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LA PINTURA PSEUDOCLOISONNE, UNA MANIFESTACION ‘TEMPRANA EN LA CULTURA CHALCHIHUIT! Mare-AreTr HERS La pintura “al fresco”, mejor llamada “al seco” y el pseudocloisonné, son técnicas pictéricas generalmente aplicadas sobre cordmica, que dieron jugar a obras hermosas pero excesivamente efimeras. La fragilidad de esas decoraciones no ha permitido conocer mas que muy parcialmente la historia de esa expresién artistica. La téenica de esas dos modali- dades ha sido minuciosamente analizada por Noemi Castillo, que rec- tificd también la nomenclatuza al respecto. En los dos casos, se aplica sobre el objeto una capa-base y pigmentos de composicidn similar. La pintura al seco consiste en trazar y colorear los motives con un pincel sobre esta capa, mientras que para el pseudocloinné se recorta la base y se incrustan en las partes levantadas los motivos con diferentes colo- res. Presentaremos aqui elementos nuevos sobre Ia evolucién de esas dos técnicas en el norte de Mesoamérica, EI pseudocloisonné fue empleado en una vasta drea que abarcaba los estados actuales de Zacatecas y Jalisco y parte de Michoacin, Nayarit y Guanajuato, desde 250 hasta 800 de nuestra era. Posteriormente, esa moda se extendié mds al norte, en Durango y Chihuahua, y hacia el sur, principalmente en la cultura tolteca.? Los andlisis petrograficos uti- lizados por Noemi Castillo Je permitieron establecer que no hubo comer- cio de las piezas, producidas localmente, sino una difusién de los cono- cimientos necesarios para aplicar esa sofisticada técnica decorativa. Un gran numero de las obras pintadas al pseudocloisonné provienen de sitios pertenecientes a la cultura Chalchihuites como son Alta Vista, La Quemada y Totoate.* Charles Kelley, gran conocedor de esa cultura, interpreta esas piezas como obras de artesanos miembros de alguna cor poracién artistico-ceremonial. La técnica y lo ceremonial teflejado en 1Noemi Castillo, Algunas téenicas decorativas de la cerdmica arqueolégica de México, Serie Cientifica, 16, Instituto Nacional de Antropologia e Historia, Méxi- co, 1968. 2 Ibid, p. 87. Sibid., p. 49 y J. Charles Kelley, Speculations on the culture history of Noxth- western Mesoamérica, pp. 19-39 in Betty Bell, ed., The archaeology of West Mexico, Sociedad de Estudios Avanzados del Occidente de México A. G., Ajijic, Jalisco, 1974: pp. 22-28, figura 2 25 Ia iconografia, resultarian de un estimulo de Ia cultura teotihuacana que hubiera aleanzado Ia Mesoamérica nortefia a través de un centro de comercio y de proselitismo, ubicado en los alzededotes de Ia actual Guadalajara, 4 Esa hipdtesis se fundamenta en la relacién entre el pseudocloisonné y la famosa pintura al seco de las vasijas teotihuacanas. Sin embargo, como lo concluia prudentemente Noemi Castillo, estaba lejos de ser comprobado que Ja pintura al seco, més antigua, haya dado origen al pseudocloisonné, * Lo demis de su argumentacion es de tipo iconogré- fico. Asi, su discipulo Thomas Holien, al analizar los motivos de cuatro copas funerarias al pscudocloisonné provenientes de Alta Vista, los rela- ciona con un hipotético culto a Tezcatlipoca, préximo al que se des- arrollard posteriormente en el Posclisico del centro. Para integrar su interpretacién a la hipétesis de un impulso teotihuacano al norte, Tho- mas Holien recurre a diversos autores que han querido reconocer la presencia temprana de esa divinidad en la maxima met poli del Clisico. & No es aqui cl lugar para adentrarnos en el debate sobre la evolucién de la cultura Chalchihuites tal como la propone Charles Kelley, para quien hubo dos grandes etapas en Zacatecas: la primera, que correspon- did al establecimiento de una poblacién agricola dispersa, mesoameri- cana, pero de nivel cultural elemental, mientias que la segunda fue originada hacia 300 de nuestra era por el impulso colonizador de una élite teotihuacana compuesta por predecesores de los pochtecas. 