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1978 Mitológicas II: De la miel a las cenizas, México, Fondo de

[1966] Cultura Económica.


1981 La vía de las máscaras, México, Siglo XXI.
[1979] Sincretismo y bricolage:
1982 Mitológicas 1:Lo crudo y lo cocido, México, Fondo de Cul- el pensamiento salvaje en Mesoamérica
[1964] tura Económica.
1983 Las estructuras elementales del parentesco, México, Paidós. Saúl Millán*
[1949]
1983 "Jean-Jacques Rousseau, fundador de las ciencias del hom-
[1973] bre'; pp. 37-45 Y"El campo de la antropologíá; pp. 9-36, en
Antropología estructural: mito, sociedad, humanidades, Ma- Esta lógica opera, un poco, a la manera
drid, Siglo XXI. del caleidoscopio: instrumento que contiene también
1985 Palabra dada, Madrid, Espasa Calpe. sobras y trozos, por medio de los cuales se
realizan ordenamientos culturales.
1986 La alfarera celosa, Barcelona, Paidós.
Claude Lévi-Strauss
[1985]
1991 "Introducción a la obra de Marcel Mauss'; en Marcel Mauss,
[1968] Sociología y antropología, Madrid, Tecnos, pp. 13-42.
1992 Historia de Lince, Barcelona, Anagrama. Hace varias décadas, en un ensayo en el que trató de definir las pro-
[1991] piedades lógicas del mundo sensible, Lévi-Strauss empleó el térmi-
1995 "La noción de estructura en etnología'; pp. 299-337; "La no bricolage para definir las características de un pensamiento que
[1958] estructura de los mitos'; pp. 229-252; "¿Existen las socie- elabora conjuntos significativos con la ayuda de un repertorio limi-
dades dualistas?'; pp. 165-194; "El lugar de la antropolo- tado, hecho de elementos heterogéneos que provienen de distintos
gía entre las ciencias sociales y problemas planteados por universos. El bricolage es en efecto una actividad que no opera con
su enseñanza'; pp. 359-392, en Antropología estructural, materias primas en estado natural, sino con fragmentos culturales
Barcelona, Paidós. que han sido previamente elaborados en función de proyectos adi-
1997 El totemismo en la actualidad, México, Fondo de Cultura cionales. Los materiales del bricolage son por lo tanto "restos" y "so-
[1962] Económica. bras" de distintos universos que han sido construidos en el seno de
2008 CEuvres,París, Bibliotheque de la Pléiade (Gallimard).
la cultura y de la historia, con fines distintos a los del propio bricola-
y Didier ERIBON ge. En el conjunto significativo que elabora, advierte nuestro autor,
1990 De cerca y de lejos, Madrid, Alianza Editorial. cada elemento representa un conjunto de relaciones, a la vez concre-
[1988] tas y virtuales, que se sitúan siempre a medio camino entre la imagen
MANIGLlER,Patrice
y el concepto. Si el concepto posee un poder referencial, la imagen por
2000 "L'humanisme interminable de Lévi-Strauss'; en Les Temps
el contrario está circunscrita a las propiedades sensibles que la con-
Modernes, pp. 216-241.
forman. De esta manera, cada imagen propone un campo posible de
TAYLOR,Anne-Christine
2004 "Don Quichotte en Amérique'; en MichaelIzard (coord.),
Lévi-Strauss, París, Éditions de L'Herne, pp. 92-98. . División de Posgrado, Escuela Nacional de Antropología e Historia.

