La impresión de una obra de arte nos satisface plenamente sólo
cuando deja tras de sí algo que, por más que reflexionemos sobre ello, nos resulta imposible de reducir a la precisión del concepto»
La teoría estética de Schopenhauer, como ya hemos señalado, no es una teoría
que considere que el arte sea la expresión de una emoción, ni una autoexpresión de ningún tipo. Esta es una de las muchas razones por las que resulta incomprensible que sea considerado un filósofo romántico (teniendo en cuenta que el concepto de arte como expresión de la emoción es básico en el Romanticismo). Por hacer una observación lógica fundamental, el hecho de que nuestras emociones se conmuevan profundamente ante algo no significa que el propósito de ese algo sea conmover nuestras emociones, nadie, supongo, sostendría que las maravillas de la naturaleza sean vehículos de una expresión emocional. El gran arte es grande en virtud de su comprensión de o su fidelidad a algo diferente del artista: el hecho de que nos conmueva a nosotros y también a él, tan profundamente, no significa que su autor lo haya creado para expresar sus emociones ni que lo dirija a nosotros
Queda, sin embargo, un arte que no encaja en esta jerarquía, pero lo
dejaré de lado de momento. Se trata de la música. La razón de que sea diferente es que, a diferencia de las otras, no es un arte que encuentre su material en percepciones de nada que pertenezca al mundo de los fenómenos. De ello se sigue que no comunique conocimiento de Ideas Platónicas. Y de ello se sigue que tenga una explicación inherentemente diferente a la de todas las demás artes