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AUTONOMÍA

FEMINISTA
Aportes para la construcción del
movimiento feminista en Chile, 2018
AUTONOMÍA
FEMINISTA
Aportes para la construcción del
movimiento feminista en Chile, 2018
AUTONOMÍA
FEMINISTA
Aportes para la construcción del
movimiento feminista en Chile, 2018
7

EDITORIAL

Desde pequeñas, desde pequeños, se El 8 de marzo de este año la lucha de las


nos relatan historias de enemistad entre mujeres, la lucha feminista fue oída por
Argentina y Chile. Historias de guerras todas, y lo fue porque alzamos la voz. En
y traiciones. Nacionalismos sin sentido. Chile tuvimos un mayo que volcó a comu-
Todo protagonizado por hombres que nidades educativas enteras a terminar con
dirigen países y vidas. A contrapelo de el sexismo en la educación. Miramos como
esa historia que no es nuestra, las feminis- en julio en Argentina se movilizaban y
tas de cada lado de la cordillera tenemos lograban que el derecho a decidir se toma-
nuestra propia historia, invisibilizada sin ra todos los espacios. Cómo no sentirnos
duda, pero una historia compartida: una convocadas a seguir luchando. Cómo no
lucha cotidiana por recuperar la soberanía saber que lo nuestro no es una excepción
sobre nuestros cuerpos y vidas, aquella sino parte de un movimiento que no tiene
que nos empuja desde siglos a bregar por fronteras. Como no sabernos parte de una
nuestros derechos. Luchamos para educar- misma historia. Y cómo no querer compar-
nos formalmente y votar, por condiciones tir nuestras reflexiones y experiencias para
laborales dignas, por el derecho a decidir, seguir haciendo historia.
¡y hasta para que no nos maten!
INDICE

I. Feminismo socialista
No hay nada revolucionario en “lo natural” ni en lo arcaico 13

Qué feminismo para la emancipación: breves lecturas del Chile actual para
el avance de la huelga feminista 17

Del feminismo y la construcción de la izquierda para el Siglo XXI 23

Lucha feminista: aportes desde la izquierda militante 25

El feminismo como posibilidad de ampliación democrática 33

Disputar el legado de Julieta Kirkwood 41

Revolución, feminismo e izquierda en el cambio de siglo 47

Feminismo en chile: una crítica sistémica desde el sur 51

Feminismo y revolución 57

II. Ola feminista 2018


El nuevo gabinete, el feminismo y el carácter de la oposición 63

La oleada feminista y la crisis de la democracia en Chile 67

Una oposición feminista: alternativa ante los avances conservadores 69

¿Para qué ser una (diputada) feminista? 73

III. Aborto
La demanda del aborto desde el feminismo socialista 79

Rearticular la lucha por el aborto libre desde el estallido feminista 83

¿Por qué abortan las mujeres? La verdad de los embarazos no deseados


y la maternidad forzada 89
IV. Educación no sexista
¿Qué pasa con la educación sexual y de género en las escuelas? 95

VIH y la falta de Educación Sexual Integral en Chile 99

Educación no sexista es educación pública democrática 101

Ni biombos, ni patriarcado en las aulas: reflexiones sobre la educación de 103


las mujeres en chile

V. Violencia
Madres negligentes o víctimas del patriarcado: Uno más de los problemas
éticos del Sename 113

Las fronteras del femicidio 115

Consentimiento y patriarcado: Que no haya resistencia física no significa 117


que no sea violación

El crimen contra Joane Florvil y las “malas madres” 121


I

FEMINISMO
SOCIALISTA
13

DANIELA LÓPEZ LEIVA

No hay nada revolucionario en


“lo natural” ni en lo arcaico.

En el siglo XX, en el campo de la filosofía política, se


dio un debate intenso entre liberales y comunitaristas,
cuyo punto de mayor tensión puede hallarse en la defen-
sa, por parte de los primeros, de políticas abstractas y
universalistas versus la defensa de políticas concretas
y particularistas, por parte de los segundos. Mientras el
liberalismo individualista planteaba que los seres humanos
son primero individuos y sólo más tarde se integran a la
sociedad desde el estado de derecho y el mercado, los
comunitaristas contestaban que esta era una visión limita-
da y moralmente empobrecida del bien humano, porque,
entre otras cosas, dejaba de lado el concepto moderno
de identidad, asociada a la diferencia que se porta y a
las particularidades únicas de cada grupo, afectando
con ello a las culturas minoritarias. Los comunitaristas
sostenían que lo propiamente humano solo se daba en la
pertenencia a una comunidad como un espacio común
de identidades fijas y bienes compartidos, en contra de
las orientaciones universalistas de los liberales.

Es importante tener en consideración este marco de


referencia general para situar filosóficamente una de las
principales disputas existentes al interior del feminismo:
aquella desarrollada entre feminismo liberal y feminis-
mo comunitarista1. Lo que allí se enfrenta, siguiendo los
argumentos apuntados, son las políticas universalistas
del feminismo liberal con la reivindicación de identida-
des y esencias particulares realizada por el feminismo
comunitarista. Sin embargo, lo que me gustaría resaltar
en esta ocasión, es que más allá de las efectivas oposi-
ciones entre ambas corrientes, hay un punto en que
coinciden y es en su incapacidad para subvertir realmente
el orden conservador del capitalismo patriarcal, lo que
no sorprende cuando hablamos de feminismo liberal,

1 Es menester señalar que  “comunitarismo” no es “comunalidad”. No desarrollaré la diferencia


entre ambos conceptos,  debido al objeto de este texto, pero cabe consignar dicha diferencia.

Publicado en revista digital Antígona Feminista, obtenido desde:


https://antigonafeminista.wordpress.com/no-hay-nada-revolucionario-en-lo-natural-ni-en-lo-arcaico/
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pero que choca cuando lo asociamos al rechazan, por ejemplo, la anticoncepción y


feminismo comunitarista, tan apasionado sus métodos, resaltando los valores de lo
en su retórica anticapitalista, anticolonial femenino. Lo paradójico, sin embargo, no
y antipatriarcal. está en eso, sino que desde una vereda que
se piensa y se define antagonista a dicho
El feminismo comunitarista al que me refie- orden conservador -como el feminismo
ro, que tiene en Julieta Paredes a una de comunitario al cual hago referencia- se
sus principales representantes2, en contra defiendan desde abajo, desde la subal-
del universal masculino/capitalista/colonial ternidad, estas ideas conservadoras que
y del feminismo liberal portador de cate- configuran el orden de lo femenino.
gorías universales abstractas, reivindica
las particularidades y prácticas situadas Ante esto, no deja de ser interesante
de culturas e identidades específicas que pensar por qué en pleno siglo XXI este
entiende como fijas y esenciales (mujeres, tipo de discursos cobran tanta fuerza y
por ejemplo). En estas versiones, entre atraen a una cantidad no menor de femi-
frecuentes analogías con la “madre tierra”  nistas y mujeres en general. Sin duda, la
y con el orden de “la naturaleza” en gene- respuesta se halla en la crisis de la civi-
ral, las mujeres se entienden desde la vindi- lización capitalista y las renuncias del
cación de la alteridad, como portadoras pensamiento moderno. En ese sentido, el
de una esencia particular, vinculada a la feminismo comunitarista debiera compren-
biología, la reproducción y los cuidados. derse dentro de un conjunto de fenóme-
En este sentido, los feminismos comuni- nos asociados como el auge de filoso-
taristas tienden a promover un “volver fías espiritualistas, modas orientalistas
a lo natural” como si ello fuera aspirar a y fanatismos religiosos de distinto cuño
formas superiores de existencia, llaman que emergen, en parte, como reacciones
a reivindicar nuestros cuerpos de muje- contra las dimensiones más devastadoras
res, a la adoración de la vulva y del ciclo de la modernidad capitalista.
menstrual, insisten en que rechacemos Sin embargo, la comprensión del fenómeno
los métodos anticonceptivos porque son no implica la renuncia a la crítica y convie-
parte del capitalismo farmacológico y en ne aquí recordar las palabras de Marx a
que volvamos a la anticoncepción natu- propósito de las miradas que idealizaban
ral. En definitiva, este feminismo propone el pasado arcaico: “no debemos olvidar al
que tomemos la biología como lo que nos mismo tiempo que esas idílicas comunida-
constituye como mujeres. des rurales, por inofensivas que pareciesen,
constituyeron siempre una sólida base para
Ahora bien, es preciso anotar que desde el despotismo oriental; que restringieron el
el pensamiento conservador se defiende intelecto humano a los límites más estre-
igualmente que las mujeres somos porta- chos, convirtiéndolo en un instrumento
doras de una diferenciación natural/bioló- sumiso de la superstición, sometiéndolo
gica que define nuestra identidad. Secto- a la esclavitud de reglas tradicionales y
res de la clase dominante, mediante sus privándolo de toda grandeza y de toda
universidades confesionales, medios de iniciativa histórica […] No debemos olvidar
comunicación, iglesias y una numerosa que esas pequeñas comunidades esta-
literatura de autoayuda, promueven mira- ban contaminadas por las diferencias de
das esencialistas de lo que es ser mujer y casta y por la esclavitud, que sometían
2 Véase de Julieta Paredes, Hilando Fino desde el Feminismo Comu- al hombre a las circunstancias exteriores
nitario, Comunidad Mujeres Creando Comunidad y CEDEC, La
Paz, Bolivia, 2008. http://mujeresdelmundobabel.org/files/2013/11/ en lugar de hacerle soberano de dichas
Julieta-Paredes-Hilando-Fino-desde-el-Fem-Comunitario.pdf circunstancias, que convirtieron su estado
15

social que se desarrollaba por sí solo en


un destino natural e inmutable, creando
así un culto embrutecedor a la naturale-
za, cuya degradación salta a la vista en el
hecho de que el hombre, el soberano de
la naturaleza, cayese de rodillas, adorando
al mono Hanumán y a la vaca Sabbala”3.

En definitiva, el problema es cuánto pier-


de el feminismo asumiendo este tipo de
posturas y cómo se vuelve un pensamiento
conservador que deja a los seres humanos
y en particular a las mujeres relegadas a un
ingenuo pero no menos pernicioso univer-
so de lo natural. Contra ello,  resuenan
las palabras de Simone de Beauvoir: “la
situación no depende del cuerpo, es este
el que depende de aquella”; es decir, no
hay nada “natural” que nos defina como
mujeres, porque no nacemos mujeres, nos
hacen mujeres para nuestra incuestionable
subordinación”.

Si queremos un feminismo que permita


desestabilizar  lo femenino y rebelarnos
contra el orden injusto que nos narra desde
una biología divina que naturaliza nuestra
opresión, tendremos que emprender la
crítica permanente de todas aquellas deri-
vas que conduzcan al reforzamiento del
orden de lo natural y de lo arcaico. En ese
ejercicio crítico radica la posibilidad misma
de pensar la revolución y la subversión
desde el feminismo.

3 K. Marx, “La dominación británica en la India”, véase: 


https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/25-vi-1853.htm
17

DANIELA LÓPEZ LEIVA y SOFÍA BRITO VUKUSICH

Qué feminismo para la emancipación:


breves lecturas del Chile actual para el
avance de la huelga de mujeres.

Introducción
Este 8 de marzo fue clara muestra de que el feminismo
como herramienta de lucha volvió a las discusiones de
la izquierda para desordenar e interrogar las premisas
históricas sobre las cuales se articulaban nuestras organi-
zaciones sociales y políticas. La constante interpelación al
feminismo como un foco de fracturas de la clase trabaja-
dora se subvierte por la posibilidad de articulación de las
diversas expresiones de esta misma. Una concatenación
de sus agobios, opresiones y, por sobre todo, sus resis-
tencias, sin la suplantación que invoca la jerarquización
de identidades. El re-pensarnos como izquierda es vital,
entendiendo el clivaje que entregan los feminismos para
comprender la totalidad de un sistema de explotación,
dominación y alienación, ante el cual, sin reconocer las
dimensiones de la interpelación de género que le subya-
cen, permaneceríamos miopes.
Es en esta línea, que se hace necesario dialogar respecto
a cómo histórica y actualmente se han desarrollado los
procesos de acumulación originaria y acumulación por
desposesión de los cuerpos feminizados en el desenvol-
vimiento del capital. Este texto expresa algunas breves
lecturas en la línea de aportar a dicha tarea, y desde ahí
proyectar nuestro quehacer político para pensar por
qué, cómo y desde dónde perspectivar la necesidad del
avance hacia una huelga general de mujeres.

