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La prueba

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Ediciones Era
César Aira

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uerés coger?
A Marcia la sorpresa le hizo incomprensible la pregum
ta. Miró a su alrededor sobresaltada para ver de dónde
provenía Aunque no estaba tan fuera de lugar, y quizás
no podía esperarse otra cosa, en ese laberinto de voces y
miradas, a la vez transparente, liviano, sin consecuencias,
y denso, veloz, algo salvaje. Pero si uno se ponía a esperar
/,\ H bj 2 J algo...
Tres cuadras antes de la Plaza Flores empezaba adesple-
garse, de este lado de la avenida, un mundo ‘juvenil,
dete-
nido y móvil, tridimensional, que hacía sentir su envoltura,
el volumen que creaba. Eran grupos nutridos de chicos
y chicas, más de los primeros que de las segundas, en las
puertas de las dos disquerías, en el espacio libre del Cine
Flores entre ambas, y contra los autos estacionados.
A esa
hora habian salido de los colegios y se reunían allí. Ella
Edición original: Grupo una: latinoamericano, Buenas mm. i992 también había salido del colegio dos horas antes (estaba
Prinzem mi: n en Bibliuien Era: 2002 en cuarto), pero lejos, quince cuadras más abajo,
151m; 968.411.5317 en Ca-
DR o 2002, Edicions E115. A. u: c v, ballito, y hacía su caminata cotidiana. Marcia tenía sobre
Calle del Trabajo 3x. 14259 México, v. . peso, yun problema en las vértebras que a los dieciséis años
Impresa y hecho en México no era grave, pero podía llegar a serlo. Nadie le había
PhnIn-l and mad: in Mzxiw re-
comendado que caminara; lo hacía por instinto terapéu-
Este libra nn puede ser Íolocoplarlo ni reproducirlo tico. Ypor otros motivos también, principalmente cl
¡mal u parcialmente por ningún nlra medio o método há-
sin la autorización por escrito del editor. bito; la grave depresión que habia sufiido, con su clímax
unos pocos meses atrás, la obligó a moverse sin cesar para
71m Aeon ma, nalbz 14mm in ¡Male arín pan, sobrevivir, y ahora lo hacía en buena medida porque
in any/Inn, mmm “mu. pmuiuionfium Alu pasame". sí,
por inercia o por Cábala. A esta altura del ejercicio, ya cer-
ivwmncdicionesenxnmanx ca de donde emprendía la vuelta, era como si
fuera desa-
Aquí el fulgor de las perchas de mercurio deslumbraba,
celerando; entrar en esa otra áreajuvenil después del ki- quizás por la cantidad de jóvenes que se miraban y conver-
lómetro más bien neutro por Rivadavia que separaba am-
saban o esperaban o discutían a gritos. En las cuadras an-
bos barrios, era hacer más y más lenta la marcha, aunque
teriores, casi vacías de gente (hacía muchísimo frío, y los
no disminuyera el paso. Chocaba con la carga de signos
que no eranjóvenes con esa necesidad inútil de encontrar-
flotantes, cada paso, cada ondular de los brazos se hacía
se con sus amistades preferían quedarse adentro) las lu-
innumerable en respuestas y alusiones... Flores, con su gran
ces parecían brillar menos; es cierto que al pasar por ellas
sociedadjuveni] en la calle, se alzaba como un espejo de
había sido mas temprano. La hora parecía volver atrás, des-
su historia, algo alejado del escenario original, no mu-
de alguna medianoche, hacia la tarde, hacia el día.
cho, al alcance de una caminata vespertina; de todos mo-
Ella no lo sentía, o no debería sentirlo, porque era par-
dos resultaba lógico que el tiempo se hiciera mas espeso
te del sistema, pero todos esos chicos estaban perdiendo
al llegar. Fuera de su historia se sentía deslizar demasiado
el tiempo. Era el sistema que tenían de ser felices. De eso
rápido, como un cuerpo en el éter donde no hubiera re-
se tramba, y Marcia lo captaba perfectamente, aunque no
sistencia. Tampoco debía haberla en exceso, o quedaria
podía participar. O creía que no podía. Sea como fuera en-
detenida, como le habia sucedido en el periodo basmnte
traba a ese reino encantado, que no era ningún lugar, era
trágico que ya empezaba a palidecer en el pasado.
un momento causal de la tarde. ¿Había llegado ella a él?
Aunque eran apenas las siete, había oscurecido. Esta-
¿Él a ella? ¿La habia estado esperando? No se hacía más
ban en invierno, y la noche caía temprano. No la noche
preguntas porque ya estaba allí. Había llegado a olvidar-
cerrada, para la que faltaba un rato. En el sentido en que
se de que estaba caminando, de que ¡ba en cierta dirección
caminaba, Marcia tenía el crepúsculo adelante; al fondo
(de cualquier modo no iba a ninguna parte) en medio de
de la avenida había una luz intensa, roja, violeta, anaran-
la resistencia suave de la luz y la oscuridad, el silencio y las
jada; pudo verla sólo al acercarse a Flores, cuando Rivada-
miradas que cambiaban sus rostros.
via hacía una suave curva. Habia salido casi de día, pero
Se miraban todos entre sí, se encontraban, para eso ha-
era un proceso rápido; en pleno invierno a las seisy rne-
bían salido. Hablaban, gritaban, se murmuraban secretos,
dia de la tarde habría sido de noche: la estación había
pero todo se resolvía vertiginosamente en la nada. La fe-
avanzado yya no podia decirse que fueran los días más cor-
licidad de hallarse en un lugary un momento era así. Tuvo
tos del año, pero persistía el frío, los crepúsculos bruscos,
que zigïaguear para pasar por fuem de unos círculos den-
los anuncios de la noche al salir del colegio a las cinco.
tro de los cuales reverberaba el secreto. El secreto era ser
Debía de quedar algo de luz en el aire, aun a las siete, pero
niño o no. Aun así, no podia evitar mir-ar, ver, montar en
la iluminación intensa de la calle volvía negro el aire del
la atención general. De los grupitos se desprendian todo
cielo, por contraste. Sobre todo al llegar a la zona más
el tiempo algunos chicos y chicas que se apuraban para
comercial de Flores, cerca de la plaza, con las vidrieras y
un lado u otro, y siempre volvían, hablando, gesúculando.
marquesinas encendidas. Eso hacía incongruente el bri-
Todo ese tramo estaba poblado; parecían llegar o irse, y
llo rojo de la puesta de sol del fondo, salvo que ya no era
sobre todo mantener la cantidad. Daban una impresión
roja, era apenas sombra azul con una irradiación gris.

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de sociabilidad inestable. De hecho, se diria que no esta-
che. El día había cesado y la noche estaba en el mundo;
ban estacionados allí, sino de paso, como ella. No era un a
esta hora en verano era pleno día; ahora era
área de resistencia, salvo poética, imaginaria, sino un sua- de noche.
No la noche de dormir, la verdadera, sino
ve tumulto con grandes y pequeñas risas. Todos parecian una noche pues-
ta sobre el día sólo porque era invierno.
estar discutiendo. ¡Boludo! ¡Boludo! era la palabra que más
Caminaba envuelta en su aureola, en sus
se oía, aunque nadie se peleaba. Se recriminaban todo, dieciséis años.
Marcia era rubia, baja, gordita, con algo infantil
pero eri una manera de ser. No es que la tniraxan pasar; no y algo
adulto. Llevaba una pollera de lana y un pulóver
estaban tan callados ni tan inmóviles para eso. Además, gordo
azul, zapatos acordonados, el rostro encendido
era un instante, unos pocos metros. Pero proseguía. Cru- por la ca-
minata, pero siempre lo tenía rubicundo. Se
zando la calle Gavilán estaba la verdadera muchedum- sabía fuera
de lugar en su movimiento; habría sido
bre. Ese lado de la esquina, donde estaba Duncan, una más en algu-
una na barrita, enla que no eran ínfrecuen tes las
confitería enorme, era un poco más oscuro. Aquí pare- chicas como
ella, charlando y riéndose, pero no conocía
cian más. Éstos sí eran los Lípicosjóvenes de Flores; pelos a nadie de
Flores. Parecía una chica que iba a alguna
largos, camperas de cuero, las motos esmcionadas sobre
la
parte y tenía
que cruzar por ahí. Milagro que no le hubieran
vereda. Reinaba una urgencia detenida. Había un kiosco dado tar-
jetas; se las daban todos los días, pero hoy no,
de revistas cerrado, yjunto a él un puesto de florísm;
has- por una de
esas casualidades; todos los tarjeteros
ta unos veinte o treinta metros más adelante seguía habien- se habian distraí-
dojusto en el momento en que ella pasaba.
do grupitos, hasta la primera entrada de la galería,
donde
Se diría que
había una dísquería, y culminaba la presencia de gente era un fantasma, que era invisible. Pero eso no
hacía sino
volverla más y más el centro vacío de todas
joven exhibiéndose, al menos por el momento.
Marcia sa-
las miradas y
conversaciones... si es que se podía hablar
bía que en la esquina siguiente, frente a una
farmacia, se
de conversa-
ciones. Cuando nada le estaba dirigido,
hacía siempre a esa hora una aglomeración de chicos. era porque las di-
Era recciones se habían desvanecido. Era la
avanzar y progresar en lo más característico del nube dejóvenes
barrio. desconocidos...
Pero todavía iba a la altura de la esquina
anterior, la de —A vos te digo...
Duncan, colmada de motociclistas... Yale llegaba
la músi- -¿A mí?
ca de la disquería, The Cure, que a Marcia le
encantaba. —¿Querés coger?
La música modifi cósu estado de ánimo, lo llevó
a su cul- Dos chicas se habían desprendido del grupo
minación inexpresada. Como no había sucedido con grande o
la los grupos estacionados en Duncan y fueron
música de las dos disquexías dela cuadra anterior, tras ella, le
no po- dieron alcance, sin ir muy lejos porque Marcia
dia deberse sino a la cualidad de ésta; aunque quizás estaba ahi’
se nomás. Una de ellas le hablaba, la otra estaba
debiera a un final de la suma de impresiones. La música de acompa-
ñante, muy atenta, algo más atrás. Marcia
era la resistencia que faltaba para hacer el pasaje se detuvo, cuan-
total- do hubo localizado quién le hablaba,
mente fluido. Todas las miradas, las voces entre y la miró:
las que se —¿Estás loca?
deslizaba, se conjugaban en la noche. Porque era
la no- -No.

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o

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Marcia. ¡Qué imprudentes! ¡Cómo saboteaban a la ju-
quizás al-
Eran dos punks, de negro, muy jóvenes, pero ventud! Los muchachos que habían oído no parecían
pálidas. La que
go mayores que ella, de caras infantiles, para nada preocupados por eso; se reían y gritaban, (li-
hablaba estaba muy cerca. vertidísimos.
-Estás buenísima y te quiero coger. Ya habian quedado atrás. Sin querer, habia acelerado
—¿Estás mal de la cabeza? un poco. La música sonaba más fuerte, y unos chicos esta-
seria. No pa-
Miró a la ctm, que era igual y estaba muy cionados en la puerta de la disquería, más adelante, mira-
lo menos no
recía una broma, no eran conocidas, o por ban interesados. Sin oir, debian de haber adivinado, quizás
de se-
podia reconocerlas con esos disfraces. Habia algo no el sentido exacto del intercambio, pero sí su extrañeza.
no cabía
rio y de loco en las dos, en la situación. Marcia O quizás ella no era la primera que abordaban esas dos,
caminando, pe-
en si del asombro. Apartó la vista y siguió u otras, quizás era una broma de mal gusto que estaban
ro la punkie la tomó del brazo. haciendo todo el tiempo. No se volvió a mirar, pero supu-
te
—Sos la que estaba esperando, gorda de mierda. No so que las dos punks se habrían reintegrado a un grupito
hagas la dificil. Quiero lamerte la concha ¡para empezar! y se reian, ya estaban esperando a la próxima victima.
Se soltó inmediatamente, pero de todos modos volvió Unos pasos más y Marcia llegaba al punto dc máxima
la cabeza, por segunda vez, para responderle. sonoridad. Pero ahora la música había. cambiado de sen-
—ESláS chiflada. tido. Era como si se hubiera vuelto real, cosa que nunca
—Veni a lo oscuro —señalaba la calle Gavilán, a su espal- sucedía con la música, Esa realidad le impedía oírla. Esta-
sus gran-
da, que efectivamente em una boca de lobo, con ba pensando con el máximo de sonoridad ella también,
des árboles-. Quiero darte un beso. de modo que al mismo tiempo em como si el pensamiento
-De_¡ame en paz. se hubiera hecho real. Por donde iba habia grupos juve-
seguía su marcha, y las dos se habian quedado quietas, niles todavía, que ya no le prestaban atención, igual que
levanta-
renunciando de antemano, pero la que hablaba antes (todo el incidente había durado unos segundos, ca-
ba la voz, como se hace siempre con alguien que se ale- si no podía decirse que hubiera hecho un alto), pero ya
ja. aunque siga cerca. Vagamente alarmada, Marcia notó no eran como antes emblemas de una belleza o de una fe-
al-
a posteriori que la desconocida habia hablado en voz licidad, sino de otras.
ta desde el comienzo, y algunos las habian oido y se reían. En efecto, todo habia cambiado. Marcia estaba trému-
Y no sólo jóvenes, sino también el florista, un hombre la por el shock ligeramente demorado. El corazón se le
su
mayor, un abuelita, rozando al cual pasó Marcia en salia por la boca. Estaba muda del asombro, aunque no se
cara inex-
huida, que miraba muy interesado pero con notaba porque no tenia el hábito de hablar sola. Pero to-
presiva, como si no pudiera reaccionan Lo haría después, do ese efecto ya pasaba, ya habia pasado. El retraso del
con
en sus comentarios con las clientas, sería inagotable shock se debía a que no había tenido tiempo de desple-
la “degeneración", los “¿sabe lo que pasó?”, etcétera. "Se- garse mientras sucedía el hecho; pero después, no tenía
guro que estaban drogadas", dirían las señoras. ¡Qué in- razón de ser, era un shock ficción. Marcia no era histeri-
conscientes eran estas pibasl se sorprendió pensando
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l?
ca, ni siquiera nerviosa, ni impresionable, ni paranoica;
no lo parece, la atmósfera es más pura, más transparente,
era bastante tranquila y racional.
todo fluye más rápido. Si lo parece, y era su caso, uno
No, el cambio no estaba ahi. Había cambiado la atmós- en
un millón, la atmósfera puede estallar en realidad. Todas
fera, el peso de la realidad. No porque se hubiera hecho
las catas a su alrededor, los cuerpos, distendidos,
más real o menos real, sino porque parecía como si aho- absor-
tos, exhibicionistas, se habían cargado de historias
ra todo pudiera suceder. ¿Yantes no era así? Antes era co- y de
intenciones de historias, como una miriada de
mo si nada pudiera suceder. Era el sistema de belleza y fe- relatos en-
tre los que pasaba...
licidad de losjóvenes. Era el motivo por el que estaban
No había dado cinco pasos y ya estaba completamente
allí diseminados a esa hora, en su modo de hacer real el
tranquila. Tenia algo así como la sombra de una euforia
barrio, la ‘ciudad, la noche. De pronto todos eran distin-
en el corazón: es el efecto infalible de la realidad.
tos, como si un gas de dispersión instantánea los hubiera Alzó la
vista y todas las luces de la avenida brillaron para ella
transformado. Era increíble cómo podía cambiar todo, so-
bre el fondo del negro más compacto. Al fondo, todavía
pensaba Marcia, hasta en los detalles. No se necesitaban
habia un resplandor en el cielo. No importaba siquiera
catástrofes ni cataclismos... Al contrario: en este momen-
que lo hubieran dicho en broma, que
to un terremoto o una inundación sería el modo más se- era la única expli-
cación plausible. Decirlo bastaba, cualquiera fuera
guro de mantener las cosas en su lugar, de preservar los la in-
tención. Decirlo era irreversible. Era un clic,
valores. y todo lo de-
más quedaba atrás. Eso hacia que las dos punks hubieran
Que dos chicas, dos mujeres, la hubieran querido le-
quedado atrás, definitivamente, como
vantar, en voz alta, con obscenidades, dos punlts que con- un signo usado y
bien usado, tan bien usado que el mundo entero
firmaban su autoexpulsióxt violenta de los buenos mo- era su sig-
nificado.
dales... Era tan inesperado, tan novedoso... Todo podia
Pero en realidad no habían quedado atrás. No
suceder, realmente, y los que podian hacerlo suceder había
hecho ni veinte metros, todavía en el área sonora
eran esos cientos dejóvenes que salian a la calle a per- de The
Cure, cuando le dieron alcance.
der e] tiempo al anochecer, después del colegio. Podían
—Esperá un poco, ¿tan apurada estás?
todo. Podian hacer caer la noche en pleno dia. Podían ha-
—-¿Eh?
cer girar el mundo, y retrasar infinitamente la tnarcha de
—¿Sos sorda o sos tarada?
Marcia en línea recta (descontando la curva que descri-
Marcia tragó saliva. Se había detenido. Dio
bía Rivadavia) de Caballito a Flores. un cuarto
de vuelta y quedaron frente a frente. Igual
Marcia era de esas chicas de su edad de las que puede que antes, la
que hablaba estaba más adelantada, la otra un
jurarse que son víctimas. Aunque no lo sean, se lo puedeju- paso atrás
y aJ costado, las dos muy serias.
rar. Quizás por eso la habian elegido. No son tantas
las -¿Te enojaste por 1o que te dije? ¿Tenia algo
de ese tipo, aunque sean muchas las vírgenes. de malo

'"O

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Alrededor de

Q)
s
acaso?

o
la virgen late una atmósfera, que se hace atmósfera por
—[Por supuesto!
ella, de posibilidades, de miradas, tiempo, mensajes...
Si —¡No seas solterona!

14
15
—Qué hermoso nombre. Escuchame, Marcia, lo queite
—Andate a la mierda, por favor. Dejame en paz.
—una pausa-. dije es cierto. Fue yerle y quererte. F; completamente darlo.
—Perdoná. Si estás enojada, perdoname Todo lo que puedas pensar... es verdad
¿Qué pasó? ¿Te asusraste? —¿Cómo te llamas?
—¿Yo? ¿Por qué? —Mao.
y dijo:
La desconocida se encogió de hombros -“Mao", estás loca.
—Si querés que me vaya a la mierda, me voy.
hombros. Por —¿Por qué?
Fue el turno de Marcia de encogerse de

~ 8
O ......
1-<
qué cul- -Porque si.
supuesto, no queria ofender a nadie. ¿Pero ella

1
«No. Decime por qué.
pa tenia?
—No puedo explicártelo.
—¿Creisle que era una broma?
se sintió en cierto -¿No creés en el amor entre mujeres?
La pregunta venia tan a cuento que
se habría -Para decir la verdad, no.
modo conminada a responder. De otro modo
anterior ha- —Pero ojo, Marcia, que no me refiero al amor plaLónico.
marchado sin más. Durante el breve diálogo
más —Si, de eso ya me di cuenta.
bían sucedido muchas cosas. Lo que había quedado
una broma. —¿Y no creés?
en claro em que no se traraba exactamente de
lo creo. —¡Pero por qué me tenía que tocar a mí!
—Era una posibilidad —dijo-. Pero ahora no
—Vos sabés por qué.
—Si te lo hubiera dicho un tipo, ¿lo habrías pensarlo?
Marcia la miró con el mayor asombro en los ojos.
¿Que era una broma?
-Porque vos sos vos -se explicó Mao—. Porque sos la que
—Un poco menos.
una
Lo dijo sin pensar, pero era la verdad. La otra hizo
yO qUICTO.
Era imposible hablar racionalmente con ella. ¿La otra
mueca de desprecio.
seria igual? De algún modo Mao siguió su pensamiento, o
—¿No creés en el amor?
su mirada, y procedió a una sumaria presentación:
-En el amor, si.
—Se llama Lenin. Somos amantes.
—¿Yyo qué te dije?
La otra asintió con la cabeza.
-No tiene importancia. Chau,
—Pero no te confundas, Marcia. No somos una pareja.
Dio un paso.
Somos libres. Como vos. Cuando (e vi, ahí en la esquina,
—Esperá un momento.
V ¿Cómo te llamas?
me enamoré. A ella podria haberle pasado lo mismo, y yo
—Marcia.
entendería.
La desconocida se la quedó mirando. con su cara seria,
—De acuerdo. Muy bien -dijo Marcia—. No es lo mío, Lo
neutra. Fue un silencio muy cargado, aunque nunca
siento mucho. Adiós. ¿Ahora van a dejarme en paz? Me
habría podido decir de qué. De todos modos, era de esos
están esperando.
silencios que hacen esperar. Ni pensó en marcharse. No
—¡No mientas! Dame un poco de tiempo. ¿No le gusta

Z
...........v
habría podido hacerlo, porque fueron unos segundos

o
o
·V
S
e,
el sexo? ¿No te hacés“?
apenas.
17
16
-¡Cómo querés que me ponga a hablar de eso con una
-¡Nol No, la que quiero irme soy yo —lo pensó un
desconocida en la calle! No me interesa el sexo sin amor. ins-
tante—. ¿No te da vergüenza tratar así a tu amiga,
—Me entendiste mal, Marcia. No hables de sexo porque a tu
"amante" como vos decís?
no tiene nada que ver. Lo que yo quiero es acostarme con
—Yo haría lo mismo por ella, y mucho más. Muchísimo
vos, darte un beso en la boca, mamarte esas tetas gordas
más. No te equivoques, Marcia, no somos un par
que tenés, abrazarte como a una muñeca... de tortas.
-¿Híciste una apuesta? -miró en la dirección por
Marcia estaba demudada. Tomó la decisión de dar me- Ia que
habian venido. La posibilidad se le acababa de ocurrir.
dia vuelta y marcharse sin decir una palabra más, pero te-
Pero nadie las miraba.
míó que le hicieran una escena.
-No digas pavadas. No soy Ian miserable.
-No soy lesbiana.
Se lo concedió. No sabía por qué, pero se lo concedió.
—Yo tampoco.
—Bueno... sonrió. La conversación ya se habia extendi-
Una pausa.
do bastante-. Fue un gusto conocerlas...
—Mirá: quiero irme...
—Permitime una pregunta más, Marcia. Ya te hice
La voz le salió algo quebrada. Mao debió de creer que tantas
que una más no va a molestarte. ¿Sabes lo que es
se estaba por larga: a llorar y cambió abruptamente de el amor?
—Creo que sí.
actitud y tono de voz.
—¿Has estado enamorada?
—-No te lo tomes tan a la Lremenda. No vamos a comer-
—No.
te. Yojamás te haría nada malo, a vos. Porque te quiero.
E5 -¿Puedo hacerte una pregunta más ínLima?
lo que estoy tratando de hacerte entender. Te quiero.
—No. Muchas gracias por preguntar. No sos tan
—¿Por qué decís eso? —pregumó Marcia en un susurro. salvaje
después de todo. Es como si no fueras una punk
—Porque es verdad. de verdad.
—¿Te interesaría si nos acostamos las tres juntas?
-Cualquier otra te habria mandado a la mierda. -—pre-
gun tó Lenin. Era lo primero que decía, Tenía una
-Pero vos no. voz sua-
ve, agradable.
-Porque soy una estúpida. Perdoname, pero me quie-
—¿Vos también? —di_jo Marcia con desaliento.
ro ir.
Las dos punks hablaron entre ellas.
—¿Tenés novio?
—¿Te gusta? —dijo Mao.
¡Qué pregunta absurda, a esa altura!
—Al principio no, pero ahora si, un
—No. poco.
—Es tan distinta de nosotras.
—¿Ves? Otra me habría dicho: si, es un levantador de pe-
—Ahora me gusta, podría enamorarme de ella.
sas y está ahí en la esquina. Vos me dijiste la verdad.
A Marcia este intercambio no le molestó, al
—¿Yeso qué prueba? Que soy más estúpida de lo que contrario,
yo la hizo sentir casi a gusto por primera vez,
misma creía, y no sé cómo sacármelas de encima. Mao se volvió
hacia ella con un gesto de determinación, como
-Escuchame, Marcia, ¿te rcsulm chocante que esté si hubie«
Le- ra pasado algo importante.
nin presente? ¿Queres que se vaya y hablemos las dos solas?
—Lenin es buena, es ardiente, me ha hecho
gozar mu»

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8
Q.)

