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Resumen
En el presente trabajo abordaré diferentes introyectos o ideas preconcebidas
que, en mi opinión, suelen afectar a la persona en el momento de elegir a
otra para estar en pareja y compartir su vida, como también durante la
convivencia con la persona elegida. Ideas que frecuentemente causan gran
conflicto y le llevan a sufrir la relación e incluso a darla por terminada.
Mencionaré también algunas posibles líneas de trabajo terapéutico desde la
perspectiva de la psicoterapia gestalt.
Introducción
El tema de la pareja suele ocupar un lugar muy especial en la esfera
emocional de los seres humanos. Las personas disfrutan, sufren o se
angustian dependiendo de si comparten su vida con alguien o si tienen
conflictos con ese alguien significativo. Me parece de gran utilidad abordar
los diferentes introyectos que afectan a la relación de pareja, y así tener más
herramientas como psicoterapeuta para comprender y apoyar estos procesos
de los pacientes en el consultorio, ya sea trabajando con la persona
individualmente o con los dos miembros de la pareja.
Introyectos
Para empezar considero vital comprender el significado de la palabra
introyecto en psicoterapia gestalt, y cómo éste afecta emocionalmente a la
persona. Para posteriormente abordar algunos de los introyectos más
frecuentes y comentar la manera de trabajarlos. En su libro Yo, Hambre y
Agresión, Fritz Perls (1975) describe la similitud entre la forma en que los
seres humanos asimilamos la comida física y el alimento mental. El bebé,
cuando todavía está en el seno materno, no tiene que realizar ningún
esfuerzo para alimentarse. Al nacer, el pequeño se encuentra en una etapa
predental, en donde ya tiene que llevar a cabo un papel más activo, por
medio del cual puede procesar la leche materna que consume. Más tarde,
con la aparición de los dientes y haciendo uso de sus mandíbulas, empieza a
atacar el alimento sólido, lo que implica un papel más agresivo. La agresión
es una función natural del yo, que le permite satisfacer su hambre.
Posteriormente, con la aparición de las piezas molares, el niño puede ya
masticar y destruir completamente los pedazos de alimento que ingiere. Por
medio de esta función destructora, el niño ( y el adulto posteriormente) es
capaz de procesar por completo los alimentos para así poder asimilarlos. Si se
llega a presentar alguna presión para engullir los alimentos con prisa ó si el
adulto tiene una voracidad e impaciencia por tragar los alimentos, entonces
el proceso de masticación no se lleva a cabo plenamente y los trozos de
comida son pasados completos. No son asimilados, sino introyectados. Al ser
introyectados, no serán de provecho; por el contrario resultarán dañinos. Al
no usar los dientes y molares con la tendencia destructora natural, esa
agresividad se verá reprimida, y se verá reflejada en: 1) La proyección de la
agresión, con miedo a ser lastimado por otros, y 2) La retroflexión,
lastimándose a sí mismo. Procesamos el alimento físico de la misma forma en
que procesamos el alimento mental (Perls 2003). Por medio de la
introyección algunas personas se acostumbran a “tragar” toda la información
que se les proporciona sin una adecuada “masticación” y cuestionamiento, lo
que impide llevar a cabo la asimilación plena o un rechazo firme, en el caso
de que la información no sea útil o funcional. La información se alma
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cena en el organismo, pero no se asimila; por lo tanto se vuelve material
introyectado. Al introyectar la información, la persona no se permite tener
sus propias experiencias con el medio, ni desarrollar su propia personalidad.
Al tener dos conceptos incompatibles introyectados, que no se pueden
reconciliar, la personalidad se va desintegrando (Perls 1976). Podemos ya
observar el grado de conflicto que la persona enfrenta albergar ideas
introyectadas. Ya no puede ver la diferencia entre lo que ha introyectado y lo
que verdaderamente necesita. Utiliza una gran cantidad de energía negando
sus propios sentimientos y necesidades auténticas, con el consiguiente
estancamiento en su desarrollo.
Mitos y creencias
“Los mitos son interpretaciones folklóricas de la realidad. Tienen su fuente en
hechos de la vida cotidiana, que son interpretados y divulgados con mayor
fuerza que los conocimientos”. (Diaz Morfa 2003 p. 127). Por lo tanto, los
mitos, las tradiciones, las creencias y todas las ideas copiadas sin más, al no
ser cuestionadas por la persona, son considerados introyectos en
psicoterapia gestalt y adquieren la forma de “deberías”. (Polster, E. y Polster,
Miriam, 1980) En su libro Prevención de los conflictos de Pareja, Diaz Morfa
(2003) lista diferentes mitos que ha estudiado, y que considero muy
presentes en nuestra sociedad mexicana: Mitos de la genealogía u origen del
amor. De acuerdo con la mitología, el dios griego Eros, dios del amor, nace
como nieto de la castración, hijo de la transgresión y hermano del miedo y
del terror. Cuando le llevan al bosque y es alimentado por leones, al amor se
muestra inocente y angelical, pero de naturaleza maligna y caprichosa. De ahí
que el amor hombre tuviera que mostrarse como fuerte y dominante. Al
amor femenino se le percibe como vulnerable y bello, teniendo una
condición que vemos en otros mitos como el de Eva: curiosa y desobediente.
Mito de la guerra. En la guerra el hombre siempre es fuerte, conquistador,
dominante y la mujer es un objeto dulce a ganar. La mujer oculta sus propias
fuerzas y sólo muestra sus vulnerabilidades, que puede llegar a usar como
armas de guerra. Mito del amor puro. Surge para contrarrestar la realidad de
la guerra. La pureza es deseable y es representada por la mujer, especialmen
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