Nuevas formas de acumulación originaria


 El capitalismo en su fase neoliberal se desenvuelve a
través de una ampliación de la reproducción social del
capital, por ello, como señala Tithi Bhatthacharya “el

Publicado en revista digital Antígona Feminista, obtenido desde:


https://antigonafeminista.wordpress.com/que-feminismo-para-la-emancipacion-breves-lecturas-del-chile-actual-para-el-avance-de-la-huel-
ga-de-mujeres/
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espacio de producción de valor (punto de del capitalismo, insiste en la necesidad de


producción) y los espacios para la repro- considerarlo  “no como un conjunto de
ducción de la fuerza de trabajo, pueden leyes puramente económicas, sino más
estar separados en un sentido estricta- bien como un orden social complejo y
mente espacial, pero en realidad están articulado, un orden que en su núcleo
unidos tanto en sentido teórico como consiste en relaciones de explotación,
operacional” 1. La acumulación por despo- dominación y alienación” 3. Una totalidad
sesión se muestra como forma de explota- en movimiento.
ción a través del despojo de la economía
En Chile, estas nuevas formas de acumu-
familiar en los hogares y en los servicios
lación originaria se inician con las diversas
públicos, por vías como la privatización de
reformas implementadas durante la dicta-
los derechos sociales: acceso a la vivienda,
dura: la desnacionalización del cobre en
salud, educación, pensiones, entre otros,
1984, el nuevo sistema educativo creado
así como también la mercantilización de
entre 1980 y 1981, la creación del sistema
los recursos naturales, y la financiariza-
de capitalización individual de las AFP’s
ción de la clase trabajadora, en tanto se
en 1980, la creación del código de aguas,
fomenta la privatización y mercantilización
etc. Sin embargo, y vale la pena retenerlo,
de la reproducción de la vida cotidiana,
la profundización y estabilización de las
mediante el endeudamiento, que no solo
relaciones sociales de dominación de la
se expresa en el espacio remunerado sino
nueva fase de modernización capitalista se
también en la educación superior (futura
realiza durante los gobiernos de la Concer-
clase trabajadora) con créditos universita-
tación, que avanzan todavía más allá de la
rios y acceso a cuentas corrientes banca-
línea trazada por la dictadura en lo que se
rias para consumo sin percibir salarios aún.
refiere a privatización de derechos sociales
En este sentido, la acumulación primiti-
y transferencias de recursos públicos a
va se entiende no sólo como un período
empresas privadas. Ciertamente, es duran-
a partir del cual emergen las relaciones
te la transición que se consagra el carácter
sociales capitalistas, sino también como
subsidiario del Estado, el que se sustenta,
un acto histórico constitutivo de las rela-
por una parte, en la negación de derechos
ciones sociales capitalistas como una tota-
sociales universales, vía desmantelamiento
lidad. En esta línea argumentativa Marx, al
de los servicios públicos, mercantilización
hablar de separación/despojo determina
de áreas de la reproducción vital otrora
la concepción del capital, constituyéndolo
ajenas al circuito del capital (educación,
como un modo de producción basado en
salud, pensiones, vivienda), focalización
la perversión de la práctica social humana,
del gasto social exclusivamente en los
en que la concentración de  los medios de
sectores más pobres a través transferen-
producción en manos de los no producto-
cias directas (bonos) y abandono de la
res, configura una relación poder en que la
población “no pobre” (pero no por ello
producción domina a la humanidad, y no
menos “precaria”) a resolver su reproduc-
se desarrolla como actividad libre2.  Cinzia
ción vital en el mercado sin ningún tipo de
Arruzza dialogando con Marx y afirmando
protección y, por otra, en una suerte de
que el patriarcado y el racismo no son
“capitalismo de servicio público”, donde
sistemas autónomos sino constitutivos
la acumulación de capital es subsidiada
1 Tithi Bhattacharya, Reproducción social del trabajo y clase obrera por el Estado a través de la compra de
global<http://vientosur.info/spip.php?article13491
2 Véase de Marx Karl,  El Capital, Tomo I [Vols. 1, 2, 3], Buenos
Aires, Siglo XXI Editores, 2002. p. 99.;  y de  Werner Bonefeld, 3  Cinzia Arruzza, Género y Capitalismo. Debate en torno a Reflexio-
“La permanencia de la acumulación primitiva: fetichismo de la nes Degeneradas., Grupo de Estudios Feministas. 2017, pag. 26.
mercancía y constitución social”, Revista Theomai, n°26, 2012,  p. 68.
19

táctica, pero también, su sentido estra-


servicios sociales a empresas privadas4,
tégico, en la lucha por la superación del
quedando en evidencia la relación que se
neoliberalismo.
traba entre conculcación de derechos y
acumulación de capital.

Si a esto le sumamos que la recaudación Habría que añadir a todo este diagnósti-
de los ingresos del Estado se efectúa en co, que la acumulación por desposesión
gran medida a través del IVA, es decir, por se manifiesta de forma diferenciada en
un impuesto universal al consumo que no función del binarismo de género: son los
diferencia la riqueza de quien consume, se cuerpos feminizados los que sustentan
evidencia cómo una parte considerable las labores más precarizadas, reciben las
del salario de la clase trabajadora va, vía pensiones más bajas6, tienen que soste-
impuestos y traspaso de recursos públi- ner el trabajo reproductivo de manera
cos a empresas privadas, a engrosar la gratuita y en ello, los cuidados no solo
acumulación de capital. Así las cosas, el cotidianamente sino también cuando el
gasto estatal no significa una mejora en Estado no se hace cargo, dada la falta de
las condiciones materiales de la vida de la garantía de los derechos sociales7. Es en
población, sino que al contrario, sostiene este sentido, tal como sostiene Alejandra
y preserva un marco institucional apro- Castillo8, el cuerpo del capital descansa
piado, como señala David Harvey, para el en la explotación del cuerpo de las muje-
desarrollo de la propiedad privada, para res. El extractivismo, en esa línea, opera
la ganancia empresarial y para la acumu- considerándonos recursos naturales a ser
lación del capital: “tiene que garantizar la gestionados, controlados, y en medida que
integridad del dinero. Igualmente, debe no se amolde a sus exigencias, aniquilado,
disponer las funciones y estructuras mili- tal como fue el caso de nuestras compa-
tares, defensivas, policiales y legales que ñeras Macarena Valdés9 y Marielle Franco
son necesarias para  asegurar los dere- en Brasil10.
chos de propiedad privada y garantizar, Es en este escenario, donde son en gran
en caso necesario mediante el uso de la medida las mujeres quienes debemos
fuerza, el correcto funcionamiento de los responder ante dichas carencias que deja
mercados” 5.  el Estado, lo que permite el funcionamien-
Es precisamente en este contexto, de to y despliegue de los mecanismos de
extrema mercantilización de todas las explotación al menor costo posible: si la
dimensiones de la vida, que las luchas por plata no alcanza para comprar la salud, las
la recuperación de los derechos sociales mujeres debemos cuidar de las personas
adquieren un indesmentible contenido 6 Andrea Sato,  <http://www.fundacionsol.cl/2017/10/equidad-gen-
anticapitalista, en tanto permiten abrir un ero-violencia-institucional-reforma-las-afp/
enfrentamiento directo contra la acumula- 7 Andrea Sato,  http://www.fundacionsol.cl/wp-content/
uploads/2018/03/Acumulaci%C3%B3n-originaria-Proyeccion-Mar18.
ción del capital que se genera, precisamen- pdf
te, a partir de áreas indispensables para la
8 Alejandra Castillo <https://www.elciudadano.cl/politica/
reproducción vital. De allí su centralidad alejandra-castillo-el-cuerpo-del-capital-descansa-en-la-explota-
cion-del-cuerpo-de-las-mujeres/10/16/

4 Véase de Carlos Ruiz, De nuevo la sociedad, Santiago, LOM, 9  Véase: El feminicidio de la activista Macarena Valdés Muñoz
2015; y de Carlos Ruiz y Giorgio Boccardo,  Los chilenos bajo el en Liquiñe <http://www.eldesconcierto.cl/2016/10/20/el-feminici-
Neoliberalismo. Clases y conflicto social, Santiago, Fundación Nodo dio-empresarial-de-la-activista-macarena-valdes-munoz-en-liquine/
XXI y Ediciones El Desconcierto, 2014.
10 Véase: Conmoción en Brasil por el asesinato de Marielle
5 David Harvey,  Breve historia del neoliberalismo, Madrid,  Akal, Franco, concejal y activista de Río <https://elpais.com/
2007, p. 6-7. internacional/2018/03/15/actualidad/1521080376_531337.html
20

enfermas y discapacitadas en la casa. Si mujeres asumen de la manera más cruenta


la educación pública es mala porque el la explotación a través de mecanismos
Estado ha decidido financiar la empresa como la contención salarial: mientras el PIB
educativa, somos las mujeres, madres, per cápita crece en un 294% entre 1990
hermanas y abuelas las que debemos y 2014,  los salarios medios crecen en un
seguir reforzando las tareas y las mate- 48% en similar período. Dicha contención
rias en las casa. A su vez, si somos madres salarial es asumida vía endeudamiento.
voluntaria o involuntariamente se vuelve Desde la década de los noventa han ido en
todo más complejo y quedamos en su aumento los mecanismos de crédito, tales
mayoría relegadas a la imposibilidad de como la Tarjeta Presto, para el endeuda-
acceder o terminar nuestra educación. Si miento por alimentos, la emergencia del
las pensiones son de miseria, las mujeres retail financiero y los créditos de consu-
pasamos a ser la previsión social de la mo. De esta forma, como señala Alexan-
vejez mediante los cuidados, también en la der Páez, investigador de la Fundación
casa. La mercantilización de los derechos SOL, “la deuda no estaría asociada a una
sociales aumenta el agobio y la explotación deuda por sobreconsumo, y pasa a estar
que vivimos al ser considerado lo femeni- asociado directamente a la deuda como
no como responsable “natural/biológico” complemento de los salarios producto de
de sostener humanitariamente la vida. En altos niveles de desigualdad”12.
este sentido, la violencia contra las muje-
res no es solo doméstica o en contexto Estas formas de trabajo “formal” e informal
de pareja, sino también es la violencia del precarizado, se acentúan con el trabajo
mercado neoliberal, de la precarización, socialmente reproductivo impago, lo que
de la desigualdad y negación de derechos nos lleva a la necesidad de avanzar en la
sociales, sexuales y reproductivos por el consideración de un  concepto amplio de
modelo de Estado subsidiario. trabajo, que se enmarca en una relación
social mayor -que, tal como señalamos en
un inicio, es parte del legado de las feminis-
tas socialistas, en particular las marxistas-,
El énfasis en el trabajo en miras a entender la reproducción social
 Las condiciones formales de trabajo en las de manera amplia, que supere las fronteras
cuales se desenvuelven las mujeres en el del hogar. En esta concepción ampliada se
Chile actual, demuestran que son ellas, las asientan las condiciones necesarias para
mujeres trabajadoras, las que representan que día a día la clase trabajadora pueda
las labores más precarizadas. Según datos sostener y reproducir sus vidas. Sumemos
de la Fundación SOL11, alrededor del  60% a los salarios precarios y el endeudamiento
de las mujeres obtienen menos de $305 señalado anteriormente, la desigualdad
mil de salario, mientras que el porcentaje y discriminación de género en el traba-
de los hombres es de 43%. El  76% menos jo remunerado, donde la mayoría de las
de $450 mil, cuando en los hombres el mujeres realizan los trabajos indeseados,
porcentaje es de  63%.  Sólo el 2,4% de de escasa proyección y en condiciones
mujeres obtiene $1,5 millones mensua- de flexibilidad laboral. Las mayores tasas
les líquidos y más. En los hombres, el 6% de desempleo y de trabajo informal indo-
obtiene la misma cifra. En este sentido, las cumentado, también, son femeninas.  En
este contexto, los paros de mujeres han
11  Alexander Páez, La acumulación por desposesión como marco de sido más abarcativos en sus objetivos y
interpretación de la desigualdad hoy, Santiago, Fundación SOL,
2016, p. 32. <http://www.fundacionsol.cl/descargables/acumu- propósitos que las huelgas tradicionales
lacion-desposesion-desigualdad-chile/> [ Consulta en línea 27-
03-2018]
12  Ibídem. p. 44.
21

por salarios y mejores condiciones para el descompuesta14. En este orden de ideas,


