programáticamente
nuando la lógica de la apertura espacial hacia lo distinto, del las leyes físicas, racionales: perspectivas ilusorias como en la casa
ensamble de los opuestos, del placer de la variedad natural. En endenté; estatuas de dimensiones sorprendentes, presentadas como
Francia, en cambio, un vasto paisaje horizontal acoge una selección restos arqueológicos; criaturas fantásticas; extravagancias como la
de motivos que en él se transforman radicalmente. La vista_no famosa boca dell'orco que no dejaba de recordar: "ogni pensiero
encuentra obstáculos en la multiplicación al infinito de los parterres^ vola". En el bosque de Bomarzo —lo advertía el propio príncipe
geométricos. En lugar de flores, piedras de colores dispuestas en Qrg¡ni_ no existían jerarquías; el paseante podía llegar al orden
arabescos introducen, como en alfombras, el color mineral. Aquí el clásico del teatro del amor o al vasto hipódromo directamente
territorio no coloca los límites naturales de la ondulante Italia, y la conducente al mundo de Adriano, o tropezarse con tortugas gigan-
ignorancia de los sentidos últimos que caracteriza lar culturas tescas, dragones, arpías, un teatro bestial que parecía surgir de la
periféricas lleva a la verdadera innovación del barroco clásico: J.a propia tierra. Juego, es cierto: amor por las maravillas, las curiosi-
inclusión del territorio entero dentro de la ley de la razón,_giiie_eñ dades, lo extraño, la misma ansia que se verifica en Pratolino, donde
Italia aparecTjf circunscripta en breves írágmentos_arguitecturiza- las plumas de la corona de Moctezuma se alinean en la colección con
dos. La delicada y erudita gradación de los jardines italianos^ se estatuas de dioses clásicos. Mezcla expansiva, opuesta a cualquier
pierde en este pasaje. Los cartógrafos fijan el jardín en una sola orden rígido, que connota el bosque como testimonio de lo primigenio
dirección, en íntima relación con la difundida experiencia de los e indistinto de la creación. El bosque de Bomarzo no es una excep-
parques franceses. ción: es este tipo de bosque el que rodea las islas de racionalidad de
los parterres arquitectónicos.
Junto con el bosque, el papel del agua en las villas romanas es
BOSQUE, AGUA, ROCAS: fundamental. El agua disuelve la forma: en este punto se jugaba la
CAOS EN EL JARDÍN dialéctica de los opuestos tan recurrente en los programas iconográ-
ficos renacentistas. La cantidad de grutas, canales, divinidades
Como representación de la potencia natural, oscura aunque creati- fluviales, conchas incrustadas en las rocas imprecisas, que poblaban
va, el bosque jugaba un papel central en los jardines italianos, y será aquellos jardines recuerdan un origen aún anterior al del caos
retomado de manera particular por los ingleses. Si en Francia se boscoso. Al mismo tiempo, la domesticación del agua inauguraba
despliega la invención técnica y la razón numérica, en Inglaterra proezas ingenieriles, como la escalera acuática de la villa Lante en
se retoma, también a partir de una mirada tan ignorante como fresca, Bagnaia. En la Villa D'Este, un órgano acuático permanece recor-
el papel del bosque en la representación de lo natural. El bosque que dando la identidad de música y cosmos. La ambigüedad preside la
rodeaba los parterres geométricos italianos guardaba maravillas villa del quinientos: el agua, origen de la vida, puede ser testimonio
que estaban en consonancia con su significado: sorpresas y curiosida- de la potencia técnica del hombre, de la armonía del cosmos en la
des, pequeños claros donde el paseante podía detenerse a conversar, identidad de sus leyes, de la presencia de los dioses en la naturaleza
estatuas que cargaban de significados el lugar, fuentes perdidas, o del caos original, sin forma, de lo que todo viene y a lo que todo va.
grutas. La experiencia de los jardines de Bomarzo es radical, jardines Introducir, entonces, un elemento natural apenas trabajado en la
tan secretos como para que aún hoy no pueda identificarse con claridad composición del jardín implicaba necesariamente entregarse a un
su programa iconográfico. Sin duda el jardín de Vi ciño Orsini posee Qestino que no podía ser controlado.
una relación estrecha con los jardines de la villa Adriana en Tívoli, Las rocas parecían, sin embargo, ser controladas, y el mundo
cualidad que comparte con la villa d'Este, también situados en Tívoli enacentista comenzó a trabajar la roca natural, incluso a imitarla,

48 49
/^^^

precisamente porque confiaba en una armonía circular que rápida- los pequeños espacios en los que, junto a las plantas más
mente se le escapaba de las manos. Baltrusaitis ha trabajado con osas, se guardaban los más íntimos secretos de la vida privada.
originalidad sobre esta extraña relación entre lo horrible y 10 P Yer sapientiam del jardín incluía, en diversas formas, el camino
armónico, sobre la mimesis encontrada en formaciones naturales.^
hacia Venus.
El jardín secreto guardaba también maravillas científicas: la
•esencia de autómatas, de mecanismos de agua y de sonido, de
LOS MOTIVOS FORMALES
^ res extraños. La curiosidad del príncipe, incorporando en sus
S rdines toda suerte de plantas exóticas, alteró el paisaje italiano,
El jardín renacentista proveyó de un repertorio de formas fijas que ^ nn los siglos, de manera impensada. La forma adoptada ya en el
se repiten hasta .hoy: al parterre pueden sumarse el laberinto Quinientos es la de jardín botánico: y éste posee una importancia no
vegetaL-el jardín secreto, el ninfeo, el jardín de las maravillas,~el ólo científica sino también compositiva. El conocimiento de una
jardín-laboratqrip,el jardín zoológico, el museo primtivo, y aun la variedad vegetal antes impensada es deudora de los jardines botá-
reserva ecológica avant la lettre. Algunos de estos motivos reconocen nicos del mundo europeo: Burle Marx confiesa que reconoce la
un repertorio simbólico que no puede menos que reconducirse al variedad de la naturaleza brasileña en los jardines botánicos berli-
Medioevo. El laberinto puede identificarse con figuras opuestas: neses. El punto de interés radica en cómo la composición de un jardín
una sola vía que conduce al centro o intrincados senderos cuyo científico elimina las valencias simbólicas en una geometría prag-
obejtivo es confundir al caminante. Mientras que en el primer caso mática.
el éxito es seguro (aunque supone un recorrido tortuoso), en el Los jardines botánicos se desarrollaron en principio junto a los
segundo se exalta no exactamente la irracionalidad, sinovia virtud aspectos herméticos y ociosos del jardín principesco. Los primeros
que vence a la fortuna. Aun así la irracionalidad mina las decisiones: jardines botánicos específicos surgen a mediados del quinientos, en
Tafuri ejemplificó la dualidad moderna con las dos figuras de la relación con el interés por la clasificación de los elementos de la
esfera y del laberinto, presentes e inescindibles en el complejo naturaleza y las preceptivas de observación directa promovidas por
mundo rinascimental. La figura del Irrgarten, como se lo llamó al especialistas de toda Europa como Leonhart Fuchs, Pietro Mattioli
laberinto-jardín en Alemania, con sus costados irracionales, es la o Charles de l'Ecluse.34 Padua, Pisa, Firenze, Heildelberg y Montpe-
que se afirma en el quinientos. Una relación estrecha entre el juego llier tuvieron sus jardines botánicos en estos años, lugares de la
del laberinto y el juego del amor se expresa en el cuadro de la escuela ciencia donde se fueron perdiendo, lentamente, tanto los significa-
del Tintoretto (1550 ca.), en donde se figura un laberinto en una isla dos místicos como la voluntad estética que animaban los jardines de
poblado de enamorados. villas. En estos jardines las maravillas estaban constituidas por las
El amor era sin duda uno de los motivos del jardín renacentista, propias plantas. Catálogos e índices completaban estas creaciones
expuestos a la clara luz del día u ocultos en el bosque. El juego ampliadas con especies de los otros reinos de la naturaleza, animales y
principal era el juego del amor: y ésta era la correspondencia minerales, siguiendo la inspiración de aquellas reservas principes-
inexplicable que minaba la belleza y la forma al mismo tiempo que cas para la caza y el placer, reunificados en estos lugares especiales
la cimentaba. El jardín secreto guardaba estos significados. No sólo que ofrecieron por primera vez la variedad en clave de museo sin
constituía una contracara lógica para el jardín del príncipe (el lugar implicaciones alegóricas. En el famoso jardín botánico de Palermo es
privado, en donde el hombre público podía descansar junto a sus donde Goethe cree encontrar la planta primordial: precisamente
íntimos) sino que también recordaba, al parecer, aspectos de la vida Porque se le ofrece, aparentemente, sin contaminaciones retóricas.
cortesana que nunca se habían apagado. Una miniatura de De Otros elementos van desarmando y minado la jerarquía simbólica
Sphaera, uno de los tratados de mayor difusión para la ideación de trazada para el jardín. La ciencia destruye su aspiración holística,
huertos y jardines renacentistas, muestra un jardín secreto con una aividiendo al jardín renacentista en multitud de tipologías; la
fuente de la juventud en el centro. En la fuente -el agua- se bañan Practica pone en crisis la confianza en la actividad humana para
parejas desnudas: un rito secreto vinculado con la fuerza del amor es taurar valores arcaicos o configurar lugares permanentes —tie-
33 Baltrusaitis, J., Aberrazioni. Saggio sulla leggenda delle forme, Adelphi.
Milán, 1983. iongiorgi Tomasi. Lucia, Gil orti botanici'mi secoli xviyxva, eTiL'architettiira
S'Qrdini d'Occidente, dal Rinascimento al Nouecento, Electa, Milán, 1990, p. 77.

50 51
rras erosionadas, especies invasoras-; la historia -las guerras, la$ i- 0 rechazaban la ilusión del horror que plagaba las contemporá-
plagas, el tiempo- convierte en secanos lo que poco tiempo antes eás villas romanas. Un caso típico lo constituye la crítica que hace
había sido un vergel. Las claves simbólicas para leer Bomarzo o la Palladio de la intervención del Veronés en la villa Bárbaro, que él
Villa D'Este se olvidan y la naturaleza ya no habla a través de ellos mismo proyectó. En la descripción canónica de la villa, Palladlo sólo
Un aspecto del jardín de las maravillas se convierte en jardín d e j habla del agua en su sentido utilitario; ignora el ninfeo, poblado de
espectáculo: los autómatas o las monstruosidades pasan a pertene- sátiros, Bacos y monstruos, y no se refiere a ningún sentido simbó-
cer al parque de diversiones. Se amplía en este camino la noción de lico, de la misma manera que ignora la contaminación ilusionista del
lo público. El sentido de lo público en el Renacimiento no implicaba interior, con sus conocidos trompe l'oeil que crean falsas columnas,
fruición masiva, sino prestigio público del príncipe. La verdadera falsos frisos, falsas muchachas espiando detrás de falsas puertas.
ruptura de los límites significa: ruptura de los límites de fruición, Para Palladio, la arquitectura debe permanecer, pura y clara,
ampliada esta condición, al menos potencialmente, a todos los seres revelándose en su propia presencia, por fuera de estas contamina-
humanos. Cuando todos puedan entrar al jardín, la ciencia, la ciones del tiempo, por fuera de los arreglos de la ilusión; las
belleza, el espectáculo, cobrarán el estatus masivo que nos lleva hoy invenciones palladianas, toda una recreación de la Antigüedad, se
al parque científico, al parque de diversiones, al parque temático, orientan tanto más a la razón cuanto más comprende Palladio que
pero también al parque público o al verde deportivo. esta unidad de origen no existe. La razón se conyi_erte_para Palladio
en un escudo, contra la aleatoriedad del mundo.
TSTmismo tiempo (y esto es claro en su obra más difundida, la
LO BELLO Y LO FEO: Rotonda) la casa es una isla de racionalidad en un paisaje previa-
EL PROBLEMA DE LA MÍMESIS mente elegido, pero poco transformado. En Palladio resuena la línea
griega: llega a través de la ciencia arqueológica a una forma de
El jardín del quinientos testimonia esta ambivalencia de la cultura proyectación similar ala del mundo clásico. La tendencia palladiana
renacentista, que hoy vemos como tal, pero que entonces armoniza- arribará a Inglaterra en una coyuntura histórica en la que su
ba con la convicción de la coexistencia de los opuestos. No temieron, reinterpretación permite la emergencia del libre jardín inglés; por
entonces, incluir toda la variedad del mundo en sus jardines, dentro el contrario, la mezcla entre arquitectura y naturaleza, a través de
de lo que la técnica hacía posible; lo horrible, lo caótico, convivían con medios ilusionistas, o a través de una progresiva inclusión de la
la claridad de la razón y le otorgaban su relieve. Es cierto que no a variedad sin controlar (en suma: a través de una mimesis cada vez
todos placía esta mimesis conspicua que, aunque ordenada por más inclusiva), marcará ejemplos claves del jardín continental.
ciertas leyes internas, terminaba por amenazar las islas de orden La Rotonda fue objeto de distintas interpretaciones. Los ángeles
superior y humano -que, en el jardín, alcanzaba un momento bajan por sus escaleras, decía Hoffman, entusiasmado en el clima
pragmático: sólo podía sostenerse con un trabajo permanente-. esteticista de la Viena finisecular; Ruskin, el gran crítico romántico
En este punto, la relativa sumisión de la jardinería a la arquitec- inglés, odiaba en cambio a Palladio, y lo consideraba como la quin-
tura en el mundo humanista posee un sentido preciso. La arqui- taesencia de la razón pagana. Estamos hablando ya, a partir de las
tectura recorrió un camino similar al del jardín, pero su naturaleza formas de relación entre territorio y arquitectura -que conducen a la
es diversa: artificio humano por excelencia, el tiempo de la vida que relación entre intervención humana y naturaleza—, acerca de qué se
corroe al jardín, ante el cual debe lucharse diariamente, parece considera bello y qué se considera/eo. En otros términos :enlamedida
conjurado en sus piedras. La estructura del jardín renacentista, allí en que lo feo pasó a ser significante: ¿no constituye también forma,
donde debe brillar el esplendor humano, es arquitectónica: compar- Y por lo tanto, paradójicamente, belleza? Viceversa, en la medida en
te su sueño de geometrización y proyectación del espacio. Se trata, que ese esplendor de la razón que era belleza en la Rotonda se
claramente, de un mundo dentro del mundo, que espeja sus leyes convirtió en repertorio normalizado en el mundo anglosajón, per-
demalezándola de accidentes. Trazados, ejes, dameros, setos defini- lendo el aura, ¿no se convirtió acaso en el paradigma de la fealdad
dos como muros o arcos, una topografía trabajada para adaptarse a Para las vanguardias del siglo xx?
las prescripciones iconográficas o utilitarias.
Pero los tratadistas más conocidos de arquitectura, como Palla-

52 53
ORNAMENTO presencia de la razón humana en medio de los dominios irracionales
déla vegetación creciendo libremente. La interpenetración barroca del
El jardín conduce al problema del ornamento porque coloca en hombre y de la naturaleza era ahora reemplazada por una separa-
primer plano el asunto retórico de la gracia, la variedad permisible ción, estableciendo por lo tanto la distancia entre el hombre y la
naturaleza, lo que era un prerrequisito para la contemplación nostál-
en la unidad, alejada de lujos de oro y piedras preciosas. La gracia;
gica [...].35
como categoría retórica, no sólo apunta a la mediocritas. Cuando
Alberti quiere ejemplificar en De re Aedificatoria la belleza intrín- La aguda, observación de Starobinsky peca de ese afán de sucesión
seca en el mundo, nos habla de los colores de las modestas flores del causal característico en historia de las mentalidades, necesaria-
campo. Ni el oro, ni la habilidad artística, ni el tiempo que lucha mente genérica. Pero resulta de interés analizarla brevemente en
contra la desaparición pueden competir con el placer otorgado por relación con el problema planteado. Para Starobinsky, el movimien-
las efímeras flores del campo. El mismo Alberti proporciona otra to desde la naturaleza hacia la arquitectura se revela en un aspecto
definición de la belleza que parece antitética: aquella que descarta no estructural de ésta, el ornamento, mientras que la arquitectura
el accidente y lo efímero en función de la estructura. parece dominar el parque con los instrumentos de construcción de
Puede aducirse que, gradualmente, Alberti va penetrando en la forma en el sentido clásico occidental (proporciones, geometría,
bellezas específicas según el arte de que se trate, pero no es así, en medida). La relación de ornamento con naturaleza y de líneas rectas,
la medida en que las mismas cualidades estructurales que plantea geometrías claras y razones proporcionales en relación con lo arti-
para la arquitectura definen también la pintura y la estatuaria -y ficial se fue afirmando progresivamente en nuestro mundo. En el
si bien no escribió sobre música, se basó en sus estrictas proporciones Renacimiento, de más está decirlo, esta oposición no se sustentaba
que aluden a los inicios pitagóricos para describir las reglas de la en bases sólidas (para Galileo, según su famosa afirmación, el libro
composición arquitectónica-. Lo efímero y lo accidental no parecían de la naturaleza estaba escrito en clave matemática). El número
llevarse bien, teóricamente hablando, con la estructura y la perma- renacentista poseía una multitud de significados que nada tienen
nencia que perseguía la belleza. Pero no es justo encasillar a Alberti que ver con la progresiva descualifícación de las ciencias en el
en la lógica de la imposición humana sobre el mundo, ya que no por ámbito poscartesiano.
nada habló de las flores de vida breve y de colores sensuales, de la Sin embargo, entre los siglosxv y xvn se afirman aspectos de este
sanidad de los vientos y de la pureza del agua, condiciones previas problema que, progresivamente desvinculados de los contextos en
a cualquier construcción, y del cuidado de la naturaleza, porque que fueron afirmados, culminaron en la identificación ornamento-
oponerse significaría, para él, colocar el tiempo como adversario. naturaleza y forma clásica-artificialidad. Alberti se basaba en una
Alberti era consciente de la lógica de esta oposición. distinción de la retórica ciceroniana para sujetar el ornamento a la
La piedra de toque, el problema, es el ornamento en su oposición estructura: alude al famoso párrafo en que Cicerón habla de los
a la estructura. Esta ambigua situación del ornamento en arquitec- jóvenes de Atenas y, reconociendo que era difícil hallar entre ellos un
tura fue comentada de esta forma, tomando ejemplos posteriores, cuerpo perfecto, indicaba "afeites y disimulos" como medida eficaz
por Starobinsky: para resaltar lo más placentero y ocultar lo feo.36 Esta afirmación
necesita de la convicción de que la belleza está en la estructura
El sistema barroco había operado como una especie de doble intersec- misma de la naturaleza y no depende "del gusto de cada cual [...],
ción. Había contrastado frecuentemente con los jardines racionaliza-
dos, las fachadas de los edificios decoradas con motivos de plantas. defecto muy extendido y fruto de la ignorancia: decir que no existe
Ciertamente el reino del hombre y el reino de la naturaleza se habían lo que no eres capaz de conocer".37
mantenido distintos, pero habían intercambiado sus características, Siguiendo a Alberti, Palladio realiza también esta identificación,
fundiéndose uno en el otro por el bien de la ornamentación y el i enuyendo la profusión de ornamentos en su arquitectura, recusan-
prestigio. Por otro lado, el parque de "estilo inglés", en el cual la do todo detalle que no respondiera a la lógica del sistema clásico
intervención humana debía permanecer invisible, estaba pensado recreado -sistema que guardaba un íntimo equilibrio entre los
para ofrecer el sentido de propósito de la naturaleza; aunque dentro
del parque en sí pero separadas de él. las casas construidas por Morris J Starobinsky, Jean. La invención de la libertad, 1964.
o Adam manifestaban la voluntad del hombre aislando claramente la ^ Alberti, L. B., De re Aedificatoria, op. cit., p. 246. '\
' Alberti, L. B., De re Aedificatoria, op. cit., p. 247.

54 55
atributos específicos de la belleza, la utilidad y la firmeza-. Pero Capítulo III
algunos de sus breves comentarios demuestran que aún en pleno ENTRE LA EXPERIENCIA Y LA NORMA:
renacimiento la serena convicción en la belleza clásica estaba GÉNERO PICTÓRICO Y RETÓRICA
duramente puesta en cuestión. Sus diatribas contra los "abusos"
(contra los frontispicios partidos, contra las cartelas sin función, La conclusión de que los septentrionales son fa-
contra las guirnaldas y anilllos rodeando columnas), la pobreza de mosos por sus buenos paisajes por tener el cerebro
menciones a la decoración de las villas, indican una polémica en la mano mientras que los italianos, que lo
explícita con otras líneas contemporáneas. Palladio criticaba a tienen en la cabeza, pintan cuadros mitológicos e
Miguel Ángel por sus "artificios", por su ausencia de^naturalidad: históricos demuestra que Lampsonius acepta el
siglos después, otro clima intelectual colocó a Miguel Ángel del lado prejuicio académico.38
de la "vida".

tylanouersus cabeza, ojos versus olfato y tacto, sensibilidad oscura y


sin normas versus categorías estrictas y reglas fijas: una especie de
cnierra de primacías se estableció ya en el quinientos. La pintura fue
originariamente, con argumentos de peso, ligada a la razón. El oído, en
relación con la música, también ocupó el espacio de la razón, aunque
jugó otro papel, mediado, en la configuración del mundo. Los otros
sentidos fueron dejados en segundo plano: el gusto, el olfato, el tacto.
El jardín pretendió reunir los sentidos, pero la preeminencia de
la pintura -la preeminencia del ojo, que también cubrió la arquitec-
tura- no permitió la emergencia plena de otras formas de sensibili-
dad. Esta historia no puede desligarse de la conformación de la
noción de paisaje, porque precisamente en este pasaje de jardín real
ajardín representado, para luego construir imitando la representa-
ción pictórica, se jugó una de las apuestas más interesantes de la
civilización occidental. A través de la vista razonada, penetraron
prácticas exóticas, pero también se eliminaron aspectos prácticos y
sensitivos. El jardín no pudo luchar contra el tándem razón y visión,
entendidos como cierto tipo de razón y cierto tipo de visión, que
todavía en el quinientos guardaban valores simbólicos que han sido
hoy olvidados.
Detenerse en el género pictórico paisaje no es anecdótico: figura
como una de las acepciones de la palabra en todo diccionario de
lenguas occidentales. Dentro del mundo de la pintura, la polémica
m as interesante se establece entre la preeminencia otorgada a los
Pintores de la escuela de la Baja Alemania (dutch) o a la escuela
italiana para radicar en cada invención los aspectos de mayor
(jombrich, E. H., "El nacimiento del paisajismo". en Norma y forma, Alianza.
Madrid, 1984, p. 242.

57
originalidad o modernidad. No interesa aquí una discusión sobre los ses de las creencias civiles y éticas del humanismo. En // Teogenio,
orígenes: por el contrario, siguiendo a Gombrich, encontramos la crito en el mismo sentido, Alberti comentaba los peligros de
innovación en una trama particular entre las ciudades libres del norte f ctidiar a la naturaleza, y de intentar adulterarla o descubrir sus
y las italianas; es esta relación internacional la que funda el paisaje pcretos sin castigo. Trabajar en contra de la naturaleza también era
moderno. Para Gombrich, en el quinientos se establece "la sintaxis de s gjderado en forma negativa en De re Aedificatoria: "el tiempo,
un idioma sin el que la expresión hubiera sido imposible": y, agrega- dice, está a su favor". Es cierto que estos fragmentos de Alberti
mos, también la recepción más vasta que permite aún hoy un sentido ueden reconducir a una larga tradición cristiana. Pero también son
común generalizado sobre lo que sea bello y no bello en la naturaleza.39 testimonio de una actitud de respeto del humanista ante un mundo
Formas de ver: ¿ver a través del filtro de discursos, valores, natural que aún no podía dominar totalmente. Este malestar nunca
figuras retóricas, o ver "lo que se ve", sin velos de ninguna especie? abandonó la cultura clásica, como lo prueba la metafórica coexisten-
Es cierto que considerar ambas visiones radicadas en la pintura cia de lo monstruoso y la gracia en los jardines que hemos descripto.
holandesa y la italiana, como antítesis nacionales, resulta en la Enjas pinturas de Leonardojyuede observarse esta coexistencia
historia un esquema estrecho. En el Renacimiento estas solicitacio- de las marcas^laaffafivas de la retórica clásica y la observación
nes permanecieron unidas, y ésta es su riqueza, aunque la literatu- directajdejo ría/tura!jnás allájiejiualquier ; tópico. Su~Tfataclo~cíe la
ra sobre el tema se haya inclinado por remarcar las oposiciones pintura abunda en la última parte en descripciones vividas de
entre el Renacimiento erudito y literario de los humanistas y la paisajes y de sus formas de representación. Las observaciones sobre
versión "materialista" en que los pintores paisajistas del Norte los efectos-dala luzsolar, Josjfenómenp_s_ _atm^sjeji(io^o_el
_ movimien-
habrían abordado la naturaleza con afán experimental, científico, to d¿agua r acompañadas de ilustraciones notables, se traducen
sin aditamentos retóricos. además enjnormas para lograr efectos . sirailaréalen ^§T plano del
Norma y experiencia: tal oposición se materializó frecuentemen- cuadro. Sus notas sobre el claroscuro, el relieve o el movimiento
te, en la crítica posterior sobre el mundo italiano, en la oposición serán desarrolladas especialmente por los paisajistas vénetos en las
Alberti-Leonardo. Pero esta oposición es al menos discutible. Alber- generaciones sucesivas. Como ejemplo del trabajo de Leonardo, que
ti, a quien Gombrich atribuye una de las primeras clasificaciones del enlaza historias mitológicas, experiencias de observación directa y
género paisaje en sede pictórica, es una figura central del humanis- formas pictóricas, suele citarse la descripción del Diluvio, su "de-
mo quatrocentesco. Lejos de ofrecer una obra apacible, la crisis del mostración en pintura" y su "figuración".
humanismo civil imprime a sus textos una radical ambigüedad que Aunque el_paisaj£_de-ieonardo qper_a-jaúri_ como fondo —fondo
pone al desnudo la dificultad del proyecto. Tal ambigüedad aparece fundamental en la composición, como en la Gioconda- algunos de
claramente en sus escritos sobre la relación del hombre y la natura- sus dibujos, cuyo objetivo radica sólo en la descripción científica del
leza. En De Pictura (1435) hombre, industria y arte aparecen lugar, nos dan la medida de la novedad. Tal es el caso de la
estrechamente ligados, con un fondo matemático de dominio que se perspectiva aérea sobre un valle alpino en la que una tormenta se
enlaza con la forma clásica. La naturaleza es el modelo supremo, descarga sobre una pequeña ciudad, mientras que la luz del sol
pero no es perfecta en sí misma: el pintor no debe copiarla sino ilumina los picos por encima de las nubes.
aggiunniervi belleza, circunscribiendo los objetos que aparecen enla Este punto de vista, antecedente de las visiones sublimes setecen-
naturaleza pero componiéndolos según un orden armónico. Así tescas, no era extraño en la cultura renacentista. La idea de lo
interpretada, la forma artística para Alberti aparece superior a la sublime aparecía en los textos clásicos de retórica, desde Cicerón a
natural: "E non acode difrequente che alcuno -nemme.no la natura- Longino, y no se pierde en los padres de la Iglesia. Burckhardt
riesca a creare una opera perfetta e impeccabile in ogni sua parte". refiere la honda impresión de Petrarca al ascender al monte Ven-
Arte, industria y naturaleza estaban separados, pero esta separa- toux. Al llegar a la cima, abre las Confesiones de Agustín en un
ción circunstancial no era sustancial, y por eso podía estar mediada Párrafo singular: "Y van allá los hombres y admiran las altas
por el concepto de mimesis. Montañas y las ondas marinas y las avenidas rugientes de los ríos en
El mismo Alberti descreía de estas aseveraciones en el Momus- el océano y el curso de los astros y se abisman en todo esto". 40 Junto
Momus personificaba la filosofía atea y naturalista, y discutía las sentido de lo sublime, se afina la percepción de la lejanía (el azul
39 Gombrich, E. H., op. cit. Burckhardt, J., La cultura del Humanismo en Italia, op. cit. p. 245.

