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Las energías renovables.

Las energías renovables proceden de recursos inagotables, son limpias, y muestran una elevada
dispersión, que permite utilizarlas en lugares diversos. Su uso comenzó a partir de la crisis del petróleo, que
exigió reducir la dependencia energética y aumentar el autoabastecimiento. No obstante, su implantación ha
sido lenta debido a su mayor precio, motivado por un insuficiente desarrollo tecnológico. En la actualidad,
este problema está casi superado en las centrales eólicas, minihidráulicas y solares térmicas. Este hecho, unido
a la necesidad de reducir la contaminación energética ha dado lugar a un plan para fomentarlas. El Estado da
una subvención por kilovatio producido

La producción de energía a partir de fuentes renovables ofrece en España condiciones favorables, por
la diversidad de su medio natural. Suponen el 40 % de la producción de energía en España pero solo el 10 %
del consumo.

Hay una energía tradicional la hidráulica y otras más recientes.

a) La energía hidráulica.
Entre 1940 y 1970 tuvo un gran desarrollo; pero desde entonces se encuentra estancada ante la
primacía de la termoelectricidad. En el futuro no se esperan grandes incrementos, pues el rechazo social es
muy grande.

La producción se localiza en zonas con desniveles topográficos y ríos caudalosos, como el norte
peninsular, el Pirineo, algunas montañas del interior peninsular y, sobre todo, en la caída de los ríos Duero y
Tajo en la frontera con Portugal. La producción presenta grandes fluctuaciones en función de la hidraulicidad
o pluviosidad anual.

Su destino es la producción de electricidad en centrales hidroeléctricas situadas al pie del salto de


agua. Supone el 10% de la electricidad que se produce anualmente, eso los años buenos.

Las minicentrales hidráulicas son centrales de poca potencia (menos de 10 MW), que utilizan el
salto de ríos o de canales de riego para producir electricidad. Predominan en Cataluña, Galicia, Aragón y
Castilla y León.

b) La energía de biomasa.
Se obtiene de residuos biológicos agrícolas, ganaderos y forestales y de los subproductos de las
industrias agroalimentarias y de la madera y de los llamados cultivos energéticos. Estos residuos, al quemarse,
proporcionan energía térmica (calefacción) o eléctrica y, al fermentar, biogás. En España predomina la
producción térmica, aunque se está fomentado la co-combustión o combustión conjunta de la biomasa con el
carbón en las centrales existentes. Las comunidades con más implantación de la biomasa son ambas Castillas
y Andalucía. Es la energía que más aporta de las renovables.
Además se está desarrollando la llamada “biomasa verde” o cultivos energéticos destinados a
producir biocarburantes para el transporte (bioetanol a partir de cereales y remolacha y biodiesel a partir del
girasol y colza)
El problema ha sido el espectacular aumento de los precios de estos productos, de primera necesidad
(cereales). Esto provocó una catátrofe humanitaria en el tercer mundo.

c) La energía eólica.
Utiliza la fuerza del viento para producir energía eléctrica. Su crecimiento ha sido espectacular gracias
a la progresiva reducción de costes. Los parques eólicos se sitúan en zonas con vientos intensos, constantes y
regulares, que coinciden con las cumbres montañosas y con la costa. Por eso se centran en el litoral gallego,
Tarifa, las serranías del Sistema Ibérico y comunidades que han apostado por ellos, como Navarra, Canarias
ambas Castillas y Aragón.
Es la segunda energía renovable en la producción eléctrica por delante de la hidráulica. España es
líder en tecnología eólica, con multinacionales como Gamesa.

d) La energía solar.
Usa calor y la luz del sol. Las centrales solares térmicas utilizan placas para calentar el agua y las
calefacciones domésticas, sobre todo en Andalucía, Cataluña, Canarias y Baleares. Las centrales
termoeléctricas utilizan espejos para producir vapor, como la central de Sanlúcar la Mayor (Sevilla), que será
la más potente de Europa. Las centrales fotovoltaicas utilizan paneles de silicio para convertir directamente la
luz solar en electricidad en grandes centrales (Toledo, Madrid y Alicante) o en pequeñas instalaciones rurales
(Andalucía y Navarra), formando, en ocasiones huertas solares.

e) La energía geotérmica usa el vapor o el agua caliente subterránea. En España es muy escasa y
tiene solo un uso térmico para la calefacción de invernaderos (Murcia), viviendas (Ourense) y balnearios.

f) La energía maremotriz utiliza la fuerza del agua del mar. En España se han construido centrales
experimentales para aprovechar la fuerza de las olas frente las costas de Santoña (Cantabria) y en el
puerto de Motrico (Guipúzcoa).

Como conclusión diremos que el problema de estas fuentes de energía es que no son rentables, pues
requieren mucha inversión inicial y viven de las subvenciones, que la crisis está haciendo desaparecer.
Mientras los precios del petróleo se mantengan a niveles normales, estas energías no son rentables.

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