Vous êtes sur la page 1sur 71

LA INVESTIGACIÓN MÉDICO FORENSE DEL COMPORTAMIENTO

SUICIDA EN UNA INFRECUENTE MUERTE VIOLENTA INFANTIL

JOSE LUIS PACHECO DE LA CRUZ


FELIO PALOMINO PAZ
NANCY ELIZABETH DE LA CRUZ CHAMILCO
GISSELA PANIAGUA ALVARADO
Facultad de Medicina Humana — Instituto de Patología
Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM)
Lima, Perú

INTRODUCCIÓN

El comportamiento suicida constituye un fenómeno tan antiguo como la


humanidad misma. Su práctica se ha hecho más frecuente según se ha
avanzado hacia la modernización socio cultural. La Organización Mundial de la
Salud reporta alrededor de 500 000 muertes cada año, con un estimado de
1110 suicidios cada día; produciéndose, a la vez, entre 10 y 20 intentos por
cada uno. Estas son cifras conservadoras, pues por múltiples razones, en
diferentes países existe la tendencia a no reconocerlos y publicarlos. (1)

El suicidio y el intento de suicidio constituyen un área de preocupación especial


en la población adolescente mayor de quince años; sin embargo, es un
fenómeno poco estudiado en la población pediátrica (menores de quince años).
En este grupo etáreo, el suicidio es un fenómeno relativamente poco frecuente
que alcanza tasas de entre 0,6-0,9/100 000 en Estados Unidos (2,4),
estimándose que el número de menores que presentan intentos o ideación
suicida sería entre 30 y 50 veces más alto que el de los suicidios consumados.

En la literatura de Estados Unidos se habla de tasas de prevalencia de intento


de suicidio que fluctúan entre 2,3% y 15% para niños y adolescentes (2,5). Esta
cifra es especialmente importante, toda vez que un número significativo de los
adolescentes que consuman un suicidio ha presentado intentos o ideaciones
previas (6). Se debe considerar además, que el suicidio experimenta una
importante alza en la adolescencia (3) para llegar a ser la segunda causa de
muerte en adolescentes en Estados Unidos de América (7).

La correlación más importante para el suicidio en niños y adolescentes es el


antecedente de un intento de suicidio previo; adicionalmente se ha asociado
con depresión, uso de sustancias farmacodependientes, pérdida de un familiar
o un amigo por suicidio, fácil acceso a armas de fuego, género femenino, ser
víctima o generador de violencia, familias monoparentales sobre todo con
ausencia del padre, rasgos de personalidad narcisista o antisocial, pobreza,
problemas de interrelación, abuso físico o sexual, limitadas capacidades
adaptativas, trastornos de alimentación, eventos vitales estresantes como la
pérdida de una persona significante o una mascota, problemas con la autoridad
legal o escolar, cambio de domicilio, percepción por el niño de carencia de
apoyo familiar o en general conflictos intrafamiliares, alteraciones
neuropsicológicas como déficit en funciones ejecutivas, fluidez verbal,
razonamiento lógico mediado por el lenguaje, etc. (8,9).
En Medicina Forense se clasifican a las Muertes Violentas como Accidentales,
Homicidas y Suicidas; todas éstas son indicaciones para la realización de la
Necropsia Médico Legal. Dicho procedimiento incluye no sólo a la apertura del
cadáver, sino también al examen externo (o retrato hablado) y al levantamiento
del cadáver en la escena del hecho. Desde el punto de vista médico legal, se
define al Suicidio como la muerte producida por uno mismo con la intención
precisa de poner fin a la propia vida, siendo la intencionalidad del acto lo más
importante de ésta conceptualización.

El estudio del Suicidio suele ser uno de los temas clásicos de la Medicina
Legal, en primer lugar porque se trata de un mecanismo de muerte no natural,
que obliga a la intervención fiscal o judicial directa, y también por el dramatismo
que suele rodear muchos casos : muerte a menudo inesperada, rápida y con
una mayor repercusión social. Así mismo en muchas épocas y lugares ha
tendido a ocultarse este tipo de muerte, a disimularse bajo otro diagnóstico o a
considerar al suicida como un enfermo mental.

Desde otro punto de vista más clínico, importa diferenciar los conceptos de
suicidio consumado y de intento de suicidio. En el primer caso hay muerte del
suicida y su estudio compete en primer lugar al médico legista. En el segundo
caso, en el que no se produce el deceso, el estudio compete en primer lugar al
psiquiatra forense, pues también tiene una trascendencia legal según lo
establecido en nuestro Código Penal.

El presente reporte analizará el caso de un niño de 11 años de edad que


falleció violentamente, habiéndose creado inicialmente una incertidumbre
respecto a su etiología suicida o accidental. Por las características de la edad y
de los hallazgos macroscópicos poco frecuentes, presentamos el presente
caso médico forense, no sólo dirigido a los especialistas comprometidos en
este campo, sino también dirigido a todos los profesionales de salud que en un
futuro puedan intervenir como peritos ante la designación de la autoridad
competente.

DESCRIPCIÓN DEL CASO

1. Investigación en la Escena del Hecho:

Habitación de 5 x 4.5 m. (ambiente utilizado como sala), ae materiai noble, con


techo, buena iluminación, buena ventilación, no signos de violencia en objetos
(Foto 1).

Cadáver de sexo masculino, de 10 a 12 años de edad aproximada, en posición


supino, suspendido del cuello parcialmente con una cuerda de material
sintético (pies apoyados sobre el piso). Nudo de cuerda en cuello a nivel de la
región cervical posterior (Nudo proximal). Nudo distal : Cuerda atada desde el
tercer piso de la vivienda (azotea), la cual se dirige por las puertas hacia la sala
del primer piso (Foto 2). Huellas de pisadas correspondientes al calzado del
fallecido. No manchas de secreción en la escena. Silla de madera a 20 cm a la
derecha del cadáver.
Declaración de la madre del occiso (según Parte Policial) : Niño sin
antecedentes de intento de suicidio. No antecedentes patológicos ni
psiquiátricos. Buen rendimiento escolar. Padre alcohólico que constantemente
agrede a los familiares. Familia de escasos recursos económicos. Hace dos
días, refiere que el niño presentaba cefaleas.

2. Examen Externo del cadáver:

Fenómenos Cadavéricos : Livideces modificables a predominio de la mitad


inferior inferior del cuerpo (Foto 8) y en manos. Rigidez generalizada. Leve
opacidad corneal, hipotonía ocular bilateral. Fauna cadavérica ausente.
Putrefacción incipiente. Tiempo aproximado de muerte : de 10 a 12 horas.

Retrato Hablado : Constitución normosómica, de 1.41 m. de estatura, de 45


kg. de peso, buen estado de hidratación y nutrición, piel fría, trigueña. Rostro :
Pálido (Foto 3). Ojos : punteado hemorrágico subconjuntival bilateral (Foto 6).
Boca : labios cianóticos, lengua entremordida. Cuello. Surco violáceo, a 4.5 cm
por debajo del mentón, oblicuo, incompleto, supratiroideo, de fondo pálido,
apergaminado y con bordes congestivos (Foto 4,5). Miembros Superiores :
simétricos, eutróficos, cianosis subungueal bilateral (Foto 7). Tórax, Abdomen,
Pelvis y Miembros Inferiores sin alteraciones macroscópicas. El cadáver no
presenta huellas de lesiones traumáticas externas.

3. Examen Interno del Cadáver:

Cabeza : bóveda y base craneal sin lesiones. Cerebro : aplanamiento de


cincunvoluciones y estrechez de surcos, meninges congestivas, vasos con
fluidez sanguínea. Cuello : Desgarro transversal de la túnica intima de carótidas
externas e internas; desgarros y hematomas en masas musculares del cuello
(esternocleidomastoideo, cutáneo del cuello, tirohiodeo, esternocleidohioideo);
fractura del hueso hioides y de cartílagos tiroides y cricoides. Pulmones :
Petequias pleurales multifocales; enfisema periférico, áreas atelectasicas,
edema y congestión. Pericardio : punteado petequial (Foto 9). Vasos del
corazón : fluidez sanguínea aumentada. Resto de vísceras sin alteraciones
macroscópicas.

Causa de Muerte : Asfixia Mecánica : Ahorcamiento

DISCUSIÓN
El suicidio es una causa creciente de mortalidad. Se encuentra entre las
primeras diez causas de muerte y entre la segunda o tercera causa de muertes
en la población joven, según algunos estudios de países sudamericanos (10).
Las tasas oficiales de suicidio están subestimadas(11,12).

Los niños y adolescentes procedentes de familias con antecedentes de


alcoholismo y con historia de intentos de suicidio representan el mayor número
de casos. Algunos autores consideran que la violencia, que con frecuencia
acompaña al alcoholismo, genera disfunciones familiares que repercuten
negativamente en el comportamiento del niño o del adolescente, representando
un factor de riesgo de conducta suicida (13). Este antecedente se relaciona con
el presente caso.

Por identificación e imitación han sido reportados en ocasiones intentos de


suicidios en hijos de padres que han adoptado esta conducta previamente (14).
También se observa una mayor ocurrencia de suicidio en los extremos del
espectro socioeconómico o cambios abruptos del status socioeconómico; o
incluso el llamado efecto Werther, donde el comportamiento suicida difundido
por medios masivos de comunicación es imitado por los jóvenes (15,16). Según
lo reportado, el caso correspondía también a una condición socioeconómica
baja. Sin embargo, lo que no es frecuentemente descrito por la literatura, es el
suicidio consumado en niños sin antecedentes de intentos de suicidio, como es
el caso en mención.

La mayoría de autores reportan que el método más empleado en la realización


del acto suicida es la ingestión de drogas, medicamentos u otras sustancias
tóxicas (17). Según lo descrito en el presente caso, el agente causante de la
muerte fue de tipo constrictor, en la modalidad de ahorcamiento, dato que
sumado a la edad del fallecido, es sumamente infrecuente.

La literatura también relaciona al suicidio pediátrico con una mayor proporción


del sexo femenino y una mayor cantidad de púberes y adolescentes en
comparación con los suicidios de niños menores de 12 años. Este último
aspecto se podría explicar por el desarrollo cognitivo que permite la percepción
de un concepto maduro de muerte a partir de los 12 años; además, existe una
menor autonomía y un menor acceso a métodos letales en niños menores de
edad, adicionado a un mayor afecto de la familia, colegio o ambiente y una
menor incidencia de depresión a esa edad. Todo esto se diferencia a lo
expuesto en el presente caso, pues el fallecido presentaba una edad de 11
años.

Según las características forenses del caso reportado, observamos que casi
todos los hallazgos coinciden con lo descrito en el campo de la medicina legal.
Al inicio de la evaluación del cadáver existió duda respecto a la catalogación de
suicidio o no, pues la poca visibilidad del espacio libre que forma el agente
constrictor en el momento de la suspensión, podría hacer pensar que se tratase
de un homicidio (estrangulación), ya que el agente constrictor no dejaría el
espacio para su nudo. Para esto, se recomienda una exhaustiva evaluación de
las características del surco en el cuello, pues la determinación de "surco
completo" y no de "incompleto" generaría otro tipo de investigación distinta al
presentado.

