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Psicología Social.

Disciplina y profesión.
Libro colectivo

Victor Gerardo Cárdenas González


Coordinador
Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa

1
Índice
Agradecimientos 4

Introducción. 5

Primera Parte. Psicología Social Disciplina y Profesión. 17


Capítulo 1. La formación profesional de psicólogos(as) sociales. Victor Gerardo Cárdenas González 18
Capítulo 2. La práctica profesional. Problemas y desafíos para la formación en psicología social. Victor
Gerardo Cárdenas González 28

Segunda parte. Experiencias profesionales y conocimiento académico-disciplinario. 54


Capítulo 3. Casa Hogar: Aprendizajes y dificultades en la aplicación del conocimiento en psicología social.
Annaliesse Hurtado Guzmán. 55
Capítulo 4. Capital Social, poder y procesos psicosociales como referentes del ejercicio profesional. El caso
del trabajo psicosocial en una casa-hogar. Victor Gerardo Cárdenas González. 80
Capítulo 5. La intervención psicosocial en violencia de género. Angélica María Segura Torres. 88
Capítulo 6. La violencia que se construye. Ma. Irene Silva Silva 108
Capítulo 7. El trabajo con jóvenes y la perspectiva de género. El ejercicio laboral de una psicóloga social.
Noemí Ramírez García. 127
Capítulo 8. La Tierra Prometida. Oscar Rodríguez Cerda 161
Capítulo 9. Experiencia profesional en la investigación del consumo de drogas en el ámbito institucional.
Sara Elisa Gracia Gutiérrez de Velasco. 167
Capítulo 10. Atención y tratamiento del consumo de drogas en México. Herramientas de intervención
desde la teoría psicosocial del desarrollo. Marisol Pérez-Ramos 193
Capítulo 11. Incidencia de un Centro Gerontológico de Desarrollo y Educación en los ancianos. Dolores
Isabel Canchola Bravo. 209
Capítulo 12. Adultos Mayores en México e Identidad Social. Juan Manuel Herrera Caballero y Norma
Georgina Martell Martínez 237
Capítulo 13. Estrategias para la Intervención en Contextos de Violencia con Jóvenes. Pablo Carlos Rivera
Valencia. 266
Capítulo 14. A sangre Fría: reflexiones sobre la práctica profesional del psicólogo social Pablo Carlos
Rivera Valencia. Ma. Cristina Fuentes Zurita y Victor Gerardo Cárdenas González. 295
Capítulo 15. Conocimiento práctico personal: actitudes y predisposiciones propias de una psicóloga social,
creencias, convicciones y “sensibilidades” psicosociales. Joanna Flores Villagarcía. 306
Capítulo 16. El psicólogo social como agente en las transformaciones de la sociedad y en su propia
transformación. Myriam Ocampo Prado. 333

Tercera Parte. Convergencias, divergencias y desafíos. Comentarios Finales. 345


Comentario Final. Annaliesse Hurtado Guzmán 346

2
Comentario Final. Angélica María Segura Torres. 348
Comentario Final. Noemí Ramírez García. 352
Comentario Final. Sara Elisa Gracia Gutierrez de Velasco. 355
Comentario Final. Isabel Canchola Bravo. 358
Comentario Final. Pablo Carlos Rivera Valencia 363
Comentario Final. Joanna Flores Villagarcía. 366

3
Agradecimientos

Agradezco a los egresados de la licenciatura en psicología social por compartir su


experiencia profesional. Annaliesse Hurtado Guzmán, Angélica María Segura
Torres, Noemí Ramírez García, Sara Elisa Gracia Gutiérrez de Velasco, Isabel
Canchola, Pablo Carlos Rivera Valencia, Joanna Flores Villagarcía.
Además de compartir su experiencia en el campo profesional, ofrecen una lectura
de ella desde referentes psicosociales y nos permiten conocer la forma en que
significan su experiencia profesional, sus proyectos y expectativas, sus intereses
profesionales y sus posicionamientos teóricos, metodológicos y en alguna medida,
ético-políticos. La descripción y análisis de su experiencia profesional es el insumo
más valioso para lograr una comprensión más profunda de las características del
mundo del trabajo para los nuevos profesionistas de la psicología social que
enfrentan día a día situaciones de alta complejidad que deben contribuir a resolver
a partir de diversos recursos, tanto los que su formación académica les aporta
como los que ellos mismo desarrollan aprendiendo en la práctica e involucrándose
en procesos formativos continuos.

A los profesores de la licenciatura en psicología social: a Cristina Fuentes Zurita,


Irene Silva Silva, Marisol Pérez Ramos, Oscar Cerda Rodríguez, Myriam Ocampo
Prado (profesora visitante en la UAM-I), Juan Manuel Herrera Caballero y a otros
colaboradores en esta obra, por su confianza en el proyecto, por su apertura y
disposición a entablar un diálogo constructivo con profesionales de la psicología
social aportando su perspectiva académica, profesional y personal sobre los
problemas de la dimensión práctica o aplicada de la psicología social cuyas
coordenadas, como se muestra en este libro, no se comprenden únicamente
desde la academia o la investigación sino que se abren a múltiples influencias y
determinantes que finalmente son también insumos para el análisis psicosocial.

4
Introducción.

¿Qué es lo que hace un psicólogo social1 en el campo profesional? ¿Cuál es el


papel de los referentes teóricos y metodológicos que constituyen su formación
profesional en la forma de enfrentar su quehacer profesional? ¿Qué dificultades
enfrenta actualmente el ejercicio profesional de esta disciplina académica? ¿Qué
nuevos saberes emergen de la práctica profesional? Este libro ofrece una
pequeña muestra de las posibles respuestas a estas interrogantes. Un grupo de
siete egresados de la licenciatura en psicología social con experiencia profesional
en diferentes escenarios laborales ofrecen una reconstrucción de su experiencia
en la que destacan tanto la descripción de la actividad cotidiana como una
reflexión sobre su propia práctica. Ellos desarrollan un saber sobre sí mismos
como profesionales que tiene el potencial de generar entendimientos
intersubjetivos de mayor complejidad y contribuir a un proceso de transformación o
mejoramiento de sus propias prácticas mediante el análisis de los marcos de
referencia teórico-metodológicos desde los que implementan su actividad
cotidiana en el campo profesional. En este ejercicio reflexivo se han privilegiado,
por sobre, por ejemplo, los problemas organizacionales, los problemas del
conocimiento. El objetivo es aportar una cierta mirada sobre la psicología social
como profesión sin perder de vista la plataforma científico-académica que la hace
posible y apuntando a la posibilidad de construcción nuevos saberes que ayuden a
comprender mejor los problemas de las poblaciones que son atendidas por estos
profesionales. Para avanzar en el logro de este objetivo, el libro incluye una
sección dedicada al análisis que los profesores de psicología social pueden hacer
de estas prácticas profesionales. Los académicos realizan aquí un diálogo
constructivo con los profesionales aportando perspectivas complementarias sobre
los objetos de estudio, sobre procesos psicosociales involucrados en la
11
Cuando se habla de psicólogos, egresados o académicos debe entenderse en sentido genérico como “psicólogos y psicólogas”, salvo
en aquellos casos en los que por el contexto se deduzca una referencia exclusivamente femenina o masculina.

5
generación de los problemas que atienden los profesionales o sobre aspectos muy
particulares de los grupos de personas atendidas.

El libro se organiza en tres partes. En la primera parte se discuten los referentes


generales de la formación y la práctica profesional de la psicología social. Esta
parte está formada por dos capítulos. En el primer capítulo se ofrece una breve
caracterización del plan de estudios en que se formaron los psicólogos sociales
participantes. Es importante considerar, para comprender de manera más amplia
la relevancia de esta caracterización, que así como siempre existe una distancia,
una diferencia entre lo que se enseña y lo que se aprende, de igual manera,
siempre existe una distancia entre un plan estudios tal como se encuentra
formalizado en los documentos base de una licenciatura y las prácticas
pedagógicas que se llevan a cabo cotidianamente, (un proyecto curricular siempre
se encuentra en transformación). Sin embargo, la estructura del plan de estudios
de la Licenciatura en Psicología Social en la Universidad Autónoma Metropolitana-
Iztapalapa, sus contenidos y objetivos así como las prácticas docentes
características de esta licenciatura en este periodo de tiempo, nos permiten
comprender los referentes con que los psicólogos sociales participantes en esta
obra enfrentaron su práctica profesional al inicio de sus trayectorias profesionales.
Para tal efecto se ofrece una muy breve caracterización de los contenidos que se
estudian en algunas de sus “unidades de enseñanza aprendizaje” y se destacan
algunos elementos del perfil profesional. No es objeto de este capítulo hacer una
reconstrucción de la evolución histórica de la psicología social como disciplina
académica ni polemizar sobre la vigencia o fortaleza de las diferentes corrientes
teóricas, o perspectivas sobre la disciplina, ni sobre las posturas epistemológicas,
políticas o éticas en que se han fundamentado. Se pretende más bien, mostrar el
conjunto de referentes teóricos y metodológicos que fueron estudiados por los
psicólogos sociales participantes y que necesariamente, influyeron en su perfil
como profesionales.
El capítulo segundo problematiza la relación entre formación y práctica profesional
y constituye un planteamiento crítico respecto a la concepción dominante que

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supone que el ejercicio profesional de una disciplina social es una mera aplicación
del conocimiento científico, en este caso psicosocial, y que es una reproducción
de la lógica de trabajo universitario en los contextos laborales. Este planteamiento
crítico tiene como punto de partida la diversidad y complejidad así como la rápida
transformación que están sufriendo los contextos laborales en que se desarrollan
profesionalmente los egresados de disciplinas científicas sociales y básicamente
consiste en mostrar la multitud de elementos que juegan un papel importante en el
proceso de transmisión o aplicación del conocimiento académico o disciplinario
con el que los profesionales llegan al ejercicio profesional y las acciones o
decisiones que efectivamente llevan a cabo, las circunstancias que circunscriben y
en muchas ocasiones limitan el despliegue de sus capacidades y los elementos de
la realidad institucional en que desarrollan su trabajo y que inciden de manera
fundamental en el desarrollo profesional. Este proceso de desarrollo profesional
difícilmente puede ser descrito como una mera aplicación y, en ese sentido, la
metáfora de la transmisión puede no hacer justicia a la complejidad del proceso:
procesos institucionales, relaciones de autoridad, políticas públicas, convergencia
o divergencia de saberes profesionales, hegemonía de modelos de intervención,
necesidad de tomar decisiones en contextos de alta incertidumbre, entre muchas
otras características de los contextos laborales hacen necesario un análisis crítico
del proceso de “aplicación” del conocimiento psicosocial a los contextos laborales.
Lo anterior tiene como supuesto de base que estas características no son
azarosas o fortuitas sino que responden a la lógica del mercado laboral para las
profesiones sociales, características directamente ligadas a lo que se ha
denominado sociedad del conocimiento y que emergen también como una
consecuencia de las fuerzas que determinan la dinámica del empleo en la realidad
contemporánea.
El libro se ha pensado como un conjunto de descripciones de lo que algunos
psicólogos sociales hacen en sus contextos laborales, como una exposición de las
razones que subyacen a sus decisiones profesionales, como una muestra de los
recursos con que ellos cuentan y que consideran valiosos, como una forma de
conocer sus trayectorias, su apertura a otros saberes y su proceso de aprendizaje

7
en la práctica. En su conjunto esta información es considerada un insumo valioso
para la reflexión académica sobre las posibles formas que deberá tomar la
formación de psicólogos sociales en el futuro inmediato y las estrategias a
desarrollar para lograr una mejor comprensión del ejercicio profesional en
contextos abiertos.
La segunda parte está formada por diadas. Es decir, cada uno de los 7
profesionales de la psicología social participantes escribió un capítulo que
describe su práctica profesional. Inmediatamente después de cada uno de esos
capítulos, profesores de la licenciatura en psicología social discuten y analizan,
desde una perspectiva académica, esas experiencias profesionales. La intención
es mostrar dos perspectivas sobre los problemas que atienden los profesionales
de la psicología social en el campo laboral, dos formas de construir objetos de
estudio e intervención, dos formas de concebir la propia práctica profesional.

En el capítulo 3, la licenciada Annaliesse Hurtado describe y reflexiona sobre su


propia práctica profesional en una casa hogar haciendo explícitos los referentes
que la orientan en la toma de decisiones. Diversas acciones y problemas la hacen
recuperar diferentes aspectos de su formación. En este sentido, resulta revelador
confirmar que un profesional que trabaja en contextos de sufrimiento social,
atendiendo a personas que viven situaciones de alta vulnerabilidad social requiere
muchos elementos teóricos y metodológicos; muchas herramientas psicosociales
incorporadas en sus actitudes y habilidades profesionales y una enorme
capacidad para contextualizar los problemas, para dimensionar la magnitud y
complejidad de los problemas cotidianos. Adicionalmente, la rapidez con que se
tienen que tomar decisiones y las palpables repercusiones que tienen esas
decisiones en la vida de las personas nos recuerda que las teorías o metodologías
son herramientas más o menos útiles en diversos contextos y que al profesional
es a quien le toca seleccionar los aspectos de cada teoría que le resultan valiosos
o elaborar síntesis e incluso combinaciones o interpretaciones que le permiten
resolver los problemas que enfrenta en las situaciones cotidianas lo mejor posible.
La práctica profesional obliga a la integración del conocimiento muchas veces

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adquirido de forma fragmentaria, como una colección de aportes de diversas
teorías, autores, enfoques o paradigmas. Por otra parte, la multidimensionalidad y
complejidad de la realidad social es inabarcable desde una teoría ya sea
psicológica, social, psicosocial o de otro tipo por lo que es muy importante
explicitar los aspectos de la práctica profesional que puedan ser enriquecidos
mediante la implementación de estrategias de trabajo interdisciplinario. En ese
sentido, resulta comprensible, la diversidad de teorías y elementos conceptuales
que la licenciada rescata y le ayudan a construir su práctica profesional. Aunque
existe un contexto institucional, un modelo de intervención y un trabajo
colaborativo así como roles y responsabilidades ya establecidas, queda un
margen para la toma de decisiones por parte del profesional, esas decisiones
descansan en la existencia de un ámbito ya muy delimitado de confianza en el
conocimiento que cada profesional aporta a la tarea de la institución. Como queda
claro al leer este capítulo, ese conocimiento no es únicamente conocimiento
teórico; hay mucho conocimiento procedimental, un saber cómo que en mucho ha
sido desarrollado en la propia práctica profesional y que es también necesario
explicitar y sistematizar.
En el capítulo 5 Angélica María Segura Torres describe y analiza su propia
práctica con elementos claramente identificables con el modelo institucional que
implementa en su práctica profesional El trabajo en Inmujeres DF implicó un
proceso de formación en el modelo y de capacitación en la realización de acciones
o procedimientos institucionales. Esta experiencia profesional resulta muy
interesante por diversas razones: por una parte muestra el papel de los “modelos
de intervención” como instancias en las que se dirimen multitud de elementos del
problema teoría-práctica, instancias que generan o implementan políticas públicas
y que tienen el potencial de rescatar el conocimiento de primera mano que surge
de la atención directa a diversas problemáticas de la realidad social. Diversos
“discursos” se expresan en un modelo de intervención, dando formas particulares
a los problemas de la realidad social que atienden, “construyéndolos” de ciertas
maneras. No hay intervención social sin interpretación (Matus, 2000). En este
marco, conocer cómo se desarrolla la práctica profesional puede ayudar a discutir

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los marcos epistemológicos de la “intervención” social. Cabe aclarar respecto a la
“intervención” que este modelo en particular no puede estar más lejos de las
pretensiones positivistas que hoy resultarían, además de todo, ingenuas. Un solo
ejemplo bastaría para establecer esta diferencia: la “desnaturalización” de
categorías que han contribuido históricamente al establecimiento de relaciones
desiguales, tema al que ha contribuido particularmente la perspectiva de género
implica procesos dialógicos, deconstructivos y reflexivos en los que los
participantes en el modelo se encuentran necesariamente involucrados. Esto es;
no se pretende tener soluciones definitivas o miradas acabadas o conocimiento
definitivo en estas cuestiones –de género y de violencia, de inclusión y derechos
humanos- aunque sí se aspira a intervenciones eficaces y a ampliar
constantemente la comprensión de estos problemas. El conocimiento psicosocial,
en este caso, pasa por el filtro del modelo de intervención aunque, como la autora
señala, hay espacios en que el profesional puede desplegar su saber
especializado con ciertos márgenes de libertad. Por otra parte, la experiencia
profesional de Angélica María segura, muestra cómo la multidimensionalidad de la
violencia hacia las mujeres y sus repercusiones en diferentes esferas de su vida
tanto a nivel individual como comunitario abre puertas a un conjunto de acciones
organizadas a diferentes niveles, desde el individual hasta el colectivo que tienen
diversos objetivos en cada caso y que se articulan precisamente en el modelo de
intervención.

Mucho de la anterior problemática profesional es compartida por Noemí Ramírez


García quien trabajó también en el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal
(Inmujeres DF) pero que incorpora a la descripción de su experiencia profesional
referentes teóricos diferentes, tanto de la psicología social como de la obra
educativa de Freire. Además, la licenciada Noemí construye una perspectiva
crítica sobre la práctica profesional mostrando cómo los procesos institucionales
circunscriben también la práctica profesional con lo que contribuye a la
comprensión del ejercicio profesional de las profesiones sociales pues pone de
relieve las tensiones y contradicciones que surgen de la implementación

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institucional de los modelos. Efectivamente, el despliegue de los saberes
disciplinarios o la implementación de los modelos institucionales pasa por las
instituciones, lo que implica una constante lucha por la obtención de recursos, por
la transmisión de los saberes “adecuados”, el ajuste a tiempos político-
administrativos, la tarea de dar cuenta de su quehacer en términos que implican la
adopción de sistemas de indicadores más propios de la administración económica
que de la promoción de bienestar social. Un conjunto de dimensiones que son
también parte del ejercicio profesional y que derivan de la adopción de políticas
públicas que particularmente en Latinoamérica han enfrentado una tensión entre la
realidad institucional y el logro de sus objetivos.
Independientemente del complejo contexto institucional. En esta experiencia
profesional puede apreciarse el potencial de la psicología social para emprender
acciones concretas con jóvenes o mujeres que son pertinentes en la construcción
de ciudadanía y en la tarea de educar a partir de ideales emancipatorios.

En el capítulo 7 Sara Elisa Gracia Gutiérrez de Velasco muestra que la


investigación científica es también una alternativa laboral para los psicólogos
sociales. Ella se inserta en el área de investigación de los Centros de Integración
Juvenil, su trabajo tiene el objetivo de aportar información que oriente la toma de
decisiones en diferentes aspectos de la atención a la problemática del consumo de
sustancias. La generación de indicadores, la realización de investigaciones que
permitan comprender esta problemática y la participación en procesos
institucionales para ajustar los programas a la evidencia disponible son parte de su
trabajo. Destaca en esta comunicación la diversidad de referentes teóricos y
metodológicos que le han ayudado en su desarrollo profesional. Ella refiere
elementos que van desde las teorías de las actitudes, hasta el psicoanálisis o
teoría social, desde psicometría hasta construccionismo social y muchas
aportaciones teóricas y líneas de investigación empírica específicas de la
problemática que atiende. Metodológicamente ha incursionado en la realización y
aprovechamiento de estudios tanto cuantitativos como cualitativos, lo que muestra,
además, que ambas perspectivas tienen aportaciones que hacer a la generación

11
de conocimiento útil en este contexto. Este aspecto muestra que la diversidad
teórica y metodológica también es característica de los contextos de desarrollo
profesional que tienen una misión específica en la atención a una compleja
problemática social.
La experiencia profesional de Dolores Isabel Canchola Bravo tiene la
particularidad de desarrollarse en un centro gerontológico de desarrollo y
educación que forma parte de una I.A.P. Esta situación genera evidentemente
particularidades laborales que por una parte ayudan a ampliar el panorama
respecto a las posibilidades de inserción laboral de los psicólogos sociales y
profesionistas de muchas otras carreras, pero que, por otra parte, muestra
claramente la inserción de las organizaciones sociales en la realización de
actividades de interés público y en particular en la prestación de servicios que
promueven el bienestar de diversos grupos. Entre muchos aspectos relevantes
para ampliar la comprensión de este campo de desarrollo profesional, es
importante considerar que la rendición de cuentas, la elaboración de informes, la
evaluación y el logro de financiamiento; la comprensión de lo que son las políticas
públicas, el establecimiento de convenios y la creación de redes son tareas en
que participa la institución y de muchas maneras también la psicóloga social. En
su conjunto plantean una necesidad muy particular para la formación o
capacitación de los profesionistas de las ciencias sociales.
Destacaré un aspecto del modelo de trabajo en la institución que tiene que ver
directamente con la forma en que se promueve el bienestar de las personas de la
tercera edad. Una de las características más visibles en el funcionamiento
cotidiano de este lugar es la actividad. Desde que se abren las puertas, las
personas se integran a diversos tipos de actividades. Estas actividades tienen
diversos propósitos; educativos, motrices, de promoción de la salud o simplemente
recreativos. No es objetivo de la institución mantener a las personas ocupadas
sino brindarles un sentido de logro, de vivir la experiencia de vencer una serie de
obstáculos o dificultades, de seguir aprendiendo y de crear una comunidad de
apoyo y compañía. Para ello, cuentan con un equipo de especialistas en diversas
actividades que están capacitadas para el trabajo con personas de la tercera

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edad. Adicionalmente, las habilidades compartidas por el equipo de trabajo
contribuyen a alcanzar esas metas sin explicitarlo constantemente, más bien, lo
que se puede decir es que todo esto se hace en la práctica, por medio de la
actividad. La periodización de actividades, la existencia de un calendario en el que
existen momentos de conclusión de ciertas actividades, de realización de
exposiciones, salidas, festejos, entre otras, contribuye a organizar el sentido de
actividad conjunta y a promover diversas formas de evaluación subjetiva; es decir,
que cada uno de los participantes valora su desarrollo.
Diversas investigaciones han aportado evidencia de que la autonomía para el
desarrollo de las actividades cotidianas y el control percibido sobre aspectos del
ambiente y de las propias capacidades tienden a mejorar las estrategias de
afrontamiento eficaces y a aumentar los niveles de bienestar (Reich & Zautra,
2010; Franco & Sánchez, 2008; González-Celis, 2009; Pinquart & Sörensen, 2000;
Volz, 2000). En este sentido, en esta experiencia profesional se puede encontrar
una estrategia, incorporada en un modelo para la promoción del bienestar de un
grupo poblacional particular.

Pablo Carlos Rivera Valencia al narrar su experiencia de trabajo con menores en


conflicto con la ley también se integra a la actividad profesional con la ayuda de un
modelo de intervención. Esta experiencia profesional ayuda a identificar un par de
aspectos muy relevantes para desarrollar una perspectiva crítica de la práctica
profesional en contextos de alta incidencia de violencia en que se viven
situaciones de riesgo de manera cotidiana. En primer lugar es importante resaltar
las limitantes de cualquier modelo cuando se enfrenta a estas situaciones: es muy
probable que surjan situaciones imprevisibles, que llevan al límite las
disposiciones y capacidades de los profesionales. En estos contextos, el apoyo
social e institucional es indispensable. Las capacidades profesionales centradas
en conocimientos y habilidades necesitan ser complementadas con una formación
en la capacidad para valorar la importancia de la tarea que se desempeña, para
actualizar constantemente el sentido social de la actividad, entre otras. Esto

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implica la necesidad de capacitación y acompañamiento constante por parte de
expertos y por parte de las autoridades responsables de estos servicios.
Por otra parte, esta experiencia profesional visibiliza a las situaciones de
sufrimiento social como un ámbito en el que muchos profesionales de las ciencias
sociales se están involucrando en función del deterioro que están sufriendo las
sociedades latinoamericanas como efecto de la particular forma de inserción del
país en la competencia internacional del mercado laboral y como consecuencia del
deterioro del tejido social asociado a multitud de factores: pobreza, marginación,
desigualdad, globalización del delito, narcotráfico (De la O & Flores, 2012) entre
muchas otras. Esto puede interpretarse como un indicador de la necesidad de
impulsar el estudio de la violencia, sus causas y consecuencias por parte de las
ciencias sociales, pero también como la necesidad de desarrollar estrategias de
acompañamiento y apoyo a los profesionales dedicados a trabajar cotidianamente
en los contextos en que ésta deja sentir sus efectos.

Joanna Flores Villagarcía comparte su experiencia como “tallerista” en una


Asociación Civil que realiza actividades para el rescate de espacios públicos
promoviendo la participación comunitaria en esa tarea. Como parte de su trabajo,
ella lleva a cabo talleres con diversos grupos de la comunidad sobre diversas
problemáticas de interés social. En su experiencia profesional destaca cómo ella
aplica el conocimiento psicosocial diseñando estrategias de trabajo, seleccionando
contenidos y ejecutando acciones concretas que expresan habilidades y actitudes
congruentes con las convicciones y sensibilidades que comparte en su capítulo.
En este capítulo puede observarse cómo la psicóloga social logró comprender la
vinculación entre identidad, participación y espacio. Tratar de involucrar a la
comunidad en acciones de conservación no es solo una estrategia para ganar
espacios (no sólo lugares, sino relaciones) necesarios para reconstruir el sentido
de comunidad vinculado a esos espacios públicos, donde puede transcurrir la vida
cotidiana. El contexto de violencia, pobreza, pérdida del sentido de comunidad y
consecuente creciente individualización enmarcan esta experiencia profesional. Lo
público es lo que se trata de rescatar tratando de crear aunque sea en una

14
expresión muy acotada, algunas formas de reconocimiento de problemáticas
compartidas y de involucramiento en acciones de participación y de ejercicio de
formas un tanto difusas que permiten experimentar relativo control sobre aspectos
de la vida en común.

Cada uno de estos capítulos muestra un aspecto diferente de la práctica


profesional de la psicología social. Aunque existen referentes comunes a algunas
de estas experiencias, también hay aspectos muy particulares, propios del
escenario laboral en que se han insertado estos profesionales y cada una de estas
experiencias constituye una mirada a la problemática social que están atendiendo
los psicólogos sociales.

Como ya se ha mencionado, cada una de estas experiencias profesionales ha sido


comentada por profesores de psicología social. Este ejercicio muestra la
diversidad de lecturas que pueden hacerse del ejercicio profesional y las diversas
formas en que ambas actividades pueden complementarse.

En la tercera parte, los egresados ofrecen una reflexión final que es en parte una
respuesta al análisis realizado por los profesores pero que también incluye su
visión sobre los conocimientos y habilidades que piensan que se requieren en el
campo profesional y las razones de ello.

Referencias
De la O, E. & Flores, A. (2012). Violencia, jóvenes y vulnerabilidad en la frontera
noreste de México. Desacatos, 38, pp-11-28. Recuperado de
http://www.ciesas.edu.mx/desacatos/38%20Indexado/saberes_1.pdf
Franco, M.P. & Sánchez, C.A. (2008). Saber envejecer: aspectos positivos y
nuevas perspectivas. Foro de Educación, 10, 369-383. Recuperado de
http://www.forodeeducacion.com/numero10/022.pdf
González-Celis, R. A. (2009). Autoeficacia para realizar actividades cotidianas
(AeRAC) en ancianos mexicanos. En A. L. González-Celis, R. [Coord.].

15
Evaluación en Psicogerontología. pp. 47-74. México: Editorial Manual
Moderno.
Matus, T., Quiroga, A., Acosta, L., Miranda, P. Muñoz, G. (2009). Indicadores
sociales para la ciudadanía: modelos complejos de intervención social para
enfrentar la desigualdad. Investigando en red. Estudios Internacionales en
Trabajo Social. Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social.
Recuperado de http://trabajosocial.uahurtado.cl/wp-
content/uploads/2012/02/Indicadores-sociales-para-la-ciudadan%C3%ADa-
Modelos-complejos-de-intervenci%C3%B3n-para-enfrentar-la-
desigualdad.pdf
Pinquart, M. & Sörensen S. (2000). Influences of socioeconomic status, social
network, and competence on subjective well-being in later life: a meta-
analysis. Psychology & Aging, 15(2), 187-224.
Reich, J. W & Zautra, A. J. (2010). Experimental and measurement approaches to
internal control in at-risk older adults. Journal of Social Issues, 47(4), pp.
143-158.
Volz, J. (2000). Successful aging: The second 50. Monitor on Psychology.
American Psychological Association, 31(1), p. 24. Recuperado de
http://www.apa.org/monitor/jan00/cs.aspx

16
Primera Parte. Psicología Social. Disciplina y Profesión.

17
Capítulo 1. La formación profesional de psicólogos(as) sociales.
Victor Gerardo Cárdenas González

RESUMEN

Se ofrece una breve caracterización del plan de estudios en que se formaron los
psicólogos sociales participantes, se destacan los elementos que permiten
comprender las particularidades de este plan de estudios poniendo énfasis en los
aspectos disciplinarios que han sido de la mayor relevancia en la particular
definición del perfil profesional del psicólogo social.

18
La Universidad Autónoma Metropolitana fue inaugurada en 1974, en el contexto
de un crecimiento sin precedentes en la oferta educativa para educación superior
en el país y de diversas iniciativas y estrategias para modernizar el sistema
educativo nacional. La innovación tanto curricular como organizativa que
caracterizó a la UAM como oferta educativa fue parte de un proceso de rápida
consolidación académica de esta institución. En enero de ese año había sido
nombrado el Dr. Alonso Fernández González como rector de la unidad y en ese
mismo año, en el mes de septiembre, se inician los cursos (Fernández, 1977).
También nace la iniciativa de crear una licenciatura en psicología social adscrita al
Departamento de Sociología. La iniciativa de alumnos inscritos en la licenciatura
en sociología fue apoyada por el Dr. Luis Villoro, Director de la División de
Ciencias Sociales y Humanidades, por el Dr. Adolfo Mir Araujo, Jefe del
Departamento de Sociología y por la Dra. Carmen Mier y Terán Rocha, entonces
profesora para la licenciatura en Sociología. Cada uno de ellos emprendió una
serie de acciones que culminaron en la creación de la licenciatura. En la sesión 21
del Colegio Académico de la UAM-I se autoriza formalmente el primer Plan de
estudios (UAM, 1978). El primer plan de estudios tuvo una vigencia que cubre
desde estos primeros años hasta 1993 cuando entra en vigencia el segundo plan
de estudios en la historia de esta licenciatura. Después de casi cuarenta años, y
como parte también de un gran movimiento de reforma al sistema educativo de
educación superior, un nuevo plan de estudios se encuentra en preparación. Estos
grandes momentos en la formación de psicólogos sociales en la UAM-I son reflejo
de un proceso de consolidación de una perspectiva teórica con amplio potencial
para contribuir a la comprensión de los problemas sociales que constituyen sus
campos de aplicación pero también de diversas formas de apropiación del
conocimiento psicosocial, por parte de los diferentes grupos académicos que han
participado en la construcción de las propuestas curriculares. Como parte de toda
propuesta curricular, el plan de estudios es el resultado contingente de multitud de
fuerzas; de intereses, de posicionamientos, de determinantes organizacionales e
institucionales, de argumentos, de las grandes tendencias de la formación
universitaria determinadas a su vez por las políticas de educación superior a nivel

19
nacional e internacional (Seymour,1988). En ese contexto, los problemas
disciplinarios han jugado un papel muy relevante y puede decirse que han
dominado sobre los problemas concretos de la práctica profesional. Esto se
explica por el proceso mismo de consolidación de la psicología social en el
contexto de las ciencias sociales (al respecto es sintomático el artículo escrito por
Serge Moscovici en 1970 como prefacio a un libro de Denise Jodelet en el que da
cuenta de la multitud de problemas que ha enfrentado la psicología social para
posicionarse en el contexto de las ciencias sociales a partir del reconocimiento de
su “juventud” como ciencia y de lo que llamaría su carácter intersticial
(Moscovici,1991)); y por el proceso de consolidación de esta disciplina académica2
en el contexto de las ofertas educativas con que compite en el contexto nacional.
En estrecha articulación con estas dinámicas, se encuentra la participación de las
comunidades de académicos, que ven a la enseñanza como una forma de
comunicar y trasmitir su forma de entender, desde cierta perspectiva teórica, los
problemas, de definir lo que es un problema válido, de estudiarlo y finalmente de
transmitir su concepción del mundo. Esto había sido señalado claramente por
Thomas Kuhn al enfatizar el papel de las comunidades en el desarrollo de la
actividad científica normal. Todas estas dinámicas en compleja interacción con
intereses de grupo, constituyen el complejo de fuerzas que ha determinado la
forma particular y la evolución de esta licenciatura. En la medida en que la
psicología social difícilmente puede ser caracterizada por compartir un paradigma
teórico o una concepción unificada del ser humano, la lucha por transmitir cierta
forma de entender la psicología social se ha traducido en una pluralidad teórica y
metodológica. Algunos autores han propuesto la existencia de consensos mínimos

2
Las disciplinas académicas, se delimitan en función de un objeto de estudio, un campo del saber
especializado, cultivado por una comunidad de investigadores y profesores y por las relaciones con
otras disciplinas. Cada disciplina académica desarrolla además de sus estructuras conceptuales,
métodos e instrumentos, un conjunto de normas y valores, estructuras organizacionales,
publicaciones, jerarquías, lenguajes, intereses y dinámicas propias que tienden a crear territorios
en los que se lucha por imponer una perspectiva; por disciplinar. La enseñanza y la preservación
de la disciplina académica son preocupaciones centrales que explican en parte el comportamiento
de las comunidades. Para una amplia discusión al respecto, véase, por ejemplo (Becher, 1994,
2001; Krishman, 2009).

20
que dan cierta unidad al campo. Por ejemplo, Taylor (1998) sugiere que el hecho
de que la conducta individual está fuertemente influenciada por el ambiente,
principalmente social y que las personas activamente construyen las situaciones
sociales son presupuestos básicos de diversas posiciones teóricas. El intento de
explicitación de consensos mínimos en la psicología social que hace Taylor
resulta al menos paradójico pues su punto de partida: la conducta individual, es ya
una toma de postura teórica y su esquemática reconstrucción histórica deja fuera
muy importantes aportaciones teóricas como la psicología social comunitaria, la
psicología colectiva y otras.
Estas anotaciones tienen únicamente el propósito de mostrar que el debate teórico
y la diversidad tanto teórica como metodológica y conceptual son elementos
presentes en la formación de psicólogos sociales y que en esa medida es
previsible una diversidad en la necesariamente activa apropiación del
conocimiento psicosocial por parte de quienes se han formado en esta disciplina.

Podemos ver en este complejo de elementos que la disciplina, la profesión y la


enseñanza se cruzan en sus dinámicas interdependientes. Un plan de estudios
entonces es una concreción de complejos procesos sociales y su vigencia está
asociada a inestables equilibrios entre los diferentes elementos que juegan en su
formación por lo, finalmente, siempre se encuentra en transformación.

Los psicólogos sociales participantes en esta obra fueron formados en el segundo


plan de estudios que se describe a grandes rasgos más adelante. Hago algunos
comentarios a continuación sobre el primer plan de estudios para mostrar que el
cambio de planes de estudio es también resultado de la hegemonía en cierta
forma de entender a la psicología social, lo que a su vez contribuye al desarrollo
de una particular forma de concebir la práctica profesional y los objetos
específicos que la constituyen.

La existencia de una licenciatura en psicología social fue una propuesta


innovadora en varios sentidos. El inscribirse en un departamento de sociología ya

21
es un hecho significativo pues define su orientación básica como una ciencia
social. Fue una propuesta innovadora también por definirse como una licenciatura
diferente a la de psicología; no como un área terminal o como un área de
especialización, ni como una rama de la psicología, sino como una “carrera”
diferente, basada en una disciplina que mantenía un fuerte impulso académico,
con un énfasis en las potenciales aplicaciones a los problemas de la interacción
humana y de relevancia para la construcción de una comprensión muy amplia y
novedosa de procesos sociales emergentes, colectivos, grupales e
interpersonales, comunicativos, intersubjetivos. Independientemente de los
contenidos de aquel primer plan de estudios, en el que puede observarse aún una
separación entre una perspectiva psicológica y otra ya propiamente psicosocial,
como puede comprobarse al revisar algunos de los cursos de que constaba: por
una parte, por ejemplo, Alteraciones de la Conducta, Psicología General I y II,
Corrientes Psicoanalíticas I y II, Procesos Cognoscitivos. Por otra parte, se
impartían cursos como Socialización, Grupos Teoría, Grupos Práctica, Corrientes
Teóricas en Psicología Social, entre otros. Con este plan de estudios se creó el
germen de una licenciatura con un perfil único en el contexto nacional en el que lo
social constituye precisamente el punto de inflexión. Muchos fueron los
argumentos que fundamentaron la creación de esta licenciatura: lo psicosocial
como plataforma teórica viene a enfrentarse a lo social como mera suma de
individuos o como mero ámbito de aplicación. Es importante enfatizar que la
caracterización de social implica un compromiso teórico que conlleva
necesariamente filiaciones a tradiciones de pensamiento en las ciencias sociales
y que determinan formas diferenciales de aproximación al estudio de los
problemas conceptuales o empíricos. Lo psicosocial, desde esta perspectiva, es
irreductible a lo psicológico y, más que eso, es tan fundamental como aquello. Sin
embargo, hay muy diversas formas de concebir lo social tanto en ciencias sociales
como en particular en psicología social (Blanco, 1989): algunos teóricos privilegian
lo grupal, otros lo compartido, las colectividades, la interacción simbólica, entre
otras. Pero es justamente este tipo de debates los que han contribuido a la riqueza
y diversidad de esta disciplina.

22
La importancia del debate por lo específicamente psicosocial y sobre la relevancia
de la psicología social como disciplina académica independiente de la psicología
marcó esos primeros esfuerzos por crear una licenciatura con un perfil novedoso y
es uno de los factores que se expresa en el contenido del plan de estudios vigente
a la fecha.

El primer plan de estudio fue una propuesta innovadora también por su


organización curricular pues existía un fuerte Tronco General; un conjunto de 12
UEAS que se impartían durante todo el primer año de estudios a las diferentes
carreras de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, cuyo objetivo era:
“…en primer lugar, proporcionar conocimientos sobre las principales disciplinas de
las ciencias sociales; en segundo lugar, motivar al alumno y darle conocimientos
de los principales problemas sociales de México, y por último, proporcionar
herramientas como son las matemáticas y las técnicas de investigación
documental” (Mier y Terán, 1976). Este hecho muestra el énfasis interdisciplinario
de la formación en la UAM. Es importante mencionar que este tronco general ha
sido constantemente modificado por diversas razones. Por ejemplo, hacia
principios de los años 90 el tronco general se reduce de 12 a 6 UEAS.

El plan de estudios vigente hasta 2013 se implementa formalmente en 1993 y es


resultado de un proceso interno de reforma curricular iniciado en 1985, (UAM,
1985). La implementación de este Plan de Estudios coincide y se coordina con un
proceso de reforma institucional para reducir el número de cursos de tronco
general.

El plan de estudios está organizado en 4 niveles: tronco general, informativo-


formativo básico, formativo-sustantivo y aplicación e investigación. Cada uno
formado por diversas UEAS, con un sistema de créditos mínimos a cubrir en cada
nivel.

23
En otro orden de ideas, es importante destacar que el modelo curricular de la
licenciatura en psicología social vigente está basado en asignaturas, (Unidades
Enseñanza-Aprendizaje) que se cursan trimestralmente y que se definen por un
conjunto de objetivos de aprendizaje y de contenidos a impartir en cada una de
ellas.

Algunas características destacables de este plan de estudios son


1.- El énfasis en la investigación y en una serie de cuestiones que tienen que ver
con el estatus epistemológico de la psicología social, con su relación con otras
disciplinas, con su aportación específica a la comprensión del comportamiento y la
interacción humana.
2.- La preocupación por la consolidación de la psicología social como disciplina
científica se articula con las anteriores cuestiones e incide en una fuerte
preocupación por la solidez teórica, por el debate conceptual, la articulación entre
diferentes a aproximaciones y niveles de análisis.
3.- Hay también un énfasis en la aplicación del conocimiento psicosocial desde
perspectivas teóricas específicas de la disciplina: el comportamiento colectivo, los
movimientos sociales, el cambio social, el conflicto, la psicología comunitaria,
entre muchos otros.
4.- La diversidad de referentes teóricos se expresa no solo en los diferentes
cursos con un énfasis en este sentido (Corrientes Teóricas I, II, III, Niveles de
Explicación, Influencia y Cambio Social, Constitución del Sujeto Social, entre otros,
sino en la amplia diversidad de contenidos teóricos que se enseñan en cada una
de ellas. Por ejemplo en los cursos de Corrientes Teóricas I a III se revisan, entre
otros, los siguientes contenidos: Interaccionismo simbólico, Psicología Colectiva,
Psicología de la Gestalt, Teoría del Campo, Conductismo, Socio-cognición,
Psicoanálisis, Representaciones Sociales, Teoría de las Actitudes, Sociometría,
Atribución y Categorización, Construccionismo Social, Teorías del Rumor,
Prejuicios y Estereotipos, Conflicto y Poder.

24
La diversidad de referentes teóricos que caracteriza a la psicología social como
disciplina académica, se expresa también en el Plan de Estudios y es un rasgo
destacable de la formación de los psicólogos sociales.

Los Objetivos de este plan de estudios son:


Formar profesionistas capacitados en la producción, transformación y
aprovechamiento del conocimiento psicosocial que les permita atender
problemas y programas de desarrollo social, así como consolidar y
desarrollar una tradición particular acorde con la realidad de nuestro país.
Formar profesionistas que posean conocimientos teóricos y prácticos con un
carácter polivalente y creativo que les permita desarrollarse críticamente en
el campo profesional, además de interpretar adecuadamente los procesos
sociales con el propósito de que conjuguen los conocimientos propios de la
disciplina con proyectos académicos y/o profesionales de carácter
interdisciplinario (UAM, 2013).

Aunque muchas cosas podrían destacarse de este perfil profesional, considero


importante llamar la atención sobre la referencia a la producción del conocimiento,
aspecto hoy más vinculado como una meta propia de la formación en el nivel de
posgrado. Este aspecto se relaciona con la preocupación por la consolidación de
la psicología social como disciplina científica independiente de la psicología y
muestra la fuerza de las preocupaciones disciplinarias en la construcción de este
perfil profesional. Destaca el énfasis en lo crítico y creativo como cualidades a
desarrollar en el ejercicio profesional. La mención de la realidad nacional y del
desarrollo social como el contexto y ámbito de desarrollo profesional muestra
también este interés por la contribución a la solución de problemas sociales.

Ejemplo de UEAS que forman el Mapa curricular. Tercer nivel Formativo


sustantivo.
Taller de Metodología I
Corrientes Teóricas en Psicología Social I
Influencia y Cambio Social I
Constitución del Sujeto Social
Taller de Metodología II
Corrientes Teóricas en Psicología Social II
25
Influencia y Cambio Social II
Génesis y Estructura del Sentido Común
Taller de Metodología III
Corrientes Teóricas en Psicología Social III
Comunicación Social
Procesos Psicosociales y Fenómenos de Masas
Taller de Metodología IV
Métodos de Conducción e Intervención Grupal
Psicología Política
Problemas Contemporáneos de la Psicología Social
((UAM, 2013).

En el cuarto nivel, que se cursa en el último año de la carrera, se imparte un


conjunto de seminarios de investigación, de cursos de trabajo de campo y de
cursos sobre temas selectos que en conjunto tienen el propósito de fortalecer las
capacidades de investigación de los alumnos.

Se trata de una formación muy centrada en los contenidos, en la investigación, en


las aplicaciones del conocimiento disciplinar y en la consolidación académico-
científica de la disciplina. Con una fuerte carga teórico-metodológica y por una
constante referencia a los problemas sociales. El carácter interdisciplinario
destaca tanto por la disciplina misma como por el tipo de problemas que atiende el
psicólogo social.

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Education 19(2), 151-161.
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26
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Research Methods. NCRM Working Paper Series 03/09. University of
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Fiske & G. Lindsey (Eds.). Handbook of Social Psychology, 4a. ed, pp. 58-
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Social. Recuperado de
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UAM-Iztapalapa. (1978). Acuerdos de Colegio Académico. Recuperado de:
http://www.uam.mx/cgi-bin/acuerdos/ficha.pl

27
Capítulo 2. La práctica profesional. Problemas y desafíos para la
formación en psicología social. Victor Gerardo Cárdenas
González

RESUMEN

En este capítulo se discute un aspecto muy particular del proceso de


transformación por el que atraviesan tanto las instituciones de educación superior
como el mundo del trabajo: este aspecto de la transformación es el que tiene que
ver con la relación entre las reformas en curso en la formación profesional –en
este caso- de psicólogos sociales, y las transformaciones del mundo del trabajo.
La imagen hegemónica del conocimiento en la sociedad contemporánea es el
elemento que permite comprender la relación entre ambos procesos. Estas
transformaciones se encuentran “guiadas” por el sentido general de las reformas
que a nivel internacional se están imponiendo pero se encuentra en compleja
interacción con las estructuras institucionales y las posiciones de los actores
involucrados creando espacios de debate o análisis que favorecen la auto-
reflexión y la búsqueda de alternativas propias o que responden a necesidades
locales.

El capítulo tiene el objetivo de mostrar la necesidad de recuperar la práctica


profesional como objeto de estudio y como insumo para la reflexión curricular así
como fuente de un conjunto de problemas frente a los cuales es necesario un
nuevo posicionamiento de la universidad y probablemente una nueva forma de
interlocución y cooperación.

28
En correspondencia con las grandes transformaciones que está sufriendo la
formación universitaria a escala internacional, también se están produciendo una
serie de transformaciones en el mundo del trabajo para los profesionistas en
todos los ámbitos del conocimiento. Ambos procesos de transformación están
asociados, entre otras razones porque la educación superior es un factor
directamente relacionado con el desarrollo económico pero adicionalmente
porque, tienen raíces comunes y puede decirse que expresan la hegemonía de un
modelo de desarrollo social, económico y político que es el que asumen los
organismos internacionales, UNESCO, OCDE, BM, entre otros y que se expresa,
en el caso de la educación, en un universo discursivo con fuerte capacidad para
acotar el horizonte de comprensión y de acción de los actores sociales mediante el
despliegue de un amplio conjunto de recursos entre los que destaca la política
educativa impulsada por diversos organismos internacionales y adoptada como
línea de acción por los organismos nacionales correspondientes; en el caso del
mundo laboral, se expresa en la implementación de medidas acordes a una
imagen de la globalización de la economía, del avance tecnológico y de la política
económica. Esta imagen, prescribe la adaptación al modelo como un valor en sí
mismo y como una ingente necesidad. En ese sentido, la posibilidad de pensar la
transformación, con claves no limitadas a las del modelo hegemónico se presenta
como un desafío teórico y práctico.
En este capítulo discutimos un aspecto muy particular de este proceso de
transformación: el que tiene que ver con la relación entre las reformas en curso en
la formación profesional –en este caso- de psicólogos sociales y las
transformaciones del mundo del trabajo a partir de la imagen hegemónica del
conocimiento en la sociedad contemporánea. Desde luego, las transformaciones
del mundo laboral que enfrentan los profesionistas formados en disciplinas
académicas de las ciencias sociales responde a muy diversas fuerzas e intereses,
sin embargo, como se argumenta en este capítulo, la imagen del conocimiento a
partir del cual desarrollan su trabajo juega un papel fundamental para entender la
dinámica de dicho proceso de transformación. Finalmente, el principal producto de
la Universidad es el conocimiento.

29
En el caso de las transformaciones que está sufriendo el contexto laboral para
profesionistas formados en ciencias sociales, es importante tener presente que
estas transformaciones se dan en complejos contextos llenos de contradicciones,
de crisis y de paradojas, que son seguramente más visibles en países en
desarrollo como el nuestro, que se inserta a la competencia internacional de la
formación profesional en condiciones adversas. Entre esas contradicciones y
paradojas destaca la permanencia y exacerbación –a pesar de todos los cambios,
del “progreso” y del avance en el conocimiento- de viejos problemas, como los que
emergen de las desigualdades, la pobreza, la falta de oportunidades, el deterioro
social y ambiental. Entre estas contradicciones destacan las que resultan de la
retórica de las reformas y las medidas concretas que se implementan. Por
ejemplo, hay un enorme énfasis en la importancia del conocimiento en la sociedad
contemporánea3, pero cuando este énfasis es contrastado con el fuerte impulso
que también está tomando la lógica del mercado como estructurante fundamental
de las relaciones entre universidad y sociedad y de la universidad a su interior
(véase, por ejemplo, Derrida, 2002; Slaughter y Rhoades, 2004) pueden percibirse
una serie de distorsiones e inconsistencias que demandan una apropiación crítica
del discurso hegemónico y la creación de formas de participación que puedan
hacer valer concepciones más amplias tanto del conocimiento mismo como de la
sociedad. Este tipo de posturas es sostenida por filósofos de la importancia de
Lyotard, figura de gran influencia en el fin de siglo XX. Él sostiene que:

El conocimiento es y será producido para ser vendido, es y será consumido


para ser valorado en otra producción: en ambos casos, la meta es el
intercambio. El conocimiento deja de ser un fin en sí mismo, pierde su valor
de uso. Lyotard, 1984, p. 6)

3
Resulta ilustrativo conocer que quien acuñó la expresión “sociedad del conocimiento”, Peter
Ferdinand Drucker, fue un prominente ideólogo del “management”, consultor para grandes
corporaciones y para instituciones gubernamentales. La concepción limitada del conocimiento
como insumo para la productividad económica es evidente.

30
Como veremos, posturas como la representada en la cita de Lyotard, generan
enormes problemas para el diseño de políticas de educación superior en todas las
áreas del saber, pero más en las humanidades, las artes y las ciencias sociales
cuya utilidad, o valor son difícilmente determinables en los términos del autor.

Una de las paradojas relativas al conocimiento en la “sociedad del conocimiento”


es señalada por Barnes (1995) y la rescatamos por su pertinencia:

Se dice que vivimos en una sociedad crecientemente basada en el


conocimiento lo que es una profundamente equívoca forma de describir la
proliferación del conocimiento técnico, la extraordinaria división del trabajo
intelectual y la creciente dependencia del conocimiento experto, todos ellos
son, sin duda evidentes.

Para comprender el sentido de esta crítica es importante tener presente que


conocimiento no es solo información y que el fuerte énfasis discursivo en las
aplicaciones del conocimiento, representada por ejemplo, por la visión restringida
pero hegemónica, del enfoque de competencias en educación superior,
(conocimiento operativo) y que como se ha señalado, se encuentra anidada en el
origen mismo de la expresión “sociedad del conocimiento” no tendría que suponer
una política educativa que descuide la importancia cognitiva, para el desarrollo
humano y para el desarrollo social de una comprensión amplia del conocimiento4.
En el caso de las profesiones sociales que dependen de una base de
conocimiento científico, el anterior planteamiento favorece un cuestionamiento
sobre la naturaleza del conocimiento que pueda ayudarles a comprender –a los
profesionistas de las ciencias sociales- en mayor profundidad, las problemáticas
sociales que atienden, para desarrollar un sentido crítico y ético frente a la
información, a las condiciones sociales que crean muchas de las problemáticas
que constituyen sus objetos de intervención, frente a sí mismos y su propias

4
Una concepción amplia del conocimiento ha sido perfilada de diferentes maneras. Véase, por
ejemplo Barnett, (2012); Nussbaum, (2010).

31
prácticas sociales. Además –también, pero no sólo- para atender con competencia
técnica sus tareas profesionales. El argumento es que se necesitan diferentes
tipos de conocimiento.
Adicionalmente, estos profesionistas enfrentan una brecha creciente entre la
enorme base de conocimiento relevante que se produce por la investigación
científica, cada vez más especializada –pero que no es producida por los
profesionistas, al menos no con el nivel de formalización que legitime su
cientificidad- y el conocimiento que realmente emplean en situaciones de cambio y
crisis constante. Beneficiarse de esa base de conocimiento supondría constantes
procesos de selección o filtro, con base en criterios explícitos, espacios de
capacitación o formación, codificación, interpretación y traducción a situaciones
concretas además de un diálogo entre el conocimiento que efectivamente se
produce en la práctica y el conocimiento proveniente de otras fuentes. Como se
señala más adelante, esta imagen idealizada puede estar muy lejos de la práctica
profesional tal como la reportan los profesionistas en activo en ciencias sociales y
de los cuales en este texto se ofrecen algunos testimonios. Es decir, la sociedad
del conocimiento también puede producir segmentación y dependencia. En este
sentido, la práctica profesional surge como un nuevo objeto mediante el cual
pueden analizarse una serie de problemas relativos a la formación profesional. Es
necesario frente a este panorama repensar la relación entre formación
universitaria y práctica profesional. El hilo conductor que es el conocimiento
permite articular algunos elementos de esta compleja relación.

Breve nota aclaratoria sobre los conceptos de profesión y


conocimiento.

Sobre la profesión o las profesiones.


La definición de lo que es una profesión es una cuestión muy debatida en el área
de sociología de las profesiones. Para una revisión véase Abbot, (1988); Martín y
De Miguel, (1982). Eliot Freidson (1984) es un autor muy importante por su
caracterización de las profesiones como ámbitos en los que el control monopólico
de una esfera del conocimiento es fundamental para entenderlas, por su defensa

32
de la autonomía como concepto clave de lo que es una profesión y la introducción
de un enfoque organizacional que da cuenta del control que pueden llegar a
ejercer las organizaciones de profesionales, siempre en contexto de conflicto y
tensión con otras fuerzas de la sociedad sobre los asuntos que constituyen su
objeto. Sus aportaciones son muy importantes en sociología de las profesiones
aunque el referente más representativo de sus estudios fue la profesión médica.
Larson (1977) aporta diversos conceptos, como el de estrategia profesional y
describe el proceso histórico que permite la consolidación y legitimación de las
profesiones.

Los rasgos característicos de una profesión en la concepción tradicional son: la


formación en instituciones de educación superior legalmente constituidas y
reconocidas (disponibilidad del conocimiento científico y técnico), la existencia de
asociaciones profesionales que regulen la práctica, que sancionen las malas
prácticas y fomenten la capacitación (monopolio de un área de saber y de
práctica), contar con acreditaciones y reconocimientos; la obtención de una cédula
profesional, la actualización constante, el apego a un código ético, un determinado
grado de autoridad sobre una esfera de conocimiento que conduce a cierta
autonomía en la toma de decisiones y de responsabilidad. La crítica a esta
concepción de lo que son las profesiones y a los escasos aportes conceptuales y
empíricos de esta forma de análisis sociológico está representada por Habenstein
(1963), Brante (1988) y Dingwall (2008) quien privilegia el estudio empírico de
profesiones específicas en contextos concretos tratando de hacer visibles los
procedimientos, actitudes, valores implementados en el día a día del desarrollo
profesional y busca un rescate del uso que se hace de los conceptos relevantes
por parte de las comunidades que estudia (profesionales de la salud
principalmente). Estas críticas descansan entre otras cosas en la imposibilidad de
establecer una serie de criterios generales suficientes para definir lo que es una
profesión y que sean capaces de capturar las enormes diferencias entre
profesiones: las profesiones clásicas funcionan de manera muy distinta a las
profesiones derivadas de las ciencias sociales o administrativas o de las semi-

33
profesiones entre las que se encuentra la enfermería, el trabajo social, la
enseñanza. Además de que las condiciones laborales rápidamente cambiantes
que predominan en la actualidad producen formas radicalmente distintas de
ejercicio y desarrollo profesional, con rumbos inciertos y que fácilmente crean
espacios de transición o de límites difusos entre profesiones, entre saberes, o
entre funciones. Esta situación ejemplifica un cambio analítico y en la forma en
que se desarrollan las profesiones actualmente; es más importante entender la
dinámica de interacción entre contextos laborales, identidades y trayectorias
laborales o profesionales que establecer en qué medida se cumple con los
atributos que definen una profesión. En este sentido, la dinámica fluida, de rápida
transformación en diversos sentidos, favorece diversas formas de interacción entre
la acción de los profesionistas y sus condiciones de trabajo (por ejemplo, con las
formas de gestión de la organización), creando condiciones favorables para la
transformación continua de la práctica, la movilidad y el aprendizaje (Marsico,
2012). Pero también para la incertidumbre y la precariedad laboral. Derber y
Schwartz (1992) aportan una crítica radical dirigida al núcleo de los intentos por
definir una profesión con base en la autonomía en la toma de decisiones
respaldada en el dominio de un área del saber: el concepto de logocracia se
refiere a una perspectiva sobre el poder del conocimiento en manos de gerentes o
administradores que se relacionan con expertos para fortalecer sus vinculaciones
con intereses ya sean de Estado o de organizaciones empresariales. Ellos
describen el papel de las organizaciones basadas en el monopolio del saber
institucionalizado como una forma de desarrollo social y económico basado en una
agresiva división del trabajo en el que unos pocos propietarios de patentes, o
“marcas”, generan el monopolio en la toma de decisiones sobre amplias áreas de
interés para la población en general. Las profesiones en este sentido son
fundamentales para entender aspectos centrales de la llamada sociedad del
conocimiento. Las grandes organizaciones, que, por ejemplo, poseen derechos
sobre patentes, instrumental o procedimientos o que son las responsables de la
aplicación de modelos de trabajo o de intervención restringen radicalmente la

34
autonomía en la toma de decisiones de los profesionistas considerados
individualmente.
Además, no todas las profesiones son liberales, no todas cuentan con autonomía
en la toma de decisiones y no todas constituyen áreas especializadas de
conocimiento sino que requieren conocimientos genéricos, no necesariamente
relacionados con su formación universitaria de licenciatura además de que en la
práctica se generan saberes transdisciplinarios que definen en realidad el campo
profesional. Por otra parte, en muchas organizaciones, quién toma las decisiones,
quién posee el conocimiento no es propiamente el profesionista en tanto individuo
sino la comunidad o la organización. Las organizaciones de profesionales que
prestan diversos servicios sociales o de consultoría por ejemplo, modifican
sustancialmente la imagen uniformadora construida por los primeros sociólogos de
las profesiones y abren líneas de investigación para comprender mejor el papel de
las profesiones de las ciencias sociales en la actualidad.
Es necesario dar cuenta teóricamente de esta pluralidad de prácticas. Hay muchas
otras interrogantes sobre el papel del conocimiento en contextos de aplicación,
sobre la legitimidad construida en torno al conocimiento científico y su aplicación
en contextos profesionales de diverso tipo, sobre el papel de los expertos en la
toma de decisiones, entre muchas otras que en conjunto constituyen la agenda de
nuevos estudios sobre las profesiones. Es importante concluir este apartado
subrayando el rápido proceso de transformación en curso de “los mapas
profesionales y laborales” (Barbero, (s/f). En la medida en que este proceso de
transformación responde a múltiples dinámicas ajenas a la universidad, y si una de
sus funciones sustantivas es la formación profesional, es necesario integrar el
estudio de este fenómeno a la agenda universitaria, comprender su dinámica y
hacer una nueva presencia en el mercado laboral.

Sobre el conocimiento.
Gibbons, et al (1994) argumentan sobre la existencia de un nuevo modo de
producción de conocimiento en la sociedad contemporánea. Denominan modo 1 al
conocimiento generado por las disciplinas científicas principalmente en los

35
contextos universitarios o institutos de investigación. Según ellos, es un
conocimiento ampliamente reconocido, con respaldo institucional, con criterios y
parámetros bien establecidos, con normas y valores compartidos por las
comunidades pertinentes. El modo 2 se genera en contextos de aplicación a
problemas prácticos y es evaluado con criterios distintos. Tiene dificultades para
legitimarse con los parámetros del modo 1 debido a que tiene utilidad más que
una validez científica, es creado por equipos que tratan de resolver problemas y
hace intervenir todo conocimiento relevante a la solución de problemas
trascendiendo las disciplinas. Es conocimiento transdisciplinario. La efectividad en
la solución de problemas no se pretende que se generalice a otros contextos
aunque los autores afirman que el proceso de generación de conocimiento es
capaz de dar lugar a normas y criterios de evaluación. La pretensión de Gibbons y
colaboradores es que esta solución de problemas genera conocimiento que no es
disciplinar ni científico pero “desarrolla sus propias estructuras teóricas singulares,
métodos de investigación y práctica aunque no se hallen localizados en el mapa
disciplinar prevaleciente” (p. 16).
La propuesta de Gibbons y colaboradores ha sido ampliamente criticada por su
debilidad conceptual, por la falta de soporte empírico, la inexactitud de muchas de
sus afirmaciones, por la falta de elementos de prueba para discutir su validez y
muchas otras debilidades. Hessels & Van Lente, (s/f) discuten muchas de ellas.
Una que no discuten sin embargo es particularmente relevante; las palabras
mercado, usuarios, oferta y demanda, “demanda de flujos de conocimiento
especializados entre las empresas” (p. 26) y muchas otras similares que abundan
en el libro dejan claro el marco de discusión; las aspiraciones de que las
instituciones abocadas a la producción de conocimiento de modo1 se “adapten” o
“flexibilicen” para atender las demandas del mercado y de que el conocimiento útil
para las empresas sea reconocido como par del conocimiento científico. De hecho
los defensores de este tipo de posturas construyen una narrativa en la que
argumentan que

36
Las últimas dos décadas varios estudios han señalado varios cambios, como
una creciente orientación de los sistemas científicos hacia metas estratégicas
(Irvine & Martin, 1984) y a la producción de conocimiento relevante (Böhme
et al, 1983; Gibbons et al, 1994). En (Hessels & Van Lente, s/f).

Esta narrativa contiene justamente uno de los elementos que tendrían que
analizarse más críticamente cuando se discute la vinculación entre formación
universitaria y práctica profesional: una retórica que desplaza la importancia del
conocimiento por su valor intrínseco, por su contribución al desarrollo humano o
por sus beneficios sociales, por un discurso centrado en el uso comercial del
conocimiento con metas a corto plazo y al servicio de intereses particulares. Sin
embargo, el problema no es solo la narrativa o la retórica sino la existencia de un
frente de iniciativas para impulsar fuentes alternas de producción de conocimiento
“legítimo” (en función de nuevos parámetros). Uno de esos frentes lo constituyen
las “universidades corporativas”. En todo caso, el núcleo del problema está
definido por el juego entre la legitimidad del conocimiento y su aplicabilidad a
contextos concretos.

Si bien las propuestas de Gibbons y otros son cuestionables en muchos sentidos,


expresan algunas cosas interesantes: la creciente presencia de la lógica del
mercado en problemas de formación y práctica profesional, la existencia de
diversos actores involucrados en la tarea de producir y usar el conocimiento
científico o de cualquier tipo pero que ofrezca utilidad económica, el hecho de que
hay efectivamente conocimientos generados en los contextos de aplicación
centrados en la solución de problemas, además de mucho conocimiento
fragmentario que inunda el internet y crea una nueva forma de acceder, de
procesar y de gestionar la información pero que es más accesible en diferentes
sentidos a amplios sectores de la población. Uno de los problemas entonces es
¿cómo puede caracterizarse el conocimiento generado en contextos de solución
de problemas sociales? es decir; el conocimiento que producen los profesionistas
de las ciencias sociales. ¿Cómo se relaciona la estructura normativa de los

37
contextos institucionales en que se desempeña la práctica profesional con la
aplicación de conocimientos teóricos o científicos?

Más allá de la preocupación por la caracterización del conocimiento que emplean


los profesionistas de las ciencias sociales es importante preguntarse por la
relación que existe entre las prácticas que implementan y su posible
sistematización de manera que sea posible la crítica y procesos de evaluación de
procedimientos, estrategias o modelos de intervención de manera que puedan
realimentar los procesos de investigación, generación de conocimiento y
formación de nuevos profesionales.

Entonces, más que dar por establecida la dicotomía de Gibbons es importante


estudiar estos procesos de generación de conocimiento en los contextos de
aplicación, codificar y sistematizar las prácticas profesionales, analizar el trasfondo
de conocimiento teórico o metodológico que hay en el desempeño hábil o eficaz.
¿Está el conocimiento teórico, adquirido en la formación universitaria, realmente
presente en el sistema de prácticas que constituyen el ejercicio profesional? ¿En
qué medida?, ¿cuáles son las evidencias adecuadas para dar cuenta de esta
relación? ¿Cómo se articulan los elementos contextuales, las normas
institucionales, los procesos identitarios con la eventual permanencia de los
estándares y normas de la investigación científica? ¿Si éstos no son la principal
guía para la implementación de soluciones en la práctica profesional, cuáles son
los criterios que están guiando estas prácticas sociales? ¿Las imágenes
construidas en torno a la sociedad del conocimiento, sistemas expertos, u otras
figuras retóricas similares, se expresa en la forma en que se ejerce la profesión en
el caso de los científicos sociales?
Es importante que la universidad se haga más presente en los contextos de
aplicación del conocimiento científico. Ampliar el ámbito de influencia de las
universidades y centros de investigación para comprender mejor cómo es que los
profesionistas están enfrentando la solución de problemas. Lo que nos lleva a un
cuestionamiento sobre las “salidas” y difusión del conocimiento en ciencias

38
sociales, más allá de los usuarios del círculo cerrado en las universidades o
institutos de investigación.

Una de las ideas centrales que guían este capítulo es que esta relación entre
práctica y formación profesional ya no puede pensarse de manera unidireccional:
como una simple aplicación del conocimiento generado en la universidad en el
campo profesional, como suponiendo que los campos profesionales son
exclusivamente lugares o espacios donde se transfiere el conocimiento teórico o
metodológico y no lugares donde se genera conocimiento (conceptos,
explicaciones, procedimientos, etc.) y que, como la Teoría de la Actividad, ha
propuesto, pueden ser considerados no solo lugares en el sentido de
contenedores o espacios sino como actores, con historia, dinámicas propias,
compromisos y estructuras que condicionan la práctica conjunta (Edwards, 2007).

Sobre el conocimiento experiencial y aprendizaje en la práctica


1.- La tesis de que no hay conocimiento generado en la práctica profesional que
deba realimentar a la universidad para reflexionar o trasformar su propia práctica
de enseñanza puede ser cuestionada, entre otras cosas, debido a que justamente
las formas de ejercicio de la profesión han entrado en procesos profundos de
transformación tanto en lo que se refiere a las condiciones en que se ejercen las
profesiones sociales como en lo que se refiere al conocimiento: los conocimientos,
habilidades y recursos que requiere un profesionista para dar solución a nuevos
problemas cambian a una velocidad que puede “dejar atrás” rápidamente lo
aprendido en la universidad, al menos en el nivel de licenciatura, además de que
en la práctica misma (en el ejercicio profesional) se genera mucho conocimiento
que es fundamental para entender con un nivel de profundidad mayor los procesos
sociales, las problemáticas, la toma de decisiones, el propio proceso de
aprendizaje, entre otros. Este argumento ha sido defendido ampliamente y se
encuentra representado por Donald Schön (1987), quien hace más de 20 años
adelantó varios de los elementos de las propuestas de reforma a la educación
superior impulsados por los organismos internacionales en aspectos concretos de

39
enseñanza y formación profesional. Schön defendió la necesidad de integrar
experiencia profesional, con aprendizaje en la práctica, con procesos de reflexión
sobre la práctica en la práctica misma, todo con los propósitos complementarios
de enriquecerla y explicitar el conocimiento muchas veces tácito que se da en los
procesos de trabajo, en los procesos sociales o de solución de problemas. Schön
construye una serie de propuestas curriculares interesantes y que pueden seguir
teniendo aportaciones a la discusión actual. La recepción de la obra de Schön
tiene la particularidad de contar con una amplia aceptación en los estudios sobre
enseñanza en diferentes niveles educativos al mismo tiempo que acumula fuertes
críticas en diferentes aspectos de su propuesta, en particular; debido a su
concepción individualista del proceso reflexivo (Kotzee, s/f), a las dificultades del
concepto de conocimiento tácito (Kinsella, 2007), a las enormes potencialidades
para transformar la práctica que él atribuye al proceso reflexivo, hecho que no
considera el carácter colectivo de las prácticas, su atrincheramiento en sistemas
institucionalizados y su vinculación con otras prácticas.
Independientemente de estas críticas, la obra de Schön tiene una fertilidad
heurística como fuente de alternativas para la formación universitaria de
profesionales y sobre la importancia de estudiar la práctica profesional en relación
con el conocimiento involucrado en ella. En el mismo sentido, se encuentran
algunos aportes de la línea de investigación de Engeström (Engeström y Sannino,
2010) sobre innovación y aprendizaje conjunto en el trabajo que han favorecido
una serie de propuestas pedagógicas desarrolladas a partir de diversos estudios
empíricos que muestran que en ciertos contextos laborales se dan procesos de
construcción conjunta de conceptos o procedimientos que son implementados en
la práctica, modificando no solo la práctica subsecuente sino las estructuras
organizacionales (Engestrom, 2007) y que [lo siguiente no lo afirma de manera
clara el autor]- pueden ser la base para el desarrollo conceptual y metodológico en
torno a “objetos” de investigación científica. Este argumento es particularmente
relevante en el contexto de este libro: en las organizaciones, principalmente las
llamadas organizaciones no gubernamentales, donde laboran los psicólogos
sociales y que están prestando servicios para atender, por ejemplo, problemas de

40
bienestar para grupos vulnerables, donde se están generando conocimientos
valiosos que por lo general son considerados sólo conocimiento experiencial, -no
científico- y en esa medida se restringen las vías de su legitimación son lugares
donde se encuentran las claves de la solución de problemas que es urgente
codificar, sistematizar, interpretar, en trabajo colaborativo con la academia. La
investigación de Daniels (2004) sobre organizaciones que colaboran en la
búsqueda de soluciones a los problemas de jóvenes con necesidades educativas
especiales que se encuentran en riesgo de exclusión es representativa de esta
línea de investigación. En el trabajo de Daniels se analiza el proceso de creación e
implementación de nuevas herramientas para el desarrollo de la actividad conjunta
y se estudian los procesos de aprendizaje profesional en la práctica de
colaboración entre organizaciones que da lugar, por ejemplo a la creación de
“objetos” de conocimiento mutuamente compartidos entre diferentes profesionistas
que en un inicio definían los objetos desde su particular punto de vista. De manera
interesante, las identidades y los discursos emergentes sobre la propia práctica se
van transformando en el proceso.

Sobre la construcción de la práctica profesional


2.- Hoy es muy difícil sostener que exista una única forma de ejercer la psicología
social; las organizaciones en que se inserta este profesionista y las diferentes
formas de colaboración o complementariedad con otros profesionistas, -con otros
saberes-, que tienen que darse al interior de las organizaciones para encontrar
solución a los problemas comunes marcan diferencias radicales en torno a su
identidad, los conocimientos específicos que requiere y los intereses que guían su
acción. El título de entrada al ejercicio profesional y la ocupación, función o
trayectoria tienen ahora múltiples formas de organizarse. El conocimiento
disciplinar en contextos profesionales es difícil de aislar, tiende a hacerse borroso.
Cabe aclarar que esto no es así en experiencias de investigación-intervención en
colaboración con la academia o algún centro de investigación ya que existen
diversos controles que dan más claridad respecto a los procesos involucrados
responsables de los resultados y existen marcos interpretativos definidos.

41
3.- Finalmente, retomando las aportaciones de Dubar y Tripier (en Panaia, 1998)
en el sentido de que no existen profesiones estables, es importante explicitar la
relación dinámica entre formación profesional, aprendizaje en la práctica y
problemáticas sociales para obtener una serie de reflexiones que operen como
insumos para la transformación de la relación entre formación académica y
práctica profesional.
Los tres anteriores puntos señalan líneas de investigación que tienen como objeto
de análisis a la práctica profesional pensada de manera mucho más compleja y
con claras implicaciones para la reflexión sobre la formación profesional. Los tres
puntos tienen en común la idea de un continuo entre formación y práctica
profesional, la de la necesidad de una constante retroalimentación entre ambas y
un énfasis en el carácter dinámico y creativo de los contextos laborales así como
en su capacidad para promover el desarrollo de conocimientos experienciales pero
susceptibles de elaboración conceptual y sistematización.

En lo que sigue haremos una recapitulación de los elementos centrales de las


propuestas de reforma a la formación profesional principalmente porque implican
un diagnóstico parcial es decir, de una dimensión de la sociedad contemporánea
pero que tiene que ver justamente con el conocimiento, las capacidades y la
contribución a la búsqueda de soluciones a problemas sociales.

Las reformas Universitarias.


La educación superior en México ha estado en constante transformación
prácticamente desde su creación como resultado contingente de una compleja
interacción entre muy diversos elementos; entre ellos, la política educativa
nacional, las circunstancias económico-políticas de cada momento histórico, las
aportaciones de los propios actores universitarios, las líneas de política educativa
provenientes de los organismos internacionales, las demandas de servicios o
necesidades locales o nacionales, el avance del conocimiento, entre muchas
otras. Las reformas que inician a fines del siglo XX son una etapa más de ese gran
proceso de transformación. Casanova (1999), por ejemplo ha señalado que un

42
gran proceso reformador surge en México en los años 70 cuando tiene lugar una
expansión del sistema de educación superior sin precedentes en nuestro país y
junto a ese crecimiento surgen procesos entonces innovadores en cuanto a
formas de organización universitaria, modelos pedagógicos, sistemas de
enseñanza, entre muchos otros. Luengo González (2003) propone la existencia de
otras dos etapas en los procesos de reforma previas al inicio del siglo XXI: una
etapa de desaceleración y escasez de recursos y una etapa evaluadora, centrada
en la búsqueda de eficiencia y la productividad. La segunda etapa caracterizada
por la desaceleración de la tendencia expansionista y la drástica reducción de los
recursos económicos generó una relación conflictiva entre gobierno y
universidades públicas en torno a la necesidad de contar con nuevas formas de
financiamiento, evaluación y control. Este entorno complejo generó también un
conjunto de reformas universitarias. La tercera etapa, se caracteriza por la
evaluación como protagonista en la implementación de nuevas reformas; se crean
instrumentos y criterios de medición de la productividad, de la eficiencia terminal,
entre muchos y se crean organismos especializados en evaluación y acreditación.
Adicionalmente, pero en clara relación con lo anterior se crea la necesidad de
contar con fuentes alternas de financiamiento para la investigación.
A partir de finales del siglo XX se ha detonado un movimiento de reforma de gran
amplitud en todos los niveles del sistema educativo. Las reformas a la educación
superior son parte de ese movimiento. La Conferencia Mundial sobre Educación
Superior (1998) representa una fecha-referente importante en ese sentido. Las
reformas se están dando a diferente ritmo y con rasgos propios de cada región
pero constituyen un cambio mayor en la formación universitaria a nivel
internacional. El elemento común de esta serie de transformaciones es una
imagen de la sociedad del siglo XXI construida a partir de diversos elementos,
entre los que destaca, el avance de las tecnologías, en particular de la información
y la comunicación, la globalización de la economía y las consecuentes demandas
de movilidad, intercambios, certificaciones, evaluaciones reconocidas a nivel
internacional; la propia dinámica de cambio acelerado, la competitividad, el avance
del conocimiento en todos los ámbitos, entre otros. La enorme importancia

43
otorgada al conocimiento en el siglo XXI, esta capturada en el título del documento
“La educación encierra un tesoro” (Delors et al, 1996) que es uno de los
documentos emblemáticos que marcan el inicio de este proceso de
transformación.
Los fenómenos que se han denominado “la sociedad red” (Castells, 2005) la
“sociedad del conocimiento” (Tünnermann & De Souza, 2003), el “mundo
globalizado”, han alimentado intensas discusiones sobre la forma en que la
universidad puede no solo responder a los rápidos y radicales cambios de la
sociedad contemporánea sino sobre cómo puede contribuir a la solución de los
problemas más urgentes de la sociedad en ese contexto mediante reformas o
innovaciones en los procesos de formación de los futuros profesionistas. Esto ha
movido a procesos de análisis y reflexión sobre la propia universidad, su
pertinencia (Soto, 2010), sus funciones -sociales- en un contexto de
fortalecimiento de una lógica de mercado (Muñoz, 2009) e incluso sobre la
necesidad de su fortalecimiento en contextos de competencia muchas veces en
condiciones de desventaja estructural frente a otras universidades, universidades
privadas y principalmente, contra los grandes consorcios de la educación superior.

Dinámicas globales y su efecto en paralelo para la formación y la práctica


profesional
a) La sociedad del conocimiento.
La expresión hace referencia a las dimensiones sociales, éticas y políticas de los
descubrimientos o avances disponibles actualmente en todas las áreas del saber
humano, su intrincada relación con los avances en las tecnologías de la
información y la comunicación así como a las posibilidades y problemas de acceso
masivo a ese conocimiento y su aplicación en prácticamente todos los ámbitos con
el objetivo de contribuir al desarrollo. (UNESCO, 2005). La expresión Sociedad de
la Información es empleada por la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la
Información organizada por la Organización de las Naciones Unidas celebrada en
Ginebra en 2003 (ONU/UIT, http://www.itu.int/es/about/Pages/default.aspx) y pone
énfasis precisamente en aspectos de las tecnologías de la información y la

44
comunicación, problemas de financiamiento, acceso, gobernabilidad, entre otras.
Para una aclaración de las relaciones entre ambos términos y su evolución
histórica, véase (Burch, 2005)
En este documento nos referimos al conocimiento en el sentido arriba
mencionado.
La posibilidad de solución de casi cualquier problema contemporáneo -en el
terreno de las profesiones-pasa por la disponibilidad del conocimiento adecuado.
La decisión de adecuación representa un problema: la cantidad de información
disponible para casi cualquier asunto es inabarcable, además de que cambia
constantemente, es diversa en calidad, se torna obsoleta rápidamente y puede
conducir fácilmente a la dispersión y a la creación de “modas” intelectuales que
rápidamente se desvanecen (fenómeno denominado explosión del conocimiento
por James B. Appleberry (1995). Lo anterior hace necesario contar con criterios de
selección y medios de acceso. El prestigio es un factor en ese sentido; la
popularidad es un factor relacionado aunque problemático y polémico. La nueva
necesidad de acceso a Internet y a fuentes reconocidas de información parece
innegable. Entre las consecuencias más discutidas en la literatura relevante y
previsibles de lo anterior destacan: la necesidad de actualización constante, la
necesidad de capacitación en el uso de las tecnologías de la información y la
comunicación, la necesidad de estar conectado o tener acceso a las fuentes
adecuadas de información; por otra parte, la actitud de apertura a nueva
información o nuevas tecnologías, la apertura a nuevas fuentes de información. La
necesidad de contar con acreditaciones reconocidas, con una tendencia a la
internacionalización y de movilizarse para acceder al conocimiento relevante son
también crecientemente visibles. La flexibilidad es uno de los conceptos que
captura varios de los anteriores elementos.
La “sociedad del conocimiento” hace referencia también al alto valor del
conocimiento tanto como factor de capital humano, como recurso de las personas,
y como valor para las instituciones, organizaciones o países: la capacidad de
innovar, de incrementar la productividad o resolver problemas, depende del
conocimiento disponible.

45
Las mismas características de la llamada sociedad del conocimiento impactan el
desarrollo profesional. Hay un énfasis en el discurso y en la política laboral para
impulsar la flexibilidad, el cambio en procedimientos según la disponibilidad de
nueva tecnología, la organización del trabajo en términos de redes. La importancia
otorgada a las llamadas competencias básicas que favorezcan justamente la
flexibilidad y la capacidad de aprendizaje, es un factor relacionado y de creciente
importancia.
La crítica situación de las profesiones derivadas de las ciencias sociales en
nuestro país, debido, adicionalmente, a la precariedad laboral, están imponiendo
nuevas formas de ejercicio laboral que aunque es muy difícil caracterizar debido
precisamente al contexto de rápido cambio en que estamos, algunos autores han
señalado algunos de sus rasgos característicos: Jacinto y Solla (2005), destacan
dos hechos: la vulnerabilidad de los jóvenes respecto al desempleo, subempleo o
empleos de mala calidad y el hecho de que en el mundo del trabajo si bien siguen
siendo importantes las credenciales, lo es más la capacidad de “movilizar” el
conocimiento, de resolver problemas, de promover cambios e impulsar el
desarrollo. Adicionalmente como se ha señalado más arriba, las profesiones
sociales se ejercen en contextos de crisis recurrentes y de persistencia de graves
problemas sociales. Esto es expresión de una particular forma de inserción de las
sociedades latinoamericanas a un modelo de desarrollo en el que efectivamente el
conocimiento juega un papel muy importante:

La sociedad de la información y el conocimiento (SIC) es liderada por los


países centrales y orientada por la dinámica de los mercados. Los países
periféricos deben construir estrategias propias de desarrollo, dado que la
dinámica actual tiende a consolidarlos en la periferia o directamente
encaminarlos a la exclusión. Latinoamérica se ubica en el panorama mundial
como un continente en el que conviven sectores insertos en las redes
globales de poder con sectores que lentamente se incorporan a las ventajas
del progreso tecnológico y con amplios sectores de excluidos. A la vez, la
región se caracteriza por la adopción de modelos de desarrollo con

46
particularidades según el país y el gobierno de turno pero cuya característica
central es la dependencia tecnológica –incluso económica– respecto de las
economías centrales (Rivoir, s/f).

