Vous êtes sur la page 1sur 8

Cómo Adorar a Dios con Acción de

Gracias – Bosquejo
Tema: La Adoración.
Tabla de Contenidos [ocultar]
 1 Introducción:
 2 Punto 1. ¿Qué quiere Dios de nosotros?
 3 Punto 2. ¿Por qué y cómo?
 4 Punto 3. ¿Cómo debemos bendecir?
 5 Punto 4 y cierre.
o 5.1 Relacionado

Introducción:
Muchos llegamos a la iglesia pensando que vamos a escuchar lo que Dios tiene
para nosotros. Pensamos en el servicio, del predicador y de quien cantará, etc,
nos han ensañado que tenemos que llegar a la iglesia para ver que tiene Dios
para nosotros. Que no importa el problema que tengamos que Jesús es la
solución. Pensamos Dios nos quiere ahí para hablarnos solamente, por eso
llegamos a la hora que sea, nunca estamos la mayoría desde el principio del
culto.

En este estudio veremos la importancia del culto, de cuál es el verdadero


propósito del mismo. En el Antiguo Testamento podemos encontrar el modelo
de adoración que agrada a Dios. El rey David tenía la peculiaridad de cantarle
a Dios con todo su corazón, es más, era un diálogo que mantenía con Dios,
como podemos ver en el libro de los Salmos, que por cierto eran alabanzas para
Dios.

El propósito principal del culto es la adoración a Dios, es cuando su pueblo se


reúne para tener un encuentro con su Hacedor. Tenemos que llegar felices que
Él nos ha dado tan preciosa salvación. Que tanto nos ama que mando a su Hijo
al mundo para que el mundo fuese salvo por Él.

Solo hasta después de haberle alabado y adorado es que estamos listos para
escuchar su Palabra.

Como Ilustración tenemos el Salmo 100.


1 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.

2 Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo.


3. Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros
mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.

4 Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre.

5. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por


todas las generaciones.

La estructura del salmo es tan sencilla como esto:

1. Primer llamado a la adoración. V.1,2

2. Por qué Dios debería ser adorado. V 3.

3. Segundo llamado a la adoración. V 4.

4. Por qué Dios debería ser adorado. V 5.

Este salmo es un llamado a toda la tierra para adorar al Señor. El llamado va


mucho más allá de los estrechos límites de Israel y se extiende hacia todos los
gentiles. La adoración no pertenece a una sola nación, sino a toda la humanidad.
Por lo tanto la adoración no está confinada a un solo pueblo.

Hay algo muy importante que debemos conocer para poder alabarlo y adorarlo
y es reconocer lo que Dios es en sí mismo, su grandeza, su potestad, su señorío
y lo que nosotros somos en relación a Él. Esto es algo muy importante que
debemos considerar y aplicarlo es algo muy serio y vital en la adoración.

Esta es una gema poética, una pieza clave para la vida espiritual exitosa.

Punto 1. ¿Qué quiere Dios de nosotros?


Que estemos dispuestos a tener un encuentro con Él para santificarlo por su
amor y bondad y al mismo tiempo que estemos dispuestos a sacrificarnos y que
nos ofrezcamos de todo corazón dando las gracias anticipadamente por lo que
él hará en nosotros.

El quiere que estemos dispuestos a entregarle lo mejor de nuestras vidas. (Lev.


7:12)

Nuestro sacrificio tiene que ser aceptable a él.


Y cuando ofreciereis sacrificio de acción de gracias a Jehová, lo
sacrificaréis de manera que sea aceptable. Levítico 22:29
Muchas veces hacemos cosas que a Dios no le agradan, solo porque nos
satisfacen a nosotros, lo hacemos creyendo que le agradarán a Dios solo porque
nos agradan a nosotros, pero la verdad que no lo hacemos de corazón, ni
siquiera sentimos lo que estamos haciendo, no lo estamos haciendo en el
Espíritu lo estamos haciendo en la carne.

Punto 2. ¿Por qué y cómo?