59
con que se disuelve el horizonte) y la cercanía (los detalles estudia- faban también los campos de maíz y las marismas, las extensio-
dos con precisión). En la dialéctica entre la lejanía y la^ercanía incultas y las montañas, los terrenos cuadriculadas y llanos, la
entre lo conocido y lo extraño, entre lo represeñíáble y lo evocaBle n. ,j a gris en lugar del sol, la humedad del arroz en lugar del
_
sje_muéve la pintura del Renacimiento. La 11 -fume del jazmín, la pobreza y las enfermedades (la malaria,
referencia naturalista del Medioevo se ha abierto a descripciones P,e scorbuto) a cambio de la "sencilla y sana" vida del pastor. En el
extensas y coloridas, que albergan multitud de sensaciones cotidia- 6 ibiente_^^nejraLse_ejnc_^entra además, en lugar__de la gracia,
nas, apenas teñidas de nostalgias mitológicas. jgf^c¡<^3£--S^
Los paisajes de^Leonardo no sólo se traman con esta generalizada ""íarTgTan parte de las transformaciones técnicas del territorio en
sensibilidad hacia la belleza natural, sino támbleñ~cdnUn aíárTde "áíses como Italia,, devastados por luchas intestinas e invasiones
xtfáñjeras. ¿Cómo penetra esta variedad en la representación?
parecen haber sido tomados desde un aeroplano. Las figuraciones de Resulta ilustrativa la polémica de Leonardo contra la opción de
Arezzo y Val de Chiana, de principios del siglo xvi, fueron realizadas maestros como Botticellí (que, más alia de la impronta estilística
probablemente con objetivos militares, y se conectan también j:on neomedievalista, con su selección ornamentada, decorativa, dulcifi-
los proyectos de desvío del Arno para otorgar a Pisa una nueva salida cada, se apoya en la variedad del paisaje toscano trazado desde la
al mar. De estos estudios proviene el mapa confeccionado para edad comunal). Leonardo brega por incorporar toda la variedad del
delimitar las posesiones de César Borgia, destinado para usos mundo en la representación pictórica, movido por la curiosidad
militares. La precisión de todos ellos anticipa la cartografía moder- universal del artifex polytecnes: "quello no' fia universale che non
na, solucionando el pasaje de la perspectiva al plano de terreno ama equalmente tutte le cose che si contengono nella pittura" .41 Parte
(pasaje cuya normalización llevará siglos). La serie testimonia, en de lo pequeño, de lo particular, de los accidentes, de los caracteres
fin, las complejas relaciones entre representación pictórica, ingenie- marginales, y se eleva hacia los panoramas de valles y montañas.
ría territorial y ciencias a principios del quinientos. Fiero Camporesi presenta una íntima relación entre los paisajes
Esta relación puede estudiarse también en los fondos paisajísticos rocosos de Leonardo o de Bellini y el interés de la época por los
de los cuadros de Leonardo. Un aspecto de especial interés lo consti- estudios geológicos y mineralógicos en función de los hallazgos de
tuye la polémica vinciana con los cultores del bel paessaggio floren- metales. Pintores, escultores y arquitectos concurrían a pozos y
tino. Losrtratadistas de arquitectura, del toscano Alberti al venecia- obradores junto con los "minerari", buscando para distintos propó-
no Palladlo, aconsejaban la elección del lugar en función de ciertos sitos señales específicas en cada color, cada falla o grieta, cada
valores: valores visivos e higiénicos que apuntaban a la amémdad, forma. Instrucciones específicas para el hallazgo de metales, como
la variedad controlada, la discreción, la tranquilidad; un pequeño las de Francesco di Giorgio Martini, aludían también a la luminosi-
río, una modesta ondulación del terreno, prados verdes. Contaban, dad, a los brillos diferenciados y a los colores cambiantes, indicios de
además, con la identificación de belleza y salud del lugar, apoyada las distintas composiciones minerales que podían hallarse, sin
por la astrología y por la medicina galénica. En sus criterios de olvidar la descripción del ambiente circunstante, del suelo, de los
belleza arquitectónica -que nunca se separaron de la commoditaso vegetales, de las aguas, pero también en términos de las variaciones
la utilitas— no entraba el paisaje indómito o bárbaro, la cima de la luz según las estaciones, las horas del día, las mutaciones cli-
escarpada, la marisma, el desorden ni la decadencia. La armonía máticas. "Vadisi del mese di niaggio la mattina o la notte s'el tempo
necesitaba de la justa medida: ésta constituía, como vimos, la gracia. cliian o lume di luna sia. E vedrai levare certa nebbia piccola, e
Por otro lado, precisamente por estos valores buscados, la imagen de aizatasi in nell'aire si fermará in altezza d'una balestrata e di
un paisaje adecuado respondía sólo a una selección de sitios cercanos continovo cresciari la vedrai [...] ,"42 ¿Fueron estas excursiones para
a la ciudad. El paisaje ameno es necesariamente un paisaje civilizado. estudiar el paisaje montañoso, con fines a la vez pictóricos o cientí-
El p^isjijejirtórjco difundido _en el quatrocento respondía, en icos, o la experiencia del paisaje lombardo, las llanuras dulces y
principio, a esos mismos criterios. Siempre es un fondo adecuado' neblinosas, con sus cipreses negros alineados sobre el gris del
para la aventura humana, resulta inescindible de ella. Pero el
paisaje
j^c, ^toscano
^,^,— de
^ las pequeñas
^^c^ci, ciudades
icc^i.a. jalonando"•=':"<*•
iiico^ii^ic colmas ^cultiva
Ytiva- 135' 1Cf - Solni i.-
10r E.. Scrittivinciani,Soc. Anón. Editrice La Voce, Florencia, 1924, p.
das, es sólo una de las tantas imágenes que un viajero podía relevar.
Citado por Camporesi, Le belle contrade, op. cit., p. 28.

60
61
horizonte, las que llevaron a Leonardo a perfeccionar su técnica d.ei 'S lato (dibujo, límite, estructura, número) ¿podía albergar la
sfumatol Ella constituirá la base de las representaciones bucólica Iíia;edad de un paisaje puesto como protagonista sin quebrarlo? La
de paisajes del seiscientos, las de Salvator Rossa, Magnasco, Claucj Va -gpectiva central no servía para resolver este tema, cuando el
Lorrain. Leonardo, en su voluntad de albergar todo en la pintuj.. ^h'eto de representación aparecía como una confusión de planos,
como ciencia, dejó entrar precisamente la ambigüedad del mund0 j-ao-onales, espirales y elementos heterogéneos. Colocar elementos
El esfumado, convertido en técnica de representación, sirvió para un damero en el piso no configuraba paisaje. Los esquicios de
idilios y fue vilipendiado en la modernidad reciente, por ocultar gj, T eonardo dejan claro este problema: Leonardo abandona la perpec-
su "idealismo" la verdad del color local; pero el esfumado en sus fva central en sus apuntes naturalistas. De tal manera que la
inicios aparece ligado con la voluntad de Leonardo de ser fie] historia de la resolución del problema paisajístico a través, princi-
también, a la impresión. Paradójicamente^eTésfumado leonardesco' oalmente, del manejo de la luz (el claroscuro, la media tinta, el foco
sus fondos de rocas y los paisajes neblinosos dej/astasTTañufasTjnJ iluminado de la escena humana, el esfumado, las veladuras dora-
representan para nosotros la nitidez de la razón sino elmisterio^ das) es la historia simultánea de una voluntad de unidad que nunca
qué se mueve áüñ éTmundó; La sensibilidad leonardesca, traspasa- llega a imponerse del todo; del quiebre (casi en el mismo momento
dá'a Francia, el país llano, el de las dimensiones gigantescas de la ¿e su invención) de ese espacio matemáticamente extendido que
técnica, del sin-límite de la llanura, alcanza una nueva poética: aún representa la perspectiva central; de la recusación de la forma y las
hoy, Versalles, el valle del arenoso Loire, los campos tranquilos con jerarquías proporcionales. La confianza en la inteligibilidad y con-
bosques poco densos, jalonados de ciudades pequeñas y castillos, son secuente armonía de las formas ya aparece minada en el quinientos.
fotografiados con la misma bruma que ideó Leonardo, para acentuar Probablemente por esto, y no por desconocimiento o por falta de
su contribución: la irrupción de lo infinito. La novedad técnico- curiosidad, los italianos hayan tardado en abandonar los motivos
productiva se convierte en belleza oscura, las flores y los árboles narrativos que estructuraban el plano del cuadro. Por el contrario,
aparecen en este clima como signos extraños. esta preocupación no constituía el centro de los desvelos de los
Esta irrupción de lo distinto, esta variedad no controlada que maestros del Norte. El género paisajista se construye en el cruce
implica el esfuerzo por representar todo, trae consecuencias en la entre estas dos tradiciones.
misma composición pictórica. Para los maestros déla terza maniera, La hipótesis de Gombrich sobre la institucionalización del género
el recortar el paisaje como fondo y colocar la figura humana en paisaje es especialmente sugestiva ya que, en discusión con otros
primer plano permitía mantener precariamente la unidad de una autores, analiza aspectos que atañen tanto al desarrollo interno de
composición basada en la confianza en la analogía de las proporcio- las técnicas como a la elaboración social de una sensibilidad.44
nes humanas, naturales y divinas. Alberti prescribía incluso la Afirma el origen clásico de la normativa de paisaje, la preeminencia
cantidad de figuras que podían colocarse en un cuadro, para evitar de la normativa teórica en la posibilidad de la pintura de paisaje de
la fragmentación. Pero en las pinturas de algunos maestros venecia- convertirse en un género per se y la sim ultaneidad entre una actitud
nos, como Giovanni Bellini, pueden estudiarse problemas y solucio- hacia lo natural que implicará posteriormente una ruptura con las
nes parciales que emergen al colocar el paisaje mismo como prota- normas clásicas, en un vuelco aparente hacia "la vida en sí", y la
gonista. En La agonía o en San. Francisco en el Páramo, el paisaje conformación autónoma del género. En otras palabras: la unidad
subsume el asunto principal, humano, que en él se perdería de n» entre el hombre y el mundo, que la sensibilidad ante el paisaje
mediar la iluminación particular. En los paisajes de Bellini, sil sugiere, se conforma precisamente con el divorcio tan mentado entre
embargo, todas las formas mantienen su individualidad sin disol- arte y naturaleza.
verse en la atmósfera general, lo que le otorga al conjunto, vistt Gombrich discute con una tradición que se remonta a Vasari y
retrospectivamente, una sugerencia gótica.43 La luz, en efecto permanece casi sin alteraciones hasta Taine: la que afirma que el
seguirá su camino como factor de unidad —y disolución— en 1* Paisaje alemán" —como llamaba Vasari a los paisajes de pintores
paisajes posteriores. como los van Eyck o van der Weyden- proviene de la experiencia de
Pero, ¿confiar sólo en la luz? La forma, entendida en su sentid'1 Una cierta configuración natural de las tierras de origen, aspectos

43 Su padre, Jacoppo, había trabajado con Gentile da Fabriano. uno de I


"Wmbrich, E.H., "La teoría del arte renacentista v el nacimiento del paisajis-
maestros del revival gótico del siglo xv florentino. m°", op. cit.

62 63
hietiva que pocas ciudades conocían hasta entonces. Abierto así el
que los ilusionistas maestros flamencos representaban. A pesar (}e ^ ero a las escenas más disímiles (la calle de una ciudad, un campo
lo simple que pueda parecemos hoy esta explicación, ella constituye Itivado, una carnicería, una feria) el problema de la belleza es
una de las tantas opiniones renacentistas en la incipiente crítica de plazado por el realismo testimonial. En la pintura paisajista
arte en que se reconocen particularidades nacionales en las distintas 'i latidesa no media la experiencia de un espacio cargado de sentido
escuelas pictóricas. También era opinión generalizada que un pa¿. 1 r los textos clásicos: en ella, en apariencia, nada sucede si no es el
sajista italiano, que vivía en el "jardín del mundo", nunca podría n isrno paisaje. Si se comparan ejemplos clásicos de paisaje italiano,
superar con su arte la contemplación de la bella naturaleza circun- QtfioLa tempestad de Giorgione, con su compleja simbología, y los
dante. En esta afirmación de Paolo Pino encuentra Gombrich la naisajes de Ruisdael o de su discípulo Hobbema, escenas domésticas
primera formulación de la idea de lo pintoresco en sentido moderno •nlT1ersas en un mundo cotidiano, puede medirse la distancia que
que suele asociarse en su emergencia con el siglo xvm. separa ambas experiencias. El arte holandés aparece cimentado en
Aunque ya no podemos mantener teorías que colocan en relación un a cultura visiva y no textual, en una relación con el objeto
ingenua el mundo y su representación, tampoco es posible descartar descriptiva y no narrativa o interpretativa. La atención de la escuela
la relación entre la formatividad plástica y las transformaciones holandesa a la superficie de las cosas otorga a sus mejores obras una
técnicas del territorio, que las preceden y se basan en técnicas de cualidad de suspensión temporal: como si —lo plantea Panofsky— el
representación en muchos casos similares, o las referencias al entorno
natural, sin deducir necesariamente una absorción directa. Las afir- ojo fuera un microscopio y un telescopio al mismo tiempo.
Es cierto que la división tajante entre naturalismo holandés e
maciones de tratadistas y críticos italianos, cuando encaran el proble- idealismo italiano no hace más que reproducir un esquema típico de
ma, admiten al menos una triple referencia: el entorno material una historia del arte condicionada por la pintura italiana, en
actual —fuera éste natural o transformado físicamente por el hom- ocasiones invirtiendo la cualidad. Pero resulta difícil afirmar un
bre—, la palabra de los autores clásicos y las imágenes que ellos, a su Vermeer sin intenciones simbólicas, e injusto suponer a los maestros
vez, decribían, y que son reconstruidas por el pensamiento. italianos reproduciendo meramente la lección de los clásicos sin mirar
Establecido el valor de la normativa sobre la bondad y la belleza el mundo. Sin embargo, la oposición clásico-anticlásico que resume el
del paisaje, que se elabora, como vimos, a partir de versiones más o esquema no deja de ser útil para el estudio de la modernidad.
menos libres de Plinio, Vitruvio o Cicerón, Gombrich analiza el Una de las interpretaciones recientes del paisajismo holandés, la
mercado artístico de la época. Los coleccionistas italianos adquirían de Svetlana Alpers, retoma este esquema haciendo hincapié en un
frecuentemente un paisajito (paessetto) de los países bajos, admira- aspecto particular que adquiere el género en esta sede, como es su
dos antes por su representación escénica que por su sujeto o sus articulación con las novedades técnicas y científicas.45 Para Alpers,
valores narrativos; en muchos casos se recortaba el fondo de las la misma pintura holandesa constituía un campo de experimenta-
telas, eliminando la figura y otorgando entonces un valor indepen- ción científica. No sólo por las razones más evidentes: los avances de
diente al motivo. El activo mercado de arte europeo, centrado en la óptica en los Países Bajos y su estrecha relación con la represen-
gran parte en Italia, crea así el género paisaje. De todas maneras, un tación; los avances astronómicos, que inciden en la medición y
paesseto se colocaba, en la jerarquía artística de los conoisseurs descripción del territorio; el reconocimiento de nuevas tierras y el
italianos, a un nivel inferior que los motivos religiosos o históricos. consecuente florecer de la cartografía, tantas veces incorporada a los
Pero, ¿en qué consistía la particularidad de la escuela holandesa mismos cuadros; la vista topográfica en función exclusivamente
en lo que se refiere a la pintura de paisaje? En la Holanda del siglo documental, que no reconoce límites claros con la pintura paisajista.
xvn, la principal de las Provincias Unidas separadas de España, Recordemos que, en el caso de Leonardo, las relaciones entre la
maduran formas especiales del género en la efervescencia de un representación artística y sus estudios de descripción científica, si
mercado de cuadros local, utilizados como ornamento doméstico, bien eran estrechas en un punto, divergían luego para comprender
ampliando sin jerarquías precisas temas y objetos de representa- objetivos diversos, y divergieron aún más luego de Leonardo.
ción. Son conocidas las interpretaciones de este fenómeno que
excede la historia del arte, atendiendo el carácter burgués de los 0 Alpers, S., The art ofdescribing. Dutch art ¿n Seuenteenth Century, Chicago,
Países Bajos, con su consecuente afición a la prosaica vida cotidiana, -L983. Trad. italiana: Arte del descrivere. Sclenza e pittura nel Seicento olandese,
a los bienes de consumo, a su desenfado en base a una libertad Boronghieri, Turín, 1984.

65
La idea de experimento, en la versión del empirismo inglés de U
época, apunta a su homologación con la idea de experiencia, y ésta «estarnos y contaminaciones en lo que se ha expuesto, didáctica-
a su vez, es inseparable de la vista: se conoce lo que se ve. L^ r n e ne,, como dos líneas opuestas.. Tomemos el caso de una invención
descripción detallada de los objetos naturales o artificiales sin técnica como la cámara oscura, presupuesto de la moderna fotogra-
jerarquías previas; la falta frecuente de un punto de observación fía La Vista de Delft de Vermeer fue casi con seguridad construida
claro "como si el mundo tuviera prioridad absoluta", acentuada por partir de la cámara oscura. Aristóteles ya conocía el fenómeno de
la sensación de que lo representado se extiende por fuera de 1OS proyección de la imagen a través de un pequeño agujero dentro
límites del cuadro; un fuerte sentido del plano del cuadro corno Je un espacio sin luz. Pero es a partir de las investigaciones ópticas
superficie, como un espejo o una carta geográfica (no como una de los renacentistas, derivadas de los maestros árabes que traducen
ventana, que delata la presencia del individuo), apoyado todo esto los clásicos, que se difunde su uso como instrumento del pintor.
por una magistral habilidad con el óleo que permite esta ilusión, Girolamo Cardano reemplaza la simple abertura por una lente
estas cualidades acercan notablemente al paisajismo holandés a las convergente (origen del objetivo: reemplazo inspirado, como Galileo,
nuevas miradas científicas. por los avances de los Países Bajos en cuestiones de óptica) y, hacia
El ojo, en este marco, se convierte en instrumento tanto del arte 1570, Porta pone a punto el aparato fotográfico, aunque las imáge-
como de la ciencia, ambos guiados por el "objeto real" que sin nes obtenidas sólo podrán ser fijadas por la luz solar a partir de 1820.
instrumentos no puede ser captado. La representación es una Los italianos utilizaban este dispositivo como instrumento secunda-
técnica -en el sentido otorgado a la palabra por Bacon:aríe orienta- rio; la pintura holandesa lo lleva a un lugar central. Pero indudable-
do a la búsqueda de saber a través del experimento- que se ofrece mente no podemos derivar la pequeña calle en Delft de Vermeer del
para develar la verdad de la naturaleza (y los objetos trabajados uso irreflexivo de la cámara difundida en toda Europa, aunque la
técnicamente en los cuadros holandeses no ocultan su origen natu- experiencia de esta luz particular (en el caso de Vermeer, la luz del
ral). Los objetivos de la pintura de género holandesa y los de la día, la luz del sol, a diferencia de sus contemporáneos nocturnos y
ciencia baconiana parecen confundirse. "Nuestro propósito -dice caravaggianos) pudo haber cobrado relieve a través de esta inven-
Bacon— no es tanto el de resolver la naturaleza en abstracción, sino ción sólo para quien podía apreciarla. Los pintores italianos que
de analizarla en sus partes." estudiaron esta técnica no fueron seducidos por las sorpresivas
En esta hipótesis, los rasgos que, esquemáticamente, se atribu- posibilidades obtenidas a través de un uso literal del invento. El
yen a las dos principales tradiciones pictóricas hasta el setecientos, mundo de la fotografía y, posteriormente, del cine, que define en
la meridional y la septentrional, aparecen baj o otra luz y exceden sus tantos sentidos la cultura contemporánea, encuentra en pintores
campos particulares. La italiana, vuelta hacia una reflexión autóno- como Vermeer no sólo un antecesor: en él ya está presente la tensión
ma, tiende ala abstracción, a la estructura significante que subyace; entre el analogon perfecto y la selección intencional, entre la
la holandesa, al fragmento y al realismo de la representación. El reproducción y el misterio que sobrepasa la mimesis literal.
ideal de belleza clasicista, identificado con la armonía, contrasta con Si el género paisaje ayuda a entender un mundo que se amplía y
la belleza fragmentaria y sin relaciones simbólicas entre objetos, diversifica constantemente, ese mundo que se alberga en formas
función de "infinitas miradas atentas", del mundo holandés. El ojo particulares de mimesis coloca a la vez problemas al arte. Aunque
clásico se coloca a una distancia calculada del objeto, el ojo paisajista el género ya está plenamente institucionalizado a fines del seiscien-
se sumerge en un mundo múltiple, cambiante, que se amplía constan- tos, con normas precisas que se convertirán en recetas, la ambigüe-
temente . No es la forma, sino el fenómeno lo que interés a a los maestros dad ya está instalada, en la medida en que cada fenómeno, cada
de la Dutch Schule. Estamos ante el despliegue del problema que novedad incorporada, corroe desde sus propias lógicas la forma
acompaña a la modernidad, el problema de la dualidad entre forma y artística.
vida: "Los septentrionales poseen el cerebro en la mano y los meridio- Los viajeros ingleses del setecientos utilizaban, en sus viajes por
nales lo tienen en la cabeza". ¿Es necesario decir que esta tensión Italia, unos vidrios de colores montados en impertinentes, a través
convive hasta hoy, y que ella excede el problema del arte? de los cuales la vista de un paisaje real se convertía en un idilio
v irgüiano. Se los denominaba lentes de Claude, en honor de Claude
Por cierto que esta división es sólo teórica: las investigaciones
sobre el mundo europeo no muestran más que la abundancia de -Lorraine, el pintor francés residente en Italia quien, junto con
Poussin y Salvatore Rossa, lleva el género a su máximo desarrollo.

