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Resumen
La reflexión se sitúa al interior de una estética teológica y pretende considerar la
experiencia de sentido que ha de animar la vivencia moral cristiana. Inicia con
una aproximación a la crisis moral actual, y contempla la irrupción de la belleza
en el rostro histórico del Crucificado-resucitado como posibilidad de reconocer los
rasgos claves que han de definir al cristiano. Incluso el mundo del arte posibilita
descubrir que la realización auténtica de la dimensión estética del cristianismo
está emparentada con una real vivencia del carácter ético que acompaña a la fe.
Introducción
El presente trabajo, ofrecido a modo de ensayo debido a la naturaleza de
la experiencia que deseo comunicar, constituye una reflexión teológica
en torno de la experiencia de sentido que ha de animar la vivencia moral
*
Trabajo final de investigación para la asignatura de Moral fundamental.
**
Licenciado en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, con experiencia en el campo de
la pastoral educativa; promueve la denominada via pulchritudinis, un camino de evangeliza-ción
y de diálogo en el seno de las culturas, que procura, a partir de la educación en la percep-ción,
tender puentes que nos lleven a caminar junto a los no creyentes. Correo electrónico: maem86@
gmail.com
1
Wilde, La balada de la cárcel de Reading, 107.
2
Martini, ¿Qué belleza salvará al mundo?, 27.
3
Balthasar, Gloria, 22.
4
Forte, La esencia del cristianismo, 148.
5
Ratzinger, “La contemplación de la belleza”, Multimedios. Biblioteca Electrónica Cristiana, http://
www.multimedios.org/docs/d001310/ (consultado el 6 de mayo de 2008).
6
Balthasar, Gloria, 28.
7
Wilde, La balada de la cárcel de Reading, 97.
8
Forte, La esencia del cristianismo, 153.
9
Idem, En el umbral de la belleza, 60.
10
Ibid., 84.
11
Balthasar, Gloria, 24.
12
Ibid., 25.
13
Ibid., 31.
14
Forte, En el umbral de la belleza, 84.
15
Rahner, Curso fundamental sobre la fe, 254.
16
Boff, La santísima Trinidad es la mejor comunidad, 91.
17
Balthasar, Gloria, 31.
18
Ibid.
19
Juan Pablo II, “Carta a los artistas”, Vatican, http://www.vatican.va, No. 10 (consultado el 6
de mayo de 2008).
20
Ratzinger, “La contemplación de la belleza”, Multimedios. Biblioteca Electrónica Cristiana,
http://www.multimedios.org/docs/d001310/ (consultado el 6 de mayo de 2008).
21
Forte, En el umbral de la belleza, 136.
22
Para profundizar en tal intuición remito a un texto de Romano Guardini titulado “Sobre la
esencia de la obra de arte” (Guardini, Obras, 329).
23
Forte, En el umbral de la belleza, 92.
reactiva y recrea algo en su interioridad.24 Por ella, “lo bello nos viene
al encuentro, se hace íntimo, próximo, emparentado con la sustancia
misma de nuestro ser”25, y permite conocernos a nosotros mismos, a
la realidad del entorno y a aquel totalmente otro frente a quien somos
capaces de conocimiento, ya que en la experiencia estética, la belleza,
tal y como deviene de la contemplación o de la expresión, se hace forma
inestimable de conocimiento. Y éste, al tocar al hombre y a mujer con
toda la profundidad de la verdad, exige a la teología y a la pastoral ser
nuevamente asumida, si éstas quieren favorecer el actual encuentro de
los seres humanos con la hermosura de la fe.26
El arte, entonces, se convierte en lenguaje “sagrado” cuando
deviene en evento de la posible comunicación hacia la trascendencia,
cuando media entre un posible “exceso” hacia la alteridad divina capaz
de poner en juego el conjunto de los dones y talentos del artista y de
todo aquel que con la contemplación de la obra se vea dinamizado en
lo más auténtico de sí mismo por aquella fuerza creadora que moviliza
al “éxodo”.
A partir de aquí se entiende la expresión de Juan Pablo II, según la
cual cada persona está llamada a hacer de su vida una obra de arte, una
obra maestra27, y que para que ello ocurra, sólo se requiere la docilidad
propia del artista con relación a aquel misterio fontal de su inspiración
estética, que al ser dominado, lleva a que –por medio del cuerpo del
artista– la obra surja como expresión de su ser íntimo y como evocación
y apertura al Ser absoluto.
Existe –como vemos– una íntima relación entre la experiencia
artística y la dimensión ética de nuestra fe, por la que el ser de cada
cristiano y cristiana despliega sus más hondas posibilidades. Sólo situados
en una revalorización del carácter estético de la revelación nos será posible
24
Salamanca, La obra de arte, lugar de teofanía, 67.
25
Forte, En el umbral de la belleza, 92.
26
Ratzinger, “La contemplación de la belleza”, Multimedios. Biblioteca Electrónica Cristiana,
http://www.multimedios.org/docs/d001310/ (consultado el 6 de mayo de 2008).
27
Juan Pablo II, “Carta a los artistas”, Vatican, http://www.vatican.va, No. 2 (consultado el 6
de mayo de 2008).
28
Balthasar, Gloria, 25.
29
Novoa, Una perspectiva latinoamericana de la teología moral, 59.
30
Forte, La esencia del cristianismo, 91.
31
Citado por Novoa, “El arte y la fe son sinónimos. Teología, ética y estética en el diseño ar-
quitectónico”, 447.
32
Mifsud, Moral fundamental: el discernimiento cristiano, 488.
33
Ibid., 488.
Conclusión
Al finalizar estas páginas, en las cuales hemos querido abordar –desde
la dimensión estético-teológica de nuestra fe– la experiencia de sentido
de la vivencia ética cristiana y el tipo de realización moral que de allí se
desprende para los creyentes, quisiéramos terminar recogiendo en pocas
palabras las claridades encontradas en el itinerario realizado, y con esto,
dejar abierto el camino para ulteriores profundizaciones.
Al partir de una aproximación a la realidad contextual que nos
rodea, de la cual han surgido las inquietudes que dieron lugar a este
ensayo, hemos podido contemplar que en un mundo como el actual,
donde la crisis moral ensombrece el panorama de nuestras posibilidades
de esperanza, el encuentro con la belleza que irrumpe en la condición
34
Balthasar, Gloria, 30.
Bibliografía
Balthasar, Hans Urs von. Gloria: Una estética teológica. Vol. 1. Madrid:
Encuentro, 1985.
Boff, Leonardo. La santísima Trinidad es la mejor comunidad. Bogotá:
Paulinas, 1992.
Casa Otero, Jesús. Belleza y salvación. Barcelona: Sant Cugat del Vallés,
2000.
Forte, Bruno. La esencia del cristianismo. Salamanca: Sígueme, 2002.
_____. En el umbral de la belleza. Valencia: Edicep, 2004.
Guardini, Romano. Obras. Madrid: Cristiandad, 1981.
Juan Pablo II. “Carta a los artistas.” Vatican, http://www.vatican.va (con-
sultado el 6 de mayo de 2008).
Martini, Carlo María. ¿Qué belleza salvará al mundo?. Navarra: Verbo
Divino, 2000.