Jeremías 30:19 “Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de nación que
está en regocijo, y los multiplicaré, y no serán disminuidos; los multiplicaré, y
no serán menoscabados.”
Porque estamos felices de lo que Él ha hecho en nuestras vidas. Por habernos
dado una salvación tan grande.

Salmos 26:7 “Para exclamar con voz de acción de gracias, Y para contar todas
tus maravillas.”
Así como el salmista proclama para sí mismo una relación apropiada con el
Señor y dependencia en El, por lo que espera su vindicación, así nosotros
debemos de estar dispuestos a depender totalmente de Él.

Pero ¿Cómo?

Primero haber recibido a su Hijo, nuestro bendito Señor Jesucristo, como


nuestro salvador de nuestras vidas, esta es la parte más importante en la acción
de gracias, ser verdaderos hijos de Dios por medio de la sangre preciosa de
Cristo.

Además debemos estar dispuestos a seguirlo y a cumplir su Palabra. Porque


solo permaneciendo en Él podemos agradarlo para lograr su bendición y
protección. Él lo dice:

“Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15).

“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo


que queréis, y os será hecho. (Juan 15:7).
Porque Dios se agra con:

“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis
discípulos. (Juan 15:8).
Punto 3. ¿Cómo debemos bendecir?
1 Corintios 14:15-17 “¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré
también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también
con el entendimiento. Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa
lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no
sabe lo que has dicho. Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro
no es edificado.”
Glorificando a Dios y bendiciendo a nuestros semejantes en oración con el
espíritu pero también con nuestro entendimiento, para todos seamos edificados.

Punto 4 y cierre.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de
Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Pero en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo. Filipenses 4:6

Debemos de confiar en Dios que él nos contestará nuestras peticiones toda vez
tengamos confianza plena y siempre persistiendo en la oración con acción de
gracias.

Dios se deleita de gran manera en la alabaza de sus hijos y el escucha todas


nuestras oraciones.

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere


recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente
oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal,


creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al
tercer día Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al
Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma
hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen
¿Cómo opera el Espíritu Santo? –
Estudio
ElsieVega Estudios Bíblicos

¿Cómo opera el Espíritu Santo? Podemos entender algo de su dinámica o actuar


si consideramos algunos títulos y nombres que se le dan en la Biblia. Por cierto,
no podríamos hacer una consideración exhaustiva ya que el tiempo se nos está
agotando. Pero quisiera llamar la atención de ustedes al pasaje de Juan 14:16
para considerar allí por lo menos dos aspectos que de alguna manera pueden
ayudarnos a comprender mejor cómo actúa el Espíritu Santo.
El primero tiene que ver con el nombre que Jesús le da al Espíritu Santo en este
versículo. “Consolador” o “paráclito” es la palabra que se utiliza en griego.
Esta palabra se repite varias veces. Aparece en Juan 14:16, otra vez en el
versículo 26, se usa en 15:26 y en 16:7. Es Jesús mismo el que la está usando
reiteradamente. El uso reiterativo llama la atención.

Por algo habrá usado Jesús esta palabra. ¿Qué quiere decir este título o nombre
que Jesús le da a Dios Espíritu Santo? “Paráclito” viene de dos palabras griegas
para y kaleo. Se trata de una preposición y un verbo que juntos significan
“llamar a alguien a nuestro lado”. Es como si yo le dijera al pastor: “Pastor,
póngase aquí a mi lado. Lo estoy llamando al lado mío”. En este sentido, la
palabra hace referencia a alguien que se pone a nuestro lado con un propósito.
Conforme a lo que conocemos o dijimos del Espíritu Santo este propósito es el
de asistimos o ayudarnos. Por eso, la traducción de la palabra podría ser
abogado, defensor, ayudador, consolador. Esto nos da una idea de cuál es el
operar y la acción, característica del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es Dios a
nuestro lado. El Espíritu Santo es Dios con nosotros y para ayudarnos. El
Espíritu Santo es Dios para asistimos. Él Espíritu Santo es Dios para
defendernos. El Espíritu Santo es Dios para protegemos.
Hay ciertos verbos que definen su acción como consolador en el sentido que
explicamos.

