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LA VIDA SOCIAL DE LOS DOCUMENTOS

DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

Alejandro Agudo Sanchíz*

Resumen: en el artículo se retoman algunas propuestas de la etnografía de los programas de de-


sarrollo, así como del análisis de las políticas públicas para profundizar en aspectos de estas últi-
mas que han sido tradicionalmente poco explorados: la trayectoria de ciertos conceptos clave y el
papel desempeñado por los mismos en el continuo proceso de construcción de la política. Se mues-
tra cómo las disputas y negociaciones de este proceso quedan plasmadas en la formulación y los
documentos normativos de la política, los cuales a su vez buscan limitar futuros desacuerdos so-
bre significados e influir en la formación de consensos en torno a la factibilidad y éxito de la acción
pública. El autor combina fuentes documentales con un análisis de su experiencia directa como
consultor antropológico en las evaluaciones de los efectos del programa Oportunidades entre la
población objetivo, las cuales ilustran la interacción de intereses, argumentos y puntos de vista
divergentes que dan lugar a los textos de las políticas públicas.
Palabras clave: corresponsabilidad, etnografía, evaluación, programa Progresa Oportunidades.

Abstract: Drawing on the ethnography of development programs and the analysis of public policy,
the paper delves into some relatively unexplored aspects of policy formation: namely, the evolu-
tion of certain key concepts and their social work in a continuous process of persuasion and dis-
cussion. The resulting policy texts encode the negotiations and social relations that produced
them while seeking to limit future contests over meaning and call forth consensus on the feasibil-
ity of public action. The author draws on both written sources and an analysis of his experience as
an anthropologist-consultant on the Oportunidades program’s impact assessments to illustrate
the interests, arguments and divergent points of view that produce policy documents.
Keywords: co-responsibility, ethnography, impact evaluation, Progresa Oportunidades program.

R
aymond Apthorpe (1997) inicia bras precisas: claras, prácticas, superio-
su artículo sobre el lenguaje de res. Con su torpe vocabulario, ella
la política pública con la siguien- jamás se atrevería a replicarle”. Al leer
te cita, extraída de la novela Auto de fe este extracto, recordé de inmediato la
de Elías Canetti: “Él juntó las puntas de reunión de discusión de resultados de
sus dedos. Había encontrado las pala- una de las evaluaciones cualitativas del
Programa de Desarrollo Humano Opor-
*Profesor investigador del Departamento tunidades de México (Oportunidades),
de Ciencias Sociales y Políticas de la Universi- en las que participé como consultor an-
dad Iberoamericana. Línea principal de investi-
gación: Redes de poder y sistemas de justicia. tropólogo entre 2005 y 2008. Cuando
Correo electrónico: alejandro.agudo@ibero.mx. llegó mi turno expuse lo más sucinta-

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124 Alejandro Agudo Sanchíz

mente que pude las relaciones comuni- más que informar (ibidem: 54-55). El
tarias de poder, complicidad, simulación poder persuasivo se ejerce a través de
y aquiescencia que, de forma insospe- un particular género de escritura: un
chada y mediante lógicas propias, da- enfoque, una mirada selectiva que, me-
ban forma social al programa en diante la movilización del significado y
diversas comunidades rurales de Chia- la producción y difusión de formas sim-
pas. Sin inmutarse, un asesor de la eva- bólicas, sostiene determinadas repre-
luación, perteneciente al Consejo sentaciones de la realidad y enfatiza
Nacional de Evaluación de la Política de unos aspectos a expensas de otros. Ha-
Desarrollo Social (Coneval), me inte- blar de género de escritura —más que
rrumpió: “Microgestión. Eso es de lo que de estilo literario— evita restringir el
estás hablando. Tradúcela a cuatro o análisis a un ejercicio puramente técni-
cinco variables en forma de recomenda- co o lingüístico (ibidem: 43). No me inte-
ciones en el informe para el programa”. resa tanto el texto como simple
El experto del Coneval había traducido abstracción de la dimensión verbal de
mi desmañado lenguaje descriptivo de un acontecimiento comunicativo, sino
etnógrafo al nítido lenguaje prescriptivo más bien dicho acontecimiento: los ac-
de la política pública; ésta no necesita tores e intereses que intervinieron en
largos informes que hablen de algo circunstancias y lugares específicos. De
“como realmente es”, sino diagnósticos hecho, los textos han de ser interpreta-
que digan claramente “qué es lo que se dos “hacia atrás” para descubrir las re-
necesita” (Apthorpe, 1997: 47-49). laciones sociales que los produjeron y
El ejemplo anterior nos recuerda las futuras disputas sobre significados
que “la política pública está hecha de que anticipan: la “sociología del docu-
palabras”, como dice Giandomenico mento” evita así reducir el discurso
Majone (1997: 35) al destacar el impor- al producto escrito del acto comunicati-
tante papel que la argumentación, en vo (Mosse, 2005a: 15; Apthorpe, 1996:
forma escrita u oral, desempeña en las 16-17).
diversas etapas del proceso de formula- En este trabajo presento un análisis
ción de políticas. Más aún, la racionali- de las relaciones detrás de los modelos
dad comunicativa pública, basada en y programas de política, como están ex-
la persuasión, se impone a la racionali- presados en algunos de sus textos cla-
dad técnica, estratégica o productiva: ve; textos que, a su vez, buscan influir
el debate y la argumentación se em- en la selección de problemas a solucio-
plean para atraer a más simpatizantes nar y guiar las percepciones sobre los
hacia una determinada posición res- mismos. En un primer momento, sobre
pecto de un problema (ibidem, 1997: todo con base en fuentes escritas, in-
36). Aunque más interesado en cuestio- tentaré dar una idea de los procesos de
nes de poder, influencia y distribución negociación y discusión de los que re-
desigual del conocimiento, Apthorpe sultaron los documentos normativos
sostiene de manera similar que el dis- del Programa Oportunidades y sus es-
curso de las políticas intenta per­suadir quemas precursores, sin olvidar las
La vida social de los documentos de las políticas públicas 125

apropiaciones y transformaciones que blica, los consultores, evaluadores y


han experimentado algunos de sus otros expertos pueden restituir la ex-
principales conceptos. Posteriormente periencia de esos programas a modelos
recurriré a mi experiencia directa en normativos estables. Como argumen-
las mencionadas evaluaciones del pro- taré aquí, el trabajo de las ideas no re-
grama para examinar hasta qué punto sulta menos social en este caso, ya que
sus informes son producto del debate y lo que está de nuevo en juego es la bús-
la persuasión mutua (aunque no exen- queda de persuasión, acuerdos y apo-
tos de ciertas dimensiones de poder) yos en torno a los resultados de la
entre evaluadores y funcionarios, to- política pública (Mosse, 2005a).
dos ellos empeñados en replantear las
críticas y revisiones realizadas a esos CONSTRUCCIÓN DE LA POBREZA
conceptos clave de la política. Y NEGOCIACIÓN DE NUEVOS
Lo que permite hilar estos dos mo- REGÍMENES DE POLÍTICA PÚBLICA
mentos de la planeación y la evalua-
ción de la política es la problemática Plasmado en los documentos nor­ma­
relación entre los objetos y aconteci- tivos y en la planeación de las políticas
mientos, por un lado, y los sistemas de públicas, el problema de la pobreza
signos, textos y lenguajes en cuya for- —sus definiciones, las teorías de sus
ma empiezan todos los proyectos, por el causas y las prescripciones para su
otro (Latour, 1996: 67-68). Dependien- solución— está conformado por los
do de dichos objetos y acontecimientos, discursos de diversos actores en con-
y de la habilidad de los humanos para trastantes posiciones de poder e in-
ponerse de acuerdo en torno a ellos, un fluencia. Existe entonces la posibilidad
mismo programa de política pública de examinar cómo los modelos racio-
puede retrotraerse a los textos y las nales universales de la política públi-
ideas, adquirir realidades más concre- ca, abstraída y separada de los órdenes
tas, o transitar entre unos y otras. Es sociales que supuestamente gobierna,
esta circularidad la que intentaré ilus- resultan de la complejidad y heteroge-
trar al examinar la trayectoria de con- neidad de las negociaciones entre estos
ceptos como el de la corresponsabilidad actores en contextos políticos y econó-
en el desarrollo. Los modelos de pobre- micos particulares.
za, familia y género en los documentos Esto es básico para entender cómo
de planeación, producidos mediante la adopción de esquemas de ayuda so-
ciertas metáforas de intervención e cial condicional, originados en las re-
impacto, pueden tomar forma social formas estructurales tras la crisis de
de modo imprevisto en los lugares, deuda de la década de 1980 ha variado
grupos e historias en los que se sitúan extensamente de acuerdo con circuns-
los programas sociales; no obstante, al tancias políticas domésticas. Junto con
discernir significados a partir de acon- el programa brasileño Bolsa Familia,
tecimientos mediante su vinculación Oportunidades pertenece a una cate-
con los textos e ideas de la política pú- goría que lo distingue de los esquemas
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de transferencias condicionadas intro- cuentas crecieron ante la crisis de cre-


