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Puesbie~.,~~~~~~", creo que~J,~ llamar '~'rsJí!irituali- --'.', .J!/<
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para tener acceso a la verdad.56 Ü<;./í;/.
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"Suieto", "verdad": estos dos términos fueron introducidos por Lacan como con- i
cep.tos fung~el!.!~!s del psicoanálisis. No los encontramos en Freud. Dicho de q.
otro modo, Lacan acentuó, al hacer ~!o, el carácter e§.piritu..&.fk!~~. Yo .
diría: Laca:!!~ffil~~d!~~~~re&s.tj.o p'sicológico en el que
~.?b~ ac°lli.29-Elo, h~s!a el de ~Eirituali9-ad. Freud identificaba al
psicoanálisis con un movimiento: Bewec¡unc¡.¿Pero dónde se sitúa ese movimien-
to?lacan Yla-genealo¡da]"ouc:auitiana del psicoanálisis nos ayudan a formular la
respuest~: ~!!~l~~~~~~~~2.~,sg4,}WaJ,. Lo cual se cruza con l? 9u~}ue,
resaltado por nuestro cuestionarniento del amor~er que, en el análisis, se
~.!:;J.§er. ~§..I}l...Q.Ji.&.§)li~l~.
Cuando Foucault reúñe sus expresiones conceJ;-~
mentes a'"I'aeSpirituali<!aa diciendo: "En pocas palabras, hay, en la verdad y en el
'ac~eso a l~ ve~!Lalgp 91!~<;Sill.ml~Ja al_~!lJ.~tQ..ID!~JI1o...l.:m!~_S2.I.!!P1eta
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p'alabr~ ~es~; , " . "",.
Foucault, por otra parte, ~I dejó de localizar y de decir ese gesto de Lacan. Una
pIimera declaración del 6 de enero de ;J.982 se refiere a lo que diferencia a.I~oa~
nálisis y al,;Q:Hlngsmoe!Lel ordeJ?,c!~Ú.é!b~!.Mientras -que "[...] reconocemos, se
dice, una faisa ciencia en el hecho de que exige una conversión del sujeto",
29
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SnDlANALYSE
verdad. pues bien, estas dos cuestiones, que son una vez más cuestiones abs~
~ mente características 'de la es~iritualidad, ustedes las van a encontrar en el corazón,
~ mismo o, en todo caso, en el prindpio y en el acabamiento d,~uno y otro saberes.5B
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Una nueva declaración del 3 de febrero de 1982, donde aparece una vez más 1 )¡ .
Digamos esto: no hubo tanta gente que, en estos últimos años -yo diría en el siglo
XX-, planteara la cuestión de la verdad. No hubo tanta gente que planteara la pre-
gunta: ¿qué ocurre con el sujeto Y,con la verdad? Y: il!ué es el sujeto de verdad, que
~l sujeto que dice verdad, etc.? Yo sólo veo dos. Sólo veo a Heidegger y a Lacan.59
Pero Foucault, ese año, no se contenta con darle su lugar al análisis lacaníano.
Le hace lo que tenemos que recibir como una efectiva propuesta. A propósito de
esto, no es inútil recordar el asunto de la discursívídad. En 1969, Lacan asistía a la
conferencia de Foucault ¿Quées un autor'?Sela tomó muy en serio, hasta el punto
de responderle con el materna de los cuatro discursos, nada menos. Pero con La
hermenéutica del suj!!!!,X.?2~~s~.~a n~eva propuesta al psicoanálisis
lacaníano, y creo que debemos hacer lo mismo que Lacan en aquella época: no
desdeñar esa propuesta, aceptar el desafío. Los términos son los siguientes:
[oo.]la pertenencia a una escuela, la iniciación, la formación del analista, etc., todo
esto nos remite
- "efectivamente a esas cuestiones de la condición0. de ..la formación
- del
sujeto para el acceso a la verdad, pero las pensamos en términos sociales, en térmi-
nos de organización. No las pensamos en la veta histórica de la existencia de la
espiritualidad y de sus ~gencia~.. L:l!Lpreq~ q~e ,~,e.J?ag2,~fue,por supuesto, el
olvido de la cuesE~n de las !elaciones entre verdad y sujeto.5O
58 !bid.,p.
59 Ibid., pp.30.
181-182. \ ti>' \~'\
60 El manuscrito precisa, en lo concerniente a esa relación verdad-sujeto, que el hecho de
no haber "sido nunca pensado teóricamen~e" provocó "un po~ivismo, un psicologismo'
par~~-.J!.sicoanálisis" .