Por lo tanto, conociendo que la etiología médico legal más frecuente de la


ahorcadura es la suicida, no estaría demás insistir que en medicina legal como
en otras especialidades, cada caso debe ser valorado individualmente,
averiguando los antecedentes del desarrollo psicosomático y alteraciones
psicológicas del fallecido, realizando un cuidadoso y minucioso examen en el
lugar del hecho y en la necropsia forense. Además, cabe mencionar que este
trabajo no sólo le debe competir al médico forense, sino también a todo
profesional de salud que en alguna circunstancia realice las evaluaciones y
pericias psicológicas forenses complementarias bajo la designación de la
autoridad legal competente.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

(1) Johnson, G.R. : Suicide among adolescents and young adults; a


crossnational comparison of 34 countries. Suicide Life Threat. Behav. 30(1) :
74- 82. 2000
(2) Pfeffer C. Suicide and suicidality. En: Wiener J (editor). Textbox of Child and
Adolescent Psychiatry. Washington DC, American Psychiatric Press, 1997
(3) Ulloa, F. Prevención del suicidio en niños y adolescentes. Rey Chil Pediatr
1994; 3: 178-83
(4) Pfeffer C. Suicidal Behavior in Children and Adolescents: causes and
management. En: Lewis M (editor). Child and Adolescent Psychiatry a
Comprehensive Textbook. 2nd ed. Baltimore, Williams and Wilkins, 1996
(5) Joffe R, Opponrd D, Boyle M. Ontario Child Health Study: Suicidal Behavior
in youth 12-16 years. Am J Psychiatry 1988; 145 : 1420-3
(6) Mullen D, Hendren R. El niño o adolescente suicida. En: Parmelee D
(editor). Psiquiatría del Niño y del Adolescente. Madrid, Harcourt Brace, 1998
(7) Brent D, Kolko D. Suicide and suicidal behavior in children and adolescents.
En: Garfinkel B, Carlson G, Weller E (editores). Psychiatric disorders in children
and adolescents. Philadelfia, W.B. Saunders Company, 1990
(8) Borowsky 1, Ireland M, Resnick M. Adolescent suicide attempts: risks and
protectors. Pediatrics 2001; 107: 485-493.
(9) Woods E, Lin Y, Middleman A, Beckford P, Chase L, Durant R. The
associations of suicide attempts in adolescents. Pediatrics 1997; 99: 791-796.
(10) Montoya B, Ivan D. Epidemiología del Suicidio. En Boletín Epidemiológico
de Antioquia. Dirección Seccional de Salud de Antioquia.
1996: 253-60.
(11) Desjarlais R, Eisenber L, Good B, Kleinman A. Suicidio. En: Salud Mental
en El Mundo. Problemas y prioridades en poblaciones de bajos ingresos.
OPS/OMS. 1997: 95.
(12) Vásquez R., Lombana A. Intento de suicidio en Adolescentes: Tristeza y
Conflicto Familiar. Actual Pediatr FSFB 1991; 1:56-9.
(13) Locke,T.F. Alcohol involvement and dysphoria; a longitudinal examination
of gender differences from late adolescence to adulthood. Psycol. Addict.
Behav. 15(3): 227-236. 2001.
(14) Runeson, B.S. Child psychiatric symptoms in consecutive suicide among
young peoples. Ann. Clin. Psychiatry. 10(2): 69-73. 1998.
(15) Lester B. Learning from Durkheim and beyond: the economy and suicide.
Suicide Life Threat Behav 2001; 31: 15-31.
(16) Tondo L, Baldessarini R. Suicide: causes and clinical management. Clin
Update; 2001.
(17) Towsend, E. Susbtances used in deliberate self-poisoning 1985-1997:
trends and associations with age, gender, repetition and suicide intent. Soc.
Psychiatry. 36(5): 220-234. 2001.

ANEXOS
Foto 1. Escena del Hecho : Vivienda de 3 pisos donde se produjo el suceso.

Foto 2. Escena del Hecho : Cuerda atada en el 3er piso (Nudo distal). El
cadáver se encontraba suspendido del cuello (Nudo Proximal) en la sala del ler
piso de la casa.
Foto 3. Examen Externo : Cadáver masculino de 11 años de edad. Rostro
pálido ("ahorcado blanco") que se relaciona con la posición típica del nudo
proximal compresión simétrica de vasos de ambos lados del cuello.

Foto 4. Examen Externo : Véase las características del surco en cuello (oblicuo,
sup rati ro ideo)
¡oto s. caracteristicas ael surco cervical: incompleto, traduce la forma del
agente constrictor, fondo pálido (Signo de Ambrosio Paré), apergaminado y de
bordes congestivos (signo de haber sido producido en vida).

Foto 6. Hemorragia subconjuntival : signo de asfixia mecánica


Foto 7. Cianosis sub ungueal bilateral : signos de insuficiencia respiratoria

Foto 8. Livideces en "pantalón". Véase el punto de apoyo del talón


(ahorcamiento
incompleto)
Foto 9. Petequias en pericardio : Signos de asfixia mecánica

(1) José Luis Pacheco De La Cruz Médico Especialista en Medicina Legal.


Doctorado en Derecho. Docente UNMSM
(2) Felio Palomino Paz Director del Instituto de Patología de la Facultad de
Medicina UNMSM. Vice Presidente del Comité de la Especialidad de Medicina
Legal.
(3) Nancy Elizabeth De La Cruz Chamilco Médico Especialista en Psiquiatría
Forense
(4) Gissela Paniagua Alvarado Médico miembro del Comité Científico del
Instituto de Patología UNMSM.

Medicina Directorio de webs Página web gratis


ANOTHER LIFE
Un Espacio para el Tanatopractor

 Share on facebookShare on twitterShare on favoritesShare on emailMore


Sharing Services
 Inicio
 Que Es La Tanatopraxia
 Un Poco De Historia
 Tanatoestetica
 Embalsamamiento
 Reconstrucción
 Sutura
 Materiales
 Fenomenos Cadavericos
 Documentos
 Videos
 Documentos Graficos
 Enlaces
 Libro De Visitas

Cuando una persona muere , van apareciendo gradualmente una serie de


fenómenos sobre el cuerpo , nos referimos a ellos como fenómenos
cadavéricos.

Algor Mortis

Algor mortis , es el enfriamiento del cuerpo , de carácter generalizado , desde


las 0 a las 12 horas después del fallecimiento con una caída en la
temperatura de 0.8 a 1.1ºC por hora y de 0.4 a 0.5ºC por hora desde las 12 a
las 24 horas posteriores a la defunción.

Existen factores que pueden acelerar o retrasar este fenómeno cadavérico ,


tales como pueden ser algunas causas de muerte o factores ambientales.

Mancha Esclerótica o de Sommer-


Larcher

La mancha esclerótica o de
Sommer-Larcher , es una mancha
negra que suele aparecer
primeramente en el angulo externo
del ojo y posteriormente en el
angulo interno.

Es causada por la deshidratación lo


que hace que la esclerótica se
deseque y permita que se
transparente la coroides negra Sommer-Larcher
subyacente.

La mancha de Sommer-Larcher
aparece en las partes no cubiertas
por los parpados entre las 3 y 5
horas después de la defunción y en
algunas ocasiones las dos manchas
llegan a unirse.
Rigor Mortis

La rigidez cadavérica o Rigor Mortis es un proceso lento de contractura muscular ,


esta demostrado que la causa de dicha rigidez esta ligada a unos cambios de reaccion
del tejido muscular, que se hace acido , aumentando la acidez paralelamente con la
intensificacion de la rigidez , haciendose alcalino al desaparecer esta.

Los origenes de tal acidificacion es la destruccion del acido adenosin-trifosforico


"ATP” que pasa a acido adenosin-difosforico "ADP” liberando una molecula de acido
fosforico.

El rigor mortis , aparece primero en los musculos de fibras lisas , como el miocardio y
el diafragma y posteriormente mas tardio en musculos estriados esqueleticos.

En el corazon y el diafragma , al igual que en los musculos lisos , generalmente se


inicia 2 horas despues del fallecimiento.
Livor Mortis

También denominado lividez


cadavérica , se caracteriza por la
aparición de manchas color rojo-
vinoso , que son causadas por la
paralización de la circulación
sanguínea , la acumulación de la
sangre en los vasos sanguíneos y la
acción de la gravedad.

Dichas livideces aparecen


aproximadamente de 3 a 5 horas
después del fallecimiento.

Livor Mortis
Espasmo Cadavérico

El espasmo cadavérico , es lo que la


gente piensa que es cuando un difunto
se mueve bruscamente , lo cual es una
leyenda urbana... nada mas lejos de la
realidad.

El espasmo cadavérico , se manifiesta


cuando la muerte sobreviene de golpe ,
quedando el difunto totalmente rígido
en la posición en la que estaba, es muy
interesante para diagnosticar suicidio.

Se han dado casos de soldados en el


campo de batalla que han sido abatidos
y han quedado con la postura que
tenían antes de morir incluso
apuntando con el rifle fuertemente
agarrado por sus manos.

Espasmo Cadavérico

Fases de descomposición

Al fallecer , automáticamente , comienza lo que denominamos fase de descomposición


o destruccion del cadáver.
Este proceso pasa por cuatro fases diferentes las cuales ahora veremos:

Livideces cadavéricas
0
Con el cese de la actividad cardiaca se inicia, mediante una contracción vascular que progresa desde el

ventrículo izquierdo hacia la periferia, un amplio desplazamiento de la masa sanguínea que vacía las

arterias y que es origen de una hiperrepleción de las venas. A partir de este momento, la sangre queda

sometida, de modo exclusivo, a la influencia de la gravedad, por lo que tiende a ir ocupando las partes

declives del organismo, cuyos capilares distiende, produciendo en la superficie cutánea manchas de color

rojo violáceo con el nombre de livideces cadavéricas (livor mortis).

Las livideces cadavéricas constituyen un fenómeno constante, que no falta ni aún en la muerte por

hemorragia, si esta no ha sido tan abundante como para producir una verdadera exanguinación. En

algunas ocasiones se ha observado que su formación se inicia en la agonía; sin embargo, lo ordinario es

que comiencen a formarse poco después de la muerte, aumentando paulatinamente de color y de

extensión.

El color de las livideces, es rojo violáceo, variando entre límites muy amplios desde el rojo claro al azul

oscuro. Estas variantes de coloración dependen del color de la sangre en el momento de la muerte, por lo

tanto, en la intoxicación oxicarbónica y en la cianurada, tienen un color sonrosado, mientras que en la

intoxicación por venenos metahemoglobinizantes presentan un color achocolatado. En las asfixias, las

livideces son de un color rojo oscuro, excepto en la sumersión, en que tienen una tonalidad rojo claro.

Son también más claras en los individuos que han tenido pérdidas sanguíneas antes de la muerte.

La intensidad de las livideces depende de la fluidez del líquido sanguíneo; es por consiguiente, mayor en

las asfixias, porque la sangre no se congela con rapidez, y menos marcada en la muerte por hemorragia o

anemia, debido a la reducida cantidad de sangre y de pigmento sanguíneo. Por la misma razón es menos

acusada en los casos de neumonía lobular y otras enfermedades en las que la coagulación se acelera.
La distribución de las livideces depende de la posición del cadáver. Si éste se halla boca arriba, que es el

caso más ordinario, se forman las manchas en toda la superficie dorsal, con excepción de las partes

sometidas a presión, pues el obstáculo que esta ejerce impide a los capilares llenarse; por lo tanto, en

este decúbito supino se advierten superficies no coloreadas en las regiones escapulares, nalgas, cara

posterior de los muslos, pantorrillas y talones. Si el cadáver se halla en decúbito prono, las livideces

asientan en el plano anterior del cuerpo, con la misma salvedad relativa a los puntos de apoyo. Lo mismo

puede decirse para cualquier otra posición del cadáver.

Por consiguiente, y como regla general, las livideces se

localizan en las regiones declives del cuerpo, indicando así la posición en que ha permanecido el cadáver.

Las livideces no se manifiestan en los sitios oprimidos por las prendas de ropa, o sus arrugas y dobleces,

como el cuello, cintura, a nivel donde han estado ligas u otras prendas ceñidas. Deberá en todo caso,

evitarse el confundir dichas zonas de palidez con las señales de constricción del cuello o a las debidas a

golpes.

Como consecuencia de todo ello, el aspecto de las livideces es sumamente abigarrado. Toda la superficie

declive aparece de color rojo violáceo, entrecortado e interrumpido por rayas, zonas redondeadas e

irregulares, espacios mayores o menores, de una palidez cérea. Los contornos de las livideces suelen

ofrecer límites bien definidos, pero son muy irregulares en cuanto a forma y tamaño.

Variedades de las livideces

Además de las livideces en placas, también se encuentra la púrpura hipostática, constituida por un

punteado parecido a la escarlatina. Se produce porque la hipostásis cadavérica puede romper los vasos,

aumentado la presión, sobre todo si lo capilares sufren degeneración grasa como en la intoxicación

fosforada o alcohólica y en las septicemias.

Se denominan livideces paradójicas las que se forman en las regiones no declives. Presentan la forma de

manchas, acompañadas no raramente por petequias hemorrágicas, lo que también puede suceder con las

livideces verdaderas. Se observan en cadáveres mantenidos en decúbito supino en la cara y regiones

anteriores del cuello y del tórax, especialmente en las muertes repentinas y en las muertes asfícticas.
Muchos autores las interpretan como resultado de las roturas de pequeños vasos cutáneos producidas

antes de la muerte, que se hacen más manifiestas después de ésta. Otros en cambio creen en su origen

post mortal, interviniendo en su génesis un componente activo, dinámico, vásculo sanguíneo que moviliza

la sangre desde el lecho arterial al venos, encontrando en su desarrollo el obstáculo de la estasis venosa y

cardiaca derecha propia de dichas muertes; de esta manera tendrían lugar una intensa dilatación y

repleción de la red capilar, que se exteriorizarían en estas livideces en zonas no declives.

Evolución de las livideces cadavéricas

Las livideces se inician bajo la forma de pequeñas manchitas aisladas, que van confluyendo

paulatinamente hasta abarcar grandes áreas.