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relaciones, pero éstas se encuentran siempre limitadas por la historia to cultural y sus interrelaciones se designan con el término de acul-
particular de cada objeto, en el que aún subsisten los rasgos de una turación, que Aguirre Beltrán empleó para examinar el proceso
cultura anterior. dominical en la América mestiza. En 1949, en efecto, Redfield, Lin-
Si definimos el sincretismo como la integración de aspectos se- ton y Herskovits habían advertido que el término aculturación "com-
lectivos que provienen de distintas tradiciones históricas (Edmonson, prende aquellos fenómenos que resultan cuando grupos de culturas
1960), es posible advertir que todo sincretismo tiene algo de brico- diferentes entran en contacto, continuo y de primera mano, con cam-
lage. Aunque el concepto ha sido particularmente relevante para la bios subsecuentes en los patrones culturales de uno o ambos grupos"
antropología mexicana, que se ha enfrentado desde sus orígenes a (1936:141). Herskovits, en particular, había distinguido entre los con-
contextos religiosos en los que es difícil discernir entre el dominio tactos que dan por resultado un "mosaico cultural" de aquellos que
vernáculo y el dominio externo, la noción de sincretismo ha tenido forman un proceso continuo de aculturación. Sin embargo, las re-
en nuestro medio una trayectoria desconcertante. Los primeros an- presentaciones de Herskovits sobre el proceso de aculturación aún
tropólogos que se interesaron en las prácticas religiosas de los pue- conservaban elsentido de un mecanismo automático, análogo a la com-
blos indígenas de México, y particularmente de Mesoamérica, lo binación de elementos en un proceso químico. Aunque la visión de
hicieron a la luz que dichas prácticas pudieran proyectar sobre el Herskovits sobre el sincretismo cultural representaba un claro con-
pasado prehispánico. Al negar el impacto evidente de la "conquista traste con las connotaciones de "confusión" y "desviación" que el
espiritual': como la llamó Ricard, dichos estudios se dedicaron a se- término había adquirido durante el siglo XIX,permanecía la idea de
ñalar los rasgos precolombinos existentes, buscando sin cesar ídolos una mezcla mecánica que reintegraba en una sola formación ele-
detrás de los altares, y a exaltar las expresiones rituales como un mentos de culturas dispares. De ahí que una buena parte del pro-
conjunto de "sobrevivencias mágicas': La idea que se desprendió de cedimiento analítico consistiera en medir el grado de aculturación, el
este tipo de aproximaciones, como ha señalado Greenberg, es que número de elementos ajenos y las dimensiones del nuevo acervo.
despuél' d~ ')()Oaños de cristiandad, represión eclesiástica y colonia- En contraste, Peel (1968) argumentaba que las variaciones en las
lismo, en las ceremonias actuales no han sobrevivido más que unos que se integran culturas heterogéneas no dependen tanto del grado
cuantos huesos del ancestral cuerpo de creencias. Con ello no sólo o la cantidad, sino del tipo y la calidad de la deuda. En ambos casos,
se negaba la fuerza con que se proyectan las instituciones coloniales sin embargo, las reflexiones giran en torno a la idea de un préstamo
sobre el ámbito religioso de los pueblos indígenas, sino sobre todo cultural que se suma a un repertorio existente, formando coleccio-
la capacidad que subyace en este ámbito para organizarse como un nes de elementos heteróclitos que es difícil catalogar y discernir a
sistema coherente. 500 años de distancia.
Hablar de préstamo resulta una salida demasiado sencilla para un
problema que encierra múltiples aristas. Cada vez que el problema
SINCRETISMO y ACULTURACIÓN
se plantea, el etnólogo acude a la historia para tratar de discernir qué
fue exactamente lo prestado, dónde radica lo ajeno y dónde lo ver-
Los estudios posteriores, que se desarrollan a partir de la década de los náculo (Lévi-Strauss, 1992). La etnografía se convierte entonces en
cuarenta del siglo xx, buscan una respuesta más coherente a los fe- una especie de detección histórica que, a falta de los materiales apro-
nómenos que surgen del contacto cultural. Bajo la influencia de la piados, induce las investigaciones hacia el terreno de las conjeturas
antropología norteamericana, la noción de sincretismo se desplaza y organiza el debate en términos de una alternativa: o bien los ele-
rápidamente hacia nuevas fórmulas de análisis en las que el contac- mentos ajenos se han integrado a una estructura antigua, que co-

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rresponde a la religión indígena, o bien las religiones indígenas son
I derar tanto las características de los personajes como las fechas de
esencialmente una estructura cristiana con elementos vernáculo s celebración.
