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VALORES CULTURALES Y VALORACIÓN DEL USO DEL IDIOMA EN LAS

PRÁCTICAS COTIDIANAS

VALORES CULTURALES

Los valores culturales son aquellos que representan un conjunto de creencias,


lenguas, costumbres, tradiciones y relaciones que identifican a una sociedad o
grupo de personas.

El acervo cultural de una sociedad, comunidad o etnia está recopilado en los


valores culturales, por ello, son diferentes y exclusivos en cada grupo social.

Asimismo, los valores culturales posibilitan establecer la identidad cultural de las


personas, sus hábitos, actitudes y características sociales.

Por esta razón, los valores culturales se pueden diferenciar entre las diversas
comunidades, más allá de que exista una serie de valores humanos y sociales
compartidos.

En este caso prevalece la importancia de los bienes materiales e inmateriales que


conforman los valores culturales. Por ejemplo, respetar un símbolo nacional,
demostrar admiración un personaje ilustre de la historia, el cuidado a los parques
nacionales, el respeto a las etnias indígenas, entre otros.

Los valores culturales permiten que las personas se identifiquen con un grupo
social, generen sentido de pertenencia y arraigo a las costumbres que les fueron
enseñadas a lo largo de su vida.

Los valores culturales son:

 La identidad nacional. Se trata de la sensación colectiva de pertenencia a


un conjunto humano, por lo general identificado con un gentilicio específico
o una nacionalidad. En algunos casos este espíritu puede anclarse también
a un criterio de razas, credos o cierto tipo de visión de mundo compartida.

 La tradición. Se llama así a un conjunto de rituales, visiones de mundo y


prácticas lingüísticas y sociales heredadas de generaciones anteriores y
que ofrecen una respuesta a la pregunta del sujeto sobre sus propios
orígenes.
 La religiosidad y el misticismo. Esto refiere a las formas de espiritualidad,
de comunión simbólica y de prácticas rituales que, ya sean heredadas o
aprendidas, comunican al sujeto con una experiencia de mundo
ultraterrena.
 La educación. Las colectividades humanas valoran la formación del
individuo, tanto académica como la moral y cívica, como aspiración al
mejoramiento del hombre, es decir, a la potenciación de sus talentos y sus
capacidades, así como la domesticación de sus instintos.
 La afectividad. Comprende los vínculos afectivos: de amor o
compañerismo, a partir de los cuales forjar la relación de mayor o menor
intimidad con los demás. Muchas de estas afectividades forjan, a gran
escala, la sensación de comunidad armónica.
 La empatía. Ésta se define como la capacidad de sufrir por los demás, es
decir, de ponerse en sus zapatos: el respeto, la solidaridad, la compasión y
otras virtudes que muchas formas de religión asumen como mandatos
divinos, y que fomentan los derechos universales del hombre y las formas
de cortesía ciudadana.
 La infancia. En épocas anteriores al siglo XX, los niños eran considerados
personas pequeñas y se esperaba su integración al aparato productivo. La
asunción de la infancia como una etapa de la vida que debe ser cobijada y
nutrida es, justamente, un valor cultural.
 El patriotismo. El patriotismo representa un alto sentido del deber para con
el resto de la sociedad a la que se pertenece y un apego profundo por los
valores tradicionales que ésta alberga. Se trata de una forma suprema de
lealtad colectiva.
 La paz. La armonía como estado ideal de las sociedades es un valor
universalmente deseado por los grupos humanos, si bien nuestra historia
parece demostrar precisamente lo contrario.
 El arte. En tanto exploración existencial de las subjetividades profundas o
de las filosofías del hombre, las formas artísticas son valores culturales
fomentados y defendidos por las sociedades y preservados de una
generación a otra.

