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Enjuiciamiento del magistrado:

I.- CAUSALES DE ENJUICIAMIENTO

En la provincia de Buenos Aires, la ley 8085 que regula el régimen procedimental


para llevar adelante el enjuiciamiento de magistrados, contiene las diferentes
causales que pueden dar lugar al mismo.

De esta manera se reglamentan las mandas constitucionales que -en este tópico-
prescriben:

"Artículo 182.- Los jueces de las Cámaras de Apelación y de Primera Instancia y los
miembros del Ministerio Público pueden ser denunciados o acusados por cualquiera
del pueblo, por delitos o faltas cometidas en el desempeño de sus funciones, ante un
jurado...".

"Artículo 186.- La ley determinará los delitos y faltas de los jueces acusables ante el
jurado y reglamentará el procedimiento que ante él debe observarse".

Quedan excluídos de este régimen los Jueces de la Suprema Corte de Justicia, el


Procurador y el Sub Procurador General de la misma. El artículo 73 de la Carta
bonaerense indica que tales magistrados serán acusados ante el Senado provincial
por la Cámara de Diputados "por delitos en el desem-peño de sus funciones o falta de
cumplimiento a los deberes de su cargo".

Tampoco es aplicable el régimen previsto en esta ley a los secretarios y empleados


mencionados en el artículo 161 inciso 4º de la Constitución provincial (los
pertenecientes a la Suprema Corte de Justicia y los que con-forman el personal que
asiste a los jueces de primera instancia, funcionarios del ministerio público y jueces
de paz), desde el momento que los mismos son nombrados y removidos directamente
por Alto Tribunal local. Igual potestad tienen las Cámaras de Apelación con respecto
los secretarios y empleados de sus dependencias (artículo 167 Constitución
Provincial).

Es decir que -genéricamente- en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires la


acusación de los magistrados a los que se alude en el artículo 17 de la ley 8085 (los
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incluídos en el artículo 182 mencionado y los miembros del Tribunal de Cuentas) sólo
puede tener lugar ante la comisión de faltas o deli-tos.

Haremos referencia a los tipos penales que se mencionan el artículo 20 y a las faltas
contenidas en el artículo 21 de la ley regulatoria del Jurado de Enjuiciamiento en
nuestra provincia.

A.-DELITOS.

Una primera diferenciación surge evidente del texto legal a poco que se aborde la
lectura de los artículos 19 y 20 de la ley de enjuiciamiento.

El primero de ellos dice que si alguno de los funcionarios enumerados en el art. 17


fuere imputado como autor de delitos comunes ajenos a sus funciones, el juez de la
causa pondrá el hecho inmediatamente en conocimiento del jurado, el que se limitará
a declarar si hay o no lugar a la formación de proceso y a suspender al funcionario,
mientras que el artículo 20 principia declarando que esos mismos funcionarios "son
acusables ante el jurado por los siguientes delitos, siempre que fueres cometidos con
motivo del ejercicio del sus funciones".

Existe entonces una primera categorización de delitos por los que es posible acusar a
un magistrado judicial: los comunes o ajenos a sus funciones y los cometidos con
motivo del ejercicio de sus funciones.

Estos últimos estan enumerados -como vimos- en el artículo 20 de la ley y son los
siguientes:

a. CONTRA LA LIBERTAD INDIVIDUAL.


b. VIOLACIÓN DE DOMICILIO.
c. VIOLACIÓN DE SECRETOS.
d. USURPACIÓN DE AUTORIDAD.
e. ABUSO DE AUTORIDAD Y VIOLACIÓN DE LOS DEBERES DE LOS FUNCIONARIOS
PÚBLICOS.
f. VIOLACIÓN DE SELLOS Y DOCUMENTOS.
g. COHECHO.
h. MALVERSACIÓN DE CAUDALES PÚBLICOS.
i. NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO DE LAS FUNCIONES
PÚBLICAS.
j. EXACCIONES.
k. PREVARICATO.
l. DENEGACIÓN Y RETARDO DE JUSTICIA.
m. ENCUBRIMIENTO.
n. FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS EN GENERAL.
o. ñ- CUALQUIER OTRO HECHO PECULIAR AL CARGO QUE DESEMPEÑA, CALIFICADO
COMO DELITO POR LA LEGISLACIÓN VIGENTE.