ducidos después en otros países lati- dibilidad enfrentada por Ernesto Zedi-
noamericanos (Roberts, 2012): los llo, el presidente entrante, tras el
programas brasileño y mexicano tuvie- colapso económico de diciembre de
ron un origen netamente nacional, se 1994 y la subsiguiente bancarrota del
financiaron sobre todo con fondos fe­ sistema bancario nacional, cuyo resca-
derales y alcanzaron una cobertura y te supuso el aumento de la deuda pú-
continuidad política notables. Im­ blica en 20 puntos porcentuales del
plementado por primera vez en áreas producto interno bruto (pib). Una vez
rurales en 1997 con el nombre de Pro- lograda la privatización del sistema de
grama de Educación, Salud y Alimen- pensiones —que proporcionó a los ban-
tación (Progresa), Oportunidades se cos recién privatizados acceso a una
extendió a localidades urbanas en la fuente fresca de recursos que adminis-
administración del presidente Vicente trar—, el gabinete de Desarrollo Social
Fox (2000-2006), del Partido Acción del presidente Zedillo nombró a un
Nacional (pan). Tras el regreso del Par- grupo de expertos, tecnócratas y políti-
tido Revolucionario Institucional (pri) cos para dar forma a un nuevo progra-
al poder federal en 2012, el programa ma de combate a la pobreza. Éste
fue rebautizado como Prospera (Pro- tendría procedimientos y objetivos
grama de Inclusión Social). más simplificados, dirigiendo las ayu-
En México, el principio contractual das condicionadas a beneficiarios espe-
de la corresponsabilidad había sido ya cíficos sin la participación comunitaria
fundamental en el Programa Na­cional presupuesta por el Pronasol. Destina-
de Solidaridad (Pronasol) instrumen- do a prevenir las prácticas clientelares
tado durante el sexenio presidencial de y la proliferación de acciones e intere-
Carlos Salinas (1988-1994), cuando la ses dispersos, que también habían ca-
reducción del gasto social público se racterizado a los fondos de inversión
consideró clave para la reorientación social en otros países latinoamericanos
eficiente de fondos a iniciativas basa- (Roberts, 2012: 347-351), se planteó así
das en la participación de comunidades un modelo de transferencia directa de
y organizaciones locales. Perteneciente ingresos que se pondría a prueba me-
a una serie de programas conocidos diante un esquema piloto conocido
como fondos de inversión social, aus­ como Programa de Alimentación, Sa-
piciados en gran medida por organis- lud y Educación (pase) (Levy y Rodrí-
mos como el Banco Mundial con el fin guez, 2005: 80).
de compensar las consecuencias de los Gracias a un testimonio coescrito
años de ajuste, el Pronasol sirvió en la por Rosa María Rubalcava, integrante
práctica para redirigir recursos escasos del grupo de trabajo nombrado por el
hacia la cooptación política selectiva gabinete zedillista, sabemos de las difi-
(Gledhill, 1995: 50). cultades que experimentó el pase entre
Las presiones para adoptar políti- 1995 y 1997 antes de consolidarse
cas de transparencia y rendición de como Progresa (Cortés y Rubalcava,
La vida social de los documentos de las políticas públicas 127

2012). Las transformaciones que ha- entre gestores de financiación para el


bría de experimentar el nuevo progra- desarrollo, tecnócratas y políticos na-
ma surgieron del proceso de discusión cionales, en las cuales hay una dispu-
entre los funcionarios y especialistas ta por el conocimiento acreditado y la
del grupo, caracterizados por narrati- autoría de la reforma, llevada a cabo
vas y visiones contrastantes sobre en el contexto de acontecimientos eco-
cómo debía tener lugar la acción públi- nómicos y políticos en curso” (Mosse,
ca para combatir el nuevo problema. 2005b: 27).
Los funcionarios de la Secretaría de Mientras que el consenso generado
Hacienda y Crédito Público (shcp), la por el malestar social ante la crisis ha-
cual otorgaría las transferencias mone- bía logrado reunir a actores muy dis-
tarias del programa, eran en general los pares en torno a la construcción del
más alineados con las orientaciones del nuevo programa, el primer obstáculo
presidente Zedillo y las políticas de dis- fue que en 1995 aún no existía un sis-
ciplina fiscal, liberalización comercial y tema homogeneizado para el cálculo
reasignación de recursos escasos; en oficial de la pobreza: el aumento en el
cambio, los economistas de la Se­cretaría número de pobres hasta los 15.5 millo-
de Desarrollo Social (Sedesol) traían nes, agravado por el colapso económi-
consigo su experiencia en el Pronasol y, co, sólo pudo ser estimado de manera
en consonancia con el “li­beralismo so- retrospectiva siete años más tarde
cial” de Carlos Salinas, privilegiaban (Cortés y Rubalcava, 2012: 33-34). Aún
un mayor papel del Estado en la polí­ en sus albores en México, el nuevo pro-
tica social; ello, no obstante, sin llegar blema de gobierno necesitaba ser defi-
a la intervención estatal generalizada a nido de forma más precisa mediante
la que había estado acostumbrado el información estadística y técnicas de
personal de la Secretaría de Educación medición que permitieran ubicar a la
Pública y la Secretaría de Salud, las población que abarcaría en el territorio
cuales se encargarían de prestar servi- nacional. Tras ser ampliamente re­
cios a los receptores de transferencias conocida como muy insatisfactoria
(Cortés y Rubalcava, 2012: 43). por sus participantes, la etapa piloto
Esta confluencia de distintos tiem- del pase dio lugar a la incorporación del
pos históricos y modelos de desarro- Consejo Nacional de Población (Cona-
llo permite ver la experiencia piloto del po), una institución que comprendía a
pase como un significativo campo políti- científicos de diversas disciplinas so-
co producido por responsabilidades ins- ciales y expertos en estadística, com-
titucionales divididas. Ello pro­porciona putación y sistemas de georreferencia.
una cierta base para exa­minar los pro- El Conapo resultó clave en la integra-
cesos sociales que estabilizan a la po­ ción de una base de datos con el índice
lítica pública como un sistema de de marginación y las coordenadas de
representaciones coherentes del mun­ las localidades rurales, así como la ubi-
do real, lo cual revela un incierto mundo cación de escuelas y centros de salud,
de relaciones de poder y “negociaciones obtenidos a partir de diversos instru-
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mentos, instituciones y fuentes (ibi- tés y Rubalcava, 2012: 37, 39, 45). Para
dem, 2012: 38). Un mecanismo ser marginadas, las localidades ten-
adicional para facilitar la conjunción drían que contar con servicios públicos.
entre las dependencias participantes Este aspecto del proceso de discu-
en el programa fue la creación de una sión del pase Progresa ilustra uno de
Coordinación Nacional —cuyo primer los rasgos que Majone encuentra en la
responsable sería, precisamente, José argumentación, cuyas diferentes pers-
Gómez de León, antes secretario gene- pectivas, actitudes y reglas entran en
ral del Conapo—. Esta coordinación grave conflicto “cuando se intersectan
mantendría el control técnico y opera- la ciencia, la tecnología y la política”
tivo de la selección, incorporación y (1997: 38). Los problemas discutidos
permanencia de los hogares benefi­ nunca son puramente técnicos sino
ciarios del Progresa Oportunidades. también políticos o, de manera más
Junto con el desarrollo de sistemas na- precisa, “transcientíficos” (Majone,
cionales y regionales de información y 1997: 37-38; citando a Weinberg, 1972):
monitoreo, este régimen de política so- enunciados en el lenguaje de la ciencia
cial implicó la relativa novedad de la pero resueltos sólo en parte por ella
pobreza como relación directa e insti- conforme los criterios de verificación
tucionalizada entre el Estado y la ciu- son sustituidos por valoraciones sobre lo
dadanía (Roberts, 2012: 345). que constituye una base factible para
Si la focalización territorial del pase la acción, donde la credibilidad de los
se había hecho en municipios —uni- expertos se vuelve tan importante co­
dad demasiado extensa para sus ob­ mo su capacidad técnica. En este senti-
jetivos—, la selección posterior de do, los especialistas del Conapo se
localidades rurales de alta margina- erigieron en árbitros y actores de peso
ción según el índice del Conapo no bas- dentro del gabinete técnico del pase, y
tó para evitar una de las mayores no sólo por concentrar y coordinar las
controversias en el seno del abigarrado funciones e información de los otros
grupo técnico del programa. Mientras organismos públicos. Las localidades
que los representantes de la Sedesol más pequeñas y remotas quedaron
preferían que el Progresa cubriera a exluidas del programa, en parte porque
todas las comunidades marginadas la estrategia de condicionar sus apoyos
para evitar conflictos y desacuerdos, al uso de servicios estaba orientada a
los funcionarios de la shcp determina- combatir la dispersión poblacional que
ron que sólo serían elegibles aquéllas tan ampliamente había documentado
con un mínimo de 2 500 habitantes el Conapo. Atraer a la población hacia
y con escuelas y centros de salud, o si- las áreas de influencia de localidades
tuadas a una distancia “razonable” de mayores y con presencia de dichos ser-
los mismos —distancia medida de for- vicios, por otra parte, era consecuente
ma muy poco consistente en línea rec- con el objetivo del presidente Zedillo y
ta, sin considerar obstáculos naturales los funcionarios de la shcp de hacer más
u otras condiciones geográficas— (Cor- eficiente el gasto público y “dinamizar
La vida social de los documentos de las políticas públicas 129