Q.)
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I"""'i
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19
más cualquier otra cosa. Pero no. No voy a hacer escándalo, ni
chísimo. Siempre la escucho porque es inteligente, hacerte nada malo, nada, te lojuro, pero tampoco voy a
Es defini»
que yo. ¿Oíste lo que dijo? Me lia confirmado. dejarte ir. ¿Sería amor si te lo prometiem? Es por tu bien,
no estaba tan
tivo. Antes también era definitivo, pero yo Además, vos misma decis que querías conocer punks.
segura. ¿Qué puedo hacer para convencerte? ¿Acaso vas a tener otra oportunidad? -al ver el gesto de
Era una pregunta que pedia respuesta, una respuesta impaciencia de Marcia levantó la mano pidiendo paz y
concreta. Marcia lo pensó. agregó: —Volvamos a nuestro acuerdo. Hablemos de otra
-—Dejame ir.
cosa.
—-No. Quiero lo contrario. Que me digas sí, que te eches
—Vamos al Pumper —dijo Lenin.
en mis brazos. Pero así no vamos a ninguna parte. ¿Que- Se largó a cruzar alli mismo, a mitad de cuadra, entre
rés que charlemos, las tres, de cualquier cosa, no de amor, los autos, y en cierto modo las arrastró. No las atropella-
como amigas? ¿De qué hablan las chicas como vos? ¿Queres ron por milagro. Marcia miró de reojo a Mao, que iba dis-
que veamos vidrieras? No digas que te están esperando, traida, como pensando en otra cosa. Le resultaba admira-
porque no es cierto. No te voy a hacer proposiciones. ble que no hubiera sonreido en ningún momento; ella
No podés negarte a pasar un rato. sonreía siempre, por nerviosismo, y detestaba el hábito.
—¿Para que? Por dentro el local de Pumger Nic era una llama de luz
—Porque sí, para enriquecer un poco la vida, para cono blanca, con la calefacción al máximo, Entraron las tresjun-
cer gente... tas, o no del todo, en una fila irregular, Mao la última. ¿La
—No, digo para qué lo harias vos. rodeaban acaso, temian que se escapara? Nada de eso.
—No te voy a mentir. yo lo hago para ganar tiempo, por» Entraban como tres amigas, dos de un tipo, una de otro.
que te quiero y te quiero coger. Pero puedo postergar eso. Marcia se sentía tranquilay casi contenta. Dar por termi-
Marcia se quedó callada. nada la escena de enfrente le resultaba un alivio, era como
—¿Q_ué te cuesta? -di_¡o Mao. si entraran en otra etapa, más normal y previsible. Atraje-
De pronto Marcia se sintió libre, casi feliz. ron las miradas de todos los parroquianos, que no eran
—Bueno... —dijo vacilante—-. Siempre quise conocer al- muchos; la gente siempre sentia curiosidad por los punks.
gún punk, pero nunca se habia dado la oportunidad. Como las otras dos tomaron la delantera, Marcia tuvo opor-
—Muy bien. Por fin sos razonable. tunidad de contemplarlas, adaptándose a la atención aje»
—Pero no abrigues esperanzas. na. Estaban de negro de los pies a la cabeza, pantalones
—Eso dejalo por mi cuenta. negros livianos, Mao un saco negro de hombre sobre una
—Yo|.ra cosa: quiero que me prometas que si al final me camiseta de alguna tela pesada, rara, y zapatillas negras,
despido y me voy, que es lo que voy a hacer, no me persi- Lenin campera de cuero mida y borceguíes sin cordones,
gan y hagan escándalo. Más todavía: que me prometas todo negro, y las dos provistas de una cantidad de collares y
que si ahora mismo me despido y me voy, no vas a mover
colgantes metálicos de un gusto deplorable, y cadenas en
un dedo. la cintura y las muñecas. El pelo a medias rapaclo, a me»
Jïscuchame, Marcia: seña muy fácil prometerte eso o
21
20
dias largo, negro y con mechones rojos, rojo ladrillo y vio- que dijo Marcia, ya mientras estaba sentándose, fue algo
leta. Desafi antes, llevándose el mundo por delante, peli- msunuvo:
grosas (o así les gustaria creerse, a ellas). ¿Qué pensaría —El pedido hay que hacerlo en el mostrador.
ese público ultranormal hecho de jóvenes, mayores y ni» —Q_ué mierda me importa —dijo Mao.
ños que comían hamburguesas y tomaban gaseosas? ¿Se Marcia advirtió que habia exagerado ante sí misma el
sentirían invadidos, amenazados? No pudo evitar la pue< giro hacia lo normal de la situación. Entrar a.l Pumper Nic,
ril satisfacción de pensar que la envidiaban por estar con en grupo, como hacían las colegialas del barrio, le había
ellas, por tener acceso a su modo de ser y pensar, tan eso- hecho creer que se disponían a hacer lo que hacían to-
térico. Quizás pensarian que eran amigas de la infancia: dos, aunque más no fuera para usarlo como fondo a una
unas habían tomado un camino en la vida, ella otro, y se explicación. Pero no había (al cosa. No tenian intención
reunían para intercambiar experiencias. O quizás pensa- de pedir nada, y era de esperar. Los punks no hacían con-
rian (era más lógico, dentro de todo) que ella también sumiciones corrientes. Recordó haberlos visto tomando
era una punk, sólo que vestida y peinada de modo con- del pico botellas de cerveza de litro en los zaguanes.
vencional. Apuró el paso para ponerse a la altura de las —Nos van a echar si no tomamos nada —dijo.
otras, no fuera que alguien se confundiera y creyera que —Me gustaria que se atrevan a decirme una palabra -di-
sólo por casualidad habian entradojuntas. Habia un em- jo Mao, echando una mirada de infinito desprecio a su al-
pleado pasándole la lustradora al piso y ellas pisaron el rededor.
cable, como si no existiera. Marcia no lo pisó; tan natural -Di_jimos que no iba a haber escenas.
le resultaba evitarlo que la extrañeza de las otras se le hi- Las otras dos la miraron con expresión neutra y seria.
zo casi sobrenatural. Salvo que lo hicieran adrede, pero Esa expresión, que no expresaba nada, era violencia pu»
no parecía. ra. Ellas eran la violencia. Eso era inescapable. Obtener
Al salón le seguía a la izquierda un largo corredor con una audiencia con dos punks no era tan gratuito como po-
mesas, que desembocaba en un segundo salón, donde en día haberse imaginado en su distracción. No era como con
ese momento se desarrollaba un cumpleaños infantil. Sus cualquier otro espécimen raro de la sociedad, con el que
guías de negro no fueron muy lejos por el pasillo. Antes se podía disponer una escena favorable para hacerle un
de la mitad se sentaron en una mesa grande. Por suerte interrogatorio. Porque ellas mismas eran las escenas. Se
las de atrásy adelante estaban vacías. No había mucho riesr resignó: nunca antes había pisado este Pumper, y no ten-
go de que las oyeran de todos modos, por la música y el dría inconvenientes en no volver, si las echaban.
estruendo de los chicos en el cumpleaños. Pero lo incon- Pero la llamada Mao habia tenido una idea, y no se la
veniente era un automatismo en ellas: Mao, con la espal- guardó:
da apoyada contra la pared, puso los pies en el asiento; —-¿Vos querés tomar algo, Marcia? ¿Una coca, una cer»
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habia quedado sola de un lado porque Marcia se sentó veza?


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enfrente, al lado de Lenin; debía de ser una fatalidad que Eso tenía su lado cómico. La invitaba a "tornar algo",
le diera la cara para hablar, y no la discutió. Lo primero seguía los pasos clásicos del cortejo.

22 23
-Yo no tengo amigos.
—¿Se puede saber de qué carajo te reis, Marcia?
—Yo tampoco -dijo Lenin.
—Me acordé de un chiste buenísimo que le escuché a
Prefi dó cambiar de tema‘
Porcel la otra noche. En ese sketch en que hace de díare-
-¿En serio no ven televis 'n?
ro. Viene el viejito español y le cuenla que una vez estuvo
No hubo ni siquiera una respuesta. Mao habia retoma-
en la fiesta de San Fermín. Soltaron los toros, y él se echó
do su postura negligente. Realmente se estaba retrasando
a correr. Él corría y un toro venia atrïu, él adelante, el to-
el supervisor que úniera a decirle que sacara los pies del
ro atrás... Al llegar a una esquina, pasaba el rey. Yél, co-
Yel toro... Yel asiento, que las echara directamente si no iban a tomar
mo buen súbdito, le hizo una reverencia
nada. Marcia se había sentado de espaldas al salón, así que
gordo le pregunm: ¿Así nomás? ¿Sin invitarlo a tomar una
no veia los preparativos que con seguridad se hacían pa-
copa antes?
ra su expulsión.
Sol tó la risa, a la que las otras no se unieron. No sonrie-

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-Sea como sea -dijo Ma0-, no podriamos invitarte por-

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ron siquiera.
que no tenemos plata.
-¿Q_uién es Porcel? —preguntó Lenin.
—Yo si tengo. Pero no sé si me alcanza para comprar cer-
—¿No conocen al gordo Porcel?
veza, o hamburguesas. Aqui es caro...
-E.s un Lipo que actúa en la televisión —le explicó Mao
Se detuvo al notar que sus palabras caían en el vacío.
a Lenin.
Hubo un silencio.
-¿Y es gordo? El nombre debe querer decir “porcino".
—Gracias, Mania, no te molestes.
—Por pura curiosidad -dijo Marcia—: ¿entendieron el
—¿Por qué siempre estás repitiendo mi nombre?
chiste?
—Porque me gtista. Me gusta más de lo que podría ex-
—Sí —dijo Mao—. El toro le metió un cuerno en el culo.
plicarte. Es el único nombre idiota de los que les ponen
Si eso es un chiste...
a las mujeres que me gusta, y acabo de descubrirlo.
C/)
......

—La gracia estuvo en la ocurrencia, en la improvisa-


—¿No te gusta ningún nombre? —le preguntó Marcia
ción, En fin. Yo no sé contar chistes.
bloqueando con la pregunta la nueva declaración de amor
Mao soltó un suspiro y se enderezó frente a ella, como
que veía venir.
si se resignam a hablar de un asunto demasiado banal:
—Ninguno. Son ridículos.
—Lo contaste muy bien. Pero es muy dificil que algo así
—¿Cómo se llaman ustedes? De verdad.
cause gracia, Marcia. Vos debés de contarte muy bien los
-Nada. Mao, Lenin.
chistes a vos misma, porque siempre estás riéndote.
—¡Yte parecen ridículos losnombres corrientes! Yo di-
—Me rio por nerviosidad, no porque esté divertida. No
ria que ustedes se llaman... Amalia. . y Elena. Qué curio-
sólo ahora: siempre. Admiro a la gente que puede man-
so, son mis dos nombres favoritos. Yyo también lo acabo
tenerse seria por más cosas horribles que les pasen. »
de descubrir.
—Eso es una paradoja. Sos muy inteligente, Marcia. Da
-No nos llamamos asi —le dijo Lenin-Elena, como si
gusto hablar con alguien inteligente, para variar.
Marcia se hubiera propuesto de veras adivinar.
—¿No tienen amigos inteligentes?

25
24
Pero Mao-Amalia tuvo de pronto un gesto alerta y la
hi- Marcia se disponía a decirle quejustamente iba
zo callar desde el otro lado de la mesa. a ir a
pedir un helado (la idea se le ocurrió en ese instante)
-¿Te gustaría que nos llaman-amos Amalia y Elena? pe-
Por- ro se quedó con la boca entreabierta sin proferir
que si es así podés darlo por hecho. Para nosotras no un soni»
tie- do porque Mao se le adelantó:
ne la menor importancia.
—¿De veras? ¿Se cambian de nombre todos los días, —Te vas a la puta madre que te parió.
a gus- La Supervisora se quedó alelada. Aunque, pensándolo
to? ¿El nombre que prefiere cualquier persona con la
que bien, ¿que otra cosa podía esperar? Parecía una
estén? mujer
enérgica; era muy atractiva, de unos veinticinco
—No. En ese caso elegiríamos el nombre que más años, la
re- clase de mujer, diagnosticó Marcia, que no se deja
pugnancia le diera a esa “persona”, como decís vos. llevar
Era Lenin la que había hablado, y lo hizo con
por delante.
un dejo —¡¿Qué?!
de ironía que era refrescante sobre el fondo de la serie-
dad mortal que ponían en todo. A ésta volvió Mao en —Que te vayas a la mierda y nos dejes en paz. Tenemos

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que hablar.

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siguiente declaración:
—Empezá sacando el pie del asiento.
—Lo que no quiere decir que no podamos cambiar
de Mao puso los dos pies sobre el asiento y los restregó
nombre tantas veces corno se nos dé la gana. Más te digo,

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con fuerza.
Marcia, a partir de mañana nosotras dos, Lenin
y yo, wt- -¿Te gusta así? Ahora dejanos tranquilas. Fuera.
mos a llamarnos “Marcia”. ¿Qué te parece?
La Supervisora dio media vuelta y se alejó. Marcia
—¿Por qué a partir de mañana? —preguntó Marcia. esta-
ba atónita. No podía menos que admirar a las punks.
-Porque mañana va a ser una fecha importante en nues- En
teoría, no ignoraba que el prójimo era susceptible
tras vidas —le respondió, críptica. de un
tratamiento de máxima; pero en la práctica,
Se quedaron en silencio un momento. Mao la miraba nunca lo ha-
bía intentado, ni era algo que entrara en sus planes.
fijo. Marcia apartó la vista, pero no antes de notar algo muy Se di-
jo que en el fondo la realidad era más teórica que
extraño, que por el momento no supo que era. El silen» el pen-
samiento.
cio se prolongó, como si las tres hubieran pensado lo mis—
Cuando volvió en sí de esta momentánea reflexión fue
mo, y ninguna supiera qué era. Al fin Mao, como quien
como si el Pumper hubiera cambiado de naturaleza.
cumple con un deber penoso, aunque con amabilidad,
se
No
era la primera vez que tenía ese sentimiento desde
dirigió a Marcia: que
las dos chicas se habían dirigido a ella en la esquina
—¿Q_ué querías saber de nosotras? de
enfrente, menos de un cuarto de hora antes:
Marcia no pudo empezar a pensar qué preguntas que- el mundo se
había transformado una y oLra vez. Parecía un rasgo
ría hacerles porque en ese momento se materializó al lado per-
manente del efecto que le producían. Lo lógico
de la mesa la Supervisora del Pumper, una rubia teñida de sería
pensar que el efecto se agotaría a la larga; nadie
camisa blanca y minifalda gris: es una ca-
ja perpetua de sorpresas, y a pesar de la extrañeza de
—Si no van a consumir nada no pueden quedarse, es-
tos dos ejemplares, bien podía adivinar debajo de ellas
un
26
27
Las otras dos la miraban distraídas, como desde una
fondo muy escaso, la Vulgaridad de unas chicas extravia-
das representando un papel; cuando la función termina-
gran distancia. ¿Ellas también estarían pensando en otra
ra no quedaría nada, ningún secreto, serian aburridas co-
cosa? ¿Se habrían olvidado de sus intenciones? Marcia
mo la hora de Química... Pero también podia pensar lo
raspó la cobertura de chocolate con cierta inquietud, pe-
contrario, aunque todavía ignoraba porqué; quizás el
ro no tuvo que esperar mucho para volver a entrar en ma-
mundo, cuando se transforma una vez, ya no puede dejar
teria,
de cambiar. —¿Qué querías preguntarnos, Marcia? —le recordó
—Espérenme un minuto -di_jo levantándose—. Voy a pe- Mao.
dir un helado. Asi no van ajodernos mas. -Nada en especial, para ser sincera. Además, no creo
¿i es por eso —le respondió Mao- no te molestes, por- que puedan responderme. Las preguntas y respuestas en
que nadie te va ajoder. Nosotras nos ocupamos. general no son el medio más seguro para llegar a saber
—Pero es que quien) tomar un helado —dijo, mintiendo las cosas.
sólo a medias. ¿Ustedes no quieren? —¿Qué querés decir?
-—En términos abstractos, me gusmria saber qué pien-
-No.
Fue al mostrador de adelante. Tuvo que esperar un san los punks, por qué se hacen punks, todo eso. Pero yo
rato a que la chica que atendía sirviera varios cafés y tés a mi vez mc pregunto: para qué quiero saberlo, a mi qué
con porciones de torta. Estaba al lado de la puerta, y nada
me importa.
habría sido más fácil que salir, correr hasta la esquina,
Todo eso era muy lógico, muy racional, y podria haber
seguido largo rato en esa línea, hasta “marcizar” toda la
o tomar un ómnibus... Allá adentro, las otras dos no la
miraban. Pero no queria escapar. O mejor dicho, queria, situación. ¡Qué ilusal Mao se encargó de desinflar el glo-
pero no sin antes saber más sobre ellas. De modo que bo de un solo pinchazo.
esperó pacientemente a que le tocara el turno, pidió un —Q_ué boluda sos, Marcia.
helado bañado en chocolate y volvió con él en una ban- —¿Por qué? —se corrigió de inmediato (se corrigió por-
dejita. De pronto le habían venido en serio ganas de to- que era incorregible)—: Sí, soy boluda. Tenés razón. De-
marlo. Un helado en invierno acenmaba las cosas; y una
bería hacerme punk para saberlo que es, y para saber por
verdad a medias vuelta verdad plena las accntuaba mu- qué quiero saber.
cho más. Pasó a su lado la supervisora que las había inter- —No —la interrumpió Mao con una risita sarcástica sin
pelado, apunda, ocupada, y ni la miró. Era como si todos ningún humor-. Estás completamente equivocada. Sos
ya estuvieran pensando en otra cosa, y seguramente era mucho más boluda de lo que vos misma creés. Nosotras
lo que hacian; después de todo, al cabo de un cierto tiem- no somos “punks".
po, todos pensaban siempre en otra cosa. Sumada al he- —¿Q_ué son entonces?
lado, la idea la reconfortó. Se sentó con sus amigas y lo ¡[amas lo entenderias.
probó. —Además —inrervino Lenin suavemente, con su modali-
—Delicioso —dijo. dad menos cortante que la oLra-, ¿no te parece absurdo
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28
pensar siquiera en la posibilidad de volverte punk, vas?
—Por supuesto.
¿No te has mirado en el espejo?
—Qué nihilistas son. No creo que lo piensen
—¿Lo decis porque estoy... excedida de peso? —preg'un- en serio.
Mao entrecerró los ojos y no dijo nada. Marcia
tó Marcia herida y mostrándolo en los ojos a pesar suyo. volvió a
la carga:
Lenin pareció casi a punto de sonreír:
—¿Qué les gusta entonces?
—Todo lo contrario...
Mao entrecerró más todavía los ojos (ya casi
—Todo lo contrario —repitió Mao con ardor-n ¿Cómo los había
cerrado) y siguió sin decir nada. Lenin en cambio

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podés no darte cuenta? suspi-
ró y dijo:
Esperó un instante, y el desconcierto de Marcia quedó
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—La respuesta que estás esperando es "nada".

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flotando en el aire. vamos a decir “nada". Tendrás que seguir haciendo
Pero no
—Tenïas razón —le dijo Lenin a su amiga-e es increible- pre-
guntas, aunque creas que no conducen a ninguna

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parte.

