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Generando perspectiva: la profundidad

La fotografía, como cualquier imagen gráfica, se representa únicamente en dos dimensiones; estas son alto y ancho.

Las imágenes que percibimos y queremos representar, tienen como característica la profundidad; es decir, que nosotros vemos
en tres dimensiones (que son las del mundo en el que nos movemos (ancho, alto, profundidad). Pero ¿cómo plasmar esa
profundidad en una imagen en dos dimensiones? Podemos hacerlo mediante el uso de varios recursos gráficos, de los que se
han descrito anteriormente:

Convergencia de líneas: Las líneas que fugan a un punto (al que dirigen nuestra atención), crean lo que se conoce como
perspectiva; la perspectiva es la representación gráfica básica de la profundidad. Para recrear dicho efecto, necesitamos un
horizonte (línea), unas líneas convergentes (que en la realidad serían paralelas pero la distancia las hace converger) y un
punto de fuga de dichas líneas (encargado de crear la sensación de profundidad).

Saturación de color: En el paisaje, la saturación de color de los planos nos determina igualmente la profundidad. Así, los
objetos o motivos en primer término aparecerán saturados, y aquellos en último plano aparecerán menos saturados por la
distancia (este efecto se genera por diversos factores climatológicos como las brumas, nieblas o cualquier otra condensación
en el aire).

Planos y escala: Como hemos comentado anteriormente, la escala ayuda también a determinar la profundidad. Un objeto en
primer plano queda representado más grande que si está en plano más alejado. Tanto en la saturación como en las escalas,
como resultado obtendremos “planos” de profundidad (destacados también en el ejemplo anterior).

Profundidad de campo: Cuando realizamos fotografías a sujetos próximos con teleobjetivos o a diafragmas muy abiertos, se
difumina el fondo, o lo que es lo mismo, se pierde profundidad de campo. Este recurso también será útil para establecer planos
de profundidad.

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