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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

Sala Segunda

Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del estado Zulia

Maracaibo, doce (12) de Junio de 2017.

ASUNTO PRINCIPAL : 12C-29037-17

ASUNTO : VP03-R-2017-000242

DECISIÓN No. 219-17.

PONENCIA DEL JUEZ DE APELACIONES FERNANDO JOSÉ SILVA PÉREZ.

Fueron recibidas las presentes actuaciones, en virtud de los recursos de apelaciones interpuestos,
el primero por la ABOG. JHOANY CAROLINA RODRÍGUEZ GARCÍA, Defensora Pública Auxiliar Penal
Ordinario, encargada de la Defensoría Pública Trigésima Séptima (37°), adscrita a la Unidad de la
Defensa Pública del estado Zulia, actuando como defensora del ciudadano CIRO ALBERTO
CUBILLAN MUÑOZ, titular de la cédula de identidad No. V-13.174.827, y el segundo, propuesto por
el profesional del derecho EDUIN ALBERTO NAVARRO PIRELA, inscrito en el Instituto de Previsión
Social del Abogado, (Inpreabogado) bajo el No. 22.998, actuando como defensor privado del
ciudadano MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN, titular de la cédula de identidad No. V-
5.058.051; contra la decisión No. 148-17, dictada en fecha 08 de febrero de 2017, por el Juzgado
Décimo de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia;
mediante la cual ese Tribunal entre otros pronunciamientos, decretó: Primero: Decreta la
aprehensión en flagrancia de los imputados de autos, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 44 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Segundo: Acordó Medida
Cautelar de Privación Judicial Preventiva de Libertad, de conformidad con los artículos 236
numerales 1, 2, y 3, 237 y 238 del Código Orgánico Procesal Penal, en contra de los ciudadanos
MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN y otros, por la presunta comisión del delito de TRÁFICO
ILÍCITO DE MATERIAL ESTRATÉGICO, previsto y sancionado en el artículo 34 de la del Código Penal,
la Ley Contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, cometido en perjuicio de
la GOBERNACIÓN DEL ESTADO ZULIA.

Se ingresó la presente causa en fecha 31 de Mayo de 2017, se recibió la causa y se dio cuenta a los
Jueces integrantes de esta Sala, designándose ponente al Juez Profesional FERNANDO JOSÉ SILVA
PÉREZ, quien con tal carácter suscribe la presente decisión.
Esta Sala Segunda de la Corte de Apelaciones, en fecha 01 de Junio de 2017, declaró admisible el
recurso interpuesto, por lo que, este Tribunal Colegiado encontrándose dentro del lapso legal,
pasa a resolver sobre las cuestiones planteadas en los siguientes términos:

DEL PRIMER RECURSO DE APELACIÓN DE AUTOS INTERPUESTO.

Se evidencia de actas que la ABOG. JHOANY CAROLINA RODRÍGUEZ GARCÍA, Defensora Pública
Auxiliar Penal Ordinario, encargada de la Defensoría Pública Trigésima Séptima (37°), adscrita a la
Unidad de la Defensa Pública del estado Zulia, actuando como defensora del ciudadano CIRO
ALBERTO CUBILLAN MUÑOZ, presentó recurso de apelación de autos, bajo los siguientes términos:

Inició argumentando la defensora técnica que: “…Es el caso que el Juzgado de Control, no tomo en
cuenta lo alegado por la Defensa Pública, primeramente con respecto a las nulidades requeridas
fundamentadas en los artículos 174 y 175 del Código Orgánico Procesa! Penal, por violación de los
derechos y garantías establecidos los artículos 47, 60 de la Constitución de la Republica Bolivariana
de Venezuela, en concordancia con los artículos 196 y 191 del Código orgánico Procesal Penal,
inobservandose las normas que protegen e! derecho a la libertad personal y el derecho a la
presunción de inocencia y búsqueda de la verdad, contemplados en los artículos 26, 44 y 49 de la
Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, en relación con los artículos 8, 9, 13 y 233
del Código orgánico Procesal Penal, por lo que se esta cercenando totalmente el DERECHO A LA
LIBERTAD PERSONAL Y PRESUNCION DE INOCENCIA en la presente causa, en razón de una decisión
carente de toda lógica jurídica, que no explica por que no asistía la razón a esta defensa, no
comprendiendo hasta el presente momento mi defendido, los motivos por los cuales se le decreto
una medida de Privación de Libertad que hasta la presente fecha lo coacciona…”

Continúo afirmando que: “… Así pues, no se evidencia en la fundamentación dada por la jueza de
primera instancia en que momento se desvirtuó el principio de presunción de inocencia que
ampara a mi representado tomando en consideración que no existe en actas ningún elemento que
permita sostener que mi representado fuse efectivamente la persona que llevara a efecto los
actos constitutivos de los delitos que se le imputaron en la audiencia de presentación…”.

Refirió la recurrente lo siguiente: “…Ciudadanos Magistrados, se evidencia indiscutiblemente que


con el decreto de privación de libertad se causa un gravamen irreparable a mi defendido, toda vez
que el mismo es decretado en ausencia de elementos de convicción que lo vinculen directamente
con la ejecución del delito que fue imputado por el Ministerio Publico, pues el tribunal no realiza
un análisis de los elementos del caso presentado y los medios de obtención de la información,
pudiendo haberse decretado otra medida cautelar menos gravosa y proseguir con la misma sin el
menoscabo del derecho a la libertad persona! y presunción de inocencia que ampara a mi
defendido, violentándose el contenido de los artículos 26 y 49 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, respecto a la efectiva y al derecho a la defensa que asiste a mi
defendido en todo estado y grado del proceso…”

Señaló que: “…Es por ello que al recaer sobre mi defendido una Medida Privativa de Libertad por
unos delitos que evidentemente no cuenta con elementos de convicción suficientes, por cuanto el
Ministerio Publico no ha recabado las suficientes diligencias de investigación que comprometan
seria y fundadamente la responsabilidad penal del mismo en los hechos que se le imputan, mi
representado esta siendo gravemente afectado por dicha medida privativa de libertad, por cuanto
la misma no puede ser decretada sin fundados y serios elementos de convicción que haga
presumir su participación en los hechos atribuidos. Esta defensa no solo denuncia, la falta de
suficiente motivación en la decisión dictada por el Juez de Control, sino que precisamente con una
decisión acéfala de fundamento, se decrete una medida de privación preventiva de libertad sin
encontrarse llenos los extremos de ley establecidos en el artículo 236 del Código Orgánico
Procesal Penal…” Citando de seguidas diversos fallos emitidos por el Máximo Tribunal de la
República así como a diversos autores en materia de Derecho Procesal Penal Venezolano.

Esgrimió que: “…Al realizar la valoración sobre la procedencia o no de la medida cautelar de


privación de libertad en contra de mi representado solicitada por la vindicta publica, el juzgado a
QUO se limita a señalar, sin fundamentos y debida motivación, los presupuestos necesarios para
dictar dicha medida a mi defendido, ciudadanos magistrados deben aplicarse en el caso que nos
ocupa, los postulados que nuestro sistema penal acusatorio establece con preferencia, hoy en día,
la legislación que establece lineamientos para que una persona concurra ante el Juez de Control o
Juicio, y pueda ser Juzgado en Libertad; Asimismo cabe señalar que el artículo 233 del Código
Orgánico Procesal Penal, habla de la Interpretación restrictiva (…) De manera que, consagrado así
entonces en nuestra legislación procesal penal, de manera expresa, el principio de Afirmación (sic)
de Libertad (sic) y no la privación o restricción de ella, como medida de carácter excepcional y de
interpretación restrictiva, establece como regla general el derecho del imputado a permanecer en
libertad durante el proceso, con las excepciones que el propio Código contempla. Se infiere que si
bien es cierto que existen disposiciones generales que garanticen que los ciudadanos puedan
acudir en libertad ante un proceso judicial, no es menos cierto que el Juez deberá velar porque se
cumpla con la finalidad del mismo, es decir, que los imputados comparezcan a este ultimo y así
garantizar el debido proceso lo que se traduce en una sana y critica Administración de Justicia…”
Preciso que: “…No obstante lo anterior, estima esta Defensa, luego de efectuado el
correspondiente estudio de las actuaciones, que en el caso de autos, ciertamente, la privación
judicial preventiva de libertad resulta desproporcionada, en relación a los hechos narrados en
actas. De todo lo anteriormente expuesto se observa que la Jueza de Control mediante su decisión
violento el derecho a la tutela judicial efectiva y al debido proceso que le asisten a mi defendido…”

Razono la defensora pública que: “…Por ello, al haber pronunciado una decisión con falta de
motivación suficiente, la Juzgadora ha violentado los derechos y garantías de mi defendido,
referidos al derecho a la defensa e igualdad de las partes, al debido proceso, y la tutela judicial
efectiva, el principio in dubio pro reo, afirmación de libertad y presunción de inocencia,
establecidos en el artículo 49 de la Constitución Nacional de la Republica Bolivariana de Venezuela,
y los artículos 1, 8, 9, 127, 157 y 233 del Código Orgánico Procesal Penal, y así solicito lo declaren
los Jueces o Juezas Superiores Profesionales de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal
del Estado Zulia, y en consecuencia, restituyan la libertad a mi defendido bajo los principios de
libertad y justicia, o en todo caso, se le imponga de acuerdo a su presunta responsabilidad
individualizada, una medida cautelar sustitutiva a la privación judicial preventiva de libertad…”

PETITORIO: La ABOG. JHOANY CAROLINA RODRÍGUEZ GARCÍA, Defensora Pública Auxiliar Penal
Ordinario, encargada de la Defensoría Pública Trigésima Séptima (37°), adscrita a la Unidad de la
Defensa Pública del estado Zulia, actuando como defensora del ciudadano CIRO ALBERTO
CUBILLAN MUÑOZ, solicitó se declare admisible el recurso de apelación de autos presentado, se
declare con lugar el mismo y en consecuencia se declaren con lugar las pretensiones allí expuestas

DEL SEGUNDO RECURSO DE APELACIÓN DE AUTOS INTERPUESTO.

Se evidencia de actas que el profesional del derecho EDUIN ALBERTO NAVARRO PIRELA, actuando
como defensor privado del ciudadano MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN, interpuso recurso
de apelación de autos, bajo los siguientes términos:

Refirió la defensa privada que: “…Con ocasión al acto de presentación del presunto imputado, la
defensa solicito a la Juez de Duodécima de Primera Instancia en Funciones de Control, la libertad
inmediata de los mismos o en su defecto la aplicación de una medida cautelar menos gravosa,
considerando que existía la "NULIDAD ABSOLUTA" de las actuaciones, de conformidad con lo
establecido en los artículos 174 y siguientes…”
En base a los planteamientos que anteceden señaló la defensa que: “…Mi defendido fue
aprehendido por varios funcionarios del Instituto Autónomo de la Policía del Municipio San
Francisco (Polisur), en el frente de la vivienda del Policía Jubilado quien le manifestó al ciudadano
MANUEL ANTONIO VILLALOBOS, que los tubos que le iba a vender le pertenecían a su hijo que
trabajaba en una contratista de la Alcaldía de San Francisco y no dentro de la vivienda como lo
colocaron en las actas policiales y posteriormente fueron obligados a colocar los referidos tubos
en el interior del camión para tomarle fotógrafas y tratar de encuadrar los hechos en el delito de
Trafico ilícito de Materiales Estratégicos…”.

Puntualizó que: “…Los funcionarios actuantes realizaron un allanamiento en la propiedad del


Policía Jubilado, sin Orden (sic) Judicial (sic), violando de forma flagrante lo establecido en el
articulo 196 del Código Orgánico Procesal Penal, el cual establece: "el registro se realizara en
presencia de dos (02) testigos hábiles, en lo posible vecinos del lugar, que no deberán tener
vinculación con la policía". Este requisito es indispensable para que el procedimiento pueda tener
validez jurídica, ya que de lo contrario los funcionarios policiales pudieran sembrar algunas
evidencias a cualquier persona para involucrarla en algún hecho punible…”. Citando de seguidas el
fallo No. 561 de la Sala de Casación Penal. Expediente No. 06-0362, de fecha 14 de diciembre de
2006 emitido por el máximo Tribunal de la República.

Acoto el recurrente que: “…Resulta evidente que desde el inicio del presente proceso se
ejecutaron acciones opuestas a la constitucionalidad y a la legalidad, lo cual conlleva a establecer
que las pruebas así obtenidas que sirvieron al (sic) juzgador (sic) para condenar al imputado son
ilícitas y no se les puede dar a las mismas valor probatorio alguno, habida cuenta de su origen,
todo de conformidad con lo establecido en el articulo 13 y 197 del Código Orgánico Procesal Penal,
(…). En consecuencia de lo antes expuesto y por cuanto fue indebidamente interpretado el articulo
210 del Código Orgánico Procesal Penal, la presente denuncia debe ser declarada con lugar y
anulado el allanamiento efectuado, así como las pruebas que se derivan con ocasión a este….”

Apunto la defensa técnica que: “…Asimismo, los funcionarios actuantes nunca realizaron el
procedimiento de forma legitima, ya que tenían que tener la denuncia de la persona o institución
a quienes le hurtaron esos bienes muebles, sino que realizaron el procedimiento por la
información anónima de varias personas las cuales podían ser utilizadas como testigos del
procedimiento policial, pero posteriormente lograron observar la presencia de un vecino del lugar
de nombre CIRO CUBILLAN, a quien le exigieron que colocara los tubos en el camión y que sirviera
de testigo del procedimiento, a lo cual se negó y fue colocado en las actas policiales como
imputado del presunto delito y quien es vecino de varios personas que presenciaron todas las
irregularidades cometidas por los funcionarios actuantes y quienes serán promovidos en su
oportunidad legal en el Ministerio Publico…”.
Esbozó que: “…Los funcionarios actuantes tampoco realizaron alguna experticia de
reconocimiento de los bienes incautados para determinar a que organismo del estado o a que
particular le pertenecían los mencionados bienes muebles, razón por la cual la Fiscalía de
Flagrancia, después de observar tantas irregularidades ordeno a los funcionarios actuantes que se
llevaran las actas policiales para ubicar a la victima para tomarle una entrevista y para que
realizaran una experticia a los bienes incautados, pero no tenían el tiempo suficiente para realizar
esas diligencias y regresaron al Palacio de Justicia y consignaron por segunda vez las actuaciones
en la Fiscalía de Flagrancia…”

Por otra parte argumento el apelante que: “…En el mismo acto de presentación, en nuestra
exposición se señalo, que de actas no surgían elementos de convicción para estimar que mi
defendido era el autor o participe del hecho punible precalificado por el Ministerio Publico, como
lo es el TRAFICO ILICITO DE MATERIALES ESTRATEGICOS, previsto y sancionado en el articulo 34 de
la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, cometido en
perjuicio de la Gobernación del Estado Zulia, ya que el presunto delito no se realizo y en el
supuesto negado que se haya cometido fue en GRADO DE TENTATIVA, ya que los bienes muebles
nunca salieron de la esfera de dominio del propietario del inmueble donde se encontraban los
tubos objeto de la presente investigación…”.