Las manchas comienzan a presentarse poco después de la muerte. Cuando el cadáver yace en posición

de decúbito supino, hacen su primera aparición en la región posterior del cuello, que por su pequeño

espesor, permite su formación rápida. Las primeras manchas aisladas en esta región pueden verse ya

entre 20 y 45 minutos después de la muerte y empiezan a confluir después de 1 hora y 45 minutos. En el

resto del cadáver aparecen de 3 a 5 horas después de la muerte. Ocupan todo el plano inferior del

cadáver a las 10 o 12 horas del fallecimiento.

Una vez establecidas, no suelen cambiar de forma ni de coloración, con la salvedad a que nos referimos

inmediatamente, hasta que se inician los fenómenos putrefactivos, momento en el que las livideces se van

invadiendo por el tinte verde oscuro y negruzco propio de éstos.

Simultáneamente con la formación de las livideces, la piel de la región corporal opuesta va palideciendo,

tomando el color céreo tan característico de la muerte. Esto confirma el origen de las livideces y es causa

de la desaparición de los fenómenos congestivos cutáneos producidos en vida (exantemas, hipertermias,

etc.)

Transposición de las livideces

En el estudio evolutivo de las livideces cadavéricas adquiere gran importancia el fenómeno de la

transposición, es decir la posibilidad del transporte o desplazamiento de las manchas de lividez durante

cierto tiempo después de su formación. En efecto, una lividez cadavérica reciente puede hacerse

desaparecer comprimiendo fuertemente con el pulgar o con un vidrio resistente en un punto limitado de la

superficie, e igualmente cambiando la posición del cadáver. El resultado de estos dos tipos de maniobra

es un nuevo desplazamiento de la sangre hacia los vasos no comprimidos, en el primer caso, o hacia las

nuevas regiones declives, en el segundo; se explica así el fenómeno de la transposición apareciendo de

nuevo las livideces en el punto declive actual.


Pero transcurrido un cierto plazo, las citadas maniobras se hacen negativas. Se ha establecido el proceso

de fijación de las livideces, que se hacen permanentes en el lugar donde se formaron. En general, las

livideces se fijan al cabo de 10 a 12 horas.

Pero existe también la posibilidad de encontrar en un cadáver livideces en dos planos distintos y aun

opuestos. Ello tiene lugar cuando se cambia la posición del cadáver, habiendo comenzado ya el proceso

de fijación de las livideces, sin haberse completado del todo. En tal caso, las livideces formadas en primer

lugar, correspondientes a la posición primitiva del cadáver, palidecen sin llegar a desaparecer del todo, y

al mismo tiempo, se forman unas segundas livideces en el nuevo plano declive, que tampoco alcanzarán la

total intensidad de su coloración. Estas dobles livideces constituyen un indicio seguro de que se ha

cambiado la posición del cadáver unas 10 o 12 horas después de la muerte y antes de transcurridas 24

horas del fallecimiento.

Diagnóstico diferencial

Importa mucho diferenciar las livideces cadavéricas de las equimosis. La distinción es muy fácil en los

cadáveres recientes; basta practicar una incisión en la región afectada para observar en las equimosis

sangre extravasada, coagulada y firmemente adherida a las mallas del tejido, en tanto que en las livideces

no hay sangre extravasada, viéndose fluir tan solo un poco de sangre a cortar los capilares. Si después de

este examen, aun persiste alguna duda, se lava la herida dirigiendo un fino filete de agua sobre sus labios,

con lo que se arrastra mecánicamente toda la sangre que no se haya coagulado, por lo que cuando se

trata de livideces queda completamente limpia, y en cambio, carece de acción sobre la sangre extravasada

de las equimosis vitales.

Suele observarse, asimismo, en las equimosis algún relieve y abrasión de la epidermis, su color es muchas

veces diferente al de las livideces y su localización no coincide necesariamente con los planos declives.

Por el contrario, las livideces cadavéricas no sobresalen de la piel circundante y asientan siempre (salvo las

livideces paradójicas) en las partes declives.

Cuando los cadáveres se hayan en descomposición y los tejidos reblandecidos se hacen permeables al

pigmento hemático, resulta casi imposible establecer la diferenciación si se trata de manchas pequeñas,

pero siempre puede reconocerse todavía la sangre extravasada si existe en alguna cantidad.

Importancia médico legal

Las livideces cadavéricas tienen una importante aplicación médico legal en los siguientes casos:

1. Diagnóstico de la muerte cierta: las livideces cadavéricas poseen un gran valor como signo de muerte

cuando son extensas, intenso color y típicamente localizadas; esto solo ocurre 12 a 15 horas después de

la muerte.
2. Determinación de la data de la muerte: el momento de aparición de las livideces, el de adquirir su

total extensión y su posibilidad de transporte son otros tantos elementos de juicio de utilidad para este

diagnóstico cronológico.

3. Posición del cadáver: la localización topográfica de las livideces representa un fiel testimonio de la

posición en que ha permanecido el cadáver después de la muerte. Tiene especial importancia la

comprobación de que las livideces tienen una localización anormal respecto a la posición en que se ha

encontrado el cadáver, en especial si se encuentran livideces en planos opuestos, indicando una

transposición después de 12 horas del fallecimiento, pero anterior a 24 horas de éste.

La Muerte (el proceso)


Enviado por PERCY ZAPATA MENDO

1. Certificación de la muerte en la antigüedad


2. El rol del corazón en la muerte
3. La función cerebral
4. Inicio del proceso de descomposición tras la muerte
5. ¿Es cierto que sienten placer los ahorcados?
6. Leyendas de terror…
7. La acción putrefactora
8. Muerte aparente y enterramientos en vida
9. El diagnóstico de la muerte
10. Vida vegetativa

La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya
no existo yo.

Epicuro de Samos (341 AC-270 AC). Filósofo griego.

La única certeza que tiene el ser humano es que más tarde o más temprano tiene que pasar por este
proceso. La muerte termina con la actividad de nuestro organismo. El cuerpo, desprovisto de vida,
comienza a descomponerse tras el último impulso cardiaco y, al cabo de un tiempo, lo que fuimos queda
reducido a un descarnado esqueleto, que a su vez al final será solo polvo. Pero la muerte es un lento
proceso físico y mental que forma parte de la misma naturaleza. Si admitimos alguna trascendencia para
el espíritu, no todo acaba en la putrefacción de los tejidos y en la desintegración de los huesos.
Ilustración 1 LA MUERTE

Hace algunos años todavía se hablaba de la existencia de un inconcreto instante, frontera entre la vida y
la muerte, en el cual el ser humano aún palpitante y animado del hálito vital exhalaba su "último suspiro",
pasando a convertirse en un cuerpo inerte incapaz de ejercer sus funciones orgánicas.

La moderna Tanatología (ciencia de la muerte biológica) ha puesto en entredicho muchas viejas creencias
y ha anatematizado multitud de prejuicios sin fundamento. No existe tal momento crucial. La muerte es un
largo proceso que comienza con el fallo de ciertos mecanismos orgánicos y concluye con la putrefacción
casi absoluta de todos los tejidos del animal o del hombre, si excluimos a la resistente y admirable
arquitectura del sistema óseo.

Si poseemos un sentido trascendente de la vida, si aceptamos que además de nuestro cuerpo físico
formado por moléculas químicas y átomos, coexiste con nosotros una entidad no dimensional a la que
denominamos alma, espíritu o energía vital, tal vez exista ese instante supremo en que aquello se
desvincule de nuestro cerebro. Pero no necesitamos asociar el concepto de vida al de alma como si
fueran la misma cosa. Ese error ha creado fricciones entre la moderna biología y las escuelas religiosas y
filosóficas trascendentalistas.

Quizá comprendamos mejor estas ideas si seguimos paso a paso el lento proceso de la muerte.

Certificación de la muerte
en la antigüedad
Ilustración 2 USO DEL FONENDOSCOPIO EN EL DIAGNÓSTICO DE LA MUERTE

Antiguamente la muerte se definía como el cese de toda actividad espontánea del corazón y de los
pulmones. Si el paciente dejaba de inhalar oxígeno, es que había fallecido. El fonendoscopio ya no
auscultaba los latidos cardíacos. El médico colocaba un espejito frente las fosas nasales, a la espera de
que se empañara ante la mínima expiración del enfermo agónico; y cuando su pulida superficie
permanecía intacta, los sollozos de familiares y deudos marcaban el fin de una existencia.

Algunas de estas antiguas pruebas, como las consistentes en ejercer tracciones sobre la lengua para
forzar una respiración artificial o utilizar sanguijuelas que succionaran sangre: carmín y fluida, si el sujeto
conservaba aún su vida; o un líquido púrpura negruzco en caso de haber fallecido-. Este y otros test más
sofisticados pero no menos inoperantes, fracasaron estrepitosamente cuando se comprobó que en
depósitos mortuorios o en los propios sarcófagos, individuos tenidos por muertos a la vista del diagnóstico
forense, revivían dando lugar a espeluznantes episodios de los que todos hemos tenido noticia...

"¡SU SEÑORÍA…ESTE HOMBRE ESTÁ MUERTO!"

Y eso que tales procedimientos eran todavía más fiables que el utilizado por aquellos agentes judiciales
de nuestra edad de oro, que, conminados por la autoridad, se adentraban en la alcoba del moribundo y
pronunciaban con voz engolada y solemne su nombre. Después se dirigían al juez que asistía a la escena
y le informaban protocolariamente:

"Señoría: después de llamar consecutivamente por tres veces a don fulano y no habiendo obtenido por
parte "deste" contestación a mi requerimiento, puede asegurarse que don fulano ha fallecido."

El rol del corazón en la


muerte
Durante muchos años los médicos forenses y muchos fisiólogos han mantenido largas discusiones para
determinar qué fallo funcional, qué órgano esencial sería el responsable, con su destrucción, de la muerte
global del anima o del ser humano. Nadie ha presentado pruebas irrefutables de que cierto sistema
orgánico prime absolutamente sobre los demás. La experiencia nos dice que tal o cual tejido pueden
necrosarse (morir) mientras los demás pueden seguir subsistiendo aun sin riego sanguíneo. En
condiciones favorables el corazón puede seguir funcionando hasta una hora y media después de
interrumpirse el flujo sanguíneo. El hígado, hasta treinta minutos, los pulmones llegan a los cincuenta y
cinco minutos, los riñones subsisten una hora, mientras el cerebro apenas resiste nueve minutos.

Sin embargo, el cabello sigue creciendo en algunos cadáveres. Muchas células continúan vivas con un
mecanismo metabólico precario y a los cinco años, cuando en el féretro sólo quedan los despojos óseos,
todavía resta alguna actividad bioquímica en el esqueleto. Cuando esto cesase por completo en las
reliquias casi fosilizadas, podríamos hablar con propiedad de muerte absoluta. No obstante, entre todos
los sistemas que integran esa maravillosa máquina que es el ser humano, ninguno tan perfecto y esencial
como el mecanismo nervioso. Nuestro SNC (sistema nervioso central) es un prodigio que los más
sofisticados ordenadores electrónicos distan mucho de igualar...

La función cerebral
El cerebro rige nuestros movimientos voluntarios, regula nuestras hormonas, la temperatura corporal y
nuestras reacciones defensivas ante los peligros externos e internos. Es la base de nuestras emociones y
recibe con el auxilio de nuestros órganos sensoriales los estímulos del mundo físico que nos rodea.
Puede captar una melodía emitida por un intérprete de Mozart o extasiarse en presencia de un perfume
exótico. Nuestra maravillosa corteza cerebral, más complicada que la de los animales tenidos por
inteligentes (simios, delfines, elefantes...) puede resolver complicados problemas matemáticos o sentir
inefable placer contemplando una creación pictórica de Picasso.

Pues bien: si esta complejísima urdimbre de redes nerviosas muere... tal vez no provoque la necrosis de
otros tejidos, que seguirán existiendo, pero lo que reste no sería ya un ser humano. Sin nuestro cerebro
nos pareceríamos a un vegetal. La entidad "hombre" habrá desaparecido cuando su encéfalo se destruya;
y en este sentido sí podría hablarse con propiedad de un "instante supremo de la muerte", si no fuera
porque a su vez el cerebro es muy complejo, y no todas sus partes se necrosan simultáneamente.

Ilustración 3 MUERTE CEREBRAL

LA DESTRUCCIÓN DEL CEREBRO ES IRREVERSIBLE.

La experiencia clínica demuestra que, cuando el riego sanguíneo se interrumpe de tres a cuatro minutos,
ya es imposible recobrar la conciencia. Determinadas áreas de la corteza cerebral son muy sensibles a la
ausencia de oxígeno y demás sustancias nutritivas que les facilita la sangre. Además, las células
nerviosas no pueden regenerarse como otras células de nuestro cuerpo. Si se destruye una porción de
tejido cerebral, esa pérdida es irreversible.
A veces el enfermo recupera su función cardiaca, el pulso late de nuevo, el color vuelve a sus mejillas tras
el colapso sufrido, su respiración se torna normal..., pero no responde cuando le hablan ni sus órganos
sensoriales le transmiten la rica gama de sonidos, olores, colores y variaciones de temperatura...

SINDROME APÁLICO.

El rostro aparece convulso, apenas si emite su garganta algunos sonidos guturales. Su tronco encefálico,
los ganglios más antiguos del cerebro siguen funcionando y rigiendo una vida puramente vegetativa; pero
la corteza quedó destruida y con ella su conciencia y personalidad humana. Los médicos denominan a
esta situación como síndrome apálico, y la misma plantea problemas de orden filosófico acerca de las
fronteras entre la vida humana y la animal, en torno a las causas últimas de la muerte. Corrientemente, la
ausencia de riego sanguíneo daña en profundidad toda la estructura nerviosa. Sabemos que las neuronas
son capaces de emitir campos electromagnéticos, los cuales, mediante un equipo detector - el
electroencefalógrafo - son registrados sobre una banda de papel.

EL ELECTROENCEFALOGRAMA…

Los trazados eléctricos son ondulantes e irregulares. Cuando nuestra mente trabaja, cuando dormimos o
sufrimos alguna perturbación cerebral tumores encefálicos, epilepsias esos ritmos cerebrales
experimentan variaciones en su frecuencia e intensidad que permiten al clínico conocer con cierta
precisión el estado de nuestras funciones encefálicas. Durante el estado agónico, en estado de coma,
esas ondas presentan un perfil sui-generis demostrativo de la situación mórbida del paciente.

Cuando se acerca la fase de necrosis de las áreas y núcleos nerviosos más importantes, la aguja que
rasguea el EEG (electroencefalograma) traza débiles ondulaciones, mortecinos picos, que se resuelven
finalmente en unas líneas rectas, inequívoca señal de que la actividad bioeléctrica cerebral ha cesado. Es
la llamada «respuesta plana», signo definitivo de la muerte. Los especialistas insisten en que para que
exista muerte cerebral han de cesar en sus funciones tanto la corteza o centros superiores como el tronco
y médula nerviosos. Es entonces cuando se presentan las falsas líneas «cero» o rectas en el equipo del
registro....
Ilustración 4 ELECTROENCEFALOGRAMA

Inicio del proceso de


descomposición tras la
muerte
La implacable actividad de la Parca comienza entonces un lento y repugnante trabajo sobre aquel cuerpo
inerte. El cadáver se torna pálido, indicando esto que la sangre que fluía por sus capilares subepidérmicos
se ha replegado a otros vasos mayores. El frío de la muerte, que tanto impresionaba a los poetas del
Romanticismo, se enseñorea ahora del cuerpo. El descenso térmico alcanza incluso cotas inferiores a la
temperatura ambiental, provocando la impresión de gelificación. Este proceso térmico comienza en el
rostro a los cuarenta minutos del fallecimiento y concluye en el epigastrio y las axilas. Se explica esa
sensación táctil de frialdad semejante al hielo porque a través de la piel se produce una rápida
evaporación de vapor de agua y es sabido que toda exudación gaseosa provoca importantes descensos
de temperatura.
Ilustración 5 LIVIDEZ CADAVÉRICA

El cadáver se deshidrata aceleradamente. La pérdida de agua es responsable de que los globos oculares
experimenten una fuerte contracción. El ojo deja de presentar su turgencia habitual, la córnea se vuelve
opalescente y la piel de todo el cuerpo comienza a plegarse y apergaminarse. Mientras tanto, la sangre se
coagula al sedimentarse los glóbulos rojos, la hemoglobina que éstos contenían y que daban a estas
células su color rojo, se derrama tiñendo el suero sanguíneo antes transparente y llegando a impregnar
las paredes arteriales cromándolas con un tinte carmín indefinido.

La sangre, acumulándose en las zonas inferiores del cuerpo, brinda a éstas un tono violáceo que
contrasta con la sobrecogedora palidez de otras áreas. Por otra parte, el suero sanguíneo se abre paso a
través de los capilares y, atravesando la piel, se filtra hasta el exterior dando lugar a las "trasudaciones
post mortem". También la orina, el líquido cefalorraquídeo y los fluidos intracelulares se derraman a través
de los diversos tejidos, provocándose bolsas o ampollas cuya descomposición provocarán luego el pútrido
olor de los cadáveres...

Simultáneamente a esta palidez, exudación y frialdad, los músculos del cadáver se tornan rígidos y
endurecidos. Si al principio aquel cuerpo recién fallecido parecía un pelele fláccido relleno de trapo, ahora
su tejido muscular adquiere la textura de una tabla. Parece ser que esta rigidez de las fibras musculares
es debida a un proceso lento de acidificación combinada con la deshidratación. Las moléculas proteicas
de la musculatura (que por cierto presentan una configuración como si fueran resortes helicoidales)
adquieren ahora una elasticidad que las asemeja al acero.

La rigidez cadavérica se inicia unas cuatro horas después, comenzando en la mandíbula inferior y en la
nuca, y concluyendo con la extensión de las piernas, se prolonga hasta dos o tres días tras el instante del
óbito.
Ilustración 6 RIGIDEZ CADAVÉRICA

¿Es cierto que sienten


placer los ahorcados?
Entre tanto ocurren fenómenos sorprendentes. Durante mucho tiempo se popularizó la idea supersticiosa
de que las personas ahorcadas experimentaban en los últimos instantes de su vida un intenso placer
sexual. Como prueba del orgasmo se solía señalar la observación de erecciones y eyaculaciones «post-
mortem». El falo del cadáver presentaba un macabro aspecto de rigidez vertical, que los testigos, presos
de un grave estremecimiento, atribuían a misteriosas reacciones placenteras. Hoy se sabe que este
fenómeno está vinculado al proceso bioquímico de rigidización que se extiende incluso a las vesículas
seminales...

Imagen disponible en el documento para descarga

Ilustración 7 ERECCIÓN EN AHORCADO.

Leyendas de terror…
Por otra parte, han surgido leyendas acerca del "terror" experimentado por los cadáveres cuando su alma
sufre el castigo divino. Refiriéndose al cadáver de un hombre que en vida había maltratado cruelmente a
su mujer, ésta relata así la escena desarrollada en la cámara mortuoria:

"Mi suegra y cuñados sollozaban junto al féretro. Las sombras alargadas hasta el techo, proyectadas por
los hachones encendidos, daban a la estancia un aspecto lúgubre y fantasmal. Yo contemplaba la palidez
de aquel rostro que tanto había odiado. De repente, las cuatro personas que rodeábamos a Juan
quedamos petrificadas por el espanto.

La boca del cadáver se cerró con un gesto de angustia infinita como si no pudiera resistir el tormento que
sin duda su ánima estaba sufriendo en aquellos instantes; los dedos de sus manos, que descansaban
sobre el pecho, se crisparon, y los pelos de toda su piel se erizaron de repente como señal del terror que
embargaba su cuerpo... "

HORRIPILACIÓN Y MOVIMIENTOS INVOLUNTARIOS.

Seguramente las mujeres que velaban al muerto no sufrían ilusiones. Es frecuente observar durante el
período de rigidez muscular, contracturas de los maxilares, párpados que se cierran bruscamente,
flexiones en los dedos de las manos y pies y, sobre todo, la clásica «carne de gallina» (horripilación)
provocada por micro contracciones a nivel epidérmico de los músculos erectores del vello.

Aún más horripilantes resultan algunas historias acerca de cadáveres que se encontraban tendidos en
posición «decúbito supino» "decúbito supino" y que espontáneamente se incorporaron, quedando
sentados sobre la camilla mortuoria con el tronco en posición vertical, y otros casos de cuerpos yacentes
que extendieron bruscamente su brazo ante el espanto de todos los presentes.

Con la rigidez del difunto debemos dar por perdida toda esperanza de que aquel cuerpo pueda
reanimarse y ejercer las perdidas funciones vitales. El terrible destino que le espera ahora, la aniquilación,
por descomposición bioquímica o putrefacción, de su entramado celular, reducirán a la nada esa
debilísima expectativa...

La acción putrefactora
En ningún lugar de nuestro mundo físico puede comprobarse mejor que en un cadáver cómo la batalla
final entre negantropía y entropía acaba siendo ganada por la última.

Si la negantropía parecía violar las leyes que exigen una lenta, pero implacable destrucción del orden
cósmico (entropía) gestando seres vivos cada vez más complicados y perfectos, acumulando información
cada vez más densa en unos pocos centímetros cúbicos de cualquier organismo animal, las leyes
termodinámicas acaban finalmente por imponerse disolviendo el rico encaje pletórico de armónica belleza
en los tejidos vivos y aniquilándolos hasta reducirlos a polvo inerte. Comienza la putrefacción.

El marco de ese escenario épico donde podemos asistir a la desigual lucha final entre Thanatos y Eros,
es el cadáver de un hombre. Tras la muerte, inicia su macabra actividad la llamada "autolisis tisular"
(autodestrucción de los tejidos celulares). Y más tarde iniciarán su voraz banquete los fermentos,
microorganismos necrófagos que no perdonan nada ni a nadie. Sus enzimas se aplican con particular
empeño a romper cuantas moléculas complejas encuentran a su paso. Proteínas y ácidos nucleicos son
destruidos y descompuestos en sus aminoácidos y nucleótidos integrantes.

LOS PRIMEROS AGENTES QUÍMICOS DESTRUCTORES.

En pocas horas los órganos más delicados de nuestro cuerpo quedan reducidos a una masa viscosa y
pestilente. La porción medular de las glándulas suprarrenales se ablanda convirtiéndose en una cavidad
cloacal que segrega un líquido parduzco, y las paredes del estómago y los intestinos se reblandecen
también por auto digestión. Los jugos gástricos, que hasta ahora habían respetado los recintos que los
contenían, muerden agresivamente la coraza muscular, perforándola y derramándose por las cavidades
peritoneales, La cavidad pleural, junto al pulmón, que contiene una sustancia sumamente ácida, al
reaccionar con los líquidos gástricos que se abren paso a través del diafragma, comienzan una acción
doblemente destructora sobre el aparato respiratorio.

Todavía las bacterias putrefactoras esperan a intervenir, cuando los primeros agentes químicos hayan
abierto brecha...

LOS GASES DE LA PUTREFACCIÓN.

Las grasas de ciertas zonas se transforman en ácido acético bajo la actividad de fermentos lipolíticos; y
los múltiples hidratos de carbono comienzan a degenerar convirtiéndose en alcoholes y ácido láctico.
Todos estos procesos de la materia orgánica en descomposición comienzan a exhalar los primero gases
pútridos: ácido sulfhídrico y amoníaco, pentano, etc.

Es ahora cuando los microorganismos que preparaban su gran batalla final se deciden a intervenir.
Proceden de todas partes. Estaban escondidos en las fosas nasales y entre los dientes, flotaban en el
aire circundante, pero, sobre todo, existían por billones en la flora bacteriana de nuestros intestinos.

Imagen disponible en el documento para descarga

Ilustración 8 GASES DE LA PUTREFACIÓN

EL ATAQUE MICROBIANO.
Se lanzan a perforar las células inermes de los tejidos que, desprovistas de las defensas que los
anticuerpos contenidos en la sangre les deparaban, no pueden luchar contra tan poderoso enemigo.
Penetrando por los vasos sanguíneos, que ya no contienen otra cosa que suero degenerado, e
invadiendo los túbulos linfáticos, se esparcen por doquier. La sangre descompuesta les sirve como caldo
de cultivo. El "clostridium Welchii" es un microorganismo que destruye los componentes complejos de la
sangre, licua los coágulos de los «post mortem», e invadiendo otros tejidos, fermenta las sustancias
orgánicas produciendo gases deletéreos. La "scherichia coli" y el "proteus vulgaris" le acompañan en su
acción demoledora. A las cuarenta y ocho horas del fallecimiento una bacteria se impone a sus
congéneres, el "bacillus putrificus".

Esta selección de especies, ordenada en la gran invasión, tiene una causa simple. En una primera fase,
aún se encuentra mezclada con la sustancia orgánica del cuerpo abundante oxígeno. De esta manera son
las bacterias aerobias (las que respiran en aire normal) las que pueden ejercer su acción fermentativa...

LOS GASES SULFURADOS.

Pero la abundante descomposición de moléculas bioquímicas engendra, como hemos visto,


abundantísimos gases sulfurados, anhídrido carbónico y metano. Esas especies mueren asfixiadas por
sus propios productos tóxicos. Es la hora de las bacterias anaerobias, que habitualmente residen en las
cloacas, y se sienten confortablemente en el medio tóxico del gas de los pantanos.

Entre los líquidos putrefactos amarillo-verdosos en que se han transformado los citoplasmas celulares,
esos microbios encuentran su caldo nutritivo más apetitoso para concluir su función degradadora aliada
de la Parca.

LAS MANCHAS EN EL CUERPO…

A veces, extraños organismos provocan efectos sorprendentes. Sobre algunos cadáveres aparecen
extensas manchas de vivo color carmín. Es que allí se encuentra el "micrococus prodigiosus", el mismo
que provocaba los falsos milagros de las hostias consagradas sangrantes y que hizo postrarse de rodillas
a más de un monseñor piadoso. En otras ocasiones es el "bacterium violaceum" el que genera curiosas
marcas de color lila como hechas con un tampón de tinta sobre la piel apergaminada...

DESTRUCCIÓN DE LAS VÍSCERAS.

La destrucción de las vísceras llega a niveles que cuesta describir. Los parénquimas son aniquilados por
el "enfisema pútrido" hasta llegar a licuarse. El hígado se transforma en una repulsiva sustancia verde
negruzca, y el cerebro, esa maravillosa estructura de arquitectura prodigiosa, acaba por reducirse a una
masa amorfa verde grisácea y viscosa.

Los pulmones se atrofian, las fibras del corazón presentan multitud de burbujas llenas de gas pútrido.
Cuando transcurren dos meses, lo que era el miocardio se ha trocado en un líquido espumoso en el que
sobrenadan gotas de grasa corrompida. Todavía los riñones se resisten a la destrucción generalizada,
protegidos por su coraza de grasa; y mucho después aún resisten como fortines enclavados en campo
enemigo, la vejiga, el páncreas y la matriz en las mujeres. Es como el último bastión resistente a la acción
putrefactora, simbolizando la vida.

LIBERACIÓN DE LOS GASES A 40º C

La temperatura de fermentación es elevada. Recordemos lo que ocurre en el seno de los estercoleros. La


frialdad del cadáver deja paso a una elevación térmica que alcanza los 40 grados. Entonces el
desprendimiento de gases pútridos es impresionante. Gases que pueden llegar a inflamarse, que se
acumulan en vacuolas o bolsas que llegan a explotar, gases que producen macabras inflamaciones del
vientre en algunos cadáveres, y que obligan a los empleados de las funerarias a construir los féretros
recubiertos de zinc y provistos de válvulas especiales para que aquellos lleguen a evacuarse al exterior y
no generen la explosión del ataúd como si fuera una bomba...
CADÁVERES QUE SE MUEVEN…

Son estos gases los que provocan algunos espeluznantes movimientos del cadáver y llegan incluso a
gestar el parto de algunas embarazadas después de su muerte. Son ellos los que testifican la presencia
de un ahogado, haciéndolo flotar tras una inmersión prolongada. Estos gases llegan a estallar en la
misma epidermis, abriendo así enormes llagas que constituyen la puerta de entrada de nuevas bacterias
saprofitas, hongos y millones de pequeños insectos necrófagos que concluirán el festín de la muerte.

En este momento ya ha concluido el período de putrefacción verde, llamado así por la aparición de una
extensa «mancha verde» abdominal. Fue la flora bacteriana la responsable de la génesis de ácido
sulfhídrico que, reaccionando con los hematíes de la sangre, provocaron el compuesto de color
esmeralda llamado «sulfometahemoglobina». Mancha abdominal que en los cadáveres por congelación
se torna en un color rosáceo.

CAMBIOS EN EL ROSTRO.

Ilustración 9 CAMBIOS EN EL ROSTRO POR LA PUTREFACCIÓN

Luego los cabellos se desprenden a la mínima tracción, los tegumentos se ennegrecen y los globos
oculares se proyectan hacia el exterior otorgando un horrible aspecto al rostro del cadáver.

Los párpados se distienden, inflamándose los labios, mientras por sus comisuras mana un líquido
negruzco de olor pútrido y por otras cavidades corporales se desprenden emanaciones espumosas y
amarillentas.

La fase final es denominada por los tanatólogos como de "putrefacción colicuativa", las articulaciones se
abren manando un líquido que es mezcla de centenares de subproductos orgánicos. Todas las vísceras
se han licuado ya.

Los globos oculares se han disuelto. La voracidad de los insectos necrófagos ha dado buena cuenta de
una gran masa del cuerpo descompuesto. El cerebro hace ya varios días que se transformó en un viscoso
líquido grasiento de olor aliáceo, y los músculos se redujeron a hojas membranosas. La grasa, sobre todo
en aquellos que en vida fueron personas obesas, sufre un proceso de saponificación (transformación en
jabón). El amoníaco procedente de las fermentaciones es el culpable de este fenómeno químico. Es la
llamada «grasa de cadáver», de consistencia cremosa, que invade algunas cavidades del cuerpo...

LLEGAN LOS HONGOS…


Sucesivas especies de hongos acompañan este último estadio del cadáver. Mientras algunas grasas se
escinden en glicerina y ácidos grasos combinándose con sales alcalinas para formar otros tipos de jabón,
la flora micósica combina su acción con millones de larvas que corroen los últimos reductos blandos de
los restos.

Si el cadáver fue enterrado sin protección en el terreno, la influencia química de éste se suma a las
últimas acciones bioquímicas de los voraces organismos. Sólo queda ahora un humus grasiento cuando
ya los ligamentos y algunos tendones han desaparecido de la escena. Ese humus maloliente se difunde a
través de las sustancias arcillosas. Resta casi incólume la esbelta arquitectura del esqueleto óseo. Se ha
consumado la aniquilación. Los últimos residuos de vida orgánica han desaparecido. Ahora sí podemos
decir con propiedad que la Parca descansa tras su fatigosa labor.

Muerte aparente y
enterramientos en vida
En épocas pasadas, cuando la literatura del romanticismo trataba de buscar una peculiar explicación a la
dramática experiencia de la muerte, circularon espeluznantes relatos acerca de personas que habían
vuelto a la vida dentro de sus nichos. Tampoco están lejanos los días en que predicadores sado-
morbosos y neuróticos maestros de ejercicios espirituales aterrorizaban a sus oyentes con historias de
individuos que, habiendo fallecido en pecado mortal, resucitaban ante el pasmo de los deudos que
velaban sus restos en la cámara mortuoria, e incorporándose en la cama con el rostro congestionado por
el terror, exhalando un indefinido aroma azufrado y modulando sus palabras con voz cavernosa, advertían
a todos los presentes que eran inútiles cuantas oraciones y exequias se celebrasen a favor de su ánima,
pues ésta ya había sido condenada hasta la eternidad...

MITO O LEYENDA…

Tan irresponsables consejos que contribuyeron en otro tiempo a formar tantos cuadros neuróticos entre
los creyentes, avivando aún más ciertas formas de superstición religiosa, no han de hacernos perder de
vista que a veces es difícil establecer límites precisos entre la realidad mitificada y la genuina leyenda.

Es verdad que hubo muchos muertos que "despertaron" en sus ataúdes, si aceptamos los exámenes
realizados durante algunas exhumaciones en las que esos cuerpos aparecían trágicamente
contorsionados, con los brazos extendidos y los dedos crispados como si hubieran mantenido una lucha
dantesca contra la asfixia. Pero no había otra cosa sino los efectos de la progresiva rigidización muscular
o la acción de los gases que modifican la plasticidad del cadáver. Hemos de admitir, sin embargo, que
desgraciadamente se dieron en otras épocas casos reales de autor reanimación. Eran situaciones de
muerte aparente. Los precarios diagnósticos de fallecimiento que se practicaban entonces, dieron lugar a
semejantes errores.

La llamada "muerte aparente" se presenta a veces en la asfixia de los ahogados, electrocuciones,


ahorcamientos, síncopes durante la anestesia en el curso de intervenciones quirúrgicas, intoxicaciones
provocadas por braseros, bodegas y otras fuentes de óxido de carbono...

EL "MUERTO RESUCITA"…

El paciente aparece en estado cataléptico; sus movimientos cardíacos son casi imperceptibles. Se explica
así que, en ausencia de un signo tan importante como es el pulso, médicos y familiares dieran por
muertas a personas que aún conservaban una mínima capacidad vital. En Marsella, cuando una familia
estaba velando al esposo que había fallecido víctima de una accidental pérdida de conocimiento, ahogado
en su bañera, el «muerto» se incorporó, miró sorprendido a todos los que le velaban y se desmayó de
nuevo impresionado por la escena cuando comprendió la situación. Más de una vez se ha llegado a
tiempo para abrir un ataúd al escuchar los angustiosos golpes y arañazos de la víctima que yacía rodeado
de una coraza de zinc...

El diagnóstico de la
muerte
En la moderna época de los trasplantes este problema de muerte aparente adquiere unas dimensiones
especiales. Por una parte, las leyes exigen que se certifique la muerte del donante con toda clase de
garantías, pero por otra parte, si se ha iniciado la fase de descomposición orgánica, esos riñones, ese
globo ocular... no servirán ya para ser trasplantados. Por todo ello, especialistas del mundo entero han
enfatizado acerca de la necesidad de realizar un diagnóstico absolutamente preciso de la muerte. Si uno
no se muere a una hora determinada como dicen los malos libros sobre estos temas, si la muerte es un
largo proceso en el que van aniquilándose una a una las partes vitales de nuestro cuerpo hasta el punto
de que nuestra epidermis sigue viva veintidós horas después de la muerte cerebral y los riñones aún
siguen dando signos de vitalidad durante bastante más tiempo, al menos necesitamos un criterio para
poder afirmar: ¡A partir de ahora ya no es posible que el cuerpo vuelva a alcanzar su estado anterior!

LA INACTIVIDAD DEL CEREBRO.

Ya hemos visto que el silencio cerebral puede brindarnos una pista para certificar la muerte. El EEG
plano, ha marcado el momento en que algunos médicos han desconectado los aparatos que mantenían
artificialmente con vida a algunos pacientes en estado comatoso. En 1977 se vio un caso curioso en el
Tribunal Supremo del estado norteamericano de Massachusetts: un hombre, víctima de un gran
traumatismo cerebral, yacía en el hospital, manteniéndosele vivo mediante un pulmón de acero. El
individuo conservaba sus constantes vitales, pero el electroencefalograma daba un trazado plano. Esa
situación de ausencia de ritmo encefálico persistía día tras día. Los médicos, tras consultar a la familia,
decidieron desconectarle el aparato de respiración artificial....

UN PROBLEMA JURÍDICO.

Pero aquel hombre había sido apaleado por un psicópata criminal. La situación había creado un grave
problema legal, pues el abogado defensor aducía que la muerte no había sido provocada por el agresor,
sino por los clínicos que arbitrariamente habían desconectado el pulmón automático. ¿Cuál era el criterio
de muerte? ¿La parada cardiovascular? ¿La arritmia cerebral?

Penin comparaba la línea plana del EEG con un gran lago helado que oculta las furiosas corrientes de
agua bajo la inmensa corteza de hielo. Porque efectivamente esas "líneas cero" sólo demuestran a veces
la inactividad de la corteza cerebral, base de nuestras actividades mentales, sensoriales y movimientos
conscientes; pero no olvidemos que aún puede latir la actividad del paleo encéfalo que rige nuestras
funciones vegetativas.

EL TEMOR A SER ENTERRADOS VIVOS.

El temor a ser enterrados vivos persiste, sin embargo, en muchos enfermos con un cuadro anancástico-
fóbico. Esa fobia puede haber sido alimentada en la niñez por esos macabros relatos a los que aludíamos
anteriormente. A lo largo del siglo XIX y a principios del XX esta terrible obsesión aguzó el ingenio de
muchas personas y se llegaron a patentar sofisticados sistemas para evitar el enterramiento bajo efectos
de muerte aparente, o para poder comunicar con el exterior en caso de una emergencia semejante...
Vida vegetativa
Los médicos actuales se preocupan ante la inconsecuencia demostrada por esos familiares que permiten
la existencia de cadáveres vivientes, drogados, saturados de cables y catéteres, provistos de respiradores
artificiales que se mantienen antinaturalmente en un estado vegetativo.

Se les explica que tan pronto desconectes el marcapasos o cierres una válvula se irá para siempre,
puesto que jamás podrán recuperarse por sí solos..., pero los prejuicios de carácter pseudorreligioso
pueden más. Ellos esperan ¡un milagro! y consienten que el enfermo prosiga su agonía eternizada por
culpa de una aberrante utilización de la tecnología. Ese ancestral fantasma del "enterramiento en vida"
convertido en verdadero delirio paranoico, vence otras consideraciones humanitarias que ni siquiera
tienen que ver con la eutanasia y permite esa terrible lacra social que convierte en verdugos a los seres
más queridos del enfermo desahuciado, ante la mirada impasible de una Iglesia que hace muy poco para
resolver los más dramáticos problemas de nuestro tiempo, prisionera de unos dogmas esclerotizados que
el mundo de nuestros días ha vaciado de contenido.

