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Desarrollo:
1. Convulsión que consiste en contracciones relativamente duraderas,
determinando una rigidez casi permanente, interrumpida, a veces,
por sacudidas.
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4. Que los padres no se angustien, ni se alarmen cuando aparecen las
difluencias en el niño, ya que si prestan demasiada atención a los
errores, el niño puede empezar a inquietarse por su expresión y
puedan aparecer problemas de comunicación con determinadas
personas o en determinadas circunstancias.
La actitud hacia el hijo debe ser sosegada, atender las demandas de
comunicación del niño, darle tiempo para responder, atender más
al contenido de la emisión que a la forma, y estar atentos a la
manera en que le trasmiten la información al niño, tanto en el
lenguaje verbal como el corporal, sin demostrar tensión o ansiedad.
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Este tipo de tartamudeo se caracteriza porque el niño se traba con las palabras, es decir,
parece como si le costara “sacar” el sonido de las palabras. Esto suele ir acompañado de
una intensa gesticulación, fuerza en los labios y en la mandíbula que le permiten
finalmente “expulsar” el sonido deseado. Es frecuente que el niño busque otras palabras
alternativas para decir lo mismo y evitar las palabras más problemáticas. En español los
bloqueos aparecen con mayor frecuencia en palabras que empiezan con las siguientes
consonantes: “b”, “c”, “d”, “g”, “m”, “n”, “p”, y “t”.
Tartamudeo por prolongaciones:
En este caso el tartamudeo aparece por un exceso de duración de los sonidos de algunas
palabras. Las consonantes en las que es más frecuente prolongar el sonido en español
son: “f”, ”y”, ”l” y ”s”.
7. I Normalidad:
Los niños con disfluencias normales, entre los 18 meses y los 3 años, presentarán
repeticiones de los sonidos, sílabas y palabras especialmente al principio de las frases,
esto ocurre habitualmente en 1% de las frases.
Luego de los 3 años, los niños con un lenguaje normal no repiten los sonidos sino que
las palabras y frases completas, incluso sonidos de relleno, o dejando frases sin
terminar. Los niños con lenguaje normal pueden tener disfluencias en cualquier
momento, pero se hace más notorio cuando están cansados, tristes, o “acelerados”,
incluso cuando deben hacer preguntas o contestarlas.
II Tartamudez leve
Puede empezar en cualquier momento, pero es más frecuente entre los 3 y 5 años,
cuando el desarrollo del lenguaje es particularmente rápido, y suele aparecer frente a
situaciones de stress para el niño (nuevo hermano, cambio de casa). Estos niños se
presentan igual que los anteriores, pero la frecuencia de la disfluencia es mayor
(repiten más veces o prolongan letras) y muestran signos de darse cuenta de la
alteración, a veces cerrando los ojos, mirando hacia un lado, tensando la boca. Otro
signo en estos casos es que el tartamudeo no tiene tanta intermitencia, si no que se
presenta todos los días; por último los niños no están tan conscientes del tartamudeo,
pero pueden estar por momentos avergonzados de hablar, incluso pueden en esta
etapa preguntarle a sus padres por qué tienen este problema para hablar.