Con respecto a lo anterior aseguró que: “…Asimismo, la Jueza Duodécima de Primera Instancia en
Funciones de Control, de este Circuito Judicial Penal del Estado Zulia, en su dispositiva solo se
limito a copiar textualmente la exposición del Ministerio Publico; la imposición de los derechos,
garantías e identificación del imputado; la exposición de la defensa del imputado; los fundamentos
de hecho y de derecho para dictar la dispositiva, los cuales fueron una explanación (sic) fiel y
exacta de los elementos probatorios promovidos por el Ministerio Publico, sin ningún tipo de
análisis en la apreciación de las pruebas, según la sana critica, observando las reglas de la lógica,
los conocimiento científicos y las máximas de experiencia, ya que si bien es cierto que es necesario
una investigación para determinar si el imputado tiene alguna responsabilidad penal, también es
cierto, que la misma se pudo haber llevado a cabo con la aplicación de una medida cautelar menos
gravosa, tomando en cuenta que mi defendido tuvo el valor de decir toda la verdad de los hechos
investigados y aunado al hecho que los funcionarios actuantes realizaron un procedimiento
plagado de irregularidades el cual fue recibido por el Ministerio Publico, sin hacer ningún tipo de
pronunciamiento con relación a las irregularidades evidentes en el procedimiento y sin hacer valer
su autonomía como Fiscal del Ministerio Publico…”.
Adujo que: “…Asimismo, la referida Jueza, tampoco le dio cumplimiento a la disposición contenida
en los ordinales 1°, 2° y 3°, del articulo 236, en concordancia con el numeral 3° del articulo 237 y el
numeral 2° del articulo 238, todos del Código Orgánico Procesal Penal, los cuales señalan los
requisitos de procedencia de la privación judicial preventiva de libertad, deben ser concurrentes,
lo cual a criterio de la defensa, en el presente caso nos encontramos en evidente inexistencia de lo
señalado en los numerales 1°, 2° y 3° de la norma antes citada, relativos a la comisión de un hecho
punible que merezca pena privativa de libertad: 1) Este delito nunca se realizo, ya que el
defendido estaba frente a la casa del propietario de la vivienda, quien extrañamente no fue
colocado en las actas como imputado, ya que presuntamente esos bienes muebles son de su hijo
que tiene una contratista que trabaja para la Alcaldía de San Francisco…”

Esgrimió que: “…Con relación a los fundados elementos de convicción para estimar que el
imputado ha sido autor o participe en la comisión de un hecho punible, solo existe el acta policial
realizada por los funcionarios actuantes la cual es totalmente nula, por cuanto no ubicaron a los
testigos presénciales que avalaran el procedimiento " policial; 3) Con relación a la presunción
razonable, por la apreciación de las circunstancias del caso particular, de peligro de fuga o de
obstaculización en la búsqueda de la verdad respecto de un acto concrete de investigación, las
mismas quedan desvirtuadas por cuanto mi defendido tiene arraigo en el país determinado por el
domicilio aportado en las respectiva declaración, quien convive con sus familiares, además es
trabajador honesto, aunado al hecho que aporto información relevante para el total
esclarecimiento del hecho investigado….” Citando se seguidas la Sentencia No. 247 de la Sala de
Casación Penal. Expediente No. C06-0210 de fecha 30 de mayo del año 2006. y la Sentencia No.
460 de la Sala de Casación Penal. Expediente No. 07-0140 de fecha 02 de Agosto de 2007.

Igualmente la defensa privada expreso que: “…estima importante esta Defensa, señalar el
contenido del articulo 282 del Código Orgánico Procesal Penal, el cual es muy claro al establecer el
control que deben ejercer los jueces en la fase de investigación, con relación al cumplimiento de
los principios y garantías establecidos en la referida norma adjetiva, siendo que una de esas
garantías que protegen a mi defendido en el caso que nos ocupa, es el debido proceso,
establecido en el articulo 1 del Código Orgánico Procesal Penal, en concordancia con el articulo 49
ordinal 1° de la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, y es esa precisamente la
función del Juez de Control en casos como este, ser vigilante en el cumplimiento de los principios y
garantías constitucionales que amparan a todo ciudadano señalado en la comisión de un hecho
punible…”

PETITORIO: el profesional del derecho EDUIN ALBERTO NAVARRO PIRELA, actuando como
defensor privado del ciudadano MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN, solicitó a la Sala de la
Corte de Apelaciones que por distribución correspondiera conocer del presente asunto, fuese
admitido el recurso de apelación de autos presentado, se anule la decisión dictada por el Juzgado
Duodecimo de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del Estado
Zulia, en fecha 08-02-17, y en consecuencia, se decrete la libertad Inmediata sin restricción alguna
de su representado.

DE LAS CONSIDERACIONES DE ESTA SALA PARA DECIDIR

De la revisión exhaustiva realizada a las actas que conforman el presente asunto penal, se observa
que los escritos recursivos interpuestos el primero de ellos por la ABOG. JHOANY CAROLINA
RODRÍGUEZ GARCÍA, Defensora Pública Auxiliar Penal Ordinario, encargada de la Defensoría
Pública Trigésima Séptima (37°) adscrita a la Unidad de la Defensa Pública del estado Zulia,
actuando como defensora del ciudadano CIRO ALBERTO CUBILLAN MUÑOZ, y el segundo
presentado por el profesional del derecho EDUIN ALBERTO NAVARRO PIRELA, actuando como
defensor privado del ciudadano MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN, están dirigidos a
impugnar la decisión No. 148-17, dictada en fecha 08 de febrero de 2017, por el Juzgado Décimo
de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia; mediante
la cual ese Tribunal entre otros pronunciamientos, decretó: Primero: Decreta la aprehensión en
flagrancia de los imputados de autos, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 44 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Segundo: Acordó Medida Cautelar de
Privación Judicial Preventiva de Libertad, de conformidad con los artículos 236 numerales 1, 2, y 3,
237 y 238 del Código Orgánico Procesal Penal, en contra de los ciudadanos MANUEL ANTONIO
VILLALOBOS RINCÓN y otros, por la presunta comisión del delito de TRÁFICO ILÍCITO DE MATERIAL
ESTRATÉGICO, previsto y sancionado en el artículo 34 de la del Código Penal, la Ley Contra la
Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, cometido en perjuicio del ESTADO
VENEZOLANO.

En cuanto al primer recurso de apelación, presentado por la ABOG. JHOANY CAROLINA


RODRÍGUEZ GARCÍA, Defensora Pública Auxiliar Penal Ordinario, encargada de la Defensoría
Pública Trigésima Séptima (37°) adscrita a la Unidad de la Defensa Pública del estado Zulia,
actuando como defensora del ciudadano CIRO ALBERTO CUBILLAN MUÑOZ, se tiene que el mismo
fue interpuesto por considerar que las actas policiales se encuentran viciadas de nulidad de
conformidad con lo establecido en los artículos 174, 175 y 180 del texto adjetivo penal, al
inobservarse el contenido de lo dispuesto en los artículos 191 y 196 de la norma in comento,
referidos a la inspección de personas sin la presencia de testigos civiles y al presunto allanamiento
efectuado por los funcionarios policiales de manera irregular pues ambas actuaciones
incumplieron los parámetros establecidos por el legislador patrio.
Igualmente consideró la defensa pública, que en el presente asunto no se encuentran acreditados
los extremos previstos en los artículos 236, numerales 1°, 2° y 3° 237 y 238 del Código Orgánico
Procesal Penal, habida cuenta que de actas no se desprenden elementos de convicción que hagan
presumir que su defendido es autor o partícipe en el delito endilgado por quien detenta el ius
puniendi, posee arraigo en el país, no ostenta conducta predelictual no existe la posibilidad de
establecer que el mismo pueda destruir, modificar u ocultar los elementos de convicción
presentados por la representación fiscal, por lo que la medida de coerción personal dictaminada
en su contra es desproporcional y le genera un gravamen irreparable, acotando que decisión
recurrida a todas luces carece de fundamentación jurídica.

En este mismo sentido, objetó la defensa técnica la calificación jurídica atribuida a los hechos,
dado que desde su punto de vista no se cumplen los elementos básicos del delito de TRÁFICO
ILÍCITO DE MATERIAL ESTRATÉGICO, previsto y sancionado en el artículo 34 de la del Código Penal,
la Ley Contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, siendo que del contenido
del acta policial levantada con ocasión a la detención de los encartados de autos, se desprende la
incautación de objetos que a su modo de ver no son utilizados en el proceso productivo del país.

Bajo esta misma óptica, y en atención al segundo escrito recursivo presentado por el ABOG. EDUIN
ALBERTO NAVARRO PIRELA, actuando como defensor privado del ciudadano MANUEL ANTONIO
VILLALOBOS RINCÓN, quien denuncia que su defendido fue detenido por funcionarios
pertenecientes al Instituto Autónomo de la Policía Bolivariana del Municipio San Francisco
(POLISUR), frente a la residencia de un ciudadano quien indicó al encartado de autos que los tubos
que le vendería pertenecían a su hijo quien laboraba en la Alcaldía del Municipio San Francisco, y
no dentro de la vivienda como se refleja en las actas policiales, siendo coaccionados en colocar los
referidos tubos en una unidad vehicular para aparentar la comisión del delito atribuido por el
Ministerio Público; arguyó la defensa que se efectuó un allanamiento en una residencia en franca
violación a lo pautado en el artículo 196 del Código Orgánico Procesal Penal, sin la presencia de
dos testigos civiles durante su elaboración, cuestionando la legitimidad del procedimiento policial
al no constar denuncia de las personas o institución de los propietarios de dichos materiales,
alegando que los funcionarios policiales solicitaron la ayuda del ciudadano Ciro Cubillan, a quien le
requirieron colocara los tubos en un camión y a su vez sirviera de testigo del procedimiento a lo
que se negó y fue su motivo de imputación, apunto la falta de experticia de reconocimiento de los
bienes incautados a los fines de terminar a que organismo del Estado pertenecían los mismos por
lo que observa que el Ministerio Público al percatarse de dichas irregularidades ubica a la víctima
para tomarle entrevista y se efectuara la experticia de reconocimiento.

Indicó la defensa privada, que de actas no se desprenden elementos de convicción que hagan
presumir que su defendido es autor o partícipe en el tipo penal de TRÁFICO ILÍCITO DE MATERIAL
ESTRATÉGICO, previsto y sancionado en el artículo 34 de la del Código Penal, la Ley Contra la
Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, por cuando el delito no se realizo y en el
supuesto negado que se haya cometido fue en Grado de Tentativa, tomando en cuenta que los
objetos nunca salieron de las esfera de dominio del propietario del inmueble.

Continuó refiriendo, que la Juzgadora de instancia emitió su decisión sin realizar un análisis en la
apreciación de las pruebas, según la sana crítica, observando las reglas de la lógica, los
conocimientos científicos y las máximas de experiencia, tomando en cuenta las irregularidades
observadas en el procedimiento policial, siendo prudente el decreto de una medida menos
gravosa, al no encontrarse llenos los extremos previstos en los artículos 236 numerales 1°, 2° y 3°,
237 y 238 del Código Orgánico Procesal Penal, preexistiendo como único elemento el acta policial
suscrita por los funcionarios pertenecientes al Instituto Autónomo de la Policía Bolivariana del
Municipio San Francisco (POLISIR).

Una vez analizados los recursos interpuestos por las defensas técnicas, evidencian los integrantes
de este Cuerpo Colegiado que los motivos de denuncia de los recursos se encuentran
estrechamente vinculados entre si, por lo que los mismos serán resueltos de forma conjunta.

Precisadas como han sido las denuncias contentivas en ambos recursos de apelación, estos Jueces
de Alzada los fines de poder dilucidar cada una de ellas, consideran pertinente citar los
fundamentos de hecho y de derecho explanados por la Jueza de Control, quien dejó plasmado en
la recurrida textualmente:

“… (Omisis)… En relación a lo planteado por la defensa en cuanto a la calificación jurídica realizada


por el Ministerio Publico, este Tribunal estima propicio acotar que la imputación realizada por la
Fiscalía del Ministerio Publico, en la ya citada fase preparatoria, constituye una precalificación, es
decir, esta imputación no tiene carácter definitivo en el ejercicio de la acción penal para la que
esta facultado, ya que la misma podría ser desechada o sufrir cambios al momento del Ministerio
Publico emanar el acto conclusivo respectivo este particular. Igualmente sucede con la
determinación del modo de participación que pudieron haber tenido los imputados de actas en los
hechos que dieron origen a la presente causa, por lo que es pertinente, contar con las restantes
diligencias de investigación para determinar claramente cual fue la participación, en caso de
haberlo hecho, los imputados de autos, en el delito que se les imputan, diligencias que por estar
en fase preparatoria, la Representación Fiscal aun deberá realizar, situación que no conlleva a la
violación de derechos de rango constitucional ni legal de los imputados de autos, por cuanto la
precalificación aportada por el Ministerio Publico, constituye un resultado provisional de la
subsunción que se hace de los hechos acontecidos, en las normas contentivas de las conducta
antijurídicas, y así lo ha establecido la Sala Constitucional de nuestro Máximo Tribunal, en
sentencia Nº 52 de fecha 22-02-05/ Por lo que este Tribunal comparte la precalificación jurídica
aportada por el Ministerio Publico, y en consecuencia al no evidenciarse infracciones de derechos
y garantías constitucionales en el caso bajo análisis, en lo atinente a la aprehensión de los
mencionados imputados, lo ajustado a derecho es declarar SIN LUGAR lo solicitado por la defensa.

Por otra parte, en relación a lo alegado por la defensa en cuanto a la falta de testigos estima
oportuno esta juzgadora referir que en los 191 y 192 del Código Orgánico Procesal Penal, no se
desprende la obligación por parte de los funcionarios policiales, de ubicar testigos que presencien
tal inspección, cuando establece "procurara si las circunstancias lo permiten, hacerse acompañar
de dos testigos".

De lo anterior, se desprende que para proceder a la inspección de una persona, los funcionarios
actuantes, deben primeramente tener motivo suficiente para presumir que la persona detenta de
alguna forma un objeto relacionado con algún hecho punible; y en segundo lugar, debe advertirse
a dicha persona sobre tal sospecha y sobre el objeto buscado, solicitándose previamente su
exhibición, en respeto de la dignidad personal y el trato que debe darse en virtud del principio de
inocencia

Asimismo, se evidencia que la presencia de su acompañamiento de dos testigos no constituye un


requisito de procedibilidad o un elemento sine qua non para la validez de la inspección de
personas, razón por la cual, este juzgado considera que la solicitud de nulidad absoluta realizada
por la defensa, no es procedente en derecho por los fundamentos expuestos, Así se decide.

