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Preámbulo
Título Primero
Capítulo I
De los Derechos Humanos
Artículo 1o.
En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los de-
rechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados interna-
cionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías
para su protección. Su ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo
en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.
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Artículo 2o.
La Nación Mexicana es única e indivisible.
La Nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmen-
te en sus pueblos indígenas, que son aquellos que descienden de poblaciones
que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y
que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y po-
líticas, o parte de ellas.
La conciencia de su identidad indígena deberá ser criterio fundamental
para determinar a quiénes se aplican las disposiciones sobre pueblos indí-
genas.
Son comunidades integrantes de un pueblo indígena aquellas que for-
men una unidad social, económica y cultural, asentadas en un territorio y
que reconocen autoridades propias de acuerdo con sus usos y costumbres.
El derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación se ejercerá
en un marco constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional.
El reconocimiento de los pueblos y comunidades indígenas se hará en las
Constituciones y leyes de las Entidades Federativas, las que deberán tomar
en cuenta, además, criterios etnolingüísticos y de asentamiento físico.
Esta Constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las
comunidades indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, su au-
tonomía para:
Artículo 3o.
Todo individuo tiene derecho a recibir educación.
El Estado —Federación, Entidades Federativas y Municipios—, impar-
tirá educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. La edu-
cación preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica;
ésta y la media superior serán obligatorias. Toda la educación que el Estado
imparta será gratuita.
Además de impartir la educación señalada en el párrafo anterior, el
Estado promoverá y atenderá todos los tipos y modalidades educativos —in-
cluyendo la educación inicial y la educación superior— necesarios para el
desarrollo de la Nación, apoyará la investigación científica y tecnológica, y
alentará el fortalecimiento y difusión de nuestra cultura.
Artículo 4o.
El varón y la mujer son iguales ante la ley. Ésta protegerá la organiza-
ción y el desarrollo de la familia.
Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e
informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos.
Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa.
La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal
objetivo.
Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades
de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo
integral. Este principio deberá guiar el diseño, ejecución, seguimiento y eva-
luación de las políticas públicas dirigidas a la niñez. En todas sus decisiones
y actuaciones, el Estado velará por el interés superior de niños y niñas, ga-
rantizando de manera plena sus derechos.
Los ascendientes, tutores y custodios tienen la obligación de preservar
y exigir el cumplimiento de estos derechos y principios. El Estado otorgará
facilidades a los particulares para que coadyuven al cumplimiento de los
derechos de la niñez.
Artículo 5o.
Toda persona tiene derecho:
I. A la identidad y a ser registrada de manera inmediata a su
nacimiento.
La autoridad competente expedirá gratuitamente la primera co-
pia certificada del acta de registro de nacimiento;
II. A la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad;
III A la protección de la salud.
Artículo 6o.
A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión,
industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos. El ejercicio
de esta libertad sólo podrá vedarse por determinación judicial, cuando
se ataquen los derechos de tercero, o por resolución gubernativa, dictada
en los términos que marque la ley, cuando se ofendan los derechos de la
sociedad.
La ley determinará en cada entidad federativa, cuáles son las profesio-
nes que necesitan título para su ejercicio, las condiciones que deban llenarse
para obtenerlo y las autoridades que han de expedirlo.
Nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retri-
bución y sin su pleno consentimiento, salvo el trabajo impuesto como pena
por la autoridad judicial, el cual se ajustará a lo dispuesto en las fracciones I
y II del Apartado A del artículo 123. Nadie puede ser privado del producto
de su trabajo sino por resolución judicial.
El contrato de trabajo sólo obligará a prestar el servicio convenido por
el tiempo que fije la ley, sin poder exceder de un año en perjuicio del traba-
jador, y no podrá extenderse, en ningún caso, a la renuncia, pérdida o me-
noscabo de cualquiera de los derechos políticos o civiles. La falta de cum-
plimiento de dicho contrato, por lo que respecta al trabajador, sólo obligará
a éste a la correspondiente responsabilidad civil, sin que en ningún caso
pueda hacerse coacción sobre su persona.
En cuanto a los servicios públicos, sólo podrán ser obligatorios, en los
términos que establezcan las leyes respectivas, el de las armas y los jurados,
así como el desempeño de los cargos concejiles y los de elección popular, di-
recta o indirecta. Las funciones electorales y censales tendrán carácter obli-
gatorio y gratuito, pero serán retribuidas aquellas que se realicen profesio-
nalmente en los términos de esta Constitución y las leyes correspondientes.