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Claude, cuya fama no fue muy extendida en vida, se convierte desde
fines del siglo xvn en el paradigma del pintor de paisajes bucólicos. decir, a la vc^unta_d_j^ejtr^nsfpjrmjción acjtjvji_d^l.mundo_j_ural; el
El proceso de producción de sus cuadros, que será adoptado por los paisajeTHxfandés_ celebraba,,l,a..diversidad natural X-humana sin
primeros coloristas ingleses, muestra cómo, de bosquejos detallados, mayores atenciones a la norma retórica o a la jerarquía de los
obtenidos auplein air, surgen sus composiciones poéticas: la expe- asuntos7T2ñ™Tá7~Arcadia no hay trabajo ni fatigas, no existe lo
riencia directa siempre está puesta al servicio de una estructura accicTental, lo feo, lo inarmónico; en la versión edénica, no existe la
refinada, conclusa en sí misma, sin notas falsas, cuyas tácticas de voluntad de conocimiento porque resplandece, sin esfuerzo, la ver-
resolución se convencionalizan poco después. dad. Arcadia es promesa, no realidad. La visión arcádicahegemoniza
Kenneth Clark lo ha descripto sintéticamente en su clásico libro la sensibilidad ante la naturaleza desde el siglo xvm, y no nos
sobre paisaje:46 un oscuro coulisse en un lado del cuadro, cuya som- sorprenderá que aún hoy esta perspectiva sea el modelo del ecologis-
bra envuelve el primer plano, un plano medio con un tema central mo radical.
—usualmente un grupo de árboles—y finalmente dos planos, el último Nicolás Poussin, que se diferencia de Claude en el mayor protago-
de los cuales conforma esa luminosa distancia por la que Claude se nismo que la forma arquitectónica adquiere en su obra, también
hizo tan famoso. Para llevar el ojo sin sobresaltos de un plano al otro, elabora aspectos del paisaje arcádico que jugarán un papel central en
Claude coloca ríos, puentes, rebaños y pastores en lugares clave; pero la sensibilidad romántica ante el mundo: la ruina clásica puede ser
sobre todo utiliza un inequívoco sentido de la tonalidad que asegura observada en sus cuadros, sin transiciones, como parte del entorno
la retracción ilusoria de los planos a la vez que la unidad de la natural. Por cierto Poussin utiliza la arquitectura para resolver el
composición. La atmósfera de las pinturas de Claude, las pátinas y balance entre horizontales y verticales que un paisaje llano como lo
veladuras que diluyen las formas nítidas en un espacio lejano, fueron era su referencia -Francia— necesitaba. Las composiciones de Pous-
interpretadas como expresión de un yo dilatado hacia la profundidad sin están, sin duda, arquitecturizadas, basadas en proporciones y
del espacio que es también profundidad en el tiempo. Veamos, por ritmos arquitectónicos. Pero, a diferencia de los maestros del primer
ejemplo, de qué manera aparece desmaterializada la arquitectura en Renacimiento, la reconstrucción arqueológica ajustada o la ruina
El templo de Apolo a través de una iluminación que le quita peso ala producen un sentimiento fuertemente melancólico y nostálgico.
base, mientras la bóveda que repite en la lejanía la bóveda del árbol Pero las posibilidades del paisaje como género pictórico no se
del segundo plano, es tratada con los mismos recursos de la bóveda detienen en Poussin o Claude. Rubens, que trabaja en el área
celeste: oscuridad del tono en la parte superior, y gradación hacia lo española de los Países Bajos en la misma época del gran desarrollo
claro en el apoyo -el horizonte-. Con estos artificios, naturaleza y del paisajismo holandés, puede servir de testimonio de la diversidad de
arquitectura son puestas en relación armónica, sin oposición entre representaciones que conviven en estos siglos y que fueron colocadas
ellas, y al mismo tiempo concordadas con el cielo, símbolo del misterio homogéneamente bajo la categoría de barroco. Lothe analiza un
infinito, sólo luz en el punto donde la vista se pierde. cuadrito de Rubens denominado Puesta del sol, en donde el esquema
En el mismo nivel de importancia que los recursos técnicos, en los clásico aparece destruido en su propia estructura, no por una grada-
cuadros de Claude se opera una nueva síntesis entre los moti- ción tonal, sino por la introducción de espirales y curvas estructura-
vos cristianos y paganos. La obsesión por la Antigüedad no ha les.47 La observación de Lothe es significativa. Cuando Rubens
perdido lugar; por el contrario, los siglos xvn y xvín expanden el intenta representar un espacio calmo y sereno, utiliza un sabio
conocimiento arqueológico de los lugares míticos. Pero la acumula- equilibrio entre verticales y horizontales, un equilibrio clásico, como
ción de verificaciones históricas sólo aporta dudas: de tal manera en el autorretrato con su esposa con un fondo de jardín cultivado.
que, cada vez más, el modelo clásico para observar, componer o Pero los combates y tempestades aparecen compuestos por una
representar un paisaje deviene exclusivamente arcádico. Ni la Arca- estructura sometida a la espiral, sobre la superficie y en profundidad.
dia ni el Edén, por definición, existen en este mundo. Evocan una La Puesta del sol, motivo especialmente atrayente en el paisaje
edad de oro perdida, no proponen la imitación de modos de vida barroco, muestra ese empuje dinámico de la espiral: "Es, en torno a
concretos que, aunque lejanos, se puedan conocer y rehabilitar. E16e¿- un centro ideal, algo así como la gran trituración primitiva, cuyos
paessaggio italiano apelaba a la sensibilidad de las p-eórgicas, es elementos aparecen apenas enfriados": lo primigenio, también lo
monstruoso, más allá de la Arcadia. Rubens, como tantos otros,
; Clark, K., Landscape into art (1949), John Murray ed., Londres, 1991.
*' Lothe, A., Tratado del paisaje, Poseidón, Buenos Aires, 1970 (cuarta edición).
68
69
T
debilita las certezas a partir de la disponibilidad y utilización
consciente de las técnicas. Su pincelada no es prieta y medida sino
que, impulsiva, abre la forma que él mismo -educado a la italiana,
pintor de corte, diplomático, alejado de toda aquella psicología
saturniana que se atribuye a los artistas comprometidos- pretende
académicamente mantener. Impresión espontánea versus intelecto,
expresión libre versus normas académicas, autonomía de la forma
artística versus "la vida". Los pasos que se darán en los siglos xix y
xx extreman las tensiones entre representación mental -orden-
y naturaleza -mundo- que ya estaban planteadas en el siglo xvn.

Segunda parte

LAS BUCÓLICAS: EL PAISAJE MORAL


La naturaleza en sus bellas formas nos habla de
modo figurado, y el oficio de explicar su escritura
cifrada fue confiado a nuestro sentimiento moral.

Hólderlin, Gedichte bis 1800

70
Capítulo I
TÉCNICA, POLÍTICA Y PAISAJE y comercial que la historiografía menciona como revolución indus-
trial, colocando la experiencia de la isla como paradigma generali-
He pensado muchas veces que una buena adminis- zado de todo el desarrollo moderno. Esta imagen lineal fue contes-
tración podría consistir casi únicamente en el tada en las últimas décadas, subrayando el carácter particular del
incremento y en el mantenimiento cuidado entre desarrollo capitalista inglés, que no puede extenderse a otras expe-
las diversas regiones del imperio. Construid mu- riencias, y reconociendo una complejidad mayor en la misma histo-
chos caminos, abrid muchos canales, haced más ria del capitalismo británico. En este caso, es fundamental desde el
fáciles las comunicaciones y en breve tiempo entre punto de vista de las transformaciones territoriales la preeminencia
los habitantes de un vasto país y habréis hecho del temprano desarrollo urbano de Londres, cuyas dimensiones son
todo por el pueblo incomparables con cualquier otra ciudad del continente, que ocurre
Consejero Fourcroy, mucho antes del impacto de la industria. Raymond Williams ofreció
Encuesta sobre los caminos una versión de los cambios materiales de la sociedad inglesa desde
y los canales de la República, 1793
fines del siglo xvi articulándola con la renovación de los tópicos
alrededor de la oposición campo/ciudad, rechazando la versión más
NATURALEZA INGLESA difundida que se desprende de la idea de revolución industrial, esto
Y LIBERTAD POLÍTICA es, rechazando la idea de una caída del mundo rural ante la invasión
contaminante del capitalismo fabril. * El mundo rural se transforma-
Cuando se afirma que en laJLnglaterra de los siglos xvín y xix el ba duramente desde el siglo xvi —en la época en que Tomás Moro
paisaje alcanza las formas canónicas qúe^un Koy^econocembs, ofrece en Utopía su famoso relato de las ovejas comiéndose a los
atendiendo tanto al aspecto de construcción concreta del territorio hombres-. La expulsión del campesinado hacia la ciudad es conse-
como a las bases estéticas de su fruición y expresión, se apunta a una cuencia directa de los enclosures y su crecimiento a expensas de las
constelación de temas que vinculan aspectos técnicos y formales, tierras comunes y marginales, de la concentración de la tierra en
políticos e ideológicos. Pueden señalarse tres cuestipji^jDrincipales pocas manos: es en la temprana revolución agrícola en donde
que emergen en la problemática paisajista erTestos años: l)J»¡a Williams encuentra los inicios de la sensibilidad moderna ante la
exasperación^e_opj3sicione¡3.no necesariamente originales, como naturaleza.
tecnología/naturaleza, ciencia/vida, campo/ciudad. Los opuestos ya Londres crece en relación a estos cambios, y no a los más tardíos
no parecen convivir armónicamente, cuando Londres no puede aspectos tecnologico-productivos del capitalismo fabril. Las prime-
controlar su crecimiento, la técnica ya no_es garantía de paz_y ras fábricas utilizan energía hidráulica, y se establecen en el campo,
progreso o la ciencia parece liquidar la centralidad del hombre. 2) La en los dominios de la aristocracia rural; como demuestra Klingen-
tendencia a la indiferenciación entre naturaleza y paisaje, que der, que estudió la representación de los avances tecnológicos e
culmina a mediados del siglo xix, en relación con el ascenso de la industriales en la pintura inglesa, las primeras fábricas eran admi-
burguesía ilustrada y su voluntad de naturalizar las relaciones tidas como parte del paisaje, y sólo en una fase tardía son asociadas
sociales ya impuestas en la sociedad civil, para ocupar el espacio con la sublime representación del mal. 2 Recién cuando la tecnología
político de la aristocracia. 3) La articulación de estos temas enrede haga posible una total independencia de las fuentes naturales de
estético-crítica, en relación a la formación de una esfera pública, energía, la fábrica se asentará en la periferia urbana. Aun así, el
imprimiendo a la idea de paisaje valores morales liberales que aún impacto de la explosión industrial sobre Londres no puede ser
hoy continúan inspirando la acción progresista sobre el territorio. el mismo que en Manchester, Leeds, Liverpool o Birmingham,
Los valores públicos que emergen a través del paisaje inglés impli- ciudades pequeñas que en el período álgido entre 1820 y 1850
can además el reconocimiento de las transformaciones masivas que crecieron en ocasiones más del 40% en una década, sin la resistencia
se aceleran en el siglo xix. que una trama física y cultural densa imponía en Londres.
Los valores que informan el paisaje inglés son inescindibles de los
1 Williams, R., The country and the city, Palladin, Londres, 1973.
cambios sociales que llevan este mundo a un desarrollo productivo - Klingender. F. J.. Art and industrial revolution. Moonraker Press, Londres,
1947. Traducción castellana: Arte y revolución industrial, Cátedra, Madrid. 1983.
72
73
mentó conspicuo en el mapa ideológico-político de la Inglaterra de
El problema que se perfila-es-el-de. campojjersus-áiidad: un champo fines del siglo xvn y principios del xvm lo constituye el humanismo
ya transformMoy para nada idílico, uñHjciudad quejornia. p_artede cívico inspirado en la Antigüedad clásica, cuyo modelo de gobierno
este proceso de transformación y que lo motoriza. La imagerTrural, revivificado (el gobierno mixto de cónsules, patricios y comitiae)
así, no puede mostrar lo que es, debe desplazarse hacia el mundo encuentra su traducción inglesa en términos de monarquía, lores y
arcádico: el gran salto de los ingleses lo constituye la intenciónjie comunes. El modelo, que mantiene la ficción de una continuidad
transformar materialmente la realidad brutal del campo en un progresiva con el mundo grecorromano, sustentó la revolución de
jardín, utilizando recursos estilísticos para ocultar aquello que no se 1688, y se mantuvo como símbolo —no sólo en la isla— de las libertades
debía ver (las vallas hundidas para ocultar la división de la tierra, civiles, garante del progreso material y social.6 La intrincada rela-
las disposiciones de la casa señorial en función de las vistas más ción entre los procesos de acumulación del capital, las ideologías
agradables, a espaldas de los espacios de producción, la línea curva políticas, las referencias al mundo clásico leídas a través de la
imitando accidentes naturales en contraste con las grillas rígidas de experiencia italiana -los ingleses son los más tempranos turistas
los trazados catastrales). La dimensión de esta transformación es modernos- promueve el renovado entusiasmo por el verde, recrea
impresionante: pueden considerarse los casos de Thomas Jones y de las referencias más conspicuas, otorga una nueva dimensión política
los duques de Athold en los decenios que van desde la segunda mitad al tema del paisaje.
del siglo xvni a 1830: el primero se arruinó plantando cinco millones El doble movimiento de "naturalización" y "tecnificación" perma-
de árboles, mientras los segundos se constituyeron en campeones de nece en la base de la estrategia burguesa ante el mundo, y resulta
este culto particular llegando a plantar catorce millones de ejempla- tan difícil desligarla de valores simbólicos de larga duración como de
res.3 las coyunturas político-sociales que conmocionan a Europa durante
Estas anécdotas son elocuentes: el paisaje natural que los ingle- el siglo xvni.Tal vez, el jardín inglés y su extensión al paisaje
ses estaban recreando no era una restauración del anterior, sino la hubieran permanecido como experiencias particulares silos france-
materialización de una fantasía idílica, ya que, como comenta ses, que poco después realizarán el paradigma de revolución moder-
Schama, para los tiempos de Guillermo el Conquistador sólo un 15% na, no hubieran identificado claramente su valor político. El caso es
del territorio inglés estaba forestado.4 Inglaterra no_ era el. _os_curp que los burgueses ilustrados miran a Inglaterra como modelo de
bosque de las épocas de _la__dojniriaciónromana, que aceleró la libertad, e identifican en el "libre y natural" paisaje inglés valores
deforestación. Los" espációTSóscosos medievales de Inglaterra dista- socialesy políticos. El jardín francés, en cambio, cuyo paradigma era
ban de ser lugares desocupados en donde nadie, salvo Robín Hood, Vérsalles, parecía la quintaesencia del poder absoluto, porque como
se aventuraría. Por el contrario, se trataba dejnicroespacios produc- talse había planteado. Por cierto, el gusto arcádico del parque "a la
tivos, ni oscuros, ni densos, ni salvajes, contrastando con las forestas inglesa" ya había atravesado la corte dieciochesca, como puede
germanas. Volveremos sobré el'tema simbólico del árbol y el bosque constatarse en los gustos de María Antonieta, impulsora del bosque
•.•.,„• en el repertorio formal inglés; aquí interesa señalar que esta rein- inglés del Petit Trianon en Vérsalles.
Vi?
vención de la naturaleza, en sus variados estilemas, supone un actor Pero se trata de una articulación ideológica: la convicción de que
que está transformando la naturaleza, naturalizándola; como dice la simple eliminación de las normas "artificiales" que imperaban
Williams: "not a kind ofnature, a kind ofman". Este tipo de hombre en la sociedad absolutista bastaría para que el hombre volviera al
era el landlord, el verdadero genius delgenius loci.° orden natural. La solución inglesa completa esta ilusión, ya que
Pero no sólo los aristócratas rurales participaban de este entu- produce una expansión sobre el territorio que satisface tanto las
siasmo. Lores y comunes (franchised gentry) compartían la pasión aspiraciones de dominio como de reforma, mientras se identifica con
jardinera como compartían, también, la admiración por el mundo un mundo "libre". Koselleck ha resumido sí dos distintos momentos
italiano que habría mantenido las huellas de los clásicos. Un ele- de esta estrategia que se presenta como neutral, presuntamente
basada en una moral sustantiva en tanto inspirada en las "verdade-
3 Cf. Ponte, A., "II carattere dell'albero: fra Alexander Cozens e Richard Payne
ras reglas" de la naturaleza. En un primer momento, la "naturaleza"
Knight", en Mosser, M. y Teyssot, G., L'architettura dei giardini ¿'Occidente. Dal
Rinascimento al Nouecento, op. cit., p. 343. 0 Pocock, J., The inachiauellian mouement (1975), citado por Dixon Hunt, J., "The
4 Schama, S., Landscape and Memory, op. cit. garden as cultural object", Denatured Visions, op. cit.. p. 23.
3 Williams, R., The country and the city, Palladin, Londres, 1973.

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resulta un tópico clave para conformar una esfera pública indepen- del ingeniero francés promedio, parece ya un lugar común. Massimo
diente de la autoridad, identificada con el artificio y el secreto; la Quaini estudió esta lenta separación entre diseño artístico -pers-
naturaleza es un arma política de lucha. En un segundo momento la pectívico y paisajístico- y diseño topográfico, que inicialmente apare-
burguesía en expansión se apoya en el naturalismo subrayando su cían ensamblados. La mirada geográfico-planimétrica realizaría una
pretendida apoliticidad, homologando su acción con "lo natural" (lo suerte de ascención desde lo bajo -el territorio real, con su multiplici-
necesario), en función de ampliar su influencia a un espacio que le dad— hacia un punto ideal en lo alto, desde donde el paisaje se
es disputado por otras clases. Si el primer momento es característi- contempla como en un mapa. Una especie de mirada divina, ante la
camentepúblico, el segundo sostiene la identificación de naturaleza cual la realidad aparece resumida en su totalidad en un solo golpe de
y privacidad negando la política, esto es, la acción (nos referimos a vista; el mapa, así, adquiere las características de un instrumento
la definición de Hannah Arendt). Los valores públicos ligados a la demiúrgico. Por otro lado, la proyectación perspectívica, inclinada
reforma social, que se condensan en las grandes intervenciones respecto al horizonte, no podía llenar, aun con sus avances, la aspira-
urbanas, y el emerger del mundo privado, que hoy ha llegado a su ción de exactitud. Todo debía reconducirse a la horizontal: garantía de
máximo despliegue y acompaña todos los reclamos verdes, constitu- control que la perspectiva, en sus sucesivas transmutaciones y amplia-
yen aspectos inescindibles del mundo moderno y refrendan la ciones, en su contaminación con la percepción directa, ya no permitía.
ambigüedad que siempre acompañó la mirada naturalista moderna, A partir del sigloxvn el territorio comienza a ser representado de
sobre la que trabajaremos.7 una "mañ'éra más exacta y unitaria, ya que resultaba esencial su
conocimiento detallado para que las nuevas entidades políticas
absolutas pudieran operar sobre él. Lo que se representa, sin
.v TECNOLOGÍA FRANCESA embargó, no es necesariamente lo real. Se trata de un sistema de
•i Y REPRESENTACIÓN
convenciones que tiende a confundir lo real como el modelo, o con
aquello que se pretende que el modelo sea: básicamente, un proyec-
Francia no juega un papel central en esta historia sólo por reintepre- to. Esta representación responde también a los problemas militares
tar en clave política la hiperbólica estética del parque inglés. Es en de cuidar las fronteras del ducado, del reino o del imperio. La
Francia, y no en Inglaterra, en donde se desarrollan las.tecnologías emergencia de los estados nacionales les otorga así un valor que
de dominio territorial con mayor éxito, unificadas por el.poder excede lo documental.
X. absoluto: unaburocracia educada en academias especializadas; una Poco a poco, las técnicasjle representación del territorio sufrirán
investigación vasta, en ingeniería.territorial, aunando .distintas variaciones. De la mezcla enfréTejpresentación plana y perspectiva
experiencias, descubrimientos científicos, cálculos de recursos y para los accidentes orográficos, vegetales e hídricos se pasará a una
técnicas; él afinamiento y la normativa de la proyección cartográfica. representación general totalmente plana, y por lo tanto, eliminando
moderna,.qu.e eliminará progresivamente todo resquicio subjetivo o anécdotas y lógicas distintas, a la mensura fácil. Nacida en las
estético en los mapas y cartas. Francia cumple,jmj[qrma canónica, experiencias de los técnicos militares, esta forma de representar se
con lo que hoy se entiende por racionalización territorial. Simboliza, basa en un conjunto de segmentos ideales, deducidos a partir de
para un sentido común extendido, la quintaesencia de la tecnifica- instrumentos específicos. Las depresiones y las prominencias, las
ción que heredará la planificación moderna. extensiones e inclinaciones, se estimarán según el cálculo trigono-
La representación científica y técnica deL-ter.ritQrio. juega un métrico, logarítmico y diferencial. Las delimitaciones, los sectores
papel central en esta transformación, en la medida en que la en que se reparte el área relevada, los puntos característicos, se
burocracia formada en escuelas de alto nivel tiende a identificar transcriben en la representación topográfica con el método de
la realidad con el plano, y consecuentemente a proyectarla de proyecciones por desarrollo cónico o cilindrico.8 Se establecen códi-
acuerdo a la simplificación de la representación. La oposición esque- gos de coloración comunes a todas las representaciones. Recorde-
mática entre el pintoresco inglés, de líneas curvas, de percepción mos, además, que es la Revolución Francesa la que establece el
idealmente integrada, y la mirada ortogonal, plana, simplificadora, código internacional de medición: el metro patrón.
' Koselleck. R., Critica illuministica e crisi delta societá borghese, II Mulíno,
8 Cf. Morachiello, P. y Teyssot, G., Nascita delle cittá di stato. Ingegnere e
Bologna, 1976.
architetti sotto U Consolato e Vitupero, Officina, Roma, 1983.

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Francia es la protagonista indudable de este movimiento de
unificación, externo e interno, dejas representacione¿_científico- a quebrar una idea exclusivamente militar de la administración del
técnicas del territorio, en el ciclo que va desde Cotoejla Napoleón. territorio: asistimos así al nacimiento de la ingeniería civil.
Es que uno de los problemas principales que debía resolver consistía La .Eco/e de Ponts et Chausées se origina en una elección progra-
en la delimitación del territorio nacional y su consecuente raciona- mática que, según Fortier, transforma la idea de intervención y
lización técnica y administrativa. Cassini, desde la Academia de representación del espacio territorial, convirtiéndolo en "algo expli-
Ciencias, produce el primer plano moderno de Francia. Poco más cable, abierto, disponible, construido por infraestructura y no con-
tarde, la comisión reunida en París en 1802 posee como objetivo finado en fortalezas". El estudio de los modos de enseñanza de la
simplificar y uniformizar los signos y convenciones de mapas, École nos revela de qué manera esta idea de intervención estaba
plantas y diseños topográficos. La comisión condensa la experiencia unida a las técnicas de diseño de paisaje, cómo la construcción de
anterior, colmando el retardo que respecto a la componente astronó- infraestructura busca integrar los elementos de ingeniería con la
mica y matemática de las grandes cartas geográficas, basadas en la naturaleza. Un artículo reciente analiza el despliegue de las técni-
grilla geodésica, poseía el detall o figure du terraln -el diseño cas ingenieriles en el mundo del jardín francés, en el siglo xvn. Las
topográfico-. La experiencia francesa se extiende hacia otros países grandes intervenciones -pensemos especialmente en los canales, el
-seducidos tanto por la perfección técnica del sistema como por gran medio de articulación territorial antes de la aparición del
motivos ideológicos—. ferrocarril- basan su perfección en una extensa utilización práctica
Desde entonces, cartas y planos se someterán a un único tipo de de los aportes de nuevas ciencias. El jardinero del siglo xvn debe
proyección, y en el curso del siglo xix desaparecerán los restos prever en el diseño todas las componentes del ordenamiento formal
de convenciones que no se adecuaban al plano así definido, como el de la materia a gran escala: el diseño asegura el "apresamiento de
uso de proyección vertical para las montañas y los bosques en las razones de la naturaleza y de sus secretos". En esta mirada, la
oposición de la siempre horizontal representación de calles y ríos. La simplificación era una consecuencia necesaria.10
representación de edificios mantuvo durante largo tiempo su ambi- Fuentes militares y fuentes paisajísticas en el trabajo del ingenie-
güedad. Una geometría rigurosa, susceptible de ser reducida al ro moderno se intersecan con las ideas de difusión y aplicación de la
cálculo, desplaza las sugestiones ilusionistas de la imagen óptícaTLa ciencia como medio de asegurar la liberación de la sociedad, como
comisión de 1802 lo planteaba claramente: "La perspectiva debe'ser puede leerse paradigmáticamente en el Discours sur les sclences
considerada como un género extraño a la proyeccióñ'geométnca"._La mathematlques de Condorcet, en 1786. A este programa responde la
primera produce imágenes, la segunda medidas; una está limitada fundación de la Ecole Polytechnlque (1795), verdadera punta de
a un instante, un evento, la otra es indefinida (temporalménte)Jonlo lanza de la ciencia francesa durante la primera mitad del siglo xix.
la extensión que ella representa en su verdadera dimensión."9 En ella "no hay conocimiento iluminado que no contenga los presu-
Ilusión y precisión, plano y perspectiva: lo que el plano excluye puestos de su operatividad".11 Para esta doctrina, son los ingenieros
'\; realmente no es sólo el engaño óptico. La experiencia óptica, desde politécnicos los encargados de hacer llegar mediante la práctica, en
el Renacimiento, intenta inscribir el cambio, el movimiento, el el territorio rural o en la ciudad, las teorías pensadas en los círculos
tiempo. La carta geográfica excluye el tiempo en la representación científicos. Este nuevo tipo de profesional dispone en la geometría
del espacio. descriptiva creada por G. Monge, uno de los profesores de la Escuela,
El mundo francés no consistía sólo de ingenieros de puentes y de las herramientas básicas de comprensión y mensura de los
caminos. No hubiera sido sensible a las transformaciones inglesas objetos, la posibilidad de conectar su realidad con el más abstracto
sin mediar la difusión de las ideas de los fisiócratas, que colocaban análisis matemático.
en el espacio rural y su revitalización la fuente del valor económico, Quizás la consecuencia más importante del ideario sea la noción
pero también regenerativo de la sociedad urbana. Pero los fisiócra- de que el ingeniero es el responsable de desarrollar tareas hasta
tas no suponen que se deba elaborar instrumentos diferentes para
10 Vérin. H., "La tecnología nel parco: ingegneri e giardinieri nella Francia del
reorganizar radicalmente la administración estatal. Sí contribuyen Seicento", en Mosser, M. y Teyssot, G., L'architettura dei giardini (¿'Occidente. Dal
9 Citado del Memorial topographique militaire por Quaini, M., "Per una archeo-
Einascimento al Novecento, op. cit., p. 138.
11 Biral, A. y Morachiello, P., Inimagini dell'ingegnere tra quatro e settecento,
logia dello sguardo topográfico", op. cit.
Franco Angelí, Milán, 1985, p. 100.