Por otra parte, en atención a lo alegado por la defensa en cuanto a la falta de orden de
allanamiento en el caso que nos ocupa, estima oportuno este juzgado transcribir lo siguiente:

Articulo 196. Allanamiento.

(… Omisis…).Por lo que, observan quien aquí decide que en atención a la norma ut supra transcrita
no le asiste la razón a la defensa de autos, por lo que lo procedente es declarar sin Lugar (sic)
dicho planteamiento. Y así se decide.

Ahora bien, en relación a la nulidad alegada por la defensa de los imputados, conviene destacar
que el principio que rige el sistema de las nulidades en el proceso penal, se encuentra establecido
en el articulo 175 del Código Orgánico Procesad Penal, de acuerdo con el cual no podrán ser
apreciados para fundar una decisión judicial, ni utilizados como presupuestos de ella, los actos
cumplidos en contravención o con inobservancia de las formas y condiciones previstas en la norma
adjetiva penal, la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, las leyes y tratados,
convenios o acuerdos interacciónales suscritos y ratificados por la Republica, salvo que el defecto
haya sido subsanado o convalidado.

De lo cual resulta, que existen nulidades no convalidables y otras que si. Al respecto, la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en Sentencia Nº 201, de fecha 19-02-2004, (…)
En tal sentido, precede este Juzgado a verificar si en el presente caso, la nulidad alegada por la
defensa, constituye una nulidad absoluta, es decir, no saneable o convalidable de conformidad con
los artículos 175, 176 y 177 y 178 del Código Orgánico Procesad Penal. A los fines de su
determinación, el articulo 175 ejusdem establece que se consideran nulidades absolutas aquellas
concernientes a la intervención, asistencia y representación del imputado, o las que impliquen
Inobservancia o violación de derechos y garantías constitucionales fundamentales previstos en la
norma adjetiva penal, en la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, en las leyes y
en los tratados interacciónales suscritos por el país.

Ahora bien, este Tribunal de conformidad con el articulo 257 de la Constitución de la Republica
Bolivariana de Venezuela y el Código Orgánico Procesal Penal y en aras de una correcta
administración de Justicia, ha revisado minuciosamente las actas que conforman la causa y quiere
dejar por sentado que si bien es cierto que las nulidades absolutas pueden invocarse en todo
estado y grado del proceso, es importante destacar que en el presente caso no estamos en
presencia de una de ellas, pues el imputado se encuentra asistido de abogado, en pleno ejercicio
de su derecho a la defensa y no se evidencia ningún acto que contravenga el debido proceso o
normas constitucionales o legales. Así se declara.

(…)

Por los razonamientos de hecho y derecho, anteriormente expuestos, esta Juzgadora declara SIN
LUGAR la solicitud de nulidad presentada por los abogados defensores de los imputados, por
cuanto en la presente causa no se evidencian vicios de nulidad que atenten contra el derecho a la
defensa, al debido proceso o Impliquen violación de otros derechos y garantías constitucionales
fundamentales previstos en la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, en el Código
Orgánico Procesad Penal, en las leyes o en los tratados internacionales suscritos y ratificados por
la Republica. Así se Decide. ,

En tal sentido, consagra la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, en su articulo


44, la inviolabilidad del derecho a la libertad personal, estableciendo que la aprehensión de
cualquier persona solo puede obrar en virtud de dos condiciones, a saber, orden judicial o
flagrancia. En el presente caso, la detención de los ciudadanos 1. ADELFO ANTONIO MARTINEZ
ROMERO, 2. JONATHAN ELOY NAVA, 3. MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCON, 4. CIRO ALBERTO
CUBILLAN MUNOZ, fue efectuada sin que existiese previamente orden judicial, razón por la cual es
necesario definir la existencia o no de flagrancia para que se pueda configurar la aprehensión
antes mencionada de una manera que no contradiga el Texto Tribunal, en Sala Constitucional,
Sentencia Nº 2580 de fecha 11-12-01. Asimismo, es también un delito flagrante aquel que acaba
de cometerse". En este caso, la ley no especifica que significa que un delito "acaba de cometerse".
Es decir, no se determina si se refiere a un segundo, un minuto o más. En tal sentido, debe
entenderse como un momento inmediatamente posterior a aquel en que se llevo a cabo el delito.
Es decir, el delito se cometió, y de seguidas se percibió alguna situación que permitió hacer una
relación inmediata entre el delito cometido y la persona que lo ejecuto, por todo lo antes
expuesto y habida cuenta que, de las actas que componen la presente Causa se evidencia de
forma clara y precisa las circunstancias de tiempo, modo y lugar, como ocurrieron los hechos
imputados en este acto, en ese sentido, se declara la aprehensión en flagrancia de los ciudadanos
1. ADELFO ANTONIO MARTINEZ ROMERO, 2. JONATHAN ELOY NAVA, 3. MANUEL ANTONIO
VILLALOBOS RINCON, 4. CIRO ALBERTO CUBILLAN MUNOZ, en la presunta comisión del Delito de
TRAFICO ILICITO DE MATERIAL ESTRATEGICO, previsto y sancionado en el articulo 34 de la Ley
Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo©, cometido en
perjuicio de la GOBERNACION DEL ESTADO ZULIA. Respecto a la medida cautelar solicitada, este
Tribunal estima necesario señalar, que si bien es cierto la presunción de inocencia y el principio de
afirmación de libertad constituyen garantías constitucionales y dos de los principios rectores del
actual sistema de juzgamiento penal; no obstante los mismos no deben entenderse como un
mecanismo de impunidad frente a los distintos flagelos que azotan nuestra sociedad, pues para
ello y con el objeto de asegurar las resultas del proceso y la finalidad del mismo existe en nuestro
Código Orgánico Procesal Penal el instituto de las Medidas de Coerción Personal, que vienen a
asegurar, en un proceso mas garante los resultados de los diferentes juicios; y las cuaies pueden
consistir en una medida de Privación Judicial Preventiva de libertad o en el otorgamiento de una
Medida Cautelar Sustitutiva de Libertad, en cualquiera de las modalidades que contempla nuestra
ley adjetiva penal, en procesos tan graves como el que nos ocupa. En este sentido, la imposición
de cualquier medida de coerción personal, evidentemente debe obedecer a una serie de criterios
y juicios debidamente razonados y ponderados por los distintos jueces penales que se encamine a
conseguir el debido equilibrio que exige tanto el respeto al derecho de los procesados penalmente
a ser juzgados en libertad, como a! derecho de asegurar los intereses sociales en la medida en que
se garantizan las futuras y eventuales resultas de los juicios. Ahora bien, dicho juicio de
ponderación requiere de una valoración racional y coherente de los diversos elementos y medios
de convicción que en favor o en contra de los imputados pongan las partes, a consideración del
respectivo Juez, quien en atención a la fase en que se encuentre el proceso, deberá mensurar sus
necesidades, al momento de definir fa medida de coerción personal a decretar, por lo cual los
ofrecimientos hechos por la defensa, no constituyen garantía suficiente para garantizar las resultas
de este proceso iniciado en contra de sus defendidos, razón por la cual, este juzgado considera
que no es procedente en derecho lo planteado por la defensa en cuanto a este punto, por lo cual
resulta ajustado a los lineamientos legales y racionales necesarios, la imposición de medida de
privación de libertad solicitada por el Órgano Fiscal, dado que en el caso de autos existen plurales
elementos de convicción que comprometen la presunta participación de los hoy imputado de
autos, en la comisión del delito por el cual han sido presentados. RAZONES POR LAS CUALES SE
DECLARA SIN LUGAR LA IMPOSICION DE UNA MEDIDA CAUTELAR DE LAS SOLICITADA POR LA
DEFENSA. Aunado a lo expuesto, este Tribunal observa que nos encontramos en el inicio de la fase
investigación o preparatoria del proceso penal, que es aquella que corresponde como su propio
nombre lo indica a la preparación de la imputación y a los argumentos de los medios de pruebas y
que consiste en el conjunto de actas y actos procesales que se practican desde que se tiene
conocimiento de la presunta comisión de un hecho punible, mediante la investigación de la verdad
y la recolección de todos los elementos de convicción que sirva para fundar un acto conclusivo por
lo que se tendrán en consideración todos los elementos que sirvan no solo para culpar sino para
exculpar a los imputados . Analizadas como han sido las actuaciones que conforman la presente
causa, que- los Fiscales del Ministerio Publico acompañaron en su requerimiento, resulta en
efecto, la existencia de la presunta comisión del delito de que la conducta asumida por los
ciudadanos 1. ADELFO ANTONIO MARTINEZ ROMERO, 2. JONATHAN ELOY NAVA, 3. MANUEL
ANTONIO VILLALOBOS RINCON, 4. CIRO ALBERTO CUBILLAN MUNOZ se subsume
indefectiblemente en el delito de TRAFICO ILICITO DE MATERIAL ESTRATEGICO, previsto y
sancionado en el articulo 34 de la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y
Financiamiento al Terrorismo, cometido en perjuicio de la GOBERNACION DEL ESTAD0 ZULJA,
como se puede desprender de las actas policiales y demás actuaciones que el Ministerio Publico
acompaña a su requerimiento, donde se expresan las circunstancias de tiempo, modo y lugar que
dieron origen a la aprehensión del imputado de autos, por lo que, llenando los extremes de ley
contenidos en el articulo 44 de la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, en
concordancia con el articulo 234 del Código Orgánico Procesal Penal, se observa que la detención
esta ajustada a derecho, CALIFICANDOSE LA APREHENSION EN FLAGRANCXA. Y ASI SE DECIDE. En
este orden de ideas, se observa que el delito imputado merece pena privativa de libertad y cuya
acción evidentemente no se encuentra prescrita, que el hoy imputado 1. ADELFO ANTONIO
MARTINEZ ROMERO, 2. JONATHAN ELOY NAVA, 3. MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCON, 4.
CIRO ALBERTO CUBILLAN MUNOZ, es (sic) autor (sic) o participe (sic) del hecho que se le imputa,
tal como se evidencia de las actuaciones que fueron presentadas por el Ministerio Publico, entre
las cuales se encuentran: 1.- ACTA POLICIAL de Fecha 06 de Febrero de 2017, suscrita por
funcionarios adscritos INSTITUTO AUTONOMO DE POLICIA DEL MUNICIPIO SAN FRANCISCO. 2.-
ACTA DE NOTIFICACIQN DE DERECHOS, de Fecha 06 de Febrero de 2017, suscrita por funcionarios
adscritos INSTITUTO AUTONOMO DE POLICIA DEL MUNICIPIO SAN FRANCISCO. 3.- ACTA DE
INSPECCION TECNICA, de Fecha 06 de Febrero de 2017, suscrita por funcionarios adscritos
INSTITUTO AUTONOMO DE POLICIA DEL MUNICIPIO SAN FRANCISCO. 4.- FIJACIONES
FOTQGRAFICAS, de Fecha 06 de Febrero de 2017, suscrita por funcionarios adscritos INSTITUTO
AUTONOMO DE POLICIA DEL MUNICIPIO SAN FRANCISCO. 5.- REGISTRO DE CADENA DE
CUSTODIA, de Fecha 06 de Febrero de 2017, suscrita por funcionarios adscritos INSTITUTO
AUTONOMO DE POLICIA DEL MUNICIPIO SAN FRANCISCO. Elementos estos suficientes que hacen
considerar a esta Juzgadora que los hoy procesados son presuntamente autores o partícipes en el
hecho imputado. En cuanto al peligro de fuga, este quedo determinado por la posible pena que
pudiera llegarse a imponer, aunado a la magnitud del daño causado, por lo que, a los fines de
garantizar la finalidad del proceso y la asistencia del hoy imputado al mismo, así como evitar la
obstaculización en la búsqueda de la verdad, en virtud de la gravedad del delito y la pena que
pudiese llegárseles a imponer, considera esta Juzgadora que existe la posibilidad por parte del
presunto autor de obstaculizar la investigación llevada por el Ministerio Publico por las razones
antes expuestas. En tal sentido, este Tribunal estima propicio acotar que la imputación realizada
por la Fiscalía del Ministerio Publico, en la ya citada fase preparatoria, constituye una
precalificación, es decir, esta imputación no tiene carácter definitivo en el ejercicio de la acción
penal para la que esta facultado, ya que la misma podría ser desechada o sufrir cambios al
momento del Ministerio Publico emanar el acto conclusivo respectivo Igualmente sucede con la
determinación del modo de participación que pudieron haber tenidos los imputados de actas en
los hechos que dieron origen a la presente causa, por lo que es pertinente, contar con las
restantes diligencias de investigación para determinar claramente cual fue la participación, en
caso de haberlo hecho, los imputados de autos, en el delito que se les imputan, diligencias que por
estar en fase preparatoria, la Representación Fiscal aun deberá realizar, situación que no conlleva
a la violación de derechos de rango constitucional ni legal de! imputado de autos, por cuanto la
precalificación aportada por el Ministerio Publico, constituye un resultado provisional de la
subsuncion que se hace de los hechos acontecidos, en las normas contentivas de las conducta
antijurídicas, (…), Por lo que este Tribunal comparte la precalificación jurídica aportada por el
Ministerio Publico, y en consecuencia al no evidenciarse infracciones de derechos y garantías
constitucionales en el caso bajo análisis, en lo atinente a la aprehensión de los mencionados
imputados, lo ajustado a derecho es declarar SIN LUGAR lo solicitado por la defensa y en
consecuencia lo procedente en derecho es imponer la Medida Cautelar de Privación Judicial
Preventiva de Libertad, en contra de los ciudadanos 1. ADELFO ANTONIO MARTINEZ ROMERO, 2.
JONATHAN ELOY NAVAr 3. MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCON, 4. CIRO ALBERTO CUBILLAN
MUNOZ, por cuanto la misma cumple con las características de instrumentalidad, provisionalidad,
jurisdiccionalidad y obediencia a la regla rebus sic stantibus. Pues, busca asegurar las finalidades
del proceso y las resultas del juicio, asegurando la presencia procesal del imputado y permitiendo
el descubrimiento de la verdad, es por lo que este Tribunal Competente declara CON LUGAR, lo
solicitado por el Fiscal del Ministerio Público de conformidad con los artículos 236, numerales 1, 2
y 3, 237 y 238 del Código Orgánico Procesal Penal, y en consecuencia se decreta MEDIDA
CAUTELAR DE PRIVACIÓN JUDICIAL PREVENTIVA DE LIBERTAD, en contra de los ciudadanos 1.-
ADELFO ANTONIO MARTINEZ ROMERO, (…) 2.- JONATHAN ELOY NAVA, (…) 3.- MANUEL ANTONIO
VILLALOBOS RINCÓN, (…) 4.- CIRO CUBILLAN MUÑOZ (…), por la presunta comisión del delito de
TRÁFICO ILÍCITO DE MATERIAL ESTRATÉGICO, previsto y sancionado en el artículo 34 de la del
Código Penal, la Ley Contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, cometido
en perjuicio de la GOBERNACIÓN DEL ESTADO ZULIA, medida que se dicta tomando en
consideración todas y cada una de las circunstancias del caso, respetando los derechos, principios
y garantías procesales, especialmente el de Afirmación (sic) de la Libertad (sic), de Estado de
Libertad (sic), de Proporcionalidad (sic), en el Código Orgánico Procesal Penal, CONSIDERANDO EL
CARÁCTER EXCEPCIOAL DE LA MEDIDA DE Privación Judicial Preventiva de Libertad, la cual puede
subsistir paralelamente con la Presunción (sic) de Inocencia que ampara a las personas durante el
proceso; por encontrarse llenos los supuestos exigidos para su procedencia. De igual manera se
decreta el PROCEDIMIENTO ORDINARIO, de conformidad con os dispuesto en el artículo 262 del
Código Orgánico Procesal Penal, solicitado por el Fiscal del Ministerio Público. Finalmente,
tomando en consideración las reuniones sostenidas con todos los directores de los distintos
Cuerpos de Seguridad del Estado (sic) Zulia, así como la Presidente de este circuito (sic) judicial
(sic) penal (sic) en las cuales se acordó que los procesados privados de libertad se mantengan en
las instalaciones del órgano aprehensor hasta tanto se gire nuevas instrucciones, por lo que el
mencionado imputado quedara recluido en el comando de la (sic) INSTITUTO AUTONOMO DE
POLICIA DEL MINICIPIO SAN FRANCISCO, a la orden de este Tribunal. Y ASÍ SE DECIDE… (Omisis)…”
Una vez analizados los argumentos que conllevaron a la juzgadora de instancia a dictaminar el fallo
recurridos, observan estos jurisdicentes que la a quo, luego de analizar las actas puestas bajo su
conocimiento, consideró que lo ajustado en derecho era declarar con lugar la solicitud del
Ministerio Público, en cuanto al decreto de la imposición de la medida cautelar de privación
judicial preventiva de libertad contra de los ciudadanos CIRO ALBERTO CUBILLAN MUÑOZ,
MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN y otros, al estimar que se estaba en presencia de un
hecho punible merecedor de pena privativa de libertad, enjuiciable de oficio, sin encontrarse
evidentemente prescrita la acción para perseguirlo. Asimismo, por estimar en virtud de las
actuaciones preliminares, la existencia de suficientes elementos de convicción para presumir la
participación de los precitados encausados en la comisión del tipo penal que fue calificado
provisionalmente por el Ministerio Público en el acto de individualización del imputado, como lo
constituye el delito de TRÁFICO ILÍCITO DE MATERIAL ESTRATÉGICO, previsto y sancionado en el
artículo 34 de la del Código Penal, la Ley Contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al
Terrorismo, cometido en perjuicio de la GOBERNACIÓN DEL ESTADO ZULIA.