B.- FALTAS.
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Las faltas a las que se refiere la ley 8085 -contenidas en los diferentes incisos del su
artículo 21- son las siguientes:

a. NO REUNIR LAS CONDICIONES QUE LA CONSTITUCIÓN Y LAS LEYES DETERMI-


NAN PARA EL EJERCICIO DEL CARGO.
b. NO TENER DOMICILIO REAL EN EL PARTIDO EN QUE EJERZA SUS FUNCIONES.
c. INHABILIDAD FÍSICA O MENTAL.
d. INCOMPETENCIA O NEGLIGENCIA REITERADAMENTE DEMOSTRADA EN EL EJER-
CICIO DE SUS FUNCIONES.
e. EL INCUMPLIMIENTO REITERADO DE LOS DEBERES INHERENTES AL CARGO.
f. INMORALIDAD COMPROBADA POR HECHOS CONCRE-TOS QUE ACARREAREN
MALA REPUTACIÓN.
g. LAS QUE SE DETERMINEN EN OTRAS LEYES.
h. DEJAR TRANSCURRIR LOS TÉRMINOS LEGALES REITE-RADAMENTE, SIN PRONUN-
CIARSE EN LAS CUESTIONES SOME-TIDAS A SU DECISIÓN O DICTAMEN, SIN
QUE PUEDA SERVIR DE EXCUSA EL EXCESO DE TRABAJO NI LA FALTA DE
RECLAMA-CIÓN DE PARTE INTERESADA.
i. LA REITERACIÓN DE GRAVES IRREGULARIDADES EN EL PROCEDIMIENTO.
j. PARA LOS FUNCIONARIOS JUDICIALES, EJERCER LA ABOGACÍA O LA PROCURA-
CIÓN, AUNQUE SEA EN OTRA JU-RISDICCIÓN, SALVO EN CAUSA PROPIA, DE LOS
DESCEN-DIEN-TES Y ASCENDIENTES.
k. EJERCER EL COMERCIO O LA INDUSTRIA.

Donde el listado adquiere mayor importancia es en el caso de las faltas. Aunque la


enumeración del art. 21 puede ser objeto de modificaciones que sistematicen mejor
los supuestos que contempla (eliminando, por ejemplo, aquellas causales que tienen
más que ver con requisitos para el nombramiento que con un comportamiento
impropio del magistrado) lo cierto es que las figuras resultan lo suficientemente
amplias como para permitir un adecuado contralor del desempeño judicial por parte
del Jurado de Enjuiciamiento.

II.- EJERCICIO DE LA ACCIÓN.

Corresponde en este tramo del trabajo que nos aboquemos a la primera etapa del
procedimiento de enjuiciamiento de magistrados, consistente en el ejercicio de la
acción.
El mecanismo de remoción de magistrados y funcionarios que prevé la ley 8085 para
la Provincia de Buenos Aires puede ser activado por dos vías: la denuncia o la
acusación, en ambos casos motivadas en el conocimiento que se tenga de la
existencia de un hecho que pueda configurar alguna de las causales de remoción
prevista por esta ley y cuyo por sujeto activo sea alguno de los funcionarios
mencionados en el artículo 17 (conf. art. 22 de la ley 8085).

Con sustento en el texto del art. 182 de la Constitución de la Provincia corresponde


distinguir entre la denuncia y la acusación.

Los hechos que se imputen al denunciado deben ser encuadrables en los casos
mencionados, no resultando viable una acusación o denuncia con sustento en
situaciones de eminente naturaleza procesal, ya que el acusador pudo haber obtenido
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remedio a las presuntas irregularidades mencionadas a través de las vías recursivas


pertinentes.

La ley menciona que pueden acusar ante el Jurado de Enjuiciamiento tanto el


Procurador General de la Corte, los Colegios de Abogados como cualquier otra
persona física o ideal (art. 22).

De un análisis comparativo de los textos normativos surge que -con excepción del
Procurador General- son los mismos que pueden efectuar una simple denuncia.

La concordancia de esta presentación ante el Presidente de la Corte con lo establecido


por la Constitución de la Provincia al respecto ha sido establecida en el caso “Durán,
Alberto Ramón s/ Enjuiciamiento” (I. del 29-6-89).

