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jEAN ALLOUCH

gel "conóc~'l ti mismo" es .cl~t~rminante para y en el psicoanálisis. Esa otra cosa


'es-ra¡E.E;2.~\ili~~~~§""."'-'" .- '._,.~. """"""'-"= '," " -H'"
Sea, ahora, la definición foucaultiana de la espiritualidad. Tras haber marcado
el lugar de Descartes como quien hizo del "c°!lóce,te a ti mismo" el sesgo por el
cual un ~eto~a acEeder ella verdad sin tenerya que t[ansformarse a él mismo,
comoel que lic¡uidó "la cQp.dición de la ~s~iritual!.g~g.~I!ar2".~Lill~so a la. \ J.;:.1r
verdad"54(cosa que confirmaba, recientemente y a su manera, lean-LilcMarion);SS ,r
Foucaultdeclara: 1,\'1)
..(-..
' 'y.,,\. ~~O".

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Puesbie~.,~~~~~~", creo que~J,~ llamar '~'rsJí!irituali- --'.', .J!/<
E,ad"a_!~~1J.SL
ed,<l,¡.!!:~..~S~~~~~~j,~a!.es~!_ID&tto opera sobre él .
"
"
, '~ /"~>/ '"

mism2.~~_!~~~!~~~~~~~~s
,
para tener acceso a la verdad.56 Ü<;./í;/.
t'"/,~ ,"
,

"Suieto", "verdad": estos dos términos fueron introducidos por Lacan como con- i
cep.tos fung~el!.!~!s del psicoanálisis. No los encontramos en Freud. Dicho de q.
otro modo, Lacan acentuó, al hacer ~!o, el carácter e§.piritu..&.fk!~~. Yo .
diría: Laca:!!~ffil~~d!~~~~re&s.tj.o p'sicológico en el que
~.?b~ ac°lli.29-Elo, h~s!a el de ~Eirituali9-ad. Freud identificaba al
psicoanálisis con un movimiento: Bewec¡unc¡.¿Pero dónde se sitúa ese movimien-
to?lacan Yla-genealo¡da]"ouc:auitiana del psicoanálisis nos ayudan a formular la
respuest~: ~!!~l~~~~~~~~2.~,sg4,}WaJ,. Lo cual se cruza con l? 9u~}ue,
resaltado por nuestro cuestionarniento del amor~er que, en el análisis, se
~.!:;J.§er. ~§..I}l...Q.Ji.&.§)li~l~.
Cuando Foucault reúñe sus expresiones conceJ;-~
mentes a'"I'aeSpirituali<!aa diciendo: "En pocas palabras, hay, en la verdad y en el
'ac~eso a l~ ve~!Lalgp 91!~<;Sill.ml~Ja al_~!lJ.~tQ..ID!~JI1o...l.:m!~_S2.I.!!P1eta
al~~
derSüfetü' I¡:57'"'ñós"c
-,~_._,~,--,, ñe'oñiTam()S"Wde'"lIenoeñl:acan~.La
...~_._,=~-_.,-«..,,-_., cáñ-ñO-r¡téffiñij
.__o_~-~-~~ ,~ iaTia ni Una
p'alabr~ ~es~; , " . "",.

Foucault, por otra parte, ~I dejó de localizar y de decir ese gesto de Lacan. Una
pIimera declaración del 6 de enero de ;J.982 se refiere a lo que diferencia a.I~oa~
nálisis y al,;Q:Hlngsmoe!Lel ordeJ?,c!~Ú.é!b~!.Mientras -que "[...] reconocemos, se
dice, una faisa ciencia en el hecho de que exige una conversión del sujeto",

['...]tanto en el marxismo como en el psic?análisis, el problema es lo que pasa con el


ser del sujeto (lo que -debe ser el ser del
la cuestión~I:~~íp!2cade 1<;>~~!e.~~~<!e .transf9~
, --
,. s!!ieto para- que t~n.,gaacceso
. a la verdad) y
del sujeto por tener acceso a la
-
54 !bid., p. 183.
55 ]ean-LucMarion,Le Phénomeneérotique,ParíS,Grasset, 2003. []ean-LucMarion,El fenó-
meno erótico. Seis meditaciones, trad. Silvio Mattoni, Ediciones literales en coedición
con El Cuenco de Plata, Buenos AITes, 2005]. '
56 Michel Foucault, L'Herméneutique du sujét, 019;¡:it., pO.16.
57 !bid., p: 18. .