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mente boluda.
-Me rindo.
Marcia comió una cucharadita de helado. Se sintió dis-
—Felicitaciones -le dijo Mao. Se relajó y abrió
culpada para cambiar de tema. los ojos
para mirar a su alrededor-. Qué abyecto
—¿Qué quiere decir que no son punks? -la única res- es este lugar. ¿Sa-
bés una cosa, Marcia? En los locales como
puesta fue un chasquido de lengua por parte de Mao-. éste, atendidos
por chicas, que deben ser solteras porque
Por ejemplo, ¿no les gusta The Cure? si no no las ur
man, siempre hay por lo menos una embarazada.
Esfinges. Lenin condescendió a preguntar: Siem-
pre hay por lo menos una tragedia en marcha.
—¿Qué es eso?
“San feministas", pensó Marcia mientras la
—La banda inglesa, los músicos. A míme gusta. Robert otra estaba
hablando. Fue una pequeña conclusión automática
Smith es un genio. que
la decepcionó un poco. Alzó la vista del
¡[amas los oí. helado y se en-
contró con la mirada de una de las chicas
—Es ese cretino -dijo Mao- que se pinta los labios y se de uniforme
que estaba pasando el escobillón. Las
empolva la cara. Lo vi en la tapa de una revista. examinaba con cu-
riosidad, sin disimularlo. Era una chica
—Qué pelotudo. muyjoven, casi
como ellas, bajita, rubia y regordeta, sonrosada,
—Pero es teatral —balbuceó Marcia—, es... la provoca- con cara
ingenua de campesina europea. Marcia sintió
ción, nada más. No creo que se pinte porque le guste. El una cierta in-
quietud bajo su examen. Porque esa chica
look es parte de la filosofia que él representa... se parecía ex-
traordinariamente a ella, eran del mismo
—Igual es pelotudo. tipo. Habría que-
rido, en un impulso irracional, ocultarla
—¿Prefieren el heavy metal? amigas. La desvalorizaba; ellas podian
a la vista de sus
—No preferimos nada, Marcia. darse cuenta de
que no era la única cortada sobre ese molde.
-¿No les gusta la música? Pero las punks
estaban pensando en otra cosa, la habían
—La música es idiota. visto y no ha-
bían notado el parecido (no había parecido,
-¡¿Freddy Mercury es idiota?! en realidad,
era más bien la pertenencia a un mismo tipo).
Mao le dijo:
30
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31
—Sí, por supuesto. Yla primaria.
que se acercó al ¡ns
—Ahora vas aver —y llamó ala chica, —No, la primaria la terminé. Estoy en tercero. Salgo de
batíla y unos escar-
I2n{C-. Quedé en lraerle -le dijo- una embarazada, aquí y voy al colegio, al nocturno. Yo me sacrifica para sa-
aquí que está
pines a una piba que trabaja lir adelante, El problema de este pais es que nadie quie-
¿Cuál es?
pero no me acuerdo el nombre. re trabajar.
—¿Embarazada? Mao se enderezó en su asiento y miró de frente aLiliana,
—Sí. ¿Sos sorda, gorda conchuda? -No sabés el asco que me das. Tomátelas, que no quie-
—La que esta embarazada es Matilde. ro pegarre.
¿ .2 —¿Por qué me vas a pegar? Además, yo me defendería.
——Una morochita, alta. Tengo un carácter fuerte.
-Si, es ésa —mimió Mao. Todo lo decia con una humildad de sonámbula. Pare-
fue. Tenemos tres
—Está en el turno de la mañana. Ya se cía medio idiota, medio simple. En una cosa no se parecía
turnos, es una rotación... a Marcia: no sonreía. Siguió barriendo y se alejó, pero co-
-Qué mierda me importa. Gracias. Chau. mo diciendo: enseguidita vuelvo.
—¿Querés dejarle las cosas? -Qué boluda -comentó Lenin.
Aire.
—¿Para que me las roben? No. Andale nomás. -¿Por qué? —dijo Marcia—. Debería haber muchas como
La chica habría prolongado con gusto la conversación. ella. Trabaja, estudia... Deberíamos haberle preguntado
modales bruscos
No parecía para nada ofendida por los Sl tiene novio.
de Mao. —¡Pero no te diste cuenta que es deforme] ¡Quién se va
—¿Cómo la conociste? a coger a semejante monstruo!
que
—¡Qué carajo Le importa! Tomátelas que tenemos Marcia iba de sorpresa en sorpresa. De la sorpresa pasa-
hablar. ba a la sorpresa dentro de la sorpresa. No sólo Liliana no
—Está bien. No te enojes. Vos me hiciste una pregunta. le había parecido deforme (por el contrario, le había en-
«¿Cómo te llamas? —le pregumó Lenin. centrado esa normalidad profundamente segura de si mis-
—Liliana. ma que se da en la gente de pocas luces) sino que además
—¿Cuánto ganas? la había visto como un duplicado de ella misma. Marcia era
-El básico. típicamentejoven en ¡amo no concebía el amor sino como
-Qué boludas son -dijo Mao—. No entiendo para qué una cuestión de tipos generales; uno se enamoraba de un
trabajan. conjunto de características que se reunían en un indivi-
-Yo trabajo para ayudar a mi familia. Yademás estudio. duo, y también podían reunirse en otro. Sólo había que en-
—¿Qué? contrar al que las tuviera. Eso es el amor para losjóvenes,
-Medicina. y por eso los jóvenes son tan inquietos, tan sociables, por
—Pero no me hagas reír. Seguí barriendo, doctora -di- eso buscan (anto; porque el amor puede estar en cualquier
jo Mao. parte, en todas; el mundo entero es amor para ellos.
.",
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-Tengo que terminar el secundario.


33
Pero si las punks no se habían enamorado del
tipo que había llegado—. Estás actuando.
ella encarnaba... ¿de qué, entonces? ¿Dónde Estás imitando a esa po-
estaba la cla- bre infeliz. “Yo me sacrifico..."A esa clase
ve? Mao le había dicho que la había de gente hay que
estado esperando, destruirla.
que había sido todo verla y saber que era
la que amaba. —¿Por que?
Eso queria decir que sabia cómo era, cómo
debía ser. Y —Porque sufre. Para que no sufra más.
ahora resultaba que no em así.
En medio de su incertidumbre, emprendió -Pero ella no sufre. Quiere ser médica,
la defensa quiere ser feliz.
de Liliana:
-—Estás equivocada -—le dijo a Mao—. No es deforme, diera, la ayudaria, en lugar de insultarla
no como hicieron
ustedes. Ella cree que la gente es
es fea, y apostaría a que si tiene novio.
No, no la llames amable en el fondo, y
—dijo viendo un movimiento de la otm-. No debe de seguir creyéndolo a pesar del modo
importa lo en que ustedes
que ella pueda decir. Decí la verdad: ¿no es la trataron.
bonita, a su —Que crea lo que quiera. Pero yo
modo? Es infantil, es medio tonta, pero
hay decenas de estoy segura de que
chicos a los que les gusta ese tipo. Puede despertar me clavaría un cuchillo en la espalda
el deseo si tuviera la oportu-
de protegerla, por ejemplo... nidad.
—A mí me despierta el deseo de aplastarla —No, no creo.
como a un —Si se atreviera, sí. Yo la única ayuda
bicho. que le daríacon
—¿No ves? Hay gente que se casa por menos gusto sería enseñarle a dar puñaladas
que eso —hi- por la espalda. Eso
zo una pausa, y se arriesgó más-justamente, lesería más útil que ser médica.
es mi única —Creo entender algo, un poco
esperanza de no quedarme solterona. ¿No —di_jo Marcia—. Ustedes
notaron que querrían que reine el mal en el mundo.
tiene el mismo tipo que yo? Querrían destruir
La mirada que le dirigió Mao le heló la sangre. la inocencia.
Tuvo el -No digas pavadas.
terrorífico sentimiento de que le habia estado
leyendo -No queremos nada —di_jo Lenin.
el pensamiento todo el tiempo. Más todavía:
que la había —¿Nada?
llevado deliberadamente a ese punto,
que todo habia si- —Nada de eso. Es todo inútil.
do una maniobra sádica. Se apresuró a cambiar
de tema. ¿Inútil? Eso le daba una pista,
-¿Por qué tanta agresividad? ¿Por qué que siguió:
la trataron tan —¿Quiere decir que hay otras vías,
mal, y la amenazaron, si ella parecía
tan amable? otras acciones, que sí
—Nadie es amable en el fondo «iijo Lenin son útiles?
¿Cuáles son?
(su amiga pa- —Cómo hinchas las bolas con tu palabrerio
recía reservarse para otras aclaraciones más —dijo Mao—.
importantes).

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Ahí tenés un gran ejemplo

(i$
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—Fso es un

J
de inutilidad.
preconcepto. Nadie va a ser amable am aute- —¿Y qué es útil entonces? ¿Pam
dar, si piensan y actúan así. Hay que ser más optimista. que sirve vivir? Digan-

el
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melo, por favor,

.....
8
-No digas boludeces —di_jo Malo, quien al parecer

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con- —Estás representando a Liliana.
sideraba que el momento de las aclaraciones Hasta que no vuelvas a
importantes ser vos misma no te voy a hablan

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34
35
no existen. Ella habla de su vida como si fuera lo más na-
Era verdad, en cierto modo. Cr€Ïa
si no tural, es otra forma de tomar la palabra, más violenta si se
poder avanzar (y no sólo en esta ocasión: siempre) quiere que la de ustedes. Yo crei en un primer momen-
pa¡getmciendo personajes.eotro to que ella me hacía palidecer a mí, por contraste, pero
se precipitaba al
modo se meúa en callejones sin salida, en realidad es a ustedes a las que disminuye. Aunque en
momento se le
abismo, la paralizaba el miedo. En este el fondo es la misma inocencia, y esa inocencia es lo
úni-
que había que mi-
ocurrió que quizas ese miedo etaalgo co que yo puedo entender.
rar de frente, algo que aceptar. Esa podía ser la lección —Eso quiere decir que no entendés nada -la interrum-
sus dos
del nihilismo punk. Pero no lo creia; por un lado,
pió Mao con un gesto de asco más bien distante, que le
acompañantes negarían que tuvieran ninguna lección era C3IÉC[CI'lSLlC0-. No hay nada más que decir.
que proponerle; por otro, ellas mismas, disfrazadas como —¡No entiendo por qué se niegan a razonar!
estaban, eran un mentís a esa moral. Aunque no era tan
—Ya lo entenderás, te lo prometo. ¿Terminastc?
descabellado, dentro del clima de uansmutación de todos
-Si.
los Valores en el que se movían. —Me alegro. Hablemos de otra cosa.
—De acuerdo -dijo-. Pero antes de abandonar mi papel Se quedaron calladas un momento. El Pumper habia em-
de Liliana, quiero decir una cosa: yo me identifico con ella pezado a llenarse, lo que resultaba tranquilizador pam
por la inocencia. No importan las pelotudeces que pueda
Marcia porque se perdían mejor en la muchedumbre. Pe-
decir, ni la lástima que pueda dar, ella es inocente, y yo
ro si se ocupaban todas las mesas, y ya parecían cerca de
querría serlo tanto como ella, y probablemente lo soy. Us- ese punto, vendrían a echarlas. El helado mientras tanto
tedes dicen que nadie se la cogeria. Están completamen-
se había terminado. Como si fuera una Cábala para impe-
te equivocadas, pero da lo mismo. Supongamos que es
dir que sobreviniera la interrupción, Marcia se apresuró
virgen... como yo —hizo una pausa. Si eso no era el abis-
a plantear otra inquietud, que le pareció productiva:
mo, se le parecía bastante. No hubo comentarios». Cuan- —Hoy hace un rato, allí enfrente, ¿ustedes estaban con
do ustedes me interpelaron, yo estaba paseando en un
alguien?
mundo donde la seducción era muy discreta, muy invisi-
-No. Ya te dije que estábamos solas.
ble. Todo lo que se decía y pasaba en la calle eran signos
—Como habia una concentración de gente...
seductores, porque el mundo seduce a la virgen, pero na- —Nos habiamos metido entre esos boluditos aver si nos
da se dirigía a mi por mi nombre. Yentonces aparecieron
levantábamos a alguno, pero no conocíamos a nadie y no
ustedes, con esa brutalidad: ¿querés coger? Fue como si
tuvimos tiempo de elegir, porque apareciste vos...
la inocencia se personificara, no exactamente en ustedes La información daba algunos elementos interesantes,
ni en mi, sino en la situación, en las palabras (no puedo
pero parecia pensada a propósito para que esos elemen-
explicarlo). El mundo antes esmba hablando y no decia
tos fueran de la clase de los que Marcia prefería no in-
nada. Después, cuando lo dijo, la inocencia se sacó la más-
dagar. De modo que siguió la misma dirección que había
cara. Ahora fijense en Liliana. Ella vino a representar lo
tomado antes.
mismo, y a veces una puede pensar que las casualidades
37
3G
—¿Pero pertenecen a algún grupo? —Ah, sí, cierto, Sergio... —se volvió a Marcia—. Es un co-
-¿Q_ué quiere decir eso? nocido nuestro, ahora hace mucho que no lo vernos,
—Me refiero a algún grupo de punks. pe-
ro es un excelente caso. Es una pena que no llevemos en-
-No —dlj0 Mao subrayando venenosameme cada pala- cima una foto de él, Tocaba el bajo en una banda, estaba
bra—. No estamos en ninguna murga.
siempre drogado, y era muy buen chico, y debe de se-
-No lo decía en sentido peyorativo. Uno siempre tien- guir siéndolo, aunque un poco loco, desconectado.
de a asociarse con gente que comparte sus ideas, sus gus- Cuan-
do habla, cosa que hace muy de vez en cuando, no
tos, su modo de sen se le
entiende nada. Una vez le pasó algo de lo más curioso. Una
-¿Como vos y Liliana, por ejemplo? ¿Pertenecés a algún
señora muy rica fue a una fiesta, y entre otras cosas lleva-
grupo ‘de inocentes?
ba encima unos pendientes de orejas con cuatro esmeral-
-No tergiverses lo que quiero decir. Yno se hagan las que das cada uno, grandes como pocillos de café. De pronto
no entienden. Aquí y en todas partes del mundo los punks
se dio cuenta de que le faltaba uno de los pendientes; aun-
se agrupan y se apoyan entre sí en su rechazo a la sociedad. que dieron vuelta todos los divanes y alfombras, no lo en-
—Felicitaciones por tu erudición. La respuesta es no. centraron. Como costaba millones, y las señoras ricas son
—¿Pero conocen a otros punks? muy apegadas a sus cosas, que siempre cuestan millones,
Le gustó su propia pregunta. Debería haberla hecho
al hubo un buen escándalo, que hasta salió en los diarios.
principio. Era una trampa perfecta. Era como si a alguien Los invitados hicieron consenso para que fueran revi-
le preguntaban si conocía otros seres humanos. Si le res- sados al salir, pero el embajador de Paraguay, que
pondían por la negativa, que era obviamente estaba
lo que que- presente, se negó, y la requisa no se hizo. Por supuesto,
rían hacer, pondrían de manifiesto su mala fe.
No sabía fue el principal sospechoso. La cancillería tomó cartas en
qué beneficio podía reportarle, pero al menos tendria el asunto, y el embajador terminó llamado de vuelta a su
una
respuesta. país y destituido. Un año después, la señora fue a una
Mao volvió a enLreceriar los ojos. Era demasiado inte- fics-
ta en Palladium. Cual no sería su sorpresa al ver en la pista
ligente para no ver toda la dimensión de la celada.
Pero de baile a Sergio Vicio, con las cuatro esmeraldas
colgan-
no daría el brazo a torcer. Eso nunca.
do de una oreja. Sus guardaespaldas fueron de inmediato
-¿Q_ué importancia tiene? —dijo—. ¿Por qué Le
empeñás a buscarlo y se lo trajeron en andas. Ella estaba con un co-
en hacernos hablar de lo que no queremos?
ronel, con el ministro del Interior, con Pirker y con la sc-
-Hicimos un pacto.
ñora de Mitterrand. Pusieron una silla extra y sentaron a
—Está bien. ¿Qué habias preguntado?
Sergio Vicio. Como la conversación en la mesa se había
Marcia, implacable:
desarrollado en francés, la señora le preguntó
-Si conocen otros punks. si hablaba
esa lengua, Sergio dijo que sí. "Hace un tiempo", le con-
Mao, a Lenin:
tó ella, "perdí un pendiente idéntico al que tienes tú. Me
-¿Vos conoces a alguno?
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pregunto si será el mismo." Sergio la miraba, pero no la


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—A Sergio Vicio,
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veía (ni la oía). Había estado bailando dos o tres horas


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38
39
y cerraba la boca como un pez anuro. Yen ese momento
parar, cosa que hace con frecuencia porque adora el bai-
ya sonaban las primeras notas de Pierrot Lunaire. Nada
le, y la interrupción súbita del movimiento le había cau-
menos que Boulez esmba en el escenario, y la fantastica
sado un desequilibrio de presión. Era la primera vez que
Helga Pilarczyk como recitante. La atención de los perso-
le pasaba porque siempre, por instinto, dejaba de bailar
najes se desplazó a la música. Ninguna esmeralda vuelta
gradualmente, y después salía a caminar hasta el amane-
diamante podía compararse con las notas lividas de la obra
cer. El efecto de este accidente fue que perdió la visión;
todo se le fue cubriendo de puntitos rojos, y no vio na- maestra. La más elemental elegancia dictabala suprema-
da. Eso se llama “hipotensión ortoestática", pero él no Io cía de la música sobre las gemas. La señora, con movi-
mientos de autómata, un movimiento que duplicaba in-
sabía. Otros sintomas que acompañan a la pérdida de la
visión son la náusea, que él no sintió porque hacia dos o
virtiendo el anterior, colgó la joya del lóbulo de Sergio
Vicio y vio en angustiado silencio cómo sus guardaespal-
tres días que no probaba bocado, y el vértigo, al que esta-
ba tan habimado por su experiencia con la mandanga que das, interpretando mal las cosas, lo alzaban en vilo y lo lle-
lejos de molestarlo o alarmarlo, lo entretuvo durante el res-
vaban de vuelta a la pista de baile, donde volvió a mover-
to de la escena, que pasó meciéndose en el espacio cósmi-
se, indiferente a la música, hasta recuperar la visión y salir
co. La señora, un as en el manejo de los dedos, le despren-
a caminar, siempre con el piloto automatico. Yella nun-
dió el pendiente de la oreja en lo que pareció un pase de ca volvió a ver sus esmeraldas.
magia. Ahora bien, esa noche, en esa fiesta, que se daba
Silencio.
en honor de los músicos de la ORTF de visita en el país, Pa- Marcia estaba enajenada. Era la primera vez en su vida
lladium inauguraba un sistema de luces de radiación de que oía un relato bien contado y le había parecido subli-
quark, lo más moderno de la tecnologia. Ylas encendie-
me, una experiencia que compensaba todas las zozobras
ron precisamente en ese momento. En la mesa estaban
de la reunión.
tan distmídos con la presencia de Sergio Vicio que no
-Es... maravilloso —balbuceó-. Sé que debería felicitar-
te, pero no encuentro las palabras. Me has sorprendido
oyeron el anuncio que se hizo por los parlantes. Cuando
la señora le hubo sacado de la oreja el pendiente y lo le-
mucho más de lo que podria expresar... Me sentí trans-
vantó sosteníéndolo por el ganchito para que lo vieran
portada mientras hablabas, fue como si lo viera todo...
los demás, empezó a decir “Estas esmeraldas...” Fue todo lo
Mao hizo un gesto de impaciencia. Pam Marcia era una
que alcanzó a pronunciar porque las nuevas luces, traspa-
experiencia tan nueva que no pudo sino pensar en las re-
sando las piedras, las volvieron transparentes como el más glas de la etiqueta que debían de regir en estos casos. De-
puro cristal, sin el menor rastro de verde. Se quedó bo-
bía descubrirlas por sí sola, y rápido, sobre la marcha. Por
quiabierta. “¿Esmeraldas?” dijo la señora de Mitterrand, lo pronto, comprendió que era improcedente seguir ha-
“¡pero si son diamantesl ¡Y qué agual Nunca vi semejan- ciendo elogios a la forma; esos elogios debian transmitirse
tes." “¡Qué van a ser diamantes! ", dijo Pirker, “de dónde de modo implícito en sus comentarios sobre el contenido.
los iba a sacar este vaguito. Son caireles de la araña de la Pero, en su deslumbramiento, fondo y forma se confun-
abuela, atados con alambre." La dueña, paralizada, abría dían; cualquier cosa que intentara decir sobre el primero

41
40
recaeria inevitablemente sobre la segunda. Lo más prác-
parecía de las que no se dejan llevar por delante (ése de-
tico, y lo que le venia con más naturalidad, eran pregun-

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bía de ser el requisito para el puesto), ésta ya era el

,
tas, dudas, ¿Qué pasó después con Sergio Vicio? ¿Y con pro-

e,
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,
totipo del carácter fuerte, de la iniciativa enérgica.
el pendiente? ¿Cómo habia entrado a esa fiesta en Pa-
—Fuera.
lladium? ¿Ellas dos, Mao y Lenin, habían ido allí alguna
Su voz tampoco dejaba lugar a dudas. Marcia de buena
vez? Marcia por supuesto no había pisadojamás la famo-
gana se habría levantado y se habria ido. Miró a Mao, cu-
sa discoteca. Era probable que los punks tuvieran entra-
ya mirada se levantaba sin apuro hacia la intrusa como el
da franca, aun en las ocasiones más importan tes, para dar
desenroscarse letal de una cobra, Ésta era una oponente
color local, como parte de 1a decoración. Para ella Palla-
digna de ella. Habia pasado la etapa de las Lilianas. El es-
dium tenia todos los matices de un lugar soñado, y no le
tablecimiento reservaba la artillería pesada para el final.
sorprendia que allí se encontrara toda esa gente impor-
—¿Qué te pasa?
tante y famosa," Era casi otro mundo, pero que tocaba a
-Tienen que irse.
éste por la tangente fantástica del relato... ¿Acaso sus ami-
—¿Q_ué? —exa realmente como si volviera de un sueño-.
gas habían estado en Palladium aquella noche? ¿Cómo se ha-
¿Qu . ?¿Q_uién sos?
bian enterado de lo que pasó? Eso era lo importante, y de
—La supervi...
eso se trataba en cierto modo la anécdota del pendiente...
De pronto Lenin tenía una navaja abierta en la mano, la
Comenzó a hacerles las preguntas, que ellas parecie-
hoja en punta, afiladisima, de veinte centímetros de largo,
ron encontrar fuera de lugar. ¿Quiénes eran esos músicos
Mmcia palideció" Lenin estaba sentadajunto a ella, del la-
que habia mencionado? El único que le sonaba conocido
do de la pared; si iba a haber un ataque, ella le
era el llamado Pierrot, creía recordar que había tocado con bloqueaba
la salida. Pero no daba la impresión de que se fuera a lle-
Tom Verlaine en televisión. El arte de Mao como narra-
gar a tanto. Mao miró a su amiga y le dijo:
dora la habia transportado, de la fluorescencia plebeya
-Guardá eso, no es necesario.
del Pumper, a las sombras del sueño atravesadas por esa
—¿Q_uieren que llame a la policía? —di_jo la supervisora
luz lunar, y hasta habia creido oir una música nunca oída
amagando con alejarse.
antes, algo que podia ser más hermoso todavía, aunque
re- Mao se tomó su tiempo para responder:
sultaba inconcebible, que The Cure y los Rolling Stones...
-Tenés una cara de hija de puta que no se puede creer.
Pero ninguna de las preguntas llegó a la respuesta por-
—Querés que llame a la policía.
que se había materializado junto a la mesa una segunda
—Sí. Anda, por favor, llamala.
supervisora, terrible y amenazante, y no hubo más reme-
Todo esto era dicho en un más allá de la violencia,
dio que tomarla en cuenta. Emjustamente la clase de per- ob-
servó Marcia, que descubría una dimensión nueva en las
sona que había que tomar cn cuenta. Sobre todo porque
punks, y también, otravez, en el mundo. Sc trataban
repetía a la primera supervisora acentuando cada uno de de po-
tencia a potencia, seguras de su fuerza, y hasta del equili-
sus rasgos: era más alta, más teñida, tenia la minifalda más
brio de sus fuerzas, en un nivel desmesurado. En estos en-
corta, era más linda, más severa, más decidida. Si la otra
frentamientos el triunfo correspondía a quien tuviera un
22.»-
42 .
43
No me pareció contenta con lo que hace. Ya el hecho de
arma secrem, y era obvio que, de las dos, era Mao la que

......
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que nos haya dado conversación muestra que está abierta

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la tenía.
la a otras posibilidades.
-Est.uvieron amenazando a una de las chicas... —clijo

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—Puede ser —dijo Marcia, no muy convencida-. Pero de
Supervisora.
todos modos no estoy de acuerdo con la mentira. La men-
-¿A qué chica? ¿A Liliana? Pero si es amiga nuestra.
tira siempre es una calumnia. Ia verdad para mi es sagrada.
Ligeramente desconcertada, la supervisora miró a Mar-
—Para mí no.
cia, que asinLió. Era un punto a favor, lástima que Mao lo
-Para mí tampoco —dijo Lenin.
echó a perder de inmediato:
—Estamos esperando que termine su turno para ir a co- —Eso habla muy mal de ustedes. Desvaloriza todo lo que
han dicho .
ger. ¿Algún problema?
Por primera vez desde que habían entrado Mao mostró
—¿Me estás tomando el pelo, roñosa?
un interés genuino, como si por fin Marcia acermra con un
—No, guacha de mierda. Liliana es torta, y muy conten-
tema que valía la pena.
ta de encamarse con nosotras. ¿Queres reprimirla?
—De acuerdo
-Ahora mismo le voy a preguntar.
—¿Y te creés que te va a decir la verdad? Además de hi- —¿Cómo “y qué”?
51'. ¿Qué importancia tiene?
ja de puta sos boluda.
—Liliana sale a las diez, y no se van a quedar horas aquí. —Tiene toda la importancia que puede tener. Es lo que
—Nos vamos a quedar todo lo que se nos canten las bo- hace la diferencia entre hablar por hablar y querer decir
las. Chau. Anda a llamar a la cana.
algo.
Se miraron a los ojos un momento. La otra se retiró,
Mao negó con la cabeza:
-¿Te parece que tiene alguna importancia todo lo que
con un gesto de: ya vuelvo. Todas se despedían con el mis-
dijimos desde que nos senlamos en esta mesa?
mo gesto, pero no volvían nunca.
No era del todo una pregunta retórica. Esperaba una
Pasado el mal momento, cuando recuperó la palabra,
Marcia se sintió francamente escandalizada. ÏCSPHCSIB.

