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Psykhe

Pontificia Universidad Católica de Chile


psykhe@uc.cl
ISSN (Versión impresa): 0717-0297
ISSN (Versión en línea): 0718-2228
CHILE

2004
Jorge Gissi
LA PSIQUE LATINOAMERICANA: BREVE ENSAYO HERMENÉUTICO DESDE FREUD Y JUNG
Psykhe, mayo, año/vol. 13, número 001
Pontificia Universidad Católica de Chile
Santiago, Chile
pp. 71-78

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México

http://redalyc.uaemex.mx
PSYKHE Copyright 2004 by Psykhe
2004,Vol
.13,Nº1,71-78 ISSN 0717-0297

La Psique Latinoamericana: Breve Ensayo

Hermenéutico Desde Freud y Jung

Latin-
American Psyche: BriefHermeneutic

Essay Based on Freud and Jung

Jorge Gissi

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Iluminadas por la PsiquéLatinoamericana

Jorge Gissi, Escuela de Psicología.

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72 GI
SSI

o menos voluntariamente; en la medida en que los autóctonos y sus descendientes). A. Latina recordó

recuerdos eran perdidos (amnesia) y/


o distorsio- mal la conquista durante varios siglos:por ejemplo,

nados (paramnesia), eran menos voluntarios y más era la lucha heroica de “un puñado”de españoles

confusos, la libertad y el campo de la conciencia contra millones de indios, era “la expansión de la

disminuían, y lo inconsciente era más poderoso e civilización”(sin precisiones), etc. Esta “represión

influyente, aumentando su parcial autonomía de lo psicológica”fue dialéctica con la represión (semán-

consciente. tica y empíricamente diferente pero relacionada) po-

Posteriormente, en la llamada por la teoría lítico-cultural. Al mecanismo de defensa de la repre-

psicoanalítica segunda tópica, Freud re-elaboró su sión se añadió la negación, las racionalizaciones, las

esquema en El Yo yel Ello (de 1920), presentándolo proyecciones e identificaciones proyectivas, las

como una estructura inestable y contradictoria en introyecciones e identificaciones introyectivas, el

que las “partes”centrales de la psique eran el yo, el splitting (o disociación en un polo bueno y otro

ello y el superyó (Freud, 1968). Como se sabe, estos malo). Freud (1968) continuó estos desarrollos en

términos (y otros) han sido de tal manera divulga- su Metapsicología (de 1915), en Inhibición,Sí
nto-

dos por los medios de masas que gran parte de la ma yAngustia (en 1926), etc. Sus discípulas Ana

población urbana occidental los ha escuchado y/


o Freud –su hija–(1965) y M. Klein (1962), entre otros,

usado. Sin embargo, ellos distan de ser obvios o ampliaron este desarrollo.

simples, puesto que para la segunda tópica Freud La pregunta freudiana básica es:¿de qué “de-

escribió un texto ad hoc (El Yo yel Ello) en que se fienden” estos mecanismos de defensa, a quiénes

re-elaboran los precedentes. En este segundo es- “defienden”, para qué “defienden”?

quema lo inconsciente ganó potencia y la concien- La respuesta:defienden de la angustia y/


o culpa

cia disminuyó la suya:sólo el “yo”era consciente que sufriría el yo de muchos individuos sin tales

pero solamente en parte, pues normalmente es más defensas. Los conquistadores tenían autoimagen de

o menos “débil”por “las presiones del ello y de la cristianos, yo y superyó de católicos medievales:

realidad”y la necesidad de adaptarse a ésta, y tam- todos habían sido socializados para amar a Dios sobre

bién más o menos débil porque “usaba”(y padecía, todas las cosas, amar al prójimo como a sí mismos,

no voluntariamente ni conscientemente) los meca- no robar, no fornicar, no matar, etc.

nismos de def
ensa (término usado desde 1894) para El “ello”temido y reprimido es, en la primera ver-

mantener cierta integración (adaptación a la realidad sión de Freud, predominantemente sexual. Después

psíquica) y cierta adaptación también a la realidad de Más Alládel Principio del Placer (de 1920) pasa

