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La presente nota crítica pretende esta- tural; por ende, las fronteras más que
blecer los términos de una discusión, nunca son y deben ser consideradas
partiendo de la crisis del espacio na- como espacios pluriculturales que deman-
cional, para replantear la noción de dan políticas de gobierno mayormente
frontera en estados plurinacionales y democráticas y plurales; éste es el caso
en los estados que coexisten con és- de la frontera entre Estados Unidos y
tos. Ello supone encontrar respuestas México. La naturaleza del conflicto en
al problema de las identidades nacio- la frontera entre ambos países deman-
nales, construidas sobre la idea de na- da una refuncionalización de la lógi-
ción, que sirvieron eficazmente para ca, de las reglas y de los valores con
producir la integración simbólica de que los diferentes niveles de gobierno
los sujetos y, a partir de eso, lograr los afrontan los conflictos fronterizos para
consensos y la legitimidad requeridos transformarlos mediante un verdadero
para el funcionamiento político del diálogo y negociación.
Estado-nación. Las fronteras naciona-
les han dejado de ser fronteras econó- I
micas exclusivamente, y con la inercia
de la mundialización tendiente a una El llamado “estallido cultural”, al que
integración de espacios económicos se Octavio Paz (1985) se refería como “la
observa el estallido de la diferencia cul- sublevación de los particularismos”,1
1
Dice Octavio Paz en su libro Tiempo nublado: “Si una palabra define a estos años, esa palabra no es
Revolución sino Revuelta. Pero Revuelta no sólo en el sentido de disturbio o mudanza violenta de un
estado a otro sino también en el de un cambio que es regreso a los orígenes. Revuelta como Resurrección.
Casi todas las grandes conmociones sociales de los últimos años han sido resurrecciones. Entre ellas la
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más notable ha sido la del sentimiento religioso, generalmente asociados a movimientos nacionalistas:
el despertar del Islam, el fervor religioso en Rusia después de más de medio siglo de propaganda
antirreligiosa y la vuelta, entre las élites intelectuales de ese país a modos de pensar y a filosofías que
se creían desaparecidos con el zarismo[…]” Más adelante añade: “La resurrección de las tradiciones
nacionales y religiosas no es sino una manifestación más de lo que hay que llamar la venganza histórica
de los particularismos. Éste ha sido el verdadero tema de estos años y lo será en los tiempos venideros.
Negros, chicanos, vascos, bretones, irlandeses, valones, ucranianos, letones, lituanos, estonios, tártaros,
armenios, checos, croatas, católicos, mexicanos y polacos, budistas, tibetanos, chiítas de Irán e Irak,
judíos, palestinos, kurdos, una y otra vez asesinados, cristianos del Líbano, maharatas, tamiles, kmeres…
Cada uno de estos nombres designa una particularidad étnica, religiosa, cultural, lingüística, sexual.
Todas ellas son realidades irreductibles y que ninguna abstracción puede disolver. Vivimos la rebelión de las
excepciones, ya no sufridas como anomalías o infracciones a una supuesta regla universal, sino asumidas como una verdad
propia, como un destino. […] La pretendida universalidad de los sistemas elaborados en Occidente durante el siglo xix se
ha roto. Otro universalismo, plural, amanece”. Las cursivas son mías.
2
Los griegos antiguos tenían otro nombre (stasis) para un tipo diferente de conflicto. A diferencia de la
guerra total (polemos) contra el enemigo, consideraban un tipo de conflicto ejercido “entre grupos que
se reconocen recíprocamente como sujetos esencialmente afines pero que tienen una contraposición de
intereses cuya solución se encierra en una prueba de fuerza cruenta” (Toscano, 1998:40).
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más que sobre la de uno o varios ras- más que de globalización, una reorga-
gos afines a las comunidades insertas nización del mundo a escala global, en
en las fronteras establecidas por los la que la geoeconomía supone nuevas
estados nacionales. Esto tuvo como configuraciones que han puesto fin a
consecuencia que un gran número de la idea de economía nacional “como la
particularismos culturales propios de base más pertinente y eficaz para or-
comunidades “minoritarias” tuvieran ganizar y administrar la producción y
que ser marginadas obligándoseles a distribución de la riqueza”. Para él, el
una integración económica, política papel que han desempeñado los esta-
y cultural en tanto se consolidaba el dos nacionales en el desarrollo capita-
aparato de Estado como un núcleo lista dista mucho de haber dejado de
monopolizador de la fuerza coactiva existir; por el contrario, la prolifera-
y legítima. Este proceso fue favore- ción de estados-nación después del de-
cido por una economía mundial que rrumbe del Muro de Berlín los ha he-
requería del Estado-nación como es- cho abundar en funciones nuevas.4 El
pacio de mercado y de poder dentro quid estriba, según Petrella, en que “[lo
de una economía-mundo articulada y nacional] sigue siendo uno de los nive-
funcional a los imperios económicos y les importantes pero no es ya el prin-
políticos. El siglo xx fue el siglo de la cipal nivel estratégico para los actores
expansión y crisis del Estado nacional; claves en el campo del desarrollo cien-
las dos guerras mundiales evidenciaron tífico, de la innovación tecnológica y
la caprichosa arbitrariedad de las fron- del crecimiento socioeconómico”. No
teras nacionales y de la fuerza de los es un macrocambio entre capitalismo/
imperios para moverlas a su antojo. poscapitalismo, sino el paso de la era
Autores como Ricardo Petrella de la riqueza de las naciones a la de la
(1997:44) hablan de “mundialización”3 riqueza mundial. O bien, como apunta
3
Dice Ricardo Petrella: “La mundialización se refiere a la multiplicidad de lazos e interconexiones que
existen entre los estados y las sociedades que construyen el actual sistema mundial. Describe el proceso
mediante el cual los acontecimientos, las decisiones y las actividades en una parte del mundo llegan a tener
consecuencias significativas para los individuos y comunidades de partes bastante distantes del globo”.
