Vous êtes sur la page 1sur 2

NOTAS DEL LIBRO “LA TRINIDAD EN EL NUEVO TESTAMENTO”.

Autor: Arthur W. Wainwright. Barcelona: Editorial CLIE, 2015.

«La doctrina del Espíritu Santo ha sido durante mucho tiempo la Cenicienta de la teología.
Ha sufrido mucho abandono y ha sido siempre una de las doctrinas más difíciles de tratar».
(Arthur W. Wainwright – La Trinidad en el Nuevo Testamento. p.211)

«El Espíritu parece haber sido introducido en la doctrina sobre Dios casi como una idea
tardía sobre la que los hombres no tenían decididas opiniones, ni favorables ni hostiles».
(Arthur W. Wainwright – La Trinidad en el Nuevo Testamento. p.211)

«A pesar del abandono de la doctrina, los teólogos de la Iglesia primitiva se sintieron


impulsados a incluir al Espíritu como una tercera persona de la Divinidad. La razón de esto
fue en parte su conciencia de que la Iglesia era un templo del Espíritu, y que el Espíritu
obraba a través de sus instituciones. Pero el principal argumento fue su fidelidad a la
tradición bíblica». (Arthur W. Wainwright – La Trinidad en el Nuevo Testamento. p.211)

«No hay pruebas en el Nuevo Testamento de que el Espíritu fuese adorado o de que se le
dirigiesen plegarias. Aún en los documentos de los primeros cinco siglos los testimonios
son sumamente raros. Dice L. Hodgson que al Espíritu no se le dirigieron ni himnos ni
plegarias antes del siglo X. Sin embargo, consta que el Espíritu fue adorado en unión con el
Padre y el Hijo. Se rendía adoración no solo a través del Espíritu, sino también al Espíritu.
Según el Credo Constantinopolitano, el Espíritu ha de ser adorado y glorificado juntamente
con el Padre y el Hijo. Y Basileo de Cesarea afirma que en el tercer siglo Orígenes
empleaba una formula de gloria en la que al Espíritu se le colocaba al mismo nivel que al
Padre y al Hijo». (Arthur W. Wainwright – La Trinidad en el Nuevo Testamento. p.240)

N OTA AL PIE DE LA PÁGINA: The Doctrine of the Trinity, p.232: «Es verdad, en
cuanto yo conozco, que no hay ejemplos de himnos o plegarias dirigidas al Espíritu Santo
que sean ciertamente anteriores al siglo diez. Y también es verdad que las formulas tipo de
la adoración cristiana eran ofrecidas por los cristianos al Padre en unión con el Hijo, a
través o por medio del Espíritu Santo». (Arthur W. Wainwright – La Trinidad en el Nuevo
Testamento. p.240)

N OTA AL PIE DE LA PÁGINA: De Spíritu Sancto, 73. H.B. Swetw, The Holy Spirit in
the Ancient Church, p.312 y ss, cita a Niceta de Remesiana, quién en De Spiritu Sancto, 5-
19, escrito en la segunda mitad del siglo cuarto, escribe: «Es inútil rehusarle (al Espíritu
Santo) el nombre de Dios o la adoración debida a Dios, cuando no podéis negar que él tiene
el poder de Dios. Yo, por consiguiente, adoraré al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo con una
misma religiosa adoración, no separadamente, como los paganos adoran a sus “muchos
dioses”, sino como a un solo Dios». (Arthur W. Wainwright – La Trinidad en el Nuevo
Testamento. p.240)
«Los Hechos de Tomás constituyen una prueba de que se dirigieron plegarias al Espíritu
Santo en el siglo tercero. Pero como la Ascensión de Isaías y los Hechos de Tomás no
pertenecen a la corriente principal de la literatura cristiana, no pueden usarse como pruebas
de plegarias y adoración generalmente aceptadas». (Arthur W. Wainwright – La Trinidad
en el Nuevo Testamento. p.242)

«La práctica de dirigir plegarias y rendir adoración al Espíritu no se desarrollo rápidamente.


No hay indicios de ella en las Escrituras y no toma cuerpo hasta la Edad Media. Aun
entonces esto era mucho menos frecuente que la plegaria y la adoración tributadas al Padre
y al hijo». (Arthur W. Wainwright – La Trinidad en el Nuevo Testamento. p.242)

«En el Nuevo Testamento no se da un desarrollo de la doctrina del Espíritu paralelo al


desarrollo trazado en la cristología. En tiempos posteriores, el Espíritu fue objeto de
plegarias y adoración, y explícitamente se le llamo Dios. Pero esto no sucede en tiempos
del Nuevo Testamento». (Arthur W. Wainwright – La Trinidad en el Nuevo Testamento.
p.245-246)

«La doctrina del Espíritu no se desarrollo tan rápidamente como la doctrina de Cristo, y no
se rindió adoración al Espíritu tan pronto como se hizo con Cristo. La razón para esta
diferencia hay que buscarla en el hecho de que Cristo se encarno. No hubo problema si
Cristo era persona o no. Para la mayor parte de la gente, y especialmente para los judíos, es
mucho más fácil adorar a una persona que una idea. Aunque muchos escritores del Nuevo
Testamento presentaron al Espíritu como persona, la naturaleza personal de Cristo era
mucho más fácil de comprender que la naturaleza personal del Espíritu. La creencia de que
Cristo era persona fue aceptada más firmemente que la creencia de que el Espíritu fuese
también persona. Por esta razón, la adoración a Cristo surgió mucho antes que la adoración
al Espíritu; y los hombres reconocieron a Cristo como Dios mucho tiempo antes de que
reconocieran como Dios al Espíritu Santo». (Arthur W. Wainwright – La Trinidad en el
Nuevo Testamento. p.246)

Vous aimerez peut-être aussi