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Jorge Luis Borges

Vicente Huidobro
Alberto Hidalgo

Índice De La Nueva Poesía


Americana
(1926)
PROLOGO

DEJO AQUI ASESINADAS LAS DISTANCIAS. Se puede ir ahora en pocos minutos


desde la esquina de Esmeralda y Corrientes, en Buenos Aires, hasta la calle de la Magnolia,
en México. Pero no se crea que esto es una contribución al acercamiento de los países cuya
explotación perdió España hace ya sus añitos. Tengo premura en declarar que el
hispanoamericanismo me repugna. Eso es una cosa falsa, utópica y mendaz convertida,
como no podía ser de otro modo, en una profesión idéntica a otra cualquiera. Se es
hispanoamericanista como médico o comerciante. No conozco uno solo de tales parásitos
que ejerza su oficio con desinterés, o así fuera sólo con disimulo.
En América hay abundancia de repúblicas a causa del exceso de caciques. Cuando haya
muerto Batle y Ordóñez, qué razón habrá para que subsista el Uruguay? Sobran países y
faltan pueblos. Son los caciques los que sobornan a los hispanoamericanistas, porque es
cuestión de vida o muerte para ellos. La confraternidad que predican reposa en el instinto
de conservación y no en el afecto mutuo ni el altruismo. Además, no hay siquiera similitud
de caracteres entre los países hispanoamericanos. Nada tiene que ver un peruano con un
paraguayo. Entre un argentino y un colombiano el abismo que so columbra es
inconmensurable. Que todos sean descendientes de españoles, eso es lo de menos. Los
conquistadores impusieron el idioma, pero no el espíritu. La influencia que predomina es la
de la tierra, y acaso la de la tribu con la que se produjo el cruzamiento. De otro lado, afirmo
que la independencia de España no se obtuvo en los campos de batalla. La verdadera
independencia la está haciendo, o la ha hecho ya, el inmigrante de Rusia, Italia, Alemania,
etc. Dentro de pocos años muchos más serán los americanos hijos de ruso o italiano, que los
hijos de españoles. ¿Cómo se puede hablar en serio de hispanoamericanismo?1.
Eso cuanto al sur. Cuanto al norte, sostengo que los mexicanos y centroamericanos son
intrusos donde están. Los grandes pueblos son como los líquidos: toman la forma del vaso
que los contiene. Los Estados Unidos están creciendo, creciendo. Lógicamente tendrán que
extenderse sobre México, sobro Guatemala, sobre Nicaragua, sobre. .. (¿cuántas aún?
¿cómo se llaman las otras republiquetas?). Tienen derecho a ello. Son los dueños naturales
de todo eso. Hasta donde el mar los deje ir, hasta ahí deben ir, hasta ahí irán. Nada podrá
para evitarlo la política de lloriqueo y adulación que México desarrolla en el sur para que lo
defendamos contra el norte. ¡Basta ya de farsas! No es posible enmendarle la plana a la
naturaleza. Nuestro continente, en cumplimiento de quién sabe qué secreto designio, está
formado de tal modo, que toda una parte debe ser sajona; toda la otra latina.
La doctrina de Monroe, aunque en el fondo es justa, está mal planteada. Adolece de
excesivo romanticismo. Le faltan medida, equilibrio. Fué construida a base de ambición,
cuando sólo debió serlo a base de aspiración. Es poco práctica. Pudo atenerse a lo posible, a
lo fácilmente hacedero, a las insinuaciones del terreno, o sea al mandato de la geología.
Pero aun es tiempo de enmendarla. La doctrina de Monroe, para contar con el beneplácito
universal y especialmente de la juventud suramericana, debe ser ésta: "América del Norte

1
A fin de evitar suspicacias, declaro que también soy antipanamericanista.
2
para los norteamericanos".
El imperialismo yanqui no es un peligro para la América del Sur. Quizá si es con profética
intuición que fueron los mismos norteamericanos los que abrieron el canal de Panamá.
Hasta ahí no más llegará la gran república. El mar es su límite. El mar le impedirá que pase
adelante. Si crece mucho y desborda, el mar se tragará sus desbordes. ¡El mar, el mar es
una montaña!
Sobre este tópico he de escribir un libro. Estoy acumulando datos y raciocinios. Allí habré
de probar, hasta con el apoyo de argumentos científicos, la verdad de mi tesis: América del
Norte para los norteamericanos. Aquí sólo quiero significar que no opondré ninguna
resistencia a que los yanquis se apoderen de México el día que mejor les cuadre, como veré
con grado que la Argentina se apodere cuanto antes del Uruguay, en virtud de que
actualmente ese país parece una provincia argentina. Ni inferior a Jujuy, ni superior a Santa
Fé. (Mi amigo Pérez Ruiz y yo, hablamos siempre de Montevideo como de un arrabal de
Buenos Aires).
Otro disco. Bolivia no tiene representación en este libro debido a que en mis afanosos
viajes por los mares del mundo no me he encontrado con sus costas. ¿Es que no existe? Del
Paraguay sé que no conoce ni de oídas la palabra arte. Allí sólo se dan loros y yerba mate.
Prometo remendar las ausencias en futuras ediciones, si aparecen poetas por ahí, o si hay
alguno que, demasiado tímido, no ha emprendido viaje a mi conocimiento.
He suprimido datos biográficos y bibliográficos, para no hacer una antología de
vulgaridades y ripios. Quien quiera éstos, cómprese cualquier libro de los poetas que nos
preceden; quien necesite aquellos, pídalos a los autores: ahí están sus direcciones. Espero
que esto me lo agradezcan, además, las admiradoras.
Louis Aragón dice que toda antología es obra de conciliación. Esta viene a desmentirlo. Yo
no me caso con nadie, lo cual es bastante lógico en un hombre que ya no es soltero. Aquí
no sobra ningún mal poeta y es probable que no falte ninguno bueno. Mas confieso que
para hacer menos estruendosa la presencia de los mejores, he dilatado el vacío de los
pésimos.
Algunos desocupados están ahora practicando el espor de copiar a Gómez de la Serna, al
cual lo usan disfrazado en una solución de Paul Morand más unas gotas de pornografía. No
incluyo muestras de tales engendros para no dar al plagio carta de ciudadanía artística. No
es que me parezca repudiable la influencia de Ramón. Todo lo contrario. Creo que en algún
aspecto; de mi obra no es difícil percibir la sugestión de ese genio, y hasta sospecho que en
casi todo escritor moderno, así de aquí como de Europa, hay su pizca de ramonismo. Mas
de allí a la imitación, al calco, a la suplantación de la personalidad, so pretexto de que las
palabras no son las mismas, hay un camino muy largo. ¡Que a nadie se le| pueda llamar
discípulo de nadie, porque sobre él será universal el desprecio!
No hemos nacido por generación espontánea. Hace algunos años estas cosas tuvieron su
evidente anticipación en la obra, breve pero cabal, del inmenso poeta peruano José María
Eguren. Cuando la gente rubendariaba aún a voz en cuello, mi paisano publicó los libros
"Simbólicas" y "La Canción de las Figuras" que son para los americanos lo que para los
franceses la obra de Rimbaud: la precursión. Acaso los procedimientos empleados por él
sobrelleven alguna edad, pero el espíritu es nuevo, nuestro. Tras de eso no hubo nada
importante hasta que apareció Huidobro. Huidobro, en España, derroca el rubendarismo, y

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si bien puede afirmarse que su acción es igual a cero en América, algo se filtra aquí, a
través de los ultraistas argentinos puesto que el ultraísmo es hechura suya. Así, el poeta
chileno se asemeja a Rubén. Ambos aprenden el tono de la hora en Francia y lo trasladan a
España. Con ellos Verlaine y Reverdy entran por turno en América. Ahora, bajo el sosiego
de los años, empiezan unos a dar voces nuevas, apartándose de las escuelas iniciales, y
otros inventan sistemas para uso propio, del mismo modo quq cada quien se ajusta los
pantalones a la altura que le conviene.
Representamos el ala que está del lado del corazón. ¿Es que hay mejor manera de ser
poetas? Todo lo grande llega por el mismo camino. La marcha de los ejércitos se inicia por
la pierna izquierda. Las iglesias que sólo tienen una torre, la que tienen no es la derecha. Si
a Cervantes no le hubieran cortado a tiempo la siniestra, no existiría el Quijote, pues esa
mano es la que desde la Eternidad escribió aquellas páginas. En los días de excesivo tráfico,
la policía multiplica los carteles de "conserve su izquierda". Dios hizo al mundo con la
diestra: por eso le salió tan mal. Cuando el sol se olvida la lección, se cuadra en el
horizonte, alza los brazos para orientarse, y, natural-monte, sale por frente a la derecha. Los
hombres llevamos la virilidad a ese lado y a las mujeres el seno que les crece más es el
izquierdo. Y el que no sepa hacia dónde está inclinada la torre de Pisa, venga a
preguntármelo.

Alberto HIDALGO.

II

A los verdaderos poetas, inertes y puros, a


todos los espíritus jóvenes, agenos a bajas
pasiones, que no han olvidado que fuá mi
mano la que arrojó las semillas.

NO HAY RUTA EXCLUSIVA, NI UNA POEsía escéptica de ella misma. ¿Entonces?


Buscaremos siempre. En estremecimientos dispersos mis versos sin guitarra y sin
inquietud, la cosa así concebida lejos del poema, robar la nieve al polo y la pipa al marino.
Algunos días después me di cuenta de que el polo era una perla para mi corbata. ¿Y los
exploradores?
Convertidos en poetas cantaban de pie sobre las olas derramadas. ¿Y los poetas?
Convertidos en exploradores buscaban cristales en la garganta de los ruiseñores.
Y por esto: Poeta = Globe trotter sin oficio actitivo, Globe trotter = Poeta sin oficio pasivo.
Sobre todo, es necesario cantar o simplemente hablar sin equívoco obligatorio, sino con
algunas olas disciplinadas.
Ninguna elevación ficticia, únicamente la verdadera, que es orgánica. Dejemos el cielo a
los astrónomos y las células a los químicos.

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El poeta no es siempre un telescopio transformable en su contrario, y si la estrella se desliza
hasta el ojo por el interior del tubo, no es mediante un "lift" sino gracias a una lente
imaginativa.
Nada de máquinas ni de moderno en sí. Nada de golf-stream ni de cocteles, porque el golf-
stream y los cocteles se han vuelto más maquinaria que las locomotoras o las escafandras y
mucho más modernos que New York y los catálogos.
Milán... Ciudad ingenua, virgen fatigada de los Alpes, virgen sin embargo.
Y EL GRAN PELIGRO DEL POEMA ES LA POESIA.
Entonces yo os digo busquemos más lejos, lejos de la máquina y de la aurora, tan distante
de New York como de Bizancio. No agreguéis poesía a lo que sin necesidad de vosotros la
tiene. Miel sobre miel empalaga. Dejad secar al sol los penachos de las fábricas y los
pañuelos de los adioses. Poned vuestros zapatos al claro de la luna y luego hablaremos, y
sobre todo no olvidéis que el Vesubio a pesar del futurismo está lleno de Gounod.
¿Y lo imprevisto?
A pesar de que podría ser muy bella una cosa que se presenta con la imparcialidad de un
gesto nacido del azar y no buscado, debemos condenarlo, porque está más cerca del instinto
y es más animal que humano. El azar es bueno cuando los dados nos dan cinco ases o al
menos cuatro reinas. Fuera de eso debemos excluirlo.
Nada de poemas tirados a la suerte. Sobre la mesa del poeta no hay un tapiz verde.
Y si el mejor poema puede formarse en la garganta, es porque la garganta es el justo medio
entre el corazón y la cabeza.
Haced la poesía, pero no la pongáis en torno de las cosas. Inventadla.
El poeta no debe ser el instrumento de la Naturaleza, sino convertir a la Naturaleza en su
instrumento. He ahí toda la diferencia con las viejas escuelas.
Y he aquí ahora que él os trae un hecho nuevo, simple en su esencia, independiente de todo
otro fenómeno externo, una creación humana, muy pura y trabajada por el cerebro con una
paciencia de ostra.
¿Es un poema u otra cosa?
Poco importa.
Poco importa que la criatura sea varón o mujer, abogado, ingeniero o biólogo, con tal que
ella exista.
Vive e inquieta, aun quedando en el fondo tranquilo. Quizá no sea el poema habitual, pero
es un poema sin embargo.
Así, primor efecto del poema, transfiguración de nuestro Cristo cotidiano, catástrofe
ingenua, los ojos desmesurados al borde de las palabras que corren, el cerebro desciende al
pecho y el corazón sube a la cabeza, sin perder sus facultades esenciales. En fin, revolución
total. La tierra gira en sentido inverso y el sol se levanta por el occidente
¿Dónde estás?
¿Dónde estoy?

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Los puntos cardinales se han perdido en el montón, como los ases de un juego de cartas.
Después, se acepta o se rechaza, pero la ilusión ha tenido asientos cómodos, el fastidio ha
encontrado un buen tren y el corazón se ha vertido como un frasco.
(La aceptación o el rechazo no tienen ningún valor para el poeta verdadero, porque él sabe
que el mundo camina de derecha a izquierda y los hombres de la izquierda hacia la derecha.
Es la ley del equilibrio).
Y luego, es mi mano la que os ha guiado, os ha mostrado los paisajes que quiso y ha hecho
brotar un arroyo de un almendro sin darle una lanzada en el costado.
Y cuando los dromedarios de vuestra imaginación querían dispersarse, yo los detuve en
seco, mejor que un ladrón en el desierto.
¡Nada de paseos indecisos!
La bolsa o la vida.
Esto es neto, esto es claro. Ninguna interpretación personal.
La bolsa no quiere decir el corazón, ni la vida los ojos.
La bolsa es la bolsa y la vida es la vida.
Cada verso es el vértice de un ángulo que se cierra y no de un ángulo que se abre a los
cuatro vientos.
El poema, tal como aquí se presenta, no es realista sino humano.
No es realista, pero se vuelve realidad.
Realidad cósmica, con una atmósfera propia, y que tiene seguramente tierra y agua; como
agua y tierra tienen todos los mundos que se respetan.
No busquéis jamás en estos poemas el recuerdo de cosas vistas, ni la posibilidad de ver
otras.
Un poema es un poema, como una naranja es una naranja y no una manzana.
No encontraréis en él cosas que existan de antemano ni contacto directo con los objetos del
mundo externo.
El poeta no debe imitar la Naturaleza, porque no tiene derecho de plagiar a Dios.
Encontraréis aquí lo que no habéis encontrado en ninguna parte: el Poema.
Una creación del hombre.
Y de todas las fuerzas humanas la que más nos interesa es la fuerza creadora.

Vicente HUIDOBRO.

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III

UN ANTIQUÍSIMO CUENTERO DE CUYO nombre no quiero acordarme (es de


Cervantes ese festejado melindre y se lo devuelvo en seguida) cuenta que en los principios
de la era cristiana salió del mar una gran voz, un evangelio primitivo y final, y anunció a la
gentilidad que el dios Pan había muerto. Tanto me gusta suponer que las cosas elementales
participan en las del alma y son sus chasques o lenguaraces o nuncios, que hoy querría
hablarles a todos con la voz salobre del mar y la incansable de los ríos y la enterrada de los
pozos y la extática de los charcos, para decirles que se gastó el rubenismo ¡al fin, gracias a
Dios!
El rubenismo fué nuestra añoranza de Europa. Fué un suelto lazo de nostalgia tirado hacia
sus torres, fué un largo adiós que rayó el aire del Atlántico, fué un sentirnos extraños y
descontentadizos y finos. Tiempo en que Lomas de Zamora versificaba a Chipre y en que
solemnizaban los mulatos acerca de Estambul, se descompuso para dicha de todos. Quede
su eternidá en las antologías: queden muchas estrofas de Rubén y algunas de Lugones y
otras de Marcelo del Mazo y ninguna de Rojas... Hay otro verso rubenista hoy en pie: la
suspirosa Rosaleda que con su cisnerío y su indolencia esconde el duro sentimiento del
barrio en que don Juan. Manuel fué temible.
El europeo faústico de Spengler — el reverenciador de lo lejano en el espacio y de lo
indeciso en el tiempo, el arcaizante o progresista que sólo entiende el hoy arrimándolo a un
antenoche o al mes que viene — tuvo una torpe reducción al absurdo en el rubenista de
aquí. Ninguno de ellos se atrevió a suponer que ya estaba en la realida: todos buscaron una
vereda de enfrente donde alojarse. Para Rubén, esa vereda fué Versalles o Persia o el
Mediterráneo o la pampa, y no la pampa de bañaos y días largos, sino la Pampa
triptolémica, crisol de raza» y lo demás. Para Freyre fueron las leyendas islándicas y para
Santos Chocano, el Anahuac de don Antonio de Solís. En cuanto a Rodó, fué un
norteamericano, no un yanqui pero sí un catedrático de Boston, relleno de ilusiones sobre
latinidad e hispanidad. Lugones es otro forastero grecizante, verseador de vagos paisajes
hechos a puro arbitrio de rimas y donde basta que sea azul el aire en un verso para que al
subsiguiente le salga un abedul en la punta. De la Storni y de otras personas que han
metrificado su tedio de vivir en esta ciudá de calles derechas, sólo diré que el aburrimiento
es quizá la única emoción impoética (irreparablemente impoética, pese al gran Pío Baroja)
y que es también, la que con preferencia ensalzan sus plumas. Son rubenistas vergonzantes,
miedosos.
Desde mil novecientos veintidós — la fecha es tan-teadora: se trata de una situación de
conciencia que ha ido definiéndose poco a poco — todo eso ha caducado. La verdad
poetizable ya no está sólo allende el mar. No es difícil ni huraña: está en la queja de la
canilla del patio y en el Lacroze que rezonga una esquina y en el claror de la cigarrería
frente a la noche callejera. Esto, aquí en Buenos Aires. En Méjico, el compañero Maples
Arce apura la avenida Juárez en un trago de gasolina; en Chile, Beyes ensalza el cabaret y
el viento del mar, un viento negro y de suicidio, que trae aves marinas en su envión y en el
cual las persianas de Valparaíso están siempre golpeándose.
Las dos alas de esta poesía (ultraísmo, simplismo: el rótulo es lo de menos) son el verso
suelto y la imagen. La rima es aleatoria. Ya don Francisco de Quevedo se burló de ella por

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la esclavitud que impone al poeta; ya otro más ponderoso Quevedo, Milton el puritano, la
tachó de invención de una era bárbara y se jactó de haber devuelto al verso su libertad
antigua, emancipándole de la moderna sujeción de rimar ("modern bondage of ri-ming").
Estas ilustres opiniones las saco a relucir, para que nuestro desdén de la rima no se juzgue a
puro capricho y a torpeza de mozos. Sin embargo, mi mejor argumento es el empírico de
que las rimas ya nos cansan. Para cualquiera de nosotros, estos vers03 blancos de Gar-
cilaso son entero y grato arquetipo de musicalidad:

Corrientes aguas, puras, cristalinas


Arboles que os estáis mirando en ellas,
Verde prado de fresca sombra lleno. . .

Su autor, empero, con esa asidua observación de la rima que hubo en su siglo, escribió, en
seguida otras líneas que entonces eran necesarias para cumplir la estrofa, esto es, el pleno
halago musical, y hoy la rebajan singularmente:

Aves Que aquí sembráis vuestras querellas,


Yedra que por los Arboles caminas
Torciendo el paso por su verde seno,
Yo me vi tan ageno
Del grave mal que siento
Que de puro contento. . .

y lo que subsigue.
Quiero inscribir alguna observación acerca de la imagen. La imagen (la que llamaron
traslación los latinos, y los griegos tropo y metáfora) es, hoy por hoy, nuestro universal
santo y seña. Desde esas noches incansables en que el calaverón frailuno Quevedo holgaba
con la lengua española, no han sucedido porretadas de imágenes, pleamares y malones de
metáforas, asemejables a los que en este libro verás. Desde la travesura y brujería de
Macedonio Fernández hasta el resplandor de Juicio Final que altiveció los versos de Piñero,
desde las firmas acertadas de Hidalgo hasta el rebaño de vehemencia bíblica que Brandán
rige bien, hay obtenciones de expresión inauditas. El idioma se suelta. Los verbos
intransitivos se hacen activos y el adjetivo sienta plaza de nombre. Medran el barbarismo,
el neologismo, las palabras arcaicas. Frente al provincianismo remilgado que ejerce la
Academia (dentro de lo universal español tan provincia es Castilla como Soriano y tan
casero es hablar de los cerros de Ubeda como de donde el Diablo perdió el poncho) nuestro
idioma va adinerándose. No es de altos ríos soslayar la impureza, sino aceptarla y
convertirla en su envión. Así lo entendieron los hombres del siglo diez y siete: así lo
comprendió Saavedra que se burló de quienes endeblecen nuestra lengua por mantenerla
pura, así don Luis de Góngora que (al decir de su primer prologuista) huyó de la sencillez
de nuestra habla, así el agringado Cervantes que se jactó del cauce de dulzura que abrió en
nuestro lenguaje, así ese díscolo Quevedo que sacó voces del latín y del griego y aun de la
germanía, así el precursor de ellos, Fray Luis de León, que hebraizó tan pertinazmente en
sus traslados bíblicos. . . No hemos nosotros de ser menos.
Esta que nos ciñe es la realidá, es "una" realidá. Junto a nosotros están la Vida y la Muerte

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y las levantaremos con versos.

I el que en tal güeya se planta,


Debe cantar cuando canta
Con toda la voz que tiene.

Jorge Luis BORGES

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FENELON ARCE
(Casilla 2898. — Santiago de Chile)

D.

PIANO o pájaro pero algo llega a mí desde los bosques


donde moras
con las agujas de ese canto tejo esta malla de palabras
levanto ecos de sombra en la terraza del cansancio
y no está anunciado el expreso del alba que te trae
bajo de mí el hombre mecánico juega poker
con el naipe de los hemisferios
y el cambiavías no ha tomado la palanca en las manos
no recuerdo la época pero fué antes de tu primer sueño
cuando abriste tu alma como un libro de cuentos
yo era entonces el único grumete de tu barco
ahora en los cimientos de tu sonrisa de enero y perdida
construyo este andamio enorme de nueve mil momentos
pero tú no estás ni llegas
y la espera es inútil.

G.

MUJER horizontal de Norte a Sur límite de sueño


arreglo tu macetero de flores y no te encuentro en
la plaza geométrica
en paracaídas fué tu viaje muñeca de resorte
pero quedaste desarticulada y bonita
estamos llenos de capítulos
desde que danzaste tu último shimmy en mis recuerdos
algo nos falta para estar distantes
un radiograma o un tren nocturno abre tus ojos de colores
mientras me destiño ante tus claridades
y detrás del paisaje gritan tus palabras huérfanas
se me quiebran las manos si te toco niña y te deshaces
tampoco sabría suspenderte en los brazos
no quiero que diluya tu actitud de camino
frente a mis actos colgados en la techumbre de la noche
proyecto llevar tu sombra y tu retrato
más allá de mi dolor, siendo tu tristeza una caja de sorpresas
tengo fotografiada la ópera de tu voz
desde que te entretenías en el piano del viento
y estoy solo frente a tu caída
se refleja mi vida en tu charco de aguas sin orillas
las banderas de tu nombre me llaman

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pero suena la hora de construir tu edificio de cascabeles
pasa una nube por mis manos
en tanto dialogo con tu ciudad encuadernada de sueños
tu última carta está girando en el circo de mi espera destruida
frasco de tinta la noche se derrama por tus cabellos
y tu entusiasmo de sábado se durmió entre tus labios
despierta niña la almohada sujeta tu fisonomía antigua
semejas una cortina en la ventana de la naturaleza
se descuelga de tu boca tu sonrisa de vidrio
mientras archivo tus palabras y tus jestos y
en la pizarra de tus besos nuevos
dibujo el affiche de lo que piensas esta tarde

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ANTONIO ARRAZ
(Caracas, Venezuela)

BARRO

YO me sepulto en ti, amada;


en tí, perfumada y tibia
como un nido en la selva.
En tí, dulce como una melodía.
En tí, que sólo eres
un gran suspiro pálido
que cruje bajo mí. Soy un sello candente.
Y sellarte es, amada,
mi más bella,
mi más grande,
mi más primorosa obra de arte.
Yo soy de fuego y canto:
tu barro desmayado y tibio,
mi barro ardoroso y fuerte.

EL HERMANO MUERTO

HOY he recordado
a mi hermano de sangre que murió en la batalla.
Vivió mucho antes que yo.
Murió mucho antes que yo.
Y, sin embargo, él es
mi hermano de sangre.
Hermano, de guerra y de paz.
Hermano de brazo y de mente.
Hermano de vida y de muerte.
Mi hermano de sangre murió hace ya tiempo.
La herida la tuvo en el pecho.
No hablaba esta lengua extranjera
que hablo yo ahora.
No tenia la frente ultrajada.
No vivía en casas tapadas al sol.
Corría libremente colinas.
Creyó aun en Pitao Cozaana,
el dios que se engendra a sí mismo.
Mi hermano de sangre murió hace ya tiempo.
¡Quién fuera mi hermano de sangre!

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RUBEN AZOCAR
(Liceo de hombres, Ancud. — Chile)

VOY CON LAS OLOROSAS CANCIONES QUE PURIFICARON SU DELEITE.


La infinita esperanza que era cuando estaba a mi lado.
A través de su rostro se alza la sombra sin límite
y se descuelga sobre estos caminos aldeanos.

Humo torcido sobre mis solitarios ojos tristes.


Huye hacia donde tú quiebras los días en las manos
benditas.
Avienta las hojas.
Espanta las estrellas.
Cielo ausente.
Aquí se apoya la noche.

Entonces era la alegría alrededor de su nombre.


Todo se va. Decir ese también no está más;
allá huía alguien e íbamos entre las hojas.

Una palabra puede traer lo que no tiene término.


Eso es la soledad la profunda soledad que yo hablo.
Ahí hay historias de amor, campiñas llenas de fragancia,
altos árboles musicales, mar de nubes errantes
o el sol cierra las lentas alas frente a mis crepúsculos.

Entonces era la alegría. Film sin anécdotas,


sucedido en otra época.
Dulce sueño dormido a la orilla de su cuerpo crecido de
flores de color;
lento licor de deleite que yo bebía ávidamente.

Después la alta sombra de la ausencia


hacia donde mi alma se tuerce como el humo.

Desde aquí miro los astros donde eso no existía.

Lejanos puertos. Barcos remotos,


anclados al fondo de mi vida vagabunda.

Quién era el viajero recién llegado.

RUMOR de la resaca. Viento que ahuyenta mis voces.


Ruinas llenas de sombras. Torreones sin pájaros

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y al poniente las carpas gitanas de la tarde.

Detrás de las vidrieras mi abandono se puebla de imágenes


Pero en tus ojos vagabundos, Juguetería de colores,
el carrousel de la primavera da Vueltas y hace música.

Es el tiempo de las lluvias, molino de paisajes despintados.


Lloro y canto. Alegría definitiva. Ah nada puede contenerla
y rebalsa en tus brazos como el mar en las playas.

Surco recién arado húmedo aún de crepúsculo.


Campana suspendida de tus ojos llenos de pájaros.

Ataría mis voces como cordeles infinitos


a tus fanales iluminados. Lejanía, no existes.

Toda la soche caerá la soledad sobre mi alma,

He ahí mis palabras, molino vagabundo,


columpio de aguas azules, espejo de otoños amarillos.

Al otro lado del mar pliegan las velas del crepúsculo.


Como una plaza solitaria mi soledad está anocheciéndose.

La marea implacable golpea mi congoja,


recinto de pájaros tristes: he ahí cómo huyen.

Viajero taciturno,
dulces caminos de la tierra,
ceñidos a mi cuerpo como un cinturón ebrio.

Para qué decir las palabras de las ausencias,


canciones de humo, abandonados cantos de olvido.

Quién empuja los astros, quién deshoja las constelaciones;


dónde sujetan los paisajes y cortan las amarras al viento.
Ah. Vastedad horrible. Soledad inconclusa.
Quién cantará mis palabras de júbilo.

Himno de estrellas, surtidor bajo la noche,


carrousel envejecido mi corazón está triste.

CIUDAD DE LA TARDE: SILENCIO SIN LIMITE


golpeado por el viento ávido: allá mueve los cerros,
hace flamear los árboles; ronda; huye; galopa,
matando la tristeza de los caminos derrotados.

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Mar de colores, océano de soledad,
dando tumbos, orillando el cielo, lento crepúsculo de Otoño,
ciñes como a las islas mi corazón solitario.

Caracol del crepúsculo: allá canta la ola,


allá donde ella vuelca su voz bella y lejana.
Sol de adioses. Infinita pena. Tristeza incontenible.
Dulce mujer:
cuando los pescadores recojen las redes colmadas de
estrellas vivas
conozco que en tu puerto, lleno, de pájaros y de barcos
pequeños
tú juegas con mi anillo y tu corazón se anega de congoja.

CUATRO FLECHAS CLAVADAS EN EL CORAZON DEL VIENTO,


son las campanas de la iglesia entristecidas.

Yo voy con mi hato de caminos,


como el rebenque con el que me azotaba mi padre,
y lo bago saltar volviendo al pueblo.

Se sumergen las campiñas y los altos árboles,


al fondo de mi polvareda de vagabundo envejecido.

Ambulante lluvia mojada de gris trémulo,


rociando el corazón desnudo de los pueblos.

Solariega barca llena de canciones muertas


anclada en medio de los cerros fugitivos.

Desde todas las orillas de los cielos inmóviles


vuelan innumerables bandadas de pájaros viajeros.

15
FRANCISCO LUIS BERNARDEZ
(Rio de Janeiro 262, Bs. Aires)

TARDE CONSTRUIDA CON VERSOS

DETRAS del horizonte se va poniendo mi corazón


y la tarde se tiende a descansar sobre mi alma.

Tarde lenta y silenciosa como un beso.


Tarde dulce como el agua de los ríos.
Tarde ancha como el pecho de un hombre
y acogedora como el regazo de una mujer.
Hay una luz de pájaros en su voz.

Una luz olvidada por muchachas.


Una luz pensada por niños.

Llevo la tarde a cuestas,


como se lleva una guitarra,
como se lleva una cruz.

En la boca redonda del Espacio,


la tarde es una canción de cuna
que Dios me canta cada día.
Es una palabra de distancias
que el Tiempo dice, para consolarme.
Y es un peldaño más
para subir hasta tu amor.
Desmelenada de versos,
la tarde se tiende a descansar sobre mi alma,
mientras avanza la muchedumbre de la sombra,
entusiasmada de estrellas.

SEIS VERSOS A UNA VENTANA

SOBRE mi borra indigencia de distancias


esta ventana es una mano abierta.
En la mano, rugosa de caminos,
su pañuelo de cielo me consuela.
Mi sedentaria sordidez alivia
con un puñado tácito de leguas.

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OCASO

EL silencio se abrió como una llaga.


Crecen como recuerdos las estrellas.
Juega con un cantar la fuente huérfana
y, en la yacente paz del horizonte,
solloza el campo viudo sus luciérnagas.