-¡Pero cómo osaste cometer semejante infamia! ¡Cómo —Sí —di_jo Marcia—. Para mí si,
—Bueno, estás equivocada.
le echaste el fardo encima a la pobre Lilianal Fsto puede
-Si pensás así, ¿por qué te molestas en hablar?
costarle el empleo. Creo que tiene los minutos contados.
—¿Por qué? —Aunque más no sea, para hacerte entender eso, Mar-
—¿Te parece que pueden querer una empleada lesbia- cia: que no tiene ninguna importancia. Que todo es na-
na, que se cita con amantes que sacan navajas"?
da, o equivalente a nada.
-¡Yme decias que no eran nihilistas!
—Todo es relativo, Marcia. Quizás ahora empiecen a
respelarla más. Ysi la echan, va a conseguir un empleo —No lo somos. Vos sos nihilista. ¿De veras podrías pasar-
le la vida diciendo boludeces, preocupada por cosas co-
mejor, porque es la ley de la vida. En esc sentido lo más
probable es que le hayamos hecho un favor sin querer. mo las que pasan aquí, en este microcosmos de la ham-

45
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burguesa? Todo esto es accidental, no es más que el resor-
—Vamos —dijo Mao poniéndose de pie de improviso.
te que nos manda de vuelva a lo importante. Con lo que Lenin la imitó, y como para salir necesitaba que Marcia
volvemos al punto de partida. ¿Estás satisfecha ahora? ¿Ya saliera del asiento, la ayudó a levantarse tomándola de un
sabés todo lo que querías saber sobre nosotras? ¿Pode-
brazo. Mao la tomó del otro y la dieron vuelta apuntan-
mos volver a hablar de lo otro? dola a la puerta. Liliana se quedó mirándolas hasta que
—No te entiendo, Mao... —hubo una inflexión suplican- salieron, seria e ínescrutable, con la bandeja en
te en su voz, por completo involuntaria. Pero en el mc» la mano.
El aire frío de la calle revívió a Marcia. No es que hicie-
mento de pronunciar el nombre de la punk, Marcia sintió
ra tzmto frío, pero en el Pumper tenian la calefacción de-
de nuevo lo indeflnible, ahora más cerca de su concien-
masiado fuerte y el contraste se hacía sentir, sobre todo
cia, aunque todavia afuera. El lugar se habia vuelto irreal, porque adentro no se habia sacado el pulóver. Dieron unos
quizás por el movimiento incesante de adolescentes por pasos, y todo su malestar se disipó, quizás porque no ha-
el pasillo, o por la iluminación muy fuerte y_blanca, o más
bia existido. Se sentía muy lúcida; su pensamiento se des-
probablemente por la inmovilidad, que ella nunca soporta-
perezabay extendía, aunque todavía sin aplicarse a nada;
ba bien. Contra la pared había un espejo, y lo miró por
esto último le producía una sensación de plenitud. Senfi a
primera vez: estaba pálida, tenía los ojos vidriosos. Los ros-
que se acercaba el momento, en realidad se precipitaba,
tros de las otras dos parecían velados—. No me siento bien. de
tomar una decisión, de encontrar un modo de despedir-
Me parece que el helado me cayó mal. ¿Qué hora será? se. Era una especie de compulsión a pensar, por el mo-
—la pregunta cayó en un silencio indiferente- ¿La hora mento en forma de inminencia, y Marcia sabía
tampoco tiene importancia para ustedes? Supongo que no. que cuan-
do el pensamiento se manífestara en ideas, y las
Por supuesto. Qué va a tener. ¿Cómo pueden decidir por ideas en
palabras, la contracción de la plenitud volvería al mundo
mi qué tiene importancia y qué no? Si no me conocen. Ni
unjuguete. En la realidad todo se miniaturizaba. La calle
yo las conozco a ustedes. ¿Quiénes son? ¿Qué quieren? misma se lo mostraba: todas las luces encendidas no
-F.so ya te lo dije. ha-
cian otra cosa que reducir la noche a una especie
¿Qué querían? ¿Quiénes eran? ¿Quién era ella? Todo de bur-
buja protectora de Ia que era imposible escapar como
se borraba en una niebla corrosiva. Se sentía paralizada. no
fuera en un sueño. Con un gesto muy común en todos
Si se movía, se disolvería como una figura de humo. Na- los
que salen de un lugar cerrado, levantó la vista a.l cielo
da tenia importancia, de acuerdo. Al fin, ellas tenian ra- (pa-
ra ver si llovía) . Le pareció ver todas las estrellas;
zón. Pasaron unos chicos discutiendo a gritos. Detrás venia o las vio,
pero distraída, sin pensar, y eso en el caso de las
Liliana, con su paso algo bamboleante. Echó una mirada estrellas
equivalia a no verlas. No había pasado tanto tiempo,
ala mesa como si la viera por primera vez, y levantó la ban- por»
que la actividad seguia exactamente igual que cuando
deja con la mano izquierda mientras con la derecha pasa- en-
tmron. El grueso de lajuvenmd seguía estacionado en
ba el trapo húmedo, sin necesidad porque no habían en- la
vereda de enfrente; de este lado había unos
suciado. Al mismo tiempo decia: grupitos en
las esealinatas del banco al lado del Pumper,
—Acá viene toda clase de gente rara. pero preva-
lecía el movimiento. La circulación era Lan nutrida
que
.-_._----_._--¡

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47
que ella E1125 también caminaban, y de prisa, según su costum-
causaba vértigo. El paso apurado de las punks, al bre. Iban las tres hacia la esquina. Mao parecia ir reunien-
El
se ¡gustaba no sabia por qué, acentuaba el sentimiento. do fuerzas para un ataque definitivo. Marcia decidió que
dos o tres veces
flujo de gente las separó y volvió a reunir ya no le interesaba. Estaba cansada de la discusión.
bra-
en unos pocos metros. Impaciente, Mao la tomó del Más allá de lo que confesaba, más sinceramente,
Mar-
zo y la llevó hacia el receso triangular de una perfumeria.
cia estaba desilusionada de que la conversación no hubie-
Lenin vino tras ellas. ra dado frutos. Yno tanto por no haber obtenido más da-
—¿Q_uerés coger? Decí que si. tos sobre el mundo punk (ya que al ignorar cuántos datos
por
-Soltame —dijo Marcia frunciendo el ceño—. Empezá había, no podía saber si le habían dado muchos o pocos)
ue sino P°rq mo
iba a cambiar? Quiero irme a mi casa. un mundo reves, simétricoy en espejo al mundo real, con
de-
No obstante, se habia detenido. Pero al ver el gesto todos los valores invertidos. Eso habría sido la vyerdadem
cidido de Mao, gesto que le pareció de locura, negando simplicidad, y la habria dejado satisfecha; lo reconocía
con
con la cabeza sin apartar los ojos de los suyos (lo normal cierta vergüenza porque era pueril, pero ya no tenía ganas
los
es que cuando uno niega sacudiendo la cabeza aparte de hacerse problemas. Era una oportunidad perdida,
y con
ojos de los de su interlocutor) sin (ió la urgencia de seguir ella se perdía todo lo demás y daba por cerrado el episodio.
caminando. Podia hacerlo. Dio unos pasos de vuelta ha- Habían llegado a la esquina; Mao se detuvo. Miró
ha-
cia la vereda, y volvió a detenerse para complemr el razo- cia la calle Bonorino, bastante oscura, y se volvió
hacia
de
namiento. Junto al impulso de huir la dominaba uno Marcia,
como
hablar, pues de pronto se sentia capaz de hacerlo, —Vamos un poco hacia allá que quiero decirte una cosa.
si el regreso al tema principal la liberan de un hechizo. —No. No hay nada más que decir.
-Por culpa de ustedes no pudimos hablar ahí adentro. —Una sola cosa más, Marcia, pero fundamental. ¿No se-
Estamos igual que antes, o peor. Yo quería saber algo y o
sign sin saberlo. Para ustedes no es importante, ¿pero y pa- voy a decirte al fin lo importante? Ahora si, quiero ha-
ra mi? blarte del amor.
—No. Para vos tampoco, Pese a todo lo que habia decidido un momento antes,
-¡Qué terca sosl ¡Qué desconsideradal Marcia sintió curiosidad. Sabía que no habria nada nue-
—Te dimos el gusto, pero en realidad no era necesario vo, pero igual lo sentía. Era la magia que ejercían las punks
hablar. sobre ella: le hacian creer en una renovación del mundo.
—Entonces no digamos nada más. Adiós. La desilusión era secundaria. La desilusión la ponia ella,
Salió caminando sin mirarlas. pero Marcia era de esas personas acostumbradas a ponerse
—Del amor no hay que hablar —dijo Mao. al margen y evaluar la situación exceptuándose. De mo-
-Hay muchas cosas de las que se puede hablar. Todo es do que siguió a Mao, y Lenin la siguió a ella. No fueron
muy complicado -no sabía lo que estaba diciendo. muy lejos. A continuación de las vidrieras de Harding ha-
—No. Es simplisimo. Hay que decidir de inmediato.
49
4B
r-,--~-"-~---'
bia un trecho muy oscuro, a veinte metros de la
esquina. del mundo un relámpago, un parpadeo. Pero como no
Ahí se agruparon contra la pared. Mao comenzó
a hablar tenemos pija, desperdiciamos nuestra brutalidad
sin preliminares, en un tono de urgencia. Tenía la en una
vista fija contemplación. Ysin embargo... hay un súbito, un instan-
en Marcia, que en la penumbra se sintió más libre
de devol- te, en que todo el mundo se hace real, sufre la
verla mirada con una intensidad que era rara en más radi-
ella.

-- --.-
—-Marcia, no te voy a decir una vez más que estás cal de las transformaciones: el mundo se vuelve mundo.
equi- Eso es lo que nos revienta los ojos, Marcia.
vocada porque ya debés de saberlo. Ese mundo

__
Ahi cae toda

.__
de expli-

,.. .
caciones en el que vivís, es el error. El amor cortesía, toda conversación. Es la felicidad, y es
es la salida del lo que yo
error. ¿Por qué creés que no puedo amarte? te ofrezco. Serías la boluda más grande de todas las
¿Tenés un que
ha habido y habrá si no lo ves. Pensa que es muy poco

._
com le'o de inferioridad como todas las lo
3 No. Si que te separa de tu destino. Sólo tenés que decir
creés tenerlo, también en cso estás que sí.
equivocada. Mi amor

_
te ha transformado, Ese mundo tuyo está dentro Marcia había prestado poca atención desde el princi-
del mun-

..
pio, distraída como estaba por sus propias reflexiones,

_._ __
do real, Marcia. Voy a condescender a explicarte que
un par llegaron en este momento a una especie de culminación.
de cosas, pero tené en cuenta que me refiero
al mundo Fue como si todas las extrañezas se desvanecieran

.
real, no al de las explicaciones. ¿Qué es lo que en un
te impide descubrimiento que hizo.
contestarme? Dos cosas: lo súbito, y que yo sea
una chica. Ya antes, dos veces, había notado algo raro
De lo súbito, no es necesario decir nada; que no pu-
vos creés en el do definir. Ahora supo que era. Comprendíó, o formuló
amor a primera vista tanto como yo y como
todo el mun- con palabras, algo que había comprendido hacia rato,
do. Eso es una necesidad. Ahora, respecto qui-
de que yo sea zás desde el primer momento: que Mao era hermosa.
una chicay no un chico, una mujery no un Sal-
hombre... Te taba a la vista que lo era. Le sorprendió no habérselo
escandalíza nuestra brutalidad, pero no dicho
se te ha ocurrido a sí misma hasta entonces. Era la chica más hermosa
pensar que en el fondo sólo hay brutalidad. que
En las mis- hubiera visto en su vida. Ymás todavía que eso. Una
mas explicaciones que estás buscando, cuando cara
llegan al bonita, rasgos armoniosos, unjuego de expresiones
fin, a la explicación última, ¿qué hay sino exqui-
una claridad des- sitas, no eran una cosa tan rara entre chicas
nuda y horrible? Hasta los hombres son esa de esa edad.
brutalidad, Mao era mucho, muchísimo más. Estaba
asi sean profesores de filosofia, porque más allá de todos
debajo dc todo lo los pensamientos que podían formularse sobre
demás está el largo y ancho de la verga que la belleza:
tienen. Eso y era como el sol, como la luz.
nada más. Es la realidad. Claro que pueden
tardar años Yno era un efecto. No era el tipo de belleza que
y leguas para llegar ahí, pueden agotar todas se des-
las palabras cubría a la corta o a la larga, por el hábito o el
antes, pero da lo mismo que tarden poco amor o por
o mucho, que las dos cosasjtuntas, no era la belleza que
se tomen unavida entera para llegar a ese se veia por la
punto o te mues- lente de la subjetividad o el tiempo. Era objetiva.
tren la pija antes de que hayas cruzado la calle, Era una
Las muje- belleza real. Marcia podía asegurarle porque a ella
res tenemos la ventaja maravillosa de poder la be-
elegir entre lleza nunca le había importado gran cosa, y ni
el circuito largo o el corto, Nosotras si podríamos siquiera la
hacer notaba o la tomaba en cuenta. Entre sus compañeras
de
50
U")
o

