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LIVRO RICOEUR – CHANGEUX

Para resumir nuestras propuestas,diría que nuestra discusión debe tratar de examinar en qué medida se
puede enraizar lo normativo en la evolución biológica y en la historia cultural de la humanidad.
¿Podemos elaborar una «nueva ética» que, con Darwin, sostenga que las normas morales elaboradas
por el hombre, y que se desarrollan en las sociedades humanas, prolongan y extienden gracias al
aprendizaje los «instintos sociales» de simpatía que tienen su origen en la evolución de las especies?

P. R. - Ésa es, en efecto, la cuestión fundamental.

(Página 35).

P.R. - Sabemos en ese caso que hay una cierta relación entre la estructura del cerebro y el psiquismo,
pero no qué clase de-relación. ¿Podrá expresarse en un discurso unificado? ¿Se tratará de un discurso
que sea una prolongación deldiscurso de las ciencias o, para seguir en la línea de la sexta Meditación de
Descartes, de un tercer discurso?

J.-P.C.- Digamos una investigación que se oriente hacia el discurso de integración que nosotros tratamos
de construir.

P. R.-Pero ¿lo dominamos tan bien como el discurso interno de la neurociencia?

J.-P. c.-No, por supuesto, pero ésa es precisamente la apuesta, una apuesta de conocimiento, una
apuesta de progreso.

(Página 53).

P. R.'-No hemos hecho en este caso más que establecer un punto de intersección entre lo neuronal y lo
psíquico. La naturaleza y el sentido de esa intersección siguen constituyendo un problema.

J.-P.c.-Yo diría que se trata de un punto clave para la orientación futura de lasneurociencias, que
intentan precisamente relacionar lo que se vive subjetivamente y las actividades neuronales registradas
objetivamente.

P.R.-La relación de la que usted habla es en realidad doble: de una parte, en el interior de su campo de
experimentación, entre estructura y función; de otra, entre ese campo en su totalidad y, digamos, el
discurso que el sujeto mantiene sobre sí mismo y su cuerpo. No es solamente la primera clase de
relación la que resulta problemática, sino también la segunda.

(Página 61).
PERGUNTA DE CHANGEUX

Creo que actualmente, al menos en los ejemplos que he expuesto, los métodos de observación
permiten obtener hechos físicos sobre la interioridad psicológica. Una física de la introspección pasa a
ser incluso posible. ¿Está usted de acuerdo con esta idea? (Página 67).

RESPOSTA DE RICOEUR

Ese tribunal interior tiene una condición específica de la que usted no llegará nunca, parece, a dar
cuenta con su ciencia. Por lo tanto, mi respuesta a su pregunta es «no».

(Página 68).

P. R.-No excluyo tajantemente la posibilidad de progresar en el conocimiento científico del cerebro, pero
me pregunto por la comprensión de la relación entre ese conocimiento y la vivencia. En este momento
de nuestro debate, afirmaría que comprendemos lo que es un discurso psíquico y lo que es un discurso
neuronal, pero que su relación es problemática porque no acertamos a inscribir su nexo en el interior de
uno o de otro. Tenemos una enorme dificultad para construir el tercer discurso.

(Página 69).

J.-P. c.-El observador intenta relacionar tres grandes dominios: las redes neuronales, las actividades que
circulan por ese circuito y, por último, las conductas y los comportamientos, los estados mentales
internos y las capacidades de razonamiento. En realidad, el método no es sensiblemente distinto del que
siguió Descartes en El hombre.

(Página 73).

El pr<?yecto consiste de algún modo en establecer una «neurobiología del sentido», una física de las
«representaciones» producidas por nuestro cerebro que se relacionan con la percepción sensorial, la
acción en el mundo o cualquier estado íntimo orientado hacia uno mismo o hacia el mundo.

P. R. - Le agradezco todas estas explicaciones porque usted ha ampliado el problema al introducir la


dimensión psíquica que otros neurobiólogos olvidan, y ha hecho más difícil de resolver aún la cuestión
de la relación, que yo denomino de substrato, entre lo neuronal y lo psíquico. Sin embargo, usted sólo
obtiene un psíquico de laboratorio de psicología, que no es probablemente el psíquico rico de la
experiencia integral. El ser en el mundo es ante todo global, y procede de lo global a lo singular,
mientras que el proceder científico legítimo será siempre pasar de lo simple a lo complejo; en este
sentido, no hay isomorfismo-correspondencia término a término-entre los dos planos.

(Página 74).
P. R.-Mi problema es, de hecho, saber si puede diseñarse la experiencia vivida de la misma manera que
podemos conformar la experiencia en el sentido experimental del término. La comprensión que tengo
de mi lugar en el mundo, de mí mismo, de mi cuerpo y de otros cuerpos, ¿se deja diseñar sin perjuicio?
Es decir, sin perjuicio epistemológico, sin pérdida de sentido. La configuración es efectivamente
constructiva en su campo y, una vez más, en el campo no menos elaborado de la psicología
experimental. Pero mi problema es saber si la psicología no adopta ya una posición ambigua en relación
a la experiencia vivida y su increíble riqueza. Cuando abordemos la relación entre las ciencias
neuronales y la moral, consideraremos las predisposiciones «biológicas» a la moralidad. Pero esta
biología vivida no será forzosamente su biología, ni olvidará las dimensiones espirituales que forman
parte de la experiencia total. La configuración, cuando es pura y simplemente constructiva en el orden
del saber científico, ¿no será quizá empobrecedora en el orden de la comprensión de lo psíquico?

(Página 76).

