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Introducción

La Teología aunque una vez caída en tiempos difíciles tanto en la iglesia como en la
academia (con diferentes razones en cada grupo), hace ahora un resurgimiento. Debe
hacerlo, ya que es posible y necesario.

La teología sistemática, entonces, para nuestros propósitos, es el estudio de todos


hechos acerca de Dios y su obra, como ha sido revelada en la Biblia, y enlazados en una
manera coherente e interrelacionada. Hay varias razones por cual estudiar, organizar, y
presentar las principales enseñanzas de las Escrituras. Aquí están dos:

· Para el desarrollo del nuestro entendimiento acerca de Dios, la verdad, y la fe


Cristiana. Pedro nos exhorta a que crezcamos en el conocimiento (no solo cognitivo, pero al
menos incluyendo éste) de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 3:18). En esta
forma, tú promoverás la verdad, evitarás los errores, y te darás a ti mismo(a) la más grande
oportunidad para vivir en una vida santa y ética. En resumen, la meta es que vivamos una
vida que honre al Señor, alabándolo en la verdad (Juan 4:24), sirviendo su iglesia
propiamente y en la verdad (Ef 4:15), y convertirnos en sal y luz para nuestro prójimo. (Mt
5:16; Rom. 13:8).

· Para explicar, defender, y aplicar la verdad bíblica, en un contexto que no es


cristiano. De nuevo Pedro nos relata que siempre tenemos que estar listos a dar una
respuesta para la razón de la esperanza que esta en ti (1 Pedro 3:15). ¡Cuánto mejor si la
respuesta es bien ponderada y realmente refleja un sumario balanceado de las enseñanzas
bíblicas!

Bibliología
El termino Bibliología (del Griego biblos que significa “libro”) se refiere al estudio de
la naturaleza de la Biblia como una revelación. Esto incluye temas como la revelación,
inspiración, infalibilidad, canonicidad, iluminación, e interpretación.

A. Revelación
Usamos el término “revelación” para traducir el término Griego ajpokavluyi”
apokalupsis, que significa “desvelar ó destapar.” Bíblicamente hablando, revelación es el
acto y proceso por el cual Dios se manifiesta a si mismo a los hombres y a los ángeles. Esto
lo ha hecho a través de milagros, visiones, sueños, teofanías, control providencial de la
historia, conciencia, y en una historia orquestada providencialmente y una especial o
particular revelación en Cristo y la Escritura. (Salmo 19: 1-6; Rom 1:18-20; 2:14-16;
Hechos 17:24-34).

B. Inspiración
La palabra inspiración es una palabra teológica usada para referirse al proceso de Dios
al supervisar a los autores humanos de la escritura para que lo que ellos escribieran fueran
sus propias palabras así como también la Palabra de Dios mismo. Esto no estaba limitado al
dictado mecánico, como lo tendríamos, por ejemplo, en el recibimiento de los Diez
Mandamientos, sino que hay una variedad de procedimientos, siendo siempre el producto
final la Palabra de Dios para el hombre. (2 Tim 3:16; 2 Pedro 1:20-21). Técnicamente
hablando la inspiración se aplica al los manuscritos (no a las copias o traducciones).

C. Infalibilidad
La infalibilidad, aunque no siempre propiamente definida, es un corolario lógico a la
inspiración y de ninguna forma disminuye la autoría humana de las escrituras. Si lo que los
autores de la Escritura escribieron era efectivamente bajo la influencia supernatural y guía
del Espíritu Santo (como es propiamente afirmado), y ya que Dios es verdadero, lo que ellos
escribieron y afirmaron es en todas las formas verdadero también. De tal manera la
infalibilidad se aplica a los manuscritos y a las copias Griegas, Hebreas, y Arameas en el
grado que éstas reproduzcan fielmente a los manuscritos. Las Escrituras están sin error en
todo lo que afirman (es decir, propiamente interpretadas), ya sean asuntos geográficos,
históricos, o teológicos. De tal manera las escrituras son la autoridad final en materias de fe
y práctica y toman precedencia sobre la tradición, cultura y credo. Esta doctrina también
permite diferentes estilos literarios, gramática deficiente, aproximaciones en números, etc.
(Salmo 119).

D. Canonicidad
Los sesenta y seis libros de la Escritura son doctrina ya que estos proveen la ley de
Dios para la fe y la vida. El proceso de canonicidad concierne el reconocimiento de la
iglesia, del origen y la autoridad de los sesenta y seis libros de la escritura. Ella, así como la
comunidad redimida de aquellos que tienen una fe genuina en Jesucristo, está calificada para
esta tarea. Es importante notar, sin embargo, que ella no determinó cuales libros eran
canónicos, sino solamente reconoció aquellos libros que eran canónicos; la escritura se
autentica a si misma. En el caso del Antiguo Testamento, generalmente hablando, ella lo
recibió como la Biblia autoritativa de su Señor y sus apóstoles, es decir, el mensaje profético
de Dios que era ahora satisfecho en y a través de Cristo. En el caso del Nuevo testamento, la
iglesia, al aplicar varias pruebas como la apostolicidad (¿fue escrita por un apóstol o
autenticada por un apóstol?), universalidad (¿fue ampliamente leída y aceptada?), y carácter
(suficientemente espiritual, dirigida a la santidad, contenido doctrinal en acuerdo con otros
apóstoles) reconoció cuales libros eran “del Señor” y cuales no lo eran, aunque el proceso
de ningún modo fue terminado en el fin del primer siglo. En 367 D.C, en la trigésima novena
Carta Pascual de Athanasius, encontramos una lista de 27 libros del NT que ahora tenemos.
Esta lista fue aceptada por las iglesias al este del Mediterráneo mientras que las iglesias del
oeste eventualmente aceptaron la misma lista aproximadamente 30 años después, en 397
D.C., en el Concilio de Cartago. Indudablemente hay muchas razones las cuales impulsaron
a los primeros cristianos a preservar los escritos de los apóstoles, pero tal vez el
fallecimiento de los apóstoles así como el desarrollo de las herejías, fueron dos de las más
significantes razones vistas negativamente. Protestantes y católicos desde la añadidura del
Apócrifo en el Concilio de Trento (1545-63 D.C). Cualquiera que haya leído estos libros los
encontrará espiritualmente alentadores, tanto como es la lectura de gran literatura Cristiana,
pero no deben ser considerados a la par con los 66 libros, un hecho que es reconocido
inclusive por la iglesia Católica en su referencia hacia ellos como los libros
deuterocanónicos.

E. Iluminación
La palabra iluminación se refiere al trabajo del Espíritu Santo en el creyente
permitiéndole a el/ella entender y aplicar la verdad de las Escrituras (1 Cor 2:9-14). Esto,
por supuesto, fue prometido directamente a los discípulos de Jesús y resultó en la prédica (1
Tes 2:13) y los escritos del Nuevo Testamento (Juan 16:13-14). Nosotros, así como aquellos
a quienes esas escrituras son heredadas, también podemos esperar ser iluminados en torno a
lo que significan y conllevan.

F. Interpretación
Si la iluminación es el trabajo del Espíritu para ayudar a los creyentes a que entiendan
y apliquen la Escritura, la interpretación es el método el cual uno debe seguir en su
propósito. La interpretación involucra, entonces, dos elementos: (1) El entendimiento de lo
que el autor quiso decir cuando el dijo tal y tal asunto, y (2) el entendimiento de lo que el
quiere decir cuando se aplica en la actualidad. Por lo tanto, en el primer paso, uno esta
interesado en el significado histórico-gramático del pasaje en la Escritura. En orden para
alcanzar esto, uno estudia las palabras de un texto en su contexto histórico, la estructura del
pasaje, su tono, y el tipo de literatura que es. Combinado con esto está la comparación del
texto con otros pasajes y ultimadamente la enseñanza de la Escritura en su totalidad. De esta
forma, y a través del trabajo iluminador del Espíritu, la iglesia busca alcanzar el significado
de la Escritura.

Pero esto es apenas la mitad del camino. Moisés no escribió el Deuteronomio y Pablo
no escribió Filipenses simplemente para ser entendidos (es decir, superficialmente). Más
bien, ellos escribieron para salvar, guiar, instruir, y orientar otros creyentes hacia la voluntad
de Dios. En resumen, sus escritos convocan una respuesta y esto implica primero dejar que
la Biblia me hable; condenando, educando, animando, y enseñándome hacia donde ir. Debo
traer mis presuposiciones al pasaje de la Biblia y permitirle juzgarme y enderezarme.
DIOS

A. Argumentos Racionales para la Existencia de Dios

Se necesita decir primeramente que en ninguna parte de la Biblia se arguye la


existencia de Dios en el modo vislumbrado en estas “pruebas.” La abrumante orientación de
los escritores Bíblicos es el asumir que Dios existe y parten desde allí. También, la fuerza de
estos argumentos ha sido diversamente debatida; algunas personas los encuentran útiles y
generalmente convincentes, especialmente cuando se toman conjuntamente, mientras que
otras no son ni siquiera un poco convencidas. Es dudoso que pueda haber necesariamente
una culpa lógica concerniente en la negación de cualquiera de sus premisas ó
presuposiciones. Mas aún, hay muchas otras variaciones (es decir, mas de un solo argumento
cosmológico) de éstos argumentos que no se enlistan aquí. Uno debe consultar un libro de
texto de filosofía religiosa para mayor discusión. También, uno debe notar que estos
argumentos han sido criticados por más que ateos. Muchos cristianos se han preguntado de
viva voz acerca de su eficiencia, valor, validez, e importancia. Lo que sigue es solo un
preámbulo.

1. El Argumento De La Creación
El argumento de la creación, conocido como el argumento cosmológico, declara en su
forma más básica, que todo lo que conocemos de la creación en el universo tiene una causa.
Pero no puede haber una regresión infinita de causas. Por esto, el universo en sí tiene una
causa incausada y esta Causa es Dios. Un vencedor potencial de este argumento es la
negación de que uno debe ver afuera de la creación buscando una causa. Pero algunos
responden diciendo que esto es como decir que no hay respuesta; se debe postular una serie
infinita de causas, aunque esto sea lógicamente trivial o absurdo para algunos. Una infinita
serie de causas es una salida intelectual de último recurso, ellos debaten, e infringe el
principio de la razón suficiente.

2. El Argumento del Diseño


El argumento del diseño, conocido como el argumento teleológico observa la armonía,
orden, y diseño de las cosas dentro de la creación. Este argumento sostiene que tal diseño y
orden implica un propósito y que, por esto, debe haber un Diseñador inteligente y ese
diseñador debe ser Dios. Un argumento potencialmente vencedor contra este argumento es
el aparente aleatoriedad de ciertas cosas en la creación y la aparente falta de diseño.
Proponentes del argumento del diseño frecuentemente sugieren que si surgen eventos
aparentemente aleatorios, y así por el estilo, pero esto no desvía el abrumador sentido de
diseño que experimentamos. Si esto no fuera así, es dudoso que los seres humanos hubieran
sobrevivido por tanto tiempo.

3. El Argumento del Ser


El Argumento del Ser de Anselmo, conocido como el argumento ontológico, declara
que Dios es eso que “nada más grande que pueda ser pensado.” Ya que la existencia es una
propiedad necesaria del ser más perfecto, él realmente debe existir, ya que si no fuera así, el
no sería el ser más perfecto que se pudiera concebir. Un argumento en contra es la
aseveración que la noción de Dios depende en las premisas del argumento ontológico.
Entonces, este argumento da por hecho lo que está tratando de probar.