5]
69
53 52
BlnBaS .rerso B}pod BlaUBUl BUnBU~U ap onb 'BqlBW Á.'oz
zo, y Marcia, que de ninguna manera podía estar segura -On¡Sd:JU~ Sd,\dj :dp SdUOpBlaUaD 'IBap~ un op U9pBZqBdl
realización de un ideal. Generaciones de reyes incestuo-
-~q 01 onb ZaA B:J~UI)Á.e.roun.rd BI an3: '9~lUOS OBW :OSOlq
broso: Mao sonrió. Fue la primera y única vez que lo hi- BI 'a¡tid!A!A B,{O[eun OUlO:J O¡S~A0p!S laqBq Bppod Ol¡SOl
rostro podria haber sido visto como unajoya viviente, la
-liOSB OBIB9~pa:Jns Sa:JUO~U3:'BZaqB:J BI UO:J 9~~U~SBSOpOUl
modos asintió con la cabeza. Entonces sucedió algo asom- ns 'dllSalla¡Bl¡Xa a)UdUlB¡:Jal!p o BA~¡!Ul!ld 'B:J!19Xa or.rco
corte exótica, primitiva o directamente extraterrestre, su
SOPO¡ ap o.rod 'opuejqaq BqB¡Sa ;:nb ap B!qBS OU B~:J_IBW mm U3: 'OBW dP 0!1B1WO:J 01 Bl3: 'U9pBZmAp Bl¡O Ud aSl-ep
Marcia no sabía de qué estaba hablando, pero de todos ciarse en otra civilización. Era lo contrario de Mao. En una
'O~p al- Bqanld BUn SlPPUal-
—Tendrás una prueba —le dijo. -o.rde arorpnd anb BZaIlaq dP aSBp BUn uo .resuod BpBq
hacía pensar en una clase de belleza que pudiera apre-
:BUlS!Ul BIP onb B1UPS!P UBl 'B¡ti~¡S!P Bl3: 'OaJ dP aS1BJ~J!IB:JB!pOd ou lo
ella misma: no podia calificarse de feo. Era distinta. Tan distinta que
Bla~p BI !S OUlO:JanJ '0!1BJ¡UO:J P 10d 'B¡SandSal BUn BqBlad
peraba una respuesta. Por el contrario, fue como si la diera oiunfuoo Id Oldd 'OSOlBZBÁ.OpB!dOldBU~ Ol}BUlBlun ap (B:J
ca) de un tamaño inapropiado y azaroso. Pero el conjunto
-sa OU OBW orad 'B¡tinílald Op~qBq E!qBq onb so !S 'B¡tinB -oq 'Z!lBU 'SO[O) SOílSBl SOlSOpOl Á 'ourqpiqeo 'opBíl_mp~ O.1¡
gunta, si es que habia habido pregunta, pero Mao no es- tro alargado, caballuno, y todos los rasgos (ojos, nariz, bo-
-ard BI Bla~¡~dal al lOAq .rod onb ap~pad ap orund B BqB¡S3: -SOl P B!Udl '!S s~z~nb Oldd 'BZaIIaq cun Bld ou U~Ud'1
Estaba a punto de pedirle que por favor le repitiera la pre- Lenin no era una belleza. Pero quizás sí. Tenía el ros-
'BSOUllaq OpB!SBUlap Bla : (onrauuouann) SO[o SOl lBllaJ 'B1B:JBI B 0PB1!Ul B!q-eq SBI ou 'OpOUI O¡la!:J
cerrar los ojos (interiormente): era demasiado hermosa. cierto modo, no las habia mirada a la cara.
onb OAm Á.'91~Ul BI B!:J1BW 'a~UB¡:Jadxa 'BqBl!UI BI OBW
Mao la miraba, expectante. Marcia la miró, y tuvo que U3: 'Sa¡tiB O¡S!AB}qBq ou onb 01 ldA B orsandstpo.rd B}qBq BI
la había predispuesto a ver lo que no había visto antes. En
'SB10pa:Janb~lUa Á.SBAp~sod SBZUB~laS .rotronre 0'1 'U~Ud'1 B BpBl~UI BI 9!AIOA'dPBP dlqmou ;:nb
señanzas positivas y enriqueccdoras. qué nombre darle, volvió la mirada a Lenin. Lo anterior
-uo cjp.rcd os a¡Ua,,8 BI 'S~UI oz.ionjsc Ol}anbad un la:JBq OU B!qBS ou onb lB O¡tid~UIBlqUInlsdp un dP O¡:Jd]d Id O[Bq
no hacer un pequeño esfuerzo más, la gente se perdía en- bajo el efecto de un deslumbramiento al que no sabia
lod '9Suad 'Sa:JaA SB¡u~n8 'IB¡U;)UlBpun] BpalBd al anb B}ABPOl Á 'OBW dP BZdIIaq BI 'lpqn:JSap O 'lBqOldmo:J ap
que le parecía fundamental. Cuántas veces, pensó, por de comprobar, o descubrir, la belleza de Mao. y todavia
'O¡tia!UIpqn:JSap a~Sa ap 0PBApd epqeq ~ 'Sa¡tiB so¡nu s;:ndsaQ 'B!UOmlB BVa!:J Bun uBqBzUB:JIB OUIO:JOpOUl aSd
nutos antes, stíCESCubrímíent0, ese modo como alcanzaban una cierta armonía. Después
-~Ul BSB:Jns B laAIOA dP u9qua~U! ns OqB:J B OpBAall Bla!q ap Bla Á.'BIP dP BI ,( OBW ap Bl 'SBlaIB1Bd Sa~laS sop UBld :op
biera llevado a cabo su intención de volver a su casa mi- do: eran dos series pamlelas, la de Mao y la de ella, y era de
-nq ~s :B:Jp;:¡od!q a BAp:JddsOl~dl BUI1BIB Bun 9!¡ti!S B¡SBq -uBu~mln:J B!nílaS U9~Xa[Jal ns 'lO~la¡UB BI B anb OSln:JS!p
hasta sintió una alarma retrospectiva e hipotética: si hu- discurso que a la anterior. Su reflexión seguia culminan-
Á.'S~UI pBp~Un¡lOdo Bun OpBP SdPdqBq dP 9¡q!P] dS 'ZdA PP allBd B~SaB U9pUa¡B S~Ul 0pB¡Sald B!qBq ou BplBW
vez, Se felicitó de haberles dado una oportunidad más, y Marcia no había prestado más atención a esta parte del
BI B BSOU!ílplaA Á.l~P!Ud¡dP 'U9!:JBUllO]SUB1¡ UBlíl Bun ap 'U9p:JB BI B :BP!ABI ap ZB]
de una gran transformación, detenida y vertiginosa a la faz de la vida: a la acción.
OUI¡P Id Á.lOI0:J P 9mo¡ BquB¡Sun:Jl!:J BI 'oq:J!P lOraUl o
o mejor dicho, la circunstancia tomó el color y el ritmo Bl¡O B BA!l:JadSlad Bun Ua.lqB anb.lod OU!S 'Sa¡UaIBA!nba!U
ni equivalentes, sino porque abren una perspectiva a otra
~SdUO!=>BUllOJSUB1¡ S~lU oqnq ou BÁ.sdnd 'OVa!=> 01 Ua BqB¡
taba en lo cierto, pues ya no hubo más transformaciones; OUlS!Ul 01 UBaS dnb.lod ou 'lOUlB P omo:J 01UBl UaIBA sBq
bas valen tanto como el amor, no porque sean lo mismo
-s3: 'sordI S~UI l! Bld!pnd aS dnb 9Á.d1:Jou Á.'BZdl}Bl¡Xa BI dP -anld SB'1 'U;:!qUlBl SB¡B!paUlU! uos UBaS anb SBpB:JHduro::>
de la extrañeza, y no creyó que se pudiera ir más lejos. Es- complicadas que sean son inmediatas también. Las prue-
Bm~:J BI Bl3: 'opunm ua opunm zap u9pvm.wfsuv.ll vz OU!S 'op
do, sino la ITIFIIJDTTIIELÏÓH del mundo m mundo. Era la cima Á SB¡tiaI .lod A 'lOUIB P aUap anb O:J!UI) 01 uos SBqanld SBI
las pruebas son lo único que tiene el amor. Ypor lentas y
-unUl PP U9!SldA BAdnu Bun B Bu!,,8~d dP B¡IanA BI '(BzdIBl anb.lod 'U9!:JBI!P Bun alUaUIB¡JEXd uos ou ::mb OlBlJ 'svq
raleza), la vuelta de página a una nueva versión del mun- bas. Claro que no son exactamente una dilación, porque
-mBU dP BqB~qUlB:J SBIB¡S;:) l~qplad Opp1:J B}qBq anb Sdl -an.lq SOpOUI SOPO¡ ap aUap 'SaUo~:JB:Jqdxa aUd!¡ ou dnb
res que había creido percibir (ésta las cambiaba de natu- que no tiene explicaciones, tiene de todos modos prue-
-O~la~UB SBI otilO:J 'Bld ou uBpnpOld anb U9qBUllO]SUB1¡ '.10mB P anb.l0d 'U9!:J:JB BI :oun 0I9S Á 'OapO.l un a¡!mpB
transformación que producían no era, como las anterio- admite un rodeo, y sólo uno: la acción. Porque el amor,
BI Á.'dq:JOU BI Ua UBqBllBlsd O¡tipS!P 01 Á.BZalpq B'1 'o¡unSB
asunto. La belleza y lo distinto estallaban en la noche, y la U;:!qWBllOUlB P '-OBW OpUap~p B!nílaS- a¡tiB¡SqO 0N-
—No obstante -seguía diciendo Mao-, el amor también
OUlS~UIun ap SB1B:Jsop SBI omo:J UBqBpAdl dS ~u;:~qmBJ ¿BZaIPq BI O¡a1:JaS
tÏnÏlÏiÉ; se revelaban como las dos caras de un mismo secreto la belleza?
'OBW UO:J PBPPUdP! BpunJold Bun B!qBq A 'O:JSdpAOU 01
lo novelesco. Y habí iQegtigi_a¿i_cgrL1\/Lao_ un laS B!pod OUl9:J? 'anb.l0d 'BqBJ~ldxa aS ou 'OdUlap OUI
mo tiempo, no se explicaba. Porque, ¿cómo podía ser un
:O¡UdUlOm dSd Ud IBdl Oz!q dS BplBW B1Bd ;mb 'a¡Ud¡BI O¡ -S!UI lB O.ldd '!qB ,ap .l!l.lBd B aS.lB:JHdxa B!qdP OPO¡ Á.'OBW
to latente, que para Mgci aÏeÏFse7momento: Mao, y todo debía explicarse a partir de ahi. Pero al mis-
-ud~UIpqn:JSap un B}qBq BIP U3: '''Sdlq~Sa:J:JBU~ Sd¡tiOliI dP ap "B¡a1:JaS BW.lB" P Sa:JUO¡Ua B.la BS;: 'o[!P aS 'ouana
de montes inaccesibles... En ella habia un descullimien- Bueno, se dijo, ésa era entonces el “arma secreta" de
BUIp BI Ua SOm¡SB:J'SBlnpBUllB SBl}Bl~XdUO:JsOldllBqB:J 'SOl
tos, caballeros con extrañas armaduras, castillos en la cima 'IBa.l 01 a¡UB UB!B:Janb SaU
nes que caían ante lo real.
-dBl 'SBílplU! 'SBlldníl 'SB:JpS~U~p SBllpUdl dP o¡afqo BPaS
seria objeto de rencillas dinásticas, guerras, intrigas, rap- -o!snI! OUIO:J!SB oíllB UB.la 'OBW UO:J U9PB1Bdmo:J u3: 'BH
lla. En comparación con Mao, eran algo asi como ilusio-
Sa:JUO¡Ud Á.'Blla B lBíldll B1Bd SOpESa:JdU op~s UBpqBq sos
sos habrían sido necesarios para llegar a ella. y entonces -B] u~s sBzaIlaq ap aS.lBl:JBfUB!pod ;mb SB!JBAB}qBq O!ílalO:J
colegio había varias que podíanjactarse de bellezas sin fa-
l
55 54
'OUEUl El Ud E1ld~qE E!EAEUEl uoo U~Ud'1 olip dl- S~11V-
—Atrás —le dijo Lenin con la navaja abierta en la mano. os o.rod 'OSd .rcqo.rd Eppod ~nb E!qES ou dnb OlBI:J 'u9~
gón. Claro que no sabía qué podría probar eso, pero se
'OpE~lB::>ol~n~uElp un uoo 'l!IES E1Ed
m.rond El E 01
to a la puerta para salir, con un changuito cargado, -EJp un E lE1EUl 0p!s EpqEl( O-gElUE onb 01 dP d1udlEA!nbd
equivalente de lo que antaño habría sido matar a un dra-
-UdUlOUl dSd Ud EqE~dII '0!01
opadei Á o:::>UElqojod dP 'E!Eq
baja, de pelo blanco y tapado rojo, llegaba en ese momen- Id El'3: ·opsl~IE.8dl ,( opeo.raur.radns un dP o~IE lEqOl : (EJ
ca): robar algo de un supermercado y regalárselo. Era el
'lOÁEUl E10-gdS EUO 'OlS!AE!qEl( 01 dnb B::>~UI).
El BJd 0N
o era la única que lo había visto. Una señora mayor, -unu Ol(Jdl( Eld!qnl( 01 d!PEU onbune OJ!S~P un) lOUlE dP
de amor (un clásico aunque nadie lo hubiera hecho nun-
."PEP!IEdl
to, a la so resa la Olp;:nt
' üg:ms
' UIl 'C!XIOA
realidad... Bl 'ESdldlOS El E '01 seqon.rd dP E!ldlEUl Ud OJ!S,?P un EJ'3: ·ld::>El.{ uejuodo.rd
proponían hacer. Era un clásico en materia de pruebas
-S!AdldUl~ 01 E opEUlns dno 01 '(EA dPSdP EpB~AE11XdEld!An1
tuviera exggviada desde ya , lg que sumado a lo imprevis- as dnb 01 dP U9!J!n1U~ utm OAn1A 'd1UdJSdlOnu znl Ud op
do en luz fluorescente. Ytuvo una intuición de lo que se
-so dAEIlEl ~sOUlO::>'dslpqE ldpod E Eldn] S~Ul E::>unu ~SOUl -01 'OJS!G pp IE::>01cur.rouo PEPA ;)S lEn::>El dP OPUO] lE
mo si nunca más fuera a poder abrirse, como si la llave es- al fondo de la cual se veía el enorme local del Disco, to-
-oo d::>dlEd 'Elld~::> dS opUEn::> 'OpEpUE::>un)
de irreversible (un candado, cuando se cierra, parece co- dlq!SldAdll!;;¡P EPdlEB mm Ud rro.rauour os 'EPdPEUEd El}dnbdd Eun Á ou
ne y una pequeña panadería, se metieron en una galería
O~IE Op~Udl B!qEl( ElqO!UBUI "e[ ;}nOlod 'PEP!IEdl Ud Ud~q -p P OpUESEd 'Ol::>dJd U'3: 'dlqUlOU dSd op opeo.rour.radns lE
lgo iobra había ten‘ bien en realidad. Por al supermercado de ese nombre. En efecto, pasando el ci-
OPE!SBUldP 'U9!::>::>d]ldd El E OpUEUOpUn] o.rod 'oparqurn.u UEq! onb 9!PUdlUd OUOl Id .rod Á'"o::>S!a" ElqEIEd EIlE!::>unu
rrumbrado, pero funcionando a la perfección, demasiado nunciar la palabra “Disco", y por el tono entendió que iban
-aq O~IE Ol~dU Olld!l( dP OpEpUE::>Id BldllJ U9ZE10::>ns !S -o.rd 0p!O E!qEl( SEI EplEW 'E!lEl1UO::> U9P::>dl!P El orrraur
si su corazón fuera el candado de hierro negro algo he- mente la dirección contraria. Marcia las había oído pro-
OUlOJ 'E!AEP01 s~W 'd1UdUlIEldlH 'U9ZBlO::>ns dlqOS OpElld::> -E1pnsdl 9UlOl Á 'E!BldUd UOJ sondsap onp- jSOUlEA!-
cerrado sobre su corazón, literalmente. Más todavía, como -¡Vamosl —dijo después con energía, y tomó resuelta-
Eld!qnl( os OpEpUEJ Id !S OUlOJ dn3: '91IBSd1qOS El dnb ::>Ep 'u~udi uo::>
clac que la sobresal tó. Fue como si el candado se hubiera con Lenin.
un OZ!l( dS1ElldJ lE dnb 'OpEpUEJ p B!uod dI Á 10pESEd Id 91qEl( ÁEdP~ dP 9!qUlEJ oldd 'E!AEPEAffidP U9!JJdl!P El 9Ul
el pasador y le ponía el candado, que al cerrarse hizo un mó la dirección de Rivadavia, pero cambió de idea y habló
EplOJ 'OPP!A dP Elldnd El EqElld:J !Ol.8dU Olld!l( dP OpEP -Ol OEW opUEn::> U9pElpEA Eun oqnl( !EpEUOpUEqE EPdl
dado de hierro negro; cerraba la puerta de vidrio, corría lería abandonada; hubo una vacilación cuando Mao to-
-UE::>OSdnl~ un 'oIpn::> IdP uEqE~Io::> dI dnb SE::>!I~1dUl
SBSOJ -EBEun E!qEl.{sdnd ESddsd S~Ul Eld pEppn::>so El 'Bu!nbsd El
cosas metálicas que le colgaban del cuello, un grueso can- la esquina, la oscuridad era más espesa pues había una ga-
SEI d11Ud dP s~z!nb o 'omsloq pp OpB::>BSE!qEl( U!Udi Ud 'd1Udl]Ud !OU o OlnE un E!UdA !S dS1ErI] U!S dIlE::> El UOl
Lenin había sacado del bolsillo, o quizás de entre las ron la calle sin fijarse si venía un auto o no; enfrente, en
'PEP!IEdl El E1EZUdliO::> !S OUlO::>OdUldP -Eznl:J 'Bp~U~pp EUllO] Eun Op!Ud1 E!qEl.{ (ES!lUOSBl dP P
tiempo como si comenzara la realidad. el de la sonrisa) había tenido una forma definida. Cruza-
OUlS!Ul lE A 'o-gdns un E1EZUdUlOJ ~s OliO::> dn] '''lE11Ud lE !U 'o::>sdldAOU01 dP P ~U 'EzdIIdq El dP P ~u) sdIEn::>SOl dP
al entrar... fue como si comenzara un sueño. Yal mismo de los cuales (ni el de la belleza, ni el de lo novelesco, ni
U!Udi EPEl( dnb 01 O!AÁS~llE 9l!Ul opuBn::> OU!S '9llUd op oun~u~u 'SOlUd!UlESUdd sns dP EUlnlq El Ud E!AEPOl '0~ld1
do entró, sino cuando miró atrás yvio lo que hacía Lenin terio, todavía en la bruma de sus pensamientos, ninguno
-UEn::>d1UdUlE1::>EXd
0N '''9l1Ud opuEn::) 'sElqEIEd u~s 'OldUl -S!Ul pp U9PE1~AEl~ El 'IElDlEU U9PB1!AE1B Eun lod 'sEIP
mero, sin palabras. Cuando entró... No exactamente cuan- ellas, por una gravitación natural, la gravitación del mis-
-pd E1E1Hld dnb E1Ed oPEI un E OZ~l(dS OBW :Eldtl.JE lElddsd UOJ Eq! EplEW '"Eqdnld" EJp~Ul~~Ud El dP EJsnq Ud UE!B
esperar afuera: Mao se hizo a un lado para que entrara pri- gían en busca de la enigmática "prueba". Marcia iba con
UEPEl( El ou 'oN '~nJEUlE:J dIlEJ El B B!ldIE~ El dP EPHES -!l~P dS s){und SEI EÁÁ 'd1UE1SU!un 'OUl!S!Adlq OBIE dn3:
salida de la galería a la calle Camacuá. No, no la harían Fue algo brevísimo, un instante, y ya las punks se diri-
El Ud ~SE::>
EqE1Sd E1ldnd E::>~UI).
Ei 'IEldUd~ 01Ud~UlE::>SE1E 'ES~lUOSdP OZOqSd
atascamiento general. La única puerta estaba casi en la esbozo de sonrisa.
un OPUEdlJ Á SElopu9~ SEI dllUd OpUBdlUddldS SEIOJ SE~ un ou O ÁEl.{OU!l(J pp ElE::>El Ud !S dSl!PP;:lP dpdnd EpE::>!d
gas colas serpenteando entre las góndolas y creando un picacia puede decidirse si en la cara del chino hay o no un
-lEI UOJ 'OlUd~UlEUOpUn] Ud UEqE1Sd SBrB::>
SEISEpOl 'dlUd~ -Sldd 10ÁEUl El Uo::>!U dnb El Ud 'OPE!P un Ud SESOlloq Ud::>
gente, todas las cajas estaban en funcionamiento, con lar- cen borrosas en un diario, en la que ni con la mayor pers-
El(::>nUlE!qEl( OllUdpV 'Opp~A dP UEld B!ldIE~ El dP 0pEJ -npolddl dS ;mb SdIEP!JO SOlO] SESddP Eun '~unl ~Sl OEW
cado de la galería eran de vidrio. Adentro había mucha Mao Tsé Tung, una de esas fotos oficiales que se reprodu-
-ldUllddns p UEqElEddS dnb SdPdlEd SdpUE1~ sop SEi ¿El dP 010J Eun Ud 'SdlqUlOU SOl dP U9pEpOSE Eun lod sF!nb
ra? Las dos grandes paredes que separaban el supermer- quizas por una asociación de los nombres, en una foto de
-dnJB dSBlddsd SEIdnb UEP!Pdd di? 'EpUdlS~Xd BI dP Ol~P?lJ 'lESUdd OZ!l.{di 'E::>unu d1UdUlEJp::>~ld UdA ou Sdld!nUl SEl
crédito de la existencia. ¿Le pedirían que las esperase afue las mujeres no ven ráctic . Le hizo pensar,
P Olld~qB E!Udl OlDln] pp osdEI Olldp un Ud EqE1Sd E!AEP Á 'EPIA ns Ud Sd::>dASop o etItI J;}A Udpdnd d1l;:>ns Eq::>nUl
davía estaba en un cierto lapso del futuro tenía abierto el dos veces en su vida, y rte
-01 dnb Eqdnld El 'OpOUl OUlS!Ul pa ¿-SOpEJldUllddns SOl UO:) sdlgUlOy SOl dnb '"E!ldS ES!lUOS" El 'OsldA1un pp SOl
los supermercados? Del mismo modo, la prueba que to» ros del universo, l C@_;es con
Oldd?
UEPS~XdE~PdW pEP'3: El dP ou!sddUlE::> un ElEd OSE::>E -El S~Ul SOUdUl9Ud] SOl dP oun dP EqE1Ell dS PEP!IEdl u'3:
¿Pero acaso para un campesino de la Edad Media existían En realidad se trataba de uno de los fenómenos más ra-
'OPPS~Xd UE!qEl( OU SdUO~Elp SOl dnb B!l!P Eld~nbIEnJ 'OpplUOS E!qEl( dI OE:V~dnb
cualquiera diría que los dragones no habían existido. que Mao le había sonreído.
'OI~!S IdP Els!U~UlnE dlUdSdld p dPSdQ 'OpdA E osnds!p sEpnp dP ElqUlOS U!S odns 'ES!lUOS Eun Eldn] OSd dnb dP
dispuso a verlo. Desde el presente iluminista del siglo, de que eso fuera una sonrisa, supo sin sombra de dudas
9S
57 56
un .lE.I.IdJ OUIOJ SESOJ .IdJEq ue.rcrpnd SE"l!JUdAOrSop onb -rond El dP EJ.I.JJ opepcnb B!qEl{ onb 'E!J.IEW 'SdUO!UIEJ SOl
que dos jovencitas pudieran hacer cosas como cerrar un los camiones. Marcia, que había quedado cerca de la puer-
dlqpnu! opeijnsar EFqEq dI O.IN .rombjcno V 'O!.lESdJdUU! dP Eil.ItDSdP dP onsodop lE EqEp onb El!l.Idnd nun E!qEq
innecesario. A cualquier otro le habría resultado increible había una puertita que daba al depósito de descarga de
EPd.IEd OpEpUEJ Id onb OA9!U!]dP UE"l"JEp" un !S .rod dP Epp::dsd ns V 'SOpEA SdSBAUdSOlB!q!Jd.I onb lD!l{J El BpEZ!I
de por si un “clac” tan definitivo que el candado parecia lizada la chica que recibía los envases vacíos. A su espalda
dnJ 'dSOPUl}.I.IdJ
onsnuoo onsodop IdP uoi.rod Id .IOilE.I] -E.IEd EqElsd dPUOP 'OPUO] IdP .I0PB.IlSOUI ouonbad p EP
fragor el portón del depósito contiguo cerrándose. Fue cia el pequeño mostrador del fondo, donde estaba para-
dlq!.l.Ioq UOJ 9UOS (SdWE{.IEd SOl UEP!UISUE.I"lonb OdUl}WE"l -Eq 'd.IiluES 0PUEd.I.I0l{J E!EABUEl UOJ 'sElId d.IlUd EqESEd
tantáneo que transmiLían los parlantes) sonó con horrible pasaba entre ellas, con la navaja chorreando sangre, ha-
U!Ud'1 EÁÁ ·dS.IEUI.IElEE '.IE.I!UIE .IEZddUId E UEqEU9E 'OpEJ '1.
-SU! ;i,und un op EPUEilEdO.Id El E!O os 019s) SO.I!"lsOl SE.I"lE.I
ra tras los tiros (sólo se oía la propaganda de un puré ins- cado, aLinaban a empezar a mirar, a alarmarse, y ya Lenin
-np.ldA .IO"lJdSId Ud 9U!d.I onb d"l.ldnUI op OqUdI!S Id u3: -routradns IdP O"lSd.IPEPA os OU onb Id dPSdP '.IOPdS dSd Ud
En el silencio de muerte que reinó en el sector Verdu- en ese sector, desde el que no se veía el resto del supermer-
'EqE.IEds!p
uomb l~ 0p!S E!qEq OU onb .IE.In! optpod SEZ!IEl.Ioq Á SEln.I] UE!ildId
onb SE10lIdS SE'1 'ElUdtlJ dS.IEp
podidojurar que no había sido él quien disparaba. darse cuenta. Las señoras que elegían frutas y hortalizas
EpqEq Ep.lEW 'Sl}UIoillE o 'opqnpd({ 'dlUEEil!A lE oppnp dP oduron Id SEUddE 'sopunzias Ud 0p!pdJns ENBq opol
ducido al vigilante. Reducido, o algo más. Marcia habría Todo había sucedido en segundos, apenas el tiempo de
'EJOq El B SOUEUIsop SEl 9AdIl
llevó las dos manos a la boca.
-ar .IdqEq dP E!qdP EÁe.nuje E"lSdE Á 'E!EAEUEl op ,\\oqs Id
el show de la navaja, y a esta altura ya debia de haber re-
EpEq Eil!UIE ns SE.IWd!UI OEW optqns .rcqcq op E!qdP El!.I dS '9U!UI.Idl 01 ou o.rod oillE .IE"lpil E OPEZddUId E!qEq odn
rita debía de haber subido Mao mientras su amiga hacía tipo había empezado a gritar algo pero no lo terminó. Se
-dlEJsd El .I0d 'oIln.liluEUI odu 'OA!l!UI!.ld OpOUI dP EPEll os I3: 'O['EqE E.IEd ÁEqp.IE E.IEd d.IiluES El 9"lIESÁ 'opuEilloJ 9P
se hacía de modo primitivo. tipo mangrullo. Por la escale- dó colgando, y saltó la sangre para arriba y para abajo. El
EpUEI!il!A El .optoared EpEU !U SOPE.l.ldJ sO"l!nJ.Iq E!Ud"l ou -dnb d.IqUIOl{ idP .Io!.Iddns O!qEl id opol 'El{Jdldp El ElsEq
no tenía circuitos cerrados ni nada parecido; la vigilancia hasta la derecha. Todo el labio superior del hombre que-
dnb 'OPEJ.IdUI.Iddns IdP U9!SUd"lXdB{EpO"lOpUE.l!UI E!p.IEnil Bp.Id!nbz! Em!dUI El dPSdP '.Iopddns O!qEl IdP BUIpUd 'EP
guardia mirando toda la extensión del supermercado, que cia, encima del labio superior, desde la mejilla izquierda
-Ud El ElsEq 'osdnq p E"lSEqopun]o.Id lEwozpoq O['E"lun
un EqEJ!qn dS d"lUdUIE!AqOdPUOP 'dpUE.Iil ÁnUI ou 'E.ldJ
cera, no muy grande, donde obviamente se ubicaba un un tajo horizontal profundo hasta el hueso, hasta la en-
-dd Eun 'EP!pUddsns EUpqO Eun ENEq Eq!JJy 'O['Eq oqJd"l 9!.IqE 'E"lund dP 9l.IOJ E['oq E'1 'E.IEJ El B oilEdm~p.I un OUI
techo bajo. Arriba había una oficina suspendida, una pe- mo un relámpago a la cara. La hoja cortó de puma, abrió
Id E!Ud"l .lOPdS dSd opol 'E"l!.ldIEJsd Eun E!qns 'EJ!U9.lPdId -OJ EpEJOlSd Eun <}zUEldI 'E{.IEddIOil·o EIdS.Il}"lEq~:U.IE
E.IEd
electrónica, subía una escalerita. Todo ese sector tenía el para arrebatársela o golpearla, le lanzó una estocada co-
EZUElEq El dP Sl}.I"lE
'dIlEJ El E UEqEp dnb SO!.IP!ASOl E.lWOJ SOUEUISEl E.IElUEAdl d.IqUIOq Id OUIOJ Á'Ewnd dP E['EAEUEl
contra los vidrios que daban a la calle, atrás de la balanza la navaja de punta, y como el hombre levantara las manos
9.I"lSOUId'1 'l~ Ud EA!IES9"lSEilou U!Ud'1 'IEU!] ownd d{JdU
'Eq.IEW dP Ep.Id!nbz! El V 'opuEnPE E!nildS ESd.:t:d.lOS
E'1 'E!A
vía. La sorpresa seguia actuando. A la izquierda de Marcia, nerle punto final. Lenin no gastó saliva en él. Le mostró
-EpO"l EqE"l!.Iil d!PEU dWdUIdlq!dDUI 'Sl}.I"lEE!JEq UO.IEqJd -od E EJd!pqdP dS Á u9pEm!S El dP Oil.IEJ OqJdq E.Id!qnq
echaron hacia atrás. Increiblemente nadie gritaba toda- hubiera hecho cargo de la situación y se decidiera a po-
o.Idd
dS !S OUIOJ 'EJ!U9.IlJdP EzuElEq El dP Sl}.IlEdP E!IES OJUElq
blanco salía de atrás de la balanza electrónica, como si se
dS SOPEUI.IElE sOl dP SEZdqEJ SEl op!nJ olpnUI UO.I
ron mucho ruido pero las cabezas de los alarmados se
-dq!q
lEWEldP dP d.IqUIOq uf} 'dIlEJ El E EqEp dnb 'E.Inp.IdA ;;¡P
de verdura, que daba a la calle. Un hombre de delantal
0N 'SO{.IEWOJdlq!sodUI! 'SO.I!"lO.I"lEnJ ° Sd.I"lo sea 'EZ
za. Dos o Lres o cuatro tiros, imposible contarles. No hicie-
.IOPdS lE oqUIn.I Ep.IEW dP oPEl lE EqESBd op!níbs Ol::>y
Acto seguido pasaba al lado de Marcia rumbo al sector
-dqEJ ns dP EUIpUd o"lsn['SO.I!"lUO.IEUOSO"lUdUIOUIdSd u3:
n ese momento sonaron tirosjusto encima de su cabe-
'd.IdUId!S E.lEd SOpEpUEJ SOSd UE.IEJJdJ dnb 'EP!IES El E!::>El{UB!UdA;mb Sd.IdrnUI SEPEA dP
que cerraran esos candadgsparasiempre. de varias mujeres que venían hacia la salida.
'SdAEIl SEl a1!l~!Am ou dnb E.Id 'SdAEU sB{ .IEUIdnb dP soro SOl Ud 9IlE"lSdo:mElq o.Idnild.I I3: 'O"l!niluEqJ Id EqEUO.I
ronaba el changuito. El reguero blanco estalló en los ojos
esu o de guemar las naves, era gue no tuyiezarflfill fles, ° l"lSd ,.d oí . -o::>dnb dq::>dl dP ldqJES un E EpEmqJn::> Eun 9.IP dI OUI!SP
L,» i’ cisímo le tiró una cuchillada a un sachet de leche que co-
ns E E! O Sd.I.lOJ dn 01 'IE"lE] 01 'sEIId dP OJ!"lSFd"lJE.IEJ \'>ll( .
Mx
spondíuéu
-OPA OlUd.!UI!A0UI un uo::>Á opns Id Ud EPElEd EUn O!G
Ud
Dio una patada en el suelo y con un movimiento velo-
Sl}UI01 OpOUI ul)illE dP O.Idd 'ESOJ E.IN .IESUdd E!pod OU
no podía pensar en otra cosa. Pero de algún modo_lo_más
¡E!EJ El E ~AlOA! :-EPEZ!IEJEd opEpdnb E!qEl{ dnb
que había quedado paralizada-: ¡Volvé a la Cajal
'O.Iqd.IdJ ns 0P0"l EqEudlI .I!IESdP E!JUdil.In El SE!JuE"lSunJ
cunstancias la urgencia de salir llenaba todo su cerebro,
'E!d!A El E J,.. '9lpil dl- ¡OlEUI dl O 'Elnd dP of!q 'Old!no!-
—¡Quieto, hijo de puta, o te matol -le gritó. Ya la vieja,
-.Iq SESd Ud Á 'ou !S .I!IESE UEq! OUI9J ENES OU dnb.Iod 'SdA
ves, porque no sabia cómo iban a salir si no, y en esas cir-
:om p 0PUd!P
diendo el filo:
-EIl SEl E.Id!Am dnb EqB.IddSd 019S Eq.IEW '''OPEpUEJ 0.I"l0
otro candado... Marcia sólo esperaba que tuviera las lla- '
-uElq l~ EpEq 9!AlOAdS U!lId'1 'OJ!UI9J !SEJ U9pJEpdmSd
estupefacción casi cómico. Lenin se volvió hacia é] blan-
UOJ EpE.InsnEp 01 dnb dP d"lUE"lSU!un .Iod !U 9pnp 0N
No dudó ni por un instante de que lo clausuraría con
dP O"lSdilun UOJ 'E!EAEUEl .IdA lE oAnpp dS o.Idd 'ESn.IlU! El
'OJ!Il}ldUI U9l.Iod un .IdqEq dP E!qdP !W 'E.IdUI!.ld B{ uOJ
con la primera. Ahi debía de haber un portón metálico. la inLrusa, pero se detuvo al ver la navaja, con un gesto de
dnb OUIS!UI01 .IdJEq E 'EP!IES E.IN El EpEq Eq! dnb 9!PUd.Id BPEl{ sosEd SOun OpEP ENEq 'sosloq SOl dP .I0PE.IlSOUI Id
prendió que iba hacia la otra salida, a hacer lo mismo que el mostrador de los bolsos, habia dado unos pasos hacia
dP
E!PUd"lE dnb Id 'oJS!a dP E.IdUId.I El uOJ oqJEq::>nUI uf}
Un muchacho con la remera de Disco, el que atendía
-UIOJ 'U!Ud'1 oSd.IilO.Id Id .IO['dUI .IdA E.lEd 0pUE.I!il 'q
m, girando para ver mejor el progreso de Lenin, com-
69
59 ss
58
Bl;:)
-SEl{OPdl{BJ~ Id 'EUp!JO BI B EldlE::>SdEl 'BpEJ~Ud dP m.rond
puerta de entrada, la escalera a la oficina, el trayecto has-
-S~l{BI onb nmd UB~ÁBlUB.L'Bp;:)~S~l{umd anb 'OA~~BUI
mativo, que era pura histeria. Tanta y tan pura que la his-
-lOJU~ 'o.nnau o.rqum un ZOAns B OpBP B}qBl{ d'] 'SOJd sOl El Sdn({ 'OApBlddo ldP osad .rounrd Id Ud s){und SEl B op
