Vous êtes sur la page 1sur 3

Hace más de un año, abril de 2017, nos reunimos en este mismo espacio para abrir las primeras

jornadas de investigación teatral. Con mucho temor ante la posibilidad del desencadenamiento del
momento más convulso de aquél año, intentamos como lo hacemos cada día, hacer un paréntesis,
soplar la burbuja para meternos en ella y no hablar de víctimas, desnutrición, diáspora, atracos,
destrucción menguada pero eficaz de eso que llamamos educación universitaria. Desde aquél
momento hasta ahora, lo único que no puedo dejar de contar son los puestos vacíos: Juliana, Nelly,
Francia, Yineska, Pili, Nirabeth, Fernando, los profes noveles, Katay, Carlos, Anderson, Gardenia,
Karen, etc. los estudiantes de los semestres más avanzados. Convertidos ahora en un andén de
partidas o un bar de aeropuerto, distanciándonos cada vez más de aquel léxico de enseñanza
aprendizaje, conocimiento-acción, uso de la tecnología como herramienta educativa, seguimos
tercamente intentando hablar de lo que estamos haciendo, investigando, bailando, actuando.

El título de aquella ponencia: Teatralizar la danza, danzar el teatro: una propuesta universitaria de
integración, experimentación e investigación. Sucintamente trataba y el rol me lo exigía, proponer
puntos de encuentro entre ambas licenciaturas, mencionando a aquellas cátedras que le son
inherentes o los trabajos de grado que mostraban espontáneamente dicho cruce. No puedo dejar de
mencionar hoy, el lugar cada vez más interesante que la experiencia circense está despertando en
muchos, ni el trabajo de espacios-hormiga como el Jam de los viernes donde participan estudiantes
de danza y teatro, así como las tutorías de Trabajos de Grado que dejan al estudiante responderse
desde la escena, qué tipo de cuerpo desean proponer.

El Chowcito que acabamos de bailar-actuar es un proceso abierto de investigación desde la materia


Laboratorio de Danza V que tiene de fondo un inicio técnico bien claro, la materia Técnica para el
cuerpo IV que traducida es Expresión Corporal. De esta última toma las sesiones primeras de
sensibilización que propone Mercedes Ridocci en su texto Expresión Corporal, Arte del Movimiento,
en donde se propone la confluencia de tres aspectos importantes: la dimensión orgánica del
movimiento, a partir de, R. Bode y H. Medau; la educación rítmica y musical a través del movimiento,
promovida por Dalcroze; y los planteamientos sobre la danza y el movimiento, investigados por
Laban. El Chowcito desea ser una imagen danzada del texto "Ella cantaba boleros" del escritor
cubano Cabrera Infante con unas coordenadas poéticas y musicales que dialogan con el objetivo
principal del Laboratorio de Danza V, una aproximación a la Improvisación como concepto y método
dinámico de producción.

Ella, Fredesvinda García, La Estrella de Cabrera Infante, luego la famosa Freddy, a quien
escuchamos reproducida desde el único LP grabado y descargable ahora en el reino musical de
youtube por más de 24 minutos, es el asunto. Su voz es el imaginario, su voz es el espacio y el ritmo
también, su densidad vocal y formal llena los cuerpos que observaron. Leemos en “Ella cantaba
bolero”

Era una mulata enorme, gorda gorda, de brazos como muslos y de muslos que parecían dos
troncos sosteniendo el tanque del agua que era su cuerpo. Le dije a Irenita, le pregunté a
Irenita, le dije, Quién es la gorda, porque la mujer parecía dominar absolutamente el
chowcito -y ahora tengo que explicar qué es el chowcito-. El chowcito era el grupo de gente
que se reunía a descargar en la barra, pegados a la vitrola, después que terminaba el último
show y que descargando se negaban a reconocer que afuera era de día y que todo el
mundo estaba ya trabajando hace rato o entrando al trabajo ahora mismo, todo el mundo
menos este mundo de la gente que se sumergía en las noches y nadaba en cualquier hueco
oscuro, aunque fuera artificial, en este mundo de los hombres rana de la noche. Pues allá en
el centro del chowcito estaba ahora la gorda vestida con un vestido barato, de una tela
carmelita cobarde que se confundía con el chocolate de su piel chocolate y unas sandalias
viejas, malucas, y un vaso en la mano, moviéndose al compás de la música, moviendo las
caderas, todo su cuerpo de una manera bella, no obscena pero sí sexual y bellamente,
meneándose a ritmo, canturreando por entre los labios aporreados, sus labios gordos y
morados, a ritmo, agitando el vaso a ritmo, rítmicamente, bellamente, artísticamente ahora y
el efecto total era una belleza tan distinta, tan horrible, tan nueva que lamenté no haber
llevado la cámara para haber retratado aquel elefante que bailaba ballet, aquel hipopótamo
en punta, aquel edificio movido por la música y le dije a Irenita, antes de preguntarle el
nombre, interrumpiéndome cuando preguntaba el nombre, al preguntarle el nombre, Es la
salvaje belleza de la vida, sin que me oyera naturalmente, sin que me entendiera si me
había oído, naturalmente y le dije, le pregunté, le dije, Quién es, tú. Ella me dijo con un tono
muy desagradable, Es la caguama que canta, la única tortuga que canta boleros