Recientemente se ha agregado el requisito de la ratificación de la denuncia o


acusación por su autor ante la Secrataría General de la Suprema Corte de Justicia,
salvo en el caso de que las mismas obren en instrumento público o tengan las firmas
certificadas por escribano público o autoridad competente (art. 22 de la ley 8085).

En cuanto a su contenido, la acusación o denuncia debe contener (art. 25 de la ley


8085):

a) Nombre, apellido y domicilio real del denunciante o acusador.


b) Relación circunstanciada de los hechos en que se funde.

Quien denuncia debe cumplir con la carga de ser lo suficientemente explícito respecto
de las particularidades del caso.

c) Ofrecimiento de toda prueba. Si fuere documental, deberá acompañarse en el


mismo acto y en caso de imposibilidad se indicará con precisión el lugar donde se
encuentra.
No deben ser dejadas de lado las garantías procesales que hacen a la incorporación
de las pruebas al proceso. Las partes deben poder participar en su producción para
ejercer el control de la misma, en el marco del derecho de defensa que le asiste al
Juez investigado.

d) Nombre, apellido y profesión de los testigos si los hubiere e interrogatorios a tenor


de los cuales deberán deponer, en su caso.

e) Domicilio legal del acusador, el que deberá encontrarse dentro de un radio no


mayor a diez (10) cuadras del asiento del Jurado.

El Presidente de la Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires -ante quien se


presenta el escrito conteniendo la denuncia o acusación- ejercerá un primer control
de admisibilidad evaluando si se han cumplido con la exigencias legales mencionadas.

En caso negativo, ordenará la devolución del mismo sin más trámite.


Esa decisión no puede ser recurrida (art. 26 de la ley 8085).
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Para el caso en que existan más de un acusador con relación al mismo magistrado o
funcionario, aquellos deberán actuar unificando la representación, resolviendo el
Presidente de la Corte en el supuesto en que los mismos no lleguen a un acuerdo
luego de haber sido intimados por un plazo de cuarenta y ocho horas.

Ello así, siempre que uno de los acusadores no sea el Procurador de la Corte, ya que
aquí este magistrado será el re-presentante de todos los demás acusadores (art. 22
de la ley 8085).

Cuando sólo se presenta una denuncia, una vez recibida y admitida se remite a la
Procuración General de la Corte para que allí se analice si los he-chos expuestos en la
misma revisten la suficiente verosimilitud como para que se efectúe denuncia.
No se debe confundir esta evaluación de la verosimilitud con la que se prescribe en el
art. 29 de la ley 8085.

El Procurador tiene un plazo de quince días para emitir un dictamen expresando si


existe o no necesidad de formar causa contra el denunciado (art. 23 de la ley 8085).

Si cree que se dan los supuestos para el ejercicio de la acción ante el Jurado de
Enjuiciamiento, el dictamen hará las veces de acusación.

El cumplimiento de este recaudo resulta esencial, ya que el simple cumplimiento de


las formas previstas en el art. 25 de la ley citada, no convierte la denuncia en
acusación, pues el indicado texto legal requiere esas formas tanto para la acusación
como para la denuncia.

De lo contrario -se ha dicho- existiría un proceso sin acusación, lo cual resulta una
situación jurídica y materialmente inconcebible.

El texto legal veda la acusación contra más de un funcionario, con la excepción de


que se trate de delitos o faltas conexos (art. 23 cit.).

Una vez realizado el examen de la admisibilidad de la acusación o denuncia -


controlándose que se hayan cumplido con los recaudos formales y de contenido ya
apuntados y que se cuente, en los casos que corresponda, con el dictamen del
Procurador General de la Corte- la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia
convocará a los miembros que deban integrar el Jurado de Enjuiciamiento a tenor de
lo prescripto por los arts. 4, 5 y 6 de la ley 8085 (art. 27).

Una vez reunidos, analizarán la presentación y por mayoría deberán pronunciarse


sobre su jurisdicción y deciden si corresponde o no la formación de causa. Si los
hechos objeto de la acusación fueren ajenos a la jurisdicción del Jurado, éste así lo
establecerá por medio de un auto fundado que rechace la denuncia o acusación y
ordenará el archivo de las actuaciones.
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Recientemente, una reforma a la ley en análisis ha incorporado el requisito de siete


votos de los miembros del Jurado de Enjuiciamiento para tomar esta decisión (art. 27
de la ley 8085).