29
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~10
o .
SnDlANALYSE
verdad. pues bien, estas dos cuestiones, que son una vez más cuestiones abs~
~ mente características 'de la es~iritualidad, ustedes las van a encontrar en el corazón,
~ mismo o, en todo caso, en el prindpio y en el acabamiento d,~uno y otro saberes.5B
'..';

Una nueva declaración del 3 de febrero de 1982, donde aparece una vez más 1 )¡ .

. ~puesta del estudio geoealóg!co. se refiere a las ciencias homanas


y creo que si no retomamos la.hi.~!(}ri!i..c:!~Ji:l.sJ.~!~99..~~!!tre_§i,~Q..y"
eo geoeral'-~
verdad desde
el punto de vista de lo que yo llamo, en liIieas generales, las técnicas, tecnologÍiis,
-.Rráctica"s, etc.Ú..9.uelas han <!!1.~ad~..Y-!~!>...!l~.E..?!!E:~o,
n~~~prenderíamos lo que
ocurre tanto con las ciencias humanas, si es que podemos emplear esa palabra,
como con el psicoanálisis en particular.

E inmediatamente después viene la mención explícita de Lacan:

Digamos esto: no hubo tanta gente que, en estos últimos años -yo diría en el siglo
XX-, planteara la cuestión de la verdad. No hubo tanta gente que planteara la pre-
gunta: ¿qué ocurre con el sujeto Y,con la verdad? Y: il!ué es el sujeto de verdad, que
~l sujeto que dice verdad, etc.? Yo sólo veo dos. Sólo veo a Heidegger y a Lacan.59

Pero Foucault, ese año, no se contenta con darle su lugar al análisis lacaníano.
Le hace lo que tenemos que recibir como una efectiva propuesta. A propósito de
esto, no es inútil recordar el asunto de la discursívídad. En 1969, Lacan asistía a la
conferencia de Foucault ¿Quées un autor'?Sela tomó muy en serio, hasta el punto
de responderle con el materna de los cuatro discursos, nada menos. Pero con La
hermenéutica del suj!!!!,X.?2~~s~.~a n~eva propuesta al psicoanálisis
lacaníano, y creo que debemos hacer lo mismo que Lacan en aquella época: no
desdeñar esa propuesta, aceptar el desafío. Los términos son los siguientes:

[oo.]la pertenencia a una escuela, la iniciación, la formación del analista, etc., todo
esto nos remite
- "efectivamente a esas cuestiones de la condición0. de ..la formación
- del
sujeto para el acceso a la verdad, pero las pensamos en términos sociales, en térmi-
nos de organización. No las pensamos en la veta histórica de la existencia de la
espiritualidad y de sus ~gencia~.. L:l!Lpreq~ q~e ,~,e.J?ag2,~fue,por supuesto, el
olvido de la cuesE~n de las !elaciones entre verdad y sujeto.5O

58 !bid.,p.
59 Ibid., pp.30.
181-182. \ ti>' \~'\
60 El manuscrito precisa, en lo concerniente a esa relación verdad-sujeto, que el hecho de
no haber "sido nunca pensado teóricamen~e" provocó "un po~ivismo, un psicologismo'
par~~-.J!.sicoanálisis" .

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jEAN ALLOUCH

y me parece que lo que cons1ituye todo el interés y la fuerza de los análisis de Lacan
es precisamente esto: es que Lacan fue, me parece, el único después de Freud en
querer vo.~Y~~-~~_1!:~.J.~~sti~.n de!..R~!s.2análisis sobre esta cuestión precisam~-
te de las relacJ.9nes_~~~.Q_Y_y'~".61

[...] en términos que eran los del saber analitico mismo, intentó plantear la cuestión
que es históricamente, ~iameJ2.!:e e.ID:Liritual:la cuestión de! precio 9;1e el sujeto I

debe págar para decir lo verdadero, y la cuestión


.""-"-- del efecto sobre
~I el sujeto del hecho i
de que ha dicho. que puede decir y que ha dicho lo verdadero sobre él mismo. Al 1

hacer resurgir éSt~-c~estión" c~~-que él hizoe'fect:iv~ente r~~ir en el interior


mismo del psicoanálisis la más antYlli~.,,!r:~f!!c~j<,>.!?-lJ!L!E~~_agQg:ua
interrogación, la
más antigua inquietud de es,ta epimeleia heauio'ií;'gue-füela}~:más general de
la espir2~~~~.~:62 ,.