los ecos. Le habia dado a su voz un timbre neutro, infor- do a las punks en el primer paso del operativo. Pues la
dP O~U!UIOPUB1.8un uOJ 'OPUB!JBdsd BqqqBH 'U9IBS fdP -BpnÁE E!qBl{ onb 01 Ol{Jdl{ Ud!q ÁnUl 0ln::>I~J un o or.rons
del salón. Hablaba espaciando, con un gran dominio de suerte o un cálculo muy bien hecho lo que habia ayuda-
Sd~UBpBd SOl sopor .rod OBW of!p- sopo~ Ud~q UB.8~O- El Eld !S E}qES 0N -opao.raur.icdns Id opoi dP E~S!Autm E!U
-Oigan bien todos —dijo Mao por todos los parlantes nia una vista de todo el supermercado. No sabía si era la
'ozldnJsd U!S BUIS~UI!S B BqBl~UOJUd os onb B!J -oi FIE dPSdQ 'Bl1dnd El dP SB!UE::>ld::>SEl Ud S$!UldP SOl uOJ
cia que se encontraba a si misma sin esfuerzo. con los demás en las cercanías de la puerta. Desde ahi te-
9UOlUOUlB os 'oP-e!H E!qBl{ os d!PEU uomb Ud 'B!::>lEII\1
Marcia, en quien nadie se había fijado, se amontonó
-UdP!Jd nun op pcarour B .muos BPBl{ sOl Á 'UB}qBS 01 OSd
eso lo sabían, y los hacía sentir a merced de una eficien-
'dplB~ BPdS El..'Eld~sndUl! os U9ZBl q opUBn::> 'S1ndsdp
A. ·opBi.801 U!SBUBUIdSetm SdlIOlOq OPBdSOUBUIldqEl{ BPp
dría haber manoseaclo botones una semana sin lograrlo. Y después, cuando la razón se impusiera, ya seria tarde.
-od SBZldnJ opuotun opearaur.radns IdP BldlUd~P BI Bpol sopunáos A. ·dpUB1.8 O!lP!A un E~ld~dsdp onb osotousradns
Toda la clientela del supermercado uniendo fuerzas po- supersticioso que despierta un vidrio grande. Ysegundos
'IP~J Sd ou 1!::>~J01 ldJBl{ ldqes Old({ 'S~UI BpBU u910q un orcdsar (d dlqpDU! so o.tod '(dl.8UBS rip oueq ri~UriU!UIU~
un botón nada más. Pero saber hacer lo facil no cs fácil. inminente baño de sangre), pero es increible el respeto
.nurudo dP u9~~sdn::>'IP~J ÁnUI ldS dP B}qdP BPdl!P U9pBJ un BPdJBd onb 01 OpB~~AdldqBl{ Eppod onb EWdnJ Ud op
cación directa debía de ser muy fácil, cuestión de oprimir do en cuenta que podria haber evitado lo que parecia un
-mldUlB B 0p!UOS dP BUId~S!SId lBSBd Á BpBqBl.8 BlU~::>
uun -Uri!Udl opo~ ;:nqos) OSOJdUOOPB!SBUIdPEld~nb~s IU 'I!::>!J!P
una cinta grabada y pasar el sistema de sonido a amplifi-
difícil, ni siquiera demasiado oneroso (sobre todo tenien-
UE~opE~lnSdl BpqBl{ ou OS]: 'O!lP!A Id lddUlOl :mb B!lqBlI
dP U9~S~UISUB1~
BI lB~lO:) '01::>dJddSd ldUd~ dpns BPUdPHd
eficiencia suele tener ese efecto. Cortar la transmisión de habría que romper el vidrio. Eso no habria resultado tan
J~lESB.lEd :OSB::>
B}qEl{ 0N '01Jd]d U~Soldd JO.8!AUOJ UB!pnJ
B'] 'lOlld~ d~UB~SBqo!npOld 0loS OS]: 'lqqBl{ B B!uods!p dS
se disponía a hablar. Eso solo produjo bastante terror. La cudían con vigor pero sin efecto. No habia caso: para salir
;mb OBW dP U9PB1~dsdl El B!O dS Á 'OPBSd::>B}qBl{SdlUBpBd -ESEl oPE1ldlI UE}qBl{El..dnb SOl Á 'B~l:md BI EPEl{ UB!.8p~p
parlantes había cesado, y se oía la respiración de Mao que dirigían hacia la puerta, y los que ya habían llegado la sa-
dS so::>od 0N 'EP!IBS El dP BUId~ Id d~UdUlE~ldS lEldp!SUOJ E
sOl OPUd~~!UlSUB1~OPB~SdUB}qBl{ dnb U9pBqBl.8 E'] 'Bldd
pera. La grabación que habían estado transmitiendo los a considerar seriamente el tema de la salida. No pocos se
-Sd Á O::>dnl{opo~ Eld dnb 'SEUlp::>!ASdlOpEPddsd SOl dP El o~sdnd UE}qBl{ dS SdUd~nb Á 'lq~J.8 B o~sdnd UE!qBl{ dS SriU
la de los espectadores víctimas, que era todo hueco y es- nes se habian puesto a gritar, y quienes se habian puesto
BllO Á 'SBlddsd !U sO::>dnl{u~s ESOJ SB1~ESOJ opo~ 0loPU1~::> -ri~nb B}qBH 'OUEAUd ESEd ou 'o::>od EdS !SB'OdUlrip Id rinb
ciéndolo todo cosa tras cosa sin huecos ni esperas, y otra que el tiempo, así sea poco, no pasa en vano. Habia quie-
-lod 'BSOJ BJW dS.lBJddsd E!pod 0N 'soP-edldUId Á Sd~Ud~P
-El{ 's){und SEI dP BI Eun :SdlB10dUId~ Sd!ldS Sop Eld~qnl{ !S
si hubiera dos series temporales: una la de las punks, ha-
clientes y empleados. No podia esperarse otra cosa, por-
OulO::>El]: 'O~U~UIOpOPdJldd UE!Ud~SEnd ;:)nb IdP OPBUII0::> dJlUri l~pun::> B OPBZddUIri B}qBl{BUIJBIBBl 'mSri opo~ V
colmado del que ellas tenían perfecto dominio. Era como
A todo esto, la alarma había empezado a cundir entre
onupuoJ un Ud UEqBSBd SOl{::>dl{
SO'] ·opun.8ds un 0PUd!P 'o~srindns .IOd OpEJUEllE dlqB::>Id UO::>'oU0J11d~ un dnb ES
diendo un segundo. Los hechos pasaban en un continuo sa que un teléfono, con el cable arrancado por supuesto.
-ldd BqE~Sd OU dnblod 'opm dlqOS 'olndE U!S 'olndE U!S -O::>BllO Bld OU dnb 'OP!dOl~Sri Id opBsnBJ B!qBl{ dnb I!PriÁ
sin apuro, Sin apuro, sobre todo, porque no estaba per-
yectil que había causado el estropicio, que no era otra co-
'Old~Ud odldn::> dP 'BPEUIOldB 'EI!nbuEl~ BPA El dS 'EllO El -OJd Id 9,(BJ SOIId ril~Ud A. 'SBSOdSB-8Á Blnplri¡\ SdlOPdS SOl
la otra. Se la veía tranquila, aplomada, de cuerpo entero, los sectores Verduia y Gaseosas. Y entre ellos cayó el pro-
dllUd BPOS!A!P BI dlqOS 9ÁBJ sdlBln.8dll! SEUI10J dP sOlpnb
Ud OUOJ9D!UI un ÁOUBUIEl Ud ldA19Adl un UOJ 'OBW 9pdl
reció Mao, con un revólver en la mano y un micrófono en queños de formas irregulares cayó sobre la divisoria entre
-EdB 0101 OpP~A fd 0PE!dP E}qEl{ dnb oJdnl{ Id Ud SdD({ -rid Á SdpUE1.8 SO!lP~Arip B~AnIIBUfl '01!d111Sri uOJ 9~UriAdl
Pues en el hueco que había dejado el vidrio roto apa- reventó con estrépito. Una lluvia de vidrios grandes y pe-
·BpUB10U.8~ EpO~ lBd~s SripdlEd dP UBpBl{ rinb O!lP!A rip SdpUBd SOl dP oun dPUOP
sipar toda ignorancia. donde uno de los paneles (le vidrio que hacían de paredes
-~P E Eq~ dS 'OlUOld ÁnUl 'OlU01({ ·SE~PdlIE.8Á d~!d::>EdP SBp 'mlB 01 Ud BP!puridsns BU!::>qOBI BPBl{ UOlrinJ SBPB1!UIsEl
das de aceite y galletitas. Pronto, muy pronto, se iba a di- las miradas fueron hacia la oficina suspendida en lo alto,
-UE.8EdOld OpUEp B!n.8ds Sd~UBpEd SOl lod U9PBqEl.8 BUfl SBpO~opuBn::> (iu9pUri~E Bl B Bn.8ril1 UEqBp ril OU SBJ~l{JSB~
Una grabación por los parlantes seguía dando propagan- tas chicas no le daban tregua a la atenciónl) cuando todas
'OpdA !U 0p!O ou uOld!pnd dA!SnpU! soun.8rv
accidente. Algunos inclusive pudieron no oírlo ni verlo.
'dlUdpp::>E -Sd dlUdUlIBril!) U9110d IdP O::>dId oPB1lEdB B}qBl{ riS 0N
No se había apagado el eco del portón (¡realmente es-
un Ud lBSUdd UOld!pnd sordl UEqE~Sddnb SO'] 'Ol{JUE dP E~' 'BSOJ EllO lrid1::> op!pod BpqBl{ OU 'OpBl~
ta de ancho. Los que estaban lejos pudieron pensar en un trario, no habría podido creer otra cosa.
-U!dl~ lod 0.81El dP SOl~dUl EludlEn::> soun 'dpUB1.8 d~UE~SEq -uo::>lE ~dlqpDlg BqE1lnsdl dI ou BplBW V ···o.8dnJ dP SBUI
bastante grande, unos cuarenta metros de largo por trein- mas de fuego... AMarcia no le resultaba increíble; al con-
Eld u91BS 13: 'EpEAdld EUpUO BI dP Opp~A IdP Eln101 BI dllJ -lB sns dP riS1BlripodB Á BpUBU.8!ABI rip Sop O lBUO!SriJOld
fue la rotura del vidrio de la oficina elevada. El salón era profesional o dos de la vigilancia y apoderarse de sus ar-
un B d~EqUIO::>rip BldnJ lriuod Ud~q O '0~~s9ddP Id Ud ldqEl{
dlq!S!A OU.8!SldUIpd Id 'd~s1 dPSdQ 'u91ES IdP O~Sdl IdP dlI
lle del resto del salón. Desde éste, el primer signo visible haber en el depósito, o bien poner fuera de combate a un
-B::>El dlqOS E!UE1J El{Jdl~Sd ESd BqE1Edds dnb "sBlnpldA dP rip B}qrip dnb SriUpB.8UEl{J Á SOldUO~UlB::>
SOP~U10J dP BU
de verduras, que separaba esa estrecha franja sobre la ca- na de fornidos camioneros y changarines que debia de
10P!q!l{xd UE1.8Id lOd o~ln::>oEqEpdnb OpOl '0~~S9ddP Id E~ -d::>0P tq E .Ipnpdl 'osdd rip SBpEldU01 dP O::>n~~dUIU9~10d
ta el depósito, todo quedaba oculto por el gran exhibidor portón metalico de toneladas de peso, reducir a la doce-
¡
L.
19 09
61 60
-roo.ro dP E}qdP onb 'op.rof El ·ol{::mw .lEUO!XdUdl U!S 'dH onb SESOJ sEllo: d.lq!l .OUEW El 9AdlI os Á OlqUWl{ pp EWp
lle, sin reflexionar mucho. El gordo, que debía de creer- cima del hombro y se llevó la mano libre a las cosas que
-E::>El E EPHES El lE::>snq E1Ed Etpdlq Eun
atacarla, a abrir una brecha para buscar la salida ala ca- l!lqE E 'EPE::>E1E -uo .rod ldAl9Ad.l P 9fO.l.lE- SEpUdl.ldApE S~W ~.lqEl{ 0N °.lEf
jar, No habrá más advertencias -arrojó el revólver por en-
E U01E1!d!::>dld os 'u9ZUEd Á our.roua 0110 P 'OfEq S~W oun -Eq E ÁOAElOqy °sqopu9.2 SEl dllUd dSUEl;:W °U?!qWEl SE.l
uno más bajo, el otro enorme y panzón, se precipitaron a ras también. Métanse entre las góndolas. Ahora voy a ba-
'sc.rqurou Sop onb }SE dni{ ·SOpEpnÁE E msandstp dlUd.2 -dfEJ SEl 'sEfEJ SBl dP dSUdf?TV o-OEW Of!p- S~.llE SO~
gente dispuesta a ayudarlos. Fue así que dos hombres, —Todos atrás —dijo Mao—. Aléjense de las cajas, las caje-
UO::>
Á OPd!qE E}n.2ds dlS;: onb .lddD opnd Á 'onsodop Id .rod °dlUdlJ
por el depósito, y pudo creer que éste seguía abierto y con frente.
U!Ud'1 dP U9!Sln::>U! El op oparoruo E}qEl{ os ou E}.IOÁ"eW ns Ud EqElSd dlUdW[Ed.l O.ldrn13E d '.lOI.IdlUE E In dlJUI ns ...
mayoría no se había enterado de la incursión de Lenin su mcre lll a antenor e a u ero realmente estaba en su
E'1 ¿UEqE::>ElEEl ou ;:nb 10d? °U9!::>U;}lE
nqmsard Sdl ou onb E dlUd!PUO Sd.llOJ u9pJ!] El Ud dnb.wd 'or.ranur Eld!AnlSd
que no les prestaba atención. ¿Por qué no la atacaban? La estuviera muerto, porque en la ficción corres ondiente a
'E!lE!PUd:JU! El dP EPlEdSd El sO:¡!U9:¡EOPUE1!W 'SO::>UElqsdl !S-;WOJ dP 9fdP
El3: °1;:E OPEU!lSdP EqElSd o.m I'.3: ·dS.l};:}.l
Ies blancos, mirando atónitos la espalda de la incendiaria, dejó de reírse. El tiro estaba destinado a él. Em como si
-ElUEPp UO::>'SOXdSsoqWE op sopeojdura E}qEl{ onb P Ud 'optp.mre Á OJUE{q 'orolns 13: °EJoq El E OUO]9D!W P ZdA
en el que habia empleados de ambos sexos, con delanta- vez el micrófono a la boca. El sujeto, blanco y aturdido,
'OpEA otoedso un cqepanb EdU}1ESd op S~l:¡E O.ldd °U!Ud'1
Lenin. Pero atrás de esa línea quedaba un espacio vacío, E.1109AdIl os ÁOPE1Eds!p U;:Pd.l ldAl9Adl P oood un 9dJUEI
lanceó un poco el revólver recién disparado y se llevó ctm
EqE:¡Sd .roucdns dP.lOq oÁn::>o.rqos 'SOd:¡::>~lop SE.ldPEpl{ -cq OEW °SOl!lB uOJ ouqouro.r un oqnH °dlUdlliESOlE1EdE
heladeras de lácteos, sobre cuyo borde superior estaba aparatosamente. Hubo un remolino con gritos. Mao ba-
SEl 'oqoc.nso dfESEd un
.rod SEpE.lEddS 'U!] lE Á 'so.rqumrj 9ÁElliSdP os E10-gdS El Á dlBUES dP dlUdn] Eun 9!AIOAdS BU
fiambres, y al fm, separadas por un pasaje estrecho, las na se volvió una fuente de sangre y la señora se desmayo
Á sosdnb dP pUElS P .lod oB;:ml 'dU.lE::>El dP sEfEq SEldplq -ld!d E'1 °EloJ El Ud l? dP SdlEBnl Sop E EqElSd ;mb El!fEq El
laderas bajas de la carne, luego por el stand de quesos y ra bajita que estaba a dos lugares de él en la cola. La pier-
-dl{ SE1.lod Op!.llO::>d.l EqE:¡Sd u9lES 1dP OPUO] Id opOl, -O-gdSEun dP EUld!d El Ud OU!S'E};:}.!dS ;:mb pp dlUdlJ El Ud
Todo el fondo del salón estaba recorrido por las he- en la frente del que se reía, sino en la pierna de una seño-
°SOA!A
SOPEldU!:JU! U,?ldS OPEl OllO P lod SElopU9.2 sE{ d.l:¡ oldfn.2B un 9snEJ ou O.ldd 'OlE!PdlliU! dP O.lp un 9UOS °EPEf
tre las góndolas por el otro lado serán incinerados vivos. jada. Sonó un tiro de inmediato, pero no causó un agujero
-Ud dP .lHESUE.ld!nb dnb S0'1 °-OUEWEun Ud ElJEU dP SdUOP!q -EJ.lEJ ESOpUdn.llSd Eun 9ll0S SEIOJ SEl dP Eun Ud dlqwOl{
bidones de nafta en una mano—. Los que quieran salir de en- hombre en una de las colas soltó una estruendosa carca-
dP OWpE.l un UO::>'U!Ud'1 OP!::>dlEdE E!qEl{ SOd:¡::>~1
dP .lOp UD ·PEP!IEd.l El dP IEdl 01 dP SESUddxd E UdJnpOld dS dnb
dor de lácteos había aparecido Lenin, con un racimo de que se producen a expensas de lo real de la realidad. Un
-E.I:¡SOWP dlqoS ·Ep.ld!nbz! ns E!::>El{
9IEVdS- !HE Ud.l!W- SduopEgnA SESd dP Bun OU!Ad.lqOS ¡E.ld EpEldl1{ ?nU!
-Miren allí —señaló hacia su izquierda. Sobre el mostra- ¡Qué literaria eral sobrevino una de esas vacilaciones
:OSlndw! ·J,OUlV J,or!
~.ldS '}nbE EpdJns dnb
impulso: que suceda aquí, será por amor.
ns O:JdSUd UO.ld!Anpp OEW;:)P sd:¡u;:)!nB!SSElqElEd SEl ol;:)d 01 Opol dnb UdP.ldnJdlI °S~lli EPEN ·U9!S!AdPl El OpUE.l
pero las palabras siguientes dc Mao detuvieron en seco su rando la televisión. Nada más. Recuerden que todo lo
'S~l:¡E EPEl{ .l! lod ES!.ld ns Ud UEqElpdol:¡E dS °SO:¡Pdl{JOJ . -!W ESEJ ns Ud U~lE1Sd SdlUd!A!Ad.lqOSSOl E.lOl{ dP Ol.lEnJ
cochecitos. Se atropellaban en su prisa por ir hacia atrás, cuarto de hora los sobrevivientes estarán en su casa mi-
Ud S?qdq Sop!npu! 'so-g!u sOJod ou J... °SdIE!JOS SdUOP!P un dP O.llUdQ ·SOWd.l!sou ÁsEfEJ SEl Ud EÁEl{dnb O.ldU!P Id
diciones sociales. Y no pocos niños, incluidos bebés en el dinero que haya en las cajas y nos iremos, Dentro de un
-uOJ ÁSdpEpd SElSEpOl ;:)p 'SEUOS1;:)dSElUdpOllEnJ SEun l;:)q OpOl SOWdlEAdH SON °Sdpd1sn dP dPUdddP PEp!lUEJ E'1 ·dl
ber unas cuatrocientas personas, de todas las edades y con- te. La cantidad depende de ustedes. Nos llevaremos todo
-El{ dP E}qdQ ·dlBUES dP OJ1El{J dlUd!JdD ns Á EpEÁEWSdP -Ud.2!Xd Sd .l0ruv p dnb.lod 'l}.IqEl{ !S soun.2TV ·SOl.ldnW o
desmayada y su creciente charco de sangre. Debía de ha- o muertos. Algunos si habrá, porque el Amor es exigen-
.ldfnw El dP EWPUd .lod U01ESEd OU!WEJ ns u;:) UE!Udl El SOP!.ldl{ sOl{Jnw ~.lqBl{ ou 'UElOqEloJ !S ·.loruv ldP OpUEW
la tenian en su camino pasaron por encima de la mujer mando del Amor. Si colaboran, no habrá muchos heridos
dnb S0'1°sE10pu9.2 SEldP O!Bnp.l p OpUEJsnq UO.lEUOlUOWE -O:) P .lod OpEwol 0p!S El{ OpEJ.ldWlddns dlS3: o-SdJUOl
amontonaron buscando el refugio de las góndolas. Los que tonces-. Este supermercado ha sido tomado por el Co-
;:)SSOpOl 'Sd.lEmXnE 'SE10S!Alddns ~U01EUOpUEqE SEl SE.l -Ud ElSEl{ OpUEUOpUn] Op!nBdS UE}qEl{ dnb SEfEJ SEW!lll)
ras las abandonaron; supervisoras, auxiliares, todos se últimas cajas que habían seguido funcionando hasta en-
-dfEJ SEl 'sEp;:)uodsEl:¡ E UO.ld!AlOAsEfEJ SEl dP oPEl O.lW lE SEl dP u9pESlnd El 9SdJ opudEs P uO:) °U9pJ!] E{ u;:) o E.l
al otro lado de las cajas volvieron a trasponerlas, las caje- ra o en la ficción. Con el silencio cesó la pulsación de las
UEqE:¡Sddnb s0'1 °S~J:lEEPEl{ o:¡Ud!W!AOW p ofnpOld dS -nJol El Ud 'EP!A El dP E.ldnJ oPEZUEJlE El{ ;::¡Sdnb OW!X~W
Se produjo el movimiento hacia atrás. Los que estaban máximo que se ha alcanzado fuera de la vida, en la locu-
°SEP!Asns dP OlSdl Id SOpE.lEl Á SOJ!l!IE1Ed un 'U9P!U!PP lod 'dJd.I:J OU dnb o.2IE E.l3: °ESOJE.110E.ld El
paralítjcos y tamdos el resto de sus vidas. ta era otra cosa. Era algo que no crece, por definición, un
u~lEpdnb s;:)pdlsn SOp01 '.lEIlElSd O.2El{El !S °OJ!X9l01ndu -S3: ·E!ldlS!l{ El EO
.lE.2dIl E.lEd 'UEJZdlJ Áudlnwnn dS OPd!W
neurotóxico. Si la hago estallar, todos ustedes quedarán miedo se acumulen y crezcan, para llegar a la histeria. Es-
SE.2 dP EpEUE.l.2 Eun Sd. OlS3: :-O~Q °EumE.2 dP oAdnl{ un p' o PEP!SO!AldU El dnb UOJEqElsEq OU dnb .ldpUdldwOJ
un huevo de gallina. Dijo-z Esto es una granada de gas comprender que no bastaba con que la nerviosidad o_el
dP O-gEWEl pp 'O.l.2dU 1Eldw dP E-g!d E-gdnbdd Eun EPd.l EPEl{ Sd'1 ·ESEJd.I:¡UddP OWS!s0!A.ldU un OWOJ U9PE1Ed
recía una pequeña piña de metal negro, del tamaño de paración como un nerviosismo de entrecasa. Les hacia
-Ed dnb 'Eun 9wOl dnb SEl dllUd dP 'olpnJ IdP uEqE.2loJ dI -WOJ Ud EqEpdnb Sd1Ud!P Á SElUd!P SE{Ud ;:)lUdPdlJ E!Jdl
le colgaban del cuello, de entre las que tomó una, que pa- teria creciente en las clientas y clientes quedaba en com-
69
62
63
-uotpcqo oprpod UENEq Sdl 'opoi dP sondsop) ;)lUE1;)JPOA
vociferante (después de todo, les habían pedido obedien-
;)S .rofaur o.8p:: U01;}PIq o.rod 'U01EIP~~S;}OU sOPPIA sOl 'OlB
gro, los vidrios no estallaron, pero hicieron algo mejor: se
ÁES0101I ESElU El op 'dlU;).8 El Á SElopu9B sE{ dP 1}IIEs1}W
-EElU 10d ·Old~U;) O!llEq P ;)~U;)lUEln.8;)S Á 'EUEZUElU El Á
Más allá de las góndolas y la gente, de la masa llorosa y
y la manzana, y seguramente el barrio entero. Por mila-
"l;)PU;)lU;) U!S OllU;)PE
adentro sin entender.
'EqEl~UO::>U;);)S onb El U;) EPdlE.8 El EpO~ Á 'opeo.rauucdns
supermercado, y toda la galería en la que se encontraba,
EqEq UEqEl!lU onb SOSO!ln) os.nunar E OPEZddlU;) UE!qEq "
p opo~ lElqlU;)l oZIq U9!SOldx;) etrn opUEn::> (opucrpoons
habían empezado a reunirse curiosos que miraban hacia
sucediendo) cuando una explosión hizo temblar todo el
'EPdlEB El ;)P OmsEd p Ud 'SOPP!A SOl dP 0PEl 0110 IV ·ElU
ma. A] otro lado de los vidrios, en el pasillo de la galería,
EqE1S;) anb 01 ;)P eruono ;)SlEP E treqazadtno !S SEUddE so.r
res apenas si empezaban a darse cuenta de lo que estaba
-Plt). El E oqum.r BJW E vun ;)P 1l:!11ES
E 9ZUdWO) Á SEfE) SEl
las cajas y comenzó a saltar de una a otra rumbo a la últi-
-opeioadso SOl Á) EfE::>El;)::>l;)l El E Epun2dS El dP EqElIES
Saltaba de la segunda a la tercera caja (y los espectado-
dP El;)lUpd El E. EUpqO El dP 9.810)SdP os OEW 'ou.rruoou
·d1U;)!n.8!S EfE::>El E EqESEd OllES un
nocturno, Mao se descolgó de la oficinaa la primera de
De un salto pasaba a la caja siguiente. da
OUOU! un ouroo 'o.8EpPlnlU un ourorj ·lEnpE nqeponb
·U9PElddo El E1Ed UEqElsEq SOpUnB;)S Sop o Oun ·E::>dl}nlU
quedaba actuar. Como un murciélago, como un mono
muñeca. Uno o dos segundos bastaban para la operación.
sdl 019s E10qE Á 'S;)lUE oq::>;)q uENEq 0'1 -pepunoso El uoo
con la oscuridad. Lo habían hecho antes, y ahora sólo les
El ;)P OpEBIO::>EJqEq ;)S onb O::>PS~ld dP El!SIoq Eun U;) EP
tía en una bolsita de plástico que se había colgado de la
asreorjnuopr E1Ed EpEU .raradso uo.ratqcp ou SEIP Ol;)d
Pero ellas no debieron esperar nada para identificarse
-our sOl Á OfEqE E!qEq onb SdpUE1B S;)ldmq soj SOpOl uoo of
jo con todos los billetes grandes que había abajo y los me-
dedon uopcp
-OUElU un EpEq 'O!qlUE::>p E1Ed soruaum.raduroo uoo Ef~p
deja con compartimentos para el cambio, hacía un mano-
-dllE ns E 0PElUEUU! dlqpsnqwo::> dP oo.rcqo 01SEAId t\ El~d
-UEq El O::>dSu91P un ;)P EqE::>UEllE 'O.l;)U!P dP EfE::>El lE1IBS
pira y el vasto charco de combustible inflamado a su alre-
saltar la caja de dinero, arrancaba de un tirón seco la ban-
orquroq P 10pd::>dnBd::>Ud 9mlq (;)llE::>El ÁEPdlEB El dP Eq
EpEq onb ;)110Sdl op o:¡puowq P EqEl;)ldV ·Eq!llE E1Ed
ba de la galería y la calle) brilló enceguecedor el hombre
para arriba. Apretaba el botoncito de resorte que hacía
-El1U;) dnb znl EI1Eq)dAOldE E lEZ;)dlU;) U;) SOpUnB;)S soun
ElnlUp El ;)P ;)SOpu1}U!PU! 'E!JdPE::>l;)lU El E!uod dS ;)PUOP
unos segundos en empezar a aprovechar la luz que entra-
donde se ponía la mercadería, inclinándose de la cintura
UEpEplEl sofo SOl) Eln::>so ElqlUnU;)d E1!qt).SEl ua ·pEpppl
ElU10JElEld El ;)P s;)!d sOl lE::>ESu~s EpEq o'] ·;)lU;)lUE::>!WlU
tricidad. En la súbita penumbra oscura (los ojos tardarian
máticamente. Lo hacía sin sacar los pies de la plataforma
-)d{d El OpEl10::>ENEq OEW Eq!llE !IIV ·oP!UOS ;)P BlU;)lS!SP
-;)lS!S SEPEPEA E 9ZUdlUO::>OEW EfE::>ElUPlt). El E lEB;)1I IV
el sistema de sonido. Allí arriba Mao había cortado la elec-
Al llegar a la última caja Mao comenzó a vaciarlas siste-
·SOUIA Á 'SE10PEllS!B;)1 SI::fE::>
sE{ dP SOfOl SOldlU1)U SOl Á 'sd::>Íll SEl
las luces, y los números rojos de las cajas registradoras, y
vinos.
SEpOl OpEBEdE uENEq dS dlUdPPU! d1Sd ;)P O!PdlU ua
;)P SEIOPU9.8 SEl Á SO;)l::>1}1
SOl EpEq 'opuoJ P E!::>EqEqEzu~1
En medio de este incidente se habían apagado todas
lanzaba hacia el fondo, hacia los lácteos y las góndolas de
·U9PEU!.8ElU! El U;)
en la imaginación.
SOl Á SEldpEpq SEl dP E::>l;) UEqElS;) dnb SOlpJE) SOl ldEllE
atraer los carritos que estaban cerca de las heladeras y los
opuoq UEIE::>;)nb SESO::>
ÁEH ·SEB pp EZEUdlUE El EAp::>;)J;)
efectiva la amenaza del gas. Hay cosas que calan hondo
E EqEU!I::>U! dS dnblod ';)lUdlU U;) 0.81E EIU;)l ';}lUdlUEAIl
tivamente, tenía algo en mente, porque se inclinaba a
El;)!::>!q dS ou ;)nb E1Ed OlUd!lUElE::>EUE!Pdd sof!q sns ;)P
-::>;)Jd
A ·oPEl 0110 P lod Ep!nq El l!p;)dlU! lE :SdUdlU!J) SOl
de sus hijos pedían acatamiento para que no se hiciera
de los crímenes, al impedir la huida por el otro lado. Yefec- ;)P ;).IqlUou U;) ;)nb s;)ldfnlU ;)P SOl 'dlUdwEsopn::> 'UE1;) SdlqIB!1
~IIE S1}lUEPS!Sldd dnb EZEUdlUE El ;)P P U!U;)'] 'sEfE::>sE{
ligibles eran. curiosamente, los de mujeres que en nombre
las cajas, Lenin el de la amenaza que persistïa más allá
-dlU! s~U! SOl 'UEP;)JOld ;)S dnb SOlpB SOl dl1U3: ·;)1UdB El d..ll
;)P OldU!P pp OqOl P 'ElS!IEU!J 01UdlUOlU {d EqElUdS;)ld;)l
tre la gente. Entre los gritos que se proferían, los mas inte-
representaba el momento finalista, el robo del dinero de
-Ud O!BnJdl
9::>snq 'opE::>snlUEq::>;)lU;)lUIE1;)lEl 019s 'Oldl}Ed
OEW 'OHI;)!WEdo::> pp lEl;)lEgq E!JldlU!S El Ud sdnd 'SOpOlU
pañero, sólo lateralmente chamuscado, busco refuígio en-
modos, pues en la simetría bilateral del copamiento, Mao
-luO::>ns ·lE1!lB dP 9fdp 'oBdnJ dP Eloq Eun U;) olq;)ld::> P
SOpOl ;)P dfEnBu;)1 un ENEH ·;)Jqr.8dl! ;) ESOllOq pEP!IE1Ol
el cerebro en una bola de fuego, dejó de gritar. Su'com-
totalidad borrosa e ilegible. Había un lenguaje de todos
dlopu1}Z!UoqlE::> 'mE 911ElSd OluO::>Á 'EZdqE::>El Ud 0IP dI oz
zo le dio en la cabeza, y como estalló allí, carbonizándole
Eun U;) UE!punJ;)s Á dfEnBudl OlUO::>lEnl::>E dP UEqEf;)p op
do dejaban de actuar como lenguaje y se fundían en una
-EUOP!q un ·OPE).IdlUlddns Id UO.IEUdlI SOl!.IBsns Á ';)lUdlU
-OlU ;)S;) ;)P ;)nb 'E!J;)Jdl ~mb SEI E S;)PEP!IE;)l SEI UO::>EPEP
mente, y sus gritos llenaron el supermercado. Un bidona-
clada con las realidades a las que refería, que de ese mo-
-ES01S!A9sElqE dS o::>ps1}lddP E.IddlUE::>ns ·Ed1 Eun E.I3: ·.IdA
-Z;)lU El OU!S ';)lq!SUdldlUO::> El 'E!dlU!I Á ZE)!P EZEUdlUE El
ver. Era una tea. Su campera dc plástico se abrasó vistosa-
la amenaza eficaz y limpia, la comprensible, sino la mez-
. E 9ZUE)IE d!PEN ¿010Js9J un OpE.I!l EpqI::q d']? ·EqE!PUd::>
ou oldd 'EZEUdlUE El EqEUpl :uq ;)S;) ldU;)l EP;)lEd opoi
cendiaba. ¿Le habría tirado un fósforo? Nadie alcanzó a
Todo parecía tener ese fin: reinaba la amenaza, pero no
-U! dS EÁ dnb opns p 0pE::>Ol E!qEq 0N ·sEPIEdsd dP .IdE)
·OlUd!lUE1U;)lPdlUE dP Á OA!SEnS!p ;)nb ol;)fqo 0110 ldUdl
caer de espaldas. No había tocado el suelo que ya se in-
tener otro objeto que disuasivo y de amedrentamiento.
EpEq 01 U!Ud']·dP EpE1Ed E.Id1-l;)::>
Eun Á 'ElJEU Ud OpEl}Eq
EJPod ou 's~w EpEU E!JldlU!S ;)P SOA!1OlUlod opEZm::;)_I El
bañado en nafta, y una certera patada de Lenin lo hacía
ra realizado por motivos de simetría nada más, no podía
EqE1Sd dJqlUOq Id opunBdS dP U9!)::>E1JEun ua ·91nUIU! dS
-;)nJ OU OluO) 'OlUd!lU!AOlU dSa ·sOllod SOl Á ;)U1E::>El OpUES
se inmutó. En una fracción de segundo el hombre estaba
sando la carne y los pollos. Ese movimiento, como no fue-
OU dnb 'EUE!plEn.8 El EpEq SOZE.IqSOl OPUd!PUdlXd 'sd.InB
gures, extendiendo los brazos hacia la guardiana, que no
-Id 'SEldpE{dq SEl ;)P EW!::>U;)lod EB!lUE ns dP El E E!lEllUO::>
contraria a la de su amiga por encima de las heladeras, pi-
-oÁ SOl dl1Ud l!qnsE 9ZUE)IE 'EuBlUnq E1010UlO)01 Eun dS
U9!»dl!P U;) EqEZEldsdp ;)S U!Ud'] '( OPU;)gs OH oldd EP
se una locomotora humana, alcanzó a subir entre los yo-
cia pero no silencio), Lenin se desplazaba en dirección
1-------
empa- del cráneo de la desdichada. Fue una muerte brutal, pe-
pulverizaron en su lugar, quedaron opacos, como ro coherente con lo roruno de la embestida. Nadie la si-
curiosos de afuera
ñados, y burlaron definitivamente a los
guió. De todos modos Mao hizo un alto en su actividad y