EPITAFIO A UNA MANO DE LABRADOR

EN el pentágrama del labradlo


escribiste la música del trigo.
Tu erudición de soles y trabajos,
predicando palabras de sudor
halló crucifixión en el arado.
La noche de tu artesa repoblaste
con universos lúcidos de panes.

La amistad cotidiana de la tierra,


contagiándote toda, de tus dedos
hizo las cinco puntas de una estrella.
Crispada estás cual remansado río.
La eternidad es tu primer domingo.

17
FEDERICO B OLAÑOS
(Camaná 869,Lima. — Perú)

EL AFLUENTE DIVINO

VENGO de la alta montaña


donde ha nacido el Hombre.

En mi formación confluyeron
los antiguos designios del Mundo.

Como soy torrente


inflado de alegres espumas,
como soy naturaleza
coronada de dinámicas
luces creadoras,
como soy el Hombre
vienen del Dolor,
las Nilos invisibles
que fecundan mi cuerpo;
voy pendiente abajo
desmoronando piedras
en el camino,
empollando en mis ondas
las más dulces estrellas,
sin poder,
sin poder detener mi carrera.

Y sé que he de desembocar
con todas mis candidas fuerzas violentas
en la rada genial
de la Eternidad.
¡Yo Soy Un Maravilloso!
Afluente de Dios!

EL HOMBRE SIN AMOR

AHÍ va
el antiguo Principe
de la Pasión de Amor,
mordiendo la cal de los muros,
quebrándose las manos
falange por falange.

18
Ahí va el acribillado
paladeando la sal amarga de su sangre
sin cerebro y sin estrella,
recostándose como un mendigo
en todas las esquinas de la Sombra.

Vedle.
¡Es un insulto a la alegría de la Tierra!
Con los ojos llorosos
ciego y desmedulado
camina entre los hombres,
sin poder doblarse como un grito
contra las costillas ágrias del Silencio

El que tenía en sus manos


un inmenso penacho de luz,
el que caldeaba su corazón
con una llamarada de júbilo,
hoy tiene la frente entre el polvo
y aun no acaba de tragarse el corazón.

Como es un insulto
al carnaval de la vida,
atrapadlo con vuestros brazos varoniles
y crucificadle cual un Cristo de tiniebla
en la cruz de un viento cualquiera.

19
JORGE LUIS BORGES
(Avenida Quintana 222, Bs. Aires. — Rep. Argentina)

LA GUITARRA

HE mirado la Pampa
de un patiecito de la calle Sarandí en Buenos Aires.
Cuando entré no la ví.
Estaba acurrucada
en lo profundo de una trasca guitarra.
Solo se desmelenó
al entreverar la diestra las cuerdas.
No sé lo que azuzaban;
a lo mejor fué un triste del Norte
pero yo ví la Pampa.
Vi muchas brazadas de cielo
sobre un manojito de pasto.
Ví una loma que arrinconan
quietas distancias
mientras leguas y leguas
caen desde lo alto.
Ví el campo donde cabe
Dios sin haber de inclinarse,
ví el único lugar de la tierra
donde puede caminar Dios a sus anchas.
Ví la pampa cansada
que antes horrorizaron los malones
y hoy apaciguan en quietud maciza las parvas.

De un tirón vi todo eso


mientras se desesperaban las cnerdas
en un compás tan zarandeado como éste.
(La vi también a ella
cuyo recuerdo aguarda en toda música).
Hasta que en brusco cataclismo
se allanó la guitarra encabritada
y estrujome el silencio
y hurañamente volvió el vivir a estancarse.

ATARDECER

LA vihuela
ya no dice su amor en tu regazo.
El silencio que vivo en los espejos

20
ha forzado su cárcel.
La oscuridá es la sangre
de las cosas heridas.
En el poniente pobre
la tarde mutilada
rezó un Avemaría de colores.

UN PATIO

CON la tarde
se cansaron los dos o tres colores del patio.
La gran franqueza de la luna llena
ya no entusiasma su habitual firmamento.
Hoy que está crespo el cielo
dirá la agorería que ha muerto un angelito.
Patio, cielo encauzado.
El patio es el declive por el cual se derrama el cielo
en la casa.
Serena
la eternidad espera en la encrucijada de estrellas.
Lindo es vivir en la amistad oscura
de un zaguán, de un alero y de un aljibe.

LA NOCHE DE SAN JUAN

EL poniente implacable en esplendores


quebró a filo de espada las distancias.
Suave como un sauzal está la noche.
Rojas chisporrotean
las guitarras calientes de las bruscas hogueras:
leña sacrificada
que se desangra en briosa llamarada,
bandera viva en ágil travesura.
La sombra es apacible como una lejanía;
bien recuerdan las calles
que fueron campo un día.
Toda la santa noche la soledad rezando
el rosario disperso de astros desparramados.

ATARDECER

TODA la charra multitud de un poniente


alborota la calle

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la calle abierta como un ancho sueño
hacia cualquier azar.
La límpida arboleda
que serena y bendice mi vagancia
se olvida del paisaje
y acalla el barullero resplandor de sus ramas.
La tarde maniatada
sólo clama su queja en el ocaso.
La mano jironada de un mendigo
esfuerza la congoja! de la tarde.

RUSIA

LA TRINCHERA avanzada es en la estepa un barco


al abordaje
Con gallardetes de hurras
Mediodías estallan en los ojos
Bajo banderas de silencio pasa la muchedumbre
Y el sol crucificado en el poniente,
Se pluraliza en la vocinglería
De las torres del Kreml
El mar vendrá nadando a esos ejércitos
Que envolverán sus torsos
En todas las praderas del naciente
En el cuerno salvaje de un arco iris
Clamaremos su gesta
Bayonetas
Que llevan en la punta las mañanas.

DULCIA LINQUIMVS ARVA

Mi canción de criollo final


Por la noche agrandada de relámpagos
En el expreso del Sur
Que desfonda y pierde los campos:

UNA amistad hicieron mis abuelos


Con esta lejanía
Y conquistaron la intimidad de la Pampa
Y ligaron a su baquía
La tierra, el fuego, el aire, el agua.
Fueron soldados y estancieros
Y apacentaron el corazón con mañanas
Y el horizonte igual que una bordona

22
Sonó en la hondura de su austera jornada
Su jornada fué clara como un rio
Y era fresca su tarde como el algibe del patio
Y en su vivir eran las cuatro estaciones,
Como los cuatro versos de una copla esperada.
Descifraron hurañas polvaredas
En carretas o en caballadas
Y los alegró el resplandor
Con que aviva el sereno la luz de la espadaña.
Uno peleó contra los godos,
Otro en el Paraguay cansó su espada;
Todos supieron del abrazo del mundo
Y fué mujer sumisa a su querer la campaña.
Los otros corazones fueron serenos
Como ventana que da al campo;
Resplandecientes y altos eran sus días
Hechos de cielo y llano.
Sabiduría de tierra adentro la suya,
De la lazada que es comida
Y de la estrella que es vereda
Y de la guitarra encendida.
Sangre negra de coplas brotó bajo sus manos;
Se sintieron confesos en el canto de un pájaro.
Soy un pueblero y ya no sé de esas cosas,
Soy hombre de ciudad, de barrio, de calle:
Los tranvías lejanos me ayudan la tristeza
Con esa queja larga que sueltan en las tardes.

MONTEVIDEO

MI CORAZON resbala por la tarde como el cansancio


por la piedad de un declive.
La noche nueva es como un ala sobre tus azoteas.
Eres el Buenos Aires que tuvimos, el que en los años
se alejó quietamente.
Eres remansada y clara en la tarde como el recuerdo de
una lisa amistad.
El cariño brota en tus piedras como un pastito humilde.
Eres nuestra y fiestera como la estrella que duplica un
bañado.
Puerta falsa en el tiempo, tus calles miran al pasado más
leve.
Claror de donde la mañana nos llega, sobre la dulce turbiedad
de las aguas.
Antes de iluminar mi celosía su bajo sol bienaventura

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tus quintas.
Ciudad que se oye como un verso.
Calles con luz de patio.

A LA CALLE SERRANO

VALLE Serrano.
Vos ya no sos la misma de cuando el Centenario:
Antes eras más cielo y hoy sos puras fachadas.
El cielo estaba en todo:
En la luz de los charcos
Y en las tapias rosadas.
Ahora te prestigian
El barullo caliente de una confitería
Y un aviso punzó como una injuria.
En la espalda movida de tus italianitas
No hay ni una trenza donde ahorcar la ternura....
He soltao mi vagancia por tu noche guaranga.
Adentro de un fonógrafo persiste una guitarra
Y el sabor de Falermo se me sube hasta el alma.
La tienda La Sirena
Se arrepintió de enseña.
Antes
Había un corazón en cada casa:
El corazón del patio.
Me acuerdo de una luna grande desde la acera.
(No sé si era Carriego el que le daba cuerda.)
Me acuerdo de esas tapias rosadas que alegraban
Y eran como un espejo de la tarde ligera.
Por ellas el poniente
Siempre estaba en tu tierra.

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A. BRANDAN CARAFFA
(San Juan 1886, Dep. 8. — Bs. Aires, Rep. Argentina)

EXPRESS

EN esas horas grandes como cimientos del tiempo:


cuando el Júbilo de mirarnos
podaba nuestros ojos de toda brizna del mundo,
y anudábamos con los cables de la única luz
nuestras dos certidumbres de estar vivos y enhiestos.
Ibamos de retorno.
(La eternidad alzada)
Trapasados de días.
Con el rencor antiguo de los cuatro horizontes
al ver que arrebatábamos insaciables el viento.
En una sutil cabina poblada de virtuales ausencias;
pequeños corazones de metal gustadores de ondas
(ellas se abren como collares de eter más allá de las
noches)
dejados atrás los rápidos clamorosos y turbios
que frecuentan los hombres.
En las grandes bahías sensitivas del cielo,
audacias luminosas que difunden abismo;
¡Muchedumbres de espacios que no se acuestan nunca!
En un tren-transatlántico-dirigible....

PRIMAVERA

ES UNA sed de agua sobre los techos pálidos;


Una sed de acuñar los risados cristales sin pulir de
la lluvia,
y el dulce tabletear del cinc y del asfalto
reventando en sonidos como frutos maduros....
Primavera....
Es una sed de agua sobre los techos pálidos.
Los espacios del cielo su tibio azul espesan
y oprimen las ciudades como una pulpa dócil.
Una blanda epidermis se desnuda en la copa de
los árboles claros,
Una blanda aspereza se derrama en el aire, paladar
del espacio.
Y esperando el augurio de las aves viajeras que remolcan
la lluvia,

25
escudriñan ansiosas los caminos, las torres,
los caminos del viento polvorosos y secos
y aquellos tan profundos que frecuentan las nubes.
Primavera...
Es una sed de agua sobre los techos pálidos.
Un deseo de darnos o vibrar en el aire como un arco
transido
bajo la cabellera vibrante de la lluvia que estalla en
grandes nardos.
Un ansia de apretar las estrellas jugosas en las noches
carnales,
de coagular la luz ardiente en las pupilas y desnudar los
párpados
y mojarnos los dedos y mancharnos la boca
y hundirnos en el baño de ungüentos y de zumos
de las lunas violentas, del violento setiembre.
En loca emulación de cristalinos sones,
las calles y las plazas, limpian sus copas de oro.
Y mientras el crepúsculo, garganta que se ahoga de un
amoroso celo
despedaza en sollozos de luz sus tardos ojos,
las manos de la sombra dispersas y livianas,
anidan largamente las voces de los niños que juegan en
los patios.
Primavera...
Es una sed de agua sobre los techos pálidos.
Un perfume filial de mañanas antiguas y de virtuosas
yerbas
y una ronda profunda de cigarras aldeanas
adormeciendo establos y atajos en la siesta.
Olor del caballito de palo y del tambor afónico
y el sol saltando patios y huertos y baldíos
con la cara lavada por el día.
Los parques se remansan de brisas y de pausadas horas.
Las campanas se alejan hacia valles de donde ya no
vuelven
y las madres retozan con sus rubios infantes, dando albricias
al aire
que descubre el secreto liviano de las vírgenes
y ensancha los senderos del bosque y del deseo.
Primavera...
Es una sed de agua sobre los techos pálidos.
Nacen tibios espejos en el aire lavado
acumulan los labios, predicación de besos y premura de
cantos
y las manos, torcaces, se engolan de caricias...
Una blanda epidermis se desnuda en el mundo, torpe

26
vaso del cielo
las palomas, jadeantes de desiertas jornadas,
traen al fin la llave del lejano horizonte
y se abren con estrépito, serpentinas de plata,
las cuencas de la lluvia, portentosa y fragante.

DANZA

ES LIVIANA y perfecta como los seres divinos


Arco de flechas incendiadas, tiembla su cuerpo en
el aire.
En sus ojos tranquilos, juegan las últimas luces de
la tarde.
Sus manos decoran el silencio, con muchedumbres de
pájaros.
Y en sus pies vive la dulce costumbre de una danza.

El mundo se hace pequeño como una senda para adorar


sus pasos;
y la muerte la mira, como Abraham a su hijo:
¡Con la hoz levantada, pero el amor deshecho en llanto!...

Cuando llega, una nube de sueños se posa sobre las horas,


y antiguos horizontes se asoman en los mares...
Cuando se va, la vida se desgaja en caminos
y la luz la sigue como un pájaro...
... Entonces,
La noche, construye la soledad y el espanto
y los ojos se quedan prisioneros en; la torre sellada de
su ausencia.

27
E. BUSTAMANTE Y BALLIVIAN
(Legación del Perú. — Rio de Janeiro, Brasil)

MISTICA

LA catedral
atormentada de infinito
hunde sus torres
en las nubes
para buscar a dios.

Pero como sabe


que es un arduo problema
se tiende de espaldas
para no cansarse de esperar.

El órgano tísico
hace gimnasia
respiratoria
porque siente
que se va a quedar afónico.

PONIENTE

TIEMBLAN de angustia roja


las manos suicidas de la tarde
cuyo párpado azul
cierra una pupila agónica
de rencarnaciones
y de mañanas.

Sangre, sangre, sangre.


Han abierto todas sus arterias
el cielo, el mar y la playa.

CARBON MINERO

EN la entraña
del socavón
late la bomba
ahogándose de profundidad.

28
Las cañerías
Arterioescleróticas
se van paralizando
de oxidaciones
y de herrumbres.
La lumbrera vomita hombres
con luces en las frentes
que caminan
mientras reculan
las calles
en cuesta
queriéndolos jalar.
Curvados torsos
Calafateados
de ácidos y grasas
tortuguean
llevando sobre sus hombros
un peso cuaternario
de galerías.
Bajo luces fijas
y ojos que se clavan
la osamenta del destino
rueda sus senas y sus ases
buscando
la carne de promesas
que le arrancarán
nuestros caminos
hambrientos.

NOCTURNO DEL AUTO

A 1500 kilómetros
el 200 H. P.
va empujando en la noche
el triángulo de luz
cuyo vértice so incrusta
en el radiador.

Trepida isócrono
el anhelo de distancias
que agitan los émbolos
y tiembla todo el acero
un vapor de aceites
y de gasolina

29
y una sed de inmensidad.

Planeando sobre el camino


como un ave
de alas rodantes de caucho,
fué un vértigo todo la noche
empujar la luz hacia occidente.
Y cuando vino la aurora
en las espaldas
teníamos al sol.

COLONIZACION

APENAS hay un límite ilusorio


en el vago horizonte
para cerrar esta línea interminable de la pampa
que bajo las ruedas del tren se deshace
en un polvo de asfixias.

Estaciones, casas, pueblos, árboles,


todo numerado
y con nombres para saber como se llama.
Pueblos que no tienen rostro
y en el río que corre
se desconocen al mirarse.

Pueblos que apenas son un pedazo de carne


arrancado a la ciudad

Pueblos donde los campesinos


tienen aun sus billetes de viaje
y no son leños de mil años
los brazos que se siembran en la tierra

Pueblos que han perdido el tren


en que querían irse a cualquier parte.
A apoyar en algún cerro,
a mirar una cascada,
a bañarse en el océano
o a anonadarse en la urbe
en un suicidio millonario.

Pueblos que por ser graneros


no han podido ser trigales,

30
cómo sienten su abandono
cuando se marcha un anhelo
Joven tras todo lo que está lejos,
en el tope del último carro.

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LUIS CARDOZA Y ARAGON
(Legación de México, — París, Francia)

SIGLO XX,

Nuevo Renacimiento,
Aquí está la vida mía:
Nací cuando del sollozo del ultimo siglo,
No se oía ni un solo eco,
Y aeronauta ebrio de vértigo, ¡Lancé mi lastre al pasado
Y me hice todo alas!

Tal vez mis ojos tengan Las retinas convexas


Y mi visión sea única: Mi mundo es deformado, Dolorido,
£1 mundo de los otros
Reflejado
En mis curvos espejos.
(En los curvos espejos
Do la vida el gesto,
Mejor se ve porque se ve grotesco.)

Me canta la Adolescencia sus misterios,


— ¡Canciones de sirenas! —
¡Y es toda una locura mi ansia del vivir!

Derrochar Juventud
Como una fortuna,
Por mis ojos se escapa:

Son dos geysers de espíritu.


¡Sed de saber del placer,
Del dolor, del amor y del odio,
Del misterio de la vida y la muerte:
¡Vivir, vivir, vivir!
Y en la armoniosa locura del mundo,
— Montaña rusa espiritual —
E1 alma despeñar!

¡Que cada día que pase esté pleno


De un nuevo episodio,
Mi aventura en la vida!
Nací odiando la monotonía
De las almas en paz.
Odio la llanura

32
Por no accidentada:
¡Que alfombre la llanura
La senda en donde pasan
Galopando las montañas!

¡Un grano de locura


Floreció en mis entrañas!

II

INQUIETUD,
Inquietud,
Inquietud,
¡Sufriendo angustias de poeta:
Alas en los hombros
Cadenas en los pies,
Anhela reposar la Tierra toda,
Su cabeza de niño pensativo,
En el seno maternal de otro planeta!

Vagabundos
En derredor de los muelles,
Crucificando sus almas
En los mástiles de los barcos que se van...
Viendo levar las anclas,
Ante el crepúsculo naranja y verde,
Construyeron castillos en el aire.
¡Y si sus sueños
Hubiesen sido ciertos algún día,
Existieran fabulosas ciudades de milagro,
Fabulosas, fabulosas, fabulosas!

Por las noches, en el cielo,


Un Dios irónico,
Les ofrece un reguero de dollars.
¡Oh! la triste farsa universal,
"Ballet russe"
Du Mechant Dieu!"
LUNA PARK.

Inquietud,
Inquietud,
Inquietud,
Los yanquis
— Ningún yanqui tiene más de 15 años

33
"Y los niños dicen la verdad" —
Aseguran que más tarde,
Dios oirá
Sólo las plegarias
Bichas en Inglés.

Como los judíos,


—¿Un mismo destino?—
Los rusos se derramaron por el mundo.

"El pan nuestro de cada día"


Tal vez esté compuesto
De trigo de los campos de batalla,
De las estepas rusas
Enormes,
Planas,
Tristes
Como pechos de mujer sin senos,
Y sus raíces
Se hundan en el dolor de nuestros días,
Y la miga futura quizás tenga
Un lejano gusto de rencor.

Quien no está en el Futuro no existe.


El Futuro empezó ayer.
La 'brújula no quiere marcar más el Norte,
Bohemia erra la Tierra por el éter,
Se siente fatigado el Sol
De nacer siempre en Oriente;
El blanco de ser blanco,
El negro de ser negro,
El Hombre de ser Hombre.

34
ANDRES L. CARO
(México 1416. Bs. Aires, Rep. Argentina)

NOCHE

VERDUZCOS esqueletos del insomnio


el desgano se tira en las veredas
y los faroles reman el silencio
con sus ojos de luz entre la niebla.

Las esquinas se agrietan de cansancio


donde el dolor de andar su frente tizna.
Pobre canción del tedio que te marchas
por la música de una alcantarilla.

Pasará el carro viejo de la noche


con su roja e incomprensible ruta.
Allá en los puentes se suicida el mundo
y una estrella nos tiende su mano desnuda.

FIESTA

SEDAS cosmopolitas de banderas.


Se han. vestido las casas con sus trajes de fiesta.

Lenta fanfarria de caballería


trompas de bronce que estallan de sol
por las calles de la niñez desfila
la tropa del recuerdo con su rojo pompón.

Los museos históricos desperezan su hastio


de vahos de antiguos muebles y viejos uniformes.
Con las escarapelas del júbilo he prendido
los anchos cuellos de antes a mis solapas de hombre.

La tarde es un gramófono que canta


por todas las esquinas roncos aires de marcha.

35
NOSTALGIA

LA TARDE esta como asfixiada


en las lejanías terrosas

Huele a kerosene barato


mi lámpara maravillosa

Corralón de maderas con tu ruido


te haces un corazón enorme de alma

Yo también tengo mis negros letreros


en la pared de cal de la esperanza

En los vidrios que dan a la trastienda


de un sucio y gris hojalatero

la tarde suelda de luz su abandono


mientras cada ventana filma un sueño

Pasa el vidriero verde, bajo el brazo


filmando el mundo indiferente

Yo filmaría de oro mi nostalgia


por la pantalla que tu amor enciende.

36
ANGEL CRUCHAGA SANTA MARIA
(Mallinkrodt 170, Santiago de Chile)

HUMOS de los cielos, navios que se van, alas de los


pájaros,
todo lo que atraviesa el arco de la vida hacia ti fluye.
Hechizadora, desde el fondo de tus ojos la eternidad me
sorprende.
Te he querido en un huracán de cumbres, desorbitado.

De pié sobre el mundo cernido de estrellas como un ciego


solo supe alargar mis brazos a tu corazón lento de heridas.
En la suavidad de mis canas que no verán al hijo
deja que tus miradas se queden hasta que muera.

Ya nada fuera de ti me llenará de asombro


porque todo está en tus ojoa y en la elegía de tus brazos.

Acércate a mí como el musgo a la tierra. Soy triste


pero muevo constelaciones en la noche llovida de sueño.

Cíñete a mí, hechizadora. Detrás de tus hombros el día


liberta en el viento rosado su pájaro de oro.

SEMILLA

CUANDO te sienta mía como estas rayas de mi mano


o como este latido del universo en mis pulsos

entonces ¡oh amparadora de mi día, encima de mis cumbres


encenderé la vasta hoguera de mi muerte!

Semilla, que aventé llorando sobre todos los surcos,


pájaro que lancé desde la herida de mi mano,
todo será de luz como en inmensa catedral de incendio.

Y yo no sufriré por no tener un hijo


que pudo llevar la suavidad de tu voz.

Solo con tu amor, viviendo debajo de su cúpula


desenvolveré las playas de mi corazón maravillado.

En él fulgirás tú elevada sobre la campana de mis islas


que resuenan como los escudos en la lluvia de las lanzas.

37
Cuando te sienta mía como una cicatriz que permanece
entonces desde el huracán de estrellas que te persigue
danzaré como los mundos hasta que Dios me desmenuce.

MIRADOR

LA TARDE sube a su mirador de música invisible


para mirarte a ti que elevas arco iris y vuelos de pájaros
quemadora de mi corazón en el crepúsculo de ceniza
los brazos míos te buscan en el viento que va alejándote.

Penetrada de mi canción vas agonizando en los ojos.


Al andar, la noche te ciñe con su vela descolorida
y el más largo de los viajes sobre mi corazón concluye,

Almendro de mis ruinas, latido de mi costado,


vencedora de mi muerte ¡cómo te sigue mi congoja!

Redes tendidas en tu busca, barcos que atan los Polos,


águilas ardorosas, todo en mi desolación te persigue.

Enternecido como el musgo cuando juegan los niños,


a la vera de tu cuerpo vivo quemándome en la soledad.

Encumbro mi cometa en el viento vertiginoso


para que sepas que allá arriba permanece tu recuerdo.

AMADA MIA

AMADA mía, amada en tiempos del primer arco iris


o allá en la creación junto a las primeras alas.

Desde la sangre de mi madre hacia ti vuelvo mi rostro.


Las abejas de mis almendros vuelan en torno de tus ojos.

Mi corazón, saeta gastada de noche en el cielo


atraviesa la poma del día para borrarse en tu voz.

Alargas en tus ojos, amiga mía, los horizontes.


La mañana se eleva de tus brazos.

Te llevaré en la ola de mis venas


así como el cielo lleva su largo temblor de pájaros.

38
La tierra gira, mi amiga, en un rincón de tus ojos.
El viento distancia estrellas de tu cabellera.

VITRAUX

MI CORAZON descubridor de islas en medio de las


llagas
triza sus vitraux y se va reclinando en el horizonte.

Arrojado como las estrellas fuera del cielo


en los bordes del día se toma como un náufrago.

Fuera del perfil de pétalo de la madre


y de tu suavidad, amiga, estoy muerto. La hora
ha tejido su red con alas de murciélago.
¡Mi lejanía ya no tiene sombra ni compañero!
Salido del cielo ya no hay sitio para mi estrella.

Montes míos, praderas, valles donde el pastor


encantó el panorama y detuvo el timón del día
con su canción de sueño, ya fueron borrados en mi espejo.

Disuelto en espirales, solo en tu montaña


mi corazón te entregas a la majejada del momento
Te ha salvado la estrella, que besa los rincones,
aquella que te quiere y está más allá de la vida.

Hermosa mía, pobre mía, mi amiga, sola en la tierra


¡cómo ha gritado tu nombre en mi reino de muerte!

Todo lo olvido, todo; soy el último brote de mi árbol,


canción descolorida que ha mirado hacia atrás
en medio de lo desconocido que nos sumerge.

Sólo ella, mi pobre corazón, está contigo,


ella que orienta al cielo los caminos del orbe
y que ata mi vida con su mirada y sus manos.

Anunciadora del día, llamarada con alas, te llevo


como ana pulsera que tiembla y que no puede olvidarse.

39
MILAGRO

LA NOCHE mueve arriba su marejada de estrellas.


En ese temblor te miro volteando como una ola.

Te darían las gracias mis brazos alzando llamas,


aventadora del día, llorosa tea del júbilo.

Envenenado de cantos, latiendo entre aureolas


vive mi corazón como un cometa en el cielo.

Todos los cristales asordan el día cuando tú vienes.


Tú, la que estás inmóvil en los pobres espejos, de noche.

Desde mis colinas avizoro tu languidez tendido


el cuerpo a tu garganta, hondo valle de música.

Vuelto a ti como las torres o las montañas buscándote


estoy ¡oh amiga mía! panal prendido al cielo.

Eres el cristal que me retiene para siempre.


En todos los rincones alumbra tu azucena
con el perfume desesperado de lo que no puede morir.

Con tu perfil separas el día de la noche.


Yo te encontré viniendo de retorno de la muerte,
cerrados los ojos, mohosa la voz de sufrimiento.

Goteaba la eternidad su lluvia y su musgo en mis muros.


Mi corazón era un viejo misal descolorido...

ELOGIO

CUERPO tuyo, flecha crucificada en el arco de mis brazos,


cuerpo de la adoración alargado de música como el mar

¡Cómo te soñaron mis ojos en anillos de fiebre,


ardor de tu garganta, deseo incontenible de tu cabellera!

Sed de mi boca quemada por este amor que permanece.


Cuerpo tuyo atravesado como un cristal de resplandores
por ti he sufrido la obstinada lejanía del júbilo.

Aún perfuma mi hombro el allcanto de tu frente


y en mis venas tiembla la gota de miel de tus ojos.

40
lejos el mundo desenvuelvo su viejo misal de sueño
y yo vivo sintiéndote respirar como un retoño en el sol.

¡Oh, mi amiga, que alzas tu palio de estrellas sobre mis


muros!
Mi agradecimiento ronda arriba como el nimbo de humo
de una ciudad.

Rodeado de llagas, mi corazón, solo a tí vuelve su proa.


Tienes en torno de los ojos el matiz de los montes distantes

Amatista mía, que yo prendí en el áspero vuelo de mi


sollozo
a tí se van mis ojos atando cielos y torres en el viento.

Desolación de no sentirte entre mis brazos como una llama


aventada por el latido del corazón hacia lo alto.

Me florecen los brazos cuando te estrecho delirante


y se destila el cielo como un panal de música.

MI REINO

ALAS de los pájaros, brote de los árboles, honda mirada


tuya...
todo lo que sube hacia la luz me pertenece.
Torre de las tardes, monte que haces el día
en tu vientre, noche, inmensa flor morada.

Todo es mío y lo entrego, amor, entre tus brazos.


No tengo más sortijas que las que el cielo llueve.

Inúndate de estrellas, mi amiga, que la noche


se duerma en la media luna de tus cejas.

Brazos tuyos que yo no vi en mi adolescencia


y ahora abren su arco de cometa en el cielo.

Brazos que alzan la flecha dolorosa del beso


con su sabor a muerte y con su herida de ancla.

Cabellera tuya, amiga, que estaba tras los muros


trémulos de los días que alzan ciudades negras.

41
Cabellera tuya donde cabe mi corazón
como un rostro desvaído en el canto de un ciego.

Yo no combé el primero la vela de tus años;


mi huracán vino tarde, pero te lleva envuelta
y yo sé que mi mástil se romperá en un grito
llevándote en la muerte, mi amiga desventurada.

Ahora te recojo, gavilla mía, en la red de mis canas.


Yo siempre estuve lejos de la llama del jubilo,
por eso vine tarde hilando las Estaciones
desde las orillas del cielo hasta los brazos tuyos.

42
MARIO CHABES
("Crítica", Sarmiento 1546. — Bs. Aires, Rep. Argentina)

SALA HOSPITALARIA

LOS lechos, el reloj.


Un silencio de plata.
El dolor del olvido es una placa
"A mayor gloria de Dios".

Del pozo del silencio


no sacaremos ni una lágrima de agua.

Una voz — cucharada


que cosas buenas habla...

Un ronquido es un sonoro moscardón


y el moscardón es batidor de la Muerte.

¿Nos habremos caído en el pozo del silencio?


Florece un anestésico.
El corazón agriamente disputa
con el reloj.

TARDE

UN HOMBRE y un asno amigos


Perros respetuosos, bueyes pensativos.

Hombres inquietantes, mujeres...


¡por qué tan dolidos
los hombres y todo en tu tarde!

En los cerros lejanos: copias exactas


de este anochecer hondo
exacto en los ojos y en las almas

Un balido suicida
un aullido desertor, una quena
¡qué enfermo está hoy lo que suena!

Regresan del Día lutados con sombras


y las sombras tocando tus pasos.

43
Y una vez más los hombres y las cosas
regresan del entierro del Sol.

BAJORELIEVE

SE DESGALGA por la cuesta del silencio


el galope inmortal
de los caballos hispanos,
tantos, juntos y tan solos.

Ahora en la pampa
que la luna origina
restos de muertos,
galopan como el remolino del Diablo.

Supremamente flacos
y el Viento en los cascos
la Muerte los lleva
como triunfador romano.