que funcionan como apéndices. Corpus Christi no sólo fue la fiesta predilecta de la España me-
Durante la primera mitad del siglo xx, los estudios sobre religio- dieval, sino también uno de los vehículos privilegiados para la con-
nes indígenas que se llevan a cabo en México oscilan entre dos pos- quista espiritual de América, "donde su significación como símbolo
turas antagónicas que buscan ofrecer una respuesta contundente a y pública expresión del cristianismo frente a los infieles, adquirió
esta alternativa. A diferencia de Beals y de Foster, que destacan el nueva vigencia" (Warman, 1972:70). Su extensión en el México co-
origen mediterráneo de las religiones mesoamericanas, Van Zantwijk lonial corrió paralela a las fronteras novohispanas y alcanzó niveles
(1973) considera que los conceptos cristianos han penetrado en for- de intensidad en las zonas centrales del país, a cargo de la evangeli-
ma sumamente limitada en las representaciones indígenas contem- zación franciscana. En Oaxaca, sede de la evangelización dominica,
poráneas. En la danza que los purépechas ejecutan para ilustrar el los destinos de Corpus Christi fueron inciertos. A mediados del si-
combate entre moros y cristianos, Van Zantwijk advierte una repre- glo XVI,tras la destrucción del tecalli que los mexicas edificaron en
sentación prehispánica de la antigua dualidad entre el Sol y la Luna, el cerro de El Fortín para consagrar a Centéotl, se instituyó la festivi-
bajo el argumento de que los primeros portan una luna de plata en dad de Lunes del Cerro que hoy se efectúa con cierta celebridad en
sus espaldas y los segundos un águila dorada. Aludiendo al carácter los valles centrales de Oaxaca. En ella, al parecer, "era costumbre
fortuito de estas interpretaciones, Carrasco (1976) sugiere por su que los fieles se trasladaran en masa al cerro de El Fortín, exhibien-
parte que el águila de los cristianos se relaciona con el escudo nacio- do la Tarasca, descomunal serpiente que presidía la procesión de
nal, mientras la luna de los moros no es otra cosa que la media luna Corpus" (Bradomin, 1960:100). De acuerdo con Foster, quien regis-
del Islam. tra un dato similar para las celebraciones de Corpus que se desarro-
llaban en la España medieval, "la Tarasca era una criatura en forma
BRICOLAGE EN MESOAMÉRICA de dragón que marchaba a vuelta de ruedas, manejada por hombres
que caminaban en su interior" (Foster, 1985:335).
El juego de las interpretaciones, que ha recorrido los debates sobre La similitud de ciertos elementos precolombinos con la fiesta de
la religiosidad indígena, puede ilustrarse actualmente con las repre- Corpus había llamado ya la atención de Sahagún, quien al describir
sentaciones que los huaves de San Mateo del Mar formulan en tor- las danzas que se efectuaban durante el quinto mes nahua, el de
no a la celebración de Corpus Christi, que sirve de escenario para una Toxcatl, anota que las ejecutaban "trabados de la mano y culebrean-
danza ceremonial en la que el rayo (monteoc) decapita a ndiüc, la do, a manera de las danzas que los populares, hombres y mujeres,
serpiente, y da paso a la temporada pluvial. Asociada a los mitos del hacen en Castilla la Vieja': Caro Baroja advierte a su vez que durante
agua, la danza de omalndiüc (o "cabeza de serpiente") ha sido objeto las celebraciones de Corpus se simulaba una lucha entre San Miguel
de interpretaciones encontradas que por un lado la ubican como una y un ángel. por un lado, y los diablos, por el otro. Esta "danza de con-
variante de la mitología mesoamericana (Estage, 1982) y, por otro, frontación" venía a ser "una pantomima en que los ángeles peleaban
como una representación del combate bíblico entre David y Goliat con los diablos, que eran los que vestían de moro, quedando éstos
(Lupo, 1997). Si la primera interpretación impide comprender las vencidos al fin por el ángel San Miguel que terminaba el baile cortan-
conexiones de la danza con el ciclo litúrgico, la segunda carece de do la cabeza de Mahoma (Caro Baroja, 1984:72, énfasis nuestro). La
un referente adecuado para entender las relaciones entre el pasaje confrontación entre moros y cristianos, los diablos y San Miguel. se
bíblico y la temporada pluvial. Vale la pena, en este contexto, consi- superponía al sentido de la Tarasca, que al representar "la Herejía

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las descubiertas en este último sitio, a las que Quiriarte llama "esce-
vencida por la Fe'; era a su vez decapitada por alguno de los santos
nas de confrontación'; reproducen la imagen de dos entidades míticas
de la hagiografía judeocristiana. La incorporación de San Mateo
cuya batalla es sin duda una de las variaciones posibles de la lucha
como representación del ángel en una de las procesiones que se rea-
lizaban en Valencia hasta mediados del siglo XIX,permite además periódica que el rayo emprende contra la serpiente:
establecer correspondencias análogas entre las imágenes del santo-
ral que se encontraban asociadas al simbolismo de Corpus y el uni- El protagonista principal, que puede ser una figura humana o una
verso de imágenes cristianas que presidieron la evangelización del figura antropomorfa compuesta con rasgos felinos, de serpiente y
área huave. de cocodrilo, ataca o sujeta con los brazos extendidos un cuerpo
Para los huaves, el advenimiento del ciclo pluvial se produce a par- serpentiformecompuesto [oo.]¿Quiénes son estos personajes con
tir de las peticiones de lluvia que las autoridades locales dirigen ha- múltiples atributos representados como atacantes? ¿Qué significa
cia Cerro Bernal. una de las elevaciones topográficas que se sitúan esta confrontación? ¿Será posible que simbolicen la tierra y el cielo
sobre la costa chiapaneca. Por las investigaciones de Carlos Navarrete y que el jaguar, el cocodrilo y la serpiente sean portadores de estos
sabemos que la zona arqueológica de Cerro Bernal fue, durante la significados? Su confrontación, violenta o no, podría haber condu-
época precolombina, un punto estratégico para el control de las dos cido a su unión. Como la cabeza con ojo de voluta está asociada ín-
rutas de comunicación posibles, una de las cuales suponía la navega- timamente a este tema, y su papel como abastecedora de agua está
ción de las lagunas y canales costeros, y otra que corría entre la se- establecido firmemente en las estelas 1 y 23, es posible que la escena
rranía y las primeras estribaciones de la Sierra Madre. De ahí que de combate o confrontación propiciara el agua. Esto supondría que
sea "lógico encontrar abundantes centros de habitación cuya crono- la cabeza con ojo de voluta fuera un prototipo de la deidad de la lluvia
logía abarca desde el preclásico tardío hasta el momento de la con- (Quiriarte, 1973:43).