mercados mediante transferencias mo- La estrategia para superar la pobreza


netarias a la demanda” (Cortés y Ru­ […] debe buscar un equilibrio entre
balcava, 2012: 37). El propósito último, programas que apoyen el ingreso de
no del todo explicitado, era abrir el sec- la población para su consumo inme-
tor de la prestación de servicios educa- diato, y aquellos que representen una
tivos y de salud a agentes privados. inversión en el mañana para crear las
El resultado final de este proceso de condiciones que promuevan su inser-
debate, sin embargo, demostró una ción productiva en la vida nacional.
amalgama de distintas orientaciones de […] Asimismo, la estrategia precisa
acción pública. Mientras que las corres- de la corresponsabilidad de quienes
ponsabilidades del Progresa obligarían se benefician de estos esfuerzos, y de
a los hogares a emplear expresamente una acción solidaria con los que acu-
los servicios educativos y de salud pú­ san graves carencias (Secretaría de
blicos, la transferencia monetaria Desarrollo Social, 1998: 38).
otorgada por el pase a cada receptor cla-
sificado como pobre, sin condicionalidad Como argumentaré con más detalle en
alguna acerca de su uso, estaba destina- el siguiente apartado, textos como éste
da a constituir un subsidio al consumo. codifican el intenso proceso de debate y
Las bruscas orientaciones de mercado negociación que ha marcado al Progre-
de los funcionarios de la shcp, para sa Oportunidades desde su génesis y
quienes la acción del programa debía durante sus etapas sucesivas. Una de
centrarse en los individuos, también las implicaciones de este proceso resi-
hubieron de ceder en este aspecto ante de en su cuestionamiento de las pers-
antropólogos, sociólogos y demógrafos pectivas deterministas de la re­forma
que habían mostrado la influencia del de la política y sus efectos. Poco esta­
grupo doméstico —como colectividad ba dado de antemano en la formulación
carac­terizada por relaciones de poder, de Progresa: el grupo de trabajo del
conflictos y negociaciones— sobre las pase se convirtió en una arena para la
decisiones de sus integrantes; a ello con- confrontación entre portadores de di-
tribuían mecanismos para el cálculo del versos paradigmas de política social,
gasto doméstico como la suma del que involucrados en una controversia tan-
realizan todos los miembros del hogar to material como representacional en
(ibidem, 2012: 43-44). Una vez seleccio- torno a la definición de la pobreza que,
nadas las localidades para la primera además, estaba sujeta a las contin­
fase del Progresa, los grupos domésti- gencias de la sucesión presidencial y la
cos pobres fueron así distin­guidos de los crisis de 1994-1995. Las presiones del
no pobres con base en información de la neoliberalismo global restringieron sin
Encuesta Nacional de Ingresos y Gas- duda el abanico de opciones políticas,
tos de los Hogares (enigh). pero las orientaciones de mercado más
Con ello quedaba completa la formu- patentes de los funcionarios de la shcp
lación del Progresa, cuyos primeros li- tuvieron que matizarse o ceder ante
neamientos establecieron lo siguiente: las propuestas de los integrantes más
130 Alejandro Agudo Sanchíz

“estatistas” del grupo técnico del pro- de manera simple y directa los recur-
grama. Otras reformas culminadas sos, impactos y resultados del pro­
durante la presidencia de Zedillo ilus- grama. Esto en sí requiere de un arduo
traron el activo papel desempeñado trabajo conceptual y social previo,
por las estructuras domésticas en la como sugiere el testimonio anterior de
mediación del paradigma neoliberal, la etapa piloto del pase. Según los pri-
como Tara Schwegler (2003) demues- meros lineamientos del Progresa, “la
tra en su etnografía de la privatización pobreza se convierte… en un círculo de
del sistema de pensiones: ésta tampoco carencias y falta de oportunidades
fue una conclusión predeterminada, y para salir de la marginación mediante
su “inevitabilidad” confluyó con la na- el desarrollo individual y el esfuerzo
rrativa rival de la “contingencia polí­ productivo” (Secretaría de Desarrollo
tica” en hábiles negociaciones entre Social, 1998: 28). En la teoría causal
políticos nacionales, tecnócratas y re- del programa, el problema preseleccio-
presentantes del Banco Mundial que nado fue entonces el ciclo intergenera-
contendían por reivindicar la autoría cional de transmisión de la pobreza en
de la reforma. Al comentar el trabajo de los hogares: niveles bajos de rendi-
Schwegler, Mosse (2005b: 28) conclu­ miento laboral, alta fecundidad, aban-
ye que la “coherencia” con la política dono prematuro del sistema educativo
global es algo establecido a posteriori: y creación temprana de nuevos hoga-
la autoridad de instituciones, como el res con el mismo perfil. Como se expli-
Banco Mundial, ha de ser negociada en ca en un libro coescrito por Santiago
función de los mismos determinantes Levy, subsecretario de la shcp entre
políticos y económicos locales que di- 1994 y 2000 —considerado uno de los
chas instituciones buscan negar de principales actores en la concepción
forma explícita. del Progresa—, el objetivo explícito del
programa desde sus inicios fue romper
LA TRAYECTORIA DE LOS este círculo vicioso mediante la mejora
CONCEPTOS DE LA POLÍTICA en tres ámbitos que ayudarían a las
nuevas generaciones a no “replicar” el
Si la política pública está hecha de pa- patrón de vida de sus mayores: nutri-
labras, y si éstas se orientan a la mo­ ción, educación y salud (Levy y Rodrí-
vilización de intereses mutuos y el guez, 2005: 53-62). Conforme al modelo
reclutamiento de actores favorables, simple de la teoría del capital humano,
entonces un programa social no puede con su énfasis en la educación como
hacerse realidad sin una persuasiva forma de inversión que afecta positiva-
teoría causal. Para convertirse en mente a variables de ingreso y empleo
fuente de legitimidad y apoyos, dicha (véase Becker, 1964), las transferen-
teoría ha de ser fiel al género de escri- cias del programa consistieron sobre
tura de la política; esto es, identificar todo en becas condicionadas a la asis-
claramente el problema a resolver y, tencia escolar —un componente intro-
con respecto al mismo, correlacionar ducido asimismo durante la etapa de
La vida social de los documentos de las políticas públicas 131

