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En su afán por dejar huella a su paso por las instituciones, los funcionarios
públicos son muy propensos a hacer cambios sin sentido. Uno de esos cambios
en materia educativa fue que los contenidos de los programas para ciertos grados
se organizaron en trimestres mientras que para los otros grados siguieron
agrupados en bloques bimestrales.
El problema fue que la organización no fue uniforme, como debería haber sido, y
esto generó problemas a la hora de tener que evaluar más o menos contenidos.
El calendario de evaluaciones
Lo anterior deja entrever que sólo se dispuso de los primeros seis días hábiles de
noviembre para abordar los contenidos del bloque II, ya sea medio bloque o todo
el bloque entero, para completar el primer trimestre (en los grados de 3° a 6° en
primaria, por ejemplo). ¿Cómo le hicieron? ¿completaron con el tiempo? ¿Qué van
a hacer en los ocho días que restan del mes? ¿Repasar o pasar al próximo
trimestre? Sin duda que cada quien hará lo que a su juicio estime conveniente.
Mal, muy mal.
Las evaluaciones
Hasta unos pocos días antes de que finalizara el mes de octubre, todos los
docentes continuaron evaluando como lo habían hecho siempre: aplicando
exámenes parciales, tomando en cuenta tareas, participaciones, trabajos y
asistencias; por último, en la semana del 12 al 16 de noviembre aplicaron un
examen trimestral. De todo ello se obtuvieron un promedio del periodo evaluado
por asignatura.
Pues resulta que esto no debería haber sido así. La SEP supuso –desconociendo
completamente lo que hacen los maestros- que éstos evaluarían tomando en
cuenta las diferentes clasificaciones de los contenidos señaladas en los
programas y no por bloques. La SEP supuso que la evaluación se realizaría por:
ámbitos en Español y Autonomía Curricular; ambientes sociales en Inglés; ejes en
Matemáticas y Artes, bloques “bimestrales” en Ciencias Naturales, Historia,
Geografía y Formación Cívica; componentes pedagógicos-didácticos en
Educación Física; y dimensiones en Educación Socioemocional.
Sin embargo, ningún docente fue advertido de que la evaluación debería
realizarse de esta manera sino hasta que aparecieron los nuevos reportes o
portafolios de evaluación en los últimos días de octubre. Y aún en los primeros
quince días de noviembre, todavía a supervisores, directores y docentes no se les
había instruido que la evaluación debía ser segmentada y diferenciada.
Todo esto suponía que la evaluación sería del ámbito, eje o componente del que
se deriva cada tema o lección. Así, los exámenes parciales, trabajos,
participaciones y hasta los exámenes trimestrales debían haber estado
organizados por ámbitos, ambientes, ejes, bloques, componentes y dimensiones.