De acuerdo al planteamiento de Rivoir, es urgente analizar las dimensiones


sociales de la llamada sociedad de la información e impulsar una agenda
internacional de fortalecimiento regional para dejar de ser consumidores y
dependientes en este reparto internacional hasta ahora vigente.

b) La sociedad-red.
Las universidades o los centros de investigación ya no se consideran la única
fuente o el núcleo de la generación del conocimiento. No hay centro. Hoy todo
circula, el conocimiento en red es una nueva lógica de producción, circulación,
apropiación valoración y uso del conocimiento. Esta descentración implica
mutación constante, apertura al cambio, incorporación a una dinámica justamente
caracterizada por la velocidad, la transformación, la existencia de controles
débiles. Esta lógica implica también un énfasis en la utilidad del conocimiento. A
diferencia de la linealidad que supone el viejo paradigma en el que la universidad
era el lugar de formación o generación del conocimiento y el trabajo el lugar de
aplicación del mismo, en el nuevo paradigma de “la sociedad del conocimiento”
esa relación es más contingente y difusa, la información o capacitación puede
provenir de cualquier lugar.

Es objeto de análisis cómo es que esta organización en red no se contradice, con


el reconocimiento de centros que han logrado dominancia, centralidad,
reconocimiento y prestigio en la generación de conocimiento. (es decir;
hegemonía -que es también ideología y finalmente una expresión del poder
(Carnoy, 2009)). Es también un fenómeno reticular (los hubs) tanto a nivel virtual
como en términos de la importante migración con fines educativos.
Estas transformaciones no sólo tienen lugar en las universidades, el mundo de las
profesiones ha entrado también en procesos complejos, difícilmente predecibles

47
de cambio, de incorporación de nuevas tecnologías, de competencia a nivel
mundial, de implementación en tanto organizaciones de procesos inéditos de toma
de decisiones, de promoción de la innovación. El ejercicio profesional ya no
puede pensarse como una mera aplicación o transferencia de conocimientos
adquiridos en la Universidad. La necesidad de aprender en la práctica, -aprender a
lo largo de la vida- de innovar, de trabajar en entornos inciertos, de colaborar con
diversos saberes son algunos elementos de estas nuevas formas de desarrollo
profesional. Además, el ejercicio profesional se lleva a cabo en instituciones o en
organizaciones que se rigen más por la lógica del mercado que por la consecución
de objetivos sociales o por la aplicación neutra del conocimiento. En todo caso, es
importante mantener abierta de discusión sobre el papel de la universidad, en una
sociedad cada vez determinada por la lógica del mercado, de la eficiencia y la
productividad y que al mismo tiempo se encuentra enmarañada en una serie de
crisis recurrentes y conflictos sociales.

Es importante tener presente que el ejercicio profesional está “amenazado” por


una serie de problemas que si bien no son el objeto de estudio en este trabajo,
deben tenerse presentes para poder visualizar el problema del ejercicio
profesional de manera más completa: el desarrollo profesional también depende
de que existan condiciones mínimamente adecuadas para el despliegue de las
capacidades profesionales. La escasez del empleo, la incertidumbre laboral, la
imposición de condiciones laborales injustas, con esquemas de contratación
“flexibles”; para el caso de las disciplinas sociales que se ejercen desde las
organizaciones no gubernamentales, por poner sólo un ejemplo; además de lo
anterior, están los problemas de la lucha por la supervivencia, por la obtención de
financiamientos, por la competencia –y necesaria cooperación- con otras
organizaciones, con la lucha contra los vaivenes de las políticas públicas, entre
muchos otros.
En el cruce entre formación universitaria y ejercicio profesional también se están
gestando procesos de transformación de esta relación: ya sea en la forma de
convenios, de prácticas profesionales, de colaboración entre empresas y

48
universidades, de nuevos criterios de certificación de los conocimientos, pero
también porque la lógica del mercado, de la sociedad del conocimiento está
transformando rápidamente la dinámica de organización al interior de las
universidades: La instauración de nuevos parámetros y criterios de evaluación de
los productos del trabajo académico, de una lucha por obtener subsidios fuera de
la universidad, por la incorporación de nuevos criterios: aplicabilidad, solución de
problemas eficacia, entre otras.

Comentarios finales
El cambio social obliga a repensar los procesos de formación de los
profesionistas. En el caso de psicólogos (as) sociales, en este texto se propone
que además de las grandes tendencias ya enunciadas anteriormente y contenidas
en los documentos más representativos del movimiento de reforma a la educación
superior, es importante considerar a “la práctica profesional” como elemento
fundamental. El análisis de este objeto de estudio no implica de ninguna manera la
propuesta de que la formación universitaria de psicólogos sociales deba asumir
una actitud pasiva o de adaptación a las cambiantes demandas del mercado de
trabajo sino algo completamente distinto: tratar de determinar los elementos
básicos o imprescindibles de la formación de psicólogos sociales que los
capaciten para entender la sociedad contemporánea y poder realmente contribuir
a la búsqueda de soluciones a los problemas que constituyen su “encargo social”.

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53
Segunda parte. Experiencias profesionales y conocimiento
académico-disciplinario.

54
Capítulo 3. Casa Hogar: Aprendizajes y dificultades en la
aplicación del conocimiento en psicología social. Annaliesse
Hurtado Guzmán.

RESUMEN

En este apartado expondré el contexto de trabajo en casa hogar, sus dinámicas y


algunas formas de intervención La población con la cual convivimos está formada
por niñas, niños o adolescentes quienes vivieron en condición de calle, fueron
víctimas de explotación sexual o sujetos a adicciones, por lo que el objetivo es que
logren una inserción dentro de sus grupos sociales de manera adecuada y
funcional.

55
La casa hogar cuenta con un método de trabajo que organiza a los diferentes
profesionales que participan en el acompañamiento de la población. Establece
procedimientos de trabajo generales que guían la conducta de las personas que
conforman la institución. No obstante, dado que las estrategias de intervención
específicas son también propuestas por cada profesionista, se crean situaciones
que dificultan el cumplimiento de objetivos porque alguna de esas estrategias
resulta ineficaz en momentos específicos.

El equipo de trabajo es integral, formado por profesionistas de trabajo social,


médicos, enfermeras, psiquiatras, abogados, psicólogos en diferentes
especialidades para atender distintas problemáticas, por ejemplo: adicciones y
sexualidad; pedagogos, educadores físicos, así como personal administrativo.
Todas las áreas deben de mantener constante comunicación, para que la
información obtenida se traduzca en toma de decisiones y acciones conjuntas que
atiendan las problemáticas presentadas. Por lo que la omisión de información
puede desembocar en consecuencias graves, debido a las circunstancias en las
que la población se encuentra. Este aspecto nos lleva a otro punto que se
amalgama con el trabajo que como psicólogos sociales podamos aportar, el cual
es: no trasgredir reglas institucionales previamente fijadas cuando se carece de
una experiencia sustancial que respalde nuestras decisiones. Dicho argumento se
expone en el siguiente apartado.

Características de la población:
Familia
Cabe señalar que las descripciones expuestas no constituyen la caracterización
del común de la población, ya que cada una tiene sus especificidades, no obstante
se expondrán de manera aislada para hacerlas más perceptibles.

 Denotan un bajo nivel afectivo, las figuras de la madre o el padre se


encuentran ausentes y destruidas derivado en cierto sentido, de las

56
condiciones de maltrato en sus diferentes manifestaciones ejercidas hacía
las o los adolescentes, como son: abandono, tortura, psicológico y sexual.
Otros casos son:
 Las/los adolescentes mantuvieron dentro del núcleo familiar relaciones
afectivas óptimas antes de vivir la muerte de sus familiares cercanos.
Después del fallecimiento de los mismos, experimentaron el abandono
derivado de que no hubo alguna persona cercana que les brindara ayuda.
Consecuentemente buscaron el refugio en la calle.
 Hay pérdida (por muerte o abandono) de la madre y el padre en la cárcel.
Condición por la que perdió la guarda y custodia del o la adolescente.
 La mayoría de la población se encontró con la ausencia del padre y la
comisión de abusos sexuales en su contra desde corta edad. Estos abusos
cometidos ya sea por el padrastro, el propio padre o como un caso en
particular; en una de las niñas, la madre participó en el abuso sexual
amarrándola para que terceras personas ejercieran violencia en su contra.
Un caso que comentaré más adelante, es el de “X”, quien fue sometida a
brutales torturas, teniendo que ser intervenida para realizar una cirugía
reconstructiva en una de sus manos.
 Existe ruptura del vínculo familiar temporalmente para algunos casos, no
siendo una constante, ya que en otros el vínculo se encontró roto
permanentemente.
 Niñas y adolescentes tuvieron un inicio en el consumo de droga, desde el
núcleo familiar, para otras más, su consumo fue inducido en el comercio
sexual o en la calle.

Formas de interacción al interior de la institución


 Se caracterizan por tener problemas de interacción importante:
 Generalmente tienen conflicto con figuras de autoridad (no es aplicable a
toda la población). La represión y el abuso han sido constantes en su vida.
La vulnerabilidad de no haber tenido factores protectores cercanos, las
dejó a expensas de una vida de la cual no tienen el control. Siendo las

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figuras de autoridad en su vida las que más les han procurado dolor, por
ejemplo: sus progenitores o personas que fungieron como padre o madre.
 Algunas de ellas, no mantienen límites en sus relaciones interpersonales,
por lo que el respeto por el otro o de sus pertenencias, no es prioritario.
 Tienen un alto nivel de ansiedad. Con una gran demanda de atención, la
cual expresan de diversas formas.
 Sus formas de defensa es a través de acciones agresivas. Cierta población
tiende a ser constantemente impulsiva.
 La población tiene diversidad cultural, con costumbres y creencias en
ocasiones opuestas unas a otras, un nivel de alfabetización heterogéneo;
tenemos casos en los cuales hay niñas analfabetas. Llegan de diferentes
regiones del país. Lo que causa discriminación y burla, por la diferencia
cultural.
 Les molesta la “debilidad”. Cuando la perciben en alguien, la usan para
realizar abusos en su persona.
 Debido a las circunstancias en las que han vivido su infancia, es común que
jueguen con gran alegría con muñecas y muñecos. La institución las dota
de juguetes de peluche, los cuales adornan su cama. A veces hablan como
niñas pequeñas, o simplemente quieren que se le consienta. Sus cuerpos
están tan sexualizados, que sus deseos ya no corresponden a niñas de su
edad, debido a los abusos sexuales.
 Tienen en sus crisis, recuerdos de eventos traumáticos, siendo algunas
reacciones de la población inclusive de peligro para su integridad o las del
grupo. Ya que además, llegan pensando (no es generalizado), que su vida
se encuentra destruida.
 Cada niña es diferente, con grandes habilidades que hay que encausar
para el beneficio de la propia niña o adolescente.

Acercamiento de la población a la Institución:


 Cierto porcentaje de la población se captó en calle por el equipo de
Educadores de Calle, de dicha institución.

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 Otras más fueron enviadas desde las diversas Instituciones
gubernamentales para su protección y atención integral.
 Las adolescentes que se encuentran viviendo de calle, se integran a
grupos, de los cuales obtienen protección y cariño. La banda, es una forma
en que los o las niñas, adolescentes sobreviven, desarrollando formas
solidarias de relación para ayudarse mutuamente, bloquear agresiones,
procurarse alimento, droga y afecto. Dependiendo del grupo, a algunas
adolescentes a cambio de protección se les pide tener relaciones sexuales
con los integrantes del mismo. Cada grupo tiene sus reglas, las cuales,
sirven para mantenerse protegidos de los peligros externos (lo que no
siempre se cumple). Al respecto me comentó una de las adolescentes:
“cuando estuve en calle, me decía mi novio, vamos a un hotel, porque
llegan los ribereños y nos van a palear”. Agregó “cuando regresamos al otro
día ya los habían golpeado”. En ese mismo sentido otra adolescente recién
llegada, la cual estaba enojada por un problema en la interacción con una
compañera, expresó: “al menos en la calle nadie me dice nada, ahí
sobrevivo”. Al principio se les complica las reglas de higiene personal y de
espacios comunes. A algunas no les gusta que se les hable de sus
obligaciones.
 Las adolescentes que vivieron en calle, tienen una imagen corporal
desgastada y cansada, debido al ritmo de vida que han llevado, con un
cuerpo marcado por lesiones de objetos punzo-cortantes o enfermedades
venéreas con un grado avanzado de lesión.

En este marco, el trabajo que como psicóloga social realizo es amplio, con
aprendizajes constantes y acciones que se traducen en resultados que beneficien
a la población, procurando que la ética profesional guíe cada una de las
decisiones emprendidas.

Trabajo Institucional desde la Psicología social.

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La estructura institucional, como lo comenté en apartados anteriores, se conforma
de todos los profesionistas que desde su disciplina generan su aportación a favor
de nuestra población. Es una estructura jerarquizada, en el que los dirigentes son
personas con amplia experiencia.
Sabemos que es un trabajo de mucho cuidado y responsabilidad. Algunas
adolescentes son muy hábiles para persuadir y manipular situaciones, por lo que
la comunicación es importante, no solo en nuestra área, sino entre áreas, para
tener una perspectiva diferente, replantear o apoyar las propias visiones que se
tienen acerca del grupo de trabajo, generando en consecuencia un plan de acción.
Por lo que además es necesario homologar criterios, reglas de convivencia, aún a
pesar de las divergencias en las formas de trabajo, ya que los objetivos a lograr
son los mismos. Considero que este capital social es vital, en el cumplimiento de
los objetivos. El apoyo social sabemos en psicología social es un factor
importante, en este caso, para seguir con el trabajo y cumplir con lo planeado, a
pesar de las vicisitudes presentadas.
Han existido dificultades y aciertos en la aplicación del conocimiento en psicología
social. El trabajo realizado se podría dividir en dos momentos: 1) a través del vivir
cotidiano dentro de la Casa-hogar, generar cambios en la forma de relación social
de las adolescentes a partir de las transformaciones en su percepción de la vida y
de la resignificación de sus experiencias; 2) los diversos trabajos en grupos
psicoterapéuticos así como la intervención individual y talleres en diversas
temáticas.

El método pretende generar cambios sustanciales en las formas de vida en la


medida que la o él niño, adolescente lo permita, ir paso a paso, con el ritmo que
cada uno o una establezca. Potencializando o generando habilidades sociales.
La visión que cada psicólogo social tiene de una problemática, permite no caer en
métodos reduccionistas y asistencialistas. La educación de cada una de ellas, es
el referente de partida para poder entender como es su visión de la realidad.
Conocer como sienten y piensan. En un primer momento es relevante para
encontrar formas de acción y de inserción dentro del grupo de trabajo. En este

60
aspecto el sentido común es nuestra materia prima para establecer un
acercamiento con la población. Ya que todo comienza desde la comprensión de
cómo ellas entienden la realidad, el porqué de sus actos, el medio para la
realización de determinado acto, el motivo que los guía, Llamémosle el modo de
ser de cada quien. Nos permite adentrarnos en el mundo que ellas o ellos viven, y
comenzar un intercambio de sentidos de vida. Esta tarea cotidiana dentro de un
medio institucionalizado, dentro de un ambiente creado para que ellas o ellos
tengan lo más parecido a un hogar, pone a prueba todas sus habilidades para
convivir dentro de un espacio no tan espacioso, la mayor parte del día. Así mismo
pone a prueba todas las capacidades del psicólogo para operacionalizar todo el
conocimiento e integrarlo a su propio sentido común, en ese vivir cotidiano al
interior de la casa-hogar, y sin lugar a dudas, es esta convivencia la que hace que
haya cambios en su comportamiento. Ya es común, que si alguna comenzó a
decir “haber señora”, diez más lo repitan sin darse cuenta. Al respecto
experimenté la adopción de algunos de mis propios comportamientos en las
adolescentes, los cuales integraron a su particular forma de ser, por el solo hecho
de convivir cotidianamente; la forma en que les hablo, me relaciono con ellas, la
congruencia de lo que digo y aplico en mi propia persona, ellas lo visualizan y lo
reproducen, debido a la coexistencia diaria.

El poder como participación de grupo:


Ciertamente el poder que cada joven detenta, y el cual he logrado identificar, se
relaciona con el grado de temor que logra infundir en las demás, o el número de
participaciones del grupo. Algunas adolescentes mantienen una influencia
favorable y fuerte, debido a la capacidad de conocimiento obtenido y equilibrio
emocional, enseñan con el ejemplo.
El poder de un líder trastoca las reglas establecidas al interior de la institución,
(para el caso en que la influencia del dirigente sea débil) por ejemplo: si el líder
quiere estar acostado sobre su cama todo el día, el grupo repite dicho
comportamiento. Luego entonces se tiene que ser sensible al grupo e identificar
las formas adecuadas para manejar dichas situaciones. En este sentido, es

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importante mantener la simetría en las relaciones, para evitar que haya grupos
que realicen actitudes vandálicas, el poder como participación, es uno de los
conocimientos en psicología social que he aplicado con éxito. (Lo anterior se
retomará en otro apartado).
Para ellas, es difícil tomar decisiones importantes de manera autónoma, las que
además afecten significativamente la dinámica del grupo. Siempre se aseguran
que dos o más apoyen sus acciones. Un ejemplo de ello es: seguido a pocos días
de mi ingreso a la Casa-hogar como trabajadora, entraron 3 adolescentes nuevas
de calle, una de ellas con antecedente de haber estado por algún tiempo en el
tutelar para menores. Comenzaron a influir en otras 2 adolescentes, diciéndoles
las bondades de vivir en calle. La intención de una de ellas, ─ quien fungió como
su líder ─ era llevarse al mayor número posible de adolescentes a la calle (hay
chicas que a cambio de droga, entregan niñas o adolescentes a tratantes de
personas). A manera de preámbulo es necesario señalar que una de las reglas de
la institución es que cada niña, adolescente que ingresa, es por su propia
voluntad, inclusive esta joven, llamémosla “Z”, solicitó su ingreso.
Cuando llegó, manifestó daño fisiológico y un aspecto físico deteriorado,
ocasionado por una mala alimentación y el abuso de las drogas. Primeramente se
le brindaron los servicios médicos necesarios. Después se le establecieron las
reglas del espacio, mismas que aceptó. Sin embargo sabemos que es un trabajo
que requiere disposición por ambas partes y los resultados se reflejan de manera
paulatina. Entonces en una ocasión: sentimos la movilidad del grupo. El rumor es
una de nuestras herramientas de trabajo. En mi caso particular, lo uso como
alerta, la cual me indica que algo está sucediendo. Me ayuda para detener
comportamientos no aceptables (violentos), después de haberlos confirmado.
Fueron días festivos, nuestra chef y una terapeuta se ausentaron por vacaciones,
por lo que trabajé el turno sin apoyo de ninguna índole. (Siempre las mantenemos
ocupadas, con una planeación estructurada de actividades grupales, les baja los
niveles de ansiedad), sin embargo durante el desayuno tras una llamada telefónica
que contesté en la oficina, promovieron una pelea entre bandos. Al escucharlas,
llegué rápido al comedor, me paré en medio para detenerlas, gritando con voz

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fuerte que las quería a todas sentadas. Hicieron caso a mis indicaciones, estaban
algunas muy enojadas, otras asustadas (las más pequeñas). Su intención fue
incendiar el hogar, ante lo que llamé a la coordinadora para que se tomaran
acciones rápidas. Mientras llegó el equipo, lo que hice fue desacreditar la imagen
de la líder, diciéndoles las consecuencias negativas de vivir en calle. Esto me
ayudó para que su grupo se fuera reduciendo. Las mantuve congregadas en un
solo espacio para mantener el control, de ahí la importancia de trabajar en la
simetría grupal para no dejar que alguna de ellas tenga más poder de influencia
que otra.
En este sentido cuando adolescentes nuevas llegan, realizo un trabajo de
integración, para que tengan el mismo grado de participación grupal. Así,
mantengo el poder en equilibrio con la participación de las adolescentes con
mayor trabajo personal. Enseño a las vulnerables, a establecer límites en sus
relaciones, para que dejen de ser el blanco de abusos en su contra, y no depender
todo el tiempo de nuestra protección.
Considero que hubo elementos que me ayudaron a mantener controlada la
situación.
1) El rumor infundado, el cual me mantenía alerta y con formas anticipadas de
reacción; 2) El respeto que se generó por parte de la líder hacía mi persona en el
poco tiempo de estancia en el hogar, permitió a pesar del enojo, mantener un
límite, siendo para ella y para las demás una figura de autoridad; 3) Mi actitud
firme y decidida, les dio estructura en su actuar; 4) El establecimiento de
consignas claras y precisas, en las cuales la mesa sirvió como un objeto
intermediario de contención; 5) El desgastar la imagen de la líder para quitarle
poder de convencimiento; 6) El separarlas en grupos pequeños, esperando una
reducción en los niveles de ansiedad y enojo, para que en un momento posterior
pudiera actuar la reflexión y por ende el dialogo.
Cada acción generada es interpretada por la población, por lo que hay que tener
claridad en las acciones emprendidas, así como del discernimiento de los
procesos psicológicos que activamos. El grado de conocimiento acerca del
comportamiento humano es usado en este trabajo a través de las palabras, del

63
grado de acercamiento, de la tonalidad en que se usa la voz, de las actividades
propuestas en situaciones de crisis. Al respecto hemos tenido adolescentes con
problemas severos de personalidad, quienes han perdido la conciencia de sus
actos, teniendo que intervenir para que lleguen a estados de conciencia (más
adelante trataré este aspecto). Por lo que cada joven es diferente y se aborda
según sus características de personalidad.

Necesidades dentro de los procesos grupales y la presión de grupo.

El grupo, como se comentó anteriormente, es una fuente de poder para un cambio


social. El grupo puede destruir una vida o ayudarla a generar formar más asertivas
de convivencia. Las adolescentes llegan de calle, con formas particulares de
entender el mundo, y de relacionarse con sus socios. Debido a las amenazas de
su medio, las formas de resolución de conflicto que más han usado es la
agresión.
El caso de “X”, es:
Cuando ingresó, fue rechazada, porque sus formas de convivencia se
caracterizaron por ser violentas, por ejemplo: el ser hiriente al hablar, o generar
peleas constantes con sus compañeras usando la violencia física, lo cual para ella,
no era perceptible. En sus momentos de catarsis, expresó “es que ellas no me
aceptan”. En los primeros días posteriores a su ingreso, tuvo una adaptación
difícil, por lo que se trabajó en diversos momentos de manera individual con cada
una de las adolescentes involucradas y la realización de asambleas para la
resolución de conflictos. Esto con la finalidad de que el grupo ubicara la
responsabilidad que tenía dentro del problema, ya que la mayoría de las veces
éste comenzaba con un comentario de alguna joven, y terminaba con la pelea
entre otras más.
La joven “X” dentro de la convivencia cotidiana respondió perfectamente ante las
actitudes afectivas, ya que una de las necesidades básicas que solicitó era ser
aceptada, no obstante no tenía desarrolladas las habilidades sociales adecuadas
para establecer un contacto comunicativo acertado. Las adolescentes

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manifestaron miedo, ya que tuvieron el antecedente cuando “X” se alío con “Z”, y
quisieron incendiar el hogar, la situación se mantuvo controlada, pero el evento
generó tensión y miedo. Ahora “X” se mantiene sin poder, ya que su grupo fue
desmembrado, pero con la solicitud de protección. Las adolescentes la rechazan
y generan confabulaciones en su contra. Ante lo cual el trabajo que se propone
tiene entre sus objetivos primero, identificar el origen de las problemáticas para
después generar estrategias que modulen las relaciones a favor de la tolerancia y
la reflexión, en el que el grupo sea por sí mismo una herramienta que contenga las
emociones de las integrantes. En cierta ocasión en una asamblea, comentaron:
“nosotros también fuimos nuevas, y nos apoyaron, estamos aquí para apoyarnos,
no para molestarnos”.
Dentro de las asambleas se establecen reglas que no deben ser trasgredidas para
que se lleven a cabo sin contrariedades. Algunas de ellas son: 1) Levantar la
mano para pedir la palabra; 2) respetar los turnos de habla, guardando silencio y
escuchando al que se encuentra en turno; 3) Respetar el punto de vista de cada
quien 4) No utilizar la información para dañar en algún momento a sus
compañeras; 5) Hablar en primera persona.
Ciertamente cuando se llegan a acuerdos, es más fácil regular los
comportamientos. Otras formas: son la negociación, son chicas que han aprendido
el valor de las palabras. Entonces en mi caso particular aludo a ese valor para
hacer evidente su incumplimiento de acuerdos. El grupo, en ese sentido ejerce
presión con el simple hecho de ser observador. Saben que la ganancia de cumplir
es la confianza. Ellas valoran mucho la confianza, cuando se pierde, el aliciente es
recuperarla.

El rumor en el grupo, como apoyo para intervenir en situaciones de riesgo.

Uno de los días “B” se sintió triste y quiso estar sola, no la podía dejar en el
dormitorio porque era trasgredir una de las reglas (podía en esas circunstancias
atentar contra su persona), pero me senté junto a ella y le pregunté por qué quería
estar sola y por qué se había lesionado el brazo un día anterior. Me contó que el

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comentario de una de sus compañeras le había recordado, la muerte de su mamá,
su hermano, y finalmente la de su abuela, quienes murieron en cercanía de
tiempos. Los familiares quienes quedaron a su cargo, la maltrataron y la adoptó su
maestra de secundaria, pero como no llevó a cabo el proceso legal, le quitaron la
custodia. Ella anteriormente se drogaba, esto a raíz de la muerte de su mamá y su
abuela. Una vez estabilizada, después de que entró en crisis, me dijo que intentó
quitarse la vida, como “W” a quien le vio una navaja.
Fui con “W”, le pedí me diera las navajas que tenía en su poder. Lo hice de esa
manera porque conocía las formas de comportamiento de la joven, se aglutinaron,
y le pidieron que lo hiciera. Todas saben que navajas en poder de alguna de ellas
es peligroso, puede atentar no solo hacía ella misma, sino hacía sus compañeras
en situación de crisis. Había tomado sacapuntas de las actividades, los había
escondido y quitado las navajas, no las usó debido a la supervisión constante que
se tiene, pero sabemos que los incidentes pasan en cuestión de segundos. En
efecto “W” me entregó 2 navajas partidas por la mitad. Ciertamente el grupo ve, lo
que nosotros a veces no logramos ver, y por ende es una fuente de apoyo.
Aunque es importante comentar que algunas avisan de confabulaciones, o
acciones que se quieren realizar en perjuicio de la población, pero a cambio piden
mantener el anonimato, ya que la traición las relega dentro del grupo.

Error en la percepción:
“W” expresa:
“Salí de mi casa porque odio a mis papás y antes de salir les dejé un regalito”
E: ¿regalito?
W: Sí, un regalito
E: ¿Cuál es el regalito?
W: mariguana, llamé a la policía y los metieron a la cárcel
E: ¿Por qué lo hiciste?
W: Siempre he sido rebelde
E: ¿Quién te dio la mariguana?
W: El greñas
E: ¿Quién es el greñas?
W: El jefe de mi banda
E: ¿Cómo entraste a la banda?

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W: Mi hermana me metió, tengo que regresar para vengarme de las viejas que
golpearon a mi hermana y la mandaron al hospital…

Esta información, que se muestra parcialmente, fue dada en las diversas áreas de
la institución por la joven, sin embargo el área de reintegración familiar confirmó
que no era verídica. “W” tuvo en diversos momentos problemas con sus
compañeras por decir mentiras.
Uno de los generadores de conflicto son las mentiras, y más aún porque las
adolescentes tienden a creerlas en primera instancia antes de confirmar su
veracidad. Hacen interpretaciones ocasionando enojos o tristezas, inclusive
ilusiones.
También son usadas de manera intencional para generar afectaciones en alguna
compañera. Las frases comunicadas indirectamente, sin un receptor determinado,
es lo más usado, para evitar asumir responsabilidades. Debido a esto en una
ocasión “W”, tras semanas de haber dicho que su novio era “Alejandro”, (siendo
que este chico era novio de otra de las adolescentes), y de que dijera a una de las
adolescentes que la engañaba su novio, y otras mentiras más…, provocó enojo en
sus compañeras quienes comenzaron a llamarle “chismosa”. El resultado fue que
el grupo ya no le creyó. Esta situación era una presión de grupo hacía ella, como
consecuencia a las diversas afectaciones ocasionadas.
En cierto momento las congregué en el comedor para realizar una actividad, y no
visualicé a “W”, cuando la encontré estaba cortándose el brazo con un foco de la
serie de navidad. La cure, y le pregunté la razón por el cual lo había hecho. Antes
de decir palabra comenzó a llorar y me dijo que sus compañeras no la aceptaban.
Ciertamente la presión de grupo generó aislamiento y un estigma que le fue
forjando un malestar emocional al grado de la autolesión. El grupo en este sentido
tiene que ser dirigido para evitar que la presión que se origine al interior, sea en
perjuicio de alguna de ellas.
En el caso particular de “X”, en una de sus crisis, expresó que su padre es parte
de la familia michoacana, quien la estaba buscando. Agregó que lo extrañaba y
temía que lo mataran…, pero esta información debía ser confirmada. Es por eso
que es muy importante la utilización de diferentes herramientas de diagnóstico y

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del trabajo interdisciplinario. Esta joven tendía a inventar eventos de su vida, los
cuales creía como ciertos, tuvo momentos regresivos de comportamiento muy
importantes, crisis constantes, algunas muy violentas, otras en las cuales se
desdibujaban los niveles de conciencia, tenía que activar procesos secundarios
para mantenerla en equilibrio. En mi caso aludía a sus necesidades no cubiertas,
para encontrar una forma de comunicación.
Tendía a guardar su orina en frascos junto a su ropa, por lo que tuvimos que
atender su problemática. Cuando llegó le dije: “no va a ser fácil, pero no tienes que
rendirte, sentirás momentos en los cuales querrás irte, pero tienes que confiar en
mí, deja que te guíe y no te dejaré caer”. Cuando se encontró en crisis, y logré
mantener su atención, le decía, “¿te acuerdas que te dije que no iba a ser fácil?...”.
Es cuando lloraba y buscaba un abrazo. En su caso particular le diagnosticaron 3
trastornos de la personalidad, y aunque tenía serios problemas en sus relaciones
interpersonales. Sabíamos que cubriendo sus necesidades afectivas era suficiente
para que comenzara a tener estructura, ya que reaccionaba bien cuando era
aceptada, escuchada, importante para…. Estos conocimientos de psicología
social, me fueron apoyando para tener una visión diferente de su problemática.
Esta relación que mantuve con ella, me apoyó en la construcción del respeto a mi
propia figura, la cual era de autoridad, y apoyaba para que fuera internalizando
reglas al interior del hogar, lo cual le fue difícil en un principio.
Lo que no hay que perder es la objetividad dentro de nuestra propia subjetividad
creada en la misma convivencia diaria, ya que estamos inmersos trabajando y
viviendo con ellas en la casa-hogar. Tenemos que mantener la claridad de nuestro
lugar dentro de la misma y el cargo que ejercemos, nuestro juicio acerca de los
conflictos y su resolución, tiene que ser apoyada por los profesionistas que
también conviven con ellas, así nos permitimos sugerencias, críticas, del trabajo y
de las visiones en cada uno de los casos. Y por otro lado esta misma subjetividad
nos permite tener más claridad para la toma de decisiones.
En cierta ocasión una de las adolescentes del grupo de “Z” quiso salir del hogar
para buscar a su novio. Le llegó el rumor que tenía otra pareja. Y comenzó a
cambiar drásticamente de comportamiento siendo muy cooperativa con cada una

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de las actividades. En ese sentido si nos dejamos llevar por dicha impresión sin
evaluar el comportamiento como un proceso y los factores que actualmente
influyen, podremos caer en un engaño, provocando que la joven tome medidas no
benéficas para ella. Su intención fue ganar mi confianza, para permitirle realizar el
aseo del jardín y saltar la barda.
Sabemos que la confianza es nuestra principal herramienta de trabajo, pero
también el confiarse, sin visualizar un espectro de posibilidades, puede ser
contraproducente. Había un factor que afectaba su comportamiento visiblemente,
quería confrontar a su novio, rectificar la información que llegaba a ella por las
adolescentes que ya podían salir a la escuela o al trabajo. Así mismo, era una
joven que había sido influenciada por las palabras de “Z”. Se encontraba en
riesgo.
Hay adolescentes que mienten con gran astucia como el caso de “W”, pero por
esa razón hay que aludir a los detalles, y preguntar de diferentes formas para
obtener información. O se contradicen o terminan diciendo la verdad. A veces
basta con decir “¿segura?”, cuando tienden a acusar el comportamiento de alguna
compañera, ya que de eso depende la afectación de un tercero, en el sentido de
señalarla como posible responsable de algún acto negativo a la comunidad.
En la asamblea se confronta a todas las involucradas y se buscan testigos. Es
difícil que alguien mienta debido a que se cruza información.
Así mismo hay que tener cuidado a los detalles, las miradas principalmente, son
una forma peculiar de expresión. Recuerdo en mi segunda semana de trabajo.
Era sábado, me encontré sola con ellas. En la comida “Y”, “J” y “A”, no quisieron
comer el guisado porque lo había hecho “X”. “R” tiró la sopa al piso argumentando
que fue un accidente, sin embargo a manera de antecedente tuvo un conflicto con
“X”, desde días anteriores.
“J” estuvo muy enojada porque les indiqué comer todo el guisado, inclusive el
ambiente comenzó a sentirse tenso. Después de la comida realizan sus aseos de
todo el hogar, hay un rol de ellos distribuidos equitativamente. “X” no tenía aseo,
por lo que la puse a dibujar en una sala que le llamamos de actividades. Me
mantuve en la cocina, lugar en el cual se tenía visibilidad a diferentes partes de la

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casa. “J” se acercó a ella, abrió el cajón de pinturas varias veces, golpeando su
pierna, en la última vez le pidió disculpas, fue cuando “X” se levantó, para
golpearla, “R” llego al lugar y le respondió a golpes, junto a ella estaba “Yu” quien
la detuvo en lo que llegaba. Llevé a “X” a la oficina, cuando me avisaron que “J”,
“Z” y “L”, se querían fugar. Le pedí a “Yu” quien es la mayor del grupo, que vigilara
a “X” corrí a la entrada principal, les pedí que se metieran, y respondieron con
actitudes irónicas y retadoras. Me dirigí a “Z” quien era la líder en ese momento,
ella sabía que no me iba a mover de ese lugar, terminó diciéndoles “vamos chicas”
y entraron. Cerré la puerta con llave, cuando me avisaron que “X” estaba fuera de
control, corrí a la oficina y la encontré con unas tijeras que estaba enterrándose en
la mano, no hubo lesiones.
Ese día cometí varios errores, el primero dejar la puerta abierta de la segunda
entrada, mientras una de las adolescentes realizaba el aseo del jardín, después
del primer incidente debí mantenerlas ocupadas en alguna actividad artística para
bajar su nivel de ansiedad, y hablar con ellas en consecuencia. Congregadas en
un solo punto para que no se dispersaran mientras, la mayor parte del grupo se
calmaba. Ciertamente ya tenían su plan, y usaron la intolerancia de “X” para
distraerme y poder salir del hogar, no lo hicieron en ese momento. En ese sentido
las miradas, antecediendo a los actos, son fuente potencial para intuir las
intenciones.
Estaba en proceso de construcción de una figura de autoridad, actualmente
cuando las percibo emocionalmente inestables, las separo del grupo o uso al
grupo como medio de contención.

Construcción de una figura de autoridad dentro de la institución.


En primera instancia, el hecho de mantener un cargo de autoridad dentro de la
institución, no fue suficiente para que la población me reconociera como tal.
Entonces la primera relación adulto- adolescente, es en lo que comencé a trabajar,
ya que tenía que convivir con ellas diariamente, y hacer que dentro de mis
funciones realizarán las actividades que les ayudarían en la generación de una
estructura de vida, sin embargo me topé con actitudes desafiantes, en las que

70
hubo alianzas entre ellas para no hacer caso a mis indicaciones. La pregunta era
¿qué tendré que hacer para que ellas sigan mis indicaciones, sin necesidad de
llegar a ser coercitiva y autoritaria?, mis conocimientos me permitían entender el
porqué de sus reacciones, sin embargo era un nuevo integrante, en un grupo ya
conformado, no me percibían como una líder a quien seguir.
La construcción de una figura de autoridad adecuada, fue mi primer trabajo, mi
propia integración dentro de ese grupo.
Es una población que ha vivido un proceso de naturalización de la violencia, la
actitud complaciente con ellas, me perjudicaba. Y una figura débil no puede dar
contención al niño o a la niña dentro del entorno social adverso. Era importante
tener claridad en que la autoridad no es sinónimo de dominación, y que había que
dar acompañamiento en lugar de imposición. Una figura de autoridad es
determinante para enseñar a las adolescentes los límites de la relación, y más en
ellas, en el que el hacer daño a terceros en muy común, o ejercer la violencia
como forma de protección. Tenía claro que la figura de autoridad representa la
internalización de las reglas sociales y el límite de lo que es o no permitido y por
qué.
Comencé apoyándome en el mismo grupo, generando una presión grupal, para la
realización de las tareas, para después en un segundo momento aludiera al
proceso de reflexión, yendo a su propia experiencia de vida para comprender las
reglas. Dichos momentos de interacción deben ser llevados a cabo cuando se
encuentran en estados de tranquilidad, en un estado más receptivo, porque de lo
contrario tendría actitudes retadoras y opositoras.
He tenido cuidado de trabajar con profesionalismo, y no desplazar mis propias
pasiones y debilidades hacía ellas.
He observado que ante una violencia se esconde una necesidad de “ser tomadas
en cuenta”, para ellas es una forma de vivir necesidades sociales que no han
vivido, y así mismo se les da la posibilidad de existencia, de ser importantes
para…, no vulnerando sus derechos. Debo en todo momento tener claridad de
estos procesos, ya que en el vivir cotidiano, ellas confrontan tus miedos y tu
seguridad, cuando se encuentran en crisis. Por ejemplo, un acto tan simple como

71
comerse su alimento, puede ser detonante para entrar en crisis, si en ese
momento actuamos de forma impositiva, haciendo que se lo coma (ya que a veces
se entra en juegos de poder, debido a las reglas del espacio, que es: comerse
todo el alimento), ella puede desde insultarnos, hasta aventar la comida al piso, o
voltear con su compañera de al lado y golpearla, sintiendo emociones de enojo las
cuales guarda, y descarga en otros momentos de una manera más violenta. Me ha
funcionado, dependiendo del momento y de la joven, en algunas, la estrategia de
la negociación, en otras, esperar a que baje su emoción para hablar con ellas. Una
joven de nuevo ingreso se acercó a mí mientras se servía la colación y me dijo
“puedo comer galletas con cajeta, porque el arroz con leche me trae malos
recuerdos”, le dije “de acuerdo, pero compárteles a todas tus compañeras porque
no hay preferencias, y sabes que las reglas son comerse todo, la siguiente
ocasión come aunque sea poco”. Esa joven siguió un buen proceso, colaborando
adecuadamente en todo. Parte de ser figura de autoridad es tener capacidad de
escucha y más aún debido a la etapa de desarrollo en la que se encuentran las
chicas- la adolescencia-.
Ser figura de autoridad no es lo mismo que ser líder autoritaria, la experiencia me
ha demostrado que la principal herramienta en la relación con ellas, es “darles la
existencia”. Para ellas una figura débil “no es digna de respeto”. Lo cual atiende a
su propio proceso de inseguridad. La persona que da contención, también dota de
seguridad.
Lo que he trabajado para evitar faltas de respeto, lográndolo con éxito es decirles
“cuando estés muy enojada, solo dime, ─ ahora no me hable por favor, estoy muy
enojada─ y yo lo respetaré”.
En un principio tuve que actuar firme y centrarme en una psicología basada en
consecuencias, el enfoque cognitivo conductual fue en algunos momentos útil,
cuando se requería acciones rápidas, sobre todo para actuar en momentos de
crisis y la negociación en otros. Así no se les negaba la capacidad de opción de
decisión, enmarcada en los límites que la institución plantea para poder tener una
relación respetuosa y equitativa. Realice empatía con algunas líderes de ciertos
grupos, lo cual fue de mucha utilidad en momentos de tensión entre ellas, ya que

72
me ayudaron a impedir las peleas entre grupos, se imponían con cuerpo y actitud.
En una ocasión una chica de las más conflictivas no quería seguir instrucciones y
una de ellas, la que más me apoya, la miró de una manera firme y determinante,
haciéndola incorporarse y cooperar. De las líderes fueron dos las que lograron
una identificación conmigo y por si mismas tuve su apoyo. Esos procesos de
identificación se dan mucho en los grupos, así como de desplazamiento, por lo
que hay que tener cuidado con los últimos, ubicarlos de inmediato para poder
atenderlos de una manera integral. Ya que ha habido casos patológicos, por
ejemplo: una de las adolescentes se identificó con una de las compañeras a cargo
de grupo, llegando al grado de decir que era su mamá, amenazaba a sus
compañeras y les infundía miedo, solo por hablar con mi compañera. Se detectó a
tiempo, y se intervino interdisciplinariamente. La joven actualmente tiene un buen
proceso, con una estabilidad emocional que le permitió avanzar. Es por ello que
tenemos que mediar muy bien la relación, ser hábiles para establecer límites. El
enfoque de trabajo no es asistencial, sino es basado en derechos humanos. Por
esta razón el trabajo personal psicoterapéutico que cada profesionista debe tener
es importante. Para evitar que efectivamente se den las transferencias. Hay por
reglas principal trabajar atendiendo a las adolescentes con respeto absoluto. No
perdiendo de vista el objetivo de la institución. Muchas de mis compañeras
prefieren omitir los abrazos o los acercamientos, debido a casos como el que
anteriormente cito, o porque debido a la condición de abuso sexual, las
adolescentes se encuentran muy sexualizadas. Y ciertamente he encontrado que
también podemos dar afecto no solo a través del contacto corporal, sino también a
través de las palabras. Me ha tocado que después de una crisis piden disculpas,
es el momento en que se puede hablar con ellas. Cuando una joven se encuentra
en crisis, y no quiere realizar sus labores, lo mejor es no alterarla más, por lo que
solo hay que garantizar su seguridad y la de sus compañeras. Los abrazos no son
necesarios, las consignas funcionan como medio de contención, o el uso de
objetos intermediarios.

73
Las adolescentes pueden llegar desde aventar las cosas, insultar, que es lo más
común, hasta intentar autolesionarse o intentar lesionar a terceros, así que debe
haber mucha atención para evitar que esas conductas se lleven a cabo. Conforme
van avanzando en su proceso van cambiando esas actitudes violentas, de
resolución de conflictos por otras más adecuadas, como el dialogo. Muchas de
ellas han aprendido a manejar sus emociones. He mirado que dentro de su
historia de vida llena de episodios nada gratos, se esconde una capacidad
resiliente, que les ha permitido salir adelante a pesar de las adversidades. El
grupo en ese sentido es una fuente potencial de cambio de actitudes y de vida.
Ciertamente les es difícil convivir con compañeras que no tienen claros los límites
de relación y que el respeto no ha prevalecido en su vida, sin embargo he logrado
observar con mucho agrado, que se solidarizan ante el dolor ajeno, tienen aún
capacidad de empatía, miran en el otro sus procesos de vida, e intentan mitigar
dicho dolor, tendiendo a ser afectuosas. Por lo que es importante no victimizarlas,
sino enseñarles, acompañarlas en su proceso, enseñarles a vivir, y aprender unas
de otras. Como profesionistas hay que ser tolerantes a la frustración y manejar
situaciones estresantes, si queremos ver cómo avanzan en su proceso y cambian
de casa, en la que pueden estudiar y se les capacita para el trabajo. Las
relaciones en la convivencia cotidiana son de violencia, más en la etapa en la cual
estoy trabajando, la cual le llamamos de crisis. Nuestro trabajo está restringido a
reglas institucionales, que están presentes para resguardo de la integridad de
cada joven. He podido constatar, que dichas reglas se han creado a través de la
experiencia de otros profesionistas que han trabajado con esta población.

La incorporación de nuevas creencias a través de la relación cotidiana

“A” se enojó y aventó las tijeras al suelo, porque le pedí un listón que había
tomado sin pedirlo y además lo escondió para que no me diera cuenta de dicho
acto. Le indico que las recoja, que no le gustaría que le hicieran lo mismo, me
contesta que no lo hará. Le digo que las coloque en la mesa y me retiro.

74
No se puede discutir frente a frente en una lucha de poderes, porque de alguna
forma no lograría que ella cambie la acción de robar. Además, la situación ya era
de conocimiento público, en ese caso es más difícil que sigan una indicación o se
muestren reflexivas, tratando esos asuntos en privado, ya que no les gusta
“doblegarse” (como ellas lo significan), y así se resguarda su dignidad. Cuando
regreso ya las había colocado en la mesa. Es cuando hablo con ella en privado y
le comento que puede tener el listón necesario, siempre y cuando lo pida, porque
el material es de uso común. Ella lleva un proceso lento, cuando llegué al hogar
tenía ya 6 meses, es retadora, no sigue reglas, sin embargo se identificó conmigo.
Cuando me presentaron a todas las adolescentes en mi primer día, ella me dijo:
“llámeme zarigüeya”, le gustan los apodos, yo le puse “medusa”, le gusta que le
diga así.
Los sobrenombres son algo que cuando llegué al hogar, confrontó mis
conocimientos sobre la identidad y el nombre. Me dijo “soy zarigüeya”, yo le dije:
“tienes un nombre, es mejor por tu nombre”, siendo su actitud negativa, en
consecuencia. He logrado cuidar el uso de sobrenombres, para que no sea un
estigma que usen en su perjuicio. Ya que como la población es diversa, no puedo
relacionarme de la misma manera con todas, cada una es diferente. Así mismo
trato de no usarlos, a menos de que la situación, así lo exija, ya que para algunas,
es un primer acercamiento que apoya la generación de empatía. Como fue en su
caso, la incorporación de nuevos hábitos y costumbres, es más fácil cuando le
digo, por ejemplo: ándale medusa, yo te ayudo. Así mismo le gustan los
reconocimientos. Es una edad en la cual la identidad se encuentra en constante
transformación y luchan por tener un lugar digno e importante dentro del grupo. No
podemos confrontar sus propias creencias, “exhibiéndolas” como no adecuadas.
Las reglas rígidamente impuestas les generan un cierre en su proceso reflexivo.
Además de los diversos talleres y grupos terapéuticos, ellas tienen salidas
recreativas y reuniones con los miembros de otras casas-hogar, lo cual apoya a
que experimenten formas diversas de interacción, durante su proceso de
adaptación social.

75
Lo que hago dentro de mis funciones es que ubiquen un porvenir hacía el cual
seguir, estableciendo metas a corto y largo plazo, y acompañarles en el proceso
de generación de herramientas materiales y humanas para que puedan cumplirlas.
Aunque en diversos momentos recibimos mucha violencia de su parte, no
podemos reproducir el mismo esquema, dando a cambio violencia para mitigar su
enojo. Por lo que hay que tener conocimiento de los procesos que las
adolescentes viven. Lo anterior se liga con el proceso de mi inserción laboral.

El proceso de mi inserción laboral

Lo definiría en dos vertientes: la primera fue la definición del mi área de interés


dentro de la psicología social y la población de trabajo, ya que cada trabajo tiene
cierto perfil que exige determinados conocimientos, habilidades y dependiendo del
puesto, años de experiencia. Para el caso del puesto en el que me desempeño, el
cual es de Psicóloga, me requirieron experiencia comprobable en el trabajo con
población infantil y adolescente, conocimientos en intervención en crisis, así como
experiencia en trabajo con población adicta, habilidades de resolución de
conflictos, habilidades de manejo de grupo. Trabajo terapéutico personal,
capacidad de control de grupo. Se me realizaron exámenes de personalidad, así
como de conocimientos en el campo. Esto porque era mi primer acercamiento con
la Institución, en el caso de la mayoría de mis compañeros de trabajo, el proceso
fue diferente, ya que mediante el trabajo voluntario, dependiendo su desempeño,
después de un cierto tiempo, (para algunos alrededor de un año), les ofrecieron
alguna vacante.
La segunda es la aplicabilidad de los conocimientos obtenidos en mis diversos
cursos de formación, y la adecuación de métodos aplicados en trabajos anteriores.
Sin embargo en el trabajo en Casa- Hogar, me encontré con algunas situaciones
fuera de mi experiencia y a las cuales había que dar respuesta. Comencé estando
a cargo de un grupo de 18 niñas y adolescentes, en las cuales la violencia es el
común denominador, replantee métodos de abordaje, desde la misma relación
psicóloga-adolescente, hasta los métodos de resolución de conflicto.

76
Obstáculos y limitaciones
Dentro del trabajo que me ocupa, los conocimientos de psicología social, fueron
insuficientes para poder atender las problemáticas a las cuales me enfrento en el
vivir cotidiano. Como comenté anteriormente, una de las grandes herramientas
para generar estrategias de intervención, es el sentido común de las y los
adolescentes. Hay que conocer su realidad en un primer momento. Ante lo cual
se hace relevante generar un acercamiento con la población, y ese es uno de los
grandes esfuerzos que hay que realizar, ya que de ahí depende la forma en cómo
se abordará a la persona.
Los significados en el lenguaje, así como el significado del lenguaje corporal es
clave, para anticiparnos a sus intenciones, o lograr una conexión comunicativa con
ellas o ellos.
Lo más importante es la generación de la confianza en las relaciones y ese
proceso involucra al profesionista dentro del grupo dentro del cual trabaja. Por lo
mismo no debe perder de vista cuál es su lugar dentro del mismo.
He requerido conocimientos especializados de psicología clínica, ya que debido a
que la población tiende a reacciones impulsivas de comportamiento en momentos
inesperados, hay que saber qué es lo que sucede y como atender dicha situación,
por ejemplo, los intentos de suicidio. Conocimientos sobre drogadicción y
violencia. Manejo de estrategias de intervención cuando están en crisis por los
efectos de la droga, o por un evento traumático. Tenemos que tener claros los
procesos psicológicos implicados, para poder entender sus cambios de estado de
ánimo. He utilizado además el arte-terapia, el cual debido a su método es muy
aceptado en dicha población, técnicas cognitivo-conductuales y en otros
momentos he aplicado técnicas del Psicodrama.

La mayor parte del tiempo, me encuentro inmersa dentro de los procesos


grupales. Grupo que mantiene tensión o cargas positivas al interior. Hay veces
que las chicas pueden decir “se siente raro”. O compañeras dicen “se siente tenso
el ambiente”. Ante lo que la sensibilidad humana es la mejor herramienta.

77
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79
Capítulo 4. Capital Social, poder y procesos psicosociales como
referentes del ejercicio profesional. El caso del trabajo
psicosocial en una casa-hogar. Victor Gerardo Cárdenas
González.

RESUMEN

Se hace una lectura desde el marco teórico del Capital Social sobre la experiencia
profesional reportada en el capítulo: “Casa Hogar: Aprendizajes y Dificultades en
la Aplicación del Conocimiento en Psicología Social”, destacando los elementos
del capital social que constituyen la base de la estrategia de intervención que se
describe en ese capítulo y que se dirige a la mejora del bienestar de las
beneficiarias de los servicios que presta la institución en que se desarrolla
profesionalmente la psicóloga social autora del capítulo. Se destaca que el capital
social es en este caso tanto un insumo como una meta y que la mejora del
bienestar de las beneficiarias depende en buena medida del aumento de capital
social. Se discute la apropiación de conocimiento psicosocial y la forma “práctica”
en que se expresa en las actividades cotidianas, en el diseño de estrategias y en
la propia reflexión crítica de la autora.

80
El conjunto de servicios sociales especializados que requiere la población que
sufre situaciones de exclusión social o se encuentra en situaciones de
vulnerabilidad social grave tienen como meta más general contrarrestar mediante
las acciones de investigación, de intervención directa o de gestión y las de
participación en procesos de diseño e implementación de políticas públicas, los
efectos negativos de las situaciones que esa población enfrenta y que la coloca en
situaciones de riesgo de muy diversos tipos, lo que supone en muchos casos
luchar por cambiar estas situaciones. Puede decirse que estos servicios buscan
mejorar la calidad de vida y el bienestar de estas personas.
Las personas que son atendidas por estos servicios son sumamente diversas;
personas en situación de calle, personas que sufren violencia interpersonal en
cualquiera de sus múltiples manifestaciones, entre ellas; abuso sexual o abandono
familiar, que padecen de adicciones a drogas, o que sufren enfermedades graves,
o padecen enfermedad mental, migrantes, personas desplazadas forzosamente,
personas de la tercera edad en situaciones de precariedad económica o social,
personas con discapacidad y muchas otras.
En buena parte se trata de personas que han resultado afectadas o perjudicadas
por las condiciones económicas políticas y sociales características de las
sociedades contemporáneas, personas a quienes se han negado los medios para
el logro de una vida digna. El concepto de “sufrimiento social” captura esta
situación problemática. En la conceptualización de Bourdieu (1999) el sufrimiento
social se centra precisamente en las consecuencias de las desigualdades, de las
asimetrías de poder, así como en las consecuencias psicológicas del vivir
situaciones de exclusión social. En otras conceptualizaciones el sufrimiento social
es una categoría con una enorme capacidad para unir conceptualmente
problemáticas sumamente diversas y que tienen en común la experiencia subjetiva
del sufrimiento, dolor o pena. Incluye a diversos problemas de salud mental, como
la depresión, el estrés postraumático o cualquier trastorno en la salud mental de
las personas, pero también incluye a las consecuencias de la violencia
interpersonal, social o estructural, las consecuencias de la guerra, la marginación

81
social, la pobreza y una enorme diversidad de problemáticas sociales con
consecuencias negativas para las personas. (Kleinman, Das y Lock, 1997). Se
trata de un concepto que captura dos dimensiones del problema: las
fenomenológicas: las que expresan el sentir y pensar de las personas, sus
aspectos emocionales y subjetivos (la experiencia personal del dolor o
sufrimiento), así como los factores sociales que las propician. Ambos, además,
interactuando de maneras complejas. Desde este punto de vista, el sufrimiento
social es la encarnación de las inequidades y las injusticias sociales (Adelson,
2005). La perspectiva explicativa de Bourdieu, que resalta y denuncia los factores
objetivos que condicionan la vida de las personas imponiéndoles situaciones que
dificultan o hacen improbable la obtención de satisfactores asociados al bienestar
no excluye sin embargo las explicaciones derivadas de una concepción del sujeto
social en tanto agente, es decir, con capacidades de decisión y, por tanto con
responsabilidad de las decisiones tomadas aun considerando la multitud de
consecuencias no deseadas e inesperadas de las mismas. Esta segunda
dimensión aún se encuentra en el núcleo de la teoría de la práctica de Bourdieu
toda vez que las creencias, predisposiciones, deseos, gustos, expectativas…son
parte del sistema de disposiciones estructuradas y estructurantes que tienden a la
reproducción del sistema social.
Aunque es relevante la explicación sociológica en términos de una teoría de la
práctica de los condicionamientos sociales del sufrimiento social, es decir, más
allá de los determinantes sociales o estructurales de estas problemáticas, es
necesario ahondar en el estudio de las posibilidades de mejoramiento de los
niveles de bienestar –reducción del malestar- de las personas que viven
situaciones de sufrimiento social lo que implica aumentar las capacidades de los
sujetos para hacerse cargo de esta tarea, es decir de ser parte de la búsqueda de
su propio bienestar. (Resulta interesante, además de todo, que la percepción de
eficacia, de ser capaz de controlar aspectos relevantes de la vida personal es
parte del bienestar). Ensanchar las potencialidades de una persona significa –
necesariamente-participar o cooperar con otros. El bienestar solo puede
concebirse en un contexto social. Es en este sentido que bienestar y capital social

82
se encuentran íntimamente ligados: es necesario en muchos contextos crear las
condiciones para el desarrollo de las capacidades, para la integración social, para
el ensanchamiento de la autonomía y la mejora del bienestar; construir cierto
capital social es una pre-condición para su desarrollo. La discusión sobre el capital
en los servicios sociales social será retomada más adelante.
Los servicios sociales aparecen así como un dispositivo no solo encargado de
paliar las consecuencias negativas de las situaciones que orillan a las personas al
sufrimiento social sino como un área de desarrollo profesional interdisciplinario,
como un frente también de crítica de las condiciones más generales que son
capaces de generar el malestar y como espacios de reflexión sobre esta
dimensión que aunque es común a todos los seres humanos, se encarna en los
grupos sociales ya mencionados.
Los profesionales involucrados en los servicios sociales también son muy
diversos: psicólogos, trabajadores sociales, psiquiatras, médicos, psicólogos
sociales, etc. Las orientaciones teóricas, las estrategias metodológicas, los
enfoques o plataformas técnicas son también sumamente diversas. Esta
diversidad es en cierta manera la contraparte de la diversidad de problemáticas y
de necesidades a que responden, también puede leerse como riqueza pero
también como una dificultad para entender este campo profesional.
Adicionalmente, en nuestro país es común que a estos servicios coadyuven
personas motivadas por razones religiosas o ideológicas, lo que hace más difícil
no solo la gestión sino la comprensión del campo.
A pesar de la importancia de estos servicios, en nuestro país aún carecen de la
sistematicidad que pudiera permitir una evaluación específica sobre su efectividad.
En este sentido, la construcción de criterios que consideren seriamente la
evidencia científica generada a partir de las experiencias reportadas y la discusión
multidisciplinaria de los fines últimos de las intervenciones así como de los
criterios mismos con que deban ser evaluados es una prioridad para la
consolidación de esta área de desarrollo profesional. Igual de prioritaria resulta la
tarea de elaborar un diagnóstico de los recursos con que cuentan estos
profesionales. Este punto es aún más importante si se considera que por recursos

83
no se entiende solamente a los insumos materiales sino a las estructuras
administrativas, las disposiciones legales, los dispositivos técnicos, las estrategias
de trabajo colectivo, los procedimientos, etc. Adicionalmente, los profesionales que
trabajan en estos servicios aún no logran una identidad como grupo
multidisciplinario que comparte un área laboral, y existe aún un conjunto de
lagunas legales y conceptuales en torno a muy diversas cuestiones sustantivas
sobre su labor.
En general, gracias a los aportes de diversas teorías, por ejemplo la del capital
social, y de muchas teorías psicosociales, así como de enfoques generales como,
el construccionismo social, la psicología positiva, o el enfoque de derechos
humanos, hay una clara tendencia a superar una conceptualización de las
problemáticas que muestran las personas que son atendidas por los servicios
sociales, centrada en la carencia, la patología o la desviación. Estas
conceptualizaciones, además de implicar en muchos casos un determinismo
inaceptable, suponen un nivel de análisis centrado en el individuo quien resulta el
blanco de las intervenciones –que son un derivado de esas conceptualizaciones- y
de las explicaciones sobre las causas de las diversas problemáticas que expresa.
El nivel de análisis individual no es un problema en sí mismo. Puede convertirse
en un problema cuando excluye explicaciones desde otros niveles de análisis que
implican acciones a nivel social o comunitario. Es un obstáculo si invisibiliza los
procesos sociales que subyacen a las problemáticas que expresan las personas
que requieren de los servicios sociales especializados y en los cuales es
necesario hacer trabajo tanto conceptual como práctico para incidir no solo
atendiendo las diversas expresiones o consecuencias de las situaciones de vida
de estas personas sino también en sus factores causales. Dichos factores, son el
resultado de complejos procesos de interacción entre factores estructurales,
sociales y culturales. Los servicios sociales desde este punto de vista son una
fuente de apoyo social para que los beneficiarios de estos servicios puedan
potenciar sus capacidades.
Potenciar capacidades, favorecer el desarrollo o trabajar para mejorar el bienestar
son metas de carácter abstracto que pueden significar cosas diferentes para

84
diferentes poblaciones. Los objetivos específicos o a corto plazo de los procesos
de intervención pueden ser de lo más diverso, dependen de un sinfín de factores;
el tipo y la gravedad de los problemas que aquejan a la población atendida
determina en buena medida el nivel de aspiración de quienes prestan estos
servicios, un conjunto de factores culturales y sociales permea también la
construcción de estos objetivos.
El cambio en la forma y el sentido de los servicios sociales empieza a
manifestarse a favor de conceptualizaciones basadas en los derechos, lo que
supone intervenciones que incluyan a los propios beneficiaros de los servicios
sociales como actores de su propio proceso superando el paternalismo o la
patologización. En muchos casos esto a su vez, supone diseños de intervención
más de tipo social y comunitario. Se busca ahora potenciar sus capacidades, o
crear condiciones más adecuadas para el despliegue de las mismas y no
únicamente favorecer su bienestar subjetivo. Retomando las aportaciones de Sen
(2000), el cambio implica que los beneficiarios dejen de ser “pacientes” para ser
“agentes” trabajando en la mejora de sus propias condiciones, construyendo un
proyecto de vida y contribuyendo a su propio bienestar. Este principio abstracto no
implica depositar toda la responsabilidad en cada una de las personas que
requieren en algún momento de los servicios sociales sino, como se ha señalado,
diseñar estrategias que favorezcan el desarrollo de sus capacidades para que en
la medida de las mismas vayan haciéndose cargo de su propio proceso de
integración social o de superación de las situaciones que sufren.
En el caso de la experiencia profesional en casa-hogar, reportado por la Lic.
Annaliesse Hurtado convergen las diversas problemáticas mencionadas: la
narrativa de la autora hace resaltar el sufrimiento social de las niñas que son
atendidas en la casa hogar, sus sentimientos encontrados, una maraña de
emociones cuya expresión favorece el surgimiento de situaciones de conflicto
social, una enorme necesidad de apoyo emocional, de contención y de
orientación. Un conjunto de riesgos latentes pero sumamente objetivos permea el
trabajo cotidiano en esta institución: el riesgo de regresar o de llegar a vivir en
situación de calle, de enfrentar nuevamente la convivencia cotidiana con muchas

85
formas de explotación y violencia, de volver al consumo de drogas, de que las
niñas se autolesionen o agredan seriamente a otros. Todo parece estar dominado
por la emoción, el dramatismo y un estado constante de alerta.
Adicionalmente, en la narrativa se evidencia también la pobreza no solo material
sino en cuanto a recursos afectivos y cognitivos de los contextos de vida de los
que provienen estas niñas. La casa hogar es una de las pocas si no la única
alternativa para salir de estos contextos y aspirar a niveles mínimamente
adecuados de bienestar.
Con todo, cierto distanciamiento es necesario para perfilar las mejores estrategias
de intervención en cada caso, para poder contener y orientar según los recursos
afectivos, o cognitivos de cada beneficiaria, para ver más allá de las
manifestaciones o las expresiones concretas; ¿qué es lo que realmente expresan
sus reacciones violentas o sus confrontaciones constantes con la autoridad? Y,
principalmente para entender la situación global que unifica la diversidad de
trayectorias de vida de estas niñas o adolescentes y construir una estrategia
común para mejorar su calidad de vida.
Como en todos los casos, pueden hacerse diversas lecturas de esta experiencia
profesional. La lectura que se realiza en lo que sigue pretende resaltar el papel
del capital social como dispositivo capaz de generar estrategias de acción, de
proponer explicaciones y de ser la base de proyectos de evaluación y seguimiento.
La autora alude a algunos elementos del capital social en su propia reconstrucción
de su experiencia profesional aunque no tiene en mente generar capital social. Sin
embargo, en un esfuerzo por entender mejor el efecto de las interacciones
sociales al interior de la comunidad formada tanto por las beneficiarias de los
servicios como por parte del equipo de trabajo, el marco teórico del capital social
es un medio para explorar las complejidades de estas interacciones: las normas
de convivencia, los horarios, el tiempo invertido en, lo que se dice y lo que no se
dice en las situaciones conflictivas, la aplicación de los reglamentos y un
sinnúmero de pequeños elementos que en conjunto, puede decirse, pretenden
generar confianza. Confianza interpersonal principalmente, pero que puede

86
entenderse con una forma de generar confianza en la institución y, en a largo
plazo, en las relaciones sociales en general.
En lo que sigue se hace una breve discusión sobre el concepto de capital social,
sus principales componentes; redes, normas de reciprocidad y confianza y su uso
en proyectos de desarrollo social. Se pone énfasis en el problema del desarrollo
de capital social principalmente en individuos y se discute el problema de la
existencia de sistemas normativos con sistemas de valor y normas que generan
formas perversas de capital social cuya fuerza acota y obstaculiza los proyectos
que buscan fortalecer el capital social de individuos que padecen situaciones de
sufrimiento social. Se concluye este apartado con una reflexión sobre la
importancia del capital social como parte de la formación profesional de científicos
sociales, en particular, de psicólogos(as) sociales que tienen la posibilidad de
insertarse profesionalmente en la prestación de servicios sociales.
Se concluye con una discusión sobre el papel de los profesionales en la
elaboración cognitiva de estas situaciones problemáticas y el significado de sus
estrategias de intervención siempre amenazadas por la posibilidad de
normalización o legitimación y aceptación del orden social que genera en principio
esas situaciones: la forma en que se represente o se teorice sobre esas
situaciones será parte del problema o parte de la solución, lo que finalmente hace
relevante la discusión sobre el papel de las políticas públicas en la reducción del
sufrimiento social.

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87
Capítulo 5. La intervención psicosocial en violencia de género.
Angélica María Segura Torres.

RESUMEN

¿Qué hace un psicólogo social? Una interrogante que durante mis años de estudio
de la disciplina me exigía una respuesta que por supuesto impactaría en mi
práctica profesional. En mi caso no tenía certeza en cuanto a las áreas en las que
podía participar un psicólogo social, no por falta de definición en el campo de
acción, quizás más bien porque sabía de lo amplio que puede ser y no tenía
experiencia de la práctica en el ámbito laboral.
Es desde esta experiencia personal, que la finalidad del presente es compartir mi
práctica como psicóloga social en la atención de víctimas de violencia, aunada la
intención de colaborar en una definición del papel del psicólogo social en una de
tantas prácticas que puede desempeñar. Cabe destacar que mi práctica ha sido
desde un marco institucional y que requiere la previa formación teórica con
perspectiva de género, dicho planteamiento puede variar si se visualiza desde
otras miradas de la psicología.
En un primer momento, comparto mi experiencia de inserción en el ámbito laboral
institucional, posteriormente expongo de manera muy breve algunas
consideraciones teóricas indispensables para la comprensión de la problemática,
así mismo se comentan las habilidades y cualidades del psicólogo social
necesarias para la atención de víctimas de violencia. Finalmente se aborda el
sistema de intervención frente a casos de violencia.

88
La institución a la cual refiero como marco de mis actividades profesionales, es
del ámbito gubernamental en el Distrito Federal, se trata de una entidad dedicada
a atender violencia de género. Cabe aclarar que dado que el 98% de las víctimas
de violencia de género son mujeres (Inmujeres, 2004), suele referirse a esta
problemática, también como violencia hacia las mujeres, para el presente se
utilizan ambos términos debido a que es la postura institucional que comparto
aquí.
Considero que mi ingreso a esta institución fue sencillo; envié mi curriculum por
correo electrónico, a la semana estaba siendo entrevistada y ese mismo día fui
aceptada. El proceso fue muy relajado y hasta un tanto informal, solo me dijeron
“bienvenida inicias en la quincena”.
Una de las aclaraciones que me hicieron desde la entrevista fue definitiva “no se
da terapia, sólo asesorías” esta claridad permite que el psicólogo social encuadre
sus intervenciones y no pretenda ir más allá de lo que institucionalmente se
establece. Así fue que entré a un mundo conocido, teóricamente por supuesto,
pero ya en la praxis me preguntaba ¿Qué voy a encontrar?
En realidad me dieron una introducción muy general y fue una tarea personal
investigar detalladamente todo sobre mi quehacer en dicha institución. Me
presenté antes de la fecha de contratación, conocí la unidad de atención, me
presenté con la coordinadora y conocí a mis compañeras de trabajo. Durante mi
primera semana me dediqué a conocer los formatos, bases de datos, directorio de
instituciones para canalización y forma de organización de la unidad y de la
institución en general. Cada actividad era nueva para mí y pregunté
absolutamente todo, hasta lo más obvio.
Recuerdo mi primer caso, una familia se presenta con dos pequeños víctimas de
abuso sexual, mientras escuchaba activamente, mentalmente organizaba ya un
plan de acción para los consultantes. Era apenas mi segundo día de labores, y
fue solo una muestra del tipo de violencias que atendería durante mi permanencia
en la institución.

89
La institución.
Como podrá inferirse hablo de una institución que atiende mujeres principalmente,
la población juvenil incluye mujeres y hombres. Todas las acciones emergen de
una perspectiva de género. Usualmente hay dos psicólogas y dos abogadas por
cada unidad de atención, el resto del personal pueden ser sociólogas, pedagogas,
trabajadoras sociales, etc.; los equipos de trabajo se conforman por un total de 12
profesionistas: 10 asesoras, una coordinadora y una asistente.
Se proporcionan servicios de asesorías psicológicas, legales y económicas; se
organizan talleres integrales en donde interviene todo el equipo de trabajo según
un orden de sesiones y temas que pueden agruparse en tres grandes categorías,
a saber: género, violencia y ciudadanía; bienestar emocional y derechos de las
mujeres.
Tanto las psicólogas como las abogadas trabajan con agenda, aunque en muchas
ocasiones llega gente en situación de urgencia y debe atenderse en el momento
independientemente de las citas programadas. La atención puede ser vía
telefónica, lo cual ocurre en menor proporción, pues las personas prefieren ser
escuchadas y atendidas en un espacio fuera de su ámbito familiar o laboral. En
casos de suma complejidad es recomendable brindar una asesoría conjunta legal
y psicológica, esto además de proporcionar un mayor marco de referencia permite
no revictimizar a la consultante, por ejemplo en casos de violencia sexual.
La organización de actividades se realiza semanalmente para lo cual se realizan
reuniones en donde participa todo el equipo, ahí se hacen las planeaciones y se
ven los detalles de cada uno de los eventos. También debe mencionarse el trabajo
administrativo: informes mensuales y bases de datos para registrar el número de
casos atendidos y categorizar según la problemática atendida.

Se trata de una institución cuya difusión y presencia es muy amplia por lo que el
número de personas atendidas es considerablemente alto. Entre sus acciones se
contemplan eventos masivos con motivo de conmemoraciones como el día
internacional de la mujer y el día internacional en contra de la violencia contra las

90
mujeres. Otras actividades se realizan en las comunidades, es decir hay que salir
para llevar información y realizar actividades de sensibilización en diferentes
espacios comunitarios como centros de salud, escuelas, centros de desarrollo
social, entre otros.

Entendiendo el fenómeno de la violencia de género


La violencia de género se ha convertido en un grave problema de salud pública y
de violación de los Derechos Humanos de grandes dimensiones, con
repercusiones en los ámbitos social, económico, político y cultural. El problema de
violencia no es nuevo, por el contrario su existencia es antigua, pero se
encontraba oculto tras el argumento de “respeto a la vida privada”,
afortunadamente se han liberado las voces que dan rostro a dicho problema.
Hasta hace pocos años, luego de los compromisos que adquiere nuestro país al
firmar y ratificar las convenciones CEDAW (Asamblea General de la Organización
de las Naciones Unidas. 1979) y Belén Do Pará (OEA, 1994), es como empiezan
a surgir planteamientos para abordar la problemática. Desde el marco legal
nacional, de acuerdo con la LGAMVLV (2007), nuestro estado está obligado a
prevenir, atender, sancionar y eliminar la violencia hacia las mujeres, (artículos 2
y 3). Tan grande responsabilidad incluye un abordaje desde múltiples disciplinas
ya que se contempla la atención directa de víctimas y agresores, establecimiento
de centros de refugio, elaboración de programas y planes de estudio con
perspectiva de género, elaboración de políticas públicas e implementación de
acciones afirmativas. Para llevar a cabo todo esto debemos participar
psicólogos/as, abogados/as, médicos/as, enfermeras/os, trabajadores/as sociales,
economistas, pedagogos/as, etc. Al respecto las y los psicólogos sociales tenemos
mucho que decir y hacer, pero para ello debemos considerar algunos aspectos
importantes cuando hablamos de violencia contra las mujeres.
De este modo el comprender la multidimensionalidad de la violencia hacia las
mujeres, nos permite ubicar el enfoque de la intervención del psicólogo social,
que puede ir desde el nivel individual o colectivo. Implica también el poder
relacionar lo singular de la historia personal así como el entramado de relaciones

91
sociales en las que se desenvuelven las víctimas de violencia, por ejemplo, las
relaciones de género, edad, etnia, religión, etc. Finalmente es de suma
importancia revisar un marco conceptual en donde se funde lo cultural y la
subjetividad propia del profesional frente a la atención de víctimas de violencia.
La Declaración de Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer (1993) define la violencia de género como “todo acto de violencia basado
en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un
daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las
amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si
se producen en la vida pública como en la privada”. De acuerdo con esta
definición, la violencia presenta tres elementos, a saber, es un acto u omisión, es
una transgresión de los derechos humanos y ocasiona un daño visible o no.

Los aportes de los estudios de género entre los que destacan los realizados por:
Teresita de Barbieri, Mabel Murín, María Jesús Izquierdo, Irma Saucedo, Martha
Lamas, Jorge Corsi y Roberto Garda entre otros; indican que la violencia contra
las mujeres se origina en la existencia de desequilibrios de poder, formas de
control interpersonales y posiciones de desventaja social, por pautas de
construcción de la identidad de género tales como la exaltación de roles y
estereotipos de género. De tal manera que las representaciones sociales
asociadas a lo masculino y femenino favorecen la tolerancia de la violencia de
género, se justifica y legitima en tanto da respuesta a las expectativas de lo
socialmente esperado de mujeres y hombres.

Para Corsi (2004) la violencia de género alude a las formas con que se intenta
perpetuar el sistema de jerarquías impuesto por la cultura patriarcal. Se trata de
una violencia estructural hacia las mujeres, con objeto de subordinarlas al género
masculino y se expresa a través de conductas y actitudes basadas en un sistema
que acentúa las diferencias, apoyándose en los estereotipos de género. Es por
ello que se entiende que “la violencia de género no es resultado inexplicable de
conductas desviadas y patológicas [sino] una práctica aprendida, consciente y

92
orientada, producto de una organización social, estructurada sobre la base de la
desigualdad de género” (OPS/OMS, 1999).

Otro aspecto de suma importancia en la comprensión de la violencia de género es


el conocimiento del ciclo de la violencia, dicho proceso fue observado por Leonore
Walker (1979) quien identificó que las mujeres víctimas de violencia y sus
agresores, repetían un patrón organizado en tres fases: acumulación de tensión,
crisis o episodio agudo y reconciliación o luna de miel. En la fase inicial se
producen agresiones "menores", muchas parejas pueden quedarse en este
estadio de "acumulación de tensión". En otras relaciones se va acumulando una
escalada de incidentes que termina en un segundo momento llamado "crisis o
episodio agudo" en donde se da una explosión de violencia. El fin de este
momento se caracteriza por el "arrepentimiento o fase de luna de miel" ante el
hecho cometido. Entender este ciclo es esencial para delinear la atención de las
mujeres agredidas pues es más probable que busquen ayuda luego de pasar por
la fase de explosión de violencia, ya que si esperan a la fase de luna de miel,
quedan atrapadas psicológicamente entre el deseo de salvar al agresor y el “amor
que siente por él”

93
Fuente: Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México.

No está de más subrayar que las situaciones de violencia causan efectos a las
víctimas directas e indirectas y a la sociedad en su conjunto, entre las
consecuencias más graves puede presentarse la muerte, ya sea suicidio, u
homicidio.
Como podrá apreciarse la intervención del psicólogo social representa una tarea
de suma importancia, tanto en la prevención y orientación como en la atención
directa.
¿Qué hace el psicólogo social frente a las víctimas de violencia?
A partir de la legislación en materia de violencia de género se establecen ciertas
especificaciones en la atención a víctimas de violencia; corresponde a las
instituciones que atienden directamente a víctimas, la elaboración de un modelo
de intervención.
Siguiendo de manera general las implicaciones de los diferentes modelos
podemos asignar una serie de tareas específicas a seguir en la atención directa
de víctimas de violencia.
Aunque la institución programa actividades de formación continua para su
personal, no podemos hablar de un entrenamiento específico en estas

94
habilidades. Básicamente poseemos la teoría, los datos estadísticos y los análisis
de expertos en la problemática, corre por nuestra cuenta encausarlo en bien de
quien nos consulta.
Habilidades y cualidades del psicólogo social
Capacidad de escucha.
Ésta es una de las habilidades más importantes, dado que las mujeres víctimas de
violencia provienen de una historia en donde sus voces nunca han sido
reconocidas, incluso, ni por ellas mismas, han vivido en función de lo que otras
personas determinan. Por otra parte la escucha debe de ser atenta a lo que la
consultante desea hacer en su situación de violencia, debemos entender la
demanda del servicio, pues si se plantean las soluciones desde el deseo del
profesionista, puede haber una frustración para ambos y puede derivar en una
intervención sin éxito.

Capacidad para detectar situaciones de riesgo, y plantear soluciones prácticas.


“No es posible que alguien pueda hacer eso”, ¿Lo estará imaginando? Estas
pueden ser algunas reacciones cuando los relatos de las mujeres víctimas de
violencia tocan nuestras fibras más sensibles. Tener la capacidad de asombro es
importante pero además enfocarla en cuanto se define un cierto peligro para la
víctima de violencia, pues pasar por alto algunos detalles del relato puede hacer la
diferencia entre la vida y la muerte para una persona en situación de violencia.
Esa primera idea que surgió en nosotros debemos transformarla “esa persona es
capaz de cualquier cosa” y de esta manera perfilar las acciones para salvaguardar
la integridad de la persona víctima de violencia. A través de la escucha del relato
vamos identificando lo que indica peligro, por ejemplo: presencia de armas en
casa, abuso de sustancias, antecedentes de violencia extrema como cortaduras,
intentos de asfixia, lesiones con objetos contundentes. Si bien con el tiempo uno
va desarrollando cada vez más estas capacidades, de entrada se requiere sentido
común.

95
Capacidad de separar sus ideas, creencias e ideologías para no invadir o
confundir las de las consultantes.
Es muy recomendable tener un proceso de auto reflexión acerca de las propias
creencias y actitudes que justifican, minimizan o toleran la violencia y
especialmente aquellas que culpan y denigran a las mujeres maltratadas, pues al
culparlas nos convertimos también en agresores y revictimizamos a quien por fin
en uno de varios intentos acude buscando ayuda profesional. Si bien en la
institución de referencia no hay un espacio formal, el equipo se organiza para ir
comentando los casos y de mutuo acuerdo vamos señalando aquello que debió
seguir otra dirección. Una dificultad es que al no ser un espacio formal hay
profesionistas que no analizan sus intervenciones y no se puede confiar que todo
el personal desarrolla adecuadamente éstas habilidades.
Confidencialidad.
No es posible divulgar información acerca de los casos que son atendidos, por un
lado para proteger la integridad de las personas y por otra parte la persona
consultante debe tener la seguridad de lo que dice permanece en un pacto de
confidencialidad de lo contrario perderá la confianza. Es una excepción cuando
como profesionistas nos enteramos de una situación que pone en riesgo la
integridad de menores de edad puesto que al no tener los elementos para solicitar
la ayuda requerida debemos auxiliar proporcionando una salida viable aun cuanto
se tenga que romper éste principio de confidencialidad, debe entenderse que es
por un bien mayor.

Apertura al cambio y trabajo en equipo.


Un equipo integrado puede proveer una red de apoyo más estable y confiable no
solo para las víctimas de violencia sino para todos y cada uno de los
profesionistas que ahí laboran pues la atención de casos de violencia puede
generar estrés y el equipo de trabajo puede proporcionar un elemento de
contención.
Desde la consigna de no revictimizar, sabemos que en cuanto un caso lo requiere
debemos abordar el caso en compañía de una abogada, o en el caso de otras

96
profesionistas en compañía de una psicóloga; ya sabemos de antemano los
procedimientos y que le toca a cada una para la atención del caso. El resto de los
profesionistas apoyan según las características de cada caso, no hay nada escrito,
todo se va conformando en la práctica.

Conocimiento de las funciones de los diferentes departamentos.