Los servicios profesionales de índole social serán obligatorios y retribuidos
en los términos de la ley y con las excepciones que ésta señale.
El Estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún contrato, pacto
o convenio que tenga por objeto el menoscabo, la pérdida o el irrevocable
sacrificio de la libertad de la persona por cualquier causa.
Tampoco puede admitirse convenio en que la persona pacte su pros-
cripción o destierro, o en que renuncie temporal o permanentemente a ejer-
cer determinada profesión, industria o comercio.
La simple promesa de decir verdad y de cumplir las obligaciones que se
contraen, sujeta al que la hace, en caso de que faltar a ella, a las penas que
con tal motivo establece la ley.
Artículo 7o.
A. Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas,
a través de cualquier medio. No se puede impedir el ejercicio de este dere-
cho por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales
o particulares, de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de
enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera
otros medios y tecnologías de la información y comunicación.
Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura, ni coartar
la libertad de difusión, excepto cuando se ataque a la moral, la vida privada
o los derechos de terceros, se provoque algún delito, o se perturbe el orden
público. El derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por
la ley. En ningún caso podrán secuestrarse, como instrumento del delito, los
bienes utilizados para la difusión de información, opiniones e ideas.
Artículo 8o.
Los servidores públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición,
siempre que ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa;
pero en materia política sólo podrán hacer uso de ese derecho los ciudada-
nos de la República.
Artículo 9o.
Artículo 10.
Artículo 11.
Artículo 12.
En los Estados Unidos Mexicanos no se concederán títulos de nobleza,
ni prerrogativas y honores hereditarios, ni se dará efecto alguno a los otor-
gados por cualquier otro país.
Ninguna persona o corporación puede tener fuero, ni gozar más emolu-
mentos que los que sean compensación de servicios públicos y estén fijados
por la ley.
Los tribunales militares en ningún caso y por ningún motivo podrán ex-
tender su jurisdicción sobre personas que no pertenezcan al Ejército. Cuan-
do en un delito o falta del orden militar estuviese complicado un paisano,
conocerá del caso la autoridad civil que corresponda.
Artículo 13.
No se autoriza la celebración de tratados para la extradición de reos
políticos, ni para la de aquellos delincuentes del orden común que hayan
tenido en el país donde cometieron el delito, la condición de esclavos; ni de
convenios o tratados en virtud de los que se alteren los derechos humanos
reconocidos por esta Constitución y en los tratados internacionales de los
que el Estado Mexicano sea parte.
Artículo 14.
A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna.
Nadie podrá ser privado de la libertad o de sus propiedades, posesiones
o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente
establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedi-
miento y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho.
Nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales.
En los juicios del orden penal queda prohibido imponer, por simple
analogía y aun por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada
por una ley exactamente aplicable al delito de que se trata.
En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme
a la letra o a la interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta se fundará
en los principios generales del derecho.
Artículo 15.
La Federación y las Entidades Federativas establecerán, en el ámbito de
sus respectivas competencias, un sistema integral de justicia para los adoles-
centes, que será aplicable a quienes se atribuya la comisión o participación
en un hecho que la ley señale como delito y tengan entre doce años cumpli-
dos y menos de dieciocho años de edad. Además de los derechos humanos
que reconoce la Constitución para toda persona, este sistema garantizará
aquellos derechos específicos que les corresponda por su condición de per-
sonas en desarrollo.
Los menores de doce años a quienes se atribuya la comisión o partici-
pación en un hecho que la ley señale como delito, sólo podrán ser sujetos
de asistencia social.
En cada orden de gobierno, el sistema estará a cargo de autoridades,
instituciones y tribunales especializados. Se podrán aplicar las medidas de
orientación, protección y tratamiento que amerite cada caso, atendiendo a
la protección integral y el interés superior del adolescente.
El proceso en materia de justicia para adolescentes será acusatorio y
oral. En él se observará la independencia entre las autoridades que efectúen
la remisión y las que impongan las medidas. Éstas deberán ser proporciona-
les al hecho realizado y tendrán como fin la reinserción y la reintegración
social y familiar del adolescente, así como el pleno desarrollo de su persona
y sus capacidades. El internamiento se utilizará sólo como medida extre-
ma y por el tiempo más breve que proceda, y podrá aplicarse únicamente a
los adolescentes mayores de catorce años de edad por la comisión o partici-
pación en un hecho que la ley señale como delito.
Siempre que sea procedente, se aplicarán las formas alternativas de jus-
ticia.