Incendian las piedras,


la Vida les pesa,
alas les espanta.

Es la noche que Dios los resucita


y la Muerte los trae a la conquista
excepcional de los abismos.

y una sombra cualquiera los matará


y entrarán ai Infierno
por sobre los Pizarros,
mas tristes que los hombres.

Y allá van,
destrozados por los roncos aullidos
de los perros serranos.

MUELLE ROTO

YO HE visto los mares proletarios


y en las rocas las voces redentoras.
Los hombres taciturnos,
las mujeres arrulladoras

44
de la internacional de Todo.

Los mítines de las olas bravias,


sinfónicos discursos,
mozas hermosas como arengas
y la bandera de los vítores
sobre la Eternidad.

Pero nadie, "nunca más",


sabrá del fin
de las empresas ideales
de los mares dolidos.

Y la luna como un tren triunfal.

NOCTURNO DE LOS SAPOS

EL CERRO es una momia del silencio


Corre el Viento como un "ccarabotas"
y los ecos se despiertan aullando.

Son los sapos


sus gritos de tierra
se alzan como monolitos
— agua, agua —

Un relámpago azota
los lomos de las nubes
—¿Pero no tiene Dios
más qué darnos?
Agua, agua.

Unas estrellas asomaron


las miraron vengativas, y lloraron:
—¿Se ha detenido arriba?
que baje, que nos mate
Agua, agua.

Y nuestros corazones
como los sapos.

LOS GAUCHOS

LOS gauchos tenían espolones

45
como los gallos de pelea,
pero sólo los usaban
para sangrar los ijares del viento.

También tenían como los gallos


bombachas a media pierna

Y cada palabra era un gallo


que se oía a la legua
y que siempre cantaba madrugada
en el corazón de las chinas.

Solían pasear, también,


con éllas en el corral de la pampa,
y arrullaban con ellas
como a pollos, los picantes mates,
en la tierra regada de soledad;
bajo las alas de los ponchos,
bajo las manos duras
y ensortijadas de puñaladas,
bajo las ramas de la tarde.

46
LUIS DE LA JARA
(Arequipa, Perú)

TORTONI

EL OJO de la taza de café


me mira inexorable
y no me atrevo a meterle la cuchara
de miedo a que enceguezca.

En otra mesa un mazagrán


levanta, su pajita blanca
y paraliza el trafico de mis pensamientos.

Sin que haya pedido vainillas


pasan dos hembras cuyas piernas
sopo en el café y muerdo con fruición.

El mozo deletrea
el alfabeto de banderas
con el ala de su servilleta..

En un impulso caníbal
sorbo el iris ya frío
del ojo de la taza de café
y lo dejo enorme y albo
y para siempre ciego.

FERROCARRIL SIMPLISTA

LA ESTACION tendió el arco de su bóveda


y el tren voló a clavarse
en el corazón de todos los infinitos.

Cada poste rompe el vidrio


y nos azota en el rostro.

Nuestra mirada pulsa


la interminable guitarra
de los hilos del telégrafo:
brotan veinte melodías
que los vientos aprovechan
para bailar un cake-walk

47
Hojeamos sin leer
las páginas del libro
de los horizontes sucesivos.

Millones de monstruos se mueven


con rechinamientos férreos
triturados bajo las ruedas.
El detective inverosímil
seguirá la estela negra
de sus cadáveres en polvo.

Por fin el tren viola


la virginidad de una montaña
penetrando convulso en su túnel.
Espasmos gozosos,
bramidos de pasión.
Luego, amante vulgar,
la abandona por otro túnel.

El cielo llovió su brea


más tarde.

Rampamos ciegos

por el hondo submarino de la noche.

Las horas caen del techo


lentas
viscosas
y
amarillas
en
un
gotear
de
aceite

No llegamos. No llegaremos nunca.


(En el vientre del monstruo desbocado
somos algo que no ha podido digerir)

48
ALEXIS DELGADO
(Se puede escribirle al cielo)

PATIO

EL TELEFONO es una jaula de voces


en la pared blanca
El timbre en el juego de los niños
es vértigo de pensamientos.
El teléfono espera con sus ojos metálicos
mientras el niño desgrana
en sus juegos
el pájaro de hilos
de mi recuerdo.

UN HOMBRE

EL HOMBRE que viene caminando


largo fino las piernas chuecas
que ha vivido mucho en la tierra
cósmica y etérea
de donde parecen raíces en movimiento
mientras la cabeza baja
da la ilusión de que lleva
un círculo de pensamientos
en el crepúsculo encanto.

49
ROSAMEL DEL VALLE
(San Francisco 328 — c31. — Santiago de Chile)

MEDIODIA

EL SOL ataja el viento


Andarivel detenido en la mañana

El mar suelta sus aviones


en torno a la sombra de los navios

Andén del mundo


Las estaciones ruedan
sobre la vía abierta de mis ojos

Ahora que la ciudad serpentina de luces


hace danzar su oso en el recuerdo

Pienso como estará mi alma


en su espejo de noche

El paisaje
juega con cartas de música
sobre las ventanas de las palabras que escribo

Como un petardo
salta, desde el mar el mediodía.

VELODROMO

RUEDA horizontal
árbol de estrellas
LA NOCHE

Me nacen las palabras como el sol o la lluvia


canto: EL MAR MECE EN TI SU VELODROMO DE
AGUAS
Las hojas de la tarde hacen ruido en el viento

Del Este viaja tu recuerdo

Ruedas de nubes surcan tus costas


Un arquero lanza su mañana a la noche

50
Andan las zonas encendidas
en un canto de pájaros detrás del invierno

Desato los muros que dentro de mí se cimbran


juego con las estrellas
Y HACIA TI ENCIENDO LAS PALABRAS QUE
NACEN
La noche tuerce sus navios hacia el Este

AS DE ORO

ANDA tu nombre por la tarde


Mis pájaros te buscan

Sobre la mesa verde de la tierra


cercado de ases
juego mis palabras a la luz de tus manos

Bastos
espadas
copas
Música de tu rostro
Mi corazón —as de oro— arrea en el viento

Juego de hombre triste cartas de la tristeza


rodean mis dedos como el mar a las costas

No estás es claro pero andas por mi vida


mis brazos te envuelven nube de distancias

Estuviste y el juego fué siempre lo mismo


andabas por las cartas como el sol en los árboles

Oros
bastos
espadas
No te tengo
Estoy solo

Juego con tus recuerdos en el naipe del viento

51
PABLO DE ROKHA
(Casilla 2898. — Santiago de Chile)

INNOMINADO

COMO una gran niebla ardida


desde todas las distancias emergiendo
o lo mismo que el horizonte...

Te recuerdo y vienen piando


las hojas marchitas del atardecer,
hermana, amiga, esposa,
a cantar la tonada del viaje y las guitarras
en las cruces lluviosas de mi entendimiento.

Llegas desde la orilla de las congojas sumas


con la cara trizada de eternidad y cantos.

Mis pájaros de alambre triste


se ahogan en tus crepúsculos,
y yo gimo mamando nieblas.

Voy como los perros mojados


a la siga de tu recuerdo,
sujetándome las palabras.

Desde tu ausencia está lloviendo, mi hijita;


las lágrimas innumerables
extienden una gran cortina de pájaros agonizantes
encima de mi sueño enorme,
y desde las abertura de las noches caídas
cantan los gallos humosos...

(El invierno te llena de canciones amarillas).

Sé que todos los barcos que emigran van a fondear


en tu corazón,
que las golondrinas saludan con su bandera azul
la melancolía morena de tus actitudes deshojadas y
vagabundas,
y voy edificando dolores
al igual que grandes ciudades extranjeras.

¿Quién degolló las gaviotas claras de la alegría

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debajo de los ríos eternos?.
¿quién canta, desde el Poniente, la canción de todas
las tristezas?...
¿quién enluta de llanto la enrojecida soledad,
alargándola en lo obscuro obscuro,
extendiéndola en lo amargo amargo
como una gran cama de sangre tronadora
o una gran manta violenta?...

Ay! querida, el tiempo se ha parado como un águila


en tu memoria.

Tú das al Universo este color rodante


y este rumor violeta cruzado de cigarras;
la inmensa bruma aquella viene de tus sollozos;
siento que se ha trizado la curva de la tierra
al peso colosal de tu pie entristecido.

Los papeles llorados del tiempo, o mejor, los mundos


llovidos del tiempo
tiritan amontonados encima de mi angustia,
y una gran paloma negra se desmaya en las
arboladuras del occidente.

¡La pena cuadrada,


el dolor animal y rotundo, la llagadura horrenda
de sentirse
medio a medio de la circunferencia!...
parado
¡medio a medio de la circunferencia!
¡niña!...

Y tu actitud de sombra llorando en mi entrañas!...

53
HUMBERTO DIAZ CASANUEVA
(Casilla 2898—Santiago de Chile)

AQUI ESTA mi alegría blandida como las banderas


Una vez siquiera pude contarle un cuento
Reclinada mi cabeza como sobre una estrella

La luna equivocada buscó sitio en su vestido de luto

La tristeza abatía mi frente de pájaro.

Era en los potreros donde brinca el ganado


La leche de cabras sirve para tejer lino

Ahí el mantel florece alegres frutas domésticas


Pitan las chimeneas descuidadas la aurora sale de los
huevos de las gallinas

A Juana Rosa se le vuelan los ojos semejantes a los tordos

Corro como las ventoleras ahora diviso el paisaje decaído


Adonde me rodeo solo amedrentado mi trabajo de súbito

Mi honda lisia los pájaros un monte se desinfla

De la lentitud movida de mi alma se guarece


Sin cerrar el viaje sin acortar su sed de lejos

Digo que el regocijo me daña como la tristeza inmensa

Descienden las carretas apenas con el cielo a cuestas

54
MACEDONIO FERNANDEZ
(Rivadavia 2625. — Buenos Aires, Rep. Argentina)

EL RECIEN VENIDO

FUE TAN TORTISIMO EL GOLPE QUE NO hay memoria en la localidad de que en los
últimos cuarenta años se haya registrado temperatura tan elevada en la reglón golpeada.
(Otra cosa que los mas ancianos del país tampoco recuerdan es que yo haya sido visto con
dinero algún día en ese mismo intervalo ;pero eso lo diré roas adelante, cuando otro hecho
excepcional requiera el énfasis de una referencia a cosa no acaecida en cuarenta años. Estos
intervalos de 40 años tan cómodos se encuentran en cualquier localidad, a menos que hayan
sido recientemente atropellados por una locomotora y que todavía el ayuntamiento local no
haya realizado su reconstrucción. Es muy conveniente que una vez registrado un terremoto
y puestos hacia afuera sus bolsillos, se le coloque en el departamento contiguo al de
intervalos de 40 años y al de las temperaturas más revisadas y registradas, y que estos tres
locales estén siempre a la izquierda y a breve distancia de la Estación del tren, que es el
lugar donde se elevan las tarifas, con amplia facilidad para descarrilamientos a la derecha.
Un poco más allá... Todo viajero que no se haya quedado en su casa debe saber distinguir el
lugar denominado un poco — más — allá, sin lo cual andarla tan extraviado como si no
hubiera leído nunca — lo que no puedo creer — mi discreta obra "La Guía del Cojo en el
Camino Recto de la Vida".
Soy de un temperamento tan instructivo que no puedo dejar de informaros que todos los
pueblos existentes — los inexistentes son malsanos — deben tener una estatua del inventor
de los lados derecho e izquierdo, y del lado del revés y anverso, distinción esta que sólo los
agujeros de los manteles no respetan. No me pregunten ahora el porqué los comisarios más
abusivos siempre se abstuvieron de llevar presa a ninguna estatua, que viven en las plazas
como los vagabundos, ostentando el mal ejemplo de su holgazanería absoluta. Aborrezco
las estatuas: casi siempre son hombres con sobretodo griego o amplia levita de mármol. Si
absurdo es siempre el traje actual del varón, esos botones y trencillas de mármol, ese trozo
gruesísimo de mármol que simula los faldones levantados por el viento, son intolerables, y
todo para que un hombre esté allí asegurándonos con su mano y su boca que nos va a decir
cosas elocuentes y no se le oye nada en todo el día. No soy yo, con este frío que hace, quien
se aventurará a salir a la una de la mañana a escucharlos, por si acaso hablan de noche.
Si uno fuera a hacerles caso, no penetraría en ninguna plaza, pues están a la entrada con el
brazo tendido hacia mi (y demás personas); dicho brazo grita: Vete, detente. No atienden
recomendaciones, aunque en vida no hacían otra cosa que pedir o dar empleos. Felizmente
la naturaleza los ha dotado de la incapacidad de darse vuelta, y aprovechando un momento,
el gran sistema es entrar por el lado opuesto apuntándose de camino un cafecito en el
boliche de los Tres Angeles y Medio, que hace tanto negocio a espaldas del grandioso
personaje. Voy a cerrar aquí el paréntesis: es fácil volver a abrirlo de nuevo).
Un instante, querido lector; por ahora no escribo nada. Estoy callado para meditar acerca de
un telegrama que leo en "La Prensa" y que me asegura no haber sido destruida por la
explosión la ciudad próspera y antigua de Muchagente — Vielemenschen — sino

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levemente dañada y tan poco que si hubiera explosiones de gigantescos arsenales que
mejoraran las casas de las ciudades, ésta sería una de ellas. Hace tres días la ciudad voló; a
la tarde ya la mitad había reaparecido y con otra mitad o dos mitades mas que se
encontraron intactas ayer, resulta que el ciento por ciento de las cuatro cuartas partes goza
del orden restablecido y hoy tiene más mitades que antes. Los muertos por la explosión
tienen de nuevo donde vivir y creo que hasta hay dos casas mas: quiza una para mi y otra
pava el corresponsal de los telegramas. Yo no voy a viajar fuera de mi domicilio para ir a
una ciudad de gran explosión postergada, cuando en este momento me avisan que está
servido el desayuno. Viajar: uno está expuesto a hablar idiomas que no conoce, por no estar
callado en alemán, que es casi tan difícil como hablarlo. Además recibí una notificación del
Ministerio de Policía recomendándome no ir al país para no aumentar la disminución de
alimentos que abunda en toda la nación. Yo iba a contestar al Ministerio interpelante que no
podía reinar el hambre en Alemania porque como república que era — según se advertía
por la orientación de las calles y la costumbre de que los habitantes de las casas las ocupen
pos dentro, ninguna entidad puede reinar en ella.
Pero pido al lector me ayude a no meterme en semejantes incidencias. A veces se pierde la
vida en un incidente, siendo la vida útil y los incidentes inútiles. Mejor es seguir
practicando la longevidad, como lo hago yo desde la niñez, porque si bien la muerte mejora
la reputación de las personas....
Mas recuerdo que he suspendido el escribir hace ya mucho rato y si el lector no se me ha
mandado mudar voy a explicarle lo que pasó con aquel golpe.
Recordará el lector que al empezar este libro me dí un golpe y tomé la pluma en seguida
para detallar que por efecto de él — como el suelo está al alcance de todas las personas, aún
para caerse, no faltará al lector ocasión de verificar la exactitud del síndrome a posteriori de
un golpe. Podré decir con solemnidad: los signos premonitorios o semiológicos de haberse
dado un golpe, son: tumefacción en la región receptora, gran número de espectadores que
antes estaban ocupadísimos a varias cuadras de allí, tres vigilantes a pitadas alternantes...
(Estos vigilantes no pueden arrestar a un golpeado sin traer mucha gente). Paro me temo
que estos paréntesis van a cansar al lector más aún que si se tratara de leer un libro
consagrado como la Divina Comedia o el Paraíso Podado u otra obra bostezable como las
quejumbres de Fray L. de León o del constante zonzo Leopardi.... Sin embargo estoy con
de León: hay que huirle a los voluminoso" dorados y artesanados y buscarse asiento alejado
donde le caigan a otro, o entrar en salones donde ya se hayan caído o en que el artista haya
esculpido en el piso las peligrosas cornisas. Es de horrorizarse una lectura de los resultados
de la estadística sobre la inestabilidad de las cornisas. El suelo nunca se os cae encima: es el
mejor adorno de una casa y por eso en la antigüedad que es aquella parte del tiempo en que
todo se hacía bien, se colocaba un suelo a los edificios haciendo juego con el techo y en
dirección opuesta, de manera que el que penetrara — los edificios no son impenetrables —
en ellos, tenia el gusto de ignorar continuamente si había puesto lo pies — el cojo Agesilao
ponía un pié y una muleta, lo que se le perdonaba porque se había hecho querer — en el
cielo raso o en el piso. Esto ofrecía la ventaja, nadie me lo va a creer, de... Pero se me ha
olvidado esta ventaja: debo haberla leído en algo que se ha escrito y en el afán de pasarle el
libro a otro no he retenido bien el párrafo. Lo que es difícil de retener es al lector: por
donde andará ahora? Uno, al menos y sin pretensión, necesito. Al principio lo había
conseguido y no he sabido cuidarlo. Es inmodesto que sea siempre el escritor el que hable,

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pero yo voy a alistarle un entretenimiento y una dulce complicidad al lector. Hagamos este
arreglo: cada ciento noventa páginas, una de silencio y además que el lector ponga los
rótulos a los capítulos y ordene la paginación como le parezca. Que haga cualquier cosa
menos ausentarse y sobre todo ausentarse para leer otro libro. En lo que precede, puedo
haberme desconceptuado, pero en adelante seré un escritor agradable, nada erudito ni genial
y muy conocido.

ELENA BELLAMUERTE

NO ERES tú, Muerte, quien por nombre de misterio logre hacer pálida mi mente cual a los
cuerpos haces. Nada eres y no la Nada. Amor no te conoce poder y pensamiento no te
conoce incógnita. No es poder tuyo azorar la luz de mi pensar: aunque de mejillas y rosas
caiga el tinte tributo antiguo a la hacendosa, ingenua Siega, que es el sencillo engaño donde
tu simplicidad se complace. Mortal te veíamos Muerte, y en todo día veíamos más allá de
tí.
Y aunque una vez la dije:

"Por que no mueras"

Con rosas apartaré de tí a la Simple;


Mordiendo de sus hojas mortales un día y otro día
Creerá Muerte de tus mejillas gustar.
Verás de rosas llenos sus finos, pálidos labios.
La hórrida, apiadante visión, en boca de Muerte rosas!
Las de tu faz convulsará quizá
Más ¡pronto! de ver dolor enojará
La llama de tu rostro
Y ostentarás más cierta la inviolable vivencia de tu ser.

Muerte es Beldad. Solo de amor es Muerte y es la Beldad de Amor. Cual me lo hizo


aprendido la Amorosa, la sabia riña por haber más amor ida, por inquietar de muerte mi
amor, probándolo de ausencia y de espera.
Fué de amor Persona la que partió sin muerte, en quien fué ultimo el sonreír, sí en nosotros
el llanto; certeza en ella de amor y perennidad las lágrimas a su fuente volvió, mientras
lloramos todo, perdidos en cortesía y miedo de certidumbre tanta en pecho de niña, que
instante a instante se alejanaba, y se hizo oculta por haber más amor; y, en hora última de
mujer, envolvió en luz de su primer día terreno su frente la Engañosa, — fingidora de
muerte por hacerme más suyo — para mostrarse a mí — cual todo amor lo anhela — en el
llegar y en el partir. Pues fué tardío en la "vida" nuestro encuentro, y, cual todos amantes,
sufriéramos de que de nuestras infancias mútuos testigos no fuimos
Y así con sonrisa y rubor, cual doncella que primera cercanía de amor presiente, recogióse
a sonreída muerte la ardiente por arriba de Dios fingidora, en engaño ternísimo, invento no
sabido de pasión que me confunde y dobla de dolor mi ser cuando mi memoria se dá más a
lo que ví que a lo que veré.

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Aquietóse, tras batalla crudísima de su fuerte y cálido ser, cual se aquieta onda que de la
ribera al macizo del mar volvió.
Un final de ola vino a adormirse, enfrescándola, en esa frente inventora, que ardía aún del
fingimiento cuando ya la mirada había sido guardada de mí, para colmar ficción. "Hay un
morir", nos cantábamos antes, para inquietar nuestro amor "en cada olvido toda la muerte,
la única muerte hay" Es cierto: Ella está todo oculta, pero todo real vive Y ya, ahora, Hoy
nos tendríamos Presencia Más: la Espera es de amor amiga: fué de Ella convidarme a la
espera: de ella espero no esperar.

DEUNAMOR EL NO EXISTENTE CABALLERO


(Novela de nuestra total Esperanza)

SALUTACION
No se justificaría que uno de nosotros, uno entre los hombres, un número humano, se dé a
poseer de misterio y convidar con luz a sus iguales, que así somos todos igualmente
doblados y alzados, nulos y totalistas por instantes.
Sino que yo, aunque firme de que todos poseemos en mismo grado la esencia humana que
es doble: conocimiento de misterio y luz y apetencia de tragedia, creo que he extremado,
por un favor cualquiera de circunstancias, el ejercicio de esperanza. Pero más que esta
calificación mía quizá ilusoria me decide la persuación de haber perseverado en el labrado
de la dicción del misterio.
Porque la posesión universal por las almas del misterio y luz plenaria no hace ocioso que
alguien cuide su expresión y argumento y confirme y niegue la noción máxima que las
almas acaricia.
Si este movimiento mío necesita mejor disculpa ojalá lo sepa yo por oír una voz más feliz,
departiendo con los humanos en tópico de mayor esperanza y verdad que el mío. Ella me
detendrá también voluntario e interesado; seré del corro al punto y entre los oyentes miraré
y oiré vivamente; de ver ojos abiertos mis ojos se abrirán emulantes,
Aquel día será de dos mañanas para mi.

58
JACOBO FIJMAN
(Zelaya 3166-08 — Buenos Aires, Rep. Argentina)

TOQUE DE BEBATO

AGUA de trinos
manó de las gargantas estelares;
nos lavaba la angustia
el silencio concéntrico de los cielos lejanos.

En un andar de media luz volvían los caminos.


y un gran bosque de aromas
tañía en las campanas de la aurora
un himno de la vida.

COPULA

NOS unió la mañana con sus risas!


En las rondas del sol,
canciones de naranjos.
Danzas de nuestros cuerpos
desnudos — rojo y bronce.

El olor de la luz era sagrado:


música de horizontes,
espacio de paisajes
rojo y bronce,
ruido de melodías,
eternidad
y abismo de la dicha
en la alegría loca de los vientos.

Canciones de naranjos
en la piedad de los caminos.
¡Todas las aguas del silencio
rompimos en la danza!

Dicha de los abrazos y los besos;


toda la gloria de la vida
En nuestros pechos
jadeantes y ligeros;
nuestros cuerpos:
auroras y ponientes

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en la alegría loca de los vientos.
¡El corazón del mundo en nuestra boca!

60
JUAN FLORIT
(Santa Rosa 299. — Santiago de Chile)

VIAJE

GOLPEA las últimas sombras de la noche


la aurora con sus manos azules y blancas.

He madrugado.

Alisto mi aeroplano de recuerdos


y parto.

Hace ya dos minutos que vuelo


por sobre aquel camino donde Ella
abrió bajo el sol la tela nueva
de su sombrilla clara.

La hélice gira y gira


Es un remolino veloz, desconcertante.

Asciendo.

El viento apaga las estrellas atrasadas.

Miraban

el vestido que se puso la mañana.

Como una hoja seca

que cayera en espiral


baja las gradas de las nubes
mi aeroplano.
Toca tierra.

En el cielo se enciende
la ampolleta amarilla del sol.

PASO TARDO

caballo de pueblo
En la ciudad

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llena el caracol de sus oídos
una Babel de gritos

Kláxones
Ametralladoras del escape libre

Va, por las calles ciudadanas


pensando
en el silencio liviano de su pueblo
— algodones que flotan en el aire —

Ahora tiene las retinas


atravesadas
de líneas y rascacielos

El ovillo de las calles multiformes


se desenreda nervioso ante sus ojos

PASO TARDO
es enemigo del progreso

¡En su pueblo sería


el caballito del cura o del alcalde!

TRENES humosos salen


del túnel largo de mi pipa

Queman
el carbón amarillo del fastidio

El calendario viste el traje número 8


semejante a dos bocas abiertas

Instantáneo me llega un recuerdo

¡Hoy tenia que verla!

Hago explotar la granada de su, nombre


y tiro los fragmentos como dados
sobre la mesa indiferente

62
PARIS

tangle-foot de los hombres

LAS manos de la Torre Eiffel me llaman


Tendido en la yerba
de los Campos Eliseos
el arte juega con las fichas
del dominó de las escuelas

Los ojos verdes de los árboles


siguen atentos la partida.

ATMOSFERA

ESTA noche las nubes


son ovejas deformes

En la Vía Láctea
naufragan trozos de icebergs

El clown Saturno
hace girar su aro luminoso

Una concentración de faroles


las estrellas

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Tiran volantes al espacio
los reflectores de la luna

Y un aerolito
rompe con su pluma de oro
el block del cielo.

SIDE - CAR

TEMPRANO
abrí las válvulas del entusiasmo
y preparé mi side-car
Desperté al motor
Se echó a reír con todos sus músculos de acero
¡Era como un niño que le prometen un paseo!

A la hora inútil
de las tres de la tarde
por los caminos bailando un fox-trop dinámico
enloqueció el side-car

Hilos telefónicos sementeras animales


daban la sensación eléctrica
de un paisaje
a una velocidad desorbitada

Tarde ya de regreso
respiraba asmático el motor

TACTICA

LAS calles
regimientos alineados
la voz de: ¡FIRME!

Llega una visita inoportuna


UN TERREMOTO
¡Nadie escucha las voces de mando!

64
NICOLAS FUSCO SANSONE
(Mercedes 1480. — Montevideo, Uruguay)

NOCTURNO DEL ARBOL SOLO

SOLAMENTE nosotros sabemos


cómo nacen las noches
de los campos amigos.

¡Alegría de ver nacer,


con la inocencia de los niños,
la luna y las estrellas!

El árbol dulcemente abre al cielo


la hora ¡serena de los nidos.

(Una intensidad de campana


vive en los maizales dormidos...)

Los bichitos de luz


—silenciosos juguetes de las noches—
forman la ronda más pura
en el sueño del árbol solo

¡Ya tienes, árbol, la canción de amor


que te dieron las muchachas criollas
y las guitarras de secretos largos!

La lentitud profunda de tu altura


está hecha para el cielo
y los pájaros vagabundos.

En las noches de los campos amigos


guardas para las mujeres y los hombres
la vida eterna de un recuerdo.

65
EDUARDO GONZALEZ LANUZA
(Castelli 215. — Bernal, F. C. O., Rep. Argentina)

ATARDECER

EN EL lago la tardo se diluye


Un día no habrá cielo
el corazón

ovillo de caminos
se dormirá en las manos infantiles del agua
cuando la sinfonía del silencio
lave en su bendición, todo el paisaje.

INSTANTANEA

CIUDAD en la gloria vocinglera de las bocinas


hai una aurora en todos los segundos,
paisajes dislocados
huyen por las esquinas
y en las calles unánimes
florecen los tumultos.
El cielo es un paréntesis de calma.
Los horizontes rectilíneos
en la red incontable de las calles.
Hai lejanías a cincuenta metros.

Se cuelgan las palabras de los cables


Klaxons, chirridos, voces.
Solos como Bhudas de hierro
sonríen los buzones.

NOCTURNO INTIMO

LA SOMBRA está arañando


como un perro la puerta.

Glorifica la lámpara
el alma familiar de la noche.
Estoy cerca de ti como nunca estuvimos
la clepsidra de nuestros corazones
siente el rumor del tiempo deslizarse

66
beso a beso.

Te he mirado y te he visto:
las canciones que han de vivirse un día
estaban en tus ojos
remansos de luz prieta
y en tus manos una alegría buena
como el suave temblor de agua nocturna
que calma sed acariciando estrellas
Te he mirado y te he visto
en un silencio pleno de sonrisas.
Mi corazón
mi corazón quisiera
ser una luz dormida en tus pupilas

POEMA DE LOS HORIZONTES

HORCA de los paisajes


donde se mueren
sollozando armonía
las tardes.

Lazo de las miradas


nidos tibios
para los pájaros del ansia.

Cálices de soles muertos


cimitarras para los deseos
caminos
por los que nunca andaremos.

Collar de constelaciones
ovillo de colores
brazos tendidos
brazos maternos
en los que vienen a llorar los soles.

Arco en tensión para una flecha imposible


cuando la alegría te levanta
eres un arcoiris.

Lira para las manos del viento

arca de las cosas que fueron


horizonte

67
cerrado como un silencio.

POEMAS DE LOS AUTOMOVILES

GARGANTAS de las distancias.


Interminable carretel de caminos.
Bajo vuestra sombra crepita
el nuevo corazón de los campos

taladros del silencio campesino


por vosotros se tornan provisorios
los paisajes antes definitivos.

Campos que no humedece la mirada


humana de los bueyes carreteros
y que sorprendidas bañistas
huyen de las implacables kodaks de vuestras ventanillas.

Vosotros hilvanáis a lo distante


y vuestros parabrisas
son un renovado affiche de ciudades.

Bocinas
aguzado clamor de cacería
por el rastro impalpable
de un segundo.

Balas de la nerviosa catapulta


de la ciudad
faros
podadores de tinieblas.

Camiones!
vuestros caballos de fuerza
son caballos percherones
sólidos como el tiempo
optimismo de la fuerza constante
fueron solo un atisbo
más o menos genial
de vuestra solidez los elefantes.
Tanques de hierro
máquinas de picar carne de hombres

68
que al aspaviento del heroísmo
replican con la certera
ironía de los cañones.

Omnibus
ebriedad del super-tranvía
liberado del determinismo
reumático de las vías
gambeteadores del peligro
cuerpeadores de los tumultos
pasáis con vuestros racimos de prisas
huyendo del apocalipsis
de cada segundo.
Imperiales
esbozos de rascacielos ambulantes.
Taxímetros
maquinas de acuñar distancias
alcobas de un hotel cinemático
palcos avant-scene
de la ciudad-teatro
para quien la semana
es una retahila de domingos.

Automóviles de carrera
cronómetros de sí mismos
que aventajan al tiempo
de los tardos relojes

deslizándose por las junturas


de los segundos.

Ante los que se postran


las atónitas lejanías
arrojadas de pronto en el presente
y el individualismo
de los árboles solos
se funde
en solidaridad de empalizada.
¡Automóviles!
Escalofrío de las distancias
instrumentos de la ubicuidad
despertador de los horizontes.
Un día llevaréis a la vida
varios kilómetros de ventaja
y la explosión de vuestra presencia
será el derrumbe de la nada.

69
POEMA DE LOS ASCENSORES

EN EL silencio húmedo de aldea


que entrañablemente anida en cada
casa sois un escalofrío de calle.