Situados allí en el Chowcito y siguiendo con el poeta:

sumergidos en la oscuridad besándonos, olvidados de todo, de que el show se había


acabado, de que la orquesta estaba tocando para bailar, de que la gente bailaba y bailaba y
se cansaba de bailar y de que los músicos empaquetaban sus instrumentos y se iban y de
que nosotros nos quedábamos solos allí, ahora profundamente en la oscuridad, no ya en la
penumbra vaga como canta Cuba Venegas, sino en la penumbra profunda, en la oscuridad
cincuenta, cien, ciento cincuenta metros por debajo de la superficie de la luz nadando en la
oscuridad, mojados, besándonos, olvidados, besos y besos y besos, olvidándonos, sin
cuerpo, solamente con bocas y con dientes y con lengua solamente, perdidos entre la baba
de los besos, ahora silentes, silenciosos, húmedos, oliendo a saliva sin siquiera sentirlo,
hinchados, besándonos, besándonos, chico, idos del mundo, absolutamente en órbita…

Comenzamos a construir desde los límites, desde coordenadas bien precisas, en las tardes
desérticas, sin humo, sin carros, sin nadie después de las cinco, evidentemente sin noches, jam que
deviene chowcito, chowcito que se ha convertido el jam. Relataremos, a continuación las tres
primeras pautas:

Primera pauta: la soledad, la introspección, el trasnocho. El cuerpo es una liga, una liga tensa o
sin tensión que atraviesa todo el cuerpo, atraviesa incluso el rostro, ese lugar inmaculado de algunos
momentos de la danza que nos resulta un mundo por conocer. La boca se estira, los brazos se
elastizan de acuerdo al azar o a la plena conciencia improvisadora. Dice Gabriel: estamos sobre una
silla, rotundamente sentados, echados, fundidos en ellas, teniendo como pauta, imaginar en distintos
puntos, pequeñas ligas que se conectan secuencialmente…para imaginar decidí partir de las
náuseas y el hipo.

Segunda pauta: la recuperación y la caída, el sueño y la vigilia, el desequilibrio, trastabillar,


resonar. Cada parte del cuerpo es un lugar para la recuperación, para desafiar la gravedad y
ascender, pero la oscuridad, la tierra, el alcohol nos imantan, caídas breves, pequeñas partes del
cuerpo que se caen y se recuperan: el omóplato derecho rebota y hace rebotar al izquierdo, el
isquion izquierdo, el talón izquierdo… Soy una mujer que baila para mitigar las penas… Dice
Santiago: Apoyos Corporales: Los sujetos prueban sus posibilidades de apoyarse con zonas de su
cuerpo poco comunes, un trabajo de caída y recuperación de cuerpos densos, vencidos por el
cansancio y la ebriedad de la noche. Luego el cuerpo es espejo, empieza la comunicación de
cuerpos, que se desarrolla en la distancia, uno por uno tiene la tarea de contarse sus secretos más
profundos, vemos variación de un mismo movimiento.

La Tercera pauta es descrita por Santiago como dos cuerpos llenan sus vacíos: dos cuerpos se
acercan relatando la primera historia, un primer acercamiento físico, explorando llenar sus espacios
vacíos, recorriendo el espacio vacío, romance de cuerpos que parecen tienen prohibido el contacto.
Sigo: ser la voz que arropa el espacio, sonar tan denso que cada rincón es penetrado por la voz,
seguir un ejercicio de improvisación de las clases de Tradicional en donde un cuerpo debe penetrar
el espacio del medio que dos puntos-cuerpos dinámicamente me dan, Gaita de Tambora que
desconozco pero que suena, bolero de otra época que me habla. Dice la Estrella:

Yo no soy una dama, yo soy una artista coño, y yo la interrumpí y le dije, Usted es la
Estrella, bromeando le dije y ella me dijo, Pero estás borracho y yo le dije, Estoy como una
botella, le dije, estoy lleno de alcohol, pero no borracho, y le pregunté, Están borrachas las
botellas, y ella dijo, No, qué va, y se rió de nuevo, y yo le dije, Pero por sobre todas las
cosas, la amo la Estrella, me gusta usted más que todos los demás aparatos juntos, prefiero
la Estrella a la montaña rusa, al avión del mar, a los caballitos, y ella se rió de nuevo a
carcajadas, se bamboleó y finalmente se golpeó uno de los muslos infinitos con una de sus
manos interminables y el chasquido rebotó en las paredes como si el cañonazo de las nueve
se disparara, por la mañana, en aquel bar, y entonces ella me preguntó, Con la pasión, y yo
le dije, Con pasión y con locura y con amor, y ella me dijo, No, no, yo decía que si con mi
pasión si con la pasa, y se llevó las manos a la cabeza queriendo decir con su pelo, y yo le
dije, A usted entera, y pareció de pronto la criatura más feliz sobre la tierra

Vous aimerez peut-être aussi