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entonces no abordadas como sistema: la planificación del territorio, Capítulo II
la diagnosis sobre las condiciones económicas de un sitio y_las VOLVER A ARCADIA
posibilidades de riqueza logradas mediante un proyecto tecnológico
que incluye arquitectura, hidráulica, transportes, agricultura. Las
técnicas separadas, que sólo en parte eran articuladas en los gran- Philosophy will clip an Angel's wings
des jardines del seiscientos, se coordinan en la tecnología; en este Empty the haunted air, and gnomed mine
pasaje, las consideraciones estéticas sólo quedan como normas Unweave a rainbow
simplificadas, repertorios sobre los que se puede elegir. La belleza
se arrincona en manos de la arquitectura, disciplina que cada vez Keats, Lamia
más dependerá de los ingenieros para encarar intervenciones de
envergadura. Por otro lado, las ideas de democratización del cono-
cimiento y de público debate que subyacían en el discurso de
Condorcet, son sustituidas por la autoridad de la administración
imperial. Permanece en cambio la confianza en que las mejoras
territoriales redundarían en la resolución de los problemas del
conjunto de la sociedad, inaugurando con esto un axioma propio de LA CRISIS
la urbanística moderna, que tendrá sus desarrollos más notorios en DE LA MIMESIS CLÁSICA
el siglo xx. En fin, la idea de reorganizar el territorio en función del
rol del Estado moderno se hace aquí realidad, y encuentra un Aunque el siglo xvm, obsesionado por el problema de los orígenes, no
mecanismo de funcionamiento que se difunde como modelo ideal abandona esa permanente voluntad moderna de revitalizar la
para muchas naciones. La inicial concepción iluminista que conecta Antigüedad, el mismo avance del conocimiento -los descubrimien-
en forma necesaria intervención física y progreso social será reem- tos arqueológicos, la conciencia histórica, la evolución de la filología-
plazada por formas más elásticas de control en las cuales los hará insostenible este sueño. Con la fragmentación del mundo
procedimientos de organización y regularización del territorio ser- clásico, desplegada en el siglo xix, cae también la certeza de una
virán como matrices virtuales de cambios permanentes, sin una relación entre naturaleza y pensamiento sustentada en gran parte
relación estrecha con el cambio de la sociedad. La "felicidad de los en esta confianza. Esta crisis no es ajena a la experiencia del jardín
habitantes" no parecía lograrse con puentes y caminos. Se descarta, que, ampliándose en dimensiones y referencias, cubriendo tenden-
entonces, en el campo de las disciplinas ingenierües, la felicidad cialmente la naturaleza entera, deja penetrar lo oscuro, lo fluyente,
como objetivo, y queda un sistema técnico neutro que no contiene lo inmanejable por el espíritu. El bosque de Bomarzo triunfa sobre
ningún valor que trascienda su mera operatividad. Sin embargo, las débiles geometrías; pero ya no encontrará en los símbolos
como veremos, la articulación directa entre reforma social y reforma clásicos tópicos que expliquen el caos. La apelación clásica se
espacial continúa en otras sedes, como lo testimonia la experiencia convierte en mera convención.
de los parques. Desde este punto de vista, la noción de paisaje excede la interpre-
tación meramente político-ideológica, la coyuntura capitalista en
sus distintas fases de desarrollo, la renovación de las técnicas.
Paisaje comienza a identificarse no sólo con una porción bella de la
naturaleza, con un género pictórico, con un fragmento ideal, sino con
la naturaleza misma. A la vez, se asiste a un rechazo creciente del
conocimiento científico que ha ayudado a destruir el mundo de
semejanzas y espejos, el mundo de la mimesis significativa que
operaba una relación concreta con la infancia de la humanidad.
Los primeros años del siglo xvm pueden caracterizarse como
aquellos donde las teorías newtonianas sobre la organización del
mundo y el orden natural triunfan y se difunden por todo el con-

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medio por lo sublime. Hacia fines del siglo xvm, las descripciones
tinente europeo. Se ha reducido la geometría cósmica a una mate- pastorales o los testimonios de los antiguos viajeros se reemplazan
mática que ya no tiene que ver con los secretos pitagóricos sino con cada vez más por la descripción específica de lugares concretos,
la posibilidad de medición: ¿qué puede restar de la belleza clásica? percibidos, también, por individuos concretos, con una historia
Sin embargo, la idea de máquina del mundo era también clásica - particular.
hablaba de la correspondencia entre el cielo, la tierra y la arquitec- Un ejemplo emblemático de las nuevas formas literarias de
tura-. En muchos sentidos, la racionalización de la naturaleza y su abordar el paisaje lo constituye la obra de Rousseau. En Julia o la
representación como máquina no alteraban la creencia en un "gran nueva Eloísa, Rousseau sitúa la acción en los alpes suizos, que se
Arquitecto" capaz de congeniar un universo complejo. Esta concep- convertirán en uno de los paisajes más recurridos en el romanticis-
ción ha sido identificada, en términos estético-formales, con el mo. Esta elección intenta marcar la diferencia entre la pureza del
espacio barroco y con la serie de recursos técnicos que busca enlazar paisaje natural que impregñ^^hiB^pJirspnajes. frente__ala-ci-udad
y conciliar el paisaje mediante grandes gestos que reconstituyen la entendida como fuente de corrujDción y malignidad,_oppsición esen-
armonía mundi. cial al pensamiento político de Rousseau. No es la oposición lo
En la segunda mitad del siglo, en cambio, las dudas sobre este novedoso (el tópico, como vimos, puede reconducirse a Horacio y
funcionamiento perfecto se acrecientan, a medida que la observa- Virgilio), sino la elección de ese ambiente salvaje y sublime, a
ción y el experimento no demuestran en absoluto la identidad entre merced de los elementos, para nada reconducible a la graciosa
bondad, belleza y verdad. También influyen acontecimientos que Arcadia. Por cierto, sólo ahoraj^ ciudad podía ser identificada
antes hubieran sido tamizados de otras formas. Por ejemplo, Voltai- realmente como^el lugar de la corrupción, la vida artificial y
re escribe un poema sobre el terremoto de Lisboa, que destruye convencional, como en la Roma imperial y tardía. LQS personajes de
completamente la ciudad el día de Todos los Santos de 1755. Los Rousseau que viven en contacto directo con la naturaleza son seres
interrogantes que plantea no pueden ser satisfechos desde una incontaminados y libres. Rousseau saca partido de la concepción
concepción tradicional: ¿por qué la naturaleza se comporta ciega- móvil, cambiante, inefable de la naturaleza, y la identifica con la
mente aniquilando miles de inocentes? ¿Por qué no elige sabiamente libertad, como la aristocracia política inglesa lo había hecho desde
y castiga, como en las bíblicas Sodoma y Gomorra, a los verdaderos antes, pero sin considerar lo natural como ámbito de equilibrio y
culpables? ¿No hay más pecadores, acaso, en París y Londres -las serenidad. Las cumbres y los glaciares de Meillere son proyecciones
Sodoma y Gomorra de la época—? Los designios de Dios son inexcru- del espíritu atormentado de Saint-Preux en el momento de su
tables: entonces, los designios de la Naturaleza también. No puede desengaño amoroso; el jardín elíseo cultivado pacientemente por -
homologarse ni Dios ni la Naturaleza con las leyes que rigen la Julia es refugio en el cual es posible alejarse de los peligros del
sociedad humana, no pueden conciliarse belleza y bondad. Sólo un mundo, pero también laboratorio de experimentación para retor-
paso místico, no un paso racional, puede reunirlos. Pero la demanda nar al equilibrio y la serenidad perdidas. Para Rousseau, está claro
de Voltaire no tiene respuesta inmediata. Más bien sugiere la que la poética que puede producir estos resultados es la de un
aceptación de un Universo que, si parece tener leyes claras de retorno al mundo de transparencias entre sentimientos subjetivos
funcionamiento, no parece incluir al hombre en su devenir. La y paisaje, donde el secreto consiste en no oponerse a los dictados de
naturaleza voluble aparece ácidamente retratada en Voltaire. la naturaleza sino en secundar su desarrollo, conduciéndolo me-
Ésta es la naturaleza que el arte comienza a representar. Etienne diante la razón y el trabajo. Este acompañamiento exige, a la vez,
Louis Boullée se atiene, en sus arquitecturas visionarias, a los un amplio esfuerzo de trabajo físico que debe necesariamente ser
cambios del paisaje en función del estado de ánimo del observador, invisible. Un párrafo de Julia merece considerarse para compren-
del clima y de las alteraciones estacionales. Esa través del fenómeno der la antinomia que genera la construcción del jardín y la conse-
como Boullée intenta relacionarse con la armonía del mundo: se cuente visión de la naturaleza:
trata de una arquitectura que apela a la categoría retórica de lo
sublime como recurso para que lo extraño, lo desmedido, lo horrible, Este es el mismo jardín donde habéis paseado muchas veces, y donde
puedan penetrar armónicamente en este universo descontrolado. con mi prima jugabais haciendo verdaderas batallas arrojando los
Utiliza entonces luz y sombras, escalas gigantescas como para frutos. Recordad que la hierba era bastante árida, los árboles ralea-
medirse con el cosmos. Pero no se trata sólo del reemplazo del justo dos, la sombra más bien escasa, y que no había agua. Miradlo ahora

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fresco, verde, frondoso, florecido, irrigado. ¿Cuánto creéis que me ha y multiplica las fuentes posibles de origen cultural son también
costado ponerlo en este estado? [...] Es un lugar encantado, es verdad, motivos que están a la base de las nuevas poéticas del jardín. La
pero agreste y abandonado; no veo traza del trabajo humano. Habéis imitación de los antiguos continúa siendo clave, pero ¿cuáles anti-
cerrado la puerta de acceso; el agua ha llegado no sé cómo; la naturaleza guos? Aun la Antigüedad familiar, Grecia y Roma, se presenta
sola ha prevenido todo el resto, vos misma no hubierais podido hacer distinta después de las contribuciones arqueológicas y filológicas
otra cosa. Es cierto, dijo ella, pero bajo mi dirección, y no hay nada aquí que irrumpen durante el siglo xvm. Una lectura más exacta de las
que no haya sido ordenado por mí.12 fuentes literarias clásicas, por ejemplo, induce a muchos teóricos
ingleses del jardín a suponer que los jardines antiguos eran siempre
Julia cultiva un jardín inglés. Como bien lo apreció Lukács, el irregulares.
jardín a la inglesa no debe aparecer como obra humana sino como En las artes, la simultánea aceptación de la regularidad y la
despliegue de la naturaleza, tanto en el todo como en los detalles: el irregularidad en la forma proyectada, o, en otras palabras, la mez-
trabajo debe ser ocultado; "cada mata tiene que afirmar su indepen- cla del jardín a la inglesa y el jardín a la francesa, ya no reproduce
dencia, la justificación de su existencia que tendría en la naturaleza el juego de los opuestos renacentistas, sino que es notoriamente
misma".13 Los problemas entre autonomía natural y proyecto huma- mezcla de tradiciones, elección deliberada de fragmentos. Con el
no aparecen en la novela de Rousseau, y la cuestión no radica sólo tiempo, estas modalidades se convierten en convención, que en
en la tensión así impuesta: radica en que ninguno de los dos criterios el parque se reúne pero que en las prácticas territoriales más
que coexisten sea capaz de concreción. La conciencia de la disrup- generalizadas se separa. La regularidad de los parterres, la simetría
ción, de la ausencia de unidad entre moral humana y natural, de la que en un momento fue proporción y luego sólo instrumento regu-
existencia de lo múltiple sin leyes que recondujeran a ninguna lador a partir de un eje que espejaba los lados, se extendieron en la
unidad, tiende a borrar cualquier mecanismo mimético. ingeniería y la arquitectura institucional. La aceptación de
Se trata, es cierto, de un largo proceso. ¿Cómo salvar la idea de la irregularidad que parecía mimetizar las formas en que la natura-
mimesis que funda las artes en un momento en que lo exterior, la leza trabajaba se condensa en el jardín pintoresco, en las casas
figura, no ofrece ninguna garantía de conocimiento? La primera inglesas, en los nuevos diseños de la ciudad. Las formas artísticas
defensa es el alma. Artes y literatura, de modos diferentes, tenderán hicieron visible este conflicto: ¿cómo construirlas a partir de la
a vehiculizar la identidad entre hombre y mundo a través de última certeza del mundo informe del alma?
categorías intangibles, interiores, como el alma, reemplazando los
consejos concretos, prácticos y normativos.
En las artes clásicas, la separación no era un problema central: ni LA CAÍDA
la separación física del fragmento idílico y el caos primordial, ni la DE LA RETÓRICA NORMATIVA
separación de técnicas específicas que fundaron las distintas artes.
En el primer caso, público y privado, ciudad y campo, representación El anclaje del tema del paisaje en una sensibilidad común y difun-
y realidad, se necesitaban mutuamente. La noción de mimesis dida, en relación con los valores que la naturaleza en estado puro
permitía recomponer la unidad. Estas concepciones estaban ancla- comienza a adquirir, supone la construcción de una nueva articula-
das en prácticas extendidas, en reconocimientos hegemónicos. Al- ción entre moral, belleza y verdad. Hemos comentado el valor
berti confiaba en que la belleza resplandecía ante todos los ojos, los político del paisaje inglés; si éste lo posee es porque fue acompañado
del ignorante y los del educado, de la misma manera en que las flores por una interpretación crítica que tuvo que basarse en las movedizas
desplegaban su belleza. Esta coincidencia se derrumba en el roman- arenas de la psicología empírica en lugar de los tópicos retóricos, en
ticismo. la aleatoriedad de los procesos naturales que amenazaban la perma-
El conocimiento más exacto de civilizaciones extraeuropeas, la nencia de la forma, en los valores de la naturaleza en lugar de los
conciencia histórica que diluye poco a poco el mito de una edad de oro artificios, en la expresión en lugar de la convención.
12 Rousseau. J. J., Jalla o la nueva Eloísa, parte IV, carta IX de Saint Preux a M. En principio, es necesario estimar lo que significó el tránsito de la
Eduardo. "persuasión" al problema del público. "Retener a los oyentes en sus
13 Lukács. G.. "Jardinería", en Estética, t. IV ("Cuestiones liminares de lo asientos", fundiendo el deleite con lo útil, fue el problema de la retórica.
estético"), Grijalbo, 1965, pp. 157 y ss.

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Toda estética normativa se orienta hacia este punto. ¿Qué pasa cuando
lo útil y lo bello se divorcian, cuando el público ya no forma parte de una beneficio. Una proximidad prelingüística al mundo, una nueva
comunidad orgánica y jerárquica, sino de una sociedad democrática y Arcadia perdida; por esto se privilegia lo más etéreo de cada forma
múltiple? de expresión en la nueva representación paisajística: la palabra
En la Inglaterra del sigloxvm se partía de la ficción de un público poética, la vibración del color o la transparencia de la acuarela en
de iguales; en este marco, ciertas líneas de la crítica inglesa se lugar de la estructura de la forma clásica. En este camino se
orientan preferentemente a la comprensión de los procesos psíqui- constituyen las oposiciones ahora recurrentes en el sentido común:
cos para avalar las normas estéticas. Cuando, avanzado el sigloxix, lo mecánico versus lo orgánico, lo abstracto versus lo concreto, lo
el público deje de ser el estrecho círculo de entendidos para conver- formal versus lo vital.
tirse en masas ajenas a todo "sentido común", estalla la confianza en Aún se trata de mimesis: no de apariencias sino de valores ocultos
un destinatario único e ideal para el arte, pero se mantiene el método a ojos poco sensibles. Pero precisamente en la noción del paisaje, lo
psicológico para establecer nuevos lazos entre arte y recepción. que aparece como separación entre artista inspirado y público
Lazos cada vez más problemáticos: mientras el arte, orientado ya no común se reúne. "En la contemplación del paisaje todos somos
al placer sino a lo inefable, se desentiende de ellos, la tradición artistas en potencia", dice Simmel.14
comunicativa de la retórica se transmuta en los instrumentos El paisaje cumple así con las aspiraciones de comunión en un
acríticos de la propaganda. Por otro lado, la expresión de un yo en doble sentido: la del hombre con el mundo y la de los hombres entre
íntima consonancia con el mundo reemplaza progresivamente los sí, en el momento en que la separación se refuerza. Aún existe la
criterios de un arte racional. La razón queda del lado de la ciencia; referencia exterior, la figura natural en la representación, aunque
el alma debe estar en comunión con la naturaleza para salvar su la balanza del arte romántico se ha inclinado definitivamente hacia
necesariedad. el sujeto.
El tránsito de una concepción mecánica a una concepción orgáni-
ca del mundo resulta otra pieza clave para comprender tanto los BELLO, SUBLIME,
caminos de las artes como la centralidad que la noción de paisaje PINTORESCO
jugó en los años que van desde mediados del siglo xvm a 1830. Este
aspecto resume en muchos sentidos los anteriores, y atañe directa- Ahora bien, lo que se describe a través de la crítica literaria, la
mente a nuestra concepción moderna de naturaleza. La marca metafórica natural en relación con la emoción subjetiva, no fue sólo
estética de esta concepción permanece aún oscuramente en formas constituida en sede literaria. Los inicios de esta sensibilidad deben
acríticas. Seguiremos brevemente algunos aspectos de este tránsito. reconducirse a un proceso más temprano, que selecciona ciertos
La crítica literaria ha identificado estos temas en la poesía tópicos clásicos en desmedro de otros en la construcción de jardines,
romántica. Coleridge, por ejemplo, opone la fantasía, asociativa, parques y territorios. Lo pintoresco y lo sublime, categorías clásicas,
mnémica y mecánica ("un espejo... que repite simplemente o por
\ transposición") a la imaginación, un poder sintético que recrea el
mundo, permeable, fusionante, asimilador, vital, que engendra
se adueñan del jardín a la inglesa y ayudan a "ver" lo natural. Esta
naturaleza que se quiere en comunión directa con el alma está
preparada para ser percibida de maneras predeterminadas.
"una forma suya, propia". Lejos de estar separada de la naturaleza, EnL_losjard.ines_renacfintiatas, orden y desorden, naturaleza y
por constituir un proceso similar al de la vida, puede entenderla. En arquitectura, podían convivir en función de la confianza en el
este marco, las representaciones alegóricas y convencionales, basa- intercambio simbólico. La arquitectura se fundaba, en las versiones
das en la historia y en la autoridad, deben ser sustituidas por la canónicas, también en la naturaleza, y no pretendía exceder, ni en
mirada sin filtros del poeta inspirado. Éste es uno de los aspectos que la ciudad ni en el jardín, su lugar acotado. Composición de jardín y
permite el intercambio entre la idea estética de paisaje y la percep- composición arquitectónica resultaban disciplinas intercambiables
ción del paisaje "real". En el artista se confía la misión de "hallar el hasta cierto punto: respondían, como vimos, a los mismos preceptos
nombre propio de las cosas", aquel que las metáforas sucesivas de utilitas y venustas. El jardín arquitecturizado necesitaba de
habrían ocultado, el sustento del mundo; mientras las técnicas y las grandes trabajos ingenieriles; la arquitectura llevaba en sí el signo
ciencias sólo pueden describir superficies y reducirlas a cálculo y
" Simmel, G., "Filosofía del paisaje", en El individuo y la libertad. Ensayos de
Crítica de la cultura. Barcelona, 1986. pp. 175 y ss.
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elementos concretos de la escena rural inglesa "real". Aunque la
de la naturaleza, en los capiteles de los órdenes, en los ornamentos palabra pintoresco aún no es utilizada de la manera en que lo será
que comienzan a proliferar, mezclando dioses y flores, en ninfeos y posteriormente, en este paralelo que implica la pictoricidad del
grutas, en fachadas e interiores. Pero la confianza en la relación jardín se va construyendo la poética del jardín pintoresco cuyas
entre razón y naturaleza termina destruyendo esta identidad que características ya están plenamente desarrolladas en los ensayos de
paradójicamente se basaba en la separación, y esto es claro en el Uvedale Price o Capability Brown en la segunda mitad del siglo xvm.
barroco tardío. Por otro lado, como señala Leo Marx, Addison describe desde las
Según Riedel, se presentan varias alternativas o intentos de páginas de The Spectator (un órgano clave en la formación de la
resolución en este período de crisis, que constituirán desarrollos esfera pública inglesa de principios del siglo), paisajes en los que
diversos: la imitación lisa y llana de la realidad, la imitación ensalza la variedad, la desnudez de los árboles y prados "sin
deliberadamente imperfecta, con el objeto de diferenciar la natura- adornos" de la tierra inglesa, sugiriendo que podrían ser fácilmente
leza real del arte, y la imitación de una naturaleza ideal sólo mejorados con "algunos toques artísticos". Opone deliberadamente
reconstruible a partir de la selección de fragmentos. De éstas, la el estilo geométrico de los jardines de las clases aristocráticas y
última opción será la que deje abiertas las puertas a la generación ociosas a la variedad de granjas y haciendas cultivadas que, con sólo
de la estética de lo pintoresco,15 mejorar el bordado de sus surcos, pueden convertir un maizal en un
Lo pintoresco halla su raíz en la selección en l_a_ naturaleza de jardín ameno y agradable: es el mundo de layeomanry, el campesi-
fragmentos que, combinados, lograrían una perfección imposible en nado independiente, cuyos días estaban contados. Lo que ve de bello
el mundo real: la Arcadia, a la vez expresión didáctica de ese en estos campos está seleccionado a través de una mirada pintores-
universo intangible en que se halla el secreto del orden natural. Es ca, extendiendo de esta manera el fragmento acotado del jardín o la
el proceso que seguía Claude en sus paisajes ideales, pero el equili- imagen idílica de la pintura a la extensión territorial.17
brio duró poco: la elección libre de fragmentos mina las bases de la Lo pintoresco aparece normalizado en su acepción moderna por
unidad, de la correspondencia entre los distintos reinos. Destruida Gilpin, en Three essays to which is added a poem on landscape
la unidad, dudosas las formas en que la mimesis artística debía painting (1792). Aunque está dedicado a la pintura, la base inter-
afirmarse, se quiebra definitivamente la relación elemental entre cambiable entre pintura, poesía y jardín que se planteaba a princi-
técnica y arte, ciencia y arte. La voluntad de racionalización afirma- pios de siglo se mantiene. Lo pintoresco es definido como lo quebrado
rá la regularidad en ciertas franjas de las disciplinas del diseño y lo abrujDtoJj3jju£_e^ita_el_Qrden .geojnétrico, Jo que puede identi-
territorial (ejemplarmente en la ingeniería), cancelando significa- ficarse. comojiatiiraLEn la representación pintoresca, sólo pueden
dos simbólicos junto con hipótesis alternativas; pero la arquitectura admitirse aquellos objetos cuyo uso banal es suavizado por la
continuará moviéndose en los dos flancos, y hallará en la fragmen- historia, o cuya novedad es agrietada por el tiempo: castillos y
taria estética de lo pintoresco -donde lo irregular es el paradigma- palacios, chozas, muros cubiertos de musgo.
el sostén del desarrollo de ciertos programas como parques, jardi- También el paisaje sublime debía ser natural. Pero no sugiere
nes, pabellones, casas rurales y arquitecturas para el ocio.16 amenidad, sino encontradas pasiones que dirigen el alma hacia los
La precisión de la categoría de lo pintoresco resulta así una pieza grandes, problemas humanos^ Lo sublime constituye también" él
central para comprender tanto las características formales del repertorio del jardín inglésTpero extiende sus significados más allá
jardín a la inglesa como su extensión en la construcción o la de las referencias clásicas para abismar al hombre en secretos
contemplación del paisaje. Desde principios del siglo xvm, los teóri- originales. Lo sublime corta además con la débil línea que separaba
cos del jardín paisajístico -Addison, Pope, Shaftesbury- establecen el jardín como artificio humano de la naturaleza intocada, y sus
un puente entre el paisaje pastoral construido en la pintura por características pasarán a ser totalmente intercambiables.
Claude, Poussin, o los Carraci, la poesía (ut pictura poiesis) y Shaftesbury describía a principios de sigloxvm su pasión ante las
cosas de la naturaleza "donde ni el arte, ni la vanidad, ni el capricho
15 Riedel, F., Theorie der schonen Kunste und Wissencschaften., citado por
del hombre han destruido su orden genuino, arruinado el aspecto
Todorov, Theories du symbole, du Seuil. París, 1977.
16 Sobre este tema véase Teyssot, G.. "Illuminismo e architettura: saggio di 17 Marx, L.,La máquina en el jardín. Tecnologíay vida campestre (1964), Editores
storiografia". Introducción a Kauffmann. E.. Tre architetü rivoluzionari. Boullé, asociados, México, 1974.
Ledoux, Leguen, Franco Angeli. Milán. 1984.