Él es el Dios que está con nosotros (Jn 14:16) como estuvo Jesús con sus
discípulos.
Él es el Dios que nos enseña, como Jesús enseñó a sus discípulos (Jn 14:26). Él
es el que nos recuerda las palabras de Jesús y nos facilita la comprensión de las
Escrituras (Jn 14:26).
Él es el que nos testifica acerca de Jesús (Jn 15:26).
El es quien nos convence del carácter de Jesús, de su obra y también de nuestro
pecado y de nuestra relación con él (Jn 16:7-11).
En todos estos casos los verbos o las acciones implican cercanía, estrechez,
contacto. El no es un Dios lejano a quien tenemos que convencer de que nos
venga a ayudar. No es recesa rio hacer sacrificios, ofrecer rogativas y plegarias
para que a través de algún emisario de tercero o cuarto grado él nos dé alguna
“ayudadita”. El es Dios aquí, a nuestro lado, estrecho, cerca, en contacto,
accesible, inmediato. ¡Qué inmediatez bendita y maravillosa! El Consolador no
nos deja ni noche ni de día, ni cuando estamos solos ni cuando estamos
acompañados. El día de nuestro casamiento estuvo allí, el día de la muerte de
nuestro ser querido estuvo allí, ruando recibimos algún premio o alguna
gratificación material él se reía con nosotros, y cuando las cosas fueron mal él
era nuestro ayudador para consolarnos. ¿No lo sintieron así?
El es el Paráclito, llamado a estar a nuestro lado y no dejarnos. El es el
Consolador y el ayudador. Esto es lo que hace el Espíritu Santo.
Pero aquí mismo, en esta expresión del versículo 16, hay otra palabrita que para
mí tiene un sentido teológico extraordinario. Es la palabrita “otro”. Jesús está
hablando de un Consolador, pero no de un Consolador cualquiera. Jesús está
diciendo “otro” Consolador. Lamentablemente, en castellano tenemos una sola
palabra “otro”, con ella puedo referirme a “otro” reloj exactamente igual a éste
que tengo, o puede ser “otro” reloj totalmente diferente. En ambos casos uso la
palabra “otro”. Pero en griego –gracias a Dios— hay dos palabras. Una significa
“otro” exactamente igual y la otra significa “otro” que puede ser distinto. En
este versículo se utiliza la palabra állos que significa otro exactamente igual u
“otro de la misma clase”. Jesús nos está diciendo: “Voy a mandar a otro, pero
que no es distinto que yo”. ¡No es esto algo grandioso!
Los evangelios nos dan testimonio de cómo fue Jesús aquí en la tierra. Siempre
he soñado que si tuviera la máquina del tiempo y pudiera entrar en ella, me
gustaría ir allí a donde Jesús predicó el Sermón del Monte o al lago de Galilea.
Quiero ver el rostro de mi Señor, quiero sentir el timbre de su voz, quiero ver
como brillaban sus ojos. No quiero tener meramente un testimonio escrito. Lo
quiero a él. Sin embargo, Jesús aquí nos está diciendo a nosotros, 2.000 años
después que va a venir “otro”, pero ese otro no es distinto que él. El nos dice:
“Así como yo toqué a mis discípulos y les dije, no se asusten cuando la tormenta
arrecia, así también el Consolador estará con ustedes”. Es el mismo Jesús. Es el
mismo Dios Espíritu Santo que cuando estamos solos nos acompaña, cuando
tenemos hambre nos alimenta, cuando estamos enfermos nos cura, cuando
necesitamos palabra divina nos aconseja, cuando no sabemos por qué camino
seguir viene a nosotros y nos dice: “Yo soy la verdad”. Es el mismo Jesús que
cuando la muerte nos asalta viene para afirmarnos y nos dice “Yo soy la
verdad”. Es el mismo Jesús que cuando la muerte nos asalta viene para
afirmarnos y nos dice: “Yo soy la resurrección y la vida”. Es el mismo Jesús,
es exactamente el mismo Jesús, no es uno distinto, no es otra cosa, no viene con
otro mensaje, no viene con otra actitud. Es el mismo amoroso Jesús que
conocieron los discípulos y que ahora conocemos todos. No importa la
geografía, el espacio, el tiempo, porque este maravilloso Dios Espíritu Santo
está accesible para todos en todo lugar.
El es el otro Jesús. No se trata de una identificación absoluta de Cristo con el
Espíritu Santo, pero sí se trata de una continuación maravillosa del carácter, de
la persona y del tratamiento de Jesús con sus seguidores. Hay algo paradójico
en esto ya que el cristiano vive físicamente lejos del Señor, y sin embargo, el
Espíritu Santo está presente en él. Pablo en 2 Corintios 5:6 dice: “Así que
vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el
cuerpo, estamos ausentes del Señor”. Sin embargo, en Romanos 8:9 afirma con
convicción: “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es
que el Espíritu de Dios mora en vosotros”. La energía con que Cristo trabaja en
los hombres es la energía que comunica el Espíritu Santo, de quien deviene la
regeneración espiritual. Es por eso que el Apóstol afirma que “si alguno no tiene
el Espíritu de Cristo, no es de él” (Ro 8:9), e identifica la presencia de Cristo en
la vida con la presencia del Espíritu (ver Ro 8:10-11).