Hay algo decisivo


algo de verdadero viaje en el trayecto
y dais a cada piso
ideal lejanía de estaciones

¡Qué ovillo de kilómetros logrados


entre cuatro paredes!
Cual si fueran distancias recordadas

Celda ideal de un pensamiento activo


Cuando vais descendiendo
os envuelve una vaga
seriedad de ataúdes

Vais por los bastidores de las casas


y sois el provisorio camerino
en que nos cambiamos de alma

y si bajáis vacíos
sois como un anticipo de alcoba
que sale a recibirnos

Vuestros espejos
cuadros cubistas
abiertos a las cuatro dimensiones
saben de más miradas que las nuestras
y al soslayar en ellos un vistazo
encontramos el rastro
del que hace unos segundos
crucificó su rostro en sus cristales

Conserváis cierto empaque aristocrático


que acaso os quede de vuestras abuelas
las inválidas sillas de manos
cursis como una bombonera.

Pero en la isocronía de vuestro esfuerzo


de péndulos verticales
laten nuestras horas intactas

70
aun no vividas por nadie.

Vosotros hicisteis los rascacielos


izando en vuestros hombros
piso a piso a las nubes
Traidoras os envuelven
con eses de serpientes
las escaleras
buscando vuestra muerte
para poder vivir ellas

Y por las noches


cuando los corredores
se sumen en las sombras
como puñales en sus vainas
alerta con el insomnio de las luces
pasáis las horas en guardia

Sois la serenidad del claro esfuerzo


frente a la ironía diagonal
de las puertas entornadas
y en vuestro primer viaje
largo como un desperezo
a las mañanas
vais contando loa pisos con los dedos
por si alguno faltara

Rápidos ascensores: al cerrar vuestras puertas


cabriolea en el alma esta esperanza
Que alguna vez roto el cordón umbilical
de las poleas
os dispararéis como cohetes
llevándonos a las estrellas

APOCALIPSIS

CUANDO
el jazz-band de los ángeles
toque el foxtrot del juicio final
y llegue Dios al galope tendido
de sus tanques de hierro
estallen los soles
hechos dinamita viviente
y por los espacios,
rueden oleadas de odios dispersos

71
Se enhebrarán las chimeneas y las torres
en el agujero del la luna
y un bosque de gritos
retorcidos como llamas
incendiará el silencio de las noches
y llegará una voz infinita,
la voz del otro diciendo a Dios:
—¿Qué has hecho de los hombres?
y él temblará de miedo
como un niño que ha roto los juguetes

72
GUILLERMO JUAN
(Moldes 2141. — Buenos Aires, Rep. Argentina)

IGLESIA

EN LOS brazos de Cristo


candelabro sangriento
ardían las heridas
Las velas floreciendo
formaban un Jardín en el altar
Cristo izado en la cruz
igual que una bandera hecha jirones

PLAYA

LA NOCHE en arenal de estrellas


desparramada sobre el campo
La caravana de las olas
emprendiendo la marcha antes que el sol

ALLA EN las quintas el molino


flor metálica
plagiando su altivez al mirasol
Sobre un arbolito huérfano dos palomas
banderitas blancas
con un cariñito de sol sobre las alas
Los pajaritos desparramados por el campo
como pétalos de una flor deshojada
Tus manos ingenuas como los caminos del huerto
y la mañanita asustada entre las zarzas

PUERTO

LA CRUZ del palo mayor


pasa bendiciendo las aguas

En la mano del mástil


el gallardete es un pañuelo
que va diciendo adiós al horizonte.

Yo camino perdido como un ciego


por las dos calles largas de tus ojos.

73
VOLVIENDO DEL AMOR

AGUARDÉ el amor, oh Amada, dulcemente,


como aguarda el agua de la fuente
a la imagen de niña que la aclara.

Así abríle el corazón para que entrara


suavemente,
como quien abre a la luna una ventana.

Oh Amada! hoy sólo eres


una larga pena, bien llorada
—pena que es todo mi corazón por fuera—
Ya la luna no abre las ventanas
Y vuelvo solo del amor, sin ella.

74
RICARDO GÜIRALDES
(Solís 227. — Buenos Aires, Rep. Argentina)

MI CABALLO

ES UN flete criollo violento y amontonado.


Vive para el llano.
Sus vasos son ebrios de verde y la tarde, en crepúsculo
orificado, se enamoró de sus ojos.
Comió pampa, en gramilla y trébol, y su hocico resopla
vastos golpes, en sed de horizonte.
La línea, la eterna línea, allá, en que se acuesta el
cielo.
Contra el amanecer, cuando la noche olvida sus estrellas
golpeóse el pecho de oro, y en la tarde, enancó
chapas de luz.
Iluso, la tierra rodó al empuje de sus cascos; fué ritmador
del mundo.
¿Realidad? ¡Qué importa si vivió de inalcanzable!...

LADRIDO

LUNA redonda, blanca y lejana.


Paz sobre el mundo y con nosotros.
Pregusto de muerte.
Calma.
La brisa disgrega el pecho en rezos.
E1 color está de luto.
Un camino, lívido, se va.
Las sombras se achatan, esquivas.
Un sapo hace gárgaras de erres.
La rana mastica palillos sonoros.
Venus guiña a la tierra su ojo punzante.
Los grillos cantan glorias de vidrio.
El viento, en las ramas, chista para profundizar el
silencio.
Las palmas digitan, sobre el invisible palor del aire.
El cabello, espinoso, de un Fénix, se espanta de noche.
Las hojas metálicas del eucaliptus, enganchan
lacrimales pedazos de luna.
El silencio se duerme.
Pregusto de muerte.

75
VERANO

BUENOS Aires. Calle Santa Fe en el 900. Diciembre.


La casa abierta, respirando noche, todo apagado dentro.
Cielo, implacablemente estrellado, cuyo azul de záfiro australiano, se aleja, por obra del
aturdimiento luminoso, que mandan a los ojos, los focos eléctricos.
De tiempo en tiempo, coches pasan, en rectilíneos destinos.
En la acera de enfrente, una madre aparea, la obesidad de su flácido descanso, a las
epidérmicas lasitudes de su hija, que corre mano distraída, sobre su muslo, apenas
suavizado por un batón rosa.
El reflejo de los focos se aplasta, extendido contra el asfalto.
Caballito, caballito que llevas el fiacre vacío, pareces un cuento, infantil, de madera.

ANOTAR fechas
Escribir pequeñas cifras en perpetua suma.
Empujar los días hacia el gran cero próximo.
Contar a lo largo de las frases, cada noche, los episodios muertos.
Que otros si quieren pongan taxímetro a sus vidas.
Me es imposible seguir así, hora por hora, hecho por hecho, haciendo picadillo de mi
felicidad.
Sólo cantar mi exaltación para hacerla más presente y balbucir palabras que rodeen mi
sentir como dos brazos una cintura.
¿Y el tiempo?
El tiempo, desairado por mi inatención, ha caído en no sé qué horizonte.

TODO duerme La luna está en su medio día, suspensa en el cielo em-brumado de claridad.
Tus piernas se estiran sobre el césped prolijo. Tus hombros reposan en mis brazos quietos.
Contra mi espalda vibra el tronco de una palmera inverosímil cuyas hojas, casi olvidadas,
duermen narcotizadas de blancura lunar.
La noche estaba hoy tan presente en la ventana, que por ella salimos para someternos a la
voluntad de la tierra. Calma.
Tus ropas se abren como nubes cansadas sobre un cielo nuevo.
Tu cuerpo está tibio como las frutas que largo rato se tuvieron en las manos.
Un millar de grillos hacen zumbar los oídos del mundo. Tu cintura se arquea, fuerte.
Tu boca madura dice apenas:
—Hoy es siempre.

POEMA SOLITARIO

HE PUESTO mis labios en los de la vida:


Náusea.
He visto la suerte golpear en torno suyo con manoplas de idiota.
Y el hombre es un espectáculo tan pequeñamente sórdido, que busco en mí la soledad.
Recuerdos:

76
¡Qué blancos eran los muros de las casas, qué heroicos los hombres!
El campo entraba hasta los aposentos y algo grande se acostaba en todas las sombras.
Cualquier brisa tenía leguas de pampa y los sonidos llegaban sin rotura del llano, puro
como un cielo.
La tarde agrandaba los troncos del monte y el mediodía nos volvía centro de nuestra
sombra, caída como un sudor.
Los árboles estaban más solos ante el firmamento...
Y el sol estaba más presente en nuestra carne y nuestros sudores.
El toro con sus guampas rompía viento como los mástiles.
Y todo era más abierto:
El pampero silbaba millones de silbidos, tajeándose en los pajonales que se clareaban a
listones, como si la tierra acosada de felino enojo alisara el pelo del lomo.
Y los ñanduces no hallaban límite a su andar medidor de desiertos.
La madrugada asistía a todos los despertares en los cuartos y la tarde a todos los retiros en
la defensa del rezo.
Concluida la jornada, la silla del patrón, manchada en la sombra de los paraísos, tenía
brazos de trono. Mientras el relato del capataz resumía los trabajos del día.
Y, ya, cuando el hombre callaba ante la noche, la luna se perdía en las huellas que dudan.

77
ALEJANDRO GUTIÉRREZ
(Casilla 2898. — Santiago de Chile)

COMO podría yo espantar los recuerdos


si tengo las manos llenas de tu lejanía
filibustero angustiado soy el último tripulante del barco
ariete silencioso lo socavaste todo
los amaneceres anudan a mi alma
el hemisferio enorme
donde rueda tu mirada como una palabra bonita;
campanario ébrio volteas hacia todos los vientos

van rodando las horas como bolas locas sobre un plano


inclinado

honda silenciosa apedreaste mis muros


y mataste los pájaros que navegaban en mi voz

la edad frutal de los cielos inmóviles


está colgada de las paredes del barco
soy el único tripulante angustiado; filibustero inmenso

ya puedo recordarte sin desesperarme pero me dueles


hondo
puedo bajar el tiempo del andamio de pájaros muertos
y puedo dirigir las horas conductor fantástico

Giróscopo vago recojes todas las estrellas en tu espejo


absurdo
y nunca recojiste mi palabra incontenible
mi lamento sin cálculo, obstinado

como podría yo espantar los recuerdos


si tus ojos son los hemisferios del mapamundi
y yo estoy crucificado en esos dos hemisferios

78
ALBERTO HIDALGO
(Ventura Bosch 6740. — Buenos Aires, Rep. Argentina)

HORA en que a los relojes les duele las 12 de la noche.

Apéndice del tiempo

mejor para las evasiones de la vida.

Segundo infinitesimal,
interminable como muchas horas cosidas unas a otras.

Punto seguido para que hinchen el pecho las distancias.

Apice de movimiento, imposible de fotografiarse,


porque con él fracasa hasta la cámara ultrarrápida.

Terraplén de la nada
en el que los minutos se paran a tomar aire,
ávidos ya de ruta.

Momento adulto, tan mayor que se sale de la cuenta,


único que hay de fugacidad permanente.

Esquina por donde dobla el día


hacia la posibilidad de otro paisaje.

Trampolín de la eternidad en el gimnasio de los orbes.

Agujero hecho en las paredes de la noche


por donde saca la cabeza un pedacito de aurora
para ver si es temprano todavía.

Medida infinita
con que descifrar la anchura del latido del mundo.

Hora cero,
sólo es verso el nacido en los brazos abiertos de tu
instante.

NUEVO AUTORRETRATO

MI BIOGRAFIA es una esquina.

79
Soy el punto de choque de dos vientos.

Mi gráfico se hace metiendo un ángulo en la nada.

En las noches sin luna enciendo un verso.

A veces cae una música desde el quinto piso


para dar a mi arritmo un ritmo atómico.

El cielo se agazapa en mis ventanas.

Inician su acrobacia los recuerdos


hacia los cuatro puntos cardinales.

Una desarmonía me armoniza con el todo.

Entonces, resultante de dos fuerzas,

camino más allá del horizonte.

Soy una esquina en marcha.

ARENGA SIMPLISTA A LOS ASCENSORES

TODOS los ascensores saben que están en la cárcel.

Espinas dorsales de los edificios.

Ebulliciones de la electricidad.
Yo también soy un ascensor.

A vosotros no os deja subir más el techo.


A mí me impide subir más el cielo.

¡Ascensores, a las armas!


Dad cabezazos en los techos hasta abrirles boquetes,
y subid, subid, subid.

Yo subiré a mi vez,
aunque me rompa el pensamiento contra el cielo
y se me salgan las ideas.

¡Al menos habrá así


unos cuantos millones más de estrellas!

80
OPERA SIMPLISTA

UN VIOLINISTA saca la música del violín


estirándola suavemente
para que no se arranque su elástico invisible.

La soprano no termina de vomitar la solitaria


de un fa sostenido,
hasta que en forma brusca, insólita,
se le recoge en la garganta.

¿Es una cinta de resorte?

El de de pecho del tenor


levanta el vuelo hacia la cúpula

seguido por los diez mil ojos


contentos de los melómanos.

La voz del bajo tiene un diámetro


de 40 centímetros.

Inmejorable para amarra


de paquebotes en las dársenas.

Por la ranura de la alcancía


que es el descote de la contralto
caen y caen las miradas
de los espectadores más o menos verdes.

Ha terminado la función.

EL FIN SIMPLISTA

AL FIN y al cabo decidió irse el Tiempo,

y se quedó la vida

sin la noción de la hora.

Y se marchó el Espacio.

Las miradas se replegaron en sí mismas,

81
y la perspectiva
quedó para siempre estrangulada, tranca.

Y se perdió el Volumen.

Los cuerpos
Be prolongaron hasta lo infinito,

indelineables, impalpables, informes.

La tierra, el agua, el aire,


perdieron sus propiedades,
se disgregaron,
se disolvieron en los horizontes desaparecidos,

abiertos tras un abrazo final.

Murió todo,

y se vió de repente

levantarse llamas de sombra,

lenguas de sombra,

llamaradas de sombra

de un incendio de sombra.

¡Era la nada inmortal,

la nada, alma del mundo!

EL SEPELIO SIMPLISTA

EL ZINC del cielo para el ataúd.


Soldadura de lágrimas.

La caja construida de recuerdo,


la madera mejor para los que se van.

El dolor
queda encargado de prestar los clavos
para ajustar la tapa.

82
¡Que la fosa la caven en el aire!

ODA SIMPLISTA A AREQUIPA

EN FORZADA sintaxis pone el río


sobre el ala del viento
su canto de agua y piedra.

Por los ojos de las muchachas


se escapa todo el panorama.

Ellas besan con los labios del cielo


y abrazan con las ramas de los árboles.

¡Mujeres de mi tierra
que poseéis stocks
de una honradez antigua!

El sol les saca brillo a las paredes.

Pasan las recuas de borricos


con su rítmico trote
aprendido en los versos de Chocano.

Los caballos de fuerza de los automóviles


se mueren de hambre por las calles.

De allí sus tumbos sobre el empedrado.

¡Esqueléticos y tristes H.P.!

La voz de las campanas no se aleja jamás.

Ella flota en el aire

o se queda dormida en las cornisas.

¡Arequipa, del son de tus campanas


aun poseo un retazo guardado en un baúl!

Doctores de épico chaqué


cuya ágiles faldas abanican
lo único que está vedado
a la voracidad de las moscas y la maledicencia.

83
Vibrante orquesta de aromas

surca las hondas aguas del paisaje.

Junto al re de la manzana
se escucha el de del establo
y el sol de la sacristía.

¿Un traspiés?
El crepúsculo se cae tras el monte.

¡Arequipa, mi recuerdo
doblado en cuatro pliegues te lo envío
en sobre certificado
por este mismo correo!

SENSACION DE VELOCIDAD

60 HP.
blanca y recta la cinta del camino.
me siento
AGRIMENSOR DEL HORIZONTE.

marcha.
125 kilómetros por hora.

se enrolla poco a poco


la cinta del camino
en el carrete hambriento
que es el "rolls royce".

al fin, una muralla


donde termina la carretera.

me queda el gesto
de quien ha MENSURADO EL INFINITO.
y guardo el auto
en el garage,
bolsillo de los automóviles.

VIAJE ALREDEDOR DE MI MISMO

COMO los suspicaces políticos


salen a recorrer aldeas
hacia las vísperas de las elecciones,

84
Me he puesto a caminar por los caminos
de mi YO.

¡cómo tardo en volver


al punto de que partí!
¡oh!
¡cómo tardo!

hace muchos años que llevo


viajando por mis provincias interiores,
y cada día el corazón me llama
a detenerme en él toda la vida.
pero yo no le escucho,
y sigo
esta marcha por mí, que durará
muy largos años todavía.

y es que uno
se prolonga en las cosas
si las mira con ojos de piedad,
y las cosas
se prolongan en uno,
y de tal modo
es uno grande como un universo
o es que hay un universo en cada uno.

¡cómo dura este viaje


de circunvalación!
¡oh!
¡cómo dura!

quizas he de morir
sin retornar al punto de partida....

RETRATO SE BOLIVAR

CUAL sujeto con clavos


sobre el potro alazán,
—da lo mismo que negro
o colorado o verde, señor historiador—
le contemplo a través de una vidriera
de casi un siglo.

era quizá
distinto de cual yo le veo,

85
pero era así.

parecían sus ojos


dos inmensos tornillos
que se incrustaban en el aire.
cierta vez
agujereó con su mirada el cielo
y miró lo infinito, cara a cara.
¡oh, qué frío!
¡oh, que frío de horror debió sentir
el pobre dios
al ver que atravesaba las paredes
de su regio palacio
el tornillo de luz de esa mirada!

la fina oreja
sabía escuchar,
en medio mismo de la algarabía,
las silenciosas voces del silencio.
¡hasta las palabras
que no llegaron a ser dichas nunca
las oyó aquel oído!

el paso era tan reciamente firme


que allá, bajo la tierra,
los muertos sentirían, de seguro
sensación semejante
a la que los vivos sentimos
cuando alguien golpea el suelo
con talones de plomo
en el piso de arriba.

¿con qué hecha estaría la frente


de este varón, que un día
saltaron chispas de ella?
de tal manera incendió
de libertario republicanismo
los suramericanos bosques vírgenes.

¿la estatura?
no se ha podido precisar
VARIABA
SEGÚN LAS EMOCIONES DE SU ESPÍRITU
unas veces dos metros, "
otras quinientos, otras…
(¡toda medida hubiese sido corta
Para medir el tamaño de este hombre

86
cuando pensaba en libertar américa!)

el océano pacífico
era manso y discreto.
así lo hallaron los conquistadores
¡que lo diga balboa!
peró una vez el héroe en sus aguas
fué a quitarse los fuegos del verano.

como se iba adentrando entre las olas,


redoblaba el latir su corazón,
hasta que de repente
todo el océano se llenó de ruido.
desde entonces
el mar, por imitar aquella música,
voluptuosa y salvaje,
ruge contra la arena de la playa.

en la vaina de algún antepasado


—exiguo molde para un gran proyecto—
fundió un rayo de sol:
así su espada
que, por el sol, sabía defenderle
de la sombra escondida entre las sombras.

¡y la marcha
desde las llanuras del norte
hasta los altiplanos del sur!
¿cómo pudo
conducir sus ejércitos en un
tiempo en que la civilización
todavía no lo era?
bajo la omnipotencia de sus pies,
los andes,
ENCHUFANDOSE EN SI MISMOS,
se encogían a extremo
de ponerse a nivel con la planicie:
por sobre ellos llevaba sus soldados
del uno al otro lado de la américa.

(he ahí el retrato


de uno de los dos hombres
más grandes de la creación
he pnesto
las líneas generales,
le faltan
un poco de retoque

87
alguna sombra,
un plano
de luz,
mi pincelazo
donde esté débil el color.
AUTORIZO A UN PINTOR DEL AÑO
2021 A QUE LO ACABE
¡ah!, el otro hombre se llama Jesucristo).

88
MANUEL HÜBNER
(Catedral 2786. — Santiago de Chile)

TEA BOOM
EN EL saxophon de la orquesta
un negro imaginario
estrangula la tristeza.

Todos hemos perdido la nostalgia


con el mismo desdén
con que se pierde una moneda.

Hasta la ceniza
se embruja dentro de las pipas
haciendo una voltereta.
Charlamos.
Nadie se entiende.

Quién conoce el Senegal?

Hay una mujer a mi lado.

El mundo se divide
en sus ojos Un largos.

En sus pupilas nunca


anidará la tristeza.

Frente a ella
yo traigo del Africa mi ginebra
y me la bebo aspirando las arenas.

Me observa.

Advierte que yo he diluido


en el licor una estrella.

Recuerda.

Talvez ha sido romántica


y tuvo una historia ardiente
en el oasis de su tierra.
El músico negro
se hunde

89
en el silencio.

Ella se ha ido.

Nadie movió las puertas.

Ella se ha ido
sin volver la cabeza.

El jazz-band
sobre los espejos de humo
se arrodilla y piensa.

Yo conozco el Senegal
y
voy tras ella.

Alguien toca la tiorba


debajo de las palmeras.
Oh Dios, oh Dios,
quién estará llorando
allá
en
Guinea....

90
VICENTE HUIDOBRO
(San Ignacio 56. — Santiago de Chile)

HIJO
LAS ventanas cerradas
y algunas decoraciones deshojadas
La noche viene de los ojos ajenos
Al fondo de los años
Un ruiseñor cantaba en vano.

La luna viva
Blanca de la nieve que caía
T sobre los recuerdos
Una luz que agoniza entre los dedos.

LA SENDA ERA TAN LARGA

ESTE viento venia de unas alas


y los días pasan aullando al horizonte
Como un balandro joven
Crucé muchas tormentas
Entre canciones marineras
Todas las gaviotas
dejaron plumas en mis manos
Tras la última montan
los meses descendían
Un póstumo cantar nos cerró la salida.

MEDIA NOCHE

SE DESLIZAN las horas


Como las gotas de agua sobre un vidrio
Silencio de medianoche
El miedo se desenrrolla en el aire
Y el viento
Se esconde en el fondo del pozo
Oh
Es una hoja
Se piensa que la tierra va a acabar
El tiempo
gira en la sombra
Todo el mundo duerme
UN SUSPIRO
Alguien acaba de morir en la casa.

91
TORRE EIFFEL

TORRE Eiffel
Guitarra del cielo
Tu telegrafía sin hilos
Atrae las palabras
Como un rosal las abejas.
Durante la noche
Ya no corre el Sena
Telescopio o clarín
Torre Eiffel
Y es una columna de palabras
O un tintero de miel

En el fondo del alba


Una araña de patas de alambre
Urdía su tela de nubes
Mi niño
Para subir a la torre Eiffel
Se trepa por una canción
do
re
mi
fa
sol
la
si
do
Ya estamos arriba
Un pájaro canta
En las antenas
Telegráficas
Es el viento
De Europa
El viento eléctrico

Allá abajo
Los sombreros vuelan
Tienen alas, pero no cantan
Jacobina
Hija de Francia
Que ves allá en lo alto

El Sena duerme

92
Bajo la sombra de sus fuentes
Veo girar la tierra
toco el clarín
Para todos los mares
Sobre el camino
de tu perfume
Todas las abejas y palabras se van
En los cuatro horizontes
Quién no oyó este cantar.

YO SOY LA REINA DEL ALBA DE LOS POLOS


YO SOY LA ROSA DE LOS VIENTOS QUE SE
MARCHITAN CADA OTOÑO
Y TODA LLENA DE NIEVE
MUERO DE LA MUERTE DE ESA ROSA
EN MI CABEZA UN PAJARO CANTA TODO EL
AÑO.

Así un día me habló la torre Torre


Eiffel
Jaula del mundo
Canta
Canta
Repique de París

El gigante colgado en medio del vacío


Es el cartel de Francia

El día de la victoria
Tú se lo contarás a las estrellas.

93
PAISAJE

SE PASEARA EN LA TARDE POR RUTAS PARALELAS


EL ARBOL
ERA
MAS
ALTO
QUE LA
MONTAÑA

PERO LA
MONTAÑA
ERA TAN ANCHA EL
QUE TRASPASABA RIO
LOS BORDES DE LA TIERRA QUE
CORRE
SOBRE
LOS
PECES

CUIDADO CON
JUGAR SOBRE LA HIERBA
ESTA RECIEN PINTADA

UNA CANCION CONDUCE LOS CORDEROS AL ESTABLO

QUIERES coger los arroyos que me gustan


Para hacerte guantes
Cuando alzas la mano
Cargada de calorías hacia las nubes extremas
Te pareces a la palabra SUBITO

Allá en la lejanía
Donde el mar araña los pies del cielo
Un reloj canta con ardor
Qué hermoso viaje en los ojos de lentitud
Al mirar este cielo de estío
Que tan cargado de pájaros se ha roto
El globo vuelve en los más bellos cuentos
Trayendo los días perdidos en su barquilla
T el mar golpea los pies del cielo
Para hacerlo llover.

94
POEMA

COLONIA universal repara la temperatura para la salud pública porcelana acumuladora la


estación de los lobos cambia su aparato oriental. Rebuscas geográficas de-puerto en puerto
a través de las sábanas de los accidentes y la instalación de un nuevo duelo lejos del Sahara.
Informaciones sobre el milagro
Una alegoría de ternuras desde el subterráneo al paraíso La reina de Saba atraviesa la
neblina. La neblina agotada de recuerdos en música y las tempestades. Comparad las
tempestades
Son un regalo siempre apreciado
Los grandes matches de los accidentes de la ruta
tiembla jardinera
el aeródromo los vernisajes de ecos como
votos de año nuevo.
Caracol y dinamo
tiembla capitán de navio.
Hoy día los pañuelos de los sacudimientos sísmicos especializados, el ventajoso programa
eléctrico
En ese canasto la persecución de las perfumerías con un pequeño jardín y tres sultanas.
Mira, admira admira mira La mujer que lava las vidrieras de pulpos y mañana las cascadas
en soberbio estado y el oso como regalo de miel.

ESTIO EN SORDINA

EL ESTIO de golpe sobre la vereda


de enfrente Bel lado de la sombra pasa el viento

Estamos sentados al rededor de una voz


En tu dedo se posa un pájaro de color
Mientras que los duraznos sordamente se hinchan

El pájaro picotea las nubes


En que viajan las lluvias silenciosas

Vendimia de los meses y uvas del día


Por distante que esté el pisadero siempre se llega a el

Y el tropel de las nubes


Sigue lentamente los caminos del aire
El cielo
El cielo
mi redil

Le grito a la pastora
Has entrar tu manada de camas de hospital

95
Es ya muy tarde en tu país natal

Mis días se van


Cierra con llave el horizonte
El horizonte en el horizonte se cansa
Vendimia de los años

Las nubes van al pisadero


Hay que lavar el cielo porque se ha puesto negro
Demasiado negro, demasiado negro demasiado negro

La noche se escapa de mi armario

La noche
La luna ha atravezado sin hacer ruido

OCEANO O DANCING

JAZZ BAND del Océano


Este barco baila mal y yo pierdo el paso
Allá

El cielo y el mar se juntan


Tanto peor si el cielo es azul y el pez se ahoga

A bordo de la mar se mece el puerto


Por donde voy guardo esta cadencia

Beso tus manos que desanudan los días


Tus manecitas se van siempre
Como los barcos amor cabellera del horizonte

Retrocede el puerto
ultima canción

Mi garganta helada
tus dedos también

Y a lo lejos alzas tu corazón


Como se alza una flor

Pero el ritmo de tu pecho está en el mar


Y las olas están cálidas del ritmo de tu corazón

Amor amor del joven nadador

96
Que toca el arpa entre las olas
E1 horizonte se deshace

Espuma que nace


espuma que muere
Espuma que danza entre las horas

El mar está fatigado de agitar sus pañuelos


A los navios que se alejan

La noche habitual cumple su deber


Luna taza de leche
Nuestras estrellas se cuidan

El océano del sur dos árboles


Muchas coronas en el agua
El bien querido océano bajo el mármol

Beberás gota a gota el claro de luna cálido


Esta humareda que sube de las olas
Arrastra lentamente su barco
Poema de la tarde juguete de niño

Los navios se alejan como tus manos

CAMPANARIO

A CADA son de la campana


Un pájaro volaba
Pájaros de ala inversa
Que mueren entre las tejas
Donde ha caído la primera canción
Al fondo de la tarde
Las llamas vegetales
En cada hoja tiembla el corazón
Y una estrella se enciende a cada paso
Los ojos guardan algo
Que palpita en la voz
Sobre la lejanía
Un reloj se vacía.

97
EDUARDO KELLER SARMIENTO
(Güemes 3041. — Bs. Aires, Rep. Argentina)

PARIS...

es un enorme mapa gris


con calles que se insultan y no saben dónde ir

Símbolo un bailarín que se muere de sueño


y delira con buques conferencias y espejos
Hoy luce un sol desnudo único ser humano
la mañana se ha puesto su traje de verano
mediodía se agrieta al peso de las llantas
Un carnaval de anuncios incendiando las plazas
Toldos con nidos
ruidos de ayer
sombra hecha trizas
Retumba la gusanera verde de los tranvías
Me veo en el tumulto de los obreros grises
martillando a la sombra de las torres felices
Son aquellas mujeres cascabeles heridos
alimento de los escaparates cínicos
Mi espalda ilógica debajo de los puentes
está tiznada por los trenes de la muerte
Por el rayón del Sena va el lápiz de algún mástil
Kiosco de mi recuerdo me como un caramelo
Todo ante un sol desnudo único ser humano
que ya está envejecido de mirarse en los años.

98
NORA LANGE
(Tronador 1756. — Bs. Aires, Rep. Argentina)

JORNADA

AURORA
Lámpara enredada,
en un camino de horizontes.
Después al mediodía
en el aljibe se suicida el sol.
La tarde hecha jirones
mendiga estrellas.
Las lejanías reciben al sol
sobre sus brazos incendiados.
La noche se persigna anta un poniente.
Amanece la angustia de una espera
y aún no es la hora...

SIEMPRE el velorio lejano


acumulando hogueras.
Todos los caminos se han quemado.
Sobre las cenizas de la tarde
ha brotado una canción de duelo
La luna huye
rendida de nostalgias.
He venido
para incendiar mi alma
junto a la lumbre de un ocaso.
El fuego atardeció en tus ojos
y sobre tus labios buenos
jugaron como niños
las sonrisas.

EN EL camino hay un silencio de palabra imposible


La tarde reza en su ermita de fuego
Sobre el despoblado
hacen penitencia las sombras
Las estrellas columpian la escalera
por donde bajarán los ángeles a la tierra
Mi vida se desangra gota a gota.

La tarde es una sola lágrima clara


Cada sombra es un latido que nos besa

99
Cerca, más cerca
el corazón de la noche.

El silencio doblega los instantes


Cada hoja es una palabra más
que dice la primavera este año
Para perpetuar la emoción
cerró la noche la palabra que nacía.

EL CORAZON se ha entumecido
con una pena que florece
La angustia cae como llovizna
sobre unos ojos abiertos
He ido por la tierra
sin hallar tu muerte
Acaso esté clavada allí
en la agonía diaria de un Poniente
O quizá no eres Muerte
sino recuerdo lento y agudo
que se enreda en la carne dolorida
Mientras tanto
junto a tu olvido
mi voz se resume en una frágil lejanía...

