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La tercera, la actividad está pasando a los servicios, que son más difíciles de vender a través
de las fronteras: se puede exportar tijeras en contenedores de siete metros, pero no
peluqueros. Y, por último, la manufactura china se ha vuelto más autosuficiente, por lo que
necesita importar menos partes.
Un caso específico que evidencia la autosuficiencia de China fue el caso del comercio de
trigo en el 2004. El país más poblado del mundo es también el principal productor de trigo
y a su vez uno de los más grandes consumidores del grano. Pero además China es el gran
enigma del mercado global de alimentos.
El Ministerio de Agricultura de China afirmaba que la cosecha de trigo de la temporada de
2004 produciría un 3% más que en 2003. Esto indicaba que el resto del mundo tendrá menos
posibilidades de exportar trigo al gigante asiático. Pero la agricultura de la nación asiática es
en gran parte un misterio para los observadores externos debido a que el gobierno de ese país,
ansioso por alimentar a su población, ha modificado constantemente sus políticas. Y el trigo
es el elemento más representativo de los intentos de China por alcanzar la autosuficiencia,
por lo que su producción es supervisada de cerca.
En 1994, un informe del Worldwatch Institute, un centro de investigación ambiental de
Washington, generó un gran debate en Pekín. Las importaciones chinas estaban aumentando
tras haber padecido algunos problemas con las cosechas. Worldwatch predijo que la demanda
del país asiático absorbería una cantidad enorme del trigo global y otros granos, lo que
aumentaría los precios.
Como respuesta, Pekín ordenó a las provincias que fueran autosuficientes. Para estimular a
los agricultores, el gobierno estableció precios mínimos y ofreció subsidios a las autoridades
estatales para comprar el grano. La producción de trigo se disparó a 123 millones de toneladas
en 1997 frente a 99 millones de toneladas en 1994, de acuerdo con el Departamento de
Agricultura de EE.UU. (USDA). Las importaciones, por su parte, se desplomaron.
Después de que Mao Tse-Tung ordenó la colectivización de los predios agrícolas en 1958, el
país vivió una hambruna. Para hacer creer que su sistema agrícola era un éxito, China
exportaba grano mientras el país se moría de hambre. Las reformas del libre mercado a fines
de los años 70, permitieron que retornara el sustento rural. La producción nacional de trigo
empezó a crecer cuando los campesinos pudieron comprar fertilizantes y semillas. Las
cosechas de la familia Chen se multiplicaron por siete desde las reformas del mercado.
La autosuficiencia china en trigo ha liberado la segunda temporada de cosecha del año 2004
para cultivos rentables como manzanas o ajo, que son vendidos por todo el mundo. Eso está
aumentando además la influencia política de China, particularmente en Asia.
Este es uno de tantos ejemplos en los que China cada vez ha demostrado volverse
paulatinamente más autosuficiente. Este es el frágil trasfondo de la guerra comercial de
Alejandro Díaz Figueroa
Fundamentos de Negocios Internacionales
Trump. Lo que tiende a llamar más la atención son los aranceles. Si EE.UU. eleva los
impuestos a productos chinos en marzo, como amenazó, el arancel promedio de todas las
importaciones estadounidenses ascenderá a 3,4%, su nivel más alto en 40 años. (La mayoría
de las firmas piensa pasar el costo a los clientes.)
Menos notorio pero igualmente pernicioso es que las reglas del comercio se están
reescribiendo alrededor del mundo. El principio de que los inversores y las firmas deben
tratarse igualitariamente sin importar su nacionalidad se está dejando de lado. Hay evidencias
de esto en todas partes. La rivalidad geopolítica se está imponiendo en el sector tecnológico,
que representa alrededor del 20% de las bolsas del mundo. Se están atomizando las normas
que regulan la privacidad, los datos y el espionaje. Los sistemas impositivos se acomodan a
nes patrióticos: en EE.UU. para presionar a las firmas para que repatríen capital, en Eu ropa
para atacar a Silicon Valley. EE.UU. y la UE tienen nuevos regímenes para vetar inversiones
extranjeras, mientras que China, pese a sus fanfarronadas, no tiene intención de dar a las
firmas extranjeras un terreno de juego igualitario. EE.UU. ha convertido en arma el poder
que deviene de controlar el sistema mundial de pagos en dólares, para castigar a extranjeros
tales como Huawei. Incluso áreas aburridas como la contaduría y el control antimonopólico
se están fragmentando. El comercio se ve afectado al recurrir las firmas a los inventarios que
habían acumulado anticipando aranceles más elevados. Hay que esperar más de esto en 2019.