4. El Argumento de La Moralidad
El argumento de la moralidad debate a partir de la realidad de la moralidad, no la
existencia de lo que aparece ser morales variadas. Este argumento declara que la realidad de
la conciencia y la moralidad indican que debe haber un Otorgante moral de la Ley. Un
argumento en contra de este argumento es la aseveración que la moralidad es un fenómeno
evolucionario y que no se necesita postular a Dios en orden para explicar su existencia.
Otros tratan también debatir que hay muchas moralidades diferentes, ellos alegan que este
hecho no lo encamina a uno a la convicción de que hay un solo Dios, como el teísmo
sostiene. Proponentes del argumento de la moralidad apuntan que el evolucionista no es
congruente en su línea de razonamiento. El mecanismo de la evolución se toma
generalmente como una forma en que “los más fuertes sobreviven.” Si la moral fuera un
fenómeno evolucionario, uno no esperaría que los seres humanos cuidaran a sus ancianos,
ayudaran a sus enfermos, crearan, fundaran, y fomentaran hospitales e investigaciones
médicas. Pero lo hacemos, y nos encontramos con un sentido de culpa si no lo hacemos así.
También, de ninguna manera es seguro que haya muchas moralidades diferentes entre los
seres humanos del planeta. De hecho, los datos según los sociólogos es que en términos de
moralidad básica acerca del asesinato, robo, mentira, etc., los humanos son muy similares.
Esto no significa que mentir sea algunas veces respetado; significa que no puede ser
practicado en ninguna cultura consistentemente y universalmente.

B. Los Atributos de Dios.

Los atributos de Dios se refieren a aquellas cualidades o propiedades que lo distinguen


como Dios y por los cuales lo reconocemos como tal. Teólogos tienden a distinguir sus
atributos en aquellos términos que solo Él posee, y aquellos atributos que Él comparte en un
sentido derivado y finito con su creación. Por lo cual ellos los distinguen como “Absolutos y
Relativos”, “Inmanentes y Transitivos,” y la mas popular división de teólogos Reformistas,
los atributos “Incomunicables y Comunicables”. Generalmente listada en la lista
Incomunicable son: Existencia propia, inmutabilidad, infinidad, y unidad. Los atributos
enlistados bajo el título de comunicables incluyen: espiritualidad, intelecto, y atributos
morales, así como atributos de soberanía y poder.

C. Los Nombres de Dios

Dios se ha revelado a si mismo en muchas formas a través de la historia, ahora grabada


para nosotros en las Escrituras—un viviente e inspirado registro de sus divulgaciones acerca
de quien es Él, su propósito, plan, carácter y voluntad. En muchas ocasiones el nos a dado
un nombre por el cual Él revela su naturaleza y por el cual consecuentemente nosotros lo
entendemos a Él. Algunos de sus nombres incluyen: Yahweh (el que Es) 3; Yahweh Shalom
(Yahweh es paz); Yahweh Raa (Yahweh es mi pastor); Yahweh Maccaddeshem (Yahweh tu
santificador); Yahweh Raah (Yahweh que está presente); Yahweh Rapha (Yahweh quien
sana); Yahweh Elohim (Yahweh, el poderoso); Adonai (Señor ó Dueño); Elohim (El
poderoso o majestuoso); El Olam (El poderoso, eterno); El Elyon (El poderoso mas
elevado); El Roi (El poderoso que observa); El Shaddai (El Dios Todopoderoso); Yeshua
(Jesús; Dios salva); Christos (Cristo; Mesías, El Elegido); Kurios (Señor); Soter (Salvador),
Abba (Padre), y Theos (Dios).

D. La Trinidad de Dios

La doctrina de la trinidad es la afirmación basada en la evidencia de las escrituras que


dice que solo hay un solo Dios que existe eternamente en tres personas diferenciables, es
decir, el Padre, El Hijo, y el Espíritu Santo. Una forma específica al hablar de este fenómeno
es: uno es esencia; tres, subsistencia. La notable contribución del AT al trinitarianismo,
mientras que va proporcionando lo que algunas personas consideran la evidencia de la
divinidad del Hijo y el Espíritu, es que repetidamente afirma la unidad de Dios, tan
numéricamente como cualitativamente. Esta unidad se desarrolla en el NT, sin embargo,
desde el punto de vista de la llegada y la enseñanza de Cristo, y mostrando más complejidad
hasta ahora conocida o entendida. En el NT se dice que las tres personas son divinas, que
hacen las labores de Dios, y que deben ser adoradas en conjunto como Dios. El Padre es
claramente divino en el NT. El Hijo toma parte de la esencia de la deidad (Juan 1:1 Tito
2:13), no obstante constantemente se distingue a sí mismo del Padre y el Espíritu. Y se dice
que el Espíritu es Dios (Hechos 5: 3-5).

E. El Plan de Dios

La mejor declaración del “plan” de Dios, o como se le refiere algunas veces como el
decreto de Dios, es aquel que se encuentra en el Westminster Shorter Catechism: “Los
decretos de Dios son su propósito eterno, de acuerdo al consejo de su voluntad, donde, por
su propia gloria, Él ha pre-ordenado lo que pueda suceder” (Q.7). Esta doctrina puede ser
vista en varias partes, incluyendo de manera mas notable, en Romanos 9 y Efesios 1:11: “en
quien nosotros somos llamados, al haber sido pre-ordenados de acuerdo a Su plan quien
trabaja todas las cosas conforme al consejo de su voluntad.”
Esto debe ser diferenciado de la voluntad de Dios como se entiende de acuerdo a sus
ordenes y prohibiciones que claramente se sitúan en el Decálogo, extendidas y aplicadas por
los profetas y traídas a un enfoque Cristo céntrico en el NT. La caída de la humanidad, fue
entonces, un decreto de Dios, pero la directiva de no comer la fruta, fue claramente
especificada por Dios. Por lo tanto ahí se encuentra una relación misteriosa entre lo que ha
sucedido en la historia (es decir, la llevada a cabo del decreto) y los imperativos morales que
encontramos en la Escritura. Este misterio puede ser visto mas claramente en el esencial
evento de la cruz y su delineación en las Escrituras sagradas.

Jesús enseño que su muerte no fue un accidente, sino un plan decretado o pre-
ordenado de Dios. En Lucas 22:22 el dice: “el hijo del hombre se encamina de acuerdo a lo
que se determinó” (hoismenon). Pedro dice, en torno a la crucifixión y la intervención de la
personas en esta, que Jesús les fue entregado por “El propósito y precognición” (hoismene
boule kaiprogno sei tou theou). No obstante en ninguno de estos casos las personas o sus
acciones son minimizadas ni son trivializadas las consecuencias morales o espirituales. Jesús
dice “gran pena” para la persona que lo traiciona y Pedro se refiere a los hombres como
“malvados”. En resumen, la iglesia antigua implicaba a Herodes, Poncio Pilato, los Judíos,
los Gentiles en este horrible acto, declarando que habían hecho lo que “la mano de Dios y
voluntad determinaron con anterioridad que debía suceder” (he cheir sou kai he boule sou
proorisen genesthai).

La discusión acerca del orden de los decretos tiene una importancia teológica, pero no
se puede mantener aquí. Aquellos que alegan que Dios decretó primero crear, después
permitir la caída, después salvar algunos y condenar otros, después proveer un redentor,
etc., se les refiere como infralapsarianos y constituirían la mayoría de los Calvinistas.
Aquellos que alegan que Dios primero decretó salvar a los elegidos y condenar a los no-
elegidos, después crear a los elegidos y no-elegidos, y después permitir la caída y finalmente
proveer un redentor, se les refiere como supralapsarianos.

Cristología
Cristología (del Griego christos que significa “el elegido” ó Cristo) se refiere al estudio
acerca de Cristo. Esto incluye tales temas como la preexistencia y la eternalidad de Cristo,
profecías del AT acerca de Cristo, la humanidad de Cristo, divinidad, y encarnación, así
como también el asunto acerca de sus tentaciones y su falta de pecado, su muerte,
resurrección, ascensión y exaltación, su regreso, su triple oficio, y sus estados.

A. La Preexistenca y la Eternalidad de Cristo

Hay varios textos en el NT que hablan de un modo ú otro de la preexistencia de


Cristo. Juan dice que la “palabra” se hizo carne lo cual implica que el ya existía previamente
a su encarnación (Juan 1:1,14). Jesús mismo sugiere su preexistencia en algunos textos. Él
dice que tenía gloria con el padre antes de que el mundo existiera (Juan 17:5) y que el había
venido del padre (Juan 5:43; 6:38). Lo anterior implica su preexistencia. Pable también, al
referirse a Cristo como el último Adan, implica que su preexistencia ya que los Judíos
frecuentemente mantenían que ambos Adan y Moises eran preexistentes. Así también cuando
dice que Cristo era “rico,” pero después se hizo “pobre,” ya que primero estaba en “la forma
de Dios,” pero “se humilló.” Ambas referencias se refieren a la humillación de la encarnación
y por esto sugieren que Cristo existía previamente a su llegada a la tierra (ver 1 Cor 15:45; y
Fil 2:6).

B. Profecías Acerca de Cristo

Tomadas desde el punto de vista de la doctrina entera, y con una perspectiva de las
hermenéuticas Judías, hay muchas profecías acerca de Cristo en el Antiguo Testamento.
Algunas profecías familiares incluyen: Su nacimiento (Gen 3:15; Gal 4:4); Su linaje (Gen
49:10; Lucas 3:33); Su lugar de nacimiento (Miqueas 5:2; Lucas 2:4-7); Su ministerio
Galileo de compasión y juicio (Isa 9:1-2; Mateo 4:14-16); que el era el profeta esperado
(Deut 18:15, 18-19; Hechos 3:20, 22); que el iba a funcionar como un sacerdote (Salmo
110:4; Heb 5:5-6); la traición en su contra (Salmo 41:9; Lucas 22:47-48); su venta por
treinta monedas de plata (Zac 11:11-12; Mateo 26:15; 27:1-10); su muerte violenta (Zac
12:10; Juan 20:27); su resurrección (Salmo 16:10; Lucas 24:7; Hechos 2:25-28); que fue
exaltado a la diestra de Dios (Salmo 110:1; Hechos 2:33-34), y que reina en cumplimiento
de la promesa Davídica (2 Sam 7:12-16; Salmo 110:1; Isa 55:3; Hechos 2:33-34; 13:22-23,
32-34).

C. La Humanidad de Cristo

Hay varias líneas de evidencia en las Escrituras que convergen para probar desde una
perspectiva Bíblica que Jesús era verdadera y completamente humano. Jesús tenía nombres
humanos (es decir, Jesús Hijo de David), fue experimentado por otros como un ser humano
(Juan 9:16), tenía un cuerpo (1 Juan 1:1), habló lenguajes normales humanos, se refirió a sí
mismo como hombre (Juan 8:40); otros se refirieron a el como hombre (Hechos 3:22);
experimentó la vida como un ser humano (Lucas 2:52), incluyendo tales limitaciones como
el hambre (mat 4:2), sed (Juan 19:28), cansancio (Juan 4:6), tristeza intensa y angustia (Juan
11:35; Lucas 13: 34-35), e ignorancia (Marcos 13:32); el tuvo una alma humana (Mateo
23:46), y murió (Hebreos 2: 14-15).