trabajo asalariado. el pacto de clase, generizado y racializado,
que se expresa en el Estado subsidiario,
¿Qué necesidad se nos abre a las feminis-
configura dos grandes orientaciones, por
tas en este esquema?  Precisamente, el
un lado, las mujeres/madres pobres donde
pensar un feminismo que no se escinda
se focaliza la política de bonos, por ejemplo
de la emancipación, y sea procesado en la
bono por hijo, el programa jefas de hogar
forma política y económica del bloque del
como extensión de las labores de cuidado
poder, lo que se evidenció en la instalación
en el trabajo productivo, y por otro, para
del SERNAM hoy SERNAMEG y su impulso
el resto de las mujeres explotadas que no
de “la política del género”. La denominada
entran en la tecnocracia de la focalización,
agenda de género de los gobiernos de
la equidad de género meritocrática en la
la Concertación/Nueva Mayoría, impulsó
igualdad de oportunidades para el acceso
una política de mujeres en tanto madres
al mercado.
y emprendedoras, transando la utopía de
la emancipación feminista y la transforma- Así, el trabajo de cuidados, el amor román-
ción de la totalidad, por la incorporación tico y la crianza, junto a la incorporación
de medidas y mecanismos gubernamen- masiva de mujeres al trabajo asalaria-
tales que buscaban abordar inequidades do precario, operan una transformación
desde la incorporación del ser mujer en profunda y radical de la familia tradicional,
el capital, como portadora natural de la produciéndose, como explica Federici15,
diferencia materna y con ello, de la repro- una serie de prácticas de desposesión
ducción generacional como cotidiana de y disciplinamiento de las mujeres para
la vida humana. Se fortalece una identidad la aceptación y consenso social de la
femenina, así como también, la promesa opresión de género en el capitalismo. El
del desarrollo individual en tanto mujer dispositivo de género en la familia hete-
gerenta/ emprendedora, sujeta excep- ropatriarcal, es constitutivo de las formas
cional que puede incidir de igual forma capitalistas de ser hombre y mujer, mejor
que un hombre al ingresar al mundo del dicho de lo masculino y lo femenino, que
trabajo, fundado en el discurso liberal de como señala Cinzia Arruzza, dan lugar a
autorrealización. un orden social que jerarquiza trabajos y
Las corrientes feministas socialistas -que con ello jerarquiza cuerpos en base a la
se habían alzado desde una crítica radical diferencia sexual16.
a las relaciones sociales dominantes y en
los ochentas habían protagonizado una
lucha directa contra el régimen dictatorial- La huelga de mujeres: cuestionamiento
demandaban una democracia sustantiva
al rol que ha sido asignado a la repro-
distinta de lo meramente procedimental,
que se expresaba en la famosa consig-
ducción y producción del trabajo femi-
na de Julieta Kirkwood “democracia en el nizado
país, en la casa y en la cama” 13. Una actoría La necesidad de un avance hacia la huelga
subversiva para la renovación política de
de mujeres, pasa por la comprensión de la
la transición -que requería lo opuesto, es
decir, un nuevo pacto neoliberal en demo- 14  Luna Follegati <http://www.redseca.cl/democracia-y-feminis-
mo-en-chile-reflexiones-desde-la-izquierda/
cracia formal- es desarmada y por tanto
15  Silvia Federici, Calibán y la Bruja. Mujeres, Cuerpo y Acumu-
lación Originaria, Edición Traficantes de Sueños. 2010.
13  Véase Julieta Kirkwood: <http://www.flacsochile.org/personajes/ 16 Cinzia Arruzza, Reflexiones Degeneradas sobre Patriarcado y
julieta-kirkwood/ Capitalismo, op. cit.
22

urgencia de una articulación sin suplanta-


ción de las expresiones diversas de la clase
trabajadora: cómo enfrentamos las “identi-
dades” en que se representan las opresio-
nes con una praxis política que mire la tota-
lidad, pero que no sea totalizante. En esta
línea, es de suma relevancia lo que señalan
Arruza y Bhattacharya, en la comprensión
de esta huelga o paro como forma de
movilización: “Paro” se ha convertido en
término general bajo el cual se incluyen
estas variadas formas de acción, puesto
que es el término que mejor enfatiza la
centralidad del trabajo de las mujeres y
su autoidentificación como trabajado-
ras, cualquiera sea la forma que tome
su trabajo”17. Esto permite comprender
el lugar de la mujer en el desarrollo del
capital, considerando su centralidad en la
sostenibilidad de la vida, identificándose
como mujeres trabajadoras, cual sea la
forma de trabajo que realicen.

Sentar las bases para la resistencia y revi-


talización del poder de la clase trabaja-
dora requerirá operar en distintos niveles
mediante un movimiento feminista que
se comienza a revelar a la acusación de
particularismo, propio del feminismo libe-
ral, y a avanza a ser transversal en los
movimientos sociales. Por lo mismo, es
vital fortalecer la construcción en curso de
un movimiento feminista que se reconoz-
ca en la historia migrante del trabajo: del
tránsito histórico del campo a la ciudad,
del conventillo al call center, migrando
de otras latitudes del mundo para buscar
mejores condiciones de vida. Luchando
desde el campamento al retail. Un movi-
miento feminista que sea parte de movi-
mientos sociales más amplios en los cuales
las demandas y las voces de las mujeres
ya están teniendo un lugar central18.
17  Arruzza y Bhattacharya,  “¿Qué significa el paro de muje-
res?” https://www.revistaposiciones.cl/author/tithicinzia
18  Camila Rojas, “¿Para qué ser una (diputada) feminista?”<<http://
www.theclinic.cl/2018/03/08/columna-camila-rojas-una-diputa-
da-feminista
23

DANIELA QUINTANILLA MATTEFF

Del feminismo y la construcción de la


izquierda para el siglo XXI.

Para la política feminista no basta ser mujer, la conquista


de derechos, igualdad y justicia social requiere de un
avance transversal y sustantivo para tod-s. Es hora que la
política feminista se asuma en una vocación de totalidad
transformadora y deje de perseguir agendas y espacios
segregados de género, pues el lugar del feminismo no
es la excepción.

Y no es que me niegue a priori a la existencia de los


espacios para mujeres y las agendas de género, creo que
tuvieron sentido en su momento y que abrieron cami-
no a que por ejemplo hoy estemos instalando política
feminista al interior de las orgánicas de izquierda y que
éste sea un tema central en la articulación de fuerzas al
interior del Frente Amplio.

Sin embargo, creo que es hora que superemos la lógica


de administración sectorial de las demandas sociales y
que hagamos ejercicios concretos de inserción feminista
-ya no desde el margen sino desde la disputa en todos los
espacios- en miras de abrir un nuevo capítulo de acción
e incidencia política. En el ejercicio de reconocernos
como herederas de una larga historia de lucha feminista
hemos de admitir que la instalación de espacios y agendas
de género nos abrieron un camino, pero debemos ser
también críticas con nuestra propia historia y reconocer
que hoy día el estado de las cosas nos demuestra que
la avanzada de este sistema capitalista y patriarcal, ha
sido capaz de reciclar las demandas emancipatorias y
traducirlas en políticas asistencialistas, que por una parte
reivindican y perpetúan el imaginario del ser mujer en la
sociedad reafirmando “valores” como la maternidad y el
cuidado, y subsidiando esa función para las mujeres; y
por otro lado, manteniéndonos siempre como un sector
y un tema diferenciado de la política de la totalidad. Por
ejemplo se habla de política y de seguridad pública en
materia de portonazos, tráfico de drogas y corrupción,
todos asuntos de interés público y social, y por otro lado
nos hablan de violencia contra las mujeres como una

Publicado en revista digital Antígona Feminista, obtenido desde:


https://antigonafeminista.wordpress.com/del-feminismo-y-la-construccion-de-la-izquierda-para-el-siglo-xxi/
24

cuestión de interés -ya no social- sino de ral para que alcancen a toda la sociedad,
una agenda sectorial de interés particular y no les llegue de chorreo a quienes se
para las mujeres. encuentren más cerca de los intereses
Es por eso que me parece que lo que el capitalistas haciéndonos creer que podría
feminismo debe impulsar hoy es la inser- alcanzar para tod-s.
ción de nuestra voz, nuestra propuesta
Antes que crear una bancada feminista en
política para la sociedad que queremos
nombre de Julieta Kirkwood, recuperemos
construir,   en todas las comisiones del
las banderas históricas del feminismo, arti-
congreso y asegurarnos por ejemplo, que
culemos espacios y seamos compañeras
en la discusión sobre la ley de pesca haya
de lucha, pero que esto sea en un marco
lugar para la posición de los sindicatos de
de alianza de un feminismo socialista y que
mujeres pescadoras artesanales (que las
nuestras acciones estén orientadas a minar
hay y bastantes), y escuchar las demandas
las bases que sostienen el sistema capi-
de las pobladoras en la discusión sobre
talista y patriarcal. Para que esto ocurra
vivienda social, no la demanda de abrir
debemos estar dispuestas a abrir un nuevo
una comisión de equidad de género para
ciclo de política feminista, a reconocer que
discutir nuestra demanda histórica de
la Concertación con todos sus nombres
emancipación como si fuese una agenda
tiene que acabarse para ponerle fin al
particular.
pacto transicional y la política binominal,
Avancemos en una política de lucha para abriendo un nuevo ciclo para la izquierda
que el feminismo deje de ser el lugar de en chile, dejemos de perseguir espacios y
la excepción y especialidad y sea una agendas de género e impulsemos cambios
demanda de transformación social. Esto y transformaciones sociales que nos permi-
no significa olvidar la importancia de arti- tan recuperar nuestra bandera de libertad
cular espacios de mujeres que persigan la y justicia social.
incidencia y la defensa de intereses, pero
es urgente relevar que una gran mayoría
de mujeres enfrenta hoy niveles de preca-
rización en todas las dimensiones de sus
vidas que exigen que el interés que repre-
sentemos desde el feminismo no sea solo
un interés de género sino también de clase,
de raza, que incluya la experiencia de las
mujeres trans, migrantes, indígenas, con
discapacidad, de la diversidad sexual y de
la pobreza criminalizada. Porque las razo-
nes que fundamentan la opresión que hoy
día enfrentamos no se explican sólo desde
el patriarcado en su dimensión cultural sino
que se fundan también sobre la base de
un sistema heteronormado, capitalista y
extractivista, de explotación desenfrenada
de recursos y de nuestras propias vidas,
donde la fantasía de la libertad ha nublado
la mirada de esa agenda mujerista que no
logra articular demandas radicales que
requieren de una transformación estructu-
25

CAMILA ROJAS VALDERRAMA y DANIELA LÓPEZ LEIVA

Lucha feminista:
aportes desde la izquierda militante.

De la lucha feminista en la estructura


Tempranamente Alexandra Kollontái propuso que el
sostén del socialismo y la liberación total de la huma-
nidad no tendrían como única causa la abolición de la
propiedad privada, ya que también una revolución de
la cotidianeidad, basada en una nueva concepción del
mundo y una nueva relación entre hombres y mujeres
serían necesarias. Y es que contra toda intuición, Kollontái
defendió, lo que valió duros enfrentamientos ante sus
propios compañeros: que las bases de la emancipación
de las mujeres no vendrían de inmediato con la conquista
del poder político por parte del proletariado, sentando
como condición de la liberación de la humanidad y de
la revolución socialista la necesaria liberación de las
mujeres. La vieja -pero remozada y renovada cada cierto
tiempo- idea de que la lucha de las mujeres era acceso-
ria y que la cuestión de las mujeres se resolvería con la
superestructura era cuestionada desde lo más profundo
(Kollontái, 1976;1979)

Con las posteriores luchas, acompañadas de la elabora-


ción del concepto de patriarcado, la pugna entre clases
sociales dejó de ser la explicación exclusiva de la opresión
humana. La opresión sexual y la dominación de un sexo
sobre otro comienzan a visibilizarse y a revelar situacio-
nes vividas por las mujeres desde la vida misma, pero
acalladas en generalizaciones e interpretaciones difusas
construidas por otros. Con esta complejización, el femi-
nismo puso en jaque las restricciones de la liberación,
siendo capaz de ser una lucha muy lejana a parcialidades.