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originario. Hasta la¡3 Jyyjeras piedras, los-antrosunusgosos, las
cavernas irregularesyjas cascadas, adornos de todas lasgracíasHe Viétor, ni los griegos ni los romanos asociaban la palabra sublime
lo salvaje, se me aparecen tanto más fascinantes, porquej^epresen- con lo oscuro o lo infinito.20
tan^ más ^exactamente la naturaleza, y "están envueltas de una Así, las distintas traducciones del seudo-Longino, desde el siglo
magnificencia que supera largamente las ridiculas ci)m:mhechuras xvi, juegan un papel importante en la constitución moderna del
del jardín principesco".18 La fascinación ante la naturaleza intocada concepto. El texto fue publicado en 1554 (Robortello), y traducido en
no excluye""el horror, el miedo, la inquietud: por el contrario, las 1672 y 1674 por John Pultney y Boileau. Desde el siglo xvn en ade-
presupone. lante, el éxito de Longino se extiende tanto por el mundo galo como
Edmund Burke fue quien llevó más a fondo en el mundo inglés del por el anglosajón. El punto de inflexión en el pasaje entre la versión
siglo xviii la reflexión sobre lo sublime en su difundido tratado A clásica de lo sublime y la versión romántica que ha llegado hasta
philosophical enquiry into the origins ofthe ideas ofthe Sublime and nosotros lo constituye el tratado de Burke.
Beautiful. Una de las grandes innovaciones de Burke fue fundar su Lo bello, para Burke, derivado del atractivo de un físico hermoso,
estética sobre bases biológico-psicológicas, en el sentido establecido se diferencia de lo sublime, que despierta en el espectador dosis
por el empirismo inglés, especialmente por Hume. La propuesta de moderadas de miedo que operarían de forma catártica, expurgando
Burke articula en forma novedosa categorías clásicas con resultados eTalmá de las pasiones. El sentido de la belleza surge ante cosas
de la investigación científica de la época, y, sobre todo, destruye un pequeñas, suaves, deli_cada^755didfls entre sí, sin ángulos contras-
sistema de valores basado en la norma -a su vez deducida de tantes^ de colores puros y luminosos; el sej]^dp^d_e_lj3siibJiiTi e permite
enfoques ontológicos del mundo- para reflexionar sobre la recepción ej^jespéTtar de lajy3ajyxDnj3S_jjQá^ por. los
de la obra, sobre sus efectos en el ánimo del hombre. Lo bello y lo contrastes abruptos, por la vastedad y la gran dimensión, por el
sublime, así, se apoyan directamente en el par de sensaciones silencio sobfecogedor Vla_claridai.desbimbr.an.te. El placer de lo
opuestas placer/dolor, y conducen, como notó Assunto, a dos tipos de sublimé ésTa provocado porque se Ojfrec^jujia^idejajIeljjeKgjx), del
belleza, que podrían ser entendidas como "clásica" y "anticlásica".19 dolor o de la angustia, sin que uno esté realmente en esas circuns-
La idea de lo sublime, por supuesto, es también clásica, pero el tancias. Lol;in51IírTé7para Burke, coloca al hombre ante la principal
sigloxvin la reinterpreta a la luz de ciertas traducciones. Encuentra sensación de peligro: la amenaza de su autoconservación (autocon-
sus referencias más lejanas en las interpretaciones morales de la servacíón que la belleza, en cambio, afirma).21 Impulsa la reflexión
catarsis artistotélica —la purificación a través de las pasiones— en sobre los grandes temas del pensamiento humanofel infinito, la
la tratadística de los siglos xvi y xvn. El texto de mayor importancia muerte, el sentido de la vida. La belleza estimula, por el contrario,
lo constituye un tratado de retórica, Sobre lo sublime, atribuido al sentimientos de cohesión social, en tanto presenta orden y armonía.
ateniense Longino (s. n a.C.); allí se planteaban ciertas cuestiones La belleza es social; lo sublime se juega en la relación indecible entre
básicas de esta categoría que no distinguía entre géneros y discipli- el individuo y el mundo. Burke, como afirma Viétor, lleva el fenóme-
nas. Lo sublime implicaba entonces grandes concepciones; utiliza- no de lo sublime a la experiencia psíquica inmediata y lo acerca a "su
ción de la pasión por oposición al "lenguaje figurado, dicción noble y propio fundamento, ya sea el alma o la naturaleza".22
composición elevada"; la preeminencia del genio y la inspiración por Por cierto que el trabajo sobre lo bello no se agota en las reflexio-
sobre el trabajo técnico. El tratado del seudo Longino puede inscri- nes psicológicas de Burke. Un nuevo renacimiento clasicizante,
birse en la polémica entre los defensores de la retórica como ciencia, basado especialmente en los replanteos de una arqueología cada vez
que excluyen la ilusión, la exaltación o el embelesamiento, y quienes más exacta en sus interpretaciones científicas, domina el nacimien-
asignaban un papel predominante a la pasión. Pero, como observa to de la Estética. Pero la "noble sencillez y callada grandeza" que
18 A. A. Cooper, tercer conde de Shaftesbury, The moralist (1709), cit. por M.
20 Viétor, K., Geits und Form, Berna, Francke Verlag, 1952. p. 239.
Andrews. "II sublime come paradigma: Hafod e Hawkstone", en Mosser. M. y 21 Debemos recordar que en los tratados clásicos de Alberti y Palladlo, por
Teyssot, G..L'architettura deigiardini ¿'Occidente. Dal Rinascimento al Nouecento, ejemplo, la belleza conjura la guerra. En la tríada vitruviana, la firmitas excede el
op. cit., p. 319.
hecho técnico y está también en relación con la idea de permanencia del mundo
10 Assunto. R.. Naturaleza y razón en la estética del setecientos, Visor, Madrid,
humano. Firmitas y venustas aparecen en mutua relación.
1989, p 31. -- Viétor. K.. Die idee des Erhabenen in der deutschen Literatur, p. 255.. cit. por
Assunto. R.. Naturaleza y razón en la estética del setecientos, op. cit.. p. 27.

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Winckelmann atribuye al arte griego para justificar su fascinación tual del arte, "robusteciendo el concepto de dignidad en contra de
no es sólo proporción y correspondencia, sino también una gracia lo natural."24 Pero en Kant, agrega, resuena aún la grandeza
indefinible e inalcanzable a través de la pura técnica; la sensación de un mundo ajeno y no totalmente dominado. Es por esto que la
de nostalgia, de pérdida irremediable, acompaña todas las disquisi- belleza se convierte en símbolo del bien moral: "a bellos objetos
ciones posteriores. de la naturaleza o del arte damos a menudo nombres que parecen
Hemos ilustrado con relativo detalle la operación de Burke para poner a la base un juicio moral".25 El gusto estético haría posible
comprender las formas en que lo clásico, en crisis pero no abandona- el tránsito del encanto sensible al interés moral habitual "sin un
do, se enlaza a través de selecciones particulares con la construcción salto demasiado violento, al representar la imaginación también
histórica de una nueva articulación entre arte, técnica y naturaleza. en su libertad".26 Dicho de otra manera, el juicio estético -fa-
El tratado de Burke es fundamental para comprender cómo, en la cultad de juzgar cosas según reglas o normas, pero no según
segunda mitad del sigloxvm, se opera la separación definitiva entre conceptos- "instituye el enlace de la esfera del concepto de
lo bello natural y lo bello artístico, separación que encuentra un naturaleza con el concepto de libertad, en cuanto favorece al
momento de delicado equilibrio en la noción de paisaje. mismo tiempo la receptividad del alma para el sentimiento
En la Crítica del juicio de Kant, el fundador, podríamos decir, de moral".27 Está otorgando estatus teórico a toda una línea en la
la estética moderna, se comparten las categorías de lo bello y lo concepción de la naturaleza como paisaje: aquella que confía en
sublime como fueron expuestas por Burke, pero esta primera confor- la regeneración social por el verde, en la apropiación de su
mación es sólo el punto de partida para un objetivo más alto: superar belleza para estimular el sentimiento moral. Por el contrario,
la aleatoriedad y el individualismo otorgado por los ingleses al juicio existe una crítica implícita a las posturas que tienden a subsumir
del gusto para sentar bases generales que puedan unlversalizarse. las lógicas humanas en las lógicas naturales. El problema, en
Dos cuestiones merecen remarcarse para comprender tanto la efecto, es la libertad humana. Si se quiere preservar la idea de
contribución kantiana en el ámbito de las relaciones entre natura- libertad, no se puede aceptar una subsunción absoluta en la
leza, belleza y moral, como el clima cultural en el que están inmer- naturaleza; al admitir la diferencia con el mundo, se combate al
sas, signado por el precario equilibrio que la admiración de la mismo tiempo su absoluta sujeción a la razón.
naturaleza como paisaje representa. La primera se refiere a El tratamiento que da Kant a lo bello y a lo sublime deriva de
la relación entre autonomía del sujeto y naturaleza; la segunda a los estos presupuestos. "Bello es lo que al mero juicio place": esto es,
intentos de recomposición de la forma -en sentido no de figura sino se trata de un placer sin interés. Sublime, en cambio, es "lo que
de orden— profundamente minada en la experiencia artística del place inmediatamente por su resistencia contra el interés de los
sigloxvm. Ambas cuestiones son centrales para comprender la idea sentidos".28 Mientras lo bello prepara a "amar la naturaleza
ilustrada de paisaje, que excede con mucho la construcción de misma, sin interés", lo sublime "es un objeto de la naturaleza cu-
jardines pintorescos o de pinturas arcádicas. Kant parte de la ya representación determina el espíritu a pensar la inaccesibili-
inevitable autonomía de las ciencias y las técnicas, pero no abando- dades de la naturaleza como exposición de ideas", es decir, como
na la esperanza de reconciliación; podría hablarse, más bien, de la algo suprasensible.29 Este pensar más allá de los límites, que
búsqueda de un equilibrio, de una correspondencia entre valores coloca al observador estupefacto ante las profundidades de lo
moralesy cívicos, estéticosy naturales, sociales e individuales, de un sagrado, es despertado -y controlado- por la recepción estética.
orden que ya no puede responder a la forma clásica pero que, co- En tanto la imaginación es para Kant "instrumento de la razón
mo orden, no puede abandonar la aspiración a la forma. y sus ideas, y por lo tanto, una fuerza para afirmar nuestra
La belleza en el concepto kantiano se libera de la heteronomía de
24 Adorno, T., "La belleza natural", en Teoría estética (1970), Orbis, Hyspamé-
la materia; sólo puede apreciarse aquello realizado por el sujeto
rica, Madrid, 1983, p. 88
autónomo; la obra de arte "pertenece al sujeto como algo idéntico a 20 Kant, L, Crítica del juicio, p. 263.
él".23 Adorno remarca en Kant, contrastándolo con Hegel y con 26 Ibid., p. 264.
Schelling, el progreso que supuso clarificar la concepción espiri- 27 Ibid., p. 97.
28 Ibid., p. 170.
23 Kant, L, Crítica del juicio (1790), trad. Manuel García Morente, Austral,
-slbid.,p. 171.
Madrid, 1984, p. 88.

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de las ciencias positivas, al higienismo— y un enfoque del paisaje
independencia contra los influjos de la naturaleza",30 ella abre la como motivo artístico que toma derroteros autónomos. Esta diferen-
entrada de la razón del sujeto en el sentimiento primitivo de ciación no implica la inexistencia de contaminaciones permanentes
temor y asombro. Sin la mediación del arte así entendido, el entre distintos ámbitos del saber y de la expresión, en la medida en
hombre quedaría inerme ante el mundo.31 que el paradigma en ambos casos es la naturaleza: el poeta y biólogo
aficionado Coleridge, distinguiendo la ciencia moderna del mecani-
cismo ilustrado, propone a la poesía como simbiosis de elementos
NATURPHILOSOPHIE emotivos y racionales. La división entre arte y ciencia, sin embargo,
estaba ya en el primer tercio del siglo xix netamente instalada.
Siguiendo la experiencia de la crítica inglesa en la construcción No así en Alemania, y podría hipotetizarse que en las fuentes de
de la idea de paisaje, pueden observarse dos dimensiones a la vez la Naturphilosophie germana se conforma una visión hacia el
independientes y relacionadas entre sí: aquella construida desde paisaje y la naturaleza en general que extrema muchos de los
una perspectiva moral y estética operante en la esfera pública presupuestos anteriores: una visión holística, integradora, que no
burguesa, ligada con el asociacionismo y la filosofía empírica, reconoce divisiones entre arte y ciencia, religión y filosofía, público
que en este plano puede ponerse en paralelo con el criticismo y privado. A pesar del aislamiento relativo de Alemania, los inter-
kantiano; y el emerger de una sensibilidad artística que, si cambios éntrelas diferentes áreas culturales son permanentes. Pero
siguiéramos las categorías de la historia del arte y la literatura, el enfoque puede delimitarse claramente, y resulta de interés su
puede considerarse plenamente romántica, llevada adelante por descripción ya que es éste, sobre todo, el que subyace a los actuales
artistas y poetas. En el mundo inglés, estos caminos suelen modos ecologistas de inteligibilidad del mundo, en tanto que el
intersecarse: Stuart Mili, gran lector de Coleridge, Wordsworth problema está planteado no en términos sociedad humana/natura-
y Goethe, matiza las concepciones elementales de utilidad social leza, a través de una serie de mediaciones, como era el caso del
del arte de un Bentham pero mantiene la idea de que la poesía paisaje ilustrado, sino de individuo/cosmos y, más frecuentemente,
podría resultar funcional para la higiene del alma. En el mundo comunidad/cosmos, alejando los modos científicos de análisis basa-
francés la división de competencias es más tajante, el racionalis- dos en las ciencias físico-matemáticas. Para comprender esta afir-
mo más rígido, más remarcable la persistencia del mecanicismo mación es necesario detenerse brevemente en lo que la filosofía
dieciochesco a través de instituciones más sólidas que las ingle- natural significaba en el mundo germano desde fines del siglo xvm,
sas, como la Academia de Ciencias, la Escuela Médica de París, para lo cual seguiremos en particular a Gusdorf, cuyo libro Le savoir
o las escuelas politécnicas de formación de ingenieros civiles o romantique de la nature analiza originalmente esta perspectiva.32
militares. Es el mundo francés el que sigue_^irviendjj_dejnodelo La misma designación de filosofía natural había entrado en
para pensar el racionalismo modefnó~la exasperación del cono- descrédito a principios del siglo xix en Francia e Inglaterra. En
cimTéntfTéxacíojTa racionalízacToñ" extremíllénrmí^^ Francia, luego de nombrar como tal a la teoría científica como puesta
al dominio económico productivoHeTterritorio. En Francia, TcTque en orden racional de los fenómenos, pasa en el siglo xvm a denominar
hoy se califica como romaníicrsrrio'fue asunto tardío de literatos, y una filosofía de las ciencias, y cae en desuso en tanto la palabra
tal fue el prestigio de la cultura francesa que aún se considera en ella filosofía indicaba una ambigua oposición del saber especulativo y del
el origen del sentimiento paisajístico plasmado en las novelas saber científico, mientras la palabra naturaleza resultaba extrema-
decimonónicas. damente imprecisa en el lenguaje francés, anclada doblemente en el
Aun así, puede afirmarse que tanto en el mundo inglés como en mundo estético y en el mundo científico. En cambio, el concepto
el francés, aunque de modos diferentes, se fomenta la diferenciación alemán de Naturphilosophie implicaba la restauración de una
cada vez más tajante entre un enfoque cívico de la noción de paisaje ciencia total. Sus exponentes principales no son sólo filósofos:
-ligado a la funcionalidad social de los ambientes verdes, al avance Schelling era médico, Goethe, poeta y naturalista, Novalis, poeta e
ingeniero en minas, alumno de Gottlob Werner, teórico de la geogno-
30 Ibid., p. 172. sia, neptunista, y compañero del científico Steffens —que no descar-
31 Desde este punto de vista,
la tan celebrada belleza libre kantiana no resulta tan
libre: simplemente, no se trata de una funcionalidad ingenua y sin mediaciones, pero 32 Gusdorf, G., Le savoir romantique de la nature, Payot, París, 1985.
el sentido estético aparece siempre referido a una ampliación de la razón.

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taba para la ciencia las vías de conocimiento personal-, de Humbol- dad observador/naturaleza para emprender la tarea de subsumir al
dt, fundador de la geografía moderna, de Ritter, pionero de la
electroquímica y la electricidad animal. La filosofía natural alema- hombre en el medio vital. En este plano, pueden estudiarse una serie
na se niega a aceptar el hiato existente entre materia y espíritu, de aportes del mundo alemán que han sido poco considerados en la
cuerpo y alma, visible e invisible; se opone a la visión "mecánica y literatura sobre paisaje, anclada en las experiencias inglesa y
asociaciom'sta" característica de la Ilustración, aunque no necesa- francesa para los siglos xvui y xix.
riamente a sus impulsos revolucionarios; los descubrimientos o la La primera cuestión radica en el valor principal que se le otorga a
profundización en fenómenos ya investigados, tales como el galva- la percepción visual, en tanto ella, si es ejercida con la claridad y la
nismo, la electricidad animal, el calor, el éter, el magnetismo, la frescura de la primera vez, informaría sobre la unidad subyacente.
geología, aparecen confirmando una visión mística del mundo. El "Tenemos que hablar menos y dibujar más -escribía Goethe-. Yo,
acercamiento a los fenómenos del mundo y sus distintas esferas es personalmente, quisiera renunciar a la palabra y comunicar todo lo
siempre organicista, ya sea que se trate de la sociedad humana, de que tengo que decir en bocetos."33
la vida moral o sentimental o de los procesos físico-químicos. Subya- Goethe proporciona una contribución esencial en esta dirección
ce siempre un postulado unitario: la aprehensión del mundo, sea a en dos obras, Versuch die Metamorphose der Pflanzen zu erklaren
través de los sentidos, del intelecto o del sentimiento, llevará (Hacia una explicación de la metamorfosis de las plantas, 1790) y
necesariamente a un único origen, a una única finalidad, a una Zur Farbenlehre (Teoría de los colores, 1810). Desde entonces, la
armonía que la ciencia mecánica se habría encargado de ocultar. idea de que es posible hallar un fenómeno originario para todos los
Schelling opera este pasaje de la existencia a la esencia, rechazan- órdenes de la vida, fenómeno leído en primera instancia a través del
do "los conflictos intestinos de las ciencias" y la "degeneración del medio de acceso privilegiado de la realidad que es el ojo, pervive
arte" como consecuencias de la abstracción progresiva que el hombre hasta muy tarde en la cultura alemana.
moderno habría impuesto al mundo, para remontarse, una vez más, La cuestión de la planta primordial (Urpflantze) se le aparece a Goe-
a las causas primeras que la ciencia tendía a dejar en suspenso. the como una revelación en los jardines botánicos de Palermo. Goethe
Schelling es la autoridad del primer grupo romántico que rechaza la ha escapado a Italia intempestivamente, en busca de "suelo clásico", y
división entre poesía y filosofía. La idea de que "el auténtico obser- encuentra en Sicilia "la llave" de esta tierra. Los jardines públicos de
vador es un artista" en la medida en que penetra en el alma cósmica, Palermo, plagados de plantas extrañas que sugieren ámbitos extraeu-
permite que las novedades en las ciencias experimentales sean ropeos, vírgenes, antiguos —plantas a las que se permite "crecer libres
absorbidas en función metafórica, como sustento para la imagina- en el fresco aire abierto llenando su destino natural (haciéndose) más
ción de sistemas en los cuales Dios, los hombres y el mundo aparecen inteligibles"- lo distraen de la poesía y lo colocan ante el problema
en conformidad. biológico que retomará unay otra vez de formas distintas: "¿Entre esta
En este clima de ideas, la percepción de la naturaleza como multitud no podría yo descubrir la Urpflantze? Ciertamente debe
paisaje alcanza su plenitud: todo habla de todo. Será perfectamente haber una". Se trata de la planta sobre cuyo modelo "se pueden
posible resucitar el pitagorismo en relación con los presupuestos de inventar aun al infinito las plantas consecuentes", y cuya misma ley de
la filosofía natural y aun con descubrimientos científicos: los inves- formación puede extenderse a todas las criaturas vivientes; es la
tigadores Oken, Wagner y Baader son adeptos al panlogismo mate- búsqueda del fenómeno pirimordial.34 El paisaje de culto italiano y su
mático, poseen sus números clave, modernizan la lectura cabalísti- apreciación estética han promovido en Goethe una de sus intuiciones
ca. ¿No se inscribe la ley de Weber/Fechner -relaciones matemáticas más productivas: la idea de fenómeno primordial está en la base, por
entre el oído y la vista- en el animismo de los números, sustentado ejemplo, de los principales aportes de la embriología moderna, que
por los propios autores? El arte griego, ¿no resulta, para los historia- establece la relación de un núcleo de origen con su desarrollo poste-
dores del arte, la cima de la adecuada percepción de las proporcio- rior. Más importante resulta reseñar cómo pensadores como Benja-
nes, directamente percibidas en su armonía antes de ser compren- mín en sus Pasajes o historiadores del arte como Giedion abrevaron
didas por el intelecto?
33 Citado por W.H. Auden en su introducción a la traducción inglesa de Italianis-
Para la concepción del paisaje, este enfoque comprehensivo che Reise. Cf. Goethe, J. W., Itaüan Journey (1786-1788), Penguin, Londres, 1970,
implicará un empeño en destruir la imagen tradicional como duali- p. 9.
34 Goethe, J. W., hallan Journey (1786-1788), op. cit. pp. 258-259.

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de esta intuición para comprender fenómenos tan complejos como la contexto lamarckiano es sistemático y analítico. La ciencia ilustrada
ciudad o el desarrollo del capitalismo en términos que también apunta a un mínimo común denominador, pero el saber romántico de
plantean una oscura nostalgia por la supuesta unidad que la divi- la naturaleza, en estos años, propone el máximum: en este sentido
sión del trabajo ha escandido. puede decir Gusdorf que la biología romántica es un conjunto de
Sin duda la morfología de Goethe puede reconducirse a la fisiog- saberes sobre las relaciones entre el mundo, el hombre y Dios.
nomia y a otros motivos que se remontan a las analogías renacentis- En la misma esfera de significación de la palabra biología,
tas, pero su difusión resultó clave para el desarrollo del acercamien- aparece el concepto de organismo, utilizado originariamente por
to romántico a la naturaleza. Todavía, para Goethe, laNaturphilo- Stahl como lo opuesto a mecanismo; en palabras de Canghilem,
sophie era totalmente compatible con las ciencias positivas; el "cuerpo donde todas las partes concurren hacia fines esenciales para
estudio de la forma está impregnado de una perspectiva estética a la defensa de su integridad".30 La idea de organismo de Stahl aparece
la vez que científica; la experiencia del mundo aparece como expe- en el contexto animista de la época, pero su permanencia en ciencias
riencia de comunicación y no de escisión. La función visual en como la medicina y la psiquiatría, y su posterior utilización para la
Goethe es una forma privilegiada de la presencia del hombre en el renovación de técnicas como el urbanismo nos advierten de su
mundo, irreductible a la óptica físico-geométrica de Newton —el ad- permanencia. Tal fue su difusión, que una visión orgánica preside
versario elegido- o a los experimentos técnicos como la cámara también disciplinas que no se orientaban al estudio de la vida, como
oscura o las diversas prótesis visuales. No es una visión estanca, no la geología. Para Oken, uno de los fundadores de la geología moder-
es un corte en un momento fijo: lo que el Augemensch de Goethe na, ésta era definida como "la doctrina de la constitución del planeta,
intenta apresar es la forma en su metamorfosis continua. La imagen de sus órganos y sus miembros, si queremos compararlo con un
de esa forma debe ser aprehendida en su consolidación temporal. organismo vivo". Los metales, combustibles y sales aparecen como
Esta forma de ver está íntimamente ligada a la posibilidad de las entrañas de la tierra, el cuerpo-base de la vida; los filones de
existencia del paisaje romántico, que implica duración en la contem- piedras preciosas como sus glándulas; las montañas como sus
plación y correspondencia de valores: una forma temporal y signifi- órganos. El mundo como un animal, los saberes geognósticos y
cativa, viva y cambiante, que comunica en sí misma la sensibilidad fisiognómicos, en donde las formas son elocuentes, la revitalización
estética con la científica. de la alquimia, dejan claro que la referencia renacentista aparece
Así, las ideas de Goethe deben colocarse también en relación con revitalizada en el mundo alemán.
la emergencia de un haz de ciencias que alcanzará hegemonía en el
sigloxix, también en el ámbito social y cultural: las ciencias biológi-
cas o ciencias de la vida. Con respecto a los avances objetivos de las LA CIENCIA Y LA VIDA
ciencias físico-matemáticas, las ciencias de la vida estaban aún, a
principios del siglo xix, en pañales. Más allá del oscuro simbolismo Hacia 1830,1a interpretación de la noción de paisaje había derivado,
que frecuentan muchos de los protagonistas de la Naturphilosophie, por una parte, en un panvitalismo neocristiano que puede recono-
esta primera etapa de la sensibilidad romántica contribuye decidi- cerse en pintores como Gaspar Friedrich o en poetas como Lamarti-
damente en la formación de las disciplinas modernas que se orientan ne. Sin embargo, el paisaje como uno de los instrumentos más
a los fenómenos vitales. elocuentes en el diálogo entre la esfera pública y la privada no había
El concepto de vida ya existía, pero en forma ambigua y vacía; se perdido su valor. El romanticismo, es cierto, pone en crisis la idea de
convierte, a principios del siglo xix, en un teatro de operaciones. La universalidad de los seres humanos, pero, a riesgo de fundar una
biología se funda abrazando diversas disciplinas, como la morfolo- nueva jerarquía, los hombres que fueron educados en la voluntad
gía, la fisiología y la psicología; el nombre aparece por primera vez democrática de la declaración de los derechos del hombre, y que
en 1800 en un tratado de medicina de Burdach y es ampliado dos luchaban en sus respectivas patrias contra privilegios concretos,
años más tarde por Treviranus en el estudio de la naturaleza que disfrazaban sus aspiraciones materiales de voluntades místi-
viviente. El límite de la vida ya había sido estudiado por La- cas, no podían intercambiar igualdad por misticismo.
marck en la historia de los invertebrados; sin embargo, aunque 35 Canghilem, G., "L'Essere viente e il suo ambiente" (1946-47). en A.A.V.V., La
Lamarck está llevando a la naturaleza el paradigma histórico, el conoscenza della vita, II Mulino, Bologna, 1976.