Verifican igualmente quienes conforman este Tribunal ad quem, que la juzgadora de la causa, dio
respuesta de manera adecuada a las solicitudes realizadas por el Ministerio Público y las Defensas
en la audiencia de presentación de imputados, toda vez que consideró que los argumentos de las
defensas resultaban improcedentes en esta etapa del proceso, pues a su criterio existen
suficientes elementos de convicción que comprometen la responsabilidad penal de los ciudadanos
CIRO ALBERTO CUBILLAN MUÑOZ, MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN y otros, en el hecho
punible que se investiga; por lo que declaró con lugar la solicitud presentada por la representación
fiscal en cuanto a la medida de coerción solicitada y avaló la precalificación jurídica realizada por el
titular de la acción penal en dicho acto, en virtud de la fase en la cual se encuentra el proceso, a
saber la fase investigativa.

Así las cosas, y conforme al primer motivo de denuncia, referida a la nulidad de las actas policiales
de conformidad con lo establecido en los artículos 174, 175 y 180 del texto adjetivo penal, al
inobservarse el contenido de lo dispuesto en los artículos 191 y 196 de la norma in comento,
referidos a la inspección de personas sin la presencia de testigos civiles y al presunto allanamiento
efectuado por los funcionarios policiales de manera irregular pues ambas actuaciones
incumplieron los parámetros establecidos por el legislador patrio, se tiene que:

En primer término, por cuanto el acto inicial del procedimiento, plasmado en el acta policial, que
riela a los folios dos (02) y tres (03) de la causa principal, en la cual consta el procedimiento de
detención de los encartados de autos y el ingreso de los funcionarios actuantes al inmueble donde
fue incautado el material presuntamente ilícito, al establecer que:
“… (Omisis)… "En el día, de hoy, siendo las 03:20 horas de la tarde, realizábamos labores de
investigación de campo en el Marco del plan "A Toda Vida Venezuela" con el fin de disminuir el
índice delictivo, en el barrio corazón de Jesús, de esta ciudad, cuando logramos observar que un
grupo de personas que se nos acercan, sin aportar sus datos filiatorios, alegando que no querían
problemas, con las personas que iban a señalar, manifestando que en el barrio brisas de sur,
avenida 128D, calle 33C, en una vivienda con cerca de color verde y blanco, un grupo de personas
habían guardado unos tubos de hierro, los cuales habían sustraído de una obra en construcción
del parque Metropolitano de la salud, ejecutada por la Gobernación del Estado Zulia, ubicada en la
Circunvalación numero 01, de la ciudad de Maracaibo, por lo que nos trasladamos hasta la
dirección antes indicada, logrando observar frente a la residencia antes descrita, un vehiculo, clase
camioneta, uso carga, tipo plataforma, color azul, placas A99BG15, por lo que efectuamos varios
llamados en la residencia, saliendo dos personas del sexo masculino, a quienes previa
identificación como funcionarios de este cuero policial, e imponerles el motivo de la comisión, se
identificaron como: MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCON quien nos manifestó ser propietario
del vehiculo antes descrito y JONATHAN ELOY NAVA, ayudante del ciudadano en cuestión, de igual
forma nos manifestaron que efectivamente los habían contratado para trasladar unos tubos de
hierro, los cuales se encontraban en la parte posterior de la residencia, motivo por el cual y
amprados en articulo 196, numeral 01, 02, en sus excepciones, procedimos en ingresar por los
lados laterales, hasta la parte posterior de la residencia, donde logramos observar sobre el ras del
piso, la cantidad de (08), postes metálicos, color gris, (08) ocho cajeras metálicas, color gris, (05)
cinco aislantes, (05) cinco tubos metálicos, de color gris y un esmeril, los cuales estaban siendo
removidos por dos personas del sexo masculino, quienes se identificaron de la siguiente manera:
ADELFO ANTONIO MARTINEZ ROMERO y CIRO ALBERTO CUBILLAN MUNOZ. quienes al notar, la
presencia de la comisión policial, asumieron una actitud nerviosa, por lo que se le inquirió en
relación a la procedencia de los objetos antes descrito, no articulando ninguna tipo de palabras,
por lo que debido a esta actitud inusual, procedimos acercarnos hasta donde se encontraban los
mismos, restringiéndoles informándole a viva y clara vos si poseía algún elemento que nos haga
presumir la presencia de un hecho con características notables de delito, adherido a su cuerpo que
lo exhibiera, manifestando no poseer, sin embargo los funcionarios Oficiales JAVIER BARRERA, y
JOSE GARCIA, de conformidad con lo previsto en el articulo 191 del código orgánico procesal
penal, procedieron a efectuarle la respectiva inspección corporal, no localizando alguna evidencia
de interés criminalistico, por lo que debido a esa actividad antijurídica prevista y sancionada en el
código (sic) penal (sic), cometido de manera flagrante de conformidad con lo previsto en el
articulo 234 del código (sic) orgánico (sic) procesal (sic) penal (sic), procedimos la detención de
dichos ciudadanos, notificándole sus derechos y garantías Constitucionales como lo establece el
Articulo 49 de la Republica Bolivariana de Venezuela y el 127 ejusdem, se deja constancia que hizo
acto de presencia el funcionarios DEIVIS MAVAREZ, credencial 1052, quien procedió en practicar la
respectiva inspección técnica y fijaciones fotográficas, trasladando todo el procedimiento hasta
nuestro Centro de Coordinación Policial, donde al llegar los ciudadanos detenidos quedaron
identificadas de la siguiente manera: MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCON. de nacionalidad
Venezolana, natural de Maracaibo, 61 años de edad, soltero, chofer (…), y portador de la cedula de
Identidad numero V-5.058.051, JONATHAN ELOY NAVA de Nacionalidad Venezolana, natural de
Maracaibo, 37 anos, soltero, ayudante, (…) y portador de la Cedula de Identidad numero V-
14.697.762, ADELFO ANTONIO MARTINEZ ROMERO, de nacionalidad venezolana (sic), (…) y
portador de la Cedula de Identidad numero V-11.857.353 y CIRO ALBERTO CUBILLAN MUNOZ. de
Nacionalidad Venezolana, natural de Maracaibo, de 43 años de edad, (…) y portador de la cedula
de identidad numero V-13.174.827 y las evidencia incautas quedaron descritas de la siguiente
manera: Ocho (08), postes metálicos, en forma cuadrada, color gris, de cinco metros de longitud,
ocho (08), cajeras metálicas de color gris, pequeño, cinco (05) aislante de electricidad, cinco (05),
tubos metálicos, de color gris, de un metro de longitud y un esmeril, marca makit, color verde,
serial 330644, provisto de su disco para cortar, marca neo y un vehiculo, marca Chevrolet, tipo
plataforma, ano 1975, color azul, placa A99BG15, serial de carrocería CCY14EV209199, se deja
constancia que se efectuó la respectiva inspección técnica en la obra de Construcción Parque
Metropolitano de la Salud, donde se LEE CON ARIAS GOBERNAR ES HACER PARQUE
METROPOLITANO DE LA SALUD, ubicada en la Circunvalación numero 01, donde se evidencia que
en varias bases de concretas se encuentra desprovista de los tubos que fungen como alumbrado
publico, la cual consigno en la presente Acto seguido se le notifico al Fiscal 46 del Ministerio
Publico Doctora RUSBELY ATENCIO, de los resultados obtenidos. Es todo. Termino. Se leyó y
conformes firman”.

Tomando en consideración, el acta policial suscrita por los funcionarios pertenecientes al Instituto
Autónomo de la Policía Bolivariana del Municipio San Francisco (POLISUR), donde se describe de
manera detallada, cierta y exacta las circunstancias, en virtud de las cuales los funcionarios antes
referidos, procedieron a ingresar a la vivienda de cerca color verde y blanco ubicada en el Barrio
Brisas del Sur, avenida 128 D, calle 33C; circunstancias las cuales -como se desprende ut supra-, en
todo momento obedecieron a la necesidad de impedir la continuidad como en efecto lo hicieron,
del delito de Tráfico Ilícito de Material Estratégico. De lo cual, a su vez se puede concluir en la
legitimación de la aprehensión de los encartados de autos, quienes se encontraban en la vivienda
antes señalada conjuntamente con los ciudadanos JHONATAN ELOY NAVA y ADELFO ANTONIO
MARTÍNEZ ROMERO, sujetos que al percatarse de la presencia de la comisión policial optaron una
aptitud nerviosa, sin poder dar luz sobre la procedencia de los materiales que se encontraban en
dicha residencia, desprendiéndose de las actuaciones policiales que tanto el ciudadano MANUEL
ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN como Jonathan Eloy Nava, les manifestaron a los funcionarios que
los habían contratado para trasladar unos tubos de hierro, que se encontraban en la parte
posterior de la vivienda. Situación ésta, que en definitiva, lejos de reflejar una actuación policial
viciada de inconstitucionalidad, por violación del derecho constitucional a la inviolabilidad del
domicilio, tal y como erradamente lo manifestaron los recurrentes; lo que evidencia es un
procedimiento que se ajusta perfectamente a las excepciones que el mismo texto constitucional y
el Código Orgánico Procesal Penal, establecen como única forma excepcional, que distinta a la
orden judicial de allanamiento, permite el ingreso, de los órganos de seguridad del Estado y orden
público, al hogar doméstico, tal y como lo son: el ingreso en los casos en que sea necesario para
impedir la perpetración o continuidad de un delito y cuando se trata del imputado a quien se le
persigue para su aprehensión. En tal sentido y acorde con las afirmaciones anteriores, es el
contenido de los artículos 47 de la Constitución Nacional y numeral 1 del artículo 196 del Código
Orgánico Procesal Penal que disponen:

“Artículo 47. El hogar doméstico, el domicilio y todo recinto privado de persona, es inviolable. No
podrán ser allanados, sino mediante orden judicial, para impedir la perpetración de un delito o
para cumplir de acuerdo con la ley las decisiones que dicten los tribunales, respetando siempre la
dignidad del ser humano. Las visitas sanitarias que se practiquen, de conformidad con la ley, sólo
podrán hacerse previo aviso de los funcionarios que las ordenen o hayan de practicarlas.

Artículo 196. Allanamiento. Cuando el registro se deba practicar en una morada, establecimiento
comercial, en sus dependencias cerradas, o en recinto habitado, se requerirá la orden escrita del
juez o Jueza.

Omissis…

Se exceptúan de lo dispuesto los casos siguientes:

1. Para impedir la perpetración de un delito.

2. Cuando se trate del imputado a quien se persigue para su aprehensión;

Los motivos que determinaron el allanamiento sin orden constarán, detalladamente en el acta.
(Negrita y subrayado de la Sala).

Así las cosas, estima esta Sala, que en el presente caso, el ingreso de los funcionarios actuantes se
realizó al amparo de lo que preceptúa el numeral 1 del artículo 196 del Código Orgánico Procesal
Penal, razón por la cual, en el presente caso, de una parte no era necesaria, la presentación de una
orden judicial de allanamiento a los fines de ingresar a la mencionada vivienda, y de otra el ingreso
a la vivienda y la aprehensión de los encartados de autos, dicha situación no constituyó violación
de los derechos al debido proceso e inviolabilidad del domicilio.
En este orden de ideas, si bien es cierto el derecho a la inviolabilidad del hogar doméstico y todo
recinto privado, como lo ha sostenido el Máximo Tribunal de la República (Sent. Nro. 347 de fecha
23/03/20001), se fundamenta en parte en la garantía del derecho a la vida privada, y comporta la
imposibilidad de entrada o registro sin orden judicial, tanto del propio hogar como de todo recinto
privado de las personas, entendiendo por estos conceptos aquellos espacios físicos cuyo uso y
disfrute corresponde con exclusividad o con poder excluyente, al individuo, y en los cuales éste
habitualmente desarrolla su vida privada; no obstante, en el presente caso, debe señalarse que en
primer lugar el domicilio allanado, de las actuaciones subidas a esta Sala permiten dilucidar que las
circunstancias en las que se desarrolló la detención, el allanamiento y captura, se ajustaron
plenamente a los lineamientos de las circunstancias excepcionales que prevé el artículo 47 del
Constitución Nacional y numeral 1 del artículo 196 del Código Orgánico Procesal Penal, razones
por las cuales los hechos denunciados como violatorios del derecho a la inviolabilidad del hogar
doméstico, no tuvo lugar.