Si, por el contrario, el Jurado estima que la presentación es "prima facie" admisible,
deberá ordenar el traslado al acusado por un plazo improrrogable de quince días, el
que no podrá ser ampliado en razón de la distancia (art. 27 de la ley 8085). El
Jurado, asimismo y antes de decidir acerca de la procedencia del traslado, puede
realizar una pequeña investigación a tavés de una información sumaria sobre los
hechos en que se basa la acusación.

Se deberá contar con esta información sumaria concluída dentro de los quince días a
contar desde la integración del Jurado de Enjuiciamiento.

En el art. 46 se establece que las pruebas que surjan de esta información sumaria no
pueden invocarse para fundar el veredicto si el acusador o el acusado hubieran
manifestado no aceptarlas, a menos que se trate de instrumentos agregados con
citación a las partes, de testigos que deban declarar por informe o de probanzas cuya
reproducción en el juicio se haya hecho imposible.

Si no está terminada la información sumaria y se venció el plazo, el Jurado deberá


pronunciarse sobre la procedencia del traslado con los ante-cedentes que obren en su
poder (art. 28 de la ley 8085).

La utilización del mecanismo de la acusación contra un magistrado o funcionario,


como todo derecho, no debe ser abusiva.

De ahí que se considere disvaliosa la conducta que -en un ejercicio temerario y


malicioso de tal facultad constitucional- ponga en funcionamiento todo el aparato
previsto para el enjuciamiento de magistrados y funcionarios con el fin -encubierto-
de recusar a un magistrado o de erigirlo en un simple medio enderezado a la
impugnación de resoluciones firmes.

De tal manera, una acusación que luego no prosperase podría -reunidos los demás
recaudos que hacen a la responsabilidad civil extracontractual- dar lugar a un reclamo
por indemnización de daños y perjuicios por parte del magistrado o funcionario que
fue llevado a enjuiciamiento de manera irregular o con ligereza.

Como enseña Lorenzetti, "hay que abrir la Justicia a la democracia, pero ello implica
también protegerla frente a las acusación ligera, la intencionalidad política aviesa y el
descrédito como arma para la obtención de fines que no se logran por el Derecho"
(JA, 1996-IV-250).
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El art. 56 de esta ley establece que serán de aplicación supletoria las disposiciones
del Código Procesal Penal de la Provincia "en cuanto no se opongan a las contenidas
en esta ley".

En lo que respecta a este tramo del procedimiento, surge con evidencia la amplitud
de los términos legales, lo que se halla en armonía con los principios republicanos al
otorgar una amplia legitimación a los efectos de poner en funcionamiento la
maquinaria investigadora de la inconducta de magistrados y funcionarios.
Así, por una parte tenemos al Ministerio Público como representante de los intereses
de la comunidad y con la ventaja de ser un órgano situado dentro de la estructura del
Poder Judicial. Su conformación piramidal le permite estar presente a través de sus
integrantes (fiscales, defensores, asesores de incapaces, etc.) en toda la provincia, en
todos los fueros e instancias siguiendo de cerca la actividad de los magistrados
intervinientes.

Por otro lado, los Colegios de Abogados también son un factor de control formidable
al nuclear a los letrados que por su misión de asistencia y representación de sus
clientes se encuentran en una posición privilegiada a los fines de constatar
irregularidades en los trámites donde intervienen.

Y, finalmente, cuando la ley en su art. 22 señala que puede acusar ante el Jurado de
Enjuiciamiento “cualquier otra persona física o ideal” se está receptando el precepto
constitucional de que puede denunciar o acusar “cualquiera del pueblo” (art. 182).
Debe resaltarse en este tramo del proceso la importancia de velar por el permanente
respeto del derecho de defensa del acusado tanto en la etapa de producción de la
prueba, como en la elaboración de la información sumaria que puede realizar el
Jurado de Enjuiciamiento antes de disponer el traslado al acusado.
Creemos que toda denuncia o acusación maliciosa o abusiva debe ser sancionada con
severidad, dando lugar a la reparación civil por los daños y perjuicios que origine.

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