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Bullying: conceptualizaciones, estudios realizados y panorama actual.

Definiciones de acoso y violencia escolar:

Olweus define el concepto de bullying como conductas negativas que son repetitivas e

intencionales de una o más personas dirigido contra otra que tiene dificultades para

defenderse. Se puede puntualizar como:

 Comportamiento agresivo o intención de dañar.

 Llevado a término de forma repetitiva e incluso fuera del horario escolar.

 En una relación interpersonal que se caracteriza por un desequilibrio real o

superficial de poder o fuerza.

 Se da sin provocación aparente de la persona acosada.

 Se presenta entre pares.

Hay que precisar la diferencia entre violencia y acoso escolar para una mejor

comprensión de estos términos, la primera es un comportamiento agresivo dónde el

actor o autor utiliza su propio cuerpo o un objeto externo (incluso una arma) para

infligir una lesión o un daño, relativamente grave, a otro individuo. La violencia al igual

que el acoso escolar son subcategorías del comportamiento agresivo, hay formas de

acoso con violencia (empujones, puñetazos) y sin violencia (acoso verbal, gestos,

exclusiones), y, del mismo modo hay formas de violencia que no llegan a ser acoso

escolar (pelea ocasional en el patio de recreo).

Los resultados de las investigaciones realizadas por Olweus de 1983 hasta el 2001

muestran un aumento en los números de casos que reportan ser víctima de acoso

escolar, ser acosador o ambas, estos hallazgos dejaban ver un panorama negativo de la

sociedad; además, se encontraron que el porcentaje de estudiantes que reportaban ser

víctima de acoso disminuía en los cursos superiores. En estos cursos superiores se


apreció una tendencia en la reducción de la violencia física. Una parte considerable del

acoso la llevaban a cabo los estudiantes mayores, lo cual era notorio en los cursos

inferiores. Se encontró mayor exposición del acoso escolar entre los chicos que entre las

chicas. La utilización de medios físicos era más habitual entre los chicos. Por el

contrario, las chicas empleaban a menudo formas más sutiles e indirectas de acoso tales

como la calumnia, hacer correr rumores y manipulación de las relaciones de amistad.

No obstante, el acoso sin medios físicos (particularmente verbal) era la forma más

común tanto entre chicos como entre chicas. La mayor parte del acoso a que estaban

expuestas las chicas fue llevado a cabo por chicos, dejando como conclusión que los

chicos eran más a menudo víctimas y en particular autores de acoso directo.

Tabla 1.0

Características típicas de acosadores y victimas

Victimas  Son prudentes, sensibles, callados, apartados y tímidos.


 Son inquietos, inseguros, tristes y tienen baja autoestima.
 Son depresivos y se embarcan en ideas suicidas mucho más a menudo que sus compañeros.
 A menudo no tienen amigos y se relacionan mejor con los adultos que con sus pares.
 En el caso de los chicos, a menudo, son más débiles que sus compañeros.

Acosador-  Se comportan de forma que pueden causar irritación y tensión a su alrededor.


victima  No es infrecuente que su actitud sea provocadora.
 Combinación de patrones de inquietud y de reacciones agresivas.

Acosador  Una fuerte necesidad de dominar y someter a otros compañeros.


 Una situación social negativa.
 Son impulsivos y de enfado fácil.
 No muestran ninguna solidaridad con los compañeros victimizados
 A menudo son desafiantes y agresivos hacia los adultos.
 Escasa autocrítica.
 A menudo están involucrados en actividades antisociales y delictivas.
 En el caso de los chicos son a menudo más fuertes que los de su edad y, en
particular, que sus víctimas.

Con respecto a las victimas las características mencionadas en la tabla 1.0 contribuyen a

la aparición y sostenimiento del acoso, aumentando su inseguridad y posiblemente su

autoevaluación negativa. En el caso del acosador existen antecedentes familiares como

la ausencia de una relación afectiva cálida y segura por parte de los padres, sobre todo

de la madre, que manifiesta actitudes negativas o escasa disponibilidad para atender al

niño, y fuertes dificultades para enseñar a respetar los límites, combinando la

permisividad ante conductas antisociales con el frecuente empleo de métodos

autoritarios y coercitivos, utilizando en algunos casos el castigo corporal.

En la actualidad el estudio sobre el acoso escolar ha evolucionado, podemos hablar de

dos tipos de acoso:

1. El bullying duro: menos frecuente, más intenso y persistente.

2. El bullying blando: de corta duración y energía, que tiene un mejor pronóstico al

intervenir y que afecta a una proporción mayor de estudiantes comparado con el

anterior.

En el contexto familiar:

Como sistema abierto y dinámico la familia tiene la capacidad de convertirse en un

factor protector que funciona como escudo ante las situaciones adversas que pueden

atravesar, posee capacidad para adaptarse y cambiar según las necesidades de sus

miembros en cada etapa de la vida.


Sin embargo, también puede convertirse en un factor de riesgo en la medida que

aumenta las posibilidades de que un evento se agrave o como semilla para la aparición y

retroalimentación de conductas desadaptativas.

Si consideramos la violencia escolar como un hecho aislado, nos centrarnos solamente

en el agresor y la víctima, pero si adoptamos un criterio ecológico, los diversos

contextos que influyen en el fenómeno es necesario un análisis más holístico de la

relación entre sociedad, familia y escuela.

Según un estudio exploratorio (Castro Santander, 2003), los profesores tendían a reducir

las agresiones a juegos bruscos y apodos, y estas se producían en el recreo (67%), el

aula (17%) y la salida (11%). No obstante, los alumnos insistían en que las agresiones

se producían de manera similar en el recreo y en el aula.

Uno de los datos llamativo en otro estudio (Castro Santander, 2006-2007) realizado a

más de 6 mil alumnos en Argentina, fue que aproximadamente el 22% de los alumnos

tenía “miedo” a algunos de sus compañeros, pero la incidencia entre los 12 y 15 años

era de 1 cada 3 alumnos, edades en las cuales se observa el mayor fracaso escolar.

Frente a las formas de violencia indirecta (murmuraciones, amenazas, robos, etc.) el

57% manifestaba sufrirlas y manifestaban que sus docentes no hacían nada.

En una investigación realizada durante el año 2011 (Castro Santander, 2012), otra de

las situaciones que se hicieron evidentes fue que los maestros y padres eran los últimos

en enterarse de lo que padecía la víctima.

Ante reiterados hechos de violencia el 36% de los niños se calla y, en el caso de

comunicarlo, prefieren hacerlo a algunos de sus compañeros o amigos antes que a los

adultos.
Referencias:

 Bullying blando, bullying duro y ciberbullying: las conductas adictivas y los

nuevos consumos culturales / Alejandro Castro Santander; Cristina Reta Bravo. -

1a ed. - Rosario: Homo Sapiens Ediciones, 2017.

 Acoso escolar, “bullying”, en las escuelas: hechos e intervenciones, Dan

Olweus.

 Castro Santander, A. (2009) Un corazón descuidado. Sociedad,

familia y violencia en la escuela. Editorial Bonum. Buenos Aires.

 Castro Santander, A. (2012) Conflictos en la escuela de la era digital.

Tecnología y violencia. Editorial Bonum. Buenos Aires.

 Castro Santander, A. (2012) “A Ciberconvivência dos Screenagers”.

Revista Meta: Avaliação. Rio de Janeiro, v. 4, n. 12, p. 314-322,

set./dez. 2012.

 Castro Santander, A. (2013) Depredador Escolar. Bully y Cyberbully. Editorial

Bonum. Buenos Aires.

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