rediseño del pase , a sugerencia del los hechos evidentes. El que éstos es-
Conapo, para desincentivar la fecundi- tén exentos de contextualización, ig­
dad entre los jóvenes (Cortés y Rubal- norando otras consideraciones del
cava, 2012: 39). análisis de la pobreza, ilustra la mira-
La narrativa causal de la transmi- da selectiva que Apthorpe encuentra
sión cíclica de la pobreza se mantuvo en el género de escritura de las políti-
después de 2002, cuando el programa cas públicas, más orientado a la pro-
adquirió el nombre de Oportunidades. ducción de argumentos persuasivos
En sus reglas de operación, la “familia” que de pruebas formales. Este es preci-
—término empleado indistintamente samente el efecto de la dialéctica, la
con el de “hogar”— aparece así no sólo cual Majone (1997: 41) destaca en su
como objetivo, sino además como pro- concepción del análisis de políticas.
blema: También es notable que el concep­
to de la corresponsabilidad haya tenido
El programa reconoce que la familia parte de sus raíces en la cooptación de
es el espacio privilegiado para hacer las demandas de “participación”, de­
frente a las adversidades económicas rivadas en principio de corrientes críti-
y sociales y que, al mismo tiempo, es el cas con el eurocentrismo y verticalismo
lugar donde residen los factores que de la ortodoxia clásica del desarrollo
tienden a perpetuar las condiciones (Agudo Sanchíz, 2015: 56-57). El énfa-
de pobreza extrema de generación en sis en la acción de los individuos, no
generación. Mediante sus acciones, constreñidos del todo por “superestruc-
el programa propicia la ruptura del turas explotadoras”, fue retomado de
círculo de transmisión intergeneracio- forma entusiasta por instituciones fi-
nal de la pobreza; asimismo, contribu- nancieras internacionales desde la dé-
ye al fortalecimiento del tejido social cada de los ochenta. La trayectoria de
necesario para que los ciudadanos lle- nociones afines como la autosuficien-
ven a cabo acciones conjuntas en favor cia y la autorregulación es aún más
de la superación de su condición de larga, pues retoma enfoques de los mo-
pobreza extrema (Secretaría de Desa- vimientos de “higiene social” de la pri-
rrollo Social, 2007: 3). mera mitad del siglo xx, destinados a
“modernizar y civilizar” a la población
La noción contractual de la correspon- pobre, así como de esquemas que re­
sabilidad se vincula, así, a una teoría forzaban el papel “maternal” de las
causal que refuerza la idea de la po­ mu­jeres como un medio para lograr
breza como resultado de las propias objetivos de desarrollo sin atender las
prácticas de los pobres. Este proble­ma- causas subyacentes de la desigualdad
solución es “transcientífico” en el sentido de género (Molyneux, 2006: 432).
de Majone, esto es, más político —in- En este marco de continuidad, sin
cluso ideológico— que técnico, aunque embargo, las reglas de operación de
haya de ser enunciado en el lenguaje Oportunidades se actualizaron cada
formal de los principios económicos y año, recogiendo hasta cierto punto la in-
132 Alejandro Agudo Sanchíz

fluencia de anteriores críticas y cam- tra de la pobreza intergeneracional


biantes tendencias en desarrollo social. convive de manera incómoda con el en-
Una de estas tendencias, denominada foque de las capacidades en los docu-
“corriente cívica”, se incorporó a la ad- mentos relativos al programa. En el
ministración de Vicente Fox a partir del informe de resultados de una evalua-
año 2000 y buscó reforzar el blindaje ción externa se afirma que “el objetivo
del programa contra su uso político- amplio del programa es romper el
par­tidario, así como avanzar en una círculo vicioso de la pobreza, que puede
agenda de mecanismos de participación ser definido en las siguientes palabras
ciudadana (Hevia, 2009). Asimismo, de Amartya Sen: ‘La falta de ingreso
mientras que durante la etapa de Pro- predispone claramente a llevar una
gresa había predominado el modelo de vida pobre’” (Sen, 1999: 23). En el do­
la inversión en el capital humano de los cumento no aparece una referencia al
hogares, en los lineamientos de Opor­ trabajo específico de Sen de donde se
tunidades se sustituyó esta metáfora tomó este descontextualizado frag-
de mercado por el objetivo del desarro- mento. Asimismo, al introducir “Amar-
llo de las capacidades en educación y tya Sen” en el buscador del portal
salud de individuos y familias.1 Duran- electrónico de Oportunidades, se obtie-
te el sexenio del también panista Felipe nen sólo seis resultados (ninguno para
Calderón (2006-2012) esta orientación “Martha Nussbaum”). La mayoría
se mantuvo en las reglas del programa, de ellos corresponde a documentos de
cuyo fin era “favorecer el desarrollo de evaluación del programa y sólo uno a
las capacidades asociadas a la educa- un documento oficial de la Sedesol. Al
ción, salud y nutrición de las familias inicio de éste, Sen aparece citado dos
beneficiarias del programa para contri- veces por la entonces secretaria de De-
buir a la ruptura del ciclo intergenera- sarrollo Social, quien escribe que con
cional de la pobreza” (Secretaría de “Oportunidades se está combatiendo lo
Desarrollo Social, 2011: 3). que Amartya Sen denomina el ‘núcleo
Reflejado en el nombre oficial de irreductible de pobreza absoluta’, que
Programa de Desarrollo Humano se crea cuando las personas se ven pri-
Opor­tunidades, el uso del término ca- vadas, entre otras, de la capacidad
pacidades humanas recoge la influen- para educarse, para evitar contraer
cia de filósofos que han proporcionado enfermedades prevenibles y para ali-
una robusta teoría sobre la condición mentarse o nutrirse” (Secretaría de
de la pobreza y el desarrollo opuesta al Desarrollo Social, 2003: 7).
utilitarismo económico (Nussbaum, Estas referencias no son menos so-
2000; Sen, 1999). Sin embargo, el man- meras que las reverberaciones del mo-
delo simple del capital humano en la
1
Para mayor detalle de las características etapa del Progresa. En consonancia
del programa, y la manera en que se han ido
transformando sus componentes, esquemas y
con la libre elección individual entre
sistemas de incorporación, véanse, por ejemplo, diversos conjuntos de satisfactores
González de la Rocha (2006) y Hevia (2011). (más que la simple satisfacción de ne-
La vida social de los documentos de las políticas públicas 133

cesidades en sí misma), el enfoque de Entre esos objetivos, “autoproclama-


las capacidades tiene como uno de sus dos por el programa”, Molyneux (ibi-
principios fundamentales la consecu- dem: 437) incluye el “empoderamiento”
ción del desarrollo para todas y cada de las mujeres, contrastando su escaso
una de las personas (Nussbaum, 2000: grado de éxito en vista de logros que se
5-6). No obstante, las capacidades de li­mitan a una redistribución parcial de
las madres de familia están destina- autoridad dentro del hogar.3 Así expre-
das a modificarse sobre todo de forma sado, sin embargo, semejante objetivo
indirecta mediante la administración no aparece por ningún lado en los linea-
de las transferencias de Oportunida- mientos del Progresa Oportunidades.
des en beneficio de sus hijos, ya que el Lo que encontramos son declaraciones
programa no facilita su acceso a servi- de propósitos, como contribuir a la
cios básicos de escolarización y capaci- “igualdad de derechos y oportunidades
tación profesional, como tampoco se entre hombres y mujeres”, basados a
ocupa de las habilidades educativas y menudo en medidas —incorporadas
de aprendizaje en sentido amplio. desde el principio a sugerencia del
De todos modos, el individualismo Conapo— como la asignación de becas
ético —si no ontológico— del mismo de mayor monto a las niñas que a los
enfoque de las “capacidades del indi­ niños y la entrega directa de las transfe-
viduo” no deja de ser útil a las narra­ rencias a las madres de familia:
tivas simples de la pobreza, ya que
permite seguir eludiendo aspectos El programa reconoce que la pobreza
más amplios, como las estructuras so- adquiere modalidades particulares a la
ciales, las instituciones y la dinámica luz de las desigualdades que prevale-
del capitalismo global, todos los cuales cen entre mujeres y hombres. Por esta
constriñen las opciones individuales. A razón, el programa canaliza los apoyos
pesar de estar incluidos en los objeti- preferentemente a través de las ma-
vos de Oportunidades, la participa- dres de familia e impulsa una política
ción, construcción de capacidades e de becas que contrarresta las desven-
igualdad de género constituyen resul- tajas de las niñas para acceder a la
tados secundarios que varían con el educación. En esta perspectiva, el pro-
tiempo y dependen de autoridades y grama apoya a los sectores de salud y
profesionales dispuestos a cooperar educación en la realización de acciones
(Molyneux, 2006: 434).2 orientadas a la construcción de una