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jEAN ALLOUCH
y me parece que lo que cons1ituye todo el interés y la fuerza de los análisis de Lacan
es precisamente esto: es que Lacan fue, me parece, el único después de Freud en
querer vo.~Y~~-~~_1!:~.J.~~sti~.n de!..R~!s.2análisis sobre esta cuestión precisam~-
te de las relacJ.9nes_~~~.Q_Y_y'~".61
[...] en términos que eran los del saber analitico mismo, intentó plantear la cuestión
que es históricamente, ~iameJ2.!:e e.ID:Liritual:la cuestión de! precio 9;1e el sujeto I
Estas palabras son introducidas por lo que yo les propongo recibir como una
efectivaproposición -proposición en el sentido fuerte de ese término, en el senti-
do en que Lacan pudo escrihir su "Proposición de octubre de 1967 sobre el psicoa-
nalista de la escuela":
Loque pasó, es por supuesto que ni una ni 'otra de estas dos formas de saber [se
trata del marxismoy del psicoanálisis]concibió muy explícitamente, de manera clara
y valerosa,este punto de vista.
61 Michel Foucault, "Nota", Di/s et écrits, op. cit., t. In, N' 325, p. 590; Y t. IV, N' 299, pp.
204-205. El texto del tomo IV de Dits et écrits al que se nos remite se titula: "Lacan, le
'libérateur' de la psychanalyse",' se trata de una entrevista de Michel Foucault con J.
Nobecourt, la versión original ¡;¡eenC11-'entraen el Periódico italiano Corriere della sera,
vol. 106, N° 212, Milán, del 11 \le septiembre de 1981, p.1., Y alú se lee específicamente:
"Él quería ser simplemente 'psicoanalista'. Eso suponía, en su opinión, una ruptura
violenta con todolr:>_q~~~~~~-~_!!.';I~er9!l.~el p_sic~..@sis d~!?-§ier:a de~siquiatría,
o a convertirlo en un ca'pít1;tloun poco sofisticado de la psicología. Quería sustraer al
.Esicoanálisis de la proximidad, que él consideraba peligrosa, de la_medicina y de las
instituciones médicas. No buscaba en él un proceso de normalización de los comporta-
""iñie'ñtós, sino UIta teoiliid'erruTeto". o-fañiTñe~as pal~, que' añticipaillo que
sera a:ícno 'eüelcmso sOOre la hermenéutica del sujeto en aquello que hace que sea I
tipico de una práctica .~ki~al centrada sobre la preocupación de sí: "Pienso que el i
hermetis:glO de La<;"'a.!l.~.!?~..&.Q.,~q- de..9.!!~!:ÍJ!..9.ue la lectura de sus textos 001
fuerasOíañiéñfe-üi:¡""il'1toñla-ae-'coñ¿ieñCla""<Iesus ideas. Quería Que el lector se descu- j
.~~~!;~M?",;~.\~J5!o"!iJ~C:~~,~¡~:1.~~~2.~y!'c)1~ctura. Lacan quería Quelé} 1,
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.modalidades.de la SUbjetiVaciÓll-.J~~
tanto por el si!roificante por unaFoucault,
como por e borromeo. parte, redefine al sujeto
por su parte, ya un
indica no
modo de subjetivación que le vendría bien al maestro. Y quizás se puede hacer
corresponder a cada una de: estas modalidades con dos prohibiciones. la prohi-
bición del incesto por un lapo. y la del katal1uQon.65por el otro. Vistas desde 1<\
teoría lacallana <i~la discUrsivida:d, estas dos modalidades de la subjetivación son
competidoras, o más exactamente incompatibles. Lo cual confirma y acentúa esta
posición de David Halperin comprometido en "[...] un análisis concreto de lastil)-
~~,,~2y"~~P-~S!!.~~p.~~.~Eli?1l sin P~é1! E?r el psicoanális~".66 Y es ahí,
efectivamente, donde está lo interesante: no se podría, sin caer en la estupidez,
desdeñar el alcance-.heurística
u_- de estav-o
incompatibilidad.
,J y menos- tomando
~.- .,en cüenta
~ la esl2iritualid~5onsti~~ a9UÍ un terreno común.
Porque uno ~os Punt~~ hasta probar lo contrario. vale como marcador
de esta incompatibilidad, es el amor. Foucault no cesa de indicar que, al apartarse de-
la subietivacióIÍsocrática..g,uepor su parte implicaba a eras, la preocupación de sí 7\ ~,..
tal comofue ~~~~?~ e~~lsi~lo1y n de~9de li\c!~.~tfID1or.
Así:
y fmalmente [...] en relación con la eróticji de los muchachos. Allí también. en Platón,
el vínculo. es muy claro. Poco a poco se disociará, y la erótica de los muchachos
desaparecerá, o tenderá a d~_s..,!p_arecer'Hen la técnicacie sÍY la cultura de sí de la
época helénica X romana.67
o también esta lectura foucaultiana del Tratado de las pasiones. Galeno decía
gueuno, s.Lq,*!X~..~~.m~~J..a..212,A.,§LmiS!!!2.c°1!!.2J22!"~tona!sea sí mismo, que
el sujeto no puede ent°!lS~~!:!E.ar:st;.~c9 )?2r ~l mismo, que de1?eremi~
a Otro (notar: Otro),6~que no deberá tener hacia él ni indulgencia. ni hostili-
~
dad. ni severidad excesiva. Estamos aquí muy cerca de 'ra ¡¡neutralidad benévofti"
. .