“externa”(para Freud, como para Husserl y toda la a ser predominantemente agresivo-destructivo.

filosofía y ciencias del siglo XX, “externo”e “inter- Al negar la propia agresión y redefinirla como

no”,“psique”y “sociedad”,“individuo”y “ambien- “civilización”, al racionalizar sus conductas conquis-

te”son dos polos abstractos y dialécticos de toda tadoras, al proyectar su violencia, sexualidad y des-
1
realidad humana ). trucción en los indios primero y en los negros des-

En A. Latina, la pérdida de memoria histórica se pués, al dividir a las culturas como cristianos (bue-

ha expresado como amnesia local y continental, nos) e “infieles”(malos), la mayoría de los españo-

mediata e inmediata, y como f


alsos recuerdos tam- les sienten poca o ninguna culpa, mantienen su

bién locales y continentales, mediatos e inmediatos. autoimagen, preservan el yo semi-integrado y adap-

La amnesia es el efecto del mecanismo de defensa tado a “la”(su) realidad. La conquista es pues cum-

que Freud llamó represión:A. Latina “olvidó”su plir con los propios deberes (“no”es robar); matar

primera infancia, “nació”EN 1492, cuando el OTRO es defenderse; amenazar, prohibir y castigar es civi-

la des-cubrió (para sí, y la “cubrió” para los lizar (“no”dominar). Así el superyó católico-espa-

ñol, la autopercepción y la percepción del otro se

1
Rogamos al lector ser benévolo en nuestra tan rápida hacen viables y funcionales. El yo español no se

a l u s i ón a p r o b l e m a s e p i s t e m o l óg i c o s ,p s i c o l óg i c o s y quiebra, la angustia es controlable, las defensas de-


ontológicos,etc.
,recordándole que nuestro modesto tema
fienden eficazmente la psique promedio del invasor.
es aquíla psique latinoamericana,no la teorí
a f
reudiana ni
No hay invasores, sólo hay “descubridores”.
la epistemologí
a de las ciencias humanas ni la ontologí
a

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undamental.La aplicación de Freud másJung (
proposi- Lo que es funcional psicoculturalmente para los

ción y tesis ya herética para los ortodoxos)a la psique conquistadores no lo es para los conquistados:el
latinoamericana es sólo un “ensayo”,cuya f
ragilidad tie-
yo indígena se quiebra, su ideal del yo cae, la an-
ne sólo dos atenuantes:él es imprescindible y no existe
gustia invade y destruye la psique indígena. Ello es
otro escrito que trate este problema mej
or.
PSIQUE LATINOAMERICANA 73

por la derrota político-militar, sin duda, pero también queda “negado” y “racionalizado” al ser presenta-

por el “abandono de los dioses”, porque los indíge- do como “guerra”).

nas “no están a la altura”, porque Caupolicán es El concepto antropológico de aculturación an-

primero “castrado” por los españoles e inmediata- tagonista se relaciona con el concepto etnopsicoló-

mente después por su mujer. Recordando a Jung: el gico de aculturación ambivalente, que usé en dos

arquetipo masculino cae, el arquetipo femenino lo de mis libros anteriores (Gissi, 1989, 2002). La

enrostra, lo reemplaza y rechaza su herencia: Fresia aculturación ambivalente es causa y consecuencia

lanza su hijo a los pies de Caupolicán, según el mito de identidad ambivalente: quiero y no quiero ser lo

de Ercilla. que soy, queremos y no queremos transformarnos

En México, el mito de Malinche tiene algunas en los otros. Por ejemplo: “pachucos” en EE.UU.

semejanzas: ella es “mala” y traicionera porque se (Paz, 1968); la alta correlación entre hijo maltratado y

entrega a los españoles. Desde esta perspectiva posterior maltratador (Larraín, 1994), argelinos ante

indigenista o indianista Fresia y Malinche son ar- franceses (Fanon, 1963), etc.

quetipos de la mujer maldita: son BRUJAS. Desde la Este conflicto implica poca autonomía cultural y

perspectiva conquistadora, son mujeres inteligen- poca autonomía psíquica: un “yo” confuso, débil.

tes y realistas: se adaptan a la nueva realidad. El Poco libre, angustiado y oprimido. La defensa fun-

machismo y patriarcado indígena en ambos mitos es cional (en lo inmediato) que Freud descubrió al res-

destruido: las “fuertes” pasan a ser las mujeres. Pero pecto es la que llamó identificación con el agresor.

el machismo y patriarcado indígena no son supera- El agresor es percibido y sentido como “potente”, el

dos, sino son reemplazados por el español. agredido como “impotente”. El significado metafóri-

Volvamos a Freud: el yo de la mayoría de los co-simbólico de Freud sobre la castración muestra

indios y mestizos queda, después de la conquista, la fusión y la con-fusión: “impotente” es tanto un

“débil”: el indio y el mestizo se hacen inseguros, término genérico como la más temida disfunción

frágiles y dependientes, por motivos sociales, sin sexual masculina.

duda, pero también ante sí mismos: ellos pierden su Cuando la relación agresor-agredido no es oca-

memoria y su identidad, y readquieren una falsa sional sino que se hace crónica, el daño psiquiátrico

memoria y una falsa identidad. Algunos sobre- es más grave, y el agredido suele introyectar que él

introyectan a los españoles y se creen descubiertos tiene gran parte de la “culpa”. Cuando la agresión

en 1492, o que no hay más religión que el catolicis- crónica es institucionalizada, frecuentemente es le-

mo colonial, o que sólo el castellano es una lengua gitimada (W eber): la colonia es racionalizada (como

buena; otros los semi-introyectan y a la vez los re- mecanismo de defensa contra la probable culpa) por

chazan, creen que lo malo empezó en 1492, que el poder español y por la mayor parte de su religión.

Moctezuma era ideal (y no un tirano), que Atahualpa La necesidad psíquica de los indios de restaurar su

era un semidios (y no un fraticida en guerra con yo (poco después también necesidad de mestizos,

Huáscar). negros y mulatos), de bajar su angustia, se hace

En ambos casos el yo es débil y confuso. Su convergente con la necesidad cultural de adaptarse

con-fusión es por la fusión entre el indígena y el lo mejor posible a la nueva realidad. La identifica-

español, entre hombre y mujer, entre patrón y escla- ción con los agresores y/o con los “potentes” per-

vo. No se sabe dónde empieza y dónde termina el mite y facilita el transformarse en “castellano” –al

yo, qué es lo “mío”, qué es lo auténtico y lo espurio, menos lingüísticamente– y en “católico” –al menos

quién soy yo, cuánto valgo yo como mestizo o como exteriormente. Hay que hacerse “caballero” (térmi-

indio o como latinoamericano. Esta con-fusión es no medieval y de los conquistadores para hombres

característica fundamental de gran parte de los lati- que andan a caballo); resemantizado desde la colo-

noamericanos, de la psique y de la cultura latinoa- nia hasta hoy como “hombre digno”.

mericana hasta hoy. Como se ve pues, los conflictos colectivos pro-

La padeció también Sarmiento: españoles no, vocan defensas también colectivas. Durante el siglo

porque no valen nada, franceses sí, porque son todo. XIX, al ser la cultura puritana antisexual, la repre-

Y en el siglo XX la padecieron los comunistas (“ru- sión, negación y proyección de los impulsos sexua-

sos sí, yanquis no”) y los paleoliberales hasta el les son colectivos en tal cultura, frecuentes y masi-

siglo XXI (EE.UU. sí, otros no; la verdad está escrita vos, con grados y matices, como todo fenómeno

en inglés; los talibanes son la causa del mal en el cultural o psicocultural.

mundo (!
); el ataque e invasión a otras naciones Como se sabe, Freud aludió al complejo de Edipo
74 GISSI

4
ya en 1900 en Interpretación de los Sueños, y desde Américas, y particularmente de la A. Latina : inva-

entonces lo consideró central en su teoría, ligado al sión más engaño, violencia militar más violencia

complej
o de castración, y sistematizado como ter- política, opresión cultural, lingüística, ritual, social,

cera fase del desarrollo de la primera infancia des- familiar, religiosa, cotidiana, todas ligadas. La quie-

pués de la oral y la anal. La discusión y re-elabora- bra de la cultura implica la quiebra de la economía

ción de esta fecunda tesis (como de muchas otras) (necesidades materiales básicas) y de la visión de

no cesó nunca más, ni fuera ni dentro del psicoaná- mundo (necesidades psicoculturales básicas) y la

lisis, ni fuera ni dentro de la clínica. ¿Cómo podría quiebra del yo y de la identidad.

funcionar el Edipo latinoamericano, si es que existe? En este contexto, los conflictos edípicos y la

Lo central del Edipo clásico (freudiano) son los sexualidad se trastornan gravemente: los vencedo-

celos, la envidia, el sentimiento de inferioridad fren- res son así todos hombres (y fálicos: con espadas,

te, especialmente (no exclusivamente) al padre del lanzas y a caballo). Son también fálicos literalmente:

sexo opuesto, la agresividad reprimida y desplazada “poseen” en diversos sentidos del término a los in-

a los hermanos y/o a los más débiles, el deseo de dios derrotados, les quitan sus hombres a las indias
2 5
“poseer” al padre del sexo opuesto , posesión que y sus mujeres a los indígenas varones , como en el

implica intimidad, preferencia en el afecto y caricias; mito trágico y simbólico de Caupolicán y Fresia. El

temor a ser contraatacado y sentimientos de culpa padre –arquetipo dominante y omnipotente– es cas-

fantaseados como “castración”. En relación a esto, trador y violador. Rompe una cultura y crea otra co-

explicitaremos aquí algunas tesis: lonial: realiza una revolución más grande e intensa

El normal e inevitable conflicto del desarrollo in- que las deseadas, planeadas y realizadas en la revo-

fantil frente a las normas y exigencias paternas y lución francesa, de independencia latinoamericana,

culturales es, como decía Freud y confirma toda cien- rusa o mexicana.

cia actual, inevitable: el niño es pre-cultura, la cultu- La rabia y envidia ante estos “Padres” es pues

ra se le impone, frecuentemente y en diversos gra- masiva e intensa y es esta rabia la que después de la

dos, contra su voluntad. Como decía Freud, toda conquista, se reprime y se desplaza: a las mujeres

cultura implica represión, en que el mecanismo de (infieles y traidoras como en el mito de Malinche), a

defensa así llamado (y todos los otros) es ligado los niños, a los vecinos más débiles. Los sentimien-

con la represión –prohibiciones paternas de la pri- tos de inseguridad, inferioridad, castración o falta

mera infancia (introyectadas). Como el ser humano de “potencia” y yo débil, se hacen crónicos. No

es ontológicamente cultural, y toda cultura implica queda más alternativa que la identificación con el

la “ley del no” (según Lévi-Strauss: ‘


sí a esto, no a agresor, ambivalente y compensatoria, pero que no

aquello’
), el ser humano es también ontológicamente satisface las necesidades básicas de identidad posi-

frustrado: el “principio del placer” debe perentoria- tiva. Desde la colonia y hasta el actual siglo XXI, los

mente ajustarse al “principio de realidad”. No obs- padres se hacen abandonadores, migrantes a la fuer-

tante las infinitas variaciones de las culturas, estos za y/o violentos. El modelo de la masculinidad pater-

aspectos son esenciales a todas ellas. En ninguna na de la conquista y colonia no es el de la protec-

los niños viven “sin normas”. ción-afecto-guía, sino el de fuerza, rigidez y arbitra-