7 Nos restringiremos a exponer algunos datos novedosos 1clativos a esa primera fase (0 sea los tres primeros siglos de nuestra era) y en particu- lar a Ia presencia de Ia técnica del pseudocloisonné desde el inicio de esa cultura, en la Sierra Madre Occidental. Las informaciones provie- nen de excavaciones realizadas en el Certo del Huistle, por la Misién Arqueoldgica Belga, en las cuales participé. Este sitio est cercano a Ja poblacién de Huejuquilla el Alto (Jalisco) y se ubica al borde de la 4, Charles Kelley, and Elen Abbott Kelley, An introduction to the ceramics of the Chalchihuites cultme of Zacatecas and Durango, México, part 1: the decorated wares, Mesoamerican Studies, N? 5, University Museum, Southern Ilinois University, Carbondale, Tilinois, 1971: pp. 161-168. 5 Noem{ Castillo, op. city p87 ©Thomas Holien and Robert B. Pickering, Analogies in Classic period Chalchi- huites culture to late mesoamerican ceremonialism, pp. 145-157, in Esther Pastory, ed., Middle Classic Mesoamerica: a.d. 400-700, Columbia University Press, New York, 1978, TJ. Charles Kelley, op. cit, 1974. 26 barranca del rio Chapalagana. Esta zona se sitéa al occidente de Fres- nillo y Valparaiso (Zacatecas). El sitio, como los otros pertenecientes a la cultura Chalchihuites, nos proporcioné un miimero reducido de restos cerdmicas decorados al pseu- docloisonné (figura 1). Son solamente una decena de tepalcates, debido a la extrema fragilidad de la cubierta pictérica y por el uso probable- mente restringido de esa técnica. Como solamente dos de ellos provie- nen de capas correspondientes a Ja titima fase de ocupacién del Iugar (grosso modo 550-750 de nuestra exa) y todos Ios ot1os del xelleno de construcciones de ¢sa misma fase (0 sca que podrian ser anicriores 0 contempordneos a ella) no aportan datos nuevos sdlidos en cuanto a la aonologia propuesta por Charles Kelley para el tipo “Vista Paint Cloi sonné” que, por otra parte, tiene que tomarse con reserva. § Esos tepalcates estardn analizados detalladamente en una futura publi- cacién de la Misién Arqueoldgica Belga, dedicada a la cerdmica de Ia zona de Huejuquilla el Alto. Por ahora, nos contentaremos con anotar la presencia de motivos geométricos muy comunes en los otros tipos cerdmicos desde la primera ocupacién del lugar, como son la gieca y las bandas oblicuas y dentadas. ‘Tenemos ademés tres motivos figurati- vos. Uno parece ser un personaje mitico, mitad hombre, mitad animal. Es un coyote (0 un lobo) parado verticalmente como un ser humano; con dos lineas alrededor del cuello que sugicren un collar y una pata delantera levantada como una mano. La identificacién del segundo motivo ¢s més problemético, Podria tratarse de un arco tendido con una flecha lista para ser arojada, pero también podria ser Ja estilizacién de um ojo humano. En uno de los dos ejemplos acompafia a-un perso- naje del cual subsiste solamente el brazo doblado hacia arriba con la mano curiosamente estilizada, ‘Tiene tnicamente cuatro dedos y se pro- 8J. Charles Kelley and Ellen Abbott Kelley, op. cit, 1971, sittian esa tipo ceramico entre 300 y 500 de nuestra era, fechas que corresponden, en cl Huistle, a la fase intermedia. O sea que hay una discrepancia ya que como vimos los dos tinicos tiestos claramente situados cronolégicamente en este sitio, tienen una posicién més tardia. Al contratio, 1a asociacién constante que observa Charles Kelley entte el pseudocloi- sonné y Ia pintuna al negative ibid, pp. V71-172— significaria para el doisonné del Huistle una mayor antigitedad ya que alli la pintura al negativo abunda en la pri- mera fase y desaparece pricticamente en Ja tercera y tiltima. Para el negativo, Charles Kelley xeconoce carecer de elementos fitmes para fecharlo, Este embrollo en la ctono- Jogia se debe probablemente al escaso nuimexo de piezas al pseudocloisonné en cada sitio que impide atribuir valor temporal a la disttibucién cuantitativa de este tipo en las capas estratiguificas. Las fechas propuestas para este tipo, por lo tanto, tienen que tomatse con las debidas xeservas 27

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