La atención a víctimas de violencia requiere de un manejo multidisciplinario y en
ese sentido el psicólogo social debe conocer perfectamente cómo operan el resto
de las áreas de la institución y en general del resto de instituciones del sector
público y privado de tal manera que en un momento dado pueda referir al servicio
o institución que requiera el caso. Al conocer la manera en que operan la
consultante se entera de domicilio, horarios de atención, números telefónicos,
criterios de atención e inclusive puede hacerse una referencia institucional y un
contacto telefónico para explicar el caso y que puedan darle la atención requerida
de forma inmediata.
Capacidad de establecer y aceptar límites.
El psicólogo social debe establecer claramente los limites dentro de los cuales se
desenvuelve su trabajo en varios sentidos, por un lado, no puede permitir que las
personas consultantes le demanden más de lo que profesionalmente puede hacer
y por otra parte no debe permitir que la institución sobrepase los límites de lo que
debe hacer en base a los criterios para los cuales fue contratado. De forma
recíproca debe ser capaz de aceptar los límites que las consultantes establezcan
en virtud de sus demandas de servicio y alternativas de solución.

Alta tolerancia a la frustración.


Trabajar con situaciones que ponen de manifiesto las acciones más brutales de
las que es capaz el ser humano, o enfrentar una estructura social desigual que
permite veladamente las acciones de violencia puede generar alta frustración en
quienes están de frente a las personas víctimas de violencia, es necesario saber
que no siempre se tienen los mejores resultados pues no depende sólo de quien
atiende el caso sino de una estrategia en la que deben intervenir autoridades,
diferentes instituciones y un tejido social que por ahora esta laxamente bordado.
97
Asumir la responsabilidad de su persona.
Esto implica no sólo hacerse cargo de la revisión de la propia historia de violencia,
en caso de que así fuera, sino también reconocer las capacidades y limitaciones
así como la búsqueda de un espacio terapéutico con la finalidad de evitar el
fenómeno de traumatización vicaria. El atender casos de violencia se entiende
como una profesión de alto riesgo por los efectos que pueden revertirse hacia las
propias personas del equipo de profesionistas que atienden a víctimas, por lo tanto
hay que accionar factores protectores de manera individual y colectiva.

En la práctica. Sistema de intervención.


Al trabajar en una institución atendiendo a víctimas de violencia, la gama de
casos que requieren atención es múltiple y variada, se recomienda leer la
LGAMVLV pues en ella se definen de manera clara y puntual los diferentes tipos y
modalidades de violencia. Algunos ejemplos son los siguientes:

Lucy de 21 años de edad, llega a la Yolanda de 45 años, acude


unidad de atención procedente de Sonora, visiblemente triste, cansada del trato
viene huyendo de su agresor quien la que recibe de su pareja, quiere salir de
golpea en el vientre, ella está embarazada, la relación pero no sabe cómo, ella
ya anteriormente perdió un bebe al ser pregunta ¿cómo le explico al ministerio
brutalmente golpeada por su pareja. Trae público que el delito es que mi esposo
de la mano un pequeño de tres años y una acabó con mis sueños?
bolsa con apenas una muda de ropa.

Leticia de 19 años de edad llega Carmen de 58 años de edad,


acompañada de su familia. Ella acude a una asesoría económica
fue raptada por su novio, pero de pronto se ve inundada
escondida y encerrada durante por un llanto incontenible.
varios días mientras era violada Recuerda que lleva 20 años
sistemáticamente, logra huir y buscando a su hija.
llamar a su familia para que vayan
por ella.

Como puede observarse cada caso es diferente y cada uno de ellos conlleva su
propia dinámica y complejidad, en tanto también los recursos que tienen y sus
98
demandas son únicos y particulares. En cualquiera de los casos el primer paso es
la recepción y la entrevista inicial en donde se trata de brindar a la persona
seguridad en los servicios que ofrece la Institución, dar contención, e identificar y
clarificar sus necesidades, prioridades y las expectativas respecto a la Institución.
De este primer paso puede establecerse si es en efecto un caso de violencia que
la institución puede atender; en caso contrario, es necesario referir a la instancia
competente.
En el primer caso, se continúa entonces con la atención psicológica, legal o
asistencial que se requiera, se elabora para ello un plan de acción oportuno y
acorde a la situación real.
 Lo primordial es valorar el nivel de riesgo a través de la historia de violencia
que ha vivido la persona, gravedad, intensidad y frecuencia de los actos de
violencia, características del agresor, vulnerabilidad de la usuaria y redes
de apoyo.
 Se elabora un plan de seguridad personalizado acorde con la situación.
 Se plantea un plan de trabajo según las necesidades psicológicas, legales o
asistenciales, por ejemplo si está en crisis y necesita contención o si desea
apoyo para disminuir su angustia y clarificar sus ideas. En el aspecto legal
si requiere de una medida de protección legal para recuperar hijos o
documentos. Y en al ámbito de lo asistencial, valorar si requiere atención
médica o albergue. O en caso de que no se trata de una situación de
urgencia se programan citas subsecuentes para la atención integral del
caso.

De esta manera en el caso de Lucy, se observa que no cuenta con redes de


apoyo, puesto que viene huyendo y en su lugar de origen se queda su única
familia. Ella necesita entonces atención médica para valorar el daño físico a ella y
a su bebe y un albergue en donde pueda estar con su hijo y seguir recibiendo la
atención psicológica que le permita desarrollar estrategias de afrontamiento, por
lo tanto luego de la entrevista hay que elegir el hospital más cercano o bien el
ministerio público más cercano para que un médico legista atienda y documente la

99
gravedad de las lesiones. Al mismo tiempo el psicólogo social debe hablar al
albergue y verificar si hay lugar para la mujer y su pequeño hijo. También deberá
conformar el expediente para que pueda ser recibida en el albergue. La tarea del
psicólogo social culmina hasta que reciben a la mujer en el albergue, ya que de
ahí en adelante dicha institución acoge y resuelve el caso.

En el caso de Lety, el panorama es distinto cuenta con su familia como red de


apoyo, en éste caso el plan de acción incluye la canalización a una unidad de
atención médica para que valoren la posibilidad de un tratamiento profiláctico ante
infecciones de transmisión sexual y valorar la posibilidad de embarazo, también
requiere asesoría legal para iniciar una demanda por los delitos de secuestro y
violación. Y desde al ámbito psicológico la atención de especialistas en la
atención a víctimas de violencia sexual. Es importante establecer un vínculo con
la usuaria a fin de dar seguimiento al caso y apoyar en cualquier situación
emergente.
Carmen requiere de una atención en crisis, está desbordada, pero no está en
peligro su vida, no tiene un agresor en casa y ha hecho todo lo posible a su
alcance para buscar a su hija quien desapareció hace algunos años al huir con su
pareja quien presuntamente es un agresor. En éste caso lo mejor es escuchar
empáticamente, permitir el desahogo y después junto con ella valorar la
posibilidad de que se incluya en un espacio de reflexión en donde pueda
compartir su experiencia con otras mujeres que están pasando por situaciones
similares y en donde encuentre un eco de su propio dolor, así mismo encontrará
algunas posibles alternativas de acción ensayadas ya por el grupo.

Finalmente Yolanda representa la experiencia de muchas mujeres que viven


atrapadas en una relación donde la violencia es psicoemocional: celotipia, control
de amistades y actividades. Yolanda requiere de un proceso terapéutico que le
permita identificar cómo y porqué esta una relación de violencia y que además le
ayude a encontrar los elementos que necesita para salir de dicha situación, en
éste caso se trabaja con ella la importancia de iniciar dicho proceso y se hace la

100
canalización correspondiente. Como puede observarse, cada caso plantea una
estrategia o plan de acción diferente, así mismo en cada caso ponemos en
práctica las habilidades explicadas anteriormente, por ejemplo, sería imposible
brindar una buena atención si se culpabiliza a Lety por no identificar las
intenciones de su novio, o si ponemos en duda el relato de Carmen, o si no
sabemos a qué hospital o albergue podemos enviar a Lucy.

¿Y la prevención?
Como ya mencionamos la violencia de género, genera consecuencias graves
para el desarrollo integral de las personas, hay mucho qué hacer al respecto no
sólo en la atención sino también la prevención de dicha problemática. De tal suerte
que el psicólogo social puede contribuir generando dispositivos de reflexión y
análisis de la problemática, de sus causas y de las alternativas de atención.

Dichos dispositivos deben ser elaborados para diferentes poblaciones por ejemplo
para jóvenes, mujeres trabajadoras o mujeres dedicadas al hogar, profesores o
personal de atención médica. En cada caso la información y la manera en que se
trabaja es diferente, por ejemplo con jóvenes hay que ayudarles a identificar si en
sus noviazgos hay violencia y en su caso, brindar herramientas para salir de esas
relaciones destructivas. Las metodologías lúdicas son muy apropiadas para el
trabajo con población juvenil.

Con servidoras/es públicos hay que generar primero un proceso de sensibilización


y después las herramientas metodológicas y conceptuales para la atención de
mujeres víctimas de violencia. Si se trata de personal que ya atiende a víctimas
de violencia, entonces se generan espacios de intercambio de experiencias con la
finalidad de compartir lo que ha sido exitoso y lo que no lo ha sido; se intenta
generar nuevas estrategias de intervención y analizar los retos que surgen y
deben enfrentarse.
En cualquiera de los casos es de suma utilidad elaborar una carta descriptiva o
guía de instrucción, en donde se definen objetivos, temas, tiempos, recursos

101
didácticos, y materiales. De esta manera se tienen perfectamente organizadas las
intervenciones. (Véase cuadro 2)

Es recomendable hacer una evaluación al final de cada evento (taller, conferencia,


curso, etc.) con la finalidad de identificar si los conceptos fueron claros, si las
técnicas de intervención y el tiempo son los adecuados, en caso contrario habrá
que hacer los ajustes pertinentes.

Un día en la atención de casos de violencia.

Desde el inicio mismo de mis actividades en esta institución hubo un constante


planteamiento de retos por superar. No sólo es la problemática de violencia, el
saber que acuden personas con casos extremos de maltrato. Además de ello,
está la violencia estructural que nos impone mucho que hacer y nos muestra los
pocos recursos que se generan para tal fin. Es decir en éste como en otros
campos hay momentos en que, por más que nos esforcemos, podemos sentir
mucho desaliento. Por otra parte las más de las veces se experimenta una
sensación de estar en el camino correcto, el camino en el cual podemos aportar
mucho y me refiero al hecho de tener la oportunidad de acompañar a una persona
en un proceso doloroso de reconocimiento de su historia de violencia y la
satisfacción de ver que las personas descubren sus propios recursos y se
empoderan a tal grado de poner fin a esa historia de violencia.
Esas han sido mis reflexiones día a día. Puedo ahora compartir una de tantas
experiencias, elijo un caso que significo todo un esfuerzo, lo elijo porque nos
muestra tanto las debilidades como las fortalezas que en un momento dado nos
permiten seguir construyendo en ese camino antes mencionado.
Es un día como tantos, por la mañana tengo sesión con un grupo de reflexión y
más tarde tengo citas agendadas. Aproximadamente a las 12 del día se presenta
en la unidad una promotora de atención ciudadana, en una de sus actividades
encuentra a una joven de 19 años que está vagando por las calles, al abordarla la
joven le comenta que se salió de su casa porque recibe violencia por parte de su

102
familia. La promotora decide llevarla a la unidad para que le busquemos un
albergue. El primer contacto fue conmigo, durante la entrevista relata los episodios
de violencia que ha sufrido por parte de hermanos y de su madre, muestra signos
de maltrato y comenta que no es la primera vez que sale de su casa por la misma
circunstancia. No hay otras redes de apoyo, es habitante del estado de México y
además se trata de una paciente psiquiátrica con uso de medicamento controlado.

El panorama empieza a complicarse el mejor albergue que tenemos no acepta


pacientes psiquiátricas pues ello pone en riesgo al resto de la población y no
cuentan con atención psiquiátrica. Por otra parte la usuaria estuvo antes en un
albergue en el cual podría ser aceptada dadas sus características, pero ella refiere
haber vivido una situación de acoso sexual por parte del personal de vigilancia por
lo que se rehúsa a volver a estar en dicho albergue.

Así empieza nuestra búsqueda de albergue, no es fácil pues además de asegurar


que el albergue tenga un lugar disponible debemos hacer los trámites
correspondientes; tanto las abogadas como la coordinadora se suman a la
búsqueda, todo se va complicando al grado de que tuvimos que salir de la unidad
resguardadas por personal de vigilancia para llevar a la joven a la Comisión de
Derechos Humanos y después a la agencia del ministerio público para hacer la
denuncia correspondiente. Este acompañamiento terminó aproximadamente a las
9:30 de la noche. La joven se quedó en la procuraduría de justicia en donde
retomaron el caso. Es obvio que al inicio del día no imaginaba que se presentaría
un caso de esa naturaleza, pero al final del día hicimos lo que debíamos hacer y
puedo decir que no fue el caso más complicado que hayamos atendido; pero en
este ejemplo destacó la participación de todo el equipo de trabajo y además la
apertura de otras instituciones para colaborar en la resolución.

Hay mucho que decir acerca del quehacer institucional en ocasiones las
instituciones son un marco de protección para nuestras actividades pero en otros
casos pueden ser un obstáculo sin la intención de serlo, y en ese caso hay que

103
valerse de todas nuestras habilidades y capacidades que tenemos para resolver
de manera adecuada.

A modo de conclusión.
Hasta aquí he tratado de brindar un resumen del amplio panorama de intervención
del psicólogo social en el ámbito de la atención a víctimas de violencia de género.
Esta información orienta por supuesto, pero no agota ni el marco teórico de
referencia ni los procedimientos, se invita a profundizar en el tema de violencia de
género a través de diversas lecturas y experiencias tanto de instituciones como de
otros profesionistas. Así mismo este trabajo me brinda la oportunidad para hacer
una cordial invitación para que tú psicólogo/a social te involucres en una causa
que a todas y todos nos convoca y hagas posible que el derecho a una vida libre
de violencia tenga eco en la realidad cotidiana de todas y cada una de las
personas.

104
Cuadro 2. Ejemplo de carta descriptiva.

Nombre de la
Ej. Prevención de violencia en el noviazgo
actividad:
Son la descripción de la conducta determinada que se espera del participante al
Objetivo General de la término del curso, se expresa en términos de conocimientos, habilidades y
actividad: actitudes.

Tipo de población al que Ej.


va dirigido: Estudiantes
Tipo de evento Ej. Taller de la
preparatoria

OBJETIVO
S TECNICA
RECURSOS
TEMA PARTICUL ACTIVIDAD INSTRUCCION TIEMPO
DIDÁCTICOS
ARES AL

Los temas Son un conjunto de acciones


se llevadas a cabo por el
presentan facilitador/a y/o las y los
organizado participantes, constituyendo
s Expresan una unidad básica dentro del
jerárquicam resultados proceso de enseñanza- Técnica/Dinámi
Materiales a utilizar
ente según parciales, aprendizaje. Son un ca a través de
para cada una de las
procedimiento lógico la cual se
cierto se actividades de
metodológico que describe abordara el
criterio subordinan enseñanza
de forma detallada cómo se tema
establecido al objetivo aprendizaje.
llevará a cabo el abordaje planteado.
por ejemplo general. de los temas. Se detallan las
de lo más tareas del facilitador/a y de
básico a lo las/os participantes
más equilibrando los aspectos
complejo. teóricos y prácticos.

Ejemplo

Que las y los


participantes La facilitadora/ organiza al Formatos con
Violen grupo por equipos y da las situaciones a
identifiquen los Dramatizació
cia de instrucciones para que 60 min. representar
tipos y n.
género lleven a cabo una Hojas de rota folio
modalidades de representación. marcadores
la violencia
Fuente: adaptación (Instructivo para el diseño de cursos de capacitación de la SEP)

105
Referencias.
Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. (1979).
Convención para eliminar todas las formas de discriminación contra las
mujeres (CEDAW). México: INMUJERES. Recuperado de
http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100911.pdf
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en crisis. Serie Género y Salud Pública No.1. Organización Panamericana
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acceso de las mujeres a una vida libre de violencia. Diario Oficial de la
Federación, 1 de febrero.
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Corsi, J. (Comp.): Maltrato y abuso en el ámbito doméstico: fundamentos
teóricos para el estudio de violencia en las relaciones familiares, pp. 15-40.
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herramienta didáctica para la capacitación en la administración pública. En:
Violencia contra las mujeres: un obstáculo crítico para la igualdad de
género, Vol. 4. México: INMUJERES.
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México: INMUJERES.
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de capacitación dirigida a docentes multiplicadoras y multiplicadores. T. II.
México. GDF.
Organización de los Estados Iberoamericanos. (1994). Convención Interamericana
para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres “Belén
do Pará”, Washington D.C. Recuperado de
http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-61.html

106
Vila, C. (2005). Traumatización vicaria. Las implicaciones de la violencia familiar
para los profesionales. Edición digital. Recuperado de
www.saludactiva.org.ar/congreso/trabajos_2005/traumatización%vicaria.doc
Walker, L. (1989). Learned helplessness and the cycle of violence. En Terrifying
love: why battered women kill and how society response. Nueva York:
Harper Perenial.

107
Capítulo 6. La violencia que se construye. Ma. Irene Silva Silva

La violencia ha sido utilizada como medio para poder vivir en sociedad, puesto que
sin ella todo sería un caos y no podría haber organización, aunque varios tipos de
violencia que se han legitimado para la regulación de la vida en sociedad también
han afectado en gran medida a algunos actores específicos dentro de esta misma,
como ejemplo se podría tener esa superioridad legitimada por parte del hombre
hacia la mujer, principalmente en el ámbito del hogar donde ésta tenía que verse
sometida ante él, puesto que si no era así, este podía valerse de cualquier medio
para doblegarla sin que nadie pudiera decir nada. En donde la violencia contra las
mujeres se creía de carácter privado, es decir que era un asunto personal y se
tenía que resolver en el contexto familiar; era entendida como un “derecho” de los
hombres, como algo normal e incluso legítimo, por tanto, ni el gobierno ni otras
instituciones debían intervenir y entonces la mujer debía permanecer con su
agresor aun acosta de su propia seguridad y bienestar.
Segura (2012) considera que la violencia, específicamente la violencia de género,
se ha convertido en un problema de salud pública y de violación a los derechos
humanos; y en efecto, tan es así que tanto la Organización Mundial de la Salud
(OMS), como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), desarrollan
una definición y tipificación en torno a la violencia. Incluso se crea una Ley
General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV).

Definiendo la violencia
La definición y tipificación de la violencia que se presenta en el Informe mundial
sobre la violencia y la salud (2005) no proporciona una clasificación rigurosa, sin
embargo es un instrumento útil para comprenderla.
En el 2005, la OMS definió la violencia como el uso intencional de la fuerza o el
poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un
grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones,
muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. Definición que

108
vincula la intención con la comisión del acto mismo, independientemente de las
consecuencias que se producen. En este sentido se excluyen los incidentes no
intencionales, como son la mayor parte de los accidentes de tráfico y las
quemaduras. La inclusión de la palabra “poder”, además de la frase “uso
intencional de la fuerza física”, amplía la naturaleza de un acto de violencia así
como la comprensión convencional de la violencia para dar cabida a los actos que
son el resultado de una relación de poder, incluidas las amenazas y la
intimidación.
Decir “uso del poder” también sirve para incluir el descuido o los actos por
omisión, además de los actos de violencia por acción, más evidentes. Por lo tanto,
desde la óptica de la OMS se plantea que debe entenderse que “el uso intencional
de la fuerza o el poder físico” incluye el descuido y todos los tipos de maltrato
físico, sexual y psíquico, así como el suicidio y otros actos de autoagresión.
Definición que cubre una gama amplia de consecuencias, entre ellas los daños
psíquicos, las privaciones y las deficiencias del desarrollo. Esto refleja el
reconocimiento cada vez mayor, por parte de los investigadores y los
profesionales, de la necesidad de incluir los actos de violencia que no causan por
fuerza lesiones o la muerte, pero que a pesar de todo imponen una carga
sustancial a los individuos, las familias, las comunidades y los sistemas de
asistencia sanitaria en todo el mundo.
Numerosas formas de violencia contra las mujeres, los niños y los ancianos, por
ejemplo, pueden dar lugar a problemas físicos, psíquicos y sociales que no
necesariamente desembocan en lesión, invalidez o muerte. Estas consecuencias
pueden ser inmediatas, o bien latentes, y durar muchos años después del maltrato
inicial. Por lo tanto, definir los resultados atendiendo en forma exclusiva, a la lesión
o la muerte limita la comprensión del efecto global de la violencia en las personas,
las comunidades y la sociedad en general.
La definición lleva implícitos otros aspectos de la violencia que no se enuncian en
forma explícita. Por ejemplo, la definición incluye implícitamente todos los actos de
violencia, sean públicos o privados, reactivos (por ejemplo, una provocación) o

109
activos (que son decisivos para lograr resultados más favorables para el agresor o
para anticiparse a ellos) y tanto si tienen carácter delictivo como si no lo tienen.
Entonces, la violencia es el resultado de interacciones entre factores que
concurren en cuatro niveles: individual, relacional, comunitario y social.
a) En el individual, la historia personal y los factores biológicos influyen en la
manera en que se comportan los individuos y en las probabilidades que tienen de
convertirse en víctimas o perpetradores de actos violentos. Son ejemplos de estos
factores el abuso del alcohol, la experiencia del maltrato en la infancia y los
trastornos psíquicos o de personalidad.
b) En el relacional, como las mantenidas con la familia, los amigos, la pareja y los
compañeros, también pueden influir el riesgo de convertirse en víctima o
perpetrador de actos violentos. Entre estos factores se incluyen la crianza
deficiente de los hijos, los problemas conyugales y las amistades violentas.
c) En el comunitario, es en los que se desarrollan las relaciones sociales, por
ejemplo la escuela, el vecindario y el lugar de trabajo, donde se constituyen
entornos favorables o desfavorables a la violencia. En este nivel, los factores de
riesgo incluyen la pobreza, la tasa de desempleo y la densidad de población.
d) En el social, influyen en el fomento o la inhibición de la violencia, e incluyen los
niveles de desigualdad por razones sociales, económicas y de sexo, las redes de
seguridad económica insuficientes, la aplicación deficiente de la legislación, y las
normas culturales sobre la violencia.

Tipologización de la violencia
Los tipos de violencia que se presenta en el Informe mundial sobre la violencia y la
salud (2005) se divide en tres tipos básicos: auto infligida, interpersonal y
colectiva.
1. Auto infligida, es aquella que comprende el comportamiento suicida y las
autolesiones. El primero incluye pensamientos suicidas, intentos de suicidio —
también llamados “parasuicidio” o “intento deliberado de matarse” en algunos
países— y suicidio consumado. Por contraposición, el automaltrato incluye actos
como la automutilación.

110
2. La interpersonal se divide en dos subcategorías:
• Violencia familiar o de pareja: esto es, la violencia que se produce sobre todo
entre los miembros de la familia o de la pareja, y que por lo general, aunque no
siempre, sucede en el hogar.
• Violencia comunitaria: es la que se produce entre personas que no guardan
parentesco y que pueden conocerse o no, y sucede por lo general fuera del hogar.
En el primer grupo se incluyen formas de violencia, como el maltrato de los
menores, la violencia contra la pareja y el maltrato de las personas mayores. El
segundo abarca la violencia juvenil, los actos fortuitos de violencia, la violación o
ataque sexual por parte de extraños y la violencia en establecimientos como
escuelas, lugares de trabajo, prisiones y hogares de ancianos.
3. La colectiva, se subdivide en violencia social, violencia política y violencia
económica. A diferencia de las otras dos categorías generales, las subcategorías
de la violencia colectiva indican los posibles motivos de la violencia cometida por
grupos más grandes de individuos o por el Estado.
a) La violencia colectiva infligida para promover intereses sociales sectoriales
incluye, por ejemplo, los actos delictivos de odio cometidos por grupos
organizados, las acciones terroristas y la violencia de masas.
b) La violencia política incluye la guerra y otros conflictos violentos afines, la
violencia del Estado y actos similares llevados a cabo por grupos más grandes.
c) La violencia económica comprende los ataques por parte de grupos más
grandes motivados por el afán de lucro económico, tales como los llevados a cabo
con la finalidad de trastornar las actividades económicas, negar el acceso a
servicios esenciales o crear división económica y fragmentación.
Evidentemente, los actos cometidos por grupos más grandes pueden tener
motivos múltiples. Estas tres categorías generales se subdividen a su vez para
reflejar tipos de violencia más específicos (ver diagrama 1).

111
Diagrama 1. Tipos de Violencia

Fuente: Tipología de la Violencia según el Informe mundial sobre la violencia y la


salud (2005)

Existe otra tipologización en torno a la Violencia, la cual se retoma para el


presente trabajo debido a que se rescata la idea de violencia doméstica,
establecida por la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia (2012), quien la clasifica en modalidades y tipos. En el título segundo,
capítulo primero de esta ley se describen los tipos de violencia psicoemocional,
física, patrimonial, económica, sexual, contra los derechos reproductivos y la

112
violencia feminicida. Se aclara que aunque se especifican de manera separada,
estos tipos de violencia pueden ocurrir de manera simultánea.
1. Violencia Psicoemocional, es toda acción u omisión dirigida a desvalorar,
intimidar o controlar sus acciones, comportamientos y decisiones, consiste en
prohibiciones, coacciones, condicionamientos, intimidaciones, insultos, amenazas,
celotipia, desdén, indiferencia, descuido reiterado, chantaje, humillaciones,
comparaciones destructivas, abandono o actitudes devaluatorias, o cualquier otra,
que provoque en quien la recibe alteración autocognitiva y autovalorativa que
integran su autoestima o alteraciones en alguna esfera o área de su estructura
psíquica.
2. Violencia Física, es toda acción u omisión intencional que causa un daño en
su integridad física.
3. Violencia Patrimonial, es toda acción u omisión que ocasiona daño o
menoscabo en los bienes o inmuebles de la mujer y su patrimonio; también puede
consistir en la sustracción, destrucción, desaparición, ocultamiento o retención de
objetos, documentos personales, bienes o valores o recursos económicos.
4. Violencia Económica, es toda acción u omisión que afecta la economía de
la mujer, a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus
percepciones económicas, en la restricción, limitación y/o negación injustificada
para obtener recursos económicos, percepción de un salario menor por igual
trabajo, explotación laboral, exigencia de exámenes de no gravidez, así como la
discriminación para la promoción laboral.
5. Violencia Sexual, es toda acción u omisión que amenaza, pone en riesgo o
lesiona la libertad, seguridad, integridad y desarrollo psicosexual de la mujer,
como miradas o palabras lascivas, hostigamiento, prácticas sexuales no
voluntarias, acoso, violación, explotación sexual comercial, trata de personas para
la explotación sexual o el uso denigrante de la imagen de la mujer.
6. Violencia contra los Derechos Reproductivos, es toda acción u omisión que
limite o vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y voluntariamente sobre
su función reproductiva, en relación con el número y espaciamiento de los hijos,
acceso a métodos anticonceptivos de su elección, accesos a una maternidad

113
elegida y segura, así como el acceso a servicios de aborto seguro en el marco
previsto por la ley para la interrupción legal del embarazo, a servicios de atención
prenatal, así como a servicios obstétricos de emergencia.
7. Violencia Feminicida, es toda acción u omisión que constituye la forma
extrema de violencia contra las mujeres producto de la violación de sus derechos
humanos y que puede culminar en homicidio u otras formas de muerte violenta de
mujeres.
Dado que cuando tratamos de referirnos al problema social caracterizado por las
distintas formas que adopta la violencia hacia las mujeres en el contexto de la
cultura patriarcal, surgen una serie de términos que aparentemente se superponen
y que plantean permanentes dudas en relación a la pertinencia de su aplicación:
así, en la literatura especializada coexisten denominaciones tales como violencia
de género, violencia doméstica, violencia familiar, violencia intrafamiliar, etc.
Específicamente, con respecto a la violencia de género, en cualquiera de sus
expresiones es una realidad que viven muchas mujeres en el mundo; lastima,
debilita y puede llegar a romper esas redes que conforman nuestro interior, así
como también las relaciones que se integran afuera con la familia, los vecinos, en
la escuela, en el trabajo, con las amistades, etc. Pero este tipo de violencia no
proviene de la nada pues tiene sus orígenes en una gran variedad de aspectos
culturales relacionados con la construcción y reconstrucción de las identidades
femenina y masculina, la asignación de roles diferenciados y auto excluyentes
entre hombres y mujeres, así también como la valoración discriminada de la
femineidad y masculinidad ; y esto ha dado como consecuencia el desarrollo de
diferentes formas coercitivas de control y segregación las cuales se muestran en
un amplia gama de acciones , entre las que se manifiestan en expresiones
violentas (Valdez,2004).

Violencia doméstica
La Violencia doméstica, entendida como una de las formas de la Violencia de
Género: la que se desarrolla en el espacio doméstico (concepto que no alude
exclusivamente al espacio físico de la casa o el hogar). Así, entendemos por

114
espacio doméstico al delimitado por las interacciones en contextos privados. De
ese modo, puede caracterizar una relación de noviazgo, una relación de pareja,
con o sin convivencia, o los vínculos con ex parejas.
En tanto subforma de la Violencia de Género, los objetivos de la violencia
doméstica son los mismos: ejercer control y dominio sobre la mujer para conservar
o aumentar el poder del varón en la relación. Las manifestaciones en conductas y
actitudes son muy variadas, incluyendo el maltrato físico, el abuso sexual, el
abuso económico, el abuso ambiental, el maltrato verbal y psicológico y el
chantaje emocional entre otras manifestaciones. Por lo que las consecuencias son
siempre un daño en la salud física, psicológica y social de la mujer, un deterioro de
sus derechos humanos y un riesgo para su vida Corsi (s/f).
La violencia doméstica y sexual es un problema multidimensional y complejo que
entre otras importantes variables implicadas se ha ido construyendo
socioculturalmente a través de un aprendizaje social enraizado a una lógica de
desigualdad de género que reproduce la violencia jerárquica de poder.
Se da un peso específico al vínculo socio simbólico que se forma entre el género y
la violencia. Esto es, cada uno de nosotros pertenecemos a uno u otro sexo en el
que somos clasificados y divididos.
Según las diferencias sexuales en hombres y mujeres. Esto es un hecho biológico
que vehicula la construcción de un sistema de creencias, expectativas, valores,
prácticas y comportamientos a cerca de lo que debe o no corresponder al sexo
masculino y al femenino.
Ser hombre y mujer en el mundo significa coexistir tensionalmente dentro de una
compleja red de sexo/género establecida socialmente sobre la base de las
diferencias sexuales:
1) Como hombres y mujeres se nos asigna a un sexo o a otro, claro de
acuerdo a nuestra condición biológica que nos diferencia; entendiendo por sexo
los agrupamientos de los humanos en las categorías “hombres y mujeres”,
teniendo como fundamento la diferenciación biológica (Eagly,1987).
2) A partir de la condición sexuada se asigna la diferenciación del género en
masculino y femenino, convirtiéndose el género en uno de los ejes ordenadores de

115
las relaciones sociales, entendiendo por género la atribución y transformación
sociosimbólica de las diferencias sexuales, trastocadas en relaciones sociales
desiguales y asimétricas de poder entre hombres y mujeres, según el contexto
histórico social y cultural dominante.
Al respecto Lamas (1995) plantea que en cada cultura la diferencia sexual es la
constante alrededor de la cual se organiza la sociedad, en esta oposición binaria
hombre – mujer, la cual es un punto nodal en la trama de los procesos de
significación, instaurando una simbolización de todos los aspectos de la vida: el
género. Simbolización cultural de la diferencia anatómica que adquiere forma en
un conjunto de prácticas, ideas, discursos y representaciones sociales que dan
atribuciones a la conducta objetiva y subjetiva en las personas en función de su
sexo.
En este tenor, Cabral (1997), considera el Género como una construcción social
(masculino y femenino), a partir de cuyas diferencias se establecen profundas
desigualdades e injusticias sociales entre hombres y mujeres; cuyo devenir
sociocultural revela una historia de relaciones de dominación a la que subyace una
lógica de poder que es androcéntrica, patriarcal y sexista.
Por lo que, desde una óptica determinista, el sexo ha biologizado los
comportamientos dentro de una visión esencialista de principios universales,
absolutos e inmutables a cerca de la naturaleza de la mujer en su condición del
“eterno femenino” y la “naturaleza” del hombre en su condición de atributos
masculinos; llevando a una idea de medicalización del sexo; esto es expresiones
en las nociones clásicas que se tienen a cerca de lo que es considerado como
enfermedad, desviación, normalidad y anormalidad. Legitimada en la
institucionalización de los saberes científicos.
Conceptualización que resulta insuficiente y reduccionista para dar cuenta de la
complejidad del sexo biológico y de su construcción social.

Construcción social del Sexo y el género


Al nacer hombres o mujeres y estar inmersos en una familia, en una comunidad o
en un país determinado, pero sobre todo en un tejido social de prácticas y

116
relaciones humanas, en donde funcionamos bajo esquemas coherentes de
organización social, en donde hemos erigido creencias, normas, costumbres,
valores, expectativas, roles, leyes y modos de pensar sentir y actuar, que toda
persona tiene que aprender haciéndolas suyas y en esta medida devenimos como
seres sociales.
Así, vamos asimilando una cultura que al integrarla a nuestra personalidad nos
permite adaptarnos a nuestro entorno sociocultural. Estos son procesos de orden
cultural, psicológico y social que van conformando nuestras trayectorias de vida e
identidades genéricas, muy difícil de evitar dentro de la red sexo – género ligado al
imperativo social en la conformación individual y colectiva del ser humano.
Entonces, el sexo es el referente básico para establecer las diferencias sexuales,
de modo que el sexo deviene género, en un proceso de construcción
sociosimbólico constitutivo de la organización de las relaciones sociales en
general, con el mismo estatus de etnia, clase social, edad y generación entre
otras, y está fundamentado en la socialización diferencial; así, el género es el
referente primario a partir del cual se define y evalúa a la mujer y al hombre.
Mientras que el sexo es, la expresión que instituye las diferencias sexuales, el
género deviene en el ejercicio de un diferencial de poder que nuclea las relaciones
sociales. Por tanto llevamos la impronta de una estructura jerárquica de
relaciones de dominación, que interviene desde el interior mismo de nuestro
proceso de desarrollo cognitivo – afectivo y conductual en la construcción de la
masculinidad y la feminidad.

Construcción social del ser hombre y mujer


Los procesos de aprendizaje social son diferenciados para niños y niñas, los
valores, expectativas y roles son distintos y transmitidos de forma diferencial
según el sexo de pertenencia y asignación en donde hombres y mujeres
interiorizan mensajes y representaciones sociales diferentes, que los acaban
convirtiendo en actores sociales con dos cosmovisiones del mundo, que a la larga
los va distanciando en dos subculturas que se oponen y conflictúan en una
relación hombre – mujer marcada por profundas desigualdades sociales.

117
En esta relación tipificada y diferenciada de hombre-mujer transmitida y
reproducida por la familia, la escuela, los grupos de pares, la iglesia, la comunidad
y los medios masivos de información, donde aún llevamos el peso cultural de las
tradiciones, costumbres, creencias, mitos y normas. En donde se da un
sometimiento de una educación de carácter sexista y estamos fijados a modelos
de masculinidad, construidos como referentes, para asignarles rasgos de
personalidad, atribuirles estereotipos sexuales, actitudes, valores, sentimientos,
emociones y pautas de comportamientos que les demandan ser: fuertes,
inteligentes, activos, productivos, independientes, seguros, competitivos; más aún
le exigen responder agresivamente. A entrenarse en actividades “propias de los
hombres” como luchar, ganar, atacar, mirar, tocar, conquistar, vencer, dominar,
controlar, a expresar su sexualidad vinculada al machismo, a estar motivado por el
logro, el éxito, a tomar decisiones, a orientarse hacia la vida pública y la
realización social, a ser proveedor, protector, servido y obedecido, a detentar el
poder, la fuerza y la violencia. No nos extrañe, entonces, que como bien lo ha
desarrollado Fuller (1997) que dentro de esta construcción de estereotipos y roles
asignados e impuestos por la cultura dominante se anide el machismo como una
manifestación paradigmática en América Latina.
Paradigma que expresa una exacerbación de rasgos y características atribuidas a
los hombres, en su condición sexual de macho, lo que le ha otorgado el privilegio
de ejercer fuerza, poder, control y dominio sobre la mujer, incluso, tomar
decisiones por ella y sobre ella, sobre su cuerpo, su sexualidad, sus actividades y
tiempo, coartando su libertad y autonomía.
En este tenor, el machismo se expresa en el deseo y la necesidad de afirmarse
constantemente como hombre ante los demás hombres y ante las mujeres, probar
la hombría y su virilidad en el deseo de posesión de la mujer a título de objeto y en
el ejercicio frecuente de su sexualidad, exhibiendo con orgullo sus infidelidades y,
porque no, sus hijos como productos de sus encuentros sexuales, sin que
necesariamente haya un compromiso afectivo y mucho menos, de responsabilidad
como jefe de familia y padre proveedor.

118
Vivencias de lo anteriormente planteado en la cotidianeidad de las mujeres, los
plantea Segura (2012):
…llega acompañada de su familia. Ella fue raptada por su novio, escondida y
encerrada durante varios días mientras era violada sistemáticamente, logra huir y
llamar a su familia para que vayan por ella… (Leticia, 19 años).
…llega a la unidad de atención procedente de Sonora, viene huyendo de su
agresor quien la golpea en el vientre, ella está embarazada, ya anteriormente
perdió un bebe al ser brutalmente golpeada por su pareja. Trae de la mano un
pequeño de tres años y una bolsa con apenas una muda de ropa... (Lucy, 21
años).
Así, al hablar de violencia una de las mejores aproximaciones es aportada en el
campo de la antropología, particularmente con un especialista en la antropología
política, Balandier (1989) uno de sus fundadores.
Balandier parte de una concepción hobbesiana, muestra cómo lo social se forma
“domesticando” la violencia y cómo toda forma de institución es un medio de
regularla. Por su perspectiva antropológica, él insiste en el carácter de los ritos,
normas y símbolos que hacen posible la vida social, “domesticando” la violencia,
planteando que el origen del derecho y la fundación y legitimación de los poderes
ha sido la operación simbólica por excelencia para dominarla por medio de las
técnicas, las normas y los ritos.
Partiendo de la anterior perspectiva, la violencia en México dirigida
específicamente hacia la mujer, ha sido generada por un contexto en donde un
factor muy importante como la cultura tiene una gran influencia, un tipo de cultura
donde la mujer tiene que estar subordinada al hombre puesto que él, tan solo por
el hecho de ser hombre es superior a ella; aunque se dice que esto ha cambiado,
sabemos que esto es relativo pues aunque las mujeres han ganado mucho
camino, en cuanto a derechos se refiere, y se les tome más en cuenta, aun no se
han podido quitar algunas ataduras que las siguen llevando no más allá de la
cocina o del cuidado de los niños.
Ideas, que aunque no nos gusten, siguen prevaleciendo tanto en la cabeza de
muchos hombres como desafortunadamente en la cabeza de algunas mujeres,

119
mujeres de todo tipo, con diferentes niveles de escolaridad, que pertenecen a
diferentes clases sociales, que habitan en diferentes zonas, tanto rurales como
urbanas; jóvenes y adultas.
Así, si bien es cierto que la violencia es una expresión evidente y extrema del
machismo, en el cual una serie de actitudes sutiles subordinan y relegan a las
mujeres a un segundo plano y que son generadas por esa sobrevaloración de lo
masculino, frente a la marginación de lo femenino, le ocasiona a la mujer un gran
daño, convirtiéndose, como lo desarrolla Bourdieu (1999), en una forma de
violencia simbólica. Esa coerción que se instituye por mediación de una adhesión
que el dominado no puede evitar otorgar al dominante (y, por lo tanto, a la
dominación) cuándo sólo dispone para pensarlo y pensarse o, mejor aún, para
pensar su relación con él, de instrumentos de conocimiento que comparte con él y
que, al no ser más que la forma incorporada de la estructura de la relación de
dominación, hacen que ésta se presente como natural.
Bourdieu se vale de la noción de habitus y con ella intenta dar cuenta del modo
por el que los agentes sociales encuentran al mundo como evidente en sí mismo,
y con ello, co-constituyen la relación de dominación de la que son parte.
El habitus es un sistema de disposiciones porque en tanto esquema de
pensamiento, visión, apreciación y acción que los agentes incorporan a lo largo de
sus trayectorias de vida, genera en ellos prácticas ajustadas a esos esquemas,
que por eso se convierten en disposiciones.
Es por medio del habitus que muchos actos de violencia son permitidos y
aceptados como normales. Debido a esos esquemas que están permitidos. Es
decir que el fenómeno de la dominación masculina, lejos de ser solo una violencia
ejercida de hombres sobre mujeres, es un complejo de dominación que afecta en
los más diversos contextos sociales y culturales.
Es en todo este contexto cultural construido, que el ser mujer es someterse a una
educación de carácter sexista y estar fijada a modelos de feminidad construidos
como referentes, para asignarle rasgos de personalidad, atribuciones
estereotipadas sexuales, actitudes, valores, sentimientos, emociones y pautas de
comportamientos que le exigen ser: tierna, bella, coqueta, seductora, sumisa,

120
pasiva, obediente, receptiva, tolerante, paciente; y que además, le inducen a
mostrarse, postergarse, sacrificarse, dejarse conquistar, ayudar, servir; a
comportarse en la intimidad, a construir su vida en el espacio privado y doméstico,
a adquirir la responsabilidad de la crianza de los hijos, y muchas veces a postergar
o limitar su proyecto de vida y realización personal, centrándose solo en el hogar y
en la familia.
Es en este escenario simbólico-cultural-contextual donde se reproduce la
construcción de la feminidad en torno a dos ejes:
1) Servidumbre voluntaria: en donde se manifiesta una entrega desinteresada
a los otros.
2) Dependencia vital: de los otros, tanto en lo económico como en lo social y lo
afectivo-emocional-sexual; en donde se arraiga un sentimiento de desesperanza
aprendida, lo que la hace sentirse dueña de la culpa cuando se atreve a salir de
los patrones culturales aprendidos y a romper con los modelos tradicionales
considerados inherentes a su condición de género.
Así, los modelos estereotipados de lo masculino y lo femenino que circulan de
modo explícito o encubierto, asumidos voluntaria e involuntariamente, conscientes
o inconscientes por hombres y mujeres, son resistentes al cambio por su fuerte
arraigo en mitos, creencias, tradiciones, costumbres, actitudes, sentimientos y
valores fijados, mentalizados y concretizados por nuestras trayectorias de vida.
Procesos que inciden en los hombres y las mujeres bajo el marcaje simbólico de
las diferencias genéricas
Entonces, vivir en la red sexo-género significa, construir identidades bajo la
caracterización socio simbólica de las diferencias genéricas, que nos bifurcan en
polaridades opuestas y/o complementarias de lo masculino y lo femenino que
implica los procesos de:
 Anclaje cultural
 Aprendizaje de pautas socioculturales
 Internalización de una serie de representaciones socio simbólicas tipificadas
 Transmisión del discurso social de las diferencias sexuales
 Proliferación de la ideología de la dominación de género

121
 Mantenimiento de las relaciones asimétricas de poder
 Ubicación de los espacios públicos y privados
 Socialización de patrones sexistas en la familia, la escuela, los pares, los
medios masivos de información y la iglesia, entre otras instituciones.
 Asignación de estereotipos sexuales
 Acciones machistas como formas de relación
 Sexismo como práctica predominante de desigualdad genérica
 Expresión de diferentes formas de maltrato y violencia masculina hacia las
mujeres.

De la violencia de género a la intervención


Abordar el vínculo entre identidad de género masculino y violencia doméstica,
resulta necesario, debido a que nos permite enriquecer el abordaje de la
problemática, a la vez que sugiere objetivos posibles para la intervención
psicosocial y para el diseño de estrategias preventivas.
Si partimos de la premisa de Bourdieu, citado en Lamas (1995), que plantea que la
lógica de género es una lógica de poder, de dominación. Lógica que nos conduce
a una definición de violencia como la acción que es ejercida sobre un agente
social con su complicidad y consentimiento, es decir, internalizamos y expresamos
una lógica de género inscrita milenariamente en la objetividad de las estructuras
sociales y a temprana edad en la subjetividad de las estructuras cognitivas, de allí
la resistencia al cambio, debido a que el ejercicio de la violencia simbólica cuenta
no solo con la legitimación de las instituciones, sino con la interiorización de las
relaciones de dominación de género, como formas de reorganización y
reconstrucción del mundo.
De tal forma que el problema es que se arraiga en la concepción y construcción
del poder en los cuerpos y en las mentes en forma de habitus, el cual se refiere al
conjunto de relaciones históricas dadas en los cuerpos individuales en la forma
tanto de esquemas mentales como corporales, de percepción, apreciación y
acción, esquemas genéricos y que engendran género, a través de los cuales
opera y funciona el proceso de aprendizaje social.

122
Así, la violencia es hoy por hoy, una forma de relación tan frecuente y con
múltiples expresiones infiltradas de tal manera en el tejido social, que ha
terminado por invadir los actos, las relaciones, nuestras prácticas, inclusive los
huecos más íntimos de la vida cotidiana, formando parte de la expresión agresiva
de nuestras emociones. Esto es, se trata de una violencia inscrita y modelada en
la cultura y en nuestras mentes, de tal manera que se ha ido imponiendo como
una expresión en la cultura.
Entonces, cómo queremos enseñar, esperar y corregir a los niños, cuando somos
a incurrir en tantas contradicciones, en donde lo genérico y la violencia están
anudados, eje que construye nuestras identidades genéricas, en donde hombres y
mujeres asumimos responsabilidades fragmentadas y parciales de nuestras
trayectorias de vida.
Las propuestas psicosociales, entonces, giran en torno a un proceso de
desocialización y resocialización de esta construcción y reconstrucción identitaria
en donde se enfatiza:
1. La promoción e implementación de una educación no sexista, basada en
los valores y las prácticas, que se centren en la persona, por el hecho significativo
de ser persona en equidad de género, en igualdad social y en corresponsabilidad
consigo mismo y con los otros como parte de la colectividad; esto es, una
educación orientada hacia el desarrollo de un sentido de pertenencia, identidad,
solidaridad, amor y empatía.
2. El desarrollo de una reflexión crítica que cuestione y debilite los paradigmas
tradicionales que enfatizan la masculinidad y la feminidad, enraizados en las
acciones, las relaciones entre los sexos, en las formas de pensamiento y en la
cultura.
3. La democratización de los diversos espacios, incluso el uso del espacio
doméstico como justificación para generar otras alternativas de socialización y
aprendizaje, rompiendo con los nudos de las simbolizaciones y las formas de
crianza desde el seno de la familia.
4. El proceso de deconstrucción que desarme el discurso social y las prácticas
sexistas de nuestras mentes y de las Instituciones socializantes, tales como la

123
familia, el Estado pasando por la escuela, los medios masivos de información, la
ciencia, los saberes, las leyes y hasta la desactivación del poder y la racionalidad.
5. Las movilizaciones a nivel nacional para la instrumentación y aplicación de
la Ley sobre la Violencia hacia la mujer y la familia.
6. La reorientación, reorganización, redefinición y retransmisión de los
procesos de aprendizaje y socialización, que vayan dirigidos hacia la igualdad, la
equidad, la paz, la vida y el desarrollo pleno de las habilidades de los seres
humanos.
Aunado a lo anterior, Segura (2012), desde su experiencia en una Institución
gubernamental en el Distrito Federal, propone que el psicólogo social puede
contribuir generando dispositivos de reflexión y análisis de la problemática, de sus
causas y de las alternativas de atención. Específicamente con dispositivos que
deben ser elaborados para diferentes poblaciones por ejemplo para jóvenes,
mujeres trabajadoras o mujeres dedicadas al hogar, profesores o personal de
atención médica. En donde en cada caso la información y la manera en que se
trabaje será de forma diferenciada.
En el caso de los jóvenes, plantea que hay que ayudarles a identificar si en sus
noviazgos hay violencia y en su caso, brindar herramientas para salir de esas
relaciones destructivas. Planteando que las metodologías lúdicas son muy
apropiadas para el trabajo con población juvenil.
Con servidoras/es públicos, sugiere que hay que generar primero un proceso de
sensibilización, y después aplicar las herramientas metodológicas y conceptuales
para la atención de mujeres víctimas de violencia. Si se trata de personal que ya
atiende a víctimas de violencia, entonces menciona que se generan espacios de
intercambio de experiencias con la finalidad de compartir lo que ha sido exitoso y
lo que no lo ha sido; intentando generar nuevas estrategias de intervención y
analizando los retos que surgen y deben enfrentarse.
En cualquiera de los casos utiliza como herramienta la carta descriptiva, en donde
se definen objetivos, temas, tiempos, recursos didácticos, y materiales. De esta
manera, ella considera que se tienen bien estructuradas las intervenciones.

124
Finalmente, sugiere que es recomendable hacer una evaluación al final de cada
evento (taller, conferencia, curso, etc.) con la finalidad de identificar si los
conceptos fueron claros, si las técnicas de intervención y el tiempo son los
adecuados, en caso contrario habrá que hacer los ajustes pertinentes.
Yo solo agregaría que en el diseño y aplicación de los talleres y cursos se
considerara una evaluación de los mismos, bajo la normatividad y el modelo de
Competencias, dado que con éste modelo lo que se trata es de recoger
evidencias, productos; esto es, lo aprendido teóricamente se lleve a cabo en sus
prácticas cotidianas.
Porque no basta, con la promoción de una educación no sexista, sino que es
necesaria su implementación.
No basta con una reflexión crítica que cuestione los estereotipos construidos en
torno a la masculinidad y la feminidad; es necesario cambiar nuestras acciones
sociales.
No basta con la democratización de los espacios; es necesario su uso en la vida
cotidiana.
No basta con romper el discurso y las prácticas sexistas; hay que desactivar las
relaciones de dominación.
No basta con la legislación sobre la violencia contra la mujer y la familia; hay que
aplicarla.
Y acciones como las de Segura, A., en una Institución Gubernamental, son un
paso para reducir la incidencia de la violencia de género, pero además es preciso
efectuar intervenciones en todos los niveles del modelo ecológico —el individuo, la
familia y la sociedad— y actuar en muchos sectores del gobierno: sanitario,
judicial, educativo, laboral, etc. Porque ninguna intervención por si sola eliminará
la violencia de género. Si bien se requiere de una mujer empoderada para escapar
a las situaciones de violencia, ella no estará necesariamente protegida de la
violencia de género ya que esta depende de desajustes y normas sociales. Por
consiguiente, es necesaria una combinación entre infraestructura jurídica, judicial,
policial, educativa y sanitaria, más otras medidas relacionadas con los servicios,
para reducir la violencia.

125
Referencias.

Balandier, G. (1989). La violence et l’explotation du désordre, en Le désordre


éloge dumouvementet, III parte, París: Gallimard.
Calderón, M. (s/f). Sobre la violencia simbólica de Pierre Bordieu. Recuperado de
http://redes.cepcordoba.org/file.php/26/Calderone__Violencia_Simblica_en_Bourdi
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Corsi, J. (Comp.). Maltrato y abuso en el ámbito doméstico: fundamentos
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de las consecuencias y de los factores de riesgo, Documentación de apoyo,
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sus causas, pp. 33-45. Paris: La Editorial de la UNESCO.
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fundamentos. Barcelona: Icaria.
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cotidianidad. FERMENTUM Mérida – Venezuela, Año 21, No. 60 - enero-
abril. 134-148.

126
Capítulo 7. El trabajo con jóvenes y la perspectiva de género. El
ejercicio laboral de una psicóloga social. Noemí Ramírez García.

RESUMEN

...la práctica educativa es siempre una cierta teoría


del conocimiento puesta en práctica…
Paulo Freire
(Entrevista recuperada de “el proceso del conocimiento” de www.youtube.com el
2 de octubre de 2012)

Pensando en las palabras Freire, si la práctica siempre remite a una teoría del
conocimiento, entonces ¿Cómo es posible adoptar teorías de la psicología social e
implantarlas en la práctica profesional? Cuando las funciones laborales que
desempeña una psicóloga social pueden ser ejecutadas también por otros
profesionales de las ciencias sociales, ¿cuál es la aportación específica que hace
valiosa a la psicología social? ¿Cómo desempeñar funciones laborales desde una
mirada psicosocial cuando estas se ejecutan con tanta diversidad teórica y
metodológica? Estas son las principales preguntas, sobre los cuales se centran las
respuestas y propuestas dentro del contenido de este trabajo.

127
Este trabajo es una mirada crítica, reflexiva y analítica de mi experiencia laboral
como psicóloga social ante los placeres, saberes y sinsabores que me produce la
interconexión entre las expectativas que tenía cuando era estudiante sobre las
oportunidades de empleo que existen para l@s psicolog@s sociales; mi propia
conceptualización sobre la práctica profesional, ya como egresada de la carrera de
psicología social y la realidad sobre la cual se construye mi experiencia laboral,
situada primordialmente dentro de la intervención grupal a nivel de sensibilización
(generar procesos de reflexión) y capacitación (formación) con población juvenil,
mujeres adultas y servidoras/es públicos.
Para hablar de mi experiencia profesional desde una mirada crítica y poder
desarrollar las preguntas sobre las cuales se centra este trabajo; el contenido del
mismo se encuentra distribuido en apartados, que van desde la descripción de los
quehaceres institucionales hasta la crítica y reflexión de los mismos, pasando por
la vinculación entre la formación profesional y la experiencia profesional.

La Inserción Laboral
Mi nombre es Noemí, estudie psicología social en la UAM-Iztapalapa y mi
experiencia laboral tiene lugar en la misma instancia donde realicé mi servicio
social. Nunca considere trabajar en ese lugar cuando era prestadora de servicio;
sin embargo, al concluir este, me hicieron una propuesta de trabajo que no
rechacé porque dentro de mí, sentía los deseos de adquirir experiencia aunque no
tenía una idea clara del espacio en el que quería desarrollarme como psicóloga
social. Con la necesidad de adquirir experiencia laboral y sin una visión especifica
de lo que hace una psicóloga social en el mundo laboral, comencé a trabajar a los
pocos meses de egresada para una dependencia de Gobierno del Distrito Federal
como asesora del proyecto de jóvenes. En el momento en que ingresé no sabía, si
mi trabajo me permitiría poner en práctica mi formación como psicóloga social, la
única interconexión que observaba, era el trabajo con grupos que hacía esta
dependencia y mis clases de manejo de grupos en la universidad.

128
¿Cómo fue posible que me contrataran?, ¿Por qué me contrataron? Para dar
respuesta a estas preguntas, comenzaré por relatar que elegí hacer mi servicio
social en el Instituto de las Mujeres porque dentro del convenio existente entre las
dos instituciones para los prestadores de servicio social, se especificaba que las
personas prestadoras de servicio social apoyarían en la planeación y desarrollo de
talleres y cursos dirigidos a mujeres; a mí me gustaba el trabajo con grupos y el
trabajo con mujeres me resultaba atractivo, por esas razones decidí prestar mi
servicio en el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal, con el objetivo de
aprender más sobre la intervención grupal con mujeres. Al principio, la experiencia
no fue grata, las actividades que se me asignaban no cumplían mis expectativas
de aprender; dentro de mis funciones como prestadora de servicio social, me
encargaba de hacer la promoción y difusión de eventos, festividades, talleres y
cursos, esto implicaba hacer llamadas telefónicas, entregar invitaciones a diversas
instancias gubernamentales, elaborar carteles y periódicos murales. Ante la
contradicción que percibía entre las actividades que me encomendaban y los
puntos establecidos en el convenio, todas mis preguntas y propuestas
encaminadas a la intervención grupal, fueron postergadas o denegadas
argumentando que no tenía la experiencia en trabajo con grupos, ni el
conocimiento sobre perspectiva de género.
Al pasar tres meses de servicio, luego de una constante lucha por demostrar mis
conocimientos y en búsqueda de un aprendizaje, comencé a participar como co-
facilitadora en pláticas, talleres y cursos dirigidos a mujeres. El trayecto hacia el
trabajo en grupos implicó obtener la confianza de las personas que laboran en el
lugar, lo cual significó: asistir a casi todos los eventos organizados en la unidad de
atención y, a nivel central, participar en las actividades asignadas, leer artículos y
libros en materia de género, violencia contra las mujeres y derechos; entrar como
oyente a las pláticas y talleres etc. A un mes de concluir mi servicio social solicité
a mi coordinadora de servicio, la oportunidad para organizar e impartir un taller
sobre manejo de emociones y sentimientos, la coordinadora me brindó la
oportunidad de dirigir el taller pero con la supervisión de una psicóloga del lugar;
esta oportunidad implicó continuar prestando servicio social dos veces a la

129
semana, durante un mes más después de haber cubierto las horas reglamentarias
del servicio social. Una semana después de concluir el taller, me ofrecieron
trabajar como asesora en una de las 16 unidades de atención del Instituto de las
Mujeres del Distrito Federal.
La experiencia del servicio social y la inserción laboral implicó un reto por
demostrar que las mujeres jóvenes son capaces de asumir responsabilidades a
pesar de su falta de conocimiento en el trabajo con mujeres y que las y los
egresados tienen capacidades y conocimientos necesarios para realizar un trabajo
conforme a su formación profesional sin importar su poca experiencia laboral. El
servicio social significó romper con prejuicios sobre los jóvenes prestadores de
servicio social, los cuales desde mi experiencia eran visibilizados como personas
importantes sólo para contestar teléfonos, hacer servicios de promotoría y
mensajería.
La experiencia profesional. Objetivos, tareas y quehaceres institucionales
“las mujeres nos hicimos mujeres en un mundo creado para otros…fabricamos
alas hacia otro modo de ser nosotras”
Rosario Castellanos (Rosario Castellanos, 2010a, 9).

Retomo a Rosario Castellanos y su idea de construir otras formas de ser mujeres;


porque mi experiencia profesional tiene lugar dentro del Instituto de las Mujeres
del D.F. Una institución descentralizada del gobierno del D.F, creada en 1998
como un programa a favor de la mujer (Pro- mujer) y consolidada desde 2002
como una institución del Gobierno del D.F. Esta dependencia tiene como misión:
“Garantizar el respeto, la protección y el acceso al ejercicio pleno de los derechos
humanos de las mujeres en condiciones de igualdad con el fin de eliminar la
brecha de desigualdad entre las mujeres y los hombres”(Gobierno del Distrito
Federal, 1998, p.7); dentro de sus objetivos: la institución busca incorporar la
transversalidad de la perspectiva de género en el diseño, aplicación y evaluación
de las políticas públicas que promuevan el ejercicio de los derechos de las mujeres
y favorezcan su empoderamiento; así mismo intenta impulsar patrones
socioculturales que favorezcan la equidad entre los sexos. Para cumplir con estos

130
objetivos la institución cuenta con diversos programas: Programa de Acceso de
las Mujeres al Ejercicio Pleno de sus Derechos Humanos, Programa de
Prevención de la Violencia Contra las Mujeres, Programa de Ciudadanía y
Liderazgo de las Mujeres, Programa de Empoderamiento Económico de las
Mujeres, Programa de Atención Integral y Gratuita al Cáncer de Mama
(desconozco si continua) y Programa “Viajemos Seguras”. Los espacios con los
que cuenta la institución para ejecutar dichos programas, son 16 unidades de
atención distribuidas en cada una de las 16 delegaciones políticas, los módulos de
“Viajemos Seguras” localizados en algunas estaciones de metro y oficinas
centrales. No en todos estos espacios laborales se ejecutan todos los programas,
esto depende de los objetivos a alcanzar en cada uno de estos espacios. En las
unidades de atención se ejecutan parte de los siguientes programas: Prevención
de la Violencia contra las Mujeres, Programa de Ciudadanía y Liderazgo de las
Mujeres y el Programa de Empoderamiento Económico de las Mujeres a través de
cinco proyectos: Ciudadanía y Liderazgo, Asesoría Jurídica Integral, Equidad en la
Infancia y la Juventud, Empoderamiento Económico y Desarrollo Personal y
Colectivo.
Cada programa y todos los proyectos y servicios que se desprenden de los
mismos, son dirigidos a mujeres, a los hombres sólo se les puede atender dentro
del proyecto de Equidad en la infancia y la juventud pero únicamente cuando son
menores de 29 años.
Mi experiencia laboral como asesora se encuentra dentro de la unidad de atención
“Benita Galeana” (demarcación de la Delegación Benito Juárez) como asesora del
proyecto de Equidad en la Infancia y la Juventud, el cual forma parte del programa
de Prevención de la Violencia Contra las Mujeres. Este proyecto tiene como
objetivos:
 Impulsar el empoderamiento de las y los jóvenes

 Fortalecer y fomentar las relaciones equitativas y libres de violencia

 Formar promotores (as) juveniles por una ciudad con equidad y libre de
violencia.

131
Los objetivos de los proyectos son planteados bajo argumentos de teorías
feministas que buscan investigar, explicar y plantear soluciones a las condiciones
de las mujeres, la discriminación y la violencia hacia ellas con el fin de lograr su
emancipación. Dentro del proyecto con jóvenes, los objetivos son una forma de
“Integrar los recientes marcos normativos a favor de los derechos de las mujeres”.
Entre ellos: ley de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia para las
mujeres en D.F, ley de igualdad sustantiva entre mujeres y hombres en el D.F. y la
ley de interrupción legal del embarazo en el D.F. (INMUJERES, 2007b, p. 7); pero
también son una propuesta y respuesta a algunas problemáticas que viven las
mujeres jóvenes: la violencia en el noviazgo, los embarazos no planeados,
muchas veces producto de la dificultad que tienen las mujeres jóvenes para exigir
el uso del condón a su pareja, el incremento de infecciones de transmisión sexual
desde la adolescencia, las relaciones violentas entre las y los jóvenes; estas
apreciaciones que la institución tiene sobre la juventud y las problemáticas que
enfrenta, son retomadas de encuestas e investigaciones que hace el INEGI y
algunas organizaciones civiles como: ELIGE (Red de Jóvenes por los Derechos
Sexuales y Reproductivos A.C.), Católicas por el Derecho a Decidir A.C., Grupo de
Información y Reproducción Asistida (GIRE) y Servicios a la juventud A.C.
(SERAJ) a través de su observatorio de Violencia Social, Género y Juventud.
El proyecto de jóvenes desde su creación ha manejado un enfoque de
transversalidad de género, esto significa que el trabajo que se realiza con y para
las/os jóvenes principalmente se encaminan a cuestionar y reinventar los
conceptos de masculinidad y feminidad, prevenir y erradicar la violencia hacia las
mujeres dentro de las relaciones de noviazgo, fomentar el ejercicio de los
derechos sexuales y reproductivos de manera libre y responsable e impulsar el
empoderamiento de las mujeres jóvenes.
Para el trabajo con jóvenes, se parte de dos posturas teórico-metodológicas: la
Perspectiva de Género y la Perspectiva Juvenil; estas perspectivas son
reconocidas, aplicadas y citadas institucionalmente como parte de la metodología
y el marco teórico que se retoma dentro de la concentración y creación de políticas
públicas en pro de la emancipación de las mujeres.

132
La perspectiva de género.
La construcción social de género plantea que las actitudes, creencias y
comportamientos adjudicados socialmente a las mujeres y los hombres, no son
una cuestión biológica, anteceden a un constructo social aprendido durante el
proceso de socialización. Desde la mirada de Berger y Luckman (1995) se trata de
un universo simbólico que favorece la interiorización y legitimación de roles y
actitudes que generan expectativas sociales, ritos y costumbres que articulan los
significados que se atribuyen a cada sexo a fin de jerarquizarlos en tipos
masculinos-hombre o femeninos-mujer; “no se nace mujer, se llega a serlo…la
civilización en conjunto es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y
el castrado al que se le califica como femenino” (Beauvoir, S., en INMUJERES,
2008c, p.37). La construcción social de género para el Instituto Nacional de las
Mujeres a través de su Glosario de Género (INMUJERES, 2008a) es un proceso
sociopolítico en el cual se establecen normas y reglas que ordenan y regulan el
acceso y el control de los recursos en cada esfera social. Como resultado de una
inconformidad a ese orden social asignado, las mujeres a través de los años se
han organizado y movilizado para que las sociedad las incluya y reconozca como
sujetas de derechos; en palabras de Marcela Lagarde: “Estamos en transición y
frente a la amalgama entre lo que se conserva y lo cambiante, inventaremos
maneras inéditas de ser mujer” (2003, p.58)
Las teorías feministas son resultado de esas movilizaciones de mujeres y son una
forma de mirar a la sociedad a través del estudio de “las condiciones y patrones
socioculturales que tratan de enmarcar la vida de las mujeres” (INMUJERES,
2010b, p.7). En sus principios, se sostienen que la forma en que se ha construido
socialmente el género, ha delegado a la mujer al ámbito privado y al hombre se le
ha permitido desarrollarse en el ámbito público; en este sentido el orden social que
distribuye por sexo la asignación de roles, está centrado en un sistema patriarcal y
las mujeres como resultado de ese sistema, han quedado rezagadas de la vida
pública y el poder, exponiéndolas así a condiciones de violencia, discriminación y
desventaja ante los hombres. La visión de transformación social en busca de la

133
equidad que plantea el Instituto de las Mujeres, se fundamenta y refuerza teórica y
metodológicamente de autoras feministas expertas en género entre ellas: Marcela
Lagarde, Simone De Beauvoir, Marta Lamas, Mabel Burin, Cecilia Loria etc.,
citadas en gran parte de los materiales teóricos y metodológicos que edita el
Instituto de las Mujeres del D.F. Por ejemplo; el Manual Conceptual y
Metodológico (INMUJERES, 2010b), Manual otras formas, (INMUJERES, 2006,
Fundamentos Teóricos, (INMUJERES, 2007a), entre otros y se sustenta en los
acuerdos firmados dentro de las convenciones, plataformas y conferencias
internacionales sobre las mujeres: Convención para la eliminación de todas las
formas discriminación contra la mujer “CEDAW”, (Fondo de Desarrollo de las
Naciones Unidas para la Mujer, 2009), Conferencia sobre la mujer “Plataforma De
Acción De Beijing” etc.) en el cual los estados asistentes se comprometen a vigilar,
cumplir y generar acciones en pro de los derechos de las mujeres conforme a los
acuerdos generados.
El término “Perspectiva de Género”, es resultado de los movimientos feministas y
se retoma en la Institución desde la conceptualización de mujeres Feministas
especialistas en el tema. El termino se define como: “una herramienta que analiza
las diferencias entre el sexo y la forma en la que se ha enseñado a ser hombre o
mujer dentro de una sociedad y un contexto social ”(INMUJERES, 2007a, p. 194);
como herramienta, permite no solo estudiar cómo se construyen las instituciones
que norman y reproducen las relaciones de género en los diferentes espacios de
la sociedad (la familia, el matrimonio, la maternidad, la paternidad, la ciudadanía,
el trabajo remunerado, la propiedad etc.); también brinda la oportunidad de
generar iniciativas pensadas en la “equidad de género” y procesos de reflexión en
mujeres y hombres sobre el orden social y las desigualdad de oportunidades entre
los sexos, con el fin de buscar nuevas formas de masculinidad y feminidad.
La institución prioriza y norma que el trabajo se realice con “perspectiva de
género” esto significa que durante el trabajo con grupos de mujeres y jóvenes el
objetivo principal se centrara en visibilizar desde la temática a abordar, las formas
en la que las mujeres y los hombres han adoptado los roles de género y el impacto
que provoca en cada sexo el ejercicio pleno de sus derechos y su salud mental;

134
por ejemplo: si se brinda una plática sobre autoestima, la sesión no se enfocará en
hablar desde una postura teórica, el tema se abordará con ejercicios estructurados
y vivenciales que inviten a los y las jóvenes a reflexionar cómo viven su
autoestima como hombres o mujeres a partir de insumos culturales, normas
sociales, prácticas, reglas y procesos que los obliga a un “deber ser”.

Perspectiva juvenil
La perspectiva juvenil es un enfoque teórico y metodológico que se sustenta de la
teoría de la construcción social de las juventudes; para Bernal y Alpizar (2002) la
juventud es producto de la interacción entre las condiciones sociales y las
imágenes culturales; lo juvenil adquiere significaciones propias que se construyen
y reconstruyen, en un tiempo y espacio, a partir de insumos y parámetros
culturales, sociales, políticos y económicos. Por ello no es posible categorizar a las
y los jóvenes como un grupo social homogéneo porque no existe sólo una forma
de ser y vivir la juventud. Este término solo puede entenderse desde las
identidades juveniles (símbolos de adscripción que dota a las y los jóvenes de
identidad y los hace definirse como distintos a otros) y el reconocimiento a su
diversidad (todas las destinas formas de ser joven). Desde la visión de Brito (2002)
las identidades juveniles apelan a la diferencia desde la construcción de su propio
espacio simbólico y en base a ello construyen su identidad y conquistan su
independencia como sujetos sociales. A diferencia de otras miradas teóricas que
se tienen sobre la juventud, la construcción social de las juventudes, deja de lado
la visión adulto-céntrica que pone a la juventud en una situación de subordinación
frente a la dominación y los abusos de poder de las personas adultas medias, y
rechaza las ideas estigmatizantes (flojos, inmaduros, desorientados, etc.) hacia las
y los jóvenes.
Para INMUJERES la perspectiva de juventud se retoma desde 2009 con la
conformación de Redes de Jóvenes por una Ciudad con Equidad y Libre de
Violencia; que surge a partir del Seminario sobre Feminismo, Juventud y Políticas
Publicas impartido por ELIGE (Red de Jóvenes por los Derechos Sexuales y
Reproductivos A.C.) a personal de la Institución que labora con jóvenes. Este

135
enfoque es una forma de operar el trabajo con jóvenes a través del reconocimiento
de todas sus formas de pensamiento, expresión y acción y el respeto a las
distintas culturas que se manifiestan en ese sector; su objetivo es incidir en la
formación de las y los jóvenes como actores sociales conscientes de sus derechos
con posibilidades de desarrollar propósitos y finalidades trasformadoras, dentro del
entorno que los identifica; esto significa que las y los jóvenes son protagonistas en
la construcción de procesos y no solo receptores de la información. Para ello es
importante impulsar su participación consciente, voluntaria, libre y reflexiva. La
aplicación de este modelo alude a un reconocimiento y respeto de los derechos
que se formularon en la Carta Iberoamericana de los Derechos de los Jóvenes
“Los Estados Parte aprueban, proclaman y se comprometen a cumplir y mandar
cumplir la Presente Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes con
el espíritu de reconocer a Los jóvenes como sujetos de derechos, actores
estratégicos del desarrollo y personas capaces De ejercer responsablemente los
derechos y libertades que configuran esta Convención…” (Organización
Iberoamericana de Juventud, 2005, p. 4)

El trabajo con jóvenes.


El trabajo con jóvenes bajo estas dos líneas teórico-metodológicas, implica
ejecutar: platicas, talleres, cursos de formación, video-debates y foros; estas
actividades se llevan a cabo dentro de cada unidad de atención, en escuelas de
nivel básico (secundarias), de nivel medio y superior, en las clínicas del IMSS o
ISSSTE, los centros sociales y en cualquier lugar donde se concentren las y los
jóvenes de entre 12 y 29 años (aunque el trabajo principal de una asesora del
proyecto de EIJ sea con jóvenes, es importante señalar que también se trabaja
con mujeres adultas y con servidoras/res públicas/os bajo la misma línea de
perspectiva de género). En este sentido, la dinámica de trabajo tiene dos
modalidades: dentro de la unidad de atención o en territorio. Si se trabaja dentro
de la unidad, la ejecución de las acciones de intervención grupal se realiza bajo
difusión y canalización de usuarias/os que acuden por atención psicológica o
jurídica, el desarrollo de las sesiones parte de las necesidades de la población en

136
coordinación con los objetivos del proyecto que se ejecuta; por otro lado, cuando
el trabajo se realiza en territorio, es necesario hacer vinculaciones y acuerdos
entre la institución y el lugar donde se concentra la población a trabajar; este
primer acercamiento lo realiza cualquiera de las dos instancias, posteriormente se
pone a disposición de la instancia a trabajar, un catálogo de servicios que
contempla todos los proyectos, y servicios. Por medio de la reunión entre las
dependencias se busca llegar a un acuerdo de colaboración; en este acuerdo, se
pretende cubrir las necesidades detectadas en la población, en coordinación con
los lineamientos de la Institución.
Cuando las necesidades de la población sobrepasan a los objetivos, los proyectos
y las temáticas que aborda la institución, se busca crear una red social con alguna
instancia que pueda responder a esas necesidades y así hacer un trabajo en
conjunto o bien, solo se presenta a las instancias para que ambas se coordinen.
Por ejemplo, es común que las escuelas secundarias y de educación media
superior demanden temas sobre violencia en el noviazgo, bullying, adicciones,
prevención del delito o activación física como resultado de las problemáticas que
viven las y los jóvenes; en este sentido, si la escuela lo permite, la institución se
encargará de prevenir y detectar situaciones de violencia a partir de talleres o
pláticas sobre violencia, resolución positiva de conflictos y autoestima, entre otros
temas. Si se requiere, se brindará asesoría legal y psicológica a los casos de
violencia y dará seguimiento a los mismos. Así mismo se buscará la vinculación
con la Secretaria de Seguridad Pública u otra Institución, para que aborde los
temas de adiciones, prevención del delito y activación física para hacer un trabajo
en conjunto. Por otro lado cuando la escuela demanda un tema ajeno a la
institución por ejemplo: prevención de accidentes se pasa la notificación a la
representante de gobierno de esa zona para que a su vez ella se contacte con
Protección Civil y solicite la plática, durante este proceso, las asesoras solo serán
conectores dentro de la red y mantendrán informada a la escuela hasta que se
efectué una vinculación entre las dos dependencias para un acuerdo.
Se puede discernir si una petición para la intervención grupal es congruente con
los objetivos de la institución cuando la solicitud engloba a las siguientes

137
temáticas: autoestima, sexualidad, infecciones de transmisión sexual, derechos
humanos y de los y las jóvenes, ciudadanía, violencia en el noviazgo, bullying,
juventudes e identidad, diversidad, manejo de emociones, relaciones
interpersonales, asertividad, empatía, resolución positiva de conflictos, trastornos
alimenticios. Al abordar estas temáticas, las funciones laborales de una asesora
que trabaja con y para las y los jóvenes se sitúan en no ser solamente experta en
las temáticas antes mencionadas, también se incluye que dentro de la intervención
grupal la facilitadora pueda: 1.- Hacer llegar el conocimiento negado, 2.- Fortalecer
las habilidades psicosociales para mejorar o establecer relaciones interpersonales
equitativas, libres de violencia basadas en el respeto y la tolerancia ante la
diversidad, 3.- Que las y los jóvenes tomen decisiones y busquen ejercer sus
derechos pero sin coartar los derechos de otr@s, 4.- Impulsar su ciudadanía; 5.-
Incrementar su capacidad de respuesta ante la adversidad, su adaptabilidad a la
circunstancias pero sin perder su identidad, a grandes rasgos se intenta fortalecer
su resiliencia y 6.- Empoderarlos para que se apropien de sus recursos, bienes,
habilidades, espacios, y todo aquello que favorezca, enriquezca y potencie su
vida. En general, la intervención grupal busca que las y los jóvenes logren su
emancipación, para ello, la facilitadora del grupo (asesora) se encargará de ver,
orientar e impulsar sus procesos de transformación.
El proceso de emancipación de las y los jóvenes es un trabajo difícil y complicado
porque incluye la desmitificación y deconstruciòn de símbolos y significados de las
construcciones sociales que hacen los y las jóvenes de su entorno social a partir
de la socialización; el tiempo de trabajo con el grupo es determinarte para que
logren su autonomía; mientras más tiempo se trabaje con el grupo mayor será el
impacto logrado con las y los jóvenes. Para el cumplimiento de este objetivo
institucional, la propia instancia desde 2009 creó un subproyecto llamado: “Red de
Hombres y Mujeres por una Ciudad con Equidad y Libre de Violencia”; este
proyecto se compone de un trabajo de sensibilización-capacitación y un trabajo de
promotoría llamado “acciones de seguimiento” las cuales generalmente se realizan
durante la capacitación. Bajo una visión institucional plasmada en el Manual de
Capacitación. (INMUJERES, 2009), el concepto de emancipación de las y los

138
jóvenes conlleva a promover e impulsar su ciudadanía (el ejercicio sus derechos y
su participación en el ámbito público), a través del trabajo de sensibilización-
capacitación dentro de los grupos y las acciones de seguimiento que realicen en
este sentido. La institución medirá la emancipación de las y los jóvenes en la
medida en que ejerzan sus derechos y los hagan visibles en el ámbito público.
Con la formación de grupos de mujeres y hombres jóvenes, la institución apuesta
por la conformación de redes sociales que puedan funcionar como promotores
preocupad@s por prevenir y erradicar la violencia y proteger el ejercicio de sus
derechos y de otros jóvenes a través de acciones autogestivas que demuestren su
reconocimiento como ciudadan@s; este ejercicio de su ciudadanía implica
participar activamente en cada evento que se organice dentro de la institución o
para l@s jóvenes a nivel gubernamental. El proyecto de Red de Mujeres y
hombres Jóvenes, comprende cinco módulos: “1.-Genero y Juventud
(construcción social de género, identidades juveniles), 2.-Derechos Humanos y de
las y los Jóvenes, 3.-Violencia (violencia en el noviazgo, circulo de la violencia,
tipos y modalidades, etc.) 4.-Derechos Sexuales (ITS, diversidad sexual, ILE,
métodos anticonceptivos) y 5.-Resiliencia Juvenil (resolución positiva de conflictos,
autoestima, asertividad, organización y participación juvenil)” (INMUJERES, 2009,
p.7), estos módulos se abordan durante el tiempo que dura el trabajo con el grupo,
el trabajo se distribuye en sesiones y estas varían dependiendo de los acuerdos a
los que se llega con la población o con la instancia donde se concentra la
población, pero tienen un mínimo de 10 sesiones de dos horas cada una.
En la práctica, el cumplimiento de estas funciones, también denominadas metas,
se logran mediante la conformación de redes de jóvenes; este diseño de
intervención inicia con un acuerdo de colaboración entre la institución y la
instancia en donde se concentran l@s jóvenes, en este acuerdo principalmente se
busca responder a las necesidades de las y los jóvenes a partir de talleres de
sensibilización, platicas o video-debates. Durante los talleres o platicas se realiza
una evaluación en la que se observa la participación del grupo y el interés que
mostraron en las temáticas, si durante las actividades hubo participación e interés,
se solicita a la escuela el tiempo y el espacio necesario para poder brindar una

139
capacitación a las y los jóvenes para la conformación de una Red de Jóvenes. Si
la escuela acepta el proyecto, es esta, la que generalmente determina las
condiciones de la capacitación, en este sentido, la escuela establece si la
capacitación se brindará a un grupo cerrado (por ejemplo: el grupo de 1º C) o si se
hace una convocatoria abierta para quien este interesado en la conformación de
una red de jóvenes. Así mismo, la escuela es la encargada de determinar el
número final de las sesiones. Durante las sesiones se contempla la sensibilización
sobre el tema a partir de ejercicios estructurados que permitan la reflexión grupal
sobre sus vivencias, estas reflexiones buscan evidenciar las formas en las que se
vive y ejerce la violencia, el poder y la influencia social al cuestionar “el ser”, “el
deber ser” y “el querer ser” de las y los jóvenes dentro de su entorno social;
durante la cavilación se busca cuestionar la importancia de la toma de decisiones,
la autonomía, el ejercicio de los derechos. Dentro la capacitación es necesario
propiciar un ambiente de confianza y crear lazos de amistad, solidaridad e
identidad en el grupo, es importante mencionar que el papel de la facilitadora es
asumirse como un miembro más del grupo y no como un agente externo, en este
sentido la facilitadora orienta e informa al grupo, pero no ejerce coerción sobre el
mismo, por el contrario, respeta las decisiones de cada miembro del grupo. En la
medida en que se conoce al grupo y se impulsa la cohesión del mismo
(respetando la autonomía de cada integrante) se promueve dentro del mismo la
importancia de llegar a acuerdos y concesiones como parte de la resolución
positiva de conflictos y el respeto a la diversidad, esto con el propósito de que el
grupo se vuelva autogestivo. El tema de las sesiones varía conforme a los
intereses o necesidades del grupo, de manera paralela se motiva a las y los
jóvenes a que realicen actividades de promotoría dirigidas a otras personas y se
señala la importancia de estas. Al concluir la capacitación se hace una invitación
(sin presión) para que sigan haciendo actividades de promotoría, conozcan a otros
jóvenes para la conformación de “redes de acción social” y participen en eventos
de la institución o de carácter gubernamental.
El trabajo con y para las y los jóvenes es prioridad dentro de mis funciones
laborales, pero no son los únicos deberes asignados; también ejecuto tareas para

140
el Programa de Acceso de las mujeres al Ejercicio de sus Derechos, brindando
asesorías en materia de interrupción legal del embarazo y proporcionando
atención inicial a todas las personas que acuden a la unidad de atención; este
trabajo implica dar orientación sobre los diferentes proyectos y servicios que
brinda la institución y el Gobierno del DF , ofrecer alternativas a sus problemas y
brindar intervención en crisis. También como parte de ese programa y del
programa de prevención de la violencia hacia las mujeres, se realizan actividades
encaminadas a la organización y participación en eventos locales (demarcación de
una unidad de atención), regionales (la demarcación de 4 unidades de atención) o
Centrales (evento masivo para todo el DF) alusivos a una fecha relevante para la
institución (12 Agosto, día de la juventud; 14 de Febrero, día del amor y la
amistad; 1 Diciembre, día de la lucha contra el sida, 8 de Marzo, día Internacional
de la Mujer; 22 de Julio, día por la revalorización del trabajo doméstico y 25 de
Noviembre, día por la no violencia contra las mujeres).