En este orden de ideas, debe igualmente apuntarse, que si bien el Texto Constitucional, protege la
inviolabilidad del domicilio en su artículo 47; el allanamiento practicado por los funcionarios
adscritos al Instituto Autónomo de la Policía Bolivariana del Municipio San Francisco (POLISIR), se
legitimó precisamente en la acción de impedir la lesión a bienes jurídicos igualmente protegidos.
De tal manera, que tratándose de un delito flagrante, conforme a los criterios ut supra expuestos,
no se hacía necesaria la orden de allanamiento que señalan los recurrentes para proceder a la
detención de los imputados y a la incautación de los objetos pasivos del delito que efectuaron los
funcionarios actuantes, por encontrarse inmersos en la excepción contenida en el artículo 196
numeral 1° del Código Orgánico Procesal Penal. Motivos por los cuales no les asiste la razón a los
recurrentes en el presente particular de apelación. Y así se decide.

En lo que respecta al argumento de que los funcionarios actuantes al momento de practicar la


aprehensión, allanamiento de morada, no se hicieron acompañar de testigos, estima esta Sala,
que partiendo de la consideración que en el presente caso la aprehensión y/o detención efectuada
a los imputados de autos se realizó de manera flagrante, los testigos a que se refiere el artículo
196 del Código Orgánico Procesal Penal, no constituyen una exigencia esencial o absoluta, para la
validez del procedimiento, toda vez que la aprehensión se produjo como consecuencia de una
situación fortuita, contingente, y por ende imprevisible, como lo fue el hecho que, los funcionarios
actuantes estaban realizando labores rutinarias, cuando fueron abordados por un grupo de
personas quienes les informaban sobre la presunta comisión de un hecho punible, aportando los
datos de la dirección donde permanecía el material ilícito y los presuntos participes o autores,
situación que posteriormente se pudo corroborar, con el procedimiento practicado y al que hace
referencia el acta policial donde consta la aprehensión de los imputados.
Estiman estos Jueces, que ciertamente ante circunstancias como las de autos, resulta inexigible,
tener a disposición dos personas que sirvan de testigos y avalen el procedimiento de aprehensión
flagrante y un allanamiento hecho bajo una causal de excepción, tomando en consideración el
tenor que sentía el grupo de personas que dieron cuenta sobre tal situación a los funcionarios por
miedo a futuras represalias, precisamente en razón a ello los dos testigos a los que hace referencia
el artículo 196 del Código Orgánico Procesal Penal, no constituyen una formalidad ni esencial, ni
de obligatoriedad a procedimientos como el presente; pues la aprehensión que se produjo,
permite apreciar sin mayor dificultad, que no estamos ante la presencia de un procedimiento
irrito, contrario a derecho sino ante la presencia de un procedimiento de aprehensión flagrante, ya
que en el interior de la vivienda allanada, se encontró un bien relacionado con la comisión de un
delito. No asistiéndole la razón a los apelantes en dicho tópico de apelación Y así se decide.

En cuanto a la denuncia alegada por los apelantes referida a que el procedimiento efectuado por
los funcionarios pertenecientes al Instituto Autónomo Policía del Municipio San Francisco, resulta
nulo por cuanto no hubo testigos civiles del procedimiento de inspección de personas ni de
inspección de vehículos, tal y como lo ordenan los artículos 191 y 193 del texto adjetivo Penal;
observa este Órgano Colegiado, que los recurrentes incurren en un error de interpretación de la
norma penal adjetiva, toda vez que el artículo 191 del Código Orgánico Procesal Penal, no
establece como requisito sine qua non la presencia de testigos instrumentales que avalen el
procedimiento, a tal efecto se considera necesario traer a colación lo dispuesto en el artículo in
comento:

“La policía podrá inspeccionar una persona, siempre que hayan motivo suficiente para presumir
que oculta entre sus ropas o pertenencias o adheridos a su cuerpo, objetos relacionados con un
hecho punible.

Antes de proceder a la inspección deberá advertir a la persona acerca de la sospecha y del objeto
buscado, pidiéndole su exhibición y procurará si las circunstancias lo permiten, hacerse acompañar
de dos testigos.”. (Subrayado de la Alzada).

De la transcripción parcial del artículo ut supra, se desprende que el legislador patrio estipuló que
siempre y cuando las circunstancias lo permitan, se hará de acompañar de la presencia de los dos
(2) testigos para la inspección de personas o para la aprehensión de los imputados, lo cual
obedece a la razón natural que en la mayoría de los casos, la práctica de las inspecciones
personales comportan una situación incómoda para el pudor e integridad personal del
inspeccionado, que indudablemente se vería exacerbada ante la presencia adicional de personas
diferentes al funcionario que la práctica, por lo cual cabe concluir que dicho acto se realizó
reuniendo todos los elementos subjetivos instrumentales y modales, exigidos por la ley procesal,
por parte de los funcionarios policiales actuantes, destacando que en el presente asunto penal los
efectivos policiales, motivo por el cual no le asiste la razón a los impugnantes en el presente
particular. Y así se decide.

En atención a la denuncia referida a la inexistencia de los extremos previstos en los artículos 236,
numerales 1°, 2° y 3° 237 y 238 del Código Orgánico Procesal Penal, habida cuenta que desde el
modo de ver de los apelantes de actas no se desprenden elementos de convicción que hagan
presumir que sus defendidos son autores o partícipes en el delito endilgado por quien detenta el
ius puniendi, poseen arraigo en el país, no ostentan conducta predelictual no existe la posibilidad
de establecer que el mismo pueda destruir, modificar u ocultar los elementos de convicción
presentados por la representación fiscal, por lo que la medida de coerción personal dictaminada
en su contra es desproporcional y le genera un gravamen irreparable, acotando que decisión
recurrida a todas luces carece de fundamentación jurídica, esta Sala procede a indicar lo siguiente:

De acuerdo a lo anterior, se hace imperioso para esta Alzada recalcar que toda persona a quien se
le atribuya su presunta participación en un hecho delictivo, posee una prerrogativa fundamental
radicando en el derecho a permanecer en libertad durante el proceso instaurado –regla por
excelencia-, no obstante a ello, por las razones determinadas por la ley y apreciadas por el juez o
jueza en cada caso, se preceptúan ciertas excepciones; surgiendo las mismas de la necesidad del
aseguramiento del imputado o imputada de someterse al proceso penal, cuando existan en su
contra plurales y fundados elementos de convicción que lo vinculan con la presunta comisión de
un hecho punible previamente tipificado por el legislador, así como el temor fundado de la
autoridad sobre su voluntad de no someterse a la persecución penal. En consecuencia, estas
condiciones constituyen el fundamento de derecho que posee el Estado de perseguir y solicitar
medidas cautelares contra algún procesado o procesada –excepción a la regla-.

A este tenor, es oportuno citar el contenido del artículo 44 ordinal 1° del nuestra Carta Magna,
que dispone como regla fundamental el juzgamiento en libertad de quien este siendo investigado
por la presunta comisión de algún hecho antijurídico, estableciendo:

“La libertad personal es inviolable; en consecuencia:

Ninguna persona puede ser arrestada o detenida sino en virtud de una orden judicial, a menos que
sea sorprendida in fraganti. En este caso, será llevada ante una autoridad judicial en un tiempo no
mayor de cuarenta y ocho horas a partir del momento de la detención. Será juzgada en libertad,
excepto por las razones determinadas por la ley y apreciadas por el juez o jueza en cada caso…”.
(Negrillas y subrayado de la Sala).
De allí se colige que el juzgamiento en libertad, es una regla que surge en nuestro sistema
acusatorio penal, y que se encuentra establecido como una garantía de protección e intervención
mínima en la afectación del derecho constitucional a la libertad personal, que sólo podrá verse
restringido en casos excepcionales para asegurar las resultas del proceso.

Sobre este particular la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, en Sentencia No.
69, de fecha 7 de marzo del año 2013, con ponencia del Magistrado Héctor Coronado Flores,
estableció lo siguiente:

“...Una de las derivaciones más relevantes de la libertad, es el derecho a la libertad personal


contenido en el referido artículo 44 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el
cual ha sido consagrado y desarrollado como un derecho humano y fundamental inherente a la
persona humana. No obstante, si bien el derecho fundamental a la libertad personal es la regla
general, el propio texto constitucional permite que el mismo pueda verse limitado en ciertos
supuestos excepcionales, como lo son los establecidos taxativamente en el numeral 1 del referido
artículo 44.

(…)

En sintonía con la citada norma constitucional, el legislador patrio ha consagrado el principio de


afirmación de libertad en el texto del artículo 9 del Código Orgánico Procesal Penal (…)

De las citadas disposiciones, se pueden distinguir varios aspectos, relevantes en cuanto al referido
derecho a la libertad:

1.- La libertad es la regla. Incluso las personas que sean juzgadas por la comisión de delitos o faltas
deben, en principio, serlo en libertad.

2.- Sólo se permiten arrestos o detenciones si existe orden judicial, salvo que sea la persona
sorprendida in franganti.

3.- En caso de flagrancia, sí se permite detención sin orden judicial, pero sólo temporal, para que
en un plazo breve (48 horas) se conduzca a la persona ante la autoridad judicial.

Asimismo, conforme se desprende de lo dispuesto en el transcrito artículo 44 de la Constitución de


la República Bolivariana de Venezuela, la orden judicial constituye una garantía inherente e
ineludible para la restricción del mencionado derecho fundamental, siendo las medidas de
coerción personal, y específicamente, la privación judicial preventiva de libertad regulada en el
artículo 236 de la ley adjetiva penal, la manifestación más importante de tal excepción dentro del
proceso penal.
Es así como la medida de privación judicial preventiva de libertad crea cierta tensión entre el
derecho a la libertad personal y la necesidad irrenunciable de una persecución penal efectiva, por
lo que la misma debe atender a la consecución de unos fines constitucionales legítimos y
congruentes con su naturaleza, como lo serían la sustracción del indiciado a la acción de la justicia,
la obstrucción de la justicia penal y la reiteración delictiva. Considerándose la privación judicial
preventiva de libertad como una medida que esencialmente se justifica por la necesidad de
asegurar el proceso, específicamente, garantizar sus resultados y la estabilidad de su tramitación.
(Vid. Sentencia de la Sala Constitucional N° 2046 del 5-11-2007).

Sin embargo, a los fines de velar por la salvaguarda del derecho fundamental a la libertad
personal, la privación judicial preventiva de libertad debe ser dictada con todas las garantías, de
manera razonada y sometida al control de las cortes de apelaciones, a través del recurso de
apelación, siendo que éstas deberán revisar si la medida resultó o no inadecuada o
desproporcionada.

Dicho control por parte de las cortes de apelaciones, se traduce en supervisar que la decisión
judicial contentiva de la medida se sustente en una motivación fundada y razonada, en otras
palabras, que haya sido dictada de forma fundada, razonada y acorde con los fines de la prisión
preventiva, concretamente, constatando si los fundamentos de la decisión son suficientes, es
decir, si se han plasmado los presupuestos que autorizan y justifican la medida; razonada, esto es,
la expresión del proceso lógico que individualiza la aplicación de las exigencias constitucionales al
caso concreto; y proporcionada, a saber, si se han ponderado los derechos e intereses en conflicto
del modo menos gravoso para la libertad, neutralizando así cualquier posibilidad de que tal
provisión cautelar sea dictada bajo el manto de la arbitrariedad (Vid. Sentencia de la Sala
Constitucional N° 1998 del 22-11-2006)…”. (Destacado de esta Sala).

Atendiendo los señalamientos antes explanados, podemos discernir que en nuestro sistema penal
se caracteriza por ser garantista, donde como ya se dijo la regla es la libertad, y sólo en casos
excepcionales se podrá autorizar la privación preventiva de libertad cuando exista una orden
judicial, o en la comisión de delitos flagrantes, y en ambos supuestos, efectuada la captura, el
proceso penal dispone la celebración de una audiencia oral a los efectos de que en primer
término, se verifique si la aprehensión del ciudadano o ciudadana se ajustó o no a las normas
constitucionales y legales, para posteriormente, una vez corroborada su licitud, verificar si las
condiciones objetivas referidas al tipo penal atribuido, la entidad de su pena, la gravedad del daño,
y las subjetivas, referidas a las condiciones personales de los procesados o procesadas,
nacionalidad, residencia, voluntad de someterse a la persecución penal, existencia de conducta
predelictual y otras, con miras a la concurrencia o no de las exigencias contempladas en los
artículos 236, 237 y 238 del Código Orgánico Procesal Penal, todo ello con el fin de determinar si la
medida de coerción resulta suficiente para garantizar las resultas del proceso.
Por lo que, verificado como ha sido que la aprehensión de los ciudadanos CIRO ALBERTO
CUBILLAN MUÑOZ y MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN, se efectuó bajo los supuestos
establecidos en las normas arriba citadas, en razón de haberse materializado la flagrancia,
excepcionándose la aprehensión, en acatamiento a lo que establece el artículo 44 Constitucional,
que como ya se indicó, son supuestos bajo los cuales es legítima la aprehensión de un ciudadano o
ciudadana, y estas son: por el dictado de una orden judicial que emane de un Tribunal competente
o que el sujeto activo del delito sea sorprendido in fraganti, observando que en el caso de marras,
los encausados fueron aprehendidos al momento de estar cometiendo un delito tipificado en la
ley, estando dentro de los supuestos del artículo 234 eiusdem.

Asimismo, la audiencia de presentación se realizó cumpliendo las formalidades de ley, el imputado


fue impuesto de sus derechos y garantías constitucionales, las partes realizaron las solicitudes que
a bien consideraron y el juez de control, dio respuesta a cada una de las solicitudes planteadas, no
observando esta Alzada que con la detención de los referidos ciudadanos se hayan conculcado
algún tipo de derechos y garantías de orden constitucional de los cuales hace referencia la defensa
en su acción recursiva, por lo que no le asiste la razón al recurrente ante tal aseveración.

En este sentido, de las actas que conforman el presente asunto penal y siendo éste previamente
analizado de forma integral y minuciosa, consideran oportuno estos juzgadores, pasar a
corroborar los supuestos de procedencia del artículo 236, 237 y 238 del Código Orgánico Procesal
Penal, el cual establece específicamente, los requisitos necesarios para el decreto de una medida
de coerción personal, en contra de algún ciudadano que se encuentre presuntamente incurso en
la comisión de un ilícito penal, prescribiendo lo siguiente:

“Artículo 236. El Juez o Jueza de Control, a solicitud del Ministerio Público, podrá decretar la
privación preventiva de libertad del imputado o imputada siempre que acredite la existencia de:

1. Un hecho punible que merezca pena privativa de libertad y cuya acción penal no se
encuentre evidentemente prescrita;

2. Fundados elementos de convicción para estimar que el imputado o imputada ha sido


autor o autora, o partícipe en la comisión de un hecho punible;

3. Una presunción razonable, por la apreciación de las circunstancias del caso particular, de
peligro de fuga o de obstaculización en la búsqueda de la verdad respecto de un acto concreto de
investigación…”.
Conforme a lo anterior esta Alzada estima que efectivamente, se configuró el primer requisito de
procedibilidad para la procedencia de la imposición de una medida cautelar de privación judicial
preventiva de libertad, siendo que se verifica la existencia de un hecho punible que merece pena
privativa de libertad y que no se encuentra evidentemente prescrito, tal y como lo constituye el
delito de TRÁFICO ILÍCITO DE MATERIAL ESTRATÉGICO, previsto y sancionado en el artículo 34 de
la del Código Penal, la Ley Contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo,
cometido en perjuicio de la GOBERNACIÓN DEL ESTADO ZULIA.

En relación al segundo requisito de procedibilidad, atinente a los llamados elementos de


convicción, que hagan presumir que los encartados de autos son autores o partícipes en los
hechos que le son atribuidos, este Órgano Colegiado, procede a indicar los dispositivos que fueron
presentados por parte del Ministerio Público, y, analizados por la Juzgadora de Control, elementos
éstos que permitieron llevar al convencimiento de la Juzgadora de instancia, que dichos elementos
son suficientes para el decreto de la medida de coerción personal decretada, los cuales se agregan
a continuación:

1.- Acta Policial, de fecha 06 de febrero del año 2017, suscrita por funcionarios pertenecientes al
Instituto Autónomo de la Policía Bolivariana del Municipio San Francisco (POLISIR), inserta a los
folios dos (02) y tres (03) de la causa principal.

2.- Actas de Notificaciones de Derechos, de fechas 06 de febrero de 2017, debidamente suscritas


por funcionarios pertenecientes al Instituto Autónomo de la Policía Bolivariana del Municipio San
Francisco (POLISIR), y por lo imputados de autos, insertas del folio cuatro (04) al siete (07) de la
causa principal.

3.- Acta de Inspección, de fechas 06 de febrero de 2017, debidamente suscritas por funcionarios
pertenecientes al Instituto Autónomo de la Policía Bolivariana del Municipio San Francisco
(POLISIR), inserta al folio ocho (08) de la causa principal.

4.- Fijaciones Fotográficas, donde muestran el lugar donde se efectuó la detención de los
imputados, de fechas 06 de febrero de 2017, debidamente suscritas por funcionarios
pertenecientes al Instituto Autónomo de la Policía Bolivariana del Municipio San Francisco
(POLISIR), insertas a los folios nueve (09) y diez (10) de la causa principal.
5.- Acta de Inspección, de fecha 06 de febrero de 2017, debidamente suscritas por funcionarios
pertenecientes al Instituto Autónomo de la Policía Bolivariana del Municipio San Francisco
(POLISIR), inserta al folio once (11) de la causa principal.

6.-Registro de Cadenas de Custodias de Evidencias Físicas, de fechas 06 de febrero de 2017,


debidamente suscritas por funcionarios pertenecientes al Instituto Autónomo de la Policía
Bolivariana del Municipio San Francisco (POLISIR), donde consta como evidencia colectada: 1.-
Ocho (08) postes metálicos con forma cuadrada, color gris con medidas aproximadas de 05 metros
de longitud. 2.- ocho (08) cajeras metálicas color gris, de tamaño pequeño, 3.- Cinco (05) aislantes
de corriente. 4.- Cinco (05) tubos metálicos, de color gris, con medidas aproximadas de 01 metro
de longitud. 6.- Un (01) esmeril marca Makita color verde, serial 33064A, provisto de su disco para
cortar, marca Neo, color negro. 7.- Un (01) vehículo automotor clase camioneta carga, tipo
plataforma, marca Chevrolet, año 1975, color azul, placa A99BG15, serial de carrocería
CCY14EV209199 inserta al folio ocho (08) de la causa principal.

Los aludidos elementos, sirvieron de presunción razonable a la Juzgadora de Instancia, a los fines
de establecer una relación de causalidad entre el hecho atribuido por el Ministerio Público y las
circunstancias acontecidas en el caso bajo examen para estimar fundadamente la presunta
participación de los sospechosos del delito: CIRO ALBERTO CUBILLAN MUÑOZ, MANUEL ANTONIO
VILLALOBOS RINCÓN y otros, elementos que, a juicio de esta Alzada son suficientes y legales para
la etapa procesal en curso, toda vez que el presente proceso como se encuentra en sus
actuaciones preliminares, lo que evidentemente presupone la necesidad de llevar a cabo la
práctica de un conjunto de diligencias a posteriori, que permitan determinar con certeza y
precisión las circunstancias bajo las cuales se cometió el delito, mediante la práctica de un
conjunto de actuaciones propias de la pesquisa, que por mandato legal están orientadas a tal
propósito; de tal manera que dichos elementos de convicción sólo son indicios que vienen a
fundamentar la imputación realizada por la Representación Fiscal, más no la culpabilidad de los
encausados de marras en los delitos imputados.

En el orden de ideas anterior, se tiene que si bien, en la fase inicial del proceso penal, no se exige
plena prueba del hecho por el cual es perseguido el sujeto investigado, si es necesario que el
Ministerio Público consigne los llamados elementos de convicción que permitan estimar con
verdadero fundamento jurídico al Juez Penal en Funciones de Control, las razones por las cuales se
le persigue al encausado, de modo que pueda éste, según las circunstancias del caso, ponderar la
pertinencia respecto a la imposición de medidas de coerción personal, tales como la privación
judicial preventiva de libertad o medidas cautelares sustitutivas a ésta, a los fines de garantizar
que el imputado asista a las convocatorias efectuadas por el órgano decisor de instancia y sea
viable la continuación sobre la práctica de las pesquisas necesarias para que una vez finalizada
dicha fase primigenia, el Director de la acción penal pueda emitir debidamente, el acto conclusivo
correspondiente, entre los cuales estableció el legislador penal venezolano: el archivo fiscal, el
sobreseimiento y la acusación fiscal.

Así pues, “…Los elementos de convicción”, son el conjunto de herramientas o medios que aporta
la Norma Adjetiva Penal a las partes en el proceso penal, confrontados en el mismo; con el objeto
de que puedan sustentar la acusación fiscal y la defensa del encausado…”. (Mario del Giudice
Franco en su obra: “La Criminalística, La Lógica y La Prueba en el Código Orgánico Procesal Penal”.
Pp. 42).

En sintonía con lo señalado, esta Sala considera oportuno hacer referencia al artículo titulado
“Debido Proceso y Medidas de Coerción Personal”, publicado en las Décimas Jornadas de Derecho
Procesal Penal, por la Dra. María Trinidad Silva de Vilela, quien ha expresado respecto a los
elementos de convicción, que:

“…Lo requerido son elementos de convicción y no pruebas. Respecto a estos requisitos, es


menester hacer unas precisiones. La primera, es lo que exige el legislador para dictar una medida
privativa de libertad o cautelar sustitutiva durante el proceso, son elementos de convicción acerca
de la comisión de un delito y la participación del imputado en ese hecho punible, en ningún caso
se trata de pruebas concluyentes, ello en razón de que en el proceso no existen pruebas hasta que
se producen en el debate durante la etapa de juicio, en forma oral, pública y controladas por las
partes. En las etapas investigativa e intermedia del proceso, solo estamos en presencia de
elementos de convicción extraídos de los actos de investigación practicados por el Ministerio
Público, que si bien no tienen el valor para fundamentar una sentencia, sin embargo tienen la
suficiente fuerza para apoyar los actos conclusivos de la etapa investigativa o preliminar del
proceso y para fundar cualquier otra decisión de las que legalmente pueden dictarse antes de
establecer el fallo definitivo… De forma que, no es necesaria la prueba de estás circunstancias ello
es improcedente porque en esta etapa no hay pruebas, exigirlas es un contrasentido y admitirlas
es atentar contra dos principios que rigen el proceso penal venezolano, básicamente porque los
elementos obtenidos durante la investigación no han sido sometidos al debido control de las
partes en el proceso y si bien estas aspiran a convertirlos en pruebas durante el debate en la fase
de juicio, aún no han adquirido ese carácter. “Se trata pues, en definitiva de actos que introducen
los hechos en el proceso y contribuyen a formar en el juez el juicio de probabilidad.”…” (Año 2007,
Pág. (s) 204 y 205).

Del anterior análisis, se colige que los elementos de convicción vienen a constituir los motivos y las
razones respecto de las circunstancias de hecho que encierra el acto de investigación, que son
tomados o extraídos por el Juez de Control para formarse un juicio de valor crítico, racional y
equilibrado, sobre los hechos expuestos a su consideración, los cuales en definitiva le permiten
determinar el contenido de su resolución; en tal sentido, de la revisión efectuada a la decisión
impugnada y a las actas procesales insertas en el cuaderno de apelación remitido a esta Alzada,
estos Juzgadores verifican que la Jueza a quo valoró y así lo dejó establecido en su fallo la
existencia de los delito en razón de lo expuesto en las actas traídas al proceso por el Ministerio
Público.

En tal sentido, el artículo 262 del Código Orgánico Procesal Penal, al delimitar el objetivo de la fase
preparatoria, expresamente dispone: “Esta fase tendrá por objeto la preparación del juicio oral y
público, mediante la investigación de la verdad y la recolección de todos los elementos de
convicción que permitan fundar la acusación de él o la fiscal y la defensa del imputado o
imputada”.

Así las cosas, derivado de los elementos antes descritos la Juzgadora estimó apropiada la
calificación jurídica aportada por quien detenta la pretensión punitiva en nombre del Estado, por
lo que la misma fue acordada en la fase incipiente, en el caso en concreto en el acto de
presentación de imputados, siento esa netamente de índole “provisional”, la cual se perfeccionará
en la presentación del acto conclusivo que le corresponde al Ministerio Público en la oportunidad
correspondiente, luego de realizar la investigación adecuada, debiendo la Jueza conocedora de la
causa, en el acto de audiencia preliminar, establecer si la misma resulta ajustada o no a derecho, a
los fines de ser admitida, siendo necesaria la culminación de la fase investigativa para el evidente
esclarecimiento de los hechos, con el fin último de obtener la verdad a través de las vías jurídicas y
la aplicación del derecho, por lo que no encontrándose concluida la fase de investigación, la parte
apelante podrá exigir dentro de la investigación fiscal, las diligencias que estime conducentes para
establecer lo que favorezca a su defendido.

Con referencia al anterior análisis, debe esta Sala recalcar que en todo caso el juez de control,
deberá verificar que los hechos puedan subsumirse en el tipo penal que el Ministerio Público
impute en la audiencia de presentación de imputado, la cual como ya se ha dicho, siempre será de
manera provisional en dicha audiencia; y en el proceso de marras, considera este Tribunal ad
quem, que al analizar el contenido de los elementos incriminatorios aportados por el Ministerio
Público, recabados durante la práctica de diligencias de investigación como encargado y director
de la misma, la presunta participación de los encartados de autos en el hecho que le atribuye el
Ministerio Público, subsumiéndose ineludiblemente en el tipo penal adjudicado por el titular de la
acción penal, como lo es el delito TRÁFICO ILÍCITO DE MATERIAL ESTRATÉGICO, previsto y
sancionado en el artículo 34 de la del Código Penal, la Ley Contra la Delincuencia Organizada y
Financiamiento al Terrorismo, cometido en perjuicio de la GOBERNACIÓN DEL ESTADO ZULIA. Sin
embargo, dicha calificación jurídica es provisional, la cual en el devenir de la investigación puede
ser modificada, atendiendo a lo que en la doctrina se denomina “Tipicidad”, la cual Reyes Echandía
en su Texto, la define como:

“La tipicidad, siendo citando a Folchi, una función por la cual se adecuan los hechos de la vida real
a los preceptos penales y teniendo estos últimos los caracteres impostergables de taxatividad en
su formulación, proporcionalidad en la relación daño-castigo y rigidez en cuanto a la apreciación
judicial, no permitiéndose el libre arbitrio del interprete, fácil resulta colegir que por intermedio
de aquella se practican los fines de seguridad jurídica que toda colectividad requiere”.

En este mismo sentido, Reyes Echandía, refiere que, “la Tipicidad realiza una función prejurídica
de importancia trascendente: constituye garantía jurídico-política y social de la propia libertad, los
tipos penales o figuras penales describen o relacionan en el precepto legal una forma determinada
de conducta a fin de que el Juzgador, al identificarla en la acción que tiene ante si, pueda medir el
significado antijurídico de esta, declarar la culpabilidad y responsabilidad del agente y en
consecuencia pronunciar la condena. Esta confrontación necesaria es de garantía individual, pues
la justicia no puede admitir elementos que el tipo no contiene y es garantía de seguridad colectiva,
ya que toda conducta adecuada a un tipo criminoso conlleva la atribución correspondiente,
eliminando así cualquier asomo de impunidad” (Vid Págs.15 y 16).

Por su parte, la Sala de Casación Penal, en reciente sentencia, en ponencia de la Magistrada


Francia Coello González, No. 669, de fecha 30 de octubre de 2015, señaló que:

“esta Sala Accidental de la Sala de Casación Penal advierte que la selección del procedimiento que
ha de seguirse durante el curso del proceso penal no debe responder a criterios distintos a los
estrictamente jurídicos; por lo tanto, el titular de la acción penal, a tal efecto, debe efectuar un
análisis minucioso de las actuaciones, del mismo modo en que debe hacerlo el órgano
jurisdiccional al momento de dictar su decisión, a fin de establecer con la mayor certeza posible la
calificación jurídica provisional que desde el inicio se ajuste al caso de que se trate; para ello
tendrá que sopesarse la suficiencia de los elementos de convicción que comprometan la
responsabilidad penal del imputado y, en definitiva, si están dadas las circunstancias para uno u
otro tipo de procedimiento, puesto que son esas primeras actuaciones las que van a determinar
en lo sucesivo la forma a través de la cual se efectuará la sustanciación de la causa.”
En referencia a lo anterior, ameritan necesario los integrantes de esta Instancia Superior realizar
un análisis en relación al delito de TRAFICO ILICITO DE MATERIALES ESTRATEGICOS, a fin de
determinar si la conducta desplegada por los imputados de marras encuadra en el hecho
antijurídico, previsto y sancionado en el articulo 34 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada. A
tal efecto se hace alusión a lo establecido en el artículo in comento, el cual establece que:

“Artículo 34.- Quienes trafiquen o comercialicen ilícitamente con metales o piedras preciosas,
recursos o materiales estratégicos, nucleares o radiactivos, sus productos o derivados serán
castigados con prisión de ocho a doce años

A los efectos de este artículo, se entenderá por recursos o materiales estratégicos los insumos
básicos que se utilizan en los procesos productivos del país.”.