Artículo 16.
Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o
posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad compe-
tente, que funde y motive la causa legal del procedimiento.
A. Toda persona tiene derecho a la protección de sus datos personales,
al acceso, rectificación y cancelación de los mismos, así como a manifestar
su oposición, en los términos que fije la ley, la cual establecerá los supuestos
de excepción a los principios que rijan el tratamiento de datos, por razones
de seguridad nacional, disposiciones de orden público, seguridad y salud
públicas, o para proteger los derechos de terceros.
B. Las comunicaciones privadas son inviolables. La ley sancionará pe-
nalmente cualquier acto que atente contra la libertad y privacía de las mis-
mas, excepto cuando sean aportadas de forma voluntaria por alguno de los
particulares que participen en ellas. El juez valorará su alcance cuando con-
tengan información relacionada con la comisión de un delito. En ningún
Artículo 17.
Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violen-
cia para reclamar su derecho. Nadie puede ser aprisionado por deudas de
carácter puramente civil.
Artículo 18.
Sólo por delito que merezca pena privativa de libertad habrá lugar a
prisión preventiva. El sitio de ésta será distinto del que se destinare para la
extinción de las penas y estarán completamente separados.
El sistema penitenciario se organizará sobre la base del respeto a los de-
rechos humanos, del trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la
salud y el deporte como medios para lograr la reinserción del sentenciado a
la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, observando los beneficios
que para él prevé la ley. Las mujeres compurgarán sus penas en lugares se-
parados de los destinados a los hombres para tal efecto.
Los sentenciados, en los casos y condiciones que establezca la ley, po-
drán compurgar sus penas en los centros penitenciarios más cercanos a su
domicilio, a fin de propiciar su reintegración a la comunidad como forma
de reinserción social. Esta disposición no será aplicable en caso de delin-
cuencia organizada y respecto de otros internos que requieran medidas es-
peciales de seguridad.
Para la reclusión preventiva y la ejecución de sentencias en materia de
delincuencia organizada se destinarán centros especiales. Las autoridades
Artículo 19.
Ninguna detención ante autoridad judicial podrá exceder del plazo de
setenta y dos horas, a partir de que el indiciado sea puesto a su disposición,
sin que se justifique con un auto de vinculación a proceso, en el que se ex-
presará: el delito que se impute al acusado; el lugar, tiempo y circunstancias
de ejecución, así como los datos que establezcan que se ha cometido un
hecho que la ley señala como delito y que existe la probabilidad de que el
indiciado lo cometió o participó en su comisión.
El Ministerio Público sólo podrá solicitar al juez la prisión preventiva
cuando otras medidas cautelares no sean suficientes para garantizar la com-
parecencia del imputado en el juicio, el desarrollo de la investigación, la
protección de la víctima, de los testigos o de la comunidad, así como cuan-
do el imputado esté siendo procesado o haya sido sentenciado previamente
por la comisión de un delito doloso. El juez ordenará la prisión preventiva,
oficiosamente, en los casos de delincuencia organizada, homicidio doloso,
violación, secuestro, trata de personas, delitos cometidos con medios violen-
tos como armas y explosivos, así como de delitos graves, que determine la
ley, en contra de la seguridad de la Nación, el libre desarrollo de la perso-
nalidad y de la salud.
Artículo 20.
La imposición de las penas, su modificación y duración, son propias y
exclusivas de la autoridad judicial.
Nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito, ya sea que en el
juicio se le absuelva o se le condene. Queda prohibida la práctica de absol-
ver de la instancia. Ningún juicio penal tendrá más de tres instancias.
El proceso penal será acusatorio y oral. Se regirá por los principios de pu-
blicidad, contradicción, concentración, continuidad e inmediación, de acuer-
do con las bases y las reglas que fije la ley.
A. Toda persona imputada tendrá los siguientes derechos:
Artículo 21.
La investigación de los delitos corresponde al Ministerio Público y a las
policías, las cuales actuarán bajo la conducción y mando de aquél en el des-
empeño de esta función.
El ejercicio de la acción penal ante los tribunales corresponde al Mi-
nisterio Público, el que podrá considerar criterios de oportunidad para tal
efecto, en los supuestos y condiciones que fije la ley. Ésta determinará asi-
mismo los casos en que los particulares podrán ejercer la acción penal ante
la autoridad judicial.
El Ejecutivo Federal podrá, con la aprobación del Senado en cada caso,
reconocer la jurisdicción de la Corte Penal Internacional.
Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la
marca, los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa exce-
siva, la confiscación de bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y tras-
cendentales. Toda pena deberá ser proporcional al delito que sancione y al
bien jurídico afectado.
No se considerará confiscación la aplicación de bienes de una persona
cuando sea decretada para el pago de multas o impuestos, ni cuando la de-
crete una autoridad judicial para el pago de responsabilidad civil derivada de
la comisión de un delito. Tampoco se considerará confiscación el decomiso
que ordene la autoridad judicial de los bienes en caso de enriquecimiento
ilícito en los términos del artículo 110, la aplicación a favor del Estado de
bienes asegurados que causen abandono en los términos de las disposiciones
aplicables, ni la de aquellos bienes cuyo dominio se declare extinto en sen-
tencia.
En el caso de extinción de dominio se establecerá un procedimiento que
será jurisdiccional y autónomo del de la materia penal. La ley determinará
los delitos y los bienes respecto de los que procederá, así como los recursos
que podrán interponer las personas que se consideren afectadas, para de-
mostrar la procedencia lícita de los bienes y su actuación de buena fe.
Artículo 22.
Compete a la autoridad administrativa la aplicación de sanciones por
las infracciones de los reglamentos gubernativos y de policía, las que única-
mente consistirán en multa, arresto hasta por treinta y seis horas o en traba-
jo a favor de la comunidad; pero si el infractor no pagare la multa que se le
Artículo 23.
Toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de con-
ciencia y de religión, y a tener o adoptar, en su caso, la de su agrado. Esta
libertad incluye el derecho de participar, individual o colectivamente, tanto
en público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos del culto
respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley.
Nadie podrá utilizar los actos públicos de expresión de esta libertad con fi-
nes políticos.
Los actos religiosos de culto público se celebrarán ordinariamente en los
templos; los que extraordinariamente se celebren fuera de éstos se sujetarán
a la ley reglamentaria.
El Congreso de la Unión no podrá dictar leyes que otorguen carácter
oficial a ningún culto religioso, ni que prohíban religión alguna.
Artículo 24.
En los casos de invasión, perturbación grave de la paz pública, o de
cualquier otro que ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto, sola-
mente el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, con la aprobación
del Congreso de la Unión o de la Comisión Permanente cuando aquél no
estuviere reunido, podrá restringir o suspender, en todo el país o en lugar
determinado, el ejercicio de los derechos y las garantías que fuesen obstácu-
lo para hacer frente, rápida y fácilmente a la situación; pero deberá hacerlo
por un tiempo limitado, por medio de prevenciones generales y sin que la
restricción o suspensión se contraiga a determinada persona. Si la restric-
ción o suspensión tuviese lugar hallándose el Congreso reunido, éste con-
cederá las autorizaciones que estime necesarias para que el Ejecutivo haga
frente a la situación; pero si se verificase en tiempo de receso, se convocará
de inmediato al Congreso para que las acuerde.
No podrá restringirse ni suspenderse el ejercicio de los derechos a la no
discriminación, al reconocimiento de la personalidad jurídica, a la vida, a
la integridad personal, a la protección de la familia, al nombre, a la nacio-
nalidad; los derechos de la niñez; los derechos políticos; las libertades de
pensamiento, conciencia y religión; los principios de legalidad y no retroac-
tividad; la prohibición de la pena de muerte, la esclavitud, la servidumbre, la
Capítulo II
De los Organismos Protectores, Garantes
y Promotores de Derechos Humanos
Artículo 25.
El Congreso de la Unión y las legislaturas de las Entidades Federativas, en el
ámbito de sus respectivas competencias, establecerán organismos de protec-
ción de los derechos humanos que ampara el orden jurídico mexicano, los
que conocerán de quejas en contra de actos u omisiones de naturaleza ad-
ministrativa provenientes de cualquier autoridad o servidor público, con ex-
cepción de los del Poder Judicial de la Federación, que violen estos derechos.
Estos organismos no serán competentes tratándose de asuntos electorales y
jurisdiccionales.
Los organismos de protección de los derechos humanos formularán re-
comendaciones públicas, no vinculatorias, denuncias y quejas ante las au-
toridades respectivas. Todo servidor público está obligado a dar respuesta a
dichas recomendaciones. Cuando éstas no sean aceptadas o cumplidas, las
autoridades o servidores públicos de que se trate deberán fundar y motivar
su negativa de manera pública. A solicitud de estos organismos, la Cámara
de Senadores, o en sus recesos la Comisión Permanente, o las legislaturas de