El Trabajo Institucional desde la Psicología Social.

La institución en la aplicación y creación de políticas públicas a favor de las


mujeres se fundamenta en autoras feministas con diversas formaciones
académicas y líneas de investigación, pertenecientes a diversas ciencias sociales
como la sociología, la psicología, la psicología social, la antropología etc. Bajo una
diversidad teórica y metodológica, la institución carece de una base bibliográfica
que se apegue a una sola ciencia social, en el discurso hegemónico se reconoce
la importancia de diseñar y aplicar políticas públicas con una mirada social la cual
involucre visibilizar un contexto social dentro problematización de las mujeres,
pero no se menciona un referente directo en la cual se reconozca a la psicología
social como una ciencia que se utilice para la creación de proyectos o programas.
Sin embargo, en la praxis, algunas de las capacitaciones para el personal laboral
son facilitadas por psicólogos sociales y a partir de estas, se crean o modifican los
proyectos que dirige la institución y en consecuencia se retoman teorías y
conceptos de la psicología social. Por ejemplo, el proyecto de “Red de mujeres y
hombres jóvenes por una ciudad con equidad y libre de violencia” fue resignificado

141
después de la capacitación sobre redes impartida por un psicólogo social
especialista en redes de acción social.
En general los proyectos y programas de la institución son multidisciplinarios
porque retoman de manera indirecta a muchas ciencias especialmente a la
psicología. Por ejemplo, la mayoría de los conceptos de salud mental (autoestima,
depresión, etc.) que se incluyen dentro de los proyectos, tiene una visión
psicoanalítica porque la autora en la que se basan es Mabel Burin una doctora
feminista y psicoanalista lacaniana especialista en el tema de salud mental de las
mujeres.
La diversidad teórica no solo es una característica de la institución, existe también
una diversidad dentro del personal laboral y su forma de interpretar y ejecutar los
proyectos institucionales. Cada compañer@ de trabajo crece y reafirma, cumple
las funciones y las tareas instituciones a partir de distintos procesos, principios y
estrategias teórico-metodológicas referentes a su propia formación profesional. Un
ejemplo claro se visualiza mencionando algunas de las teorías y metodologías que
retoman las asesoras del proyecto de jóvenes para el trabajo con grupos producto
de sus formaciones académicas y sus creencias; algunas compañeras retoman los
principios de la teoría sistémica de Bert Hellinger; este autor plantea a través de su
teoría sobre constelaciones familiares que el actuar de las personas está
condicionando el destino generacional, lo actuado en su vida ya fue representado
por algún miembro de la propia familia (Hellinger, n/d.). Otras Compañeras son
especialistas en terapia de re-encuentro de Fina Sanz (n/d) a través de su modelo
de investigación, terapia y educación, ella entiende el concepto de salud desde
una mirada biopsicosociosexual en la que lo físico, lo emocional, lo mental, lo
espiritual, lo comportamental y lo social se interrelacionan a partir de tres
dimensiones: lo individual, los relacional y lo social. Algunas más creen en el
modelo Process Work (filosofía Taoísta, la física moderna y la psicología
jungiana). Bajo una “libertad condicionada” (la denomino así, porque no existe
indicación institucional que condicione la forma en la que se ejecutan las tareas
institucionales, pero si un referente que delimite claramente los conceptos que
rigen los objetivos de los proyectos); me vi en la necesidad de construir un modelo

142
de explicación para la intervención grupal que se enfocara en teorías y conceptos
de la psicología social, vistos desde mi formación académica.
La necesidad de un modelo de explicación, surge cuando al entrar a laborar
observo que la explicación a las problemáticas de los jóvenes y las mujeres así
como el trabajo que se realiza en la intervención grupal, se ejecutaba de diferentes
maneras, yo como psicóloga social me negaba a involucrarme con alguna teoría o
metodología que se enfocara exclusivamente en el individuo, lo biológico o lo
cultural, así que intenté buscar con el conocimiento que tenía, producto de mis
clases en la universidad, un sustento psicosocial que me ayudara a entender las
problemáticas de las mujeres y los jóvenes; para ello retomé algunas ideas de
Shotter (2001), Berger y Luckman (2002); el modelo también incluye una teoría
que es reconocida por la institución para el proyecto de ciudadanía de las mujeres
La Educación Popular pero la adopto para trabajo con jóvenes por que la
considero útil en los objetivos que persigue la institución; además de entender a la
juventud y sus problemáticas, también busco encontrar una interconexión con los
principios teóricos y metodológicos de la institución (perspectiva de género y
juvenil) esto con el fin de cumplir con mis deberes laborales sin perder mi perfil de
psicóloga social.

Modelo de explicación Psicosocial.


La concepción de la realidad para Shotter (2002) surge a partir de las
interacciones. En ellas se forman “relaciones personas-mundo” es decir formas
ordenadas de hablar y comportamientos, las cuales vamos apropiando como
nuestros y reproducimos en la medida en que participamos en ellas; en este
sentido, es posible trasformar una forma de interpretar o ver la realidad en la
medida en que, se construyen nuevas formas de orden social, dentro de la
interacción con los otros, siempre en coordinación en un espacio y tiempo. De
acuerdo con esta corriente teórica, se denomina Construcción Social de Género a
las formas en las que hemos aprendido a “ser mujer u hombre” dentro de una
sociedad a partir de las distintas formas de socialización: La transformación de
nuevas formas de Feminidad o Masculinidad son posibles en las medida en la que

143
vamos participando y las vamos adoptando como una pertenencia a nuestra vida
cotidiana a través de la interacción. Utilizando el mismo modelo dinámico, la
construcción social de las juventudes, es una mirada analítica de cómo las
relaciones “personas-mundo” de las y los jóvenes conforman un grupo
homogenizante que marca y reproduce insumos culturales y sociales diferentes al
mundo de los adultos; al mismo tiempo que se convierte en un grupo heterogéneo
en las que se consolidan diferentes formas de ser joven y en consecuencia
diferentes identidades juveniles, las cuales se construyen y reconstruyen dentro de
las relaciones con los otros.
En el trabajo con jóvenes, se busca presentar otras formas de ser mujer u hombre
que se encaminen: al auto cuidado, al respeto entre los sexos y a la diversidad,
con el objetivo de que, la población las vaya adaptando como propias y las
exponga a otros dentro de sus interacciones; así, es posible prevenir y disminuir la
violencia en el noviazgo, fortalecer y fomentar las relaciones equitativas y libres
de violencia, impulsar el ejercicio de la salud sexual y reproductiva y trabajar con
cualquier problema social que afecte a las y los jóvenes. Durante este proceso de
transformación se retoman algunos principios de la educación popular.
La Educación Popular desde la mirada de Paulo Freire (entrevistas recuperadas
de www.youtube.com, 10/01/2012) es una metodología de intervención que
persigue “educar a la población” para trasformar la realidad, para ello es necesario
la educación bidirecional entre el educador y el educando, “ambos se educan” a
través del conocimiento, el dialogo y la reflexión sobre sus propias experiencias. el
trabajo con jóvenes se basa en prácticas “educativas democráticas” en las cuales
se construye la realidad de un fenómeno o problema social que le interese o
afecte a los y las jóvenes, a partir del dialogo en base a sus propias experiencias;
con el fin de visualizar y reflexionar las pautas de socialización sobre un “deber
ser” con la intención de señalar habitus, prejuicios y estereotipos que limiten el
ejercicio de los derechos de las y los jóvenes, con esto, se busca educar y
también ser educados dentro de la reflexión grupal, para reinventar nuevas forman
de interacción, cambiar una realidad, que prometa un bienestar emocional, la no
violencia y el acceso al ejercicio pleno de los derechos.

144
En conclusión la juventud es: una construcción social de significados y símbolos
que surge dentro de las interacciones humanas (en las cuales se incluyen los roles
y los estereotipos de género), por ello, la importancia de mejorarlas a partir de las
habilidades psicosociales (la empatía, la asertividad, la resolución positiva de
conflictos, la autoestima) en este sentido, es crucial reflexionar la manera en que
las y los jóvenes utilizan estas habilidades, en función de su bienestar emocional.
Así, no solo es posible que las y los jóvenes se apropien de ellas y las
implementen dentro de sus interacciones, sino también, con el ejercicio de estas,
se puede impulsar su resiliencia juvenil (capacidad de adaptación ante las
adversidades); ya que las habilidades psicosociales, nos llevan a hacer una
introspección, con el objetivo de reconocer nuestras habilidades, limitaciones,
emociones y recursos, para utilizarlas en beneficio propio, sin perjudicar, agredir o
cuartar el derechos de las personas
Las transformaciones de la realidad dentro del intercambio de significados; son
impulsadas desde el trabajo con grupos, aunque también la dinámica se llega a
aplicar dentro de una asesoría individual si así se solicita. Con el trabajo de
grupos, la tarea desde una mirada psicosocial consiste en: 1.- facilitar procesos de
reflexión a partir de ejercicios estructurados, 2.- ser una red de apoyo para las y
los jóvenes ante sus necesidades, esta, implica reconocer al joven como una
persona de valía, con derechos y al cual se le debe de respetar sus gustos, sus
ideas, sus creencias y derechos; con cada intervención se busca escucharlo,
entender su sentir a sus vivencias e intentar orientarlo en sus necesidades si así
lo desea; 3.- hacer un diagnóstico sobre los intereses y las necesidades del grupo,
4.- detectar líderes que puedan contribuir con esta educación popular y ser
promotores, 5.-implementar estrategias para mantener la concentración,
participación y atención del grupo, 6.- elaborar cartas descriptivas de cada
intervención para mantener un control durante la sesión, 7.- moldear y cambiar la
línea de trabajo o la temática conforme cambian los objetivo del grupo y la sesión,
y 8.- crear estrategias metodológicas y ejercicios estructurados dinámicos y de
movimiento antes, durante y después de cada intervención conforme a la temática.

145
Una Mirada Crítica de la Práctica Profesional
Este apartado son reflexiones personales que surgen dentro de la cotidianidad de
la práctica profesional, el objetivo de las reflexiones es buscar la interconexión
entre la subordinación a las figuras de autoridad, la satisfacción laboral que me
genera el trabajo con jóvenes y el cumplimiento de mis metas desde una
teorización del trabajo con jóvenes y sus limitaciones.

Un Día de trabajo.
Hoy primero de febrero, me encuentro terminando de registrar en el SIES (sistema
de información y estadística) todas las actividades que realicé durante el mes de
enero, son las diez de las mañana y mientras capturo las actividades. me dedico a
brindar atención inicial es decir, contesto teléfonos y atiendo a las usuarias que
acuden a la unidad a solicitar información sobre el instituto; durante el trascurso de
la mañana recibo llamadas de algunas organizaciones civiles e instituciones
(MEXFAM, DDSER, CDHDF, SSP) confirmando su participación en el evento
alusivo al 14 de febrero “Día del amor y la amistad” que organiza la unidad cada
año a través de las asesaras del proyecto con jóvenes, el cual se realizará el
próximo 13 de febrero.
Este año mi compañera de proyecto y yo decidimos realizar el evento del 14 de
febrero en la escuela secundaria 34 “Eugenia León Puig”; la razón: dar lugar al
trabajo de sensibilización que realizamos con las jóvenes de tercer año desde el
mes de octubre. Consideramos pertinente reforzar los conceptos de amor y
violencia que se vieron en los talleres, además para nosotras es importante
fortalecer el vínculo laboral que existe con la escuela. Pienso que este evento será
fructífero para las jóvenes, pero la realidad es que esto no hubiera sido posible sin
la disponibilidad y el permiso de la escuela y sin la autorización de la coordinadora
pues finalmente es ella quien decide y aprueba las actividades que realizamos y
organizamos. Me preocupa que las actividades planeadas para ese día, en los
días próximos se tengan que modificar o suspender sin derecho a referéndum por
ser una disposición oficial desde oficinas centrales; en otras ocasiones mis
actividades programadas con algunas otras instancias son canceladas o
modificadas por actividades repentinas que surgen con relación a una fecha o

146
acontecimiento importante para la institución o el gobierno del D.F. Sin una
seguridad de que se realizará en tiempo y forma el evento, continuaré con su
planeación hasta que alguna autoridad me indique lo contrario, mientras tanto
dejaré estas preocupaciones a un lado y continuaré registrando mis actividades en
el SIES.
Por la tarde me dedico a elaborar el plan operativo de recursos humanos de
febrero; este plan es un calendario de las actividades que se realizan en el mes en
curso fuera de la unidad, sirve para que recursos humanos tenga conocimiento de
nuestra actividades en caso de un accidente laboral y para que la coordinadora y
la regional estén informadas de nuestras actividades en campo, el calendario es
elaborado por cada asesora y las actividades que en él se plasman son resultado
de una planeación autónoma en la cual se intenta cubrir parte de las metas
anuales asignadas a cada asesora.
En las últimas horas antes de que concluya las labores de este día, me dedico a
hacer una propuesta de trabajo que incluya duración, las temáticas abordar y la
petición de logística; esta propuesta es para el Centro de Asistencia Social en
respuesta a su solicitud de talleres de autoestima y sexualidad para su población
estudiantil; esta propuesta, se discutirá la próxima semana en una reunión de
trabajo con la directora del CAS y las asesoras del proyecto con jóvenes para
llegar a un acuerdo laboral para los próximos meses. Antes de concluir mi jornada
laboral, preparo el material que utilizaré mañana en los talleres que se imparten en
la telesecundaria 32, pienso que mañana será un día agotador, primero con las
actividades en la telesecundaria 32, luego con la plática que se impartirá en el
Cetís 5 sobre violencia en el noviazgo y posteriormente con la reunión que tendré
con algunas profesoras de prácticas del Cetís 5 para planear las actividades de
colaboración interinstitucional para este primer semestre del año.
Camino a mi casa reflexiono sobre mi día, me siento cansada de trabajar todo el
día frente a la computadora pero no me siento tan agotada como cuando estoy en
campo. El estar fuera de la unidad implica un mayor gasto económico sin más
retribución que el propio sueldo y un desgaste físico y mental producto no
solamente del trabajo que se realiza con grupos o las reuniones de trabajo, sino

147
también del trabajo administrativo que se realiza en los ratos libres que hay entre
una y otra actividad. Por otro lado me dio gusto poder charlar con mis compañeras
de trabajo porque casi no las veo, en promedio trabajo dos días en la unidad y tres
días en campo y la única compañera laboral que veo cuando estoy en campo es a
mi compañera del proyecto, siempre es grato conversar con ellas aunque los
temas de conversación casi siempre son de trabajo, la violencia de género que se
vive y el empoderamiento de las mujeres. Haciendo un análisis de mi día de
trabajo, me doy cuenta que me molesta la incertidumbre con la que se realiza el
trabajo, las asesoras no pueden asegurar que las actividades que planean las
ejecutarán sin contratiempos, constantemente me veo obligada a suspender
actividades o modificarlas por indicaciones de una autoridad para dar paso a otra
actividad que se considere de mayor importancia; el problema no es la otra
actividad que se asigna, si no las consecuencias que genera esto, las
modificaciones constantes afectan a los vínculos laborales y la confianza con la
población se pierde.

La Realidad de la práctica profesional y los obstáculos a enfrentar


A lo largo de mi experiencia laboral, me he percatado de que las indicaciones
laborales para el cumplimiento de metas, no siempre son paralelas al trabajo que
se ejecuta, existen obstáculos teóricos, materiales, económicos y necesidades
diferentes de la juventud que se contraponen constantemente con los objetivos e
intereses institucionales. Los puntos que se enmarcan a continuación, son
producto de una reflexión propia y un referente de la realidad que se vive fuera de
los protocolos que asigna la institución para el trabajo con jóvenes; estos puntos
son una mirada psicosocial de todas las adversidades y problemáticas laborales
que se enfrentan día a día.

“La educación popular” v/s Las redes sociales de l@s jóvenes


Las redes sociales son: un conjunto de personas, miembros de una familia
amigos, vecinos, etc. los cuales bajo un intercambio dinámico son capaces de
aportar apoyo a un individuo. Su importancia, radica en que brindan identidad al
sujeto y lo dotan de creencias con las cuales construye su realidad por medio del

148
pensamiento social. El trabajo para y con los jóvenes desde un principio de
transformación social, lucha contra una percepción de la realidad ligada a los
prejuicios, los estereotipos y creencias sobre “un deber ser” que son impulsados,
reforzados y trasformados desde sus propias redes sociales; en este sentido, el
trabajo de “educar” significa que el sujeto debe deslindarse de insumos culturales
y sociales producto de la interacción con cada vínculo de su red. Estos insumos
que coartan el ejercicio de sus derechos, no se logran esfumar fácilmente, porque:
impulsar su crítica, buscar “reeducar” y plantear nuevas “formas de ser” implica
enfrentarse a una resistencia al cambio, una presión social y un rechazo social,
esta confrontación la vive: la persona que facilita el proceso de sensibilización y
cada uno de los individuos que integran el grupo.
En mi experiencia el proceso de sensibilización no es un proceso fácil, conformar
jóvenes sensibilizados en temas de violencia de género y equidad, salud sexual y
reproductiva, entre otras, requiere de un tiempo que no siempre tienes: en
ocasiones la escuela no brinda el tiempo suficiente para poder sensibilizar a la
población, a veces el proceso de sensibilización llega a ser interrumpido por los
principios de la escuela (Por ejemplo, la Delegación Benito Juárez tiene una gran
cantidad de escuelas privadas, en una ocasión, una secundaria privada solicito a
la unidad tres pláticas sobre diversidad sexual, durante la primera plática,
buscando la reflexión del grupo sobre la importancia de respeto la diversidad y el
derecho a decidir la orientación sexual, la orientadora que se encontraba presente
en el lugar interrumpió la sesión y expresó que “las personas tenían derecho de
decidir su orientación sexual libremente pero no tenían derecho de hacer público
sus sentimientos frente las personas que son *normales* (heterosexuales) acto
seguido abandonó el lugar y al terminar la plática, la orientadora me informó que
no se podrían llevar a cabo las otras pláticas, argumentado que los alumnos se
encontraban en periodos de evaluación pero que ella se comunicaría nuevamente
para reagendar las pláticas restantes, acción que hasta el momento no se ha
realizado). En otras ocasiones es la misma población la que no acepta
involucrarse en el proceso sensibilización, cuando esto sucede, si el grupo es
abierto, la población dejará de asistir al taller o abandonará el lugar como una

149
muestra de rechazo, pero si es un grupo cerrado, la respuesta de la población
ante su resistencia al cambio, consistirá en evadir (dormirse o boicotear los
ejercicios estructurados) o confrontar y cuestionar las ideas de transformación
social. Por ejemplo, en una plática sobre maternidad y paternidad responsable
dirigida a jóvenes de una preparatoria particular por solicitud de la misma, expresé
que “la responsabilidad de la maternidad implica cuestionar los recursos con los
que se cuenta para ser madre o padre y en base a ellos es importante decidir
sobre el propio cuerpo de manera libre y responsable”; al concluir la idea la
mayoría de las jóvenes me dijeron que la maternidad era cuestión de la voluntad
de Dios y que no estaba en sus manos decidir sobre el tema y levantándose
recalcaron que ellas rechazarían cualquier pensamiento inmoral que no coincidiera
con sus creencias; al escuchar sus ideas mencioné que respetaba sus ideas y di
por terminada la plática).
Pese a los obstáculos a enfrentar durante la intervención grupal en los procesos
de sensibilización, es posible “educar” a la población y obtener cambios en sus
formas de pensar y actuar, tanto a nivel grupal como personal, aunque es
importante aclarar que, estos cambios nunca serán de forma total o espontáneos,
requieren de un proceso indefinido tanto a nivel de grupo y de manera individual.
Para ejemplificar estas ideas, puedo decir: que mi propia sensibilización sobre
perspectiva de género, la cual me llevó a deconstruir símbolos y significados sobre
mi manera de ser y mis creencias, requirió de los seis meses que dura el servicio
social y mi especialización y actualización sobre los temas han demandado una
capacitación (género, feminismo, adicciones, violencia, sexualidad, interrupción
del embarazo) e investigación constante (embarazo en la adolescencia,
diversidad, salud sexual y reproductiva, feminismo, derechos humanos); no
obstante todavía después de tres años, llego a encontrar en mí, ideas arraigadas
sobre el “ser mujer”, la “violencia” o la “sexualidad” que innegablemente responden
a un estereotipo que limita mis derechos; así, dentro de estas paradojas que
refleja la influencia social, puedo compartir que he conocido mujeres feministas
expertas en la prevención de la violencia, que dentro de su vida cotidiana, en
ocasiones llegan a ejercer un abuso de poder o permitir ciertos tipos de violencia

150
por parte de sus parejas. En este sentido; la educación popular como parte de un
proceso de transformación social que invite a nuevas formas de ser “mujer” u
“hombre” para garantizar el acceso a sus derechos, requiere de un trabajo de
reflexión y análisis grupal e individual de forma permanente sobre “el ser” y “querer
ser” dentro las relaciones “personas-mundo”, para generar un cambio constante;
este proceso de educación se inserta en una lucha para afrontar un rechazo
social de las personas que se resisten al cambio y promueven cierta coerción
dentro de la propia red social, la cual involucra, al primer ente de socialización: la
familia.
La familia vista desde una línea más social es: “una unidad básica de convivencia
de las personas en sociedad y reproductora de prácticas, tanto de solidaridad y
cariño entre sus miembros, como de conflicto y desigualdad” (INMUJERES,
2008a, p. 64). En un trabajo que implique “educar a la población” tal y como lo
plantea Freire, es crucial la familia porque esta, sirve como un patrón de
reforzamiento, negación o cambio. Así, es más fácil pensar en la deconstrucción
cuando la familia funge como una red de apoyo. En este sentido, la dificultad hacia
el cambio es clara: ¿Cómo luchar contra la violencia en el noviazgo cuando dentro
del mismo sistema familiar hay violencia y además se vive como algo natural? o
¿Cómo hablar de autoestima cuando la misma familia demerita las capacidades y
potencialidades del joven?, ¿Cómo hablar de derechos sexuales y reproductivos
cuando hay padres que se niegan a hablar de sexualidad? La respuesta a estas y
otras interrogantes que hablan de obstáculos sobre la práctica profesional, son
sencillas, pero las acciones sobre las mismas son complicadas; en primera
instancia los logros en cuanto a una idea de transformación social se visibilizan
con minorías dentro de la intervención grupal; entre menor sea el tamaño del
grupo, mayores serán los resultados, pero si el grupo tiene menos de 10 personas
es difícil obtener una buena reflexión sobre el tema; los resultados son producto
del tiempo que se trabaje con el grupo. Para facilitar este proceso de
deconstrucción es esencial, generar redes de apoyo, que sean un sostén
emocional, una compañía, una guía cognitiva y de consejo ante la influencia y el
rechazo social; estas redes de apoyo, se formarán, al fomentar la cohesión dentro

151
del grupo, pero también es importante buscar la cercanía y la unión con jóvenes
de otros grupos que hayan iniciado un proceso de transformación para que formen
parte de su red. Así mismo, el papel que se ejecuta dentro de la intervención con
grupos, consiste en ser una red de apoyo que pueda funcionar como estimulo al
cambio y al desahogo emocional frente al rechazo social.
“La Educación popular” v/s y El proceso de autonomía en jóvenes
La autonomía emocional plantea que las/os adolescentes buscarán alejarse de la
aprobación de sus progenitores o su núcleo familiar en la toma de sus decisiones,
para hacerse más conscientes de sus pensamientos y su entorno (Ramírez y,
Rosario, 2009); al tener una visión más realista de sus padres comenzarán a
tomar el control de sus decisiones sin la influencia total de sus padres. Ante esta
necesidad de independencia emocional es más fácil sensibilizarlas(los) cuando te
acercas a la población no como una figura de autoridad sino como una persona
semejante que es capaz de aceptar y respetar sus ideas; al proponer una
“transformación de los estereotipos y prejuicios que coartan los derechos
humanos”. Es más fácil con jóvenes que comienzan una búsqueda de su
identidad, la apropiación de sus ideas y la autonomía en sus decisiones en
comparación de un grupo de mujeres adultas que ya ha construido y cimentado
sus creencias sobre “un deber ser dentro de su entorno social”; cuando trabajas
en grupos de jóvenes tienes la posibilidad de incidir en la construcción de su
identidad cambiando con mayor facilidad ideas sexistas que coarten sus derechos
y de otras personas, pero también tienes la posibilidad de fomentar su autonomía
a través del respeto a sus ideas, el reconocimiento de sus habilidades y auto
eficacia y la motivación para que se descubra y reconozca como una persona de
valía.
El trabajo de “educación popular” con relación al proceso de autonomía de las y
los jóvenes frecuentemente se ve contrariado cuando el trabajo se realiza en
campo y alguna persona que trabaja en el lugar donde se hace intervención de
grupo, decide presenciar las actividades del grupo dificultando así la confianza en
el grupo y hacia la facilitadora, cuando la figura de autoridad decide también
ejercer su autoridad en el grupo ya sea para mantener la disciplina dentro del

152
mismo o para participar con un juicio de valor, imposiciones o desvalorizaciones,
el proceso de sensibilización se interrumpe y los productos resultantes se
manifestaran en apatía, enojo y rebeldía por parte del grupo.
Las necesidades de los jóvenes v/s y los objetivos institucionales.
Los jóvenes demandan temas de violencia, sexualidad, identidades juveniles y de
resolución positiva de conflictos, pocas veces les interesa los temas de ciudadanía
o la participación social a través de la asistencia a eventos gubernamentales; la
discrepancia que existe entre los objetivos institucionales y las necesidades de la
población son visibles; no tod@s l@s jóvenes están interesados en hacer un
trabajo de promotoría y asistir a eventos masivos de política o ciudadanía; en este
sentido es importante respetar las decisiones y necesidades de los jóvenes; no
obstante a lo largo de estos años, se han visto logros que reflejan la emancipación
de las y los jóvenes, por ejemplo: he observado la acción social de algun@s
jóvenes de la SEC 37 que se manifestaron de forma pacífica para exigir respeto
ante los abusos de poder y la violencia que ejercía un profesor de la escuela; así
mismo he sido participe de la organización de l@s jóvenes para hacer demandas
a la sociedad como parte del ejercicio de su ciudadanía. En resumen la práctica
profesional implica conceptuar la ética profesional y discernir las funciones
laborales en relación a las creencias, realidades y facilidades para lograr objetivos
impuestos.
El trabajo con jóvenes v/s el tema la Violencia y sexualidad
Dentro de los logros que se obtienen en materia de violencia, a nivel individual: se
observan jóvenes capaces de detectar y rechazar las formas de violencia que
viven, principalmente dentro de sus relaciones de pareja, este proceso de educar
permite que l@s jóvenes se empoderen para no permitir celos, chantajes,
intimidaciones, golpes y cualquier manifestación de la violencia, al mismo tiempo
pueden erradicar la violencia que ejercen. A nivel grupal se puede lograr empatía,
respeto y disminuir o eliminar la violencia que se vive dentro del grupo. Pero la
realidad es que innegablemente estos talleres y cursos no pueden evitar y
anteponer un alto a todas las formas de violencia social que viven dentro de su

153
entorno familiar o dentro de una sociedad que naturaliza, recompensa y fomenta
los abusos de poder al ser un símbolo de status.
Por otro lado, la intervención grupal con jóvenes, demanda abordar temas de
sexo, erotismo y salud sexual y reproductiva; el tema de sexualidad, responde a
una problemática social y un reto a enfrentar como psicóloga social: en la práctica
se observa con los años un mayor número de mujeres y hombres jóvenes que
tienen una vida sexual activa desde el nivel básico y como parte de sus
necesidades solicitan información sobre las pastillas de emergencias, sobre el uso
del condón, diversidad sexual y otros temas de su interés; al tiempo que se hacen
solicitudes por parte de padres de familia y docentes para no tocar temas de
sexualidad o para hablar de ella, bajo una idea conservadora que refuerza mitos y
prejuicios. A lo largo de muchos años este tema, ha sido un tabú que se vive
desde la doble moral, sin embargo es importante resaltar que las condiciones
económicas y sociales de la población son una variable que marca las actitudes y
las construcciones que se hacen sobre las prácticas sexuales y que obstaculizan
los objetivos institucionales para el trabajo con jóvenes. En la práctica es más
difícil hablar de derechos sexuales y reproductivos en una escuela privada o en
colonias de clase alta, en comparación a las escuelas públicas o las colonias
populares. Como anécdota; en algún momento llegó una solicitud de una escuela
para dar una plática con el tema “prevención de la sexualidad” innegablemente
este tema era imposible de impartir porque somos seres sexuados.

Consolidación y fortalezas del ejercicio profesional


La práctica produce conocimiento nuevo, producto de la experiencia y de
capacitaciones constantes, que parten de una iniciativa sufragada con recursos
propios, o por mandato de la institución; las capacitaciones que brinda la
Institución son impartidos por personas expertas en temas de ciudadanía,
juventud, políticas públicas, etc., en cada tema se trabaja bajo una perspectiva de
género pero con diferentes modelos teóricos y metodológicos; la discusión entre
las capacitaciones adquiridas y la práctica profesional, radica en que el
conocimiento es multidimensional y se adapta a un sistema de creencias que no

154
siempre se liga a mis intereses, afinidades y creencias. En este sentido, las
capacitaciones asignadas por la institución, no siempre son conforme a principios
o teorías de la psicología social, algunas se vinculan con teorías de la psicología
clínica, la antropología, sociología, etc. (Por ejemplo, las capacitaciones que he
recibido sobre psicopatología e impresión diagnóstica por la Asociación Mexicana
de Psicoterapia Analítica de Grupo, la cual trabaja desde el psicoanálisis). La
discrepancia que existe entre los intereses personales, las necesidades
institucionales y las creencias personales e instituciones que se vinculan con las
funciones laborales y los objetivos de la institución, traen como resultado la
apropiación de elementos teóricos y metodológicos de otras disciplinas ajenas a la
psicología social a mis tareas laborales (por ejemplo la teoría pedagógica de la
Educación Popular de Freire) pero también el rechazo de algunos elementos
metodológicos y teóricos atribuidos a otras disciplinas que no forman parte de mi
formación como psicóloga social, por encima de las creencias y los mandatos
institucionales para el cumplimiento de los objetivos de la institución.
El tener capacitaciones constantes sobre los temas que trabajo desde una visión
ajena a la psicología social me permite conocer otras formas de ver, interpretar y
trabajar con las problemáticas de la juventud, la violencia de género y la salud
mental de las mujeres y en ocasiones estas me permiten incorporar nuevos
elementos a mis funciones laborales pero sin olvidar que mi función como
psicóloga social en este trabajo es conocer interpretar y trabajar con las
problemáticas que vive la juventud y las mujeres desde procesos psicológicos que
se construyen, explican y trasforman desde un contexto social en la interacción
con el otro. La diversidad teórica dentro de mi experiencia laboral me ha permitido
reconocerme y reafirmarme como psicóloga social y no como terapeuta,
psicoanalista, especialista en constelaciones familiares o flores Bach o con
cualquier modelo de intervención que se reconozca por la institución o se realice
por las asesoras que laboran en la Institución Por ejemplo por mandato de la
institución, en breve recibiré un curso sobre Psicoterapia Corporal con el fin de
integrar estas técnicas al trabajo con jóvenes pero esto solo lo hare si durante el
desarrollo de la capacitación creo que puedo adoptar algunas de esas estrategias

155
a mi trabajo con jóvenes desde una mirada psicosocial y no desde una visión
psicoterapéutica corporal.
Con casi tres años de experiencia laboral, puedo expresar que me gusta mi
trabajo, las actividades que realizo me agradan en un 80%, aunque hay aspectos
laborales que no coinciden con mi forma de pensar y hay tareas que ejecuto por
mandato, no por convicción. Mi trabajo me reditúa grandes logros personales pero
en ocasiones hay que subordinarse a la autoridad más allá de mis propuestas de
trabajo, ideas e injusticias.

Conclusiones
¿Cuál es el espacio laboral para la psicología social? El espacio laboral es todo
aquel, que capta la visión ocular y los pensamientos resultantes de vivencias,
expectativas y proyectos de vida; dentro una perspectiva psicosocial es todo
espacio que permite realizar una observación y un análisis de los símbolos y los
significados que rodean al individuo, la población, los recursos o el contexto social,
en los cuales emergen necesidades, problemáticas sociales o individuales que
afectan al individuo, al grupo o la sociedad; dentro de la práctica, este lugar, debe
tener funciones encaminadas a plantear una explicación, generar proyectos o
estrategias de solución e impulsar acciones. ¿Qué tan fácil es encontrar un
espacio laboral que responda al desarrollo de la psicología social? El tiempo que
tarde un egresado en reconocer las habilidades, capacidades y conocimientos
obtenidos en la carrera de psicología social, más el tiempo que tarde en ubicar un
espacio donde laborar y consiga ser contratado. No hay vacantes para
psicólogas(os) lo importante es conocer que existen varios puestos en distintas
áreas, con distintas poblaciones y objetivos, donde desarrollar y poner en práctica
los conocimientos en psicología social. Un ejemplo es el trabajo que se realiza con
las y los jóvenes, y las diferentes formaciones académicas que tienen las
personas que son contratadas para este puesto ¿Diferencias entre conocimiento
y práctica? El conocimiento académico son ideas de autores que se ejemplificaron
y discutieron en el aula y permanecieron inmersos en la memoria de cada
estudiante; la práctica es aquel conocimiento académico que se trasforma en

156
habilidades, capacidades y recursos para responder a una acción que se ejecuta
como parte de un objetivo dentro de un espacio laboral y que se complementa con
otras disciplinas y conocimientos necesarios para cumplir funciones de trabajo; la
práctica es también conocimiento nuevo que retroalimenta y reforma al
conocimiento académico; dentro del trabajo con jóvenes, el conocimiento me
permite:1.- tener recursos para explicar “el mundo de l@s jóvenes” a través de las
identidades, símbolos e insumos culturales; 2.- tener habilidades para crear
estrategias de intervención con grupos de jóvenes y 3.- tener la capacidad para
realizar un trabajo de “educación popular” y de formación de promotores. Esta
práctica profesional me ha llevado ver la psicología social como una forma de ver,
interpretar, explicar y trasformar la realidad a través: de las interacciones
humanas, de los significados y los símbolos que guardan nuestras vivencias
cotidianas dentro de nuestra memoria, de los referentes socio-culturales que
forman al individuo y trasforman a nuestra sociedad; pero también me ha brindo la
oportunidad de cuestionar mandatos y miradas institucionales que rompen con mis
creencias sobre mi trabajo y la manera de ejecutarlo, cuestionar también las
necesidades que observo que tienen las y los jóvenes y los objetivos que persigue
la institución con la juventud.
La diversidad en mi entorno laboral me reafirmó y me redefinió como psicóloga
social, es una oportunidad para conocer gente, ampliar mis redes sociales,
aprender nuevas formas de conocimiento, cuestionar esas formas de
conocimiento y quizás adoptarlas a la construcción de mi realidad, que es
cambiante por que se trasforma en la interacción con el otro a través de lenguaje
que genera discursos, pensamientos, símbolos y significados.

157
GLOSARIO
Los siguientes conceptos son una conceptualización que la institución hace sobre
palabras que se utilizan en la creación de políticas públicas a favor de las mujeres.

Empoderamiento de las mujeres: “Es el proceso por medio del cual las mujeres
transitan de cualquier situación de opresión, desigualdad, discriminación,
explotación o exclusión a un estado de conciencia, autodeterminación y
autonomía”. (INMUJERES, 2008b, p.11)

Políticas públicas: “Conjunto de acciones a realizar a partir de la toma de


decisiones de la esfera gubernamental las cuales surgen de demandas
conflictivas” (INMUJERES, 2008b, p.105).

Red social: “Es un vínculo de personas que son capaces de aportar bienestar
apoyo y ayuda entre ellos” (Ramírez y Rosario, 2009, p.50). A nivel institucional
son integrantes de los grupos de jóvenes los cuales recibieron la capacitación de
“Red de jóvenes” y funcionan como “Redes de acción social”.

Género: Principio de organización social que afecta todo el conjunto de relaciones


sociales. (INMUJERES, 2005, p.13)

Equidad de género: “Concepto que se refiere al principio conforme al cual


mujeres y hombres acceden con justicia e igualdad al uso, control y beneficio de
los bienes, servicios, recursos y oportunidades de la sociedad”. (INMUJERES,
2007, p. 6).

Habilidades psicosociales: Son destrezas encaminadas a desempeñar una


tarea, van acompañadas de conocimientos, actitudes y valores que ayudan a la
salud mental del individuo. El instituto retoma esta propuesta metodológica
impulsada por la organización mundial de salud (OMS) desde su Manual de Amor
es sin violencia (INMUJERES, 2002) y reconoce el autoconocimiento, la empatía,
asertividad, la habilidad para establecer y mantener relaciones interpersonales, la
toma de decisiones, capacidad para resolver conflictos, el pensamiento crítico y
creativo, el manejo de las emociones, tensiones y estrés como habilidades
necesarias a desarrollar en cada individuo para el desarrollo de los objetivos que
persigue la institución.

158
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Shotter J. (2001). Realidades Conversacionales. Argentina: Amorrortu Editores.

160
Capítulo 8. La Tierra Prometida. Oscar Rodríguez Cerda

Un territorio dividido en parcelas.

Cuando estudiantes a punto de finalizar una licenciatura súbitamente nos


preocupamos por el futuro, primero evocamos un empleo, luego quizá, nos
preguntamos qué sabemos hacer, qué hemos aprendido y si podemos competir
con otros por una oportunidad. Un estudiante recién titulado tal vez reflexiona y
concluye que los debates sobre la realidad, los seminarios a los que ha asistido
por ejemplo- acerca de los temas de actualidad como los problemas ambientales,
del agua que requiere la ciudad, las cantidades estratosféricas de basura que
producimos, la migración, la inversión de la pirámide poblacional según las
explicaciones de los demógrafos, el rol del prejuicio social en las relaciones entre
los grupos, etc., son actividades académicas significativas pero –después de todo-
hay que encontrar empleo. Se siente como si un balde de agua fría cayera sobre
uno. Por la vía de la conversación se puede atisbar el territorio de las ofertas de
empleo, poco a poco descubrimos que cuando las empresas contratan a un
psicólogo los requisitos o las habilidades que se deben tener rayan en lo
inverosímil: poseer la habilidad de aplicar test para la selección de personal e
interpretar los resultados, saber integrar una nómina y conocer los pormenores de
la política de impuestos con base en el salario mínimo, además ser joven, tener
carisma y un “gran dominio de sí mismo”. Esos primeros atisbos dejan un sabor de
boca a cobre por que se descubre que las ofertas –en promedio- no van más allá.
Quizá, después de lo anterior, sólo queda apelar a las creencias de uno, que por
lo general son también creencias de muchos, creer que a cada profesión le
corresponde un territorio específico, imaginar el libre desempeño de la profesión,
cultivar la expectativa de consolidar y adquirir nuevas habilidades, son algunas de
las ensoñaciones del estudiante inexperto, ávido por culminar sus estudios y
aplicar sus conocimientos. Al cobijo de estas ideas se activa la fantasía, el médico
con los enfermos, el arquitecto con casas y edificios, el abogado en los palacios

161
de justicia, el odontólogo con las encías y los dientes, el ingeniero con caminos y
puentes, etc. En particular el estudiante de psicología social muy pronto descubre
que tiene que aprender aquello -según se dice – que se demanda en el mercado
de trabajo. Muchos buscan aprender la aplicación de pruebas psicométricas o test
psicológicos, lo que sea es bueno; así que se empeñan en buscar el cómo de la
aplicación y la interpretación de los resultados de baterías psicológicas. Claro; tal
vez ignoran la existencia de máquinas que por unas monedas suministran un test
al usuario y devuelven en forma impresa los resultados, así como hay máquinas
que nos fotografían y –por unas monedas- nos devuelvan fotos de tamaño infantil.
Algo hay de cierto en lo que se dice del mercado laboral pero también descubren
lo inesperado: contadores aplicando test de aptitudes, psicólogos elaborando
nóminas y calculando impuestos, administradores haciendo tanteos sobre las
actitudes de las personas, ingenieros ocupados en diagnosticar el clima laboral
etc., en fin, invasión de territorios, áreas y límites opacos del desempeño laboral.
Todo por lograr la reducción de costos y –por si fuera poco- la contratación tipo
out sourcing.

Múltiples realidades
Sin embargo la inexistencia de una territorialidad ex profeso para cada profesión a
veces da lugar a una integración novedosa de saberes y procederes. Eso es lo
que uno deduce de la experiencia de la autora del escrito denominado “El trabajo
con jóvenes y la perspectiva de género. El ejercicio laboral de una psicóloga
social”. Ella recibe una oferta de empleo a condición de aplicar la perspectiva de
género en las actividades que llevarán a cabo con grupos de jóvenes; en términos
operacionales ‘aplicar la perspectiva de género´ comienza con la aceptación de las
ocurrencias provenientes de diferentes profesionales, unos de antropología, otros
de trabajo social, otros más de sociología, algunos de historia y hasta de la
psicología social. Se trata de aproximaciones diferentes pero que deben coexistir.
Además se trata –lo que es muy importante- de preservar las diferencias por que
en ello se juega la posibilidad de crear distintas realidades concernientes al
género, por tanto múltiples tentativas de aplicación, múltiples necesidades y

162
niveles de atención. Quizá ni tiempo se dan para reparar en la importancia de lo
que ocurre, primero por la vía del establecimiento de la multiplicidad del género se
renuncia tácitamente a la supuesta necesidad de encontrar el ‘argumento
universal e inamovible’ de las relaciones entre los géneros, segundo, por la vía de
una modalidad particular de intervención -coexistiendo con otras disímiles- se abre
la posibilidad de construir distintas realidades de los géneros, todas con el mismo
nivel de legitimidad. Hay una consecuencia en todo ello: el asumir una posición al
respecto de los géneros implica traer al escenario del análisis y la intervención una
determinada epistemología, la relativa a la co-construcción de distintas realidades
opuesta a la epistemología clásica en donde se establece que la realidad existe
independientemente del observador. Hay además una ganancia adicional, quienes
participan en estas actividades aprenden a ‘ir y venir’ de la una hacia la otra. Es
una habilidad que difícilmente se aprende en la universidad; ‘ir y venir’ amplia la
visión de criterios, sin estar centrado en un reclamo específico de conocimiento se
vive llanamente, paulatinamente se acepta la multiplicidad de realidades ya que
cada observador está colocado en un lugar particular, hay coexistencia y hay
respeto.
El profesional –antropólogo, sociólogo, psicólogo social, etc.- no se entretiene con
la aparente necesidad de encontrar ‘la’ realidad, desarrolla sus artes de
intervención, evalúa sus alcances y vuelve a los grupos cada vez con un
aprendizaje nuevo que le conduce a la serena madurez. Este es el camino por el
que transita nuestra psicóloga social. En la academia a tal proceso a veces se le
nombra ‘multidisciplina’, en el campo funciona como tal, quizá cuando llega el
momento de elaborar la narrativa oficial de lo que sucede, a la hora de redactar los
informes para los políticos, entonces la prosa se alinea en el sentido de haber
aplicado creatividad bajo la inspiración de un discurso homogéneo, qué curioso:
germinan re-encuadres y re-acomodos.

La gran paradoja
La autora describe, quizás con desencanto, cómo tiene que interrumpir actividades
ya iniciadas con grupos de jóvenes porque la autoridad tiene premura por realizar

163
otras de mayor importancia. ¡Qué ambigüedades y cuántas contradicciones!
Primero el esfuerzo operativo de parte de los diferentes profesionales para
integrarse a un grupo, segundo el denuedo con el que se construye un enfoque
peculiar de las relaciones de género a partir de la psicología social o de cualquier
otra disciplina, la labor conjunta de participantes y facilitadores –la operacionalidad
de la multidisciplina- son arteramente descalificados por que la autoridad ‘resolvió’
que en lugar de eso hay otras actividades que realizar. Esto suena contradictorio
pues si de una parte se alienta y se espera que las promotoras de talleres o
reflexiones en grupos apliquen la perspectiva de género, al obligar a la
interrupción de dichas actividades los planes se quedan a medias, tienden al
olvido. Esas decisiones nada tienen que ver con la diversidad asociada con la
multidisciplina, ni con la creatividad de los protagonistas, aquellos que tienen el
poder de decisión necesitan la subordinación de los facilitadores de la perspectiva
de género. Pero ¿cómo modelar una relación de género equitativa si quien puede
fungir como modelo es sometido a los súbitos cambios de planes por parte de la
autoridad? Los grupos de jóvenes reciben la oferta de trabajar en lo que la autora
denomina un “proceso de sensibilización”, actividad en la que se reflexiona sobre
sus derechos en el ámbito de la sexualidad, la paternidad responsable, su
autonomía individual, etc., muy bien pero ¿no resulta paradójico que el encargado
de reproducir estas actividades se vea también ‘coartado’ en sus derechos –como
el joven a quien se invita a participar en el proceso- al obligarle a cancelar planes y
actividades para atender “otros asuntos” que a juicio de la autoridad merecen
atención inmediata? Se trata de prevenir al joven de ‘verse coartado’ en sus
derechos, “coartando a su vez” el libre desempeño y el cumplimiento del programa
de los facilitadores de la perspectiva de género. ¿No será que la autoridad
requiera ser incluida en los trabajos de sensibilización?
Con todo es importante apreciar el talento de los egresados puesto a prueba con
oportunidades de desarrollo como la que se describe en el escrito de la autora,
cuando hay condiciones favorables el egresado aporta, discurre, innova, propone,
participa, se capacita, desaprende; es decir “se aplica”, algún efecto favorable
puede acontecer que beneficie al mismo egresado tanto como a los participantes

164
en las actividades de las que es responsable. Cuando el medio es propicio los
recursos del novel profesional pueden activarse y con ello favorecer el cambio,
entonces hay retroalimentación, el umbral de conciencia se amplia y se reconocen
las habilidades. No todos al ser contratados se encuentran con el medio propicio,
pero eso no significa que haya carencia de talento, desde mi punto de vista el
talento abunda a lo largo del país, sin embargo a veces el medio no es un aliento o
las interacciones habidas entre sujeto y entorno sencillamente nada tienen que ver
con el potencial despliegue del talento de aquél.
Creo que somos afortunados al estudiar los fenómenos psicosociales, ninguna
otra disciplina atiende los fenómenos del sesgo de juicio, es decir, de cómo las
personas en situación de interacción construyen juicios y /o prejuicios sea de la
conducta del otro, sea del entorno; resulta fascinante observar que el sesgo es
inevitable si los patrones de interacción tienen que continuar, es sorprendente
descubrir que dichos procesos son congruentes con las características biológicas
de los individuos, en efecto, el ser humano -como cualquier otro organismo vivo-
tiende a tomar ilusión por realidad; el sesgo de juicio está directamente conectado
con dichas determinaciones biológicas, aunque también están detrás de las
capacidades de acoplamiento de las personas a las interacciones recurrentes. El
fenómeno de la disonancia cognitiva nos muestra la imposibilidad de establecer la
explicación única, la de tipo objetivista, ello es incongruente con las capacidades
del hombre según sus determinaciones biológicas, el conocer depende de esas
estructuras y del historial de acoplamiento e interacciones entre los personas.
Consecuentemente hay aún otras paradojas y aquí mostramos otra más: es muy
frecuente suponer que el entorno dicta a un organismo vivo cómo será su
conducta, pero eso no tiene fundamento pues desde el punto de vista de sus
determinaciones biológicas, si algún cambio es posible en un sistema es porque
ya existe en él, el entorno cuanto más, sólo puede gatillar funciones que son
previsibles en el marco de las estructuras que lo determinan. La disonancia
cognitiva ocurre por la conjunción de la acción de conocer y de la experiencia, son
dos ámbitos inseparables. Gracias a este fenómeno del equilibrio cognitivo las

165
actividades grupales de sensibilización se anclan, tienen desarrollo y pueden
gatillar funciones y cambios tanto en el grupo como en los participantes.

166
Capítulo 9. Experiencia profesional en la investigación del
consumo de drogas en el ámbito institucional. Sara Elisa Gracia
Gutiérrez de Velasco.

RESUMEN

El presente capítulo tiene por objetivo relatar mi experiencia profesional en el


campo de investigación en la problemática del consumo de drogas desde un
ámbito institucional. La institución a la que hago referencia está sostenida sobre
una figura jurídica híbrida de asociación civil y organismo gubernamental, lo cual
hace que el quehacer del psicólogo social en el campo de investigación en torno al
consumo problemático de sustancias psicoactivas esté implicada de maneras
diversas, tanto favorables como no tan favorables. En este sentido, me gustaría
además de situar mi experiencia en este ámbito profesional, ejercer una mirada
crítica desde dentro de la institución, no sólo a lo que corresponde a la praxis
misma de la investigación generada desde cierto campo de saber, como lo es la
psicología social y su interés en la problemática del consumo de sustancias, sino
también al contexto institucional y estructural en el que se inscribe esta
experiencia.

167
Reflexionar sobre la formación y experiencia profesionales propias
necesariamente pasa por una (re)lectura y (re)escritura de las mismas, de tal
manera que situar los acontecimientos que fueron marcando tales experiencias,
implican ciertas (re)definiciones y (re)planteamientos en la dimensión identitaria
que sostiene ese hacer-ser. De ahí que este texto incluya algo del orden de la
(auto)biografía y por lo tanto proponga una forma posible de narrativa identitaria.

La temática en la que me he enfocado en los últimos diez años, tiene importantes


implicaciones en mi historia de vida y en la época socio-histórica que transcurre.
Su complejidad se teje de manera dialógica entre una serie de implicaciones
singulares y estructurales de los sujetos y las instituciones, que hace que el campo
contenga una multiplicidad de abordajes en el tenor de una transdisciplina, aun
cuando se trate de la psicología social, en más de una ocasión, este campo estará
situado bajo parámetros borrosos e inestable de determinación. No obstante,
nuestra praxis dentro de un campo específico de trabajo nos convoca a adoptar
posturas ante la expresión de tales problemáticas y a trazar los senderos de
sentido de nuestra formación y experiencia profesional.

Inserción laboral
Me acerqué a la institución guiada por mi interés en los factores asociados con el
consumo regular de mariguana entre los/as jóvenes, que era mi tema de tesina y
por la sugerencia de quien dirigía mi trabajo de investigación. Cabe señalar, que
las personas que estuvieron cerca de mí durante este proceso fueron de gran
ayuda, porque me guiaron y me surgieron empatar el trabajo de investigación con
el servicio social. Lo anterior me fue útil porque aproveché el tiempo y se me
facilitó el trabajo en ambos sentidos.

Llegué directamente a solicitar hacer mi servicio social en el área de investigación,


me aceptaron y comenzó la aventura. Ésta era para mí, la primera inserción a un
campo laboral como psicóloga social, aun cuando apenas se trataba de hacer el

168
servicio social, recuerdo que mi vivencia era de mucha emoción, un poco de
temor, y ganas de hacer bien mi trabajo.

La primera impresión que tuve cuando entré al área de investigación fue la


disposición del espacio de trabajo, el cual se conformaba por mamparas,
equipadas con una computadora personal y un archivero. Cada una de éstas,
estaba destinada para una persona. Tal acomodo me llevó a pensar que se
favorecía el trabajo individualizado, que las tareas estaban distribuidas y
asignadas de manera específica para cada uno de los miembros del área y que
por lo tanto, el trabajo en equipo no era habitual. Con el tiempo, pude matizar esta
primera impresión. El trabajo en el área de investigación requiere ambos aspectos:
un trabajo particular y específico de cada persona y uno compartido, que deviene
de consensos, acuerdos y compromisos para un fin común. En todo caso, resulta
interesante reflexionar sobre cómo opera la configuración, distribución y
asignación de los espacios y su pertinencia en función del quehacer institucional.

Encontré perfiles diversos, como sociólogos/as, psicólogos/as sociales,


psicólogos/as generales, trabajadores/as sociales, en momentos de vida distintos
y con inquietudes particulares. Fui leyendo las dinámicas que prevalecían, las
formas en que se entendía la investigación y las posibilidades de la misma.
Paulatinamente, me fui mezclando con las maneras, los protocolos y guías de
aquello que hacía lo instituido, lo institucional, pero sobre todo, mi implicación se
fue tejiendo a partir de las dinámicas relacionales emergentes de quienes
habitábamos los intersticios institucionales.

La institución, se me presentaba entonces como un conjunto de normas, pero


también como espacio de convivencia cotidiana, desde las particularidades de los
sujetos que formaban parte de ella. Ambos aspectos configuran formas de vida
común propias de los espacios laborales. Las instituciones, en este sentido,
fungen como lugares de anclaje, que nos congregan y nos procuran comunidad, y
también nos excluyen de otras posibilidades de pertenencia, de tal manera que
incluyen la singularidad de los sujetos y las estructuras que instituyen y otorgan
identidad a la institución.
169
Asimismo, mis primeras impresiones incluían preguntas sobre qué significaba
investigar, en qué consistía hacer investigación, cuáles eran los fines que se
perseguían para tal tarea y cómo situarse en ese lugar de acuerdo al contexto que
se imponía desde la estructura de la institución. De qué manera podían coincidir o
no la investigación como la conocía en la UAM-I y cómo sería en la institución.
Esas preguntas se articulaban con otras sobre cómo formular un problema de
investigación, de qué índole sería, bajo que supuestos operaria, es decir, sobre
que experiencias podría sustentarse tal interés, hasta qué metodologías podrían
ser utilizadas y cómo éstas podrían estar articuladas con aspectos teóricos.
Pensaba que tenía frente a mí un reto enorme, que consistía en estudiar las
teorías de la psicología social y aplicarlas a una problemática compleja como lo es
el consumo problemático de drogas, elegir los procesos metodológicos
adecuados, aunado a la fuerza creativa necesaria para idear formas de
aproximación al campo de estudio.

Esto último, el acceso al campo, o dicho de otro modo, la posibilidad de estar en


contacto con las diversas realidades de los sujetos con consumo problemáticos
era y ha sido para mí de suma importancia para el establecimiento de una práctica
cercana al acontecer, consciente y sensible de la complejidad y las paradojas que
comprenden los fenómenos sociales. Este aspecto no ha sido del todo fácil de
sortear ante la particularidad que entraña la dinámica institucional. Con frecuencia
nos hemos encontrado con las limitantes comunes a otras instancias donde su
función sustantiva no es la investigación, sino la atención a los problemas desde
una lógica meramente de intervención, en la cual la investigación no
necesariamente está justificada desde el proceder mismo. Para ser clara, la
disociación entre teoría y práctica afecta la manera en que se puede y debe
producir investigación desde las instituciones. Asimismo, las formas
burocratizadas repercuten en los requerimientos de flexibilidad que exigen los
procesos de investigación-acción que ayudaría a establecer puentes, tanto en lo
que se refiere al trabajo conjunto de las áreas como en los dispositivos de
intervención e investigación. Actualmente, siguiendo este orden de ideas, en el
área de investigación se han impulsado propuestas de estudios a más largo plazo,

170
que incluyen diferentes fases y que permiten arribar a elaboraciones más
complejas y abarcativas, llegando a la formulación de propuestas de intervención y
evaluación, así como la colaboración con otras instancias, a fin de enriquecer los
estudios.

Así, paulatinamente me fui involucrando, primero en estudios de tipo cuantitativo,


por ejemplo en el trabajo propio del sistema de información epidemiológica,
aplicando los conocimientos de la estadística descriptiva. Más adelante, incursioné
en los estudios de corte más correlaciónales, explicativos o predictivos centrados
en los factores de riesgo y protección del consumo de drogas, echando mano de
la estadística inferencial. Después, colaboré en mayor medida en los proyectos de
evaluación de programas, tanto de tratamiento como de prevención, aplicando
conocimientos sobre diseños de investigación. Y finalmente, en los últimos años,
he trabajado en proyectos de corte cualitativo. En cada una de estas incursiones,
fui adquiriendo mayor experiencia en la elaboración de protocolos y de informes
de investigación, que en algunas ocasiones han derivado en ponencias o en
artículos de publicación en revistas especializadas.

He de reconocer que en mi práctica universitaria, estaba habituada a ser más


pragmática en lo que hace al proceso de investigación, en cambio, en esta
institución, aprendí que los procesos tenían que ser documentados de manera
rigurosa, a partir de la elaboración de protocolos, que contienen una planeación y
previsión de los procesos propios de un trabajo de investigación. Actualmente, por
ejemplo, los proyectos tienen que ser evaluados por un comité de investigación
científica institucional, lo que necesariamente nos conmina a apegarnos a los
procedimientos y elaborar de manera más cuidadosa las propuestas de estudio.

Asimismo, aprendí sobre el trabajo en equipo, a integrar diversas perspectivas a


partir del trabajo multidisciplinario, a ceñirme a los tiempos establecidos y
delimitados para cada una de las fases de la investigación, a dar cuenta de los
procesos, a formular anticipadamente los esquemas de trabajo, los requerimientos
para el desarrollo del estudio y a proyectar las implicaciones del mismo. Me vi en
la necesidad de disciplinarme en cuanto a la repartición de las responsabilidades
171
supuestas en cada trabajo, dado que participamos en más de un proyecto, hay
que procurar repartir tales actividades a los largo de las semanas.

Todo lo anterior, matizado por las inquietudes y preguntas sobre lo que hacía a la
teoría y la práctica de la disciplina, de la falta de especificidad de la misma, y de
cómo se articulaba con la realidad, y en las formas de dar cuenta de problemáticas
específicas desde el campo de la investigación en los espacios institucionales.
Todos estos dilemas, son necesariamente aspectos de discusión vigente, lo
mismo que las reflexiones epistemológicas, ontológicas y metodológicas, que por
buena fortuna no se quedaron atrás en las aulas de la universidad, sino que
vinieron a formar parte de mi campo de trabajo actual, transformándose en una
vigilancia epistemológica constante, pero sobre todo consciente de mi lugar como
investigadora, ser humano, mujer, integrante de una familia, con una historia
propia y también compartida generacionalmente.

El trabajo en la institución
La institución es una asociación civil no lucrativa incorporada al Sector Salud
fundada en 1969, con el objetivo de atender el consumo de drogas lícitas e ilícitas
entre los jóvenes, aunque finalmente atiende a personas de diversos grupos de
edad. La misión de la institución es proporcionar servicios de prevención y
tratamiento para atender el consumo de drogas, basados en un conocimiento
científico y formar recursos humanos especializados. Su visión es continuar
otorgando servicios de calidad en prevención, tratamiento, investigación y
capacitación en materia de adicciones a nivel nacional e internacional, en
respuesta a las tendencias epidemiológicas existentes. Y por último, sus objetivos
son: contribuir a la reducción de la demanda de drogas con la participación de la
comunidad a través de programas de prevención y tratamiento, basados en la
evidencia para mejorar la calidad de vida de la población.

La estructura institucional esta sostenida en tres pilares sobre los cuales


descansan las tareas sustantivas. Grosso modo, un pilar concentra las
necesidades de planeación y administrativas, el otro sustenta la normatividad
institucional para la correcta operación, que sería el tercer pilar. Las áreas

172
normativas están, de alguna forma, separadas de la operatividad, de hecho, el
personal de cada una de estas instancias tiene una cualidad distinta, el personal
de las unidades operativas cuenta con un sindicato, mientras que el personal
administrativo y normativo es de confianza. Asimismo, dentro del ámbito
normativo, las áreas de investigación, tratamiento y prevención están bien
delimitadas, aunque se espera que estén articuladas debido a que el trabajo de
unos requiere de la colaboración de los otros.

Las instancias normativas dictan la norma en relación a los programas de


prevención y tratamiento que se desarrollan en las unidades operativas, las cuales
suman 113 centros ubicados en diferentes partes de la República Mexicana, 99 de
los cuales están dedicados a la prevención y el tratamiento, asimismo cuenta con
dos unidades que ofrecen programas de mantenimiento y deshabituación del
consumo de heroína, y 12 unidades de hospitalización.

Dentro de las funciones del área en la que trabajo están el producir información
científica, teórica y empíricamente sustentada, para apoyar la atención
institucional del consumo de sustancias, a partir de generar indicadores de
proceso, efectividad y eficacia de los programas de prevención y tratamiento del
uso de drogas y las adicciones, contribuir al conocimiento actualizado de la forma
y tendencias del consumo de drogas en México, contribuir al enriquecimiento y
actualización del marco teórico-referencial de la atención institucional de las
adicciones, y contribuir al desarrollo de alternativas de atención eficaces y social y
culturalmente sensibles.

Las líneas de investigación vigentes son: clínica, evaluativa, psicosocial y


epidemiológica. La investigación psicosocial y evaluativa son las más
desarrolladas en el área, la primera contiene estudios de muy diversa índole, que
incluyen tanto estudios cuantitativos sobre modelos correlaciónales o predictivos,
de factores psicosociales de riesgo y protección del consumo de drogas, como
estudios cualitativos que buscan comprender a partir de una exploración abierta,
“densa” y a profundidad, las construcciones discursivo-narrativas y formas de
(re)significación de la experiencia de vida de usuarios de drogas ilícitas en
173
tratamiento, en relación con los contextos sociales y culturales en que se inserta el
problema. Por su parte, la línea evaluativa ha venido adquiriendo sistematicidad a
partir de la creación del Sistema Institucional de Evaluación de Programas, que
persigue generar indicadores de evaluación de proceso, cumplimiento de objetivos
y resultados de los programas institucionales de prevención y tratamiento del
consumo de sustancias de manera permanente y sistemática. La línea
epidemiológica está concentrada en el Sistema de Información Epidemiológica del
Consumo de Drogas (SIECD) que sistematiza toda la información concerniente a
las primeras entrevistas que se les realizan a las personas que solicitan atención
en las unidades operativas. Este sistema brinda información relevante del
panorama epidemiológico del consumo de sustancias de los pacientes captados
en centros de tratamiento. Por último, la línea clínica –la menos desarrollada en el
área– comprende estudios sobre estrategias de intervención que favorezcan la
reinserción social, basados en abordajes psicoterapéuticos novedosos y originales
que pueden ser adaptados al contexto institucional.

Así, la misión del programa de investigación es alimentar y retroalimentar la toma


de decisiones en materia de diseño, planeación, ejecución y ajuste de los
programas institucionales de prevención y tratamiento del uso de sustancias. Esta
tarea se lleva a cabo a partir del estudio del consumo de drogas y los problemas
asociados de acuerdo con los lineamientos del método científico y mediante la
aplicación de diseños, métodos y técnicas de investigación cuanti-cualitativos que
permitan una comprensión integral y objetiva del fenómeno, así como
retroalimentar de manera oportuna y confiable a los programas institucionales de
atención.

La Psicología social y el trabajo multidisciplinario


El consumo problemático de drogas es un problema social y de salud de ahí que
la psicología social aporta un particular y muy importante punto de reflexión sobre
el problema, a partir de articular el pensamiento psicológico y social.

Mi formación como psicóloga social me fue sumamente útil en el contexto laboral.


Desde mi experiencia, el programa y la planta docente en la UAMI se focaliza y

174
potencializa la labor de investigación. Las habilidades que aprendí en la
universidad para el manejo de la estadística, por ejemplo, me abrieron de
inmediato las puertas a la línea epidemiológica de investigación y a los estudios
psicosociales sobre factores de riesgo y protección del consumo de drogas. Tenía
experiencia en el diseño y validación de instrumentos gracias al seminario
extracurricular “Kurt Lewin” del que fui parte en la UAMI, además de contar con
trabajos previos presentados en congresos y coloquios, lo cual me posibilitó de
inmediato participar de manera sustantiva en los proyectos prioritarios del área,
así como en la organización y presentación de la información. Con esto quiero
decir, que las actividades no me eran ajenas y que marcaban cierta continuidad
con el trabajo que venía realizando en la universidad.

Las discusiones epistemológicas, las implicaciones del investigador, las formas en


que las disciplinas sitúan los problemas, las cuestiones del poder, la ética, etc.,
formaban parte del cotidiano en el trabajo y por supuesto se asemejaban a las
cuestiones de las que me ocupaba en la universidad. La diferencia estribaba
quizá, en que las discusiones estaban enfocadas en los contextos de atención del
consumo de drogas, por lo que el anclaje en una dimensión de la realidad
compleja operaba como determinante concreto o punto de arribo específico de
tales discusiones, de manera que el contexto institucional de estas conversaciones
me situaban a mí misma en una praxis que me connotaba de manera distinta a la
que tenía siendo estudiante.

Desde la psicología social, los aportes de la epistemología de la ciencia y la


metodología han sido para mí las herramientas más importantes en mi quehacer
profesional. Gracias a esos referentes me he desempeñado en el ámbito de la
investigación. Asimismo, aunque desafortunadamente en menor medida, me han
sido significativos los aportes teóricos, sobre todo, en la evaluación formativa de
programas de prevención (e.g. teoría de la conducta planificada de Ajzen y
Fishbein (1989). Cabe señalar, que por el tipo de problemática del que se trata,
me he apoyado más en planteamientos propios de las disciplinas sociológica,
filosófica, psicoanalítica y lingüística, sin dejar de lado el entrecruce que hace a

175
todos estos ámbitos de saber, y que de hecho forman parte del programa
curricular de la psicología social.

Así, la forma habitual de trabajo consiste en diseñar y llevar a cabo estudios con
población usuaria de los servicios de prevención, tratamiento y rehabilitación de la
institución. Para lo cual se requiere, en primer lugar, elaborar un protocolo de
investigación que será sometido a revisión y dictamen por un comité de
investigación científica institucional.

El documento debe contener los datos de identificación del proyecto, una sección
introductoria y de antecedentes, en la que se delimita la problemática de estudio,
incluyendo aportaciones recientes de la investigación, contextualización, aspectos
teóricos o prácticos relevantes. Otro apartado que contenga una justificación de la
relevancia del proyecto, las aportaciones teóricas o prácticas en el campo del
consumo de drogas, así como consideraciones sobre la pertinencia y relevancia
institucional del estudio. Requiere también, plantear de manera clara, el problema
de estudio y los objetivos de la investigación. Tendrá que tener, además, un
apartado donde se presenten el diseño y el método de investigación, donde se
especifique la población, el tipo y tamaño de muestra, el plan de muestreo, los
criterios de inclusión/exclusión, variables de interés, hipótesis, mediciones e
instrumentos, escenarios de estudio, procedimientos de campo y de recolección
de datos, áreas o unidades operativas u otras instancias participantes, el
procesamiento de datos, y el plan de análisis de los datos.

Otro apartado comprenderá las consideraciones éticas, incluyendo la valoración


de riesgos posibles, procedimientos de consentimiento informado para los
participantes en el estudio, así como medidas y mecanismos para proteger la
confidencialidad y seguridad de los participantes, principalmente. También se
deben considerar las metas o productos propuestos y las fechas de cumplimiento
de éstos, tales como artículo para publicación en revistas especializadas,
presentación en congresos o informe interno. Es necesario enlistar los materiales
y recursos, técnicos y humanos que se aplicarán o se requerirán para la
realización del proyecto, y un cronograma con calendarización mensual de las
176
principales fases o actividades del proyecto. Un apartado sobre los factores que
podrían obstaculizar el proceso de investigación y las alternativas viables para
restablecer su desarrollo. Por último, la bibliografía y los documentos anexos,
como cuestionarios, cédulas, guías de entrevistas o de observación, instructivos
para el levantamiento de la información (especialmente cuando esta tarea no
estará a cargo del equipo de investigación), formatos de consentimiento
informado, principalmente.

Por último, cabe resaltar que el trabajo que se reseña en los párrafos anteriores es
posible a partir de las relaciones que se generan al interior del espacio laboral, es
decir, en función de la configuración de dinámicas incluyentes de las miradas y
aportaciones que vienen desde diferentes disciplinas, de ahí el reto de que tales
interacciones posibiliten procesos en lugar de obstaculizarlos, en la medida en que
se logren generar interacciones que posibiliten la interlocución, la construcción
conjunta de procesos y el trabajo colaborativo. Como bien dice K. Gergen (1997:
177): “simplemente se es dentro de un proceso en curso de relación con los
demás”.

El consumo de drogas
El consumo de drogas es un fenómeno creciente que se extiende a todas las
regiones del mundo. Entre 149 (3.3%) y 272 (6.1%) millones de personas de la
población de 15-64 años ha utilizado una sustancia ilícita al menos una vez en el
2008. La mitad de ellos, se estima, son usuarios actuales, según datos del reporte
mundial de drogas (ONUDD, 2011).

La droga más utilizada en México y en el mundo es cannabis, seguida de los


estimulantes de tipo anfetamínico y la cocaína. Asimismo, el uso de medicamentos
sin prescripción y las drogas sintéticas se ha incrementado en los países
desarrollados y en desarrollo en los últimos años. Se observa como fenómeno de
alcance mundial la disminución de la edad de inicio del consumo de drogas, así
como un incremento en el consumo de sustancia por parte de las mujeres jóvenes
(ONUDD, 2011).

177
En México, el consumo problemático de drogas afecta 1% de la población según
datos de la Encuesta Nacional de Adicciones. Mientras que la prevalencia se
estima en 5.7%. El consumo de drogas es mayor en hombres con respecto a las
mujeres, en una proporción de 4.6 hombres por cada mujer (CONADIC, INP,
INSP, FRA, 2009). No obstante, las estadísticas con estudiantes muestran una
prevalencia del consumo similar entre hombres y mujeres, de 15.2% y 15%,
respectivamente (Villatoro, et al., 2011).

En Centros de Integración Juvenil, se observa una mayor proporción de hombres


que solicitan tratamiento, con una razón de 4.3 hombres por cada mujer. La edad
media de ingreso al tratamiento en el 2011 fue de 22.6 años, mientras que la edad
de inicio del consumo de sustancias ilícitas es de 16.1 años. Las drogas de mayor
consumo alguna vez en la vida fueron alcohol (88.8%), tabaco (85.0%), mariguana
(76.6%), inhalables (45.1%), cocaína/crack (44.3%), benzodiacepinas (14.4%) y
metanfetaminas (11.3%; Velázquez, Gutiérrez y Nute, 2012).

De acuerdo a los datos de tendencias observados en el país, se ha incrementado


el uso de inhalables entre la población joven que pertenece a la clase media y
media baja de zonas urbanas, mientras que el consumo de heroína se ha
mantenido estable, no obstante, se ha diseminado en algunos estados del centro-
sur de la República Mexicana (Gutiérrez, 2012).

Las prácticas de consumo de drogas representan dilemas complejos y dinámicos,


con aspectos emergentes que requieren de enfoques particulares de atención
acordes a los contextos socioculturales y a las necesidades de los distintos grupos
poblacionales involucrados en tales prácticas. Entre los aspectos emergentes
destacan: mayor consumo de inhalables entre la población joven, probablemente
debido a su accesibilidad y bajo costo; la incursión creciente de las mujeres en el
consumo, sobre todo de las más jóvenes, que puede encontrarse asociado a una
mayor participación en las dinámicas de convivencia de los hombres, así también,
a su incursión en el ámbito laboral, lo que las haría estar igualmente expuestas a
los estresores y las demandas ligadas a las lógicas productivas, sin eximirlas de la
carga de trabajo que supone la casa y las dinámicas reproductivas; y por último, la
178
diversificación de los mercados de las drogas al expandirse en otras regiones de la
república y el aumento de laboratorios para la elaboración de drogas sintéticas,
dadas las posibilidades de ocultamiento de tales espacios y por lo tanto mayor
capacidad productiva y de distribución de estas sustancias.

Cabe señalar, que aun cuando las prácticas de consumo de sustancias


psicotrópicas han existido por largo tiempo, éstas no han significado lo mismo en
las diferentes épocas y para las diferentes formas de socialización y cultura de los
sujetos que las consumen. De estar anclado a formas rituales y de pasaje de
civilizaciones y culturas ancestrales pasó, a través de los desarrollos de la
medicina tradicional y alopática, a constituirse como remedio ante dolores y
enfermedades, asimismo, tales usos fueron objeto de ciertos climas de tolerancia
social frente a particulares formas de consumo (por ejemplo, limitados a ciertos
grupos sociales, tanto privilegiados como segregados). Asimismo, la función
económica y política de las drogas en el contexto de la expansión del imperialismo
europeo y norteamericano, hasta que, finalmente, la desregulación y
“desritualización” dio lugar a la explosión del consumo como mero componente del
ciclo económico de oferta-demanda (sin mediación cultural o social efectiva) y su
difusión a través de culturas juveniles y del desarrollo de modos de vida propios
del capitalismo desarrollado y del neo-liberalismo (Escohotado, 1998).

Es así que en sus dimensiones social e histórica, ha sido considerado como un


problema propio de la época en el sentido de que el consumo desmedido forma
parte de la lógica capitalista vigente en las economías mundiales, de tal manera
que la figura instituida del “adicto” deviene de prácticas de producción de
subjetividad, por lo que el mundo de la adicción solo es posible en determinadas
condiciones socioculturales (Lewkowicz, 2004). Forman parte de nuestra cultura de
consumo y se revelan como su contracara grotesca (Vera Ocampo, 1988).

Las condiciones sociales contemporáneas aumentan la posibilidad de la errancia


subjetiva, a partir del des-anclaje permanente que impone un mundo liberal,
globalizado, que produce segregaciones y exclusión (Steven, 2002). La
proliferación de mensajes mediáticos que promueven el consumo de objetos,
179
sustancias, imágenes, ha producido un decaimiento de la transmisión de saberes,
normas, costumbres e ideales que regulaban los intercambios simbólicos de los
sujetos y los referentes institucionales que sostenían el orden social y cultural. A
partir de lo anterior, los sujetos han migrado a formas individualistas, asociales,
que buscan la satisfacción inmediata, a la clausura de interrogantes y a la
búsqueda de soluciones rápidas e instantáneas. Las identidades mismas, se
constituyen en función del consumo, deviniendo en nichos de mercado
disciplinados, homogéneos y constantes, que aseguran la marcha del engranaje
de la desigualdad económica y social prevaleciente en nuestra época (Quevedo,
2005).

De tal manera que los fenómenos asociados a las prácticas de consumo de drogas
son un campo complejo y en constante movimiento, de encrucijadas temáticas en
tanto depende de discursos sociales, subjetividades y singularidades de los
sujetos, del producto mismo y su relación con una economía de mercado, así
como de mecanismos de control social y políticas públicas. Mientras que sus
implicaciones psicológicas, biológicas, sociales, jurídicas, económicas, políticas y
culturales, así como sus variables individuales, familiares y comunitarias lo sitúan
como un problema complejo intrínsecamente vinculado a los contextos histórico-
culturales de determinación e inserción.

También, puede ser entendido como un problema transdisciplinario dado que se


caracteriza por no poder ser encasillado en un ámbito exclusivo de conocimiento,
que pone en juego múltiples variables, causas diversas y multi-relacionadas, con
competencias en las esferas públicas y privadas, con alto grado de demanda
social para su atención y contextos de determinación emergente, cambiantes y no
agotados.

En la construcción social de fenómeno “adicción” ha prevalecido una fuerte carga


ideológica caracterizada por estereotipos que hacen sinónimos las categorías de
delincuente, desviado, enfermo, que si bien forman parte del problema no lo
constituyen, aunado a lo anterior no se distinguen las diferentes clases de
consumos, que se encuentran repartidos en usos recreacionales o sociales, abuso
180
y dependencia (Quevedo y Kameniecki, 2005). Los primeros, no necesariamente
involucran el padecimiento de una enfermedad o patología, mientras que los
segundos, en gran medida surgen como una necesidad de “automedicación”,
remedio o intento de supresión del dolor (Khanbian, 1985, 1998; Khanbian y
Albanesen, 2008), ante el malestar de la cultura.

De acuerdo a lo anterior, en la época contemporánea, el uso de drogas se convirtió


en un problema que produce y reproduce condiciones de estigma, exclusión y
segregación (MacGregor, 2000; O’Gorman, 2000; Buchanan y Young, 2000; Diaz
et al., 2010), a medida que las prácticas de consumo se han ido desarticulando de
una lógica social, institucional y simbólica, que permita a los sujetos sostener el
lazo comunitario necesario para la construcción integrada de sus subjetividades y
su consecuente inserción en los espacios sociales.

Los consumos de drogas han sido tipificados como una especie de los territorios
de la enfermedad y la anormalidad, en tanto que sus causas y consecuencias han
sido entendidas en términos de desórdenes químico-cerebrales, de la afectación,
disfuncionalidad o déficit de las capacidades de ajuste psicosocial de los individuos
y familias, de las inconsistencias, anomalías y contradicciones de los procesos de
normalización que prefiguran las posibilidades de inserción de las personas
afectadas en las dinámicas sociales vigentes. En relación con lo anterior, se han
impulsado predominantemente estrategias de intervención médica, psicológica e
incluso social, que apuntan a corregir, habilitar o ajustar los aspectos individuales o
relacionales que se consideran desfavorables para el adecuado desarrollo de los
individuos y sus familias.

De esta manera, pues, el énfasis de los discursos sociales en torno a la


dependencia a drogas ha tendido a centrarse en las etiologías causales,
privilegiando una comprensión de las prácticas de consumo que las reduce a la
condición de signos o síntomas de problemáticas individuales, familiares, etc., en
la medida en que los discursos sociales enuncian las adicciones y las sintomatizan
(Kameniecki, 2007), instituyendo a la vez criterios de clasificación e intervención
del problema. Más aún, a partir de este primer efecto de naturalización, el discurso
181
social de las adicciones le ofrece al sujeto formas establecidas de identificarse, de
autonombrarse y hasta justificarse dentro de una serie de constructos que pueden
llegar incluso a obstaculizar el cambio y la reintegración.

Es necesario tener presente la doble implicación del fármaco o droga, en tanto


remedio y veneno, lo cual propicia en los sujetos relaciones complejas,
heterogéneas y ambivalentes con la sustancia, no fácilmente localizables y mucho
menos factibles de reducción y uniformización. De ahí la importancia de abordar el
problema no sólo en términos explicativos sino también comprensivos,
entendiendo la particularidad que encierra el problema para cada uno de los
sujetos e integrando diferentes perspectivas de abordaje del problema.

La atención al problema de consumo de drogas, requiere de un enfoque integral,


que incluye diversos dispositivos de intervención que se pretende promuevan la
cura y reinserción social de las personas que solicitan atención. Por lo que,
además de considerar las determinantes socio-culturales que influyen en las
prácticas de consumo, es necesario conocer la química de la sustancia, los
procesos psicológicos involucrados en la adicción, la situación familiar/relacional
particular, los contexto y la posibilidad de acceso institucional para una mejoría
más sustantiva y abarcativa de las diferentes áreas de la vida de las personas.

Resumiendo, caracterizar el consumo de drogas como problema social y de salud,


complejo y transdisciplinario implica que: hemos de tener presente la influencia del
contexto y la importancia de implicarlo en la elaboración y ejecución de las
estrategias de intervención; la importancia de trabajar desde las diferentes
dimensiones que atañen a la vida de las personas: biológica, psíquica y social;
identificar los efectos farmacológicos en la dinámica adictiva y considerarlo en el
tratamiento y la comprensión del problema; procurar el diseño de programas de
intervención con consideración de la complejidad del problema y lo suficientemente
flexibles para responder a las necesidades particulares de los sectores
poblacionales y las subjetividades de aquellos a los que nos dirigimos en la
intervención; trabajar de manera constante y significativa con la respuesta social
organizada y con la comunidad, a fin de promover la participación e implicación de
182
la sociedad en el problema; mantener vigentes los programas de investigación y
evaluación de programas con el fin de alimentar y retroalimentar las acciones y las
reflexiones sobre el fenómeno de manera objetiva y sistemática, y mejorar
permanentemente la calidad de las intervenciones; ubicar el problema dentro de
las políticas internaciones y promover la articulación de los diferentes acuerdo,
normas y reglamentos sobre el consumo de drogas, con el objetivo de promover
acciones conjuntas, con posibilidad de potencializarse entre sí. Por último, estar
conscientes de que el problema es dinámico, por la tanto no hay una solución o
respuesta única al problema, sino que requiere necesariamente ser pensado y
puesto a discusión a medida que afecte la vida de las personas y las comunidades.

Un día de trabajo.
Hablar de un día típico en mi trabajo es complicado, porque no hay tal, cada día se
va configurando de distintas formas según la época del año, la fase en que se
encuentre el proyecto, entre otras, pocas veces tengo la oportunidad de hacer
tareas rutinarias, sobre todo en los últimos tiempos, que se caracterizan por una
constancia en los flujos de información.

Por decirlo de alguna manera, mi labor cotidiana consiste en leer y escribir. En


términos cognitivos, se trata de mantenerse en reflexión constante, en organizar
información, en pensar la mejor forma de presentar datos o de expresar cierta
idea. En palabras simples, de lo que se trata es de concentrarse, pensar, y
organizar cantidades importantes de información.

Para dar cuenta de mí experiencia en investigación elegiré describir las partes del
proceso que más disfruto: la fase conceptual y la fase empírica.

De las cosas que más disfruto de investigar es “aprender”. En este sentido, la fase
de revisión bibliográfica y elaboración de marco teórico me parecen muy
interesantes, en tanto tengo la oportunidad de leer las fuentes teóricas o empíricas
sobre el problema de investigación. En este momento de la investigación me doy
la oportunidad de reflexionar sobre otros puntos de vista, desarrollados sobre la
base de diversas corrientes teórico-filosóficas, lo cual me ayuda a ampliar los

183
horizontes de reflexión del tema. Las dificultades con las que me suelo encontrar
en este momento de la investigación, es la falta de acceso a bases de datos
especializadas y específicamente con la dificultad de encontrar investigaciones
realizadas en México. Además de que esta actividad es laboriosa en tanto
requiere de la elaboración de fichas bibliográficas y de trabajo que posteriormente
servirán para armar el argumento de la investigación y la problematización del
campo de estudio.

La fase empírica o el trabajo de campo, varía en función del diseño del estudio.
Actualmente, participo en proyectos que proponen métodos cualitativos de
indagación. Así, mucho del trabajo de campo que he hecho en los últimos años
consiste en realizar entrevistas de historia de vida, lo cual me ha permitido
situarme en una implicación más enfocada a la comprensión de procesos, y
mucho menos en la explicación o predicción de los fenómenos.

Recientemente, realizamos la fase de recolección de información para un proyecto


de evaluación de un programa de “mantenimiento y deshabituación con metadona”
en el municipio de Tijuana. Esta experiencia fue muy interesante porque nuestro
diseño de evaluación incluyó la aplicación de una cédula a los pacientes que
asistían al dispensario de metadona, entrevistas enfocadas a la experiencia de los
pacientes en el programa y entrevistas grupales con el personal que realiza las
actividades del mismo.

Realizar una evaluación requiere de la implicación activa del evaluador, con el fin
de no sólo valorar ciertos indicadores duros de resultado de los programas o
tratamientos clínicos, sino también de instrumentar una mirada cercana a los
procesos y las diferentes perspectivas de los sujetos que participan, desde
diferentes lugares, en el programa a evaluar. Así, me parece pertinente comentar
esta experiencia porque justo posibilitó el contacto con los diferentes actores, con
la dinámica propia del centro, con el contexto donde esta actividad se lleva a cabo,
así como de la oportunidad de ejercer una mirada externa –y a su vez dispuesta a
implicarse activamente en el acontecer–, que más que juzgar, reflexionaba desde
un lugar distinto las posibilidades y limitaciones del programa y su operación.
184
Una perspectiva crítica.
El trabajo en CIJ posibilita muchas cosas, en principio, el otorgar recursos para
investigación, lo cual no cualquier institución hace. El área tiene garantizado un
presupuesto anual mesurado para la realización de los diversos estudios
programados durante un año de trabajo.

Los temas de investigación tienen que ser institucionalmente pertinentes, es decir


con una utilidad específica respecto a la tarea institucional. Lo anterior no parece
una dificultad, pero sí una limitante, ya que como he venido insistiendo en
parágrafos anteriores, el consumo de drogas no es un problema aislado, sino que
más bien ha tendido a mirarse parcialmente, cuando lo interesante sería proponer
lecturas múltiples, implicando las diversas dimensiones que lo componen. Creo
que desde la investigación podríamos promover extender las indagaciones a otros
ámbitos y con horizontes de interpretación más amplios, que incluyan estudios con
otras poblaciones (no sólo a quienes usan sustancias o con quienes ya están en
tratamiento) y de problemáticas asociadas.

En la realidad los fenómenos son complejos, lo que hace difícil aproximarse a ellos
en términos causales, por ejemplo. En tanto que muchos de ellos se expresan
más en forma simultánea, multidimensional e interrelacionada, en contraste las
estrategias de investigación proponen aislar, analizar, reducir o simplificar, lo cual
en ocasiones limita las posibilidades de comprensión e historización de los
fenómenos.

Creo que algo que falta y que quizá valdría la pena impulsar es la generación de
teorías, formuladas a partir de los contextos de intervención de las instituciones. Y
para afirmar la importancia de contar con una base teórica para fines prácticos
más eficaces, cito a Gergen (2006:37): “Una teoría pasa a ser importante no
porque diga la verdad, sino porque lleva a reconsiderar las prácticas”. Considero
que hay que hacer más investigación, no solo en las universidades, sino también
en las instituciones y que éstas sirvan de base a la toma de decisiones, así como
para mejorar los espacios operativos.

185
Recordemos que el consumo de drogas requiere ser comprendido en relación al
contexto, y en particular a los contextos que habitamos. Muchas veces
exportamos modelos, teorías, formas de intervenir que no necesariamente son
aplicables a nuestra cultura, por lo que requerimos generar nuestras propuestas
desde la experiencia, de manera más creativa o abductiva, y no tanto inductiva o
deductiva, por decirlo de alguna manera.

Creo que los dispositivos de intervención deben de contar con guías técnicas que
den la posibilidad de seguirse formulando, es decir, que no estén cerradas sino
abiertas a ser constantemente retroalimentas a partir de las prácticas, con
criterios flexibles que posibiliten a la mayoría de las personas el acceso a
tratamiento. Como lo mencioné antes, no existe un tratamiento único o universal
del problema, por lo tanto se requiere de un trabajo continuo y abierto que de
pauta a la revaloración de las acciones en función de la propiedad fluctuante del
fenómeno.

Así mismo, cuidar no instalarse en una lógica prohibicionista y reduccionista del


problema, que propongan soluciones estandarizadas, que acallen las
particularidades y singularidades del problema en cada caso (Quevedo y Morales,
2006). Últimamente ha estado en boga los modelos cognitivos conductuales que
promueven técnicas y estándares de intervención que no necesariamente
funcionar para todas las personas o que en últimos de los casos, requieren de
cierta adecuación, de ahí que recomiendo ser cuidadosos y no esperar que algo
sirva de igual manera para todos.

Surgen así dos corrientes diferentes y definidas que son: la norteamericana y la


europea. La estrategia norteamericana –básicamente, sigue siendo la misma– es
la que ha adoptado muestro gobierno prácticamente desde siempre, y más
claramente en los años '90. La estrategia americana es (la corriente)
abstencionista o prohibicionista. Este paradigma abstencionista está articulado con
una ideología que se denomina de Tolerancia Cero, por una sociedad libre de
drogas, pero cuyas consecuencias son la estigmatización, marginación y
criminalización de los consumidores de drogas. Esto tiene relación con la guerra
186
contra las drogas (que se había declarado unos años antes) en la década de los
‘805, con abstencionismo a ultranza – como ideología- , la prevención
atemorizante acerca de los efectos negativos y mortíferos de las drogas, la
criminalización del fenómeno, la asociación de países y ejércitos en contra de los
productores (de cocaína principalmente), acuerdos con la DEA para acciones
fuera de los EE.UU., operativos militares conjuntos, etc.

Balance de mi experiencia y proyección a futuro.


Como mencioné al principio, llevo diez años colaborando en el área de
investigación, y satisfacciones he tenido muchas, primero la posibilidad de
continuar con mi formación, en este sentido, consideró sumamente valiosa la
oportunidad de seguir estudiando y continuar aprendiendo. Segundo, el poder
tener un trabajo con garantías y prestaciones laborales de acuerdo a la ley.
Tercero, el tener la posibilidad de ejercer como psicóloga social y contribuir, desde
este lugar particular, en indagar sobre un problema tan importante, como lo es el
consumo de drogas. Cuarto, el que la institución me brinde un espacio de
desarrollo e invención del lugar del psicólogo social en la sociedad y me permita
sentirme útil en mi quehacer como psicóloga social.

Mi experiencia en investigación me ha llevado a plantearme mi incursión en el


área clínica. A partir de los proyectos de evaluación comencé a interesarme en los
procesos de cura y rehabilitación, por lo que decidí inscribirme a una maestría en
Terapia de Familiar, perspectiva que me pareció interesante y coincidente con mi
postura ante los fenómenos sociales como fundamentalmente relacionales.
Actualmente, estoy en la recta final de mi formación, a punto de terminar mi tesis y
con muchas ganas de incursionar más activamente en el ámbito clínico,
incorporando mi formación como investigadora.

5
En realidad esta concepción de guerra contra las drogas - pero en rigor también contra los
consumidores- surgió en los años de la presidencia de Richard Nixon; pero es durante el gobierno
de Ronald Reagan que se consolida y fortalece como política bélica.

187
Discusión

Procúrese no pensar en la comprensión como


“proceso mental” (separada de sus
circunstancias de posibilidad, en el marco de
la acción, bajo coordenadas espacio
temporales) sino mejor ¿en qué casos, en qué
circunstancias, decirnos “ahora sé cómo tengo
que seguir”? [Wittgenstein]

En un inicio, cuando me hicieron la amable invitación de escribir sobre mi


experiencia profesional como psicóloga social, sentí mucha emoción de poder
expresar lo valioso que ha sido para mí el haberme inscrito a esta licenciatura, el
haber contado con la oportunidad de ejercer de acuerdo a mi formación en la
UAM-I, el haber contado con el apoyo y el ejemplo de tan buenos maestros/as,
ahora amigos/as entrañables, y el que aún después de varios años de egresada,
pueda tener tan presente aquellas sensaciones, inquietudes, dilemas, esperanzas,
etc.

Por otra parte, he de reconocer que no ha sido fácil escribir sobre mi experiencia
profesional, dado que mi implicación institucional no pasa por un estado neutral o
transparente, sino que está signado por renuncias, adhesiones, ambivalencias,
conflictos, resoluciones, en fin, está lleno de cosas que pueden ser contradictorias
y hasta paradójicas.

Creo que puede ser más fácil escribir sobre mi experiencia universitaria porque
hay una gran distancia, una mirada un tanto idílica de lo que representó aquel
tiempo para mí, y no así para lo que hace mi experiencia en esta institución, que
es algo que estoy viviendo ahora y que me impide tener la distancia necesaria
para verla con más claridad. Lo que me queda claro, es que la formación como
psicóloga social me fue útil en el campo profesional. Sin duda, esta experiencia de
aprendizaje propició más aperturas que clausuras. Me enseño a seguir

188
aprendiendo y eso para mí es lo más valioso que me ha dejado mi experiencia
universitaria, a saber, a no conformarme y ampliar los horizontes del conocimiento.

Asimismo, aprecio de manera muy particular que la psicología social sea un


campo disciplinario que contiene dimensiones distintas, de tal manera que
presenta una gran oportunidad de despliegue. Quién la estudia pronto se
encuentra con la teoría social, la filosofía, la sociología, la historia, la psicología a
secas, el psicoanálisis en su vertiente más socio-cultural, la investigación - acción,
los dispositivos de intervención grupal, por mencionar algunas de las incursiones
universitarias que recuerdo. Los fenómenos sociales son vistos así dentro de una
trama compleja, en dónde no vale mirar desde un solo sentido, sino que requiere
una mirada multidimensional que requiere entrever las conexiones, los espacios
vacíos, ciertas pautas de organización en el caos, y el caos dentro de las posibles
organizaciones, las transformaciones, analogías o isomorfismos, lo que irrumpe
los órdenes establecidos, y lo que cohesiona determinada forma identitaria. La
formación universitaria posibilita devenir en distintos encuadres de pensamiento,
por eso con Morin, me atrevería afirmar que la universidad no es “uni-versidad”,
sino “multi-versidad”.

189
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192
Capítulo 10. Atención y tratamiento del consumo de drogas en
México. Herramientas de intervención desde la teoría psicosocial
del desarrollo. Marisol Pérez-Ramos

RESUMEN

Este trabajo tiene la finalidad de compartir una visión teórica-metodológica


psicosocial sobre el tratamiento y prevención del consumo de drogas entre
jóvenes mexicanos, lo anterior surge por la importancia de hacer converger teoría
y práctica profesional. La experiencia laboral de Sara Elisa Gracia, quién en el
documento denominado:” Experiencia profesional en la investigación del consumo
de drogas en el ámbito institucional”, evidencia los retos a los que tuvo que
enfrentar como egresada de la licenciatura en Psicología Social en la UAM-I, es
así que nace la necesidad de comprender los fenómenos desde una visión
multidisciplinaria sin alejarse de las premisas teóricas de la psicología social. El
presente capítulo se divide en tres partes, en la primera se expone una visión
general del consumo de drogas lícitas e ilícitas entre los jóvenes, así como los
factores de riesgo asociados. En la segunda parte se exponen los principales
tratamientos y sistemas de prevención utilizados en el campo con visión
psicosocial. En la tercera se propone una serie de requisitos que deberían
fomentarse en un estudiante de psicología social para fomentar la
profesionalización, tanto en el campo del consumo de drogas como en cualquier
área de especialidad de interés del profesional.

193
El uso y abuso de sustancias entre jóvenes no es un tema reciente, sin embargo la
complejidad de su análisis se ha profundizado dado que los factores relacionados
con las conductas riesgo cada vez son más frecuentes sobretodo en zonas
urbanas. El presente texto abordará la importancia de la preparación de los
estudiantes de licenciatura, para facilitar su inserción al campo laboral, en el caso
particular de las habilidades académicas requeridas para la investigación,
comprensión y tratamiento del consumo de drogas, que aunque parezca que el
tema ha sido grandemente ahondado, en realidad sigue en aumento entre los
jóvenes, e incluso la edad de inicio del consumo se ha reducido, alertando a los
especialistas dado que el uso y abuso de sustancias (sobretodo de alcohol) ya es
parte de la vida cotidiana, transformando las interacciones e incluso el desarrollo
de las nuevas generaciones.

Por otro lado, con base en lo expuesto por Sara Elisa Gracia Gutiérrez de Velasco
en el texto:” Experiencia profesional en la investigación del consumo de drogas en
el ámbito institucional”, quién ha trabajado durante 10 años en el área de
investigación del Centro de Integración Juvenil, Ciudad de México, problematiza
sobre la necesidad de vincular a los estudiantes en el campo de trabajo e integrar
los conocimientos en su realidad inmediata y evitar así los choques o
incongruencias entre las teorías aprendidas y lo que ejecutan en su vida
profesional y práctica. El presente texto primero expondrá la complejidad del
fenómeno de las adicciones, y finalmente se propondrá que los estudiantes de
psicología social estén capacitados para adaptar sus conocimientos teóricos a la
práctica siguiendo estrictas reglas metodológicas.

Un breve repaso al consumo de drogas en México

El consumo de drogas por los seres humanos no es algo nuevo, éstas se han
utilizado para distintos fines: Religioso, terapéutico, el productivo o por simple
entretenimiento (Molina, 2008). En México durante los años 90, la sustancia de
mayor consumo fue la marihuana, pero el uso de la cocaína se extendió entre los

194
jóvenes y en los grupos de menos recursos económicos. Se observó una
emergencia de sustancias previamente no utilizadas con fines de intoxicación,
como ciertos medicamentos (p.ej. rohypnol) y, al igual que en otros países, se
ubicaron en el mercado drogas del tipo de la anfetamina (éxtasis o cristal). El uso
de heroína, si bien era poco prevalente a nivel nacional, fue incrementando en
ciudades de la frontera norte (SSA, 1999).

Para 1999 los planes de prevención ejecutados por la Secretaría Salud se


enfocaron en la difusión del problema a través de los principales medios de
comunicación y el tratamiento incluyó la detección y canalización temprana de los
casos de abuso en el consumo; la atención de los trastornos físicos y psicológicos
asociados al uso de sustancias; los diversos abordajes terapéuticos hacia el adicto
y su familia, la desintoxicación y manejo médico de los síndromes de supresión,
así como las medidas de apoyo al proceso de abandono de uso drogas, de
prevención de recaídas y de inserción social para lograr un estilo de vida positivo
para el individuo en su entorno (SSA, 1999).

Pese a los esfuerzos, el problema del consumo aumentó para el año 2002, del
27% en 1998 al 35% en el 2002 entre los varones y del 18% al 25%
respectivamente entre mujeres; el incremento más notable se percibe en el
número de menores que reportaron haber manifestado en el último año al menos
tres de los síntomas de dependencia del DSM-IV, que alcanzó al 2% de los
adolescentes (Encuesta Nacional de Adicciones, 2002). Las sustancias más
usadas entre los jóvenes (18 a 30 años de edad) fueron la marihuana, la cocaína,
los inhalables, los estimulantes de tipo anfetamínico y en último lugar la heroína y
los alucinógenos (SSA, 2002).

Desafortunadamente el incremento se mantuvo, siendo considerado un problema


de salud pública, pero sobretodo en los jóvenes de zonas urbanas. Por ejemplo,
las encuestas sobre el consumo de alcohol, tabaco y sustancias ilícitas (cannabis,
cocaína y drogas sintéticas) en estudiantes de nivel medio y medio superior,
realizadas en la Ciudad de México durante los años 2003 y 2006, señalan un

195
incremento que pasó del 15.2% a 17.8% (Villatoro, Hernández, Hernández, Fleiz,
Blanco, Medina-Mora, 2005; Villatoro, Gutiérrez, Quiroz, Moreno, Gaytán, Amador
et al., 2007).

Los reportes de la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) 2011, siguen siendo


poco alentadores en cuanto al consumo de alcohol y tabaco en jóvenes y adultos
a nivel nacional. Los datos más preocupantes tienen que ver con el consumo de
alcohol, pues mientras en 2008 en la población total, (entre 12 a 65 años de edad)
61.3% aceptaron haber consumido alguna vez bebidas alcohólicas, para 2011 la
cifra subió a 71.3%. La cifra de personas que aceptaron tener dependencia al
alcohol se incrementó de 5.0% en 2008, a 6.2% en 2011, siendo ésta sustancia la
de mayor adicción entre los mexicanos. En cuanto al tabaco hay 17.3 millones de
mexicanos que son fumadores activos; entre adolescentes de 13 a 15 años hubo
un incremento en la prevalencia de fumadoras activas al pasar de 3.8% en 2008 a
8.1% en 2011, en total 1.7 millones de adolescentes (de 12 a 17 años) fuman.

De 2008 a 2011, hubo un incremento de 100 mil personas, que son dependientes
del consumo de alguna droga. Es decir, eran 450 mil y actualmente son 550 mil
adictos. En los hombres sí hubo un incremento en el consumo de mariguana que
pasó de 1.7% en 2008 a 2.2% en 2011. La edad de inicio en el consumo de
drogas ilícitas se mantiene en los 18.8 años. Al comparar esta encuesta con las
anteriores que datan de 1998, sólo para la zona urbana, hay un incremento en el
consumo de cualquier droga de 2% en 2011, el cual no es significativo; sin
embargo el consumo se mantiene (ENA, 2011).

El consumo de drogas es un indicador de que los adolescentes están


experimentando otras situaciones de riesgo tanto sociales, personales y familiares.
Entre los factores psicosociales asociados con el abuso de drogas en
adolescentes se encuentran sentimientos de depresión, impulsividad, baja
percepción de riesgo, actividad sexual temprana, logros académicos bajos,
estrategias de afrontamiento de tipo evitativo, estrés, conflictos familiares, así
como la existencia de pautas rígidas de acción y la falta de vínculos de apoyo

196
(Arellanez, Díaz, Wagner y Pérez, 2004; Patton, Hemphill, Beyers, Bond,
Toumbourou, McMorris et al., 2007; Borges, Nock, Medina-Mora, Benjet, Lara, Tat
Chiu et al., 2007).

Díaz-Negrete y García-Aurrecoechea (2008) identificaron que el vínculo con pares


desviantes (desarrollo de conductas antisociales); bajo control conductual
(impulsividad, irritabilidad y agresividad); baja adherencia escolar; relaciones
familiares disfuncionales; malestar afectivo (ansiedad, depresión y exacerbada
sensibilidad afectiva); así como el aislamiento y la baja competencia social; están
relacionadas con el consumo de sustancias ilícitas entre adolescentes mexicanos.
Por su parte, Pérez-Ramos y Lucio (2010), demostraron a través de regresiones
logísticas que el ser varón; pertenecer a una familia monoparental, referir
problemas de salud (migrañas, fatiga, falta de apetito); así como presentar
problemas de conducta en la escuela como en casa, aumentan el riesgo de
consumir alcohol u alguna sustancia ilícita. En general los problemas de ajuste
conductual y los trastornos socioafectivos se relacionan directamente con el
consumo de sustancias entre adolescentes.

Tratamiento y prevención del consumo de sustancias lícitas e ilícitas

Los criterios de dependencia y abuso de sustancias tanto licitas como ilícitas se


encuentran enlistados tanto en el DSM-IV como en el CIE-10 (OMS, 1992),
aunque hay algunas diferencias en el diagnóstico, son coincidentes al detectar los
niveles de dependencia (Nathan, 1997). Ambas clasificaciones diagnósticas
describen el trastorno basándose en el modelo médico, sin embargo, estas
formulaciones descriptivas aclaran el objeto del tratamiento, pero no la etiología ni
la naturaleza de la intervención, lo que dificulta la planeación efectiva de un
tratamiento basado en la heterogeneidad de circunstancias del desarrollo del
trastorno de dependencia (Secades y Fernández, 2001). Por lo tanto los
especialistas en el área han creado tantos tratamientos como existen enfoques
teóricos en el área psicológica tanto clínica como social, la cuales han abordado el

197
estudio y análisis del consumo; sin embargo poco se ha documentado sobre la
efectividad de un tratamiento sobre otro.

Para los especialistas conductuales, el consumo de drogas es un hábito aprendido


que puede ser analizado y modificado como los demás hábitos comportamentales.
La dependencia se entiende como resultado de ciertos factores control, que
incluyen un organismo con unas características biológicas y un repertorio
comportamental concretos; un estado motivacional determinado (p.ej. condiciones
de privación social, ansiedad); unas condiciones contextuales generales y
específicas determinadas (p.ej. ambiente escolar o familiar, presencia de
sustancias en el entorno cotidiano) y las consecuencias fisiológicas y/o sociales
derivadas de la auto-administración de la sustancia (Secades y Fernández, 2001).
Las drogas cumplen un papel funcional como reforzador positivo o negativo de
aquellos comportamientos que han llevado a su consecución y de las situaciones
estimulantes asociadas a éstos (López y Gil, 1996).

Desde la perspectiva conductual se proponen tres tipos de intervención derivados


de diferentes modelos de aprendizaje: Las técnicas de exposición a pistas
derivadas del condicionamiento clásico, los programas de entrenamiento en
habilidades o prevención de recaídas basados en los principios del aprendizaje
social y los programas de manejo de contingencias (MC) derivados de los
principios del condicionamiento operante (Petry, 2000). Estos tres abordajes no
deben entenderse como estrategias excluyentes o independientes sino como
técnicas complementarias que deben integrarse dentro de los programas de
tratamiento disponibles (García-Rodríguez, 2008).

Otro enfoque de tratamiento se encuentra en el modelo de evaluación colaborativa


que plantea el efecto terapéutico del uso de las pruebas psicológicas en los
usuarios de servicios de salud mental. En el modelo de evaluación colaborativa
descrita por Finn y Tonsager (1997) los facilitadores (o terapeutas) se
comprometen a:

a) Desarrollar y mantener conexiones empáticas con los pacientes.


198
b) Trabajar en colaboración con el paciente para definir metas claras dentro de
su proceso.

c) Compartir y explorar resultados de las medidas con los pacientes.

A través de las premisas de la evaluación colaborativa se establece una alianza


segura en la fase de medición con el paciente en apoyo a su tratamiento y
favorece la relación interpersonal paciente-terapeuta; además ambos de forma
conjunta tienen la oportunidad de tener una genuina interacción durante la fase de
medición así como en las sesiones de rehabilitación (Ackerman, Hilsenroth, Baity,
Blagys, 2000). El modelo de evaluación colaborativa se ha utilizado en la
prevención del consumo de tabaco (Sharma y Kanekar, 2007); en el tratamiento
de abuso de sustancias (Kirby, 2003); y en pacientes con riesgo suicida (Jobes y
Drozd, 2004; Sharry, Darmody y Madden, 2002); en todos los casos obteniendo
buenos resultados porque el sujeto se involucra en su propio proceso.

El entrenamiento en habilidades sociales es un procedimiento cognitivo-


conductual que tiene como objetivo principal dotar al individuo de las habilidades
de afrontamiento y autocontrol para poder manejar las situaciones de riesgo
producidas por los estímulos que desencadenan los “deseos” de consumo
(Secades, García-Rodríguez, Fernández y Carballo, 2007). Los aspectos
generales de este procedimiento incluyen: Fomento de habilidades
interpersonales, asertividad y expresión de emociones, entrenamiento en solución
de problemas, afrontamiento de estados cognitivo-emocionales afrontamiento de
eventos estresantes y afrontamiento de situaciones de riesgo para el consumo
(Monti, Rohsenow, Colby y Abrams, 1995).

En lo general las aproximaciones psicosociales más utilizadas en la prevención y


tratamiento del uso y abuso de sustancias tanto lícitas como ilícitas se resumen en
la tabla 1.

199
Tabla 1. Aproximaciones comunes para la prevención de consumo de sustancias
en adolescentes (Skiba, Monroe y Wodarski, 2004).

Nombre de la Enfoque General Herramientas de


Intervención Intervención
Divulgación de Difusión sobre las características, pero Instrucciones didácticas
la Información sobretodo sobre las consecuencias físicas dentro de las escuelas.
y sociales del consumo de drogas lícitas e
ilícitas. Difusión en medios de
comunicación masivos.

Cárteles y promocionales.
Educación Interés en incrementar la autoestima, Entrenamiento en la toma de
Afectiva toma de decisiones, asertividad. decisiones y autogestión.

Cognitivo- Control de las ideas irracionales y de las Entrenamiento conductual


Conductal influencias físicas, emocionales y (Instrucción, demostración,
conductuales alrededor del consumo. práctica, retroalimentación y
reforzamiento).
Incremento del conocimiento de las
consecuencias sociales inmediatas debido
al consumo.

Promoción de habilidades de “resistencia”.


Desarrollo de Incremento de la toma de decisiones. Intervención comunitaria
habilidades
individuales y Promoción del cambio conductual. Entrenamiento de
sociales habilidades sociales para el
Disminución de los síntomas de ansiedad control de la influencia y
presión social hacia el
Promoción de habilidades sociales consumo de sustancias.
(comunicación, asertividad).
Involucramiento familiar y del
grupo de pares en el
tratamiento.

Es deseable que cualquier aproximación psicosocial en el tratamiento y


prevención del consumo de drogas integre lo siguiente:

1. Modelos de tratamiento y prevención comprehensivos, multifactoriales y


multidisciplinarios que vayan dirigidos a familias y grupos de pares en
diferentes contextos (p.ej. escuela, comunidad, lugar de trabajo).

200
2. Las estrategias preventivas deben ser duraderas, hasta garantizar los
efectos esperados.
3. Comprensión de las casusas de los factores de riesgo que acompañan el
consumo y,
4. Generar planes de acción que fortalezcan los factores protectores de los
individuos y que se intervenga en la prevención del incremento de los
factores de riesgo, todo esto dentro de contextos específicos.

Teoría del Desarrollo Humano (Applied Development)

La investigación en el área de la prevención es considerada actualmente como el


engrane para desarrollar programas efectivos para reducir el involucramiento de
los jóvenes con las sustancias y otras conductas problema asociadas (Eggert,
Thompson, Herting y Randell, 2000). Uno de los enfoques teóricos más utilizados
en el campo de la prevención, aunque no el único, ha sido la teoría del desarrollo
(Ciccetti y Toth, 1992; Coie y Jacobs, 1993; Hawkins, Catalano y Miller, 1992;
Rodríguez, 2007) la cual explica que la continuidad entre la niñez temprana y la
adolescencia sucede a través de una serie de transiciones y adaptaciones
normativas que permiten un desarrollo exitoso, así como su relación con los
distintos factores de riesgo (individuales y medio-ambientales) presentes en las
distintas etapas. Desde esta perspectiva, el desarrollo “desadaptativo” se entiende
como el fracaso para lograr las tareas vinculadas con cada una de las etapas, que
puede derivar en futuras dificultades para alcanzar con éxito las etapas del
desarrollo subsecuentes.

El antecedente teórico inmediato de la teoría del desarrollo es la teoría ecológica


de Brofrenbenner (1992) a quién le interesaba conocer como los ambientes
naturales influían sobre la conducta humana. La principal contribución de
Bronfenbrenner es la perspectiva de que el desarrollo humano es una progresiva
acomodación entre un ser humano activo y sus entornos inmediatos (también
cambiantes). Pero este proceso, además, se ve influenciado por las relaciones

201
que se establecen entre estos entornos y por contextos de mayor alcance en los
que están incluidos esos entornos.

Dentro de los supuestos básicos de la teoría del desarrollo son:


1. El funcionamiento individual y familiar son producto de la biología y el
ambiente físico-social los cuales van modificando con el paso del tiempo.
2. Enfatiza la naturaleza recíproca de la interacción persona-ambiente, de los
contextos, por tanto prefiere la intervención multidisciplinaria enfatizando la
diversidad individual y cultural.
3. Reconoce la validez de la aplicación de técnicas validadas empíricamente
derivadas de diversas disciplinas para el entendimiento del desarrollo
humano.
4. La naturaleza de la investigación aplicada del desarrollo es la constante
reciprocidad entre el desarrollo de la ciencia y la aplicación de los
conocimientos adquiridos en la intervención y prevención dentro de las
prácticas profesionales, y en las políticas gubernamentales, en beneficio de
la sociedad (Fisher, et.al.. 1993).
5. Visualiza al investigador como "productor" y "practicante" de sus
conocimientos.

La gran ventaja de esta postura teórica es el interés por vincular la teoría y las
herramientas metodológicas directamente con la intervención, así como la
participación de múltiples procesos interdependientes y cambiantes durante el
tiempo como lo son factores fisiológicos, psicológicos, sociales y ambientales. Otra
virtud es la comprensión del funcionamiento individual dentro de un «todo», no se
basa en la explicación de conductas aisladas; por tanto la teoría del desarrollo se
apoya de la psicología comunitaria y de la psicología social de la salud para
generar estrategias de prevención intervención multidisciplinarias.

202
La intervención dentro de la teoría del desarrollo tiene las siguientes
características:
1. Mayor atención a la validez externa, sobre la pertinencia de la
investigación de la ecología en donde se sucede el desarrollo humano; sobre
los estudios de laboratorio.
2. La incorporación de los valores y las necesidades de los colaboradores de
la comunidad dentro de las actividades de investigación.
3. Dentro de la evaluación de los resultados, comprometerse en la
comprensión profunda de los efectos directos e indirectos de un programa
de intervención en su población y de su contexto, así como la medición de
estos resultados.
4. Flexibilidad para adaptarse a las necesidades locales y sus circunstancias,
es decir, el diseño o los procedimientos deben ajustarse a las vicisitudes de
la comunidad "objeto".
5. Por consiguiente, los métodos de investigación deben adaptarse a las
circunstancias de la comunidad.
6. La adopción de una perspectiva de intervención a largo plazo.
7. La colaboración de diversos expertos en el área (favorecimiento de la
multidisciplinareidad).
8. Asimismo se enfatiza la necesidad del involucramiento de al menos 2
expertos (un experto académico y un experto en la comunidad), entre los
cuales debe haber colaboración, co-participación y co-aprendizaje.

Dadas las características mostradas, la teoría del desarrollo ha mostrado tener


eficiencia en el tratamiento y prevención en el consumo de sustancias entre
adolescentes (Cicchetti y Luthar, 1999; Díaz-Negrete, 2007; Fernández y
Secades, 1999; 2000; Rodríguez, 2007; Rogosch, Oshri y Cicchetti, 2010). Y por
lo tratado a lo largo de este escrito es la teoría que tiene una propuesta integral
tanto en el entendimiento del fenómeno de las adicciones, como en su tratamiento
y prevención, sobretodo porque busca una constante interacción (no solo una
vinculación) entre la investigación y la aplicación.

203
El entrenamiento profesional dentro de la licenciatura en psicología social

La licenciatura en psicología social ofrece las herramientas para que los


profesionales puedan aplicar sus conocimientos en el ámbito laboral, pero todavía
falta un paso más, es decir, los egresados deben identificar con toda claridad las
distintas aportaciones teóricas sobre un fenómeno social y hacer la vinculación
entre la teoría y la aplicación en intervención, sin desvincular ambos
conocimientos. La propuesta se resume en los siguientes puntos:

1. La utilidad de la licenciatura en psicología social (y de todas), es mostrar a


los estudiantes los avances teóricos de la disciplina y vincularlos
directamente con la investigación y la intervención.
2. Los estudiantes deben ser entes activos en la construcción y producción de
su propio conocimiento y su inmediata aplicación.
3. Elegir estrategias de intervención respaldadas en teorías que cuenten con
evidencias empíricas serias que permitan el uso de herramientas teórico-
metodológicas acorde al contexto en el que se ubique la situación,
problema, comunidad o población de interés.
4. Dejar atrás los mitos sobre la invariable intervención psicosocial grupal,
psicosocial implica el entendimiento y comprensión del problema desde una
perspectiva multifactorial considerando elementos sociales, culturales e
incluso individuales y fisiológicos; no en el número de sujetos a intervenir,
sino en la ubicación las variables psicosociales intervinientes en el
problema.

La compresión de estos factores facilitarán la intervención, no en la cantidad de


factores en donde se pueda implicar el cambio de forma inmediata, sino en
desarrollar la habilidad de intervenir en aquellos factores clave, que sean factibles,
alcanzables para fomentar un cambio más inmediato e importante para impedir
que el consumo aumente y se recomienda la visión de la teoría del desarrollo para
lograrlo.

204
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208
Capítulo 11. Incidencia de un Centro Gerontológico de Desarrollo
y Educación en los ancianos. Dolores Isabel Canchola Bravo.

RESUMEN:

En este espacio describiré cómo repercuten las actividades de índole motriz,


cognitiva, psicoafectiva y sociocultural sobre los adultos mayores y la forma en
que éstas logran que se desarrolle y/o mantengan nuevas capacidades,
habilidades, aptitudes y destrezas en los ancianos. Hablaré sobre cómo estas
nuevas adquisiciones funcionan para que los ancianos mantengan su
funcionalidad e independencia el mayor tiempo y en la mejor forma posible y de
cómo esto, a la larga, repercute sobre la calidad de vida con que los adultos
mayores envejecen y aprenden a disfrutar este proceso. También describiré cómo
a través de la participación activa y propositiva de los viejos en sus distintos
espacios, ellos logran reinsertarse familiar, etaria, comunitaria y socialmente. Otro
apartado importante será cómo a partir de que los adultos mayores acuden y
participan en las actividades que en estos espacios se les imparten, modifican sus
actitudes con respecto a sus familias, a sí mismos y a su grupo de pares,
preocupándose y ocupándose, ahora sí, de sus propias vidas.

209
Los objetivos del presente capítulo son:

 dar a conocer las diversas actividades que se imparten u ofrecen a los


adultos mayores en un Centro Gerontológico así como los beneficios que
éstos obtienen de su participación constante en las mismas;
 dar a conocer los alcances que se pueden lograr en adultos mayores a
partir de plantear una serie de acciones y estrategias diseñadas ex profeso
y en coparticipación con los propios involucrados dentro de una institución;
 recuperar una serie de experiencias que han tenido los senectos a partir de
que asisten a un grupo de tercera edad, los cambios que han tenido, los
aprendizajes que han conseguido, el desenvolvimiento social que han
logrado a partir de que realizan una serie de actividades con las que nunca
habían tenido contacto y en las que nunca habían reparado les podían ser
atractivas, gratificantes e interesantes y,
 relatar mi propia experiencia al trabajar con este grupo etario a partir de mi
egreso de la Universidad y la forma en que he aplicado los conocimientos
adquiridos en ésta y mis logros personales con y para con los adultos
mayores.

Tengo 12 años de trabajar con adultos mayores en una Institución de asistencia


privada, ésta tiene 16 años en funcionamiento y a lo largo de los años ha atendido
a un promedio de 500 beneficiarios. En la Institución se imparten los talleres de
gimnasia, yoga, tai chi chuan, zumba, rehabilitación, danza regional, baile de
salón, manualidades, computación e internet, pintura y dibujo, conjuntos corales,
teclado, teatro, pláticas de autocuidado, paseos mensuales y especiales, convivios
mensuales y lectura de periódico y se ofrecen los servicios de psicología, medicina
y nutrición. Los adultos mayores que son beneficiarios de esta Institución son
mayores de 56 años y todos se valen por sí mismos, es decir, van y vienen solos.
Pagan una cuota de recuperación mensual y tienen derecho a participar en todas
las actividades y servicios que en la Institución se imparten.

210
El perfil de los beneficiarios que atiende la Institución son personas adultas
mayores entre los 56 y 90 años, los rangos de edad son los siguientes: entre 56 y
59 años un 11%, entre 60 y 69 años un 29%, entre 70 y 79 años el 40% y entre los
rangos de 80 a 90 años son un 20%.
La condición económica de nuestra población beneficiaria nos indica que el 72%
es de condición muy baja y baja y el 27% es de condición media baja; en cuanto al
nivel de escolaridad, un 44% de beneficiarios cuenta con nivel primaria, de éstos
un 42% la concluyó y el restante 58% no; un 28 % tiene estudios de secundaria,
de éstos un 81% la concluyó y el restante 19% no; un 12% con estudios de nivel
medio superior, de éstos el 76% la terminó y el restante 24% no y el 16% tiene un
nivel de escolaridad superior y todos la concluyeron.
Respecto a su condición familiar, 88% de los beneficiarios viven en familias
nucleares y 12% viven en familias extensas. Del total de beneficiarios 15% viven
solos. En cuanto a su servicio médico: 54% de nuestros beneficiarios cuentan con
IMSS, 30% con ISSSTE, 7% se atienden con la SSA, y el restante 9% se atienden
de forma particular. Por otra parte, 8% de nuestros adultos mayores cuentan con
una pensión, 33% son jubilados y el restante 59% no cuentan con alguno de estos
beneficios.
Con base en el diagnóstico de salud con que contamos en la Institución, sabemos
que nuestra población de adultos mayores se distribuye en relación a
enfermedades crónico-degenerativas de la siguiente manera: el 72 % del total de
nuestros beneficiarios tiene sobrepeso u obesidad, determinándolos por los puntos
de corte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 47 son hipertensos y 28
diabéticos. También sabemos que el 18% del total muestra niveles significativos
de ansiedad, el 25 % presenta cierto grado de depresión, que varía de niveles
bajos a niveles más altos, el 6 % muestran rasgos de un proceso demencial y el
20% muestra un deterioro en memoria u otros aspectos cognitivos. En el Centro
Gerontológico tenemos implementado un programa de atención integral al adulto
mayor a través del cual enseñamos a éstos que realizando actividad física y
cognitiva en forma regular y constante, cuidando los principales indicadores de
salud, vigilando el peso, la glicemia, el colesterol, la presión arterial, realizando

211
chequeos médicos periódicos y llevando una buena alimentación, podemos
controlar e inclusive evitar muchas de las patologías que la vejez trae consigo.
Del total de beneficiarios 66% viven en la Delegación Iztapalapa, 18% son de la
Delegación Benito Juárez, 11% de la Delegación Iztacalco y 4% de otras
delegaciones del Distrito Federal e inclusive en Municipios del Estado de México.
En lo que se refiere a su estado civil 35% son casados, 12% solteros, 48% viudos,
1% divorciados y 4% separados. Respecto a su situación laboral, 15% de nuestros
beneficiarios aún trabajan. De la población total que conforma la Fundación 86%
son mujeres y 14% son hombres.
A través del modelo de intervención que aplicamos con nuestra población
beneficiaria, fomentamos la realización de todo tipo de actividad física, mejoramos
sus hábitos alimenticios, enfatizamos el hecho de llevar un buen control biológico,
psicológico, social, nutricional, sanitario, etc. en sus actividades de la vida
cotidiana.
Cuando yo estudié en la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, no
recuerdo haber dedicado un espacio al tema de la vejez y el proceso de
envejecimiento, aunque éstos nos están alcanzando, sí vimos algo de infancia, de
adolescentes, de adultos, pero no propiamente la vejez, siendo este un tema de
interés mundial porque en el mundo la población que está teniendo mayor
crecimiento es la población de adultos mayores. El mundo está envejeciendo y los
países desarrollados ya cuentan con los recursos materiales, humanos,
financieros, educativos, sociales, médicos, laborales, infraestructura, etc. que
necesita este grupo poblacional pero, los países en desarrollo, México incluido, no
cuentan con los recursos que éste necesita y pronto estaremos en pleno proceso
de envejecimiento y aún no nos estamos preparando para el mismo. Ya tenemos 9
millones de ancianos y nada de conocimiento sobre las necesidades específicas
que este grupo etario requiere, necesita y demandará a cada vez más corto plazo.
Además, en México atender a grupos vulnerables es tomado como un trabajo no
serio, como de segunda clase, porque además las personas de tercera edad son
tomadas por un amplio sector de la sociedad como personas de tercera, son
insensibles ante los requerimientos y demandas de los demás. Deberíamos estar

212
preparándonos para atender al cada vez mayor número de senectos desde todas
las perspectivas, con personal altamente capacitado, sensible y humano.

Inserción laboral
Cuando terminé la carrera de Psicología social comencé a hacer el servicio social
en el INAPAM y no sabía exactamente qué iba a realizar en los grupos de tercera
edad a que me habían enviado. El Coordinador de servicio social del INAPAM me
dijo que preparara pláticas sobre depresión, envejecimiento saludable, memoria,
aprendizaje, liderazgo, actividades lúdicas, etc., que pudiesen despertar interés en
este grupo etario. Para mí fue completamente nueva toda esta temática y compré
varios libros de gerontología y comencé a leer sobre viejos. La experiencia me fue
altamente gratificante y satisfactoria, sentí que recuperé distintas capacidades
personales al trabajar con ellos, no tenía ningún problema de comunicación con
ellos y gustaban de ir a platicar conmigo de aquellos temas que les eran
significativos y que en algún momento abordé con los distintos grupos. Cuando
terminé el servicio social y revisaba el periódico me encontré con que solicitaban
una coordinadora para grupo de tercera edad, fui a la entrevista y me contrataron
a partir de esa fecha porque ya tenía un poco de experiencia con este grupo
poblacional. A lo largo de 13 años que llevo trabajando con este grupo etario he
aprendido muchas cosas, algunas en cursos formales y otras tantas de mi
contacto diario personal con los senectos. Al principio me costó trabajo
dimensionar todo lo que tenía que hacer en el Centro Gerontológico porque en
estos espacios se trabaja todo el tiempo innovando, proponiendo y creando
actividades que sean atractivas e interesantes para los viejos. El tema de la vejez
está poco trabajado en nuestro país, hay muy poco escrito y mucho menos
estadísticas confiables sobre este grupo etario; las mayores investigaciones se
han hecho en Europa y no tenemos mucho en común con esos países, excepto la
edad. Conforme pasó el tiempo pude poner en marcha muchas de mis habilidades
y conocimientos aprendidos en la Universidad, elaboré programas de trabajo,
proyectos de desarrollo social con el Gobierno Federal y el Estatal, sistematicé la
metodología que se había implementado en los talleres que se han impartido e

213
imparten en la Fundación, evidencié procesos psicológicos básicos que se
desarrollaban al interior de cada grupo de trabajo, implementé talleres en donde
se fomentara mayormente la socialización, fomenté actividades en donde se
aprendiesen habilidades sociales, resolví conflictos al interior del grupo, etc. Mis
funciones como Coordinadora del Centro Gerontológico son:
 Elaborar Proyectos de trabajo que coadyuven a mejorar el funcionamiento
de la Institución.

 Elaborar conjuntamente con los responsables de talleres y actividades los


programas anuales realizando su supervisión y control.

 Promover la participación y organización en los diferentes talleres,


actividades y eventos, de los beneficiarios y sus familiares que acuden a la
Institución.

 Organizar y supervisar, junto con el Coordinador General, las actividades de


trabajo social, medicina, nutrición, psicología y enseñanzas diversas.

 Realizar reuniones de trabajo con integrantes de su área.

 Convocar y dirigir las reuniones con los beneficiarios de la Fundación.

 Asistir y participar en las reuniones con el personal de la Fundación.

 Llevar a cabo el programa de salidas de la Fundación, asignando funciones


y actividades al personal de apoyo.

 Participar como expositor en el Programa de pláticas de promoción y


autocuidado de la salud del anciano.

 Mantenerse permanentemente actualizado en aspectos gerontológicos y


psicogeriátricos.

 Apoyar el establecimiento de convenios, acuerdos o coordinaciones con


Instituciones Públicas o Privadas que redunden en beneficio de la
Institución.

214
 Establecer control, supervisión y coordinación con los titulares o alumnos
que acuden a realizar alguna actividad académico-escolar

 Instrumentar nuevas formas de participación y organización de las


actividades que se realizan dentro de la Fundación.

 Elaborar la recuperación de experiencias del trabajo con ancianos y


presentarlas en foros o espacios adecuados.

 Elaborar proyectos para la adquisición de recursos necesarios para la


operación de la Fundación.

Esto es de manera formal, pero de manera informal se acercaban mucho a mí y


me comentaban mucha de su problemática individual principalmente relacionada
con sus propias familias. El hecho de acudir a este espacio y aprender cosas
nuevas les hacía reflexionar sobre sus formas de pensar y actuar, les permitía
hacer análisis más serios y responsables sobre su quehacer cotidiano, les hacía
mirar el mundo de otra forma, les permitía atreverse a hacer cosas nuevas y a
experimentar otras con las que nunca habían tenido contacto y que no creían que
les llegasen a interesar tanto.
Es importante mencionar que el centro gerontológico no era de terapia
ocupacional, era realmente de aprendizaje porque en éste los ancianos aprendían,
por ejemplo, en pintura aprenden la teoría del color, aprenden a ver luces y
sombras, mejoran su motricidad fina; en computación aprenden a manejar los
programas básicos de office, saben manejar el Messenger, el twitter y el
Facebook, tienen correo electrónico, bajan música y video, etc.; en teclado
aprenden a leer la escala musical, que es un lenguaje completamente nuevo y
afinan su oído; en manualidades mejoran su grado de socialización, mantienen su
motricidad fina; en las actividades físicas mejoran su capacidad respiratoria, sus
articulaciones, incrementan su resistencia física y su musculatura, etc., en las
pláticas de autocuidado aprenden la importancia de cuidar de sí mismos, nadie
más lo hará por ellos, conocen el proceso de envejecimiento y los cambios físicos,
biológicos y sociales que se darán durante todo este proceso y actúan en

215
consecuencia. Todo esto, a la larga, repercute en múltiples cambios de
personalidad que impactan sobre sus familias, sus parejas, sus amigos y, por
supuesto y en primer término, sobre la calidad de vida de ellos mismos. Yo soy
testigo de todos estos cambios, a veces nada sutiles sino completamente
radicales. Yo les invito a que acudan cada vez a más cantidad de actividades y/o
servicios, les ayudo con el miedo que implican las actividades nuevas y
desconocidas, les comparto este gusto por aprender cosas en las que nunca
habían reparado que existían y que están a su alcance. También ellos me hacen
peticiones de actividades inexistentes en la Institución y en las que están
interesados, yo veo la factibilidad de llevarlas a cabo y comenzar a
implementarlas.
La Institución donde trabajo
Trabajo en la Institución y De la Rosa, I. A. P. desde enero de 2000 a la fecha.
Esta es una Institución no lucrativa y lleva 16 años en funcionamiento trabajando
con adultos mayores. Los objetivos del Centro Gerontológico son:
 Brindar toda una serie de actividades que ayuden a los adultos mayores a
mantener, mejorar y/o desarrollar sus capacidades, habilidades,
aprendizajes, aptitudes y destrezas cognitivas, motrices, psicoafectivas y
socioculturales.

 Fomentar la asistencia y participación activa de ancianos en cada uno de


los talleres que se les imparten en la Institución con el propósito de
conservar su capacidad funcional y autonomía el mayor tiempo posible y en
la mejor forma.

 Generar en el adulto mayor un cambio de actitud que le permita aceptar y


vivir plena y dignamente su proceso de envejecimiento y, en consecuencia,
controlar, mejorar e inclusive evitar las enfermedades crónico-
degenerativas que tan frecuentemente les aquejan en esta etapa de la vida.

 Mantener al adulto mayor integrado en su medio familiar, etario, comunitario


y social y mejorar sus relaciones inter e intrageneracionales mediante la
realización de eventos en los que se dé este tipo de intercambios.

216
 Ofrecer nuestras actividades y servicios a una mayor cantidad de adultos
mayores de la periferia

 Detectar, para prevenir ó controlar, las principales enfermedades crónico-


degenerativas que padecen nuestros beneficiarios.

 Fomentar la creación de una cultura de la vejez que posibilite a los propios


ancianos redignificar y resignificar el estereotipo y los prejuicios que la
sociedad e incluso ellos mismos tienen de sí.

La Institución atiende adultos mayores de la Delegación Iztapalapa, que es donde


se encuentra ubicada, pero también de la delegación Benito Juárez y de Iztacalco,
porque colindamos con estas 2 Delegaciones. Esta es la razón por la que nuestra
población beneficiaria es tan heterogénea, tenemos población de escasísimos o
nulos recursos económicos y de buen nivel económico, gente con licenciatura
terminada y analfabetos, etc.

La relación jerárquica al interior de la Institución es como sigue: Directora,


Coordinador general, Coordinadora del centro gerontológico, Trabajador social, 15
maestr@s de enseñanzas diversas, Médico, Nutriólogo, Psicóloga clínica, Apoyo
asistencial administrativo y 2 apoyos asistenciales de intendencia.

El trabajo institucional desde la psicología social


La preparación para un buen envejecer contiene dos componentes: la preparación
por uno mismo y la preparación por los otros. El primer componente, de control
propio, consiste en el hecho de que uno mismo puede preparar su vejez a través
de un determinado curso de acciones y decisiones, entre éstas una buena
alimentación, ejercicio físico, relaciones sociales satisfactorias, buen nivel de
salud, ingresos económicos suficientes, rol social perfectamente definido, trabajos
dignos, etc., condiciones todas ellas no satisfechas en nuestra sociedad actual. El
segundo componente, de control externo, consiste en que la vejez, una mejor
vejez, puede ser favorecida por el medio familiar y social y, en un marco aún más
amplio, por la sociedad a través de programas e instituciones que contribuyan a

217
modificar de manera favorable el curso de los acontecimientos de la persona que
envejece. En este sentido existe un proceso individual y a la vez colectivo, en el
sentido de que el envejecimiento se produce en el individuo, pero es condicionado
por la sociedad, por la calidad y por los modos de vida. Según Comfort (1977), 75
% de los cambios relacionados con la edad pueden ser atribuidos al
envejecimiento social y son producto de nuestras creencias, prejuicios, estereotipo
y conceptos erróneos sobre la vejez.

Dada su complejidad, existen dos perspectivas de análisis para el proceso del


envejecimiento. Por un lado el abordaje sociológico, cuya unidad de análisis es la
sociedad y cuya atención se centra en el estudio de las características de la
sociedad y de las condiciones de vida de las personas ancianas y, la
consideración del individuo como unidad de análisis en donde el énfasis es más
de tipo psicológico y se enfoca a la manera en que el individuo enfrenta su propio
envejecimiento dentro de un contexto social que lo condiciona. Es por lo tanto la
perspectiva psicosocial la que busca integrar ambos enfoques y centra entonces la
atención en cómo los ancianos logran adaptarse a las condiciones que les ofrece
la sociedad, la forma en que buscan respuesta a los problemas que se les
presentan y asumen pérdidas y frustraciones.
El anciano es considerado frente a un grupo social en donde el individuo tiene sus
peculiaridades (p. e. su personalidad) y el grupo social no es necesariamente
simple y homogéneo. Sin embargo, entre los dos se va a desarrollar un sistema de
interacciones más o menos directa (relaciones afectivas) o mediatizadas (roles,
status social), susceptibles de darse cuenta del buen funcionamiento global del
individuo. A través del enfoque psicosocial podemos identificar la forma en que
durante la vejez, asumimos y actuamos el estereotipo preestablecido y los
prejuicios que los demás hacen de nosotros así como la carencia de un rol social
para los ancianos.
La ventaja del enfoque psicosocial de la problemática de los ancianos es que evita
considerar a la vejez como una cultura singular forzada a encajar en un proceso
único y permite a la vez integrar los envejecimientos desiguales, profundamente

218
diferenciados según el género, estrato social, tanto para los países desarrollados
como los en vías de desarrollo, como los diferentes tipos culturales y modelos de
desarrollo económico singulares.
El tema del envejecimiento “debiera” ser uno de los temas más preocupantes de
este siglo y la necesidad de dar respuesta a la problemática tan grande que
encierra constituye sin dudas todo un desafío multidisciplinario. Sin embargo, el
gobierno y las instituciones públicas y/o privadas, incluidas las universidades, han
hecho poco por intentar paliar esta problemática. El tema de la vejez se aborda
poco en las escuelas, siendo éste un tema que reclama estudios y
sistematizaciones para construir y diseñar políticas públicas apropiadas para los
viejos. Debiéramos partir de la educación básica para resignificar el rol social de
los abuelos, fomentar el que nuevamente se les trate con respeto, se les
reincorpore a la dinámica familiar y se les tome en consideración en la toma de
decisiones y, en último término, recuperen la autoestima que, en la tercera edad,
está devaluada inclusive por los mismos ancianos. Las personas de tercera edad
cada vez son más y tienen más necesidades que deben ser atendidas por las
políticas sociales.
El trabajo con seres humanos tiene la enorme desventaja de ser bastante
subjetivo dada la complejidad de incluso definir lo que es la salud, el bienestar, la
autoestima, la calidad de vida, la funcionalidad, la independencia, etc., pero
podemos hacer aproximaciones a estos indicadores a través de la construcción de
algún instrumento que nos permita acercarnos a estos factores.
Si bien es cierto que el envejecimiento en sí es un proceso complejo y bastante
difícil de vivir, dadas las condiciones en que se encuentran y viven actualmente
nuestro viejos, es a través de un proceso reeducativo como los propios viejos y el
resto de la población que para allá vamos, podremos mejorar esas condiciones,
pero esto implica un trabajo arduo que debemos comenzar a desarrollar ya, antes
de que se nos venga encima. No olvidemos que en las próximas décadas
pasaremos a ser un país de ancianos y que aún estamos a tiempo de comenzar a
crear las condiciones para que nuestra vejez sea más benévola y con menos
situaciones en contra.

219
En el Centro de atención a ancianos, en primera instancia trabajamos la
autoestima de los viejos enseñándoles que el envejecimiento es un proceso que
dura toda la vida, que es natural, irreversible y heterogéneo; les damos a conocer
una amplia gama de posibilidades de crecimiento y desarrollo personal que
todavía pueden realizar en esta etapa de la vida; les damos a conocer la forma de
evitar, prevenir y/o controlar múltiples patologías que la vejez trae consigo; les
damos algunas herramientas que les ayuden a contrarrestar la problemática a que
se enfrentan; fomentamos la socialización entre su grupo etario; procuramos
mantener su funcionalidad e independencia el mayor tiempo y en la mejor forma
posible que, a estas alturas, significa su libertad. A la larga todo esto mantiene al
anciano integrado en su medio familiar y sociocultural y eleva su calidad de vida y
bienestar.

El trabajo interdisciplinario
El trabajo cotidiano con los adultos mayores es interdisciplinario, en primer
término, porque los maestros responsables de cada taller son especialistas en la
actividad que imparten y, de entrada, debían saber cómo tratar a los viejos, por lo
que yo les doy un poco de información sobre cómo son los abuelos, cómo les
gusta ser tratados, sus procesos particulares de envejecimiento, sus
personalidades, sus habilidades o la falta de éstas, sus deterioros cognitivos, sus
procesos demenciales, etc. Todo el tiempo trabajamos en conjunto para obtener
los mayores beneficios, para resolver los conflictos que llegan a presentarse, para
promover las actividades, para hacerlas más atractivas e interesantes, etc.
Llevamos a cabo algunas reuniones entre todos los maestros y el personal para
intercambiar puntos de vista acerca de los ancianos, de los talleres, de las
necesidades, de las alternativas, de los problemas, etc. Gracias a todo este
trabajo es como respondemos a las necesidades, expectativas y demandas
expresadas y planteadas por los propios ancianos y no en base a lo que nosotros
creemos que ellos requieren. Los maestros cooperan con el personal que labora
en la Institución en la resolución de todo tipo de problemáticas que tengan sus
alumnos. Un problema que ha sido significativo a lo largo de los años han sido las

220
enfermedades crónico-degenerativas que padecen los beneficiarios y en este
sentido cooperan los maestros de actividades físicas, el nutriólogo, la psicóloga, el
médico, el trabajador social y la coordinación para resolver los mismos de forma
individual pero atacándolo desde todos los puntos de vista susceptibles de
intervenir. Otros problemas con los que hemos lidiado a lo largo del tiempo han
sido las demencias, la disminución de la capacidad cognitiva, la memoria, la
atención, el sobrepeso y la obesidad, las limitaciones físicas de toda índole, los
problemas familiares, el aprendizaje, la socialización, los conflictos al interior del
grupo, la falta de respeto, la intolerancia, la discriminación, las envidias, los
liderazgos, etc. Sin embargo, esta problemática no es exclusiva de este grupo
social, al interior de todos los grupos se dan conflictos de distinta índole pero, las
satisfacciones que hemos logrado al resolver los problemas han sido muy
gratificantes. Cuando finalmente las beneficiarias logran terminar algún trabajo les
representa todo un logro, incluso sus familiares las han felicitado personalmente,
vía correo electrónico, en especie, etc. Por ejemplo, cuando una de nuestras
beneficiarias aprendió a utilizar bien la computadora, uno de sus sobrinos le regalo
en navidad una laptop, cosa que ella nunca imaginó le pudiesen llegar a
obsequiar. Otra beneficiaria con importantísimos problemas de visión terminó de
pintar una cantidad importante de cuadros en acuarela y su hijo le mandó vía
correo electrónico una serie de fotografías de toda su familia felicitándola por la
labor tan bellamente realizada, cosa que emocionó a la señora hasta las lágrimas.
Otra señora que está en silla de ruedas, gracias al taller de rehabilitación física, ya
puede dar algunos pasos sola y esto la tiene muy contenta y emocionada, quizá
pueda volver a caminar si continúa con la rehabilitación y baja de peso. Otro
beneficiario que padece Parkinson ha logrado aprender a bailar y maneja su
cuerpo mucho mejor, su estado de ánimo ha mejorado de forma importante y
gracias a la medicación su cuerpo ha dejado de temblar un poco, se relaciona
mucho mejor con sus compañeros de grupo y ya hasta tiene novia. Otros nunca
habían viajado, otros no conocían el mar, otros nunca se habían subido a un
avión, etc. Así podría comentar una multiplicidad de casos exitosos y todo esto es
gracias a la participación interdisciplinaria que existe entre todo el personal de la

221
Institución y los beneficiarios de la misma. La interacción ha sido muy importante,
pero no sólo se da al interior de la Fundación, ahora ya también funciona entre los
mismos beneficiarios porque hacen sus paseos de fin de semana juntos, celebran
sus fiestas y se invitan entre sí, se acompañan a sus consultas médicas e incluso
cirugías, etc.
El tema que se aborda en la institución.
Hoy en día estamos viviendo la transición hacia el envejecimiento demográfico a
nivel mundial pero, a diferencia de los países desarrollados en los que esta
transición tomó varias décadas y les permitió crear las condiciones indispensables
para responder a las necesidades de este grupo etario, en los países en desarrollo
(México incluido), este proceso tomará mucho menos tiempo, lo que redundará en
mayores dificultades para cubrir las necesidades que vayan surgiendo, tomando
en consideración el contexto socioeconómico menos favorable en que vivimos.
Tenemos la capacidad económica necesaria para atender a este grupo etario,
como lo ha demostrado el Gobierno del Distrito Federal con la pensión universal y
con otra serie de apoyos económicos para otros grupos vulnerables; sin embargo,
el gobierno Federal prefiere destinar una fuente impresionante de recursos
económicos en su lucha antinarco que, además de todo, lleva 60,000 personas
muertas, más que en los países que están en guerra declarada. El presupuesto es
invertido con perspectivas distintas y de clase, lo que no permite que se atienda a
la población en su conjunto como es debido. Existe una policía y un ejército para
matar o reprimir, se debería cambiar la perspectiva de enfoque institucional y
destinar esos recursos a situaciones más apremiantes.
El envejecimiento del ser humano es un proceso natural e irreversible que consiste
en un deterioro progresivo del individuo que comienza antes del nacimiento, que
continúa durante toda la vida y que termina con la muerte. Sin embargo, el
envejecimiento es heterogéneo, es decir, no todas las personas envejecen de la
misma manera y está bien documentado que la calidad de vida, la funcionalidad y
la autonomía durante la vejez están relacionadas con las acciones y omisiones
que cada persona realiza a lo largo de su vida.

222
De acuerdo con la revisión de 2002 de las estimaciones y proyecciones de la
División de Población de las Naciones Unidas, México se transformará
paulatinamente en un país con más viejos que niños. Actualmente por cada 25
ancianos hay 100 menores de 15 años, en menos de 30 años (2034) habrá la
misma cantidad de niños y de ancianos, mientras que en 2050 el país tendrá
166.5 ancianos por cada 100 niños. Entre 2000 y 2050 la proporción de ancianos
pasará de 7 a 28 %. Se espera que a mediados del siglo haya poco más de 36
millones de adultos mayores, de los cuales más de la mitad tendrá más de 70
años.
El incremento de la esperanza de vida trae como consecuencia directa el que las
personas vivan más tiempo, pero esto no se limita a que los individuos lleguen a
una edad más avanzada, sino a que reciban la atención, cuidados y servicios a
que tienen derecho y que en la mayoría de ocasiones no reciben. Se trata de vivir
más pero con una mejor calidad de vida.
En el año 2000 residían en México 6.9 millones de ancianos, en 2030 serán 22.2
millones y se espera que para la mitad de este siglo alcancen 36.2 millones. Cabe
destacar que 72 % de este incremento ocurrirá a partir del año 2020, lo que nos
brinda poco menos de una década para preparar las condiciones que permitan
enfrentar adecuadamente este proceso.
El proceso de envejecimiento demográfico implicará una amplia transformación en
la gama de demandas sociales así como la reestructuración y reorganización de
muchas instituciones, las cuales deberán responder a las necesidades sociales de
empleo, vivienda, educación y salud acordes a una estructura por edad que dejará
de ser predominantemente joven para transitar muy rápidamente a etapas de
pleno envejecimiento.
Actualmente el cuidado de la vejez recae principalmente en la familia, por lo que la
composición del hogar en el que residen los viejos puede incidir en forma
importante en su bienestar físico y emocional. En el año 2000 había en México
22.3 millones de hogares, de los cuales uno de cada cuatro tenía la presencia de
al menos un anciano y uno de cada cinco tenía como jefe de hogar a un anciano.
La mayoría de los ancianos en México residen con otros familiares de menor

223
edad, pero es el viejo el miembro más susceptible de la familia de enfermarse,
dada su menor capacidad para adaptarse rápidamente a los cambios. También es
el anciano, en la mayoría de los casos debido a la inexistencia o insuficiencia de
las pensiones y/o jubilaciones, dependiente totalmente de sus familiares e incapaz
de cubrir sus necesidades básicas de alimentación, vivienda, educación y salud.
La familia es considerada la célula básica de la sociedad mexicana y es en ésta en
quien recae el peso del sostenimiento económico, cuidados y atención de los
ancianos. Pero las familias de los ancianos no tienen la preparación adecuada
sobre los cambios físicos, psicológicos y sociales que experimenta una persona de
edad avanzada, razón por la cual no se les comprende y atiende adecuadamente;
enseñemos al grueso de la población la forma de tratar, enseñar, compartir,
convivir, etc. con nuestros ancianos. Es necesario que modifiquemos el
estereotipo que actualmente pesa sobre la población senecta (y del cual terminan
algunos de ellos apropiándose y asumiéndolo) y creemos una imagen más real de
ancianos productivos, autosuficientes, independientes, sanos, activos, inteligentes,
seguros, bien adaptados, bien integrados, que gozan de la vida y que establecen
relaciones cálidas y afectuosas, individuos tolerantes, con humor, flexibles,
conscientes de sus logros, de sus fracasos y de sus proyectos, con una actitud
vital positiva y constructiva, optimista, orientada al futuro, con autonomía y
autoestima alta, capaces de disfrutar del buen comer y el beber, del trabajo y del
ocio, y de permanecer sexualmente activos.
El envejecimiento de la población implica mayor demanda de distintos tipos de
servicios, entre ellos el de la salud, pues en este grupo etario se presentan
mayores tasas de morbilidad y necesidad de atención médica que en el resto de la
población. Las enfermedades crónico-degenerativas son de más larga duración,
implican terapias y medicamentos más costosos y se asocian a periodos de
hospitalización más prolongados. Para la salud pública, el reto no es sólo
prolongar la vida, sino que el individuo que llegue a viejo se encuentre y mantenga
sano, es decir, no se trata únicamente de incrementar la cantidad de años que se
vivan sino la calidad de vida.

224
La educación impacta de manera directa la calidad de vida porque a mayor
instrucción mayores herramientas para satisfacer las necesidades; los ancianos no
escapan a esta problemática porque una tercera parte de ellos no sabe leer ni
escribir. Alrededor del 70 % no ha alcanzado a terminar la escuela primaria; entre
ellos, más de la mitad no terminó el primer año. Nuestros ancianos tienen los más
altos índices de analfabetismo del país, comparados con los demás grupos
sociales.
En México, a diferencia de lo que ocurre en países industrializados, alrededor de
una tercera parte de los adultos mayores aún trabaja y de éstos, la mitad lo hacen
por su propia cuenta, en empleos informales y percibiendo ingresos muy bajos. El
hecho de que muchos de nuestros ancianos todavía trabajen no debe
interpretarse como un rasgo positivo asociado a una vejez productiva, sino como
resultado de la insuficiencia de los programas de pensiones y/o jubilaciones, o a la
inexistencia de éstos, que impide el retiro obligando a muchos a permanecer
trabajando hasta edades muy avanzadas, en actividades precarias, informales y
de baja productividad.
Empecemos por enseñar a todos los grupos sociales y a los viejos principalmente
a reformular el sentido de la vida misma, fomentando en ellos el hecho de que la
jubilación no significa retirarse de la vida, que el trabajo no es la única forma
posible de ser y hacer, que las destrezas y la experiencia de los ancianos no
deben competir con las posibilidades de los jóvenes, a tolerar y respetar la
diferencia y la diversidad sociales y, principalmente, que la educación es para la
vida, permanente, no sólo una preparación para el mercado laboral. La dimensión
del cambio demográfico es social, en el sentido de que son las condiciones
propias de cada sociedad las que determinan cuántos años y con qué calidad de
vida va a vivir una persona mayor.
Fomentemos en la sociedad en su conjunto que la vejez es una etapa más de la
vida, con grandes posibilidades de crecimiento y desarrollo personal y que puede
aportar elementos enriquecedores al resto de los grupos de edad. Es
responsabilidad de toda la población el facilitar las condiciones para que el
anciano se sienta totalmente integrado y valorado en la sociedad y pueda

225
continuar una vida activa y productiva. Aunque, a final de cuentas, el llevar a cabo
una vejez satisfactoria depende del propio anciano y de la aceptación de su propio
proceso de envejecimiento.
Para fines prácticos y deseables comencemos por homologar el concepto que
tenemos de anciano, ayudémonos de la definición de la ONU y agreguémosle algo
más: es aquél que tiene más de 60 años y que, a pesar de la involución natural,
sus reacciones físicas, afectivas y psíquicas no le ocasionan dificultad para la vida
de relación. Es independiente, autosuficiente, se mantiene en actividad y asume el
paso del tiempo como un proceso normal. Todo esto suena muy bonito, pero la
realidad está bastante alejada de esta definición. En México la palabra anciano
tiene una fuerte connotación; se maneja como sinónimo de acabado, inútil,
improductivo, necio, enfermo, dependiente, etc., además de que existen múltiples
calificativos peyorativos como ruco, betarro, betabel, sopitas, etc., que lo único que
pretenden es descalificar a los viejos y reforzar el estereotipo que existe sobre
éstos. Tenemos una tendencia a valorar a la gente por su edad, no siendo ésta el
único criterio que debemos considerar para valorar las capacidades de las
personas.
La variedad de actividades posibles para personas mayores es prácticamente la
misma que para cualquier otra edad, con la característica de disponer de mayor
tiempo y la negativa de menores aptitudes funcionales.
El fin último del trabajo con ancianos es mejorar la calidad de vida de éstos,
entendida como el disfrute de esta etapa de la vida, tener autonomía funcional,
social, crecimiento personal, bienestar, autoestima y dignidad. Tratemos de
facilitar a los abuelos un entorno amable donde se sientan y sepan seguros, con
libertad y poder de decisión y que les permita mantener una vida social y
relacional de acuerdo a sus gustos e intereses personales.
En una sociedad como la nuestra en la que día a día la familia sale más del hogar
y el anciano queda solo en casa, el centro gerontológico es una alternativa para
que el senecto permanezca unas horas al día en un lugar donde sea estimulado
para continuar desarrollándose y disfrute la compañía de otros, mientras la familia
sigue realizando sus tareas habituales. Todo esto permite que el viejo sea mejor

226
aceptado el resto del tiempo dentro del núcleo familiar y, lo más importante, no
supone una institucionalización.
Las acciones del centro gerontológico están encaminadas a promover la
integración familiar y social del anciano y día a día se convierte en un reto
individual aceptar y vivir con dignidad, entusiasmo y dinamismo esta nueva etapa
de la vida.
Todas estas actividades promueven la interacción social entre los ancianos,
además de restaurar y mantener los sentimientos de utilidad y autoestima de los
mismos.
Los distintos tipos de centros de atención a adultos mayores existentes dependen
de muchas circunstancias específicas, entre las que podemos citar:

 El estado físico del anciano: Sano, Enfermo, Inválido


 El estado mental del anciano: Lúcido, Confuso, Demente
 Respecto de la economía del anciano: Independiente, Dependiente
 Respecto de la familia: Integrado, No integrado
 Respecto de su actitud hacia el envejecimiento: Aceptación, Rechazo
 Los espacios existentes y adecuados para los ancianos
 El personal preparado para trabajar con este grupo poblacional, etc.

Indudablemente en la planeación de un centro gerontológico debemos tener en


cuenta los espacios, el mobiliario, el equipamiento, el material de consumo de que
disponemos, los recursos humanos, financieros y materiales con que contamos,
pero sobre todas las cosas debemos tomar en cuenta las características físicas,
psicológicas y sociales de los ancianos a los que brindaremos el servicio.
Hoy en día, los centros de atención gerontológica buscan sumar acciones,
esfuerzos y recursos para atender adecuadamente a los ancianos, grupo que, por
sus características biopsicosociales, requiere de programas específicos que
respondan a sus necesidades particulares.

227
La variedad de actividades posibles para personas mayores es prácticamente la
misma que para cualquier otra edad, con la característica de disponer de mayor
tiempo y la negativa de menores aptitudes funcionales.
La variedad entre centros es enorme, desde aquellos en que se realizan múltiples
actividades todos los días de la semana hasta los que no tienen propiamente
actividades y en los que solamente se ofrece un espacio físico para el intercambio
social como podría tener lugar en cualquier local público. Todos los modelos que
podamos llegar a implementar son alternativas y, dependiendo de los recursos, de
las necesidades y de los problemas de cada grupo en particular se pueden hacer
las adaptaciones, adecuaciones, cambios y/o modificaciones necesarias para
crear el mejor modelo de atención acorde a cada grupo y cubrir sus expectativas.
En la Delegación Iztapalapa, que es donde está ubicado el centro gerontológico y
siendo ésta la Delegación más poblada por población de tercera edad, seguida por
la Delegación Gustavo A, Madero, la población adulta mayor se está
incrementando a ritmos acelerados trayendo consigo el aumento de sus
necesidades; los ancianos se enfrentan a toda una falta de oportunidades y
posibilidades de desarrollo: pobreza, marginación, soledad, rechazo, aislamiento,
múltiples patologías crónico-degenerativas, analfabetismo, desintegración familiar,
dificultades de desplazamiento, falta de trabajos dignos, de espacios adecuados,
de preparación propia para la vejez, inexistencia de un rol social, pensiones y/o
jubilaciones mínimas e insuficientes, discapacidades motrices, visuales y
auditivas, etc. acrecentando aún más esta problemática el desconocimiento
generalizado de la población acerca del proceso de envejecimiento. Aunado a
todo lo anterior, la familia cada vez sale más del hogar favoreciendo el aislamiento
social del viejo y generando en él sentimientos de frustración y abandono así
como una serie de patologías agregadas (depresión, ansiedad, angustia,
hipocondría, hipertensión arterial, diabetes mellitus I y II, obesidad y/o sobrepeso,
entre otras).
Para intentar revertir toda esta problemática se crean los grupos de tercera edad,
los centros de día, los centros gerontológicos, las residencias de día, etc. El centro
gerontológico surge como una de las mejores opciones donde los adultos mayores

228
pueden continuar su desarrollo y su significancia en la vida, reforzado por ser una
alternativa de muy bajo costo, comparada con la asilar.
El proceso de envejecimiento demográfico implicará una amplia transformación en
la gama de demandas sociales así como la reestructuración y reorganización de
muchas instituciones, las cuales deberán responder a las necesidades sociales de
empleo, vivienda, educación y salud acordes a una estructura por edad que dejará
de ser predominantemente joven para transitar muy rápidamente a etapas de
pleno envejecimiento.
La sociedad actualmente basa la mayor parte de su status en el poder económico
derivado, para la mayor parte de la población, del ingreso obtenido por el trabajo;
dado que las personas adultas mayores no “trabajan”, no pueden tener status
elevado, ni económico ni social. Haciendo caso omiso a esta afirmación,
comencemos a trabajar para modificar los prejuicios y el estereotipo que existen
acerca de los ancianos y que tanto daño han causado sobre la autoestima de los
viejos; trabajemos en la creación de una cultura de la vejez porque en poco tiempo
el envejecimiento de la población nos obligará a redefinir y resignificar el rol social
de los ancianos (inexistente hasta hoy), así como a integrarlos o reintegrarlos
familiar, social y culturalmente. Empecemos por enseñar a todos los grupos
sociales y a los viejos principalmente a reformular el sentido de la vida misma,
fomentando en ellos el hecho de que la jubilación no significa retirarse de la vida,
que el trabajo no es la única forma posible de ser y hacer, que las destrezas y la
experiencia de los ancianos no deben competir con las posibilidades de los
jóvenes, a tolerar y respetar la diferencia y la diversidad sociales y, principalmente,
que la educación es para la vida, permanente, no sólo una preparación para el
mercado laboral. La dimensión del cambio demográfico es social, en el sentido de
que son las condiciones propias de cada sociedad las que determinan cuántos
años y con qué calidad de vida va a vivir una persona mayor.

Un día en el trabajo
Llego aproximadamente a las 10 de la mañana, paso a todos los talleres a saludar
a las beneficiarias, me quedo un rato en cada uno de estos, si se puede, algo

229
alguna observación a las beneficiarias sobre lo que están haciendo en ese
momento; por ejemplo en el taller de manualidades les digo a las señoras qué
colores combinan en sus juegos de baño, en sus artículos de bisutería, en sus
juegos navideños, etc. Después de esto subo a mi oficina prendo mi computadora,
checo mis correos y los correos de la Fundación, contesto los que sea necesario y
finalmente abro mis archivos de proyectos que en ese momento esté realizando.
Busco un apartado que en ese momento quiera redactar y me dedico un rato a
éste, por ejemplo, resultados a corto, mediano y largo plazo de la Institución. Estoy
escribiendo y de rato entra alguna beneficiaria a mi oficina a platicarme que se
molestó con sus hijos porque éstos no le dan dinero para los paseos mensuales y
tiene que estar vendiendo sus joyas o empeñándolas para tener algo de dinero e ir
pagando los paseos largos poco a poquito. La escucho hasta que deja de hablar e
incluso de llorar y le doy mi punto de vista sobre lo que podría hacer, sobre cómo
hablar con sus hijos y la señora ya se va más tranquila de lo que había llegado.
Voy a ver los talleres que recién acaban de comenzar, puesto que todo el día hay
diferentes talleres, contabilizo cuánta gente hay en cada uno de ellos y, si es
necesario, en caso de que haya algún conflicto, me quedo a platicar con todo el
grupo y la maestra (o) para resolver el problema de la mejor forma posible. Si es
fin de mes, reviso mi hoja de planeación general y reviso cuándo y sobre qué tema
habrá pláticas de autocuidado ese mes, quién dará las ponencias y pongo
anuncios en la puerta para que las beneficiarias se enteren; también reviso a
dónde iremos de paseo ese mes y cuándo será el convivio mensual. Una vez
terminado esto, llamo por teléfono para preguntar en cuánto sale el autobús para
tal fecha y tal destino y en determinado horario y hago el cálculo para saber
cuánto tengo que cobrarles a las señoras para el paseo mensual y también hago
un cálculo del costo que tendrá la comida del convivio mensual. En la asamblea
mensual que se lleva a cabo a mediados de mes tengo que informarles a las
beneficiarias sobre las pláticas de autocuidado, los avisos con respecto a cada
uno de los talleres, si tenemos eventos especiales, sobre el paseo de ese mes y el
convivio del mismo y los costos de ambos. Las asambleas duran entre 1 y 1 ½
hora cada una y al término de éstas reparto las responsivas que tienen que firmar

230
sus familiares para que puedan acudir a los paseos. Es interesante ver cómo en
cada asamblea general siempre se da algún tipo de conflicto entre los
beneficiarios porque no son muy tolerantes que digamos, siempre se da algún
roce, algo en lo que no todos están de acuerdo, pero esto es debido a que son
muchos, aproximadamente 60-80 beneficiarios en cada asamblea y esto dificulta
el ponerse de acuerdo en la toma de decisiones, pero finalmente funjo como
mediadora y las cosas terminan bien. Salgo a comer entre 2-3 de la tarde y
cuando regreso me pongo nuevamente a redactar algo sobre el proyecto, por
ejemplo, descripción del grupo social con que trabaja y forma de atenderlo, escribo
un promedio de 2 horas y en el inter me voy a dar una vuelta a los talleres
vespertinos para ver qué están haciendo. Vacilo a las señoras diciéndoles que aún
bailan muy mal y que tienen que practicar mucho más para que les salga bien.
Regreso y sigo escribiendo hasta que me voy a casa. En cada proyecto me tardo
de 1 a 2 semanas en terminar de redactarlo para presentarlo a la instancia
correspondiente. Los días de asamblea general son mis días más ajetreados y
ocupados. Tengo que resolver múltiples dudas al término de las mismas, además
de recibir dinero para la comida de fin de mes y responsivas para el paseo del
mismo. Regularmente tengo algo que escribir pero también tengo el compromiso
de escuchar a las beneficiarias cuando éstas quieren hablar conmigo sobre el
tema que ellas deseen, la problemática que ellas tengan, las expectativas de vida
que tienen, sus problemas familiares, las cosas que les molestan, etc. Cuando
platico con las beneficiarias, y me refiero a ellas porque la mayoría de nuestra
población beneficiaria está conformada por mujeres (80%), ellas son quienes me
dan la pauta para el llenado de los distintos proyectos que presenta la Institución
ante instancias federales y/o estatales, escribo sobre sus problemas reales, sobre
sus necesidades económicas, afectivas, sociales, laborales, sobre sus conflictos
familiares, sobre sus inquietudes, dudas y demás relacionados con las
enfermedades, principalmente crónico-degenerativas, que padecen y sobre las
que no tienen suficiente conciencia de enfermedad y, en consecuencia, apego al
tratamiento.

231
Hay días en que realmente termino cansada de escuchar tantos y tan diversos
tipos de problemas que tienen las beneficiarias y salgo con ganas de nada, ya no
quiero platicar ni que me platiquen. El cine es una de mis mejores terapias cuando
estoy extenuada, me encanta ir a la cineteca nacional y ver una película que,
nuevamente, me ponga a reflexionar sobre algún tema de interés social y con el
que de alguna forma me identifique pero en el que de alguna forma desahogo los
sentimientos que me provocó, comentándola, compartiéndola e incluso llorando.
Expectativas laborales
En mi trabajo con adultos mayores me gustaría terminar teniendo mi propio grupo
de tercera edad, donde yo definiera qué actividades llevar a cabo, cómo
realizarlas, cuándo y con quién y, sobre todo poniendo el énfasis en las
necesidades, expectativas y demandas de los propios adultos mayores. También
es importante realizar un pago significativo a los maestros que imparten las
actividades porque ellos son los que directamente realizan el trabajo con los
adultos mayores y los que se enfrentan a todo tipo de problemáticas que los
adultos mayores viven y padecen. Ahorita estoy tomando un curso sobre pruebas
psicométricas para diagnóstico clínico y otro de pruebas psicométricas para
contratar recursos humanos como una forma de completar mi formación
profesional. Pretendo fomentar lo más que pueda la socialización entre este grupo
etario, procesos de cooperación, competencia y liderazgo, sistematizar la
información que he recabado a lo largo del tiempo, incrementar su autoestima y
desarrollo personal, crear las herramientas necesarias para medir su calidad de
vida, su funcionalidad, independencia, etc. y, a la postre, generarles herramientas
para que accedan a un mejor nivel de vida y crecimiento personal sin tantas trabas
y prejuicios para con los mismos. Me gustaría replicar esta experiencia en varios
grupos de tercera edad e inclusive en otros grupos sociales vulnerables y no
vulnerables para hacernos sensibles con respecto a las problemáticas que los
demás viven y en las que de alguna forma podemos ayudar. Fomentar grupos de
encuentro y convivencia en donde realmente se viera reflejada en el rostro la
felicidad, la alegría y el disfrute de todas las etapas de la vida.

232
Reflexión final
En mi trabajo cotidiano parto de la premisa de que los ancianos que permanecen
en casa sin ningún contacto social y actividad física se atrofian más rápidamente y
padecen algún tipo de discapacidad. Considerando que las principales
discapacidades de los ancianos están relacionadas con la motricidad, con la
visión, la audición y las enfermedades crónico-degenerativas, estamos a tiempo
de probar que mediante la implementación de Centros de este tipo que estimulen
todas las facultades susceptibles en los viejos, podríamos evitar, prevenir y/o
controlar los principales padecimientos que en esta etapa de la vida les aquejan y
disminuyen su calidad de vida.
A través de la asistencia y participación activa de los ancianos en sus grupos de
tercera edad es como ellos adquieren algunos conocimientos sobre el proceso de
envejecimiento en general, de las principales patologías crónico-degenerativas
que se padecen en esta etapa de la vida así como la forma de evitarlas,
prevenirlas y/o controlarlas. Con este conocimiento procuramos fomentar en ellos
estilos de vida saludables y que se responsabilicen de su salud. Esto tiene la
ventaja de que reduce de manera importante los gastos de consulta,
medicamentos, análisis de laboratorio, estudios de gabinete e incluso de
hospitalización que son tan largos y costosos en el caso de los ancianos.
Sería importante contar con muchos espacios que se dediquen exclusivamente a
este grupo poblacional y que adapten sus actividades a las características
específicas de cada uno de los grupos de tercera edad. Indudablemente que hace
falta muchísimo trabajo para con los ancianos como podría ser el implementarles
un servicio de transporte que los traslade de sus respectivas casas a sus centros
de día y viceversa; también podría ser el hecho de proporcionarles espacios
físicos acondicionados para que vivan hasta 5 ancianos en forma comunitaria,
teniendo como único espacio exclusivo sus recámaras, pero auxiliándose para
muchas de las actividades de la vida cotidiana de sus compañeros de albergue.
Esta forma de vivienda tendría la ventaja de mantenerlos viviendo bajo una
“dinámica familiar” que les permita conservar su funcionalidad e independencia
durante más tiempo gracias al apoyo social que reciben del resto de sus

233
compañeros que comparten la vivienda. Podrían crearse redes de
interdependencia que favorecerían la autoayuda y la resolución de problemas o
dificultades, sin que los propios familiares pierdan la responsabilidad que tienen
para con su viejo.
Sin embargo y pese a todo lo anterior, los adultos mayores son quienes menos
apoyos de todo tipo reciben; los empresarios argumentan que para qué donan
dinero o bienes en especie, si los ancianos ya se van a morir. No toman en cuenta
que en el mejor de los casos ellos también van a llegar a ser viejos, la única forma
de no llegar es morirse antes y el instinto de conservación lucha contra la muerte.
Las políticas públicas deberían incidir mucho sobre el tema del envejecimiento
para preparar las condiciones económicas, sociales, políticas, laborales y de toda
índole para atender al cada vez mayor número de adultos mayores que va a
haber en nuestro país.
El fin último del trabajo con ancianos es mejorar la calidad de vida de éstos,
entendida como el disfrute de esta etapa de la vida, tener autonomía funcional,
social, crecimiento personal, bienestar, autoestima y dignidad. Tratemos de
facilitar a los abuelos un entorno amable donde se sientan y sepan seguros, con
libertad y poder de decisión y que les permita mantener una vida social y
relacional de acuerdo a sus gustos e intereses personales.

234
Referencias

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235
Turner, J. C. (1990). Redescubrir el grupo social. Madrid: Morata.

236
Capítulo 12. Adultos Mayores en México e Identidad Social. Juan
Manuel Herrera Caballero y Norma Georgina Martell Martínez

RESUMEN

El aumento de la esperanza de vida en las sociedades occidentales ha generado


un creciente interés por la atención hacia adultos mayores, por su calidad de vida
y por las necesidades que este fenómeno ha de generar a mediano plazo. No sólo
es importante mantener un estado de salud física óptimo sino que también es
necesario disponer de un cierto nivel de bienestar psicológico y social. Es este el
sentido de la experiencia profesional que narra la licenciada Dolores Isabel
Canchola Bravo en su capítulo “Incidencia de un centro gerontológico de
desarrollo y educación en los ancianos”. Nuestro propósito en este capítulo es
enmarcar la problemática general de la vejez y señalar algunos referentes teóricos
desde los que es posible hacer una lectura de las experiencias de atención hacia
esta población, como es el caso de la experiencia del Centro Gerontológico con
miras al fortalecimiento de la investigación y la intervención profesional con este
grupo etario. El incremento de la población mayor de 60 años a nivel mundial,
proyectado para las próximas décadas, es un fenómeno que preocupa a
pensadores e instituciones que se dedican tanto al cuidado como a la asistencia
de la población en general. Tanto organizaciones internacionales como locales se
han dado a la tarea de conocer y atender sus necesidades básicas. Pero es
menester identificar las necesidades sociales, que fortalecen y vinculan la vida en
grupo, así como su identidad social y la participación que pueden tener dentro de
la vida social. Los adultos mayores son también producto de una historia individual
que fue forjada mayoritariamente en el seno familiar y que a su vez esta se
convierte en un referente para identificar los estilos de actuación en sus
escenarios sociales. Por tal razón se hace necesario considerarlos en los
contextos en lo que ellos se desenvuelven como sus grupos de convivencia, la

237
familia y las organizaciones con las que mantienen relación.

Palabras Clave: Adultos Mayores, Grupo, Identidad Social, Autoconcepto.

238
El envejecimiento de la población en México, es uno de los fenómenos
preocupantes de este siglo, pues el crecimiento demográfico traerá consigo
modificaciones en las estructuras sociales, económicas y políticas del país.
(Moreno, 2000). Por ello, el tema del adulto mayor en la actualidad cobra
relevancia para el estudio del desarrollo social en el siglo XXI, debido a que en los
últimos años el número de personas de la tercera edad a nivel mundial se ha
incrementado notoriamente y un ejemplo de ello es nuestro país, ya que se espera
que para el año 2050 la población de adultos mayores se aproxime a los 36
millones según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística
Geografía e Informática, INEGI (2009), motivo por el cual investigadores e
instituciones gubernamentales y sociales, han volcado su atención a este sector
de la población, lo cual se ve reflejado en los programas y servicios que se han
implementado para mejorar su calidad de vida.
Hablar del adulto mayor es hablar también de un proceso de memoria colectiva
que inicialmente resalta su imagen, pero también puede ésta deteriorarse en la
convivencia cotidiana con la familia y con los pocos grupos con los que convive.
Así, el actuar del adulto mayor tiene mucho más que ver con los integrantes de la
sociedad, que con él mismo, es toda una construcción social que se ha ido
formando con el pasar del tiempo es un proceso psicosocial de tipo dinámico.
El estudio de los grupos es importante para la psicología social, pues es en ellos
donde se pueden observar tanto lo social como lo individual en la cotidianeidad.
Asimismo, es significativo estudiar el autoconcepto de los adultos mayores, pues
al conocer sus categorías y sus características a nivel psicosocial, se pueden
crear, desarrollar, y mejorar tanto programas como espacios dedicados a la
satisfacción de las necesidades de este sector de la población (Oñate, 1989).
Se puede decir que el aumento de la esperanza de vida en las sociedades
occidentales ha generado un creciente interés por la atención hacia las personas
ancianas, por su calidad de vida y por las necesidades que este fenómeno ha de
generar a mediano plazo. Hoy se sabe que no sólo es importante mantener un
estado de salud física óptimo sino que también es necesario disponer de un cierto
nivel de bienestar psicológico y social (Coll, 2010).

239
El problema de la vejez no es estrictamente un problema biológico médico o
físico, sino que es también un problema social y cultural; es decir, la vejez y su
significado, es una construcción social.
Con el aumento de la población mayor de 65 años se demandarán más servicios
médicos, de salud y beneficencia social, Actualmente se han generado políticas
públicas que buscan favorecer al adulto mayor como las pensiones alimenticias en
el Distrito Federal que otorga el gobierno, el Programa Oportunidades, el
programa 70 y más y la creación de institutos como el INAPAM donde se
brindan programas enfocados al bienestar, salud y prevención de los adultos
mayores. Sin embargo para la psicología social no sólo es importante conocer
cómo las personas describen su realidad, sino también cómo es que esa realidad
se construye a través de la interacción con otros individuos y el medio que los
rodea (INAPAM, 2002).

El Envejecimiento Poblacional
A partir de los años 60 instituciones internacionales como la Organización de las
Naciones Unidas (ONU), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro
Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) tomaron conciencia de la
magnitud de la problemática del envejecimiento poblacional, comenzando a tener
relevancia el fenómeno principalmente por tratarse de una cuestión
multidimensional que afecta a las diferentes estructuras de la cotidianeidad. En los
individuos, por lo general, la interacción social, económica y política va
disminuyendo con la edad, lo que supone un impacto en los estados de salud,
anímico y cognitivo de la población anciana que desemboca en muchos casos en
trastornos de naturaleza psicosocial.

240
Gráfica 1 Evolución de la población de personas mayores (1975-2050)

Fuente: CELADE, Boletín Demográfico Nº 62 / Naciones Unidas, Proyecciones de


la Población Mundial, revisión 2000.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), (2004) define al envejecimiento


activo como el proceso de optimización de las oportunidades en relación con la
salud, la participación y la seguridad para mejorar la calidad de vida a medida que
se envejece además afirma que el número de personas de 60 años o más está
creciendo más rápido que el de todos los demás grupos y hace notar que entre
1950 y 2050 se espera que aumente de 200 a 2000 millones de adultos mayores.

Tabla 1 El Ritmo de envejecimiento

El índice de envejecimiento demográfico (población de 60 años o más como


porcentaje de población total) (Proyección de las Naciones Unidas – variante
media) 2004.

241
Según la Organización Internacional del Trabajo (2002), los avances en la
transición demográfica facilitan hoy en día un rápido incremento de la población de
edades avanzadas; la disminución de la fecundidad y de las tasas de mortalidad,
en todos los países del mundo, tienden a transformar la pirámide poblacional,
ampliando su cúspide y estrechando la base haciendo que de manera paulatina
naciones desarrolladas o en vías de desarrollo, se enfrenten a esta realidad y
asuman las consecuencias que de ella se deriven.
Para la OIT (2002) el envejecimiento de la población, requiere de una
reorganización de los servicios sociales y de salud orientada hacia el incremento
del bienestar, conservar la autosuficiencia, la independencia económica y la
promoción de programas de apoyo social para los adultos mayores, por ello las
actividades regionales se centran en gran medida en cómo ofrecer una atención
primaria de salud basada en la comunidad a un número cada vez mayor de
personas de edad avanzada.
En relación a la Asamblea Mundial del Envejecimiento (2002), los puntos más
relevantes de atención fueron los relacionados con el ámbito del empleo,
formación continua de los trabajadores mayores, discriminación laboral por edad,
sistemas flexibles de empleo y jubilación, y en el ámbito de la protección social,
viabilidad de los sistemas de pensiones, financiación de los gastos sanitarios,
trabajadores migrantes envejecidos, junto a una preocupación transversal por las
cuestiones de género y de desarrollo.
Según datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) (2001), en los países ricos, las pensiones de los jubilados
pronto pesarán fuertemente sobre las economías. Para el año 2030 se calcula que
en los países miembros de la OCDE la proporción de personas de 65 años o más,
con respecto a la fuerza laboral, será del 32.7%, comparado con el 20.6%
actualmente. Algunos países se verán afectados de manera particular, entre ellos
Japón donde el porcentaje llegará al 44.7 e Italia donde la cifra llegará al 41.8%.
Otros países donde la proporción estará en torno al 40% son Finlandia, Suecia y
Grecia. En 1960 la proporción en los países de la OCDE fue sólo del 14%, de tal
modo que en setenta años habrá un cambio del 14 al 32.7% de los ancianos con

242
respecto a la fuerza laboral activa, lo que tendrá enormes consecuencias
económicas.
Según el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), (2005)
en el año 2050, la edad promedio de la población de Centroamérica será de 37.8
años, más del doble de la que la región ostentaba en 1950 que era de 18.8 años.
El proceso de envejecimiento será más rápido en el continente americano que lo
que fue en Europa.
La OMS (2002) en la 26ª Conferencia Sanitaria Panamericana, adoptó la
resolución CSP26.R20, en la que instaba a los Estados Miembros a poner en
práctica el Plan de Acción Internacional sobre el envejecimiento, y a prestar apoyo
adecuado para la ejecución de sus ámbitos prioritarios, como el acceso a la
atención de salud, a los medicamentos esenciales y la vacunación de las personas
mayores. La Oficina Regional para las Américas ha elaborado un manual de
formación para dispensadores de atención primaria de salud sobre la asistencia a
las personas de la tercera edad. La Oficina colaboró con seis estados miembros
(Chile, Costa Rica, El Salvador, México, Panamá y Uruguay)
En esta época en que el descenso acelerado de la fecundidad modifica
radicalmente el ritmo de crecimiento de la población y su estructura por edad, dos
hechos llaman la atención: las personas viven en promedio más años que antes y
se observa un importante crecimiento en el número de personas en edades
avanzadas.

Tabla 2 Esperanza de vida al nacer

243
Tabla 3 Proporción de envejecimiento mundial

Fuente: World Population Prospects (2010)

Estos dos aspectos constituyen conceptos diferentes aunque relacionados: el


primero es la prolongación de la vida de los individuos, el segundo corresponde al
envejecimiento de las poblaciones, con repercusiones considerables en el
funcionamiento de las estructuras sociales, que se expresan principalmente en los
sistemas de pensión, jubilaciones, distribución de tareas dentro de las familias y
un aumento en la necesidad de asistencia social.
La consideración básica es que en las sociedades contemporáneas junto con el
proceso de envejecimiento, se producen cambios sociales cuyas consecuencias
influyen negativamente en las condiciones de vida de los que envejecen, entre
estos cambios sociales se señalan cuatro que influyen marcadamente en el
empeoramiento de la calidad de vida del adulto mayor: 1) a medida que se
envejece se tiene menos oportunidades, 2) hay una respuesta social negativa al
deterioro biológico propio del envejecimiento, 3) existe pérdida de la ocupación y
se da disminución del ingreso y 4) la identidad social se deteriora.
En México, de 1930 al 2000, el incremento demográfico de adultos pasó de 2.6 a
5.0 por ciento, asimismo, en la actualidad, según el Instituto Nacional de
Estadística Geografía e Informática, (INEGI, 2009) dice que uno de cada 13
mexicanos es mayor de 60 años. De igual forma se señala, que en el 2020, uno de
cada 8 será mayor de 60 y para el 2040, uno de cada 4 será mayor de 60, es
decir que diariamente 799 personas cumplen 60 años y para el año 2015 habrá
15 millones de adultos mayores mientras que para el 2050 sumarán cerca de 36.

244
Tabla 4. Personas mayores en México por sexo y porcentaje (2000)

Personas mayores
Población total
(> 60 años)

2000 2025 2050 2000 2025 2050

48.930.72 3.136.48 15.840.02


Hombres 63.878.556 71.431.985 7.851.482
8 6 7

49.950.58 3.707.48 19.873.94


Mujeres 66.317.637 75.213.398 9.709.740
0 3 0

98.881.30 130.196.19 146.645.38 6.843.96 17.561.22 35.713.96


Total
8 3 3 9 2 7

% Total
de la
100 % 100 % 100 % 6,92 % 13,48 % 24,35 %
població
n

Hombres
49,48 % 49,06 % 48,71 % 3,17 % 6,03 % 10,80 %
(%)

Mujeres
50,52 % 50,94 % 51,29 % 3,75 % 7,46 % 13,55 %
(%)
Fuente: CELADE. Boletín Demográfico No. 62. United Nations, World Population
Prospects the 2000 Revision.

Tabla 5 Personas mayores en México por sexo y porcentaje, 2000

Personas mayores (> 75 años)

2000 2025 2050

1.707.142 3.698.734 12.654.206

1,73 % 2,84 % 8,63 %

245
Fuente: CELADE. Boletín Demográfico No. 62. United Nations, World Population
Prospects the 2000 Revision.

Gráfica 2 Esperanza de Vida en México Según Sexo de 1990 a 2010 (CONAPO,


2010)

Como se puede observar en el gráfico anterior la esperanza de vida en México ha


ido aumentando conforme al paso de los años ya que en 1990 para los hombres
era de 67.7 años y para las mujeres de 73.5, al año 2010 la esperanza de vida se
ha incrementado a 73.1 años en hombres y 77.8 años en mujeres.
De 1970 al 2000 la edad promedio en nuestro país aumentó tan solo en cinco
años, al pasar de 21.6 a 26.6. Del año 2000 a 2030 se espera que el incremento
sea de más de 10 años, llegando a los 37, y en 2050 se calcula que alcanzará los
43 años (CONAPO, 2010). Una peculiaridad del proceso de envejecimiento es
que en su mayoría son las mujeres quienes integran 60 por ciento de la población
adulta mayor; por lo que la esperanza de vida de las mujeres en 2050 será de 83.6
años y de 79 años en hombres (Partido, 2006).
Esta situación obliga a enriquecer las políticas asistenciales por lo que en el país y
por varias décadas los gobiernos han venido desarrollando acciones a favor de las
personas mayores desde mucho antes de que lo recomendara la Asamblea
Mundial, dichas acciones fueron reforzadas en junio del 2002 con la aprobación de

246
la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores. Esta ley encargó al
Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), la misión de
coordinar la atención de este grupo con las distintas entidades institucionales y la
sociedad civil. Actualmente en el INAPAM se desarrolla un Programa Nacional
Gerontológico que ha permitido ofrecer capacitación laboral y financiamiento de
proyectos productivos, contar con clubes y centros culturales para los mayores,
servicios psicológicos, y unidades móviles que atienden a esta población en zonas
marginadas y rurales (CONAPO, 2010).
Estas medidas se llevan a cabo bajo un enfoque que puede ser sucintamente
caracterizado con los siguientes conceptos: comprensión, entendida como la
acción de introducir medidas destinadas a amortiguar los costos sociales y
políticos de los programas de ajuste estructural; selectividad y focalización, es
decir, no pretender aportar de manera universal y homogénea servicios y
beneficios; así mismo, pretende concentrarlos en grupos meta previamente
definidos, sobre todo en el marco de otorgar prioridad al combate de los grupos
vulnerables (Huaylupo, 1999).
La reorientación conceptual de la atención social a adultos mayores tiene una
dimensión política, así como repercusiones significativas en términos de estrategia
de desarrollo, mientras los conceptos de “comprensión”, “focalización” contribuyen
a redefinir la actividad estatal en el ámbito del desarrollo social. Mientras los
enfoques privatizadores y descentralizadores afectan la definición de las esferas
de lo privado y lo público, restando obligaciones al gobierno central, de tal manera
que redistribuyen competencias y recursos entre el estado central y otros actores
sociales como las instituciones privadas de atención a la vejez (Schneider, 2005).
Por su parte, la redefinición del rol y de los contenidos de la política social
adquiere nuevos contornos de cara a la necesidad de legitimación política e
integración social de las democracias recuperadas o nuevas en la región, ya que
la modificación de las políticas sociales tradicionales supuso también el
cuestionamiento de mecanismos largamente establecidos de agregación de
intereses y demandas el sistema político (Sottoli, 2000).

247
La situación actual de las políticas sociales toma un papel relevante en el campo
político y en la cotidianidad del quehacer de los ciudadanos. Ante esto es
necesario mencionar, que la situación de pobreza, los adultos analfabetas, y las
condiciones infrahumanas con que algunos de los sectores viven, ha motivado a
que se tomen algunas medidas en las políticas sociales y la formulación de
programas sociales. Sin embargo esto no ha sido suficiente para afectar el ciclo de
vida de elaboración de las políticas ya que se ha transitado de un modelo
asistencialista compensatorio a otro de construcción de ciudadanía social, pero en
la práctica se han ido desvanecieron los rasgos distintivos que fomenten una
mayor atención a los adultos mayores (Moreno, 2000). En ello se hace necesario ir
más allá, como lo señala Canchola en el capítulo anterior de promover una cultura
de la vejez que repercuta en que la sociedad redignifique y resignifique el
estereotipo y los prejuicios que incluso ellos mismos tienen de sí. Por tal razón se
hace necesario considerarlos en los contextos en lo que ellos se desenvuelven
como sus grupos de convivencia, la familia y las organizaciones con las que
mantienen relación.

El grupo como un referente de convivencia.


Una de las quejas más comunes de las personas de la tercera edad se dirige
hacia la falta de vida social y a la pérdida de amistades por causas de su mismo
estado. Por ello la pertenencia a uno o varios grupos viene a cubrir esta necesidad
esencial. A medida en que los adultos mayores se integran al INAPAM o a alguna
organización privada y a las diferentes actividades que en los clubes se realizan,
despliegan una mayor movilidad en lo referente al establecimiento de intereses y
metas por cumplir.
Este es justamente el caso del centro gerontológico en que se desarrolla
profesionalmente la licenciada Canchola. Mediante esta integración los adultos
mayores obtienen una mejor calidad de vida:
En el centro de atención a ancianos, en primera instancia trabajamos la
autoestima de los viejos enseñándoles que el envejecimiento es un proceso
que dura toda la vida, que es natural, irreversible y heterogéneo; les damos a

248
conocer una amplia gama de posibilidades de crecimiento y desarrollo
personal que todavía pueden realizar en esta etapa de la vida; les damos a
conocer la forma de evitar, prevenir y/o controlar múltiples patologías que la
vejez trae consigo; les damos algunas herramientas que les ayuden a
contrarrestar la problemática a que se enfrentan; fomentamos la socialización
entre su grupo etario; procuramos mantener su funcionalidad e
independencia el mayor tiempo y en la mejor forma posible que, a estas
alturas, significa su libertad. A la larga todo esto mantiene al anciano
integrado en su medio familiar y sociocultural y eleva su calidad de vida y
bienestar (Canchola, p. 10).

La Psicología Social ha enfocado gran parte de sus esfuerzos al estudio de los


grupos a su estructura y dinámicas propias y en las investigaciones que se han
sucedido por décadas se ha demostrado la importancia que tienen estos para la
vida tanto social como individual, es a ellos a quienes se les atribuye en gran
medida la constitución del sujeto social en tiempo presente, las identidades, roles
y estatus que cada quien asume y desempeña cotidianamente están
necesariamente ligadas a los grupos y en el ámbito simbólico a lo colectivo.
La importancia de efectuar estudios sobre la relación entre la pertenencia al grupo
y el autoconcepto en ancianos radica en que es un fenómeno que por sus
características psicosociales forma parte del campo de estudio de la psicología
social. Doise (1983) en su trabajo sobre los niveles de explicación en psicología
social, posibilita que se aborde la realidad psicosocial desde lo puramente
individual hasta lo ideológico; en este caso una investigación puede situarse
también en el segundo nivel en el que se observan tanto las características
puramente individuales como las grupales de loa adultos mayores en su conjunto.
Siguiendo una línea descendente institución, organización y grupo se puede
entrever que en ellas se generan valores funcionales tanto individuales como
sociales para la vida cotidiana. Fischer (1982) considera que la institución en
sentido general es quien da comienzo, inicia, establece, forma y conforma lo
social. Sin embargo, por su carácter abstracto están íntimamente ligadas a las

249
organizaciones, pues son estas a quienes les corresponde constituir y aplicar los
principios institucionales. Igualmente son ellas quienes se encargan de generar las
estructuras que posibilitan las actividades de los grupos. En realidad se trata de
una relación simbiótica en la que es difícil distinguirlas; por ejemplo se habla de la
institución educativa, la económica o la política y al mismo tiempo se hace
referencia a la escuela, a los bancos o a los partidos políticos, que bien pueden
agruparse como instituciones y organizaciones que conforman grupos a la vez.
La idea de institución designa un proceso de establecimiento, y mantenimiento de
un estado de cosas; engloba el hecho de estabilizar la realidad a través de las
normas. Según la perspectiva teórica de que se trate, existen diversos tipos de
concebir a las instituciones, desde la sociología, la política, el psicoanálisis, etc.;
desde el marxismo, la institución se asume como la base ideológica que da
sustento al sistema social.
Por ejemplo, el l INAPAM como institución creó los clubes de la tercera edad que
son espacios comunitarios en los que se atienden a personas de 60 años y más,
quienes realizan actividades sociales, educativas, culturales y recreativas con lo
que se fomenta su organización e intervención en la solución de sus propios
problemas, además de propiciar su permanencia en la comunidad. Hay un área
especializada en capacitación para el trabajo donde se habilita a los adultos
mayores en la producción de diferentes actividades, que al ser comercializadas les
generan un ingreso y propician la ocupación de su tiempo libre. También tiene un
departamento de asesoría jurídica en el que se brinda orientación jurídica, gestoría
administrativa y representación legal ante los tribunales.

Grupo y Autoconcepto
Es la escuela de Bristol, quien desarrolló estudios en torno a la teoría de la
categorización, identidad y comparación social de Tajfel. La principal contribución
de Tajfel (1978) se deriva de sus experimentos intergrupales bajo el concepto del
paradigma de grupo mínimo y que le permitieron concluir que la formación del
grupo y la conducta intergrupal se desarrollan como resultado del proceso de
categorización social; con esto se demostró que toda interacción intergrupal se

250
basa en la valoración negativa del exogrupo frente a una valoración positiva del
endogrupo. La categorización no solo permite ordenar el ambiente social
reduciendo la complejidad estimular del medio ambiente sino que también orienta
al individuo a crear y definir su lugar en la sociedad (Turner, 1990).
El proceso de categorización lleva tanto a una acentuación de las diferencias
intergrupales como a semejanzas intragrupales (Tajfel, 1984). Tal proceso no solo
incluye estímulos físicos, sino también a la configuración de estereotipos sociales,
tiene como función psicológica garantizar al individuo una identidad social positiva
y la secuencia sería entonces: 1) categorización social, 2) identidad social, 3)
comparación social y 4) diferenciación endogrupal positiva (Sánchez, 2002). De tal
manera que se puede inferir que una pertenencia a un grupo de adultos mayores
produce un autoconcepto psicosocial positivo entre sus miembros, fomenta lazos
afectivos positivos de solidaridad y apoyo entre sus miembros y mejora la calidad
de vida de sus miembros en tanto que favorece socialmente una vida sana e
interactiva. De esta manera se identifica un espacio de acción para los individuos
de la tercera edad referente a los grupos en los que se inserta dentro de los
espacios ofrecidos para su desarrollo. Sin embargo no hay que olvidar que
previamente los adultos mayores son también producto de una historia individual
que fue forjada mayoritariamente en el seno familiar y que a su vez esta se
convierte en un referente para identificar los estilos de actuación en sus
escenarios sociales. Este punto se retomará más adelante en el apartado de
identidad social y organizacional.

Grupo Familiar
La familia es la célula nuclear de la sociedad, en ella la realidad se mueve, el
pasado, presente y futuro, convergen para reconstruir practicas tales como los
ritos, costumbres, tradiciones, de ella depende que se transmitan normas, valores,
creencias, estereotipos y prejuicios (Hamilton, 1981).
Así, la familia prepara al sujeto para su vida social, donde esta se convierte en un
acto natural que refleja los roles que desempeña y que define en cada acción
que realiza en la cotidianidad.

251
En el mundo occidental el concepto de familia hace referencia a una pequeña
unidad que se configura a partir de las relaciones entre un hombre y una mujer
legalmente unidos por la institución del matrimonio, como marido y mujer, cuando
un niña(o) nace de esa pareja se crea la familia nuclear, esta unidad comparte una
residencia común y su estructura está determinada por vínculos de afecto,
identidad común y apoyo mutuo (Leñero, 1999).
El discurso ideológico en el pasado y en el momento actual sobre la familia gira
en torno a dos tipos simplificados de familia supuestamente idealizados que
forman parte de la imaginería popular y de algunos científicos sociales, por una
parte la gran familia de antaño, y por otra, la familia reducida contemporánea, o
familia nuclear.
En la participación de los adultos mayores dentro de la familia, cabe destacar tres
aspectos principales 1) proporcionan ayuda financiera en situación de urgencia o
en forma continua, 2) proveen cuidados en caso de enfermedad y 3) brindan
estima, afecto y gratificación
En los casos que requieren asistencia en sus tareas domésticas y las actividades
de la vida diaria, los miembros de la familia cercana, casi siempre las hijas, son la
fuente de apoyo.
Asimismo, en el contexto, se presentan tres características principales: 1) Un
número creciente de ancianas viudas, 2) mayores porcentajes de ancianos que
viven solos y 3) una mayor dependencia de los ancianos principalmente de las
mujeres con la familia.
Dichas características son muy similares a la experiencia de los países
desarrollados. En el caso de Estados Unidos, 32% de americanos de 65 y más
años de edad viven solos y coincide con una fuerte tendencia hacia una mayor
participación de la fuerza laboral femenina que tiene como consecuencia la
reducción de la posibilidad de prestar cuidado, lo cual lleva a lo que algunos han
denominado como el desamparo de los ancianos (Escartín, 1992)
La familia es el contexto, en donde nuestro sistema social, transmite los
aprendizajes fundamentales. Como grupo social primario, cumplen unas funciones
en la sociedad, tanto intra como extrafamiliares, estas han ido cambiando con el

252
paso del tiempo y que difieren de una cultura a otra. La familia como grupo tiene
como fin primordial la socialización de sus miembros, además de la cobertura de
las necesidades básicas de todo orden, afectivas, materiales, etc. Entre las
funciones más importantes que cumple la familia destacan:
Las funciones intrínsecas en relación a los individuos que la componen:
vinculación íntima y permanente entre los miembros del grupo familiar, crianza y
manutención biológica y psicológica de los hijos, asignación de valores,
producción y consumo como mini-unidad económica, preparación de los hijos para
la formación de sus propias unidades familiares
Funciones extrínsecas en relación a la sociedad: representación de los hijos ante
la sociedad, colaboración en la mejora de la calidad de vida propia y ajena,
relación, ayuda a otras familias de sus comunidades.
La familia sigue siendo considerada la célula de la sociedad y como sistema
depende y ésta en interrelación continúa con el macrosistema social, a la vez que
con los subsistemas que la integran y por cada uno de sus miembros en lo
particular. (Leñero 1999)
El sistema familiar se diferencia y desempeña sus funciones a través de
subsistemas. El subsistema ordena y da información de la organización familiar.
Los individuos son subsistemas en el interior de una familia. Las díadas, como la
marido-mujer madre-hijo, pueden ser subsistemas. Cada individuo pertenece a
diferentes subsistemas en los que posee diferentes niveles de poder y en los que
aprende habilidades diferenciadas. Un hombre puede ser hijo, sobrino, hermano
mayor, esposo, abuelo y así sucesivamente (Poyatos, 2003). Y en general los
adultos mayores ocupan una posición de referencia dentro de la familia ya que son
el vínculo de la educación del pasado, pero sobre todo el referente de los valores
de la familia. De tal manera que ésta organización social marca el desarrollo de
sus integrantes, así como la vivencia de las normas de funcionamiento y los
modelos impuestos por ésta.

253
Perspectiva Social del Adulto Mayor en México
Hablar del envejecimiento lleva a entender que la relación entre persona y
espacio puede servir para determinar el significado que un ambiente tiene para un
individuo a través de la percepción, de esta forma el proceso de envejecimiento es
diferente para cada tipo de cultura donde los sentimientos, los valores personales;
normas, valores ligados a la naturaleza de la vida y de la cultura del grupo mismo,
le van dando sentido a la palabra envejecimiento.
Investigaciones empíricas indican que el comportamiento espacial está
estrechamente condicionado por factores culturales, socio-emotivos, así como por
la estructura física del ambiente, de esta forma cada país, cada continente y por
supuesto cada escenario contextual dotan de un significado diferente al
envejecimiento (Algado, 1997), Sin embargo se debe enfatizar que la
conceptualización que se tiene de la vejez varía de un país a otro, de una cultura a
otra, de un autor a otro, dependiendo de la disciplina que lo explique. Zetina
(1999) presenta un diagrama que marca el recorrido del desarrollo de la persona a
través de sus ciclos vitales. Con esto, se pretende enfatizar el sentido dinámico de
la vida humana y el hecho de que la vejez llega a ser el resultado dependiente de
las etapas anteriores, pero también de las características biodemográficas,
socioeconómicas, socioculturales, sociofamiliares, además de psicosociales, en su
medio ambiente.
Se podría decir que existe una variación muy amplia en cuanto a la definición del
concepto de vejez, según lugares y culturas. En México, en los espacios
académicos generalmente se le define como adulto mayor.
Las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, han establecido
convencionalmente a los 60 años como la edad del inicio de la vejez.
Actualmente se hacen serios cuestionamientos en cuanto a la conveniencia o no
de establecer una edad fija como inicio del proceso de envejecimiento como
medida estándar.
A continuación se presenta una tabla donde algunos autores dan a los términos
significaciones convencionales y contradictorias entre sí, señalando para cada
acepción una edad cronológica específica (Zetina, 1999).

254
TÉRMINOS PARA CARACTERIZAR LA VEJEZ
Autor/Institución Grupo de edad Concepto
Brocklehorst 60-74 Senil
75-89 Ancianidad
90 y más Longevidad
De Incola 45-50 Presenil
1979 50-72 Senectud gradual
72-89 Vejez declarada
90 y más Grandes viejos
Sociedad de Geriatría y 45-59 Prevejez
Gerontología de México 60-79 Senectud
80 y más Ancianidad
Stieglitz 40-60 Madurez Avanzada
1964 61-75 Senectud
76 y más Senil

De lo antes mencionado, se puede resaltar la necesidad de explicar el fenómeno


de envejecimiento como algo que se da de forma particular en cada adulto mayor.
Cada región vive un proceso de envejecimiento ligado a elementos físicos e
ideológicos característicos de cada grupo creadas por sí mismos (Zetina 1999).
Otros aspectos que influyen de manera importante en la calidad de vida de las
personas adultas mayores son: la modificación de los papeles sociales y
familiares, la subvaloración social y la repercusión de las enfermedades. El
desgaste producido por el trabajo, el estrés, y la aparición prematura de
enfermedades y la falta de servicios adecuados han favorecido en muchas de
ellas la perdida de funcionalidad y autonomía (Manual de Procedimientos
Secretaría de Salud, 2004).
La vejez es vista generalmente como un período de declive físico y mental, a las
personas se les califica como viejas al ser percibidas de manera estereotipada y
considerando que ellas sufren de enfermedades, soledad, tristeza, abandono, etc.

255
Las propias personas ancianas o adultos mayores participan y aceptan dichas
creencias y en ello su autopercepción va cambiando paulatinamente al considerar
que las otras personas son las viejas y no ellas, rechazando el calificativo de
viejos para sí. Esto sucede al haber asimilado que las personas ancianas son
decadentes en lo económico, y en lo social; lo anterior se produce por los cánones
impuestos por la sociedad actual con respecto a la belleza, juventud,
productividad, consumo y en donde los individuos diferentes no tienen una cabida
en esta sociedad competitiva. Por dicho motivo algunos adultos mayores tienden a
identificarse con el rol que la sociedad le asigna y/o impone en esta etapa de su
vida con el objeto de ser aceptados e integrados socialmente.
Las personas adultas consideran a la vejez triste al asociarla con la muerte,
debido a que la muerte es connatural a la vida y es una situación que tarde o
temprano llega a todos los individuos. El ser humano va superando las distintas
etapas, en su caso los adultos mayores enfrentan la situación con serenidad y no
piensan en la muerte tanto como se cree; porque ellos enfrentan determinadas
circunstancias de la vida más amenazadoras que la propia muerte (Minois, 1987).
Todo esto conduce a ver a los adultos mayores asociados a la vejez de una forma
específica, al considerar que ellos son un grupo social que más que aportar hay
que atenderlos. Por tanto es conveniente cambiar y revertir este enfoque para no
caer en algunos errores como el pensar que el problema de la vejez es su mala
imagen y eso lleva a contemplarla con temor y aversión.
La vejez no es uno de los principales problemas de la sociedad, pero en general
las personas ancianas experimentan un mayor deterioro que las demás en su
condición y/o bienestar, tanto por sus causas directas como por sus
consecuencias (Ruiz, 1989).
La salud se deteriora con la edad, pero el problema es más de salud pública,
cuando el creciente volumen de personas ancianas es mayor que otro segmento
poblacional. Los adultos mayores que sufren problemas graves de salud
constituyen cada vez un volumen más importante. Las posibilidades individuales
de llegar a más de ellos con mejor nivel de salud son mayores y las personas
gravemente afectadas son minorías en relación al total de la población.

256
Por lo general, los adultos mayores viven estrechamente relacionados con sus
familiares manteniéndose vinculados a la sociedad, aunque perciben que son
apartados de ella.
Tanto la salud como la pobreza están vinculadas en ocasiones a la sociedad, por
lo tanto hay que mejorar en pensiones, evitar la soledad y ofrecer una mayor
participación logrando incrementar el bienestar de los adultos mayores.

Perspectiva organizacional de la identidad del adulto mayor


La identidad es el sentimiento de pertenencia a una organización y es un elemento
importante y valioso dentro de un grupo de trabajo. En general, es la sensación de
compartir los objetivos personales con los de la organización (Meyer, 1977). La
identidad es parte de la personalidad de un individuo o grupos de individuos, por lo
que es algo con lo que siempre se va a contar, es decir, la identidad establece la
posición del individuo en un ambiente, ya sea social u organizacional. Y de ahí ir
es posible ir recreando otro tipo de identidades como la identidad social para los
adultos mayores una vez que han recorrido una vida productiva.
Identidad Social
La identidad social es aquella parte del auto concepto de un individuo que deriva
del conocimiento de su pertenencia a un grupo (o grupos) social junto con el
significado valorativo y emocional asociado a dicha pertenencia (Tajfel 1984).
Desde esta configuración, los individuos se van a considerar parte de un grupo en
la misma medida en que esta pertenencia les otorgue un sentido de identidad
social positiva.
Tajfel (1969) realizó una serie de experimentos sobre la necesidad que tienen los
sujetos que de verse o de sentirse como parte de un grupo, iniciándose la teoría
de la comparación social, la cual establece que dichos sujetos tienden a resaltar
las semejanzas dentro del grupo y las diferencias con los otros grupos. Esto
significa que en una situación basada en una categorización, quedando al margen
los intereses de los propios sujetos, se efectúa una discriminación a favor del
grupo de pertenencia de los sujetos (Turner, 1999).

257
Tajfel retoma el concepto de identidad social de Berger y Luckmann, entendiendo
la identidad como una construcción social y su reconocimiento por parte del sujeto
como socialmente determinado. En base a esto, la función de la categorización se
expresa en la tendencia del individuo a pertenecer y conservar su pertenencia
grupal.
La identidad social es el resultado de ciertas consecuencias de la pertenencia a un
grupo, De este reconocimiento de la identidad en términos socialmente definidos,
se siguen varias consecuencias por lo que a la pertenencia al grupo se refiere. Es
posible describirlo del modo siguiente:
Puede presumirse que un individuo tenderá a permanecer como miembro de un
grupo y a buscar la pertenencia a nuevos grupos si estos grupos tienen alguna
contribución que hacerle a los aspectos positivos de su propia identidad social, es
decir, a aquellos aspectos de los que obtiene alguna satisfacción. Si un grupo no
satisface este requisito de satisfacción, el individuo podría tender a abandonarlo.
Identidad Organizacional
La identidad organizacional se conforma por valores y creencias, en donde dichas
creencias son convicciones compartidas y la idea generalizada de lo que es
importante y los valores son los estándares establecidos y aceptados por el grupo
sobre lo que son y sus formas de reaccionar ante los imprevistos (Morgan, 2008)
Para Hatch (2002) la identidad organizacional es teorizada a partir de los
conceptos de imagen y cultura y de este modo es posible entender cómo es que
las definiciones de la identidad organizacional interactúan. De tal manera que la
identidad organizacional es el producto de un proceso dinámico que se da entre
estos los conceptos de cultura e imagen.
En una organización, la identidad creada es heterogénea a las identidades de los
miembros de un mismo grupo, por lo tanto se convierte en una entidad
independiente de sus miembros, no obstante se hallan similitudes entre las
identidades organizacionales y las identidades individuales. Dentro de las
características más comunes que existen entre ambas identidades están la
necesidad de diferenciación, con características particulares y la diferenciación
con su entorno, permanecer en el medio en el que se desenvuelven a través del

258
tiempo conservando su peculiaridad, diferenciación y reconocimiento (Morgan,
2008).
La identidad es construida a partir de las experiencias personales y de las
relaciones sociales de los individuos que se dan dentro y fuera de la organización
(Sainsaulieu, 1988), debido a que la ésta es lo más importante que un individuo
posee y su pérdida implica sufrimiento, angustia, alienación y muerte.
Con la reapropiación de modelos organizacionales se implica un cambio o
metamorfosis que en ocasiones puede ser radical que muchas veces cuestiona el
funcionamiento de la organización y el de su identidad, creando así una amenaza
al sentido de la misma. En este sentido al ser concebidos estos modelos como
amenaza la organización se crean categorías selectivas para reforzar y conservar
su identidad propia. (Ríos, 2003)
La identidad organizacional forma parte de la cultura organizacional dentro de una
organización, sin embargo son diferentes en cuanto a que en la cultura
organizacional se establecen elementos con los cuales la organización desea ser
identificada y diferenciada (misión, visión, valores institucionales, políticas,
procedimientos) y por otro lado la identidad organizacional es la interiorización de
dichos elementos a través de los valores y las creencias. Para que pueda ser
adoptada la identidad por los miembros de la organización se hace necesario
realizar un adecuado traslado de ciertos aspectos culturales y de este modo sea
considerada como propia y se logre una conexión afectiva, puesto que en este
proceso se involucran una variedad de sentimientos y pensamientos (Morgan,
2008)
Por otro lado la identidad organizacional puede ser considerada como una barrera
o una amenaza en cuanto a cambios organizacionales, es decir, existen factores
externos que pueden cuestionar la identidad organizacional, en donde los actores
de la organización pueden presentar algún tipo de resistencia ante los cambios
generados dentro de la organización afectando al individuo y por consiguiente este
a su vez termina afectando también a la organización en cuanto al logro de sus
objetivos. De tal manera que la participación de los adultos mayores dentro de una
organización puede ser dirigida por los preceptos de la organización o en su caso

259
los grupos de adultos mayores pueden aprovechar las dinámicas existentes para
generar una propia, cobrar importancia y repercutir en la vida cotidiana de la
organización, para así ganar una mayor movilidad y una mayor atención a sus
necesidades intraindividuales y grupales.
En las sociedades contemporáneas junto con el proceso de envejecimiento, se
producen cambios sociales cuyas consecuencias influyen negativamente en las
condiciones de vida de los que envejecen. Entre estos cambios sociales se
pueden señalar cuatro en el empeoramiento de la calidad de vida del adulto
mayor: 1) a medida que se envejece se tiene menos oportunidades, 2) hay una
respuesta social negativa al deterioro biológico propio del envejecimiento, 3)
existe pérdida de la ocupación y se da disminución del ingreso y 4) la identidad
social se deteriora.

Envejecimiento satisfactorio
Rowe y Kahn (1987) propusieron el término de envejecimiento satisfactorio, que
se basa en tres criterios, a saber una baja probabilidad de padecer
enfermedades y discapacidades físicas, en pocas palabras tener salud física, una
alta capacidad funcional física y cognitiva, es decir poder realizar actividades
cotidianas y una vida autónoma y, finalmente, una implicación activa en la vida
De acuerdo con ello la implicación activa puede ser de dos tipos, el primero
manteniendo una actividad social que permita al adulto mayor tener apoyo
emocional, expresión de afecto, comprensión y de reciprocidad. El segundo tipo
de implicación se refiere a las actividades productivas, donde ellos puedan
contribuir de alguna manera y sentirse útiles, aunque no necesariamente
necesitan una retribución económica.
Para otros autores el envejecimiento satisfactorio está asociado a valoraciones
subjetivas del propio adulto. Triado y Villar (2006) proponen la presencia de altos
niveles de bienestar como uno de los criterios más aludidos al envejecimiento
satisfactorio. En ocasiones este bienestar se asocia con a una experiencia
subjetiva de felicidad o satisfacción, con sentimientos de relajación, de ausencia
de problemas y de presencia de sensaciones positivas, mientras que en otras se

260
vincula al proceso y consecución de aquellos valores que nos sentir como vivos y
auténticos a los adultos mayores, que les hace crecer como personas, con los
desafíos y con cierto esfuerzo por superarlos y conseguir metas valiosa que dan
sentido a su vida.

Conclusión
Con base en lo anterior es posible concluir que es posible una mayor atención a
los adultos mayores, impulsada a partir de un enfoque psicosocial y su capacidad
de poder ser instrumentado. Primeramente se hace necesaria la identificación de
los adultos mayores bajo el establecimiento de tres ejes. El primero debe de
conceder la conceptualización de los adultos mayores bajo un proceso distintivo
que permita ubicarlo en el ámbito simbólico y su desarrollo, es decir que forman
parte de una construcción social y que se va construyendo una memoria colectiva
desde la sociedad, pero también desde ellos mismos como grupo. Segundo el
conceder la existencia de una identidad social de tipo positivo que permita a los
adultos mayores fortalecer su autoconcepto y ampliar sus horizontes de
participación en sus grupos de convivencia. Para ello las organizaciones de apoyo
deberán cambiar la visión asistencialista por una conjunta participativa, que dé
cabida a la ejecución de tareas continuas y cumplimiento de metas, por parte de
los miembros del grupo, como una oferta continua de aspiraciones para los
individuos. Y ello posibilita dejar en segundo plano los fallecimientos y poner en
primer plano la construcción histórica simbólica (memoria colectiva) del grupo
(viviente) que han integrado e integran los adultos mayores. Y, tercero, el rescate
de una identidad organizacional que apunte al crecimiento de la organización y de
los individuos que la conforman, es decir, rescatar las habilidades productivas y
procurar una mayor participación en la organización e inclusive la innovación
generada por los mismos adultos mayores, ya que ella generará un mayor
bienestar subjetivo al conceder una mayor movilidad en lo referente a los
satisfactores, los cuales pueden ser conseguidos por los adultos mayores y el
apoyo social entre ellos mismos.

261
Los procesos psicosociales y los grandes temas de la psicología social constituyen
un andamiaje promisorio para el desarrollo profesional de los y las psicólogas
sociales que deseen incursionar en este campo profesional. Aunque es cierto que
en el plan de estudios vigente de la licenciatura en psicología social de la UAM-I
no aparece la problemática de la vejez, hecho que habrá que valorar de cara a los
ajustes curriculares que necesariamente habrán de darse en el futuro, también es
cierto que como muestra la experiencia profesional descrita en el capítulo
elaborado por la licenciada Isabel Canchola, su formación profesional le ha
permitido desarrollar un conjunto de aportaciones a la calidad de vida de las
personas que asisten al centro gerontológico.

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265
Capítulo 13. Estrategias para la Intervención en Contextos de
Violencia con Jóvenes. Pablo Carlos Rivera Valencia.

RESUMEN

El presente trabajo busca narrar desde la perspectiva del conocimiento práctico o


profesionalizante que aprendí y desarrollé dentro de las comunidades que
atienden a los adolescentes en conflicto con la ley en el DF algunas características
que me parecen centrales en la definición de la institución; algunas características
identitarias de los adolescentes que ahí se encuentran recluidos y por último, las
estrategias utilizadas o construidas en el trabajo cotidiano con estos jóvenes en
contextos de violencia. Se trata pues de una mirada que da cuenta de un ámbito
institucional desde donde el psicólogo social se inserta como profesional, su
relación con el tipo o los tipos de conocimientos prácticos que desarrolla y la
imagen o las imágenes que desde la lógica del trabajo comunitario se construyen
en torno a este. Se trata pues de una labor que conjunta varias perspectivas
teóricas consolidadas para la psicología social y conocimiento práctico, desde
problemáticas que si bien no son nuevas, tal es el caso del binomio que
constituyen juventud y violencia, sí han adquirido matices interesantes, sobre todo
desde contextos nacionales e internacionales en los que claramente se ha
exacerbado la violencia social.

266
Agradezco y dedico este trabajo a las y los compañeros,
con quienes a lo largo de dos años compartí y aprendí de la experiencia
profesional y de vida que se desprende de laborar con las y l
os adolescentes en conflicto con la ley en el DF.
A propósito omito sus nombres,
porque seguramente olvidaré alguno.

Una primera inmersión al mundo de los Adolescentes en Conflicto con la Ley

Existen perspectivas psicosociales tantas como


miradas posibles o consolidadas.

De Octubre de 2008 a Agosto de 2010 trabajé en las seis comunidades que


trabajan con Adolescentes en Conflicto con la Ley en el DF, tanto en las que
ofrecen diagnóstico, tratamiento como en las de externación, más adelante se
explicitará las características de cada comunidad dentro de la institución. Por lo
pronto es importante mencionar que esta experiencia no es sino parte del trabajo
que he venido realizado con jóvenes, tanto a nivel de las instituciones del
Gobierno Federal, del Gobierno del Distrito Federal e incluso desde las
Organizaciones de la Sociedad Civil, todas éstas me han permitido explorar
problemáticas como lo son la migración, la educación, la cultura y la violencia que
los atraviesan, en tanto sujetos, o mejor aún, en tanto agentes sociales.

Lo que sigue no es sino una narración descriptiva del trabajo que realicé por casi
dos años en las seis, hoy llamadas, Comunidades para Adolescentes, de la
Dirección General para el Tratamiento de Adolescentes (DGTPA). Recuerdo que
mi incursión al tema de los jóvenes que por diversas situaciones se han visto
privados de su libertad comenzó mientras trabajaba en el Instituto Mexicano de la
Juventud (Imjuventud), como becario del programa de atención a Jóvenes
Indígenas y Migrantes, a finales del año 2007, se nos pidió -a un grupo de
compañeros de distintas formaciones profesionales y áreas de trabajo- la

267
actualización de los datos estadísticos que tienen que ver con los Jóvenes en
Conflicto con la Ley, originalmente se nos propuso que junto con esta
actualización se diseñara también un programa que ofreciera y facilitara
actividades educativas y culturales para todos los Centros de Atención para
Menores Infractores6, aquí es importante aclarar que detrás de la diferencia entre
conceptualizaciones que dan cuenta Menores (de edad) Infractores vs.
Adolescentes en conflicto con la ley subyacen modelos de atención y justicia
claramente diferentes, cuando no antagónicos, es decir, mientras que la primera
conceptualización supone que estos jóvenes son mirados como objetos del
derecho penal, la segunda conceptualización los coloca como sujetos desde una
lógica que pretende la impartición de justicia restaurativa. Así desde una
perspectiva oficial, el Instituto Mexicano de la Juventud consideraba que la
realización de estas propuestas sería más que suficiente; sin embargo, esto en
realidad constituía el principio y el fin; el principio en tanto que este trabajo que se
nos encomendó sería mi primer acercamiento a esta problemática, y el fin en tanto
que constituía al mismo tiempo la última intervención institucional –la
administración, el cuidado y la impartición de justicia a estos jóvenes- de parte del
Gobierno Federal antes de pasarle la estafeta al Gobierno del Distrito Federal
(GDF). De este modo y luego de sumergirnos por algunos días en las bases de
datos de la Procuraduría General de la República (PGR), y posteriormente facilitar
algunas actividades como lo fueron talleres de educación sexual, de teatro, danza
y yoga entre otros, se presentó la propuesta Jóvenes en Conflicto con la Ley, que
como dije antes constituía la última intervención formal a través de un programa
por parte del Gobierno Federal, y al mismo tiempo, mi primera carta de
recomendación para integrarme un año más tarde a los equipos de trabajo de la
DGTPA, en un primer momento, y luego a los de la Comunidad para el Desarrollo
de Adolescentes (CDA) como última experiencia dentro del sistema penitenciario.
Por último es importante mencionar que esta transición fue posible a partir de la
reforma al artículo 18 constitucional, el cual hizo posible, en primer lugar, la ley

6
Tanto en sus modalidades de observación y diagnóstico en internamiento como en lo que tiene
que ver con los tratamientos internos o externos.

268
especializada en la impartición de justicia para Adolescentes en Conflicto con la
Ley.

Quiero comenzar, una vez más, por describir lo más claramente posible los
contextos que han venido caracterizando a la institución penitenciaria, a la cual
desde los primeros días del mes de octubre del año 2008 y hasta a mediados del
mes de Agosto del 2010 me incorporé a trabajar:
En aquellos días se respiraba un ambiente de mucha prisa esencialmente porque
lo que a nivel institucional se vivía era una transición a nivel administrativo de
funciones gubernamentales –del Gobierno Federal al GDF, como ya se mencionó-
un tanto atropellada, violenta y en los hechos solo aparente, ya que se fantaseaba
colectivamente con que esto había sucedido únicamente por la fuerza de las
disposiciones legales. Así, quienes conformaban ya la estructura de la incipiente
institución rectora, la DGTPA, y sus sedes operativas, Las Comunidades para
Adolescentes7, recibieron una suerte de capacitación acerca de, por lo menos, la
situación general de los Centros de Atención para Menores Infractores y el
Metamodelo de atención denominado Epistemología de la Complejidad Ética y
Comunitaria (ECO²), del cual se dirá algo más amplio en páginas siguientes, que
el Gobierno del Distrito Federal, a través del Sistema Penitenciario, adoptó como
propuesta de intervención, el resto, entre quienes me sumo, estábamos
ingresando por vez primera al sistema penitenciario y todos juntos -directivos y
personal operativo en sus versiones administrativas, técnicas-profesionales y de
seguridad- y de manera sistemática íbamos dando Palos de Ciego. Desde luego
que fue al personal operativo a quienes nos tocó la peor parte, creo no exagerar
en tanto que desde muy temprano se nos expuso y condicionó a laborar en
condiciones de evidente incertidumbre política y económica, para mencionar
algunos ejemplos: la falta de planeación en el proceso de transición en la
administración de las Comunidades automáticamente nos introdujo en una

7
Aunque las estructuras de las Instituciones de los gobiernos son más amplias, en este caso me
refiero sólo a Directores, Subdirectores y Jefes de Áreas, tanto de la DGTPA como de las
Comunidades que dirigen y regulan.

269
dinámica de mucha tensión, confrontación y caos entre quienes íbamos llegando a
la institución y quienes ya pertenecían a ella –personal, directivos y adolescentes
recluidos-, de manera que, como consecuencia natural resultaba la confusión
entre lo que apremiaba hacer y lo que se pensaba que se tenía que hacer.
En esos primeros días de octubre de 2008 me incorporé a la incipiente
organización del área de cultura de la DGTPA, recuerdo que casi con
desesperación se trataba de organizar y llevar a cabo con la mayor rapidez posible
actividades culturales, tales como funciones especiales de cine, algunos festivales
que abarcaban expresiones como la música y las artes visuales, principalmente.
Así, una de las primeras actividades que comenzó a caminar fue el proyecto del
cineclub ambulante con sus ciclos de cine temáticos que favorecían el debate
entre los adolescentes, fundamentalmente el cineclub operó en tres comunidades
de dos maneras: temporalmente y consolidadamente. Es decir, en la Comunidad
para el Desarrollo de Adolescentes (CDA) y en la Comunidad para Mujeres (CM)
el proyecto se consolidó por casi un año, obteniendo resultados importantes como
lo fueron la proyección de cinco ciclos de cine temáticos en ambas comunidades y
un maratón de cine que se llevó a cabo en la Comunidad para Mujeres en el
marco del día internacional de la Mujer, lo cual es para enfatizarse si se considera
que es sumamente complicado lograr una continuidad en las actividades culturales
con este tipo de población. De manera que, lo que sigue es un breve relato de las
actividades desarrolladas en el área de psicología, pero ahora de forma exclusiva
dentro de la Comunidad para el Desarrollo de Adolescentes. Sin duda alguna el
trabajo realizado en esta área es diferente pero de ninguna forma opuesto a lo que
venía realizando dentro del área de cultura, ya que el cineclub aun cuando se
define como una actividad cultural de corte reflexiva, al mismo tiempo se amolda
adecuadamente para perseguir objetivos que también le son comunes al área de
psicología. En este sentido, el trabajo que se venía realizando dentro del área de
psicología respondía enteramente a la lógica de la comunidad terapéutica, siendo
las actividades laborales varias, al tiempo que es importante destacar que
oscilaban desde la intervención de carácter diagnóstica hasta la intervención en
espacios denominados como de vida cotidiana, ambas desde la mirada

270
psicosocial, a continuación un breve bosquejo de éstas. Entre las primeras están
las que han sido enfocadas principalmente a la elaboración de un documento de
carácter diagnóstico, desde la lógica de la intervención individual y con una
orientación psicosocial, el cual en esencia busca explorar y dar cuenta de
elementos biográficos significativos; a nivel de lo individual éste busca indagar
sobre la actual situación psicológica del adolescente para lo cual algunas pruebas
psicométricas son de mucha ayuda, se busca en esta parte elaborar una suerte de
historia clínica muy breve; a nivel social esta indagación pone énfasis en los
elementos que den cuenta de la interacción social con sus pares, así como de sus
trayectorias en el ámbito escolar; como último aspecto a indagar se encuentra el
ámbito familiar, que sin duda alguna coadyuva bastante en la comprensión del
micro entorno social más inmediato e importante para los adolescentes. Si esto es
así, a primera vista dicho documento pudiera parecer más un rompecabezas que
intenta dar cuenta de aspectos individuales y sociales de estos adolescentes, no
obstante la conjunción de estos aspectos en una síntesis -conocida como síntesis
diagnóstica- puede considerarse propiamente como una información de carácter
psicosocial ya que al integrar los elementos y/o aspectos descritos anteriormente
se logra una mirada general que de una buena vez de cuenta de estos aspectos
de especial interés para la institución sobre el adolescente en cuestión, al tiempo
que facilita reconstruir un contexto microsocial (amigos, escuela y familia) desde
donde su estilo de vida transgresor de las normas sociales (delictivo) cobra más
sentido, así hay que enfatizar que, la importancia de elaborar esta síntesis estriba
en que junto con el diagnóstico forma parte nodal del expediente personal-legal de
cada uno de los adolescentes, además de que puede pensarse como un elemento
central a considerarse por los jueces que dictan la sentencia. Por otro lado y
desde una lógica de intervención propiamente comunitaria, se encuentra el
acompañamiento en la vida cotidiana, éste en esencia descansa
metodológicamente en una técnica cualitativa conocida como la observación
participante; de este modo, persigue recolectar información significativa de los
adolescentes en espacios comunes y cotidianos como lo son el comedor, los
dormitorios, las áreas recreativas y deportivas, así como en la visita familiar; dicha

271
observación se centra principalmente en las relaciones que los adolescentes
establecen con sus pares, con las autoridades y con sus familiares y amigos; así,
constituye un conjunto de intervenciones fuera de espacios formales de trabajo
(aulas, oficinas y cubículos), que incluso pueden considerarse como
intervenciones de bajo umbral en tanto que no persiguen provocar cambios
profundos e inmediatos. Si esto es así, la observación que se logra es muy
importante, ya que permite recuperar información de primera mano, y que se
obtiene interactuando muy de cerca con los adolescentes. Es importante
mencionar que, en buena medida, las intervenciones dentro de los dormitorios,
son realizadas por los tutores o facilitadores, su rol se explicitará más adelante. En
suma, desde la lógica de la intervención individual y la comunitaria con estos
adolescentes, las funciones que se realizan en esta área claramente pueden
mirarse como centrales para los objetivos que persiguen las comunidades para
adolescentes.

Un encargo social: Las Comunidades para Adolescentes

Desde una perspectiva histórica y sin tener que remontarse a la génesis de las
instituciones penitenciarias encargas de atender a los menores de edad en
México, específicamente a las que se ubican en la ciudad de México, es
importante mencionar que desde una mirada simbólica las instituciones de
encierro o internamiento como lo son las prisiones, Instituciones Totales para
Gofman (2007), tienen la función primordial de reprochar la transgresión de la
norma social (el contrato social).
En sus albores, la institución penitenciaria encargada de impartir justicia a los
menores de edad en México era denominada oficialmente como Consejo Tutelar
para Menores, y conocida popularmente como el tribilín en alusión al Tribunal para
Menores; este consejo tenía un carácter puramente punitivo y se diferenciaba
poco del sistema penitenciario para adultos, ciñéndose así a las funciones
esenciales de las prisiones: vigilar y castigar (Foucault, 2007).

272
Incluso, aun cuando estas instituciones se caracterizaban por partir de un modelo
en donde los representantes de la ley ante el estado tutelaban los derechos de los
menores de edad, no existían leyes especializadas para la impartición de justicia
en esta materia, sino que era el Estado a través de estos representantes quien
decidía sobre el tipo de medida y el tiempo de duración de esta, por supuesto
existían parámetros para la imposición de dichas sanciones, sin embargo éstas no
se desprendían ni de órganos especializados, ni de legislaciones también
especializadas en la impartición de justicia para menores de edad.

Hoy en día, las Comunidades para Adolescentes están adscritas a la Dirección


General para el Tratamiento de Adolescentes (DGTPA)8 que funge como matriz y
rectoría de las Comunidades para Adolescentes; no obstante este orden de
jerarquías, ambas instituciones están insertas dentro del sistema penitenciario del
GDF, y subordinadas a su vez, a una subsecretaría de este sistema penitenciario
que depende directamente de la Secretaría de Gobierno del GDF. Actualmente las
comunidades que atienden a los adolescentes en conflicto con la ley son seis; dos
comunidades que hasta hace poco se dedicaban casi exclusivamente al
diagnóstico de los adolescentes de sexo masculino, La Comunidad para el
Desarrollo Integral de Adolescentes (CDIA) y La Comunidad para el Desarrollo de
Adolescentes (CDA); dos comunidades para el tratamiento de los adolescentes de
este mismo sexo, La Comunidad para adolescentes (CA) y La Comunidad
Especializada para Adolescentes Dr. Alfonso Quiroz Cuarón (CEA-QC); luego,
está la Comunidad para Mujeres (CM) que realiza diagnóstico y tratamiento en un
mismo establecimiento físico, entonces lo interesante de esta comunidad estriba
en que trabaja con dos poblaciones que si bien de acuerdo a la ley especializada
para adolescentes en Conflicto con la Ley no pueden residir en un mismo espacio

8
La cual ha cambiado varias veces de nombre en su historia reciente, es decir, en dos años
(dentro del periodo comprendido entre finales del 2008 y finales del 2010) la institución rectora ha
cambiado dos veces de nombre, pero no en esencia, ya que de Dirección General de Tratamiento
para Menores Infractores (DGTMI) cambió su nombre a Dirección Ejecutiva de Tratamiento a
Menores (DETM), actualmente se le denomina como Dirección General para el Tratamiento de
Adolescentes (DGTPA).

273
físico, ni recibir un mismo trato (tratamiento), en los hechos ambas poblaciones
comparten muchos espacios comunes y actividades de manera directa, cabe
destacar también que el grueso de la población femenina (tanto de diagnóstico
como tratamiento) es bastante menor en términos cuantitativos respecto a las
mismas poblaciones de adolescentes hombres; por último pero no menos
importante está la Comunidad Externa de Atención para Adolescentes, la cual es
la única que trabaja de manera simultánea con adolescentes del sexo masculino y
femenino (CEAA). Si esto es así, lo que sigue, desde una perspectiva de análisis
institucional, es una breve descripción en torno a una cuestión primordial, esto es,
aclarar de una buena vez la diferencia entre una comunidad de diagnóstico, una
de tratamiento y una de externación9:
Las comunidades de diagnóstico tienen como función principal reportar a través,
en esencia, de la mirada psicosocial aspectos generales de la situación física,
psicológica, educativa y familiar de los adolescentes al momento de ser internados
temporalmente en estos espacios, su situación es la de un procesado ante la ley
penal, ya que se les acusa de la presunta comisión de un delito. Siendo su
estancia en promedio de tres meses y no mayor a seis, de acuerdo a las
disposiciones legales vigentes, sin embargo se han dado casos que rebasan estos
tiempos.
Las comunidades de tratamiento buscan como objetivo último, reinsertar y
reeducar, desde la perspectiva del internamiento de estos adolescentes, como
conclusión o consecuencia de su procesamiento penal donde se les comprobó la
comisión del delito imputado, las medidas de tratamiento en internamiento oscilan
de los seis meses hasta los cinco años, dependiendo de la gravedad del delito
cometido, por ejemplos, delitos como el robo a transeúntes de teléfonos celulares
ameritan sanciones mínimas en contraste con los homicidios y los secuestros que
se sancionan generalmente con las penas máximas (cinco años en internamiento),
no obstante, con la entrada en vigor de la nueva ley federal para adolescentes en
conflicto con la ley los tiempos de estas medidas cambiarán dependiendo del tipo

9
Otra expresión que describe mejor esta modalidad es la de libertad asistida.

274
de delito (su calificación) y de otros elementos que consideren los jueces
encargados de impartir justicia en esta materia.
Las comunidades de externación tienen la finalidad última de servir de puente
entre la internación y la libertad, ya que posibilitan cumplir las medidas o penas
desde un dispositivo de liberación parcial o asistida, se trata de una suerte de
comunidad virtual ya que si bien cuenta con un establecimiento para llevar acabo
sus funciones en realidad los adolescentes que aquí reciben tratamiento pasan
poco tiempo en este espacio, como ya se mencionó, se trata de la única
comunidad mixta (hombres y mujeres), que además de perseguir los mismo
objetivos que las otras tres comunidades que ofrecen tratamiento pretende
también, por lo menos de acuerdo a lo que establece la ley especializada en
Adolescentes en Conflicto con la Ley del GDF, que dichas medidas estén
orientadas a reparar los daños causados a través de la prestación de servicios a la
comunidad, lo cual, hay que señalarlo, sucede muy pocas veces.
Cabe destacar que si bien en esencia las comunidades para adolescentes han
abandonado como objetivo último el concepto de readaptación, en la práctica, sus
intervenciones, tanto en los niveles individuales o comunitarios, todavía suponen
conceptualizaciones estrechamente ligadas a la desviación social y a las
psicopatologías que desde hace mucho tiempo han tratado de explicar en
términos de comportamientos y conductas, y desde niveles de análisis
intraindividuales, cuando no individuales, a los sujetos en condiciones de
reclusión.
Luego, estas comunidades de atención para adolescentes en conflicto con la ley,
en tanto proyecto nuevo, persiguen ajustarse al modelo de justicia restaurativa,
como ya se esbozaba antes, el cual se ha venido implementando recientemente
en México y que se caracteriza también porque tiene un sentido no punitivo, esto
es, busca en última instancia la reparación real o simbólica, por parte de los
transgresores de la ley del daño o los daños causados. No obstante, en los
hechos las comunidades para adolescentes operan totalmente desde la lógica de
lo punitivo, aquí descansa una de sus principales contradicciones, a saber; la
pretensión de trabajar desde modelos que como último recurso utilizan la

275
reclusión, y la asunción de modelos de intervención que claramente se oponen a
la lógica del sistema penitenciario. En suma, el principal encargo social de las
Comunidades en tanto institución es, principalmente, reinsertar a través de la
reeducación. Si esto es así, lo anterior constituye poco más que una misión
imposible, ya que se parte de la pretensión de reeducar desde contextos que poco
tienen que ver con lo educativo, ya están caracterizados en esencia por lo
punitivo, como ya se esbozaba líneas arriba.
Entonces, la discusión sobre la reinserción o la readaptación que pretenden las
prisiones definitivamente no es para nada nueva, incluso pareciera un poco estéril
si se parte de la afirmación de que muchas de las personas que llegan a verse
inmersas en una situación de reclusión generalmente han vivido, a nivel social,
una suerte de marginación o exclusión permanente. En este sentido, su inserción
o adaptación al mundo social a través de sus instituciones: familia, escuela,
trabajo, etc., queda desde el principio entre paréntesis.
Hasta aquí se ha descrito, en términos generales, un poco el sentido de las
prisiones, algunos rasgos estructurales de la DGTPA y sus Comunidades para
adolescentes, así como una breve discusión sobre el asunto de la reinserción o la
readaptación.

Límites institucionales: estrategias, intervención, experiencias y


procedimientos

Pensar es hacer, en este sentido efectivamente no hay nada


más práctico que una buena teoría.

Estas estrategias se refieren a procedimientos, acciones y dispositivos que en su


gran mayoría están avaladas por la institución; sin embargo, otras se construyen
colectivamente como producto del trabajo cotidiano del equipo transdisciplinar
conformado sustancialmente por psicólogos, terapeutas (familiares y grupales),
trabajadores sociales y pedagogos, este equipo es denominado institucionalmente
como equipo técnico, el cual venía desarrollando sus funciones a partir de tres
áreas técnicas (trabajo social, pedagogía y psicología) con funciones claramente

276
diferenciadas. De manera que, por ejemplo, el área de trabajo social hasta hace
poco tiempo se venía encargando esencialmente del trabajo relacionado con la
recepción y distribución de los adolescentes en las diferentes escuadras10, así
como la facilitación de servicios básicos que la institución les ofrece, tales como
enseres para limpieza de los dormitorios, su propia higiene personal, cobijas,
servicio de lavandería, pases para consulta médica y dentista, sin dejar de lado el
acompañamiento que durante buena parte del día realiza este equipo. Luego, el
área de pedagogía, encargada de la parte educativa en niveles básicos y medio
superior labora en proyectos que van desde la regularización hasta la preparación
de los exámenes que certifican materias, o mejor aún, algún grado dentro de los
niveles antes señalados. El área de psicología conjunta el trabajo de psicólogos y
terapeutas, entre los primeros los hay de orientación clínica, social y educativa; los
segundos esencialmente coordinan tanto el trabajo grupal con los adolescentes,
como el trabajo que involucra a los familiares de los mismos, principalmente los
días en qué tiene lugar la visita familiar, a su vez, éste funge como principal pilar
que sostiene y legitima el trabajo cotidiano de contención psicológica con los
Adolescentes; en este sentido pueden distinguirse dos tipos de terapeutas
(grupales y familiares), de modo que esta área en esencia realiza trabajo de
contención psicológica a nivel individual y grupal, así como el acompañamiento del
cual ya se ha dicho algo anteriormente. No obstante lo anterior, recientemente el
trabajo técnico se integró en dos áreas de carácter transdisciplinar; en primer lugar
se encuentra el área de vida cotidiana, la cual está encargada principalmente de
organizar los programas de las actividades tanto cotidianos, semanales y
mensuales, el acompañamiento en las mismas, el seguimiento de su desarrollo y
su cumplimiento, así como el trabajo de tutorías a nivel de escuadras y dormitorios
que permite conocer de cerca las necesidades de estos adolescentes; en segundo
lugar se encuentra el área de procesamiento de la información o diagnóstico, la
cual ordena y sistematiza a través de distintos documentos e instrumentos la
información relevante durante a la estancia o periodo de internamiento de estos

10
Término que se utiliza para identificar un grupo de dormitorios, en algunos momentos estas
escuadras han servido para clasificar o estratificar desde diferentes criterios a la población.

277
adolescentes. Cabe destacar que aun cuando las formaciones de los
profesionales que integran las áreas técnicas son diferentes, claramente puede
mirarse lo complementarias que estas son, sin olvidar que la columna vertebral
que sostiene todo el trabajo de intervención es un metamodelo, a partir del cual se
pretende construir, propiamente un modelo, ambos desde la perspectiva
psicosocial, y para decirlo de una buena vez, de la psicología social de la salud.

Marco jurídico que sostiene la intervención

Existe un Marco Jurídico local que norma y regula las intervenciones con los
Adolescentes en Reclusión, que a su vez se inscribe en uno constitucional, el cual
también mantiene Compromisos y Acuerdos Internacionales; éste es anterior o a
nivel jerárquico más importante en relación con el metamodelo y el modelo de
intervención que a continuación se describirá. Así, a nivel local, en el Distrito
Federal la Ley de Justicia para Adolescentes en Materia de Ejecución de Medidas
y Centros Especializados es el primer referente; luego se pueden observar
legislaciones que no son menores y que en esencia protegen derechos de
carácter universal como lo es la Ley de los derechos de las niñas y los niños en el
DF. A nivel Federal se encuentra la carta magna: La Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, específicamente con su Reforma al artículo 18
constitucional, la cual facultó a cada entidad federativa para que creara su propia
ley especializada en justicia para Adolescentes; y recientemente acaba de ser
aprobada la Ley Federal en Justicia para Adolescentes en Conflicto con la Ley,
que según algunos de sus principales detractores funge ya como un instrumento
más de criminalización de las y los jóvenes mexicanos. A nivel internacional, están
las Leyes, Tratados y Convenios Internacionales que México ha suscrito y
ratificado, algunos de los documentos más importantes son: La Condición Jurídica
y Derechos Humanos del Niño, elaborado por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los
Menores Privados de Libertad, Las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para
la Administración de la Justicia de Menores Reglas de Beijing, La Convención

278
Sobre los Derechos del Niño, ONU y Las Directrices de las Naciones Unidas para
la Prevención de la Delincuencia Juvenil, elaborados estos cuatro por la ONU.

El Metamodelo y el modelo de intervención

El trabajo realizado en las comunidades para adolescentes está soportado por un


metamodelo de intervención psicosocial conocido como Epistemología de la
Complejidad Ética y Comunitaria (ECO²), el cual constituye un conjunto de
presuposiciones sobre las que se sostienen los modelos, en otras palabras, no es
sino el conjunto de argumentos filosóficos y teóricos que sostienen el trabajo a
realizar; supone una lógica de atención, intervención y acción comunitaria
planteado para intervenir a poblaciones inmersas en situaciones de sufrimiento
social11, se puede afirmar que la versión, de este metamodelo, que se ha asumido
para las comunidades consta de tres ejes que lo sostienen. Por un lado, el
Sistema de Diagnóstico Estratégico (SiDiEs) para cada comunidad, se trata de un
sistema que busca primero conocer la situación de cada una de éstas, es pues un
diagnóstico profundo que posibilitaría organizar e intervenir desde una lógica
comunitaria, para romper las dinámicas que refuerzan situaciones de sufrimiento
social. También se encuentra el Sistema de Diagnóstico Terapéutico (SiDiTer), el
cual está conformado por varios instrumentos que buscan obtener información
relevante esencialmente desde dos niveles: lo individual y lo familiar; así el
SiDiTeR, busca comprender las dinámicas que han llevado a los individuos y sus
familias a encontrarse en situaciones de sufrimiento social, con el objetivo último
de realizar intervenciones en estos niveles. Por último, está la definición del lugar

11
El sufrimiento social es un concepto construido desde la antropología médica norteamericana en
los años cincuenta del siglo pasado, y que busca mirar desde una sola categoría de análisis,
problemáticas como lo son Adicciones, Pérdida de la Libertad en su carácter de Preventiva o
Definitiva, el Vivir en Calle, Personas que se han Contagiado del VIH y que pueden desarrollar o
desarrollaron el SIDA, Pueblos Indígenas en condiciones de Extrema Pobreza, Migrantes,
Personas que requieren Atención Psiquiátrica, Personas con alguna Discapacidad Física, etc.; está
expuesta ampliamente por tres importantes autores: Arthur Kleinman, Veena Das y Margaret Lock;
incluye situaciones que a menudo se piensan en ámbitos separados, que implican,
simultáneamente, a la salud, el bienestar, cuestiones legales, morales y religiosas, por mencionar a
las más importantes.

279
desde donde se desea intervenir: la prevención, el tratamiento, o incluso la
reducción del daño, para lo cual el SiDiEs y el SiDiTeR ofrecen elementos valiosos
a considerar.
Sin embargo, este metamodelo ha dado lugar a una crítica importante debido a lo
pretensioso que es en sí mismo; de manera que cabe aclarar que no es éste el
que hace posible directamente el trabajo de intervención técnica o profesional, ya
que una de sus principales pretensiones es abonar para la construcción de
modelos acordes a las necesidades y realidades específicas de la población y la
problemática que se atienden; de este modo se ha venido trabajando en la
construcción de un modelo propio o adecuado a las características nodales de
estas comunidades, éste se conoce con el nombre de Atención Comunitaria
Integral para Adolescentes (ACIA), que hasta hace no mucho no dejaba de ser
sólo una pretensión, no obstante, al día de hoy ya deja ver elementos para el
trabajo de intervención dentro de las comunidades.

Algunas perspectivas teóricas que facilitan la intervención

Una perspectiva teórica psicosocial que se ha venido abordando para tratar de


comprender identitariamente a estos adolescentes, sobre todo desde el trabajo
realizado por instituciones como Reintegra A.C., son las representaciones
sociales, ya que en buena medida son esta suerte de envoltorios simbólicos
elementos que juegan un papel importante en la construcción de las imágenes que
estos adolescentes tienen de sí mismos: eso que ellos dicen que son, o eso que
creen que son e incluso lo que los otros les atribuyen como características
identitarias. Además y sin dejar de lado procesos psicosociales de deterioro de la
identidad social como lo son el estigma y la exclusión social (Goffman, 2007),
estrechamente relacionados con las representaciones que los otros construyen
alrededor de estos adolescentes, y que finalmente son todos estos procesos que
debido a su complejidad no son fácilmente comprensibles ni explicables, pero que
permiten conocer identitariamente los adolescentes en reclusión. De manera que,
el proceso de constitución de la identidad social de estos adolescentes es ya de

280
por sí complejo, si esto es así, explicar el deterioro de su identidad social no
implica necesariamente mirar el proceso de constitución en reversa, sino mirar los
mecanismos a partir de los cuales la identidad social queda limitada y reducida.
Así, parte del deterioro de la identidad social de estos adolescentes está puesta en
sus propios cuerpos, es decir: una de las prácticas que anuncian y refuerzan el
proceso de estigmatización tiene que ver con una suerte de escarcificaciones en
brazos y piernas (principalmente en brazos), las cuales principio les confiere una
suerte de identidad endogrupal. En cuanto a la estigmatización, a veces se piensa
que comienza con la medida de internamiento, sin embargo se sabe que no es así
porque éste proceso además de dejar una suerte de marca a nivel psíquico como
lo sugieren los Psicoterapeutas, también está estrechamente ligado con el
deterioro de la Identidad Social de estos jóvenes. Es decir, en sentido estricto lo
que se deteriora son el conjunto de esas caras que nos permiten interactuar
socialmente; éstas no son otra cosa que la habilidad de poder ser muchos en uno
solo, lo cual posibilita jugar varios roles en diferentes escenarios. Si esto es así, se
puede pensar que al mismo tiempo que tiene lugar el proceso de deterioro la
identidad social, también se construye una suerte de identidades juveniles
emergentes.
Por otro lado, el desarrollo teórico y metodológico de lo que hoy se conoce como
Redes Sociales ha facilitado, desde el nivel de análisis colectivo el estudio y la
comprensión de la problemática en cuestión: los Adolescentes en Conflicto con la
Ley, así desde la lógica del metamodelo, por redes sociales se entiende el campo
relacional que establece el espacio-tiempo-comunicación, en otras palabras, se
trata de un constructo teórico que permite mirar los tejidos microsociales en los
que están insertos estos adolescentes. Luego, sin duda alguna la mirada teórica
que hace a la complejidad, ciertamente ha contribuido para evitar explicaciones
simplistas, cuando reduccionistas de los procesos sociales, cognitivos y hasta
psicopatológicos que atraviesan a los adolescentes en reclusión. Por último, aún
están pendientes las miradas antropológicas que analicen los códigos de
comunicación, los lenguajes orales y corporales, en otras palabras, las culturas
que estos jóvenes producen desde estos lugares.

281
Tres criterios de intervención

En primer lugar se puede ubicar al acompañamiento como principal criterio de


intervención dentro de lo comunitario; éste definitivamente no es un mirar pasivo,
tampoco es asimilarse a la población con la que se trabaja; tiene que ver con la
sensibilidad para con los problemas que cotidiana o constantemente enfrentan los
actores, para con los procesos en los que se ven inmersos. En segundo lugar está
la Investigación-Acción como metodología necesaria en este ámbito; la cual no
necesariamente recupera el planteamiento original de Kurt Lewin, ya que existe
bastante desarrollo de esta propuesta en la actualidad. En tercer lugar, está la
importancia de elaborar un Diario de campo como instrumento para recopilar
información, en realidad no es sino una bitácora que registra tanto los
acontecimientos más importantes a nivel comunitarios, así como algunas notas
personales de quien lo elabora. Por último, se pueden considerar, siempre que
sea posible, construir registros magnetofónicos, fotográficos y audiovisuales del
trabajo realizado, así como la utilización de metodologías fenomenológicas que
permiten acercarse a los mundos de sentido más esenciales que producen esto
actores en colectividad, por ejemplo, la etnometodología; desde luego que aun
cuando una perspectiva teórica-metodológica como la anterior encuentra
importantes limitaciones, ya que las perspectivas que la institución privilegia son
otras.

Herramientas prácticas y estrategias en el trabajo cotidiano.

En primer lugar hay que mencionar la Construcción de Espacios de Elaboración


Psicológica diseñados para los profesionales que intervienen con la población en
cuestión (Contención Psicológica), los cuales incluso pueden realizarse dentro de
la institución, por supuesto, debidamente planeados y diseñados; se trata pues de
espacios grupales integrados por los profesionales que laboran dentro de la
institución, si esto no fuera posible, se recomienda la integración a algún espacio
de psicoterapia Individual o grupal, ya que la intervención con este tipo de
población comúnmente genera desgaste emocional y estrés. Luego, es importante

282
privilegiar la construcción de espacios de seguridad que faciliten el trabajo dentro
de lo comunitario, lo cual no significa la presencia de mayor personal encargado
de estas funciones, sino generar certidumbre. Así, ésta no es sino el principio que
otorga el mínimo de seguridad física y psicológica en cada una de las
intervenciones, de manera que por certidumbre puede entenderse a la
organización, la planeación y la sistematización de las estrategias de trabajo;
éstas pueden pensarse a partir de programas de actividades diarios, semanales,
mensuales, etc., como ya se mencionó antes; en este sentido certidumbre o
certeza significan saber qué es lo que se va a hacer, dónde, cuándo, cómo, por
qué y para qué, y además, hacérselo saber al otro. Por otro lado, también hay que
destacar la importancia que tiene una habilidad como lo es la agudeza intuitiva;
ésta nos permite pensar e imaginar los escenarios que se presentan como
posibles soluciones a los problemas que cotidianamente enfrentamos, así como su
génesis y su esencia. También hay que enfatizar la importancia que tienen las
intervenciones bajo umbral, mencionadas antes, éstas buscan movilizar a los
actores –en esencia los adolescentes y sus familias- del tal suerte que el trabajo
realizado tenga un impacto inmediato o casi inmediato, pero significativo, es ideal
para espacios no necesariamente formales como lo son las áreas deportivas,
áreas verdes, pasillos y dormitorios. Por último, una estrategia funcional en el
trabajo cotidiano tiene que ver con la asunción de la figura/rol del facilitador o tutor,
rol fundamental en el trabajo con los adolescentes ya que funciona como un
puente entre los objetivos de la institución y las necesidades de los adolescentes.

Identidades deterioradas, estigma, exclusión, violencia y adolescencia

Las identidades no se crean, ni se destruyen, sólo se transforman.

¿Cómo son, identitariamente, los adolescentes que llegan a la institución?


A estos espacios llegan adolescentes cuyas edades oscilan entre los 14 y los 17
años, hombres y mujeres, se sabe que estos adolescentes viven,
predominantemente, en colonias populares de la ciudad, se trata de espacios
urbanos con altos índices de violencia y criminalidad, y que están geográficamente

283
bien señalados. Luego, como rasgos centrales, a nivel de lo familiar se puede
observar una adscripción a clases sociales poco favorecidas; estructuras
monoparentales donde si bien las madres se posicionan como jefas de familia los
padres o las figuras paternas no han estado totalmente ausentes, siendo su rol
más bien periférico; también representan una constante las dinámicas de violencia
intrafamiliar desde las que los integrantes se han venido relacionando entre sí. Los
rasgos anteriores saltan a la vista siempre que se trabaja desde técnicas
cualitativas como lo son las entrevistas en cualquiera de sus modalidades,
realizadas a los propios adolescentes, sus padres o familiares cercanos (tutores),
y en ocasiones a familiares no tan cercanos e incluso a amigos, todo esto con el
objetivo de reconstruir una suerte de biografía que permita entender la situación
personal y el entorno social en el que venía creciendo el adolescente, lo cual por
supuesto incluye y entrelaza su propia historia de vida con la de sus familiares.
Desde miradas como lo son las clínicas y las criminológicas, comúnmente, se
pueden encontrar descripciones identitarias en las que estos jóvenes
marcadamente se caracterizan y desarrollan una suerte psicopatologías juveniles,
es el caso del denominado Trastorno Disocial de la Personalidad en la
Adolescencia; Conductas que van desde lo Parasocial hasta lo Antisocial;
imágenes deterioradas y peyorativas de sus principales referentes masculinos
(figuras masculinas y/o paternas), y por ende, conflictos significativos con figuras
de autoridad; relaciones emocionalmente dependientes hacia figuras femeninas
y/o maternas; bajo control de impulsos; baja Tolerancia a la frustración; además
de que como principal mecanismo de defensa utilizan la regresión, ya que es
común observar que en muchas situaciones estos adolescentes se defienden
psíquicamente como si fueran niños. En suma, es claro que estas miradas
excluyen la parte social de la problemática en cuestión, de manera que cuando se
privilegian se corre el riesgo de psicopatologizar la problemática o las
problemáticas que atraviesan a estos adolescentes.

¿Cómo y en qué condiciones llegan estos adolescentes a la CDA?

284
Generalmente lo hacen en condiciones de visible deterioro de su identidad social,
como ya se mencionaba (Gofman, 2007), es decir, con huellas que dan cuenta de
la iniciación de un proceso de estigmatización que comenzó no en el momento de
su arribo o internación en una de estas comunidades, sino desde que fueron
expulsados o excluidos de otro tipo de instituciones, por ejemplo, la escuela. En
otras palabras, comúnmente estos adolescentes arriban a la institución inmersos
en procesos cognitivos/afectivos y psicopatológicos, respectivamente, que van
desde la baja estima de sí (baja autoestima) hasta la depresión crónica. En este
sentido, es posible observar que casi siempre sus capacidades cognitivas se
encuentran disminuidas, de acuerdo a los parámetros psicométricos establecidos
para la adolescencia. De manera que, no es menos común encontrar que a este
deterioro ha contribuido el consumo de sustancias tóxicas, a través de la
inhalación, como lo son los solventes, a su vez, este consumo para algunos
expertos12 es una señal clara de desestructura familiar. Se destacan también las
visibles señales de maltrato físico que generalmente inició desde la infancia, de
acuerdo a lo que relatan los propios adolescentes en las diferentes entrevistas que
se les realizan. Por último, es importante mencionar que en algunos adolescentes
se pueden observar signos de un trastorno psicosocial como lo es la Indefensión
Aprendida, que cuando tiene lugar, los lleva a deprimirse rápidamente.

¿Cuántos adolescentes llegan y por qué?


En el periodo comprendido entre Julio del 2009 a Agosto del 2010, en el que
trabajé en la comunidad para el Desarrollo de Adolescentes, entonces comunidad
de diagnóstico, pude observar que el ingreso de estos adolescentes se daba en
grupo, y generalmente, cada tercer día. A decir de estos grupos, casi siempre
estaban constituidos por diez adolescentes que se caracterizaban principalmente
porque la mayoría de estos habían, presuntamente, cometido algún delito por

12
Es el caso de lo que afirmó Marco Antonio Vieira, Coordinador del Área de Adolescentes en
Conflicto con la ley de Reintegra A.C., durante una reunión de trabajo con el equipo técnico de la
Comunidad para el desarrollo de Adolescentes (CDA).

285
primera vez13. Siendo, en el contexto de su arribo, la realización de la primera
entrevista denominada también de primer contacto, la cual tiene por objetivo
obtener la información más necesaria y básica sobre los adolescentes que van
ingresando a la institución, su situación ante la ley los coloca como presuntos
culpables, ya que se presume cometieron un delito que la ley especializada califica
como grave, aquí es necesario aclarar que sólo los delitos que están tipificados de
esta forma y entre los que se encuentran los homicidios, las lesiones, el secuestro,
el tráfico y trata de personas, robo, violación y asociación delictuosa, al
comprobarse, merecen todos y cada uno penas que requieren el tratamiento en
internación, no así los delitos considerados como culposos no graves, los cuales
se resuelven por otras vías. Siendo entonces el robo de teléfonos celulares a
transeúntes, agravados por la violencia y en ocasiones por lesiones causadas a
las víctimas, el principal tipo de delito por el cual los adolescentes son detenidos
preventivamente.

Un día en la vida de los adolescentes en conflicto con la ley

Lo que sigue es una narración de un día típico en la comunidad, desde el trabajo


que se realiza con los adolescentes, se describe entonces tres momentos
significativos de la cotidianidad en la comunidad, los ingresos, el acompañamiento
en la vida cotidiana y los egresos. Sin dejar de mencionar que la totalidad del
trabajo que se realiza no se restringe a estos momentos, pero pueden
proporcionar una imagen interesante de lo que se vive ahí dentro.

Ingresos de los jóvenes a la CDA

Uno de los principales rituales, con el cual se inicia el arribo de estos jóvenes a la
Comunidad (CDA), tiene que ver con la implementación de un fuerte dispositivo de
seguridad que los traslada a veces desde la agencia 57 del ministerio público
especializada en asuntos de niños, niñas y adolescentes, y a veces desde la

13
A esta condición, desde la terminología del derecho penal se le conoce como Primo delincuente.

286
Comunidad de Diagnóstico Integral para Adolescentes (CDIA), para lo cual se
utilizan como transportes camionetas y a veces camiones que son los mismos que
trasladan a internos procesados y sentenciados adultos. Es importante destacar
también que, el personal de seguridad que encabeza estos operativos casi
siempre esta encapuchado, además de que porta armas largas, como lo hacen,
cotidianamente, los cuerpos policiacos y militares encargados de apoyar en las
tareas de combate contra el crimen organizado, siempre he pensado que estos
operativos representan un exceso, pues a quienes trasladan generalmente son
adolescentes acusados de robos que podrían considerarse como menores.

Cuando los adolescentes son trasladados desde el ministerio público MP o CDIA


hacia CDA, arriban a esta comunidad generalmente esposados de las muñecas y
de los tobillos. Una vez que la camioneta o el camión se detiene dentro de la
aduana principal los guías técnicos (custodios) que los acompañan durante el
traslado les quitan las esposas de los pies, los bajan del transporte y los hacen
formar una fila, unida por los brazos de los adolescentes que se tomaban por los
hombros, sus pasos casi siempre son con los pies descalzos, y en el mejor de los
casos con una chancla en alguno de los pies debido a las prisas y la violencia que
lleva intrínsecamente el dispositivo de traslado, avanzan con la cabeza agachada
y los ojos mirando hacia el suelo, esta imagen siempre me ha parecido en sí
misma deplorable, de manera que se exhibe claramente una suerte de miseria que
de momento está puesta sólo en los jóvenes que de este modo ingresan. En otras
palabras, su ingreso a través de las aduanas se puede sintetizar en una serie de
vejaciones entre las menores se incluyen caminar con la cabeza agachada, lo cual
es muy significativo y que de alguna forma simboliza un reproche o desaprobación
(social) por su conducta, y qué decir de los registros corporales que llegan a incluir
desnudos parciales y a veces maltratos físicos, cabe destacar que somos los que
trabajamos en estos espacios, desde diferentes trincheras, y la noche quienes nos
volvemos cómplices de semejante espectáculo.
El estado de los jóvenes que arriban o ingresan a la comunidad está caracterizado
por un visible deterioro físico y emocional, el primero puede ser mirado a partir de

287
las huellas de maltrato como los son los golpes, los moretones y algunas veces
hasta las contusiones. Su deterioro emocional puede visibilizarse a partir de la
realización del primer contacto, la primera entrevista, los relatos que a través de
ésta pueden recuperarse dejan ver estados emocionales que van desde la
angustia hasta la depresión. En dichas entrevistas de entrada destaca que, como
mecanismo de defensa psíquico utilizado por parte de estos adolescentes está la
negación del delito del que se les acusa. Este primer contacto o entrevista tiene
por objeto recuperar información muy general de estos adolescentes, es decir,
datos como su nombre completo, su dirección y algún número telefónico que
puedan proporcionar, así como los nombres completos de sus familiares cercanos.
De manera que, aunque no es objetivo de esta primera entrevista, casi siempre se
termina conteniendo emocionalmente a estos adolescentes, esta contención se da
a partir de la escucha de lo que más les angustia en ese momento, de manera que
esto les permita dormir con relativa tranquilidad durante su primera noche dentro
de la comunidad.

Acompañamiento en la vida cotidiana

En espacios como lo son los dormitorios, áreas de recreación y deporte, así como
en el comedor, los adolescentes interactúan de un modo más natural, siendo
entonces tres los aspectos que interesa mirar de cerca en este acompañamiento.
Por un lado, las dinámicas que caracterizan la relación con sus pares, es decir, se
puede mirar aquí si los adolescentes se colocan en roles clásicos característicos
de este tipo de interacciones, por ejemplos, si son seguidores, líderes, o bien, si se
colocan en otro tipo de rol. Por otro lado, la reproducción de la propia dinámica
familiar, esto es, como parte de la convivencia cotidiana, dentro de los espacios
antes señalados, estos adolescentes generalmente reproducen las dinámicas que
caracterizan a sus familias, por ejemplos, la violencia intrafamiliar, ya que en
ocasiones se presentan a estos espacios y a las actividades con signos claros de
haber sido víctimas de violencia física y psicológica, también es importante
mencionar que la violencia sexual manifestada principalmente en abuso y

288
tocamientos también tiene lugar entre estos adolescentes, los signos que dejan
ver la mayor parte de las veces son sutiles, no obstante son observables, y entre
otras cosas, obligan a realizar una intervención inmediata porque se trata ya de
una problemática delicada que como una consecuencia menor podría agravar la
situación ante la ley del o de los victimarios, luego, desde la perspectiva de las
tutorías cuando se presenta una situación de este tipo se puede afirmar ya un
desequilibrio de fuerzas (poder) que podría desembocar en un situación aún más
delicada, lo cual lleva a realizar una redistribución de los adolescentes en las
diferentes escuadras y dormitorios. Por último, se destaca la observación que da
cuenta de la relación que establecen estos adolescentes con figuras de autoridad,
de manera que rasgos importantes de ésta pueden mirarse con relativa facilidad si
se pone atención en la forma en que se acercan o no a los integrantes del equipo
técnico, al tiempo que se vuelve muy clara en el tipo de relación que establecen
con el tutor del dormitorio al que pertenecen. Se pone énfasis en estos tres
aspectos porque son parte central del diagnóstico, que como ya se mencionó, es
un documento central en el expediente de cada uno de los adolescentes que
contribuye notablemente en la elaboración de la sentencia por parte del juez.
Siempre que reflexiono en torno al trabajo que implica el acompañamiento
inmediatamente me imagino que el ejercicio de esta profesión (la del psicólogo
social) lo convierte a uno en una suerte de mirón profesional, no obstante esta
observación participante es nodal para proyectar una buena intervención, en
realidad se trata de un trabajo complicado que implica tener bien despiertos todos
los sentidos. Por otro lado, el acompañamiento que se da en espacios lúdicos y
recreativos si bien no pretende la observación aguda como si puede realizarse en
los dormitorios y el comedor, principalmente, en muchas ocasiones arroja
información valiosa tanto para la intervención como para el diagnóstico, esto se
debe a que durante la realización de estas actividades los adolescentes, en
sentido amplio, bajan la guardia. Por último, es importante mencionar que los
programas cotidianos y semanales que coordina y organiza el área de vida
cotidiana incluyen actividades tales como las clases y regularizaciones a nivel
básico (primaria y secundaria) e incluso, aunque son pocos los adolescentes que

289
se encuentran en este nivel, a nivel medio superior; así también se enfatiza la
importancia de los talleres culturales que ofrecen actividades tales como el
cineclub, el taller de baile, teatro, artes plásticas y visuales y la creación literaria,
estos talleres son obligatorios, y en algunas ocasiones, es el caso de la libertad
asistida, forman parte de las medidas o sentencias.

Egresos

Aquí es importante mencionar que no existe una correspondencia entre el proceso


que los adolescentes enfrentan ante la ley y los proceso sociales, psicosociales y
psicológicos en que están inmersos los adolescentes dentro de las comunidades,
esto es así porque no existe correspondencia entre el trabajo que se realiza en los
juzgados y el que se realiza al interior de las comunidades, sobre todo en lo que
tiene que ver con los egresos, de modo que en más de una ocasión ni siquiera las
propias autoridades de la comunidad sabían cuando un adolescente estaba
próximo a egresar, esto por supuesto daba al traste con el trabajo programado y
planeado de intervención, es decir, más de una vez alguno de los adolescentes
abandonó alguna actividad a mitad de la sesión para prepararse para su eventual
salida, de modo que con esto se imposibilitaba la realización de un cierre por parte
del tutor tanto individualmente como dentro del dormitorio, lo cual representa una
estrategia central desde la lógica del trabajo de intervención. Luego, los egresos
no representan el final de este proceso ante la ley, en realidad se trata de la
continuación de estos mismos desde dos posibilidades: la liberación asistida o la
liberación absoluta, que en cualquier caso, implica asistir a juzgados u otro tipo de
actividades que establece la sentencia dictada. En el tema de los egresos siempre
que no se pudo realizar el cierre con los adolescentes, lo cual sucedió la mayor
parte de las veces, sentí que el trabajo había quedado incompleto, debido a la
falta de comunicación, antes señalada, entre los juzgados y las comunidades de
internamiento.

290
Una perspectiva crítica: Balance y reflexión final

Por mandato constitucional las prisiones cada vez tienen que


parecerse más a las escuelas, y por omisiones y errores graves
las escuelas se parecen cada vez más a las prisiones.

Una de las principales limitaciones tiene que ver con la incertidumbre que causa,
aun, la celebración de contratos laborales ya no formales sino dignos entre la
institución y el personal que conforma al equipo técnico; a esto hay que agregar
que los pagos de por lo menos el primer año llegaron de manera muy inconstante.
Es interesante mirar que el proyecto de trabajo que constituye las comunidades
terapéuticas, que a su vez, funge como primer referente para el de las
comunidades de adolescentes ha sido realizado o probado esencialmente para
atender a poblaciones inmersas en problemáticas relacionadas con las adicciones,
de manera que la pretensión de llevar este modelo de trabajo a poblaciones que
enfrentan procesos ante la ley, principalmente en reclusión, necesita todavía
mucha discusión y elaboración para su adecuada implementación y consolidación.
Así, una crítica importante en este sentido tiene que ver con que se ha venido
argumentando que se trata de un modelo que no es funcional para todas las
condiciones de reclusión, concretamente para la prisión. El asunto no resulta poca
cosa si se considera que la privación de la libertad, aun cuando puede mirarse
como un elemento dentro de una categoría más amplia como lo es el sufrimiento
social, no presupone necesariamente causas o motivaciones patológicas o
psicopatológicas que deban o puedan curarse mediante tratamiento alguno, cabe
entonces preguntarse ¿de qué están enfermos estos adolescentes? Por otro lado,
se trata de un modelo que, como ya se mencionaba, persigue en esencia objetivos
reeducativos desde un sistema penitenciario esencialmente diseñado para la
vigilancia y el castigo, en otras palabras, los objetivos terapéuticos de las
comunidades que atienden a estos adolescentes difícilmente se cumplirán porque
son contrarios al sistema penitenciario.

Otra limitación importante se caracteriza por la poca articulación y comunicación


que existe entre el trabajo que realiza la institución rectora (La DGTPA) y las seis

291
comunidades de atención para adolescentes, tan es así que, lo que generalmente
existe son un conjunto de planes y proyectos de trabajo que aunque se pretenden
coordinados llegan a ser incluso antagónicos, sobre todo si se mira que existe un
profundo desconocimiento, por parte de la mayoría de los directivos de dicha
institución rectora, de lo que son las comunidades y el trabajo que ahí se realiza.

Considero que haber trabajado en contextos de reclusión con jóvenes me acercó,


quizá más de lo que esperaba y hubiera querido, a la problemática de las
violencias que afectan a los jóvenes mexicanos y que al día de hoy, como un
elemento de peso, coadyuva a la descomposición del tejido social en nuestro país.
Otra cuestión a destacar tiene que ver con la riqueza que brinda el trabajo desde
una lógica de interacción cara a cara, que permite mirar de cerca aspectos
subjetivos, intersubjetivos y culturales de la vida estos adolescentes. Se trata de
una experiencia que me permitió hacer prácticos conocimientos que hasta ese
momento sólo eran parte de la teoría que aprendí durante mi formación en la
licenciatura.

Sin duda alguna se trata de una experiencia laboral que para algunos académicos
no es sino parte de un trabajo de campo prolongado, al estilo del que realizaban
los antropólogos en el siglo pasado. Lo que es muy cierto es que, dados los
contextos desde los que se labora, este trabajo lleva intrínsecamente riesgos,
esencialmente, a la salud física y psicológica que si no se ponderan pronto pueden
llegar a ser catastróficos no sólo para el psicólogo social que ahí trabaja sino para
cualquier profesional que decida laborar en estos contextos, ya que la amenaza de
ser objeto de agresiones físicas y psicológicas está siempre latente, no sólo por
las representaciones sociales construidas en torno a la población que se atiende.
En este sentido las prisiones, incluso las juveniles, son en sí mismas espacios
fecundos y proclives a la reproducción de la violencia que se gesta socialmente, si
esto es así, la que tiene lugar en estos espacios se puede llegar a reproducir, con
relativa facilidad, por cualquier actor involucrado.

292
Por último, desde una visión sistémica y estructural de lo social, los adolescentes
en conflicto con la ley son también consecuencia del fracaso del Sistema
Educativo, sobre todo en el nivel básico, ya que se ha podido observar que dicho
sistema es incapaz de contener en sus establecimientos a los jóvenes menos
favorecidos o a quienes se encuentran en situaciones de riesgo, de manera que
su exclusión y su eventual expulsión se vuelve una cuestión obvia y que el sistema
educativo facilita más temprano que tarde.

Referencias

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Norte y Casa Juan Pablos.

294
Capítulo 14. A sangre fría: reflexiones sobre la práctica
profesional del psicólogo social Pablo Carlos Rivera Valencia.
Ma. Cristina Fuentes Zurita y Victor Gerardo Cárdenas González.

La narración de Pablo sobre su desempeño profesional, nos deja una profunda y


rica reflexión sobre el papel de los psicólogos sociales al insertarse en el campo
de trabajo actual. Nos da cuenta de su experiencia al laborar con los jóvenes en
conflicto con la ley, durante el complicado proceso de construcción y aplicación
del modelo Atención Comunitaria Integral para Adolescentes (ACIA), enmarcado y
soportado en el metamodelo ECO2, el cual nos describe.
Su inserción se lleva a cabo justamente en el momento de transición de la
operación federal de estos servicios a la del Gobierno del Distrito Federal, a cargo
de la Dirección General para el Tratamiento de Adolescentes (DGTPA), del
sistema penitenciario del GDF.
Su trabajo fue en escenarios en donde el tiempo se transforma en el espacio de la
intervención, sin lugar para el encuentro con el otro, para la identidad, para lo
humano, de ahí una de sus complejidades, y sin embargo Pablo los logra.
Espacio-tiempo-comunicación sintetizan lo que puede denominarse el dispositivo
que creó Pablo para enfrentar situaciones en que la privación de libertad, los
procesos de estigmatización y reconstrucción de las identidades, las violencias, la
convergencia de carencias de todo tipo, abren a pesar de todo, un breve espacio.
Espacios intersticiales para la escucha, el acompañamiento, la realización de
actividades y eventualmente la creación de elementos de procesos de reflexión o
análisis de las trayectorias de estos jóvenes con miras a una, aún no totalmente
definida, reinserción social.
Para lograr lo anterior, el proceso de reflexión/ intervención/implicación de Pablo
fue veloz, a pesar de estar siempre en el filo de la navaja, pues de acuerdo con
Maffesoli, 1977, pensamos que el proceso de involucramiento del profesionista
con sus “sujetos”, lleva al análisis de la coyuntura y la situación en un constante
esfuerzo de deconstrucción de lo cotidiano.

295
En efecto, tal y como nos lo refiere o da a ver Pablo, los jóvenes ahí recluidos,
están siempre en transición, su permanencia es indefinida, pero además, ellos
piensan y actúan rápidamente, la movilidad es parte de la lógica social en que
están insertos. La juventud es esencialmente una condición caracterizada por el
cambio y en este contexto, con estos jóvenes más que en otros, por un cambio sin
un rumbo o proyecto claro; parecería que es más bien una sucesión de instantes
que crean al momento en el presente como horizonte vital. En ese escenario
cambiante y lleno de ambigüedades –la ambivalencia del objeto social como
señalara Maffesoli (1993)- es que se implementa una estrategia para favorecer la
reinserción social de jóvenes en conflicto con la ley.
Por lo anterior nos parece que es difícil llenar un gran hueco en el proceso de
tratamiento para adolescentes en conflicto con la ley; están presentes temas
éticos, formas estéticas atrapadas en identificaciones fugaces que les dan cinco
minutos de sentido adrenalínico, el tema de temporalidad y la identidad de lugar
ausente.
Este hueco es al que Pablo se asomó, vacio en el que se conjugan identidades,
procesos de institucionalización, de estigmatización y exclusión social, con
vivencias emocionales fuertes, pero logró atisbos de algunos procesos dialógicos
y reflexivos que finalmente, en conjunto, son también parte de un sistema de
prácticas sociales que pueden – o no- favorecer la reproducción del orden social
establecido en el que estos jóvenes se ubican como marginales y antagonistas.
Hay, sin duda muchas vertientes de análisis en esta experiencia profesional pero
el destacar algunas de ellas es un inicio de explicitación de los procesos sociales
que se mueven en esos contextos.
Resulta muy interesante analizar la relación entre los menores y los profesionales;
es un juego sumamente complejo en el que sin duda intervienen elementos
dramatúrgicos (en el sentido de Goffman): hay un despliegue (tanto para los
profesionales como para los otros menores) de conductas agresivas, exageración
de algunos rasgos pero también ocultamiento de otros, engaño, secrecía, un
conjunto de rituales de interacción que sólo pueden descifrarse con el
conocimiento de primera mano de los “actores” de este tipo de escenarios.

296
Pablo nos revela varias interrogantes
¿Qué tanto los jóvenes han asumido la identidad de delincuentes? ¿Están
recluidos o confinados? ¿En qué medida representan papeles que creen que
deben representar dado el contexto en que se encuentran? ¿Existen elementos de
una identidad diferente en ellos? ¿En qué medida el grupo real o imaginario limita
sus posibilidades de transformación?
Estos cuestionamientos apuntan a la necesidad de comprensión de los menores
en conflicto con la ley no como individuos sino como sujetos sociales con
identidades fuertemente ligadas a los grupos y las situaciones que han vivido, a
las redes de relaciones, a las imágenes que se forman de sí mismos como grupo
en una sociedad.
Estos cuestionamientos son válidos tanto para el grupo de menores en conflicto
con la ley como para la contraparte: el equipo de profesionales que los atiende y
pretende ayudarlos en un proceso de transformación, que desde este punto de
vista no es solo un cambio conductual sino un proceso de construcción de una
identidad diferente.
La lectura nos deja además de un sentimiento de respeto, una fuerte impresión
por el esfuerzo doble que algunos egresados de la carrera tienen que hacer para
enfrentarse a este mundo laboral, signado por la precariedad, por la crisis social
actual de las instituciones, por la violencia interpersonal, social, estructural y
simbólica, por la incertidumbre y los vaivenes de las políticas públicas así como
por los claroscuros de las estructuras burocrático-administrativas.
Ellos realizan intervenciones abordando verdaderos problemas de la condición
humana, lo hacen corriendo no pocos riesgos pero lo tienen que hacer “a sangre
fría”. Creando espacios de autoformación, de reflexión y diálogo con compañeros,
con expertos, con la literatura disponible, y, lo que puede ser lo más relevante, con
su identidad de psicólogo social y un sentido crítico desarrollado a partir de sus
propias experiencias.
Ellos conviven con la violencia cotidianamente pero requieren un distanciamiento
que permita algún grado de análisis y elaboración conceptual (Zizek, 2009); la sola
vivencia emocional del sufrimiento social no es suficiente. Ellos ponen en

297
operación, introducen al sistema, formas de interacción o de relación social que en
sí mismas constituyen una herramienta puesta al servicio de un proyecto, en este
caso, de reinserción social; se relacionan con los adolescentes en tanto
profesionales pero ponen mucho de su compromiso como personas en esa tarea.

Esta experiencia necesariamente nos cuestiona:


Qué fácil resulta, desde el sillón, lejos del peligro,
sostener un talante de superioridad.
Susan Sontag

¿Qué tanto puede aprenderse desde la academia o la enseñanza, de estas


experiencias profesionales?
Los comentarios que podemos hacer los organizamos en los siguientes puntos:

1. La convicción de trabajar con herramientas de la psicología social nos


resultó no solo interesante sino también conmovedora. El esfuerzo por
utilizar la etnografía, la entrevista, las representaciones sociales para poder
intervenir profesionalmente, ganar un lugar y crear “micro-espacios o
momentos conversacionales” son de reconocerse.
2. Utilizan su identidad profesional, sus habilidades y saberes como “escudo
para la batalla” pero en realidad se enfrentan con lo que son; la creatividad,
la intuición y el respeto surgen como recursos “profesionales” para
intervenir. Lo anterior nos hacen recordar el señalamiento de Susan Sontag
(2004): Frente al dolor de los demás, contamos con nosotros mismos, con
nuestra propia humanidad.
3. Otro asunto importante es apuntar algunas reflexiones sobre la
problemática de fondo planteada y que gira en torno al joven y la violencia.
Al respecto destacamos los siguientes elementos:
3a) El papel de la exclusión: pobreza y educación;
3b) El papel de la transformación de la subjetividad en el consumo;
3c) El papel de la precarización de la familia y su ausencia como institución
(ni simbólica, ni real) que genere normas o estructuras valorativas que

298
puedan oponerse a las fuerzas que empujan a los jóvenes a las adicciones
o al delito como forma de vida.
3d) El papel de la economía amoral: la violencia de la moneda.

1.- Esta experiencia profesional nos muestra un esfuerzo por hacer de los
referentes psicosociales, de las teorías y metodologías, una plataforma para
interpretar las situaciones o los procesos involucrados en el proceso de
reinserción social. Es interesante cómo el egresado hace una diferencia que
resulta crítica entre lo que es el meta-modelo que enmarca formalmente sus
estrategias de intervención y las estrategias concretas que implementan. La forma
en que analiza las situaciones sugiere una perspectiva psicosocial que se decanta
hacia aspectos fenomenológicos y de la vida cotidiana. La lectura de algunos de
los problemas en términos de identidades, de estigma y exclusión social nos deja
ver la adopción de unos supuestos o principios orientadores que dan lugar a una
comprensión psicosocial de los actores, de la problemática de fondo: la violencia y
del proceso de reinserción social.

2.- La identidad del profesional se construye en este proceso dialógico y de


interacción con los otros que en este caso también son los menores en conflicto
con la ley. Se construye también en el análisis de las trayectorias y los proyectos.
La identidad profesional también es parte de las herramientas de estos
profesionales, a partir de esa identidad es que se relacionan con los otros, es el
papel que representan, mediante este papel se expresan y juegan un juego de
estrategia. Pero cada encuentro con los otros- con los jóvenes-, cada estrategia de
intervención puesta en práctica adquiere una dimensión ética (finalmente, es un
encuentro entre modos de vida distintos), además, se trata de encuentros abiertos,
a veces poco estructurados que desafían una problematización unidireccional (del
experto hacia los sujetos), es decir, son encuentros que ponen en juego la propia
identidad del profesional, ampliándola. Como se ha señalado, las situaciones y
experiencias que viven, que ponen en ocasiones en peligro su propia integridad,

299
también favorecen la intervención de aspectos identitarios ya no profesionales sino
personales. La identidad profesional puede ser un escudo o una herramienta pero
en el extremo, los profesionales se relacionan con los jóvenes con lo que son,
como personas, con un conjunto de herramientas éticas, políticas, estéticas, con
una serie de compromisos y límites.

3.- Para comprender esta actividad profesional hoy hay que asumir la
incertidumbre, la contradicción, la ambigüedad, el cambio, la polisemia y el
relativismo. Las dicotomías dejan de ser útiles como metáforas. Operan otros
elementos en el contexto.
3a) El papel de la exclusión: pobreza y educación.
Datos reportados por Olvera (2010), entonces Directora Ejecutiva de Tratamiento
a Menores en el Gobierno del Distrito Federal, el 78.8 % de los adolescentes en
conflicto con la ley en el Distrito Federal tienen una escolaridad de secundaria o
menor y el 62% ha desertado del sistema educativo. El 34% tiene a alguno de sus
padres con antecedentes penales y 14% de ellos tienen a otros familiares presos.
Desligados de la escuela y enredados en grupos que participan en actividades
delictivas, sin un apoyo familiar positivo, estos jóvenes se ubican en el extremo del
continuo de varios de los llamados factores de riesgo y protección.
Adicionalmente, considerando que “los delitos suben igual que la inequidad”, como
ha afirmado Elías Carranza, Director del Instituto Latinoamericano de las Naciones
Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento de Delincuentes (ILANUD) al
documentar el origen social –desfavorecido-de la mayor parte de las personas
privadas de libertad y el hecho de que el 80% de los menores en conflicto con la
ley han cometido delitos contra la propiedad (y de poca monta) y otros delitos no
graves, es necesario analizar estos datos en función de condicionantes
estructurales que afectan a toda la región y que hacen previsible el aumento de la
criminalidad (1997). Es urgente la creación de respuestas no sólo penales a
ciertos tipos de delitos que actualmente son en sí mismas (las respuestas penales)
un factor de riesgo para el escalamiento de la peligrosidad de los jóvenes que se

300
han iniciado en la comisión de delitos. (La postura expresada por Carranza en
1997 es tan válida hoy como en esos años).
Estos datos expresan la posición de desventaja en la estructura social de estos
jóvenes que incrementa el riesgo de involucrarse en conductas que ponen en
peligro su integridad y las de los demás.
Entre pobreza y marginalidad, los jóvenes tienen mayor probabilidad de crear una
identidad justamente con estos elementos. Además, viven en una sociedad con
instituciones débiles (familia y escuela), que ya no controlan ni crean solidaridades
ni vínculos fuertes, más bien, parecen favorecer la creación de individuos
propensos a las asociaciones voluntaristas, flexibles y cambiantes y que persiguen
básicamente fines individuales y a corto plazo.
No parece haber una oferta educativa o formativa que los eduque aun por fuera de
las instituciones, ni cuentan con acceso a una oferta cultural que les permita
detenerse a pensar la acción, a saber la diferencia entre hacer lo que se quiere y
hacer lo que se les da la gana; a valorar otras formas de interacción social a
exponerse a espacios de construcción de la subjetividad para el autocontrol y
deliberación de su libertad. Están atrapados sí, en la adicción, adheridos al
sufrimiento de sus juicios y emociones, atrapados en redes perversas, se
desfondan, pierden el piso, sin base para integrase a la sociedad, viven orillados
a la anomia. Es importante crear estrategias educativas para valorar su vida y la
de su comunidad. Enseñarles a reconocer sus recursos positivos. A decir de
Heidegger, el reconocimiento del otro y de lo que se tiene como recursos, como
patrimonio, genera civilidad y el encuentro con uno mismo (ser con otros en un
mundo común).

De cara a lo anterior, se necesitan más programas de intervención para conocer


sus derechos culturales y obligaciones, tiempo para desarrollar su civilidad
(ambos: los chicos de las comunidades para adolescentes y los alumnos de la
licenciatura -pero también sus profesores: nosotros) y por supuesto está el tema
del empleo, la necesidad de habilitarse para saber hacer algo más que integrarse
a las filas del narco o aumentar las cifras del desempleo.

301
3.b) El papel de la transformación de la subjetividad en el consumo.
El discurso dominante sobre la comisión de conductas delictivas en jóvenes se
centra o bien en las “fallas” de las instituciones socializadoras para el “control”;
para la constitución de sujetos que compartan una estructura normativa y
valorativa que favorezca la vida en común de manera pacífica o bien en las
anomalías, patologías, deficiencias o fallas de los propios sujetos considerados
como individuos o como grupos sociales. Existen explicaciones que ponen el
énfasis en las pautas de relación que resultan promovidas por las condiciones de
desigualdad a que son obligados a vivir estos jóvenes.
Pero, típicamente, este discurso omite el análisis de las desigualdades sociales o
de los elementos generales del funcionamiento de las sociedades
contemporáneas que condicionan los comportamientos violentos. Es un discurso
(de exclusión/inclusión) que parece decir que hay que modificar a los sujetos,
dejando todo lo demás igual, asumiendo que la estructura social es un punto fijo,
inamovible. Es un discurso que hace visible esta forma de violencia y al hacerlo,
oculta la violencia estructural y simbólica del orden social que le da lugar (Zizek,
2009). Implica que no es objeto de análisis la existencia vana, venial, exponencial
e ilusoria de esta sociedad de consumo, que utiliza sus deseos como despliegue
de opciones falsas para la expansión del mercado, por ejemplo.
Desde esta perspectiva, el conflicto con la ley no es en si el fondo del problema,
es más bien expresión de otro problema: el alto valor del dinero, del consumo, los
placeres y el “bienestar” en un contexto donde la gran parte de la población está
condenada a la carencia, las restricciones, la marginalidad, la falta de
oportunidades y además de todo, en una cercana convivencia entre opulencia y
precariedad; va creciendo una lógica de funcionamiento en la que la segregación
se va haciendo más evidente. Asumir el supuesto de que el problema son los
adolescentes, o que algo ha fallado en las instituciones socializadoras es en
realidad una postura complaciente que se niega a indagar el papel de las
estructuras objetivas en la creación de este tipo de subjetividad. El problema es
cómo los adolescentes pueden sobreponerse a estas adversidades para

302
desarrollar formas de interacción social positivas o para la creación de alguna
forma de capital social también positivo.

3c) El papel de la precarización de la familia.


Nuestro primer posicionamiento es el siguiente: suponer que existen
“disfuncionalidades” en la familia y que allí se encuentra el problema de la
delincuencia, creemos es sostener una mirada sumamente parcial. Es importante
una mirada con una perspectiva más amplia: las condiciones estructurales, los
procesos de exclusión y marginación social que condicionan la vida de muchas
familias generan una serie de males sociales que favorecen la emergencia del
delito como una forma de vida y/ o que debilitan las capacidades de la familia para
funcionar como factor de protección frente a riesgos de involucramiento en
actividades de este tipo, al mismo tiempo que disminuyen sus capacidades para
brindarles oportunidades de desarrollo.
El vínculo entre familia y comisión de delitos o, en el caso de menores, de
conflictos con la ley, es muy complejo; efectivamente, los datos indican que la
existencia de familiares involucrados en actividades delictivas incrementa de
manera importante la probabilidad de que los menores también resulten
involucrados y de que vean a este tipo de actividades como una opción de vida.
Sin embargo estos datos deben leerse considerando la influencia de factores que
tienen que ver con la pobreza o la marginalidad. Es decir ambos tipos de factores
interactúan incrementando la probabilidad de ciertas conductas de riesgo.

3.d) Según Aglietta y Orlean (1990), un fuerte regulador de las relaciones


sociales es la moneda. En otras palabras, su función es regular las relaciones.
Cuando hay un problema con la regulación de su valor, sobreviene la violencia. De
hecho, nos dicen que las relaciones son en sí violentas, a la manera en que
Rousseau lo plantea. En el estudio que realizan ambos sobre la historia de la
función monetaria, su evolución y rupturas en órdenes sociales anteriores,
argumentan a favor de esta tesis: la moneda deviene de un proceso social que
transforma la violencia en dinero. Solo así hay soberanía, gobierno, autoridad.

303
Hoy en día la riqueza es volátil y virtual. Se multiplica en las finanzas, es decir en
la bolsa, sin trabajo o producción de riqueza que medie, solo la especulación. Se
concentra en pocas manos, en monopolios y oligopolios de manera desmedida y
con desmesura. No está distribuida, no está regulada. Se gana dañando a la
naturaleza y contaminando. Se gana y maneja por la narco-política generando
empleos. Además se cree que con él dinero se entra al edén, comprándolo
aunque sea por un día. Los chicos no tienen dinero -ni sus madres- para comprar
su boleto de entrada. Recordemos un dato del trabajo de Pablo, el 40 % de los
que se encuentran encarcelados son por delitos menores como robo de celulares.
Sin dinero hay violencia y con dinero hay violencia. Si, el acompañamiento no es
suficiente, se requiere de una política de estado para los jóvenes en conflicto con
la ley y no, holista, integral.

Comentarios finales.
El capítulo sobre los jóvenes en conflicto con la ley nos presenta dos realidades
frente a las cuales la psicología social puede interrogarse:

1) ¿Son suficientes las herramientas que se le ofrecen al estudiante durante la


carrera para este tipo de trabajos vinculados con el sufrimiento social? o
¿se tiene que incluir una formación que vincule lo académico con lo
personal como la ética y la estética?
2) ¿Cuáles son las herramientas mínimas a manejar en estos ambientes
como recursos para abordar el sufrimiento social?
Finalmente nos preguntamos de qué nos sirven estos análisis de orden más bien
teórico, si la emergencia de la intervención que tenemos que construir es tan
urgente y compleja ¿Cómo habilitar a los jóvenes psicólogos sociales para que se
mantengan de pie en ambientes tan devastadores? Necesitamos más análisis de
contextos para el diseño de intervenciones necesarias en el campo de trabajo,
como la reportada.

304
No nos queda más que felicitar a Pablo por su entereza y decirle que ya está en el
camino, que lo disfrute y se enriquezca de él, “no será fácil pero si importante” y
decirle que es y será un excelente psicólogo social: su sociedad le duele y actúa.

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Ciencia y Desarrollo, Noviembre-enero. Recuperado de
http://www.detm.df.gob.mx/wp-content/uploads/2011/03/Raquel-Olvera-
Adolescentes-en-Conflicto-con-la-Ley.pdf
Sontag. S. (2004). Ante el dolor de los demás, Madrid: Santillana.
Zizek, S. (2009). Sobre la Violencia. Seis reflexiones marginales. Barcelona:
Paidós.

305
Capítulo 15. Conocimiento práctico personal: actitudes y
predisposiciones propias de una psicóloga social, creencias,
convicciones y “sensibilidades” psicosociales. Joanna Flores
Villagarcía.

RESUMEN

Existen muchas creencias alrededor de la educación, una de ellas es que ayudará


al mejoramiento económico, de ahí la frase “para vivir mejor hay que estudiar”.
Esta creencia se ha convertido poco a poco en una creencia falsa: no siempre las
personas que más estudian son las que gozan de una mejor situación económica.
Sin embargo, si bien la educación ha dejado de proporcionar estabilidad
económica, sí ofrece otros beneficios: un pensamiento crítico, una diversidad de
experiencias, así como una gama de perspectivas para ver la vida cotidiana de
una manera más crítica y para el logro de una realización en el campo laboral.
También ofrece la satisfacción personal de desarrollarse en las actividades que a
uno más le satisfacen.
En los últimos años conseguir empleo siendo recién egresado de cualquier carrera
universitaria se ha vuelto una tarea difícil. Para la psicología social la problemática
no es distinta, por lo que en esta tarea es importante estar dotado de otras
habilidades que no son precisamente los conocimientos adquiridos durante la
licenciatura, es por ello la razón de este capítulo: el rescatar algunas creencias y
convicciones que como psicóloga social tengo y que me han sido útiles en el área
laboral.

306
Mi Inserción Laboral.

Mi inserción laboral fue complicada debido a que tardé un año en conseguir mi


primer empleo. Antes de conseguirlo, hacía talleres por mi parte o daba
conferencias en donde me abrieran un espacio, con el objetivo de hacer
currículum, de adquirir experiencia. Dar talleres de forma gratuita o dar
conferencias fue vinculándome con otras instituciones, las cuales no podían
emplearme, pero podían abrirme un espacio para enlazarme con otras, como
escuelas, en las que si pudiera ofrecer mis servicios. Así fue el caso con el
Instituto de la Juventud de Coacalco (ICOJUVE); cuando en una ocasión iba
caminando por la esquina de mi casa, ahí se encuentra el Instituto de la Juventud
de mi municipio, vi muchas personas reunidas y me acerqué por curiosidad a ver
de qué se trataba, me senté a escuchar y comenzaron a hablar sobre un evento
que habría en el municipio por parte de este instituto.
Al evento irían grupos de rock que comienzan a tocar, escuelas que
promocionarían su oferta educativa, grupos culturales de baile, entre otros. Al final
de la junta me acerqué con uno de los organizadores y le comenté mi situación, le
pregunte sobre la opción de abrirme un espacio para una conferencia. Ellos me
aceptaron con agrado y dijeron que también llevara mi currículum, porque muchas
escuelas irían y podría ser una forma de abrirme camino.
Para la conferencia me basé en un taller que había armado durante el servicio
social, se me hizo buena opción comenzar con eso, o con mi trabajo de
investigación. Esa vez me acompañó uno de mis amigos y colega a dar la
conferencia, la organizamos y la presentamos entre los dos. Esta experiencia fue
interesante ya que no habíamos dado conferencias en otros lugares que no fuera
la universidad, no sabíamos cómo iba a responder el público. La experiencia fue
grata ya que hubo interés y participación de los asistentes, incluso se formó un
debate. La temática que se expuso fue “violencia en las relaciones de pareja” e
incluía el embarazo en la adolescencia. La población a la que nos dirigimos en ese
momento fue a jóvenes de bachillerato del CECyTEM Coacalco. La idea nos
pareció buena: ir impartiendo talleres o conferencias en escuelas, o lugares donde
nos abrieran un espacio. En algunas tuvimos éxito porque hubo interés y

307
participación de la población, en otras no, porque no tuvimos asistentes, sin
embargo no nos desanimamos y continuamos con el proyecto.
Mientras dábamos conferencias y talleres por cuenta propia, también buscaba
trabajo. Siempre que iba a buscar trabajo, las preguntas era las mismas: ¿Eres
psicóloga social? ¿Qué es eso de la psicología Social? ¿No sabes dar terapia,
verdad? y hacían expresiones, muecas, mientras me cuestionaban. Mi respuesta
siempre era parecida: se puede crear pensamientos en un grupo, que poco a poco
mediante la sensibilización puedan modificar algunas prácticas violentas, ya que
trato de buscar empleos con población de jóvenes o niños para prevenir violencia
o para la sensibilización ante esta.
La convicción de que se crean pensamientos en grupo la retomo de Charles
Sanders Pierce (citado en Christlieb, 1994) al decir, “al igual que decimos que el
cuerpo está en movimiento y no que el movimiento está en el cuerpo, deberíamos
decir que nosotros estamos en el pensamiento y no el pensamiento está en
nosotros”.
Cuando busco empleo trato de que este, esté siempre involucrado con el trabajo
en grupo, con la promoción de la no violencia; promoviendo una educación en
valores. Busco lugares donde pueda sensibilizar ante diferentes aspectos, donde
mi desempeño siempre pueda estar relacionado con la educación para la paz.
Poco tiempo después de estar dando talleres y conferencias de forma
independiente encontré trabajo por medio de la página de internet;
empleo.gob.mx, pero ahora para una Asociación Civil. La vacante de empleo iba
dirigida a sociólogos y trabajadores sociales, sin embargo, al ver las
características y el desempeño que se pedía, creí que como psicóloga social,
también podía desarrollarlo. La labor que hace la Asociación Civil es que trabajaba
por proyectos para los municipios del Estado de México con el programa “Rescate
de Espacios Públicos” de SEDESOL en conjunto con cada municipio. SEDESOL
otorga un financiamiento a cada municipio, para rescatar áreas comunes. Para
llevar a cabo este programa, cada municipio tiene que lanzar una convocatoria,
para que diferentes asociaciones civiles entren a concursar por el proyecto. Una
vez que una asociación gana la licitación se empiezan a llevar a cabo las acciones

308
para rescatar determinados espacios públicos en un municipio. Estos espacios se
encuentran abandonados, en mal estado o no existen y son un peligro para sus
habitantes. Rescatar espacios significa rescatarlos de la delincuencia, del
narcomenudeo o del abandono, con el objetivo de que dejen de ser un peligro
para sus habitantes y que la comunidad no sienta miedo al transitar por ellos, sino
que la comunidad se sienta identificada con esos lugares, hasta apropiarse de
ellos y ser ella misma, la población, la que se dedique a cuidarlos, mantenerlos y
conservarlos.
El programa Rescate de Espacios Públicos se divide en dos etapas. En la primera
se hace una obra pública o física en algún parque o espacio que esté olvidado y
muy maltratado. En esta etapa el espacio se reconstruye, creando o renovando un
parque, que tenga espacios para el deporte, ya sea con canchas de futbol, o de
basquetbol, de frontón, o con juegos infantiles. Una vez que la obra física está
construida o en proceso, se lleva a cabo la segunda etapa, que va enfocada al
aspecto social; en la cual se dan talleres con la finalidad de que la comunidad una
vez que se sienta atraída por el lugar renovado, tome interés en este para
conservarlo, logrando identidad con el nuevo espacio y que este permanezca,
siendo la misma población la encargada de cuidar, proteger y velar por el nuevo
espacio.
A su vez, esta segunda etapa se divide en dos, una es promoviendo actividades
culturales, deportivas, de medio ambiente, y de conformación social, y la segunda
es de sensibilización ante la violencia, la equidad de género y las conductas de
riesgo. La primera etapa tiene el objetivo de que la población comience a
involucrarse, haciéndose responsable del cuidado de este nuevo espacio,
generando redes sociales, redes que den apoyo y refuercen la relación entre los
pobladores. La segunda etapa tiene el objetivo de crear conciencia y
sensibilización ante los diferentes escenarios de la violencia desde una
perspectiva de equidad de género, así como, promover conductas sanas que
fomenten la salud. Por lo tanto se imparten talleres relacionados con la prevención
de la violencia, ya sea en el noviazgo, la familia, la escuela, entre géneros, hacia
los niños o hacia adultos mayores, También se trabaja, la prevención de

309
adicciones, de conductas alimentarias de riesgo y de promoción de valores. La
lista de los talleres impartidos en cada municipio depende de lo que el municipio
solicite, sin embargo, las temáticas son similares. La lista de talleres a impartir era:
prevención de violencia en el noviazgo, prevención de la violencia de género,
comunicación en las relaciones de pareja, prevención de las ETS, prevención de
embarazo durante la adolescencia, prevención de adicciones, prevención de
conductas de riesgo, prevención de conductas alimentarias de riesgo, democracia
familiar, escuela para padres, prevención de violencia a adultos mayores,
prevención de la violencia infantil, prevención del abuso infantil y prevención de la
violencia escolar, en particular del bullying.
Es importante señalar que en ocasiones los talleres solicitados por el municipio no
coincidían con las problemáticas que este tenía, o los temas que solicitaba eran
muy amplios, por lo que, pedíamos a las escuelas y en especial al director, que
nos platicara sobre las problemáticas que la escuela tenía y modificábamos el
taller de acuerdo a lo que requería.
La línea teórico-metodológica con la que se trabajaba dependía de cada uno de
los talleristas, pero al momento de planear los talleres, el grupo de psicólogos que
ahí trabajábamos le dimos una tendencia hacia la equidad de género.
La población que se atiende es amplia, ya que va desde la población infantil, de
preescolar, hasta adultos mayores. El trabajo se hace en escuelas públicas que
estén alrededor del espacio público rescatado; se trabajaba con los alumnos,
madres y padres de familia, así como abuelos y abuelas que se dedican al
cuidado de los alumnos. Pocas veces se trabajó con docentes, ya que no pueden
abandonar a los grupos, si entraba un profesor era porque estaba en ese
momento a cargo del grupo.
En esa ocasión, los municipios en los que se incidió fueron Coacalco, Ayapango,
Ixtapaluca y La Paz. Solo para el caso de Ayapango se tomaron escuelas que no
estaban frente al espacio rescatado, esto se debió a que en este municipio no
existen tantas escuelas; solo hay una primaria con dos turnos, una secundaria y
una preparatoria. En las tres escuelas la población en general es pequeña, ya que
tienen grupos de entre 20 y 40 alumnos.

310
En general, la población a la que se atiende radica en zonas vulnerables. En todos
los municipios con excepción de Ayapango las zonas son urbanas o semiurbanas,
por lo tanto la población a la que se atiende asiste a escuelas que corresponden
con este contexto. Por ejemplo, hay escuelas con paredes muy altas, con mayas
arriba de las paredes, los colores son oscuros, desde el rojo quemado del tabique,
hasta colores grises con vino en los pilares. Muchas de ellas son escuelas muy
grandes con 2 o 3 patios. En cambio, en el municipio de Ayapango, las escuelas
tienen bardas, pero no muy altas, la puerta está abierta y el bachillerato solo tiene
una malla ciclónica que marca el terreno de la escuela.
En el caso del nivel bachillerato algunas de las jóvenes pasaban por embarazos
prematuros, razón por la cual muchas escuelas abrían las puertas de su
institución, porque es una problemática común, que les interesaba atender. En
algunas secundarias tenían la misma problemática, aunque con casos muy
aislados y solamente en las zonas urbanas o semiurbanas.
Un caso muy particular fue en una escuela de preescolar del municipio de
Coacalco (zona urbana); no contaba con las paredes altas, ni con las mayas
electrificadas sobre las paredes, solo contaba con una pared alrededor de 1.20 m.
con unos barrotes, encima de ellos. Pero que no alcanzaban gran altura, por lo
que resulta sencillo saltarse de un lado a otro. La directora de este preescolar nos
decía que en varias ocasiones han encontrado a bandas de chicos drogándose en
el jardín de la escuela, que la población que vive a los alrededores de la escuela
en fines de semana se saltaban para jugar futbol, nos comentó que el municipio
les había equipado con computadoras que al poco tiempo se robaron. Cuando
asistimos a este preescolar colocamos lonas y carteles como propaganda, que se
pusieron en un inicio fuera del plantel, pero se los robaron de un día a otro, así
que decidimos ponerlas dentro de la escuela, afuera de los salones y aun así
fueron robados.

¿Qué Hace un Tallerista? Y ¿Cómo lo Hace?


Las funciones que se tenían en la asociación como tallerista eran diversas: diseñar
los talleres o conferencias, diseñar las diapositivas, seleccionar la información, las

311
imágenes, los videos a transmitir, las dinámicas a realizar para cada taller elaborar
las cartas descriptivas, elaborar las cotizaciones para los talleres, las cartas de
viabilidad, que incluye los gastos que se hacen por cada taller, los informes por
cada taller, para comprobar que se llevaron a cabo; impartir las conferencias o
talleres, tomar fotografías como evidencias, poner propaganda y distribuirla, hacer
cita con las escuelas, pedir reconocimientos en cada institución en donde se
impartían las conferencias, establecer acuerdos con los municipios sobre las
acciones que se llevarían a cabo, dar apoyo en los eventos culturales y deportivos
que se implementan.
La forma en que nos organizábamos para llevar a cabo el proyecto dependía del
lugar en donde viviéramos, ya que habían contratado psicólogos que estuvieran
en los alrededores de Coacalco y La Paz, fue así que nos dividieron. Una vez ya
divididos para impartir talleres, nos subdividimos en pares para llevar a cabo una
conferencia, mientras uno impartía la conferencia el otro auxiliaba tomando fotos,
repartiendo material o apoyando en comentarios que retroalimentaban la
conferencia. Al igual que en la elaboración de informes, nos repartíamos de
acuerdo a los temáticas que cada uno de nosotros había abordado.
Entre nosotros había un psicólogo que ocupaba el mismo puesto que nosotros, sin
embargo, él llevaba más tiempo laborando dentro de la fundación, motivo por el
cual se convirtió en un “capacitador” o “coordinador”. Lo fue en un inicio mientras
nos adaptábamos al trabajo. Por medio de él es que se nos daban las órdenes del
día, el trabajo que se iba a elaborar, el lugar a donde íbamos a ir, los temas que
íbamos a abordar.
Nuestro jefe inmediato era un ingeniero quien se encargaba de meter las
licitaciones a cada municipio, para llevar los acuerdos que se hacían con cada
municipio, así como presentar las cartas descriptivas y de viabilidad a cada jefe de
obras públicas de los diferentes municipios. Él junto con su cuñado eran los
dueños de la asociación civil.

312
Labor de la Institución Vista desde la Psicología Social
El trabajo de la institución iba dirigido a la comunidad pero aproximándonos desde
otras instituciones como son las escuelas, ya que son lugares en los que
convergen distintas poblaciones; no solo se involucran, niños y profesores, sino
también padres, madres, abuelas y abuelos. Se hacia el trabajo vinculado a otras
instituciones escolares ya que, en lugares urbanos o semiurbanos es complicado
convocar a la población y que ésta se interese por las temas a tratar, sin que haya
de por medio algún beneficio físico inmediato, como son las despensas, una beca
o un apoyo económico.
Desde la perspectiva de la psicología Social, lo que pretende el proyecto y por
consiguiente la asociación civil es crear redes sociales en cada una de las áreas
rescatadas y sobre todo, coadyuvar a la formación de estas redes en las zonas
urbanas o semiurbanas, ya que el individualismo es más común en este tipo de
comunidades.
Dentro de los talleres existe uno con este nombre, creación de redes sociales.
Aunque es parte de los talleres relacionados con la contraloría social, su objetivo
es que una parte de la comunidad se integre al proyecto con la finalidad de cuidar
que las acciones planteadas por el ayuntamiento a la asociación se lleven a cabo,
es decir, es la encargada de que la asociación esté haciendo su trabajo.
Es por medio de las diferentes actividades, ya sean culturales o deportivas, de
conformación social o las de sensibilización, que la población va convergiendo en
los mismos espacios, se va conociendo y participando en actividades que les
resultan atractivas.
Al incluir talleres con el nombre de contraloría social, este grupo es el encargado
de vigilar que los espacios se sigan conservando. Una vez que el trabajo de la
asociación y del municipio ha concluido, está el interés de que los espacios se
conserven y permanezcan, pero sin la necesidad de que el municipio los esté
vigilando, por lo tanto que la conservación de este lugar quede a cargo de sus
propios habitantes. Los integrantes de la red social se convertirán en policías
comunitarios, con los cuales la población debe sentirse identificada. Estas redes

313
deben de ir creciendo por lo que se fomenta en la comunidad el crear relaciones
interpersonales libres de violencia, basadas en la equidad de género.
Otros objetivos de la institución son lograr identidad entre los pobladores y el
espacio público rescatado. La razón por la que pretende generar esta identidad es
para que las personas logren apropiarse del espacio y lo cuiden. Desvanecer las
ideas de que el parque es parte del municipio, que el gobierno lo hizo y él es el
que debe mantenerlo. En cambio, promovemos la idea de que ese espacio es
parte de su comunidad, una parte de su entorno donde comparten diversas
experiencias. Al hacerlo promovemos cambios en las atribuciones y significados y
contribuimos a que se preocupan por mantenerlo y cuidarlo. Para esto es que se
hacen los eventos culturales y deportivos.
A diferencia de los talleres, la convocatoria a estos eventos es más atractiva para
la población; genera un vínculo más fuerte con ella, en particular, los talleres o
eventos de graffiti donde diferentes jóvenes concursan haciendo sus graffitis en
mamparas. El objetivo de estos talleres y eventos es espacial: que los jóvenes
sientan un vínculo con el espacio y que su forma de expresión no se vea coartada,
abriendo el espacio para esta expresión artística, y que lo hagan en espacios
establecidos para ello sin transgredir otros espacios, públicos o privados.
Vincular generando identidades, significados, redes sociales en la población, para
que ella se apropie del espacio y lo conserve, sin esperar que otro, o que el
gobierno del municipio lo cuide y mantenga. Esto es algo que se les explicaba en
los talleres, siempre empezábamos presentándonos con nuestro nombre, nuestra
licenciatura, de qué asociación civil veníamos y la razón por la que estábamos ahí:
les mencionábamos el lugar que se estaba remodelando y que por ello se veían
beneficiados en recibir este tipo de talleres de forma gratuita, con el objetivo de
que conocieran el proyecto y se preocuparan por mantenerlo.

Habilidades profesionales.
Una vez que nos presentábamos en las instituciones educativas, el trabajo como
tallerista se basaba mucho en las habilidades que cada uno tenía y eso modificaba
y variaba el cómo se impartía el taller y el impacto que tenía en la población.

314
Algunos de los talleristas, y me parece que yo misma en un inicio, manejábamos
el taller como un soliloquio y eso suele hacer monótona y sin interés la
conferencia. Sin embargo, conforme se va adquiriendo experiencia y se va
perdiendo el miedo al público se desarrollan habilidades. Entre las habilidades que
se deben tener está la de observación; ésta se va desarrollando durante la
carrera, recuerdo varias materias en la que se nos pedía que fuéramos
observadores. Observar ayuda a saber quién está disperso, a quién le genera
determinados sentimientos, cómo se encuentra el grupo, quién cree saber todo del
tema, si les resulta aburrido o sin interés. Pero esta observación no solo se da
durante el taller sino también antes y después del mismo. Se observa a los
estudiantes afuera de las escuelas, en los lugares que visitan, en las horas libres o
de recreo. Se observa la forma de las relaciones interpersonales, entre iguales,
entre profesores y alumnos, entre grupos de la comunidad.
Otra habilidad que permite un mayor acercamiento con la población es la de saber
escuchar, no solo oír, porque oímos muchas cosas, pero escuchar las opiniones,
las inquietudes, las dudas y las necesidades de otros, para establecer un dialogo,
y permitir que el taller sea más dinámico y no unilateral. Aún a pesar de que los
talleres tengan el tiempo de una conferencia, con alrededor de una hora u hora y
media, saber escuchar permite que haya esta dinámica que no se ve en las
conferencias.
Un taller donde el facilitador tiene la habilidad de saber escuchar, permite que el
taller tenga mayor retroalimentación y cause dudas o inquietudes para ambas
partes, tanto para el facilitador como para los asistentes. Algunas de estas dudas
logran resolverse durante el mismo taller o se resuelven con la observación de la
comunidad.
Saber escuchar se relaciona con otra habilidad la cual es la empatía, la empatía
tiene que surgir de ambas partes, no solo del facilitador hacia los asistentes sino
también de los asistentes hacia el facilitador. Recuerdo que dentro del grupo de
psicólogos había uno que no lograba causar esta empatía en la mayoría de los
talleres. En lo particular creo que se debía a que no tenía buen dominio de los
otros temas o no tenía un dialogo aprendido.

315
El taller que lograba causar esa empatía en los asistentes era el taller de
prevención de las ETS, así como el de prevención de embarazo durante la
adolescencia; el momento en que lograba esa empatía era cuando explicaba el
uso correcto de los preservativos, aunque ya tenía un discurso hecho para este
momento, el cual repetía en todos los talleres, le funcionaba porque no tenía
habilidad de improvisar (más adelante hablaré de esta otra habilidad).
Establecer empatía en ambas partes es indispensable, en primera para establecer
un vínculo. Esta empatía se puede generar dependiendo de la población a la que
se dirija, no es lo mismo trabajar con niños de preescolar, o con niños de primaria,
o con jóvenes de secundaria o bachillerato que con padres de familia o abuelos o
adultos mayores que están a cargo del cuidado de los niños. Con los primeros hay
que tomar una actitud más relajada, que no es posible con los adultos. Esta
empatía se genera desde la presentación, con los niños y jóvenes se les pide que
se nos llame por nuestro nombre, les pedimos que nos respeten a nosotros y a
nuestro trabajo, con la participación por turnos, de igual forma les ofrecemos
respeto a ellos, por lo que no se les obliga a permanecer durante el taller.
Una de las cosas que hacíamos para lograr esta empatía, era no tomar el papel de
expertos, no hablar con tantos tecnicismos y poner ejemplos que podían actuarse,
y que vivían día a día. Cuando ellos nos veían actuar una situación les causaba
gracia, ampliando el margen para la participación y la sesión de preguntas. Los
talleres en que nosotros actuábamos eran el taller de prevención de violencia en el
noviazgo, el de comunicación en las relaciones de pareja y el de violencia de
género.
Para la actuación se simulaba una situación de violencia, se daba a conocer los
estilos de comunicación: agresivo, pasivo y asertivo, al final se les pedía que
dieran una solución de forma asertiva a la actuación, después de las sugerencias,
se volvía a actuar la situación pero con la solución asertiva.
Evitar ponerse en el papel del experto a nosotros nos permitía tomar esta actitud
más relajada y por ende podíamos sonreír, reírnos con ellos. Esta actitud de
nuestra parte les hacía sentir más confianza. Esta parte es esencial, ya que el

316
psicólogo que no lograba causar empatía en los asistentes, solía no sonreír ni
reírse con ellos.
Una de las cualidades de la empatía es que permite ponerse en el lugar del otro.
En el momento en que nosotros como facilitadores lográbamos ponernos en el
lugar de ellos, creábamos escenarios que estuvieran de acuerdo a sus
problemáticas o las situaciones que viven en su vida cotidiana, así como
dinámicas, ejemplos, conversaciones que se daban es su entorno. Por lo tanto,
ellos lograban identificarse con las diferentes situaciones, al grado de decirnos qué
dicen y cómo actúan en situaciones similares.
Sin embargo, al presentarnos con adultos, padres de familia y/o personas de la
tercera edad, se modificaba nuestra actitud, ya que se les informaba que se iba a
impartir un taller de escuela para padres, prevención de la violencia a adultos
mayores, democracia familiar u otro. Ellos esperan ver un experto en el tema,
alguien que los oriente como llevar la relación con sus hijos, padres o familiares
con los que viven día a día. La mejor forma de ser empáticos con ellos es generar
un ambiente de confianza, y este se gesta cuando los asistentes interrogan. En el
taller de escuela para padres o democracia familiar, algo que era común en los
asistentes era que nos cuestionaran, preguntándonos: ¿eres padre o eres madre?
¿Lo aplicas con tus hijos? Ninguno de los talleristas teníamos hijos, ni estábamos
casados. Para lo que nos poníamos en el papel de expertos, dando argumentos
como: son aspectos que se han investigado mucho. Por ejemplo, si se hablaba de
estilos de comunicación. Comparábamos el estilo asertivo con el agresivo o el
pasivo, al final de esta comparación se les recordaba que al final ellos son los que
elegían la forma en la que se comunicaban con sus hijos.
En mi caso, les hacía énfasis de que vivo con mis sobrinos y suelo establecer
reglas claras con ellos, que nunca acudo a los golpes como medio de castigo y
que me daba resultados, así otros papás daban sus experiencias. La confianza se
retroalimentaba con la participación de algunos padres, que decían habían asistido
a diferentes talleres de escuela para padres y solían aplicar el estilo democrático y
tienen la percepción de estar educando adecuadamente a sus hijos, porque ven
resultados en casa y en la escuela. Su participación era esencial en el

317
establecimiento de empatía y confianza de los padres, ya que compartían
experiencias que retroalimentaban el taller.
Al final, esta empatía se demostraba cuando los padres se acercaban a
preguntarnos si teníamos alguna página en internet, donde pudieran consultar la
información, o que donde vivíamos para que acudieran a terapia, o si en la
asociación civil había asistencia psicológica; en otros casos nos contaban
experiencias personales, sobre su familia y cómo podían resolverlas. Y las
felicitaciones por haber asistido. Les aclarábamos que no podíamos dar consulta y
que la asociación no tenía página de internet ni contaba con asistencia
psicológica, únicamente se dedicaba al rescate de espacios públicos.
Dentro de todas estas habilidades, he hablado mucho sobre asertividad, esta es
una de las habilidades que se va desarrollando durante este trabajo y que es
esencial. Es importante aprender a ser asertivo, ya que durante los diferentes
talleres se les promueve la asertividad y en varias ocasiones, cuando los
asistentes no saben cómo resolver un conflicto de forma asertiva, nosotros como
facilitadores teníamos que dar los primeros ejemplos, para que ellos fueran
creando los propios.
Por otro lado una más de las habilidades que se debe adquirir es la de expresión
verbal. Es importante saber usar los tonos de voz, para atraer la atención del
público. No quedarse en un solo lugar, estático. No arrastrar la voz ni hablar entre
dientes, expresar emociones sin miedo a que dejes de parecer el experto. Tener
dominio del tema, no inventar información; y finalmente, saber improvisar,
aclarando que con improvisar me refiero a que se debe ser flexible al poner
ejemplos, variarlos, modificarlos de acuerdo al grupo, a saber dar diferentes
soluciones en el marco de la asertividad. Al momento de actuar, etcétera.
Hay más habilidades que deben desarrollarse durante este trabajo, pero estas me
parecieron las más relevantes. Es importante aclarar que no se dan por separado,
sino que se mezclan. No se puede separar la observación del saber escuchar, ni
la empatía, ni de la asertividad o del saber expresarse. Todas ellas se van
mezclando unas con otras.

318
Como reiteradamente he dicho, había un grupo de psicólogos en la asociación
civil, de los cuales la mitad éramos psicólogos sociales. La otra mitad estaba
conformada por psicólogos humanistas, cognitivos, conductistas. Cada uno de los
psicólogos que estábamos ahí situaba las temáticas de acuerdo a la perspectiva
que cada uno manejaba.
Desde la psicología social, la perspectiva es distinta; se tiene una visión distinta,
que va más allá de la interacción interpersonal. Como psicólogos sociales
evaluábamos las escuelas, sus alrededores, los lugares de reunión, la estructura
física, los lugares que son de peligro dentro de la misma institución, la pintura de
las paredes, la estructura de los salones, escuchar los comentarios de algunos
profesores, así como, sus intereses y la comunicación con los alumnos, las
escuelas que había alrededor, los intereses de las y los jóvenes, la percepción que
tienen con ellos mismos. En el caso de violencia, la simbología alrededor de la
violencia y las relaciones de poder, entre otras muchas cosas.

Por otro lado, el trabajo dentro de la asociación no solo se enfoca en el ir a dar


talleres o conferencias a las escuelas, ni solo hacer cartas descriptivas o de
viabilidad; sino también en dar a conocer los talleres, por lo que en varias
ocasiones nos tocaba repartir propaganda o colocarla. Dar apoyo en los diferentes
eventos, ya sea en la toma de fotografías o en brindar materiales a los
participantes. Una más de las actividades extra, era establecer acuerdos con el
personal de obras públicas de cada municipio. Otra actividad extra para impartir
los talleres era la elaboración de material, en ocasiones teníamos que hacer
títeres para los talleres en preescolar o condoneras para los talleres de prevención
de embarazos y ETS.
La asociación era parte de una empresa de distribución. Es decir, que vendía
materiales que iban desde la papelería hasta los servicios de la asociación a los
municipios, por lo que, en ocasiones había que hacer trabajo administrativo; ya
sea capturando información de la asociación o de la empresa, haciendo cheques o
poniendo IVA a los productos que comercializaban. Esos eran algunos trabajos
que pueden no corresponder a la licenciatura pero que se tenían que llevar a

319
cabo, actividades que se conjugaban con las actividades de la asociación para los
talleres.
Como había mencionado con anterioridad los talleres de sensibilización estaban
dirigidos a la prevención de violencia desde una perspectiva de género.
Generalmente, hacíamos una definición general de violencia: “se entiende por
violencia toda acción u omisión que intenta dañar a alguien, que implica una
cuestión de poder”, con esta definición iniciaba la mayoría de los talleres;
posteriormente los diferentes contextos y formas de la violencia, las
consecuencias, así como las formas de hacerle frente en las relaciones
interpersonales. De los talleres que más atraía a la población era el de prevención
de violencia en el noviazgo, por lo que hablaré de este tema.

Prevención de la Violencia en el Noviazgo


Para comenzar a hablar sobre violencia en el noviazgo es necesario definir qué es
noviazgo. Como tal no existe una definición clara de noviazgo así que se definirá
noviazgo como una relación amorosa, pasional y transitoria entre dos personas, la
cual brinda la oportunidad para conocerse más e incluye un proceso de
aprendizaje por etapas. El noviazgo no se da únicamente en parejas
heterosexuales, sino también en parejas homosexuales. Se dice que esta relación
es amorosa, pasional y transitoria.
En una relación de noviazgo existen etapas, las cuales permiten conocer más a
una persona.
Las etapas del noviazgo son:
1. La atracción: es lo que conecta a dos seres ya sea por el atractivo físico,
emocional o ambos.
2. La incertidumbre: es cuando nos replanteamos si la pareja elegida es la
adecuada para nosotros;
3. La exclusividad: es la que nos permite salir sólo con una persona y dar y
recibir de ella y para ella. Esto da paso a una relación amorosa y romántica.

320
4. La intimidad: Permite la entrega de manera única. Comienzan a mostrar sus
aspectos negativos y positivos. Si llegan a la conclusión de que no son
compatibles la pareja no saldrá adelante.
5. El compromiso: se muestra en esencia que se está junto a la persona con la
que queremos formar una pareja estable, incluso el matrimonio (Mendoza y
Ramírez, 2009, 21)

No existe un cambio significativo de una etapa a otra, ni algo que las separe; estas
se van mezclando a lo largo del noviazgo. No siempre se cumplen con estas
etapas, en ocasiones la relación de noviazgo concluye antes de llegar a la última
etapa, el compromiso y la intimidad no engloba solo el aspecto sexual, sino
también la complicidad y la confianza entre la pareja.
Por otro lado la violencia en el noviazgo se presenta en las relaciones amorosas
cuando una de las personas comete abusos mentales, físicos e incluso sexuales
contra su pareja, convirtiéndola en su víctima. El maltrato físico no se presenta tan
marcado como en un matrimonio, pero aparece en forma de “juegos” (IMJUVE,
s/f). Es decir que la violencia en el noviazgo tiene diferentes formas; muchas de
estas formas no son percibidas por la pareja porque se presenta como un juego.
Por ejemplo, se presentan abusos mentales cuando se ofende o minimiza a la
pareja ya sea de forma privada o pública. De forma sexual se presenta no solo
cuando se toca el otro cuerpo o se obliga a tener relaciones sexuales, sino
también cuando se ofende el cuerpo de la pareja.
Es importante hablar de violencia en el noviazgo porque se cree que solo hay
violencia cuando existen golpes, sin embargo no es así. De acuerdo a lo que
reporta el instituto de la juventud (IMJUVE, 2008) el 15% de los jóvenes entre los
15 a los 24 años experimentó al menos una vez un incidente de violencia física. El
76% de los jóvenes presentaron violencia psicológica y el 16.5 % presentó
violencia sexual durante su noviazgo.
Como se puede ver, la violencia psicológica es la que presenta el porcentaje más
alto y es la que menos logra percibirse porque no tiene consecuencias físicas que

321
se noten de forma inmediata. Estos tres tipos de violencia se presentan durante el
noviazgo. A continuación se define cada uno.
La violencia física en el noviazgo Comprende un amplio rango de agresiones a las
mujeres: desde un empujón o pellizco, hasta lesiones graves con secuelas físicas
permanentes o la muerte misma. Incluye acciones como jaloneos, bofetadas, jalar
los cabellos, torcer el brazo, golpes con el puño, patadas, arrojar objetos, provocar
quemaduras, apretar el cuello o agredir con algún tipo de arma.
La violencia psicológica comprende acciones de menosprecio a su persona o sus
ideas, insultos, amenazas, celos y posesividad, críticas a lo que hace y la forma en
que lo hace, burlas, comparaciones desfavorables con otras personas, dejar de
hablarle, resaltar defectos, poner sobrenombres ofensivos, tratarla como menor de
edad, destruir objetos personales o muebles de la casa, proferir amenazas
verbales contra ella y sus hijos, e impedirle frecuentar a familiares y amigos.
La violencia sexual es un conjunto de conductas que obligan a la pareja a realizar
el acto sexual sin su consentimiento ni deseo explícito, incluye hostigamiento,
críticas a su comportamiento sexual, comparación denigrante con otras mujeres,
uso de objetos en la vagina y violación. También abarca forzarla a tener relaciones
sexuales sin protección contra embarazo y/o enfermedades de transmisión sexual,
acusarla falsamente de actividades sexuales con otras personas, obligarla a ver
películas o revistas con contenido pornográfico o exigirle observar a la pareja
mientras esta tiene relaciones sexuales con otra mujer (Guzmán, 2007).
La violencia es cíclica, como un espiral y va en aumento siempre que no se
detenga. En las relaciones de noviazgo la violencia cumple con un ciclo; este
consta de 3 etapas: 1° la acumulación de tensión, 2° actos más violentos y 3° luna
de miel.
La acumulación de tensión se caracteriza porque se producen roces permanentes
entre los miembros de la pareja. Existen las primeras discusiones o conflictos que
no se solucionan, esto causa un ambiente de tensión. Después de esta etapa se
pasa a actos más violentos. Los actos más violentos se caracterizan porque
explota todo ese malestar y se produce la mayor agresión, que puede ser física o
verbal. Por lo regular se comienza con agresiones verbales, pero como la violencia

322
va en aumento, en las siguientes ocasiones que se repita el ciclo esta etapa de la
violencia se presentará con mayor fuerza hasta llegar a las agresiones físicas. A
esta fase de la violencia le continúa la luna de miel.
La luna de miel se da cuando el agresor se arrepiente, pide disculpas y promete
que jamás volverá a violentar. Es importante señalar que pasado un tiempo este
ciclo volverá a repetirse (Adame, 2003).
Es importante señalar que no existe una separación clara entre una etapa y otra y
que las etapas, con el paso del tiempo, se reducen en su duración y son más
agresivas. El agresor tiende a minimizar la importancia de sus acciones y aunque
al final promete no hacerlo de nuevo estas vuelven a ocurrir, dando la sensación
de no poder salir de este ciclo.
Se ha mencionado al agresor. En esta dinámica de la violencia juegan un papel
importante el que ejerce violencia y la víctima. El agresor tiene ciertas
características y conductas que ejerce sobre la víctima y que se caracterizan por
ostentar el poder sobre esta.
A continuación se presentan el resumen de algunas características de los
agresores, según Ferreira (1992).
 Posesivo y celoso
 Tiene arranques de enojo
 Culpa a los demás
 Minimiza la gravedad del abuso o negarlo
 Culpa al consumo de alcohol o drogas de su comportamiento
 Tiene ideas rígidas de los papeles genéricos
 Puede tener otros problemas con la ley.
 Comportarse en forma intimidatoria o amenazante.
 Trata de aislarte.
 Trata de controlarte, te dice qué hacer o qué pensar.
 Abusa verbalmente de ti.
 Puede arrepentirse del abuso.
 El abusador se siente mejor y no comprende por qué puedes seguir
sintiendo enojo o molestia.

