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Para autores como Arguedas Quesada (2003), Rodríguez Barquero (2008) y Cáceres
Guillén (2010), es considerada como una disciplina. Mientras que para Pelegrín (1996) y
García Sánchez, Pérez Ordás y Calvo Lluch (2013) es una manifestación. Por otra parte,
Stokoe (1974) y Kalmar (2005) coinciden en que la expresión corporal es la danza.
No obstante, dicho término posee cierto grado de dinamismo, lo que le hace imposible
establecer una percepción universal en cuanto a su conceptualización. Por ejemplo, para
Stokoe y Harf (1984) la expresión corporal es una conducta espontánea presentada. Ross
(1996) la define como una forma más del lenguaje.
Para Torres Guerrero (2000) es contemplado como toda acción, gesto [y/] o palabra.
Morales (2010) la identifica como una aptitud particularmente humana. Por otro lado, Yutzis
(2010) la asocia como una modulación del desarrollo de la autonomía del movimiento.
Pérez Ordás, Calvo Lluch y García Sánchez (2012) la delimita como un área que
implica. Sin embargo, para Gil (2015) es una capacidad del individuo.
De los autores revisados Stokoe y Harf (1984), Pelegrín (1996), Ross (1996), Torres
Guerrero (2000), Arguedas Quesada (2003) Rodríguez Barquero (2008) Cáceres Guillén
(2010), Coterón y Sánchez (2010), Morales (2010), García-Torrell (2011), García Sánchez
Pérez Ordás y Calvo Lluch (2013), y Gil (2015) coinciden en que el cuerpo es el medio y /o
instrumento por el cual la persona transmite o desarrolla diversos aspectos.
Entre dichos aspectos se destacan sentimientos (Cfr. Stokoe y Harf, 1984; García-
Torrell, 2011; Pérez Ordás, Calvo Lluch y García Sánchez, 2012; Arguedas Quesada, 2003),
sensaciones (Cfr. Stokoe y Harf, 1984; Pelegrín, 1996; Pérez Ordás, Calvo Lluch y García
Sánchez, 2012; Arguedas Quesada, 2003), estados de ánimo (Cfr. Arguedas Quesada, 2003;
Gil, 2015), ideas (Cfr. García-Torrell, 2011; Gil, 2015), pensamientos (Cfr. Ross, 1996;
Stokoe y Harf, 1984), manifestaciones (Cfr. Pelegrín, 1996), conocimientos (Cfr. Arguedas
Quesada, 2003), vivencias, fantasías (Cfr. Ross, 1996; García-Torrell, 2011), situaciones,
(Cfr. Pérez Ordás, Calvo Lluch y García Sánchez, 2012), imágenes, afectos (Cfr. Ross, 1996)
y emociones (Cfr. Stokoe y Harf, 1984; Ross, 1996; Arguedas Quesada, 2003; Pérez Ordás,
Calvo Lluch y García Sánchez, 2012; Gil, 2015).
Partiendo de este último aspecto Pérez Ordás, Calvo Lluch y García Sánchez en 2012
argumentan que las emociones son productos espontáneos mostrados ante los demás
destacando que “en primer lugar ante el propio cuerpo y en segundo lugar ante el público”
(p. 40).
Es así que autores como Stokoe (1974), Rodríguez Barquero (2008), Torres Guerrero
(2008) y Morales (2010), Pérez Ordás, Calvo Lluch y García Sánchez (2012), y García
Sánchez, Pérez Ordás, Calvo Llunch (2013) coinciden fundamentando que la expresión
corporal es un medio de comunicación, expresión, conocimiento, autoconocimiento, contacto
[y conexión] consigo mismo, su medio/entorno y por consecuencia con los demás, es decir,
los espectadores.
Finalmente, la implicación social puede considerarse como la relación del sujeto con
los demás. Aquella comunicación que parte del interior del ser humano para ser exteriorizada
(Pelegrín, 1996; Rodríguez Barquero, 2008). Esta participación también podría contener,
según Pérez Ordás, Calvo Lluch y García Sánchez (2012), el trabajo en equipo, la
interrelación y la cooperación, abarcando más allá de la misma individualidad, lo que a su
vez permite adquirir un conocimiento corporal en forma individual o grupal (Arguedas
Quesada, 2003).
Sin embargo, la expresión corporal se puede dar como una mecánica propia de la
expresión o del quehacer cotidiano (Ross, 1996; Coterón y Sánchez, 2010). Cáceres Guillén
(2010), García Sánchez, Pérez Ordás y Calvo Lluch (2019), y Gil (2015) sostienen que esta
práctica además de darse de manera espontánea en las actividades del día a día, esta se
practica de forma más estética.
El objetivo que perseguir es lo que dista la perspectiva entre autores, por ejemplo,
para Mientras que para Stokoe (1990) se orienta a la búsqueda de objetivos positivos en el
área de salud y ayuda al ser humano a desarrollar su danza, en otras palabras, le apoya a
orientar el rumbo de su quehacer Torres Guerrero (2000) es la comunicación personal o
forma de autonocimiento. Por su parte Cáceres Guillén (2010) considera que el objeto es la
conducta motriz.
A diferencia de los demás García Sánchez, Pérez Ordás y Calvo Lluch (2013) sostiene
que la expresión corporal persigue la búsqueda del bienestar con el propio cuerpo, es decir,
el desarrollo personal; y el descubrimiento y/o aprendizaje de significados corporales.
Desde edades muy jóvenes, se puede hacer notorio que todo individuo es poseedor de
un cuerpo expresivo y comunicativo, dentro del ámbito educativo, esto se hace evidente pues
el cuerpo es aquel instrumento con el cual el niño asiste a la escuela (Ross, 1996).
Ross (1996) defiende que la expresión corporal-danza es parte del vivir del ser
humano, tomando bases de diferentes disciplinas artísticas que involucran al interprete.