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Para honrarte, hemos esparcido frescas flores a Dígnate a presentarnos a tu Divino Hijo, que en
tus pies, y adornado tu frente con guirnaldas y La Salve vista de sus méritos y a nombre de su Santa
coronas. Mas, ¡oh María!, no te das por satisfecha Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la
con estos homenajes. Hay flores cuya frescura y Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, virtud. Que haga lucir con nuevo esplendor la luz
lozanía jamás pasan y coronas que no se vida, dulzura y esperanza nuestra, de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen
marchitan. Éstas son las que Tú esperas de tus Dios te salve. por tanto tiempo en las tinieblas del error. Que
hijos, porque el más hermoso adorno de una A ti clamamos los desterrados hijos de Eva. vuelvan hacia Él, y cambien tantos corazones
madre es la piedad de sus hijos, y la más bella A ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y
corona que pueden depositar a sus pies, es la de de lágrimas. el tuyo. Que convierta a los enemigos de su
sus virtudes. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, Iglesia y que en fin, encienda por todas partes el
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. fuego de su ardiente caridad, que nos colme de
Sí, los lirios que Tú nos pides son la inocencia de Y después de este destierro alegría en medio de las tribulaciones de esta vida
nuestros corazones. Nos esforzaremos, pues, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. y dé esperanzas para el porvenir. Amén
durante el curso de este mes consagrado a tu Oh clemente, oh piadosa,
gloria, ¡Oh Virgen Santa!, en conservar nuestras oh dulce siempre Virgen María.
almas puras y sin manchas, y en separar de Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
nuestros pensamientos, deseos y miradas aun la para que seamos dignos de alcanzar
sombra misma del mal. las promesas de Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
La rosa, cuyo brillo agrada a tus ojos, es la
caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos.
Nos amaremos, pues, los unos a los otros, como Amén
hijos de una misma familia, cuya Madre eres,
viviendo todos en la dulzura de una concordia
fraternal. En este mes bendito, procuraremos
cultivar en nuestros corazones la humildad,
modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio