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PONTIFICALIA INSIGNIA
Las insignias pontificias han sido establecidas y sostenidas por la Iglesia a lo largo de
los siglos para que la dignidad sagrada de los obispos se manifieste más a los fieles;
esto sucedió especialmente cuando su entrega comenzó a realizarse de manera
solemne, y se insertó en el rito de la Ordenación, con fórmulas que expresaban las
tareas pastorales del nuevo Obispo al rebaño que se le había confiado. Tampoco
faltaron los escritores, especialmente en la Edad Media, que en sus tratados se
esforzaban por enfatizar los significados pastorales y espirituales de las insignias
pontificias. De hecho, la dignidad y el poder del obispo, como pastor y maestro de sus
ovejas que debe guiar y cuidar, es resaltada por quiendebe ser considerado el gran
sacerdote de su rebaño; se deriva de él y depende de cierta manera de la vida de sus
fieles en Cristo (Vaticano II, Const. de la Sagrada Liturgia Sacrosanctum Concilium ,
No. 41: AAS 56 (1964), p.111).
Poco a poco, sin embargo, las insignias pontificias, que durante varios siglos habían
sido una prerrogativa de los obispos, también se concedieron a otros eclesiásticos que
prestaron asistencia a los obispos en el ejercicio de su ministerio, oa aquellos prelados
que, como los abades en los monasterios o territorios. dependientes de ellos,
disfrutaban de una cierta jurisdicción libre del obispo local, incluso de muchos otros
clérigos, ya sea personalmente o en virtud de la membresía de algún colegio, como
una señal de dignidad y honor. De esta manera, en nuestros días, muchos eclesiásticos
que, aun sin recibir la dignidad episcopal, tienen, en un sentido más o menos amplio y
por diversas razones, el privilegio de usar insignias pontificias, de acuerdo con las
disposiciones del CIC. , en el Motu proprio Inter multiplicesdel 21 de febrero de 1905,
de Nuestro predecesor San Pío X, y en la Constitución Apostólica Ad incrementum , del
15 de agosto de 1934, de Nuestro predecesor Pío XI de feliz memoria.
Para implementar así la voluntad del Concilio Sagrado, con nuestra Autoridad
Apostólica, de voluntad espontánea y plena ciencia, decretamos lo siguiente:
b) los abades y los prelados, que tienen jurisdicción sobre un territorio separado por
una diócesis (cf CIC can 319 § 1, c. n. 325);
d) Los abades regulares «de regimine», después de recibir la bendición (canon 625).
3. Los Prelados, referidos en los núms. 1 y 2, gozan de los derechos antes mencionados
solo en su territorio y durante su misión. Los Primados y los Abades Generales de las
Congregaciones monásticas, durante su oficio, pueden usar las insignias pontificias en
todos los Monasterios de su Orden o de su Congregación. Los otros abades regulares
"de regimine" gozan del mismo derecho en cualquier Monasterio de su Orden, con el
consentimiento del abad o el Convento antes del mismo Monasterio.
4. Los beatos regulares «de regimine», que han renunciado a su cargo, y los Abades
pueden usar las insignias pontificias en cualquier Monasterio de su Orden o
Congregación, con el consentimiento del Abad o el Prior del mismo Monasterio.
7. Lo que se dice sobre los Prelados también es válido para los clérigos que, por
cualquier razón, usan la insignia pontificia.
Todo lo establecido por nosotros en este Motu proprio, queremos que sea válido
permanentemente, sin embargo, cualquier disposición en contrario, aunque sea digna
de mención especial.
Dado en Roma, en San Pedro, el 21 de junio de 1968, sexto año de Nuestro Pontificado.
PAOLO PP. VI