Pero lo que realmente importa son los planes de inversión a largo plazo de las firmas, al
comenzar a bajar su exposición a países y sectores de alto riesgo geopolítico o que enfrentan
normativa inestable. Ahora hay señales de que está comenzando un ajuste. La inversión china
en Europa y EE.UU. cayó 78% en 2018. El valor global de las inversiones a través de las
fronteras por compañías multinacionales se hundió alrededor de 20% en 2018. El nuevo
mundo trabajará de modo diferente. La “lentobalización” llevará a vínculos más profundos
dentro de los bloques regionales.
A lo largo de los años el número de acuerdos comerciales regionales (ACR) ha ido creciendo
y su alcance se ha ampliado; en particular, se ha registrado un aumento notable de los grandes
acuerdos plurilaterales en curso de negociación. La no discriminación entre interlocutores
comerciales es uno de los principios fundamentales de la OMC; sin embargo, los ACR, que
son acuerdos comerciales preferenciales recíprocos entre dos o más interlocutores,
constituyen una excepción a ese principio y se autorizan en el marco de la OMC, con sujeción
a un conjunto de normas.
Esto se puede ver reflejado en, como las cadenas de producción en América del Norte, Europa
y Asia buscan fuentes de aprovisionamiento más cerca de casa. En Asia y Europa la mayor
parte del comercio ya es intrarregional y el porcentaje del mismo ha aumentado desde 2011.
Las firmas asiáticas hicieron más ventas al extranjero dentro de Asia que a EE.UU. en 2017.
Al decaer las reglas globales, una colcha de retazos fluida de acuerdos y esferas de influencia
regionales está imponiendo su control sobre el comercio y la inversión. Por ejemplo, la UE
está estampando su autoridad sobre la banca, la tecnología y la inversión extranjera. China
espera acordar un pacto comercial regional este año, mientras sus firmas tecnológicas se
expanden por Asia. Las compañías tienen inversiones internacionales por US$30 billones en
Alejandro Díaz Figueroa
Fundamentos de Negocios Internacionales
tierra, parte de lo cual puede tener que mudarse, venderse o cerrar. Afortunadamente, esto no
necesariamente significará un desastre para los niveles de vida.
Los mercados de tamaño continental tienen dimensiones suficientes como para prosperar.
Alrededor de 1200 millones de personas han sido sacadas de la extrema pobreza desde 1990
y no hay motivo para pensar que la proporción de pobres volverá a ascender. Los
consumidores occidentales seguirán cosechando grandes beneficios netos del comercio. En
algunos casos, se dará una integración regional más profunda de la que se podría haber
logrado a nivel global. Pero la “lentobalización” tiene dos desventajas.
Primero crea nuevas dificultades. En 1990- 2010 la mayoría de los países emergentes
lograron cerrar parte de la brecha con los países desarrollados. Ahora se verán en mayores
dificultades para alcanzar la riqueza a través del comercio. Y hay una tensión entre un patrón
de comercio más regional y un sistema financiero global en el que Wall Street y la Reserva
Federal marcan el pulso para los mercados en todas partes. Los tipos de interés de la mayoría
de los países aún se verán afectados por los de EE.UU., al mismo tiempo que sus patrones de
comercio quedarán menos ligados a ese país, lo que generará turbulencia financiera. La Fed
será menos proclive a rescatar a los extranjeros actuando como prestamista global de último
recurso, como lo hizo hace una década.
Segundo, la lentobalización no solucionará los problemas que creó la globalización. La
automatización significa que no habrá renacimiento del empleo de cuello azul en occidente.
Las firmas contratarán a trabajadores con poca capacitación en los lugares más baratos en
cada región. El cambio climático, las migraciones y la evasión fiscal serán aún más difíciles
de resolver sin cooperación global. Y lejos de moderar y contener a China, la
“lentobalización” ayudará a que asegure su hegemonía regional aún más rápido.