2
A pesar del impulso de la corriente cívica nentes, esas organizaciones desaprovecharon la
durante el sexenio de Fox, las organizaciones coyuntura en medio de la euforia ante la transi-
civiles mexicanas no se constituyeron en lo ción política que supuso la pérdida del poder fe-
esencial en sujetos de contraloría ni en actores deral por parte del pri (Hevia, 2009: 11-12).
capaces de presionar para aumentar los espa- 3
Sobre los —no siempre previstos— efectos
cios de participación de Oportunidades. Confia- de género de Progresa Oportunidades, véanse
das en que el programa sería “vigilado desde Adato et al. (2000), López y Salles (2006) y Agu-
dentro” por algunas de sus figuras más promi- do Sanchíz (2015: 159-202).
134 Alejandro Agudo Sanchíz

cultura de equidad de género (Secreta- Esto fue causa de controversia en la


ría de Desarrollo Social, 2007: 4). mencionada reunión de 2006. El perso-
nal de Oportunidades nos transmitió a
Esto dista mucho de ser un “objetivo de los evaluadores cualitativos sus impre-
empoderamiento”, a diferencia de una siones, recomendaciones y desacuer-
mera perspectiva u orientación de gé- dos acerca del borrador de un trabajo
nero. Mientras que el lenguaje del em- académico —aunque financiado me-
poderamiento —vinculado con la idea diante el programa— sobre las trayec-
de participación— puede haber sido torias vitales y la organización social y
influyente en el continuo proceso de económica de los grupos domésticos
reformulación del programa, no llegó a beneficiarios (véase González de la Ro-
plasmarse en sus documentos rectores. cha, 2006). Mi contribución a este tra-
Esta circunstancia se puso de mani- bajo comenzaba por exponer las
fiesto en el verano de 2006, durante características del tipo particular de
una reunión con integrantes de la en- hogar que subyace al diseño e ins­
tonces llamada Dirección General de trumentación del programa (Agudo
Planeación y Evaluación de Oportuni- Sanchíz, 2006: 397-398): nuclear, bipa-
dades, cuando una representante del rental y basado en una coincidencia
programa nos confió a los evaluadores entre tradicionales divisiones de géne-
externos que “el género fue una cues- ro y construcciones sociales de roles
tión de intenso debate entre nosotros”. familiares (padre trabajador-jefe pro-
El resultado de dicho debate había sido veedor, ama de casa dedicada a las ta-
un acuerdo de formulación de orienta- reas domésticas y a la administración
ciones que caía dentro del enfoque de de transferencias a favor de hijos dedi-
género, pero “nunca habríamos expre- cados en su mayor tiempo al estudio).
sado públicamente un objetivo de gé- Al empezar a comentar mi texto, una
nero, eso habría sido una bomba de representante del programa adujo que
tiempo”. Los textos de Oportunidades ni ella ni sus colegas podían aceptar la
codificaban así previas negociaciones afirmación simplista de que Oportuni-
sobre lenguaje y significado al tiempo dades estaba dirigido expresamente al
que aludían a futuras “coaliciones de tipo de hogar que yo señalaba. Argu-
discurso” (Mosse, 2005a: 15). Palabra menté que, a la luz de los resultados de
clave en dichas coaliciones, la incorpo- las evaluaciones, era legítimo pregun-
ración del género a la formulación del tarse por los arreglos familiares preci-
programa prometía una significativa sos que se hallaban implícitos en la
fuente de legitimación, aunque tam- estrategia de las transferencias —algo
bién planteaba un importante dilema que podía apreciarse, por así decirlo,
en vista de su correlación entre la nue- leyendo “entre líneas” la narrativa de
va estrategia contractual de la corres- desarrollo del programa—. En retros-
ponsabilidad y las construcciones pectiva, me gustaría pensar que el des-
tradicionales de roles femeninos en el acuerdo obedeció más a cuestiones de
seno de la familia. lenguaje y de estilo que de fondo. Tras
La vida social de los documentos de las políticas públicas 135

rechazar mi afirmación acerca del “ho- mayores. Hay asimismo otras implica-
gar ideal” de Oportunidades, otra fun- ciones para el examen de la producción
cionaria dejó escrito lo siguiente al del conocimiento en las comunidades
margen de una de las cuartillas de mi profesionales de la política, de las cua-
manuscrito: “No entiendo. ¿No sería les me ocupo en el siguiente apartado.
éste más bien el tipo de hogar en el que
la gente aprovecharía mejor las ayu- SOCIALIZACIÓN A TRAVÉS
das del programa?” El volumen salió DEL TEXTO: LA EVALUACIÓN
publicado sin el nombre ni el logotipo DE IMPACTO DE LOS PROGRAMAS
del programa, según se nos dijo, para
no comprometer nuestra independen- Aunque son sólo una parte del comple-
cia como académicos.4 jo proceso de la política pública, las
La experiencia de 2006 permite evaluaciones de programas específicos
ilustrar los desplazamientos de signifi- pueden cobrar gran relevancia por su
cado que se producen en varios ám­ carácter de medios para corroborar las
bitos de disputa sobre los conceptos o correlaciones entre componentes y re-
palabras clave de la política. En tanto sultados de la política. Por la enorme
eje de un conjunto de tales palabras, cantidad de recursos y experiencia pro-
cuyo sentido se extiende y desplaza al fesional invertidos en la escritura de los
tiempo que se abandonan o marginan informes de las evaluaciones, éstos tam-
anteriores asociaciones con otros voca- bién pueden leerse en clave de “los argu-
blos, podría verse aquí a la familia como mentos, intereses y puntos de vista
una “metáfora movilizadora” (Shore y divergentes que codifican y a los que alu-
Wright, 1997: 20). Ésta resulta inhe- den” (Mosse, 2005a: 15). No obstante, en
rente a la formulación de una determi- este caso no se trata sólo de las relacio-
nada estrategia de política social nes sociales que producen el texto, sino
mediante el intento por acotar signifi- que el texto mismo —su construcción y
cados y, por ende, disminuir los des- negociación— se convierte en medio pri-
acuerdos en torno a los mismos. En este vilegiado para dichas relaciones, como
caso se privilegia una configuración discutiré al final de este apartado.
particular de hogar y se difuminan sus Los representantes de un programa
vínculos con las nociones de familia ex- social nunca tienen el control absoluto
tensa, red social o sociedad, o bien, se sobre las interpretaciones externas. La
excluyen otras formas de grupo domés- factibilidad y el éxito del programa no
tico como el monoparental o el com- están garantizados. Han de producirse
puesto exclusivamente por adultos constantemente mediante un intenso
trabajo de “contextualización” orienta-
4
Los distintivos del Programa Oportunida- do al reclutamiento de actores favora-
des y de Vivir Mejor, la estrategia integral para bles que “decidirán conectar el destino
la política social del gobierno federal, sí apare-
cieron en cambio en una primera reimpresión
de un proyecto con la suerte de las pe-
del libro, en 2009 y ya con una nueva adminis- queñas o grandes ambiciones que
tración. aquellos representan” (Latour, 1996:
136 Alejandro Agudo Sanchíz