D. La Divinidad de Cristo

Hay varias líneas de evidencia en las Escrituras que convergen para probar que los
escritores Bíblicos se refirieron a Jesús como hombre, pero como más que humano también.
Ellos lo consideraban divino. Juan dice que Jesús era divino ó Dios (Juan 1:1). Pablo dice
que el es la mismísima forma de Dios (Filip 2:6) así también como nuestro gran Dios y
salvador (Tito 2:13). A Jesús se le refiere como Señor (Mateo 2:43-45) también como el Rey
de Reyes (una designación que un Judío como Juan solo se la daría a Dios mismo—Apocal
19:16). Él hace los trabajos de Dios, incluyendo el crear (Juan 1:3; Col. 1:15-20), el sostener
(Hebreos 1:3-4), el salvar (Mateo 1:23), el levantar a los muertos (Juan 5:25); el juzgar
(Juan 5:27), el mandar al Espíritu Santo (un trabajo designado al padre también; ver Juan
14:26; 15:26), el crear de su iglesia (Mateo 16:18). Él acepta como Dios mismo lo hace, la
adoración de la humanidad (Mateo 14:33) y de los Ángeles (Hebreos 1:6) y algún dia todos
los hombres se hincarán ante el (algo que solo Dios acepta; Fil 2:10, Isa 45:23).
E. La Encarnación

Jesucristo nació de la Virgen María (Mateo 1:23; Gal 4:4) realizándose así la profecía
de Isaías (Isa 7:14). Desde un punto de vista más teológico, Juan dice que la Palabra eterna
y divina se hizo carne y que por lo tanto Dios habitó entre nosotros (Juan 1:1, 14). La
doctrina de la encarnación significa que la Segunda persona de la Trinidad tomó forma
humana. Jesucristo es al mismo tiempo una irreducta deidad y unas humanidades perfectas;
ambas unidas por siempre y sin confusión de atributos. Una persona, dos naturalezas
(divina/humana).

Dios se convirtió en hombre con objeto de redimir su creación y gobernarla. Por lo


tanto, como el Rey prometido el cumplió con la alianza Davídica (Lucas 1:31-33). En su
papel como Señor y Rey el revela al Padre a los hombres (Juan 1:18); salva a los pecadores
(Gal 1:4), destruye las obras del demonio (1 Juan 3:8); juzga a los hombres (Hechos 17:31)
y trae a todas las cosas de la creación a someterse a Dios nuevamente (1 Cor 15:20-28;
Efesios 1:10-11).

Ha habido muchos errores respecto a la naturaleza dual de Cristo. Mencionaremos


algunos aquí. Los Ebionitas negaron la naturaleza divina de Cristo (el solo recibió el Espíritu
en el Bautismo) así como los Arrianos (compárese a los actuales Testigos de Jehová quienes
afirman que Jesús es el primer y el mas superior ser creado). Los gnósticos (es decir,
docetismo), al afirmar que Jesús solo aparecía ser humano, negaban que el tenía una
verdadera naturaleza humana. Nestóreo negaba la unión de las naturalezas divinas y
humanas en una sola persona (lo divino completamente controlaba lo humano) y el
Eutiquianismo negaba en absoluto cualquier distinción real en las naturalezas de Cristo (la
naturaleza humana era engullida en la divina resultando en una tercer naturaleza).
Finalmente, Apolinario negó una faceta en la humanidad de Jesús, particularmente, que el
tuvo un espíritu humano (el Logos divino tomó el lugar de el espíritu humano de Jesús).

Finalmente, ha habido muchos intentos de explicar el significado de la palabra


Quenosis en Filipenses 2:7, especialmente desde mediados hasta finales de 1800 y el
surgimiento de la psicología. Se ha argumentado que el término Quenosis refiere que Cristo
voluntariamente puso a un lado ciertos atributos esenciales como son la omnisciencia,
omnipresencia, y omnipotencia con objeto de redimir al hombre. Esta teología en sus
diversas maneras se le ha conocido como Teología Quenótica. Pero es esto lo que Pablo dice
en Filipenses 2:6, que Jesús rindió el uso o la pertenencia de ciertos atributos divinos? Esto
no es probable. De hecho, el apóstol explica lo que da a entender cuando él dice que Cristo
se vació a si mismo al tomarla naturaleza de un sirviente. Por lo tanto no es la puesta aparte
de cualquier atributo divino que se esté cantando en Filip 2, sino más bien la humillación del
Hijo de Dios tomando forma humana y la “de un sirviente.” Esto, por supuesto, es el punto
que Pablo esta tratando de hacer con aquellos de la iglesia Filipense. Ellos también vivirán
las humildes vidas de sirvientes, siguiendo el ejemplo de Cristo.

F. La Impecabilidad de Cristo

En luz de la verdadera divinidad y genuina humanidad de Cristo, la pregunta es si sus


tentaciones fueron genuinas y si fue realmente posible para él cometer pecado. Fue Cristo
capaz de no pecar ó de no ser capaz de pecar? Algunos dicen que su humanidad genuina
incluye la idea que él pudo haber pecado. Otros han alegado que su divinidad le hace
imposible el haber pecado. Todos reconocen la realidad de sus tentaciones y el hecho que él
no pecó, pero más allá de esto no hay mucho desacuerdo. El asunto principal en este debate
es que Jesús fue tanto Dios como hombre y que sufrió la tentación victoriosamente. (Heb
4:15). Fuera de esto no sabemos mucho del todo. Podemos decir que ningún hombre ha
entendido la fuerza, vicio, y engaño de la tentación mejor que él y esto precisamente porque
él nunca cedió.

G. Muerte de Cristo

Los cuatro evangelios registran la muerte de Cristo (bajo Poncio Pilato) la cual es
interpretada anticipadamente por Cristo mismo como una muerte por el perdón de los
pecados, el establecimiento de una nueva Alianza, y la derrota de Satanás (Lucas 22:15-20;
Juan 12:31; 16:11). La médula de la enseñanza de Cristo en esta cuestión se convirtió en la
enseñanza oficial de los apóstoles (de acuerdo con aseveraciones del AT en tal cuestión).
Hablaremos mas acerca de la interpretación correcta de la muerte de Cristo cuando
discutamos la doctrina de la salvación. Es suficiente por ahora el entender que la evidencia
respaldando su muerte por crucifixión es abrumadora.

H. La Resurrección de Cristo

Los cuatro evangelios registran la tumba vacía y la resurrección de Jesucristo desde


los muertos (Mat 28; Marcos 16; Lucas 24; Juan 20). Él se apareció a Maria Magdalena
(Juan 20:11-18), a la otra Maria (Mateo 28:1-2), a Cepas (1 Cor 15:5), a los dos discípulos
(Lucas 24:36-43), a Santiago (1 Cor 15:7), a diez discípulos (Lucas 24-36-43), a Tomás y
los otros diez discípulos (Juan 20:26-29), a siete discípulos en el Mar de Tiberias (Juan 21-
1-14) a más de 500 personas (1 Cor 15:6), a once en su ascensión (Mat 28:16-29; Hechos
1:1-11), y finalmente a Pablo (1 Cor 15:8). Él se apareció a los discípulos por un lapso de 40
días (Hechos 1:3).

Recientemente los letrados han desacreditado la mayoría de las teorías naturalisticas


(es decir, desvanecimiento, alucinación) dadas para explicar la resurrección y los datos
concurrentes. Virtualmente todo literato concuerda que “algo pasó,” y la mayoría
concordaría que la resurrección es punto de partida el Cristianismo. La mas intensa pregunta
expuesta, de acuerdo con Gary Habermas, es si el Kerygma (el mensaje de la resurrección de
Jesucristo) en si misma es suficiente para explicar los hechos o si una resurrección literal más
el kerygma es necesario para explicar los acontecimientos. Habermas esboza las respuestas
críticas de acuerdo a cuatro escenarios, señalando que este debate no es solamente entre
evangélicos y críticos de mucha altura sino también entre los críticos mismos. Primero están
aquellos como Rudolph Bultmann que sostienen que la causa de la experiencia de los
discipulos no es confirmable; está enterrada en el texto del NT. Segundo, literatos como
Karl Barth y Søren Kierkegaard arguyen que la resurrección es literal, pero que no está
sujeta al estudio ya que yace afuera de la esfera de nuestra experiencia de la historia. Debe
ser aceptada por la fe solamente. El tercer grupo de literatos, incluyendo a Jürgen
Moltmann, alegan en base a una tumba literalmente vacía y una explicación histórica para el
cambio de los discípulos del sufrimiento a la alegría, pero de nuevo la resurrección es un
evento que solo será finalmente vindicado/verificado en el futuro. Cuarto, están aquellos que
alegan que la evidencia histórica disponible sugiere que Jesús realmente se levantó de entre
los muertos. Wolfhart Pannenberg sería un ejemplo de esta corriente, aunque él alega en
contra de un cuerpo corpóreo en favor de un cuerpo espiritual que fue reconocido cómo
Jesús cuando habló a los discípulos antes de retirarse al paraíso.

No hay, sin embargo, alguna razón a priori para rechazar la resurrección tal y como se
describe en las escrituras. Es usualmente el punto de vista de uno lo que excluye si las
resurrecciones pasan o no. De cualquier manera, la tumba vacía, los testimonios de los
testigos, la transformación de las vidas de los antagonistas tales como Santiago y Pablo, la
existencia de la iglesia, la inhabilidad de los lideres Judíos para refutar la resurrección y las
afirmaciones de los apóstoles, la fecha temprana y el carácter sólido de la afirmación de la
resurrección (1 Cor 15:3-4), así también como el carácter sólido de la evidencia circundando
la existencia de Jesús, ministerio, muerte por crucifixión, y el entierro. La explicación que
posee el más grande poder explicatorio y la más plausible es que Jesús de Nazaret realmente
se levantó de los muertos y se apareció a mucha gente. Su cuerpo fue un cuerpo realmente
corporal hecho para una existencia espiritual y no fue sujeto ya más a la muerte y
limitaciones.

La interpretación teológica de su resurrección por los apóstoles incluye la doctrina que


es central a la vida y esperanza Cristiana (1 Cor 15), que demuestra que el es Hijo de Dios
(Rom 1:4) y que él regresará algún día a juzgar el mundo entero (Hechos 17:31). En el área
de la soteriología, la resurrección es la base de nuestra regeneración y vida ética y espiritual
(Rom 6:4-5;1 Pedro 1:2), nuestra justificación (Rom 4:25; Ef 2:6), y el trabajo y ministro
presente para el Señor (1 Cor 15:58), y nuestros futuros cuerpos espirituales (1 Cor 15:12-
28).

I. La Ascensión y La Exaltación de Cristo

En Lucas 24:50-53 y Hechos 1:11, Lucas registra el hecho histórico y la naturaleza de


la ascensión de Jesús. El lenguaje parece implicar que Jesús ascendió corpóreamente en
algún lugar en la continuación espacio-tiempo, pero somos incapaces de ver o saber a
donde.
Teológicamente, sin embargo, Lucas es claro en torno a lo que la ascensión significa.
No es solamente el ir de Jesús a algún lado. Ciertamente, su ascensión trajo por consigo su
exaltación al trono y su derecho a gobernar sobre la creación, las naciones y la iglesia. Él fue
exaltado a la diestra de Dios (un lugar de poder y autoridad) correspondiendo con la
esperanza Davídica (Salmo 110:1; Hechos 2:34-35) y actualmente reina por sobre el
universo (Ef 1:20-22a) y encabeza todo lo pertinente a la iglesia (Ef 1:22b-23; 1 Pedro
3:22). Como fundador divino, líder, capitán, y objetivo de la iglesia el ha mandado al
Espíritu Santo (Hechos 2:33) para proveerla de vida, amor y poder y algún día regresará
para llevarla hacia donde él está, y para someter todas las cosas del cielo y la tierra a su
Señoría. Él ha recibido, y continúa recibiendo gloria, alabanza y honor por quien él es y lo
que él ha hecho (Rev 5:12). Toda rodilla debe ser doblada ante el Cristo de Dios, el Señor
exaltado del universo. Algún día, todos lo harán (Fil 2:9)!

J. El Regreso de Cristo

La Biblia predice que algún día Jesucristo regresará, de repente, en cuerpo y con gran
gloria para todos visible (Mat 24:30; Rev 19:11ff). Entonces el juzgará a Satán y sus
ángeles, a los vivos y los muertos, y establecerá su reinado en su totalidad. Discutiremos la
naturaleza el tiempo del arrebato así también como la naturaleza del reino bajo la
Escatología.