Pero no todas las culturas prohíben lo mismo, ni riedad. La “potencia” masculina se expresaba hasta

la misma cantidad y calidad de aspectos, ni en el hace poco masivamente, con reciente y parcial dis-
3
mismo grado, ni en la misma forma . Tampoco todas minución, como potencia fálica narcisista y

castigan de igual modo las violaciones de las prohi- dominadora, en la forma de padres a los que los ni-

biciones. Y no todas las culturas ofrecen y premian ños temen y odian. Las familias eran y son masiva-

en el mismo grado la adaptación a ellas. mente incompletas, sólo las madres cuidan algo, pero

Uno de los peores casos de desarrollo psicocul- también castigan y abandonan parcialmente, pues

tural imposible, de “yoes” aplastados, castrados, re-

primidos y culposos es el de la conquista de las


En A. del Norte la población era mucho más baja, menos
4

rica y menos urbana, los protestantes no tuvieron allí ni

en Áf r i c a y As i a el complejo mesiánico-teocrático
El término de “complejo de Electra” propuesto por Jung
2
(Ribeiro, 1972) de los españoles. La deculturación en Asia
para las niñas no llegó a uso generalizado, por lo que se y en África fue siempre menor;por otra parte, las aboli-
mantuvo el “Edipo” para los dos sexos. ciones religiosas de los imperios clásicos de Europa fueron
M arcuse analizó el problema de la “represión mínima
3
menos rígidas.
inevitable” en Eros y Civilización (1972) 5
Ver R. Herren (1991).
PSIQUE LATINOAMERICANA 75

ellas también necesitan ser cuidadas. Ni muchos sueños, etc., sin aludir a los arquetipos, ni a la inver-

hombres, ni el Estado ni las Iglesias las han cuidado sa. La teoría psicosexual de Freud, el modelo Eros-

bien: los abortos continúan siendo masivos, y hasta Thanatos, Moisés y Hamlet, aconsejan incluir el

comienzos de la década del 90 cualquier hombre modelo arquetípico de Jung. Inversamente, esta teo-

podía negar ser el responsable de los embarazos que ría de Jung sin Freud sería mucho más pobre, como
7
provocaba. él lo reconoce .

El Edipo sano evoluciona bien cuando los padres Más popular que el término ar
q uet
ipoes el con-

aceptan las ambivalencias del niño, cuando lo inclu- cepto junguiano de i


ncons
c i
ent
ecolect
ivo, con el

yen en el grupo de tres (o más), cuando los castigos y que se relaciona. Así como se ha criticado el con-

la eventual e inevitable rabia de cualquiera de los pa- cepto de inconsciente dinámico de Freud (“no se

dres se acompaña de aclaraciones y posteriores dis- veía y no existía”), con mayor facilidad se descalifi-

culpas, también de felicitaciones, agradecimientos y caba a Jung (“esotérico, ciencias ocultas, anticientí-

pequeños premios. Esta interacción flexibiliza los con- fico”). Pero Jung es claro y preciso: lo inconsciente

flictos, los mitiga, y permite la identificación de los colectivo es común a la especie, no se ve ni se toca

niños con ambos padres, predominantemente en al- porque se expresa a través de los ar
q uet
ipos(t
ipos

gunos aspectos de él con su papá y de ella con su oei


d osporque son inherentes a la especie), término

mamá. La identificación psicosexual será acá un cami- neoplatónico referido por Jung a Plotino y San

no de madurez y de aprender a asumir las difíciles Agustín. Tampoco estos ar


q uet
iposse pueden to-

tareas paternas y maternas propias años más tarde. car ni medir, pero es porque se muestran concreta-

Pero este Edipo sano supone una sociedad semisana mente a través de s
ímbolosy/o mi
tos. Esta es la

y semijusta, en que los padres, además de no ser cas- culminación empírica del pensamiento junguiano

trados-castradores, neurotizados-neurotizantes, o re- (neoplatónico), además de la clínica (Jung, 1982).

primidos-represores, o agresivos-agresores, o vícti- Los mitos y los símbolos se pueden tocar, ver,

mas-verdugos, tengan la oportunidad de llegar a ser oír, medir, gustar y oler: se puede oler y gustar el

protectores-afectuosos-guías, alimentadores materia- vino en la misa, con el sólo relacionar vino con san-

les y espirituales de las nuevas generaciones. gre de Cristo, se puede gustar la ostia, oler el incien-

Es de temer que en ningún país de A. Latina se so, tocar un crucifijo o una escultura fálica o mater-
6
haya logrado esto siquiera para la mayoría . La cau- na, oír canciones y música dedicadas a dioses, con-

sa (¡
jamás hay una causa en ciencias sociales!) no tar cuántas vírgenes o Krishnas hay en una ciudad

son los españoles ni la conquista, pero aquella eta- de España o India, o cuántas fotos de Elvis hay en

pa es una de las causas mediatas, indirecta y estruc- una ciudad norteamericana.

turalmente importante. Las causas actuales son las La tesis junguiana es que los mitos y símbolos

fallas de nuestra sociedad latinoamericana actual, a la vez muestran y ocultan las dimensiones del

interdependientes con fallas del sistema social mun- inconsciente colectivo, esto es, de las necesida-

dial y en particular occidental. Mediaciones entre des y modelos psíquicos inherentes a la existencia

estos macrosistemas son los subsistemas del Esta- humana. Generalmente en Jung, “colectivo” signi-

do, la escuela, las iglesias, el trabajo, los medios fica “universal” (a diferencia de un concepto más

masivos irresponsables y la familia. La familia y los sociológico de “colectivo”, que es más delimitado

roles paternos y maternos son siempre influidos por para Fromm (1966), el que lo teoriza como i
ncons-

los otros subsistemas y sistemas. ci


ent
esoci
al.

En una hermenéutica junguiana, los mitos y sím-

Otras Tesis Desde y Sobre Jung bolos sobre la masculinidad y femineidad predomi-

nantes de A. Latina, revelan un conflicto por

Volvamos brevemente a Jung, hemos ya aludido disarmonía y no integración complementarias. Para

al complejo y equívoco término ar


q uet
ipo en las Jung, como para el taoísmo, son Yin y Yang (Jung,

páginas precedentes. Esto se explica porque no es 1982), femenino y masculino (que en latín Jung de-

posible analizar el yo, superyó, defensas, Edipo,

Lo reconoce en diversos artículos y libros (Jung, 1946,


7

6
No quiero decir que en el resto del mundo sea fácil lograr- por ejemplo). La complementariedad parcial de ambos

lo, por ejemplo que en EE.UU. se haya logrado. No tengo autores no quita que el principal y pionero sea Freud. No

espacio aquí para comparaciones entre continentes. Bas- entraré en este análisis, que ha ocupado centenares de

ta aclarar ahora que en EE.UU. y otras partes hay algunos libros, y que requeriría una o más investigaciones por sí

problemas semejantes y otros diferentes. solo. Aquí mi centro es A. Latina, nosotros mismos.
76 GI
SSI

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e trios mexicanos, después de la revolución de 1910-

s
ehayanr
e pri
mido ynegadoaspect
o smásaf
ect
i- 20, quisieron volver a los “orí
genes”(
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les,habiéndoseen indigenismo simbólico post-revolucionario quiso

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o - reivindicar la civilización prehispánica, lo que se hizo

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si,1972).Lapar
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emeni
na brillantemente, por ej
emplo, en la pintura de los gran-

del
o shombresquedaenl
a“sombra”,i
nconsci
ent
e- des muralistas.La escultura pública mexicana cons-

ment
e.Unaexpresi
ó nmasi
vayart
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efe- truyó impresionantes estatuas de Cuahutemoc en

nómenos
o nl
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toy“va- diversos lugares yciudades.Su opuesto español, el

l
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o s “otro”Padre del M éxico mestizoehispano-america-

hombresnol
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ico no, f
ue reprimido ynegado:las estatuas de Hernán

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al Cortés quedaron marginales.

delhombreprovocabaque“serpocohombre”era Sin embargo, esta cultura de los “orí


genes”sim-

(
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to,noasí“serpocomujer”. bolizada en los aztecas, es también una “f
ijación”en

Comos
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o sconfl
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ntegra- otro pasado imperial:M octezuma era un Padre-Po-

ci
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emeni
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i- der tanto como después f
ue Cortés, invasor yexplo-

no,ser
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o nanconelEdipof
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o s tador como él.Las culturas pre-aztecas f
ueron “ne-

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apart
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arepre- gadas”y“olvidadas”, la memoria hiperselectiva y

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ó nde“l
o mascul
ino”enl
asmujeres, su amnesia recordó el mito del Gran M éxico-Azteca

hadif
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d ad,los con el águila comiendo la serpiente, Tenochtitlán allí

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oen construido yM octezuma.

