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1.2. Los pueblos prerromanos: íberos, celtas y Tartessos. Las colonizaciones históricas:
fenicios y griegos
Los íberos eran los pueblos que vivían en la parte oriental de la Península. Vivían en
poblados fortificados y tenían una sociedad estratificada dominada por los régulos
(“reyes”), que tenían un gran poder económico y militar, y los guerreros ocupaban una
posición destacada. La economía de los pueblos íberos se basaba en la agricultura
mediterránea. La ganadería alcanzó un importante desarrollo, especialmente la cría de
caballos. Dominaban la cerámica y la metalurgia y destacaron en la fabricación de
armas (falcata ibérica). Usaban la moneda.
Los celtas llegaron a la península en dos oleadas, en los siglos IX y VII a.C. Su
estructura social era tribal y se basaba en clanes familiares dominados por los guerreros.
Su economía se basaba en la ganadería y vivían en asentamientos fortificados (castros).
El reino de los Tartessos, situado junto al valle del Guadalquivir, se mueve entre los
histórico y lo legendario. Prosperaron gracias al intercambio de metales y a su riqueza
agropecuaria.
Los fenicios fueron los primeros colonizadores en llegar a la Península. No querían
invadir, solo instalar factorías en la costa. Introdujeron la conservación del pescado en
salazón, el torno alfarero, el tintado con púrpura y la escritura alfabética.
Los griegos fundaron factorías en la Península entre los siglos VII y VI a.C., impulsados
por intereses semejantes a los de los fenicios, con los que compitieron. Comerciaron con
Tartessos a cambio de metales, sal y esparto. Los griegos distribuyeron su delicada
cerámica, sus tejidos de lino, vino y aceite.
1.3. Conquista y romanización de la Península Ibérica
1ª etapa (218-197 a.C.): Anibal atacó en el año 219 a.C. a la ciudad prerromana de
Sagunto, aliada de los romanos, lo que provocó la segunda guerra púnica entre Cartago
y Roma. En el año 218 a.C. las legiones romanas desembarcaron en Emporion y Publio
Cornelio logró derrotar a los cartagineses tras sucesivas batallas y conquistar Cartago
Nova y Gades. En el año 206 a.C. los romanos controlaban la Península.
2ª etapa (197-133 a.C.): La conquista del interior de la Península resultó costosa ya que
los celtíberos y los celtas llevaron a cabo una táctica de guerrillas que causó enormes
contratiempos a los romanos.
3ª etapa (29-19 a.C.): Las conquistas romanas quedaron paralizadas durante años por el
grave conflicto que afectó a la organización política de Roma y que concluyó con la
transformación de república en imperio. Octavio Augusto se dispuso a conquistar
definitivamente toda la Península. El objetivo eran los cántabros y astures, la resistencia
fue dura y la represión feroz pero finalmente Roma conquistó toda Hispania.
La romanización consistió en el proceso por el que las sociedades indígenas
prerromanas adoptaron la cultura romana (lengua, instituciones, derecho, religión…) y
sus formas de vida. Los elementos esenciales de la romanización fueron el ejército y los
colonos.
El latín fue un símbolo del poder romano y se fue imponiendo poco a poco sobre el
resto de lenguas peninsulares y la latinización alcanzó todas las capas sociales. Otro
testimonio del legado romano fue su sistema jurídico: el derecho romano.
El proceso de romanización dejó un conjunto de obras y un valioso legado artístico.
2.5. Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y
sociedad estamental
En la Edad Media, los monarcas se creían elegidos por Dios para gobernar su reino, que
se consideraba patrimonio del monarca. Los reyes medievales podían declarar la guerra,
convocar al ejército, dictar leyes, impartir justicia y acuñar moneda. A su alrededor
organizaron una corte de consejeros que acabó convirtiéndose en el consejo real.
También existía la Curia (encargada de la administración de justicia), la Cancillera
(administración) y la Tesorería (finanzas).
En la Corona de Castilla el rey disponía de poderes más amplios, mientras que en la
Corona de Aragón el arraigo de las estructuras sociales y el poder nobiliario, impulsaron
el pactismo. El ejercicio del poder real se basaba en un equilibrio entre el poder del rey
y las instituciones, y el monarca estaba sometido al control de la nobleza a través de las
cortes.
La sociedad estamental se caracterizaba por su jerarquización y la acumulación o
carencia de privilegios. Los estamentos eran el nobiliario, el eclesiástico y los no
privilegiados (campesinos, comerciantes y artesanos).
Los señoríos podían ser de realengo, que pertenecían al monarca; eclesiásticos, que eran
de la Iglesia; y señoriales. Estos podían ser de dos tipos: solariegos, en los que los
señores cobraban rentas a sus habitantes por el uso de la tierra; y jurisdiccionales en los
que el señor cobraba impuestos y administraba justicia y otras prerrogativas.
3.3. El Imperio de los Austrias: España bajo Carlos I. Política exterior y conflictos
europeos
Tras la muerte de Isabel la Católica, su hija Juana fue nombrada reina de Castilla se casó
con Felipe heredero de los territorios de Borgoña y de la Casa de Austria. En 1517,
Carlos I (hijo de Juana y Felipe) fue proclamado rey de la monarquía hispánica, y en
1519 fue proclamado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, con el nombre
de Carlos V.
El inicio del reinado de Carlos fue difícil ya que cuando llegó no hablaba español y vino
acompañado de un grupo de cortesanos flamencos que obtuvieron cargos y rentas en la
Corona castellana.
La subida de impuestos derivó en revueltas protagonizadas por la pequeña nobleza, las
capas medias y los sectores populares urbanos. Los comuneros ofrecieron el poder a
Juana pero las tropas comuneras fueron sufrieron una derrota decisiva en 1521, que
terminó con la ejecución de sus líderes.
En paralelo estalló otra revuelta de las Germanías en territorios de Valencia y Mallorca,
fue una revuelta de elevado contenido social. Los agermanados solicitaban que los
gremios controlasen los municipios, la abolición de la jurisdicción señorial y de los
impuestos feudales. Las tropas imperiales y la nobleza local dominaron la situación y
castigaron a sus cabecillas.
El gran rival de Carlos fue el rey de Francia, Francisco I. Hubo seis guerras contra
Francia pero fue en la península itálica donde Carlos consiguió los logros militares más
importantes, como la victoria de Pavía en 1525, donde capturó a Francisco I.
En el siglo XVI el Imperio otomano avanzó en los Balcanes a manos de Solimán y
amenazó las posesiones de Carlos I en el Mediterráneo. Aliado con piratas como
Barbarroja, la flota turca atacó al emperador que fracasó a la hora de contrarrestar el
poder otomano.
El inicio de la Reforma promovida por Lutero se convirtió en un problema para Carlos
I. Al principio intentó una política conciliadora y se mostró partidario de llegar a un
compromiso entre protestantes y católicos, pero finalmente la tropas de Carlos I
derrotaron a los protestantes. Ya que esto no supuso la restauración del catolicismo
Carlos I tuvo que firmar la Paz de Augsburgo en la que los súbditos tenían que tener la
religión de su príncipe.