EL RECUERDO humedece mi mañana


con un sabor de alba nueva
Se diría que el alma cuelga
de una brazada de cielo.
El tañido de las campanas
escribe un verso en el viento
que baja a nosotros sonriendo.
La vida detiene sus manos
sobre los ojos de un ciego
y deja un grito de luz penando
sobre los labios muertos.

IGLESIA

LA IGLESIA es un murmullo de paz.


El silencio de sus estampas
mira hacia fuera
por las ventanas abiertas.
La luz se quema

100
sollozando Ave Marías.
Una suavidad de sombra languidece
sobre la noche adolescente.
Los ojos del Cristo
tiemblan un rezo.
y sobre el crucifijo de sus brazos
he sollozado mis recuerdos.

101
LUIS ÁNGEL LEÓN
(Río Bamba, Ecuador)

MADRUGADA

EL SOL brilla como un timbre en la puerta del día.


El tiempo aplasta el sol: suenan las campanas y los pájaros.
Por el callejón de la hora
entramos al día.
La luz hace nacer a las cosas.
Como una flauta en los labios de la Aurora
se llena de música de alondras la vía.
Hay en sus bordes rosas
y se mueven como dedos
en los huecos de la caña.
De los montes vuelan plumas de neblina.
El río, como una lágrima
suspendido en la pestaña
del bosque,
cuelga en el barranco.
Y con el pico al cielo,
sobre un árbol de nube,
el nevado aletea
como un pájaro blanco.
Llueve:
tiene en el horizonte el día
las ventanas abiertas a la noche.

CATACLISMO

EL VOLCAN con las fauces abiertas


ladra a la luna que pasa;
el sonido abre las puertas
y como un niño tiembla toda la casa.

Por el negror profundo


vagan hombres como palabras de Poe;
el cataclismo roe, roe
y como una fiera sacude el mundo.

Las nubes se derrumban sobre nosotros.


Truena y luego
las estrellas se encabritan como potros

102
clinados de fuego.

La garra del relámpago brilla


en el lomo negro de la nube.
Oh no poder cerrar el cielo como una sombrilla
para que lluevan astros!

"SOY UN VASO, BEBEME"

LABIOS, fontana de almas.


Ojos saltarines:
canarios en jaula:
palabras de los jardines.

Mejillas de madrugada.
Manos,
suaves como labios,
labios como estambres
de una flor de sol.

Senos, pipas de náca


para fumar espasmos.
Mujer, breviario
para leer oraciones
en los infiernos.

Cielo, incendio de esmeraldas


en el carbón de las pestañas.
Cielo lila;
este cielo ha nacido en tus ojeras.

Quedaron tus lágrimas


como puntos suspensivos
en el azul de mi alma.

"Soy un vaso, bébeme"


no dejes de mí una gota.

MI LIBRO

PARA escribir mi libro


encuadernaré la sombra.
Con una punta de estrella
escribiré mi rima.

103
Y mi libro, empastado de luna,
temblará en las manos de la muerte.
Tendrá los párpados cerrados
como los de un ciego,
porque mi libro será escrito
para no leerlo en la vida...
y no habré acabado de escribir MI LIBRO.
Y habré acabado todas las puntas de estrella

104
GERMÁN LIST A R Z U B I D E
(18 Poniente 507. — Puebla, Rep. Mexicana)

ESTACION

ARTICULO 1o.
hay que tocar el piano
en la balsa de los andenes.

Mientras las locomotoras bufan su impaciencia


las arañas tejen
su tela con hilos de música
para apresar la mariposa eléctrica.

La mecedora
sube por los peldaños de las notas
y un pájaro se deshila
en una overtura fascista
me perdí en la noche lamida de sus medias.

¡Cómo pesa este techo!!


Allá fuera una rosa está pidiendo auxilio
y pensar que los postes se mueren de fastidio.

Einstein no ha descubierto
quien inventó las moscas.

Era tan jugosa


de imposibles su boca.
Al fin sus manos se hicieron pedazos.

Pero a pesar de todo


un grillo da su conferencia
interceptando
el mensaje
crispado
de las estrellas.

SILABARIO

MUTT y Jeff no sabían


que ella se extravió en mis brazos
por esto la Academia

105
no la puso on su diccionario.

El otoño imprudente
nos espió por el ojo de la chapa
y el silencio iba en zancos.

Será el muerto el que china


la Adelita
en la esquina?

Esto de las traiciones


son chismes de la luna.

GRAN CONCURSO

JUNTE los trozos de humo de su cigarro


y le daremos un premio
la noche se ha caído de mis manos.

Si la vida hablara!!!

Se gratificará sin averiguación


a quien devuelva
una lista de nombres extraviada
entre Chapultepec y el cine UFA.

¿En 1950 las mujeres llevarán anclas?

Hay que tirarse de 40 pisos


para reflexionar en el camino.

En esta hora de calcomanía


desilvanada
las manos de la risa
están sembrando alas.

106
JUAN JOSE LORA
(Lima, Perú)

INSOMNIO

EL CAEE de tu ausencia
desvela mi futuro.
¡Imposible que duerma con el ruido
de tu silencio!

Mis tímpanos,
sobre esta almohada radiotelefónica,
sienten tu urbe de nervios;
oyen el tráfico de tus deseos en las avenidas...;
el escándalo de los glaxos
de los automóviles instintivos
en las esquinas de la voluntad
interrumpida;
oyen el ritmo de los rotativos que imprimen
las "Circunstancias de la Vida".
Más... ¿qué escucho?...
¡Pitos! ¡Campanas! ¡Voces de alarma!
¡Incendio, incendio, incendio!
Arde
la Penitenciaría de tu Olvido.
Se escapan los condenados,
tus condenados recuerdos.
No puedo dormir; mi vida
me mataría si duermo.

CRONICA

HORA caramelo naranja


de pié a cabeza en la ciudad.
Cruza todo en los ojos periodísticos,
—puertas de vidrio de esta
moderna cantina musical—
Los nervios ciudadanos —los alambres
eléctricos—
comunican a los postes
noticias de humanidad.
Yo sorbo un té de penumbra,
victoria muerta,

107
el sifón
fresco de mi vanidad.
Tranvías
ómnibus
autos
me anillan de ripios mágicos
de ideovelocidad
¡Chitón! ¿qué pasa?
Se empina la curiosidad.
El tráfico está suspenso.
¿qué hay?: —
Se ha muerto en pie el policía,
la vara en alto,
como la newyorkina estatua de la Libertad.

108
MANUEL MAPLES ARCE
(Secretaría de Gobierno del Estado de Veracruz. — Jalapa República Mexicana)

YO SOY un punto muerto en medio de la hora,


equidistante al grito náufrago de una estrella.
Un parque de manubrio se engarrota en la sombra,
y la luna sin cuerda me oprime en las vidrieras.

Margaritas de oro
deshojadas al viento.
La ciudad insurrecta de anuncios luminosos
flota en los almanaques,
y allá de tarde en tarde,
por la calle planchada se desangra un eléctrico.

El insomnio, lo mismo, que una enredadera,


se abraza a los andamios sinoples del telégrafo,
y mientras que los ruidos descerrajan las puertas,
la noche ha enflaquecido lamiendo su recuerdo.

El silencio amarillo suena sobre mis ojos.


Prismal, diáfana mía, para sentirlo todo!

Yo departí sus manos,


pero en aquella hora
gris de las estaciones,
sus palabras mojadas se me echaron al cuello,
y una locomotora
sedienta de kilómetros la arrancó de mis brazos.

Hoy suenan sus palabras más heladas que nunca.


Y la locura de Edison a manos de la lluvia!

El cielo es un obstáculo para el hotel inverso


refractado en las lunas sombrías de los espejos;
los violines se suben como la champaña,
y mientras las ojeras sondean la madrugada,
el invierno huecoso tirita en los percheros.

Mis nervios se derraman.


La estrella del recuerdo
naufragada en el agua
del silencio.
Tú y yo

109
coincidimos
en la noche terrible,

meditación temática
deshojada en jardines.

Locomotoras, gritos,
arsenales, telégrafos.
El amor y la vida
son hoy sindicalistas,

y todo se dilata en círculos concéntricos.

EN LA DOLENCIA ESTÁTICA...

EN LA dolencia estática de este jardín mecánico


el olor de las horas huele a convalescencia,
y el pentagrama eléctrico de todos los tejados
se muere en el alero del último almanaque.

Extraviada en maneras musicales de enferma


inmoviliza un sueño su vertical blancura,
en tanto que un obscuro violín de quinto piso
se deshoja a lo largo de un poema de Schumann,

y en todos los periódicos se ha suicidado un tísico)

—Hoy pasan los entierros, como un cuento de ojeras,


lo mismo que en otoño.
—Ese tema, no es tema
de primavera. Ya ves lo que dice el médico!

(En el jardín hay 5 centavos de silencio).

—Entonces, quiero un poco de sol azucarado.


—Ya vuelves con tu acústica.
—Pues mírame las manos.
Mis dedos caligráficos se han vuelto endecasílabos.
(Y meditando un lento compás de 3 por 4:)
¡Oh tus cosas melódicas!
—¡Soy un frasco de música!
(Y en esta tarde lírica
85-74, señorita...
la primavera pasa como en motocicleta,
y al oro moribundo, historiada de cintas,

110
lo mismo que un refajo se seca mi tristeza).

TRAS LOS ADIOSES ULTIMOS

TARDES alcanforadas en vidrieras de enfermo,


tras los adioses últimos de las locomotoras,
y en las palpitaciones cardíacas del pañuelo
hay un desgarramiento de frases espasmódicas.

El ascensor eléctrico y un piano intermitente


complican el sistema de la casa de "apartments",
y en el grito morado de los últimos trenes
intuyo la distancia.

A espaldas de la ausencia se demuda el telégrafo.


Despachos emotivos desangran mi interior.

Sugerencia, L —10 y recortes de periódico;


oh dolorosa mía,
tú estás lejos de todo,
y estas horas que caen amarillean la vida.

En el frú-frú inalámbrico del vestido automático


que enreda por la casa su pauta seccional,
incido sobre un éxtasis de sol a las vidrieras,
y la ciudad es una ferretería espectral.

Las canciones domésticas


de codos a la calle.

(Ella era un desmayo de prestigios supremos


y dolencias católicas de perfumes envueltos
a través de mis dedos!)

Accidente de lágrimas. Locomotoras últimas


renegridas a fuerza de gritarnos adiós,
y ella en 3 latitudes, ácida de blancura,
derramada en silencio sobre mi corazón.

111
URBE

CANTO 3

LA TARDE, acribillada de ventanas


flota sobre los hilos del teléfono,
y entre los atravesaños
inversos de la hora
se cuelgan los adioses de las máquinas.
Su juventud maravillosa
estalló una mañana
entre mis dedos,
y en el agua, vacía,
de los espejos,
naufragaron los rostros olvidados.

Oh la pobre ciudad sindicalista


andamiada
de hurras y de gritos.
Los obreros,
son rojos
y amarillos.

Hay un florecimiento de pistolas


después del trampolin de los discursos,

y mientras los pulmones


del viento,
se supuran,
perdida en los oscuros pasillos de la música
alguna novia blanca
se deshoja.

CANTO 4

ENTRE los matorrales del silencio


la obscuridad lame la sangre del crepúsculo.
Las estrellas caídas,
son pájaros muertos
en el agua sin sueño
del espejo.

Y las artillerías
sonoras del atlántico
se apagaron,

112
al fin,
en la distancia.
Sobre la arboladura del otoño,
sopla un viento nocturno:
es el viento de Rusia,
de las grandes tragedias,

y el jardín,
amarillo,
se va a pique en la sombra.
Súbito, su recuerdo,
chisporrotea en los interiores apagados.

Sus palabras de oro


criban en mi memoria.

Los ríos de blusas azules


desbordan las esclusas de las fábricas,
y los árboles agitadores
manotean sus discursos en la acera.
Los huelguistas se arrojan
pedradas y denuestos,
y la vida, es una tumultuosa
conversión hacia la izquierda.

Al margen de la almohada,
la noche, es un despeñadero;
y el insomnio,
se ha quedado escarbando en mi cerebro.

¿De quién son esas voces


que sobre nadan en la sombra?
Y estos trenes que aúllan
hacia los horizontes devastados.

Los soldados
dormirán esta noche en el infierno.

Dios mío,
y de todo este desastre
sólo unos cuantos pedazos
blancos,
de su recuerdo,
se me han quedado entre las manos.

113
LEOPOLDO MARECHAL
(Monte Egmont 280. — Bs. Aires, Rep. Argentina)

FRIO

SE HA helado el reloj de la torre


Las agujas dejan caer un granizo de minutos.

En el vaso volcado de las campanas


se emborrachó el silencio con un vino de bronce.

El viento sopla la llama


de los sauces deshilachados.

¡Frío que enrojece la nariz


de los santos de piedra!

Hay escalofríos
en el perfil humano de las cornisas;

los adoquines se apretujan


en rebaños friolentos,
y el callejón se emponcha de soledad!

Ahora los árboles proletarios


dirigen una arenga subversiva a las cariátides
que levantan a pulso las mansiones de piedra.

¡Algún día las cariátides


sacudirán los hombros!

El frío sale de las casas desalquiladas


y gotea en los canalones.

La ciudad erige las estalagmitas


de sus campanarios...

¡De pronto
se derrumba el ventisquero del alba!

114
SUBÍA

ABEJORROS de sol se deslizaban


a tus caderas
desde la parra.

En los grifos chorreantes


un pájaro de agua
desovilló el menudo carretel de sus voces
para que se durmieran los patios infantiles.

Vientre de la tinaja,
donde los canalones recogieron el sol
que llovía en los techos!

Y los taladros
de la cigarra,
que abrían agujeros musicales
en un silencio de madera!

Con sombras de hoja verde se tatuaron tus muslos.


Gorriones asoleados, las palabras,
no querían dejar el cedrón de tu boca;
tus ojos desmayaban en cojines de bruma;
y los cinco juguetes de tus dedos
se dormían sin cuerda, entre los míos...

Recuerdo ese gotear de adormideras


en tus pestañas curvas
y aquella risa que segó en tus labios
un alfange de sueño!

Nuestros párpados niños amasaban el cobre


de fuertes mediodías.
Los ojos se colgaron en el vuelo
de las cigüeñas,
que picoteaban uvas torrenciales de sol
en un azul de papagayo...
Entonces bajo el agua vertical de la sombra
dormían grandes rostros taciturnos
y en todos los caminos invisibles del aire
se deshojaba un árbol de mariposas rubias.
Y caían las voces
en el aljibe del silencio
y en el mate cordial se ahuecaron las manos
como en un seno virgen de muchacha...

115
Afuera los caballos olfateaban su sombra,
pacientes, bajo grandes cojinillos de sol.

Entonces era bueno recordar las historias


que dijo la nodriza con olor a pimienta:
Grandes islas colgadas en el hilo del trópico,
mujeres sudorosas y hombres color tabaco,
fraguas de luz, tucanes con los picos abiertos
en las hojas inmóviles...
Y la pasión de algún filibustero
que tenía dos naves y trescientos piratas!
En tus ojos de musgo
desfilaron hespérides antiguas
con un recelo de panteras curvas
y un zumbido
de grandes moscas atornasoladas.

Que haré con tu recuerdo!


Que haré de mi recuerdo sin música ni llanto!
Ahora desarticulan sus quijadas
en un bostezo de león los patios.
Ahora los grillos clavan sus agujas
en desgarrados ponchos de silencio!
Los aljibes acunan
su moneda de cielo;
el sol inyecta en los racimos
una locura genital de hombre
y en las alcobas de mi soledad
se desnuda tu ausencia...

ILKA KRUPKIN

ILKA KRUPKIN.
guardo un esbozo tuyo, eras asi.
con tu corbata color de neurastenia
y aquel andar inútil de muñeco mecánico!

En la trabazón de tu chaleco alucinante


se enredaba el asombro de las midinettes;
y estabas tan mudo como aquella noche del "Sibarita"
en que las escaleras fueron hostiles a tu descenso...

Qué secreto guardaba tu sobretodo de prestamista?


En qué tulipanes de Sueño

116
se adentraron los dos moscardones de tus ojos?
En aquel instante eras Junchinka, el marino;
Junchinka, el de las naves con timones de sol
que descubrió un país, más allá del silencio,
donde las mañanas vestían delantales de júbilo
y donde las novias dicen sí... siempre sí...
con sus dulces labios de chocolate.

Yo quería ser un pirata chino


y hacerme un collar de islas maravillosas,
donde hubiera mujeres color de ciénaga
y pájaros rabiosamente musicales!
Tú soñabas en aquella pipa de escaparate
cuyo dragón tallado en espuma de mar
se tragó la admiración de tus días
y el hambre de tus noches...

Entonces nuestro orgullo


hizo reventar los neumáticos de los automóviles;
y el mundo era un estuche demasiado pesado
que se abría con hondas ganzúas de tristeza!

Ilka Krupkin, te mando este recuerdo


para que lo cuelgues en tu percha
junto con aquella bata rusa
que tiene olor a Moscú.

CANTO PARA UNA SEGADORA

YO TUVE un corazón montaraz


con árboles pescadores de bruma
y ríos atigrados de sol.

Había en él mirlos oscuros


que picotearon las estrellas;
alondras matinales que rompían
la jaula de las noches
y dehiscentes corolas de silencio,
donde zumbaron todos mis más locos
insectos musicales...

Adolescencia!
Con llavines de asombro destapabas
el cofre intacto de la vida.
Las mañanas dejaron sus países de sol

117
y traían frutales contrabandos de júbilo;
tus ojos penetraban como dos jabalinas
hasta el ruidoso corazón del mundo
y en el gajo más nuevo de una noche
que hizo llover sus hojas para mullir tu senda,
se maduraba el fruto de las lunas
casi junto a tus manos...

...Pero allá, en el confín de una tierra más honda,


sobre chapines de silencio,
venías con tu hoz y tus ojos de agua
destrenzando caminos!

Y tus dedos hacían ramos de soledad:


El tapiz de la tierra se alargaba en tus pasos.

Abrías el estuche de los amaneceres,


saltabas en la cuerda de los caminos ebrios;
en la devanadera de tus manos,
curiosa, deshacías el ovillo del sol.

Y cerrabas los ojos de la tarde


muerta de sueño:
se arrodillaron todas las palabras
en el cojín del aire;
y tal vez te decías que algún dios infantil
soplaba las estrellas jugando con tus noches...

Yo no sé la raíz de tus pasos, ignoro


si tenías un aya zurcidora de músicas.
Yo no sé si tu nombre se alarg6 en el recinto
de otra voz que la mía,
ni si has visto en mañanas de azafrán una yegua
taladrando el silencio que traspiran los bueyes.

Torre con pájaros de alarma,


flechero rojo,
yo encorvaba mis arcos de soledad y hacía
flechas mortales con mi sueño!
Y un mundo de juguete
se acuñaba en mis libros.

Pero allá, en el confín de una tierra más honda,


venías con tu hoz y tus ojos de lluvia.

Ay, de la noche!
Ay, de la noche antigua sobre un mundo frutal!

118
Entonces el silencio deseó ser un asta
con banderas de grito;
debió partirse en gajos la soledad y alzarse
la cúpula del viento en nuestras voces!

Tus palabras decían:


—Yo sé tocar los grandes aldabones del júbilo.
—Para cazar las horas he tejido una red
con el hilo apretado de mis danzas...
—La vida es un juguete
de música en mis dedos...
—Yo encantaré tu cesta de serpientes
con el flautín menudo de mis risas...

Y se fundieron todos los lingotes


de nuestras rutas.
En la oquedad humilde de tus manos
el pájaro sin norte de mis ansias cabía!
Y era cordial tu sombra, como aquella
de las ramadas en el Sur,
cuando para el hastío trenzaron los abuelos
el lazo flojo de las vidalitas...
e hablabas de tus dos pajareras y entonces
un gran cielo de añil recién nacía.

LARGO DIA DE COLERA

EN EL corazón del silencio


los hombres clavan sus pasos.

Cada talón golpea la bigornia del mundo;


se tejen las pisadas en collares de fuga
y el tiempo, castigado de invisibles otoños,
en los caminos hace llover sus hojas muertas.
En el uso del hombre se fatiga el silencio:
las rutas envejecen con el paso del hombre.

La luz abrió sus párpados un día!


El sol gimnasta pudo saltar la cuerda floja
de un horizonte niño...
Sobre el navio errante de las noches
el Milagro calzó fuertes botas piratas!

Un dios-viento solía desmontar junto al hombre


y ataba su caballo de música en la tierra:

119
Contrabandista de pájaros
o mercachifle de tormentas,
narró sus episodios en la ruta del aire.

Nombraba lejanías durmientes en cunas de estupor,


sin desflorar aun y deseosas de una torpe violencia.
El mar enfático, inventor de génesis,
con la manía de los diluvios espectaculosos;
y un secreto que ansiaba deshojarse
como una rosa ya bien madura de amor...

Pintaba silencios curvados en sed de gritos;


una gran Soledad que tendía sus ramas
hacia los cuatro puntos cardinales del Sueño;
y una tierra, en cuyos ojos lucientes
pendían las últmas gotas de la Noche Final...

El viento fué la tentación del viaje:


Y los hombres oían zumbar los planetas
como siete moscas azules;
a sus pies yacía intacto el carretel de las distancias
y los ríos dijeron ya sus ripiosas verdades
con las barbas proféticas al sol!

Así, los hombres nuevos


encordaron la tierra de caminos.
En sus talones rojos bordoneaban las rutas
una canción de ausencia!

Mástil empavesado de mañanas,


caballos redoblantes de locura a lo lejos,
botas de siete leguas del amor!
Dónde fueron las proas enhebradas de asombro
que hilvanaron el traje de las noches?
El silencio juntó
las pisadas del mundo...

En el corazón del silencio


los hombres hunden sus cantos:

El silencio es la rama
donde se emboscan todos los pájaros de música.
Pólvora de canción en los labios dehiscentes;
ballesta de palabras que se curvó en el odio
y en el amor, qué importa!
Besos podridos en el árbol
de un otoño de fiebre;

120
hilo de risa para atar el tiempo.
roto en las viejas manos de una hora frutal.

El motivo no importa! Fabricamos campanas


que muerdan el silencio;
y el mundo es un pandero que se quiebra con tus puños
y en mis fuertes rodillas!

Cantamos a la vida o a la muerte


y el motivo no importa!
Nuestra oración patina la cara de los dioses
o revienta los ojos preñados de la lluvia...

Lo esencial es romper el .silencio que vela,


sofocar la palabra no dicha del silencio,
cubrir el pozo donde se desnuda
nuestra girante soledad de astro!

Y el silencio es un buey que se arrodilla,


fustigado de gritos.

Yo anuncio un largo día de cólera.


Y entonces,
de pié, gesticulando como un dios,
apretará su hinchado corazón el silencio,
fruto de todas las palabras muertas.

El mar extenderá sus puños de agua


sobre una floración de ciudades atónitas.
Viejo trompo sin niños,
en un rincón de noche se detendrá la tierra.
Y un dios color de algas
ha de amasar el barro de otro mundo sin voces
ante una gran frescura de diluvio...

121
JUAN MARIN
(Catedral 1165. — Santiago de Chile)

AMANECER DE HOSPITAL

LA SALA es un aquarium gigantesco


con 24 peces pálidos, inmóviles;

la tos de un viejo llena el aire de lunares


¡Cómo cuida el viejecito
la sonora guitarra de sus bronquios!...
Luz que no es luz tras las ventanas;
dentro los farolillos del gas
son cual los ojos de los paralíticcos
y el reloj, asomando tras la nieve
tic-tac, tic-tac.

Sor Ester aparece en el claro bostezo de la luz.


Con los brazos cruzados os la Esfinge
modern style.
Bajo el ala de avión de su toca blanca,
ya hizo un décollage la Calavera,
y viene a comulgar.
—Alabado sea Dios—

Un algo informe se alza


como una corola de vendas sangrantes.
Quisiera responder y apenas puede

escupir uuuuuuhhhhhh... aaaaahhhhhh...


El convoy de la sombra ha hecho el alto
final,
y la noche procaz,
quitándose su vestido negro,
queda en camisa blanca.

—Buenos días, hermana.


—Buenos días, hermana.
—Buenos días, hermana,
etc., etc., etc.

2 enormes moscas blancas, vestidas de enfermeros


hacen su aparición,
y comienza la faena.

122
Orquestación de toses, bostezos y quejidos;
música extraña de aceros y de losas.
En un carro se han llevado algo hacia fuera,
y ese algo, que ajitaba los brazos como haspas,
aprisionando el aire que jamás lo envolverá
ese algo ha dicho: ¡Piedad!...
Al quitar una venda ha florecido
un hermoso rosal sobre un adbomen.
¡Ay-ay-ay!...
Ha nevado algodón sobre los parques,
y se agostó el rosal.
Es la faena!...

En la doble mandíbula de la sala


hay 24 dientes de marfil.
Cada día cae uno, como un pétalo,
y llega otro casi igual.

Por el muro, sonriendo, ha descendido,


una serpiente de oro.
La mañana está peinando su cabello y moja
BUS guedejas de ámbar en el agua.

SUPERAVION

SOBRE el trampolín de los vientos vírgenes


la mariposa férrea ha brincado
Un corazón piloto sale a caza
de constelaciones
Anteojos tetraódricos, chaquetas
impermeables para el desconcierto
Rrrrrrrrrr…
¡Cómo zumba el moscardón de la muerte
en los frentes graníticos de las cordilleras!
El espacio es la negación de si mismo
y el tiempo va caminando hacia atrás...
Rrrrrrrrrr...
la hélice vibrante va trizando
los espejos de niebla del silencio
¿cuántos faroles de la Broadway aérea
puso un alcalde loco en la Via Láctea?
Una mirada de hombre apagó cuatro
cuatro aerolitos apaches.
Con la linterna de sus alas pobres

123
el hombre entra en el pozo de la mina
y encuentra filones de oro errante.
En los cordeles de las nebulosas
como un pañuelo recién lavado
una luna de lienzo está colgando
Rrrrrrrrrr...
El tirabuzón de hierro
¡adelante! ¡adelante!
destapa todos los frascos del éter.
1.000 metros
alas que acarician la médula,
el alma sale a columpiarse en Dios.
Allá abajo
la tierra se disfraza en el día de naranja
y luego se torna diminuta cabeza
de Jack Jhonson
Bajo las claraboyas del abismo
la placa microcósmica hace el ciclo
de su vida
Infinita escalera del espacio
mientras bajan las luces siderales
un Diógenes con alas va trepando.
El hombre va embriagado de azul y de electrones
ya tiene en sus aurículas
la oscilación eterna.
Su advenimiento es fruto de una pasión de Soles
hacia lejos se ha apagado el último recuerdo
el beso de la novia y el adiós con lágrimas
cayeron al franquear los 500 metros;
el último terror, la sugerencia
final, la de la muerte.
quedó en los 1000
Después
¡oh borrachera de cósmicos brevajes!
¡oh epilepsias de amor en el vértigo!
¡Succiones en los senos lactecentes
de la Venus de ámbar!
3.000 metros
4.000
5.000
por la película
de sus tálamos ópticos
Perla White va rodando disfrazada de estrella
en el carroussel de fuego de su elíptica.
Con las tijeras de sus alas
el hombre ha cortado una guedeja al sol.
¡Vuela el súper-avión...

124
Lo atraen las lunas de ambal de los Oriones
en los negros carnavales del silencio...
10.000 metros.
Hay una cruz vagabunda
donde murió de asfixia Julio Verne
y tuvo el primer síncope el enorme Einstein
El motor
Rrrrrrrrrrr...
se ha perdido en las fuerzas múltiples.
El corazón del hombre sigue
sigue...
ascendiendo en los vórtices infinitos
En el telón del universo
se proyectan los signos;
gritos actuales
nacen, se rompen, y mueren en sí mismos.
Más allá de las líneas, en la danza
de horizontes enanos y de siglos microscópicos
más allá de los astros, sobre el polvo
de oro atómico de las constelaciones,
sobre el galope de las ideologías
en medio de las sombras del cosmos,
el Hombre afirma su existencia milenaria
con el Superavión de su pensamiento!...

125
HUGO MAYO
(Quito, Ecuador)

DESIEEE LUBOWSKA

MOLINETE hidráulico.
Naufragio en la visión irresistible.
Curva sobre el horizonte.

Espiral enigmática
que descontorsiona la penumbra
en hélices pluricolores...

Célula de la locura cuerda.

Logaritmo embrujado
en un espasmo oceánico.
La Danza encontró sus péndulos
en tus senos vibracionistas...

Todo el pentagrama
se multiplica con tus dorsos caderales.

Él declive de tus ojos


pluraliza la invitación a tu órbita
de desnudeces voltaicas.

Amalgama
con el vacío.

Pleamar
rebosada por el maremoto de los ritmos.

Ebullición
en el panorama de la musicografía.

Unica clave
del noviformo sensualismo astral.

Tempestad dispersa:
el imán de tus pies
varía el rumbo de los hemisferios...

126
EL JARDIN DE NOVIEMBRE

SI HUBIERE en la galería todos los asientos


no tendrían las madres
collares hechos de lágrimas.
La huerta que no conoció su pasado,
ha florecido campanas azules.
Desde el otoño
alguien miraba los montones de hojas
—decorado del cielo de ayer—
ara sonreír.
Pero,
bastó que partiera la señorita de las máscaras
para que en la huerta
murieran las campanas azules.

LA NOCHE DE LAS ESTRELLAS

EN LA laguna habían caído todas las estrellas...


Muchas, que no sabían nadar,
parecían ahogarse.
Y era para ver
cómo un par de chiquillas
las aprisionaban con las manos;
pero las estrellas volvían a la laguna.
El suelo, alfombrado de flores,
había mandado su corazón hacia la luna
mientras unos chiquillos
arrancaban las flores formando letras sueltas.
En tanto,
el momento era una gran ruleta
que sólo jugaba nones...
Después, cuando regresábamos a casa
la laguna había escrito con flores:
"Ha comenzado las noche de las estrellas"
Y eran un par de estrellas los ojos de las niñas.

MERCADO DE MANZANAS

TODOS los tableros


fueron laberintos de colores.
Entre las mujeres
algunas corrían a los zaguanes

127
para no ser vistas;
y esto perjudicaba a los espejos.
Quizá la edad había naufragado.
Luego, antes de que llegáramos,
se veía algo para no decirlo.

128
GUILLERMO MERCADO
(Arequipa, Perú)

NOCTURNO

MADRE:
Ahí, adentro, en el frío hospital de tu silencio
el enfermo está muy grave.

Va llenándose la estancia con su sangre


que tus manos no saben contener.
Oh médico sombrío!

La noche posa mas, porque se carga de tus ojos


eternos.

Cruje en las puertas del trágico aposento


una danza de sombras regocijadas.

Por las largas distancias que se arrugan de nostalgias


aulla, perro sin dueño, el Dolor.

Y el enfermo está muy grave, mucho más,


Oh médico sombrío!

En un rincón
ardiendo va el aceite de su último anhelo
frente a una estampa desteñida.

MINUETO

BAJO un árbol anciano


Vive un rumor.
Como a llanto o canción,
Secreto, pero siempre perenne
Talvez un antiguo Dolor,
Enterrado a su sombra.