65 Cfr. lean Allouch, El sexo del amo. El erotismo desde Lacan, trad. Silvio Mattoní, Epeele /
litoral, México, 2001. [Existe una impresión anterior en Ediciones literales, Córdoba,
2001].
66 MichaelLucey, David Halperin, Leo Bersaní, Conférences Litter, Epel, París, 2006, pp. 41-
~. .
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y esta condición de amistad, que es tan explícita en la mayoría de los otros textos,
aquí quedó fuera. Tenemos a un individyo, por cons'lguiente, el director, que no es
ni un técnico del alma, ni tampoco un amigo. Es alguien neutro [..,].69
Eras y askesis son, creo, las dos grandes formas por las cual~ en la espiritualidad
occidental, se han concebido las modalidades de acuerdo con las cuales el sujeto
debía ser transformado ;e.ara volverse finalmente ~uj~~to~~z de verdad.7°
Cuestión muy sat, y yo no la voy a resolver: ¿se puede, en los términos mismos del
psicoanálisis, es decir, con todo, unos efectos de conocimientos, plantear la cuestión
de esas relaciones del sujeto con la verdad, que -desde el punto de vista en todo
caso de la espiritualidad y de la epimeleia heautou- no puede, por definición, plan-
tearse en los términos mismos del conocimiento?7l
[...] al mismo tiempo replantear sin cesar las condiciones de la espiritualidad que ..
son necesarias para tener acceso a la verdad, y reabsorber la espiritualidad en el solo
movimiento del conocimiento, conocimiento de sí, de lo divino, de las esencias.
Pues bien, el $pichanalxse nQ..será una secta si V sólo si juega también ese doble
juego,si no des.9!~~ ~pm~ter ltL~,!e él.prod~1!ced~ ¡>ager a un~cionalidad sobre
la que no tiene.~ exdus!vídad ni un dominio especial. Es la función, tan decisi-
va, que Lacan le otorgabJL&11oiinalis~ esperaba que el no analista ejerciera.
Ningtiñaseciá adñiItiráestü:"S()metleñCfó-S-ü-saber a éstaractanalidad que esllIiá:Y
~~~hanalxse ¡;~re~rarnen sitest'atiJIosIñgUíar"y~por 'e~ño sectario.
Nocreari-quelü-qüe le's"ad€~lalltoaqÜí seariúevo y original. A decir verdad, lo
único que hago aquí, todavía, es renovar una posición que ya era la de Freud.
Freud, a comienzos de los años 1920, se interesó en el ocultismo, en la telepatía,
en los fenómenos de los médium, en la transferencia de pensamiento (Gedanken-
übertragung). y lo hizo con justeza, pues no hay ninguna razón para dejarles a los
parapsicólogos el estudio de 1m gran número de fenómenos de los cuales los la-
canianos,hasta ahora, no dicen ni una palabra, como no hay ninguna razón para
dejarles a los jungianos el estudio de las metamorfosis de la libido. Freud te-
mía avanzar sobre ese terreno que olía a azufre. No publica su primer escrito
sobreeso,y reserva sus cogitaciones a su guardia cercana. A decir verdad, al dar
ese paso, Freud y Ferenczi (que aquí tenía un papel motor) iban contra un corte
mstórico sobre el que tendremos que saber a qué precio lo hemos pagado. En
efecto, el nacirnientR y el9-esarL~ll(L9--~L!!1..Q..\'imientoJ?.si<~oanalíticoson exactamen-
te contemporáI.!eos al ~acirpie:q!2.J:: e! d~L<?1!9.ge_Q.tro !!!9vímiento~ el movimiento
parapsiS9.!Qgico,74
En 1983 (nos encontramos efectivamente todavía en el mismo momento que
estoyindicando), Wladimir Granoff y Jean-Michel Rey publicaban una notable obra
titulada L'Occulte, objet de la pensée (Yeudienne. Que yo sepa, la apertura que se
ofrecía así no tuvo continuidad. Y sin embargo, esta toma en cuenta de lo oculto
ofrecía al psicoanálisis decisivos cuestionamientos de algunos de sus apoyos más
firmes: la existencia misma de una realidad psíquica, o también la creencia de
acuerdoconla cualnada se producepor casualidad(Zuffallsglauben).
73 !bid.,p. 76.
74 Sólo tres referencias: Londres, 1882, creación de la Society for Psychical Research; París
1920, creación del Institut métapsychique intemational; Duke University, 1934, crea-
ción del Parapsychology Laboratory.
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