La vida vegetativa, sin sensibilidad y sin conciencia, no es una vida humana. Mantener el riego sanguíneo
y la respiración con la ayuda de la tecnología es un error, si la situación mortal es irreversible. Cuando el
reloj de la existencia ha efectuado su recorrido total lo natural es que llegue la muerte; pero debe llegar
también de una manera natural.

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos95/muerte-el-proceso/muerte-el-


proceso.shtml#ixzz2joyRsAuR

ARCHIVOS PARA MARZO, 2013


Resultados de la investigación del magnicidio al
General Prim
Publicado: marzo 22, 2013 en Curiosidades, Política
Etiquetas: Amadeo, asesinato, Borbón, España, Gloriosa, Isabel II, Montpesier, política, Prim,
Republica, Saboya, Serrano

Juan Prim y Prats, nació en Reus el 12 de diciembre de 1814, fue un militar y político liberal

español del siglo XIX que llegó a ser Presidente del Consejo de Ministros de España. En su

vida militar participó en la Primera Guerra Carlista y en la Guerra de África, donde mostró

relevantes dotes de mando y valor. Tras la Revolución de 1868 se convirtió en uno de los
hombres más influyentes en la España del momento, patrocinando la entronización de la Casa

de Saboya en la persona de Amadeo I.

Murió asesinado poco después. Con este nuevo estudio del cadáver momificado se ha

desvelado que el general Prim falleció tres días antes de lo que se creía hasta ahora por

estrangulamiento, datando el fallecimiento el 27 de diciembre de 1870. Ahora después de 142

años conocemos cómo murió realmente. Expertos de la Universidad Camilo José Cela, que

han estudiado el cuerpo embalsado:

“Hemos resuelto un crimen del siglo XIX con los avances tecnológicos del siglo XXI”, se lee en

las conclusiones de la Comisión Prim de Investigación.

Texto: Mari Mar Robledo, doctora en Medicina Legal y Forense.

Fotografías: Ioannis Koutsourais

El primer contacto que tuvimos con los últimos objetos y los restos cadavéricos del General Juan Prim y

Prats, se produjo la mañana del 16 de mayo de 2012, durante la visita organizada por la Comisión Prim

al Museo del Ejército, ubicado en el Alcázar de San Juan de Toledo (España). Allí se custodian la berlina

en la que viajo por última vez el general Prim y parte de los ropajes, levita, levitón y fajín, que portaba

aquella fatídica tarde-noche del martes 27 de diciembre del año 1870 en la que fue asaltado en la

madrileña calle del Turco. Gracias al excelente estado en la conservación de estos objetos pudimos

extraer varios y muy valiosos datos para nuestra investigación.

El atentado ocurrido el martes 27 de diciembre de 1870, sobre la persona del General Juan Prim y

Prats, intervinieron un número indeterminado de personas, que podría ser un grupo de entre seis y doce,

todos fuertemente armados. Aparecen súbitamente de entre las sombras y abren fuego con furia contra el

interior de la berlina. Se producen por lo menos dos cargas con armas cortas y largas de diferentes

calibres. El general Prim resulta herido en el hombro izquierdo, codo izquierdo, espalda y mano derecha.

El general, que resultó gravemente herido de estas lesiones ( serán descritas más adelante) pero en la

berlina y en los ropajes queda constancia de su magnitud, por la evidencia de las grandes hemorragias

que tales lesiones le ocasionaron.


Nuestro estudio comenzó examinando la berlina, los impactos no restaurados, los proyectiles que se

conservan, etc., utilizando entre otras herramientas luz forense, pudiéndose comprobar la existencia y

persistencia de manchas que podrían ser compatibles con sangre derramada por las heridas sufridas en el

atentado, y que podrían haberse formado por la precipitación de la sangre a través de los ropajes

empapados del general.

Tiempo después pudimos comprobar que el cuerpo se encontraba en perfecto estado de conservación

para su estudio. Aun estando el cuerpo en el interior de un féretro de plomo que dejaba visible solo el

tercio superior del cuerpo, esta parte superior podía observarse perfectamente debido a que el féretro de

plomo en el que se encontraba tenía en esa zona una placa vidrio. Al retirar este, y a pesar de los

persistentes olores que inundaban la estancia del tanatorio donde nos encontrábamos, pudimos distinguir

el característico aroma de un cadáver momificado. En ese momento crucial del estudio, y presentes los

responsable de su custodia y las autoridades del municipio, procedimos a examinar, uno de los exámenes

fue el tacto del cuerpo del general, primero la parte superior del cuerpo, la expuesta, después se procedió

a que la antropóloga forense introdujera la mano en el interior del sarcófago de plomo. Dicha exploración

nos permitió profundizar sin proceder a la apertura del sarcófago incluso se pudo llegar hasta la zona

de los tobillos, comprobando que los miembros inferiores se encontraban en muy similar grado de

conservación que el resto del cuerpo, lo que nos confirmó que el conjunto estaba en perfecto estado para

su estudio, ya que presentaba una momificación completa, se tomo la decisión de proceder a la apertura

del sarcófago.
El estudio de un cuerpo momificado es competencia de la Antropología Forense, siendo uno de sus

objetivos fundamentales establecer, si es posible, la causa de la muerte, ya que en este caso la

identificación del sujeto así como la data de la muerte son datos de sobra conocidos y constatados.

La momificación es un proceso de los denominados Procesos conservadores del cadáver, que se

caracteriza por una deshidratación intensa del cuerpo. Para que un cadáver se momifique de manera

espontánea influyen diversas circunstancias, como las condiciones ambientales, el sexo del individuo y la

causa de la muerte, ya que, por ejemplo, una muerte que ha cursado con grandes hemorragias favorece

la momificación. Esta conservación permite el estudio de las lesiones que presenta el cadáver del

general Prim, tanto externas como internas a nivel óseo.

Posteriormente se realizó un completo estudio macroscópico, radiológico, y endoscópico. En definitiva, un

estudio del cadáver momificado del general Prim utilizando la tecnología más avanzada, lo que nos

permitió no solo realizar el estudio externo del cuerpo, sino también el estudio interno mediante técnicas

no invasivas para mantener el cuerpo inalterado.

Lo primero que observamos fue que el cadáver no estaba autopsiado, hecho este que contradice a lo

dicho en los documentos históricos y oficiales, entre ellos el informe de la autopsia con las firmas de los

doctores que lo atestiguan, y que se referencia en los folios 136r –141v del volumen nº 2 del sumario. En

dicho informe se especifica que el día 31 de diciembre de 1870 se practica la autopsia del cadáver del
Excmo. Sr. D. Juan Prim, se reconoce su hábito exterior y se recurre a la necroscopia para conocer la

dirección de las heridas y el daño producido en los tejidos.

La autopsia es un procedimiento médico legal que consta de varias partes, la mayoría de los autores de

referencia en la Medicina Legal y Forense diferencian tres etapas o momentos: estudio del lugar de los

hechos; estudio externo del cadáver; y estudio interno que implica apertura de cavidades.

Respecto a esto último, aunque en el citado informe de la autopsia no se menciona explícitamente la

apertura de cavidades, el término necroscopia según el diccionario de la Real Academia de la Lengua se

define como necropsia o autopsia, palabra que proviene del griego y que significa “acción de ver con los

propios ojos”. A pesar de que las técnicas de apertura de cavidades han evolucionado a lo largo de la

historia, en aquel momento ya era un procedimiento habitual dentro del proceso de la autopsia. Si a esto

le añadimos que en el informe de la autopsia se describen lesiones óseas y musculares que no es posible

ver salvo directamente o mediante radiología (técnicas que surgen a partir de 1895), queda implícitamente

probado que en la documentación se afirma haber realizado la autopsia completa, incluyendo el examen

interno del cuerpo, algo que se contradice por completo con el examen realizado por nuestra parte, en el

que no se pudo observar señal alguna de apertura de cavidades.

Respecto a las lesiones por arma de fuego que presentaba y presenta el cuerpo, su descripción es la

siguiente:
Una lesión en el hombro izquierdo con orificio de entrada en la zona delantera del cuerpo y que

compromete al hueso en esa zona, producida por un arma de gran calibre, haciendo fuego desde muy

cerca y provocando pequeñas quemaduras en el rostro, pero principalmente en el lado izquierdo.

Dos lesiones en el codo izquierdo que se corresponden con orificio de entrada y salida producidas por

arma de fuego sin afectación ósea. Estas lesiones probablemente se produjeron estando este brazo

separado del tronco en alto. Pese a no tener afectación ósea, esta lesión sangró abundantemente

impregnando de sangre la levita y el levitón que llevaba el general en el momento del atentado.

Tres lesiones en la mano derecha de las cuales una de ellas provoca la amputación traumática del

dedo anular. En este punto es obligado reseñar que en el informe de la autopsia se hace referencia a que

la amputación de dicho dedo fue quirúrgica y sin embargo no se aprecia ningún signo de cura en dicha

lesión. La segunda lesión, de gran tamaño, se corresponde con una producida por arma de fuego, con

orificio de entrada en la zona palmar, producida a muy corta distancia, mientras que la tercera se

corresponde con el orificio de salida a nivel del segundo-tercer metatarsiano. Estas lesiones son

compatibles con heridas defensivas ocasionadas, posiblemente, al intentar desviar la trayectoria del cañón

de un arma corta, compatible con una pistola de repetición o revolver; algo que sugieren los dos impactos

provocados casi en el mismo momento y en la misma acción, a cañón tocante.


Una lesión en la parte superior de la espalda a nivel escapular que podría corresponderse con un

orificio de salida de una lesión por arma de fuego. A pesar de que sus bordes lineales no parecen indicar

esto, en el informe “oficial” de la autopsia se hace referencia a esta lesión como un corte quirúrgico a fin

de extraer un proyectil de los alojados en el cuerpo a ese nivel. No obstante, resulta cuanto menos

sorprendente que si así hubiera sido no se le hubieran aplicado puntos de sutura.

Respecto a estas lesiones es importante destacar que ninguna de ellas afecta, en principio, a

un órgano vital. No obstante, estudiando las ropas que llevaba el general y los restos de sangre que

permanecen en el lugar de los hechos, la berlina, es de todo punto evidente que sufrió una pérdida de

sangre considerable que hubiera provocado una hipovolemia, que al no ser transfundido constituye una

patología grave.

Por otro lado, en la zona supraclavicular izquierda se aprecia un corte quirúrgico lineal y con puntos

de sutura que no se corresponden, en principio, con la intervención quirúrgica de una lesión por arma de

fuego, ya que en ese caso la incisión no sería tan lineal y sus bordes aparecerían más irregulares, por lo

que es más probable que dicha incisión fuera producida durante el proceso de embalsamamiento, el cual

se llevó a cabo, según viene reflejado en la documentación, mediante el método de inyección.

Tanto en la lesión del hombro izquierdo como en la de la mano derecha, concretamente la de la

palma de la mano, se aprecian unos emplastes que hacen pensar que hubo un intento de cortar las

hemorragias en esas zonas, pero no se observa en ninguna otra lesión más cura alguna; ni con puntos, ni

con cauterización de las heridas.

Llegados a este punto, es importante resaltar que las lesiones que presenta el cadáver no se

corresponden con la documentación oficial y que si a esto le añadimos que existe un informe de una

autopsia practicada al general Prim, que en realidad y como pudimos comprobar no se realizó, nos

encontramos con hechos objetivos y demostrables que hacen dudar seriamente sobre la veracidad de la

documentación oficial que se conserva respecto al Magnicidio del General Prim.


Por otro lado, en el examen externo del cadáver nos encontramos un hallazgo sorprendente e inesperado:

un surco que parte desde la parte posterior del cuello, presenta continuidad hasta la zona delantera y

desde donde parte otro en dirección posterior y ascendente. Estas “marcas”, en principio, son compatibles

con las descritas por diferentes autores de la literatura médico legal (Balthazard, Simonín, Concheiro

y Suárez-Peñaranda, López Gómez y Gisbert, Di Maio, Verdú) como lesiones externas de un tipo específico

de asfixia mecánica: estrangulamiento a lazo o con ligadura.

Manipulaciones del cuerpo

Dada la importancia que representa este hallazgo, era necesario e imprescindible descartar la posibilidad

de que dichas marcas se hubieran producido por cualquier otro motivo, como, por ejemplo, presión

ejercida por la ropa con la que fue inhumado el General, alguna manipulación durante el proceso

de embalsamamiento, etc.

Para ello estudiamos de nuevo el cadáver y profundizando en el estudio de estas marcas, evaluando la

posibilidad de que hubieran sido producidas por la ropa.

El estudio realizado en la ropa con la que fue inhumado el general Prim, al igual que los desarrollados

anteriormente, fue extremadamente minucioso y nos llevó a la conclusión de que las mencionadas marcas

no pudieron ser causadas en modo alguno por las ropas.


Continuando con la investigación hemos descartado, como en algún momento pudo sugerirse, que se

trate de marcas producidas durante el proceso del embalsamamiento, proceso este de conservación

cadavérica que habiendo evolucionado considerablemente a lo largo de la historia consiste en introducir

líquidos conservadores en el interior del cadáver evitando que se produzca la putrefacción cadavérica.

Conclusiones

A la vista de todo lo anteriormente expuesto, consideramos que, muy probablemente, desde casi el mismo

momento del atentado, el general Juan Prim y Prats debió quedar inconsciente como resultado del

shock traumático al que hay que sumar la hipovolemia sufrida por la pérdida de sangre.

Respecto a la gravedad de las lesiones, al no haber afectación de órganos vitales es posible que se

le practicasen unas curas a fin de cortar las hemorragias del hombro izquierdo y de la mano

derecha. Es importante destacar en este punto que a pesar de la excelente conservación del cadáver, no

es posible evaluar si hubo afectación de vasos sanguíneos principales.

Por último, consideramos de extrema importancia la valoración de las marcas que se aprecian en el cuello

del cadáver y que descartando que fuesen producidas por las ropas o durante el proceso de

embalsamamiento, son compatibles con las lesiones externas características de un estrangulamiento a

lazo, siendo esta modalidad de estrangulación mayoritariamente de carácter homicida y cuyo signo

externo fundamental es el denominado surco de estrangulación. Respecto a las lesiones internas en este
tipo de estrangulamiento, la proporción con la que aparecen hemorragias petequiales, lesiones óseas o

cartilaginosas a nivel de la lesión externa son de baja proporción, por lo que la ausencia de ellas no

permite descartar este mecanismo de muerte.

Gamero y Lucena, refiriéndose a las lesiones producidas en muertes por estrangulación consideran que “el

surco de la estrangulación dejado por la compresión del lazo sobre la piel del cuello, se ha de

considerar como la lesión principal y característica de esta variedad de asfixia mecánica”.

Por otro lado, la continuidad que presenta el surco así como la profundidad no son compatibles con los

pliegues que de forma generalizada presentan los cuerpos momificados.

En resumen y cerrando definitivamente nuestras conclusiones, no podemos afirmar que el General

Juan Prim y Prats muriera estrangulado, fundamentalmente porque, por razones más que obvias, no

estábamos presentes en el momento en que tal hecho pudiera producirse, pero sí que estamos en

condiciones de afirmar, rigurosa y científicamente, que las marcas que rodean el cuello de su cuerpo

momificado son compatibles con el estrangulamiento a lazo habiendo descartado las posibilidades

mencionadas con anterioridad.

S-1464 Autopsia virtual vs autopsia tradicional: utilidad de la tomografía


multicorte en la Medicina Forense.
This poster was originally presented at the SERAM 2012 meeting, May 24-28, in Granada/ES. Este póster ha sido
presentado originalmente en el congreso de la SERAM 2012, 24-28 de mayo, en Granada/ES. www.seram.es
Poster No.: S-1464 Add bookmark
Type: Presentación Electrónica Educativa Send a comment
Keywords: Forense, Asuntos médico-legales, TC, Forense / Send a friend
Estudios forenses Download PDF
Authors: F. X. Zarco Contreras1, S. Grossi1, A. E. Lugo
Pérez2, V. H. Soto Flores2, J. Isern Kebschull1, L.
Milla Rallo1; 1Barcelona/ES, 2México DF./MX
DOI: 10.1594/seram2012/S-1464
Rate this poster:
1
2
3
4
5

| Overall userrating: 0.00 stars

PreviousNext

Section: Revisión del tema


Sidebar
Fig. 1: Tipos de autopsia desde el punto de vista médico legal.

Fig. 2: Fotografía de la exposición de la pierna del Sr. Tolson Cunning en 1895. La...

Fig. 3: Placa de tórax del entonces presidente de los USA Roosevelt en donde se...

Fig. 4: Situaciones en las cuales es recomendable según la normativa europea la...

Fig. 5: Objetivos y utilidad de la autopsia forense.

Fig. 6: Fases de una autopsia forense.

Fig. 7: Examen externo del cadaver.


Fig. 8: Examen externo del cadáver en una autopsia forense, en esta fotografía se...

Fig. 9: Examen interno en una autopsia forense, en la fotografía se visualiza el...

Fig. 12: Posibles campos de acción de la radiología forense.

Fig. 20: Examen interno en una autopsia forense, se visualiza corte a nivel de la pelvis...

Fig. 13: Identificación forense: Comparación de la reconstrucción volume rendering de...

Fig. 21: Laceración hepática en radiología premortem (a) y...


Fig. 16: Reconstrucción Volume-rendering en donde se visualiza trayecto de proyectil de...

Fig. 15: TC craneal en donde se visualizan pequeños fragmentos metálicos que siguen...

Fig. 10: Reconstrucción Volume-Rendering de una lesión por arma blanca a nivel...

Fig. 18: Enfisema subcutáneo en individuo lesionado por arma blanca a nivel cervical...

Fig. 14: Corte axial a nivel abdominal en donde se visualizan múltiples imágenes...

Fig. 17: TC a nivel de órbita en donde se visualiza alteración en la morfología y...


Fig. 22: Reconstrucción Volume-rendering de fractura pelvica a consecuencia de un...

Fig. 24: Conclusiones

Fig. 11: Herida por instrumento punzocortante a nivel abdominal.

Fig. 23: Exploración externa de fracturas a nivel de extremidades inferiores es...

Fig. 19: Apertura de cavidad torácica en autopsia forense.

INTRODUCCIÓN

La autopsia forense, utilizada para la investigación de las muertes de origen traumático


o accidental, es un procedimiento invasivo que emplea la disección del cuerpo humano
con la finalidad de obtener información necesaria para aclarar la causa.
La medicina forense, como otras especialidades médicas, se auxilia de pruebas
radiológicas para complementar la investigación en determinadas situaciones.

Generalmente estos estudios se realizan en personas con vida (cálculo de edad ósea,
valoración de fracturas por agresiones físicas, etc), sin embargo la exploración mediante
TCMD en cadáveres ya se utiliza, aunque de manera no rutinaria, en pocos países.

La literatura existente sobre ésta técnica aún es escasa, pero muestra a la tomografia
computada multidetector (TCMD) como una técnica de imagen útil, que aporta
información complementaria que hubiera pasado desapercibida con el método
tradicional.

Medicina Legal y Autopsia forense.

La Medicina Legal y Forense constituye, la especialidad médica que tiene por objeto la
utilización de los conocimientos médicos, jurídicos, administrativos y éticos, a la
aplicación, desarrollo y perfeccionamiento del Derecho, de la asistencia sanitaria y de la
actividad profesional médica. Es el vínculo entre el derecho y la medicina.

La palabra autopsia procede etimológicamente del griego “autos” (yo mismo)" y "opsis
(vista)", por lo que en sentido estricto significa "visto por sí mismo", aunque algunos
autores refieren que la definición etimológicamente adecuada es: “mirar a través de uno
mismo”.

En la práctica cotidiana se define como el procedimiento medico quirúrgico realizado


sobre un cuerpo sin vida con la finalidad de esclarecer las circunstancias que dieron
lugar a la muerte y representa una de las principales actividades de la medicina legal, el
año pasado tan solo en Madrid se realizaron 2104 autopsias.

Desde el punto de vista médico legal existen dos tipos de autopsias: la autopsia judicial
o forense y la autopsia clínica Fig. 1. La primera es aquella que se realiza a petición de
una autoridad judicial para el esclarecimiento de causas relacionadas con algún evento
traumático, accidental o violento, mientras que la autopsia clínica es aquella que se
realiza a nivel hospitalario como la etapa final del proceso clínico asistencial.
Fig. 1: Tipos de autopsia desde el punto de vista médico legal.
References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES

La legislación española establece que la autopsia medico legal debe ser realizada por un
médico forense. Sin embargo ante la ausencia de esté, el Juez puede nombrar a otro tipo
de médico para que la realice. También contempla la posibilidad de cooperación de
varios facultativos cuando el Juez y el propio forense lo consideren oportuno.

La autopsia medico legal debe ser realizada en todas las muertes accidentales,
violentas, repentinas o aquellas que puedan representar un indicio de la probable
comisión de un delito.

No es necesario el consentimiento de la familia debido a que se realiza por orden de una


autoridad judicial.

No obstante las distintas legislaciones disponen de procedimientos para omitir la


realización de este procedimiento siempre y cuando un medico generalmente
especialista en la materia pueda determinar la causa de defunción. Por ejemplo, en el
Artículo 778 de la Ley de enjuiciamiento criminal se establece: "el juez podrá acordar
que no se practique la autopsia cuando por el médico forense o quien haga sus veces se
dictaminen cumplidamente la causa y las circunstancias relevantes de la muerte sin
necesidad de aquélla".

En México se establece en el ACUERDO NUMERO A/022/89 dela Procuraduría


General de Justicia del Distrito Federal que podrá eximir la realización de la necropsia
siempre en las siguientes circunstancias: a) Cuando de las primeras diligencias
practicadas por el Agente del Ministerio Público en la averiguación previa de que se
trate, se compruebe fehacientemente que la muerte no fue ocasionada por un hecho de
carácter delictuoso; b) Cuando se compruebe de manera indubitable que la muerte fue
debida a la enfermedad o padecimiento que sufría el occiso; y c) Cuando la muerte fuera
el resultado de una catástrofe, o caso fortuito como lo son: inundación, terremoto,
explosión, incendio o cualquiera otra similar a juicio del Agente del Ministerio Público.

Como podemos observar existen normativas que permiten eximir la realización de la


necropsia medico legal siempre y cuando se puede demostrar por otros medios las
circunstancias que dieron origen a la muerte. En este sentido la utilización de
procedimientos alternativos como autopsia por procedimientos radiológicos seria una
opción razonable para auxilio de la justicia.

Radiología Forense:

Durante una investigación criminal la Medicina legal forma parte esencial de un equipo
multidisciplinario, dentro del cual la radiología forense ha tomado una gran importancia
en las últimas décadas.

Desde el descubrimiento de los rayos x en 1895, los médicos, científicos, abogados y


jueces han observado el gran potencial de esta rama en las ciencias forenses. En USA el
primer caso documentado de la utilización de la radiología como prueba judicial fue en
1895 durante el caso en donde Mr. George Holder fue acusado de disparar en contra de
Mr. Tolson Cunning, el examen físico inicial no pudo demostrar fehacientemente la
presencia de una herida de bala, por lo que la defensa de Mr Holder solicitó al físico de
la universidad Mc Gill realizar una imagen de la pierna de Mr. Cunning con el nuevo
descubrimiento de los rayos x. Una exposición de 45 minutos sobre la pierna resultó en
una imagen Fig. 2 que demostraba la presencia de un proyectil entre la tibia y fíbula, el
proyectil fue removido y Mr Holder fue condenado a 14 años de prisión.

Fig. 2: Fotografía de la exposición de la pierna del Sr. Tolson Cunning en 1895. La


exploración se realizo en las instalaciones del laboratorio de física de la universidad de
McGill, Montreal.
References: Center for the American History of Radiology, Reston, VA.
Casos de celebridades como el atentado al entonces presidente de USA Theodore
Roosevelt en octubre de 1912, cuando un fanático disparo contra su tórax han
confirmado la utilidad de la radiología en las ciencias forenses. El examen con rayos x
determino que el proyectil había entrado en el tórax a nivel medial e inferior al pezón y
se localizaba en el borde inferior de un arco costal, dañando la superficie interna y
comprometiendo la pleura Fig. 3

Fig. 3: Placa de tórax del entonces presidente de los USA Roosevelt en donde se
visualiza el proyectil de arma de fuego localizada en el reborde inferior de un arco
costal (aparentemente el 7mo.
References: Special to The New York Times; October 17, 1912, , Section , Page 1.

Por muchos años la aplicación de la radiología simple ha servido en los juzgados como
metodo de prueba en casos medico legales. Sin embargo, la bibliografía acerca del tema
es casi inexistente. Los escasos libros que existen hasta este momento se concentran en
la radiología convencional y no hacen revisión de los técnicas avanzadas de imagen
como tomografía multicorte o resonancia magnética.

El objetivo de esta revisión es comparar las ventajas, desventajas y limitaciones del


metodo convencional de autopsia forense y la revisión postmortem con TCMD.