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98

...
Para Alexander von Humboldt, la mayor figura de su época en el
período inicial de la geografía moderna, esta diferencia estaba clara. francesa de Geografía de las plantas (1805), en donde se muestra un
Formado a la vez en el mundo en el que se consolida el programa paisaje ideal del Chimborazo, del lado derecho representado según
educativo clásico del idealismo alemán -el mundo de Goethe, de las técnicas comunes a la época, del lado izquierdo analizado en
Schiller y de Kant—y en los salones franceses ilustrados, su perspectiva detalle, nombrado en cada planta y cada zona fitogeográfica, y
condensa lo mejor de ambos mundos. Su voluntad de articular diversos rodeado de cuadros sinópticos. La representación de la sensibilidad
saberes (desde la geología y la cartografía hasta la botánica y la directa se articula con el contenido analítico, la pintura con la
fisiología), manteniendo el rigor de la ciencia analítica, pero buscando palabra.
claves para comprender la totalidad, encuentra una clave en la La difusión del enfoque paisajístico de la geografía no cumple
sensibilidad estética (que es expresión subjetiva) y en particular en para Humboldt sólo el papel de facilitar una rápida comprensión,
la difundida pintura de paisajes. Si la naturaleza es "una imagen del sino que posee un lugar activo en la educación civil del ciudadano
todo", la producción de las imágenes para comprenderla es central. -similar en muchos sentidos al papel del arte en los escritos de
"La tentativa de descomponer en su diversos elementos la magia Schiller-. Por entonces, la burguesía alemana disputa aún el espacio
del mundo físico llena está de temeridad; -escribe Humboldt al político utilizando la divisa de la naturaleza, identificando el ascen-
principio de s\iKosmos (1845/55, la más destacable popularización so burgués con la plenitud del mundo. Naturaleza, en los años que
de la nueva ciencia geográfica)— porque el gran carácter de un escribe Humboldt, es paisaje. Humboldt señala, de manera explíci-
paisaje y de toda escena imponente de la naturaleza, depende de la ta, la pintura de paisajes y "el cultivo de especies exóticas en
simultaneidad de ideas y de sentimientos que agitan al observador. jardines" como dos medios excelentes para que el profano penetre
El poder de la naturaleza se revela [...] en la conexión de impresio- en los secretos de la tierra y también, indirectamente, reconozca las
nes, en la unidad de emociones y de efectos que se producen en cierto leyes de la libertad y la dignidad del hombre. El jardín de Humboldt
modo de una sola vez."36 Como científico, Humboldt debe descompo- no es un gabinete de curiosidades como el jardín principesco del
ner y separar; pero su sensibilidad estética lo impulsa a prolongar quinientos; intenta superar un conocimiento enciclopédico, inarti-
sus observaciones en una imagen sintética de la naturaleza, en culado. Los paisajes que muestra para educar calan en la sensibili-
donde cada fragmento habla del todo. Por eso Kosmos es el título del dad estética y kantianamente, así, a través del placer sin interés,
libro y no se trata, como advierte Blumemberg, del Kosmos antiguo, educan en la diversidad del mundo natural y humano: enseñan a
la totalidad de la visión desde un punto fijo, sino de la "impresión respetar la diversidad sobre un fondo de concordancia universal. No
integrada de la cooperación de diversos factores".37 En este Kosmos es extraño que Humboldt haya disputado tan duramente con Hegel,
moderno, desaparece la lectura clásica que se basaba en la oposición que suponía a América física y espiritualmente inferior a Europa.38
entre orden y desorden, aunque el mismo título evoque su fascina- Paisaje no es sólo persuasión, sino también conocimiento.
ción goethiana por la Antigüedad clásica. Todo en el mundo, sin Puede coincidirse con Farinelli en que Humboldt representa el
oposiciones o jerarquías, guarda un aspecto del secreto último que tránsito entre el concepto estético del paisaje a un concepto cientí-
\ nos revela la pertenencia a la unidad.
El observador de Humboldt integra en primera instancia, a partir
fico, que permite arrancar al sujeto de su reflexión contemplativa,
para dotarlo en cambio de "un saber en grado de garantizar el
de las sensaciones, el mundo natural, para después dividirlo, anali- conocimiento y la manipulación del planeta".39 Por cierto, Humboldt
zarlo y recomponerlo. El paisaje de Humboldt, base para las sucesi- 38 "Yo renunciaría voluntariamente a la carne de res europea, que Hegel, en su
vas descripciones y análisis, y punto de llegada de su presentación, ingorancia, cree muy superior a la carne de res americana, y me gustaría vivir cerca
es un paisaje estético, aunque Humboldt sintetiza en él conocimien- de los delicados y débiles cocodrilos que por desgracia tienen 25 pies de longitud",
tos de botánica y geología, de meteorología y astronomía. Resulta escribió Humboldt a Varnhagen con Ense. en abierta polémica con los comentarios
especialmente elocuente la calcografía coloreada para la edición de Hegel en Die Vernunft in der Geschichte. No debe considerarse, sin embargo, a
Humboldt como un moderno relativista cultural, seducido por las culturas primiti-
36 Humboldt. A. von, Kosmos. Entwurf einer physischen Weltbeschereibung, t. I, vas de manera paternalista; la ruta ilustrada de Humboldt no desdeñaba la razón.
Stuttgart-Tubingen, 1845. 39 Farinelli, F., "La necessitá dello spazio geográfico come metáfora: la geografía
37 Blumemberg, H., La legibilitá del mondo. II libro come metáfora della natura, pura", en Geografía per U principe. Teoría e misara dello spazio geográfico (ed. Paola
II Mulino, Bologna, 1984. Pagnini), actas del Coloquio Internacional de la Facultad de Ciencias Políticas de
Trieste. 1985.
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imponía un carácter estético a la materia con que trabajaba, para convenciones, nuevas geometrizaciones, que den cuenta de un
permitir, a través de esta mediación, conformar un nuevo saber espacio articulado y móvil. El número servirá ahora, en palabras de
geográfico que fuera extensible al público, un público ya lo suficien- Ritter, "sólo como concepto de valor de diversas relaciones".
temente amplio como para que los modos de difusión constituyeran La relación que comienza a privilegiarse es también aquella que
aspectos centrales a resolver. Pero no se trata sólo de máscaras que funda la sociedad civil: la circulación mercantil y el comercio. Un
permitan la comunicación y que ocultan una avanzada de raciona- análisis de las relaciones de objetos móviles e inmóviles, permanen-
lización extrema. tes y coyunturales, se opone al valor del númeroper se, de la carta
Humboldt contesta la vía maestra de los franceses en el tema de y de los dogmas prefijados, e introduce la relatividad del significado
la descripción científica: la carta o figura del terreno, el plano histórico de tales valores. En este sentido, la nueva geografía •
convencional como único medio de conocimiento. Propone por el alemana en sus vertientes progresistas da cuenta de un movimiento
contrario el uso de diversas formas iconográficas o explicativas -o similar al que se señaló en sede estética: destructor de las conven-
sólo evocativas- que pueden oscilar de la poesía, la perspectiva ciones rígidas en nombre de la multiforme imagen de la naturaleza.
pictórica y la descripción literaria, al paisaje topográfico, al mapa, a Aunque en muchos aspectos Humboldt, como también su contem-
las estadísticas climáticas. No existe, en este punto, una sola poráneo Ritter, es deudor de la renovación topográfica y cartográfica
convención. francesa, su mirada resulta ajena a la repetición técnica y burocrá-
Debemos recordar aquí la importancia que el gobierno revolucio- tica de esta tradición. De una crítica a la abstracción del plano, pero
nario francés otorgaba al replanteo de las convenciones estableci- sin misticismos de ninguna especie, se avanza sobre la articulación
das. Esta no radicaba sólo en la puesta a punto de normas sobre de diferentes miradas. Así, para la nueva ciencia de la Tierra la
bases científicas. La polémica llevada adelante en Alemania entre dimensión horizontal y plana provee sólo uno de los aspectos del
los geógrafos de Estado y los geógrafos puros testimonia la impor- conocimiento mientras que la dimensión física, que introduce nece-
tancia que la descripción o el reconocimiento del territorio poseía sariamente alturas y profundidades, colores y tectónica, relaciona-
para quien detentaba o quisiera detentar el poder. Los primeros se da con un acercamiento sensible, ha sufrido una supresión gradual
movían en el ámbito de la geografía política, al servicio de los en la cartografía y la tecnología francesa, pero debe reintegrarse a
pequeños estados burocráticos y cortesanos, y su instrumento por la nueva ciencia.
excelencia lo constituía la carta geográfica con sus convenciones de Se comprende por qué resultaba funcional para Humboldt echar
nominación y descripción establecidas; los segundos, en cambio, mano de la noción de paisaje, en donde se habían sedimentado
acentuaban el carácter no utilitario de la disciplina, en términos valores morales y estéticos, como prólogo indispensable para cons-
políticos, y sostenían la necesidad de una descripción cuyo objeto truir y difundir una nueva concepción del saber. La dimensión física
fueran las unidades espaciales naturalmente determinadas, indivi- que evocaba la densidad de lo natural carecía aún de instrumentos
dualizadas a través de confines naturalesy no políticos: que son, en fin, específicos dentro de la ciencia. Aun cuando se avanzara sobre ellos,
unidades paisajísticas. La geografía progresista alemana intenta la ambición de Humboldt era mayor: Kosmos debía ser un gran
producir una nueva tradición cartográfica que dé cuenta de este nuevo relato sobre el mundo, entendido en toda su complejidad, un relato
objeto: lo que implica la pretensión de establecer sobre el espacio dirigido a un público más amplio que el de los especialistas.40 En
mismo, definido en términos de naturaleza, un poder diferente de Kosmos, Humboldt no se contenta con describir el estado presente
aquel que guiaba la geografía de Estado. Se trata de la disputa, en fin, del globo terrestre; introduce la historia del descubrimiento progre-
contra el Estado aristocrático en nombre de la naturaleza, para lo
cual se deben redefinir los términos de representación. 40 El interés de Humboldt por popularizar sus trabajos excede el interés de la

Así, los nuevos geógrafos efectúan la crítica del espacio aditivo y divulgación científica: intenta, deliberadamente, contribuir a la transformación de
la sensibilidad. Los cursos dictados en las universidades alemanas se repetían
estático, suma de objetos no relacionados entre sí, que surgía de las frecuentemente en forma de conferencias públicas, con asistencia masiva de más de
representaciones tradicionales, contraponiendo un procedimiento mil personas. Para cuando publica Kosmos, los treinta volúmenes sobre su viaje en
en el que se establece la relación entre objetos a través del concepto Sud América ya habían sido publicados en París, con gran impacto científico. Kosmos
de situación o relación recíproca entre series de objetos naturales y excede el interés científico puro: se trata de una visión del mundo en su sentido más
artificiales. Son necesarias así otras formas de medición, nuevas pleno y deliberado.

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-
sivo del ambiente humano y natural y la historia de las representa- manera que el sujeto "sustraído de cualquier realidad disturbante,
ciones del mundo a través de las distintas edades culturales. En el se imagine que la misma naturaleza extranjera lo circunda".41 Una
clima del historicismo romántico, la historia de las imágenes verdadera simulación de la realidad orientada a fines didácticos.
del mundo se aleja de una historia puramente progresiva en la que Por cierto que todas las asociaciones que fácilmente podríamos
se estiman como verdaderas las representaciones del pasado; por el hacer a partir de estos modernos sueños de Humboldt -desde
contrario, el papel de la imaginación en el avance del conocimiento Dinesylandia hasta la ubicuidad informática- estaban lejos de ser
aparece en Humboldt como central. La cosmología azteca o las previstas por el sabio alemán en toda su dimensión. Existe en él la
concepciones hindúes poseen para él un valor intrínseco, indepen- confianza en la reunificación de técnica y ciencia, de razón y sentido,
diente del grado de verdad objetiva de los sistemas. Así representa- el eco de la confianza en el hombre público e ilustrado que puede ser,
das, las concepciones del mundo aparecen como paisajes mentales, idealmente, todos los hombres, la voluntad explícita de "reconstruir
con su propia morfología y su propio sentido. De la misma manera aquello que por mucho tiempo se mantuvo separado".42 No sólo por
que los paisajes físicos, los paisajes mentales otorgan las claves que razones didácticas se basa, entonces, en el paisaje: en él radicaría la
pueden conducir al conocimiento vivo de una totalidad. unidad de sensación y comprensión, que precede al análisis cientí-
Como ya había hecho en la publicación de sus viajes americanos, fico. Esta noción de paisaje que se va perdiendo ya a mediados del
Humboldt completa la edición de Kosmos con representaciones siglo xix implica sentimientos e impresiones de cierto grado de
paisajísticas, las únicas que pueden dar cuenta por entonces de una generalidad para constituirse como metáfora de un modelo de
dimensión que no expresaban ni las curvas climáticas, ni los planos, sociedad civil que debía ser, al mismo tiempo, abierto a diferentes
ni siquiera las descripciones -que de toda maneras siguen en el libro interpretaciones y convocante de un sustrato común a todos los
las reglas del género en sede literaria-. Su perspectiva es la de la hombres. Esta densidad de sentido que la noción de paisaje poseía
impresión -la impresión que se detiene en lo más inasible del paisaje para Humboldt se pierde en convenciones, pero sustenta, en gran
(como la luminosidad del cielo, las variaciones del clima, la transpa- medida, la conformación de la disciplina geográfica moderna, que
rencia atmosférica)- en la misma línea que la pintura de paisaje mantuvo, aun ocultándola, una base que sin dudar podríamos
madurada en la primera mitad del ochocientos; supuestamente la calificar como estética.
impresión sin trabas normativas es el instrumento que le ha permi-
tido captar las particularidades del nuevo mundo. Así, por ejemplo,
Humboldt pide a los hermanos Grimm descripciones de la natura-
leza en la antigua poesía alemana, "a manos libres, sin accesorios
eruditos".
El lector ideal de Humboldt era un viajero, amante de la naturale-
za, como él mismo. Podía no viajar y seguiría siendo viajero, leyendo
sobre viajes temporales o espaciales, mirando carpetas de grabados
como las del naturalista alemán, disfrutando de jardines plagados
de referencias exóticas. Desde fines del siglo xvm, la perfección
técnica de la representación plástica ha traspasado los límites del
puro placer estético. Los museos exhiben objetos, animales y hasta
personas de latitudes extrañas sobre fondos pintados que reprodu-
cen el habitat natural; técnicas como la del panorama, el neorama y
otras similares ya habían escapado al registro científico para apun-
tar directamente a seducir al espectador, a divertirlo. En este marco,
Humboldt no duda en apelar al efecto mágico de las nuevas formas
de representación: pensaba en puestas en escena circulares -pano-
41Ibid., p. 293.
ramas-, en donde el espectador estuviera incluido de modo que ellas J2Humboldt. A. von, Kosmos. Entwurf einer physischen Weltbeschereibung, t. I,
pudieran "casi sustituir el viaje a través de variados climas", de p. 104 de la edición castellana.

104 105
encantadora que objetos distantes como barcos y promontorios
UT PICTURA HORTUS: adquieren es lo más instructivo para un pintor que ha aprendido a
LA ARQUITECTURA distinguir distancias y aun medidas exactas, como descubrí cuando
DEL JARDÍN PINTORESCO ascendí a la cima de la colina.Yo no veía más Naturaleza, sino
pinturas; era como si un pintor muy seguro hubiera aplicado una
apropiada gradación de tonos".44
Recordemos "los lentes de Claude": el afán de mirar, metafórica
y literalmente, la naturaleza a través de vidrios de colores que
presentaran el mundo como los paisajes de este famoso pintor. Los
paisajesjie¡_ClaudeJLoirain constituyeron el paradigma de quienes
habían conseguido expresar con verosimilitud la atmósfera de la
Arcadia. Sus atributos: ausencia de fr^Dteraa^_límites_jyglados,
irregularidad en el discurrir casual._de_Los..elementos. En esta
Arcadia, la arquitectura ya no era el factor_ordenBdor_del territorio,
y mucho menos del plano del cuadro. La arquitectura en los cuadros
ESPACIO DE LA ARQUITECTURA de Lorrain es sólo un punto de interés entre otros, en un conjunto que
Y ESPACIO DEL COLOR subordina todos sus elementos a una armonía basada en la variedad
de objetos y situaciones, subsumidos en una naturaleza que-los
El revisionismo clasicista del siglo xvm pretendía acercarse de contiene. Este papel secundario de la arquitectura en ía imagen que
manera más exacta que sus antecesores a la Antigüedad. El diseño los diseñadores de j ardines tienen -poetas, j ardineros o arquitectos—
de un jardín o de un parque contaba con nuevas fuentes históricas implica cuestiones revolucionarias tanto para las disciplinas del
y arqueológicas, como también con un desarrollo incomparablemen- habitar como para la pintura misma.
te más rico de las tecnologías ingenieriles y de los conocimientos de En el caso de la arquitectura, la primacía de la naturaleza lleva
las ciencias biológicas que en los siglos anteriores. Pero el gran a reducir el papel del edificio a escenografía. Los pabellones del
impulso para la figuración de los parques ingleses que protagonizan jardín, las falsas ruinas, los graciosos puentes, no funcionan en
la renovación del siglo proviene de la pintura. Recordemos que el el paisaje arcádico por su utilidad sino por su imagen. Aún más: si
término pintoresco, en fuentes fundamentales para la genealogía en el Renacimiento, el espacio tratado por el hombre era sometido a
del parque inglés, comoAnAnalitical Inquiry into the Principies of las leyes arquitectónicas, ahora cualquier edificio debe insertarse en

\o III
Taste, de Richard Payne Knight, aparece definido como aquello la conexión natural que impone Arcadia. Wordsworth y Coleridge
producido "a la manera de los pintores". Ellos han sabido, según el piensan que "la casja y sujardín deben pertenecer al paisaje y no ser
autor, "coger un aspecto de la naturaleza de forma observable"; el paisajfi un apéndice de la casa".40 El edificio ya no posee una lógica
reconduciéndolo a la realidad, "obtenemos un placer que deriva de interna, autónoma, que se'extiende sobre el territorio; su propia
nuestra familiaridad con la pintura".43 disposición depende del lugar en que se inserta.
Una relación estrecha une, en el siglo xvm, la pintura, la poesía De esta manera se desmantela la compleja construcción teórica
bucólica y el paisaje ideal: Goethe incia su Italianische Reise con el derivada del tratado de Vitruvio, que somete el arte arquitectónico
lugar común del género pastoral,eí in Arcadia ego. Cuando describe a las exigencias de una tríada (utilidad, solidez y belleza) que en este
los jardines pal ermitaños, alude en forma explícita a las escenas que caso perdería, en principio, uno de sus términos fundamentales, ya
parecen pintadas: "Lo que otorga a la escena su mayor encanto, es que el requerimiento de utilidad pasa a ser secundario en la
la bruma uniformemente difusa sobre todas las cosas [...] la vista escenografía arcádica. También la solidez se pone en duda, de la
manera en que era entendida por la tradición clásica (es decir:
43 Payne Knight, R.. citado por Ponte, A., "II carattere dell'albero: fra Alexander
perennidad), cuando precisamente la decadencia de la ruina es la
Cozens e Richard Payne Knight", en Mosser, M. y Teyssot, G., L'architettura dei 44 Goethe, J. W., Italian Journey, op. cit, p. 236.
glardinl ¿'Occidente. Dal Rinascimento al Nouecento, op. cit. p. 340.
45 Gothein, M. L,, Geschichte der Gartenkunst, Jena, 1926, t. II, p. 407.

106 107
que interesa al paisaje romántico. Por último, la pérdida de relación sus conexiones con el mundo natural; el destino, en cambio, es el
entre estos tres términos redunda en la caída necesaria del término programa arquitectónico; tiene que ver con la utilidad pública o
belleza, el más endeble y ambiguo de los tres. privada, con la conveniencia o "decoro", con el orden social. Lo que
En el caso de la pintura, las reinterpretaciones del género paisaje en Quatremére intenta mantener unido y definir en cada caso a través
clave pintoresca o sublime otorgan un papel cada vez más importante de la omnisciente noción de carácter, es la doble vertiente que ya a
a cuestiones que en la tratadística clásica aparecen siempre como principios del siglo xix aparece en franca oposición: por un lado,
secundarias: la subjetividad de la visión, la consideración del movi- criterios y tipos de placer y belleza; por otro, la tecnologización y
miento hasta los límites de ruptura del orden clásico, el relegamiento funcionalización del parque en relación con las necesidades de la
de la línea y la construcción perspectívica, la incorporación de motivos sociedad y su permanente transformación.
extraños que no pueden reinsertarse pacíficamente en el mundo La primera serie responde a grandes rasgos a los principios
europeo. Luz y color reemplazarán, con el tiempo, el dibujo y la basados en la percepción subjetiva que hemos analizado: bello,
composición como factores preponderantes, en las líneas que, pasando sublime, pintoresco; a partir de estas categorías asistimos a una
por el impresionismo, llegan al expresionismo abstracto. ampliación que, porsupuesto, no inventa Quatremére. Jardines
Ahora bien, estas relaciones entre arquitectura y pintura no son placenteros, alegres, sonrientes, jardines melancólicos (los que
directas, sino que se dan a través de la mediación del paisaje. Es una tienen ruinas y tumbas), jardines poéticos (con inscripciones que
nueva percepción de lo natural, que puede ya en el siglo xvm recuerdan la fragilidad del mundo), jardines de escultura (con
denominarse como paisajística, la que cuenta en ambas artes para monumentos, urnas, columnas), se suceden en sus clasificaciones.
minarlas de esta manera. Veremos cómo ellas se enfrentan con esta Más abarcante, el carácter romántico (romanesque) debe poco al
relación, y qué nuevas articulaciones establecen entre sí. arte humano, y se trata principalmente de la composición de ele-
No es que la arquitectura y la pintura no hayan resistido ante los mentos naturales: cascadas, grutas, cavernas, rocas, montes y
asaltos de lo que por definición aparecía sin forma. En arquitectura, árboles. El jardín romántico puede ser sublime o pintoresco: consti-
los intentos de refundar la disciplina sin perder de vista ni el nuevo tuye el momento en el que cultura y naturaleza se intersecan.
clima de ideas ni su tradición clásica están ejemplificados por Muchos autores de fines del siglo xvm, como Watelet, Morel, Home,
Quatremére de Quincy, de cuya obra se ha observado, y con razón, Hirschfield, trabajaron en esta dirección, agregando a la clasifica-
el intento de conjurar la disolución. Para absorber el movimiento ción lo exótico, lo pastoral, etc.; promoviendo además una serie de
hacia la percepción del sujeto, para evitar las derivaciones ingenie- caracteres específicos para los elementos naturales (rocas que pro-
riles insignificantes, para salvar, en fin, el impulso mimético que vocan estupor o veneración, aguas como espejos barrocos, bosques
funda la disciplina, Quatremére apela a un concepto que proviene heroicos). Boullée y Durand también diseñan un catálogo de espa-
del repertorio clásico pero que se desarrolla técnicamente desde cios sensibles clasificado según las emociones que producen.47
fines del seiscientos: el concepto de carácter, que pone en relación
Uf», En cuanto a los programas, que indican el espacio social y
N; uso, expresión y recepción. Él articula, precisamente, dos artes, la
pintura y la arquitectura. En este sentido, resulta de interés repasar
su enfoque sobre la jardinería, voz que incluye en su Encyclopédie
productivo, los jardines de Quatremére pueden ser públicos o pri-
vados, pero también son identificados los j ardines de hospitales o de
ciudades de vacaciones termales (jardines soleados y salubres), y se
methodique (1788), que versa sobre la arquitectura -por lo tanto el hace hincapié en la personalidad del propietario o en las necesidades
francés Quatremére aún piensa el tema del jardín como derivado de de la ciudad. Por último, en la voz "árboles (jardinería)", coloca en
ella-. Seguiremos para esto el razonamiento de Georges Teyssot.46 relación franca pintura y arquitectura a través del tema del jardín,
En la voz jardinería, Quatremére se basa en dos principios ya que se trata de una arquitectura verde sujeta, entonces, no sólo
teóricos: la relación con el sitio y la relación con el destino, que a los requerimientos botánicos sino al efecto pictórico: se pueden
confluyen en la noción de carácter. En la relación con el sitio, lo
que se pone de manifiesto es el problema de la nueva sensibilidad y 47 Como asistente de Boullée, J. N. L. Durand realizó una lámina en la cual se
trata de establecer un catálogo de los diferentes paisajes ordenados según las
46 Cf. Teyssot, G., "Un arte cosí ben dissimulata. II giardino eclettico e l'imitazione sensaciones que éstos producen. Este experimento no fue jamás terminado, y
della natura", en Mosser. M. y Teyssot, G., L'architettura dei giardlni ¿'Occidente. Durand. en sus trabajos posteriores, abandonó toda referencia a la experimentación
Dal Rinascimento al Nouecento, op. cit., p. 355. relacionada con el sensismo.