K. Los Estados de Cristo

Ha sido común entre los Reformistas y otros teólogos sistemáticos el hablar acerca de
dos estados de Cristo: (1) humillación, y (2) exaltación. La humillación de Cristo se refiere a
su encarnación, sufrimiento, muerte, y entierro. Su exaltación también contiene cuatro
aspectos: (1) resurrección, (2) ascensión, (3) sesión (su estar sentado a la diestra de Dios, y
(4) el regreso de su gloria.
La encarnación de la segunda persona de la Trinidad, mientras que no involucra el
“rendir” cualquier atributo divino, conllevó a la voluntad de Cristo a someterse a las
limitaciones y las debilidades de la humanidad, encontrándose inclusive como un servidor en
medio de los hombres. Su sufrimiento en términos de cargas espirituales, de privaciones
físicas, ó dolores emocionales son todas parte de su sufrimiento en la humillación. Esta fue
aumentada por el enorme sufrimiento al tener una muerte injusta, cruel e innoble, cargando
el pecado en una cruz de una humanidad maldecida, aunque el no descendió al infierno, el
estuvo muerto por tres días. Desde el tiempo de su nacimiento en Belén hasta su muerte, el
pasó por la humillación en obediencia a su Padre por la salvación de los elegidos y la
redención del cosmos.

La resurrección de Jesús en un cuerpo físico y permanente perfectamente equipado


para una vida espiritual es un cambio radical en su humillación. Es aquí donde él es
vindicado y su derrota de todos sus enemigos es asegurada. Él recibió la gloria en su
ascensión y su derecho a gobernar como se demuestra en su permanencia a la diestra de
Dios en consumación del Salmo 110:1 (Hechos 2:34-36). Aunque el mundo espera la etapa
final en concordancia con la vindicación de Cristo, y la salvación y juicio del mundo, Cristo
regresará algún día corpóreamente (Hechos 1:11) y destruirá todos sus enemigos,
incluyendo la muerte. Él completará la etapa final de su exaltación por sobre todas las cosas.

L. Los Tres Oficios de Cristo

Mientras que en la iglesia de los primeros días los padres hablaron acerca de los
diferentes oficios de Cristo, fue Juan Calvino en sus Institutos (2.15) quien sistematizó la
idea de triplicidad del oficio de Cristo: (1) Profeta; (2) Sacerdote, y (3) Rey.

En Deuteronomio Moisés predijo que Dios mandaría otro profeta como él a la gente
de Israel. Juan y Pedro entendieron que Jesús era tal profeta (Juan 6:14; 7:40; Hechos 3:22-
24; ver también Mat 13:57, Juan 4:44). El titulo de “profeta,” sin embargo, no se encuentra
en las epístolas. No obstante, está claro que cristo funcionó como el profeta perfecto—uno
que fue tanto como una revelación de Dios así como una revelación quintaesencial de Dios
(Juan 1:18). De este modo el es diferente a los demás profetas—un hecho que puede
explicar la notable ausencia de este titulo en las epístolas.

Cristo Jesus también funcionó como sacerdote. Mientras que el profeta era
representativo de Dios para la gente, el sacerdote es representativo de la gente para Dios.
Pero en contraste con los sacerdotes de la orden Levítica, Jesús no ofreció ningún animal de
sacrificio por nuestros pecados, se ofreció a si mismo, un cordero sin mancha de valor
eterno. Como sacerdote el ha entrado en el sagrario, no hacia esa copia terrenal del templo,
sino a un lugar divino y es capaz de dirigirnos, en consecuencia, en la presencia de Dios—
una función distintivamente sacerdotal. Él no entra en el sagrario solamente una vez al año,
sino que vive en ese lugar por siempre. Finalmente, tanto como la carta a los Romanos 8:34
así como la carta a los Hebreos 7:25 nos enseña que su oficio sacerdotal continúa inclusive
ahora cuando el “por siempre vive para hacer la intercesión por nosotros” en nuestra
debilidad!

Finalmente, Cristo Jesús llevo a cabo su oficio como Rey. Pero en contraste con los
mas grandes reyes Israelitas, por ejemplo, David, Cristo gobierna sobre el mundo entero,
ciertamente el universo, incluyendo la iglesia (Ef 1:20-23). Él es el Rey perfecto quien
gobierna con sabiduría, atentamente y con autoridad final y justicia (Salmo 2:8-9). Por lo
tanto, el gobierna como Dios-hombre sobre el cosmos entero y cuando regrese el se
encargará en definitiva contra todas las barreras y e impedimentos en su reino inmitigable.
En ese tiempo a el se le llamará “el Rey de Reyes” (Rev 19:16).

Neumatología

El termino neumatología viene de dos palabras Griegas, a saber, neuma que significa
“viento,” “aliento,” ó “espíritu” (usada para el Espíritu Santo) y logos que significa
“palabra,” “materia,” o “cosa.” En el estudio de la teología Cristiana sistemática,
“neumatología” se refiere al estudio de la doctrina del Espíritu Santo. Generalmente esto
incluye temas más pequeños como son la personalidad del Espíritu, la deidad del Espíritu, y
el trabajo del Espíritu a través de las Escrituras.

A. La Identidad Personal del Espíritu Santo

La personalidad (y por eso “identidad personal”) del Espíritu Santo ha sido negada por
ciertos grupos a través de la historia de la iglesia. Algunos notan que el sustantivo usado
para “espíritu” en el NT es “pneuma” lo cual significa: “neutral”, y por eso, el espíritu se le
refiere más correctamente como “eso/esto” a que si se le refiriera como “el”. Manteniendo
esta idea, algunos se le refieren al Espíritu Santo (eso/el) como “La fuerza activa de Dios,”
casi en un sentido gnóstico de una emanación del Único Dios verdadero. Antes de que
veamos la evidencia Bíblica es importante notar que no hay ninguna conexión en Griego
Koine entre el género gramático y el género personal así que es simplemente falso el decir
que porque el sustantivo griego “pneuma” es neutral, que al espíritu se le refiera como a un
objeto (“eso/esto”).

Es importante, entonces, ver que dicen las Escrituras acerca de su identidad personal,
es decir, es el Espíritu Santo realmente una persona, aunque divina? Esto ocurre
especialmente en esta cultura que se mueve cada vez más hacia un pensamiento de tipo
“Nueva Era” y hacia el panteísmo. El Espíritu Santo no es un “dios” dentro de ti al cual
obtenemos mediante nuestra propia naturaleza ni es él algún tipo de fuerza o sentimiento
amorfo.

Hay varias líneas de evidencia en el NT que favorecen la existencia de una


personalidad en el Espíritu Santo. Primero, Jesús dijo que mandaría a “otro” en su lugar
(Juan 14:16). La traducción para “otro” es “allos” en griego y se refiere a otro parecido a
Jesús. Es razonable concluir que el Espíritu es una persona ya que obviamente Jesús es una
persona. Además, Jesús se refirió a si mismo como “parakletos” (confortador, alientador,
posibilitador, etc.) lo cual requiere que él sea una persona ya que las funciones de una
persona son personales; Jesús funcionó como “parakletos” a sus discípulos.
Segundo, el hecho de que el Espíritu haga decisiones (1 Cor 12:11), nos enseñe (John
14:26), nos guíe (John 16:13), nos revele a Jesús (John 16:14), condene (John 16:8),
asegure a los creyentes (2 Cor 1:21-22), que pueda sufrir, (Ef 4:30), que pueda ser
blasfemado (Mat 12:31), que posee una mente racional (Rom 8:26-27; 1 Cor 2:11-13), se le
pueda mentir (Hechos 5:3-4), extinguido (1 Tes 5:19), resistido (Hechos 7:51), y en
numerosas ocasiones diferenciado de, mas a la vez estando en directa comunión con, el
Padre y el Hijo como co-trabajador y co-recipiente de adoración, nos demuestra en
definitiva su identidad personal (Mat 28:19-20; 2 Cor 13:14). 8

B. La Deidad del Espíritu Santo

Como se mencionó antes, el Espíritu Santo se le discierne de, aunque esté


estrechamente relacionado con, el Padre y al Hijo—y de una manera equitativa. Él recibe la
misma adoración que al Padre y al Hijo (2 Cor 13:14) y hace obras divinas, incluyendo la
inspiración de las Escrituras (2 Peter 1:20-21; Matt 19:4-5), la regeneración de los
corazones (Tito 3:5), y el crear, sustentar, y el dar vida a todas las cosas (Gen 1:2; Job
26:13; 34:14-15; Salmo 104:29-30). Se dice que es eterno (Heb 9:14; solo Dios es eterno),
omnisciente (1 Cor 2:10-11), y se le refiere a el como Dios (Hechos 5:3-4; 1 Cor 3:16; 6:19-
20). Hay muy poco espacio para la duda; el Espíritu Santo es claramente divino.

C. Metáforas Biblícas para el Espíritu Santo

Las escrituras usan varias expresiones metafóricas importantes para referirse al


Espíritu, para su carácter soberano y sus obras inescrutables y manifiestas. Por ejemplo,
Jesús se refiere al espíritu como viento—una metáfora que parece subrayar la naturaleza
inescrutable de su actuación en los corazones de la gente para darles vida y traerlos a la fé
(Juan 3:8).

En conexión con su ministerio personal y glorioso a la gente, Jesús se le refirió a él


como agua en Juan 7:37-39. Este símbolo representa al Espíritu como Aquél que puede
llenar las mas profundas deseos del corazón para conocer a Dios, es decir, para disfrutar de
la vid eterna (Juan 4:14; 17:3). Como tal, la metáfora habla de la bendición mesiánica
prometida y la presencia del reino en un nuevo y poderosa forma (Isa 12:3; 32:15; 44:3;
Ezequiel 39:29; Zac 14:16-18; Joel 2:28-32; Sukk 5:55a).

En Mateo 3:16 (ver también, Marcos 1:10; Lucas 3:22; Juan 1:32) el texto se refiere al
Espíritu descendiendo del cielo como una paloma. El símbolo de la “paloma” probablemente
represente el principio de una era de bendición y el fin del juicio o tal vez simbolice el
principio de una nueva creación a través de la obra del prometido, facultado por el Espíritu,
Mesías Davídico.

Otra metáfora para el Espíritu es vestimenta (Hechos 1:8). La idea concierne el ser
vestido por otra persona por lo cual uno es caracterizado por este nuevo ropaje. En el caso
del Espíritu, se refiere a su regalo de poder para nosotros para que podamos predicar el
evangelio al mundo entero.

