Nos ocupamos de la lógica, las variables y las hipótesis. Se incluye la
dimensión sustantiva (cómo resolver el problema), como la dimensión institucional (qué actores, con qué recursos y según qué reglas). Vemos primero el esquema, y presentamos después las variables dependientes (fenómenos a explicar), y las cuatro etapas de la política pública: inclusión en la agenda, programación y decisión, implementación, y evaluación.
TEMA 6. EL MODELO DE ANALISIS. (3 MODELOS)
6.1. EL CICLO DE UNA POLÍTICA PÚBLICA Y SUS PRODUCTOS. (Postulado 1)
Interpretamos una política pública como un conjunto de decisiones y acciones
que resultan de las interacciones repetidas entre actores públicos y privados, cuyas conductas se ven influenciadas por los recursos de que disponen y las reglas institucionales generales (funcionamiento global del sistema político) y específicas (propias del ámbito en cuestión). Nuestras variables son: Los fenómenos sociales a explicar (variables dependientes). Analizamos el alcance y contenido de los diferentes productos de la política pública. Los fenómenos sociales explicativos (variables independientes). Actores y su conducta, influenciada por los recursos y el contexto institucional.
A fin de concretar esta metahipótesis, es necesario identificar primero la
naturaleza de los resultados sustantivos e institucionales de la acción pública, y a partir de ahí interpretamos el desarrollo secuencial de una política pública: inclusión en la agenda, programación legislativa y reglamentaria, implementación (planes de acción), y evaluación. (Ver gráfico 8, pág. 116).
La definición del problema público (DP). Comprende la firme decisión de
emprender una intervención política, y el marco desde el que se parte. La delimitación del perímetro del problema sirve para identificar el problema, sus causas y las formas de intervención previstas. El programa de actuación político-administrativa (PPA) incluye todas las decisiones legislativas ó reglamentarias, de los gobiernos a todos los niveles, necesarias para la posterior implementación. El acuerdo de actuación político-administrativo (APA), fija las competencias, responsabilidades y principales recursos de los actores públicos. Los planes de acción (PA) establecen las prioridades de implementación en el espacio geográfico y social, y en el tiempo. Los actos de implementación incluyen todas las actividades y decisiones administrativas de aplicación, incluso las decisiones de los tribunales administrativos. Los enunciados evaluativos pretenden evidenciar cambios de comportamiento de los grupos objetivo (impactos) y los efectos inducidos en los beneficiarios finales, y puede permitir la eficacia y la eficiencia de la política pública aplicada. Todos estos productos surgen de la práctica de un proceso de toma de decisiones entre actores que movilizan diferentes recursos, y regido por reglas institucionales. Los actores establecen acuerdos institucionales, que revisten particular importancia en la fase de implementación, lo que nos lleva a pensar que el acuerdo en si es un producto resultado de una concatenación de decisiones. Por lo general, éste acuerdo de implementación se concreta en niveles territoriales subestatales, y varía de un territorio a otro, y por otra parte, los actores públicos consideran estos acuerdos como actos estratégicos que conducen a la definición de nuevos contenidos sustantivos en la política considerada. Paralelamente, esta dualidad entre aspectos sustantivos e institucionales también está presente en el aspecto del acuerdo político-administrativo para la implementación. El elemento fundamental consiste en la designación de las autoridades político-administrativas competentes. Se trata por tanto de una definición de cuestiones de carácter institucional. Sin embargo, también quienes toman las decisiones políticas, encargan la implementación a una determinada autoridad esperando una orientación determinada. (P.ej. encargar la política deportiva al Ministerio de Educación tendrá diferentes resultados e implementación que si se encarga al de Salud, ó al de Obras Públicas. El de Educación se reforzará la práctica del deporte con la enseñanza de valores, en el de Salud se velará por la higiene, la salubridad de las instalaciones, y el de Obras Públicas se preocupará de las construcciones. En España, la política de la Ley de Dependencia ha hecho bascular las respuestas entre el ámbito socio-sanitario y el de los servicios sociales). Las relaciones causales entre las reglas institucionales, los actores, los recursos, y los productos pueden analizarse de forma independiente, pero nosotros seguimos el modelo que describe la totalidad de la acción pública, desde la percepción del problema hasta su solución. Este primer postulado implica una visión racionalista de la acción pública. En la medida que una acción pública pretende resolver un problema social, ésta procede de decisiones acordes con el objetivo. Para garantizar que la acción pública sea continua y predecible, las actividades político-administrativas tenderán a limitar el campo de opciones en las etapas posteriores. Pero éste primer postulado también tiene en cuenta la necesidad de considerar explícitamente más factores relacionados con la inercia político-administrativa (dificultades para revisar una ley ó modificar las prácticas de organización de una administración), ó con factores propios del proceso (aplicar los grandes principios del derecho: legalidad, no retroactividad, etc.). Este primer postulado significa que los resultados sustantivos e institucionales de una etapa son directamente influenciados por las acciones precedentes en la misma política pública. (ver gráfica 8) 6.2. EL JUEGO DE LOS ACTORES SOBRE ELEMENTOS SUSTANTIVOS E INSTITUCIONALES. (Postulado 2)
En segundo lugar, postulamos que los actores involucrados pueden, en cada
etapa, servirse de las reglas vigentes y de los recursos que aún no se han explotado, para tratar de influir en la etapa en cuestión de la política pública. En cada etapa pueden aparecer nuevos actores (hasta entonces minoritarios, formando coaliciones con otros, ó solos), instrumentar nuevas reglas, y explotar nuevos recursos, lo que puede acabar en una modificación sustantiva de la política. (ver gráfico 9). El juego de los actores se da en dos planos: el sustantivo y el institucional, particularmente en las fases de inclusión en la agenda y de programación, durante las cuales los actores intentan reservarse un papel clave favorable y recursos abundantes. Este segundo postulado sugiere que siempre existen zonas de incertidumbre que dan lugar a mayores márgenes de maniobra. Debido a la complejidad social, la programación de una política no puede lograr anticipar todos los elementos que estarán en juego durante su implementación. En consecuencia, los conflictos no resueltos durante el proceso de adopción de un programa político- administrativo reaparecerán durante la fase de implementación, (fase de proceso sociopolítico cuyo resultado y desarrollo son frecuentemente imprevisibles, dada la importancia del comportamiento de los actores). Este segundo postulado significa que los resultados sustantivos e institucionales de una etapa se ven influidos por las modificaciones en el marco institucional, en los recursos, y en la constelación de los actores involucrados en dicha etapa, y no sólo por las decisiones tomadas anteriormente.