quista, con su correspondiente ocupación teotihuacana" (Navarrete,
1976:23). La serie de estelas encontradas en el sitio de Los Horcones Al noroeste de Kaminaljuyú, en la zona de Izapa y en la misma
muestra, sin embargo, a Cerro Bernal como un centro ceremonial ruta comercial sobre la que transitaba la sal. se han localizado este-
importante, compuesto por una sucesión de conjuntos arquitectó- las semejantes donde aparecen, según Mercedes de la Garza, "un dra-
nicos que forman plazas, plataformas, pirámides y juegos de pelota. gón con cuerpo humano y gran tocado, que levanta una especie de
La estela número 3 es, sin embargo, la más significativa: el tema hacha amenazando a una gran serpiente': De la Garza añade, ade-
básico -dice Navarrete- es el dios Tláloc, "en una de las mejores más, que "el personaje antropomorfo que esgrime el hacha pudiera
representaciones que conozco de esta deidad" (ibidem, p. 27). Na- ser no sólo un hombre, sino más bien una deidad de la lluvia o un
varrete, quien asocia el monumento con los ritos pluviales y de la sacerdote de esta deidad, pues en los códices mayas [oo.] Chaac, divi-
primavera, advierte que la imagen de Tláloc presenta una polaridad nidad de la lluvia, se presenta con una cara muy semejante a la del
entre dos elementos acuáticos: si en la mano izquierda sostiene una
dragón de Izapa, con ojo en forma de voluta, con cuerpo humano y
copa de la que brota agua, "la cual cae a manera de lluvia'; la mano muchas veces con un hacha en la mano, símbolo del rayo" (De la
derecha sostiene una serpiente ondulada que representa el "agua
Garza, 1984:152-153).
que camina':
Las divinidades que aparecen en la serie de estelas que se distri-
Durante la época precolombina, este tlalocan regional constitu-
buyen sobre la ruta comercial de la sal. desde Cerro Bernal hasta
yó un asentamiento estratégico para controlar las rutas comerciales
de la sal entre el Altiplano Central y el Soconusco, una de las cuales se Kaminaljuyú, pasando por Chiapa de Corzo, Izapa y Cotzumalguapa,
tendía entre Teotihuacan y la zona maya de Kaminaljuyú. Las este- conforman un sistema global de transformaciones que incluye, en-

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r
ESTELAS 3 y 23 DE IZAPA te, es la imagen tangible de la Tarasca, uno de los personajes más popu-
lares de la fiesta privilegiada de la España medieval.
Aun cuando es imposible reconstruir el vínculo histórico que co-
necta los elementos de las ceremonias huaves con los que aparecen
en el Corpus Christi de la España medieval, así como las represen-
taciones simbólicas de esta última con los antiguos personajes de las
estelas precolombinas, es posible suponer que este proceso fue más
lógico que contingente. Llama la atención, en primer lugar, la frag-
mentación de un mismo complejo simbólico, que tiene como centro
a la herejía y va de San Miguel a los diablos, de Mahoma a la Tarasca,
en una nueva formación ritual que asocia a los actores con el ciclo
ceremonial de la lluvia. La figura de San Mateo Apóstol, el "ángel" de
la procesión de Valencia, se desdobla a su vez en dos significados
distintos: esposo de la Virgen de la Candelaria, que es a su vez müm
ncherrec ("viento del sur") y verdugo de la serpiente en determina-
dos mitos.
FUENTE: De la Garza (1984).