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componer "verdaderos cuadros, fundiendo o degradando con arte sensible, del recorrMp^isia)_cjmcret<v que Watelet coloca en la
tintas y esfumaduras variadas hasta el infinito". en la arquitectura.. Para Watelet, el mundo de la
Alexander Cozens realizó, diez años antes de que se iniciara la arquitectura puede ser reconducido a una imagen única y sintética,
publicación de la Encyclopédie de Quatremére, un elenco de dieci- la de la perspectiva o la del plano. La perspectiva lleva a la
séis caracteres de belleza natural en Principies ofbeauty.'ÍS No se jardinería; el plano lleva a la ingeniería. Esta dualidad es perma-
trata de un libro aislado, ya que en él repercute la polémica sobre la nente en la arquitectura durante los dos siglos últimos, y socava sus
unicidad o la variación del jardín-paisaje (es decir, la necesidad de propias bases. La arquitectura se mueve, por así decirlo, entre Kent
establecer distintos tipos de belleza). El paisaje del género pictórico y Le Nótre; entre la perspectiva sensible y el plano convencional; y
también puede ser majestuoso, sensible, sabio, melancólico o tierno, el templo griego colocado en el jardín ya no es arquitectura, sino ya
en relación con la "belleza simple" y la "belleza compuesta" o belleza sólo escenografía o convención.
con carácter de los cuerpos humanos (estudiada en la fisiognomia). Ahora bien, la arquitectura podía disolverse en la ingeniería; pero
La relación entre cuerpo humano y paisaje se basaba ya no en no podía descansar tranquila ni en la pintura ni en la naturaleza. El
relaciones místicas entre microcosmos y macrocosmos, sino en la problema, nuevamente, es lo que se entienda por mimesis. En el
correspondencia entre sentimientos que ligaban objetos (rocas, siglo xvm, si bien con algunas variaciones, mimesis en arquitectura
aguas, árboles), circunstancias (horas del día, condiciones meteoro- continuaba siendo mimesis de la idea o mimesis de un origen
lógicas) y sentimientos del espectador (sorpresa, temor, miedo), un reconstruido idealmente. La belleza en arquitectura es sustancial-
espectador cuyas sensaciones se adivinaban a través de una similar mente abstracta en este sentido, a la vez que totalmente concreta y
categorización del rostro. Richard Payne Knight, a quien hemos sensible, a diferencia de la pintura o la escultura, en lo que se refiere
mencionado al principio de este punto, realiza similares analogías a la técnica y al uso. La abstracción de la belleza arquitectónica
en The Landscape (1794), poniendo en paralelo artes plásticas puede ponerse en relación con otras artes, como la música o la danza,
(pintura y escultura) y paisaje. La serie de grabados de Cozens pero es bastante ajena a la belleza en la pintura. En ella, en cambio,
muestra la composición de la naturaleza en relación con estos la idea de mimesis podía reconocer estos llamados al intelecto, pero se
presupuestos caracteres. sostenía de la misma forma que hoy se sostiene en la fotografía: no
Cada vez que se intenta una clasificación de un arte, el arte en existía la noción de que pudiera haber mimesis de la idea sin reproduc-
cuestión ya está en crisis. Pero el arte de la jardinería es aún más ción (aun fragmentaria, selectiva, significante) de lo que se ve.
complicado, porque muerde las otras artes desde un lugar que Pero en el jardín, en el parque, en el paisaje, ¿de qué mimesis se
siempre ha sido desdeñado, y no estaba precisamente en crisis: el trataba? Se imitaba, por un lado, la Arcadia de los pintores y no la
jardín, más precisamente el parque, era el lugar de lo mixto y naturaleza; se imitaba, por otro, la idea que aparecía en forma de
contaminado de manera explícita, el lugar de unidad de las artes con símbolo, de metáfora o de alegoría: el centro del mundo, lo irregular
la naturaleza, de la habitación humana con el mundo. Allí se o lo regular, la figura de Venus o de Neptuno. Pero, ¿cómo la
experimentan las formas ideales de habitar. Aun así, la jardinería naturaleza puede imitarse a sí misma?
se consideró, a pesar de su difusión en los siglos xvm y xix, un Por cierto la mimesis no fue nunca entendida, en ninguna de las
arte secundario, una formación intermedia, híbrida, incompleta, artes, como simple copia, sino como una producción nueva con
parafraseando la interpretación de Hegel. referencia en lo real.49 El problema está en "la referencia a lo real"
Los esfuerzos por separar la jardinería de la arquitectura comien- que, en términos generales, puede considerarse referencia a la
zan en la segunda mitad del siglo xvm: Watelet propone una dife- naturaleza. Pero ¿qué naturaleza?, ¿un mundo dado e inerte?, ¿un
rencia inteligente. El arquitecto debe "hacer descubrir todo a los ojos mundo que incluye, dentro de su variedad infinita, las acciones
de un solo golpe de vista", mientras que eliardinejco-!!debe develar humanas?, ¿o un mundo idílico que se ha perdido por culpa del
£C^p,.a-poco_la^belleza de_im jardín". Aparece aquí un tema que será pensamiento y la acción? La tercera opción es la que se acerca a la
fundamental en la arquitectura del sigloxx: el tema de la_expexiencia_ definición romántica de naturaleza: la Arcadia perdida. Ésta es
ÍS Ponte, A., "II carattere dell'albero: fra Alexander Cozens e Richard Payne 49 Cf. Ricoeur, P., La metáfora viva, La Aurora. Buenos Aires, 1977. El autor

Knight", en Mosser, M. y Teyssot, G., L'architettara del giardin.i d'Occidente. Dal desarrolla una interesante reflexión sobre el carácter de la mimesis aristotélica,
Rinascimento al Novecento, op. cit., p. 341. igualándola con la poiesis.

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¿e los Horacios de David. El cuadro neoclásico ha sido magistral-
adelante, y por estos caminos deriva, en principio, el género. mente analizado por Starobinsky: él advierte cómo la forma en su
Ahora bien: la clave en la representación de esta Arcadia consiste sentido más lato, casi en el borde de estilización de lo que sea una
en el manejo de la luz para la construcción de cierto clima nostálgico, forma, dado el carácter de bajorrelieve a la romana del grupo, es
para la representación de una unidad que ya no puede basarse en la utilizada para los asuntos principales (los masculinos, los morales,
forma (entendida en sentido clásico: permanencia, proporción, lími- los de importancia histórica) mientras que la sensibilidad cromáti-
te). Mimesis de elementos inasibles, efímeros: la atmósfera, el aire ca aparece en contrapunto en los blandos grupos femeninos que, con
y el cielo, el frío y el calor. Mimesis de un verde no detallado en cada su debilidad, se oponen al triunfo de la razón.50 La asociación forma
hoja, cada rama, sino en amplios follajes resueltos en luces y cerrada-razón-masculino y color-forma abierta-femenino continúa
sombras, ambiguos, sugerentes. Mimesis del tiempo, de la duración, todavía. Si la arquitectura deja entrar el color, la variedad, la
de la transformación. El arte pictórico no tenía la posibilidad de imprecisión, se disuelve en escena; pero la pintura posee el color
resolver esta descripción mediante isóbaras e isotermas, latitudes y como una de sus bases distintivas. El género paisaje, menor,
longitudes, o estadísticas. "sensiblero" en términos modernos, guía una de las principales
Por cierto que luz y atmósfera habían sido piezas clave en la revoluciones modernas en pintura precisamente porque color y
controlada pintura renacentista. En ella podemos identificar los naturaleza, mujer y naturaleza, eran aunadas en la significación
primeros pasos para aferrar estos elementos inasibles desde una tradicional; la línea alternativa, la constructiva, la intelectual, la
mirada naturalista. Pero, aun en la testimonial pintura holandesa, abstracta, la línea de la razón, la línea de la forma, contaminó otras
el control de la forma (en tanto estructura, composición, dibujo) vías en la pintura, pero halla en la arquitectura, y no en la pintura,
continuaba siendo fundamental. Es que tanto la pintura como la su paradigma vanguardista.
arquitectura se habían desarrollado, en el cruce entre experiencia El pintor pudo concluir el ciclo clásico tradicional en las líneas
y norma, en una dirección netamente intelectual desde el Renaci- que bregaban a favor de la expresión, y su estandarte fue el color.
miento, y paradójicamente es esta dirección intelectual, crítica, la El arquitecto mantuvo su apetencia clasificatoria, y estimuló los
misma que socava la seguridad de las normas. Pero mientras la ar- sucesivos planteos de recuperación de la forma. Las contaminaci-
quitectura en términos clásicos sólo puede percibirse, en tanto arte, nes entre ambas, sin embargo, fueron frecuentes y definitorias.
desde el espíritu (las proporciones se comprenden sólo a través de ¿Qué lugar ocupa en este devenir artístico el género paisaje, que
un trabajo intelectual) y mantiene además un núcleo técnico estric- hoy nos parece menor y académico? El género paisaje no revela toda
tamente ligado a los avances científicos, la pintura, que también ha su potencialidad hasta que se encaran a fondo las consecuencias de
evolucionado junto con la ciencia (la óptica, la perspectiva, los desechar convenciones a favor de la experiencia, de eliminar todo
materiales) posee un bajo umbral técnico y se ancló en la verosimi- espacio perspectívico corroído por la luz, de colocar la expresión,
litud de la representación. Las dos artes insistieron en el ciclo antes que la forma, en primer plano. Es en la representación

\a referencia principal de la pintura paisajística de Cla


clásico en la construcción, dicho sea esto en el sentido adorniano de
síntesis de elementos dispersos, reunidos en una nueva unidad, es
decir, enla/brma. En ambos casos, la forma fue ligada a la simetría
paisajística donde se inicia una reflexión que tendrá consecuencias
fundamentales en el arte moderno.
Turner es el ejemplo más radical entre una variedad de experien-
-en el sentido vitruviano de proporción- al número y a la perspec- cias plásticas novedosas en el género paisajístico entre los siglos
tiva. xvín y xix. Gran parte de las,propuestas posteriores que revolucio-
Argan propone una oposición esquemática, pero útil, para ana- nan la pintura occidental, como el impresionismo, ya estaban
lizar estas diferencias entre las artes: el espacio perspectívico implícitas en la obra de Turner. Sus primeros trabajos se inscriben
arquitectónico es el espacio humano, y el espacio de la luz y del color en el clima ilustrado del setecientos inglés, y no sobrepasan la
apunta al espacio natural como lo entendemos hoy. Argan utilizó maestría de un Sandby, un Gilpin o un Cozens; pero a lo largo de su
esta oposición para interpretar la obra del beato Angélico, en donde larga vida (1775-1851) tiene la oportunidad no sólo de experimen-
la oposición cobra significados alegóricos dentro del mismo cuadro. tar, como los pintores académicos, los grandes asuntos históricos en
Un ejemplo de fines del sigloxvm vuelve a colocar estas oposiciones
en primer plano dentro de la misma obra: se trata de El Juramento 00 Starobinsky, J., Les emblémes de la raison, Flammarion, París, 1979.

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la línea de los maestros, plagando de citas sus cuadros, sino también ¿einanda avanzan a la par de la conformación de un público que
de llevar a los salones ambas experiencias -la de la observación requiere rapidez, cantidad y fidelidad a sus propias formas de ver y
directa y la de la erudición clásica- reunidas en una síntesis experimentar. La renovación de las técnicas específicas posibilita,
magistral en los últimos años de su vida. por un camino impensado, la definitiva independencia del color
Para entonces, Turner parecía haber llegado con su obra a un respecto de la forma estructurante. La aguatinta, la mediatinta y el
punto que podría calificarse, desde la mirada romántica, como un punteado se utilizaban en la segunda mitad del siglo xvm para lograr
antes de la primera convención. En palabras de Ruskin, cuyos al mismo tiempo línea y gradaciones de tono; la aguatinta era
ensayos sobre la pintura colocan a Turner en un lugar principal en especialmente utilizada por el grabado topográfico, que respondía a
el campo artístico, Turner había logrado plasmar el mundo desde la vez al placer de los turistas ingleses ante la poesía de un sitio y
"la inocencia de los ojos", ese modo de ver infantil que percibe las a las necesidades de registro de los ingenieros franceses, en ocasio-
manchas de colores como tales, sin saber lo que significan, tal como nes ellos mismos excelentes paisajistas. El color, en forma de toque
las percibiría un ciego al que repentinamente le fuera otorgado el de acuarela transparente, se aplicó, primero parcialmente, sobre
don de la vista.51 Aunque por cierto Turner buscaba significación, y impresiones monocromas. La base lineal que fijábala estructura del
no desdeñaba la retórica, es necesario esperar a principios del siglo cuadro fue posteriormente eliminada, otorgando así a la pintura en
xx para encontrar una radicalidad semejante a la de sus acuarelas acuarela una existencia autónoma. La acuarela producía como
venecianas. ninguna otra técnica la ilusión de luz y aire, de mutación de la
El caso de Turner interesa aquí también por la relación estrecha atmósfera, de luminosidad del cielo, de momento efímero captado
entre su pintura y el campo de referencia en que ésta se conformó: directamente por el ojo. El color, que en principio era auxiliar del
el mundo de formación de un público más vasto que el entendido o dibujo, que luego muerde los límites impuestos por el dibujo,
el artista; el mundo de la reproducción técnica, de los periódicos y de termina por prescindir de él. En las acuarelas tardías de Turner, el
las primeras revistas ilustradas, de los viajes turísticos modernos. espacio está construido por la luz, es decir, por el color. El reconoci-
El Grand Tour: así fue conocido el viaje educativo de los jóvenes miento de los objetos se disuelve en una explosión luminosa dirigida
aristócratas ingleses, por una ruta que cruzaba Holanda, Alemania, a impresionar los sentidos del espectador. La interpretación, así,
Austria o Francia pero que siempre culminaba en Italia. Los turistas deja de estar sujeta al asunto, a la verosimilitud, a la convención
ingleses contrataban pintores para reproducir las impresiones de su simbólica; se trata ya de una interpretación abierta, que sólo unos
viaje; al regreso, las colecciones de acuarelas —el medio más rápido pocos iniciados pueden disfrutar en todas sus implicaciones. Turner
para el testimonio directo- se convertían en carpetas de grabados explicaba, con frases poéticas, sus cuadros tardíos. Entusiasta
que el público letrado absorbía con fruición. La mayoría de los goethiano, Turner adjunta a su asombrosa obra La mañana después
nombres de la escuela acuarelista inglesa se mantuvieron en una del diluvio (1843) el subtítulo explicativo: "Luz y color: la teoría de
tradición descriptiva y testimonial, como Paul Sandby, el gran Goethe". Explicar los cuadros era una usanza común en los salones
renovador de las técnicas de la acuarela, dibujante topógrafo de ingleses, pero en este cuadro cuasi abstracto la explicación se vuelve
cartas militares. Otros, como Gilpin, teórico del pintoresco, crearon esencial.
verdaderas guías turísticas de paisajes nacionales. ¿Por qué Goethe? Debemos recordar el ambiente de la Naturphi-
Turner se formó trabajando para este público. Aprendiz en el losophie alemana, y una de las principales contribuciones del poeta,
taller de Maltón, dibujante topográfico, después de vender sus los Farbenlehere. La principal discusión de Goethe con Newton no
dibujos a la manera de los artistas holandeses, se destacó como di- se da en el ámbito del funcionamiento del universo o de la matemá-
bujante de "viajes ilustrados". Fue también colaborador asiduo de tica diferencial; se da en el ámbito del color. Un párrafo de la teoría
una de las primeras revistas modernas, e ilustrador de novelas de los colores de Goethe es anotado por Turner. "Si la totalidad de los
históricas populares, como las de Byron o Walter Scott. colores se ofrece desde fuera del ojo como un objeto, ello producirá
En este ámbito Turner funciona como una cámara fotográfica placer, puesto que tendrá delante de sí, como hecho real, la suma de
portátil. Las técnicas de reproducción pictórica que cubren esta su propia actividad." Para Goethe, la discusión con Newton radicaba
51 Ruskin, J., Modern Painters (1843), en Ruskin, J, The Works, 34 vol. editados
en la cualidad: cada color era un universo, y el universo no podía ser
por E. T. Cook y A. Wedderburn, Londres, 1903-1912.
reducido a una realidad incolora. Para Goethe, toda manifestación

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luminosa era una cierta cualidad del color, que se definía como tal
en el momento en que la luz encuentra un obstáculo, una contra- paisajes lejanos, de la necesidad del viajero científico o del turista
fuerza, una realidad dinámica como ella. La contrafuerza para temprano de comunicar sus experiencias, surgirá la tarjeta postal,
Goethe no es ausencia de luz, sino una positividad: las tinieblas. El que enseña, como los lentes de Claude, cómo seleccionar y mirar
color nace así de una oposición entre realidades en choque, luz y lugares típicos de un mundo que ya será cada vez menos ancho y
tienieblas, como las dunas, dice Goethe, se conforman en la relación ajeno.
del viento con la inercia de la arena.52 El universo de Goethe habla
a nuestros ojos, y la pintura pone en acto esta palabra. La ciencia de
Goethe es ciencia de la cualidad, no de la cantidad, subjetiva y no ELEMENTOS TÓPICOS
objetiva. Turner anotó al margen del párrafo citado de Goethe: "Este EN LA ARQUITECTURA DEL PARQUE PINTORESCO
es el objeto de la pintura".
Turner, un pintor de orígenes humildes, un ilustrador de profe- Retomamos la definición de Knight al calificar, genéricamente, a
sión, conoce e interpreta a Goethe; y lo interpreta tan bien a él y a este parque a caballo entre los dos siglos como pintoresco. Es decir,
la obsesión del tiempo de hallar una forma antes de la forma que con sus normas de diseño fuertemente hegemonizadas por la mane-
difícilmente encontremos algo semejante en todo el siglo. ¿Conocía ra pictórica, en el sentido popularizado por Wólfflin: opuesto a lo
bien Turner la experiencia japonesa, luego tan difundida en Occi- lineal, se resume en una imagen visual y no táctil. La existencia de
dente, que estructuraba el cuadro a través de planos de luz? Más luces y sombras no es el dato que permite calificar una-oto?a como
bien se trata de sugerencias: Turner llega por experimentación a pictórica; la clave descansa en la existencia o inexistencia de límites:
efectos similares a las seductoras acuarelas de Oriente, en lugar de ¿qué sería del claroscuro en la Cena leonardesca, se pregunta, sin el
copiar templetes como sus contemporáneos. "trazado seguro, mayestático, de la línea"? Lo táctil es captación de
La relación entre Turner y Goethe nos lleva al núcleo de sentido cuerpos definidos, aceptación de la nítida objetividad; lo pictórico,
del paisaje romántico alrededor de las décadas de 1830 y 1840, que incluye accidentes, movimiento, confusiones, se resuelve técni-
cuando ya se había difundido la sensibilidad constituida hacia fines camente en la ausencia de límites.53 Por cierto que el esquema de
del siglo xvin. Simmel, a principios del siglo xx -cuando la Lebens- Wólfflin, reconducido a dos sensibilidades estructurales permanen-
philosophie coloque a Goethe de nuevo en escena— ofrece como tes, cíclicas, sólo sirve para una clasificación ahistórica. Pero revela
acápite de su ensayo sobre el paisaje una frase de Goethe: "El azul un núcleo de problemas que, especialmente en la arquitectura, se
del cielo nos revela la ley fundamental del cromatismo. Uno nunca hizo acuciante en los siglos xix yxx, cuando fue literalmente sitiada
buscaría nada detrás del fenómeno; ellos mismos son teoría." en sus presupuestos clásicos por la sensibilidad del pintoresco que
Las acuarelas de Turner hablan del límite de la empatia entre se condensa en el parque inglés.
sujeto y objeto (naturaleza y ser humano), antes del abandono, por En los consejos para construir jardines de Gilpin puede ilustrarse
parte de la pintura, de las últimas referencias a "lo real". También esta situación: "Cgnvierte el césped en un pedazo de terreno acciden-
hablan del límite en que el tiempo puede mostrarse plásticamente, tado: planta rudos robles en vez de arbustos floridos; rompe las
en su doble acepción de weather y time. Se trata de la idea de orillas del paseo; da tosquedad a un camino; marca en él las huellas
mutación, que el arte del siglo xx opuso al ideal de permanencia y de las ruedas y esparce piedras por todas partes; en una palabra,
sustancialidad del clásico. La permanencia de la obra humana hazlo áspero y lo harás pintoresco".54
perdió su popularidad en función de la subsunción del mundo Relacionado con esta línea, el bric-a-brac poético incluía junto al
humano en la naturaleza. accidente del terreno o lajsorpresa de alguna perspectiva insólita, la
El papel público cumplido por los pintores topógrafos que, sin ruina gótica, el puente rústico, Ta pagoda china o el ánfora clásica.
decidirlo, produjeron tal revolución en la pintura, es heredado, en la La introducción de lo exótico completa el movimiento avanzado por
segunda mitad del siglo xix, por la fotografía. Del interés por los
°3 Wólfflin, H., Conceptos fundamentales de la Historia del arte, Biblioteca de
52Cf. Goethe. J. W., Traite des couleurs. (Zur Farbenlehre. Didaktische Teil), ideas del siglo xx, Madrid, 1952.
Triades, París, 1980. Prefacio a la primera edición francesa del tratado por Paul- 54 Ciado por Klingender, F., Art and Industrial revolution. Moonraker Press,
Henry Biadeau. p. 15.
Londres 1947; trad. castellanaiArtey revolución industrial. Cátedra, Madrid, 1983,
p. 127.
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la curiosidad coleccionista, por los grotescos renacentistas. Pero pictórica o en clave tecnológica; como contemplación escénica o como
carece ya de implicaciones siniestras y se disuelven sus significados aprovechamiento económico; en muchos casos, como hemos ilustra-
alegóricos: el pintoresco inglés domestica la variedad amenazante. do con la nueva geografía, ambas miradas resultan complementa-
Elige con libertad entre distintos pasados y heterogéneos referentes rias, y no pueden menos que serlo en la construcción concreta del
culturales, sin aparente conflicto entre ellos; el mundo que mira se parque.
ha abierto para ser contemplado "como cuadritos variados colgados Desde principios del setecientos, los críticos ingleses incorpora-
sobre la chimenea del gabinete de una dama, unidos solamente por ban la irregularidad como esquema de lo bello natural. En este
una leve guirnalda de cintas".55 La voluntad de los tratadistas de contexto, el poeta Alexander Pope recrea en sus Pastorales un j ardín
clasificar los caracteres se pierde en interminables disquisiciones de tono arcádico, describiéndolo en detalle, y planifica también su
que se contradicen entre sí y no alcanzan a consolidar en normas: propio jardín: inicia así una tradición de poetas-jardineros que
¿cómo podrían lograrlo, cuando las articulaciones son débiles, la continúa, en tono nostálgico, hasta nuestros días. Pope incorpora un
selección abierta, la mezcla coyuntural y los referentes más sólidos templo-gruta que tiene, como característica fundamental, la diver-
han entrado en crisis? sidad de cada una de sus cuatro fachadas construidas en diferentes
La disolución del gusto clásico aparece sintéticamente expresada estilos arquitectónicos, un verdadero anticipo del eclecticismo y una
por Gilpin a través de un ejemplo arquitectónico: "Una obra de prueba del sometimiento temprano de la arquitectura en el territo-
Palladio puede ser elegante en grado sumo [...] [pero] si deseamos rio del jardín. Si el jardín se amplía al territorio, si ciudades, campos
dotarla de una belleza pintoresca [...] debemos demoler la mitad, cultivados, bosques y selvas vírgenes, son considerados como jardín,
mutilar la otra mitad y arrojar los miembros mutilados en monto- toda la arquitectura debe someterse a estas leyes. La revuelta contra
nes".56 La disponibilidad del repertorio clásico en Inglaterra es la simetría puede notarse en las intervenciones de William Kent:
magistralmente resumida en esta afirmación. Gilpin no utiliza como escribió su contemporáneo, el poeta Horace Walpole, "[Kent's]
arbitrariamente a Palladio. Por un lado, es contemporáneo del principie was that nature abhors a straight Une". Los cambios que
segundo palladianismo inglés, que se extiende también en las relajan la arquitectonicidad de los jardines son acelerados: los
colonias como modelo de libertad (Jefferson es abiertamente palla- árboles deben recobrar su forma natural, los lagos artificiales se
diano en Monticello). Gilpin no elimina a Palladio; simplemente lo diseñan con orillas irregulares, el plano del jardín revela formas
rearma en forma de ruina; transforma así totalmente los principios sinuosas. Por otro lado, se crea la valla hundida o ha-ha, utilizándola
clásicos que Palladio investigaba. La elocuente frase de Gilpin no con su función primitiva -mantener alejados los animales en el
parece una metáfora de lo que queda de la disciplina arquitectónica espacio del parque— sino con propósitos de unificación visual. "The
después del huracán pintoresco. contiguos ground of the park without the sunk fence was to be
Obviamente, la tratadística sobre el parque inglés dista de ser harmonized with the lawn within, and the garden in its turn was to
unitaria. Las polémicas arrojan luz sobre un problema central de la be set free from its prime regularity, that it might assort with the
relación arquitectura/naturaleza que posee distintas ramificacio- wilder country without", explica Walpole, abordando el nudo de las
nes. En principio, como se adelantó en el punto anterior, si es la contribuciones del jardín inglés: la continuidad jardín-paisaje en
"naturaleza" la que guía las intervenciones arquitectónicas, éstas no una dialéctica en que cada uno se extiende en el otro, contaminán-
están más sometidas a las reglas de una disciplina que, aún fundada dose mutuamente.57
míticamente en "lo natural", ha adquirido autonomía desde el siglo Con Capabüity Brown culmina la unificación entre jardín y
xv. Esta naturaleza, además, es considerada en dualidad: en clave parque, parque y paisaje, desarrollando la estética de lo natural
"puro". Aunque también el estilo de Brown puede considerarse en
55 La cita es de Erasmus Darwin, patriarca de la Lunar Society, y autor de un términos laxos como pintoresco, la escuela estrictamente pintores-
poema en dos partes titulado "The botanic garden", vasta descripción de objetos ca, liderada por Uvedall Price y Richard Payne Knight, consideraba
naturales y aritíldales, máquinas, edificios, ninfas y náyades, duendes, paisajes el deliberado ocultamiento de la mano humana tan ridículo como la
lapones y desiertos africanos, aclamación de revoluciones junto a damas turcas en geometría de Le Nótre. Aún resuenan los ecos de esta polémica en
ropa interior, etc. Citado por Klingender, F., Arte y revolución industrial, op. cit, p.
69. 57 Citado en "Garden and Landscape design", ensayo publicado en el tomo 19 de
66 Citado por Klingender, F., Arte y revolución industrial, op. cit., p. 125. la Encyclopaedia Britannica, 15° edición. Chicago, 1994, p. 665.

