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A partir de 9 afios1 El canto de las ballenas
Este aio se ha adelantado et taviemo. Las
ventiscas heladas del Polo Norte han congelado
Geprisa la superficie del mar y sobre su azul in-
tenso ahora se tiende ua manto tan blanco que
hiere los ojos cuando reverbera con el sol. Kin
pocos dias, la capa de nieve se ha hecho gruesa
y ya puede soportar él peso de un trineo tirado
or ocho perros,
Ahora también amanece mids tarde, y, al
alba, un lénguido sol, amarillento como deste-
ido, anuncia que sera un dia muy frie y des.
pejado,
La madre de Yak enciende el fuego familiar y,
mientras se cocinan los alimentos, el padre dis-
ibuye los trabajos del dia,
Yak y el abuelo irén de pesca mar adentro,
sobre la nieve, en el pequefio trineo, La madre
y los dos pequeiios restrearan, en la playa al
7borde del acantilado, la pista de los ttimos ni-
dos de! otoao.
—-Yo me internaré en el bosque en busea de
algin reno salvaje dice Roy, ef padre. Mira a
Jos ninos, al abuelo, a su esposa y comenta con
tristeza—t Este aio no tendremas earne de ba-
Nena para et invierno. Ya se han ido todas hacia
Jos mares calidos.
Yak desayuna cont sus padtest luego se em-
bute dentro de sus gruesas ropas esquimales, to-
das de cuero y confeccionadas con las pieles de
los animales que él mismo can.
El muchacho sale al patio llevando los apa-
rejos de ta pesca. Le miran sus perros y ladran
ansiosamente queriendo soltarse de las correas
que los atan a las estacas. Presienten que irén
en busca de came y podran darse un festin.
Yak se acerca a los animales, los acaricia,
—iNo! Ahora no vendréts conmigo —les dice,
¥y deposita sus instrumentos sobre el pequeiio
trineo con patines de colmillo de morsa, que
avanzaré impulsado por-él mismo.
Cuidado con alejaros mucho! —aconseja
Roy—. Fl hielo todavia no est4 muy fuerte y
puede quebrarse.
Lo sé —responde ef abuelo, y so
La nieve esta dura y el trineo se destiza con
‘gran facilidad
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£1 abuelo tiene distintos métodos para pescar,
¥ acompanarle slempre ha sido una festa. Co-
rnoce muchos secretos de la vida marina y cuen-
ta historias cast incresbles, como la de aquella
primavera cuando se quedé verado durante va-
Has semanas sobre tun blogue de hielo y sobre-
vivi6 comiendo pescado crudo.
Hay una leyenda que apasiona y ena de or-
gullo @ la comunidad. Al joven esquimal se la
ha contado el misino Ted Lindsay, ese amigo
bueno que también quiere mucho a los anima-
les: «Yak, tu abuelo interpreta el canto de las
ballenas y sabe ademas qué significan los extra-
fios sonidos del mundo submarino. Es un hom-
bre sabio».
En su juventud, el abuelo fue un gran caza-
dor de ballenas. Todos sus secretos se los ensesié
@ Roy, el padre de Yak, y ahora el muchacho
Jos aprende. En algunos temas Roy es algo es-
céptico: por ejemplo, no eree la historia det can-
to de I's ballenas,
Muchas otras cosas ha enseftado el abuelo 2
Yal., como «el secreto de la renovacion de la na-
fnyraleza», que realmente es muy simple: al re-
coger huevos, debe siempre dejar la mitad de
ellos en el nido, 0 devolver los peces pequeiios
all agua, o liberar y curar si estén heridos a fos
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