Esta fragmentación de los personajes en significados y actores
tre sus múltiples variantes, a los protagonistas de la mitología huave. distintos parece operar con la misma fidelidad en las representacio-
Es un hecho, sin embargo, que las instituciones coloniales promo- nes huaves sobre el universo precolombino. Si las estelas de Izapa y
vieron un nuevo viraje en las representaciones de los personajes, Kaminaljuyú presentan personajes antropomorfos con "rasgos feli-
traduciendo los términos de un sistema regional a los términos de nos, de serpiente y cocodrilo'; el sistema de creencias huave disocia
un sistema local. A la manera del bricoleur levistraussiano, que uti- a los dos reptiles y al felino en tres elementos divergentes, distribui-
liza "restos y sobras" de lo que tiene a la mano (Lévi-Strauss, 1964), dos en una escala jerárquica, donde sólo el primero participa de las
el sistema de representaciones locales se organiza con restos del pa- atribuciones del ciclo pluvial. De la serpiente privilegia una unidad,
sado y elementos residuales de una cultura que no logra imponerse la cabeza, que aparece en las estelas de Kaminaljuyú como "un pro-
enteramente. La posibilidad de relacionar elementos que provienen totipo de la deidad de la lluvia': Las estelas de Izapa exhiben además
de contextos heteróclitos, de tiempos ajenos y culturas extrañas, se a un personaje con un hacha en la mano, "símbolo del rayo'; que no
ciñe a una "lógica de lo sensible" -para emplear la expresión de Lévi- sólo obliga a pensar en los machetes que los huaves asocian con el
Strauss- que asocia objetos, instrumentos y personajes rituales de rayo, sino también en ciertas reproducciones iconográficas de San
acuerdo con sus cualidades tangibles. En un vago contexto de este- Mateo Apóstol en las que el santo sostiene una "alabarda, lanza o
las, serpientes emplumadas y divinidades lejanas, los huaves que na- hacha" (Sellner, 1995:337).
cen con la Colonia siguen una lógica similar al establecer un puente
entre los residuos de la historia regional y los nuevos símbolos de la RESTOS y SOBRAS
evangelización cristiana. Una parte considerable de estos símbolos
se concentra en la celebración de Corpus Christi, donde el Santísimo En un texto célebre, Claude Lévi-Strauss (1964) hizo notar que, a la
Sacramento es la imagen tangible del Sol y donde ndiüc, la serpien- manera de un bricolage intelectual, el pensamiento mítico dispone

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de restos y sobras de acontecimientos que provienen de distintos abundancia de ídolos recordaba por analogía la de los santos patro-
universos. La cultura religiosa que surge en Mesoamérica a partir nos, ambos extraen su poder de dos atributos esenciales: la vestimen-
del siglo XVIno fue ajena a esta forma de procedimiento. Más que ta y los adornos, que permiten que las imágenes se definan menos por
un préstamo cultural, donde las adquisiciones aparecen bajo la for- sus atributos morales que por su carácter emblemático. En el jue-
ma de un elemento agregado, sería necesario pensar que las repre- go de lecturas e interpretaciones con que la población indígena deco-
sentaciones locales reconocieron elementos que ya estaban presentes difica los mensajes cristianos, las propiedades sensibles adquieren
donde debían estado, de tal manera que los materiales cristianos que en efecto una relevancia inusitada. Es el polo sensorial, para decir-
se incorporan durante el momento del contacto permiten explicar lo en términos de Turner (1974), el que gana terreno frente al polo
datos latentes y perfeccionar esquemas incompletos. ideológico. La iconografía colonial, poblada de serpientes y espadas,
La presencia de un esquema incompleto fue, en efecto, un factor animales y astros, constituye un sitio de encuentro entre dos cultu-
común entre la empresa evangelizadora y las culturas indígenas pe- ras que mantienen sin embargo una relación distinta frente a las imá-
riféricas. A pesar de que la conquista de almas y la disolución de prác- genes sensibles.
ticas ancestrales fue una tarea prolongada, medio siglo después de la Al considerar las pautas que rigen la lectura indígena de los signos,
Conquista se había demolido un considerable número de ídolos y Tzvetan Todorov ha argumentado que las culturas precolombinas
exterminado, por distintos medios, a la mayoría de los oficiante s del privilegiaban una forma de comunicación que difería, en esencia, de
culto mesoamericano. A cambio, la empresa evangelizadora ofreció los parámetros hispánicos. Mientras que éstos cultivan la comunica-
una doctrina simplificada, escindida entre los polos del bien y del ción entre los hombres, aquéllas convierten a los signos en una comu-
mal, que no se presentaba como el perfeccionamiento o la plenitud nicación con el mundo. De ahí que el universo precolombino aparezca
de las religiones nativas, sino como una ruptura radical con el uni- como un mundo sobreinterpretado en el que el indígena "favorece
verso anterior. En un proceso en el que las doctrinas no tenían la el paradigma en detrimento del sintagma y el código en detrimento
resonancia adecuada, las órdenes mendicantes oponen a las cosmo- del contexto" (Todorov, 1987:95). La ausencia de la escritura juega un
gonías locales las virtudes de humildad que rodean a los santos y papel relevante en este plano, en la medida en que no sólo promueve
acotan su presencia a un número limitado, a fin de no inundar la una forma verbal altamente ritualizada, sino también una relación
región con los infinitos mártires de la hagiografía judeocristiana. distinta con los lenguajes iconográficos. Por oposición a la imagen,
Los evangelizadores, en efecto, no operan sobre la base de un cor- la escritura hispánica permite la ausencia de los objetos designados
pus doctrinal que contenga la teología cristiana en su conjunto, sino de la misma manera que hace posible la ausencia de los hablantes. El
sobre un repertorio limitado de imágenes que se explican más en razón código indígena exige por el contrario un emisor más sensible de los
de sus significantes que en virtud de sus significados. La importancia signos, traduce las cualidades del universo en presagios e inscribe
que se atribuye a las imágenes de santos asociadas con animales, como todo acontecimiento en un orden establecido. Como otros eventos
lo ha indicado recientemente Báez-Jorge (1998), pone en evidencia la que se suceden durante el siglo de la Conquista, la invasión de las imá-
atención que los indígenas conceden al marco iconográfico del cato- genes se organiza como una lectura de los signos que opera por la
licismo, cuya fauna hace posible la traducción entre el santoral cristia- vía de la semejanza o de la analogía. Este proceso encuentra una co-
no y el antiguo código del nagualismo. Si la imagen se vuelve objeto de rrespondencia adecuada en las estrategias de evangelización, ya que
culto es porque establece un puente entre el signo y el concepto, en- el cristianismo se propaga en términos de imágenes: "las imágenes
lazando realidades que no podrían ser aprehendidas más que a par- cristianas y los ídolos indígenas -señala Gruzinski- son conside-
tir de una lógica de lo sensible. Gruzinski (1992) advierte que si la rados como entidades en competencia y,en cierta medida, equivalen-
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tes" (1994:114). Sin embargo, mientras los frailes traducen conceptos, Esta articulación, que hoy llamamos "tradición religiosa mesoame-
ricana" (López Austin, 1994), toma la forma de una matriz cultural
que en las crónicas de la época permiten establecer equivalencias
entre divinidad es abstractas, los indígenas que surgen de la Colonia que elabora conjuntos estructurado s utilizando acontecimientos, o
parecen ceñirse a una lógica de lo concreto que vuelve equiparables más bien residuos de acontecimientos. Se explica así que pasajes re-
las propiedades sensibles de aquellas imágenes que hasta enton- siduales de la Conquista puedan integrarse a la ejecución de una
ces resultaban heteróclitas. Estas equivalencias, que operan sobre el danza, o que elementos específicos de las procesiones hispánicas de
plano sensorial, son las que permiten afirmar que la "conjunción de Corpus puedan articularse con elementos residual es del mundo pre-
Xipe Totec con el patriarca San José parece residir en la renovación colombino.l El personaje de las estelas de Izapa, que blande un ha-
implicada en el florecimiento de la vara del santo y en la nueva piel cha en la mano, mantiene sin duda una correspondencia con la imagen
que viste el desollado'; como lo hace Aguirre Beltrán (1992:106) para de San Miguel Arcángel en el momento de cercenar la cabeza del
caracterizar la síntesis entre una antigua deidad mesoamericana y el dragón, y es esta correspondencia a nivel de las propiedades sensi-
santo epónimo de una comunidad nahua en la sierra de Zongolica. bles la que permite que antiguos significantes se trastoquen en nue-
En diversos casos, en efecto, puede observarse un proceso simi- vos significados. Se diría, a la manera de Boas, que estos "universos
lar en el que la cultura indígena del siglo XVIrecupera imágenes co- mitológicos están destinados a ser desmantelados apenas forma-
munes de la España medieval. Más que universos, estas imágenes dos, para que nuevos universos nazcan de sus fragmentos" (citado
conforman elementos residuales que se extraen de un cuerpo doc- en Lévi-Strauss, 1964:41).