El eco que perdura todavía


de un último grito...

La voz de una lágrima


Que humedece la tierra,

129
y que no calla nunca!

El ruego inútil de una tísica


Que se quedó soñando
¡Piedad! ¡Piedad!

El temblor final
De unos labios sin pan,
Que se quedaron abiertos

Todas las tardes muertas


Llora un pájaro en sus ramas

Y sobre el paisaje, siempre


Se desangra un crepúsculo.

130
RICARDO E. MOLINARI
(Donado 2544. — Bs. Aires, Rep. Argentina)

MUSEO

MI SOLEDAD
hoy se comparte con los cuatro
trozos de una manzana
de Cézanne.

Museos,
los años son pamplinas de papel;
aquella mujer me sigue mirando
y aquel Cristo de Velásquez,
me pide que lo descuelgue
para ir a una feria
vestido de ciudadano.

José de Togores.
tus mujeres de pecho húmedo
me traen un resfrío
marítimo... -

Don Joaquín Sorolla


se ha puesto a llorar,
porque una ballena
le ha pescado un niño.

Señores:
que "Santa Lucía nos libre
del mal de la gota serena... "

POEMA DEL ALMACEN

PERDON! yo fui e1 índice imantado


de toda tropelía.
¡Almacenes opacos de mi tierra,
que fuisteis el cartel y la paloma
de nuestra puntería!

Yo adiviné el misterio del candado


y no mordí la poma,
por no perder mi Edén casero,

131
que era metal labrado,
y compotero.

Hoy digo a la despensa: ¡perdóname y reposa!


que ya no me trastornan tus vasijas,
aunque muestren el mundo... Mi niñez
ha caducado y voy tras de las hijas
de la comarca,
en busca de la esposa,
con una enorme candidez,
y con las siete llaves de mi arca...

Mi juego se ha tornado en lotería


y me azora el pavor del bolillero,
que me mira las manos
de nuevo pordiosero.

Yo quebraré la tierra labrantía


como lo hicieron mis hermanos;
y encenderé una vela
a San Isidro Labrador,
para quo cuide mi parcela
y me propicie en el Amor.

¡Almacenes opacos!
vosotros seguiréis viviendo,
entre el clamor de las balanza*
y el continuo remiendo
de los sacos
y la zozobra de las fianzas.

Viviréis en la suba y en la baja,


y en el escándalo de los muchachos
que regatean y se roban nueces,
porque vuestra atención es la baraja,
el cambio de los jueces,
y la docilidad de los borrachos...

Yo no he de atisbar ya la ida y venida


de la gruesa patrona,
porque la hora herida
todo me lo perdona...

Yo cataré los vinos,


golpearé muchas puertas
y volveré a tus caminos,
cuando vea a la vida con las fauces abiertas...

132
J. MORAGA BUSTAMANTE
(Estación Alameda (Transportes). — Santiago de Chile)

JAZZ-BAND

EN LOS aviones de oro


del Jazz-Band
llega un París revolucionario.

Bavel, Dukas y Debussy


cantan
en el Tea Boom de la decadencia.

Es un París de atardecer
con sus boulevares encendidos
en un sol de otoño gris.

Todo lo dice el Jazz-Band.

Hay mujeres en la sala


que recuerdan el Arco del Triunfo.

¿Ha visto a París?

No miro.

Sueño frente a mi "cinzano",


en cuyo fondo se desnuda
una mujer exótica y lejana.

Cierro los ojos para verla


caminar sobre mis tierras.

Todas las arenas del Sabara


la abrazan de espejismos luminosos.

De vuelta, siento que algo mío


se muero para siempre.

En tanto el Jazz-Band
es un loco quo gesticula
en los "vitraux" de los espejos de humo.

Molinero extravagante

133
ha quebrado sus últimas estrellas.

Ahora el amor
es un aro
rodando hacia París.

Mi alma se arrodilla en el silencio


y piensa.

¡París!

POEMA

LUNA de los turistas


suave como un nido de plumas

Alas de la noche
donde canta la primavera
y dan vuelta
los ojos de la soledad

Construyo caminos
y amarro países
con el humo de los sueños

Sobre los continentes


llueve la esencia de mi fortuna

Estar aquí
y allá
pero las fronteras atajan
mis trenes revolucionarios

No obstante en el viento
echo a volar mi canción
por la ventana del Este.

Desdoblada va mi vida
hacia la cruz de los polos

¿Quién dibujará mi sombra


en los espejos de Europa?

Sobre mi corazón cae como un ruego


el perfume de las distancias.

134
TERRAZA

CIUDAD
a la hora del vermouth

Música
dando vuelta
en el Molino de la 6

Empieza la noche a colgar


en los faroles de las calles
estrellas pensativas

Los hombres se entretienen


diciendo
que los tranvías parecen de juguete

De aquí las cosas adquieren


alegría de Dancing Tea

¿Quién escribe tu nombre


al venir el alba?

Calla
clown de la tristeza

En este instante
hay negros que largan
sus arcos a la luna

135
PABLO NERUDA
(Casilla 2898. — Santiago de Chile)

ES LA mañana llena de tempestad


en el corazón del verano.

Como pañuelos blancos de amor viajan las nubes


y el viento las sacude con sus viajeras manos.

Innumerable corazón del viento


latiendo sobre nuestro silencio enamorado.

Zumbando entre los árboles, orquestal y divino,


como una lengua llena de guerras y de cantos.

Tiento que lleva en rápido robo la hojarasca


y desvía las flechas latientes de los pájaros.

Viento que la retiene, ¡tan pequeña y tan dulce!


como una hojita seca caída entre mis brazos.

11

CASI fuera del cielo ancla entre dos montañas


la mitad de la luna.
Girante, errante noche, la cavadora de ojos,

A ver cuántas estrellas trizadas en la charca.


Hace una cruz de luto entre mis cejas, huye.
Fragua de metales azules, noche de las calladas luchas,
mi corazón da vueltas como un volante loco.
Niña venida de tan lejos,
traída de tan lejos, a veces fulgurece su mirada debajo del cielo.
Quejumbre, tempestad, remolino de furia
cruza encima de mi corazón, sin detenerte.
Viento de los sepulcros acarrea, destroza, dispersa, tu
raíz soñolienta,
Desarraiga los grandes árboles al otro lado de ella.
Pero tú, clara niña, pregunta de humo, espiga.
Era la que iba formando el viento con hojas iluminadas.
Detrás de las montañas nocturnas, blanco lirio de incendio,

136
torciendo hacia eso lado o más allá continúas siendo mía
ah nada puedo decir! Era hecha de todas las cosas
Ansiada que partiste mi pecho a cuchillazos,
es hora de seguir otro camino, donde ella no sonría.
Tempestad quo enterró las campanas, turbio revuelo de
tormentas
para qué tocarla ahora, para qué entristecerla.

Ay seguir el camino quo se aleja de todo,


donde no esté atajando la angustia, la muerte, el invierno,
con sus ojos abiertos entre el rocío.

17

PENSANDO soltando pájaros, desvaneciendo imágenes,


Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie.
Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes,
enterrando lámparas.
Campanario de brumas, que lejos, allá arriba!
Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías,
molinero taciturno,
se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.

Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa.


Pienso, camino largamente, mi vida antes de tí.
Mi vida antes de nadie, mi áspera vida.
El grito frente al mar, entre las piedras,
corriendo libre, loco, en el vaho del mar.
La furia triste, el grito, la soledad del mar.
Desbocado, violento, estirado hacia el cielo.

Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varilla


de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora.
Incendio en el bosque! Arde en cruces azules.
Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz.
Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio.
Y mi alma baila herida en virutas de fuego.
¿Quién llama? ¿Qué silencio poblado de ecos?
Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad,

hora mía entre todas!


Bocina en que el viento pasa cantando.
Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo.
Sacudida de todas las raíces,
asalto de todas las olas!

137
Rodaba, alegre, triste, interminable, mi alma.

Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad.

¿Quién eres tú, quién eres?

18

AQUI te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose
Se desciñe la niebla en danzantes figuras
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso
A veces una vela. Altas, altas estrellas.
O la cruz negra de un barco.
Solo
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.

Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.


Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves
que corren por el mar hacia donde no llegan
Ya me creo olvidado romo estas viejas anclas
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta
Amo, lo que no tengo. Estas tú tan distante.
Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
la luna hace girar su rodaja de sueño
Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos, en el viento
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.

Torciendo hacia ese lado o más allá contunúas siendo mía


en la soledad del atardecer golpea su sonrisa
en ese instante trepan enredaderas a mi ventana
el viento de lo alto cimbra la sed de tu presencia
un gesto de alegría, una palabra de pena que estuviera
más cerca de tí
en su reloj profundo la noche aisla horas
sin embargo, teniéndote entre los brazos vacilé,

138
algo que no te pertenece desciende de tu cabeza
y se te llena de oro la mano levantada

hay esto entre dos paredes a lo lejos


radiantes ruedas de piedra sostienen el día mientras tanto
después colgado en la horca del crepúsculo
pisa en los campanarios y en las mujeres de los pueblos

moviéndose en la orilla de mis redes


mujer querida en mi pecho tu cabeza cerrada
a grandes llamaradas el molino se revuelve
y caen las horas nocturnas como murciélagos del cielo

en otra parte lejos existen tu y yo parecidos a nosotros


tú escribes margaritas en la tierra solitaria

cascabeles a ese lado de la montaña


es que ese país de cierto nos pertenece
el amanecer vuela de nuestra casa.

VOLANTIN de los niños, alto, sobre los pueblos, designas


tu subida.
Tulipán de papel, sujeto con humo, te caes hacia el Este.
Subí la loma, orillando el cielo.
Ah, más libre que mi alma, errante, solo.
Pasé el invierno detrás de una ventana
y un sol de rocío de repente se paró de la hierba.
De otra parte, de las ciudades, lejos, lejos de aquí.
Sin embargo, orillando el cielo, surgiste en la colina.

Bailas grave y audaz, como enfermándote.


Hermano de la flecha, asustas las abejas y trepas a tu
arco de hilo.
Viento, viento sin presencia, tiendes la cuerda que
sostiene el juguete y encumbras esa frágil alegría.
Mariposa sin suerto, vacilante, ante todo.
Publicas la primavera, más arriba de los manzaneros
blancos.
Gota de color, flor hechiza, entusiasmo de todo.
Yo grité sobre la loma, huía lejos hacia donde arranca
la campanada, donde
mi amiga está con su triste sonrisa,
o más allá todavía, porque nadie me espera.

Vienes de lejos, corazón mío, y aun te alejas.


Te miro, enrodado en la hierba, mirando hacia los bosques

139
y te reconozco.
Aquí .juegas, abres tu abandono en abanicos.
Sin embargo, encendida la luz, y la mano en la frente.
Para qué decir "esto fué así", "esto se ha muerto".
Es que renace de entre cicatrices la raíz enterrada.
A quién pertenece el blanco viento? Grité solo en el bosque

Triste, libre de todos, defendiste tu alma.


Tristeza para qué decirla, y huyendo, huyendo siempre.

A tí, te asocio, compañera,


mi mujer dulce.
Era, sin duda, la que el viento quería arrastrar.
detrás de su trineo, entre mariposas difuntas.

Lejos de la colina, atajando cielo, de pronto vacilas.


Lejos, lejos y ardiendo, alto sobre los árboles.

Tulipán de papel, sostenido con humo en el viento


apresurado.
Giras entre sus aspas pesadas de silencio.

Cuando aproximo el cielo con las manos para despertar


completamente
sus húmedos terrores su sed confusa se suelta
tus besos se pegan como caracoles a mi espalda
gira el año de los calendarios y salen del mundo los
días como hojas

cada vez cada vez al norte están las ciudades inconclusas


ahora el sur mojado encrucijado triste
en donde los peces movibles como tijeras
ah sólo tu apareces en mi espacio en mi anillo
al lado de mi fotografía como la palabra está enfermo
detrás de tí pongo una familia desventajosa
radiante mía salto perteneciente hora de mi distracción
están encorvados tus parientes y tu con tranquilidad
te miras en una lágrima te secas los ojos donde estuve
está lloviendo de repente mi puerta se va abrir

El mes de junio se extendió de repente en el tiempo con


seriedad y exactitud
como un caballa y en el relámpago crucé la orilla
ay el crugir del aire pacífico era muy grande
los cinematógrafos desocupados el color de los
cementerios
los buques destruidos las tristezas

140
encima de los follajes
encima de las astas de las vacas la noche tirante su trapo
bailando
el movimiento rápido del día igual al de las manos que
detienen un vehículo
yo asustado corría
oh lluvia que creces como las plantas oh victrolas
ensimismadas
personas de corazón voluntarioso todo lo celebré
en un tren de satisfacciones desde donde mi retrato
tiene detrás el mundo que describo con pasión
los árboles interesantes como periódicos los caseríos, los
rieles
ay el lugar decaído en que el arco iris
deja su pollera enredada al huír
todo como los poetas los filósofos las parejas que se aman
yo lo comienzo a celebrar entusiasta sencillo
yo tengo la alegría de los panaderos contentos y entonces
amanecía débilmente con un color de violín
con un sonido de campana con el olor de la larga
distancia

141
SALVADOR NOVO
(Diario "El Universal". — México, D. F.

HANON

COMO un índice
vago por el teclado de los días
y cada siete veces una vez
exclama el corazón un de de pecho.

Las noches siempre son más altas


y un bemol no reconocible.
Esconderse
entre dos altas noches
y la raíz de un sol!

Envidia
de los que tienen manos ágiles
para el recuerdo y la esperanza
porque de ellos es la sonata.
(La libertad de imprenta
oh cabezas numerotées—
os da el derecho de creerlo).
Solo yo sé
por mi método cartesiano
—el mejor método de piano—
que cada siete veces es domingo
hasta en Haití y hasta en Santo Domingo. .

Y que cada mañana la ciudad


rumia el chicle solar en sus paredes
y lo hace dúctil sobre las personas
que como yo, no son más que un índice
y han recorrido ya todo el teclado.

VIAJE

LOS NOPALES nos sacan la lengua


pero los maizales por estaturas
con su copetito mal rapado
y su cuaderno debajo del brazo
nos saludan con sus mangas rotan.

142
Los magueyes hacen gimnasia sueca
de quinientos en fondo
y el sol — policía secreto
—tira la piedra y esconde la mano—
denuncia nuestra fuga ridicula
en la linterna mágica del prado.
A la noche nos vengaremos
encendiendo nuestros faroles
o echando por tierra los bosques.

Alguno que otro árbol


quiere dar clase de filología.
Las nubes inspectoras de monumentos
sacuden las maquetas de los montes.

Quién quiere jugar tennis con nopales y tunas


sobre la red de los telégrafos?
Tomaremos más tardo un baño ruso

en el jacal perdido de la sierra


nos bastará un duchazo de arco iris
nos secaremos con algún stratus.

NAUFRAGIO

QUE ME impregne
el vendabal de las horas!
Huyo de los hongos cúpulas
paraguas paracaídas y caídos.

Viento, lluvia, azótame,


amásame un alma olorosa
agua que fuiste cenagosa
y te purificaste
en los azules tendederos!

Sepúltame contigo
no esperes de mi un impulso
he sido siempre solamente un cajón
con un espejo y vidrios de colores.

¡Corramos a la lluvia!
Nunca ha estado tan orquestada,
es el placer que dura un instante

143
y además ya inventaron los pararrayos.

Esta ola de viento


sabe a torsos y a hombros desnudos
y a labios y huele a miradas.

Mar, mar adentro


y luego húndeme y desgájame,
no quiero nunca guardar nada más.

Romperé mis anteojos verdes


y el sol bailará para mí
como un niño idiota que busca
el juguete que naufragó.

DILUVIO

ESPACIOSA sala de baile


alma y cerebro
dos orquestas, dos
baile de trajes
las palabras iban intrando
las vocales daban el brazo a las consonantes
Señoritas acompañadas de caballeros
y tonian trajes de la edad media
y de muchísimo antes
y ladrillos cuneiformes
papiros, tablas,
gamas, delta, omicrón,
peplos, vestes, togas, armaduras,
y las pieles bárbaras sobre las pieles ásperas
y el gran manto morado de la cuaresma
y el color de infierno de la vestidura de Dante
y todo el alfalfar Castellano,
las pelucas de muchas Julietas rubias
las cabezas de Iokanaanes y Marías Antonietas
sin corazón ni vientre
y el Príncipe Esplendor
vestido con briznas de brisa
y una princesa monosilábica
qne no era ciertamente Madame Butterfly
y un negro elástico de goma
con ojos blancos como incrustaciones de marfil.
Danzaban todos en mí
cogidos de las manos frías

144
en un antiguo perfume apagado
tenían todos trajes diversos
y distintas fechas y hablaban lenguas diferentes.

Y yo lloré inconsolablemente
porque en mi gran sala de baile
estaban todas las vidas
de todos los rumbos
bailando la danza de todos los siglos
y era sin embargo tan triste
esa mascarada!

Entonces prendí fuego a mi corazón


y las vocales y las consonantes
flamearon un segundo su penacho
y era lástima ver el turbante del gran Visir
tronar los rubíes como castañas
y aquellos preciosos trajes Watteau
y todo el estrado Queen Victoria
de damas con altos peinados.
También debo decir
que se incendiaron todas las monjas
B. C. y C. O. D.
y que muchos héroes esperaron
estoicamente la muerte
y otros bebían sus sortijas envenenadas.
T duró mucho el incendio
mas vi al fin en mi corazón únicamente
el confetti de todas las cenizas
y al removerlo
encontré
una criatura sin nombre
enteramente, enteramente desnuda,
sin edad, muda, eterna,
Y ¡oh! nunca, nunca sabrá que existen las parras
y las manzanas se han trasladado a California
y ella no sabrá nunca que hay trenes!

Se ha clausurado mi sala de baile


mi corazón no tiene ya la, música de todas
las playas
de hoy más tendrá el silencio de todos los siglos.

145
EL MAR

POST NATAL total inmersión


para la ahijada de Colón
con un tobillo en Patagonia
y un masajista en Nueva York
(Su apendicitis
abrió el Canal de Panamá).

Caballeriza para el mar continentófago


doncellez del agua playera
írente a la luna llena.
Cangrejos y tortugas
para los ejemplares moralistas;
langostas para los gastrónomos.
Santa Elena de Poseidón
y garage de las sirenas.

¡Hígado de bacalao
calamares en su tinta!
Ejemplo de la Biología
en que los peces grandes
no tienen más que bostezar
y dejar que los chicos vengan a sí.
(Al muy prepotente Guillermo el Segundo
en la vieja guerra torpedo alemán).

¡Oh mar, cuando no había


este lamentable progreso
y eran entre tus dedos los asirios
viruta de carpintería
y la cólera griega
te hacía fustigar con alfileres!
En tu piel la llaga romana
termocauterizó Cartago.
¡Cirujía de Arquímides!
Baños, baños
por la Física y a los romanos.
Europa, raptada de toros
buscaba caminos.
Tierra insuficiente,
problema para Galileo,
Newton, los fisiócratas
y los agraristas.

¿No te estremeces al recuerdo

146
de las tres carabelas magas
que patinaron mudamente
la arena azul de tu desierto?

Nao de China
cofre de sándalo
hoy los perfumes
son de Guerlain o de Coty
y el te es Lipton's.
Mar, viejecito, ya no Juegas
a los náufragos con Eolo
desde que hay aire líquido
agua y aire gratis.

Las velas
hoy son, banderas de colores
y los transatlánticos
planchan tu superficie
y separan a fuerza tus cabellos.

Los buzos
te ponen inyecciones intravenosas
y los submarinos
hurtan el privilegio de Jonás.

Hasta el ¡Sol
se ha vuelto capataz de tu trabajo
y todo el día derrite
tu vergüenza y tu agotamiento
Las gaviotas contrabandistas
son. espías o son aeroplanos
y si el buque se hunde
—sin que tú intervengas—
todo el mundo se salva en andaderas

¡Oh mar, ya que no puedes


hacer nn sindicato de océanos
ni usar la huelga general,
arma los batallones de tus peces espadas,
vierte veneno en el salmón
y que tus peces sierras
incomuniquen los cables
y regálale a Nueva York
un tiburón de Troya
lleno de tus incógnitas venganzas!

Haz un diluvio universal

147
que sepulte el monte Ararat
y que tus sardinas futuras
coman cerebros fósiles,
y corazones paleontológicos.

CHARCOS

HA DESCENDIDO el cielo
por los ferrocarriles de la lluvia.

Cristianismo. Narciso.
Contemplación. Egoaltruísmo.
¡Y vosotros, oh torres, oh árboles
que aulláis al sol!
Hoy podéis llegar hasta el cielo
y sorberlo
con vuestras polvorientas
lenguas lentas.

Pero una piedra


(¡Oh Einstein!)
hizo volar mil murciélagos
de la Torre de Babel.

CEMENTERIO

EL HOMBRE que inventó los ángulos


en su propio laberinto
fatiga sus pasos.

¡Horizonte, curva, dos puntos


y el camino más corto!

Pero siempre dos puntos


y una distancia.

¡Si naufragásemos! Andamos


como Jesús sobre las aguas
y asoman mástiles
de los que ya se hundieron
en este mar.

148
CIUDAD

CARRETES de hilo
para enhebrar la sed infinita
sobre los techos.

Huecos en la carne
de los edificios
liara el dolor de adivinar el aire remoto.

El suelo se pega a nuestros pies


aunque ascendamos
como se aspira
para expirar.

Broches de sol absurdo


en la pared
como en estantes hay
vida en hojas interrumpidas.

HIMNO DEL DOLOR CONVERGENTE

CORTO circuito
en mi vital instalación.
Mi presente es el presente,
mas mi pasado era diverso
del pasado del mundo.

Angulo agudo
mi vida dividía el mar
y dos pasados la impelían.

¡Ay, ay, ay, ay!


La hipotenusa del pasado
no resistió la tirantez
y atornilló su latigazo
en mi cateto vertebral.
¡Sagesse!
No hacer ángulos con la vida;
las heridas abren así.

Es necesario viajar en Tranvía,


cultivar el sentido de lo paralelo
y no tropezar con nadie nunca.

149
Ya veréis que no hay refacciones
para lo que no está Made in U. S. A.
y, aunque no lo parezca,
hay que esperar
la lluvia
el sol
el viento
y la amistad de un árbol diabético.

Sentir en los oídos


el caracol del corazón.
Los eruditos amigos se esfuman
tras una tela de salud.

¡Y ahogar la rabia y la esperanza


y el impulso y la introspección,
como cosas de San Agustín,
Eurípides y Sara Bernhard!

PUEBLO

LAS amplificaciones
bajo los bajos muros
presentan el pasado
en las facciones.

Aunque el tren cirujano


hace a diario
transfusión de glóbulos blancos,
no es mas que un cigarrillo
en un prado
y las calles
van a dar todas a la iglesia.

Un disco negro
rubrica la ciudad
en nuestro cerebro.
Y la estatua de la Libertad
abre la carta de mi cama.

150
NICOLAS OLIVARI
(Canning 327, Buenos Aires — República Argentina)

MI MUJER

CUANDO tenía veinticinco .siglos de hastío y la fealdad repulsiva del ciudadano: cara de
frente de fábrica, con dos ventanas por ojos y un cerrojo en la puerta para las buenas
palabras llegaste vos, bruta y sencilla como una vaca, con apenas cinco años de escuela
primaria, que, felizmente, no te hicieron mella.
Por más que te encanalló mi contacto, tu pureza natural estaba tatuada; en tu piel blanca,
olorosa a lecho agria, y en el pozo de tus ojos grises y vacíos de animal alegre.
Cosa de carne tenías un alma maravillosamente simple, como una columna de agua o como
un dolmen de piedra de sepulcro en la que los lagartos de tus pobres instintos salían a tomar
el sol de mi lujuria.
Eras la copa de oro de la materia inerte, sin una verruga de ideal que alterase la maravillosa
liga de tu metal, opaco y sordo.
¡Cuánto bien me has hecho! Volatilizastes el hastío con un gruñido de felicidad al besarme
y a mi mala pata le hicistes un guiño muy mono.
Yo te bendigo y te bendice mi entraña renovada y la entraña de todos mis antepasados, los
ogros y burgueses, cargados de botín en el asesinato moral de la lucha por la vida.
Mi cansancio racial fué tu túnica en la alcoba y danzamos en el espasmo con la gravedad
ensimismada y animal que acaso hubiera querido Nietzche.
Tus vestidos eran lisos y blancos como tu espíritu, y más de una vez hirió la media luna de
celuloide de tu barbilla la complicación paradógica del nudo de mi corbata: símbolo de mi
abulia acuciada y tenebrosa.
Te amo porque aireaste los desvanes de mí mismo con el soplo de tu alíento, licuaste con la
saliva de tu boca, profunda y dulce, los sótanos de mi indiferencia pesimista y clavaste en la
frente de la personalidad el gallardete de sucederme en tu vientre con carne con que yo te
hinchara.
Te bendigo en el nombre de mi madre porque eres sentida como ella y tus manjares dan su
mismo sabor de pueblo.
Me hicistes humilde como un perro, lacio y leal, y a mí ¡a mí! que tenía las embestidas del
jabalí, pero impostadas, pero invaginadas...
Me animalizastes a tu nivel y te bendigo porque la coraza orinada de mi cultura aflautaba
mis pulmones en el grito ocarinesco del pedagogo.
Eres tan del arrabal que tienes olor a tango y sabor al yuyo de la calle donde tus
antepasados jugaban a los cobres.
Tu voz es una guitarra herida y cantas tus tres palabras esenciales: comer, gozar, vestir.

151
Tu piel granulada y blanca y blancos y granulados han de ser los 1000 gramos de tu cerebro
justo.
Te producistes en mágico milagro de creación y yo sé que el divino alfarero que clisó tus
ancas, altas y ondulantes, no te dejó la marca de fábrica.
Eres tan del arrabal que eres mi alma ahora y a tu lado estoy en mi tierra, en mi casa, en mi
traje y en mí piel.
Siento que te amaré toda la vida porque me has domesticado y estás en mí como una nueva
circulación sanguínea y en mi mismo cerebro estás, alta y bella, pero muda, ciega y
ausente, para no entrometerte en la endiablada zarabanda de mis imágenes, de las que no
entenderías gran cosa.
Eres la perfección de lo sencillo y de lo común y sólo con mirarte pensativo siento que me
agarro a ti como un pulpo negruzco se agarra a un algo elegante y derivante.
¡Vino de tu presencia para mi embriaguez nocturna! Luz de tu figura para verme sombra y
constatar que vivo! ¡Tabla a que me agarro! ¡Salvación de mi fe, puérpera y desangrada!
¡Turbión de delicias! ¡Tranquilidad de jornalero con los ríñones doloridos y la mirada
gozosa después de las 8 horas de trabajo! ¡Gratitud de poeta que ha encontrado su musa de
carne... ¡de carne!
Darás tu alma sabiamente necia a mis hijos y yo les daré mi cochino nombre prostituido en
todas las redacciones pobres.
Yo soy el escarabajo, redondo de angustia, que se amparó en tu luz.
Así, tan sin ideas generales, así, tan sin especializaciones, así, tan de carne franca y
caritativa, dame siempre el agua de tu ternura fiel para templar los altos hornos de mi
orgullo estéril y literatizante.

152
ROBERTO A. ORTELLI
(México 1416. — Buenos Aires, República Argentina)

LLUEVE

LLUEVE
El cielo es un gran dolor abierto.

Oscuros anhelos fracasados,


los arboles
miran pasar la vida
siempre de pie, junte a los caminos.

Llueve.
El cielo es un gran dolor abierto.

Tu alma se ha quedado en el paisaje


como una gran tristeza olvidada.

En tu busca
los rieles se perderán por los caminos
sin encontrarte nunca.

Llueve.
El cielo es un gran dolor abierto.

Mi pobre alma
ave sin nido en el Tiempo
se dará a todos los vientos
como una plegaria.

Hermano: ¡he de morir


bajo el gran dolor abierto de este cielo
enclavado en la cruz de los caminos!

RESPONSO EN LUTO MAYOR

CORAZON:
UN DIA te conquistó la abierta generosidad del viento y te entregaste a los caminos,
inaugurado como un sol mañanero.
Auspiciaron tu marcha oraciones de suave optimismo, donde la hermosura era un instante
que se proclamaba eterno y el amor era un Juego amozado, entristecido de felicidad.

153
La inocencia te propició en su sombra, como a un caminante enfermo, y tú te entregaste a
ella con tu bagaje inconsciente, juguetería sin brillo de un viejo bazar que abandonó la
suerte.
Y cuando el amor te hirió, alargaste en la sombra tus manos de ciego, mendigando la última
piedad de un eterno olvido, más profundo que un silencio de siglos.
Has muerto, Corazón. Te dormiste un día en la palma generosa de un confiado amor y,
cuando ibas a despertar, las tinieblas envolvían tu cadáver, mientras a lo lejos lloraba tu
muerte el rostro dolorido de tu antigua esperanza.
¡Ah, Corazón, Corazón! Hoy te ampara, en el desaliento final, el responso de luto mayor
que conmovió la trágica medianoche de tu desgracia!

POEMA PARA EL AMIGO MUERTO

HABIA en sus ojos claros una leyenda de los países nórdicos, y la Hazaña estaba en su
frente amplia y en su corazón de niño.
Sus labios conocieron los ébrios relatos del mar, y yo soñó alguna vez con viejas goletas
que él olvidara en lejanos puertos, despaciosas y mendicantes, como los mudos vagabundos
de la orilla del mar.
¡Ah! Puñales y Rameras Tabernas y Licores Bailes y Músicas escenario borracho de rojo
donde danza el recuerdo de mi amigo, en trágica compañería!
Aquí, lo acogió el arrabal en su íntima congoja y la calleja gris de la tristeza ensancha
corazón esperándole, noche a noche.
Y hoy que en mi patio su ausencia está plantada y crece, como un árbol, tiembla la alcoba
en su viudez taciturna y grave, y le llama la angustia de este silencio que se amontona sobre
mi corazón.
Está solo en la noche en que se hundió como en un pantano, y le alumbra temblorosa la
llama inacabable de mi recuerdo.

FRACASO

AQUI me tienes, entristecido y sólo, ahondada la pena que me conociste, huérfano el


corazón y huérfana la esperanza, porque aquel amor que amaba tanto, lo perdí en el castillo
de papel que tú incendiaste.
Me fué infiel tu amor mas no tu memoria, pues mi recuerdo te sobrevive, a la manera del
grave epitafio que eterniza en piedra sobre la finitud miserable de la tumba.
El Tiempo te venció junto a mi vida, y ahora estás inmóvil, ¡oh, prematura estatua de mi
total fracaso!