Estas palabras son introducidas por lo que yo les propongo recibir como una
efectivaproposición -proposición en el sentido fuerte de ese término, en el senti-
do en que Lacan pudo escrihir su "Proposición de octubre de 1967 sobre el psicoa-
nalista de la escuela":

Loque pasó, es por supuesto que ni una ni 'otra de estas dos formas de saber [se
trata del marxismoy del psicoanálisis]concibió muy explícitamente, de manera clara
y valerosa,este punto de vista.

Foucault se dirige a nuestra valen tia, "Valentía" es un término marcado que


Frédéric Gros, que vamos a recibir aquí, no dejó de promover al escribir su obra:

61 Michel Foucault, "Nota", Di/s et écrits, op. cit., t. In, N' 325, p. 590; Y t. IV, N' 299, pp.
204-205. El texto del tomo IV de Dits et écrits al que se nos remite se titula: "Lacan, le
'libérateur' de la psychanalyse",' se trata de una entrevista de Michel Foucault con J.
Nobecourt, la versión original ¡;¡eenC11-'entraen el Periódico italiano Corriere della sera,
vol. 106, N° 212, Milán, del 11 \le septiembre de 1981, p.1., Y alú se lee específicamente:
"Él quería ser simplemente 'psicoanalista'. Eso suponía, en su opinión, una ruptura
violenta con todolr:>_q~~~~~~-~_!!.';I~er9!l.~el p_sic~..@sis d~!?-§ier:a de~siquiatría,
o a convertirlo en un ca'pít1;tloun poco sofisticado de la psicología. Quería sustraer al
.Esicoanálisis de la proximidad, que él consideraba peligrosa, de la_medicina y de las
instituciones médicas. No buscaba en él un proceso de normalización de los comporta-
""iñie'ñtós, sino UIta teoiliid'erruTeto". o-fañiTñe~as pal~, que' añticipaillo que
sera a:ícno 'eüelcmso sOOre la hermenéutica del sujeto en aquello que hace que sea I
tipico de una práctica .~ki~al centrada sobre la preocupación de sí: "Pienso que el i
hermetis:glO de La<;"'a.!l.~.!?~..&.Q.,~q- de..9.!!~!:ÍJ!..9.ue la lectura de sus textos 001
fuerasOíañiéñfe-üi:¡""il'1toñla-ae-'coñ¿ieñCla""<Iesus ideas. Quería Que el lector se descu- j
.~~~!;~M?",;~.\~J5!o"!iJ~C:~~,~¡~:1.~~~2.~y!'c)1~ctura. Lacan quería Quelé} 1,

~a!i:fáe sus 'EScntQ.sr11:5E~~~,,~~~~~~él.-IE!~,~Jl~1!.~~ue el q:~Jo nect~-!


sí!I!Q...ll.ara
c.Q.Qll!I~ru~~r..<L\ID..1rab.í!i.9JLQL~ar so.!lr.!::Jmomismj>",
62 Michef FoucaUlt, L'Herménel"7fií:¡¡ie(1usiijét,op. cit., p. 3T

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SPICHANAL YSE

Foucault, le courflge de la vérité.63Foucault nos llev¡;lhasta el pie de la muralla, nos