_
..
el ruido, porque
que de cualquier forma huyeron al oir
miró durante un segundo a la multitud inmóvil entre lam


a derrumbarse. El
daba la impresión de que la galería iba

,
••.•
góndolas, La luz del fuego le daba de frente, y estaba tan

__
explosión
espanto de los rehenes llegaba a una cima. La

',
_.'
Lenin. Debía de hermosa que daba escalofríos.
habia venido del depósito a espaldas de

_.
-¡No welvan a molestarmel —gritó. Nada más.

,o,,
aberturas entri-
ser algún tanque de combustible, Por las
Dejó transcurrir otro segundo, como podría haberlo

_._
Hubo casi de

•• __
ba la luz y el crepilar horrendo del fuego.
hecho una maestra después de reprender a los alumnos

.,_._',
quizás de los

•• '
inmediato dos explosiones complementarias,

-
revoltosos, a ver si había alguna objeción. Los cuatrocien-

._-'-'--
que
tanques de los camiones. Fueron menos atronadoms tos desesperados no tenían objeción alguna. Todos pare-
y cha-
la primera pero las acompañó un clamor de fierros cían estar gritando sin abrir la boca: ¡No queremos morir!

-- -_ .._--
y aho-
pas. La luz se había cortado en la galería también,
móvil Pero una voz muy aguda se levantó de entre la masa de
ra sólo los iluminaban las llamas con su resplandor

_-_
ya ha- sombras en la que bien podía estar fermentando la locura
y casual. Mao no habia interrumpido su maniobray

_-_._.
Aunque aguda, era una voz de hombre. Yel acento co-
bia vaciado dos cajas más. Si alguien pensó en aprovechar
lombiano era fortísimo. Mucha gente supo a qué atenerse

__ .------------._---
to-
la oscuridad para detenerla debió reconsiderarlo pues
se derrum- al oír las primeras sílabas. El vecindario es una enseñan-
da la pared que separaba el salón del depósito
que fuego, za en si. A dos cuadras de Disco, en la esquina de Cama-
bó sin ruido, y como al otro lado no habia más
cuá y Bonifacio, habia una Facultad de Teología a la que
una intensa luz se proyectó sobre la escena. Pero alguien no
acudían becarios de todo el continente. Se alojaban en
lo reconsideró lo suficiente y se arrojó sobre laladrona. Era
los departamentos del complejo y hacían las compras en la
una muchacha con el uniforme rosa de las cajeras, una
zona. Eran una especie de evangelistas eruditos, con un
muchacha de constitución sólida, corpulenta, decidida.
o toque hippie. En un barrio como Flores, un extranjero
La visión del incendio había desatado nuevos impulsos,
siempre es sospechoso de cometer faltas de discreción.
había hecho olvidar prevenciones vigentes segundos an-
Era casi necesario que este colombiano ínterviniera.
tes. Quizás ella pensó que su ejemplo provocaría una re-
-¡No me asustas, demonio] -empezó. Y eso fue prácti-
belión general. Pero no fue así. Se abalanzó en línea rec-
camente todo.
ta hacia Mao inclinada en una caja. Atropelló en un estilo
Lenin habia interrumpido sus manejos a la altura del
rinoceronte que parecía connatural en ella: lo hizo casi
espacio entre góndolas donde sonaba la voz. A la inversa
como si tuviera el hábito, como si en el pasado la manio-
de Mao, ella se recortaba a conu-aluz sobre las llamas, que
bra siempre le hubiera dado buenos resultados. La respues-
tenia muy cerca. En la mano, un bidón translúddo de naf-
ta de Mao fue instantánea y muy precisa: se echó hacia
ta que brillaba como una gema. Un buen medio centenar
atrás con una botella de vino en la mano y la descargó en
de personas se interponía entre ella y el objetar, pero eso
un arco amplio en el preciso momento en que la gorda
no parecia que fuera a detenerla.
llegaba. Se la reventó en la frente, y pudo oirse el crujido
--------¡

65
64
-—¡Cállate, idiotal -gritó un hombre. Se alzó un griterío
0Pd1P.8 un 9ZIE dS 'dJqW0l{ un 9'l!1.8- jElO!P! 'd1EIIS!:)!-
escalofriante. El tumulto por el colombiano proseguía
I'3: 'dHIE!JJoIE::>Sd ollnUln:J lod P E!n.8dSOJd OUE!qwoloJ
apoyándolo, con un odio inaudito a la inoportunidad de aún, cuando se oyó el paso estrepitoso de un carrito, lan-
dP PEP!Un110dou! El E Ol!pnEU! O!PO un uOJ 'oloPuS!ÁodE 'UI)E -UEl '01P1E::> un dP OSOl!ddl1Sd oSEd P 9Áo dS opUEnJ
la religión.
'U9!.8!IdJ El
zado de un extremo al otro del corredor del fondo, como
un dP op-ez OWdllXd PP JOpd1JOJ PP oJ:Jo lE 'opuoJ oWOJ

—¡El diabloml -quiso chillar el colombiano.