De la consistencia feminista
La liberación de las mujeres y la reivindicación de sus
derechos son las luchas fundantes del feminismo. La
heterogeneidad propia del movimiento feminista y los
Tomado de Cuadernos de Coyuntura, N°17, Fundación Nodo XXI; obtenido desde:
http://www.nodoxxi.cl/wp-content/uploads/CC17_Sociedad.pdf
26

múltiples contenidos y disputas que ha Finalmente la tercera ola feminista comien-


desarrollado nos invitan a rescatar la histo- za a finales del siglo XX y se desarrolla
ria, a profundizar nuestras tensiones y hasta la actualidad, desglosando las múlti-
a seguir realzando y apropiándonos de ples formas de ser mujer, atravesada por
nuestras propias luchas, sin centrarlas en la clase y la raza principalmente y que
cuantificaciones de participación en espa- buscan ir más allá de la representación de
cios formales, sino que por el contrario la mujer blanca, heterosexual y de clase
rescatando la rebeldía y contestación a alta sobre la cual se había teorizado hasta
un orden que nos entiende y trata como ese entonces. Nuevas disputas permitieron
inferiores. ampliar el espectro de la lucha feminista y
dar impulso tanto a su condición estruc-
Dentro del rescate histórico cabe resaltar tural como específica, en las historias de
como la teoría y la acción, el pensamiento y las mujeres.
la práctica han tenido una relación intrínse-
Para el caso chileno, Julieta Kirkwood
ca a lo largo de la historia del movimiento.
Bañados, académica y feminista, entrega
Dicho vínculo es fundamental si se pone
una periodización crítica de la realidad del
en consideración que con el correr de los
país: entre 1930 y 1950 destaca la incor-
siglos éstos han tomado carriles paralelos
poración político-ciudadana y las luchas
en todo tipo de luchas, que impiden visio-
por el voto político; y cuestiona la ritua-
nes y peleas estructurantes y han afectado
lización de la conducta política femenina
el curso de la historia.
en una suerte de formalismo. Entre 1964
A lo largo del siglo XIX y principios del siglo y 1970 distingue la ampliación de la parti-
XX se desarrolló la denominada, desde la cipación de las mujeres en la dimensión
academia activista, primera ola del feminis- social, política y oficial caracterizada por
mo, principalmente en Inglaterra y Estados una inclusión creciente de las mujeres en
Unidos, pero también en otras regiones los ámbitos laborales e institucionales.
del mundo como Latinoamérica. La lucha Entre 1970 y 1973, reconoce un periodo
feminista de aquel entonces se halló prin- de participación política y social de las
cipalmente en la igualdad respecto de mujeres durante la Unidad Popular con
los hombres, quienes hasta ese entonces privilegio de la política global y sin un énfa-
fueran propietarios exclusivos de derechos sis consistente en lo propiamente feme-
civiles y políticos. Por ello, el foco estuvo nino: el comportamiento femenino está
puesto en la obtención del voto y el acceso entonces relacionado con la clase social
a la educación formal. de pertenencia objetiva, de modo tal que
existió una escasa respuesta femenina al
Desde la segunda mitad del siglo XX y
proceso de cambios especialmente desde
hasta fines del mismo, se desarrolló la
sectores medios y medios-bajos. Por este
segunda ola feminista, centrada en la
motivo, Kirkwood plantea la ausencia de
lucha que habitaba espacios más allá de
un planteamiento y una conexión prác-
las formalidades: la reproducción, la familia
tica e ideológica entre los conceptos de
y el trabajo. Dicho debate abrió discusio-
hogar y sociedad y la existencia de una
nes en torno al tratamiento diferenciado
mediatización política sacralizada de las
que recibimos hombres y mujeres no solo
mujeres en cuanto a su rol de madres, hijas,
respecto del acceso sino de aquellas labo-
compañeras de “los trabajadores”.
res que se nos asocian como naturales,
además las peleas por la anticoncepción Desde 1973, las transformaciones abiertas
y el aborto también fueron frutos de la por la dictadura redefinen los roles de
reflexión y organización. las mujeres, principalmente como como
27

agentes esenciales del consumo y como


reproductoras y mantenedoras de la fuer-
Sobre dificultades y tensiones pro-
za de trabajo (Kirkwood, 1986:35-36). En
pias de la lucha
la posterior lucha por la recuperación de La producción teórica feminista desde
la democracia, la autora reconoce una finales del siglo XX aumentó considera-
composición inicialmente de mujeres de blemente, más su convocatoria y movili-
sectores medios, provenientes principal- zación enfrentó bajas considerables. En el
mente de militancias de izquierdas. Dichas Chile post Pinochet, durante los noventa
mujeres asumen una mirada más compleja se profundizó la descomposición del tejido
de las múltiples y las específicas subordi- social y político, en el marco de las trans-
naciones de las mujeres, ligando las luchas formaciones neoliberales que requerían
de las mujeres con la recuperación y resig- de la separación entre política y sociedad.
nificación de la democracia: las consignas El discurso de la gobernabilidad, en base
“democracia en el país y en la casa” y “si a la política de los acuerdos, por sobre la
la mujer no está, la democracia no va” son democracia excluyó de toda esfera deci-
demostrativas del nexo de lo personal y sional a las fuerzas sociales. Legitimando
político, aporte central del feminismo y que y profundizando la herencia dictatorial
nuevamente enrostran el vínculo explícito en nombre del consenso neoliberal. En el
entre categorías hegemónicamente dife- caso particular de la lucha feminista, pierde
renciadas. lo que la caracterizó en su lucha contra
Lo personal y lo político, tal como lo la dictadura: la unión de la lucha política
teórico y lo práctico, ponen en evidencia por la transformación de la sociedad con
la indisoluble relación entre la política y la lucha por la emancipación de las muje-
los ámbitos colectivos e individuales de res. En ese marco, el desarme político
nuestras vidas. Con esa complejización también impacta al movimiento feminista
muchos límites son sobrepasados y mucha perdiendo su actuar unitario, y capaci-
invisibilización se interrumpe: violencia dad de movilización, instalándose en lo
doméstica, feminización de la pobreza, público la tensión entre las “autónomas” e
violación conyugal, entre otros problemas, “institucionalizadas”. Dicotomía expresiva
comienzan a ser tematizados. A través de del avance de las transformaciones neoli-
la porfía de las feministas de no dejar fuera berales mediante la despolitización de la
de la preocupación social los problemas sociedad que expropia las capacidades de
que el liberalismo entiende como indivi- la lucha social para disputar los términos
duales y personales, el feminismo fija una centrales de la reproducción de la política.
profunda tesis. Cuestión que perdura, en menor medida,
hasta el día de hoy.
Cabe destacar que la alta presencia del
activismo feminista durante el correr del Respecto de esta dicotomía Julieta
siglo XX le significó una importante presen- Kirkwood - que no alcanzó a ver la expan-
cia en la agenda pública y con ello una sión del legado dictatorial en nombre de
potente institucionalización mediante la la democracia - advirtió con gran luci-
creación de servicios públicos específicos, dez: “como primera consecuencia de este
las organizaciones no gubernamentales “saber” no recuperado respecto del poder,
especialistas en la temática y las organi- es que las mujeres aceptamos, primero, no
zaciones internacionales que siguieron el luchar nunca por el poder, despreciarlo.
mismo camino. Segundo, aceptamos organizar, plantear
y producir las luchas por algo: la mater-
nidad en versión de la salud, de los hijos;
28

trabajo para los compañeros, etc., no como


una lucha para adquirir, reintegrar-nos, De las conjugaciones de un camino de
las condiciones reales del ejercicio de lucha para las feministas de izquierda
esos derechos” (Kirkwood, 1985). Con El patriarcado existe antes que el capita-
ello enunció la necesidad de recuperar el lismo y adquiere un modo distinto junto
saber del poder, siendo su no recuperación en el orden capitalista. En el presente,
una de las principales amenazas a la poli- el neoliberalismo genera una especie
tización feminista, y como consecuencia de refundación del patriarcado. En este
la posibilidad de convertir al movimiento proceso, el posmodernismo perturbó a la
en una actoría inofensiva para la política izquierda alimentando enfrentamientos
y la construcción de los político. vacíos y confusos, entre la izquierda de la
política de las identidades y la izquierda
Cabe decir que este nudo, como le llama-
de la política de la clase. Esa dicotomía
ría Julieta Kirkwood a las tensiones que
ha sido funcional a la dominación, debido
cruzan al feminismo, ha estado presente
a la falsa oposición que supone entre lo
para las feministas hace mucho. Y cómo no
económico y lo cultural y a su considera-
estarlo si todas, o al menos buena parte, de
ción de la reproducción social al margen
las organizaciones militantes partidarias no
de los procesos económicos. Esta división
reconocen el carácter estructural del femi-
ha fraccionado a los mismos grupos opri-
nismo y reproducen a nivel organizacional
midos, proliferando conflictos intraclase.
el sistema patriarcal, relegando a las muje-
res a su rol histórico y sub representán-
En sociedades como las nuestras, organi-
dolas en el total organizacional y más aún
zadas con lógicas neoliberales y heteropa-
en las cúpulas de poder. Cabe decir, que
triarcales, es clave relevar que las relacio-
la tensión principal se forja con la izquier-
nes de opresión se conjugan y atraviesan
da, que enarbolando desde hace cientos
en lo económico y cultural: Nuestras vidas
de años la liberación de la humanidad ha
están profundamente atravesadas por rela-
entendido en gran parte de su historia al
ciones de poder, entre mujeres y hombres,
feminismo como una lucha accesoria.
debido a una construcción binaria y sexua-
da de la realidad, lo que se conoce como
En el libro “Ser política en Chile: Las femi-
la división sexual del trabajo, y que norma
nistas y los partidos”, Kirkwood explicita
nuestras identidades, sexualidades y rela-
que la problemática femenina para la polí-
ciones, lo que permea a la misma diver-
tica partidaria ha sido casi siempre sosla-
sidad sexual. El rol que se le otorga a las
yada, evidenciándose sólo cuando logran
mujeres y a los hombres es distinto, bajo
imponerse en lucha con los partidos y la
el modelo básico y normativo de familia
sociedad (Kirkwood, 1986: 42).
que replicamos en las diversas esferas de
Es relevante escarbar respecto de las la socialización a partir del supuesto de
conexiones entre el feminismo y la izquier- que la mujer es la que debe hacerse cargo
da partidaria. Como feministas y militantes de una esfera doméstica que se supone
de izquierda, estamos convocadas a no distinta de la esfera pública.
evadir la elaboración de la práctica polí- Mientras unos se construyen sí mismos a
tica de la emancipación de las mujeres. través del trabajo remunerado, lo público y
Por ello, planteamos como interrogante el poder, otras se construyen mediante la
dicha situación que creemos no resuelta y entrega, haciendo y dejando de hacer todo
no pretendemos resolver, sino instalar en lo necesario para que la vida se mantenga
el debate de los tiempos que nos cruzan. y para que las cosas funcionen. La crianza y
29

el trabajo doméstico, considerados ajenos del acceso o de las oportunidades. Ha


al mundo del trabajo, allí se insertan. La construido un imaginario de inclusión pero
producción tiene entonces un lado oculto mantiene al mismo tiempo profundas rela-
que es la reproducción. El ideal de reali- ciones de desigualdad y relaciones que se
zación de autosuficiencia individual en la transan y regulan por una mano invisible.
inserción del mercado, a través del trabajo Cuando el feminismo instala la tesis de
remunerado y el consumo, ha contribuido que lo personal es político, entendien-
a generar espejismos de autosuficiencia do lo personal como una construcción
individual, sostenido en gran parte ocul- social, instala también una nueva concien-
tando los trabajos invisibles y a quienes las cia sobre lo que significa ser iguales sin
realizan. En ello, la incorporación masiva de reducciones, con la finalidad de radicalizar
las mujeres al mercado laboral, ha sido en la democracia hacia todos los espacios
términos de precarización, flexibilización, de la vida.
bajos y desiguales sueldos y con la obliga-
ción persistente del trabajo reproductivo; En esa lucha, los movimientos feministas
manteniendo en base a dichas caracterís- han sido fundamentales para cuestionar
ticas el mandato social de división sexual los pensamientos homogeneizantes y
del trabajo. recalcar las diferentes formas en que las
mujeres viven su situación de subordi-
De esta manera, la autosuficiencia actual nación en todo ámbito. De esta mane-
no es más que una gestión que aparenta ra, se ha construido la lucha política por
ser individual y oculta la interdependencia una democracia radical como una tarea
en términos de explotación y la libertad necesaria para cuestionar y transformar la
que se promete no es más que una libertad variedad de relaciones sociales en nombre
mercantil, ideada desde la concepción de de los principios de libertad e igualdad.
empresa, que somete a quienes posibili- Con ello, se busca abrir el espacio a las y
tan esa ilusión de libertad. En este orden los iguales diferentes, de quienes hablaba
de ideas, a la categoría de “clase”, que es Rosa Luxemburgo, en pos de un orden
motor y pilar de transformación, el femi- cuyas promesas modernas no se limiten
nismo la intersecta desde la expresión de a la universalización de ser la hegemonía
diversas relaciones de poder y de opresión. masculina.
No se trata entonces de sumar luchas,
unas al lado de las otras, sino al contrario, El control del Estado y las élites sobre el
poner en relieve dichos cruces en la lucha cuerpo de las mujeres son base fundante
contra el mismo sistema de dominación. del pacto dominante. Esta visión construye
Cabe entonces destacar la causa femenina socialmente la idea de que reproducirse
genuina y un para sí distintivo, en el marco o no reproducirse es una decisión indivi-
de las luchas contra las múltiples formas dual, pero que, dicha decisión, sea cual
que asume el patriarcado, también dentro sea, debe ser controlada, ubicando a las
las fuerzas políticas de izquierda. mujeres como objetos de disposición a las
decisiones estatales.