trinario más amplio. Constituyen, en el lenguaje de Lévi-Strauss, res- Si la tarea de la cultura consiste en desconectar campos para vol-
tos y sobras que adquieren relevancia en virtud de sus propiedades ver a conectados, como afirma Michel Serres (1981), las operacio-
sensibles. Las imágenes de San Miguel, San Mateo, la Tarasca y Maho- nes que dan forma a la nueva religiosidad del siglo XVIsólo pudieron
ma que presidían las procesiones de Corpus en la España medieval guiarse por un principio semejante que construía universos signi-
son elementos de significación que permiten establecer un conjunto ficantes a partir de un conjunto de materiales limitados. Como el
de relaciones posibles con imágenes y acontecimientos que provie- bricoleur levistraussiano, el indígena que emerge de la Colonia ope-
nen del universo mitológico mesoamericano. Como en otros casos, ra con "lo que tiene a la mano" y que constituye, en esencia, los res-
éstos conforman a su vez restos y sobras de un mundo en extinción tos y sobras del pasado prehispánico y las imágenes fragmentadas
del que sólo sobreviven algunas iconografías en forma de estelas, que pone a su disposición la nueva empresa evangelizadora. No se
algunos pasajes en forma de memoria oral y algunos restos del ances- trata, en este caso, de una mezcla mecánica que reintegra en una sola
tral cuerpo de creencias. Al igual que el proceso de evangelización, don- formación elementos de culturas dispares, dando lugar a un sincre-
de las circunstancias imponen un modelo reducido y simplificado, el tismo confuso y contingente, sino de una articulación sistemática que
antiguo cuerpo de creencias habrá de desquebrajarse en piezas y permite reorganizar el mundo sensible en un nuevo campo de sig-
nificación.
trozos que ya no guardan una relación sistemática entre sí, para dar
lugar a imágenes y episodios fragmentados de los cuales se retornan No es gratuito, en efecto, que las formaciones sincréticas encuen-
ciertos elementos que son susceptibles de enlazarse con la icono- tren en la religión un espacio privilegiado para expresarse. Los siste-
grafía judeocristiana. 1 En la danza de la serpiente que ejecutan los huaves, y a la que nos hemos referi-
La articulación de elementos, piezas y trozos que provienen de do anteriormente. se introducen parlamentos que provienen de la tradición bíblica.
universos dispares producen sin embargo una reorganización signi- lo que ha llevado a algunos investigadores a pensar que se trata de una reproducción
del combate entre David y Goliat.
ficativa del conjunto que ya no corresponde a las matrices originales.
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mas religiosos son por definición sistemas incompletos que operan cados "primarios" y la extensión de una palabra o la de otro elemen-
a la manera de un rompecabezas donde las piezas se distribuyen en to simbólico son fundamentalmente la misma operación. Cualquier
distintos universos. Estos universos pueden ser a un tiempo imáge- uso de un elemento simbólico es una extensión innovativa de las aso-
nes, objetos, discursos o acontecimientos, pero siempre son restos y ciaciones que adquiere a través de su integración convencional en
sobras de aquello que representan. En la metáfora del rompecabezas otros contextos. Los sistemas simbólicos que hoy observamos entre
que hemos empleado, la ausencia de determinadas piezas no sólo los huaves durante las celebraciones de Corpus Christi están tan
suele suplirse por la vía de la historia oral, la narración mitológica y alejados del mundo prehispánico como de la España medieval, y su
la referencia a determinados acontecimientos, sino también por la articulación responde a una lógica que ha dejado de estar sujeta a las
vía del "préstamo cultural': que por este conducto llena los espacios exigencias del tiempo y del espacio.
vacíos y permite conectar la cadena de los significantes. Por medio Hace algunas décadas, al examinar los rituales zinacantecos en
de las imágenes de San Miguel es posible establecer conexiones in- los Altos de Chiapas, Evon Vogt hizo notar que la historia de las re-
teligibles entre los personajes que se plasman en las estelas de Izapa. ligiones prehipánicas y mediterráneas ciertamente explica la intro-
Que estas relaciones no correspondan a los motivos originales no al- ducción de muchos elementos del ritual, pero no nos explica lo que
tera el carácter articulado del conjunto, ya que los atributos del santo los rituales significan para los indios ni por qué siguen realizándolos
¡
:r patronal, la cabeza de serpiente y las representaciones del rayo pa- como lo hacen: "cualquiera que sea el origen primordial de un ritual
san a formar parte de un nuevo discurso. (maya, azteca, español o sincrético), los rituales que observamos hoy
Las fronteras de este conjunto no culminan sin embargo en el es- en día tienen una forma y una coherencia típicamente zinacanteca"
pacio local. A la manera de un rompecabezas que se expande, las pie- (Vogt, 1979:14), y la labor del investigador consiste en descifrar los
zas se distribuyen sobre un ámbito regional que otorga coherencia y principios ordenadores de esa coherencia.