4
Rosenau (1990) habla del paso de la era nacional a la posnacional asociada con las circunstancias
específicas del sistema político internacional y al hecho de que “la estructura monocéntrica del poder de
los estados nacionales rivales ha sido sustituida por un reparto de poder policéntrico, que hace que una
gran pluralidad de actores transnacionales y nacionales-estatales compitan o, en su caso, cooperen, entre
sí”. Beck (1998) –quien menciona a Rosenau– cita a David Held, quien matiza la postura de Rosenau al
señalar que la pérdida de soberanía debe entenderse más como un “poder escindido” que es “percibido
como algo fraccionado por toda una serie de actores –nacionales, regionales e internacionales– y que se
encuentra limitado y maniatado precisamente por esta pluralidad inmanente”.
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“la integración es una característica necesaria para el desarrollo del capitalismo”, véase Frambes-Buxeda
(1993).
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6
Los procesos de integración tienen carácter regional y tienen la tendencia a desarrollarse más
completamente en aquellas regiones donde existan las condiciones económicas y políticas apropiadas,
véase Frambes-Buxeda (1993:281).
7
Weber (1984:54) plantea que “la legitimidad es la justificación del dominio que ejerce el Estado sobre
los hombres”.
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para entender los procesos que han cadas como foráneas en sus propios
acontecido en las fronteras nacionales territorios.
se tenga que trascender la cuestión de El desdibujamiento de la geome-
la identidad nacional (como dato de tría territorial, construida orgullosa-
origen) y haya que enfocarse al análi- mente por una civilización occidental
sis de los procesos sociales y cultura- racionalista y universalista, ha dejado
les que vertiginosamente suceden en al desnudo una geopolítica caótica que
ese espacio, lo que a final de cuentas busca conformar a toda costa ejes de po-
redunda en la comprensión de cómo der y de influencia que sobrepasan a los
se resignifican las propias identidades estados, como esqueleto de un orden
étnicas y culturales. mundial que no acierta a acomodar sus
Por otra parte, las fronteras nacio- piezas sin violencia. Las fronteras ac-
nales siempre han sido fronteras de tuales se yuxtaponen y atraviesan car-
exclusión, y lo siguen siendo aún en el gando consigo la herencia de toda una
paradigmático caso de la unificación historia nacional que daba cobertura,
europea bajo el Tratado de Maastricht. Se justificación y validez a los estados y
crea un mundo unificado pero se crean sus identidades (Badie y Smouts, 2000).
nuevas clasificaciones frente a las mino- Las fronteras se esfuman en Eu-
rías; nuevas marcas para una exclusión ropa pero se refuerzan en otras partes
vieja que se renueva; nuevas medidas para separar lo que siempre ha estado
proteccionistas, nuevas deportaciones unido o quiere estarlo a pesar de las di-
y nuevas medidas terroristas contra el ferencias culturales o de las visiones de
terrorismo (real o inventado); nuevos mundo. Se construye hoy día una cerca
sectores excluidos, siempre los del sur, electrónica de 350 kilómetros para se-
los inmigrantes procedentes del tercer parar Cisjordania de Israel y de Jerusa-
mundo, del este de Europa, la “gen- lén. Otro tanto está ocurriendo en la
te de color” y las mujeres. El Estado frontera México-Estados Unidos. Los
nación, como comunidad imaginada estados y las corporaciones se unifican
(Anderson, 1993), es más una cons- dejando a un lado los límites nacionales
trucción ideológica para clasificar, je- pero quieren seguir teniendo separa-
rarquizar y a la vez ocultar y negar la dos a los pueblos y a los individuos que
existencia de la alteridad cultural sobre ya han elegido sus vínculos culturales,
todo en el espacio de la frontera na- laborales, sus comunidades imaginadas
cional; y esto tanto en Europa como más allá de las fronteras nacionales.