Autopsia forense convencional

La legislación europea recomienda que se practique la autopsia en todas las muertes no


naturales de forma obvia o sospechosas de no serlo. También lo recomienda cuando
exista demora entre el hecho causal y la muerte y particularmente, en los siguientes
casos:
Fig. 4: Situaciones en las cuales es recomendable según la normativa europea la
realización de autopsia forense.
References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES

En la investigación medico legal, el estudio cadavérico forma la parte principal del


procedimiento, pero debido a que generalmente se tratan de muertes relacionadas a
hechos delictivos, el examen del sitio y de los eventos que sucedieron antes y después
de la muerte cobran gran importancia para entender el contexto situacional y para poder
correlacionar con mayor precisión los hallazgos durante el examen postmortem.

Este tipo de autopsia se realiza no sólo para determinar la causa de la muerte, sino que
también tiene por objeto el establecer la etiología medico legal de la muerte (accidental,
suicida u homicida) y el esclarecer las circunstancias en las que ésta se produjo. Tiene
gran trascendencia en el ámbito judicial ya que de ella se pueden derivar conclusiones
que pueden influir en sentencias judiciales.

Fig. 5: Objetivos y utilidad de la autopsia forense.


References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES
FASES DE UNA NECROPSIA

Levantamiento del cadáver

Es una fase exclusiva de la autopsia médico legal, consiste en el examen del cadáver en
la escena o lugar de los hechos.

Fig. 6: Fases de una autopsia forense.


References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES

Examen externo

El examen externo consiste en la inspección meticulosa del cadáver, previa a la


disección anatómica del mismo, tomando nota de todos aquellos datos que puedan ser
útiles para aclarar alguna cuestión clínica o médico legal.

En la autopsia médico legal, el análisis de la ropa del difunto también es parte


fundamental del examen externo.

El análisis de la ropa adquiere especial relevancia cuando ésta aparece rota o manchada,
en cuyo caso, se ha de verificar la relación o falta de relación existente entre los daños
de la ropa y las lesiones corporales del cadáver.

Los principales datos que se pueden recoger en el examen externo del cadáver son los
siguientes:
Fig. 7: Examen externo del cadaver.
References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES

Fig. 8: Examen externo del cadáver en una autopsia forense, en esta fotografía se
visualizan y miden las distintas lesiones externas.
References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES

Examen Interno

Se realiza mediante distintas técnicas y constituye una apertura sistemática y ordenada


del cadáver, realizando una disección anatómica de cada una de las cavidades
corporales.
Fig. 9: Examen interno en una autopsia forense, en la fotografía se visualiza el encéfalo
después de la apertura de la cavidad craneal.
References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES

La primera aplicación documentada de CT en el ámbito forense se llevo a cabo en el


año 1977 al analizar el patrón de la lesión provocada por arma de fuego en un cráneo.
Debido a que en aquel tiempo, las limitaciones técnicas no permitían la reconstrucción
3D del estudio y que la calidad y resolución eran pobres; son pocos los casos reportados
desde la fecha del uso cotidiano de esta tecnología en el ámbito médico legal. Ni
siquiera la introducción del CT spiral en 1989, que permite realizar reconstrucciones 3D
ha significado un incremento del uso de esta tecnología por los profesionales forenses.

Fig. 10: Reconstrucción Volume-Rendering Fig. 11: Herida por instrumento


de una lesión por arma blanca a nivel punzocortante a nivel abdominal.
abdominal. References: Hospital Universitario Sagrat
References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES
Cor - Barcelona/ES

En los últimos años, cuatro centros han intentado el uso cotidiano del TCMD entre ellos
se encuentra: el Instituto Forense de Fedicina y Radiología Diagnostica de la
Universidad de Bern en Suiza, Instituto de Fuerzas Armadas en Washington DC. USA,
Instituto de Medicina Forense, Copenhage, Dinamarca y el Instituto Victoriano de
Patología en Sydney Australia.

Consideraciones técnicas:

Distintos protocolos son utilizados en la exploración cadavérica por TCMD.

El protocolo mas utilizado es el estudio desde calota hasta extremidades inferiores


realizada con un grosor de 0.62-1.5 mm, pitch de 0.5 y 120 kv, reconstrucciones
multiplanares o volumen rendering 3D son utilizadas con frecuencia por ser mas
ilustrativas para personas poco entrenadas como abogados o jueces.

Algunos protocolos incluyen de manera experimental el uso de contraste endovenoso


para valoración de lesiones vasculares pero son pocos los casos reportados.

AREAS DE INTERES:
Fig. 12: Posibles campos de acción de la radiología forense.
References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES

Identificación forense:

El campo de identificación a través del uso de la radiología forense ha demostrado


excelentes resultados con el uso de la radiología simple, particularmente con el uso
comparativo de ortopantomografia y registros dentales premortem. La posibilidad de
reconstrucción multiplanar del TCMD permite obtener imágenes panorámicas que
pueden ser comparables con estudios convencionales. Adicionalmente, características
individuales del esqueleto axial permiten correlacionar hallazgos óseos con la historia
clínica o quirúrgica de un individuo como por ejemplo: prótesis, fracturas, tratamientos
etc. Estos hallazgos son relativamente fáciles de identificar a través de técnicas
radiológicas pero representan un reto en la autopsia convencional.

Fig. 13: Identificación forense: Comparación de la reconstrucción volume rendering de


cráneo con la ortopantomografia del mismo paciente.
References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES

La posibilidad de realizar una identificación positiva con mayor rapidez y relativa


facilidad con esta tecnología, han supuesto un avance en el caso de muertes
masivas(desastres naturales o accidentes aéreos) y en el área de paleontología en donde
no es posible llevar a cabo una disección convencional ya que esto supondría la pérdida
de material con valor histórico inestimable.

Otra ventaja es la posibilidad de detectar cuerpos extraños como los utilizados en


procedimientos medicos (clips quirurgicos, gasas, etc) o aquellos ingeridos
voluntariamente por el individuo antes de la muerte y que pueden estar relacionados a
hechos delictivos como los portadores de paquetes de drogas.

Fig. 14: Corte axial a nivel abdominal en donde se visualizan múltiples imágenes
redondeadas hiperdensas, a nivel de asas intestinales, la necropsia demostró la presencia
de paquetes de cocaína.
References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES

Determinación de la causa de Muerte:

El principal objetivo de la autopsia representa un reto para la evaluación cadavérica por


TCMD.

La falta de contraste en los tejidos, limita como en el caso de los estudios basales
premortem la sensibilidad para identificar lesiones en tejidos blandos; sin embargo,
algunos signos directos o indirectos pueden ser de ayuda para determinar la causa de
muerte.

CRANEO Y ENCEFALO
A nivel craneal, los hallazgos traumáticos convencionales en estudios premortem
(hematomas subdurales, epidurales o fracturas), pueden ser detectados en el estudio
radiológico postmortem. Estos permiten indicar con mayor precisión la repercusión
que éstas lesiones impllicaron a nivel premortem en comparación con la autopsia
convencional, que tiene la limitación de infra estimar estos hallazgos al liberar la
presión craneal por la apertura de la cavidad.

Fig. 16: Reconstrucción Volume-rendering


en donde se visualiza trayecto de proyectil
Fig. 15: TC craneal en donde se visualizan
de arma de fuego con orificio de entrada
pequeños fragmentos metálicos que siguen
nivel de la fosa temporal derecha y orificio
una dirección lineal a través de ambas
de salida en fosa temporal izquierda con
órbitas, en región cigomatica izquierda se
presencia de proyectil a nivel subcutáneo.
puede ver proyectil de arma de fuego a
Son evidentes los fragmentos de proyectil a
nivel subcutáneo.
lo largo de su trayecto a través de ambas
References: Hospital Universitario Sagrat
órbitas.
Cor - Barcelona/ES
References: Hospital Universitario Sagrat
Cor - Barcelona/ES

Estudios recientes han evaluado de manera preliminar el uso de la resonancia magnética


postmortem con excelentes resultados en lesiones mayores de 5 mm, así como el uso de
la espectroscopia cerebral para valorar la muerte encefálica, con la posibilidad de
conocer las condiciones tisulares premortem e incluso el poder realizar investigación del
tiempo aproximado de muerte o cronotanatodiagnostico.
Fig. 17: TC a nivel de órbita en donde se visualiza alteración en la morfología y
contenido del globo ocular derecho en relación a traumatismo con estallamiento.
References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES

CAVIDAD TORACICA:

A nivel torácico, la valoración del corazón puede revelar estadios clínico patológicos
crónicos previos a la muerte que pudieran haber condicionado una muerte de origen
natural. Infartos masivos con ruptura de la pared ventricular, tamponade, derrame
pericárdico, cardiomegalia, etc., también pueden ser detectados.

Pequeños neumotórax, enfisema tisular y embolias aéreas pueden ser fácilmente


desestimados durante la autopsia convencional por la imposibilidad de detectar de
manera adecuada la presencia de aire antes de la disección de los tejidos.

La evaluación radiológica del tórax a través del estudio en alta resolución permite
localizar lesiones o áreas de contusión con una sensibilidad similar a la del estudio
anatómico convencional, sin embargo, los fenómenos cadavéricos deberán ser
analizados con detalle para así evitar confundir los procesos tanatológicos normales con
hallazgos patológicos (estasis vascular por declive).
Fig. 18: Enfisema subcutáneo en individuo
lesionado por arma blanca a nivel cervical
posterior (flecha) Fig. 19: Apertura de cavidad torácica en
References: Hospital Universitario Sagrat autopsia forense.
Cor - Barcelona/ES References: Hospital Universitario Sagrat
Cor - Barcelona/ES

CAVIDAD ABDOMINAL.

Como ya hemos señalado, el estudio sin contraste limita la sensibilidad para detectar
lesiones en órganos intraabdominales, laceraciones, focos de contusión, pequeños
sangrados y pueden pasar inadvertidos en el estudio radiológico, con graves
consecuencias en una investigación médico legal.

Fig. 21: Laceración hepática en


radiología premortem (a) y en post-
mortem (b). (a) Después aplicación
de agente de contraste es fácil ver la
laceración del hígado como una zona mal
Fig. 20: Examen interno en una autopsia perfundida bien
forense, se visualiza corte a nivel de la delimitada (flecha negro). (b) En TC
pelvis renal para visualizar las postmortem puede ser muy difícil de
características anatómicas macroscópicas. diagnosticar un desgarro de un órgano
References: Hospital Universitario Sagrat (flecha blanca) porque el contraste entre
Cor - Barcelona/ES la densidad del hígado normal y el
hígado hemorrágico es mínima, sin la
aplicación de medios de contraste.
References: Clinical radiology and
postmortem imaging (Virtopsy) are not the
same: Specific and unspecific postmortem
signs (2010) Legal Medicine, 12 (5), pp.
215-222.

LESIONES OSEAS

Una de las principales ventajas de la evaluación por TCMD sobre la autopsia


convencional es la evaluación de las lesiones óseas. Se observa con una mayor
precisión, ofrece la posibilidad de ejemplificar a través de las reconstrucciones 3D estos
hallazgos incluso, ante personas no capacitadas en el ámbito médico. Una imagen dice
más que mil palabras, y más cuando son expresadas en lenguaje científico técnico,
durante la elaboración del informe forense.

Fig. 23: Exploración externa de fracturas a


nivel de extremidades inferiores es
Fig. 22: Reconstrucción Volume-rendering individuo fallecido a consecuencia de un
traumatismo por transito vehicular.
de fractura pelvica a consecuencia de un
References: Hospital Universitario Sagrat
accidente de transito vehicular.
References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES
Cor - Barcelona/ES
1

Conclusiones:

El uso de la exploración postmortem a través del TCMD en el ámbito médico legal es


una herramienta de gran ayuda en la investigación forense, brinda algunas ventajas
respecto al metodo de autopsia forense convencional, pero también tiene sus
limitaciones por ejemplo al presentar una disminución en la sensibilidad para la
detección de lesiones abdominales y tejidos blandos.

El uso del CT en el area forense ofrece grandes beneficios como la posibilidad de


ilustrar detalles de lesiones óseas, trayectos de lesiones, identificación de cuerpos
extraños (proyectiles o esquirlas). Esto permite la demostración gráfica de estos
hallazgos, incluso para aquellas personas que trabajan en el ambito legal, pero que no
cuentan con conocimientos médicos, como policías, abogados, jueces, etc.

El costo y la falta de disponibilidad de los equipos en los centros forenses, representa en


el momento actual otra limitación.

Se requiere mayor investigación para poder determinar si el uso del CT deberá ser
rutinario en la practica forense habitual, valorando la ventajas y limitaciones de ambas
técnicas así como el costo beneficio.
Fig. 24: Conclusiones
References: Hospital Universitario Sagrat Cor - Barcelona/ES

Vous aimerez peut-être aussi