CHANGEUX

¿Por qué introducir semejante límite a priori en el campo de mis investigaciones? [Qué libertad y alegría
poder avanzar hacia lo desconocido, contra viento y marea, frente a los sistemas de pensamiento y las
ideologías dominantes! Ciertamente, sé que no llegaré a dar cuenta hoy de la «experiencia total» que
experimento, por ejemplo, ante el Baco y Ariadna del museo de Orléans (Figura 9), o cuando escucho el
Réquiem de Fauré (que, anecdóticamente, no era creyente).

(Página 76).

ANOTAÇÃO

O que Ricour critica não é que se avance devagar e que o discurso tenha limitações, e sim o conceito de
'psíquico' que se tem em mente desde já, mesmo em estudos assumidamente limitados. Esse conceito,
na medida em que se assume a possibilidade concreta de um dia traduzi-lo por completo em imagens
laboratoriais, demonstra já uma distorção e é a esta que Ricoeur se refere. Como se vê nas passagens
seguintes:

Ricoeur:

Es más, valoro muy especialmente la contribución de la neurociencia a nuestro debate cuando


introduce, más allá del plano genético de las funciones, el .desarrollo «epigenético» del cerebro, pues
abre una vía a la historia individual del desarrollo. Pero eso no significa que avancemos en la
comprensión del nexo entre ese desarrollo epigenético subyacente y la historia individual del sujeto
humano. (Página 77).

Aprecio esa unión entre la modestia y la ambición extrema. Pero no estoy seguro de que avancemos
en el entendimiento de la relación que nos preocupa aquí entre el soporte neuronal yla experiencia
humana considerada en su integridad; digamos de la relación consigo misma, con los otros y con el
mundo. (Página 78).
La cuestión es saber cuál es la relación entre la increíble complejidad de la que usted habla y la belleza.

[...]

la construcción de lo psíquico que usted propone procede de un desmantelamiento y de un


empobrecimiento de la experiencia humana que sólo así le permiten constituirse en un objeto
científico en correlación con el objeto de usted. Es correcto proceder así, es la vía científica, pero
conviene saber lo que hacemos con el ámbito psíquico al construirlo.

(Página 81).

la estructura neuronal: ésta determina las «capacidades» de nuestro cerebro para producir objetos
mentales.

(Página 81).

[...]

No obstante, en sus grandes líneas, el cerebro del hombre es muy parecido en todos los individuos.
Sigue un plan de organización constante, de tal manera que distinguimos sin vacilación un cerebro de
chimpancé de un cerebro humano. Ese plan está determinado por una «envoltura» de genes que
marcan, de alguna forma, «la naturaleza universal» del cerebro del hombre.

[...]

Uno de los problemas más importantes de las neurociencias actuales consiste en definir la estructura
cerebral en sus rasgos invariantes y los límites de su variabilidad de un individuo a otro, y en precisar
sus funciones

(Página 81).

J.-P. c.-Nosotros tratamos de crear una reciprocidad pertinente y causal entre una función psicológica
particular y una estructura neuronal definida. La determinación de la función por la estructura sólo
podrá hacerse útilmente si distinguimos un nivel de organización que sea adecuado a la función. Y como
he dicho en el caso de la visión, podemos ir primero del simple análisis del mundo exterior hasta
funciones perceptivas más complejas que hacen intervenir la vivencia del sujeto. En el nivel de las áreas
sensoriales primarias, las representaciones se asemejarán a las formas exteriores, serán isomorfas.
Luego, al ir ascendiendo progresivamente en la jerarquía, se irán haciendo más «abstractas» y podrán
servirse del lenguaje; singularizarán caracteres cada vez más específicos y generales o, en otros
términos, formarán conceptos. Otras funciones más integradas harán intervenir niveles de organización
más elevados que incluyan el córtex prefrontal para la planificación de conductas, la intencionalidad.
P. R.-La relación estructura-función funciona de modo inmediato en el discurso homogéneo de la
neurociencia, pero de manera más indirecta en el ámbito de las actividades lingüísticas, por ejemplo.
Cuando yo hablo, utilizo una diversidad de códigos: código fonético, código léxico, código sintáctico,
código, digamos, estilístico. Pero hablar es además producir una frase con la intención de decir algo a
alguien sobre algo.

(Página 84).

El agente humano no se contenta con informarse del entorno para modificarlo eventualmente
después, sino que desde el principio lo interpreta y lo adecua, o más bien-según la gran expresión de
Husserl, del Husserl de los últimos inéditos-, lo constituye como su mundo circundante proyectando
en él susobjetivos de acción y sus exigencias de significación.

(Página 89).

c.-Puedo al menos determinar si la persona que observo comprende el lenguaje del otro o si no lo
comprende. Puedo disponer de esa información sin que ni siquiera sea necesario preguntárselo, sin
que el sujeto se exprese mediante la palabra. Ésa es, me parece, una información muy importante
sobre el conocimiento del otro y la comprensión de sus motivaciones. Plantea, por otra parte,
problemas éticos considerables que ya he mencionado al comienzo de estas conversaciones: ¿Qué
haré con esa información sobre otro obtenida independientemente de su voluntad?

(Página 104).

R- Pero no son más que informaciones sobre la actividad neuronal subyacente. Y aunque fuera posible
una geografía semántica, como acaba de decir, la cuestión sería saber si eso enriquecería la
comprensión ordinaria del diálogo o del no diálogo. ¿Cómo puede enriquecerse-y rectificarse-el
conocimiento intersubjetiva que tenemos unos de otros por el hecho de saber mejor lo que ocurre en el
cerebro?

(Página 104).

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