propone que tengamos el valor de situamos "de manl~é!:':"~ mi~mo donde él
dice con justeza gue estamos. Ahora1>ien, yo diría qi.1ees tiempo, es el momento,
si no es que es de,masiado tarde. Ha llegado el momento d~ desprender explícita-
mente al psicoanálisis de esa "función ]Jsi" donde se empantana, el momento de
reivindicar, collf~t~la"e,~~~aad antigUa,kQ.osibilidad de una terapéutica
no psicológica, de un'W~,!~utica espir!tual, No hay ninguna razón para dejar la
terapéutica
para dejar laenespiritualidad
manos de losa médicos, así como
los cri~tianos o a losnoQay nin~a
espiritu 'stas, razón tampoco
o incluso alos
. espjp-l!~!~:. Si nos interesanTos ttabaJos'ci'e personascomo Charle'sMalamo~d,
¿acaso no es por lo que destacan de un modo singular de la espiritualidad? Está
fl claro que sí, así c9IIloesJáclaro que es a esta espiritualidad a la que Freud hacía
. señas cuapdo ~onía, en ~lfynd~~~o del ])~icoanáli~is,su "principio de Nirvana:'.
Hemos estado ciegos, hasta ahora, sobre .eso mismo que hacemos, sobre ellu-
gar mismo que ocupamos.. El ver~derQ",-~2m~r~..,~te. nuestra di~lina.no es
"psychanal~~~áli~.sino.:~J'!cha!laly'sce"! 64 nombre gue evacua el "psi"
lo sustitu e or "s ¡" "es i" de .i"sirituef' "es iritual" l.
"Spic ana se", es lo ql!edicen espontáneamente los niños en Francia, o las
personas llamadas incultas porque su cultura no es la nuestra. Tener a los niños
de nuestro lado es importante. "Spichanalyse" les será también útil a los anglófonos:
con speakanalyse, ya no podrán descuidar que el operador de ca,da sr.ichq.nal~se es.
ellen~aie. Spichanalyse, ta,g¡pién, quita ese síntoma que yo estaba indicando, el
que nos hacía hablar indistintamente de análisis y de psicoanálisis. Finalmente,
spichanalyse plantea de manera pertinente la cuestiÓn de la didáctica, cuestión
que se enfrenta cuando alguien "se-pica-analista", exactamente como uno se pica
con heroína. Porque, para cada uno, todo parte de ahí, como, por otro lado, Freud
partió de la cocaína.
Lo que sí necesitaremos es el valor para situarnos como spichanalystes, para
romper fin~enFe nuestra. sor_da_5o~p~Cid~?__con'~lañ\nción psr. Valor, pues le
será fácil a cualquier mal intencionado lanzamos a la cara y como un insulto la
palabra "espiritualista", designamos como una secta. Valor, pues se tratará, en ese
caso, y también a invitación de Lacan, de cortar los vínculos que nos amarran a
esta psicología que hoy anda viento en popa, mientras que la espiritualidad, por su
parte, tiene a la prensa en contra.
El movimiento suscitado por Foucault en todo el mundo (Europa, Japón, Améri-
ca Latina, Estados Unidos) es también un movimiento espiritual, y es lo que viene
a indicar claramente La hermenéutica del sujeto; los movimientos feminista, ho-

63 Frédéric Gros, Foucault, le courage de la vérité, PUF, París, 2002.


64 "Spichanalyse", neologismo de Jean Allouch formado por "spirituer' [espiritual] y,
"psychanalyse" [psicoanálisis]. Imposible de traducir al español. [N. del E.]

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jEAN ALlOUCH

mosexual, lesbiana, transexual, el movimiento Cfueer, son t<!IDbiénotros tantos


movimientos espirituales. Nadie duda, en efecto, de que se trata del ser mismo de
las mujeres, de los homosexualesL d~ l~ l~sbiffi!~~1<t~los transexuales, etc., Cluese
trata, en cada °.Ea~ión,de uni!'preocupación de sí, de una transformación del suje-
to que escOgeél misl!!s>~~~~~e a su v~ridicción.
A finales de los años setenta y comienzos de los ochenta se proponían dos

.modalidades.de la SUbjetiVaciÓll-.J~~
tanto por el si!roificante por unaFoucault,
como por e borromeo. parte, redefine al sujeto
por su parte, ya un
indica no
modo de subjetivación que le vendría bien al maestro. Y quizás se puede hacer
corresponder a cada una de: estas modalidades con dos prohibiciones. la prohi-
bición del incesto por un lapo. y la del katal1uQon.65por el otro. Vistas desde 1<\
teoría lacallana <i~la discUrsivida:d, estas dos modalidades de la subjetivación son
competidoras, o más exactamente incompatibles. Lo cual confirma y acentúa esta
posición de David Halperin comprometido en "[...] un análisis concreto de lastil)-
~~,,~2y"~~P-~S!!.~~p.~~.~Eli?1l sin P~é1! E?r el psicoanális~".66 Y es ahí,
efectivamente, donde está lo interesante: no se podría, sin caer en la estupidez,
desdeñar el alcance-.heurística
u_- de estav-o
incompatibilidad.
,J y menos- tomando
~.- .,en cüenta
~ la esl2iritualid~5onsti~~ a9UÍ un terreno común.
Porque uno ~os Punt~~ hasta probar lo contrario. vale como marcador
de esta incompatibilidad, es el amor. Foucault no cesa de indicar que, al apartarse de-
la subietivacióIÍsocrática..g,uepor su parte implicaba a eras, la preocupación de sí 7\ ~,..
tal comofue ~~~~?~ e~~lsi~lo1y n de~9de li\c!~.~tfID1or.
Así:
y fmalmente [...] en relación con la eróticji de los muchachos. Allí también. en Platón,
el vínculo. es muy claro. Poco a poco se disociará, y la erótica de los muchachos
desaparecerá, o tenderá a d~_s..,!p_arecer'Hen la técnicacie sÍY la cultura de sí de la
época helénica X romana.67