sentido a las configuraciones locales. Así, por ejemplo, no es posible En estas circunstancias, conviene preguntamos hasta qué punto
comprender el sentido de la danza de la serpiente entre los huaves es conveniente hoy en día examinar las prácticas religiosas de los
sin considerar la danza del titu entre los chontales oaxaqueños. La pueblos indígenas de acuerdo con un eje de referencia externo, ana-
relación entre ambas manifestaciones no sólo es de contigüidad es- lizando los elementos prehispánicos o coloniales de determinadas
pacial, en la medida en que huaves y chontales constituyen grupos ve- conformaciones simbólicas. Un procedimiento de esta naturaleza
cinos, sino también de conexiones lógicas, ya que los chontales implica suponer que las religiones indígenas son un esbozo o una
traducen el enfrentamiento entre el rayo y la serpiente por un com- desviación de una religión central, cuando en realidad constituyen
bate entre el reptil y San Miguel Arcángel. Esta transformación dia- sistemas articulados que se rigen por su propia lógica interna. Si ad-
loga, de manera inevitable, con las representaciones rituales de los mitimos que las religiones son formaciones semejantes a los lengua-
huaves. Tanto en la versión hispánica como en la versión chontal, la jes, estamos también obligados a admitir que no son los elementos
lo que hace común o diferente a estas formaciones, sino la forma en
figura de San Miguel Arcángel es una de las múltiples piezas disper-
sas que van conformando el paisaje del rompecabezas, formando que cada religión o cada lenguaje combina y relaciona esos elemen-
parcelas de sentido que dejan entrever un sistema de relaciones más tos. La diferencia de los significados no depende en este caso de la
amplio. existencia de un origen común o divergente, sino de la forma en que
Por su propia naturaleza, la teoría del sincretismo postula la exis- cada significante se encadena con otros símbolos. Una vez que el
tencia de significados originales que se ajustan a nuevos significantes bricoleur mesoamericano ha puesto sus operaciones en marcha, nada
en situaciones de contacto cultural. Sin embargo, no existen signifi- impide que las celebraciones católicas, los santos patronales y las di-

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DE LAGARZA,Mercedes
vinidades precolombinas puedan formar parte del mismo universo
1984 El universo sagrado de la serpiente entre los mayas, México,
de sentido. Universidad Nacional Autónoma de México.
A pesar de constituir un término corriente en la literatura antro- EDMoNsoN, Marc
pológica, el sincretismo no es algo que explica, sino que debe ser
1960 "Nativism, Syncretism and Anthropological Sciences';
explicado. La noción de sincretismo se revela así como la variante
en Nativism and Syncretism, Nueva Orleans, Tulane Uni-
de un principio más general que alude a la conexión de los signos o,
versity.
mejor aún, a la forma en que distintos sistemas simbólicos se articu-
lan bajo reglas que nunca son contingentes, aun en los momentos ESTAGE,Cayuqui
culminantes de las vicisitudes de la historia. Al igual que los procedi- 1982 "Danza dialogada huave Omalndiük'; en Tlalocan, vol. IX,
mientos del mito, que "se nos muestra como una suerte de bricolage México, Instituto de Investigaciones Filosóficas-Universi-
intelectual" (Lévi-Strauss, 1964:36), las combinaciones del sincretis- dad Nacional Autónoma de México.
mo son siempre limitadas, ya que poseen un sentido que restringe la FosTER, George
libertad de maniobra. Si el sincretismo propone una articulación 1985 Cultura y conquista, Jalapa, Universidad Veracruzana.
que se produce mediante restos y sobras, extraídos de culturas y GRUZINSKI,Serge
universos distantes, esa relación es del orden de los signos, elemen- 1994 La guerra de las imágenes. De Cristobal Colón a Blade
tos que median entre la imagen y el concepto y que se encuentran Runner, México, Fondo de Cultura Económica.
sujetos a una lógica de lo sensible. Pero, al igual que el bricolage, "esas y Carmen BARNAND
sobras yesos pedazos no se muestran como tales más que ante los 1992 De la idolatría: una arqueología de las ciencias religiosas,
ojos de la historia que los ha producido, y no desde el punto de vista México, Fondo de Cultura Económica.
de la lógica a la que sirven" (Lévi-Strauss, 1964:60). LÉVI-STRAUSS,Claude
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