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las distintas vertientes ambientalistas. Tanto Pricey Payne Knight palladianas, se debe a su propietario, Charles Howard, whig emi-
como Brown toman a la naturaleza como modelo; el problema nente, miembro del Kit-Cat Club, que celebrábala "fresca continua-
principal que se plantean los dos primeros es el de la variedad, sólo ción inglesa del republicanismo cívico": en este momento, la suma de
conseguida a través de las lecciones del arte pictórico. Knight había palladlo y paisaje nacional se leía en estrecha relación con las ideas
escrito en 1794 un poema didáctico, The Landscape, en donde pro- progresistas. Con el correr de los años, el esfuerzo por crear una
ponía analogías entre pintura, escultura y diseño de paisaje. Cree en cultura propia suprime gradualmente las referencias italianizan-
la simpaba innata entre el mundo humano y el natural, que tes. Así Dixon Hunt lee la naturalización del jardín inglés en manos
expresaban los griegos -especies antiguas y prestigiosas del tipo de de William Kent o Capability Brown como la intención expresa de
"buen salvaje"-. También la pintura de género habría alcanzado tal dejar hablar por sí misma a la "naturaleza inglesa". Obviamente, lo
relación, y el jardinero debe aprender su lección; pero no puede que se representa no es la naturaleza sino los valores de "anglici-
controlar el mundo construido, el clima, las alteraciones de la luz. dad". Jane Austin hace contemplar a su heroína Emma, a principios
Debe, así, controlar lo que puede, cargándolo de significación —para del siglo xix, cuando el ciclo del paisaje inglés está completo: "a sweet
Knight, el objeto paisajístico por excelencia es el árbol, que es al view, sweet to the eye and the mind. English verdure, English
mundo verde como el hombre al mundo animal—.08 En muchas culture, English comfort, see under a bright sun, without being
versiones sobre el diseño de paisaj es el árbol es así la pieza clave para cppressiue".60 La relación entre paisaje natural y valores nacionales
una arquitectura verde. constituye aún hoy una convención operante.
Más allá de las conclusiones de Knight, es claro que su mirada es El problema de lo bello natural no es el único problema que está
una mirada estética, como la de la mayoría de los diletantes setecen- presente en eljardín pintoresco. Éste manifiesta también las formas
tescos que, en su vagar ajeno a una formación estructurada, produ- de abordar la crisis del origen, o sea la crisis de la historia. Como se
jeron tan desenfadados quiebres. dijo, eljardín pintoresco fue albergue de las más exóticas construc-
Una versión especialmente interesante sobre la trayectoria natu- ciones, desde templos chinos a pirámides aztecas. El dato esencial es
ralista del jardín inglés setentesco la brinda John Dixon Hunt, la absorción del arte exótico por excelencia, el chino, que por su larga
colocando el tema en relación con el republicanismo político poste- permanencia en la cultura occidental permite una más pronta
rior ala revolución de 1688,59 El problema consistía en cómo traducir inteligibilidad que el americano, el papua o el africano. El arte chino
el repertorio clásico italiano, fuente supuesta de valores cívico- arriba a Europa a través de la porcelana, la seda y otros objetos de
humanistas, a los modos ingleses y modernos. Esta cuestión se carácter doméstico —carácter que no perderá hasta avanzado el siglo
planteaba en todas las artes: un amigo de Pope lo urge a continuar xix-. Ya en el siglo xvn, las noticias enviadas por los jesuítas, la
sus traducciones de Hornero hasta hacerlo "hablar un buen inglés". publicación de libros con imágenes de la arquitectura y de los
John Oldham aconseja vestir a Horacio con "a more niodern dress jardines chinos, provocan entre otros efectos que Luis XIV decida
than hitherto he has appear'd in, that is, by making he speak, as if erigir en el medio de sus jardines de Versalles el Pabellón de
here living or writing". Las actividades jardineras eran traduccio- porcelana del Trianón (1670). Las novedades de la China alimentan
nes, no sólo en el sentido amplio y metafórico de la palabra, sino en el coleccionismo ya característico en edades tempranas, una res-
el sentido literal que la obra de un jardín refinado implicaba: puesta a la paulatina irrupción en la cultura eurocéntrica de formas
traducción de la palabra clásica a la arquitectura del verde. Para los que no podían contenerse en este universo. Estas formas exóticas
contemporáneos de Oldham y Pope, el jardín hablaba; y el uso de tal alteran la confianza en un camino único e inevitable dentro de la
o cual motivo no sólo implicaba el conocimiento de la mitología o de cultura occidental. Y desde que los jardines se abren a un público
la historia, sino también en el ámbito de la política. El programa restringido primero y luego masivo, estas formas extrañas ya no
de la temprana intervención de Castle Howard, por ejemplo, con sus pueden alinearse en el gabinete del Príncipe, como en Urbino, sino
templos clásicos puntuando el paisaje de Yorkshire y sus referencias que se despliegan en parques. En el siglo xix comienzan los primeros
58 Cf. Ponte, A., "II carattere dell'arbero: fra Alexander Cozens e Richard Payne
jardines propiamente públicos que colocan las rarezas a la vista de
Knight", op. cit., p. 342. todos.
50 Dixon Hunt, J., "The garden as cultural object", enDenatured Visions, op. cit.,
p. 19. 60 Jane Austen, Emma, cap. 42.

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¿Cómo clasificar estas formas? Una serie de paisajes de un artista protector de Rousseau y autor de un difundido libro sobre composi-
flamenco del sigloxvn muestra de qué manera se entendía entonces ción de paisajes, en cuya famosa isla de los álamos se erige, según el
el mundo: en el rubro correspondiente al paisaje americano, la clave diseño del afamado paisajista Robert, la tumba del filósofo.
del arco correspondiente al pabellón de un jardín es ocupada por una Nunca faltaba en el jardín la tumba, la inscripción que recordaba
máscara africana. El conocimiento de otras tierras, de otras cultu- lo efímero del tiempo, como no faltaba la calavera en el jardín
ras, había avanzado a principios del sigloxix; pero no había perdido arcádico (Et in Arcadia ego}. Pero los testimonios de la victoria final
su vocación de muestrario. El jardín setentesco es muestrario de de la naturaleza sobre las esperanzas humanas se multiplican a
países de ilusión, de mundos remotos que se superponen sin orden partir de 1750. Ya en los grabados de Piranesi, la ruina se presenta
histórico o geográfico. como dramática afirmación de la imposibilidad de construir la
Baltrusaitis compara la evolución de la estética pintoresca con las ciudad y la arquitectura futura a partir del repertorio clásico. Los
cajas catódicas de fines del siglo xvn, que mediante un juego de grabados de Piranesi sobre las ruinas de Paestum no son ya acotadas
espejos combinaban imágenes exóticas. Pero también señala que la reconstrucciones arqueológicas como las que se observan en el
inspiración de construir este universo en miniatura parece provenir quinientos, que oponían la racionalidad de la reconstrucción a la
precisamente de los jardines chinos. En efecto, lpjjar¿inesj.mperia- imprevisibilidad de la naturaleza. Los templos de Piranesi aparecen
les que tanto deslumhran a los europeos son la creación puramente como sombrías formas que han perdido la batalla por la imposición
artificial de un paisaje de montañas, roca^^e^Brmal^extfañrffs, de la regularidad, que yacen confundidas con la vegetación que las
canales y lagos creados por hábiles j ardineTós=ingenierqs^que jjjm- inunda y las transforma poco a poco en polvo. Aunque se puedan
binan la rocaille con pabellones efímeros. Los jardjjie^chinos__so_n medir los fragmentos antiguos y reconstruirlos -como se continuará
una especie de g£anjnaqu_eia, haciendo a partir del trabajo de los arqueólogos y de los alumnos de
William ChámEers, uno de los grandes paisajistas ingleses de Bellas Artes- el modo de observarlos es diferente. En consonancia
fines del siglo xvm, toma explícitamente de la China la inspiración con la idea de paisaje como expresión de los sentimientos del sujeto,
para la construcción de su poética. Había realizado tres viajes a la ruina cobra el carácter de elemento clave para subrayar la
Oriente antes de dedicarse a la arquitectura del jardín. En suArte nostalgia de un pasado irremediablemente perdido y de un futuro en
de distribuir losjardines según la usanza de los chinos (1772) explica el que no se puede ya hallar el consuelo de la restauración. La moda
con claridad cómo la obra de losj ardmejgsjmeniales es sobre todo de la ruina puede ser, así, relacionada con una generalizada re-
enmascaramiento, escejmfic^ackm¿e.jEñbi^ flexión de la sociedad sobre la muerte, obsesión de la poesía y la
sentación de cambios estacionales, posibilidad,, eji,fijirjie_cambia.r.de pintura romántica.
situación en un espacio acotadoTgener ando múltiples emociones. No El culto a la ruina propone, además, la atención al fragmento. La
es sólo la diversidad la que seduce a los europeos en susTrrtentos de ruina del siglo xvm es colección de fragmentos que, mediante un
remedar el jardín chino. También la China se constituye como un tropo propio de la retórica clásica, la sinécdoque, puede hablar de la
universo que no habría sufrido las contaminaciones de Occidente, y totalidad perdida. Así, pueden construirse fragmentos evocativos
que se encontraba, por lo tanto -como el mundo grecorromano para ad novum, muchas veces a escala gigantesca, como la columna
el Renacimiento— más cercano al origen, a la edad de oro. truncada del parque del Desert de Retz en Francia (1785). Pero la
La novedad de esta interpretación de Oriente poseerá vastas totalidad que evoca la ruina deja de ser armónica: representa un
consecuencias en el jardín pintoresco. En principio, ofrece una mundo desconocido y temible. La estética de la ruina impulsa una
alternativa a la monotonía de los jardines "puramente naturales", estética de la fragmentariedad: de fragmentos significantes puede
sin escapar de la "naturaleza". Cierto tipo de arquitectura encuentra derivarse fácilmente, caídas las redes tópicas de significación, a
en este jardín un lugar: una arquitectura efímera, irregular, suge- fragmentos sin referencia posible.
rente y variada, no utilitaria. La mezcla no sólo es posible, sino El jardín pintoresco, ampliado en paisaje, necesitaba de la arqui-
aconsejada. Así, se construyen en toda europa jardines anglochinoi- tectura, y ella no se resolvía sólo en ruinas. En algunos casos, el
ses, de los que son ejemplos destacados el jardín de Monceau, con su problema consistía en la integración de arquitecturas utilizables a
escena tártara con tienda y caballos incluidos, junto al molino este mundo en el que naturalidad, exotismo y color ponían en crisis
holandés y al bosque de sepulcros, o el del Vizconde de Armenonville, las formas tradicionales de proyectación; en otros, el propio diseño

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pía el paisaje, e independiente, en gran medida, délas leyes clásicas.
tuaban un determinado carácter de la escena, cuyo nombre se La casa burguesa no constituía un tema de reflexión para la
extendió luego en Francia como folies. Jean Marie Morel analiza arquitectura —se trataba sencillamente de construcción— y esta
desde el punto de vista del jardín aquello que genéricamente, sin convicción continúa en gran medida en los preceptos del mundo
atender a estas diferencias, denomina fabriques: "Es sobre todo esta académico, que sólo encara palacios, villas, o, en fin, toda arquitec-
relación entre carácter y sitio que yo llamo proporción en el arte de tura que no supusiera un exclusivo carácter doméstico. Pero, en
los jardines. Cuando lo haya ilustrado, cuando haya hablado de la relación con el repertorio del parque inglés, comienzan a difundirse
ubicación que conviene a los varios tipos de edificios, de sus carac- las casas relativamente pequeñas de plantas irregulares, orienta-
terísticas, forma y volumen, como también del estilo, del color que das a resolver la articulación de habitaciones con distintas vistas
armonizará con el paisaje en donde se encuentran, habré cumplido exteriores y distinto asoleamiento, en relación al comfort interno y
con mi propósito; el del arquitecto será dirigir la ejecución en lo que al cuidado de la intimidad de cada espacio. En la medida en que lo
mira la solidez [...] darles a ellos exteriormente la expresión que el pequeño constituía una de las reglas de las fabriques ligadas al
jardinero espera para la fascinación y verdad de sus composiciones paisaje, el diseño de la casa también se miniaturiza. El jardín
[...] las construcciones consideradas desde este punto punto de vista anglochinoise, en fin, es también un interior, y sus reglas se extien-
son llamadas en pintura fabriques, expresión de la que me serviré den al interior doméstico. En Inglaterra se asienta una larga
para designar todos los edificios de efecto y todas las construcciones tradición de nuevas arquitecturas domésticas: conocidos arquitec-
que la obra del hombre agrega a la naturaleza para embellecimiento tos como John Soane trabajan especialmente en el tema (él comienza
de los jardines; y si, como tales, pertenecen a la arquitectura, ésta su ambiciosa carrera publicando un libro de diseños de villas
será un nuevo aspecto que se agregará a este arte precioso".61 Morel campestres). Las claras y alegres casas inglesas constituirán una
habla de ampliación del arte, pero en realidad está hablando de una fuente de experimentación que excede la poética del pintoresco.
auténtica destrucción délas reglas clásicas. Las arquitecturas, en el Destinadas a ser reconocidas más allá del jardín, más allá de las
paisaje, dependen ahora de la voluntad pictórica del jardinero; y clases pudientes, heréticas con respecto a las clasificaciones acadé-
el paisaje ya no es el jardín, sino que se extiende para transformar micas, constituirán el tema preferido de las arquitecturas moder-
la naturaleza entera. El príncipe de Ligne, en su Coup d'oeil sur nas. Todavía a principios del siglo xx, Muthesius viaja a Inglaterra
Beloeil et sur une grande parie desjardins de l'Europe, indicaba de enviado por el gobierno alemán para estudiar la "casa inglesa" y la
qué manera pintar las fabriques (blanco para el casino de caza, producción de objetos domésticos a ella íntimamente ligados, una
marrón tenue para la casa de campo) con qué materiales se debían tradición que ha pervivido en ejemplos difundidos como los de
construir (los espacios productivos en paja o en tejas), qué elementos Voysey y Ashbee.
de estilo agregar (como las balaustradas en las villas a la italiana). Las técnicas del diseño pintoresco para las casas se aplicaron
En búsqueda de lo exótico, agregaba las consabidas casas chinas, primero a las viviendas de verano o a las modestas moradas para
\l parque debía resolverse con apoyo de construccion
góticas, y moldavas, cuyo valor radicaba en ser casi desconocidas.
Los principios aquí presentados, la idea de que el ambiente determi-
na la arquitectura, se extendieron hasta subsumir, en algunas
sirvientes que no debían desentonar con el conjunto. Como ha hecho
notar G. Teyssot,62 esta estética se aplica también a los cottages,
diseñados especialmente a fines del siglo xvin para los sectores
vertientes organicistas, los restos de la composición clásica -y no campesinos que se incorporaban al crecimiento industrial mediante
sólo, por cierto, en las arquitecturas presentes en los parques—. el trabajo a domicilio, constituyendo de ese modo los primeros pasos
El programa arquitectónico en el que se verifican las mayores en la proyectación de la vivienda obrera, el núcleo programático de
transformaciones provocadas por la extensión del pintoresco es la las vanguardias. En conexión con espacios productivos, la casa
casa. Se piensa ya, con Wordsworth y Coleridge, que "la casa y el constituirá también uno de los elementos clave del urbanismo, que,
jardín deben pertenecer al paisaje, y no ser el paisaje un apéndice de como veremos, halla también sus inicios en la comprensión paisajís-
la casa". La creación de una verdadera arquitectura doméstica tica del territorio. Y no sólo por la implícita necesidad de extensión
aparece íntimamente ligada con las leyes del pintoresco que confor- del jardín pintoresco inglés, sino también porque en este mundo más
61 Mosser, M., "Le architetture paradossali owero piccolo tratato sulle fabriques", 62 Teyssot, G., "Cottages e 'pittoresco'. Origini dell'abitazione operaia in Inghil-
en Mosser. M. y Teyssot, G.. L'architettura del giardini d'Occidente, op. cit., p. 259. terra", en Architecture, monument, contlnuité, n° 34, julio de 1974.

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flexible se experimentaron formas de organización que excedieron inundo clásico no ocultaba ni la convención, ni la artificialidad; ni su
las formas clásicas en las que se había originado. técnica ni su arquitectura pretendían, porque no podían, extenderse
a todo el habitar terrestre. Por el contrario, la naturalidad de la
convención pintoresca sí fue adoptada por las líneas liberales prime-
DERIVACIONES INTERNACIONALES ro y sus variantes socialistas. Las descripciones utópicas socialistas
y anarquistas que recrean un mundo ideal lo hacen desde la estética
Resulta ocioso indicar una jerarquía de origen o de novedad parala del pintoresco. El ocultamiento naturalista responde a su vez a una
mirada paisajista, en la medida en que ella se constituye en el viaje, estrategia política que aspira cambiar el mundo.
en el cruce de tradiciones y en la contaminación. Sus características En el marco de lo pintoresco no existe exclusión previa: éste es el
llevan a un movimiento inclusivo: abierto a otras culturas, amante punto que sedujo a quienes querían acabar con las vallas de clase en
de lo exótico, seducido por la novedad constante en su estética de la la sociedad, aunque construyeran, muchas veces sin notarlo, otras.
sorpresa -que para ser eficaz debía ser siempre renovada-, alimen- El eje de lo pintoresco parecía ser la libertad; el eje de lo sublime, la
tado en sus motivos por el viaje, educativo, higiénico o, más tarde, restauración del fundamento "real", es decir, del misterio de lo
de puro placer. Éste es el movimiento del espectador en el espacio natural ahogado por siglos de convenciones.
acotado del jardín o del parque. Así, Versalles volvió a ponerse de moda a fines del siglo xvm bajo
La voluntad de ampliación del pintoresco no atañe sólo a las otras claves: "un horizonte espacioso es imagen de libertad", había
disciplinas del habitat o a las artes de representación. Desde diseño afirmado Addison en 1712, y en esta clave sublime el repertorio que
de objetos de uso a diseño de patisserie —las famosas tortas-tem- aún será visto como aristocrático puede encontrar su lugar en la
pletes todavía utilizadas en los banquetes de boda datan de enton- variedad escenográfica.63 Lo sublime, recordemos, participa del
ces- la fiebre del pintoresco penetra en cada rincón de la vida y mismo movimiento que lo pintoresco. Para fines del siglo xvm,
disuelve, en su movimiento, la percepción jerárquica de la belleza. Versalles ya ha albergado el jardín a la inglesa, y María Antonieta
El pintoresco abre el relativismo cultural. vestida de pastora constituye un clisé de ópera. La hermana de
En este marco se perfila lo que a fines de siglo se condensa bajo María Antonieta, María Carolina, pretende emularla en Italia, como
la categoría estética de Eclecticismo. Ella puede percibirse como también a su hermano Fernando de Austria que había encargado a
baile de máscaras que oculta, con sus ropajes, lo esencial: las uno de los mejores paisajistas italianos el parque pintoresco de
relaciones de producción —si la versión es de "izquierda"— o la Monza. Así, el jardín inglés de Reggia Caserta de María Carolina es
sustancia de la forma -si es de "derecha"-. Ambas ignoran la íntima un testimonio de primer orden en esta contaminación entre clásico
relación del repertorio pintoresco con los avances técnicos y cientí- y pintoresco. El neoclásico Vanvitelli, que había construido el
ficos, como también los desesperados intentos de hallar algún famoso jardín de las cascadas en Caserta, Ñapóles, es desplazado
criterio de verdad bajo nuevas poéticas. Que todo esto se haya por el botánico inglés John Andrew Graeffer en el nuevo jardín de
transformado en convención constituye un camino inevitable: no la reggia, en 1786. María Carolina había sido inspirada también,
difiere de la convencionalidad que controlaba la forma clásica ni de según parece, por el embajador inglés, sir William Hamilton, vulca-
la retórica actual sobre el mundo del ordenador. La diferencia nólogo y miembro de la Royal Society. Hamilton consulta a lord
estriba en que, en su voluntad por ofrecerse como natural -natural Banks, director de los jardines reales de Kew, la elección de Graefer.
en relación a la propia naturaleza o natural naturalizando culturas ¿Cuál es la nacionalidad de este jardín?: ¿italiano, francés, inglés o
extrañas o pasados propios— el paisajismo pintoresco intenta siem- austríaco?
pre ocultar la convención. Se presenta a sí mismo no como derivado En Alemania, como en Rusia, como en Francia, la articulación
de presupuestos artificiales sino como derivado de una sustancia entre j ardín regular e irregular es la más frecuente, entre otras cosas
que ha reemplazado a Dios o a la Naturaleza. Oculta divisiones porque las intervenciones se superponen en el tiempo. Los jardines
capitalistas de la tierra con vallas hundidas, oculta la novedad de que la historia del arte ha clasificado como rococó, como Sans Souci
una ruina proyectada con pátinas de tiempo artificial, oculta la -el más conocido-, Solitude o Bayreuth, demuestran la duplicidad
propia artificialidad de la mirada que pretende ver lo natural
cuando ve, en realidad, un jardín moderno en la naturaleza. El 60 Adisson. citado en Andrews. M., "II sublime come paradigma", en Mosser, M.
y Teyssot, G., L'architettura del giardini ¿'Occidente, op. cit., p. 319.

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de una voluntad arquitectónica barroca y de la variedad pintoresca.
En Solitude (Stuttgart), el duque Carlos Eugenio de Württemberg
pretendía construir un lugar alejado de su residencia oficial, y los
refugios principescos de entonces (1763) debían poseer, precisamen-
te, refugios, que no podían ser plasmados con grandes perspectivas
sublimes. De ahí el supuesto doble principio de proyectación que se
le atribuye, grandes ejes por un lado, multiplicidad de minúsculas
zonas diferenciadas en el jardín por el otro. El cuerpo principal del
castillo es neoclásico, mientras los pabellones que lo encierran,
destinados a la servidumbre y a establos, reponden a los designios
de las fabriques.
La variedad que el pintoresco pretendía albergar entusiasmaba
las arquitecturas regionales, al mismo tiempo que las redefinía. La
tradición árabe, por ejemplo, había subsistido al sur del Portugal y
España. Jardines-patio como los del palacio real de Suntra (s.xvi) en
donde el azulejo multiplica el verde y el agua -zona íntima que Tercera parte
retoma motivos árabes, pero también motivos del jardín secreto
renacentista- continúan hasta el siglo xvm, cuando el jardín portu-
gués y el español son evocados por la moda del orientalismo pictórico LA CIUDAD Y EL VERDE
inspirado en el cercano Oriente: África del Norte, España, exotismo
que seduce a Bizet, a Delacroix, a Ingres. ¿Podría haberse definido Ulises pasó siete años con Calipso... fueron los
en la progresista Barcelona un significado de identidad en las obras años en que el tiempo lo había absorbido hacia
adentro, hacia un admirable recinto que era un
de sus modernistas a través de una marca material, la del azulejo, sepulcro flotante... a su alrededor había otra muer-
motivo central en lugares como el parque Güell, si esta moda exótica te, que se presentaba con los rasgos suspendidos
no hubiera existido? de una vida mejor. Como los Campos Elíseos, como
No es que esta sensibilidad pintoresca haya penetrado simultá- el jardín de las Hespérides, Ogigia era un lugar
neamente en todas las culturas o en todas las clases sociales, ni que para conocer, no para vivir.
el prestigio de lo que integró en acto o en potencia se haya mantenido
igual en toda las épocas posteriores al siglo xvm, o en todas las Roberto Calasso, Las bodas de Cadmo
sensibilidades individuales o regionales. Pero el problema ya estaba y Harmonía
planteado. En todos los casos, con implicaciones imprevisibles, el
color, el tiempo, el clima, la evocación individual o la construcción de
una evocación colectiva corroyeron la forma y permitieron el acceso
de repertorios olvidados o relegados.

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