Al Espíritu también se le refiere como garantía ó fianza de la glorificación Cristiana (Ef


1:14; 2 Cor 1:21-22). En este caso, el presente regalo el Espíritu es la garantía que la
totalidad de lo que ha sido prometido a nosotros será algún día realizado (Rom 8:30).
BAGD (el léxico estándar Griego usado en estudios del NT) se refiere al Espíritu en estos
pasajes como “la primer entrega, depósito, anticipo, fianza, que paga una parte del precio de
compra en anticipo, y por lo tanto asegura el reclamo legal hacia el artículo en cuestión, o
hace un contrato valido.”10

Estrechamente relacionado a la idea de ver al Espíritu como “fianza” está la idea de


verlo como sello o como Aquel con quien los Cristianos están sellados por Dios. En 2 Cor
1:22 y Efesios 1:14, 4:30, se dice de los Cristianos que están “sellados” por el Espíritu de
Dios. A este “sello” en el mundo antiguo se le refería como “marca (con un sello) como una
forma de identificación, así que esta marca que denota propiedad también lleva consigo la
protección del dueño (ver Rev 7:3)…Esto forma una base para entender la expresión
simbólica que habla de aquellos quienes entran en la camaradería Cristiana como personas
que son selladas con ó por el Espíritu Santo. ”11 Por lo tanto el “sello” del Espíritu habla del
cristiano como propiedad divina lo cual se traduce como seguridad y protección.
Al Espíritu Pentecostés también se le asimila con lenguas de fuego en Hechos 2:3. El
fuego representa la presencia divina de Dios, como por ejemplo, en Exodo 3:2-5 y el
“arbusto ardiente.” Uno podría recordar el pilar de fuego (Exodo 13:2122), el fuego en el
Monte Sinaí (Exodo 24:17) y el fuego asociado con el tabernáculo del desierto. (Exodo
40:36-38). 12

D. El Trabajo del Espíritu Santo en la Revelación

El apóstol Pedro hace claro que el Espíritu Santo fue responsable por la producción de
las escrituras del AT (es decir, graphes) al llevar a los hombres conjuntamente al ellos
escribir libremente el mensaje de Dios. Del mismo modo, Pablo avala la intervención del
Espíritu Santo en la producción de la Sagrada Escritura (2 Tim 3:16—theopneustos).
Cuando nosotros vamos al AT vemos este fenómeno en varios lugares; un ejemplo claro es
Ezequiel 2:2: “Al estarme hablando, el Espíritu entró en mi y me levantó a mis pies y lo
escuché hablar” (ver también 8:4; 11:1, 24). Otros ejemplos donde el Espíritu habla a la
gente incluyen Balaam (Num 24:2) y Saul (1 Samuel 10:6, 10). También, Jesús dijo que
David habló por el Espíritu Santo (Mateo 22:43; ver también, Hechos 2:30). 13

F. El Trabajo del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento

El trabajo del Espíritu en el AT es mucho más extenso que solo la producción de las
Escrituras. El Espíritu estuvo involucrado en la creación del cosmos (Gen 1:2; Job 26:13).
Él está intrincadamente involucrado en la sustentación de la creación (Salmo 104:29-30) y
algún día, en un periodo de enorme bendición divina, la renovará completamente. La
naturaleza del ministerio presente del Espíritu testifica este trabajo futuro (Isa 32:15; Rom
8:18-27).

El Espíritu se encontró con cierta gente para impartir sabiduría y habilidades prácticas,
fuerza y capacidad. Él hizo esto durante la construcción del tabernáculo, la arca de la
alianza, y todo el moblaje del tabernáculo (Exodo 31:1-11). Él también era la fuerza y la
guía detrás de la construcción del templo (Zech 4:6).
El Espíritu también tuvo que ver con la administración de la nación de Israel al dar
regalos de administración y sabiduría (Gen 41:38; Num 11:25; Deut 34:9). Él también
levantó líderes nacionales durante el periodo dismal de los Jueces. Él dió fuerza, valor,
capacidad en la guerra y habilidades de liderazgo a varias personas (Jueces 3:10; 6:34;
14:19). Mas tarde el ungió a Saúl, David y Salomón para liderazgo al darles fuerza y
habilidad de profecía, pero en el caso de Saúl, por su desobediencia, el Espíritu
subsecuentemente se retiró de él. (1 Sam 10:10; 16:13).

El Espíritu Santo también estuvo implicado en la regeneración (Ezeq 36:26-28),


instrucción, y santificación de Israel en el AT (Nehemias 9:20; Salm 51:11; 143:10); Isa
63:10). También se dice que él producirá justicia y rectitud entre la gente de Dios en la era
mesiánica (Isa 11:2-5; 32:15-20). 14

F. El Trabajo del Espíritu Santo en la Vida de Cristo

El Espíritu Santo se involucró en el nacimiento de Cristo, teniendo como resultado


que Cristo, mientras que fue llenamente humano, no tenía pecado (Matt 1:18; Lucas 1:35).
El Espíritu Santo también se involucró en la unción del servicio mesiánico (es decir, en su
bautizo [Lucas 3:21-22]), lo llenó durante sus tentaciones y subsecuentemente (Lucas 4:1;
Juan 3:34), y reveló el tiempo del comienzo y la naturaleza de ese ministerio (Lucas
4:14,18). El Espíritu Santo también era responsable de la habilidad que Cristo tenia para
hacer milagros y echar demonios (Mat 12:28). También se involucró en la muerte de Cristo
así también como su resurrección (Heb 9:14; Rom 1:4; 8:11). Como el Cristo pre-
encarnado, él probablemente también predicó por el Espíritu Santo a Noé y su generación (1
Pedro 3:18-20). 15

G. El sellamiento del Espíritu

Hay tres pasajes que hablan de esto: 2 Corintios 1:22; Efesios 1:13 y Efesios 4:30.
Este ministerio no aparece en el Antiguo Testamento.
En 2 Corintios 1:22 Pablo no menciona nada sobre excepciones. Todos son sellados.
Ese sellamiento ocurre en el momento de nuestra conversión. El “y” conecta el sellamiento
con el don del Espíritu como las arras. Y el Espírtu es dado cuando creemos (Hechos 2:38).
Se puede hacer la exégesis, legítimamente, de Efesios 1:13 en dos maneras, lo cual
resulta en dos distintas respuestas a la pregunta de cuándo las personas son selladas. El
verbo principal es “fuisteis sellados”. El participio que lo acompaña es “creyendo”. Ahora
bien, el participio puede expresar una acción que precede a la del verbo principal. De ser así,
entonces el creer tuvo lugar antes del ser sellado; hubo un intervalo de tiempo entre creer y
el ser sellado. O el participio puede que indique una acción que ocurrió al mismo tiempo que
la del verbo principal. Si este es el caso, entonces el creer y el sellamiento se efectuaron al
mismo tiempo. Exegéticamente, cualquiera de las dos pudiera ser correcta. Pero
teológicamente, el creer y el sellamiento tienen que ser simultáneos. De otra manera sería
posible tener creyentes no sellados.

H. El bautismo del Espíritu

Fue predicho por Juan el Bautista (Mateo 3:11). Jesús lo mencionó como algo que
ocurriría “dentro de no muchos días”, en el día de Pentecostés (hechos 1:5).
Una gran esfera de confusión rodea este tema: Mullins, un teólogo bautista, entendió
el bautismo del Espíritu como el bautismo de la iglesia local, confundiéndolo con el
bautismo en agua. Dale Moody, otro teólogo bautista, declara que “Dios imparte el Espíritu
en el bautismo”. La asociación contemporánea por los pentecostales del Espíritu como una
segunda bendición y/o con la experiencia de las lenguas aumenta la confusión.
Algunas veces no se hace distinción entre el bautismo del Espíritu y la llenura del
Espíritu, lo que resulta en que el “bautismo-llenura” ocurre después de la conversión y no a
todos los creyentes.
Tenemos que admitir que esta falta de claridad no siempre es malintencionada; pero,
lamentablemente, a veces estos conceptos erróneos se promueven a propósito. En
cualquiera de los casos, a los creyentes se les despoja de una verdad importante que abarca
nuestra unión con Cristo y una base sólida para la vida santa.
El bautismo ocurrió por primera en el Pentecostés de aquel año. Pedró le llamó a esto
el “principio” (hechos 11:15-16). El bautismo entonces es la experiencia de todo creyente.
Tres hechos respaldan esta conclusión. 1 Corintios 12:13, afirma claramente que todos ha
sido bautizados al igual que a todos se les ha dado a beber de un mismo Espíritu (por Su
morada en el creyente). El que esto se dijera de la iglesia de Corinto, que incluía tan variadas
condiciones espirituales, indica que la carnalidad no excluye a uno de este ministerio.
En ninguna parte de las Escrituras hay ni siquiera una exhortación a que alguno sea
bautizado con el Espíritu. Esto indica que todos los creyentes han experimentado esto.
Si “un bautismo” en Efesios 4:5 se refiere al bautismo del Espíritu (lo cual es lo más
probable), entonces eso también se aplica al mismo grupo de los que tienen, “un señor” y
“una fe”, es decir a todos los creyentes.

I. La llenura del Espíritu

La llenura tiene dos aspectos. El primero puede ser descrito como un hecho soberano
de Dios por el cual El posee a alguien para una actividad especial. Esto lo expresa griega
pimplemi, y subraya el evento de estar lleno, más bien que el estado resultante de la llenura.
Ocurre en Lucas 1:15 (Juan el Bautista), 41 (Elisabet), 67 (Zacarías); hechos 2.4 ( el grupo
del día del Pentecostés); 4:8 (Pedro), 31 (los creyentes); 9:17 Pablo); 13:9 (Pablo).
Observe que esta faceta de la llenura fue experimentada por algunas de las mismas
personas más de una vez y sin que fuera interrumpida por pecado alguno, lo cual pudiera
haber hecho necesario que la llenura se repitiera. La repetición se debió a una nueva
necesidad de servicio especial, no a la intervención del pecado (2:4; 4:8,31). Además, Dios
hizo esto como un hecho soberano, sin imponer condiciones sobre aquellos que habían de
ser llenados.
El segundo aspecto de llenura puede describirse como la influencia y control
extensivos del Espíritu en la vida del creyente. Evidencia un estado de llenura permanente,
en vez de un evento específico. Produce cierto carácter de vida, y parece ser un sinónimo
cercano de la espiritualidad mencionada en 1 Corintios 2:15. Se indica por la frase griega
plere o pleroo. Se halla en Lucas 4:1 (Cristo), Hechos 6:3,5 (los primeros ayudantes de los
apóstoles); 7:55 Esteban; 11:24 (Bernabé); 13:53 (los discípulos); y Efesios 5:18
(creyentes).
Este aspecto de la llenura del Espíritu es la más excelente referencia de carácter que
uno pudiera tener. Parece ser algo que todo creyente puede experimentar (Hechos 13:52)
pero no algo que todo creyente experimenta realmente (6:3). Aunque requisitos específicos
no mencionan en estos contextos, los requisitos normales para el crecimiento cristiano serían
las condiciones para obtener esta clase de carácter.
La única que Pablo escribió de la llenura (Ef. 5:18), utilizó el verbo plere. Nos da
entender que es el Espíritu que a través de la Verdad (Escrituras) nos llena de su propio
carácter.
En resumen: la traducción española “llenura” puede referirse a la investidura del poder
soberano de Dios para actividad especial (pimplemi) o al Espíritu que nos llena de su propio
carácter en nuestro camino a la madurez (plere).
La puesta en obra del primer aspecto implica hechos sobrenaturales e especiales.
Puede implicar las habilidades mencionada en 1 Corintios 12. El segundo implica el fruto
mencionado en gálatas 5.

Antropología y Hamartiología

El término “antropología” viene de dos palabras Griegas, anthropos que significa


“hombre” y logos que significa “palabra, materia, o cosa.” Usamos la palabra “antropología”
para referirnos al estudio del hombre y una antropología Bíblica es el estudio del hombre tal
y como se entiende en las Escrituras. “Hamartiologia” también viene de dos palabras
Griegas, hamartia que significa “pecado” y logos. De tal manera esto tiene que ver con la
doctrina bíblica del pecado incluyendo su origen, naturaleza, transmisión, efecto, y juicio.

A. La Creación del Hombre

Hay varios puntos que se pueden derivar de la narrativa del Génesis con respecto a la
creación del hombre (Génesus 1-2). Estas ideas se desarrollan y expanden en el resto de las
Escrituras. Primero, el origen del hombre no se encuentra en la evolución, sino en la mente
de Dios. El Hombre no fue una ocurrencia irrelevante de algún tipo, sino fue creado con
propósito, plan, y previsión de Dios. En Génesis 1:26 Dios dice “hagamos al hombre…”
Segundo, el hombre tiene un lugar particular en la creación como una culminación de su
obra. Estamos hechos en la imagen de Dios. Nada más, incluyendo a los ángeles, se dice que
esté hecho a la imagen de dios. Por lo cual somos, en este sentido, únicos en el orden
creado, dándonos como resultado un privilegio y una responsabilidad (ver Gen 3).
Conjuntamente los hombres y mujeres reflejan la imagen de Dios. Más de esto en un minuto.
Tercero, llevamos una relación especial con Dios. En nuestra creación original, viniendo de
la mano de Dios, somos benditos, honestos, y perfectos y no hay ninguna hostilidad entre
Dios y nosotros. Cuarto, tenemos cierto rol en la creación. Fuimos creados para gobernar
sobre la tierra creada de Dios, esto es, para tener dominio sobre ella. Quinto, el hombre fue
creado en lo que aparece ser un hecho instantáneo de Dios trayendo en unión aspectos
materiales y el “aliento de la vida.” Hablaremos de esto en un minuto, pero es suficiente
decir que no fuimos tomados de ningún animal que previamente existía. De acuerdo a
Génesis 2:7, nuestra creación dio pie a la naturaleza dual de nuestra experiencia ya que nos
relacionamos tanto en una dirección espiritual como en una dirección material.

B. El Hombre en la Imagen de Dios

La “imagen de Dios”—el referente al cual consideramos lo mismo con “semejanza de


Dios”—es una expresión difícil de entender con precisión. Ha habido muchos intentos de
reducirlos a varios aspectos del ser del hombre ó relacionarlo en alguna cualidad particular
del hombre como es su naturaleza racional, moralidad, o capacidad religiosa. Otros, como
los mormones, sostienen que la imagen de Dios es física. Hay otros que sugieren que la
imagen es más relacional en naturaleza, y se refiere a la experiencia del hombre de estar en
relación con Dios, con otras personas, y con la creación. Algunos han colapsado el
significado de la imagen en la función dada por Dios de gobernar sobre la tierra. Por lo
tanto, en esta ultima apreciación, “imagen” se refiere a la habilidad del hombre para
gobernar (ver Gen 1:26; Sal 8:5-6).
Cada una de estas perspectivas tiene una contribución que hacer, aunque es dudoso so
la perspectiva funcional ó relacional realmente conteste la pregunta de como es realmente la
imagen (no que hace). Estas describen, más bien, ciertas realidades que fluyen del ser
creados en la imagen de Dios, pero no describen por si mismas tal imagen. La perspectiva
substantiva, por largo tiempo sostenida a través de la historia de la iglesia, es la mejor
perspectiva en general, pero es tal vez muy estrecha para restringirla al “conocimiento,”
“rectitud,” “santidad,” “moralidad” o a nuestra habilidad de pensar racionalmente , etc. Es
más bien todas estas y cualquier otra cosa que nos hace en la imagen de Dios, manteniendo,
por supuesto, las distinciones necesarias entre la criatura y el Creador Bíblico. (opuesto al
Mormonismo).

C. La Naturaleza Constitucional del Hombre

La pregunta surge en la teología en torno a la naturaleza constitucional del hombre. La


mayoría de los naturalistas sostienen que el hombre es mónistico, esto es, que él es
puramente físico y que no tiene alma o substancia inmaterial en su ser. Esto, en bases
bíblicas, debe ser plenamente rechazada, aunque aquellos quienes viven una vida Docética
Cristiana, negando ya sea un involucramiento realmente humano en la producción de las
Escrituras, o negando el impacto de su humanidad en su propio caminar Cristiano (casi
siempre estos dos parecen ir juntos), ellos tal vez harían bien en darse cuenta de las
inseparables conexiones ordenadas por Dios que existen entre sus naturalezas materiales e
inmateriales.

Muchos teólogos Cristianos prefieren una perspectiva tricótoma del hombre, que el es
cuerpo, alma y espíritu, donde cada término se refiere a substancias separadas. Esta
perspectiva ha sido frecuentemente propuesta en basis de pasajes como 1 Tesal 5:23, Heb
4:12 y Cor 14:14. El problema principal con esta perspectiva, y la razón de que ya no se le
reciba bien, es el casi reconocimiento universal de que la Biblia usa “alma” y “espíritu”
intercambiadamente (Lucas 1:46-47; Juan 12:27; 13:21). Más aún, Marcos 12:30 enlista
cuatro aspectos del hombre: corazón, alma, mente, fuerza. ¿Debemos tomar cada uno de
estos como constitución de una substancia diferente? Ese no fue lo que Jesús dijo, ni
tampoco esta en la Carta de Pablo en 1 Tesal 5:23. El punto en 1 Tesal 5:23 y Hebreos 4:12,
no es informar a los Cristianos en cuanto a las substancias precisas que forman su naturaleza
inmaterial, sino más bien que la santificación debe abarcar a la persona en su totalidad.

Tomando toda la evidencia Bíblica en consideración, parece ser que la mejor


perspectiva es alguna forma de dicotomía. En cualquier perspectiva acerca del hombre, sin
embargo, dos cosas deben ser mantenidas: (1) que el hombre es un ser compuesto teniendo
aspectos que son tanto como material complejo así también como inmaterial complejo; (2)
que al hombre se le representa en las Escrituras como un ser unificado, así que lo que haga
con su cuerpo también afecta su espíritu y lo que hace con su espíritu también afecta su
fisiología. De hecho, ambos aparecen estar involucrados en todo lo que hacemos. Esta
perspectiva del hombre lo relaciona bien con su Creador que está en el cielo y su encargo
aquí en la tierra. También interpreta los datos Bíblicos en una manera que es un poco más
consistente con el uso de los términos en las Escrituras (donde dos ó más términos se
refieren a la misma substancia incorpórea).

Finalmente, dada nuestra cultura actual, es necesario notar que cuando argumentamos
acerca de un aspecto inmaterial en el ser del hombre, usando términos como alma y espíritu,
no estamos diciendo como tantos lo han hecho en movimientos de la Nueva Era, que todos
poseemos a “dios” en nosotros. Lo que decimos es que hay más en nosotros que solamente
materia; también que somos seres espiritualmente orientados, creados en imagen de Dios
(pero no que somos “dioses” en cualquier sentido).

D. La Caída del Hombre y la Imagen de Dios

Génesis 3 nos describe uno de los puntos mas diabólicos y tristes de nuestra historia
temprana. Adán había sido ordenado por Dios el no comer del fruto del árbol que estaba en
el centro del jardín. La orden fue concisa, pero clara, y la consecuencia de esta
desobediencia fue enfáticamente delineada: “ciertamente deberás morir” (Gen 2:16-17). Pero
con la entrada de la Serpiente, quien nos damos cuanta ahora que era el mismo Satán (2 Cor
11:3), vino la entrada del engaño y de la argucia. Él era mas astuto que cualquier otro animal
salvaje que Dios había creado, y le dijo a la mujer…(Gen 3:1). Bueno, ya saben el resto de la
historia: Comimos de la fruta prohibida, morimos espiritualmente (algo que el Diablo olvidó
[descuidó?] mencionar), fuimos inmediatamente juzgados por Dios (Gen 3:6-19), muerte
por asesinato vino casi instantáneamente (Gen 4), y eventualmente morimos físicamente (ver
“y después el murió,” Gen 5). De nuestros primeros padres recibimos la culpa de pecado así
como también una naturaleza corrupta (Rom 5:12-21).

La imagen de Dios, como resultado de la caída, se ha disuelto pero no borrado. La


alianza Noeíca, instituyendo una medida de autoridad entre los hombres para atender el
asesinato (Gen 9:6-7), la orden de procrear, y las prohibiciones en contra de tales cosas
como el favoritismo, son todas basadas en la existencia de la “imagen de Dios” en el
hombre, (Santiago 3:9), aún después de la caída; todas estas ordenes están relacionadas con
la imagen de Dios en un contexto posteriormente a la caída.

La imagen de dios, mientras que es severamente distorsionada en la caída, no obstante


sigue siendo renovada progresivamente para aquellos quienes están “en Cristo) (en términos
de “conocimiento” en Col. 3:10). Finalmente, cuando los santos residen en el cielo, la
imagen de Dios será completamente restaurada en ellos. En resumen, Dios nos ha elegido
para ser santos a su vista y ser totalmente conformados en la imagen de Su Hijo (Ef 1:3-4;
Rom 8:29; 1 Cor 15:49), quien se dice que es la “imagen de Dios” (2 Cor 4:4; Col 1:15).

E. La Doctrina del Pecado

Un repaso breve de la caída del hombre normalmente nos lleva a la discusión de la


naturaleza esencial del pecado, así también como a su origen, transmisión, efectos y castigo.

Muchos teólogos correctamente definen al pecado como la preferencia de cualquier


deseo de conformidad—en la naturaleza, disposición, o acto—en vez de la ley moral de
Dios. De nuevo, en cuanto a lo que ésta definición abarca, es una definición exacta (ver 1
John 3:4), y tal vez mejor que referirse al pecado como una experimentación de una finitud
personal, angustia existencial, deseo de controlar a otros, egoísmo, o inmoralidad sexual.
Una deficiencia, sin embargo, es que realmente no captura la naturaleza abominable,
agresiva, y vil del pecado como tal. Bíblicamente representado, el pecado es más que solo un
“deseo de conformidad.” El pecado es una rotunda rebelión, un plan insidioso de doblegar
personalmente a Dios y su justa autoridad sobre nuestras vidas. Es un intento absurdo de
hacer un “golpe de estado”—un intento de no solo extinguir Sus orden al deber, y sus
prohibiciones sabias, sino también nulificar su presencia y extinguir el conocimiento de el—y
todo esto con cada golpe.

Por lo tanto, el pecado es de naturaleza ética y tiene como idea principal la idea de la
autonomía y la rebelión. Es ético de naturaleza, no ontológico; no es una privación de algún
tipo. Inclusive después de la caída, el hombre aún tiene todas las facultades con las que fué
creado, pero su naturaleza moral está retorcida por el pecado. Hay muchos términos en el
Antiguo Testamento que varían la idea del pecado de alguna forma. Estos incluyen chata
(“errar el tiro,” Exod 20:20; 522x); (2) ra (“malo” o “ruin,” Gen 38:7 444x), and (3) taah
(“irse sin dirección,” Num 15:22). En el Nuevo Testamento hay varios términos también.
Algunos de los más importantes y más frecuentemente usados incluyen: 1) hamartano (“errar
el tiro,” Rom 5:12; 225+ veces); kakos (“enfermead” or “inmundicia moral”); (3) poneros
(“maldad moral,” Heb 3:12); (4) anomos (“anarquía,” 1 Juan 3:4).

El origen del pecado en el cosmos se encuentra en la desobediencia de Satanás y


ciertos ángeles. Aunque hay debate en Isa 14:12-15 y Ezeq 28:12-19, hay algunos teólogos
quienes debaten que en la escena en Génesis 3 (ver 2 Cor 11:3), el ya ha caído y está lleno
de pecado. Pero, en cuanto concierne a la entrada del pecado en la raza humana, esto ocurre
en la caída del hombre, también descrito en Génesis 3. El pecado entra en la raza humana a
través de la desobediencia de nuestros primeros padres, tal como lo explica Pablo en
Romanos 5:12ff.

No debería haber duda alguna entre los cristianos con respecto a las enseñanzas
bíblicas respecto a que todos los hombres son pecaminosos, aunque sea obviamente
verdadero que no todos los hombres han expresado o vayan a expresar su pecaminosidad al
mismo grado. Pero como nuestros primeros padres nos pasaron el pecado a nosotros? Si es
verdad que el pecado entró a la raza humana a través del pecado de Adán, como fue
transmitida a su descendencia y por eso a la humanidad en su totalidad, dado que todos
descendemos de un mismo hombre (ver Hechos 17:26)?