En tal sentido, tenemos el verbo rector de la norma es traficar, comercializar ilícitamente con
metales o piedras preciosas, recursos o materiales estratégicos, nucleares o radiactivos,
encontrándose intrínsicamente la norma en cuestión con actividades vinculadas a la explotación,
uso comercialización y restricciones a los metales, las piedras preciosas y los materiales
estratégicos que se utilizan en los procesos productivos del país.

El sistema de administración de justicia, posee como apoyo fundamental en esta lucha, la Ley
Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, la cual específica que
se consideraran materiales estratégicos, aquellos elementos que participen o se encuentre de
forma predominante en los procesos productivos del país, por lo que este concepto deja una gama
abierta de interpretaciones acerca de cuáles pueden ser considerados materiales estratégicos,
debido a que podría crearse una lista de innumerables elementos que participan en los procesos
productivos de la República Bolivariana de Venezuela; Este tipo delictivo se concibe como un
conjunto de conductas que lesionan el orden socioeconómico, pues atentan contra el desarrollo
de los procesos productivos del país, llevado a cabo por las industrias básicas.

Cabe destacar que el Estado venezolano ha puesto en práctica distintos planes para atacar de
manera firme el delito de TRÁFICO y COMERCIO ILÍCITO DE RECURSOS O MATERIAL ESTRATÉGICO,
entre otros delitos que desestabilizan la economía del Estado y la Sociedad, por cuanto afecta los
intereses tanto de la soberanía nacional como los interés públicos y privados de la colectividad, la
cual ha venido padeciendo en virtud de las restricciones que se han impuesto en este sentido, con
ocasión a la actividad de un grupo de personas que solo buscan el provecho propio; actos por
demás terroristas que por su naturaleza y contexto pueden perjudicar gravemente a la sociedad
venezolana.
Así pues, una vez analizado por estos Jueces Colegiados el Acta de Policial donde reposa el
procedimiento de aprehensión y las circunstancias de modo, tiempo y lugar en la que
presuntamente ocurrieron los hechos, así como el resto de las actuaciones policiales, se constata
que si bien no se desprende de las actuaciones preliminares subidas al estudio de esta Sala ningún
tipo de documentación, experticia o peritaje donde efectivamente se demuestre que el material
incautado sea propiedad de la GOBERNACIÓN BOLIVARIANA DEL ESTADO ZULIA, ciertamente
hasta el actual momento procesal se presume que el material incautado era destinado a una obra
en construcción del parque metropolitano de la salud, ejecutada por la Gobernación del estado
Zulia, situación ésta que a criterio de quienes aquí deciden solo podrán dilucidarse en el devenir
de la investigación, que como ya se ha dicho, el Ministerio Público deberá llevar a cabo una seria
de diligencias tendientes a la búsqueda de la verdad, correspondiéndole igualmente a la defensa
en esta etapa investigativa, proponer las actuaciones que a bien considere pertinentes y
necesarias a los fines de aclarar situaciones como las aquí denunciadas, que permitan desvirtuar la
imputación realizada a sus defendidos en esta etapa inicial del proceso.

El caso de autos, se encuentra en fase de investigación, y en ésta las partes cuentan con el
derecho constitucional y legal de solicitar la práctica de pesquisas de investigación y
requerimientos que a bien consideren para el esclarecimiento de los hechos y conforme al artículo
127 de la Norma Adjetiva Penal, el sospechoso de delito, tendrá la posibilidad de requerir al Titular
de la Acción Penal, la práctica de todas aquella diligencias tendentes a desvirtuar la
responsabilidad que se le ha atribuido, así se tiene que textualmente dicha disposición legal reza:

Artículo 127. El imputado o imputada tendrá los siguientes derechos:

1. Que se le informe de manera específica y clara acerca de los hechos que se le imputan.

2. Comunicarse con sus familiares, abogado o abogada de su confianza, para informar sobre su
detención.

3. Ser asistido o asistida, desde los actos iniciales de la investigación, por un defensor o defensora
que designe el o ella, o sus parientes y, en su defecto, por un defensor público o defensora
pública.

4. Ser asistido o asistida gratuitamente por un traductor o traductora o intérprete si no comprende


o no habla el idioma castellano.

5. Pedir al Ministerio Público la práctica de diligencias de investigación destinadas a desvirtuar las


imputaciones que se le formulen. (resaltado la Sala)

6. Presentarse directamente ante el Juez o Jueza con el fin de prestar declaración.


7. Solicitar que se active la investigación y a conocer su contenido, salvo en los casos en que
alguna parte de ella haya sido declarada reservada y sólo por el tiempo que esa declaración se
prolongue.

8. Ser impuesto o impuesta del precepto constitucional que lo o la exime de declarar y, aun en
caso de consentir a prestar declaración, a no hacerlo bajo juramento.

9. No ser sometido o sometida a tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes de su


dignidad personal.

10. No ser objeto de técnicas o métodos que alteren su libre voluntad, incluso con su
consentimiento.

11. Solicitar ante el tribunal de la causa el sobreseimiento, conforme a lo establecido en este


Código”.

De tal manera, que la calificación jurídica acordada en la fase incipiente, específicamente el acto
de presentación de detenido, es una “calificación jurídica provisional”, la cual se perfeccionará en
la presentación del acto conclusivo que le corresponde acordar a la Vindicta Pública, luego de
culminar la investigación correspondiente, debiendo el Juez conocedor de la causa, en el acto de
audiencia preliminar, determinar si se encuentra ajustada a derecho o no, a los fines de ser
admitida, pues, es precisamente en la fase de investigación que se vislumbrara las circunstancias
como las que alega la defensa en el escrito recursivo que serán dilucidadas con el devenir del
proceso, es decir, luego que el Ministerio Público efectúe todas las actuaciones que considere
pertinentes para el esclarecimiento de los hechos, como en efecto hasta la presente fecha ha
venido realizando, con el fin último de obtener la verdad a través de las vías jurídicas y la
aplicación del derecho, por lo que no encontrándose concluida la fase de investigación, la parte
recurrente podrá exigir dentro de la investigación fiscal, las diligencias que estime conducentes
para establecer lo que favorezca a sus defendidos. En el caso bajo estudio la recurrida, analizó y
sopesó, los elementos de convicción para estimar y confirmar la precalificación jurídica presentada
por la Representación Fiscal, que hacen a los imputados CIRO ALBERTO CUBILLAN MUÑOZ,
MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN, presuntos autores o partícipes del delito que se les
imputan y que fundadamente le fue decretada la privación Judicial Preventiva de Libertad,
vislumbrándose, una presunta participación de los encartados de autos en los hechos suscitados,
sin embargo reitera este Cuerpo Colegiado que la calificación jurídica aportada en esta fase del
proceso, es de carácter provisional, la cual puede ser modificada en el devenir del mismo, de
acuerdo a los resultados que proporcionen las diligencias de investigación efectuadas por quien
detenta la acción penal en nombre del Estado, así como aquellas que la defensa considere deben
ser practicadas por considerarlas útiles a los fines del mejor esclarecimiento de los hechos.

En lo relacionado al tercer y último requisito, estima esta Sala que en el presente caso, el peligro
de fuga nace de la posible pena a imponer y la magnitud o gravedad que causa a la sociedad el
delito precalificado, tratándose de un tipo penal que atenta contra la actividad económica del país,
además el mismo dispone una penalidad de más de diez (10) años de prisión, resultando evidente,
que nace en el caso bajo análisis el peligro de fuga, considerando que el tipo penal acreditado, sin
desvirtuarlo el simple hecho de la presentación voluntaria de los encausados de autos en el
organismo aprehensor, pues tal circunstancia no exonera a los imputados del delito que se les
atribuye.

Con respecto, al peligro de obstaculización, deja por sentado esta Sala, que ello se encuentra
previsto en el artículo 238 del texto adjetivo penal, que a letra dice:

“Artículo 238. Peligro de obstaculización. Para decidir acerca del peligro de obstaculización para
averiguar la verdad se tendrá en cuenta, especialmente, la grave sospecha de que el imputado o
imputada:

1. Destruirá, modificará, ocultará o falsificará elementos de convicción.

2. Influirá para que coimputados o coimputadas, testigos, víctimas, expertos o expertas, informen
falsamente o se comporten de manera desleal o reticente, o inducirán a otros a realizar esos
comportamientos, poniendo en peligro la investigación, la verdad de los hechos y la realización de
la justicia.”.

Evidentemente, resulta necesaria la detención preventiva de los imputados CIRO ALBERTO


CUBILLAN MUÑOZ y MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN, al encontrarse en actas fundados
elementos y razones que hacen considerar que existe peligro de fuga, pudiendo valerse los
encartados de autos, a que se comporten de manera desleal o reticente en el proceso,
modificando o falseando con ello los elementos de convicción presentados por el Ministerio
Público, entorpeciendo el curso de la investigación.

No obstante, cabe destacar que la imposición de las medidas de coerción personal durante ésta
fase, no poseen una naturaleza ni finalizad de pena, sino una finalidad instrumental, siendo
decretadas excepcionalmente con el propósito de garantizar las resultas del proceso, impidiendo
la evasión de los imputados al proceso penal seguido en su contra, posibilitando con ello la
eventual aplicación concreta del derecho penal, siendo su naturaliza netamente cautelar, no
traduciéndose su aplicación en vulneración de garantías constitucionales, ni del principio de
presunción de inocencia.

En consecuencia, tradicionalmente ha afirmado la doctrina que deben contemplarse dos, a saber:


El fomus bonis iuris, el cual consiste en un juicio de probabilidad de la responsabilidad penal del
sujeto sobre el cual recae la medida y la existencia del periculum in mora, encaminado a garantizar
la efectividad del proceso y de la sentencia.
En este orden, Teresa Armenta Deu, en sus “Lecciones Sobre Derecho Penal”, ha señalado que la
existencia del peligro durante el proceso se infiere de distintas circunstancias, según la naturaleza
de la medida, afirma que si se trata de medida patrimonial, el peligro de la demora se calculará
según el riesgo de la insolvencia o de la indisponibilidad de algo especifico (dinero, la cosa que hay
que restituir entre otros); mientras que respecto a la imposición de alguna medida de carácter
personal, el periculum in mora, se infiere, por lo general del peligro de fuga del imputado,
partiendo de la gravedad de la pena o de algunos criterios específicos que pretenden indicar el
grado efectivo del riesgo, Vgr. existencias de antecedentes penales, arraigo familiar, situación
laboral, pero además se debe considerar cuado se aprecia riesgo de fuga; riesgo de ocultamiento
de pruebas u obstrucción en la investigación y riesgo en la comisión de nuevos delitos.

A los fines de delimitar la procedencia de la medida de privación judicial preventiva de libertad


impuesta contra de los ciudadanos CIRO ALBERTO CUBILLAN MUÑOZ y MANUEL ANTONIO
VILLALOBOS RINCÓN, quienes conforman esta Sala N° 2 de la Corte de Apelaciones de este
Circuito Judicial Penal, consideran propicio señalar que las medidas de coerción personal que le es
dado al Juez Penal decretar, son de naturaleza instrumental y se utilizan como instrumento para
alcanzar los fines que persigue todo proceso penal y sobre las cuales reposan las siguientes
características: propósito asegurativo, proporcionalidad, necesidad, temporalidad, legalidad,
fundamento, judicialidad, coerción personal y legitimación; tal como lo expone el jurista Freddy
Zambrano, en su Libro “Detención Preventiva del Imputado. Aplicación de Medidas Cautelares y
Revisión de las Medidas de Coerción Personal”, Derecho Procesal Penal - Volumen VI, Caracas –
Venezuela, 2010. Editorial Atenea C.A. Pp. 34-38.

Cabe destacar que en el caso bajo estudio, surge la convicción para quienes integran esta Sala de
Alzada, que las resultas del proceso sólo pueden garantizarse con la medida cautelar de privación
de libertad solicitada por el Ministerio Público y acordada por la instancia, contra los imputados de
marras, tomando en cuenta, tal como se determinó anteriormente, la existencia de un hecho
punible que merece pena privativa de libertad, cuya acción penal no se encuentra evidentemente
prescrita, fundados elementos de convicción para estimar que los ciudadanos mencionados,
pueden ser autores o partícipes en los hechos que se le atribuyen, considerando además el peligro
de fuga, por lo que tales circunstancias hacen procedente el dictamen de la medida coercitiva de
libertad decretada por la instancia, sin embargo; debe resaltarse que lo expuesto, no trae consigo
pronunciamiento alguno en torno a la responsabilidad de los mencionados encausados.

En tal sentido, los integrantes de esta Sala, en total armonía con lo explanado por el autor Luis
Paulino Mora Mora, extraído de la obra “El Proceso Penal Venezolano”, del autor Carlos Moreno
Brant, pág 368, comparten lo siguiente:
“…De lo anterior se infiere el carácter restrictivo con que deben aplicarse las medidas cautelares,
como respuesta al estado de inocencia de que (sic) goza el encausado, mientras no se dicte
sentencia condenatoria en su contra. De este principio derivan también el fundamento, la
finalidad y la naturaleza de la coerción personal del imputado: Si éste es inocente hasta que la
sentencia firme lo declare culpable, claro está que su libertad sólo puede ser restringida a título de
cautela, y no de pena anticipada a dicha decisión jurisdiccional, siempre y cuando se sospeche o
presuma que es culpable y ello sea indispensable para asegurar la efectiva actuación de la ley
penal y procesal”.

Por lo tanto la medida acordada por el Juzgado de instancia a juicio de quienes aquí suscriben se
encuentra ajustada a derecho, pues la misma se dictó al verificarse el cumplimiento de los
extremos exigidos por el legislador en los artículos 236, 237 y 238 del Código Orgánico Procesal
Penal, en aras de garantizar las resultas del presente proceso penal, no constituyendo de ningún
modo dicha imposición de la medida privativa una condena anticipada, en contra de los
encartados autos.

Con respecto a la motivación del fallo recurrido, precisa esta Alzada en referir, que las decisiones
que emanen de los órganos de justicia, deben encontrarse revestidas de una adecuada
motivación, así lo contempla el artículo 157 del Código Orgánico Procesal Penal, y así lo ha
sostenido la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, mediante decisión No. 718, de
fecha 01 de Junio de 2012, con ponencia de la Magistrada Luisa Estella Morales Lamuño, en la cual
se pronunció sobre el deber de motivar las decisiones, a manera de no vulnerar el derecho a la
tutela judicial efectiva de las partes, indicando lo siguiente:

“…dentro de las garantías procesales ´se encuentra la referida a la tutela judicial efectiva
consagrada en el artículo 26 de la Constitución, la cual, tiene un contenido complejo, que se
manifiesta, entre otros, en el derecho a obtener una sentencia fundada en derecho que ponga fin
al proceso. Este contenido del derecho a la tutela judicial efectiva, se compone de dos exigencias:
1) que las sentencias sean motivadas, y 2) que sean congruentes. De manera que una sentencia
inmotivada no puede considerarse fundada en derecho, siendo lesiva del artículo 26 de la
Constitución´.

