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Transferencia

Para Lacan, por su parte, la transferencia implica al Otro, y es justamente en esa relación que
aparece la transferencia; más que como repetición y clisé, es un espacio entre el sujeto y el Otro, y
hace énfasis en señalar la posición subjetiva y apuntar a su deseo, más allá que caer en su
demanda. Lacan (1987) señala que, El deseo del análisis no es un deseo puro. Es el deseo de
obtener la diferencia absoluta, la que interviene cuando el sujeto, confrontado al significante
primordial, accede por primera vez a la posición de sujeción a él. Sólo allí puede surgir la
significación de un amor sin límites, por estar fuera de los límites de la ley, único lugar donde
puede vivir. (Lacan, 1987, p. 276).

Como mencionan Begoña et al. (1992), (…) tenemos los fenómenos ordenados según la estructura
imaginaria de la subjetividad y la intersubjetividad. (…) la estructura prevalente es la simbólica, la
palabra y el lenguaje, el significante, guían la aprehensión de lo que acontece en la transferencia,
de lo que constituye la acción analítica (…) Camino en el que la transferencia simbólica se complica
al no ser ya el Otro al que se dirige, el dueño del saber y el que garantiza la verdad. Que el Otro
padezca esta falta no nos permite pensar el fin del análisis como el reconocimiento de un deseo
reprimido. El deseo no puede ser reconocido sino sólo regulado por el fantasma. (p. 2)

Lacan habló de transferencia de manera profunda y debió clarificar el hecho de que la relación
analítica era de dos, y no precisamente una relación de objeto. Es decir, una relación que viene
mediada ya por Otro y otros; su propuesta del Estadio del Espejo permitió abrir discusiones en tal
sentido. Pero la transferencia no es una repetición de esos imagos, sino una rectificación de la
posición subjetiva frente a lo que dichos imagos representan y al sentido de los mismos. La
presencia del analista, mas no la respuesta del objeto, permitirá el progreso, puesto que no se
ocupará el lugar imaginario, pues no responde al clisé, sino a una posición subjetiva (Lacan, 1951;
1953; 1957a; 1957b; 1958).

La transferencia es la vía principal de tratamiento en el análisis (Lacan, 1960-1961; 1962-1963); es


el fundamento que permite el encuadre, la interpretación, el sentido y el fin de análisis. No sin
antes verse sometida a un sinnúmero de pruebas durante el análisis, ya sea como motor de la
cura, como una forma de resistencia o en el vaivén de sus contrarios; es decir, los sentimientos
positivos y negativos que va a despertar. La transferencia es entonces la garantía del tratamiento y
de la interpretación; esos momentos en los que se captura al sujeto en el análisis, es la captura del
inconsciente en el discurso del sujeto. Por ello apunta la interpretación al deseo y no a la demanda
del sujeto, no a lo dicho sino a lo que se esconde en ese decir (García, 2007; Asbed, 2008; Rojas-
Urrego, 2008; Levín, 2009; Passone, 2009)

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