137). Mi incorporación a las evalua­ plazo de Oportunidades, el particular


ciones cualitativas anuales de Opor­ régimen de éxito del programa se ha-
tu­nidades, a inicios de 2005 —como llaba sin embargo expuesto a una cri-
investigador externo sin participación o sis derivada de importantes presiones
compromiso previos en el programa— externas. Había mediado un año elec-
supuso mi entrada a una arena domi- toral sumamente tenso en el que domi-
nada por un lenguaje marcadamente naron los rumores de cancelación del
positivo. A seis años del inicio del pro- programa con el cambio de adminis-
grama, el optimismo estaba reforzado tración, así como las acusaciones al
por una enorme cantidad de ce­remonias gobernante pan de utilizar recursos
públicas y eventos de gran impacto me- de la Sedesol en beneficio propio du-
diático, así como de trabajos académi- rante la campaña para los comicios
cos y documentos de evaluaciones pre­sidenciales de julio de 2006. Incluso
nacionales e internacionales que daban desde la Cámara de Diputados, donde
cuenta de sus logros —pero también de se realizaba un escrutinio del ejercicio
retos y limitaciones— a corto y medio del gasto en el programa, se cuestionó
plazos (Escobar y González de la Rocha, el hecho de que la Sedesol recurriera
2004; Skoufias, 2001; Villatoro, 2004). año tras año a las mismas dos insti­
Calificado en un informe del Banco tuciones públicas —Centro de Investi-
Mundial (2004: 130-131) como ejem­ gaciones y Estudios Superiores en
plo de programa “altamente redistri­ Antropología Social (ciesas) e Instituto
butivo y eficiente” y necesitado de más Nacional de Salud Pública— para las
recursos provenientes de la eliminación evaluaciones cualitativa y cuantita­
de subsidios, Oportunidades se había tiva, aunque su contratación directa
vuelto una referencia (así como un eslo- fuera permitida por la ley. Las presio-
gan político) en tantos escritos y confe- nes de influyentes actores y grupos
rencias que llegó a adquirir vida propia: externos eran lo suficientemente im-
el trabajo de “contextualización” había portantes como para provocar nervio-
dado sus frutos. Para mediados de sismo en la Coordinación Nacional de
2005, el programa llegó a cubrir cinco Oportunidades, donde se nos llegó in-
millones de hogares con un presupues- cluso a exigir a los consultores que
to federal anual equivalente a 0.3% del aportáramos “argumentos para defen-
pib, al cual se sumó un préstamo de mil der al programa”. Lo anterior se había
millones de dólares del Banco Intera- complicado por nuestra propuesta de
mericano de Desa­rrollo. “Buque insig- incluir en la evaluación la hipótesis del
nia” de la política contra la pobreza en “impacto diferencial”, según la cual los
Latinoamérica, Oportunidades se con- efectos de las transferencias condicio-
sideró pionero de una estrategia adop- nadas eran menos favorables en los
tada en muchos otros países. grupos indígenas del país.5
Hacia mediados de 2007, al iniciar
los trámites y trabajos preparatorios 5
La metodología completa, desarrollada a
para la evaluación del impacto a largo partir de la propuesta inicial de Mercedes Gon-
La vida social de los documentos de las políticas públicas 137

A pesar de presentarse como “ex- otros principios más abiertos e inter-


ternas”, según el mandato oficial de la pretativos planteados por colegas an-
transparencia y rendición de cuentas tropólogos e incluso por algunos
en la gestión pública, las evaluaciones asesores de la evaluación —por ejem-
son en realidad parte del mismo proce- plo, autoadscripción y adscripción por
so de producción de las políticas. Inte- parte de otros grupos—. Pesó mi volun-
resados en imprimir nuestros propios tad de presentar la inclusión de “la va-
métodos e intereses en dicho proceso, riable indígena” conforme a los criterios
los investigadores independientes so- de las bases de datos empleadas por el
mos sin embargo socializados en el propio programa, apelando así de ma-
arte de interpretar los acontecimientos nera implícita a sus funcionarios en
descritos en términos de resultados de busca de aprobación para continuar con
modelos e intervenciones planificadas. la investigación.
Los cuatro principales investigadores de De manera más general, las cultu-
la evaluación de 2007-2008 éramos an- ras de la consultoría pueden ejemplifi-
tropólogos mexicanos con puestos per- carse prestando atención a las formas
manentes en instituciones académicas en que las instituciones de la política
nacionales, muy diferentes del tipo de pública definen el trabajo de los exper-
experto que trabaja en otros países al tos. Aunque en la evaluación de Opor-
servicio de agencias internacionales de tunidades los consultores dispusimos
desarrollo. Unos y otros, sin embargo, de libertad para diseñar la metodolo-
podemos vernos en la necesidad de li- gía de investigación —planteando,
diar de forma más o menos consciente precisamente, el posible impacto dife-
con ciertos principios compartidos de rencial del programa en poblaciones
lo que Stirrat (2000) describe como indígenas y no indígenas—, nuestro
una “cultura de la consultoría”. Entre trabajo y los resultados del mismo
esos principios se encuentran las no- estaban ya definidos mediante ciertos
ciones positivistas de la objetividad e documentos vinculantes. En el anexo
impermeabilidad frente al carácter técnico del convenio para la evalua-
caótico de la realidad, como ilustra un ción, firmado por la Sedesol y el ciesas
error mío influido por las condiciones (la institución académica encargada
estructurales y discursivas de la eva- de subcontratar a los evaluadores), se
luación de Oportunidades. Al inicio de establecieron la estructura y el forma-
la misma, argumenté en favor de privi- to que deberían seguir todos los docu-
legiar la “lengua materna distinta del mentos e informes producidos por los
español” como un criterio con el cual consultores. Dichos documentos ha-
habría de consi­derarse indígenas a co- brían de constar invariablemente de
munidades y familias, cerrándome a siete capítulos, de los cuales se especi-
ficaban incluso los títulos, los aparta-
zález de la Rocha, directora de la evaluación
dos y la descripción del contenido de
cualitativa, puede consultarse en Agudo San- los mismos. Las dos secciones más im-
chíz y Jiménez Rodríguez (2008: 83-103). portantes eran el “resumen ejecutivo”
138 Alejandro Agudo Sanchíz

y el análisis que correlaciona de mane- permite predecir qué ocurre cuando al-
ra directa Fortalezas y Oportunidades, guno de ellos es modificado. Este princi-
Debilidades y Amenazas (foda). Esta pio de causalidad simple, clave del
última técnica permite filtrar las múlti- poder persuasivo de las narrativas de
ples experiencias de los consultores en la política, puede emplearse para lidiar
el programa para extraer una historia con la polifonía y la negociación inter-
de impacto del mismo en forma sinté­ subjetiva del conocimiento. Las formas
tica, produciendo un modelo de retroali- de expresión del género de escritura ha-
mentación universal y uniforme. bitual en la academia (debate, interpre-
El resumen ejecutivo y el análisis tación, duda, opinión personal) deben
foda constituyen lo único que, si acaso, excluirse de los informes finales en aras
leerán funcionarios, políticos y exper- de las exigencias de las evaluaciones,
tos. En realidad, el texto puede resultar orientadas al establecimiento de auto-
menos importante que el proceso social ridad sobre los resultados e impactos de
de su producción. Entre las herramien- un programa.
tas más significativas empleadas en Tanto desde la sociología (Latour,
este proceso se encuentran las matrices 2000) como desde la ciencia política
de marco lógico de los programas. La (Majone, 1997: 88-89), se han señalado
“matriz de indicadores para resultados” los perversos efectos secundarios que
de Oportunidades esta­blecía en forma conlleva la imitación del viejo positi-
tabulada sus objetivos, efectos espera- vismo lógico. Uno de ellos es el de las
dos y las relaciones anticipadas entre “trampas” que menciona Majone para
sus componentes, actividades y conse- ilustrar los “aspectos artesanales” de
cuencias. En el recuadro superior de su modelo argumentativo del análisis
ese diagrama podía leerse claramente de las políticas: equivalente a la falacia
el fin del programa: “Contribuir a la lógica del razonamiento deductivo, la
ruptura del ciclo intergeneracional de trampa es “un error conceptual en que
la pobreza extrema, favoreciendo el de- caen los individuos con frecuencia y
sarrollo de las capacidades en educa- facilidad a causa de su razonabilidad
ción, salud y nutrición de las familias engañosa” (ibidem: 90), como cuando
beneficiarias de Oportunidades” (Agu- se afirma que una cosa es la causa de
do Sanchíz, 2015: 218). Llamadas a otra simplemente porque la precede o
guiar la selección de información consi- acompaña. De hecho, conforme los fi-
derada relevante en el proceso de la nes de las políticas se vuelven más am-
evaluación, estas “plantillas” para cono- biguos, los funcionarios y evaluadores
cer la realidad sintetizan a su vez una tienden a centrar su atención en su
visión particular de la misma (Stirrat, rendimiento o sus consecuencias inme-
2000: 36-37): la causación y determina- diatas —objetos materiales, incremen-
ción complejas y la aleatoriedad de la to del ingreso de los beneficiarios por
naturaleza social son sustituidas por transferencias monetarias, personal
relaciones sistemáticas entre los com- de campo capacitado—, en lugar de los
ponentes del mundo objetivo, lo cual efectos que dichas consecuencias ha-
La vida social de los documentos de las políticas públicas 139