154
IMAGENES DE MEDIANOCHE

DESIERTA ya la esperanza y fatigado el pobre corazón, tú te recogiste, alma mía, en una


tristeza taciturna donde la humildad es la lámpara generosa que ilumina el perfil vencido de
la última claudicación.
¡Oh! Y qué tristeza, Hermana qué honda tristeza rueda por nuestras calles, en las mañanas
grises y en las tardes envejecidas, porque tu corazón ya no es la encendida risa que ilumina
y ampara a este doliente, pobre, corazón mío!
Deslucido paisaje el que no te conoce e inútil aquel en que mi recuerdo no logra
enmarcarte. Porque tan fraterna eres de todo lo hermoso que te reconozco en el canto
inaugural de la mafiana, y voy contigo por la senda umbría, en la hora borracha de la siesta,
¡oh, antigua novia cuyo recuerdo está en el sálmico Poniente donde agoniza un Cristo
Doloroso!

155
JUAN PARRA DEL RIEGO
(Se puede escribirle al Cielo)

SERENATA FUNAMBULESCA

ACROBATAS, andarines y palomas.


Encaje azul de la luna suspendido en la guitarra
Angeles curiosos junto al piano de ella.
Sobre la mesa, solo, el abanico tierno
Serpentina, columpio, trampolín, cometa.
Flor del Mar... nubes felices... marineros...
Puerto de sogas, de lágrimas, de locos y buques muertos.
Acordeón... trenzas azules... pipa lenta...

Polichinela, gaviota,
Copa perdida... regreso...
Corazón,
pájaro ciego...
Auxilio en el mar... emotisis... se lo llevaron...
¡Se lo llevaron!
Noche de luna... Isabel... platillo... rosa... suspiro
las regatas de colores de su risa en el jardín...
Arabe... tambor... puñalada... patio nocturno...
sirena ...

Luna de tapias... un puente...


¡Llegaron los carabineros!

Cuelga el ahorcado en un árbol.


Pasó el farol de las brujas...
Entre un zapato de seda le di una rosa amarilla.
Amaneció el piano abierto...
A las tres de la mañana mueren todos los enfermos
¡Madre no viene...! no viene!
En el cuarto solo el esposo lleno de dramas fijos...
Lucerías de la fiesta...
El sermón del violoncelo a los excépticos.
Palidez.
Espanto.
Jota.
Pantomima, frac, .angustia
Calavera del payaso
Abanico,
volatín,

156
canción,
olvido,
lucero azul de la aurora
y en la mesa solitaria del que dió su corazón
un revólver y una rosa que ella nunca me dejó.

NOCTURNO No. 9

ONDA
que ha recojido en la noche
la antena sonámbula de mi corazón.

Onda,
lejano
aleteo caliento de otra alma
en mi alma...
Llegada de un desconocido
éter íntimo de fuerza y de dicha

que empapó súbito mi corazón


en una invencible y misteriosa
fe en la vida.

Yo era el muerto
hombre negro de las calles.
Yo era el curvo
andarín que fué quedándose en las lágrimas.

Onda
que no sá de dónde has venido
traída por la noche y el silencio
a mi alma.

—Acaso,
bajo las sensuales estrellas del trópico,
afirmativa y todopoderosa,
te lanzó al coro de islas lejano
el corazón azul
de un emigrante joven;
—acaso,
—aventurera chispa cálida—
te arrancaste a la esperanza
de un nocturno Jinete
de la Pampa;
acaso,

157
cerca ya de la luna ártica,
un explorador de ojos celestes
martilló su voluntad contigo
entre mares solitarios y furiosos...

Onda,
perdido labio de fuego
del corazón porfiado de la vida...!

Onda,
que esta noche has venido a decirme
graves palabras del destino:
NO ESCUCHES NADA
ANDA.

158
CARLOS PELLICER
(Moneda 12, — México, D. F.)

SEMBRADOR

EL SEMBRADOR sembró la aurora;


su brazo abarcaba el mar.
En su mirada las montañas
podían entrar.

La tierra pautada de surcos


oía los granos caer.
De aquel ritmo sencillo y profundo
melódicamente los árboles pusieron su danza a mecer.

Sembrador silencioso:
el sol ha crecido por tus mágicas manos.
El campo ha escogido otro tono
y el cielo ha volado más alto.

Sembraba la tierra.
Su paso era bello: ni corto ni largo.
En sus ojos cabían los montes
y todo el paisaje en sus brazos.

ANIVERSARIO

ANIVERSARIO de una luna nueva,


aniversario de mi corazón.
Y celebra la fiesta el mar divino,
con un soberbio sport.
Estas olas desnudas
de diecisiete años
con sus cabellos de brisa con luna
y que juegan un juego extraño.
Aniversario de una luna mía,
aniversario.
Se canta en el poema,
por tristeza y olvidanza,
la gota perenne de una estrella
sobre la estalactita de la esperanza.
Las olas abundantes y bailadas;
fotografía del puerto y ojos de mujer.

159
Se canta en el poema, amiga mía,
lo que no pudo ser.
Aniversario. Cálida marina.
Eternidad de ayer.

POEMAS AÉREOS
PRIMERA VEZ

DESDE el avión
vi hacer piruetas a Río de Janeiro
arriesgando el porvenir de sus puestas de sol.
Se ponía de cabeza
sin derramar su bahía.
Y en la lotería de sus isletas
ganaba y perdía.
El cielo se llenaba de automóviles
y de sombra a las 12 del día.
El "pao de assucar" era un espantapájaros
soberbio, de lógica y fantasía.
Las palmeras desnudas
andaban de compras por la Rúa Ouvidor.
De pronto la ciudad
entró en espiral
junto con el avión,
lo mismo que 300 kilates de diamantes
en el embudo de un buen corazón.
Al bajar,
tenia yo los ojos azules
y el agua de mar dentro del corazón.

TERCERA VEZ

DESDE el avión,
la orquesta panorámica de Río de Janeiro
se escucha en mi corazón.
Desde la cumbre del Corcovado
hasta las olas de Copacabana,
la dicha es una simple distancia que ha pasado
borrando fechas próximas con sus manos plateadas.
Ataré mi existencia sideral
a la divina roca del Pao de Assucar
que ve nacer la aurora antes que el agua mar.
El mar de Río de Janeiro
es una antigua barcarola

160
que está aprendiendo la ola
leve de mi pensamiento.
Guanabara su nombre. Guanabara,
como una estrella que se alargara
sobre el ritmo de un momento.
Ciudad naval, tus avenidas
de orohidrográficos prodigios
anclan mis ojos en un aire
de eternidades sin abismos.
Tu mar y tu montaña,
-un puñadito de Andes y mil litros de Atlántico-,
pasan bajo las alas
del avión, como síntesis del Continente amado
Las grandes rocas están de oro,
las montañas en verde y morado.
El agua se mueve en semitono.
la ciudad es un libro deshojado.
El está en soprano ligero.
la escuadra va a salir a pescar.
Un "looping the loop" hace pedazos el regreso
y hace estallar la ciudad.

161
ALEJANDRO PERALTA
(Puno. — Perú)

CHOZAS DE MEDIA NOCHE... ...

EL SOL picapedrero rompe las moles fantasmas


La tierra ha dado a luz veinte tablones de papales
A todo viento el lago embarca y desembarca cargamentos
de olas

¡A la faena!
los vientos bajan a saltos de los cerros
Bajan como tropeles de vicuñas
En las canteras del cielo hay un fragor de mármoles de
Paros
las chozas — frescos murales de la montaña
abren sus ojos incendiados
Fuertes indios pescadores
fornidas pantorrillas de peñones
entran a saco en el horizonte
a golpes de picos marineros.
Serpientes extorsionistas de humo
chicotean el aire constipado de moscardones.
EL CAMINO TAJEADO DE VIAJEROS
SE HA DESANGRADO EN 1A PRIMERA CUESTA

162
ILDEFONSO PEREDA VALDES
(Yaguarón 1519. — Montevideo, Uruguay)

LA GUITARRA

CUERDAS de la guitarra
caminos de las arañas de los dedos!

Caminando, caminando,
las arañas trabajan los sonidos.

Dormía una canción en el hueco


de una guitarra,
salió volando, volando,
en busca de otro nido.

Los payadores tienen en las manos


la seda de los cantos.

Lo mismo que Jesucristo


la "Vidala" se va en sangre.

Los payadores siguen


en el telar de las cuerdas
tejiendo canciones gauchas.

163
FRANCISCO M. PIÑERO
(Se puede escribirle al Cielo)

(APPASIONATA)

I.—SOLEDAD.
Esta noche,
mi alma es una barca por el tiempo.
Se ha venido a bailar
en mi mesa, el recuerdo.
¡Estoy solo en la cumbre de la noche!
(La noche es un puñal que abre las almas).
De la mano, las horas
van rezando el silencio.
Las cosas ritman una marcha fúnebre.

II.—SOBRESALTO.
Ejércitos de gritos
colman mi soledad y la hacen trágica,
Toda mi vida antigua
ciclón amordazado,
se me prende en las carnes.
Qué voy a hacer con tanto sueño roto?
Todos somos cadáveres de auroras.
Destino! palacio de las dudas,
(Arbolado con miedos tu camino,
cómo harán para andar por él las almas?)
Destino: carcelero del tiempo! Puerta negra.
Antes de haber entrado no se sabe;
cuando ya se ha pasado no se vuelve
De sólo imaginarlo,
se han helado mis versos.

III.—LIBERACION.
Amada: enarbola tu risa!
La noche está enjaulada,
y el sol, gran corazón, canta en los versos.
Con los versos hacemos
horcas para la muerte.
Confianza de la vida:
préndamos fuego con tus alegrías
a esta negra ciudad de las tristezas.
¡Oh, Amada,
si alcanzaran los brazos

164
para abrazar los mundos!

TORMENTA

TORMENTA!
Con su campana de agua
va despertando los cantos dormidos
AFUERA
El corazón
hecho una gaviota
se nos perdió en el horizonte
En los oídos del silencio
se desmelena un bosque de ecos
Las flores
canciones encerradas en sí mismas
evocan
la soledad desnuda de las lámparas
El cielo es como un polo
para las brújulas de las miradas
Sombras... olor a tierra... luces...
El viento es una angustia
que hace agobiar los árboles
Las personas caminan
como tijeras atareadas
y en las torres se ensartan
los corazones ávidos:
La lluvia!... ¡la lluvia!...
Para la música del mundo
se hace un espejo mi alma
ADENTRO:
Tú te habías vestido de silencio...
La pieza toda era un epitalamio
La lluvia presa en tu alma
como un pañuelo entro las zarzas
La soledad estaba
repleta de canciones Dijiste: Beethoven...
Tu corazón fuente nocturna
se pobló de las luces de tus sueños.

ADOLESCENCIA

I—ALBORADA:
Aletargado, el corazón del campo
parece un gran lamento abandonado

165
Llega la luz y enciende
los ojos de las cosas.
Se desmenuza el alba
en las gargantas de los pájaros.
En cada cosa se despierta un canto
y es una fiesta desbordante el alma!
II—TRANCE:
La tristeza nos dobla,
pesada como un cielo.
(Los puntos cardinales no han nacido:
la vida está extraviada entre las horas).
Melancolía!
Horizonte de la melancolía
donde so gusta el alma cada día.
Impostergablemente
va naufragando el tiempo.
III.—DESORIENTACIÓN:
Bramidos dislocados se hacen ascuas
en pavoroso incendio sobre el alma.
Delirantes aviones
emborrachan la brújula del alba.
Corazón, corazón dolorido, no te rompas!
(La esperanza despierta
cien mundos en mis cantos).
Desde la cumbre resbaló la noche,
bombardeo de dudas
sobre el cristal del sueño.
Este dolor,
este dolor quo abruma los caminos;
esta desilución mareando el paso;
y el amor que nos quita
una a una las hojas.
(Ni el destino comprende porque existe!)
IV.—RECOMIENZO:
Levanta, corazón!
Abierta como el mar está la vida
embanderados con ofrecimientos
se aclaran los caminos.
Animo corazón!
Vamos amordazando los destinos:
sobre la cárcel de los desalientos;
sobre el pozo de sombras de la angustia,
sobre las cordilleras del orgullo;
sobre las bayonetas de la duda
Arriba corazón!
La vida se ha apagado sin nosotros.
Trepemos en la cumbre

166
del sol de la alegría,
para echarnos a vuelo
como alertas campanas.
Corazón: tu haces falta!

HISTORIA LARGA, RESUMIDA

EN LAS cisternas de tus ojos


yo iba colmando el ánfora de mi sed.

Oh, este amor mió,


como una red de silencios exangües.
Oh, tu sonrisa,
como una amapola estallando on mi angustia.

La fragua borracha de los mediodías


nos fundió los labios,

y en las corolas de los besos


se enredó el alma de la sombra.

CANTA EL ARBOL

MANO de terciopelo de la hora


que va borrando el campo atardecido.
Cae sangrando el sol:
tal un enorme flamenco herido.

Claros como el perdón,


los ojos de la tarde campesina,
donde se taña el fatigar del día.

La tierra es un silencio pensativo


que oye bajar la sombra de los astros.

Y del alma del árbol


donde la última luz quedó enredada,
como un canto del árbol
el hondo anochecer se desparrama.

167
"CANCION"

MUJER vestida de alma,


con todo el corazón a flor de piel.

Un día tu llegaste como un pájaro


a alborotar el sueño de la selva.

Bajo la primavera de tu nombre


amaneció el milagro de las horas.

Y el alma deshojada en tanta espera


se hizo una alfombra para que llegaras.

El alma de Ella siempre es un milagro!


Oh, alma de ella!

168
MAGDA PORTAL
(Casilla 409. — La Paz, Bolivia)

CROMOS DE LUZ

CON mis líneas profundas amanecí.


Estaba la mañana fresca, recién bañada
oliendo a humedad.

Qué dulce azul el cielo, los


picos de los Andes,
los árboles
la vastedad del panorama
Sobre los techos de las casas
acurrucadas
se abría el dombo de los cielos
como si les dijera: PALOMAS
id al campo a retozar.

Pero ellas no se movían


en su trágica inmovilidad

Amanecía ya.

La lluvia refrescó mis neuronas


y como la mañana,
estaba dulce, sin memoria y pálida
como convaleciente
Y deseosa de derramar mi sol de perdón —
como la mañana
sobre las trágicas palomas acorrucadas,
sobre la mala Vida
que todo lo niega
llena de absurdos
hasta afilarme el alma —

Yo — y luego?

La mañana tan fresca


Y tan sin sol

Y en lo recóndito
la dulce voz que besa el alma
como la lluvia

169
MADRE LLENA DE LAGRIMA8.

KILOMETROS superpuestos cabalgando las distancias


todos los trenes partían sin llevarse mi
anhelo viajero —

y al otro lado
me estaría esperando yo misma
con los brazos en las astas del tiempo —

Ciudades con los nervios de acero


aguardando los muelles de mis ojos
para embarcar emigrantes — que se
llevan el corazón en las manos

para que picoteen las gaviotas


de la ausencia—

Yo quiero las ciudades donde


el hambre de los HOMBRES
se ha trepado por los rascacielos
y se enreda a los radiogramas del espacio
para llorar su esclavitud—

Ciudades congestionadas de epilepsia


donde nos damos con la muerte
a la vuelta de cualquier esquina—

Yo quiero —
pero en vano —
en vano se alargan mis ojos
como grúas en la distancia profunda
que no cojen sino kilómetros — kilómetros —

detrás de cuyas murallas


están las ciudades que sueño —

FUMANDO mi cigarro de spleen


quiebro la frágil humareda del recuerdo —

El caracol del mar adormece mis nervios

Todas mis costas están bañadas


con la sal de tus besos —
Mi voluntad lleva sus trasatlánticos

170
hacia la China—
pasando por la esclusa
que abrió en la entraña de la tierra
el deseo de los hombres —

Paisaje color de té —

Los amarillos descubrieron que eran hombres


con farolillos de papel encendiendo kilómetros —

De pie en las astas de la vida


guardo un equilibrio imposible
trepidante alegría —
locomotora sin frenos — mis nervios
fósforos encendidos — se derriten sobre los
dos abismos claros —

horizonte bordado de esperanzas sin dibujar

Mañana reventaran los cohetes de mi dolor

incendiando los 100 pinos del presente —

171
SALVADOR REYES
(Alameda 440. — Santiago de Chile)

TARDE

POR el puente de tu voz


llega la última claridad del sol.

Muy pronto de las torres


volarán algunos pájaros
a picotear los calendados.

Algo habrá muerto en tí.

Bajo la lámpara
el arco del tiempo
está demasiado tenso.

Y las ciudades
cambian entre sí sus secretos.

Todos los trenes


aullan en el fondo de la vida.

Más allá del Ecuador


en una veleta se ha enredado el día.

RUTA

EN MI pipa recibo
los radiogramas del recuerdo.

Con las estelas de todos


las quillas que me han precedido
fabrico una mortaja
para la canción de su nombre.

Cuatro estrellas
crucifican la noche.

¡Su nombre!
Inclinado en la borda
lo siento llegar en las tristes

172
corrientes del norte.

Lejos
los puertos sucios
perfilan sus gritos de vicio
y de adioses.

SAUDADE

PUÑALES de caminos
cortaron las palabras.

Por tí mi soledad caza crepúsculos


y les rompo las alas.

Hacia tus pies desnudos


va a morir el oleaje de mis días.
Tú callas.

Y los cuatro horizontes


se amarran con las letras de tu nombre.

Yo te entregué el Otoño
y lo perdiste.

Sin embargo, llorabas.

Y en el jardín llovido
por tu recuerdo
vuelvo a beber tus lágrimas.

MIA

A LA sombra de mi chambergo
hago la vendimia de sus besos.

Por las callejas solas


el Otoño nos sale al encuentro.
Siempre
nosotros pasamos sin verlo.

Ella tiene en sus ojos de almendra cautivos


los horizontes marinos.

173
Su corazón de música es el puerto
para todas las naves de mi ensueño.

Y será, en su alegría
que beberán el agua de tristeza
mis versos y mi vida.

Por no quebrar su imagen reflejada


es una charca muerta
mi alma.

Y así puedo guardar el tesoro doliente


de su frivolidad y BU elegancia.

Cuando se marche
se irá mi juventud entre sus manos.

Mucho autos de encontrarla


Todos los caminos me decían la canción de sus labios.

BARCO

EL VELAMEN
empapado en la la charca de la tarde
y un marinero viejo
en la popa fumando tabaco de silencio.

No se corta la estela del recuerdo.

Girones de aventuras
so enredan a los mástiles
y ensangrientan la ruta,

Nostalgia... Vida...

(El cargamento
desborda en la escotilla).

El viento agita su pañuelo: Adiós...


Adiós...
Mujeres errantes
en la tristeza de todos los mares.

Los labios cantan,


pero en los puertos

174
siempre las manos cortan las amarras.

FILM

CANTA el sol.

Por las calles


ruedan sus gritos de oro.

Blanca, azul, amarilla, roja


la ciudad en el viento
parece una bandera sonora.

Las mujeres
musicalizan el estruendo urbano
en el pentagrama de sus pasos.

Hay un "music-hall"
dormido bajo el sol
como un lagarto.

Con el trajín de los comerciantes


hace malabarismos
un gnomo antipático.

Discutimos.
El tiempo anda.

La vida aquí es un charco


de agua oscura en el cual
no se refleja nada.

Torno a la calle.

En el café
he dejado olvidados mis guantes y mi alma.

CABARET

EN LA voz rota de los violines


me apoyo, como un convalesciente
en un rayo del sol del Invierno.

Los radiantes molinos de la noche,

175
no giran en mis nervios.

A la puerta del cabaret


la interrogación de mi vida
cuelga de las farolas

Los horarios arrastran su fatiga


para que el alba próxima
se ahogue en las ojeras femeninas.

SPLEEN

EN EL signo amarillo de las calles


yo estoy con las manos atadas.

A mis piernas se enredan


caminos que no andan.

Ocho inviernos
sobre mi corazón encharcaron sus aguas.

No obstante, muchas veces,


oí sonar al fondo de las noches
el canto que derriba las murallas.

¡Ciudad enmudecida,
cúbica, blanca;
dado con que el hastío
me está jugando una partida
ya demasiado larga!...

¡Ciudad sin norte!

Por tus calles,


donde mi sombra arrastra
la sombra de mi alma,
yo camino y camino ...

Alguien pone a secar


sus rosadas percalas
en la cuerda de los horizontes domésticos.

Y en las noches humosas,


cuando aullan los perros,
doblo mi vida en cuatro

176
como un papel en el que hubiera escrito
versos vulgares,
irremediablemente concluidos.

177
ALBERTO ROJAS GIMENEZ
(Legación de Chile. — París, Francia)

HA muerto el calendario
Engrillado de fiebre
reposa enforme el cuerpo
Nadie sabe esta noche que existe el cielo.

El cielo es mío
A nadie arrendare una estrella
La ventana abierta no entrega
al bullicio nocharniego
En vez de alma los niños llevan
risueña una corneta
Bruscamente
el corazón despierta
coge el gabán y el chambergo
y se dirige cielo abajo hacia la ciudad en fiesta.

178
J. RUBÉN ROMERO

EL GRANERO
BUSCANDO huevos de gallina
por los rincones del granero
hallé los senos de mi prima.

LA SERENATA

LA GUITARRA
tiene embobadas a las estrellas
con las historias de amor que narra.

EL REBAÑO

PASAN las ovejas cubiertas de lana


el pastor las sigue desgarrado y mudo.
A ellas Dios las viste,
al pastor el Amo lo deja desnudo.

EL MEDICO

BARBA canosa, lustrosa levita.


Narrando sus viejas memorias
olvida cobrar la visita.

II

Acude a los enfermos de sombrero alto


como si fueran rumbo al camposanto.

SEMANA SANTA

LLORA, la chirimía
y Jesus, por oírla, prolonga su agonía.

179
MI HERMANO

GORDITO, tu hinchazón
es porque no te cabe
por grande el corazón.

180
SALOMON DE LA SELVA

REMORDIMIENTO

LA NEBLINA hace interminable


el paraje desolado:
¡No tiene borde el mundo!
La tierra es una llanura sin límites
de lodo negro.
¿Quién habrá dado la orden
de abolir por entero el horizonte?

Sobre los cuatro puntos cardinales


se alza espesa la niebla,
y el cielo es una masa
húmeda, pegajosa,
color del uniforme que se lleva
en los hospicios de huérfanos,
y gotea como gotean esos trapos dolorosos
cuando se cuelgan al sol después de ser cocidos.
¿Quién se ha quedado huérfano?

GRANADAS

PORQUE me parecieron
pájaros que volaban las granadas, —
golondrinas de los atardeceres, —
me sorprendió como cosa de magia
ver que en donde caían
con un estruendo vasto, levantaban
espirituales árboles de tierra
maravillosos de troncos y de ramas

En el ramaje aéreo de esos árboles


escondido en el follaje de barro,
hizo su nido de un instante
un deseo olvidado:

Tal vez de dormir en medio de un bosque,


quizás de toner alas;
¡tantos deseos caben en sólo uno
cuando se está casi muerto de cansancio!

181
EL PALOMAR

DEL palomar volaron a un tiempo las palomas:


¿Quedó desierto el palomar?
Más bien se ha confundido con el cielo,
y el ruido de tantas alas me ha recordado el mar.

Al palomar a un tiempo volvieron las palomas:


¿Estará lleno el palomar?
Tal vez: Pero mo importa .sólo el cielo,
¿y hacia dóndo miraré para poder ver el mar?

LA BALA

LA BALA que me hiera


será bala con alma.
El alma de esa bala
será como sería
la canción de una rosa
si las flores cantaran,
o el olor de un topacio
si las piedras olieran,
o la piel de una música
si nos fuese posible
tocar a las canciones
desnudas con las manos.

Si me hiere el cerebro
me dirá: Yo buscaba
sondear tu pensamiento.
Y si me hiere el pecho
me dirá: ¡Yo quería
decirte que te quiero!

182
FRANCISCO SANDOVAL
("El Norte" Trujlllo — Perú)

EL HOMBRE

AMO ser hombre.

Ah, qué será la muerte! Estarse solo


como Bccquer decía.
Y ser ya sólo un mero nombre. No
me resuelvo.
Aún Moisés, quo vivió hasta nueve siglos,
aun todos! ¡Quén no llega?—dice Becquer.

A qué, Señor, ontonces, tantas cosas?


Y yo, qué culpa? Yo
que con tanta humildad
voy, vengo, traigo amor y espero tanto!
Nada me duele porque quiero yo
que me duela lo menos.
Y si, por la calle apagada,
no encuentro a nadie en esta vida,
es porque nunca hay nadie para uno.

No tengo pensamiento. Bueno; pero


tengo mucha ternura que va sola,
en el aire, solita. Dame a alguien,
Señor, para querértelo; te juro
que te lo guardaré. Pero hazme ciego,
sin troley, como antaño cuando niño.
Antes (hace ya 18 años)
en mis cajitas de cartón—de tantas
que yo tenía—me guardaba todos
mis queridos juguetes.
Por la mañana, por la tarde, a todas
horas, lloraba yo de pura ternura.
Y aun bajo de la almohada los ponía.
Manuela, mi mamá, una vez se dijo:
Si parece mayor mi pobre hijito...

Sería así, Señor,


y guardaría entre cristal de roca,
en cajas niqueladas de alegría,
el juguete adorable.

183
Pero dámelo ya, que tengo triste
mi postrero poquito;
que así tiemblo. Señor, y me da ganas
de despertar a mamá, a Maruja,
a Carmen, a mi Nono la abuelita
—este montón de ausencias—
y hasta a papá para que tome cartas
en el asunto. Sí, Señor, es mucho;
ya no hay donde guardar tanta esperanza.

Tiemblo ser hombre; y suelo ya no serlo;


y ser sólo una denominación
mañana, en el espacio innominado.
Y soy yo la esperanza, yo la vida,
el juguete que espero, yo la ausencia.
¿Y el amor y la muerte,
la cajita de cristal de roca?
y que mañana, ni silencio; y ni
siquiera se estará a oscuras como
aquí.
¿Así, mamá, Maruja, Nono, cierto?

A todas las planicies abordables


de jalón en jalón, llegaron,
explorantes, los aviones.
Y saludaron a la eternidad.

184
GERARDO SEGUEL
(Casilla 2895 — Santiago de Chile)

PALABRAS EBRIAS

un CAMPANARIO
sujeta el crepúsculo a la tierra

puñales de sombra
dividen este DIA lleno de TI
pero tú echas a volar
las campanadas de tu risa
envías el crepúsculo hacia mí
y sabes dibujar la primavera
antes del mes de SETIEMBRE

pequeño cascabel ebrio


que agujereas de sol mi soledad
AYER cantábamos debajo de la noche
pero aún hay sol sobre aquella fiesta apagada

de dónde traes esos besos


que cada tarde recojo de tu boca?

ojalá mañana
vengas trayendo una ESTRELLA en cada mano.

GALERIA

la noche se pasea entre las casas dormidas


YO RECUERDO
una casita de alas blancas
la mirada de mi madre pastoreando mi infancia
días de escuela cargados de escarcha y de niebla
después ELLA apareció con su sonrisa
hacia el anochecido farol de mi alma
ahora la noche so pasea fuera de mi puerta
arrastra pensamientos
y a cada instante desembarca recuerdos

donde esta aún el día de mañana


acaso acecha desdo la débil
llamarada de las ventanas

185
sin embargo ella zafa una estrella del cielo
para acercarla a mi corazón
y mis ojos como dos flechas navegan
hacia donde el ciclo tiene escondida su sonrisa

CRUZ

LA TARDE esta colgando sus lámparas de sombra.


La tarde os una charca de silencio
y mi alma so disuelvo entre sus sombras.

Pero tú, desde allá,


desde la alta torre de tu recuerdo,
como una lámpara lejana
siembras tu luz
y a tu alrededor da vueltas mi vida
como la rueda del crepúsculo.

La noche desciende, cargada de estrellas,


por los altos caminos de la eternidad;
resbala hacia la tierra
agitando su bandera negra.
Y entre todas estas cosas,
mis pensamientos son flechas
que parten y retornan a mi corazón.
Abro los brazos y me siento
crucificado en tu recuerdo.

SENSACION DE LA NOCHE

FUERA la noche jira alrededor de las cosas.


Dentro mi corazón se cimbra,
jira y torna como un molino
crucificado frente al viento del recuerdo.

Noche. La noche de olas cansadas


que pasa dando vueltas
con su alta rueda infinita.

Mi amor es como un faro


que trizara sus alas obscuras de rayas amarillas.

Fuera la noche da vueltas alrededor de las cosas.


Mi amor tiembla y oscila

186
como un péndulo sombrío.

Moribunda canción de amor,


pequeño aleteo de muerte.

Una estrella que parte el horizonte


y muere.

187
SERAFIN DEL MAR
(Casilla 409. — La Paz, Bolivia)

CIUDAD

LOS tranvías, los autos, los ómnibus,


cavadores del silencio, marchan
escoltando las víctimas
que se quedaron en el camino.

Por la vía estridente


se alarga nuestra tristeza
con los ojos que se miran
en el espejo suicida del sol.

En la noche tropical
nuestros corazones arden
como bujías de muerte
que velan la angustia
de la Ciudad que se pudre
de LUJURIA.

Los hombres caminan ebrios


de dolor. CHICAGO.
lo. DE MAYO, y en los
ascensores del pueblo
grita la LIBERTAD.

La sangre del pensamiento


chorrea y se va por los surcos

del puerto, más allá...! Hasta


donde los cables abren las
puertas de la REVOLUCION para
que pasen DIOS y LENIN.

PUEBLO

MEDIA tarde cirujana, los rayos como bisturíes


abren el paisaje muerto de las nubes donde la
noche mira en un rincón por solo una estrella,
mientras nosotros ajusticiamos un puñado de
nervios en el dancing del crepúsculo—

188
Pensativos sobro el océano brumoso del café la
tarde zapatea insistente en las calles que se apagan—

Todas las esquinas temblorosas aguaitan


con deseo de arrebatarnos la sombra—

Pasa un hombre perseguido por el


silencio, mientras el farol se desangra en alumbrar—

Los perros pasan olfateando el sexo de la tierra


húmeda
con los ojos bohemios donde se murió el día de enero—

EN LAS CALLES TODAS LAS SOMBRAS SE HAN


ARRODILLADO
A REZAR, paso y me extienden las manos movidas por
e1 viento—y yo les digo: Perdón!—

Las ramas se quejan como en un hospital y me


angustio en mi pequeñez de no poder salvarlas—

Las hojas se arrastran como cansados féretros


por el camino que apenas es un punto negro—

Y yo como un árbol solitario con los brazos extendidos


me voy solo por la noche sin dejar huellas...

EL POEMA INUTIL

YO HABÍA muerto para Ion ojos del día.


Es de noche.

Se abren las puertas


para dejar pasar el silencio.
En las paredes velan mi vida,
sepultando lagrimas turbias, para lavar
las heridas de mís manos, donde
se incendió mi nombre.

Sobre mis hombros grita el


FUTURO
con una sinfonía de allegros;
pero yo no tengo nombre,
como cuando nací.