VALORACIÓN

El lenguaje es, además de una forma de comunicación, una manera de


comprender las prácticas cotidianas de los hablantes, es una expresión ideológica
que esconde o desnuda nuestra manera de decodificar nuestro entorno, es una
forma de vivir. Aprender un nuevo idioma es, innegablemente, nacer de nuevo,
aprender todo otra vez; es poseer una nueva vida. En este contexto, los procesos
de inmersión son una de las maneras más orgánicas de lograr la llamada
comprensión cultural del idioma.
En los programas responsables de aprendizaje por inmersión las habilidades
comunicativas (hablar, leer, leer y oír) se ven atravesadas por una quinta y no
menos importante destreza: la cultura. Las manifestaciones culturales evidentes -
como el arte- se comprenden más y mejor a través del lenguaje y en otras
expresiones culturales más abstractas y por ende, más profundas, -como los
valores- el lenguaje es esencial para volverlas más concretas, más performáticas y
más comprensibles.
Es de vital importancia que el acercamiento a la lengua meta esté mediado por
factores intrínsecos a la cultura, la sociedad, la ideología y a las prácticas
humanas. Estos son algunos contextos que posicionan a Costa Rica como un
destino apto para procesos de aprendizaje por inmersión
Costa Rica es un país que, por sus procesos históricos se ha diferenciado de otros
países de latinoamericana y eso hace que su territorio se perfile como una gran
oportunidad para vivir un proceso de inmersión seguro, dinámico, interesante y en
definitiva, efectivo e inolvidable.
Los contextos históricos de este pequeño trozo de trópico hacen que muchos
consideren a Costa Rica la democracia más sólida de América Latina; además, un
país que, desde 1948, no invierte dinero ni energía en instituciones militares tiene
mucho que decirle al mundo.
Por eso, para los amantes de los movimientos sociales, la educación, la salubridad
pública y las políticas en Derechos Humanos, Costa Rica puede ser un destino
que estimule, no solo aprender español sino aprender sobre los avances y
estancamientos de estos temas; sus claras ventajas y sus problemas concretos.
La naturaleza es, otro contexto que, en definitiva cautiva a visitantes y locales. Es
siempre impresionante pensar en la proporción que existe entre extensión
territorial y cantidad de especies que coexisten en ·”tiquicia”. En 51 100 km² la
República de Costa Rica alberga, entre otros muchos, 52 especies de colibríes,
1251 variedades de mariposas, 148 tipos de ranas, 70 ejemplares de lagartos, 250
especies y cinco –de las siete- tortugas marinas del mundo anidan en las playas
de Costa Rica. Además, el 26% del territorio costarricense se encuentra
destinado a la conservación ambiental.
La maravillosa naturaleza se desarrolla en diferentes tipos de terreno que hacen
especial cada rincón del país: una irregular costa pacífica de 1016 kilómetros con
más de 100 playas y 212 kilómetros de litoral caribeño; un sistema montañoso que
atraviesa a el país del noroeste al sudeste y acoge 112 volcanes, este bloque de
elevaciones irregulares resguarda la depresión geográfica que protegen los
principales centros urbanos del país.
Historia, políticas y naturaleza se combinan con el recurso humano. Alrededor del
país encontrará sonrisas de bienvenida dispuestas a compartir sus conocimientos
concretos o las ideas aprendidas de manera empírica, a veces mítica y muchas
veces supersticiosa pero siempre interesante visión de mundo.
Los procesos de aprendizaje en Intercultura están determinados, ante todo, por el
contacto humano con hispanohablantes: profesores nativos capacitados en temas
gramaticales, lingüísticos, sociales, políticos y culturales hacen que las clases
fluyan en explicaciones contextualizadas que permiten la comprensión
(proporcional al nivel) del lenguaje y el uso de expresiones desde la practicidad.
Además, el programa de familias de hospedaje hace que el estudiante esté
expuesto, de manera amable, a las diferentes expresiones culturales que viven de
manera generalizada y particular cada las casas de habitación seleccionadas para
brindarles a nuestros estudiantes la comodidad de una familia extendida, la nueva
familia de su nueva vida.
De esta manera, integrar el español a su lista de habilidades le puede brindar la
opción de comprender no solo las palabras, sino las intenciones; entender la
dinámica social de los y las costarricenses y acercarse un poco a las dimensiones
culturales que Latinoamérica.
Latinoamérica es, sin lugar a dudas, una región del continente americano que
envuelve grandes y complejos procesos de reconocimiento, de procesos
identitarios, de crisis políticas y todo esto hace de este territorio, producto de la
colonización, un inmenso universo de exploración cultural y Costa Rica, con todas
las ventajas que representa, es un buen canal de comunicación con otras
latitudes.
Rutinas, dieta, relaciones personales, adopciones al clima, comprensión de los
contextos políticos, cine, música, arquitectura, formas de divertirse, educación vial,
valoración de la educación, el valor de la paz y la guerra, aproximaciones a los
cultos religiosos, hábitos de higiene, percepción y autopercepción del cuerpo,
criterios estéticos, folclor y valores. Estos y otros muchos aspectos más están en
el repertorio que un programa de inmersión le puede mostrar. La profundidad
depende de cada uno.
Como dijo Bronislaw Malinowski “Todas las culturas, de un modo u otro, reflejan
necesidades humanas comunes” y la inmersión nos permite tener una
acercamiento respetuoso e integral a esa dimensión y, en este contexto, el
lenguaje es el puente para tener acceso a ella. Haga que ese puente sea fuerte,
estable y capaz de sostener los giros semánticos que no se aprenden en los libros
y en los diccionarios.

BIBLIOGRAFÍAS:

1. https://www.significados.com/valores-culturales/
2. https://www.ejemplos.co/20-ejemplos-de-valores-culturales/
3. https://www.interculturacostarica.com/la-importancia-de-la-adquisicion-de-
un-lenguaje-en-contexto

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