El!- j"'oIqE!P Id lEIl!l{J os!nb- 'oUENwoloJ
un misil. Los que estaban cerca pudieron ver que iba car-
dnb s0'1 '{!s!m un EJld::> UEq-elSd u01d!pnd ldA Eq! dnb -lEJ

—¡Qué diablo, mierda!


~no!- ¡EPJd!Ul 'olqE!P .
gado hasta el tope con botellas de champagne, coronadas
dP sEIPlOq uo::>ddOl P E1SEl.{0PE.8 SEPEU010::>'du.8EdwEl{J
—¡Cállate. te digol
jO.8!P d1 'd1EIIS!:)!-
por media docena de bidones de nafta, y con una aureo-
-OdlnE Eun uOJ Á 'E1JEU ;)P SdUOP!q dP EUdJOP E!PdW Jod
-—]Mátenlo, mátenlol —gritaba una mujer—. ¡Por nues-
jOIUd'lS!W 'OIUdWW!- Eun EqE1P.8- '-JdfnUl -Sdnu lOd!
la de fuego azul. Recorrió los cuarenta metros en línea
'InzE o.8;)nJ dP El SOl 9plOJdll -edU!! Ud SOlldW ElUdlEnJ
tros hijosl ¡Mátenlo antes de que haya otra desgracia!
jEpEJ.8SdP EllO EÁEl{dnb dP sdlUE 0IUd'lS!W! ¡sof!l{ SOl'l
recta sin tocar un solo obstáculo y chocó contra la punta
0loS un jE::>ol U!S EPdJ El EllUO::>9J0l{J Á 0lnJS!lsqo Elund
Yotra, más Filosófica:
:EJ!J9s0I!] ~w 'EJlO A
de la góndola de gaseosas. La explosión fue inaudita, la
dnJ U9!SOldXd E'1 'SESO;)SE.8dP EloPU9.8 El dP El 'El!pnEU!
—¡Como para sermones estamos]
OUl9:)!- jSOWE1SdS;)UOWJdS E1Ed
onda expansiva un oleaje espeso de polvo de vidrio verde
dPJdA O!lP!A dP OAIOd dP oSddsd dfEdlo un EA!SUEdXdEpUO
En realidad el colombiano ni siquiera había esboza-
Id pEP!IEdJ ua !U OUE!qwoloJ -EZOqSd ENEl{ EJd!nb!s
y alcohol inflamado. La onda produjo además el estallido
Id SS!UldPEofnpOld EpUO E'1 'OPEUlEUU! 10l.{0JIE Á 0P!IlE1Sd
do una argumentación religiosa, pero lo habían adivinado
-eun op 'ESO!.8!IdJU9PElUdwn.8JE 0PEU!A!PE UE!qEl{ 01 oldd
en veloz sucesión de un millar de botellas de gaseosa. Co-
Ud -o:) 'ESOdSE.8dP sEIPlOq dP 1EInW un dP U9!SdJns zapA
igual. En un barrio, todo se sabe. Ylo que no se sabe se in-
-U! dS dqES dS OU dnb OlA 'dqES dS 0P0'l 'OpJEq un ua 'lEn.8!
mo entre esas góndolas se había refugiado mucha gente,
'dlud.8 El{JnUl OpE!.8npl ENEl{ dS SElopu9.8 SESd dllUd OW
tuye. El hombre que lo había interrumpido primero lo
El 'dÁTIl E!qEl{ 01 dnb dlqW0l{ op!dWnJJdlU! 01dUlpd °1
el accidente dejó el tendal. Se diría que los gritos llega-
-E.8dII sOlP.8 sOl dnb EP!P dS 'IEpUdl P 9fdP dlUdP!JJ-e P
atacó a trompadas. Hubo un desparramo tremendo, por-
'SEpEdUlOJl E 9JE'lE un oqnH OWElJEdsdP -Jod 'OPUdWdll
ban al cielo. Los movimientos de Mao sobre las cajas se
lE UEq OEW dP SOlUd!W!AOW s0'1 'opp dS SEfEJ SEI dlqos
que el becario, que debía de ser enclenque y miembro de
P dnb 'OPEJdq dP ENdP dnb ldS dP OlqWd!W Á dnbudpUd
habían hecho de una lentitud sobrenatural.
'IEJTIlEUdJqos PTIlPUdl Eun dP Ol{Jdl{ UENEl.{
una raza decadente, se defendió, Pero no se vio nada en
EZEJ Eun dS 'd'lUdPEJdP '9!PUdJdP oldd EpEU 0!A dS ou Ud
La confusión era tanta que sería una pena no aprove-
E'1 -dAOldE ou EUdd -eun EPdS dnb E1UEl Eld U9!snJuoJ
las tinieblas. Además, había brotes de histeria en otros si-
-!S S0J:JO Ud EPdlS!lf dP SdlOlq EN-el{ 'SS!WdPV 'sElqd!UP SEI
charla, pensó una señora bien ubicada. Debió de pensar:
E10lJdS Eun 9SUdd 'EpEl{J Ud!q 'EpEJ!qn :lESUdd dP 9!qdQ
tios. Una histeria controlada y prudente, porque nadie
Á EpEIOJ1UOJ E!JdlS!l{ EUIl 'SO!'l 'd'ludpnld d!PEU ;:mblod
¿Qué estamos esperando? Si esto es una pesadilla, actue-
'ElI!PESdd Eun Sd OlSd !S ¿OPUEJddSd SOWElSd ~no? -;mpE
salió de los límites que las atacantes les habían asignado.
'OPEU.8!SE UENEl{ Sdl SdlUEJE1E SEI dnb Sd'l!UI!I SOl dP 9!IES
mos como en los sueños. Mao había avanzado sobre seis
SOW owoJ Ud sOl dJqOS 0PEZUEAE ENEl{ OEW 'solJdns sps
Con todo, no parecía que esos límites fueran a ser res-
ou 'OPOl UD:) E UEJdnJ Sdl!W!I SOSd dnb Epd1Ed -SdlldS
o siete cajas ya. Estaba lejos de las primeras, y eso debió
'EÁ SEfEJ dld~S ° SEI dP sofdl Eq~lsa OSd Á 'SEJdUlpd 9!qdP
petados más allá de unos pocos segundos. El incendio era
sOJod so un dP S!IIEss!w SOPE'ldd O!PUdJU! El 'sopun.8ds Eld
de ser lo que decidió a la impaciente. Se lanzó en veloz
dnb 01 1dS dP El E 9!P!JdP 9zUEI dS 'dlUdPEdw! Ud zapA
realmente pavoroso, y daba la impresión de que no tar-
El EqEp Á 'OSOlOA~d d'lUdwIEdJ -rai ou onb dP uotsardun
carrera desde las góndolas hacia el pasaje entre la prime-
-ounrd El dJ1Ud dfESEd P EPEl{ sejopuof SEI dPSdP EldJJ1D
daría mucho en trasladarse al salón. Además, si se había de-
E!JEP -dP E!qEl.{os !S 'SS!WdPV 'u91ES lE dS1EpEISEll Ud otpnm
ra y la segunda caja. Las traspuso en un abrir y cerrar de
dP JEJJdJ Á JpqE un Ud osndsan SE'1 'EfEJ apunfios El Á El
rrumbado una pared, bien podía derrumbarse el techo
osrequrru.rcp E!pod Ud!q 'pared eun opequm.rr Ol{Jd'l P
ojos y ya estaba contra el vidrio que daba al pasillo de la
O!lP!A P EJlUOJ EqElsd EÁ Á solo onb lE EqEp El dP 0msEd
también. Mao había reiniciado el saqueo a las cajas, pero
o.rod 'SEfEJ SEl E oonbes P 0PE!J!U!dJ E!qEl{ OEW 'U~!qWEl
galeria. Si hubiera embestido, se habría salido con la su-
EJd!qnl{ !S 'EPdIE.8 -ns El uOJ 0P!IES EpqEl{ dS 'opnsaqmo
parecía hacerlo más lento ahora, esperando algún ataque,
'dnb~'lE UI).81Eopueradso 'ElOl{E olUdl SS!WO{1d::>El{
EpdlEd
ya; esos vidrios totalmente pulverizados se mantenían ver-
S01JP!A SOSd ~EÁ dludwlElOl sopezuaqnd -JdA UE!UdlUEW os
casi con deseos de dar otro escarmiento.
'O'lUd!W1E::>Sd0110 lEp dP SOdSdP uoo !SE::>
ticales por algún raro milagro, y no habrían resistido a un
.rod sdlEJP
un E 0PpS!SdJ UEpqEl{ OU Á 'OJ.8E{!W OJEJ ut).8IE
L0 razonable habría sido que terminara de recoger la
OP!S E!1qEl{ dlqEUOZEJ 0'1 onb dP EJEU!WJd'l El Jd.80Jdl
choque decidido. Pero la señora, aturdida o loca, queria
'EJOI ° EP!pJTIlE 'EJO~ldS El OJdd 'OP!PpdP onboip EPdnb
plata y huyeran. Nadie iba a detenerlas. Pero su adverten-
E Eq! d!P-eN 'UEJdÁnl{ ÁE'lEld 'SEPdUdPP oldd -UdlJdApE ns
obedecer hasta el fin a la mecánica onirica que la habia im-
EJ!US!JdW El E uy P ElSEl{.raoopaqo onb EJP!UO -W! ENEl{ El
cia del principio reverberaba ahora en la conciencia colec-
El Ud EJOl{E EqEJdqldAdJ ordtouud PP E!::> " EPUdPUOJ
-::>;:)10::>
pulsado: se arrodilló ante el vidrio y empezó a cortarlo
ozcduro Á 0PP!A P dlUE 9II!POJJE os .opesmd E 0pE1JOJ
tiva de los rehenes: si todo esto se hacía por amor, faltaba
.rod EPEl{ os oiso 0P0'l !S .souoqar sOl dP EAP EqE'lIEJ 'JOWE
con el diamante del anillo. El círculo que empezó a tra-
-EJl E ozaduro onb 0lnJJp El 'omUE PP dlUEWE!P P UOJ
algo, faltaba más horror. El amor siempre podía más.
El 'JOJJ0l{ SS!ulEqElIEJ '0.81-e 10UlE 'sS!w E!pod dJdUld!S
zar era demasiado pequeño para su cuerpo, pero eso era
EJd OSd o.red 'odrono ns EJEd ouonbad 0PE!SEWdP EJd JEZ
Yen respuesta a este pedido Lenin tomó una iniciativa
Ud A optpad d'lSd -e E1S;mdsdJ U!Ud'1 EA!lE!J!U! aun 9WOl
lo de menos. Mao se habia acercado a ella en dos saltos,
ENEl{ os OEW 'SOUdW dP 01 'sorpes sop Ud EIP E 0PEJJdJE

66
99
67
1..9
69 89
69 68
'p~w~m~ BPBl{ dS "'SBUBWnl{ OU SBZUBpSBUn Á soopef Á SBS Á oUInl{ IdP IB~S!D P Ud 'sBWBll SBI dP pepunoso BI ua
sas yjadeos y unas danzas no humanas... Se hacía animal, En la oscuridad de las llamas, en el cristal del humo y
-p SBUn UO::>BIP Ud Bpdnb!JUd dS OlUB::>P
onb UO::>JB1UO::> 'OdUIdll oood
contar con que el canto se enriquecía en ella con unas ri» poco tiempo.
U~S'SBllB:) B!JBW dP lB opBflBlOqB Á 01UdlnlBU Jd::>dJBd o qo
cho parecer flatulento y abotagado al de María Callas, sin ÁnUI OpBSBd BNBl{ onb.rod OU!SUIdlJOUI rsod U9PB;!AdI dP
de levitación post mortem sino porque había pasado muy
-dl{ B!JqBl{ U9!::>BJBdUIO::>
Ud onb OJls!2dJ un UO::>'B::>OqBI OJ2BEUI un Ud OP~UdPP BJd!qnl{ os onhrod OU 'dJ!B P Ud
la boca, con un registro que en comparación habría he- en el aire, no porque se hubiera detenido en un milagro
J!JqB U!S 'OpUB1UB::>
BqB1SdA "'BJqO::>eun ouroo dlqBJdwnu
numerable como una cobra... Yestaba cantando, sin abrir B!n2dS BJOl}dS Bl dP BZdqB::>BIA 'dlud2 BI dJqOS dSJBqUInJJ
rrumbarse sobre la gente. Yla cabeza de la señora seguía
-U! 'ZdA BJ10 Á nun BqB::>SOJUdos BUJd!d ntm 'ojons p .rod -dP B UBqBZddUId SBJdlUd SBIOPU98 'BPdnd uomb dSdAI5!S
por el suelo, una pierna se enroscaba una y otra vez, ín- salvese quien pueda. Góndolas enteras empezaban a de-
BqBlddJ SOJldW so.n dP OZBJq un op OWdJ1Xd lB OUBW aun oucjd Ud 'PBPPBP!IOS Bun2u!u U!S 'SOJlO dP SBZdqB::>
de las cabezas de otros, sin ninguna solidaridad, en pleno SBIdP
una mano al extremo de un brazo de tres metros reptaba
'uBqB2JBIB os SOJqWd~W sns .opedcoso B!qBl{ dI os BP!A BI
la vida se le había escapado: sus miembros se alargaban, BUI!::>Ud.rod soun UBqBsBd Á dSJB!~p~.rod uBqBUO!SdJd SBA!l
tivas presionaban por alejarse y pasaban unos por encima
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truo bayadera, con una voluptuosidad que durante toda -neo SBSBUISB'] 'sdlqBJ!dsdJJ! SdJOPdl{ uoo uBqBIlBlsd 'SO::>B!U
niacos, estallaban con hedores irrespirables. Las masas mu-
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pado matelassé. La señora se hacía monstruo, pero mons- -OUIB 'so.nsn¡ 'SBJd::>'sdludAloS dP SdSBAUdSO'] '02dn]
mado fuego. Los envases de solventes, ceras, lustres, amo- OpBW .
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El fuego se había apoderado de la fibra viscosa de su ta-
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al aire. El sector limpieza, contiguo al de gaseosas, había to-
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la vista de sus congéneres que no le prestaban atención. ria comestible y bebible del supermercado sc transmitía
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a hacer las compras para la cena, se fundía en su lugar a -d1BUIBl Bp0l. 'Sd1UB!XUSBSdJOIO op opB2JB::>BqBlsd 02dn]
fuego estaba cargado de olores asfixiantes. Toda la mate-
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dP BWB un 'OIdwdfd Jod 'Jdf pp JOIB::>El 'OppdJB.lUd B!qBl{ dS BJd]S9UI1B B'] 'SOU!AdP
jer, por ejemplo, un ama de casa del barrio que había ido de vinos. La atmósfera se había enrarecido. El calor del
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tico potencial de transformación que tiene todo. Una mu- interno del salón, donde estaban las pensativas góndolas
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dente había alumbrado, aunque en las sombras, el fantás- ciaba con una explosión el tercer incendio en el extremo
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siguiera siendo pregunta, era respuesta también. El inci- la misma senda que el primero, en sen tido inverso, yse ini»
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afirmaba, momentánea y cambiante; no importaba que un segundo carrito a espaldas de los espectadores hacía
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mación es una pregunta; en esta ocasión no obstante se se encarnizaron todos los claroscuros brutales del fuego,
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permitido... todo se transforma. Es cierto que la transfor- Mientras el despojo trazaba en el aire un arco en el que
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mercado, y recibía una suerte de respuesta. Si todo está gritaban.
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taba en los mil relieves confusos del pánico en el super- más cerca y lanzó la cabeza como una pelota hacia los que
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todo está permitido... ¿qué? Esa interrogación se proyec- mo. Pero Mao había saltado encima de la caja que tenía
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Este nuevo proverbio no tiene segunda parte. En efecto, si de lo soñado: el miedo a soñar. O a recordar, que es lo mis—
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sobre el modelo del original: Si todo está permitido... miresl Todos se lo pedían a todos. Era la segunda parte
O!qJdAOJd opun2dS un B ud2po OpUBp 'o::>p;;?lOd~l{opow oN! SOl UBJd 'B.Idl;;?::>ld'iBpSda! '¡BU!Sdsy! SOl dno S5!UI'I?
modo hipotético, dando origen a un segundo proverbio él, más que los ¡AsesinaL ¡BestiaL etcétera, eran los ¡No
lB 'pBP!IBdJ dSJd::>Bl{'J~::>dPSd 'JBUOpUn] dpdnd O!qJdAOJd dP B!2Jns dnb 01 Á '9::>!ldplnUI dS 10UIBp 13: 'IBJdlj:d2 u9P
proverbio puede funcionar, es decir, hacerse realidad, al ción general. El clamor se multiplicó, y lo que surgía de
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que sobreviven al Creador. Aun así, la segunda parte del cabeza de la señora. El espectáculo había atraído la aten-
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ca está permitido todo, porque hay leyes de verosimilitud moderna Salomé de negro, sostenía con las dos manos la
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no existe, todo está permitido. Pero lo cierto es que nun- buenos motivos. Cuando la atacante se alzó, como una
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estaba pasando. Hay un viejo proverbio que dice: Si Dios penetrante; en la segunda y suprema hizo silencio, y con
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lugar... Era una especie de comprensión, al fin, de lo que parte de esa brevedad la mujer alcanzó a soltar un grito
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una delas mil en otras mil... Mundos de oro sin peso y sin furor, nadie lo vio, Fue un instante apenas. En la primera
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la sangre, la escena se multiplicó en mil escenas, y cada y lo que hizo allí entre las sombras que bailoteaban con
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guras oscuras sin limites auaídas por la inmensidad del
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Vldfl o estalló y el hueco se las llevó limpiamente... dos fi-
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a la calle... con la fuerza impune del amor... El ~p
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y las dos juntas se arrojaban sobre el vidrio del ángulo
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faena, y corría hacia la salida, y Lenin se le había unido, u.r
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M ao sa l ta b a de la caJa numero uno al suelo, terminada la
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Era un comienzo, ero también era el final. Por q u e
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das en otras premisas.
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leJos, en el negro del universo, nuevas civilizaciones basa-
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estuviera
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alejándose, a la velocidad de la luz, a fundar a lo
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nacimiento del universo. Era como si todo lo conocido
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acudlera: reinaba una huida centrífuga, el Big Bang, el
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esperar.
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Lo que se sentía era lo contrario a que alguien
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que esperaban por un atavismo, porque no había nada que ap
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dos esperaban a la policía, a los bomberos, pero sabian .UI
-0.1 ¡OPBSBd UB!qBq S'ESOJsBlU1!nJ A! ¿OpBJldUIlddns p Ud
en el supermercado? ¡Ycuántas cosas habían pasadol To-
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mdo? ¿Cinco minutos en total, desde que irrumpieron
estaba 'El
-nJSUBll B!qBq odmcn Olu~n:)? 'B:)Bld dP 'P-PUOPd.I BqBlSd
redonda de plata. ¿Cuánto tiempo habia transcu- ln
sprambzr OUBUl BI Ud B!Ud:) onb 'E:qsloq 'E'1 'S'E!'EJS'EI.rod EP
da por las cajas. La bolsita que tenía en la mano izquierda dS
-!l.IOJd.I ns opua/nprroo BqBlsd 'OPB.8dIl 'E!qBq B.IOq BI onb
que la hora habia llegado, estaba concluyendo su recorri-
-.IOd 'EÁ''Epud.8!EP .rod Bldn] BÁÁ 'oÁns 01 Ud B!n.8ds OBW
Mao seguia en lo suyo, y ya fuera por diligencia, ya por. 1.8
'U9P!sodXd mm Ud Olp'EnJ un 'SOlUd!J dl:)Ud OSBJ un
un caso entre cientos, un cuadro en una exposición. :UI
SBUdd'E 'Eld 'EIld ''Eq'ES'EdOqJdq dP Á !B.Id!nhI'EnJ UOJ .I'ES'Ed
pasar con cualquiera; y de hecho pasaba, ella era apenas
'e!pod OlU'El O.IlO onbro.j 'B!JUdlS!SU! B-gdnhdd
rada, una pequeña insistencia. Porque otro tanto podía Bun 'BPBl ap
-!Ul 'Eun 019S 'Eld OdUldP OUlS!Ul I'EA '''s~uod'E!
y pasiva enJaponés... Yal mismo tiempo era sólo una mi-
Ud BA!S'EdÁ :UI
'EApJE dS'E.I]'OpUlB.I'EJ dP dlUd!!nD B.ITIlIOAUd''EldU'Eld 'Ol
to, planeta, envoltura crujiente de caramelo, frase activa 'l~
-n'E un Eld 'ZdA BI B OUl!Ul 'Eld ÁBq'EUl'EPdP '(d{qBP!AIOU!
_jer inolvidable), declamaba y era mimo a lavez, era un au. .Id!
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-nUl Bun ''EJdqd([) 'Eq'En)JB 'BqBlnUl.Inw
pulpo autómata... Murmuraba, actuaba (Rebeca, una mu-
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6861 ap o{,vUJ, ap LZ
2 7 de maya de Z989
'lBUI 'BqB:)oqJdllUd dS dnh B.IPd!d 'B1Pd!d 'I'Eld.8dA Bp'Eq
hacía vegelal, piedra, piedra que se entrechocaba, mar,
dS '''opqmos 'opunJoJd dpldA un 'dP.IdA 'dAd!U dP 'EJU'Elq :lq
·Sd.I0IiI dP SdIP=!JS'EIUd UO.Id!P.Idd
perdieron en las calles de Flores. blanca de nieve, verde, un verde profundo, sombrío... Se
'InzB 'E!O] Bld 'BplOJdl'EI l'EpUdl.IOl S!.I! OJ1B un 'SBdp!nb ad
dS Á ···.IdPUd.IdUlOJ U!S 'SOP'EZ!qJdq U'E.I!Ul.InS OPdJS~UIdq
hemisferio sur miran hechizados, sin comprender... y se qutdeas. Un arco ms torrenclal la recorría, em roja, azul,
-10 dP OpB.81BJ 'EApS IBUI!U'E'Od.IdnJ pp dn.8d!Idd.I 'Ep'EJ dP ed
pp so-g!U SOl sopo~ dnh S'Ep'EUl Sd.I:)S'EI"'dqJOU 'El dP O.I!.8
giro de la noche... las tres marías que todos los niños del de cada repliegue del cuerpo, animal selva cargado de or-
SBu!dSd OUIOJ dIOPU~!IBS BlnB! 'El dP SdlO.I.IBq sOl uOJ 0InJ~l n]
U'E.I.8P Ud OpUdÁnq SOl:)S'ESd.I:)"'9!Un Sdl dS BlqUlOS BldJ
cera sombra se les unió... tres astros huyendo en el gran táculo con los barrotes de lajaula saliendole como espinas
-Jddsd IBUl!U'E 'OdUIdP OUlS!UI 1'ESdI'EUI!U'ESOl SOpOl oldd [Á
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pero todos los animales al mismo tiempo, animal espec.
-.Id:) BUn 'U'E!l'ESdnh OlUdUlOUI ospd.Id Id Á "'lOpdlXd
exterior... y en el preciso momento en que salían, una ter-
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