Algunos sostienen que no hay ninguna conexión entre el pecado de Adan y Eva y el
pecado de cada miembro de la raza humana; sino que, cada persona, tal vez siguiendo el
ejemplo de Adan, voluntariamente elije, por si mismo(a), pecar y corromper la voluntad de
Dios. Pero esta interpretación, mientras que tal vez concuerda, al menos formalmente, con la
idea de que “todos hemos pecado” (Rom 5:12), no justifica la enseñanza de Pablo en
Romanos 5:12-21 ya que ahí dice, al menos cinco veces, que el pecado entró a la raza
humana a través de un hombre (transgresión) y que toda la raza humana fue afectada—no al
pecar por si mismos, sino más bien a través del pecado de Adán.

Por esto, hay una conexión directa entre el pecado de Adán y la caída de la raza
entera. Algunos dicen que esta conexión es realista mientras que otros debaten basándose en
líneas legales. El primer grupo sostiene que la raza en su totalidad estaba originalmente
presente en Adán y por esto todos pecaron cuando él pecó. Esto parece hacer justicia al
argumento de que “todos aquellos que pecaron” en Romanos5:12 y es consistente con el
paralelo con Abraham/Levi/Melquisedec en Hebreos 7:10, pero el significado de “todos
pecaron” debe ser mas determinado de acuerdo con el primer énfasis puesto en Romanos
5:12-21 donde el pecado de Adán parece ser la causa directa del pecado; ningún mecanismo
mediador aparece en la perspectiva de Romanos 5:12-21.

Tal vez la mejor perspectiva es entender a Adán como la cabecera central de la raza
humana y como tal su pecado fue imputado (es decir, cargado a nuestra cuenta) a nosotros
con el resultado de que las personas son legalmente culpables. Esto parece hacer sentido en
vista de lo que se expresa en Romanos 5:12-21. De nuevo, alrededor de cinco veces la
frase(o algo similar) “pues por la desobediencia de un solo hombre muchos fueron hechos
pecadores,” aparece en el párrafo.

Ahora, algunos se han opuesto a esta doctrina en base a que somos culpados por algo
que no hicimos. Esto se puede responder de varias maneras, pero finalmente debe ser
comprendido que todos los hombres, incluyéndonos a usted y a mí, somos pecadores y
seremos juzgados por nuestro pecado. Fue justo que Cristo muriera por nosotros para que
escapáramos la ira de Dios? Es justo que Dios nos atribuya la rectitud de Cristo cuando
nosotros simplemente creemos en Su Hijo? Si el asunto fuera acerca de lo que es justo, visto
humanamente, quién de nosotros podría permanecer en Su presencia?

No solo estamos en un estado de culpabilidad ante Dios, también recibimos al nacer


una naturaleza pecaminosa y por lo tanto estamos contaminados por el pecado también. Y
no es que algunas partes de nosotros hayan caído, sino que nuestra persona en su totalidad,
cada parte de nosotros, ha caído y se ha esclavizado al pecado. Esto también es el resultado
del pecado de Adán. Nosotros probamos el hecho de que tenemos una naturaleza
pecaminosa todos los días (ver Gal 5:19-21). La negación del pecado, neurosis, alejamiento
de nuestros seres queridos, enemigos en nuestro lugar de trabajo, inhabilidad de amar y
recibir amor de otros, mentir, hurto, trampa, y una gama de otros pecados nos mortifican
diariamente.

F. El cristiano y el Pecado

La pregunta seguidamente surge en cuanto a los efectos del pecado en la vida del
cristiano. Algunas veces la pregunta puesta más agudamente es “Pierde el Cristiano la
salvación cuando (no si) peca? No podemos ir en gran detalle aquí, pero será cubierto más
completamente bajo soteriología. Es suficiente decir aquí, sin embargo que el pecado del
Cristiano es tan pecaminoso como el de aquellos no-Cristianos. El pecado es pecado, sin
importar quién lo comete; es tanto una ofensa como una violación a la santidad de Dios.
Pero el Cristiano permanece en una postura de ser justificado una vez para todas las ofensas
(Rom 5:1). Su permanencia o posición ante el Señor es inmutable pero su compañerismo
personal con Dios y Su gente será interrumpida, a veces severamente. En algún punto el
Señor probablemente lo amoneste, y en ciertos casos, ultimadamente acortar su vida por el
pecado (1 Cor 11:30; Heb 12:1-13). Cuando el Cristiano comete pecado, sin embargo, el
debe confesarlo inmediatamente al Señor, y arrepentirse por ello, sabiendo que Él es fiel para
perdonar y purificar (1 Juan 1:9). Y, en muchas circunstancias el debería confesar su pecado
a la persona ofendida y hacer una restitución. La falla en confesar el pecado conocido lleva a
un endurecimiento espiritual y moral y a una falsa ilusión de la verdadera condición de uno
(Heb 3:12-13).

G. El Castigo para el Pecado

La primera razón para Dios de castigar el pecado es para probarse recto y justo. Esto,
por supuesto, lo hizo en más plenamente en la cruz (Rom 3:21-26; 9:19-23). Una segunda
razón por la cual Dios castiga el pecado es para traer de vuelta al hijo errante o para disuadir
a otros de pecar.

La muerte espiritual, la muerte física, y la muerte eterna son todos castigos por
cometer pecado, así como ciertos sufrimientos en ésta vida. Pero más allá de esta pregunta,
la muerte eterna es el castigo más grave imaginable por cometer pecado. En este caso, Dios
le hace imposible al pecador que muere separado de la misericordia de Cristo de poder
reconciliarse con Él. El tormento será su suerte eterna; serán eternamente separados de
Dios, “negados por siempre de la presencia de Dios,” como Pable dice en 2 Tesal 1:8-9 (ver
Mateo 25:41,46).

El pecado siempre tiene consecuencias para la vida presente así como para la siguiente
vida. El cristiano no puede escapar de ciertas consecuencias del pecado en esta vida o del
juicio por el pecado en la siguiente, pero este juicio no cancela su salvación. Él estará con el
Señor por siempre, pero esto sí afecta la naturaleza de su recompensa.

Angelología

La palabra “angelología” viene de dos términos Griegos, a saber, aggelos


(pronunciado angelos) que significa “mensajero” o “ángel” y logos que significa “palabra,”
“materia,” o “cosa.” En la teología sistemática Cristiana se usa para referirse al estudio de la
doctrina biblíca de los ángeles. Incluye tales temas como el origen, la existencia, y la
naturaleza de los ángeles, clasificaciones de los ángeles, el servicio y las obras de los ángeles
así también como su existencia, actividad, y el juicio de Satán y demonios (ángeles perversos
o caídos). Tales teologías, sin embargo, tratan a Satán y los demonios como un encabezado
aparte, a saber, demonología.

A. La Naturaleza de los Angeles

Un ángel es un espíritu creado por Dios y comisionado por Él para un propósito en


especial de acuerdo a la elaboración de Su obra (por ejemplo, Col 1:16; Heb 1:14). Tienen
enorme poder y conocimiento aunque limitado. Se les refiere como “mensajeros” en ambos
Antiguo y Nuevo Testamentos y como tales cumplen las obras de Dios. Aunque algunos
letrados han negado su identidad personal, es claro que sí tienen su propia personalidad;
ellos piensan (1 Pedro 1:12), sienten (Lucas 2:13), y deciden (Judas 6), y ángeles santos dan
inteligentes y excelentes alabanzas a Dios. Son de una orden superior a los hombres, somo el
Salmo 8:4-5 explica, pero son inferiores a Cristo (2 Sam 14:20; Lucas 20:36; Heb 1).
Aparentemente no pueden procrear (Mateo 22:30).

En el Antiguo Testamento a los ángeles se les refiere como a “anfitriones celestiales,”


“hijos de Dios,” “y los benditos” (1 Samuel 17:45; Job 1:6; 2:1; Salmo 89:5, 7). La primera
expresión, “anfitriones celestiales” se relaciona con su numero infinito y poder para defender
a la gente de Dios (ver Heb 12:22). La segunda expresión, “hijos de Dios” resalta su
estrecha relacion con Dios, sus cualidades similares a Dios, y la capacidad en la cual ellos
funcionan ante Él. La tercera subraya, “los benditos,” se refiere a su carácter moral puro.

B. Clasificación de Ángeles

No hay mucha revelación en las Escrituras en torno a la clasificación de los ángeles.


Uno quisiera tener más información ya que lo que se tiene sí sugiere que hay “rangos” o
“clasificaciones” entre ellos, pero es difícil decir más fuera de esto. Debemos decir de
principio, sin embargo, que la afirmación que algunos ángeles fueron confinados al abismo
cuando pecaron y otros no, en base a textos como 2 Pedro 2:4, es improbable. Todos los
ángeles caídos están detenidos en pozos de oscuridad hasta que llegue su dia de
enjuiciamiento, pero son capaces desde ahí de elaborar estrategias malignas en contra de
Dios, su gente, y su creación.

A Miguel se le refiere como un arcángel en Judas 9--una designación que no ha sido


recibida por ningún ángel en las Escrituras (aunque por supuesto debe haber muchos otros
arcángeles). Esto parece indicar que él tiene autoridad sobre muchos ángeles y lo hace así
bajo la autoridad de Dios. Se le refiere también como el “gran príncipe,” dónde el término
“príncipe” también parece connotar niveles de autoridad entre los ángeles (Dan 9:21;12:1).
Están también ángeles que gobiernan sobre ciertos paises como podemos ver en la referencia
de Daniel al “principe del reino de Persia” (10:13).

Aunque hay controversia en cuanto a los ángeles guardianes, parece ser que Jesús en
Mateo 18:10 tal vez esté implicando esto.

Está también el Serafín mencionado en Isaías 6:2-4. Desafortunadamente, este es el


único lugar donde se les menciona en las Escrituras. El término serafín significa “los que
arden” y puede ser una alusión a su luminosidad, no obstante que escondan sus pies y
rostros de la luminosidad de El Bendito de Israel. Por lo tanto parece que están
profundamente preocupados por la santidad de Dios y lo adoran en humildad. En el caso de
Isaías ellos vinieron a él y de parte de Dios le comunicaron que sus pecados habían sido
perdonados. Al haber sido purificado por la santidad ardiente de Dios, el profeta estaba
ahora preparado para hablar a un Israel desobediente en nombre de Dios.

También se menciona a los Querubines varias veces en el AT y una vez en el NT (Heb


9:5). Ellos parecen estar ocupados en la protección de la santidad de Dios y el acceso a el en
interrelación. Por lo tanto están estacionados en el Jardín del Edén haciendo imposible para
el hombre regresar al jardín y comer del árbol de la vida (Gen 3:22-24). Similarmente, están
conectados con la cubierta y la ley en Exodo 25:18-22; es allí en el la cubierta donde Dios
iba a reunirse con el hombre pecaminoso. Ellos son los seres vivientes que Ezequiel vio en
su visión (Ezequiel 1:4-28; 10:15) y ellos parecen tener cuatro alas y rostros como de
leones, toros, águilas, y seres humanos. Ellos tenían manos humanas, pies como de becerros,
etc. Vea Ezequiel 1:4-14 para mas detalles. Ellos también, como aquellos que Isaías vio,
brillaban resplandecientemente, como bronce pulido. Ellos están asociados con el fuego,
relámpagos, y adoración santa del Dios verdadero y misericordioso (ver Apocalipsis 4:4-8).