323
Muchas de estas características permanecen porque la violencia se normaliza al
tener falsas ideas del amor. En ocasiones se cree que estas características son
muestra de amor, como es el caso de los celos o el querer controlar las
actividades del otro con el argumento de que “lo hago porque me importas o
porque me preocupas”.

Algunas de estas falsas ideas del amor son: (Guzmán 2007):


 La mujer que se queda en una relación violenta es porque le gusta.
 El amor es ciego.
 Me pega porque me quiere.
 El amor todo lo puede superar y todo lo perdona.
 Cambiará por amor a mí.
 El amor es dar todo.
 Las parejas no son mitades sino personas completas que comparten
momentos o espacios comunes.
 La posesividad y los celos son expresiones de amor.
 La sumisión no es la respuesta para detener la violencia.

Un Día de Trabajo
El trabajo en la asociación era diverso y variaba de acuerdo a los días y a las
indicaciones que se nos proporcionaran. Los días que me resultaban más
interesantes eran los días que íbamos a impartir algún taller. En un día en el que
se imparte un taller hay que estar una hora antes del inicio del mismo. Lo primero
que hay que hacer es saludar al personal de intendencia para que nos permita la
entrada, recordarle que venimos de la asociación, preguntar por el director, para
hablar de nuevo con él (previamente se ha hecho la cita para dar ese día el taller,
así que esta visita al director es para saludarlo y afinar detalles). Una vez que
hemos contactado al director o subdirector de la escuela, se le pide permiso para
colocar propaganda en la escuela, así como materiales audiovisuales, ya sea
proyector, cañón o si es posible disponer del auditorio de la escuela. Mientras el
personal de la escuela apoya con el material, nosotros colocamos la propaganda

324
que consta de lonas y carteles en las paredes de la escuela, mientras otros
tomamos fotografías que sirvan de evidencia de la colocación de la difusión.
Hay personal de la oficina que transporta las lonas y los carteles quienes en
ocasiones se quedan a ayudarnos, esto depende de las indicaciones que se les
den por teléfono. En la mayoría de las ocasiones, el grupo de psicólogos somos
los encargados de colocar este material. Una vez que estamos colocando el
material, las risas y bromas no se hacen esperar; nos burlamos porque estamos
colocando lonas y carteles en la calle. Hacemos bromas como: “ya ves Melissa, y
yo que no entré a la clase de colocar lonas”. Mientras nos reímos también nos
quejamos, alguna de mis compañeras dice: “Ay que bonitas nos debemos de
ver… todas de vestir, colocando carteles, ya estoy toda sucia”.
Una vez que hemos tomado fotografías sobre la colocación de la difusión, solo
alrededor de la escuela, vamos al salón o auditorio donde se llevarán a cabo los
talleres. En caso de que el personal de la escuela haya conectado el cañón y la
computadora, solo conectamos la usb y decidimos quien dará el taller. Nos
cercioramos de que las bancas estén en el lugar correspondiente, en caso de que
yo sea la que imparta el taller, me fijo en el espacio del salón, si las bancas son
unitarias y con paleta o son butacas para dos personas, si la cantidad de alumnos
cabe en ese lugar, pienso en las posibles dinámicas a realizar de acuerdo al
espacio y los asistentes, si son muchos solo se harán dinámicas donde escriban o
dibujen, si el lugar es más amplio se harán dinámicas donde ellos puedan pararse.
Nosotros somos los que decidimos quién dará el taller, la decisión depende del
tema… y de los nervios de cada uno. La mayoría de las veces cada uno dice, “yo
lo doy”, en caso de que todos estemos muy nerviosos, se toma la decisión por
suertes, por lo regular alguien se ofrece a apoyar. Van enviando a uno o dos
grupos. El que da el taller se queda dentro del salón a revisar las diapositivas, el
resto del equipo forma a los jóvenes antes de que entren a salón y los vamos
acomodando; hombre, mujer.
Una vez sentados me presento: “Hola buenos días, mi nombre es Joanna y soy
Psicóloga social, ellos son mis compañeros Melissa psicóloga, Eduardo psicólogo
social, Sonia licenciada en derecho y Tomás, psicólogo. Nosotros venimos por

325
parte de una asociación civil llamada Yaxche, que se dedica al rescate de
espacios públicos. Como ven se está reconstruyendo el parque y es por esa razón
que nosotros venimos aquí, porque se han visto beneficiados por este programa.
Bueno antes de empezar vamos a poner ciertos límites, que nos van a servir para
desarrollar adecuadamente el taller, lo primero es que nos respeten a nosotros y a
nuestro trabajo, de la misma forma que nosotros los respetamos a ustedes, por lo
tanto no queremos que nos estén interrumpiendo, que nos ofendan a nosotros o
entre ustedes y que la participación sea por turnos; levantan la mano y les damos
la palabra. De igual forma si alguien no quiere estar aquí se puede retirar sin
ningún problema”.
Una vez que se quedaban en el taller se iniciaba. Yo suelo comenzar con una
pregunta relacionada al taller. En este caso hablaré sobre prevención del acoso
escolar; bullying. Al inicio de las diapositivas había una imagen donde una niña era
excluida del grupo. La pregunta era. ¿Qué ven? Entonces empezaban las
participaciones, unos decían que estaban hablando mal de la niña, otros que no la
dejaban jugar.
Mientras daban sus contestaciones les preguntaba más cosas sobre la imagen
¿se dan cuenta que es un grupo? ¿Cómo es la expresión de la persona que está
siendo excluida? Una vez terminada con esta reflexión continuaba con la
definición, de bullying. Es “comportamiento negativo repetitivo e intencional de una
o más personas dirigido contra alguna persona que tiene dificultades para
defenderse (Olweus, 1993). El bullying es también un comportamiento agresivo de
querer “hacer daño” intencionalmente, de forma repetitiva en una relación entre
iguales que se caracteriza por el desequilibrio real o superficial de fuerzas de
poder (Ídem).
Es aquí donde hay que hacer énfasis, primero; en que el bullying se da
únicamente en el entorno escolar, segundo que existe una diferencia de poder real
o ficticia, , en tercera, que el bullying es reiterado, cuarta, que se da entre iguales.
Para saber si han comprendido se hace la pregunta: “Entonces, ¿qué es el
Bullying?” O, “si mi compañero me pone el pie o me esconde mi mochila en una
ocasión ¿eso es bullying?” con esto espero saber si me han comprendido, si

326
alguien ha contestado que si a la segunda pregunta, alguien más la resuelve; es
común que alguien diga: no, porque no es reiterado, dejo que otros lo aclaren
porque explican con su propio lenguaje.
Posteriormente se habla sobre los tipos de bullying, sus causas y consecuencias.
Para ello se hace una dinámica: se invita a 10 asistentes a participar, con
regularidad hay que elegirlos, en caso de que el grupo con el que se esté dando el
taller tenga este tipo de problemática entonces se elige a los asistentes que son
agresores. La dinámica tiene el objetivo de ponerlos en el lugar de la víctima e
identificar los sentimientos que tiene. Se forma un círculo alrededor de un solo
participante. Al que se encuentra en medio del círculo se le pide que no haga
ningún tipo de gesto, expresión ni movimiento, que mantenga la mirada fija. A los
nueve participantes restantes se les pide que vayan cerrando poco a poco el
circulo, cada vez que se les de la indicación. Al resto del grupo se les pide que
observen, especialmente al que se encuentra en medio del círculo.
Como he dicho anteriormente se observaba al grupo desde el momento en que
entraban. Por lo que nos damos cuenta qué grupos tienen este tipo de
problemáticas. Se logra identificar a los agresores, por las actitudes dentro del
taller desde que entran, su caminar, no respetan límites, no respetan acuerdos,
agreden a sus compañeros dentro del propio taller, se ubican siempre en grupos
de tres o cuatro y no se separan.
Cuando se pasa a estos jóvenes al centro del círculo, su actitud cambia. La
mayoría de ellos adquiere una actitud sumisa y pasiva, uno de los participantes,
un joven alrededor de los 15 años, muy alto, tal vez de 1.80 m. complexión
robusta, desde que entró, fue una actitud de mando, no obedecía limites, ni
acuerdos, molestó constantemente a uno de sus compañeros mucho más bajo
que él, al grado que hubo que cambiarlo de lugar.
Una vez que entra al círculo su compostura cambia, se encorva, se encoje, mete
las manos en los bolsillos del pantalón, mirada hacia abajo, mientras el circulo
más se cierra, el más se encoje y comienza a mecerse. Cuando se le pregunta
¿Qué sentiste? Él expresa que nada, sin embargo, esta respuesta no coincidía
con lo que se observó: después de esta dinámica se calmó durante el resto del

327
taller. A mí me gusta hacer esta dinámica con grupos y con jóvenes que tienen
comportamientos violentos, porque los hace ponerse en el lugar de los otros que
agreden o violentan, les digo que no es lo mismo estar en grupos de 3 o 4 y estar
agrediendo a uno solo, que estar del otro lado. Dentro del círculo nadie los agrede,
solo hay un acercamiento, sin embargo, se muestran inseguros, nerviosos,
sumisos y en pocas ocasiones reaccionan agresivamente.
Una vez terminada la dinámica se le pedían observaciones y opiniones al resto del
grupo. Momento que usaban las victimas para acusarlos, “Que bueno que los
pasaron, porque ellos no saben lo que se siente y eso que no han sido insultados,
solo estaban en medio del circulo”. Opiniones semejantes a estas o acusaciones
de hechos particulares se hacían públicas. Esta sensación de inconformidad
generaba una situación de tensión en el grupo. Se hacía énfasis en los
sentimientos que tenían, la importancia de estos, pero sobre todo, la importancia
de prevenirlo o detenerlo. Para ello se presentaba una diapositiva con diferentes
acciones a seguir en caso de sufrir de bullying, acciones que son muy sencillas.
Yo suelo retomar la actitud de algún compañero del mismo grupo, que usa las
bromas que se le hacen a su favor, tiene la habilidad de mofarse de sí mismo y
eso le permite no ser objeto de agresión.
Para finalizar el taller se concluía con un video que hace un resumen de todo el
taller. Es un cortometraje que muestra la vida de un niño llamado Fito. Fito es un
niño que ejerce bullying en su escuela, tiene a su grupo de 4 amigos con los que
violenta a otros, pero él es el jefe del grupo, pasa todas las formas en las que
agrede a sus compañeros. La situación familiar que vive en casa. Como se
percibe a sí mismo; en realidad es inseguro y también necesita ayuda. Al final, los
compañeros a los que agrede solicitan ayuda a un adulto y logran modificar ese
tipo de relación.
Este video me resulta interesante, pasarlo al final porque hace un resumen de
todo lo que se vio, porque se retoman los sentimientos que existieron durante la
dinámica del círculo. Se hace énfasis en que no sólo el que es agredido requiere
ayuda, sino también el que violenta. A los jóvenes a los que se les muestra el

328
video les agrada mucho. Mientras están pasando el video ellos dicen: “mira Fito es
como… y ellos son sus amigos…”
Cuando se muestra la problemática familiar, así como, psicológica que vive Fito,
voltean a ver a su compañero algunos con gestos de lástima, algunos que son
cercanos a ellos, mueven la cabeza afirmando, otros hacen comentarios: “no
había pensado que podían vivir esas situaciones”. Los agresores agachaban la
mirada, algunos decían “se parece a mí, yo soy Fito”.
Al final se pregunta ¿qué les pareció el video? Los jóvenes comentan, no pensé
que pasaran por esas cosas los agresores, se pueden mostrar muy seguros pero
también tienen problemas. En algunos talleres alguno de los chicos que ejercía
violencia pidió la palabra, para decir: “yo no sabía lo que sentían, para mí es solo
una broma y le pido disculpas a… por haberlo agredido durante este tiempo”.
Cuando una de estas situaciones surge, el grupo los apoya, le aplauden que
reconozca lo que ha hecho y que pida una disculpa. De mi parte siento
satisfacción por lo que surgió, aplaudo lo que han hecho, me entristece un poco el
saber que no puedo regresar para darle continuidad al proyecto, o hacerlo más
amplio, ya que a la asociación lo que le interesa es el número de beneficiados. Por
lo tanto estamos solo una ocasión con el grupo y no regresamos.
Mi preocupación se centra en que no habrá seguimiento, pienso que si no hay
seguimiento y queda al aire, a pesar de que los jóvenes hayan pedido disculpas,
estas conductas se pueden repetir y reforzar. Pero uno de los profesores se
acercó con nosotros, era el profesor de inglés; él es psicólogo. Nos comenta que
trabaja como profesor de inglés por la dificultad de encontrar trabajo en su área.
Se le abrió una oportunidad de dar clases de inglés en esa secundaria, pero hace
trabajo extra con los jóvenes de prevención de embarazo, le ha parecido
interesante el hecho de que asistamos a la escuela, los chicos nos identifican y
dice que comienzan a manejar vocabulario distinto que se vio durante el taller.
Me tranquiliza saber que hay una persona interesada en seguir el proyecto y que
es de la misma población. Sin embargo sé que hay otras poblaciones donde el
trabajo no tendrá seguimiento, pienso que deberían de haber psicólogos en la
escuela encargados de llevar proyectos de este tipo.

329
El profesor de inglés, psicólogo, pide el correo de todos. Hablamos de las
diferencias entre los grupos, los jóvenes con los que nos fue más complicado
trabajar, él comenta que hay jóvenes que son muy cohesionados incluso que no
dejan con facilidad entrar a personas externas al grupo, sobre los alrededores de
la escuela y otros problemas. El profesor nos pregunta por qué no se habían
trabajado los otros temas, sobre todo el de embarazo. Le comentamos que el
subdirector no nos había permitido dar talleres, que insistimos y hablamos con el
director; fue el director el que nos abrió el espacio, pero le interesaba el taller de
prevención del acoso escolar porque en supervisión le habían mandado a buscar
un curso con este tema, tanto para el alumnado, como para los docentes. El
profesor de inglés nos agradece, se marcha. Yo comento con mis compañeros
que nos alegra que alguien se preocupe por los jóvenes de la escuela, aunque la
actitud del subdirector no permita que haya otro tipo de actividades de prevención.
Nos esperamos a que estén las constancias que se nos otorgan en cada escuela,
hablamos sobre la diferencia que existe en la población, con el solo hecho de ser
matutino o vespertino, el turno más complicado es el vespertino. Hablamos de
nuevo con el director, le agradecemos el espacio brindado, él nos ha concertado
otra cita para dar el taller, ahora con profesores. Acordamos la cita. Afuera de la
escuela le decimos al psicólogo, que en un inicio era el coordinador, que él diera el
taller a los profesores, por ser el que tiene más tiempo trabajando en la asociación
y con más experiencia. Él está de acuerdo. Le recordamos que tiene que
modificar las diapositivas y las dinámicas; adecuarlas para los docentes.
Responde sí, a todo y nos retiramos del lugar.

Comentarios Finales.
Como he dicho con anterioridad, el proyecto tiene algunas limitaciones, entre ellas,
que no hay continuidad en los talleres, sólo se accede a la población para
concertar la cita y una vez que se da la conferencia, no se vuelve a regresar. Por
lo tanto, la mayor parte del taller es informativo. A pesar de que los talleres deben
ser de sensibilización, se llevan a cabo de esta forma, ya que a la asociación le
conviene tener un número más amplio de beneficiarios.

330
Las cartas descriptivas para cada taller estaban planteadas para estar en la
población mínimo una semana, máximo dos semanas. Me parece que los
objetivos se pueden lograr si las cartas descriptivas se llevarán a cabo como están
planteadas, sin importar el número de beneficiados que este tenga.

Esta experiencia como tallerista me abre otras expectativas personales en el


ámbito laboral. El equipo de trabajo que formamos dentro de la asociación fue muy
bueno, razón por la que planeamos formar una asociación civil, con el objetivo de
que estas limitaciones disminuyan, ya que en la asociación en la que laborábamos
había de por medio un interés económico más que el de impacto social.

331
Referencias

Adame, A. (2003, febrero). Violencia en el noviazgo: La manifestación ordinaria del


amor. Recuperado de
http://www.cimac.org.mx/cedoc/violencia_de_genero/informacion_general_s
obre_violencia/violencia_noviazgo.pdf
Fernández-Chistlieb, P. (1994). La psicología colectiva un fin de siglo más tarde:
su disciplina, su conocimiento, su realidad. Zamora Michoacán, México:
Anthropos.
Ferreira, G. (1992). Prevención de la violencia durante el noviazgo. Recuperado
de
http://www.institutodesexologia.org/Deteccion%20parejas%20jovenes%20F
ERREIRA.pdf
Guzmán, C. (2007). Manual del Taller: Noviazgo entre los adolescentes. México:
Instituto Aguascalentense de las Mujeres. Recuperado de
http://cedoc.inmujeres.gob.mx/insp/taller_noviazgo.pdf
IMJUVE. (s/f). Espacios Poder Joven Recuperado de
http://espacios.imjuventud.gob.mx/contenidos.php?idsubcontenido=10
________. (2008). Encuesta nacional de violencia en las relaciones de noviazgo
2007. Recuperado de
http://www.equidad.scjn.gob.mx/IMG/pdf/Encuesta_nacional_de_violencia_en_las
_relaciones_de_noviazgo_2007.pdf
Mendoza M. L. y Ramírez E. (2009). Manual de capacitación en promoción de la
salud sexual y reproductiva y prevención del VIH, sida e infecciones de
transmisión sexual. Recuperado de
www.unfpa.org.sv/index.php?option=com_docman&task
Olweus, D. (1993). Acoso escolar, “Bullying”, en las escuelas: hechos e
intervenciones. Recuperado de http://www.acosomoral.org/pdf/Olweus.pdf

332
Capítulo 16. El psicólogo social como agente en las
transformaciones de la sociedad y en su propia transformación.
Myriam Ocampo Prado.

Dialogar con el texto compendiado de notas de ejercicio profesional elaborado por


Joanna Flores Villagarcía, egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana,
Unidad Iztapalapa, de México D.F., me ha convocado a escribir también algunas
notas de mi parte, con el fin de destacar elementos del perfil del psicólogo social y
resaltar aspectos importantes para el desarrollo de la práctica profesional.
Joanna a lo largo de su escrito destaca tres aspectos que he considerado
privilegiados en su narración en tanto aportan para caracterizar la labor y el campo
aplicado del psicólogo social como profesional: 1) La empatía debe ser la
característica de la comunicación del profesional con las personas. Es decir,
enfatizar la importancia de los comportamientos asociados con establecer una
relación de aceptación y acogida a las personas y una conversación dentro de un
clima favorable a la libre expresión de ideas y sentimientos, creando un ambiente
receptivo y discreto para la acogida de las personas de tal forma que éstas sientan
que quien las escucha se propone favorecer que tengan incidencia en el proceso
en juego. 2) Los principales problemas dentro de los cuales se requiere una
intervención del psicólogo social son los problemas de convivencia, ya sea en la
familia, en la escuela, en la comunidad. Estos problemas son expresión de
problemáticas de la sociedad más amplia que están en juego en las
municipalidades, delegaciones o lugares donde los psicólogos proponen su trabajo
y experticia para mejorar dichas condiciones.
Algunos temas específicos han ocupado su práctica especialmente el tema del
rescate de espacios públicos y la generación de procesos comunitarios para
salvaguardarlos como espacios de bienestar y ejercicio de encuentros
comunitarios para la convivencia barrial, o en un sector de una delegación que se
quiere volver a incorporar a la vida social de la comunidad después de haber sido
abandonado y convertido en escenarios de destrozo y vandalismo.

333
Otro tema destacado el acompañamiento a parejas de novios que presentan
problemas de violencia; este es un tema novedoso en el cual la autora está
incursionando con el fin de profundizar en la caracterización del fenómeno y en la
comprensión de la construcción de esta forma de violencia de género inaparente
para la sociedad mexicana.
Un tercer tema destacado es la violencia en la escuela ejemplificada en el acoso
escolar o bullying entre jóvenes de escuela primaria y secundaria. Este tema
incluye también el tema generacional de la violencia entre pares y de los
sentimientos de exclusión y rebeldía de los jóvenes.
Este testimonio del discurrir profesional y detallada descripción de sus actividades
en los temas que concentran el trabajo del grupo de profesionales de varias
disciplinas invita a realizar algunas reflexiones acerca del campo disciplinar, el
ejercicio profesional, la formación del psicólogo social. En esta perspectiva estas
notas proponen una aproximación que tratará de dialogar con el texto escrito y con
la autora desde su práctica.
El psicólogo es un científico social y su modo de desempeño radica en la
construcción de conocimiento y de ciencia, comentar las notas escritas por Joanna
Flores Villagarcia con el título Conocimiento práctico personal: Actitudes y
predisposiciones propias de un psicólogo social, creencias, convicciones.
Sensibilidades Psicosociales, invita a ratificar la importancia de realizar una lectura
contextual de la realidad (momentos sociales, políticos, ambientales del mundo)
en el papel de psicólogos sociales.
Entender nuestra disciplina desde el punto de vista histórico considerando la
historia de la disciplina y las diversas concepciones sobre la naturaleza del ser
humano y del ser humano en su naturaleza, encamina la reflexión sobre el
pensamiento social y político de una época y se plantea como necesidad
fundamental para comprender el sentido e intencionalidad del conocimiento
construido socialmente y cotidianamente por las personas.
El escrito en su descripción de las rutas creadas e ideadas para insertarse como
psicóloga social en el medio laboral que la rodea, recuerda al lector la importancia
de plantearse como psicólogo conectado con ánimo de su época y también llama

334
la atención sobre la necesidad para el profesional, de comprender el espíritu de su
época y de los hechos y situaciones con los cuales se construye la trama de la
vida social. Los hechos y experiencias personales y colectivos que han precedido
su historia como persona y que como profesional le exigen mostrar una postura
ético-política frente a las realidades pasadas y frente a las realidades que están en
construcción desde los procesos que emprenden las personas y las instituciones
para dar significado a la vida social.
La Psicología como campo complejo, provee un punto de mira al profesional de
esta disciplina, provee un terreno para comprender como se tejen las
subjetividades individuales y sociales; este sentido, el psicólogo social es agente
facilitador de la comprensión de procesos donde la perspectiva del ser se plantea
como correlato de la perspectiva del hacer, en el continuo de construcción
colectiva e individual del mundo y la realidad externos.
Desde este punto de vista vitalista (Deleuze, 2007)14 de la realidad en la cual el
ser humano constituye el núcleo de la reflexión y de la acción, es fundamental
contar con una visión reflexiva y también crítica, sobre los escenarios internos y
externos, donde se desenvuelve la vida de las personas para y con las cuales
trabaja. El relato de Joanna Flores describe las vicisitudes de lograr la inserción
profesional una vez terminados los estudios, la importancia de estar atento al
medio para escuchar los mensajes que muestran indicaciones de rutas a seguir y
caminos para emprender.
La inventiva y creatividad para insertarse como profesional reclama como
fundamental contar con una visión clara de responsabilidad social y política como
término de referencia para aportar realce a la formación como psicólogo.
Responsabilidad para actuar a partir de una ética incluyente del otro con el cual
trabaja, que defina la relación desde un ámbito convocante de los afectos propios
y de los otros, (Guattari, 2006) tanto como la eficiencia y la pertinencia de su
acción para conceptualizar y abordar problemáticas sociales, teniendo claro a nivel
14
Deleuze fue un filósofo que amó las líneas, los pliegues, las bifurcaciones, los procesos, los
flujos, las multiplicidades, en pocas palabras, todo aquello que diera cuenta del movimiento. Una
vida en movimiento representaba ante sus ojos una existencia emergente; por el contrario, una
vida estática era síntoma de decadencia.

335
cognitivo y afectivo, su papel como profesional, capaz de reconocer los alcances,
beneficios y riesgos de lo que está haciendo.
En este aspecto el psicólogo en lo social, aparece llamado a ayudar a construir un
espacio donde los actores sociales puedan obtener efectos y transformaciones
tangibles, disponer de conocimientos profundos en materia de la cultura y la
cotidianidad del entorno en el cual ejerce su papel.
En este sentido el conocimiento de conceptos y teorías construidos dentro de la
disciplina requiere incluir también la historia social y política del país, los cambios y
transformaciones de nuestro territorio, los cambios generacionales, el curso de los
procesos sociales, las instituciones políticas, las relaciones exteriores, las
comunicaciones, y el contexto interno (la producción, el desempleo, la educación,
el desplazamiento forzado de poblaciones, la guerra, las violencias, la calidad de
vida, la transformación o cambios en el entorno físico), permiten comprender un
poco mejor la manera como las personas tejen relaciones en el ámbito público y
privado.
El profesional se ve ante la exigencia de poner en práctica metodologías para
desarrollar miradas complejas e intervención no simplista Las acciones
desplegadas por Joanna Flores como psicóloga social alertan acerca de la
necesidad fundamental de incluir la perspectiva de sujetos de derechos como
condición propia de la población con la cual trabajan los psicólogos y los
psicólogos sociales, en particular, en los contextos, con los individuos, con los
grupos, con las comunidades. Estas miradas capaces de promover en los sujetos
la convicción de recuperar poder de incidencia y decisión en las cuestiones que
los afectan y les conciernen, ya sea en lo público y en la vida privada.
De la misma manera, la práctica emprendida por esta psicóloga social señala la
importancia de conocer la regulación y las normas construidas por los actores en
su entorno social, desde una perspectiva tanto micro como macrosocial, que lo
convocan a investigar las realidades sobre las cuales se conciben y diseñan
intervenciones sociales en la vida cotidiana. Ignacio Martin-Baró (1997) muestra
precisamente la incidencia que tienen los procesos sociales macro en procesos
sociales micro. Según Martin-Baró las relaciones sociales son el andamiaje donde

336
nos construimos históricamente y como comunidad humana, así, la base de la
salud mental de un pueblo se encuentra en la existencia de relaciones
humanizadoras y vínculos colectivos que afirmen la humanidad personal de cada
uno y no se niegue la realidad de nadie.
Es un panorama de gestión del conocimiento y de la acción en el cual la
descripción presentada por Joanna Flores hace evidente la posición del psicólogo
ante el requerimiento de mantener una vigilancia crítica sobre las posturas
personales o colectivas que dan cuenta de prejuicios e ideologizaciones frente a
los desacuerdos, los límites impuestos por la violencia y al conflicto como
condiciones consustanciales a la interacción social. Así el psicólogo social en el
concierto de la intervención y del desarrollo de aprendizajes derivados de su
gestión, se ve confrontado a la necesidad de producir conocimientos relacionados
con la acción desarrollada, esto es, sistematizar sus aprendizajes y construir
propuestas asumiendo las pluralidades históricas, situadas, socio-culturales dentro
de las cuales se desarrolla la dinámica de la sociedad y surgen problemas nuevos
para la disciplina, sin perder el referente ético como psicólogos.
Un aspecto que reclama la lectura del texto propuesto por Joanna Flores, como
correlato de elemento clave dentro del ejercicio profesional es el generar espacios
para la formación y complementación de aprendizajes y conocimientos logrados
en la carrera. De manera particular en este tema de la formación complementaria
es fundamental que se estudie de manera crítica la incidencia de procesos macro
sobre los procesos micro y viceversa, entendiendo como proceso macro los
aspectos estructurales propios del sistema dentro del cual se inserta la sociedad
como marco, y entendiendo los procesos micro con fundamento en la historia
vivida, las relaciones sociales, la vida cotidiana, las pautas culturales, y teniendo
en cuenta que este modo de comprender la realidad constituye el marco de
referencia contextual que conforma el ser social y profesional del psicólogo.
Ibáñez (1991), comenta la incidencia vertiginosa de los procesos macro generados
por la globalización, sobre lo micro, en el curso de las sociedades que han visto el
incremento en complejidad interna debido a los cambios en el volumen
demográfico, el incremento de las similitudes a escala planetaria

337
(homogenización), y el incremento de las interconexiones entre las sociedades.
“Las unidades micro sociales y muchas veces los propios individuos se ven
afectados de manera casi instantánea por los procesos macro sociales…..la
multiplicación de conexiones entre lo local y lo global, conlleva la disminución de la
autonomía de lo local” (Idem, 1991: 289). Los procesos sobre el dominio público
son a la vez más invocados por nuevos actores que emergen en la divulgación y
comunicación de opciones novedosas, sin embargo, estos procesos muchas
veces no llegan a tener incidencia sobre la vida social o comunitaria debido a la
multiplicidad de sucesos cotidianos que terminan posicionándose como
coyunturalmente determinantes en el rumbo de la vida social excluyendo temas y
problemáticas esenciales para la dinámica futura.
En este terreno la ciencia psicológica y concomitantemente el profesional, requiere
mirar y concebir su oportunidad de acción, más relacionada con la formación de
subjetividades sensibles al cambio constante y a la producción de acciones
coordinadas para crear condiciones en las cuales los individuos y los grupos,
accedan e incidan sobre las condiciones políticas y ambientales que generan
proyectos comunes de sociedad.
Esta perspectiva de la persona como actor o agente supone que los individuos y
los grupos son concebidos como seres capaces de iniciar actuaciones, realizar
actos intencionados con base en un propósito, conscientes de reglas que los
guían hacia un fin y también capaces de imaginar cómo actuarán en diversas
situaciones, generando actos sociales en los cuales anticipan las reacciones de
las personas (P. Secord, 1989, en Vázquez 1998: 167).
De este modo, el psicólogo social se plantea como profesional que requiere
desarrollar teorías acerca de lo social, teorías que alimenten la reflexión
conceptual para comprender las motivaciones morales, éticas e ideológicas que
permean procesos socioculturales; esto implica tener presente que las prácticas
científicas, teóricas, metateóricas y metodológicas tienen consecuencias sobre el
modo en que comprendemos al ser humano en determinado momento histórico.
En este sentido, es importante que la formación del psicólogo contemple el
referente bio-psico-social como eje central de análisis que permite comprender lo

338
intrapsicológico (filogenético, genético, ontogenético) y lo intergrupal como
referente contextual (la comunidad). A partir de una formación en Psicología
debemos plantearnos cómo el ser humano anticipa y controla los eventos, su
capacidad de reflexividad y auto reflexión, y sus diversos modos de relacionarse,
interactuar y formar cultura. Por tanto, estamos hablando de un sujeto situado y en
su proceso de subjetivación constante, que comprende el entorno y el sí mismo.
En este aspecto, es de gran importancia identificar cómo el sujeto se constituye a
sí mismo y se autorreferencia con relación a un contexto en el que se integran
variables físicas, biológicas, sociales, culturales, entre otras. De ésta manera la
labor desde el campo disciplinar de la Psicología se pregunta por el ser humano
que configura su actuar a través de la regulación colectiva del comportamiento y
también de los procesos de disidencia e influencia social cómo herramientas de
gestión de la acción social.
Igualmente, adquiere sentido el propósito como psicólogo social, de ser agente en
la comprensión de las relaciones sociales, la vida cotidiana y la cultura, las
comunicaciones, el lenguaje, las representaciones sociales, los procesos intra e
inter-grupales. Y continuando esta reflexión, la pregunta es cuál debería ser el
papel del psicólogo frente a su contexto, que es con frecuencia indeterminado,
complejo y cambiante, escenario de convergencia de problemáticas locales y
globales, y lugar de encuentro de poblaciones vulnerables donde el/la psicólogo/a
desarrolla su acción?
Una respuesta a este cuestionamiento puede ser: El psicólogo debería lograr
producir conocimiento desde las realidades que lo convocan, donde se pondría en
juego el ethos o la ética de las comunidades de psicólogos que guíen su accionar
para asumir las pluralidades históricas y socio-culturales como una fuente para
comprender e incentivar el desarrollo de la sociedad y de la disciplina.
La Psicología como materia compleja, permite incidir en la manera como se
construyen las subjetividades, en este sentido, el psicólogo social puede trabajar
en cualquier campo, donde su ejercicio es promover, y ser generador de cambio
en un contexto de hibridación de la racionalidad-sensibilidad, donde la perspectiva

339
del ser es correlato de la perspectiva del hacer en el continuo de construcción del
mundo externo de las personas en constante transformación.
En este mismo sentido, es fundamental para las instituciones de formación
universitaria profesional enfocar el aspecto subjetivo de los graduandos donde se
cultive la sensibilidad para actuar en los diferentes contextos sociales y gestionar
las relaciones sociales de forma no-coercitiva, es decir, empoderando al sujeto
frente a su dominio y agencia sobre estas relaciones, donde se tenga en cuenta
que el sujeto es un sujeto de derechos.
Siguiendo a Ibáñez (1991:293); es importante considerar el papel que desempeña
la intersubjetividad en la propia construcción de la subjetividad y el papel de la
intersubjetividad en el gobierno de “sujetos libres”. Según el autor, para que ese
gobierno sea factible hay que ordenar y normalizar el campo de las relaciones
interpersonales, donde el dominio ejercido por los actores sociales está
relacionado con la convicción de cada uno sobre la capacidad de regular por sí
mismos dichos procesos relacionales.
En este sentido, es importante delimitar el papel del Psicólogo Social, es decir,
qué se espera de un psicólogo social? Siguiendo a Faucheux y Moscovici
(1962:69) el rol del psicólogo social es doble: en primer lugar recoge y comunica
informaciones sobre una realidad determinada, en segundo lugar interviene en
grupos sociales con el fin de facilitar el desarrollo de las relaciones y de los
comportamientos. Para los autores, estos dos modos de inserción concreta están
estrechamente ligados, en efecto, el conjunto de la información y su análisis debe
permitir no solamente comprender la realidad sino obrar sobre ella y
recíprocamente. Siguiendo a Martin-Baró (1984) de lo que se trata es de volver
nuestra mirada científica, iluminada teóricamente y dirigida en forma sistemática,
hacia esa realidad concreta que es el hombre y la mujer, en el entramado histórico
de sus relaciones sociales…donde el reto es construir un sujeto nuevo en una
sociedad nueva.
Desde esta perspectiva es necesario indagar sobre las problemáticas donde el
psicólogo/a investiga e innova utilizando metodologías de investigación y de
acción que le facilitan la creación de conocimiento, acerca de sus

340
conceptualizaciones y prácticas emprendidas con el fin de mediar de manera
pertinente en las relaciones sociales.
De este modo la Psicología Social se estructura como disciplina que agencia la
responsabilidad social y ética del profesional, un compromiso político, cualidades
enfocadas a comprender el ánimo y el espíritu de su época y de los hechos y
situaciones que lo precedieron. Por lo que la responsabilidad social y política
debe ser una fuente de definición para configurar la formación del psicólogo,
definiendo la relación desde un ámbito que convoque los afectos propios y de los
otros, y no solo la eficiencia o la pertinencia; así, el papel del psicólogo conduce a
proveer las herramientas necesarias para lograr un agenciamiento en el actuar
humano, donde éste establece sus parámetros de bienestar.

Para Seoane (1996) en Collier y cols. (1996) la tendencia de la Psicología Social


postmoderna apunta a una transformación de la cultura de la Psicología en tres
aspectos: a) social, donde ya no se busca un compromiso social y político de la
intervención psicológica sino que la misma sociedad determina la orientación y el
sentido de la práctica psicológica, pues ésta define la incursión de la psicología en
las instituciones, los medios de comunicación y los presupuestos; b) científica,
referida al conjunto de creencias y sentimientos relacionados con el conocimiento,
abriendo paso a una pluralidad metodológica y considerar la voz de los expertos,
que son aquellos que han vivido el problema objeto de nuestra investigación, por
lo que la validez del conocimiento científico trata sobre todo de un consenso entre
expertos, ciudadanos y afectados; c) profesional, en la cual se concibe la
formación como un diálogo de saberes que implica la participación sistemática en
debates científicos, congresos y reuniones para alimentar y contrarrestar la
práctica profesional que permita navegar por los sistemas de comunicación
intercambiando información y experiencias personales.
Lo anterior implica generar habilidades y herramientas para construir un espacio
donde los actores sociales puedan obtener efectos y transformaciones tangibles, y
es necesario disponer de conocimientos profundos en materia de la cultura y la
cotidianidad del entorno en el cual se ejerce como psicólogo social. Y este

341
ejercicio teniendo presente tres supuestos básicos (Collier y cols 1996:515): i) Que
la realidad es dinámica, ii) Que el conocimiento es una construcción social, y iii)
Que el conocimiento tiene consecuencias sociales. Tener en cuenta estos
supuestos exige al psicólogo social adoptar una actitud crítica frente a sí mismo,
que se proponga fortalecer su papel como agente en la transformación social a
través de la producción de alternativas constructivas y consultivas con las
comunidades, grupos o instituciones con las cuales desarrolla su labor.
En este sentido, el contexto del psicólogos social se puede concebir como un
marco para la transformación social constructiva en el cual la incidencia del
profesional se refiere a los procesos sociales macro como la construcción de
políticas de Estado que permeen el marco legislativo de la nación, disponer una
postura ético-política frente a las responsabilidades del Estado y la sociedad civil
respecto a las problemáticas nacionales, tener consciencia social y visión clara y
reflexiva sobre la realidad de las personas para y con las cuales trabaja.
Por otra parte, la formación en intervención psicosocial requiere mostrar al
educando un eje transversal que incorpora modelos teóricos y el uso de técnicas
de intervención e investigación aplicadas al contexto social y en sus diferentes
niveles (individual, grupal. comunitario), teniendo presente los diferentes sectores
de población y temáticos con los que trabaja un psicólogo social: tercera edad,
infancia, minorías, género, medio ambiente. Es un desarrollo de capacidades en el
cual es importante incluir cinco ejes básicos de los programas de formación en
este ámbito: 1) El marco normativo administrativo y organizativo de los diferentes
programas y servicios, 2) Las características psicosociales de los sectores de
interés, 3) Los modelos teóricos de intervención, 4) Las estrategias y técnicas de
intervención, 5) una metodología de planificación y evaluación.
Así, el Psicólogo Social debe poder poner en práctica metodologías para
desarrollar miradas complejas e intervención no simplificante, es decir, en los
contextos, con los individuos, con los grupos, con las comunidades, para contribuir
a recuperar el poder de incidencia y decisión en lo público. De igual modo, debe
disponer de un conocimiento confiable sobre la regulación y las normas
construidas por los actores sociales en su entorno social, desde una perspectiva

342
tanto micro como macro social y generar mayor investigación de las realidades
que construyen las intervenciones psicosociales en la vida cotidiana,
mantenimiento una vigilancia critica de las posturas personales o colectivas que
dan cuenta de prejuicios e ideologizaciones frente a la violencia y al conflicto.

343
Referencias

Colegio Oficial de Psicólogos de España. Perfiles profesionales del psicólogo.


Psicología de la intervención social. Recuperado de:
http://www.cop.es/perfiles/contenido/intervencion.pdf
Collier, G., Minton, H. & Reynolds, G. (1996). Escenarios y tendencias de la
Psicología Social. Madrid: Editorial Tecnos.
Delgado, M. O. (2003). La Geografía humanística y la experiencia del espacio. En
Debates sobre el espacio en la geografía contemporánea, pp. 103-120.
Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Unibiblos.
Fernández, C. P. (2006). El Concepto de Psicología Colectiva. México: UNAM.
Ibáñez, T. (2001). Compromiso Político del Psicólogo. En Psicología Social
Construccionista. Cap. 8.Guadalajara: Universidad de Guadalajara
Íñiguez, L. & Pallí, C. (2002). La Psicología Social de la Ciencia: Revisión y
discusión de una nueva área de investigación. Revista Anales de
psicología. 18(1), 13-43.
Marín-Baró, I. (1997). Acción e ideología. Psicología social desde Centroamérica.
Nicaragua: UCA Editores. Capítulo 1.
Moscovici, S. (1993). Psicología Social I. El campo de la Psicología Social.
Barcelona: Paidós.
Moscovici, S., Pages, M. et al. (1973). Psicología Social y Compromiso Político.
Argentina: Rodolfo Alonso Editor.
Sécord, P. (1989). ¿Cómo resolver la dialéctica actor/sujeto en la investigación
psicosocial? En Ibáñez, T. (Ed.). El conocimiento de la realidad social.
Barcelona: Sendai.
Vázquez, J. J. La comprensión en la construcción de la Psicología Social. Una
perspectiva socio-histórica. Recuperado de:
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/polis/cont/1998/pr/pr7.pdf

344
Tercera Parte. Convergencias, divergencias y desafíos.
Comentarios Finales.

345
Comentario Final. Annaliesse Hurtado Guzmán

La relación entre capital social y bienestar se hace evidente durante la lectura del
texto. Por lo que me permitió reflexionar a cerca de 1) la pertinencia de quehacer
profesional con población de abandono social, a través de la incorporación de
profesionistas a organismos de Servicios Sociales, encaminado su labor hacía la
generación de bienestar. De lo cual surgen diversas preguntas, por ejemplo: el
contexto en el cual se relacionan las variables antes expuestas, ¿de qué manera
impactan en el logro de objetivos (generación de bienestar)? Si éste es ríspido
¿podrá generarse tanto capital social, como bienestar?

En este tenor, dentro del escrito se argumentó que entre la relación de capital
social y bienestar, el primero sería un medio y el segundo un fin, sin embargo
cabría la posibilidad de considerar, de que en diversos momentos podría invertirse
dicho mecanismo, siendo en sí, el bienestar un medio para que permita la
generación de capital social como un fin. Por ejemplo en mi caso particular el
ambiente generó que hubiese actitudes inadecuadas por parte del personal de la
casa hogar hacía las adolescentes, en el cual las psicólogas replicaban la
violencia al encontrarse inmersas en un ambiente hostil.

Por otro lado el exponer cómo las acciones realizadas por los profesionistas se
enmarcan en una estructura social, política y económica, en donde se discuten
conceptos como el de “sufrimiento social” de Bourdieu, es importante para
comprender que el sujeto social es susceptible de replicar las creencias que como
bien se dice en el escrito, lo estructuran y que estructura en su vivir cotidiano,
donde me parece importante su mención, ya que es evidente que al encontrarnos
inmersos en un contexto determinado existe un intercambio de conductas, las
cuales pueden o no generar bienestar, siendo que las subjetividades de cada
psicólogo o psicóloga pese a que hay reglas y métodos de trabajo establecidos,
pueden afectar el trabajo a realizar.

346
En este sentido me pareció adecuada la manera detallada y clara de exponer la
oportunidad de retomar diversas conceptualizaciones para llegar a un
entendimiento del concepto de bienestar, tan general en un primer momento,
exponiendo que dichas acepciones son “socialmente construidas”. Por lo que al
aludir a diferentes concepciones como lo son el desarrollo de capacidades,
empoderamiento y autoeficacia, entre otras más, dicho concepto puede
delimitarse mejor en la experiencia en casa hogar. Al respecto me surgieron
diversas interrogantes:
¿Cuándo determinar sí una conducta es susceptible de generar bienestar?, ya que
las expectativas de vida de cada persona son distintas en base a lo que a su
pensar y sentir necesitan, y aunque se habiliten para generar conductas más
adecuadas, por así decirlo, una misma variable puede no ser funcional para todas
las personas en todos los contextos. Así mismo el empoderamiento para cierto
sujeto en algunos contextos pudiera interferir en la generación de bienestar.

347
Comentario Final. Angélica María Segura Torres.

El debate permanente sobre ¿al servicio de quién estamos?


o ¿de qué lado estamos?, nos recorre, nos coloca y confronta
a un incesante replanteo, a un inminente y a veces cansado
análisis de nuestra práctica profesional y docente.

Patricia Casanova

No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y


reflexión.
Paulo Freire

Las universidades tienen un papel fundamental como agentes activos en las


transformaciones sociales. Un aspecto importante de esta premisa es que el
conocimiento no debe acumularse sino ejercerse (Soto, 2002).
Este pensamiento nos remite a las palabras del educador brasileño Paulo Freire:
reflexión y acción como unidad inseparable. Es decir uno de los compromisos que
adquirimos los profesionistas es aplicar nuestros conocimientos a la
transformación de las condiciones que se viven en nuestra sociedad.
De lo anterior se deriva un análisis y revisión de nuestra práctica y nuestra
formación. En éste sentido, el presente constituye un dialogo desde dos posturas
diferentes -no necesariamente contrapuestas- la academia, con una aportación
teórica al tema de la violencia de género (Silva, capítulo 6) y la práctica
profesional de la psicología social en la atención a casos de violencia de género
(Segura, capítulo 5). En éste dialogo surgen algunas interrogantes que trataremos
de contestar.
Partimos de la idea de que ninguna intervención puede ser eficaz si no cuenta con
una estructuración teórica, que describa y explique el fenómeno mismo en el que
se desea intervenir. Estos desarrollos teóricos otorgan validez científica y al mismo
tiempo nos proporciona no sólo un marco de referencia, además respalda
nuestras intervenciones.

348
En el caso que nos ocupa, Silva (2012) no sólo nos proporciona la conceptuación
correspondiente, además da cuenta de los avances legislativos que enmarcan
toda acción encaminada a prevenir, atender o erradicar la violencia y va más allá
al anclar desde algunas posturas antropológicas el tema de la violencia. Este
planteamiento teórico nos permite comprender las acciones cotidianas en las
cuales se expresa la violencia en general y la de género en particular.
De acuerdo con Freire la praxis es un ciclo de ida y vuelta entre la teoría y la
acción. Es decir ya contamos con un marco teórico, accionamos procesos de
intervención, pero se requiere hacer evaluaciones, de nuestras intervenciones y
una revisión de nuestras teorías puesto que sólo una crítica constante en ambos
sentidos nos llevara a generar los cambios pertinentes.
Pero ¿hasta dónde deberían plantearse dichos cambios? Si estamos hablando de
un dialogo entre teoría y práctica profesional cabría preguntarse si los planes y
programas de estudio de la licenciatura en psicología social responden a las
demandas sociales que nos ocupan. Es un punto difícil de definir, pues si bien la
universidad nos proporciona la formación teórica correspondiente, no todo el
conocimiento que se requiere lo podemos encontrar en la institución, hay que salir
a la vida cotidiana conocer de cerca las problemáticas y encontrar otros espacios
formativos, esto es así para todas las profesiones.
En el particular caso de la psicología social pareciera que al ser amplio el objeto
de estudio, también es amplio el ámbito de intervención. Situación que por una
parte enriquece la gama de posibilidades, pero al mismo tiempo nos plantea la
dificultad de que la universidad agote en su totalidad todo el saber que el
psicólogo social requiere para integrarse al ámbito laboral y para abordar las
problemáticas psicosociales vigentes.
Una vez que salimos a la calle, a las escuelas, a las comunidades a las
instituciones, nos encontramos con un mundo nuevo o mejor dicho distinto al
teórico que conocemos en la universidad. Nos preguntamos por donde iniciar una
intervención en una familia con violencia doméstica, en una escuela donde hay
Bullying o en una institución donde hay acoso laboral.

349
Del marco teórico que Silva (2012) desarrolla acerca de la violencia que se
construye, hay que “operativizarlo”, por llamarlo de alguna manera, me refiero a
que hay que traducirlo en acciones prácticas que se implementan con las
personas que son violentadas para que puedan acceder a construir una vida libre
de violencia. Y es justamente éste paso uno de los vacíos que tenemos durante la
formación. Por lo menos en mi experiencia, fue hasta que estuve dentro del
ámbito laboral cuando me confronte ante esta situación.
Hay que pensar que dado que las problemáticas psicosociales son diversas, las
intervenciones psicosociales son a su vez heterogéneas; ahí en donde aplicamos
nuestros conocimientos hay una diversidad de subjetividades que deben tenerse
en cuenta y si bien tenemos los marcos teóricos, la realidad, el estar ahí en vivo y
en directo nos confronta ante dilemas éticos, prácticos, y aún teóricos. Nos
preguntamos con que otras disciplinas enlazar esfuerzos para tener intervenciones
eficaces y este es un punto que escapa por completo a los planes de estudio de la
psicología social pues si bien se comparten algunas unidades de enseñanza
aprendizaje de otras áreas, ello no garantiza que se adquieran estrategias de
colaboración multidisciplinaria.
Otro planteamiento importante en éste diálogo, tiene que ver con la orientación de
la formación del psicólogo social hacia la solución de problemas ¿será esto
conveniente? Si partimos de nuestro primer planteamiento la respuesta es sí, sin
embargo, no hay que perder de vista otros aspectos.
Sin duda necesitamos que se nos oriente hacia la resolución de problemas, que el
plan de estudios incluya herramientas teórico metodológicas con ese fin, sin
embargo no es lo único que debe contemplarse, un equilibrio entre las teorías y
las prácticas de la psicología social sería deseable. Tampoco podemos olvidar la
importancia de la investigación, pues a través de ella mejoramos nuestras
intervenciones y generamos teorías acorde a los nuevos contextos sociales.
Visto de conjunto parece un punto cuyo equilibrio es difícil de lograr, pues como se
dijo antes la psicología social tiene una amplia gama de posibilidades de
intervención, luego entonces esta situación nos remite a una encrucijada entre la
formación universitaria y la intervención psicosocial. Ante esta situación, habrá

350
que formular alternativas, tal vez de formación continua en donde se aborden
aquellos aspectos que requerimos para integrarnos al ámbito laboral como
psicólogos sociales comprometidos con la transformación social.
Para finalizar pienso en la gran importancia, de este dialogo desde la postura
académica y la postura del egresado quien enfrenta los retos tanto sociales como
laborales. Se valora la apertura para escuchar y comentar al respecto de un tema
analizado desde dos posturas diferentes, esto en sí mismo ya es una oportunidad
para plantear inquietudes y propuestas de cambio. Agradezco la oportunidad de
hacer escuchar o mejor dicho leer mi postura y experiencia al respecto.

Referencias.

Segura, A. (2012). La intervención psicosocial en la violencia de género.


Silva, M. (2012). La violencia que se construye.
Soto, A. (2002). Procesos de intervención comunitaria. Tramas. México: UAM-X.
Freire Paulo. (1969). La educación como práctica de la libertad. México: Siglo XXI
Editores.

351
Comentario Final. Noemí Ramírez García.

El camino de la experiencia hacia la tierra prometida es un proceso por el cual se


retoman algunas visiones sobre lo que hace la profesionista de la psicología social
desde la mirada crítica y experta del docente en psicología social, al mismo tiempo
en que se implementan nuevas ideas que alimentan, contextualizan y trasforman
esa llamada tierra prometida sobre la que recae mi experiencia.

El trabajo aquí descrito, como bien se dice en voz del docente: aválese una
oportunidad justificada en sí misma, sobre la cual se desarrollan habilidades que
llegan a extralimitar las posibles funciones de un psicólogo social; la oportunidad
de la práctica profesional obedece y se alinea a un contexto social, económico y
político por el cual transite y permanezco inmersa. Por un lado la necesidad de
un trabajo y la oportunidad profesional; por el otro el discurso político sobre los
que se jactan objetivos y principios institucionales que refrendan como estandarte
la “multidisciplina” a luciente a “la construcción de distintas realidades opuesta a
la epistemología clásica” producto de un va y ven de intereses y creencias
políticas y personales de los que tienen “la silla del poder”. La interacción
multidisciplinar con otros profesionales dentro de esta diversidad teórica que
atiende distintas necesidades y niveles de explicación, resulta enriquecedora
cuando se trata de conocer otros niveles de atención en materia género, aunque;
también se vuelve complicada, cuando los distintos profesionales con los que
crezco y me reafirmo como profesionista de la psicología social, tratan de ejecutar
desde sus propios recursos, creatividad y visión de la problemática social un
trabajo de equipo; finalmente sé retorna contradictoria, inexistente e inoperante
cuando esta multidisciplina se encuadra y reacomoda constantemente a los
objetivos del discurso institucional.
Desdé la experiencia de una recién egresada, la diversidad teórica me sirvió como
una herramienta de intervención sobre la cual se daba cumplimiento a las

352
funciones laborales, ante el desconocimiento de una fuente teórica sobre género
desde la mirada psicosocial; la realidad es que se comenzó a ejecutar las
funciones laborales mucho antes de poder indagar a conciencia sobre el tema, de
esta manera se adopta la multidisciplina institucional como un eje teórico en el
desempeño laboral, aunque con el tiempo se ha ido construyendo y puliendo una
línea teórica genérica sobre los sexos que si bien no rechaza la adhesión de las
aportaciones de otras ciencias, si se apega a una claridad dentro de los niveles de
explicación y las demandas que abordan. Esta necesidad personal tiene la
finalidad no solo de mejorar la intervención en los grupos, también es
indispensable para tener un antecedente bibliográfico en el trabajo de una
investigación sobre estudios de género para un futuro posgrado.
La multidisciplina por su propia descripción desde la institución no contempla ni le
interesa el termino de procesos psicosociales, pero para una psicóloga social es el
eje rector que guía el camino de la explicación sobre los cuales se quiere inferir
para dar cumplimiento al cambio social; me quedo con la reflexión del profesor y
enfatizo la necesidad de conocer las causas que explican los procesos de la
interacción de los jóvenes frente a una problemática social desde el ámbito de la
psicología social; concuerdo con él, la idea de psicologiazación de la realidad ante
el esclarecimiento y necesidad de explicación grupal, aunque antepongo la
limitante del egresado en materia de teorías psicosociales y la practicidad de la
mismas, alimentado por el conocimiento abstracto de su formación, frente a la
demanda laboral que lo obliga a desarrollar diferentes habilidades que lo inserten
al ámbito laboral; en este sentido la psicologización en mi experiencia surge de la
apropiación de mis recursos psicosociales para cumplir con ciertos deberes
laborales ante la necesidad de explicación de lo que hago como como psicóloga
social dentro de un contexto social que obedece a una sintonía de tiempo y forma
del discurso institucional de las propias funciones laborales.
Por otro lado, subrayo que en la premisa “el conocimiento es producto de la
práctica” me apego a la visión de que el conocimiento se interpreta como un
conjunto de ideas nacientes de la multidisciplina dentro de la propia interacción
con los diversos profesionales con los que se realiza la práctica profesional; así

353
mismo desde la palabras de Freire, el conocimiento también es producto de la
interacción de la práctica profesional que se da entre los educados y la educadora
que se unen en el dinamismo de la intervención grupal, para compartir ideas que
enmarcan una aproximación de la realidad inmersa en necesidades observadas y
explicitas que dotan en sí, un cierto tipo de conocimiento dado a través del sentido
común, que si bien no es científico, si aporta una mirada empírica de la realidad
ordenada de la vida cotidiana ante la cual apega un significado tanto para la
educadora como para los educados dentro de un lenguaje objetivo.

La psicologización si bien no es un conocimiento científico, si se alimenta del


análisis de ciertas teorías que brindan coherencia a un trabajo estructurado que se
perfecciona con el análisis del mismo a través de la profesionista en psicología
social o de la visión del docente experto en el método sobre el cual se hace
psicología social. En este andar de reflexión sobre la práctica profesional me llevo
la tarea de volverme estudiosa de los procesos psicosociales en el cual las y los
jóvenes coexisten dentro de una problemática social a fin de promover el cambio
social a través de la teoría y la práctica como una herramienta profesional.

354
Comentario Final. Sara Elisa Gracia Gutierrez de Velasco.

Como anotación final, propongo reflexionar sobre tres aspectos, a mí parecer,


fundamentales en el dialogo entre académicos y practicantes en el campo de la
investigación e intervención del consumo de drogas:

El primero se refiere a reconocer que una forma de abordaje de problema del


consumo de drogas, digamos hegemónica, han sido las explicaciones basadas en
los modelos de factores de riesgo y protección, y preguntarnos sí los psicólogos
sociales deberíamos buscar contribuir en este sentido, o bien, desarrollar aportes
que retomen otras formas de teorización-comprensión basados en una perspectiva
compleja, posmoderna y post-estructuralista, que instrumente procesos de
investigación – acción y/o intervención comunitaria, incluyendo en nuestra mirada
la dimensión social, cultural y política, y de poder, dentro de los marcos simbólicos
que instituyen los órdenes sociales y normativos donde tienen lugar las
experiencia de los sujetos, incluido los usuarios de sustancias psicoactivas.
Lo anterior exigiría un ejercicio de-constructivo de categorías y modelos
establecidos de explicación, que nos llevaría a preguntarnos sobre el significado
de categorías naturalizadas como: bajo control de impulsos, vínculo con redes
sociales desviantes, baja adherencia escolar, relaciones familiares disfuncionales,
baja autoestima, falta de asertividad, etcétera.
En la medida que la psicología social se siga tratando de adecuar a las formas de
estudio de las ciencias naturales, dejará de lado, aquello que hace lo simbólico de
lo social, limitando la comprensión significativa de los procesos y los fenómenos.
El segundo, versaría sobre la necesidad de mantener una miraba transdisciplinaria
en la comprensión y el abordaje de los consumos de drogas, a partir de
preguntarnos sí es suficiente el estudio de este campo desde una sola
perspectiva, debido a que nos referimos a un problema complejo. Pensaría en que
tendríamos que empezar por no ser “demasiado psicólogos sociales”, y

355
proponernos trastocar los límites disciplinarios, para pensar los problemas desde
los espacios intermedios, o vinculativos de los campos de saber. Lo anterior
llevaría a los psicólogos sociales a buscar una forma construccionista de saber,
que tenga como principal característica el dialogo con otras parcelas de
conocimiento e intelección.
El tercero propone desarrollar nuestras propias teorías y formas de intervención y
eludir la importación de modelos teóricos y programas de prevención y tratamiento
de otros países, a cambio de generar conocimientos y formas de comprensión que
tengan una raigambre cultural local y contextual específico.
Con lo anterior quiero expresar que lo que ha prevalecido en la psicología como
aporte para la comprensión del consumo de drogas han sido modelos basados en
factores de riesgo y protección, que indagan las conductas y actitudes de los
sujetos con prácticas de consumo de sustancias. Esta aproximación, importada
del país vecino del norte, ha quedado rebasada ante la complejidad y
multidimensionalidad del problema en la actualidad. Es difícil pensar en términos
tan acotados un problema que mantiene una estrecha implicación histórica,
cultural, subjetiva y política. Como psicólogos sociales, tendríamos que ir más allá
de los modelos reduccionistas de la psicología tradicional de la modernidad y
situarnos en los límites de la disciplina.
Lo anterior podría implicar retomar la perspectiva social, intersubjetiva, colectiva y
comunitaria en el abordaje del problema. Ir más allá de los marcos biomédicos,
para arribar a la problematización más compleja de los consumos de drogas, a
saber, problematizar el consumo como un síntoma social que denuncia
condiciones de exclusión social, inequidad e indiferencia del aparato
gubernamental en cuestiones fundamentales como son el acceso a la salud,
educación, empleo, seguridad y cultura de los diferentes grupos sociales que
conformar las comunidades. En la medida que se reduzca la brecha y la inequidad
económica y de acceso a la cultura, tendremos una importante disminución del
consumo de sustancias en términos de abuso y dependencia.
En este sentido, encuentro coincidencias con la propuesta que recoge la
académica Marisol Pérez-Ramos, para el abordaje del consumo de drogas desde

356
la teoría del desarrollo, que sugiere incluir el contexto amplio (ecológico) en el que
se desarrollan los sujetos, la incorporación de los valores y las necesidades de
quienes participan en la investigación, intencionar una comprensión amplia de los
efectos de las intervenciones, así como la flexibilidad necesaria en la adecuación
del diseño y el método de investigación en función de las necesidades locales,
incluyendo en la intervención procesos a largo plazo, de forma multidisciplinaria,
que incluya a personas de la misma comunidad, para favorecer procesos de
colaboración, co-participación y co-aprendizaje. Asimismo, la necesidad de cuidar
que la teoría y la práctica, se mantengan implicadas en los proceso de
investigación e intervención.

357
Comentario Final. Isabel Canchola Bravo.

Las políticas públicas son la expresión de las decisiones de las entidades públicas
de llevar a cabo de manera sostenida acciones y cambios sustantivos frente a las
necesidades sociales relevantes. El primer paso para el establecimiento de esas
políticas es el reconocimiento de la trascendencia de un problema específico. Los
cimientos de unas políticas efectivas para la atención de la salud del adulto mayor
se apoyan en el consenso social generado en torno al escenario creado por los
acelerados cambios sociodemográficos que en un periodo relativamente breve
están haciendo transitar a México de una sociedad de niños y jóvenes a una
sociedad de adultos y adultos mayores.
Se trata de una situación inédita, pues se presenta por vez primera en el curso de
la historia del país. Se trata de un fenómeno global; otros países también han
experimentado o habrán de experimentar esta transición demográfica. En nuestro
caso, la falta de apego a los estilos de vida saludables y el escaso control de los
factores de riesgo crean situaciones de gran vulnerabilidad para la creciente
población de adultos mayores quienes ahora conforman una “nueva mayoría”.
No cabe duda que el envejecimiento está marcando la pauta del crecimiento
demográfico a nivel mundial y México no escapa a esta problemática, sin
embargo, el Gobierno Mexicano no está haciendo mucho con respecto a esta
población que actualmente representa aproximadamente el 10 % de la población
del país. Las Organizaciones de la Sociedad Civil (llámese ONG´s, I.A.P.´s, A. C.,
etc.) que trabajan con este grupo etario no pueden resolver la problemática social
de este sector poblacional, apenas palian o sobrellevan ésta debido a que los
recursos económicos que obtienen las OSC mediante la elaboración de proyectos
están etiquetados, es decir, están destinados a cubrir aquellos rubros que al
Gobierno del Distrito Federal, al Instituto Nacional de Desarrollo Social, a la
Secretaría de Desarrollo Social, a la Secretaría de Salud, a algunas instituciones
de segundo piso (Nacional Monte de Piedad, Fundación Dondé, Fundación Luz
Savignon, etc.) y a algunos laboratorios farmacéuticos particulares les parecen

358
adecuados, que no necesarios e indispensables, desde el desconocimiento y/o
indiferencia que les provocan los problemas sociales del país. Lo mismo sucede
con la Pensión Universal que proporciona a los adultos mayores de 68 años el
Gobierno del Distrito Federal; $930.00 mensuales no resuelven los problemas
económicos de éstos, apenas los amortiguan un poco. La credencial del INAPAM
les resuelve algunos problemas de transporte, pero no totalmente. Las pensiones
y/o jubilaciones con que algunos adultos mayores cuentan no son suficientes para
cubrir sus necesidades básicas de subsistencia, mucho menos de salud,
rehabilitación, recreativas, culturales, etc. Los clubes de tercera edad del INAPAM
están completamente descuidados por el propio Instituto, ya no tienen actividades
sociales, educativas, culturales y recreativas, con trabajo tienen un espacio y sillas
en donde hacen lo que pueden solos para no aburrirse y pasar tiempo fuera de
casa. El programa Oportunidades otorga a las familias un apoyo mensual de
$305.00 para alimentación por cada anciano mayor de 70 años. ¿Quién vive con
estos servicios? Todas estas son medidas paliativas pero que no resuelven la
problemática biopsicosocial de los adultos mayores de nuestro país, enmascaran
la misma y consiguen que algunos partidos políticos enarbolen causas con fines
proselitistas de las que obtienen el mayor provecho. Hacen falta políticas públicas
específicas para las personas de tercera edad y que tengan incidencia real sobre
la población a que van dirigidas pero hasta la fecha no parece haber personas e
instituciones interesadas por el tema de la vejez siendo uno de los que
rápidamente nos está alcanzando. De acuerdo con los datos anteriores es
evidente la ausencia de un sistema de seguridad social que diferencie la situación
de los grupos más vulnerables, como es el caso de los ancianos, ya que las
condiciones sociales, ambientales y políticas actúan sobre el proceso salud-
enfermedad-atención y condiciona las formas en que los ancianos en la sociedad
mexicana enferman y mueren. También debemos mencionar la escasa o nula
preparación que tienen muchas personas que trabajan para con este grupo
poblacional, urge que deje de ser personal improvisado el que atienda a nuestros
viejos. ¿Dónde están las universidades preocupadas por el futuro que nos está
alcanzando?

359
Aunado a lo anterior pero no menos importante es el hecho de que México ya
ocupa el primer lugar en sobrepeso y obesidad a nivel mundial y una de las
principales consecuencias de éstos es la diabetes no insulodependiente. Los
datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Derechohabientes del
ISSSTE 2007 aporta datos relevantes sobre la carga adicional que representan
para los servicios la atención de los adultos mayores al compararlos con los
trabajadores en activo. Lo primero que se observa es que los ancianos acuden a
los servicios públicos en mayor proporción que los trabajadores activos y que
hacen mayor uso de los servicios hospitalarios. Destaca también la alta
prevalencia de enfermedades crónicas-degenerativas, destacando la elevada
frecuencia de hipertensión arterial y diabetes mellitus. Los adultos mayores son el
grupo demográfico que muestran una tendencia creciente en el gasto en salud
según se estima hasta el año 2050. Considerando que hay más de 200
complicaciones de la diabetes mellitus y que ésta es una de las principales
patologías crónico-degenerativas de las personas de tercera edad, la Secretaría
de Salud debería estar actuando ya intentando revertir esta tendencia y sus
terribles complicaciones e implicaciones para la salud, economía, funcionalidad e
independencia de los actuales y futuros ancianos del país.
Desde esta perspectiva es bastante difícil que las universidades estén
preocupadas y ocupadas en el tema de la vejez. La UAM-I no tiene entre sus
programas académicos contemplado este tema, como es un tópico que duele, da
miedo y angustia preferimos ocultarla bajo el velo de la invisibilidad, ya nos tocará
vivirla y quizá en muy malas condiciones sociales, culturales, económicas,
sanitarias, etc. Es un tema que debería tenernos más que inquietos; no pensamos
en que algún día nosotros mismos vamos a ser los ancianos y que debiéramos
preparar nuestro propio proceso de envejecimiento biopsicosocial.
Las Organizaciones de la Sociedad Civil que trabajamos con este grupo etario
consideramos de suma importancia al hacer copartícipes del proceso de
envejecimiento del abuelo al resto del grupo familiar dado que éste es el grupo de
pertenencia del que nunca se desliga debido a que es en éste donde el viejo
permanece la mayor parte del tiempo y quien en muchos casos ocupa un lugar

360
importante. Es necesario educar a la familia sobre el proceso biopsicosocial que
implica envejecer para que en las distintas circunstancias que se les vayan
presentando sepan qué hacer y cómo hacerlo. Una vez que el anciano ha acudido
a un grupo de tercera edad y se siente parte de él es muy difícil desligarlo del
mismo, puesto que en este ha encontrado o reencontrado a su grupo de pares,
sus recientes amigos, sus confidentes, sus similares y termina siendo parte de él
por identificación. Pero también tenemos el serio compromiso de hacer
responsables del proceso de envejecimiento a los mismos abuelos porque el
autocuidado desarrolla actitudes y aptitudes, modifica el comportamiento personal,
fortalece las relaciones familiares y se amplía la participación social.
En mi intervención directa como Psicóloga Social con las personas de la tercera
edad he podido conformar grupos y subgrupos de senectos, debido a los distintos
grados de identificación social que se dan entre ellos porque institucionalmente
hemos resaltado las características positivas de la vejez (p. e. la experiencia, la
funcionalidad, autonomía, etc.) y minimizado conductas negativas (p. e. como
personas enfermas, intolerantes, necias, dependientes, etc.) con lo cual las
personas han reelaborado su autoimagen en forma positiva, es decir, como
miembros útiles de la sociedad, responsables, respetables, con proyectos por
emprender, con metas que conseguir y con objetivos para continuar viviendo
perfectamente bien definidos.
Un plan que realmente contemple la participación de los adultos mayores, familias,
profesionales, redes institucionales y comunitarias combinando recursos y
capacidades con el objetivo de elevar la calidad de vida de los ancianos, debiera
proponer la construcción de una cultura de envejecimiento activo (OPS-OMS,
1985) donde:
 Las personas cuiden de sí mismas,
 Los familiares apoyen a sus parientes
 Las familias se asistan unas a las otras
 Los vecinos, amigos y comunidades proporcionen respaldo y servicios a
quienes lo necesiten
 Los cuidadores primarios encuentre respiro y relevo

361
 Las sociedades elaboren políticas de protección y mejoramiento de la salud
que reduzcan las causas de enfermedad y discapacidad, y estimulen a los
individuos a adquirir mayor responsabilidad y solidaridad
 Los profesionales sociales y de la salud ayuden a los individuos, a los
integrantes de las familias y a otras personas a cooperar con y entre ellos para
fomentar la salud y el bienestar
Es a partir de este tipo de planteamientos que los estudios sobre la calidad de vida
surgen para conocer y dar mejor atención a las necesidades de la persona (en
este caso específicamente del adulto mayor), ya que por los cambios físicos,
psicológicos y sociales asociados al proceso de envejecimiento constituyen una
población particularmente vulnerable que requiere de estrategias de atención que
les garantice una calidad de vida digna.
El reconocimiento del problema del envejecimiento poblacional y del mandato
legal de “otorgar servicios públicos de salud integrales y de calidad” compromete a
la sociedad a construir políticas públicas que conduzcan a la creación de una
instancia rectora que promueva la investigación multidisciplinaria, la formación de
profesionales de diversas disciplinas, la orientación de los servicios de salud y la
educación de la población. Las políticas de salud a favor de los adultos mayores
forman parte de un continuo de la estrategia general de promoción-prevención que
contribuye al envejecimiento sano y activo, asegurando de esa manera el
mejoramiento en la calidad de vida y la reducción franca de los factores de riesgo
que limiten la incidencia de incapacidad y dependencia al término del ciclo de la
vida. Todavía nos falta mucho por hacer.

362
Comentario Final. Pablo Carlos Rivera Valencia

En primer lugar quiero agradecer los comentarios y el reconocimiento a este


trabajo, en tanto experiencia de vida y en tanto experiencia profesional, por parte
de los profesores Víctor Cárdenas y Cristina Fuentes. Sin duda alguna
enriquecieron las ideas aquí expuestas, ya que sus reflexiones le aportan
perspectivas que, si bien de entrada no las pensé como referentes o puntos de
partida, si complejizan aún más estos asuntos: de por sí complejos.
Lo que sigue no es sino la explicitación de algunos puntos de coincidencia y
contraste entre Víctor, Cristina y yo. Entonces:
1. Estoy de acuerdo en que las miradas que descansan en cualquiera de los
actores involucrados son en sí mismas perspectivas reduccionistas, quizá a modo
de defensa de las ideas aquí expuestas puedo afirmar que lo que siempre intenté
fue mirar desde algunos de los actores involucrados este asunto, en este sentido,
entiendo y asumo la ausencia de la dimensión más estructural de este conjunto de
problemáticas, de manera que reconozco los alcances de esta propuesta.
2. Coincido en la necesidad de realizar un análisis de estas mismas problemáticas
desde una perspectiva macro, que dé cuenta de lo social en su sentido más
amplio, y con esto, de las violencias estructurales y simbólicas en las que se ven
inmersos estos jóvenes. Sin embargo, estas reflexiones desde el principio no
tuvieron esa posibilidad, porque cuando uno se encuentra posicionado como un
actor más, en este caso como integrante del equipo encargado de operar con
algunos conocimientos técnicos y especializados (psicosociales, psicoterapéuticos
y pedagógicos en esencia), lo que uno puede mirar de primera mano, a partir de lo
que acontece en la vida cotidiana, son interacciones cara a cara; de manera que
las estructuras y los sistemas no quedan ocultos, pero hay pocos elementos para
dar cuenta de ellos, ya no digamos para transformarlos. Entonces, tengo claro que
muy pocos trabajos han logrado dar cuenta de las problemáticas sociales, a nivel
estructural, desde los sujetos.

363
3. También coincido con Víctor y con Cristina en que la identidad profesional
constituye una herramienta de mucho valor en este tipo de trabajo, en estos
contextos y con este tipo de población, es decir; es asumir que el principal
instrumento que se tiene para laborar es uno mismo: el cuerpo, las ideas, las
emociones, etc., en este sentido lo que se juega no es cualquier cosa porque
como bien apuntó Cristina: ante escenarios tan devastadores, como en los que se
trabaja hoy en día, una de las cosas más efectivas que se pueden hacer es parar,
y entonces, reflexionar en torno al trabajo que se viene haciendo.
4. Una de las ideas que discutí con mucho interés, particularmente con Víctor,
tiene que ver con la posibilidad de mirar el conjunto de lo que hace a estas
experiencias y herramientas, adquiridas y utilizadas en el trabajo cotidiano con los
adolescentes como una suerte de estética de lo carcelario15. Debido a que, en
tanto trabajo profesional, lo que aquí impera se parece poco a la lógica, por
ejemplo, del trabajo académico (orden, sistematicidad, etc.). En este sentido, el
trabajo de intervención del que se da cuenta tiene como característica nodal la
creatividad, entendida no como espontaneidad, sino como capacidad para integrar
conocimientos teóricos y prácticos, e incluso como innovación.
Si esto es así, desde luego que este trabajo tiene alcances descriptivos que ojalá
no se queden en la superficie de los asuntos aquí abordados, en este sentido es
cercano a la fenomenología social. De manera que, lo que se buscó
constantemente fue reflexionar un poco más allá de los datos cuantitativos o
cualitativos con los que hoy se cuenta respecto a estos asuntos.
Entonces, también es importante aclarar que en ningún momento esta propuesta
pretendió explicar las causas psicosociológicas de los mundos violentos en los
que están inmersos estos jóvenes, mucho menos descomponer la problemática en
factores o variables. La perspectiva fenomenológica asumida, y como en este
trabajo se entiende, busca mirar la esencia del trabajo técnico16 con las y los

1
La imagen que produce esta expresión me parece muy interesante porque puede servir como contrapeso a
una idea hegemónica y peligrosa, a saber, la de laboratorio social.
16
Término con el que, dentro del sistema penitenciario, se denomina al tipo de trabajo que de manera
integrada realizan artistas, psicólog@s, trabajadore@s sociales y pedagog@s.

364
adolescentes en conflicto con la ley, dentro de los espacios en reclusión, y en el
ámbito de su vida cotidiana; este tipo de labor si bien tiene como uno de sus
referentes principales a la disciplina Psicosocial, también tiene componentes que
lo caracterizan como un trabajo de índole transdisciplinar.
Por otro lado, también asumo las consecuencias que pueda traer consigo la
ausencia de las grandes teorías e interpretaciones que sobre estos asuntos se
han venido construyendo, no es sino mi narración y mi perspectiva, y que como
bien apuntaban Víctor y Christina: ya presupone cierto compromiso teórico y
metodológico con la disciplina psicosocial, de lo que es trabajar en estos espacios
y con estos actores.
No obstante todo esto, también hay que destacar y reconocer que el trabajo
realizado por los profesionales que en estos espacios laboran es poco conocido, y
al mismo tiempo valioso, no sólo para la o las Psicologías Sociales, ya que se trata
de un conjunto de conocimientos prácticos y al mismo tiempo hiperespecializados
que valdría el esfuerzo tratar de sistematizar poco a poco, en este sentido, estas
reflexiones podrían ofrecer una idea muy general de cómo los practicantes de la
psicología social se apropian, integran e incluso producen conocimientos de
mucho interés y relevancia para la disciplina en cuestión.

365
Comentario Final. Joanna Flores Villagarcía.

Retomo la lectura que la Dra. Myriam Ocampo Prado hace de mi capítulo


“Actitudes y predisposiciones de una psicóloga social. Creencias, convicciones y
“sensibilidades” psicosociales” como insumo valioso en mi propia reflexión.
Muchas son las tareas del psicólogo social en la práctica profesional; sin embargo,
es importante dar relevancia a lo que considero el punto de partida de su
quehacer: la adopción de una postura ético-política. Como bien menciona la Dra.
Ocampo en su cometario: “como profesional le exigen mostrar una postura ético-
política frente a las realidades pasadas y frente a las realidades que están en
construcción”. Partir de una postura ético-política requiere una postura crítica. Lo
que me lleva a una serie de cuestionamientos: ¿Qué quiero hacer? ¿Quién soy
como profesional de la psicología social?, ¿Desde dónde quiero llevar mi práctica
como profesional? y ¿Para qué llevarla a cabo? Este proceso analítico-reflexivo
puede permitirnos alcanzar algo que señala la Doctora Ocampo: contar con “una
visión clara de responsabilidad social y política como término de referencia para
aportar realce a la formación como psicólogo”.
Partir de esta postura, ético-política y crítica permite dar realce específicamente a
su formación pero también a su quehacer como profesional de la psicología
social. (Martín-Baro, 1997 en Vázquez, 1998) y es que, aunque muchas son las
psicologías y muchas son las posturas, apelar al hecho de que la psicología social
es necesariamente política y comprometida éticamente permite conceptualizar y
tratar a la población con la que se trabaja como actores sociales y no como
sujetos de estudio. Este carácter político da la posibilidad de trabajar para incidir
en la población y generar junto con ella cambios sociales que consideramos
valiosos. En palabras de la Dra. Ocampo:

La persona como actor o agente supone que los individuos y los grupos son
concebidos como seres capaces de iniciar actuaciones, realizar actos
intencionados con base en un propósito, conscientes de reglas que los
guían hacia un fin y también capaces de imaginar cómo actuarán en

366
diversas situaciones, generando actos sociales en los cuales anticipan las
reacciones de las personas” (Secord, 1989, en Vásquez 1998: 167).

Es así que las personas con las que se trabaja, ya no son personas pasivas, sino
actores de su propia realidad, que construyen en compañía del profesional de la
psicología espacios para su propio desarrollo y –eventualmente-para su
esparcimiento, donde se entretejerán diversas relaciones interpersonales y de
grupo. A partir de esta postura ético-política es que deviene el énfasis de los
problemas que al psicólogo social atañen y a los que debe responder. Si hay una
responsabilidad social, entonces el profesional abarcará problemáticas en las que
se ven involucrados los actores sociales en su vida cotidiana. Muchos pueden ser
los escenarios, pero las problemáticas a las que atañe están delimitadas por el
compromiso ético-político de la psicología social.
Con ello quiero ratificar la afirmación que hace Myriam Ocampo: “Los principales
problemas dentro de los cuales se requiere una intervención del psicólogo social
son los problemas de convivencia” y, ¿Por qué los problemas de convivencia?
Porque los problemas de convivencia son parte del objeto de estudio de la
psicología social. La Psicología social pretende examinar la doble realidad de las
personas en cuanto actores sociales y en cuanto concreción de una sociedad y de
la sociedad en cuanto totalidad de personas y sus relaciones. Examinar ese
momento en que la sociedad se convierte en persona y la persona en social
(Martín-Baro, 1983).
Por lo tanto, abordar los problemas de convivencia como una forma de relación
humana, con el fin de rescatar un espacio público y comprender los significados
alrededor de ese espacio y esas formas de interacción es una tarea propia de la
psicología social a la que yo me he dedicado. Es aquí donde el profesional de la
psicología social puede hacerse varias preguntas para abordar el trabajo con la
comunidad: ¿Por qué se generan estos problemas de convivencia? ¿Cómo
reaccionan las personas a estos problemas? ¿Por qué procesos pasan para
resolverlos? Para responderlas debe de contar con ciertas habilidades, de algunas
hablé previamente en mi capítulo y la Doctora Myriam Ocampo agrega otras: la

367
empatía, el hacer una lectura contextual de la realidad, la observación, la ética
incluyente, la mirada histórica de la población, la escucha atenta de nuestro
alrededor, todas ellas permiten crear proyectos para incidir en las poblaciones, ya
sea concientizando, sensibilizando y/o acompañando a las comunidades en su
propio empoderamiento sin reducir la psicología social a una serie de técnicas a
emplear o intervenciones simplistas no sistematizadas sin objetivos claros y por
tanto con previsibles resultados difusos.
Para concluir quiero enfatizar la necesidad fundamental de incluir la perspectiva de
sujetos de derechos como condición propia de la población con la cual trabajan los
psicólogos sociales y como consecuencia necesaria de la adopción de la
perspectiva ético-política ya mencionada. Retomar este cometario hecho por la
doctora Ocampo me resulta relevante porque se relaciona con un cuestionamiento
que hice más arriba: ¿Desde dónde quiero llevar mi práctica como psicólogo
social?
Si percibimos a las personas como sujetos de derechos, entonces percibimos a
entes activos y no pasivos quienes inciden en su realidad, por lo tanto esta
perspectiva exige habilidades y conocimientos muy particulares que se vuelven
necesarios para el profesional de la psicología social.

Referencias
Martín-Baró, I. (1997). Acción e ideología. Psicología social desde Centroamérica.
Nicaragua: UCA Editores.
Secord, P. (1989). ¿Cómo resolver la dialéctica actor/sujeto en la investigación
psicosocial? En Ibáñez, T. (Ed.). El conocimiento de la realidad social.
Barcelona: Sendai
Vázquez, O. J. J. (1998). La comprensión en la construcción de la Psicología
Social. Una perspectiva socio-histórica. Polis, 1 (98), Recuperado de
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/polis/cont/1998/pr/pr7.pdf

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