6.3 MODELO TEÓRICO INTEGRADO (Postulado 3)
La misma definición inicial del problema colectivo, contiene ya una
“historia causal”, que incorpora a los responsables de tal problema, lo que influye en el tipo de solución a adoptar. Los actores designados como grupo- objetivo (responsables) rara vez se mantienen pasivos durante la fase de programación, intentando imputar la acusa del problema a otro grupo, ó al menos, compartiendo responsabilidades, para no tener que modificar mucho su comportamiento. (P.ej. las empresas contaminantes). Las decisiones y acciones de naturaleza sustantiva (contenidos de la política) pueden reforzar ó no, las decisiones de orden institucional. La coherencia entre estas dos dimensiones tendrá una influencia decisiva sobre los resultados. Así, la introducción de nuevos actores, ó la modificación de las reglas del juego, repercutirá en el grado de aplicación de una legislación. (ver gráfico 10, fusión de los anteriores). El modelo propuesto aquí, permite efectuar un análisis diacrónico a lo largo de las cuatro etapas vistas (inclusión en la agenda, programación, implementación y evaluación), basado en cuatro cuestiones: 1. La concreción del contenido sustantivo de la política pública: en la medida que una política pública pretende resolver un problema colectivo, las acciones se orientan hacia esa finalidad. El analista debería poder constatar empíricamente, una gradual concreción y especificación del contenido de la acción pública. Los objetivos que se establecen en la fase de programación, deberían definirse según la percepción política que del mismo se tenga cuando se incorpore a la agenda gubernamental. Asimismo, la evaluación debería basarse en la contribución de la política en cuestión a la resolución del problema. Esta coherencia sustantiva representa una condición sine qua non para la eficacia de las políticas públicas, aunque en la realidad, dista mucho de cumplirse. 2. La consolidación del “espacio de una política pública”. La evolución de la política a lo largo del tiempo suele conducir a cierta estabilización del número de actores implicados, y de sus interacciones. Al analizar la dimensión racional de la política pública, el observador debería poder constatar el surgimiento, consolidación y delimitación del espacio formado por la red de esa intervención pública, los afectados y/ó los beneficiarios. 3. La consolidación de un “capital institucional”. Las reglas institucionales influyen en las estrategias de los actores ya que posibilitan ó delimitan la acción de éstos también respecto a las decisiones de los otros actores. Las reglas institucionales son factores que permiten una mayor estabilidad de las conductas individuales, de las interacciones y de los resultados. Al concentrarse en el aspecto institucional, el analista debería estar en condiciones de identificar el “capital institucional” (reglas constitucionales y organizativas, y también las normas informales de una política específica). 4. La explotación de todo el abanico de recursos. Los actores públicos y privados recurren a múltiples combinaciones de recursos para hacer valer sus intereses. Los diez recursos vistos en el cap. 4 son más ó menos pertinentes según de la etapa que se trate, ó según la naturaleza de los actores. Aún así, resulta imposible anticipar qué actor y porqué razón movilizará que recurso y con cuanto éxito. Sólo el análisis empírico nos dirá qué recursos se usaron finalmente. En este marco, el analista podrá observar que el abanico de recursos se amplía a lo largo del desarrollo de una política pública, y también los intercambios habidos. Los análisis empíricos sugieren combinaciones típicas de recursos.
Este modelo conceptual facilita la interpretación de las políticas públicas como un
proceso dinámico y permite identificar y analizar elementos circunscritos y un número limitado de actores involucrados. Al simplificar el análisis empírico a través de una segmentación según las cuatro etapas, las variables y las hipótesis, el modelo trata de no caer en la trampa de los límites evidentes de la perspectiva secuencial de las políticas públicas. La posibilidad de explicar parcialmente los resultados sustantivos e institucionales de una etapa independientemente del contenido de la precedente amplía la perspectiva de análisis. Postulado 3: Para la realización de estudios empíricos, se recomienda seguir un proceso explicativo en dos tiempos. En el primer momento, parece pertinente explicar el resultado de una etapa como fruto de las decisiones de la anterior (postulado 1), y en un segundo momento, es necesario analizar qué nuevos actores, recursos, y reglas van modificando la política pública en cuestión (postulado 2). Los seis productos a lo largo de las cuatro etapas de una política pública, se caracterizan por una estructura similar a los aspectos sustantivos e institucionales, que será siempre la misma: 1. La definición general del producto como variable a explicar (resultado de una etapa concreta) 2. la transformación operacional del producto a partir de las dimensiones para su análisis. 3. la descripción esquemática del proceso de decisión que conduce al producto en cuestión.
Las dimensiones propuestas permiten comparar a los actores, recursos, instituciones y
productos de las políticas públicas, en sus diferentes fases ó en distintas zonas ó países en la misma política (análisis sincrónico), ó en una misma política pública (análisis diacrónico).