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"SÉ TÚ MISMO"

(revista Somos Nº33, Mayo 2013)

Alejandro Celis H.
www.transformacion.cl
Facebook: Instituto Expansion

Esta sugerencia, como muchas otras (el “aquí y ahora”, por ejemplo), ha sido tan
manoseada que perdió totalmente el sentido… No sabemos quiénes somos, ése es
un hecho, sobre todo porque creemos que, o bien nos conocemos a nosotros
mismos –craso error- o bien aquél que somos realmente es "otra" persona.
Nuestras fatasías generalmente temen que ocultemos un verdadero monstruo en
nuestro interior, el que saldría libre si nos arriesgamos a soltar el control.

La ignorancia es generalizada, y subyace a muchas políticas públicas que se


esfuerzan por controlar al supuesto animal que llevamos dentro. Otra faceta de
este desconocimiento se da en los medios, que suelen llamar "auténticas" a
personas absolutamente histéricas, histriónicas, teatreras, artificiales y falsas.

Vamos a ir por parte. Nacemos en este mundo con una versión muy cercana a
quienes somos: realmente espontáneos, en contacto con nuestra sensibilidad,
honestos; nuestro ser sabe lo que quiere, cómo quiere actuar, nuestra vitalidad
está enteramente a nuestra disposición, etc. Pero incluso antes de asomarnos al
planeta ya comienza el condicionamiento, porque los nueve meses en el útero de la
madre no son gratuitos. Estamos absolutamente simbiotizados con ella, sus
reacciones emocionales -sus estados de ánimo, sus disgustos, sus temores, sus
patrones de reacción- y sus patrones de conducta. Si nuestra madre es depresiva,
convivir durante nueve meses en su útero con su depresión tendría, de manera
inevitable, un efecto en nuestra forma de ver la vida.

Luego viene la crianza; el efecto del padre, los demás parientes, nanas, parvularias,
sacerdotes, la mal llamada "educación" que recibimos, el medio donde nacimos…
todos nos transmiten -a través de su ejemplo, sus actos, actitudes, reacciones
emocionales, ideas- una visión de mundo determinada… y, ya sea que nos
opongamos o nos aliemos con ella, ésta nos influirá profundamente. La cultura
patriarcal, una determinada "moral" y la figura del dios castigador y culpógeno –
por ejemplo- nos han sido transmitidos de este modo.

El gran problema, no es que este condicionamiento ocurra; lo peor del asunto es


que después olvidamos que nos transmitieron todas estas cosas, y llegamos a creer
que todas estas perspectivas que incorporamos a través de ese condicionamiento
son intrínsecamente nuestras. Y, por tanto, comenzamos a repetir opiniones y
conductas como verdaderos loros, sin cuestionarlas. Nos creemos católicos,
musulmanes, hinduistas -"de derecha o izquierda” o ateos, colocolinos, etc.,- sin
haber escogido de manera consciente ninguna de estas posturas, ideologías o
bandos. Castigamos a nuestros hijos por las mismas cosas por las que nos
castigaron a nosotros, sin habernos realmente cuestionado si la supuesta “falta” lo
es.
La inconsciencia es, precisamente, la facultad que nos permite distinguirnos de las
máquinas, pues nos permite optar. Si la "opción" entre diferentes alternativas no
está presente, nuestra conducta será automática y repetitiva del condicionamiento
descrito más arriba. Basta observar brevemente la situación del mundo actual para
concluir que la consciencia sensible y lúcida no es lo que predomina, partiendo por
la mayoría de los gobiernos del planeta.

, entonces, sa que los griegos haya inscrito el aforismo "Conócete a ti mismo" en el


frontis del templo de Apolo, en Delfos. Éste es un proceso de toda la vida, que
requiere intención y persistencia. Muy gratificante, pero requiere trabajo.
Naturalmente, esto no es comprendido de inmediato por las masas, puesto que –
como dije- todos creemos que decidimos todo conscientemente y que sabemos
quiénes somos.

Quien fue mi maestro, Osho Rajneesh, tenía gran confianza en el ser esencial de
cada uno, y precisaido y de aceptación- lo que realmente llevábamos dentro. En
Poona, India, creó a fines de los años 70 una comunidad -"un experimento", como
le llamó- en el cual, bajo su supervisión y con la dirección de terapeutas expertos,
se buscaba dar rienda suelta a aquello a lo que más le tememos: al descontrol, la
ira y el sexo… y ver qué pasaba. Creó la Meditación Dinámica, técnica genial que
une la meditación oriental con una poderosa catarsis, "especialmente diseñada
para la neurosis occidental". ¿El resultado de estas prácticas? Personas alegres,
desinhibidas, creativas, plenas, que han aprendido a disfrutar de la vida y a la vez
reverenciar la divinidad presente en todo…

Y sin embargo, un entorno social ignorante y reprimido siempre va a asustarse y a


"denunciar" lo que perciben como "excesos"; pero el proceso de liberación pasa
por soltar las amarras del condicionamiento…

La confusión que suele darse en este proceso es creer que hay que combatir la
sociedad, cambiarla para que no nos siga haciendo daño. Tarea titánica, quijotesca
y más allá de nuestras modestas fuerzas. Si la sociedad ha de transformarse o no,
es algo que no depende sólo de nuestra voluntad individual. Podemos intentarlo,
por supuesto; podemos intentar alcanzar el sueño de una sociedad más verdadera,
justa, realmente protectora de sus integrantes y respetuosa de su diversidad, y
regida por principios realmente humanistas: denunciar la mentira, la explotación,
la manipulación, el abuso. Sí, todos quienes lo intentan pueden ser una inspiración
para otros.

Pero la tarea es interna: "conocerse a sí mismo" es algo que puede lograrse en la


vida cotidiana, sin combatir a nadie, sin iniciar ninguna revolución externa,
mediante la autoobservación constante de pensamientos, emociones, actos e
interacción con los demás. Para ejercer la auto-observación no es necesario estar
sentado en silencio todo el día: simplemente, nos observamos continuamente en
nuestra vida cotidiana. El pensamiento se presenta, lo observamos; aparece una
emoción, la observamos; interactuamos con alguien y experimentamos diversas
sensaciones: las observamos. Somos testigos de todas nuestras manifestaciones.

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