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De esta manera se reglamentan las mandas constitucionales que -en este tópico-
prescriben:
"Artículo 182.- Los jueces de las Cámaras de Apelación y de Primera Instancia y los
miembros del Ministerio Público pueden ser denunciados o acusados por cualquiera
del pueblo, por delitos o faltas cometidas en el desempeño de sus funciones, ante un
jurado...".
"Artículo 186.- La ley determinará los delitos y faltas de los jueces acusables ante el
jurado y reglamentará el procedimiento que ante él debe observarse".
incluídos en el artículo 182 mencionado y los miembros del Tribunal de Cuentas) sólo
puede tener lugar ante la comisión de faltas o deli-tos.
Haremos referencia a los tipos penales que se mencionan el artículo 20 y a las faltas
contenidas en el artículo 21 de la ley regulatoria del Jurado de Enjuiciamiento en
nuestra provincia.
A.-DELITOS.
Una primera diferenciación surge evidente del texto legal a poco que se aborde la
lectura de los artículos 19 y 20 de la ley de enjuiciamiento.
Existe entonces una primera categorización de delitos por los que es posible acusar a
un magistrado judicial: los comunes o ajenos a sus funciones y los cometidos con
motivo del ejercicio de sus funciones.
Estos últimos estan enumerados -como vimos- en el artículo 20 de la ley y son los
siguientes:
B.- FALTAS.
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Las faltas a las que se refiere la ley 8085 -contenidas en los diferentes incisos del su
artículo 21- son las siguientes:
Corresponde en este tramo del trabajo que nos aboquemos a la primera etapa del
procedimiento de enjuiciamiento de magistrados, consistente en el ejercicio de la
acción.
El mecanismo de remoción de magistrados y funcionarios que prevé la ley 8085 para
la Provincia de Buenos Aires puede ser activado por dos vías: la denuncia o la
acusación, en ambos casos motivadas en el conocimiento que se tenga de la
existencia de un hecho que pueda configurar alguna de las causales de remoción
prevista por esta ley y cuyo por sujeto activo sea alguno de los funcionarios
mencionados en el artículo 17 (conf. art. 22 de la ley 8085).
Los hechos que se imputen al denunciado deben ser encuadrables en los casos
mencionados, no resultando viable una acusación o denuncia con sustento en
situaciones de eminente naturaleza procesal, ya que el acusador pudo haber obtenido
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De un análisis comparativo de los textos normativos surge que -con excepción del
Procurador General- son los mismos que pueden efectuar una simple denuncia.
Quien denuncia debe cumplir con la carga de ser lo suficientemente explícito respecto
de las particularidades del caso.
Para el caso en que existan más de un acusador con relación al mismo magistrado o
funcionario, aquellos deberán actuar unificando la representación, resolviendo el
Presidente de la Corte en el supuesto en que los mismos no lleguen a un acuerdo
luego de haber sido intimados por un plazo de cuarenta y ocho horas.
Ello así, siempre que uno de los acusadores no sea el Procurador de la Corte, ya que
aquí este magistrado será el re-presentante de todos los demás acusadores (art. 22
de la ley 8085).
Cuando sólo se presenta una denuncia, una vez recibida y admitida se remite a la
Procuración General de la Corte para que allí se analice si los he-chos expuestos en la
misma revisten la suficiente verosimilitud como para que se efectúe denuncia.
No se debe confundir esta evaluación de la verosimilitud con la que se prescribe en el
art. 29 de la ley 8085.
Si cree que se dan los supuestos para el ejercicio de la acción ante el Jurado de
Enjuiciamiento, el dictamen hará las veces de acusación.
De lo contrario -se ha dicho- existiría un proceso sin acusación, lo cual resulta una
situación jurídica y materialmente inconcebible.
Si, por el contrario, el Jurado estima que la presentación es "prima facie" admisible,
deberá ordenar el traslado al acusado por un plazo improrrogable de quince días, el
que no podrá ser ampliado en razón de la distancia (art. 27 de la ley 8085). El
Jurado, asimismo y antes de decidir acerca de la procedencia del traslado, puede
realizar una pequeña investigación a tavés de una información sumaria sobre los
hechos en que se basa la acusación.
Se deberá contar con esta información sumaria concluída dentro de los quince días a
contar desde la integración del Jurado de Enjuiciamiento.
En el art. 46 se establece que las pruebas que surjan de esta información sumaria no
pueden invocarse para fundar el veredicto si el acusador o el acusado hubieran
manifestado no aceptarlas, a menos que se trate de instrumentos agregados con
citación a las partes, de testigos que deban declarar por informe o de probanzas cuya
reproducción en el juicio se haya hecho imposible.
De tal manera, una acusación que luego no prosperase podría -reunidos los demás
recaudos que hacen a la responsabilidad civil extracontractual- dar lugar a un reclamo
por indemnización de daños y perjuicios por parte del magistrado o funcionario que
fue llevado a enjuiciamiento de manera irregular o con ligereza.
Como enseña Lorenzetti, "hay que abrir la Justicia a la democracia, pero ello implica
también protegerla frente a las acusación ligera, la intencionalidad política aviesa y el
descrédito como arma para la obtención de fines que no se logran por el Derecho"
(JA, 1996-IV-250).
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El art. 56 de esta ley establece que serán de aplicación supletoria las disposiciones
del Código Procesal Penal de la Provincia "en cuanto no se opongan a las contenidas
en esta ley".
En lo que respecta a este tramo del procedimiento, surge con evidencia la amplitud
de los términos legales, lo que se halla en armonía con los principios republicanos al
otorgar una amplia legitimación a los efectos de poner en funcionamiento la
maquinaria investigadora de la inconducta de magistrados y funcionarios.
Así, por una parte tenemos al Ministerio Público como representante de los intereses
de la comunidad y con la ventaja de ser un órgano situado dentro de la estructura del
Poder Judicial. Su conformación piramidal le permite estar presente a través de sus
integrantes (fiscales, defensores, asesores de incapaces, etc.) en toda la provincia, en
todos los fueros e instancias siguiendo de cerca la actividad de los magistrados
intervinientes.
Por otro lado, los Colegios de Abogados también son un factor de control formidable
al nuclear a los letrados que por su misión de asistencia y representación de sus
clientes se encuentran en una posición privilegiada a los fines de constatar
irregularidades en los trámites donde intervienen.
Y, finalmente, cuando la ley en su art. 22 señala que puede acusar ante el Jurado de
Enjuiciamiento “cualquier otra persona física o ideal” se está receptando el precepto
constitucional de que puede denunciar o acusar “cualquiera del pueblo” (art. 182).
Debe resaltarse en este tramo del proceso la importancia de velar por el permanente
respeto del derecho de defensa del acusado tanto en la etapa de producción de la
prueba, como en la elaboración de la información sumaria que puede realizar el
Jurado de Enjuiciamiento antes de disponer el traslado al acusado.
Creemos que toda denuncia o acusación maliciosa o abusiva debe ser sancionada con
severidad, dando lugar a la reparación civil por los daños y perjuicios que origine.