C. Servicio de Angeles

Es imposible describir todos los servicios los cuales los ángeles proveen al Dios darles
una orden, pero aquí están algunos que estan relacionados con la salvación, juicio, control
providencial de Dios de la historia humana. En términos de la salvación, los ángeles
interpretaron un papel en la llegada, muerte, y resurrección de Cristo. Ellos dieron este
mensaje a María que ella iba a tener al niño-Cristo (Lucas 1:26-38) y lo proclamaron como
Salvador ante los pastores (Lucas 2:13). Ellos fortalecieron a Cristo durante el periodo de
las tentaciones en el desierto tal como lo fortalecieron en las pruebas de Getsemaní (Lucas
22:43). También estaban listos a su orden para luchar por el (Mateo 26:53). Además,
rodaron la piedra de su tumba y también proclamaron su resurrección (Mateo 28:2,6).

El autor de los Hebreos sintetiza el papel de los ángeles en las vidas de los creyentes
en Hebreos 1:14: “No son todos los ángeles espíritus abastecedores enviados para ayudar a
aquellos quienes heredarán la salvación?” Como tal, no están vitalmente interesados e
involucrados en nuestro propio crecimiento espiritual y la misión que tenemos de tomar el
evangelio a los extremos de la tierra. Ellos, cuando Dios desea, nos fortalecen y hasta nos
rescatan de peligros físicos para que podamos continuar con el trabajo de Dios de predicar el
evangelio (Hechos 12:7; 27:23-24). Están profundamente interesados en la salvación de los
descarriados y se alegran cuando un pecador se arrepiente y se dirige a Dios (Lucas 15:10).
Ciertamente, Felipe fue comisionado por un ángel para ir y reunirse con el eunuco de Etiopía
en el camino desierto para que este hombre pudiera ser salvado (Hechos 8:26). Los ángeles
también se involucran en cuidar a los creyentes cuando mueren (Lucas 16:22).

A los ángeles también se les usa por el Señor en el juicio de los no creyentes. Esto se
puede ver en el Génesis 19:12-13 cuando los ángeles le dicen a Lot que salgan de Sodoma;
por la orden del Señor y por la maldad de esa ciudad, estaban preparados para destruirla.
Algunas veces infligen castigo (Hechos 22:23) y en el Apocalipsis 8-9, 16 ellos están
íntimamente conectados con la trompeta y el juicio.18 Al final de la era ellos seran los que
junten a los injustos para el enjuiciamiento (Mat 13:41-42).

En el sentido que los ángeles estaban involucrados en la llegada de Cristo, la salvación,


crecimiento, preservación de los cristianos, y el juicio de los no creyentes ellos estaban
involucrados en la obra providencial del plan de Dios (envolviendo todas las cosas) en el
mundo. Esto se puede ver en el control de las naciones también (Daniel 10:13,20-21).

D. Satán Como un Angel Caído

El término “Satán” significa “adversario” en la biblia Hebrea y el Nuevo Testamento


los escritores trajeron el nombre al Griego sin ningún cambio. Satán es un ángel caído,
malvado, tal vez un arcángel, aunque esto no totalmente preciso (ver Ezequiel 28:14).

Ha habido mucha especulación en torno a Satán (y sus demonios) lo cual pone en


duda su existencia e identidad personal. Primero, debe ser mencionado que el demonio o
demonios son corroborados por todo escritor del Nuevo Testamento y aparecen en varios
libros del AT también. Segundo, Jesucristo mismo enfrentó directamente a Satán y sus
demonios en numerosas ocasiones (por ejemplo, Mateo 4:1-11; Marcos 5:1-20). Tercero,
ciertas maldades como el Holocausto, por ejemplo, dan apoyo a la descripción de Satanás y
los demonios.

A Satanás también se le describe como una persona. Pero algunos alegan que la idea
bíblica de Satán y los demonios debe ser desmitificada. Esto es, Satán y los demonios
pertenecen a la perspectiva de los Cristianos (aparte de otros) del primer siglo, pero con el
advenimiento de la perspectiva científica, sabemos mejor. Enfermedades que eran atribuidas
a Satán ahora sabemos que son enfermedades causadas por bacterias y virus microscópicos.
El problema con esta perspectiva es que los Cristianos (y otros más) en el primer siglo no
atribuían todas las enfermedades fisiológicas al demonio, solo algunas. Por lo tanto no eran
tan ingenuos como esta perspectiva implica. Además, es simplemente arrogante, sin
mencionar ingenuo, el atestiguar que porque ellos vivieron entonces y nosotros en la
actualidad, sus perspectivas eran infantiles, aniñadas, e improbables. Tal vez no sabemos
todo lo que debíamos saber, además el paradigma de la ciencia es incapaz de dar un juicio en
este tema ya que la naturaleza de este caso, la realidad de las cosas tratadas no están
situadas dentro de sus metodos de cuestionamiento.

Se encuentran otros que dicen que el demonio es en realidad una forma de hablar de
fuerzas malévolas, en la cultura, por ejemplo. Esto está, sin embargo, lejos de lo que la
Biblia enseña con respecto a Satanás y sus emisarios.

Con respecto a Satán, la Biblia enseña que él es una persona (es decir, que tiene una
personalidad). Es muy astuto (Gen 3:1; 2 Cor 11:3), se enoja cuando fracasa (Rev 12:17), y
ejerce su voluntad en las personas que estan indispuestas a escuchar a la verdad (2 Tim
2:26). Todas estas son funciones que una persona lleva a cabo y que él, por supuesto, será
responsable ante Dios por todo lo que ha hecho, esté haciendo, y haga (Juan 12:31; Rev
20:10). Por lo tanto, él será moralmente responsable. Asi que él no es solo una fuerza en la
cultura, o maldad o cualquier otra cosa; él es una persona que, aunque no lo igualemos con
la cultura, desempeña una representación perversa en los eventos culturales y mundiales (1
Juan 5:19). Los demonios también tienen una personalidad y no son las almas de gente
muerta que pecaron lejos de la gracia salvadora de Cristo.

En las Escrituras a Satán (“adversario”) se le dá diferentes nombres y títulos los cuales


ilustran su actividad de oponerse a los propósitos, planes y gente de Dios. Sus nombres
incluyen: (1) el demonio (“calumniador” Mateo 4:1; 13:39; Rev 12:9)19; (2) Beelzebú
(“Señor del cielo”; Mateo 12:24; mientras que éste era usado por los Fariseos para referirse
a Satánas, el origen y asociaciones del nombre son inciertos. Puedo haber sido usado
originalmente para referirse a la deidad Canaanea de la fertilidad quien era el principal
adversario de la religión Israealita. En este caso, Baal significa “señor” y zebul se refiere al
“cielo” 20), y (3) Belial (“uno que se se opene a Dios”; 2 Cor 6:15).21

A Satán se le conoce por muchos títulos los cuales revelan sus intentos de oponerse a
la obra de Dios y de dañar a los santos. Se le conoce como al dios de esta era—una era
caracterizada por el pecado y la oposición a Dios. Él se opone al evangelio al cubrir las
mentes de las personas a la verdad del evangelio (2 Corintios 4:4). A él se le refiere como el
príncipe de este mundo (Juan 12:31). Por lo tanto en alguna manera el sistema mundial está
bajo su control (1 Juan 5:19). Él es el príncipe de las tinieblas (Efesios 2:2; Col 1:13) y
como tal gobierna sobre los demonios que hacen hacen su voluntad y sobre los incrédulos,
los hijos de la desobediencia, como Pablo dice. Su nombre, el malo sugiere su propia
naturaleza y la naturaleza de su obra entre la gente promoviendo maldad y oposición a la
rectitud y a la verdad. También se le conoce como (1) un ladrón cruel que viene a robar,
matar, y destruir (Juan 10:10); (2) el tentador (1 Tesal 3:5); (3) asesino (Juan 8:44); (4) el
padre de las mentiras (Juan 8:44), y (5) el Gran Dragon que engaña al mundo entero
(Apocal 12:9). Que buenas noticias son que el ministerio de Jesús golpeó el centro de su
poder y ahora es un enemigo derrotado, esperando sentencia. Su final será en un lago de
fuego donde el será atormentado día y noche para siempre (Apocal 20:10).

E. Los Demonios como Angeles Caídos

Satanás es un ángel caído y se le refiere como “principe de los demonios” (Marcos


3:22). Por eso, los demonios son ángeles caídos también y bajo su mandato. En veces se les
refiere como “espíritus impuros” y “espíritus malignos”, ambas atribuciones que se refieren a
su maldad moral y espiritual (Mateo 10:1; 12:43; Marcos 1:23). También se les refiero como
“principados y poderes en Romanos 8:38-39, 1 Corintios 15:24, y Colosenses 2:8-15. Son
capaces de morar en las personas y hablar a través de ellos (Marcos 1:34) también pueden
morar en animales (Marcos 5:12). Buscan causar enfermedad, aunque no toda enfermedad
es causada por ellos (Mateos 12:22-24). Ellos desean engañar a los Cristianos (2 Cor 11:14)
al punto de llegar a tener su adoración (1 Cor 10:20) y por eso deben ser firmemente
resistidos (Ef 6:12-18; Santiago 4:7; 1 Pedro 5:8). No debemos permanecer ignorantes a los
planes de Satanás (2 Cor 2:11). El punto básico es que los demonios, como su padre el
príncipe de los demonios, quieren frustrar la obra de Dios al causar que la gente de Dios
peque o haga cualquier cosa que los haga menos útiles para Él. También aman liderar al
mundo entero lejos de la verdad en Cristo y destruirlos si Dios lo permite (ver Juan 10:10).
Su plan maestro es derrocar el reino de la luz con el reino de las tinieblas y destronar a Dios.

F. El Juicio a los Angeles


Por lo que se ha dicho hasta ahora parece indicar que estamos advocando un tipo de
dualismo entre las fuerzas del bien y del mal. Esto no es así. El demonio y sus ángeles estan
completamente bajo el control de Dios en todo respecto. Su último fin será en el lago de
fuego prueba ésto (Apocal 20:10). En resúmen, su sentencia ha sido asegurada a través de la
cruz y la resurrección de Cristo ya que a través de ese gran evento ha mandado fuera al
príncipe de este mundo (Juan 12:31).

G. En Referencia con Demonios y Guerra Espiritual

Virtualmente todos los Cristianos dirían que tenemos al menos alguna medida de
autoridad sobre el Satanás. Después de todo, podemos resistirlo y no se nos requiere que
nos sometamos a su autoridad (Santiago 4:7). También, hay veces en las que debemos luchar
mano a mano contra Satanás y sus legiones (Ef 6:12-18). Otros Cristianos añaden que
podemos, como nuestro Maestro lo hizo, echar demonios fuera cuando somos confrontados
por ellos. Esto también parece bíblico y ciertamente necesario en veces. Estamos sentados
con Cristo en los cielos y compartimos su reino en el tiempo presente. Esto parece ser el
punto de Pablo en Romanos 16:20—una alusión al Salmo 110:1 y el reino del Mesías. El
eschaton se ha roto dentro del presente y ahora poseemos la autoridad en Cristo para
superar las obras del demonio.

NOTA: Unas palabras acerca de la “posesión” demoníaca. El término no aparece en


las Escrituras pero es que ha sido una traducción infortunada. Hay dos formas en que la
Biblia habla acerca de la influencia de los demonios en la gente. Se dice que la gente esta
“demonizada” o “que tiene un demonio.” Esto no es lo mismo que una posesión en el
sentido moderno de ese término el cual implica que el demonio tiene un control completo
sobre la persona, usándola a voluntad. Este es raramente el caso, inclusive en los evangelios.
A menudo la frase “tener un demonio” y “demonizado” parece hablar acerca de influencia
demoníaca de mayores a menores grados.
Hay una adecuada razón para suponer la naturaleza y existencia de cada cosa que
pudiera probablemente no existir

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