El derecho a la tutela judicial efectiva, ´(…) no garantiza sólo el libre acceso a los juzgados y
tribunales, sino también que éstos resuelvan sobre el fondo de las pretensiones que ante ellos se
formulan. En términos gráficos escribe Díez-Picazo Jiménez que el derecho a la tutela judicial
efectiva no es sólo el derecho de traspasar el umbral del tribunal, sino el derecho a que, una vez
dentro, éste cumpla la función para la que está instituido…
…La motivación de una decisión no puede considerarse cumplida con la mera emisión de una
declaración de voluntad del juzgador. La obligación de motivar el fallo impone que la misma esté
precedida de la argumentación que la fundamente, atendiendo congruentemente a las
pretensiones, pues lo contrario implicaría que las partes no podrían obtener el razonamiento de
hecho o de derecho en que se basa el dispositivo, se impediría conocer el criterio jurídico que
siguió el juez para dictar su decisión y con ello, se conculcaría el derecho a la tutela judicial
efectiva y el debido proceso…”.(Las negrillas son de este Órgano Colegiado).

Esta Alzada considera propicio traer a colación el contenido de la sentencia No. 4.594 de fecha 13
de Diciembre de 2015, de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, con ponencia del
Magistrado Marco Tulio Dugarte Padrón, acerca de la motivación que deben las decisiones
emitidas:

“…Ahora bien, la exigencia de que toda decisión judicial deba ser motivada es un derecho que
tienen las partes en el proceso, el cual no comporta la exigencia de un razonamiento judicial
exhaustivo y pormenorizado de todos los aspectos y perspectivas que las partes puedan tener de
la cuestión que se decide, sino que deben considerarse motivadas aquellas resoluciones judiciales
que vengan apoyadas en razones que permitan conocer cuáles han sido los criterios jurídicos
esenciales que fundamentaron la decisión.

Esta exigencia de motivación deviene, en primer lugar, de la razonabilidad, es decir, la motivación


no tiene que ser exhaustiva, pero sí tiene que ser razonable; y, en segundo término de la
congruencia, que puede ser vulnerada tanto por el fallo en sí mismo, como por la fundamentación.
De allí, que dicha exigencia se vulnera cuando se produce “un desajuste entre el fallo judicial y los
términos en que las partes formulan sus pretensiones, al conceder más, menos o cosa distinta de
lo pedido” (Sent. del Tribunal Constitucional Español N° 172/1994); así como cuando la motivación
es incongruente por acción o por omisión”.

Así se tiene que, el deber que detentan los Jueces de la República, de motivar sus decisiones, se le
impone al órgano jurisdiccional constituyendo una garantía del derecho a la defensa cuya
trasgresión genera de conformidad con lo dispuesto en el artículo 175 del Código Orgánico
Procesal Penal, la nulidad absoluta de las actuaciones realizadas en violación a este derecho de
rango constitucional, previsto en el artículo 49 ordinal 1° de la Carta Magna.

De tal manera que, en virtud de las consideraciones anteriormente planteadas por esta Sala de
Alzada, se evidencia que la jueza A quo efectivamente motivó la decisión recurrida, verificó los
requisitos de procedibilidad establecidos en los artículos 236, 237 y 238 de la Norma Adjetiva
Penal; por lo que en relación a la supuesta carencia de motivación y de elementos de convicción
observados por la parte apelante en el acta en la cual, la instancia decretara la privación
preventiva de libertad del imputado de autos, constata esta Sala de Alzada que la misma, al
momento de resolver sobre lo planteado por la representación Fiscal y consecuentemente, por las
defensas de los ciudadanos CIRO ALBERTO CUBILLAN MUÑOZ y MANUEL ANTONIO VILLALOBOS
RINCÓN, efectivamente determinó de forma lógica, coherente y en apego a los postulados
contenidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el Código Orgánico
Procesal Penal, los fundamentos de hecho y de Derecho que hicieron factible la imposición de tal
medida de coerción personal, señalando además de forma expresa los elementos de convicción de
los cuales se desprende su posible culpabilidad, de llegar a emitirse un fallo en la fase de juicio,
tomando en cuenta lo previsto en el artículo 157 de Código Orgánico Procesal Penal, pues otorgó
una cónsona motivación a la hora de emitir su pronunciamiento; razones por las cuales no le asiste
la razón a los recurrentes con respecto a la presente denuncia, pues reiteran estos jueces en
indicar que de actas se desprenden las razones por las cuales el órgano decisor de instancia emitió
su pronunciamiento determinando la existencia de suficientes elementos de convicción de los
cuales se presume la presunta participación de los encartados de autos en los hechos que dieron
origen al presunto asunto penal, coexistiendo el peligro de fuga y de obstaculización en la
búsqueda de la verdad, criterio que comparten estos Jurisdicentes. ASÍ SE DECLARA.

Con respecto a los planteamientos formulados por la defensa privada referidos a: que su
defendido fue detenido por funcionarios pertenecientes al Instituto Autónomo de la Policía
Bolivariana del Municipio San Francisco (POLISIR), frente a la residencia de un ciudadano quien
indicó al encartado de autos que los tubos que le vendería pertenecían a su hijo quien laboraba en
la Alcaldía del Municipio San Francisco, y no dentro de la vivienda como se refleja en las actas
policiales, siendo coaccionados en colocar los referidos tubos en una unidad vehicular para
aparentar la comisión del delito atribuido por el Ministerio Público; alegando que los funcionarios
policiales solicitaron la ayuda del ciudadano Ciro Cubillan, a quien le requirieron colocara los tubos
en un camión y a su vez sirviera de testigo del procedimiento a lo que se negó y fue su motivo de
imputación, apunto la falta de experticia de reconocimiento de los bienes incautados a los fines de
terminar a que organismo del Estado pertenecían los mismos por lo que observa que el Ministerio
Público al percatarse de dichas irregularidades ubica a la víctima para tomarle entrevista y se
efectuara la experticia de reconocimiento.

Con tales alegatos, pretende el recurrente, específicamente el ABOG. EDUIN ALBERTO NAVARRO
PIRELA, actuando como defensor privado del ciudadano MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN,
tildar de nulidad el procedimiento efectuado por funcionarios pertenecientes al Instituto
Autónomo de la Policía Bolivariana del Municipio San Francisco (POLISIR), en este sentido, es
apropiado dejar establecido que el acta policial, puede ser definida como aquel documento que
construye y suscribe un funcionario perteneciente a un organismo policial del Estado, sobre una
actuación que realiza, cuando obtenga conocimiento por cualquier medio sobre el cometimiento
de hechos delictivos, con la identidad de sus autores o autoras y demás partícipes, dejando
constancia de las circunstancia de modo, lugar y tiempo de los hechos cometidos, para que sirvan
al titular de la acción penal, como base para fundar acusación en la oportunidad que corresponda,
que tendrá valor probatorio en el juicio oral y público, por lo cual dicha actuación no sufre
modificación con el transcurrir del tiempo, pudiendo ser ratificada con el testimonio del o de los
funcionarios actuantes partícipes en el procedimiento, habida cuenta que, el acta policial, es
definida por el autor Mendoza Carlos Manuel, como:

”Un documento legal, utilizado por los organismos de seguridad del Estado, para la descripción
detallada de un hecho punible con el fin de dar a conocer: alguna novedad, procedimiento o
información sobre una actuación de un funcionario policial en un determinado lugar,
especificando características exactas de lo ocurrido, la misma tiene requisitos a seguir, en cuanto a
su elaboración de acuerdo a lo establecido en el Código Orgánico Procesal Penal”.

En consecuencia, el acta policial como elemento de convicción que soporta el decreto de la


aprehensión como del imputado y como documento, cuenta con carácter público, por el hecho de
ser realizada por funcionarios públicos competentes y que igualmente posee un carácter legal
motivado ya que su realización responde a lo establecido en el artículo 115 de la Norma Adjetiva
Penal que textualmente señala:

“Las informaciones que obtengan los órganos de policía, acerca de la perpetración de hechos
delictivos y de la identidad de sus autores o autoras, y demás partícipes, deberá constar en acta
que suscribirá el funcionario o funcionaria actuante, para que sirvan al Ministerio Público a los
fines de fundar la acusación, sin menoscabo del derecho de defensa del imputado o imputada”.

Corroborando quienes aquí deciden, que el Acta Policial, de fecha 06 de Febrero de 2017, suscrita
por funcionarios adscritos al Instituto Autónomo de la Policía Bolivariana del Municipio San
Francisco (POLISIR), cumple con los requisitos necesarios para su emisión, de acuerdo a lo
contemplado en los artículos 115 y 119 del Código Orgánico Procesal Penal, destacando su
importancia para el proceso, por asentar las circunstancias bajo las cuales se efectuó el
procedimiento, constituyendo el respaldo legal de la actuación policial al precisar de forma,
expresa, clara, completa, sistemática y ordenada las diligencias practicadas en razón de la labor
policial en servicio de la colectividad y del Estado, siendo una actuación y elemento de convicción
obtenido lícitamente, a tenor de lo dispuesto en el artículo 181 del texto adjetivo Penal.
Aunado a lo expuesto, acotan los integrantes de este Cuerpo Colegiado, que mal podría
considerarse la procedencia de una solicitud de nulidad del acta de investigación penal, ya que la
misma constituye el apoyo de la actuación policial y es el medio por el cual los funcionarios en
labores policiales, determinan las circunstancias de modo tiempo y lugar en la que se practicó la
detención de los imputados, dejando constancia sobre las actividades realizadas y los resultados
obtenidos, y en el caso bajo estudio, toda esta actividad se realizó amparada en la reglas de la
actuación policial. Por lo que conforme a las consideraciones antes esbozadas, quienes aquí
deciden, consideran desacertada la petición de los recurrentes en relación a su solicitud de
nulidad. Y así se decide.

Finalmente, se observa que las defensas a través de sus escritos recursivos señalan una serie de
situaciones que deben ser dilucidadas y esclarecidas en el devenir del proceso, mediante los actos
de investigación que debe llevar a cabo el Ministerio Público, pesquisas que igualmente pueden
solicitar los apelantes, en virtud del nombramiento efectuado en sus personas, por lo que en todo
caso debe dejarse concluir la fase investigativa, para esclarecer los hechos ocurridos y poder
determinar la participación o no de sus defendidos en el delito que les fuese atribuido por el
Ministerio Público.

Por todo ello, en atención a los razonamientos anteriores y en mérito de las razones de hecho y de
derecho que han quedado establecidas en el presente fallo y no habiendo otro motivo de
impugnación por resolver, esta Sala de Alzada determina que lo procedente en derecho es
declarar SIN LUGAR los recursos de apelaciones de autos, interpuestos el primero por la ABOG.
JHOANY CAROLINA RODRÍGUEZ GARCÍA, Defensora Pública Auxiliar Penal Ordinario, encargada de
la Defensoría Pública Trigésima Séptima (37°), adscrita a la Unidad de la Defensa Pública del
estado Zulia, actuando como defensora del ciudadano CIRO ALBERTO CUBILLAN MUÑOZ, titular de
la cédula de identidad No. V-13.174.827, y el segundo, propuesto por el profesional del derecho
EDUIN ALBERTO NAVARRO PIRELA, inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado,
(Inpreabogado) bajo el No. 22.998, actuando como defensor privado del ciudadano MANUEL
ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN, titular de la cédula de identidad No. V-5.058.051; y en
consecuencia de debe CONFIRMAR la decisión No. 148-17, dictada en fecha 08 de febrero de
2017, por el Juzgado Décimo de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial
Penal del estado Zulia; mediante la cual ese Tribunal entre otros pronunciamientos, decretó:
Primero: Decreta la aprehensión en flagrancia de los imputados de autos, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 44 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Segundo:
Acordó Medida Cautelar de Privación Judicial Preventiva de Libertad, de conformidad con los
artículos 236 numerales 1, 2, y 3, 237 y 238 del Código Orgánico Procesal Penal, en contra de los
ciudadanos MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN y otros, por la presunta comisión del delito
de TRÁFICO ILÍCITO DE MATERIAL ESTRATÉGICO, previsto y sancionado en el artículo 34 de la del
Código Penal, la Ley Contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, cometido
en perjuicio de la GOBERNACIÓN DEL ESTADO ZULIA. Y Así se decide.
DISPOSITIVA

Por los fundamentos anteriormente expuestos, esta Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del Estado Zulia, administrando justicia, en nombre de la República
Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara:

PRIMERO: SIN LUGAR, los recursos de apelaciones de autos, interpuestos el primero por la ABOG.
JHOANY CAROLINA RODRÍGUEZ GARCÍA, Defensora Pública Auxiliar Penal Ordinario, encargada de
la Defensoría Pública Trigésima Séptima (37°), adscrita a la Unidad de la Defensa Pública del
estado Zulia, actuando como defensora del ciudadano CIRO ALBERTO CUBILLAN MUÑOZ, titular de
la cédula de identidad No. V-13.174.827, y el segundo, propuesto por el profesional del derecho
EDUIN ALBERTO NAVARRO PIRELA, inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado,
(Inpreabogado) bajo el No. 22.998, actuando como defensor privado del ciudadano MANUEL
ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN, titular de la cédula de identidad No. V-5.058.051

SEGUNDO: SE CONFIRMA, la decisión No. 148-17, dictada en fecha 08 de febrero de 2017, por el
Juzgado Décimo de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del
estado Zulia; mediante la cual ese Tribunal entre otros pronunciamientos, decretó: Primero:
Decreta la aprehensión en flagrancia de los imputados de autos, de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 44 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Segundo: Acordó
Medida Cautelar de Privación Judicial Preventiva de Libertad, de conformidad con los artículos 236
numerales 1, 2, y 3, 237 y 238 del Código Orgánico Procesal Penal, en contra de los ciudadanos
MANUEL ANTONIO VILLALOBOS RINCÓN y otros, por la presunta comisión del delito de TRÁFICO
ILÍCITO DE MATERIAL ESTRATÉGICO, previsto y sancionado en el artículo 34 de la del Código Penal,
la Ley Contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, cometido en perjuicio de
la GOBERNACIÓN DEL ESTADO ZULIA.

Publíquese y regístrese en el libro respectivo, ofíciese, déjese copia certificada en archivo y


remítase la presente causa en la oportunidad legal correspondiente, al Juzgado Duodécimo (12º)
de Primera Instancia Estadal en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia, a
los fines legales consiguientes.

LOS JUECES DE APELACIÓN


Dr. FERNANDO JOSÉ SILVA PÉREZ

Presidente de Sala

Ponente

Dra. RAIZA RODRIGUEZ FUENMAAYOR Dr. ROBERTO QUINTERO VALENCIA

ABOG. JAVIER ALEJANDRO ALEMÁN MÉNDEZ

El Secretario

En la misma fecha se publicó la decisión anterior, se registró bajo el No. 219-17 en el Libro de
Decisiones Interlocutorias llevado por esta Sala y se compulsó por Secretaría copia de Archivo.

ABOG. JAVIER ALEJANDRO ALEMÁN MÉNDEZ

El Secretario

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