¿Qué función cumple el Espíritu Santo?


La identidad del Espíritu Santo puede suscitar muchas preguntas: ¿Quién es el
Espíritu Santo? ¿Qué tipo de función cumple el Espíritu Santo? ¿Por qué lo
necesito?

La Biblia explica claramente lo que el Espíritu Santo es, además del rol que puede
desempeñar en nuestras vidas.

El espíritu Santo quiere hablarnos, especialmente a


través de la Palabra de Dios
Cuando Jesús dejó a los discípulos, les dijo que Dios enviaría el Espíritu Santo sobre
ellos. “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él
os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” Juan 14:26.
Los discípulos necesitaban el Espíritu Santo para que les recordara todo lo que
Jesús les había enseñado durante el tiempo que estuvo en la tierra. Hoy día, el
Espíritu Santo nos habla a través de la Biblia –la Palabra de Dios – exactamente de
la misma manera. Por esta razón es de suma importancia leer todo lo que está
escrito. El Espíritu Santo nos ayuda a entender lo que leemos, y nos recuerda a
través de muchas situaciones lo que está escrito.

El Espíritu Santo nos quiere enseñar quién es Jesús


realmente
“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero
cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará
por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas
que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará
saber.” Juan 16:12-14.

Cuando Jesús estuvo en la tierra, una gigantesca obra se llevo a cabo en él. Él abrió
un camino nuevo y vivo para nosotros. Él es nuestro Sumo sacerdote y precursor,
que nos entiende y nos ayuda en nuestra lucha. Sobre esto puedes leer más en la
carta a los Hebreos. Tomate un buen tiempo en leer esta carta, y ora para que el
Espíritu Santo te hable y te explique lo que lees. El Espíritu Santo tiene mucho que
decirnos acerca de quién es Jesús, y el significado de por qué vivió en la tierra
como un ser humano.

La función del Espíritu Santo: Darnos fortaleza y


ayuda en nuestra lucha contra el pecado
Antes de que Jesús dejará la tierra, dijo: “…seréis bautizados con el Espíritu Santo…
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo.” Hechos 1:5-8.

“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios…” Efesios 4:30. En nuestra carne


(naturaleza humana) hay fuerzas que son más poderosas que nosotros mismos.
Pablo dice: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne…
los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos
por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.” Gálatas 5:16-25. El Espíritu Santo
nos fortalece, de tal forma que no cedemos ante los deseos de la carne cada vez
que somos tentados.

El Espíritu Santo anhela vivir en nuestros corazones, y hablarnos a través de la


Biblia. Pero, ¿quién lee la Biblia con un deseo genuino? El Espíritu Santo nos quiere
guiar, pero, ¿quién quiere usar el Espíritu Santo para luchar contra el pecado en la
carne, con sus pasiones y deseos? La función del Espíritu Santo es ayudarnos, así
que no le contristemos, sino escuchémosle y obedezcámosle.

Vous aimerez peut-être aussi