189
El tiempo agujerea la angustia
de mi locura inútil, inútil, inútil.

En vano me mientes hermano: la vida


nunca llega cuando se le busca.
Todos somos caminantes perdidos
en el desierto de nuestras palmas
con los ojos ciegos de tanto haber
mirado el sol que nos viste de sombra.
En vano me mientes hermano: Yo
colgaré como una pena en tus ojos,
sin darte miedo, hasta que me
llores y me olvides en el camino.

190
FERNAN SILVA VALDES
(Uruguayana esq. Maturana. — Montevideo, Uruguay)

OTOÑO

EL OTOÑO ha llorado, y como es forastero


El viento lo pasea por toda la ciudad.

En la vereda de una calle humilde


Un remolino de aire cierra el ojo de un charco
Con un montón de hojas.
El cielo está brillante como nunca
Porque el viento
Lo ha dejado limpito con su esponja de nubes.

Anochece
Las filas de automóviles
Hacen de la avenida cuatro caminos rectos;
Y por esos caminos
Pasean las mujeres de todas las tardes;
Las que buscan un novio;
Las que se hacen buscar;
Y todas me parecen hermosas y elegantes;
Y todos los caminos llevan a una moneda
O a un corazón.

En la copa de un plátano
Hace burbujas la primer estrella;
Y en las vidrieras de los grandes comercios
Sale un sol mercantil.
En un hotel de moda,
Señoritas snobs, en copas elegantes
Toman sorbitos de frivolidad.

Zumban los vendedores como moscas de invierno;


Y entre las pieles tibias de las mujeres ricas
Asoma su hocico de zorro
El lujo burgués.

Ahí va la muchacha que más me gusta;


Al pasar no me mira o no me vé;
Yo la sigo de cerca, una cuadra, dos cuadras;
Y como no se vuelve,
La pena enturbia mi alegría

191
Como una piedra el agua de una fuente.

Yo la sigo, la sigo, pero olla no me vé;


Yo soy un tipo anónimo
Que camina borrándose on su cerrazón.

El otoño ha llegado, y como os forastero


El viento lo pasea por toda la ciudad.

EL TANGO

TANGO milongón,
Corazón del arrabal
Eres como una viruta musical,
Como una viruta de bandoneón.

Como una queja que se estira


Produciendo escozor y placer;
Eres una música que se respira,
Que tiene forma de curva y que huele a mujer.

Música primitiva pero civilizada;


Que calienta la sangro y emborracha a las gentes;
Una música rara
Que se acompaña con el cuerpo.
Y con los labios, y con los dientes,
Como si se mascara,
Pegajosa como la miel,
Y que fatiga sin fatigar;
Resbala por los nervios como por un riel,
Y se baila con los cinco sentidos
Puestos en el bailar.

Tango;
Por entre la cadencia de tu música queda
Yo palpo la dureza viva del arrabal,
Como por entro una vaina de seda
La hoja de un puñal.

Tango milongón,
Tango compadrón,
Que a pesar de bailarse con todas las ganas
Se baila COMO SIN GANAS,
Como en carriles de lentitud;
Eres un estado de alma de la multitud.

192
HA CAIDO UNA ESTRELLA
(El poema del hombre que suelda la vía)

QUE LINDO,
vengan a ver qué lindo:
en medio de la calle ha caído una estrella;
y un hombre enmascarado
por ver qué tiene adentro se está quemando en ella!

Hay un montón de gente con la vista en el suelo,


desde donde se eleva una gran luz azul,
que se apaga y se enciende en un relampagueo
tal como si la estrella se estuviese muriendo!

Vengan a ver qué lindo:


en medio de la calle ha caído una estrella;
y la gente, asombrada,
le ha formado una rueda
para verla morir entre sus deslumbrantes
boqueadas celestes!

Estoy frente a un prodigio,


—a ver quién me lo niega: —
en medio de la calle
ha caído una estrella!

TEMA DE ROMANCE

EN EL filo del camino


hay un rancho;
en el rancho una ventana
por donde se asoma el alba
de una lucecita blanca.

Dentro el rancho una pareja;


afuera un caballo negro;
el caballo atado a un árbol
por dos vueltas del cabestro,
y la moza con el mozo
abrochados en un beso.

La media noche amanece


en el pico de los gallos;

193
silba en lo oscuro un chingólo
romántico,
de esos que entrada la noche
cantan un solito canto.

Siguen pasando las horas,


el cielo lo va aclarando,
y el alba grande del día
apaga el alba del rancho.

PAMPA Y VIENTO

EN LA Pampa inmensa;
en la Pampa que es campo y es cielo.

Arenilla en la boca, en los pliegues del poncho,


en los bollos del sombrero;
arenilla en todo, arenilla hasta
en el ruido que hace el cuchillo
al salir de la vaina.
Y atrás, volando, el viento, borroneador de huellas;
el viento como un gran pájaro afónico
con alas invisibles y buche de nube de tierra.

Mi caballo al galope
va dejando una siembra de pisadas sin cuento;
pisadas para el pico,
pisadas para el buche,
del viento!

CACHARROS

ME LEVANTÉ con noche a preparar el barro


para mis cacharros.

Yo soy un poco indio guaraní por mi cara,


y soy indio del todo al hacer mis cacharros

Va a amanecer, el alba
es como un friso pálido
chispeado de estrellas;
va a amanecer, el alba
es como un friso rosa
chispeado de pájaros.

194
Me levanté con noche a preparar el barro
para mis cacharros.

Está aclarando el día, los pájaros del alba


entre trinos y vuelos
se han comido toditas
las estrellas del cielo.

Está aclarando el día; — yo trabajo cantando,


tengo la voz mojada y la tonada fácil;
(me levanté esta mañana
con la garganta tan fresca
como si hubiera dormido
con una estrella en la boca).

Y así, mientras trabajo


cantando a media voz,
lejos, en el paisaje,
se oye salir el sol.

195
JOSÉ JUAN TABLADA
(1 Continental Avonue (Forest Hills L. Y. New York, U. S. A.)

APARICION

LA MUJER quo aparece, surge


enmedio del apoteosis de un perfume
o escondida como una violeta
en el núcleo de sombra de la estrella.
Intermitente copo de espuma
en el oleaje de la música.
Vaso de champaña y nieve
en la sed de la fiebre
quo nos hunde en la alberca tibia y clara
de una inmensa esmeralda
y nos abre en la aurora
los ojos que corramos en la sombra!

LA MUJER TATUADA

LAS HUELLAS de los pies de sus amantes


Han cubierto su alcoba
Con un tapiz de peregrinaciones.

La arcilla de su seno
Está llena de huellas digitales,

Y todo su cuerpo de jeroglíficos


De colibríes, besos
De sus amantes niños...

El vuelo de sus cejas


En su frente admirable
Posa un perfil de zopilote
Sobre los cráneos del zompantli,
Que echa a volar cuando sus ojos
Luminoso se abren...
Espejo de obsidiana
Del brujo Tezcatlipoca;
Yugo de granito;
¡Cóncavo
Vaso de sacrificios!

196
Carne macerada de inciensos
Como las paredes de los templos.
Un pasajero amante
Dejó escrito su nombre en un tatuaje
Sobre su carne,... una tarde. . .

Su esencial orquídea,
Como las de Mitla,
Surge entre las piedras del templo
Promulgando sangre de víctimas.

Imán de la mariposa ilusión


Que flota en claros de luna o tiembla
En un verde rayo de sol...

La Teoyamique sonríe en sus dientes


Y el jaguar de su ardor abre las fauces
Al través de una enagua de serpientes.

Y, hélice del Calendario ancestral,


Su misterio sobre nuestras escamas
Suelta elásticas plumas de quetzal.

De su alma llana de sepulcros


Suben hasta sus ojos
Espectros y vislumbres de tesoros.

Y, tanta pasión suprimida,


Momias que emparedó al Santo Oficio
Y hoy implacables resucitan...!

Mientras su carne de cera


Ardo con flama de pasión
Como gran cirio de la Inquisición.

Se siente Emperatriz en las verbenas


Y en la profunda ergástula de sus amantes reina
Y aspira como ídolo copales y alhucemas.

Caen los besos, de sus ojeras a la sombra,


En el ávido surco de su boca
Y sus senos se hinchan
Como si fueran a brotar dos rosas...

En su vientre sstá. la equino-cáctea


En su vientre infecundo
Tan blanco como la Via Láctea

197
Llena de mundos. .

Sus pésames aullan con los coyotes de la sierra


Y su máscara estampada de flores
Cubre una sonrisa de hiena.

Como submarinas medusas


En espejismos de Atlántidas
Ruedan sus ojos en blanco.

Cuando entre blasfemias roncas


Su hombre se rinde al fin entre sus brazos
Como un ahorcado en una horca.

Nada hay
Tan semejante a una chinampa florida
Como su carne escondida
Bajo tápalos de Catay...

Y a ella toda, como la gran curva de luz


Del cohete que en silencio vuela
Y suspende, doblado en festón de sauz,
Un jardín milagroso en la plazuela.

A tiempo que a la vera de la vieja casona


Esquiva la Llorona
Su fluido cuerpo de lémur
Y su gemir doliente y vano

Como de flauta hecha en un fémur


humano...

EL BURRITO

MIENTRAS lo cargan
Sueña el burrito amosquilado
En paraísos de esmeralda...

JAGUAR

LUCE del jaguar el blasón:


En campo de oro
Las manchas del sol.

198
LOOPING THE LOOP

VESPERAL perspectiva:
En torno de la luna
Hace un "looping tho loop" la golondrina.

PECES VOLADORES

AL GOLPE del oro solar


Estalla en astillas el vidrio del mar.

6. p. m.

LA GOLONDRINA con su breve grito


Traza en el cielo signos de infinito.

8. p. m.

CANTA un responso el sapo


A las pobres estrellas
Caídas en su charco.

SAUZ LLORON

ROMANTICO saúz, lloraste tanto


Que agobiado, en el río te reflejas
Como en tu propio llanto...

PALMA REAL

ERIGIO una columna,


La palma arquitectónica y sus hojas
Proyectan ya la cúpula.

199
CESAR VALLEJO
(Legación del Perú. - París, Francia)

FORAGIDO tormento, entra, sal


por un mismo forado cuadrangular.
Anda. El balance punza y punza
hasta las cachas.

A voces doyme contra todas las contras


y por ratos hoy el mas negro de los ápices.
en la fatalidad de la Armonía.
Entonces las ojeras se irritan divinamente
y solloza la Sierra del Alma,
se violentan oxígenos de buena voluntad,
arde cuanto no arde y hasta
el dolor dobla el pico en risa.

Pero un día no podrás entrar


ni salir, con el puñado de tierra
que te echaré a los ojos, foragido.

XV

EN EL rincón aquel, donde dormimos juntos


tantas noches, ahora me he sentado
a caminar. La cuja de los novios difuntos
fué sacada, o tal vez qué habrá pasado.

Has venido temprano a otros asuntos,


y ya no estás. Es el rincón
donde a tu lado, leí una noche,
entre tus tiernos puntos,
un cuento de Daudet. Es el rincón
amado. No lo equivoques.

Me he puesto a recordar los días


de verano, idos, tu entrar y salir.
Poca y harta y pálida por los cuartos.
En esta noche pluviosa
ya lejos de ambos dos, salto de pronto...
Son dos puertas abriéndose, cerrándose,

200
dos puertas que al viento van y vienen
sombra a sombra

XXXIII

HE almorzado solo, y no he tenido,


madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua;
ni padre que en el facundo ofertorio
de los choclos, pregunte para su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido.

Cómo iba yo a almozar. Cómo me iba a servir


de tales platos distantes esas cosas,
cuando habráse quebrado el propio hogar,
cuando no asoma ni madre a los labios.
Cómo iba yo a almozar, nonada.

A la mesa de un buen amigo he almorzado


con su padre recién llegado del Mundo,
con sus canas tías que hablan
en tordillo retinte de porcelana,
bisbiseando por todos sus rudos alvéolos
y con cubiertos francos de alegres tiroriros
porque estánse en su casa. Así, qué gracia!
Y me han dolido los cuchillos
de esta mesa on todo el paladar.

El yantar de ostas mesas así, en que se prueba


amor ajeno en vez del propio amor,
torna tierra el bocado quo no blinda la
Madre,
hace golpe la dura deglución; el dulce,
hiél; aceite funérco, el café.

Cuando ya se ha quebrado el propio hogar,


y el sírvete materno no sale de la tumba,
la cocina a oscuras, la miseria de amor.

201
JUAN LUIS VELAZQUEZ

NOCHE de estrellas en el alto


emparrado de Dios.
Noche desapercibida en la
humedad reumática de la hondura.

Noche de estrellas, noche de fiesta


para las almas en vigilia
vanguardias de toda nueva
ETERNIDAD

COMO líneas echadas


por una mano infinita
al fin nos encontramos,
Sólo en un punto.

SOLO!!!

Ni tú ni yo supimos averiguar
en la mirada si estábamos
de ida o de vuelta.

Y las matemáticas de la vida


nos divergieron después.

Talvez
de nuestro origen.

202
LUIS VIDALES
(Bogotá, Colombia)

EN EL PARQUE

EL RELOJ formula
12 medio-día.
Y cae sobre nosotros
— exacta —
la gran plomada.

Los árboles del parque


alharaquean
como unos loros
dentro de su jaula.

Yo he cogido tus manos


en mi diestra
como un par de guantes.

Pasan lagunas de viento.

Nos aburrimos.
Hace mucha luz para amarnos.

Pasan más lagunas de viento.


Hé!

te he tendido la mano
para que te levantes
y el peso de tu cuerpo
como una bola densa
y tibia
ha caído en mi mano.

Vuelve a esperarnos el escaño,


¡Cómo esperan los escaños
en el parque!

Este cielo es un gran pisapapeles


de osos que tienen un paisaje por dentro.

Y los dos nos alejamos


por la callecita que hay en el pisapapeles.

203
EL HUECO

MIS versos dicen.


Hueco
único sitio habitable
Casas.
Casas.
Casas.
Huecos interrumpidos por paredes y puertas.
Huecos divididos en cuadros.

Mi vida
mi vida transeúnte
está llena de las troneras
de las horribles cavernas
que las casas les hacen a los huecos.
Y ya no puedo
borrar en mí la sensación
de los huecos de la ciudad
encerrados en los cajones de los cuartos.

CINEMATOGRAFIA NACIONAL

POR el cielo amarilloso


de linterna
pasan las nubes colombianas.
Y como se las nota que no habían ensayado
antes.

Los árboles
—por ser la primera vez que trabajan en cine—
aparecen
tiesos
cohibidos
amanerados.

Pero el salto de Tequendama


lo hace con naturalidad
como si tuviera
una larga práctica
en cinematógrafo.

Por los alrededores de Bogotá

204
merodea la luna.

¡Y qué luna!
Es una Luna barnizada de blanco
y con instalación propia.

Afuera
el cielo de la noche
oseuro ampuloso
es un inmenso gongorismo.

Luego veo la luna.


Oh! Oh!
Les saca a loa transeúntes
sus fichas antropométricas contra el muro!

Son como clichés quemados


que huyen!
Y en el salón de la noche
yo aplaudo
las películas incoherentes
de este Pathé Baby.

CUADRITO DE MOVIMIENTO

ESTOY en la ventana,
Pequeñito
el paisaje soporta encima
todo el enorme peso de la lejanía.
Oh! si dan ganas
de domesticar el paisaje
y amaestrarlo con docilidad
hasta que se lo pueda poner un marco
y así
—completamente civilizado—
tenerlo colgado en la biblioteca.
Y entonces—
mientras yo leyera el libro nuevo
rentado en el sillón giratorio—
resultaría sumamente agradable
alzar la vista de improviso
y ver que en el cuadrito llovía —
o hacía sol — o hacía viento —
o empezaban a salir las primeras estrellas.

205
Contenido
FENELON ARCE............................................................................................................................... 10
D. ................................................................................................................................................... 10
G. ................................................................................................................................................... 10
ANTONIO ARRAZ ............................................................................................................................. 12
BARRO .......................................................................................................................................... 12
EL HERMANO MUERTO .............................................................................................................. 12
RUBEN AZOCAR .............................................................................................................................. 13
FRANCISCO LUIS BERNARDEZ ..................................................................................................... 16
TARDE CONSTRUIDA CON VERSOS ......................................................................................... 16
SEIS VERSOS A UNA VENTANA................................................................................................. 16
OCASO .......................................................................................................................................... 17
EPITAFIO A UNA MANO DE LABRADOR .................................................................................... 17
FEDERICO B OLAÑOS .................................................................................................................... 18
EL AFLUENTE DIVINO ................................................................................................................. 18
EL HOMBRE SIN AMOR ............................................................................................................... 18
JORGE LUIS BORGES ..................................................................................................................... 20
LA GUITARRA ............................................................................................................................... 20
ATARDECER ................................................................................................................................. 20
UN PATIO ...................................................................................................................................... 21
LA NOCHE DE SAN JUAN ............................................................................................................ 21
ATARDECER ................................................................................................................................. 21
RUSIA ............................................................................................................................................ 22
DULCIA LINQUIMVS ARVA .......................................................................................................... 22
MONTEVIDEO ............................................................................................................................... 23
A LA CALLE SERRANO ................................................................................................................ 24
A. BRANDAN CARAFFA ................................................................................................................... 25
EXPRESS ...................................................................................................................................... 25
PRIMAVERA .................................................................................................................................. 25
DANZA ........................................................................................................................................... 27
E. BUSTAMANTE Y BALLIVIAN ....................................................................................................... 28
MISTICA ........................................................................................................................................ 28
PONIENTE..................................................................................................................................... 28
CARBON MINERO ........................................................................................................................ 28
NOCTURNO DEL AUTO ............................................................................................................... 29
COLONIZACION............................................................................................................................ 30
LUIS CARDOZA Y ARAGON ............................................................................................................ 32
SIGLO XX, ..................................................................................................................................... 32
II ..................................................................................................................................................... 33
ANDRES L. CARO ............................................................................................................................ 35
NOCHE .......................................................................................................................................... 35
FIESTA .......................................................................................................................................... 35
NOSTALGIA .................................................................................................................................. 36
ANGEL CRUCHAGA SANTA MARIA ............................................................................................... 37
SEMILLA ........................................................................................................................................ 37
MIRADOR ...................................................................................................................................... 38
AMADA MIA ................................................................................................................................... 38
VITRAUX ....................................................................................................................................... 39
MILAGRO ...................................................................................................................................... 40
ELOGIO ......................................................................................................................................... 40
MI REINO....................................................................................................................................... 41
MARIO CHABES ............................................................................................................................... 43

206
SALA HOSPITALARIA .................................................................................................................. 43
TARDE ........................................................................................................................................... 43
BAJORELIEVE .............................................................................................................................. 44
MUELLE ROTO ............................................................................................................................. 44
NOCTURNO DE LOS SAPOS ...................................................................................................... 45
LOS GAUCHOS............................................................................................................................. 45
LUIS DE LA JARA ............................................................................................................................. 47
T O R T O N I ................................................................................................................................. 47
FERROCARRIL SIMPLISTA ......................................................................................................... 47
ALEXIS DELGADO ........................................................................................................................... 49
PATIO ............................................................................................................................................ 49
UN HOMBRE ................................................................................................................................. 49
ROSAMEL DEL VALLE ..................................................................................................................... 50
MEDIODIA ..................................................................................................................................... 50
VELODROMO................................................................................................................................ 50
AS DE ORO ................................................................................................................................... 51
PABLO DE ROKHA ........................................................................................................................... 52
INNOMINADO................................................................................................................................ 52
HUMBERTO DIAZ CASANUEVA ..................................................................................................... 54
MACEDONIO FERNANDEZ ............................................................................................................. 55
EL RECIEN VENIDO ..................................................................................................................... 55
ELENA BELLAMUERTE ................................................................................................................ 57
DEUNAMOR EL NO EXISTENTE CABALLERO .......................................................................... 58
JACOBO FIJMAN .............................................................................................................................. 59
TOQUE DE BEBATO .................................................................................................................... 59
COPULA ........................................................................................................................................ 59
JUAN FLORIT ................................................................................................................................... 61
VIAJE ............................................................................................................................................. 61
PASO TARDO ............................................................................................................................... 61
8 ..................................................................................................................................................... 62
PARIS ............................................................................................................................................ 63
ATMOSFERA................................................................................................................................. 63
SIDE - CAR .................................................................................................................................... 64
TACTICA........................................................................................................................................ 64
NICOLAS FUSCO SANSONE .......................................................................................................... 65
NOCTURNO DEL ARBOL SOLO .................................................................................................. 65
EDUARDO GONZALEZ LANUZA ..................................................................................................... 66
ATARDECER ................................................................................................................................. 66
INSTANTANEA .............................................................................................................................. 66
NOCTURNO INTIMO .................................................................................................................... 66
POEMA DE LOS HORIZONTES ................................................................................................... 67
POEMAS DE LOS AUTOMOVILES .............................................................................................. 68
POEMA DE LOS ASCENSORES.................................................................................................. 70
APOCALIPSIS ............................................................................................................................... 71
GUILLERMO JUAN ........................................................................................................................... 73
IGLESIA ......................................................................................................................................... 73
PLAYA ........................................................................................................................................... 73
PUERTO ........................................................................................................................................ 73
VOLVIENDO DEL AMOR .............................................................................................................. 74
RICARDO GÜIRALDES .................................................................................................................... 75
MI CABALLO ................................................................................................................................. 75
LADRIDO ....................................................................................................................................... 75
VERANO ........................................................................................................................................ 76
POEMA SOLITARIO ...................................................................................................................... 76
ALEJANDRO GUTIÉRREZ ............................................................................................................... 78
ALBERTO HIDALGO ........................................................................................................................ 79

207
NUEVO AUTORRETRATO ........................................................................................................... 79
ARENGA SIMPLISTA A LOS ASCENSORES .............................................................................. 80
OPERA SIMPLISTA ...................................................................................................................... 81
EL FIN SIMPLISTA ........................................................................................................................ 81
EL SEPELIO SIMPLISTA .............................................................................................................. 82
ODA SIMPLISTA A AREQUIPA .................................................................................................... 83
SENSACION DE VELOCIDAD ...................................................................................................... 84
VIAJE ALREDEDOR DE MI MISMO ............................................................................................. 84
RETRATO SE BOLIVAR ............................................................................................................... 85
MANUEL HÜBNER ........................................................................................................................... 89
TEA BOOM .................................................................................................................................... 89
VICENTE HUIDOBRO ...................................................................................................................... 91
HIJO ............................................................................................................................................... 91
LA SENDA ERA TAN LARGA ....................................................................................................... 91
MEDIA NOCHE.............................................................................................................................. 91
TORRE EIFFEL ............................................................................................................................. 92
PAISAJE ........................................................................................................................................ 94
POEMA .......................................................................................................................................... 95
ESTIO EN SORDINA ..................................................................................................................... 95
OCEANO O DANCING .................................................................................................................. 96
CAMPANARIO ............................................................................................................................... 97
EDUARDO KELLER SARMIENTO ................................................................................................... 98
PARIS... ......................................................................................................................................... 98
NORA LANGE ................................................................................................................................... 99
JORNADA ...................................................................................................................................... 99
IGLESIA ....................................................................................................................................... 100
LUIS ÁNGEL LEÓN ........................................................................................................................ 102
MADRUGADA.............................................................................................................................. 102
CATACLISMO.............................................................................................................................. 102
"SOY UN VASO, BEBEME" ........................................................................................................ 103
MI LIBRO ..................................................................................................................................... 103
GERMÁN LIST A R Z U B I D E ...................................................................................................... 105
ESTACION................................................................................................................................... 105
SILABARIO .................................................................................................................................. 105
GRAN CONCURSO .................................................................................................................... 106
JUAN JOSE LORA .......................................................................................................................... 107
INSOMNIO ................................................................................................................................... 107
CRONICA .................................................................................................................................... 107
MANUEL MAPLES ARCE ............................................................................................................... 109
EN LA DOLENCIA ESTÁTICA... ................................................................................................. 110
TRAS LOS ADIOSES ULTIMOS ................................................................................................. 111
URBE ........................................................................................................................................... 112
CANTO 3 ..................................................................................................................................... 112
CANTO 4 ..................................................................................................................................... 112
LEOPOLDO MARECHAL ................................................................................................................ 114
FRIO ............................................................................................................................................ 114
SUBÍA .......................................................................................................................................... 115
ILKA KRUPKIN ............................................................................................................................ 116
CANTO PARA UNA SEGADORA ............................................................................................... 117
LARGO DIA DE COLERA ........................................................................................................... 119
JUAN MARIN................................................................................................................................... 122
AMANECER DE HOSPITAL........................................................................................................ 122
SUPERAVION ............................................................................................................................. 123
HUGO MAYO .................................................................................................................................. 126
DESIEEE LUBOWSKA ................................................................................................................ 126
EL JARDIN DE NOVIEMBRE ...................................................................................................... 127

208
LA NOCHE DE LAS ESTRELLAS ............................................................................................... 127
MERCADO DE MANZANAS ....................................................................................................... 127
GUILLERMO MERCADO ................................................................................................................ 129
NOCTURNO ................................................................................................................................ 129
MINUETO .................................................................................................................................... 129
RICARDO E. MOLINARI ................................................................................................................. 131
MUSEO ........................................................................................................................................ 131
POEMA DEL ALMACEN ............................................................................................................. 131
J. MORAGA BUSTAMANTE ........................................................................................................... 133
JAZZ-BAND ................................................................................................................................. 133
POEMA ........................................................................................................................................ 134
TERRAZA .................................................................................................................................... 135
PABLO NERUDA ............................................................................................................................ 136
4 ................................................................................................................................................... 136
11 ................................................................................................................................................. 136
17 ................................................................................................................................................. 137
18 ................................................................................................................................................. 138
SALVADOR NOVO ......................................................................................................................... 142
HANON ........................................................................................................................................ 142
VIAJE ........................................................................................................................................... 142
NAUFRAGIO................................................................................................................................ 143
DILUVIO....................................................................................................................................... 144
EL MAR ........................................................................................................................................ 146
CHARCOS ................................................................................................................................... 148
CEMENTERIO ............................................................................................................................. 148
CIUDAD ....................................................................................................................................... 149
HIMNO DEL DOLOR CONVERGENTE ...................................................................................... 149
PUEBLO ...................................................................................................................................... 150
NICOLAS OLIVARI ......................................................................................................................... 151
MI MUJER.................................................................................................................................... 151
ROBERTO A. ORTELLI .................................................................................................................. 153
LLUEVE ....................................................................................................................................... 153
RESPONSO EN LUTO MAYOR.................................................................................................. 153
POEMA PARA EL AMIGO MUERTO .......................................................................................... 154
FRACASO .................................................................................................................................... 154
IMAGENES DE MEDIANOCHE .................................................................................................. 155
JUAN PARRA DEL RIEGO ............................................................................................................. 156
SERENATA FUNAMBULESCA ................................................................................................... 156
NOCTURNO No. 9 ...................................................................................................................... 157
CARLOS PELLICER ....................................................................................................................... 159
SEMBRADOR .............................................................................................................................. 159
ANIVERSARIO ............................................................................................................................ 159
POEMAS AÉREOS ..................................................................................................................... 160
PRIMERA VEZ............................................................................................................................. 160
TERCERA VEZ ............................................................................................................................ 160
ALEJANDRO PERALTA ................................................................................................................. 162
CHOZAS DE MEDIA NOCHE... ... .............................................................................................. 162
ILDEFONSO PEREDA VALDES..................................................................................................... 163
LA GUITARRA ............................................................................................................................. 163
FRANCISCO M. PIÑERO ............................................................................................................... 164
(APPASIONATA) ......................................................................................................................... 164
TORMENTA ................................................................................................................................. 165
ADOLESCENCIA ......................................................................................................................... 165
HISTORIA LARGA, RESUMIDA.................................................................................................. 167
CANTA EL ARBOL ...................................................................................................................... 167
"CANCION" .................................................................................................................................. 168

209
MAGDA PORTAL ............................................................................................................................ 169
CROMOS DE LUZ ....................................................................................................................... 169
SALVADOR REYES ........................................................................................................................ 172
TARDE ......................................................................................................................................... 172
RUTA ........................................................................................................................................... 172
SAUDADE.................................................................................................................................... 173
MIA ............................................................................................................................................... 173
BARCO ........................................................................................................................................ 174
FILM ............................................................................................................................................. 175
CABARET .................................................................................................................................... 175
SPLEEN ....................................................................................................................................... 176
ALBERTO ROJAS GIMENEZ ......................................................................................................... 178
J. RUBÉN ROMERO ....................................................................................................................... 179
EL GRANERO ............................................................................................................................. 179
LA SERENATA ............................................................................................................................ 179
EL REBAÑO ................................................................................................................................ 179
EL MEDICO ................................................................................................................................. 179
SEMANA SANTA ......................................................................................................................... 179
MI HERMANO.............................................................................................................................. 180
SALOMON DE LA SELVA .............................................................................................................. 181
REMORDIMIENTO ...................................................................................................................... 181
GRANADAS ................................................................................................................................. 181
EL PALOMAR .............................................................................................................................. 182
LA BALA ...................................................................................................................................... 182
FRANCISCO SANDOVAL ............................................................................................................... 183
EL HOMBRE ................................................................................................................................ 183
GERARDO SEGUEL ....................................................................................................................... 185
PALABRAS EBRIAS .................................................................................................................... 185
GALERIA ..................................................................................................................................... 185
CRUZ ........................................................................................................................................... 186
SENSACION DE LA NOCHE ...................................................................................................... 186
SERAFIN DEL MAR ........................................................................................................................ 188
CIUDAD ....................................................................................................................................... 188
PUEBLO ...................................................................................................................................... 188
EL POEMA INUTIL ...................................................................................................................... 189
FERNAN SILVA VALDES ............................................................................................................... 191
OTOÑO ........................................................................................................................................ 191
EL TANGO ................................................................................................................................... 192
HA CAIDO UNA ESTRELLA ....................................................................................................... 193
TEMA DE ROMANCE ................................................................................................................. 193
PAMPA Y VIENTO ...................................................................................................................... 194
CACHARROS .............................................................................................................................. 194
JOSÉ JUAN TABLADA ................................................................................................................... 196
APARICION ................................................................................................................................. 196
LA MUJER TATUADA ................................................................................................................. 196
EL BURRITO ............................................................................................................................... 198
LOOPING THE LOOP ................................................................................................................. 199
PECES VOLADORES ................................................................................................................. 199
6. p. m. ......................................................................................................................................... 199
8. p. m. ......................................................................................................................................... 199
SAUZ LLORON............................................................................................................................ 199
PALMA REAL .............................................................................................................................. 199
CESAR VALLEJO ........................................................................................................................... 200
L ................................................................................................................................................... 200
XV ................................................................................................................................................ 200
XXXIII ........................................................................................................................................... 201

210
JUAN LUIS VELAZQUEZ ................................................................................................................ 202
LUIS VIDALES ................................................................................................................................ 203
EN EL PARQUE .......................................................................................................................... 203
EL HUECO ................................................................................................................................... 204
CINEMATOGRAFIA NACIONAL ................................................................................................. 204
CUADRITO DE MOVIMIENTO .................................................................................................... 205

211

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