brían de tener en términos de objeti- (Agudo Sanchíz, 2015: 226-232). En un


vos del desarrollo social —por ejemplo, documento circulado por la Sedesol se
reducción intergeneracional de la po- nos informaba a los evaluadores que
breza, incremento de la esperanza de “no es necesario remarcar palabras
vida o formación de capital humano—. como ‘improvisación’, ‘favores’, ‘com­
La fragilidad e incertidumbre de sig- plicidades’, etc. […]. No es necesario
nificados revelan a las evaluaciones enfatizar que existe un conjunto de
de programas no como producto de ‘prácticas de simulación y complici-
hechos objetivos, sino como procesos dad’, basta señalar que existe un con-
ins­ti­tucionales destinados a remediar junto de ‘prácticas que han hecho
la desarticulación entre palabras y posible la permanencia de las familias
rea­lidades. Así, “en un proyecto de de- en un contexto de extrema fragilidad
sarrollo, como en un sistema mágico- de las instituciones […]’”. Junto con el
religioso, los juicios y las creencias son empleo de esos giros eufemísticos,
gestionados mediante relaciones so- otras sugerencias en el mismo docu-
ciales” que implican actos de fe y es­ mento nos urgían a ser “específicos” y
peranza en “objetivos” e “impactos” “claros” para vincular directamente la
(Mosse, 2005a: 172). información reportada con las reco-
Se necesita sin embargo mucho tra- mendaciones que habríamos de expo-
bajo para la constitución de una comu- ner en el análisis foda: “erradicar las
nidad epistémica confiable e integrada prácticas de simulación” no sería una
por un grupo de fieles creyentes. En recomendación concreta para el pro-
clara contravención de la pulcritud ta- grama.
bulada de la matriz de resultados de Otras técnicas para disciplinar nues­
Oportunidades, los informes prelimi- tro estilo de expresión consistían en
nares de los evaluadores recogieron señalar los términos políticamente in-
análisis sobre las “prácticas de simula- correctos o problemáticos como meros
ción y complicidad” mediante las que “adjetivos que sólo llaman la atención,
prestadores de servicios y beneficiarios pero no aportan información valiosa” o,
daban un contenido y una lógica dis- incluso, como “juicios de valor”. La reco-
tintos a las corresponsabilidades. La mendación más frecuente en este caso
intervención de intereses y actores lo- era “justificar”, “sustentar” u “operacio-
cales contradecía asimismo la re­ nalizar” conceptos como “discrimi­
presentación de “transparencia” del nación” o “exclusión” con base en la
programa y su proclama de evitar in- evidencia empírica. Como se especifica-
terferencias en la entrega de benefi- ba en un documento del Consejo Nacio-
cios. Enseguida nos vimos expuestos a nal de Evaluación de la Política de
una insistente serie de críticas y reco- Desarrollo Social (Coneval) —organis-
mendaciones realizadas desde varios mo público descentralizado que se en-
frentes, las cuales enfatizaban la nece- carga de normar y dar seguimiento a
sidad de evitar emitir “demasiadas de- las evaluaciones de programas socia-
bilidades” con respecto al programa les en México—, “cuando se señala un
140 Alejandro Agudo Sanchíz

acto infantilizador, discriminatorio o denes normativos de la política pú­


grosero por parte del personal de salud blica. Las relaciones locales que mis
hacia la población indígena, se requiere colegas y yo describíamos en nuestros
de una descripción de las diferencias o informes estaban impregnadas de
similitudes respecto de lo observado normati­vi­dades sobre las que, preci-
con la población pobre no indígena”. samente, descansaba la condición de
Cualquiera podría concordar con la ne- posibilidad del cumplimiento de las
cesidad de describir lo observado antes obligaciones del programa (Agudo
de llegar a conclusiones. No obstante, Sanchíz, 2015: 95-125).
mientras que unas veces se nos pedía Sin embargo, estas consideraciones
que sustentáramos el empleo de térmi- eran incompatibles con la urgencia de
nos como “discriminación” con base en aprender el arte y la estética de repre-
las prácticas observadas en contextos sentar acontecimientos en términos de
específicos, en otras se nos conmina­ba modelos normativos, excluyendo con-
a ofrecer definiciones universales de tingencias mediante apelaciones a la
dichos términos, las cuales habrían imparcialidad y a la homogeneidad de
de coincidir en todos los documentos los resultados. La operación del pro-
producidos por los evaluadores tras el grama y sus intermediarios, así como
trabajo de investigación en regiones su posible impacto menos robusto en
muy diversas. poblaciones indígenas, se habían acep-
Finalmente, otro documento proce- tado al inicio de la evaluación a pro-
dente del propio programa Oportuni- puesta de los consultores-antropólogos,
dades sintetizaba claramente lo que se pero ahora se convertían en “temas
requería de los evaluadores: “Presen- adicionales” o secundarios y, por ende,
tar los resultados más de tipo [en for- en fuente de abundante información
ma de] diagnóstico, aquéllos [son] más que debía restringirse al estar poten-
bien de tipo descriptivo”. Como men- cialmente sujeta a múltiples opinio-
cioné en la introducción, las descripcio- nes por parte de escritores y lectores.
nes de la etnografía se avienen mal con Los evaluadores pasamos así por un
el género de escritura prescriptivo de intenso y agotador proceso de discu-
las políticas, lo cual lleva a Apthorpe sión, corrección y refinación de sucesi-
(1997: 51) a plantear la posibilidad de vas versiones de nuestros informes,
explicar el escaso poder de los antropó- cada vez más prolongado y alejado del
logos en este campo mediante análisis trabajo de campo. Un colega antropó-
estilísticos de nuestro propio lenguaje. logo llegó a confiarme lo siguiente: “No
Dado que empleamos lógicas similares pensé que para eso nos hubieran con-
a las de otros profesionales para resol- tratado. Siento que hay que matizar
ver la tensión entre el conocimiento tanto las afirmaciones que casi se con-
generalizable y las situaciones especí- vierten en negaciones”. Aunque los
ficas, no obstante, tampoco es raro que textos pa­recieran convertirse en fines
procuremos vincular la descripción de en sí mismos, con las recomendacio-
los órdenes sociales “reales” con los ór- nes dirigidas a su estilo de expresión,
La vida social de los documentos de las políticas públicas 141

en realidad se volvían también medios El informe de Chiapas rompe con el


para el proceso de negociación orien- formato acordado de presentación
tado al cambio de valores y ajuste de […]. Por lo tanto, se sugiere al equipo
la visión de la realidad de los partici- de investigación en Chiapas que res-
pantes. pete el esquema propuesto en la Guía
El poder intermediador de los docu- y ordene los resultados de esa ma­
mentos depende asimismo del estatus nera, a fin de que se cumpla con la
de sus lectores en la arena más am- evaluación propuesta. También es ne-
plia de la política social, implicando a cesario que centre su discusión en las
expertos y académicos de prestigio re- preguntas fundamentales que guían
conocido. La socialización del consultor la evaluación. ¿Podemos evidenciar
también tiene lugar mediante la inte- que el diseño y la operación del Pro-
racción con esos otros actores diversos grama, en el largo plazo, contribuye a
en el proceso de reclutamiento de sim- romper el ciclo de transmisión inter-
patías mediado por los textos. La escri- generacional de la pobreza? (citado en
tura de mi documento técnico final Agudo Sanchíz, 2015: 233).
estuvo influida por las perspectivas de
una asesora externa, quien había en- En una suerte de desvanecimiento de
salzado la metodología y los resultados fronteras entre lo normativo y lo des-
de mi informe preliminar sobre la inves­ criptivo, el diseño del programa llega-
tigación que coordiné en el estado de ba a invocarse como la experiencia del
Chiapas, así como por mi búsqueda mismo. En los documentos resultantes
de su aceptación frente a los miembros del estudio de impacto habría de sepa-
del Coneval que habían criticado dicho rarse el conocimiento sobre Oportuni-
texto. Las correcciones hechas por el dades de sus implicaciones prácticas y
Coneval, sin embargo, habían de ser traducirlo a prescripciones. De hecho,
incorporadas por ley a los documentos el modelo se volvía tan importante que
finales de la evaluación –los que sí se debía reinstaurarse como propósito
harían públicos–. Fue aquí donde las clave del programa. Una académica
herramientas mencionadas al princi- que fungía como lectora externa llegó a
pio, en especial la matriz de indicado- criticar el tono excesivamente negati-
res para resultados, revelaron su vo de otro de nuestros informes, advir-
utilidad para acotar las disputas sobre tiendo a su autor que habría de ser
significados y la diversidad de perspec- más cuidadoso en sus apreciaciones
tivas contrastantes. El mencionado in- sobre Oportunidades, ya que éste
forme sobre Chiapas necesitaba sin “cuenta con uno de los mejores mode-
duda revisarse conforme a un análisis los de política social que conozco”. El
más cuidadoso del material recopilado escrutinio del programa se dirigía así a
en campo; no obstante, la crítica recibi- su teoría más que a su práctica, el pro-
da exigía sobre todo fidelidad a los for- ceso de la política volvía a replegarse
matos de presentación y al modelo de sobre sí mismo y la evaluación regre-
impacto del programa: saba de la experiencia del trabajo de
142 Alejandro Agudo Sanchíz