o también esta lectura foucaultiana del Tratado de las pasiones. Galeno decía
gueuno, s.Lq,*!X~..~~.m~~J..a..212,A.,§LmiS!!!2.c°1!!.2J22!"~tona!sea sí mismo, que
el sujeto no puede ent°!lS~~!:!E.ar:st;.~c9 )?2r ~l mismo, que de1?eremi~
a Otro (notar: Otro),6~que no deberá tener hacia él ni indulgencia. ni hostili-
~
dad. ni severidad excesiva. Estamos aquí muy cerca de 'ra ¡¡neutralidad benévofti"
. .

65 Cfr. lean Allouch, El sexo del amo. El erotismo desde Lacan, trad. Silvio Mattoní, Epeele /
litoral, México, 2001. [Existe una impresión anterior en Ediciones literales, Córdoba,
2001].
66 MichaelLucey, David Halperin, Leo Bersaní, Conférences Litter, Epel, París, 2006, pp. 41-
~. .

67 Michel Foucault, L'Herméneutique du sujet"op. cit., p. 74.


68 Ibid., p. 379. .-.,

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SPICHANAL YSE

de los psicoanalistas. ¿Cómo escoger a este Otro?, se pregunta Galeno. Respuesta:


debe tener edad avanzada, porque sÓlo alguien de edad habrá podido dar pruebas
durante su vida ,de que es un hombre de bien; también tiene que ser un descono-
cido. Foucault escribe:

y esta condición de amistad, que es tan explícita en la mayoría de los otros textos,
aquí quedó fuera. Tenemos a un individyo, por cons'lguiente, el director, que no es
ni un técnico del alma, ni tampoco un amigo. Es alguien neutro [..,].69

- Así, mientras que Laca~~l fin~l de su reé'¡;>rrid?, i~~caba que la


supJetivación~_~or el amor (ytendremos que precisar este año: ¿qué amor?),
Foucault, por ,~uJlax.t;~,!k.stacabal,!na U1...9_d<JlidadJ;J.~.1~~t~ció!Lg.t!e
podría
prescindir del amor. Es evid'eñfeiñeñtepara nosoti.3'stina"pregúñta:Uñapr'egunta
que les plantearemos a los foucaultianos qrierespondieron a mi invitación.Foucault:

Eras y askesis son, creo, las dos grandes formas por las cual~ en la espiritualidad
occidental, se han concebido las modalidades de acuerdo con las cuales el sujeto
debía ser transformado ;e.ara volverse finalmente ~uj~~to~~z de verdad.7°

En 1980, a cada una de estas dos grandes formas le corresponde un nombre:


Lacan, Foucault.
Entonces, dirán ustedes, ¡,que es lo que harta que, al admitirse a él mismo como
un movimiento esQ!r!tual, el spichanalyse no~sea por ello una secta, en el sentido
actual del término? Foucault no dejó de localizar este problema. Lo formula así:

Cuestión muy sat, y yo no la voy a resolver: ¿se puede, en los términos mismos del
psicoanálisis, es decir, con todo, unos efectos de conocimientos, plantear la cuestión
de esas relaciones del sujeto con la verdad, que -desde el punto de vista en todo
caso de la espiritualidad y de la epimeleia heautou- no puede, por definición, plan-
tearse en los términos mismos del conocimiento?7l

Esta cuestión no es tan nueva como podría parecerlo. Es también la cuestión


misma de lo que Foucault llama "la paradoja del platonismo",?2 Por un lado, en
efecto, el platonismo fue "el principal fermento" de diversos movimientos espiri-
tuales. Pero, por otro lado, "el platonismo pudo ser constantemente también el
jEAN ALLOUCH

clima de desarrollo de lo que se podría llamar una 'racionalidad"'J3 Foucault ha-


bla así del "doble juego" del platonismo. Se revela:

[...] al mismo tiempo replantear sin cesar las condiciones de la espiritualidad que ..
son necesarias para tener acceso a la verdad, y reabsorber la espiritualidad en el solo
movimiento del conocimiento, conocimiento de sí, de lo divino, de las esencias.

