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Año 19 N° 707 Semana del 5 al 11 de noviembre

PREDICACIÓN DE JESÚS (Parte VII)


Mateo 22, 1-14

1.- OBJETIVO DEL TEMA


Tener la plena certeza de que han sido repartidas las invitaciones al banquete de bodas de Su
Hijo Jesús y que una de esas invitaciones está rotulada con tu nombre, Dios tiene ya todo
preparado para empezar la celebración, ha puesto todo a punto para festejar y alegrarse con cada
uno de nosotros por años sin fin allá en la vida eterna y hoy viene a entregarnos en mano propia
el “vestido blanco” que debemos usar para poder entrar a la celebración y ser partícipes de tan
hermoso acontecimiento de amor.

2.- IDEA CLAVE


Leer en silencio las lecturas. Meditar unos minutos en las lecturas para encontrar la idea
principal antes de compartir. ¿Qué te dice a ti?,¿Qué le dice a la comunidad?,¿Qué le dice a la
sociedad?
Revisar en nuestro interior cuál es la respuesta que le damos a Dios cuando nos hace la
invitación a participar y celebrar el banquete de bodas de Su Hijo Jesús donde seguramente
habrá alegría, paz, salud, armonía, amor. La invitación que Dios nos hace hoy se traduce en una
vida en gracia que nos lleve a ser miembros activos en el Reino Celestial que nos asegure un
puesto en la mesa del banquete celestial a celebrarse muy pronto y que nuestro Padre quiere
compartir con cada uno de nosotros.

3.- ENSEÑANZA
Dios nos invita a ser partícipes de una gran fiesta, el banquete de bodas de Su Hijo Jesús, para lo
cual tiene preparado y listo todo aquello que conlleva la organización de tan especial
acontecimiento, es por ésta razón que manda a sus servidores a avisar a los invitados (que somos
nosotros) que ya todo está preparado. Cuantas veces hermanos míos hemos ignorado éste
llamado debido a nuestras “múltiples ocupaciones”, mismas que nos sirven de pretexto para no
asistir a la cita con el Señor traducida en la Misa dominical, Asamblea de Oración, grupo de
Oración, compartimiento bíblico o nuestra oración personal, las respuestas que le damos son
múltiples “debo atender mis negocios”, “hoy atenderé algunos asuntos personales”, “atenderé a
mis propios invitados”, “estoy cansado”, “estoy enfermo”, o simplemente volteamos la cara y
miramos a otro lado fingiendo que no hemos escuchado el llamado del Señor.

Dios es paciente con nosotros y manda a llamarnos no solo una vez, Él quiere tenernos a su lado
en el banquete preparado pues lo ha hecho con mucho amor pensando en agradarnos. Pero
también se nos pide ir vestidos con el traje adecuado para la ocasión, así como debemos
vestirnos adecuadamente para ir a trabajar, o para ir a un compromiso no usamos la ropa que
vestimos todos las noches para dormir, o la ropa que usamos cuando vamos a limpiar la casa o la
ropa que usamos para hacer deporte los domingos, debemos usar un traje especial, un traje
elegante acorde al acontecimiento y ese traje es el AMOR, es decir que debemos llegar al
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banquete preparado por Dios vestidos de una túnica blanca que es la representación de la “vida
en gracia con el Señor”. Santo Tomás de Aquino definía la vida en gracia como el “esplendor
del alma, o la presencia de Dios en nuestra alma”.

Pero, ¿Cómo presentarnos a un banquete donde no están nuestros amigos? ¿Cómo presentarnos
a la fiesta organizada para Jesús si no lo tenemos a Él como amigo? Pues esa es la importancia
de vivir una vida de Gracia con el Señor es conservar y crecer en su amistad, por tanto
rechazar todo lo que pudiese ofenderle, al tener a Jesús como amigo estaremos constantemente
esforzándonos por ser cada día mejores amigos suyos.

4. PREGUNTAS PARA COMPARTIR


1. ¿Cómo va tu lectura de los evangelios? A los pastores se les insinúa fraternalmente
ANIMAR en la lectura de los Evangelios.
2. En la lectura de hoy ¿qué es lo que Dios quiere celebrar con nosotros?
3. Si Jesús es el novio ¿quién será la novia? (Respuesta para el pastor “la humanidad”)
4. ¿Por qué es necesario un traje especial para asistir al banquete de bodas? Y ¿cuál es ese
traje?
5. ¿Si no llevamos el traje de AMOR, seremos partícipes del banquete?
6. ¿Cuál es el lugar que nos espera si no llevamos una “vida en gracia con Dios”

5. CONCLUSIONES
Si bien el banquete preparado por Dios estaba listo y los invitados no tuvieron la disposición de
escuchar su llamado, Él no quiso darse por vencido al rechazo recibido, sino que insiste en
llamar nuevamente a los invitados enviando a sus profetas a lo largo de la historia, más al no
recibir la aceptación correspondiente manda quemar sus ciudades pues esos invitados no eran
dignos del banquete preparado, posteriormente manda a sus apóstoles a llamar a TODOS
AQUELLOS QUE SEAN ENCONTRADOS EN LAS CALLES, es decir a todos nosotros y
junto con este llamado también recibimos una misión como seguidores del Señor, la misión de
predicar el Evangelio, hacer conocer la buena nueva a toda la gente que aún no lo conoce para
que también sean partícipes del banquete de bodas que Dios dará dentro de poco, tenemos la
misión de hablar de Su amor y Su bondad para unir y reconciliar a todos los hombres.

La historia nos cuenta que en aquella época a los invitados se les daba el traje que debían vestir
en el banquete, no pensemos que el invitado sorprendido sin traje de fiesta era un pobre,
generalmente se entregaba una túnica blanca, es por ésta razón que el dueño le reclama el traje
especial que se le había entregado al invitado que no estaba vestido para la ocasión, solo que éste
invitado no la quiso usar mostrando desprecio hacia ella, por eso se quedó callado sin tener qué
responder, la consecuencia de este acto, ser echado a las tinieblas de la noche.

Nosotros por gracia, hemos recibido también la invitación de Dios junto con el traje de “vida en
santidad” que Jesús con su pasión y muerte nos entregó en la cruz del calvario, no rechacemos
ese regalo para que no terminemos siendo sacados del banquete a las tinieblas de la noche,
vivamos en el amor al prójimo pues tener el traje de bodas nuevo es tener una vida justa, pura y
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responsable. Para Jesús estar salvados no es escapar del infierno sino es llegar a una vida de
perfección.

Pidamos también a nuestra madre María su intercesión para saber valorar la invitación que Jesús
nos hace a la santidad.

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