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mbolos en guerra de Cortés yM octezuma

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- o Cuahutemoc continúan su guerra mí
tica, es como

caencí
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cioso). si los mexicanos no pudieran integrar sus dos Pa-

Si
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noameri
canaha dres-Poder-Estado mí
ticos ylos mantuvieran neuró-

i
d eal
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asmujeresenposi
tivoyennegat
ivo: ticamente disociados.Esto es no reconocer lo mes-

“señorades
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u s“mujerdel
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e x- tizo, la evidencia de que la mayorí
a de los mexica-

presi
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turaspat
riarcal
es-
tra- nos, como de los latinoamericanos, somos mestizos:

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cional
es-
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ciosas,enque“del
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le”ess
inó- descendientes indirectos de indí
genas yespañoles.

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ipodelpecado). Descendientes ya autónomos, adultos y responsa-

EnM éxi
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u sGua- bles de nosotros mismos, no “hij
os” literalmente,

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es,enl
a sino simbólicamente, como somos también “hij
os”

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a. de quechuas y mapuches, de Grecia, Roma y

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upeenM éxi
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udeocristianismo.

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usos se presentan en Chile al revés

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a que en M éxico.En Chile se pref
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del
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c a:Tonatzinen europeo yblanco que de indí
gena, no hubo impe-

Mesoamér
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ica.Lapri
me- rios ni grandes ruinas arqueológicas ni gran civiliza-

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o s en Chile, como en M éxico yen gran parte de A.Lati-

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zin: na la gente no quiere aceptarse mestiza.Otro f
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to del común importante:también en Chile se idealiza al

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uerza yresistencia de Caupolicán,

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ymat
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d ad) vienen las violentas dif
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dad y modelo estatuas importantes ni en arte ni en tamaño ni en

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q ui
couni
vers
a lal
acondici
ó nhumana. emplazamiento a nuestros “padres”mapuches.Peor
PSIQUE LATINOAMERICANA 77

aún: lo único divulgado es la estatua de Caupolicán, el descontrol, de la humanidad y la animalidad, de lo

en el cerro Santa Lucía. Pero no es de Caupolicán ni racional y lo instintivo. Como creía Sarmiento y tan-

de ningún mapuche, es de un indio caribeño, com- tos otros, de la “civilización” y de la “barbarie”.

prada en Centroamérica en el siglo XIX. Por otra parte, J


ung ha señalado que la cultura

En la Plaza de Armas de Santiago, se destaca la judeo-cristiana tiene fuertes componentes patriarcales

estatua de Pedro de Valdivia. Desde los últimos años de dominación. En el principio de la teología dogmáti-

del siglo XX, se añadió en otro rincón una difusa ca que considera la trinidad como “el Padre, el Hijo y

estatua de algún indígena. No es de algún héroe el Espíritu Santo”, J


ung destaca la ausencia de la Madre

particular, tampoco tiene caracteres mapuches. Pre- (1984, p. 246y siguientes, 261 y siguientes). En esta

tende pues ser arquetípica, pero sólo es difusa. NO perspectiva, en el antiguo testamento y en la con-

simboliza al indio latinoamericano, sino que es un quista se marcan facetas negativas del arquetipo del

síntoma de los escultores, de quienes les pagaron y padre: autoritarismo, culpa y castigo, y quedan dilui-

los políticos que las encargaron, de su no percep- das las partes positivas no patriarcales de guía, así

ción clara del indio ni del mestizo real, ni del indio y como el arquetipo materno y femenino.