Pues bien, el $pichanalxse nQ..será una secta si V sólo si juega también ese doble
juego,si no des.9!~~ ~pm~ter ltL~,!e él.prod~1!ced~ ¡>ager a un~cionalidad sobre
la que no tiene.~ exdus!vídad ni un dominio especial. Es la función, tan decisi-
va, que Lacan le otorgabJL&11oiinalis~ esperaba que el no analista ejerciera.
Ningtiñaseciá adñiItiráestü:"S()metleñCfó-S-ü-saber a éstaractanalidad que esllIiá:Y
~~~hanalxse ¡;~re~rarnen sitest'atiJIosIñgUíar"y~por 'e~ño sectario.
Nocreari-quelü-qüe le's"ad€~lalltoaqÜí seariúevo y original. A decir verdad, lo
único que hago aquí, todavía, es renovar una posición que ya era la de Freud.
Freud, a comienzos de los años 1920, se interesó en el ocultismo, en la telepatía,
en los fenómenos de los médium, en la transferencia de pensamiento (Gedanken-
übertragung). y lo hizo con justeza, pues no hay ninguna razón para dejarles a los
parapsicólogos el estudio de 1m gran número de fenómenos de los cuales los la-
canianos,hasta ahora, no dicen ni una palabra, como no hay ninguna razón para
dejarles a los jungianos el estudio de las metamorfosis de la libido. Freud te-
mía avanzar sobre ese terreno que olía a azufre. No publica su primer escrito
sobreeso,y reserva sus cogitaciones a su guardia cercana. A decir verdad, al dar
ese paso, Freud y Ferenczi (que aquí tenía un papel motor) iban contra un corte
mstórico sobre el que tendremos que saber a qué precio lo hemos pagado. En
efecto, el nacirnientR y el9-esarL~ll(L9--~L!!1..Q..\'imientoJ?.si<~oanalíticoson exactamen-
te contemporáI.!eos al ~acirpie:q!2.J:: e! d~L<?1!9.ge_Q.tro !!!9vímiento~ el movimiento
parapsiS9.!Qgico,74
En 1983 (nos encontramos efectivamente todavía en el mismo momento que
estoyindicando), Wladimir Granoff y Jean-Michel Rey publicaban una notable obra
titulada L'Occulte, objet de la pensée (Yeudienne. Que yo sepa, la apertura que se
ofrecía así no tuvo continuidad. Y sin embargo, esta toma en cuenta de lo oculto
ofrecía al psicoanálisis decisivos cuestionamientos de algunos de sus apoyos más
firmes: la existencia misma de una realidad psíquica, o también la creencia de
acuerdoconla cualnada se producepor casualidad(Zuffallsglauben).

73 !bid.,p. 76.
74 Sólo tres referencias: Londres, 1882, creación de la Society for Psychical Research; París
1920, creación del Institut métapsychique intemational; Duke University, 1934, crea-
ción del Parapsychology Laboratory.
,",

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SPICHANAL YSE

Este objeto nuevo que el psicoanáJ.i.~is, si seguimos a Freud, es susceptible de


conquistar, este °1?jeto que solicita al psicoanálisis, Ulevapor nombre Geistige, lo
espiritual. Ahora bien, Granoff y Rey, al leer a Freud, hacen notar que la Gedankenü-
bertragung no dejará de tener un efecto particular, no solamente como nuevo
objeto, sino sobre el procedimiento mismo, sobre el procedimiento del psicoanáli-
sis.75Freud aguanta. El pensamiento científico del psicoanálisis puede y debe apun-
tar a esta extensión, aunque deba poner eñ cuestión lo que tiene de mecanicista y
de materialista. No estoy iliciendo hoy otra cosa. ~~ada impide pensar que el
spichanalvse, a partir de esto pensé!.9;2..YJ2.ld!st9.~p.
a.fs~ón como lo.que es:J!!L~J§"-
cicio~!lli!!, ~ como erjjlatonrctS:rñ:O;te]eiÜnidas la cu~rda de la preocu-
pactóñ
--""".-de sU la de la racloñaliaaQ. .-

75 Cfr. Wladimir Granoff y Jean-Michel Rey, L'Occulte, objet de la pensée freudienne,


op. cit, p. 141.

36

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