De la autonomía y democracia como


ideas fundantes El presente y nuestros desafíos
El modelo de acumulación del capitalis- En esta desagregación, las propias derro-
mo neoliberal ha otorgado respuesta a la tas de la izquierda del siglo XX y el avance
demanda de igualdad formal en el ámbito sin freno de la hegemonía neoliberal, no
30

solo han desorientado nuestra lucha, sino conservador a uno de signo progresista.
que derechamente nos han expropiado ¿Podemos llamar a esto feminismo?”
banderas, como la libertad y la democracia
En nuestro país, el progresismo neoliberal
(Ruiz, 2017). Ello no ha sido indiferente a
de la Concertación, ha reciclado las deman-
la lucha feminista, que con dificultad huye
das por igualdad para ser resignificadas
de losl modelos de producción y repro-
como políticas de “equidad” y “oportuni-
ducción, siendo expropiada de sus bande-
dades”, construyendo el imaginario de que
ras, cuya respuesta dominante nos invita
igualdad es lo mismo que meritocracia y
precisamente a ver avances de igualdad
que emancipación es el ascenso de una
institucionales en términos neoliberales sin
pequeña elite de mujeres, propio de una
alterar las dominaciones que nos cruzan.
democracia elitista.
Con esa lógica, se niega la crítica radical a
las estructuras de dominación, y se olvida Alejandra Castillo, en esta línea, toma a
que no hay libertad sin igualdad. Por ello, Verónica Schild indicando “que será el
el feminismo que ha sido más interesante propio ideal de la “autonomía” demandado
es el radical, cuyo legado de lucha nos por los años setenta, el que será asumido
impone el deber de recuperar el feminismo por las agendas feministas de los gobier-
y radicarlizarlo conscientes del momento nos latinoamericanos durante los años
que atravesamos. noventa. Sin embargo, la autonomía será
resignificada, ahora en el contexto neoli-
Lamentablemente, a partir de los años beral, como “empoderamiento”. El caso
noventa las versiones dominantes del ejemplar, para esta autora, es Chile. Sería
feminismo han ido perdiendo la crítica en nuestro país donde se ha institucionali-
al orden establecido para centrarse en la zado un feminismo, que ha transformando
elaboración de políticas públicas que no el discurso emancipador en la simple admi-
alteran ese orden. En esa línea, autoras nistración de estadísticas para la inclusión
como Nancy Fraser (2015) han cuestio- social.” Es probable que la institución que
nado la problemática emergencia de un mejor refleje esto sea el SERNAM (SERNA-
feminismo neoliberal que olvida cualquier MEG en su versión renovada), incapaz
otra herencia. Esta coyuntura no es ajena siquiera de establecer discursivamente
a la postdictadura chilena, la cual ha ido un posicionamiento feminista en recien-
dando espacio a feminismos que parten tes coyunturas que han visibilizado en
asumiendo los limitados marcos de la tran- los medios de comunicación de masas,
sición. Fraser afirma que la teoría feminista de forma inédita en Chile, la violencia de
ha “perdido incluso, sus vínculos históricos género en algunas de sus versiones más
con el marxismo, y con la teoría social y la macabras. De este modo, la institucionali-
economía política más en general”. dad que supuestamente habría de defen-
der los derechos de las mujeres termina
En este punto es muy importante detener- siendo políticamente impotente a la hora
nos. Desde la vuelta de la democracia en de instalar algo más que políticas públicas
Chile, las demandas feministas, o cómo se y estadísticas neoliberales. Así la vida de
les ha denominado “la agenda de género”, la mayoría de las mujeres transita en esta-
han sido en gran medida incorporadas dios como: la sexualidad, maternidad, la
por los distintos gobiernos de la Concer- crianza, el trabajo doméstico, remunerado
tación. De tal modo, como señala Alejan- y precarizado, con una absoluta negación
dra Castillo, “las políticas de género se y mercantilización de derechos.
habrían convertido en las grandes aliadas
En este contexto histórico, nuestros cuer-
a la hora de demostrar el paso de un orden
pos no pueden seguir siendo instrumentos
31

de alguna institución, incluido del mercado.


Luchar por el derecho a decidir significa
Referencias
Kirkwood, J. (1985). Feministas y políticas. Nueva sociedad, 78, 62-70.
luchar por soberanía y democracia en un
Kirkwood, J. (1986). Ser Política En Chile Las Feministas y Los
sentido irreductible a las instituciones libe- Partidos.
rales. Es por esto que la reproducción no Kollontaï, A. M., Lenard, M., & Heinen, J. (1979). Sobre la liberación
debe seguir concibiendo como una deci- de la mujer: seminario de Leningrado de 1921.
sión individual, que atañe al mundo priva- Kollontaï, A. M., & Parrondo, C. (1976). La mujer nueva y la moral
sexual y otros escritos.
do, sino que a la sociedad en su conjunto,
Luxemburgo, R. (1913). La acumulación originaria del capital.
lo cual requiere la construcción de otro tipo
Rosa, L. (1939). ¿ Reforma o revolución?. Editorial de Ciencias
de reparto de libertades y derechos que Sociales, La.
sacudan una desigualdad naturalizada e Castillo, A. <<://www.eldesconcierto.cl/2015/12/22/feminismo-neo-
invisibilizada. Es ahí donde se debe cons- liberal-parte-i/>>
truir y defender la autonomía, y no como Fraser, N (2015). Las fortunas del feminismo
el respeto a un cuerpo “natural” que se Ruiz, C. (2017). Socialismo y Libertad. Notas para repensar la
considere previo a la construcción social. Izquierda.

El avance sin freno de la alianza patriarcal


y neoliberal ha usurpado y privatizado la
reproducción misma de la vida cotidiana,
nuestros derechos, nuestra voluntad. En
base a ello, se torna imperioso construir
fronteras claras y visibles entre los subal-
ternos y la dominación que pueda orientar
la lucha común, colectiva y mayoritaria que
ha protagonizado el último ciclo de movi-
lizaciones en Chile. Es nuestra labor pelear
contra la precarización y la desigualdad,
construyendo una voluntad para avanzar
hacia un nuevo ciclo de luchas emancipa-
torias: la lucha feminista para un proceso
transformador. Es en ese marco, es donde
resulta urgente avanzar también hacia la
lucha por la desfeminización y desprivati-
zación de los cuidados y lo reproductivo,
comprendiendo el carácter social de tales
problemas y la necesidad de soluciones
públicas a realidades que no son, como
se nos quiere hacer creer, privadas.
Entendemos la política feminista como la
búsqueda de las metas y aspiraciones femi-
nistas dentro de un contexto más amplio
de disputa: las promesas de igualdad y
libertad en toda la humanidad. Volver y
reflexionar y actuar sobre estos temas,
una y otra vez, es tarea de toda militancia
que busque comprender y combatir todas
las formas de dominación en la sociedad
en la que, de forma desigual, hoy vivimos.
33

CAMILA MIRANDA MEDINA, DANIELA LÓPEZ LEIVA,


PIERINA FERRETTI FERNÁNDEZ y AFSHIN IRANI CERECEDA

El feminismo como posibilidad


de ampliación democrática.

La emergencia del feminismo en el Chile neoliberal


Las masivas movilizaciones registradas el pasado 8 de
marzo en el marco de la conmemoración del Día Interna-
cional de las Mujeres Trabajadoras -y otros movimientos
recientes como Ni una Menos, las protestas a propósito
del caso “Manada” en España, el movimiento feminista
estudiantil en Chile y la enorme movilización social por el
aborto legal en Argentina, por poner algunos ejemplos-,
confirman un hecho incontrastable: en un mundo donde
el despliegue del capitalismo intensifica la precariedad del
trabajo y de la vida de amplias capas de la población y
en donde crece vertiginosamente la violencia de género,
el feminismo retoma protagonismo a nivel global.

Chile no ha estado al margen de este movimiento, como


ha quedado demostrado en las recientes movilizaciones
estudiantiles feministas, que entre marchas masivas,
performances, tomas feministas y otras formas de acción
colectiva, han logrado instalar en el debate público temas
como el abuso sexual y de poder en los contextos educa-
tivos y la necesidad de repensar la educación desde una
perspectiva no sexista, que hasta hace poco no formaban
parte de la agenda política y de la discusión social.
Ahora bien, esta emergencia feminista se despliega local-
mente en un escenario complejo, que exhibe las conse-
cuencias sociales y políticas de la modernización neolibe-
ral tempranamente implantada en Chile y que le impone
por ello desafíos particulares. Un escenario neoliberal
avanzado donde se urde una densa trama entre mercan-
tilización de derechos sociales (salud, educación, vivienda
y pensiones), focalización del gasto social exclusivamente
en los sectores más pobres y acumulación capitalista
en base a subsidios estatales a empresas prestadoras
de servicios sociales, y que deja a las grandes mayorías

Tomado de Cuadernos de Coyuntura, N°21, Fundación Nodo XXI; obtenido desde:


http://www.nodoxxi.cl/el-feminismo-como-posibilidad-de-ampliacion-democratica/
34

derechos sociales y de responsabilización


de la población obligadas a resolver sus
social de la vida2.
vidas en el mercado de manera individual
y donde, además, con esta configuración
Un ejemplo claro de la estrecha traba-
político-económica se articulan de manera
zón existente entre mercantilización de
no contradictoria valores de la tradición
derechos sociales, intereses empresariales,
estamental y conservadora de la Repú-
conservadurismo misógino y reproducción
blica chilena con los principios económi-
de las desigualdades sociales y sexua-
cos “modernizantes” del libre mercado,
les podemos encontrarlo en la reciente
creando un complejo económico-moral
modificación al protocolo de objeción de
que denominamos pacto subsidiario o
conciencia institucional donde las corta-
Estado subsidiario1.
pisas impuestas a la ampliación de los
derechos de las mujeres en favor de los
Algunas consecuencias de esta moderni-
intereses económicos de las clínicas priva-
zación conservadora pueden apreciarse en
das es evidente y fue denunciado inmedia-
las promesas fallidas de movilidad social
tamente por las organizaciones feministas.
mediante el consumo y la educación. La
Por otro lado, no deja de ser indicativo
integración social, al estar mediada prin-
que el conflicto feminista haya estallado
cipalmente por el ingreso al mercado en
en las universidades, pues la educación
virtud de la capacidad de consumo y de
superior es otro claro ejemplo de esta
elección, genera una sensación social de
operatoria de modernización neoliberal
mayor bienestar y modernidad en segmen-
de tradición estamental y conservado-
tos de la población, pero al mismo tiempo
ra (que se repite en el mercado laboral,
contrasta con una sensación de creciente
en la salud y en las pensiones). En Chile,
inestabilidad producida por la ausencia de
un signo inequívoco de modernización
garantías en aspectos vitales para la subsis-
como es la masificación mercantilizada del
tencia que están entregados al mercado o
ingreso a la universidad bajo un concep-
a una alicaída cobertura pública focaliza-
to de inversión individual, ha generado
da en los sectores más vulnerables. Esta
nuevas formas de segregación social y de
sensación de inestabilidad, se radicaliza en
reproducción de las divisiones sexuales del
la experiencia de la mayoría de las muje-
trabajo y el sexismo: en nuestro sistema
res, quienes, además, sostienen una doble
de educación superior, hay universidades
negociación permanente entre su ingreso
para las élites y universidades para las
y mantención en el mundo asalariado del
masas y hay también carreras para las
mercado laboral (construido en lógicas
élites masculinas -las más prestigiosas y
masculinas) y la carga social del trabajo
mejor pagadas- y carreras para mujeres
doméstico, reproductivo y de cuidados
-mayormente precarizadas y orientadas a
que termina supliendo todos déficits de
los servicios y cuidados3. La promesa de
1 Véase de Carlos Ruiz, De nuevo la sociedad, Santiago, LOM, 2015; libertad de elegir del Estado subsidiario,
y de Carlos Ruiz y Giorgio Boccardo, Los chilenos bajo el Neolibe- junto a la utopía de la igualdad de opor-
ralismo. Clases y conflicto social, Santiago, Fundación Nodo XXI
y Ediciones El Desconcierto, 2014. Es preciso consignar que el prin- tunidades en el mercado, produce así un
cipio de subsidiariedad no es aplicado en Chile en tanto limitación holograma que la movilización feminista y
de la acción pública en favor de la iniciativa privada y los grupos
intermedios, sino que se convierte en un principio modelador del
carácter de la acción pública que determina radicalmente el carácter 2 Para profundizar en la doble negociación, ver: Carrasco, Cristina
mismo del Estado. Al contrario de lo que podría pensarse, el principio (1994). ¿Conciliación? No, gracias. Hacia una nueva organización
subsidiariedad no ha reducido el Estado en favor del desarrollo de social” en Amorosos Miranda, María Inés (2003). Malabaristas de
la iniciativa privada, sino que ha redundado en la cuantiosa y la vida. Mujeres, tiempos y trabajos. Barcelona: Icaria (pp.27.51)
creciente transferencia de recursos públicos a empresas privadas
prestadoras de servicios sociales que no son garantizados como 3 Cfr. Camila Miranda (2018), “La ola feminista y la crisis de la
derechos universales para toda la población, sino que se convierten democracia en Chile”. https://www.biobiochile.cl/noticias/opinion/
en nichos de acumulación capitalista garantizados por el Estado. tu-voz/2018/05/23/la-oleada-feminista-y-la-crisis-de-la-democra-
cia-en-chile.shtml
35