mestizo internalizado difusa y confusamente en sus Pero la aparición de Guadalupe-Tonatzin ya en el

propias psiques. primer siglo, habría de producir en el imaginario co-

Así pues, la mayoría de los símbolos no integran lectivo de A. Latina, una permanente oscilación y

al indio y al europeo, no integran lo masculino y lo conflicto entre el dios castigador, el pasado y la cul-

femenino, no integran lo paternal y lo maternal. Los pa, versus la diosa Madre-Protectora, María.

mecanismos de defensa continúan, como la realidad Pero no es sólo María, o esa especial síntesis de

social, al mantener disociados y en conflicto emo- Eva y María que simboliza con tanta potencia Evita

ciones e imágenes inherentes a nosotros mismos. El Perón en Argentina. Es también el mito cuyano (San

edipo histórico del trauma de la conquista es una J


uan, Argentina) de la difunta Correa. Durante las

herida abierta, el autoritarismo, la frialdad y/


o vio- guerras civiles del 1800, ella perdió a su marido y par-

lencia en la familia actual es la heredera indirecta- tió en su búsqueda. Con su guagua (bebé) en brazos,

mente de ello. Como diría Jung, el latinoamericano se perdió en el desierto y murió de sed. Cuando la

se pone la máscara del occidental, pero es persegui- encontraron, su guagua estaba viva: se había mante-

do por su sombra indígena, la cual no queremos ver. nido mamando de sus pechos aún fecundos. El mito

Como sabemos, la asociación denotativa y manifiesta el arquetipo de la madre protectora, inmor-

connotativa, semántica y psicocultural entre “occi- tal y eterna. También la oposición Madre-Hijo-Vida

dental” y “cristiano” ha sido históricamente inten- versus Guerra y Muerte. Y como dice Moffat, en una

sa, institucionalizada, legitimada y publicitada. Los leve ironía sobre la teoría kleiniana, “la difunta Correa

mitos etnocéntricos se contaminan con mitos racis- tiene los dos pechos buenos” (1992).

tas y viceversa, de modo que la mayoría de los lati- Los problemas del imaginario religioso, de lo

noamericanos no quedó como “occidental”, por no masculino y femenino, del conflicto psicosocial y

ser blanco y por ser pobre. los mecanismos de defensa, del Edipo y la familia,

De este modo, los símbolos de “blanco” como no son sólo ni primariamente de A. Latina. Lo que

positivo y de “negro” o “indio” como negativo, fue- aquí se ha demostrado es que la hermenéutica

ron también institucionalizados. En África y en Asia freudiana y junguiana son imprescindibles para com-

una expresión actual corriente para referirse a A. Lati- prender aspectos centrales de A. Latina, pero está

na es llamarla “W est Indies”. En Europa y en EE.UU., claro que no son suficientes.

el uso de la palabra “occidental” excluye a A. Latina, Quedan tesis imprescindibles de ambos autores

tanto en la gente en general como en los académicos. (y de Fromm) aún no tocadas: particularmente el

Como hemos demostrado, los indios han sido conflicto y los mitos de Eros-Thanatos, entre otros.

considerados “infieles” durante siglos, por otra par- Más allá de los próximos artículos que yo presente,

te, los mitos sobre los negros frecuentemente los confío con estas notas imperfectas incentivar a la

han asociado al descontrol sexual, aunque más in- investigación relevante, a la integración de los clási-

tensamente entre los puritanos del Norte que en A. cos y nuestros problemas actuales, al desarrollo de

Latina (Allport, 1970;Bastide, 1975;Freyre, 1943). un pensamiento y una psicología crítica (que co-

Así, blancos y no blancos han representado para mencé con tal nombre en 1970 en mis primeros cur-

los prejuicios de dentro y fuera de A. Latina los ar- sos de la U. Católica en la Escuela de Trabajo Social

quetipos de lo divino y lo demoníaco, de la mesura y y el CEREN) en las nuevas generaciones.


78 GISSI

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