en América, pues también América Es por ello que las nacionalidades se
Latina excluye a sus propias minorías despiertan violentamente dando lugar
marginalizadas, estigmatizadas y ubi- a una multiplicidad de microconflictos
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localizados. Fronteras más porosas que ción que acontece “más allá” de las
ayer; sin embargo infinitamente más fronteras nacionales sin que implique
numerosas que a principios del siglo una negación de la “nacionalidad” de
xix, cuando sólo algunos imperios se la que parte. Una transnacionalidad que
repartían las tierras habitadas. atañe a prácticas sociales fuera de las
Se puede hablar de regiones de fronte- fronteras nacionales que llevan la mar-
ras, entendidas como espacios intercul- ca de la nacionalidad. ¿Llegará el día en
turales, interétnicos e intersocietarios que las prácticas sociales en diversas re-
en los que hay un cruce dinámico y giones transfronterizas de una América
complejo de diversas territorialidades del Norte producto de una integración
y visiones del mundo. La resultante es de estados nacionales revelen al mismo
un espacio en el que se construyen y tiempo un carácter transnacional y se
recrean identidades y posiciones po- expliquen sólo por las prácticas socio-
líticas, mismas que se relacionan de culturales cotidianas de los habitantes
manera compleja y conflictiva según de esas regiones transfronterizas?
la dinámica sociocultural y política que El mejor ejemplo sería el de una
induzcan los actores sociales que las Europa que cada vez más se constituye
detentan. La idea de una “región trans- en un espacio transfrontera, nacido como
fronteriza” demarca una zona de inter- una reacción frente al riesgo de la uni-
cambios dinámicos a nivel de personas, formización del mundo y asumiendo
de valores, de símbolos y de mercancías necesariamente una postura de respeto
que llevan una huella identitaria (nacio- por la diversidad. La visión europea de
nal, regional, global); intercambios tan la integración regional ha tenido que
dinámicos que no forzosamente tien- renunciar a la tradición política de las
den a coincidir con las demarcaciones fronteras absolutas y las identidades
nacionales. Este espacio contiene fron- nacionales monolíticas causantes de
teras, aunque en los hechos las trascien- tantas guerras en su geografía. Hoy en
da (el norte de México y el sur de Es- día Europa se está haciendo a sí misma
tados Unidos, la región transfronteriza como una superposición de fronteras
del Caribe, la región andina, etcétera); en las que se revelan todas las histo-
y ello es relevante no sólo porque co- rias nacionales, todas las culturas y las
rresponden a diferentes entidades po- nuevas prácticas trasnacionales de cada
lítico-administrativas, sino porque ellas uno de los pueblos que la constituyen.
implican diversos órdenes societarios y Estas complejas relaciones entre
posiciones políticas en interacción. pueblos y sociedades nacionales en es-
Otra dimensión interesante a este pacios transfronterizos están detrás de
nivel es la transnacionalidad como situa- la geopolítica de los conflictos en esas
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nuclear. De ahí que sea necesario reen- ¿En qué sentido las fronteras nacionales se
focar bien las miras telescópicas hacia han transformado?
los verdaderos enemigos: la intoleran-
cia, la exclusión, el racismo, los odios Las fronteras ya no son sólo los esce-
nacionales, los fundamentalismos de narios en los que se disputan los va-
todo tipo (religiosos y políticos). Hay lores nacionales y se defiende la sobe-
que reconocer que se está acabando ranía. Hoy ocurren un sinnúmero de
y debe acabarse un mundo en el que fenómenos en ellas, transformaciones
sólo se escucha una sola voz. La paz de todo tipo: económicas, sociales, po-
de las fronteras pluriculturales no pue- líticas pero sobre todo culturales, mis-
de depender de una sola nación pues mas que trascienden los límites de las
ninguna puede garantizar el equilibrio dinámicas propias de los estados na-
mundial. cionales. La bidimensionalidad identitaria
Querer homogeneizar al mundo (nosotros y los otros) presente en toda
ha sido el sueño de Occidente, pero frontera nacional ha cedido su lugar a
también de otras civilizaciones a las una multidimensionalidad identitaria (di-
que se ha estigmatizado desde hace si- versos nosotros) detrás de una dinámica
glos con el paganismo y la otredad. Tal transfronteriza que constituye, crea y
pretensión es un auténtico delirio que recrea a las comunidades pluricultura-
lo único que ha provocado ha sido una les que se forman en las fronteras en
negación de las fronteras y las iden- un ambiente potencialmente conflicti-
tidades haciendo que, tras de su pre- vo. De ahí el reto de encontrar fórmu-
tendida desaparición, broten de nuevo las políticas democráticas y sobre todo
cargadas de más odio reproduciendo al configurar una cultura política fronteriza
infinito la diversidad sin posibilidad de para garantizar el diálogo y la nego-
negociar los espacios de convivencia; ciación de los espacios vitales para re-
con ello sólo se ha logrado potenciar la producir a las comunidades culturales
amenaza y la violencia de grupos que y garantizar la convivencia pacífica en
hacen del odio identitario la consigna estos espacios tan peculiares.
de todos los días que alimenta su vio- Entonces es importante avanzar
lenta militancia. Y ambas amenazas, las en la creación de nuevos enfoques
de los estados monolíticos violentos teóricos en torno de las fronteras con-
(negadores de la diversidad) y la de los cebidas como espacios de diversidad
grupos fundamentalistas alimentados étnica y sociocultural, pero sobre todo
por ésos, son ahora la verdadera ame- asumir de manera realista que estas re-
naza global. giones son zonas de conflictos en las
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Bibliografía