otras movilizaciones sociales de los últimos postdictatorial, que además de excluir los
años, han permitido empezar a ver. intereses de las mayorías sociales en bene-
ficio de la acumulación capitalista excluye
Mirando este cuadro, resulta claro que, en
de la deliberación pública a los actores
las condiciones impuestas por el neolibe-
sociales organizados y es administrada por
ralismo, la política deje de tener sentido
una elite tecnocrática, impactó también al
para las mayorías sociales y que la demo-
feminismo chileno. Actor fundamental en
cracia aparezca enormemente restringida.
las luchas por la recuperación democrática,
Cuando los intereses de las clases subal-
el movimiento feminista -y en particu-
ternas son sistemáticamente postergados,
lar sus sectores más disruptivos- fueron
mientras que los grupos empresariales
dejados fuera de la política transicional,
imponen sus términos sin contrapeso, una
produciéndose una ruptura entre aquellas
democracia sustantiva, en que se pueda
figuras que pasaron a ocupar cargos en
deliberar racionalmente respecto a las
la administración del Estado y aquellas
dimensiones más relevantes de la vida
que permanecieron en el mundo social. El
social, se torna impracticable y ese es uno
dilema entre autonomía e institucionaliza-
de los elementos más contundentes que ha
ción del feminismo se resolvió por la vía
ido mostrando el ciclo de movilizaciones
de mutua exclusión, lo que derivó en que
antineoliberales que se han levantado en
primaran en las políticas de género de la
Chile y que impugnan la política de la tran-
transición enfoques liberales centrados en
sición. La demanda por la recuperación de
políticas de acción afirmativa5.
la educación pública, el movimiento contra
las Administradoras de Fondos de Pensio- Es por ello que se puede observar en el
nes y la reciente y masiva convocatoria caso chileno cómo conviven procesos de
del pasado 8 de marzo bajo la consigna “democratización”, que han incluido políti-
“Mujeres a la calle contra la precarización camente algunas demandas de las mujeres,
de la vida”, son algunas muestras de la con la configuración de un Estado subsi-
existencia de ese ciclo que, con momen- diario que privatizando toda esfera pública,
tos de alza y reflujo, cuestionan el Estado y propiciando la incorporación de amplios
subsidiario y la mercantilización absoluta sectores al mercado y a la economía mone-
de los derechos sociales.4 taria, ha construido más exclusiones con
un discurso de desarrollo y modernización.
Este es el escenario en el que el feminis-
Nos encontramos entonces con que, si
mo actual se despliega. Heredero de las
bien la modernización neoliberal tolera
luchas históricas del movimiento, pero a la
e incluso promueve el avance formal en
vez como consecuencia y negación de las
derechos políticos para las mujeres y su
condiciones sociales surgidas en el Chile
incorporación creciente al mundo laboral y
neoliberal, el feminismo, como discutire-
político, las divisiones sexuales del trabajo,
mos más adelante, se torna un elemento
la reproducción de los roles tradiciona-
fundamental en las luchas por ampliar la
democracia.
5 Cfr. Alejandra Castillo, “Mujeres: las políticas de la presencia”
en http://www.eldesconcierto.cl/2014/07/14/las-politicas-de-la-pre-
sencia/. Análisis críticos del feminismo en la transición, pueden
La “democracia restringida” como hallarse en los trabajos de Nelly Richard, “La problemática del
feminismo en los años de la transición en Chile”. En Estudios Lati-
problema para el avance feminista noamericanos sobre cultura y transformaciones sociales en tiempos
de globalización 2, Buenos Aires: Clacso, 2001 y Feminismo, género
y diferencia(s), Santiago, Palinodia, 2008 y de Alejandra Castillo,
El carácter restringido de la democracia Disensos feministas, Santiago: Palinodia, 2016, Nudos feministas,
Política, filosofía, democracia, Santiago, Palinodia, “¿Feminismo
neoliberal? (Parte I) http://www.eldesconcierto.cl/2015/12/22/femi-
4 Cfr. Pierina Ferretty y Sebastián Caviedes, “Chile tras las últimas nismo-neoliberal-parte-i/ y “¿Feminismo neoliberal? (Parte II) http://
elecciones”. https://revistamemoria.mx/?p=1964 www.eldesconcierto.cl/2016/01/06/feminismo-neoliberal-parte-ii/
36

les de género y la negación de derechos, los últimos treinta años, colisionan con las
conviven de manera no contradictoria en restricciones democráticas impuestas por
un sistema que puede exhibir rasgos de el pacto subsidiario, que a la vez significó
liberalismo al tiempo que marcadas vetas una constricción de la imaginación política.
conservadoras. Considerando estos elementos, la actual
movilización feminista adquiere un senti-
Por ejemplo, buena parte de la agenda do más amplio. Más allá de las demandas
impulsada por el Servicio Nacional de la concretas con que se levantó la ola de
Mujer (1990-2016), hoy Ministerio de la protestas, el feminismo representa una
Mujer y la Equidad de Género -Ley de impugnación a la restringida democracia
cuotas, Ley de violencia intrafamiliar, transicional, y, por lo mismo, constituye una
aspectos de la reforma laboral relaciona- posibilidad de ampliar el debilitado espacio
dos con las mujeres (salas cunas, igualdad de deliberación pública existente en Chile y
salarial, aumento del posnatal) o las políti- de hacer irrumpir intereses sociales larga-
cas de focalización del gasto social como mente excluidos. El movimiento feminista
el Bono al trabajo de la mujer o los progra- en su avance y maduración -y allí radica
mas “Jefa de hogar” o “Mujer emprende su principal potencialidad- puede articular
en familia” y la ley de interrupción del a mayorías históricamente excluidas así
embarazo en tres causales- mantiene el como también a nuevos sectores sociales
principio de subsidiariedad del Estado, segregados y precarizados como conse-
refuerza el rol tradicional de la mujer y cuencia de la modernización neoliberal.
limita las políticas de género a políticas Por esto, más allá de dudas, el feminis-
de mujeres/madres/víctimas que hay que mo se torna una necesidad política en las
empoderar, integrar al mercado laboral luchas antineoliberales y es un elemento
(aunque sea en condiciones de precarie- imprescindible en cualquier proyecto de
dad) o convertir en emprendedoras. Y si ampliación democrática.
bien es cierto que durante el período 1990-
2018, gracias al movimiento feminista y a
la presión de organismos internacionales Las dos Agendas: la respuesta políti-
por los derechos humanos, se presentan ca a la irrupción feminista
avances en el reconocimiento de algunos
derechos de las mujeres y las disidencias En el contexto de re emergencia del femi-
sexuales, estos quedan atrapados dentro nismo -de masivas movilizaciones del
de los márgenes del Estado subsidiario que movimiento estudiantil feminista y de la
restringe, individualiza y mercantiliza los visibilización e incremento de las expre-
derechos sociales, sexuales y reproduc- siones de violencia hacia las mujeres- la
tivos e impide establecer un sistema de respuesta institucional y de la política,
derechos universales para todas y todos. no se hace esperar. Tempranamente el
gobierno de Sebastián Piñera, y como señal
En definitiva, este feminismo de ampliación de aprendizaje respecto de su desembar-
de derechos y participación política para co anterior en el gobierno, anuncia una
algunas mujeres, escasamente ha enfren- acotada Agenda Mujer con el objetivo de
tado la esencialización del rol tradicio- conseguir la igualación de oportunida-
nal de la mujer y el trasfondo estructural, des entre mujeres y hombres, tomando
económico, de las desigualdades. En este propuestas históricas de las políticas de
sentido, resulta claro cómo las posibilida- género de la Concertación.
des de un feminismo que supere los límites
que han tenido las agendas de género de Su hábil respuesta produce un escenario
de confusión en el mundo progresista, que
37

por un lado, y más allá de la Agenda mujer, responsabilidad en el Estado y empresas,


ponía el acento en dudar de la credibilidad se evidencia que estos obvian al grueso
de la iniciativa -por ser impulsada desde un de las mujeres, cuyas precarias condicio-
gobierno de derecha que históricamente nes laborales caracterizadas por una gran
frenó y entorpeció el debate legislativo inestabilidad en los empleos a los que
en varias de las materias anunciadas- y acceden, una alta flexibilidad laboral, acce-
que por otro, concedía que esta Agen- sos relativos a protección social y bajos
da recogía medidas que eran parte de salarios, las excluyen de estas medidas.
la iniciativa política y programática que Además, no abordan la responsabilidad
desde los gobiernos de la Concertación y de garantizar derechos para los distintos
también desde sectores del Frente Amplio tipos de empleo y los bajos salarios que
se habrían impulsado, en una suerte de afectan a la mayoría de las trabajadoras
defensa al legado -no olvidemos que y trabajadores en el país. Y, por último,
Michelle Bachelet terminaba su segundo la omisión de la educación no sexista es
mandato relevando un camino de avances sintomática, pues implicaría abrir un deba-
para las mujeres, reconocida y legitimada te de reformas educacionales que para el
como promotora de los derechos de las gobierno han sido evitadas centrándose
mujeres por organismos internacionales en una implementación administrativa y
como la ONU y que su figura se instalaba continuadora de los cambios aprobados
como un modelo y un referente ineludible en el gobierno pasado.
de las políticas de género en Chile.
Los anuncios de la Cuenta Pública afir-
La omisión de una de las principales man este rumbo, pero también revelan
demandas de la movilización estudian- la verdadera Agenda Mujer del gobier-
til feminista, la educación no sexista y la no: las medidas asociadas al Ministerio de
propuesta empresarial para resolver la Desarrollo Social, enfocadas en la familia
discriminación de aranceles entre hombres tradicional y en la protección de la clase
y mujeres en las Isapres, junto a otros media, cuestiones que hasta ahora pare-
elementos de la Agenda Mujer6, fueron cen no ser centro de preocupación, pues
alertados desde sectores feministas críti- las actorías de oposición a las demandas
cos y permitieron un giro en el debate, feministas se han identificado en Isabel Plá
tensionando su contenido y carácter como -hábil ministra de la Mujer y la Equidad de
interpelación a los anuncios que Piñera iba Género-, en un incómodo y mal asesorado
a realizar en la Cuenta Pública. A modo de ministro de Educación, Gerardo Varela y
muestra, la Agenda Mujer, si bien avanza en el mismo presidente de la República.
en la responsabilización de los efectos de Esta doble agenda nos permite explicar
la violencia de género, y por lo tanto va la comodidad de un gobierno de derecha
poniendo al día a Chile en materia inter- que se despliega con una agenda social
nacional, no logra constituir en sí misma comprometida con las luchas de las muje-
una política sustantiva que se haga cargo res y que, en declaraciones de sus diversas
de la producción y reproducción de dicha personerías, se apropia y resignifica al
violencia y, por lo tanto, no contribuye a feminismo posible, mientras que mantiene
construir una escenario de igualdad como ordenada a su propia coalición evitando
el que se busca introducir con la reforma un conflicto de modelo y de valores que
constitucional. Respecto de los anuncios sería la implicancia de asumir seriamen-
sobre igualdad salarial, salas cunas y de te las transformaciones necesarias que
promoción de mujeres en cargos de alta promueve la lucha feminista.