campo al empíreo de los diseños, los Oportunidades podían posponer mera-


textos y las ideas. mente el abandono escolar de las jóve-
Una vez blindado el programa nes hasta la conclusión de la educación
contra cualquier confrontación con la secundaria, especialmente en locali­
información que cuestionaba sus víncu- dades rurales con presencia de centros
los causales entre diseño e implemen- de dicho nivel educativo. Desde esta
tación, faltaba otro paso clave para perspectiva podían entenderse, por
consensuar una “historia aceptable” ejemplo, las interesantes estrategias
o versión convincente que pudiera individuales y colectivas puestas en
transformarse en un “artículo de con- práctica por algunas jóvenes indíge-
sumo ampliamente compartido” (Phi- nas, dirigidas a persuadir a sus re-
llips y Edwards, 2000). Los resultados nuentes padres de la conveniencia de
de las muestras seleccionadas para la continuar sus estudios fuera de sus lo-
evaluación cualitativa, en especial en calidades de origen (Agudo Sanchíz,
varias regiones del sur del país, arroja- 2015: 132-133). En una de las últimas
ban una prolongación de trayectorias reuniones con asesores externos e inte-
escolares femeninas, lo cual fue inme- grantes del Coneval, no obstante, se
diatamente recibido como un dato muy me conminó de manera vigorosa desde
positivo del “impacto educativo” de todos los frentes a excluir la proposi-
Oportunidades. De hecho, la mayor ción de la discriminación educativa. La
permanencia escolar de los niños era a necesidad de una historia aceptable
lo sumo un resultado directo de las prevaleció y la conjunción de todas las
becas del programa, cuyo “impacto” afirmaciones anteriores emergió en
según el objetivo del aumento de capa- forma de panorama coherente en el re-
cidades y ruptura de la pobreza inter- sumen ejecutivo de mi último docu-
generacional era difícil de establecer mento:
debido a la mala calidad de la educa-
ción y la ausencia de oportunidades Un resultado alentador, en relación
laborales. Una vez la evidencia empíri- con los dos objetivos centrales de la
ca se convierte en una cuestión de con- evaluación (impacto diferencial del
senso, sin embargo, resulta más arduo programa y papel de los servicios de
introducir argumentos discordantes educación) es el siguiente: en Oaxaca y
en la construcción colectiva de los efec- Chiapas, el programa ha contribuido a
tos de un programa. Como las mues- alargar las trayectorias educativas de
tras de la investigación cualitativa son niños y jóvenes, pero dicho impacto
necesariamente pequeñas, hice un úl- positivo es mayor —no menor— en el
timo intento por recomendar cierta caso de los indígenas que en el de los
cautela sobre los resultados relativos a no indígenas. Más aún, tanto entre in-
la discriminación educativa en contra dígenas como entre no indígenas, el
de las niñas. Propuse la hipótesis, ba- impacto positivo es mayor en el caso
sada en mis resultados de investiga- de las mujeres que en el de los hom-
ción en Chiapas, de que las becas de bres. Por tanto, el programa ha contri-
La vida social de los documentos de las políticas públicas 143

buido a cerrar dos brechas en cuanto a parte de la trayectoria social de algu-


la escolaridad en las regiones del sur: nos de los conceptos que aparecen en
étnica y de género […]. Por ello, […] el los mismos, es posible revelar ciertas
impacto positivo en la prolongación de etapas significativas del continuado
trayectorias escolares de mujeres indí- proceso institucional de negociación y
genas es menor donde la cobertura discusión de la política pública. En un
educativa y la cobertura de Oportuni- sentido, se afirma a menudo que el éxi-
dades resultan menos amplias. […] to de un programa se debe a que está
Sin embargo, gracias a la mayor esco- “bien diseñado”, atribuyendo así dicho
laridad alcanzada por las jóvenes (lle- éxito a su inicio o concepción (Latour,
gando incluso a la educación superior), 1996: 78). En otro sentido, puede ha-
éstas adquieren nuevas aspiraciones y blarse de la construcción de consensos
expectativas de vida que las llevan a acerca de los “efectos positivos de su
constituir alianzas informales, a con- implementación”, lo cual incluye, de
cebir estrategias y a mostrar iniciati- nuevo, explicaciones atribuidas a su
vas para lograr diversas fuentes de “buen diseño”. Adoptando una pers-
apoyo y opiniones favorables a la pro- pectiva adicional, los efectos reales del
longación de sus trayectorias educati- programa podrían juzgarse en térmi-
vas. Por ello, los avances educativos no nos del cumplimiento de sus objetivos
sólo deben medirse en términos de implícitos dentro de una economía
mayores logros en las pruebas estan- más general de poder destinada, en el
darizadas nacionales, sino también caso descrito aquí, a la delimitación y
en una cosmovisión más amplia que administración de la pobreza.
resulta de asistir por más tiempo a la No obstante, conforme ciertos re-
escuela, en especial cuando se trata sultados del análisis y las evaluaciones
de la educación media superior (Agu- cuestionan las representaciones de la
do Sanchíz y Jiménez Rodríguez, política, cualquier coherencia entre
2008: 74-75).6 modelos y acontecimientos reales
se hace más fácil de explicar mediante
CONCLUSIONES racionalizaciones ex post facto. Así, los
problemas derivados de la desarticula-
Mediante el enfoque de la sociología de ción entre la práctica y la política in-
los textos, así como el seguimiento de tentan solucionarse mediante un
continuado trabajo conceptual y social,
6
Junto a este documento técnico temático cuyos esfuerzos van destinados a man-
sobre educación, se publicaron otros dos acerca
de los impactos de Oportunidades en salud y
tener los programas sociales como teo-
trabajo/empleo, así como uno más dedicado a la rías y representaciones (Mosse, 2005a:
cobertura y operación del programa. Todos pue- 179-183). En otras palabras, son las
den consultarse en: http://lanic.utexas.edu/pro- prácticas sociales las que realmente
ject/etext/oportunidades/. Al igual que en
Chiapas, se hicieron otros estudios regionales
sostienen a los modelos de las políticas,
en Oaxaca, Chihuahua y Sonora cuyos docu- aun cuando se siga asumiendo que los
mentos tampoco llegaron a publicarse. segundos generan las primeras.
144 Alejandro Agudo Sanchíz

La “verdad” no es algo externo en _____ (2015), Una etnografía de la admi-


espera de ser documentado sino, más nistración de la pobreza. La producción
bien, una historia a ser escrita por social de los programas de desarrollo,
aquellos que intentan dar sentido a México, uia.
realidades complejas, quienes no pue- Agudo Sanchíz, Alejandro, Daniela Jiménez
den separarse del contexto en que tie- Rodríguez (2008), “¿Cómo se explica el
nen lugar la argumentación, el debate impacto educativo del programa Opor-
y la mutua persuasión. Las diversas tunidades? Actores, factores y procesos”,
etapas del proceso de formulación y en Evaluación externa del programa
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