6 Veáse por ejemplo http://www.nodoxxi.cl/nodo-xxi-lanza-info-


grafia-con-perspectiva-critica-sobre-la-agenda-mujer-propues-
ta-por-el-gobierno-de-sebastian-pinera/
38

La verdadera “Agenda Mujer” los cuidados. Esto se traduce en agobio,


endeudamiento o en el sacrificio de perso-
En el programa de gobierno de Piñera ya nas (en el mayor de los casos mujeres)
se expresaban una serie de medidas de que deben asumir las labores domésticas
fortalecimiento a la familia nuclear tradi- para asegurar salud a los miembros de su
cional en relación al trabajo de las muje- familia, la crianza de los hijos e hijas y el
res, en el que el despliegue gubernamen- cuidado de la vejez y de atención a los
tal se estrenó con el anuncio del cambio enfermos.
de nombre del “Ministerio de Desarrollo
Social” a “Ministerio de la Familia y de Puesto en perspectiva, esta no es la prime-
Desarrollo Social”. En el anuncio, Piñera ra vez en que el Estado chileno regula
señalaba que “la familia es el principal a las familias trabajadoras para resolver
prestador de los cuidados”, discurso que problemas sociales y productivos. A modo
será profundizado en la Cuenta Pública de ejemplo podemos detenernos en la
con medidas destinadas a modernizar la regulación política y reorganización de
protección a la familia7 y de ampliación las relaciones conyugales y familiares en
de la focalización del gasto social hacia los campamentos mineros para desarro-
la clase media8. llar estabilidad en la formación de fuerza
de trabajo nacional9. Para el caso actual,
Pero lo que hay tras dichos anuncios revela
este “mercado de la familia” fortalece el
la existencia de esta segunda agenda, el
objetivo que ya se establecía desde el
verdadero pacto social que el gobierno
primer gobierno de la Concertación con
busca constituir “desde arriba”. En ella, la
fines similares: garantizar la integridad de
protección de la familia se vuelve inme-
una nueva organización del trabajo. Sin ir
diatamente en una base estratégica para
más lejos, en la Comisión Nacional de la
evadir la discusión de los derechos socia-
Familia del gobierno de Aylwin se explicita
les, pues responsabiliza a la unidad familiar
que la relación Estado y Familia se sostie-
de proveer “servicios” de manera priva-
ne en dos principios, el de la solidaridad y
da e individualista, en vez de promover
el de la subsidiariedad. Sobre el primero,
servicios sociales asegurados para toda la
se dispone que: “(...) La Solidaridad hace
población. Es más, al presentar a la familia
referencia al deber del Estado de procurar
como principal prestadora de los servicios
las condiciones de equidad necesarias para
sociales que debieran ser derechos garan-
que todos tengan la oportunidad de consti-
tizados por el Estado, se busca convertir
tuir una familia en condiciones materiales y
en obligaciones privadas las dimensiones
culturales adecuadas, de educar libremen-
de la vida social que deben ser aborda-
te a sus hijos y de mejorar constantemente
das colectivamente como la educación y
su calidad de vida”10 Mientras que en virtud
7 Entre ellas destacan la ampliación de la cobertura del cuidado
del principio de Subsidiariedad, se sostiene
de los hijos después del término de la jornada escolar normal. El que: “El Estado reconoce la libertad y la
proyecto de ley que establezca el derecho a la lactancia libre a las
mujeres. La urgencia del proyecto de ley que asegura fuero maternal iniciativa que tienen las propias familias
y protocolos de gendarmería para mujeres privadas de libertad para decidir su propio destino, orientan-
que van a ser madres. También las medias en las que el gobierno
pretende facilitar el cobro de las pensiones alimenticias por parte
de las mujeres. Y el fortalecimiento de las terapias de reproducción 9 Klubock, Thomas M. (1995). Hombres y Mujeres en el Teniente:
asistida y los tratamientos contra la Infertilidad para promover la La construcción de género y clase en la minería chilena del cobre,
maternidad deseada. 1904-1951.p. 112. En Godoy L., Hutchison E., Rosemblatt K., Zárate
M. S., (comps.), Disciplina y desacato: Construcción de identidad
en Chile, siglos XIX y XX (pp. 223-254). Santiago: SUR/CEDEM.
8 Se anuncia un Mapa de la Pobreza y Vulnerabilidad en Chile, desti-
nado a estudiar la vulnerabilidad social, en conjunto con una “Red 10 Comisión Nacional De La Familia (1995) Principios básicos
de Clase Media Protegida”, cuya función es garantizar protección de la relación Familia-Estado. Revista De Trabajo Social. N 65.
frente a accidentes o riesgo de dicha vulnerabilidad de la familia. Santiago. p.13.
39

do sus políticas sociales a fortalecer esa peligros considerables para el movimien-


misma libertad en todos los ámbitos en to feminista. El primero de ellos es redu-
que la familia pueda decidir por sí misma”. 11 cir la lectura de esta agenda al carácter
Por lo tanto, es bajo esta idea de “libertad” conservador de la derecha, lo que sin duda
-producida desde el liberalismo de merca- renuncia a la perspectiva histórica que se
do- que los gobiernos chilenos refuerzan la le busca dar a la crítica de las políticas
privatización y feminización de las tareas de Estado. Como vemos, bajo el princi-
de cuidado y reproducción, por lo tanto, pio de la subsidiariedad, promovido por
ha sido políticamente imposible avanzar los gobiernos de la Concertación, ha sido
a un modelo económico donde se altere establecida esta nueva relación del Esta-
esta dimensión para que sea asumida de do y la familia. El segundo, tiene que ver
manera transversal por el conjunto de la con que es este mismo principio el que ha
sociedad. reducido las posibilidades del avance en la
responsabilización social de los cuidados,
La focalización del gasto social que perfec- desplazándose a la esfera privada y por lo
cionan las políticas de la familia, también tanto asumiendo su distribución patriarcal.
desarrolla lazos más íntimos entre el Esta- El tercero, y quizás el que representa la
do y la empresa privada, llegando a derivar mayor amenaza, es que la versión tran-
a esta la responsabilidad de las políticas sicional de la familia afianza la relación
públicas a través del uso de dineros esta- subsidiaria entre Estado y empresa, a partir
tales. Esto es aún más problemático, pues, de la definición de la familia como “pres-
al no existir un sistema de seguridad social tadora” de servicios, lo que profundiza el
garantizado por el Estado, las situacio- rol del mercado -que ya había entrado a
nes que se describen como adversidades la familia (hijas e hijos endeudados para
o factores de riesgo pasan a amenazar estudiar, vía bajos salarios compensados
directamente a las familias vulnerables: la con crédito para el endeudamiento, vía
vejez, la enfermedad, la educación de los relaciones laborales por servicio domés-
hijos, se convierten situaciones de riesgo tico etc) y que de paso refuerza la carga
social familiar de facto, que se producen a de cuidados sobre las mujeres. Por último,
partir de la apertura del mercado Estatal, el avance que para el gobierno se impone
el cual es absolutamente vulnerable a los con medidas focalizadas hacia la familia,
riesgos de un mercado que no controla. es fruto también de una relación estra-
Otro factor relacionado ha sido la promo- tégica, eficiente e incluso consciente de
ción del endeudamiento individual para una base electoral de diversos sectores
acceder a dichos servicios básicos, y por sociales, construida con una idea bastante
lo tanto, más oportunidades que fortalecen concreta del rol de las mujeres en tanto
el dominio de la empresa privada. madres, principalmente con el apoyo de
las mujeres más pobres y precarizadas
Sin duda, se debe atender urgentemen- que buscan mejores condiciones para su
te a fenómenos políticos como la Agen- hogar. Es en este espacio donde están los
da Mujer y la agenda del Ministerio de principales límites sociales del feminismo.
la Familia y Desarrollo Social, pues es a
partir de ellos donde se producen públi-
camente los acuerdos entre empresarios
y política, en este caso particular usando El feminismo como necesidad política
a la familia como mediador de esta rela- para las transformaciones sociales
ción y representando una cantidad de
Es en este contexto en el que emerge, con
11 Ibid. renovado vigor, un heterogéneo movi-
40

miento feminista, que debe enfrentarse a las mesas sin las actorías de la sociedad,
los dilemas de la sociedad chilena actual o la re-edición de la división sexual del
y, en ese sentido, creemos que algunos trabajo, de viejos proyectos sancionatorios
de los mayores desafíos del feminismo o de emparejamiento de la cancha- son
será el traspasar los límites de las agen- incapaces de interpretar las demandas de
das de género y plantear alternativas que un movimiento que promueve un nuevo
disputen con las políticas “de mujeres” que pacto de sociedad sin humanidades de
refuerzan su rol tradicional, que reposicio- segunda clase.
nan la figura de “la familia” heteropatriarcal
como fundamento de la sociedad y como
sujeto preferente de políticas públicas
(idea que instalará con fuerza el gobierno
de Sebastián Piñera) o que enfrentan la
violencia machista desde enfoques puniti-
vistas sin abordar las causas estructurales
del problema. Un feminismo que busque
incidir políticamente corriendo los límites
de lo posible dentro de los marcos liberales
del feminismo hegemónico,

Por otra parte, el feminismo tiene la posi-


bilidad de recuperar su vocación emanci-
patoria, desdibujada por el procesamiento
neoliberal de la transición, permeando las
luchas sociales que han surgido en los
últimos años. En el contexto chileno, son
las luchas por la recuperación de los dere-
chos sociales, sexuales y reproductivos
aquellas que logran impugnar de manera
efectiva el pacto subsidiario y que pugnan
por ampliar la democracia. El feminismo,
en este ciclo político, no debiera quedar
como una lucha específica de mujeres
y disidencias sexuales, sino que debiera
permear todas las luchas sociales y contri-
buir a construir un nuevo pacto social e
imaginar nuevas relaciones humanas y
de convivencia en sociedad que superen
el neoliberalismo y el Estado subsidiario.

El feminismo, por tanto, es imprescindible


para las fuerzas como el Frente Amplio
que deben trabajar por abrir un nuevo
ciclo político, pues éste encarna y proyec-
ta una larga lucha colectiva por redefi-
nir los términos de la humanidad, y para
eso requiere de nuevas formas políticas.
Las formas de resolución política y de
imaginación de la transición – la cocina,
41

PIERINA FERRETTI FERNÁNDEZ

Disputar el legado de Julieta Kirkwood.

“pretendemos recuperar uno de los más plenos y significativos de los derechos


humanos perdidos: la posibilidad de comprender y transformar el mundo en
que nos ha correspondido vivir.”

Julieta Kirkwood

I
El año 2007, la filósofa feminista Alejandra Castillo cons-
tataba el silencio que reinaba en torno a la figura y a la
obra de Julieta Kirkwood:
“a más de veinte años de la muerte de Julieta Kirkwood
el diálogo con su pensamiento apenas si ha comenzado.
Las causas que demoran este encuentro son múltiples,
pero existe cierto acuerdo en señalar que están asocia-
das a lo que se ha dado en llamar un “silencio feminista”.
Silencio feminista en tiempos de transición, que nos
habla en su mudez de una desazón, de un malestar en
la democracia”1.
Efectivamente, la presencia en el campo intelectual y
en los espacios de militancia de quien fuera una de las
teóricas y activistas más relevantes del feminismo de
los años ochenta en Chile era, hasta hace poco, escasa.
Castillo relaciona acertadamente este silencio respecto
de Kirkwood con un proceso mayor: el silencio feminista
que se impone en la transición como la contracara del
protagonismo del movimiento feminista en las luchas
contra la dictadura y del carácter restringido –consensual,
diría la misma autora- de la democracia posdictatorial2.
1  Alejandra Castillo, Julieta Kirkwood. Políticas del nombre propio, Santiago: Palinodia,
2007, p. 15.
2  Entre los análisis críticos del feminismo en la transición, véase Nelly Richard, “La
problemática del feminismo en los años de la transición en Chile”. En Estudios Lati-
noamericanos sobre cultura y transformaciones sociales en tiempos de globalización 2,
Buenos Aires: Clacso, 2001; Alejandra Castillo, Disensos feministas, Santiago: Palinodia,
2016; “¿Feminismo neoliberal? (Parte I)http://www.eldesconcierto.cl/2015/12/22/feminis-
mo-neoliberal-parte-i/y “¿Feminismo neoliberal? (Parte II) http://www.eldesconcierto.
cl/2016/01/06/feminismo-neoliberal-parte-ii/; Luna Follegati, “Democracia y feminismo.
Reflexiones desde la izquierda” http://www.redseca.cl/democracia-y-feminismo-en-chi-
le-reflexiones-desde-la-izquierda/y “El feminismo se ha vuelto una necesidad. Movimiento
estudiantil y organización feminista (2000-2016)” en Juventud y espacio público en las
Américas, La Habana: Casa de las Américas, 2016.

Publicado en revista RedSeca, obtenido desde:


http://www.redseca.cl/disputar-el-legado-de-julieta-kirkwood/
42

La obra de Kirkwood, gestada al calor


de las movilizaciones sociales del primer
II
lustro de los años ochenta, no tenía lugar
El tránsito desde el silencio a la recupe-
en tiempos en que el pacto transicional
ración de Julieta Kirkwood, ciertamente,
se mantenía imperturbable; su lectura se
pone sobre la mesa la cuestión de los posi-
restringía en ese entonces a quienes de
bles usos y lecturas no solo de su produc-
manera solitaria encontraban en ella un
ción escrita y de su legado teórico, sino,
estímulo para resistir y pensar, contra la
sobre todo, de su figura y de su nombre, en
fuerza de los hechos, otra democracia
tanto autoridad para legitimar públicamen-
posible.
te posiciones bajo el rótulo del feminismo5.
La bancada parlamentaria que invoca su
Once años después, algo ha cambiado. El
nombre, es un buen ejemplo de este tipo
regreso del feminismo es un hecho insos-
de apropiación.
layable, tanto en la sociedad chilena como
en distintas latitudes del globo. Muestras
Sin embargo, la discusión respecto de si es
de ello han sido la reciente conmemoración
o no adecuado apelar a Julieta Kirkwood
del 8 de marzo, que movilizó a millones de
para instalar dicha bancada y su agenda
mujeres a lo largo del mundo, las masivas
legislativa, no debiera eximirnos de enfren-
convocatorias contra la violencia machista
tar otros desafíos teóricos y políticos que
que se han presenciado estos años, pero
se abren con la enunciación feminista por
también que el feminismo tome lugar  los
parte de algunas diputadas. Por ejem-
medios de comunicación, e incluso que
plo, el de la posibilidad de desplegar allí
personalidades del mundo de la cultura se
una política feminista capaz de articular a la
declaren feministas. Si bien estos hechos
oposición y de orientarla en una dirección
deben ser apreciados con diversa ponde-
de ampliación de derechos, asumiendo las
ración en tanto responden a lógicas e inte-
tensiones que históricamente ha genera-
reses diversos y a que en muchos casos
do la entrada de feministas en el espacio
muestran la captura neoliberal del femi-
institucional y la enorme capacidad de
nismo, de todos modos son indicadores
procesar las demandas del feminismo en
de que el silencio feminista va quedando
códigos neoliberales que la propia institu-
atrás, al igual que el silencio que reinaba
cionalidad ha mostrado durante décadas.
en torno a la obra de Julieta Kirkwood.
Si bien debatir estos temas es entrar en
La reedición prácticamente simultánea
un terreno pedregoso, es claro que son
de Feminarios por el colectivo Communes3
problemas que no pueden ser evadidos. En
en Chile y por el Consejo Latinoamericano
ese sentido, nos parece pertinente relevar
de Ciencias Sociales (Clacso)4, así como
la reflexión de feministas contemporáneas,
también la organización de foros, charlas o
como la diputada Camila Rojas6 o la histo-
conversatorios para abordar dimensiones
riadora Luna Follegati, que hacen frente
de su pensamiento, parecen mostrar que
a estas cuestiones. Tomando las palabras
ha llegado el reencuentro con su obra tras
de esta última, es momento de que nos
largo años de espera.
preguntemos abiertamente “¿Qué es hacer
5 Es interesante pensar el uso del nombre teniendo presente el análisis
que hace Alejandra Castillo de la frase de la propia Kirkwood: “El
feminismo soy yo”. Véase Julieta Kirkwood. Políticas del nombre
propio, ed. cit.  

3 Julieta Kirkwood, Feminarios, Viña del Mar: Communes, 2017. 6 Camila Rojas, “La bancada F del Frente Amplio. ¿Es suficiente
Edición prologada por Alejandra Castillo. ser mujer?” https://antigonafeminista.wordpress.com/y “¿Para qué
ser una (diputada) feminista?” http://www.theclinic.cl/2018/03/08/
4 Julieta Kirkwood, Feminarios, Buenos Aires, Clacso, 2017. columna-camila-rojas-una-diputada-feminista/
43

política desde el feminismo? ¿Cómo sería igualdad formal de todos los ciudadanos-
esta política feminista? ¿Cómo se enfrenta oculta las desigualdades sociales y sexua-
nuevamente la pregunta por la democra- les contribuyendo con ello a su reproduc-
cia y la institucionalidad? […]¿Es posible ción9. Y por otro lado, a advertir que las
construir feminismo desde los espacios políticas de igualdad de oportunidades,
conquistados en el parlamento?” y “¿cómo de transferencias focalizadas de recursos
debiese ser esa forma de construcción?”7. a poblaciones femeninas vulnerables, de
subvención a las labores de cuidado o
Las respuestas, por cierto, no están dadas, de tratamiento punitivista de la violencia
pero si el objetivo es perfilar un feminismo machista -solo por mencionar algunos
capaz de enfrentar políticamente la hege- ejemplos típicos de la agenda liberal- son
monía neoliberal mediante el despliegue incapaces de atacar estructuralmente las
de un ideario y un proyecto alternativo, desigualdades sociales y la opresión de
tiene sentido volver a Julieta Kirkwood. Su género.
visión sobre el lugar del feminismo en un
horizonte de transformación social global El feminismo crítico en general y el femi-
adquiere particular relevancia para pensar nismo socialista en particular han desa-
estos problemas: rrollado elaboraciones sustantivas en esta
dirección. Sin embargo, que dichas críti-
“El feminismo -decía Kirkwood en esta
cas logren traspasar el terreno intelectual
dirección- rechaza la posibilidad de reali-
y provocar efectivamente una crisis en
zar pequeños ajustes de horarios y de
la hegemonía y legitimidad del feminis-
roles al orden actual, pues eso no sería
mo liberal -tanto a nivel político como de
otra cosa que la inserción en un ámbi-
sentidos comunes- es una tarea todavía
to-mundo ya definido por la masculinidad
pendiente y sumamente compleja, sobre
(el otro término en la relación de opre-
todo si consideramos el grado de consen-
sión). La incorporación de las mujeres al
so que las agendas de género concitan
mundo será para el movimiento feminista
en el campo de los progresismos y en
un proceso transformador del mundo.
sectores que se reconocen en la vereda
Se trata, entonces, de un mundo que
de la izquierda.
está por hacerse y que no se construye
sin destruir el antiguo8”. El feminismo de Julieta Kirkwood, situa-
do en un horizonte socialista de trans-
Esta visión del feminismo como una trans- formación social global, se torna ineludi-
formación del mundo nos impulsa a avan- ble para este empeño. En ese sentido, la
zar hacia una tarea de primer orden en el invocación de su nombre por parte de un
campo de las batallas político-ideológicas: sector de parlamentarias que se reivindi-
la confrontación del  feminismo liberal que can feministas nos ofrece una posibilidad
ha orientado las agendas y políticas de para tensionar y disputar qué entende-
género en los últimos casi treinta años. mos por feminismo, pero también para
Allí, la disputa debe apuntar, por un lado, pensar cómo podemos, desde el feminis-
a mostrar cómo el feminismo hegemónico mo, producir tácticas de enfrentamiento
-en tanto renuncia a un análisis materia- político que vayan generando crisis en el
lista y asume el principio abstracto de la pacto neoliberal y que, a su vez, vuelvan
improcesable el feminismo en esos térmi-
7 Luna Follegati, “El feminismo y la agencia política parlamen- nos. Ese derrotero -elaborar política feminista
taria” http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2018/01/06/
el-feminismo-y-la-agencia-politica-parlamentaria/ a partir del legado teórico y político de
8 Julieta Kirkwood, Ser política en Chile. Las feministas y los 9 En el sentido de la clásica crítica de Marx al liberalismo en “La
partidos. Santiago: LOM, 2010, p. 56. cuestión judía”.
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Julieta Kirkwood- parece ser una buena la obra de Julieta Kirkwood, recorrida de
forma de usar su nombre sin sacrificar su punta a cabo por la preocupación por la
radicalidad. democracia, adquiere renovada actualidad
y vigencia política.
Tal preocupación de Kirkwood se enmar-
III caba en un contexto preciso: el Chile del
ascenso y la derrota del proyecto socia-
La emergencia contemporánea del femi-
lista de la Unidad Popular y el gobierno
nismo dentro de la cual se produce este
de Salvador Allende, de la dictadura y la
regreso a la figura y obra de Julieta
desarticulación de los partidos políticos
Kirkwood, ocurre en un escenario polí-
de izquierda y del denso tejido social que
tico y social de resquebrajamiento del
se había formado en más de un siglo de
pacto transicional y del consenso neoli-
acumulación de luchas en el campo popu-
beral: donde estallan conflictos sociales
lar. Pero también de la resistencia contra
que impugnan el carácter subsidiario del
la dictadura de comienzos de los ochenta
Estado y la mercantilización extrema de la
que se expresó en protestas tan masivas
vida. Es en este ciclo de luchas -cuyo inicio
que no faltaron quienes tuvieron la espe-
más o menos puede situarse en el año
ranza de que la recuperación democrática
2006 con la llamada “revolución pingüina”-
fuese resultado de un proceso de movili-
que el feminismo retoma protagonismo
zación popular12.
en Chile, al punto de que se ha tornado
una necesidad política para todas aquellas Precisamente, en medio de las Jornadas
organizaciones que se plantean avanzar Nacionales de Protesta, desarrolladas entre
hacia una superación del neoliberalismo10 1983 y 1986, Kirkwood realiza sus princi-
pales elaboraciones; sus textos están, por
En el contexto de extrema mercantiliza- lo mismo, atravesados por ese tono de
ción de los derechos sociales y de la vida urgencia de quien escribe al calor de la
en general que se observa en Chile, un lucha. El lema de su autoría -“Democracia
punto central que se juega en estas luchas Ahora”- transmite de manera ejemplar
es la posibilidad de recuperar soberanía dicho carácter de su escritura. Sin embar-
sobre nuestras vidas, hoy completamente go, esta urgencia no le restó agudeza ni
determinadas por el mercado hasta en sus capacidad de entender las posibilidades
dimensiones más cruciales. Recuperar esa que se abrían y las que podían cerrar-
soberanía, no es sino reimaginar y realizar se, junto con el carácter determinante de
un nuevo pacto social, una nueva forma de esos años para la democracia que vendría.
democracia11. En este entendido, ahora que En 1983, cuando empezaban las primeras
pareciera abrirse una posibilidad de inte- movilizaciones, escribía lo siguiente:
rrumpir el pacto neoliberal y la democracia “Las feministas […] saben que el momen-
elitaria y tecnocratizada de la transición, to es político. De movilización callejera,
de protestas y cacerolas; de sentadas
10 Luna Follegati ha insistido en que la emergencia contemporánea
del feminismo en Chile responde a una necesidad surgida desde los con lienzos y de vuelta a andar con la
procesos de politización producidos en los últimos años. Ver: “El consigna de la “democracia ahora”. Pero
feminismo se ha vuelto una necesidad. Movimiento estudiantil y
organización feminista (2000-2016)” ed. cit. también saben que es tiempo de planes,
de programas, de plazos y de tiempos,
11 Carlos Ruiz Encina ha desarrollado la cuestión de la dicotomía
mercado/democracia y la relación entre luchas por los derechos 12 Grínor Rojo realiza un agudo análisis de la relación entre marco
sociales y ampliación democrática. Ver De nuevo la sociedad, histórico y reflexión kirkwoodeana, además de ofrecer claves para
Samtiago: LOM, 2015) y “Socialismo y libertad. Notas para repensar valorar la actualidad política de su legado. Ver: “1986. El futuro es de
la izquierda” en Chile actual: crisis y debate desde las izquierdas. Julieta Kirkwood” en Clásicos latinoamericanos. Para una relectura
Faride Zerán (ed.), Santiago: LOM, 2017, pp. 133-162. del canon. Santiago: LOM, 2011, Vol. 2, pp. 315-370.
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de propuestas y de cifras; de prácticas de dad histórica inevitable ante una sociedad


Unidad formuladas en acuerdos no exclu- desmovilizada, sino más bien un proyecto
yentes; de acciones concretas en el aquí político que, precisamente, buscaba prefi-
y el ahora […] El momento es delicado gurar la sociedad futura y desmovilizarla
porque en él se está resolviendo el futu- desde su origen. Se sella ahí lo que será
ro, y este dependerá -absolutamente- de la restringida democracia chilena no solo
cómo, con qué inclusividad y desde dónde en términos de representación y de parti-
será planteada la alternativa democrática. cipación, sino sobre todo en términos de
Por ello quiero abrir de nuevo la primera exclusión de los intereses de las mayorías
página del reparto13”. sociales del pacto político-empresarial que
iría a determinar el carácter del Estado
Kirkwood logra ver la tensión entre dos hasta el día de hoy.
lógicas diferentes, pero no todavía inconci-
liables: la movilización callejera, la protes- Kirkwood vio con preocupación este
ta popular, y esas “prácticas de unidad”, posible desenlace. Le inquietaba que la
esos “acuerdos no excluyentes” que ya democracia se clausurara, que los sectores
se estaban fraguando. Tiene claro que populares quedaran fuera, no solamente
la forma en que se realizara la recupera- en términos de “exclusión material”, sino
ción democrática determinaría el carácter que, y sobre todo, en el sentido de que se
ampliado y popular o restringido y elitario les impidiera ejercer el derecho a construir
de la democracia por venir. “El momento una sociedad diferente a la impuesta. Con
es delicado -advierte- porque en él se esa conciencia declara: “quiero abrir de
está resolviendo el futuro”. Y ese futuro, nuevo la primera página del reparto”, como
agrega, “dependerá -absolutamente- de si quisiera ella misma repartir los pape-
cómo, con qué inclusividad y desde dónde les de la democracia futura, designar sus
será planteada la alternativa democrática”. protagonistas y evitar la clausura elitaria
Su preocupación, lo sabemos después de que se asomaba como posibilidad.
casi treinta años de pacto transicional, era La pregunta por el lugar de los sectores
acertada. populares en el proceso político forma-
ba parte del universo de problemas que
Paradójicamente, Julieta Kirkwood muere
ocuparon a Julieta Kirkwood hacia fina-
en abril de 1985 pocos meses antes de un
les de los años setenta y que orientaron
hito que será central en esta historia: la
un conjunto de investigaciones colecti-
firma del Acuerdo Nacional para la Tran-
vas en torno al concepto de “proyecto
sición a la Plena Democracia por sectores
popular alternativo” desarrolladas al alero
que iban desde cierta derecha “republi-
de Flacso14. El núcleo del planteamiento
cana”, pasando por la DC, hasta sectores
que estas investigaciones proponían era
socialistas. Ese momento consagra la salida
la existencia en América Latina de una
pactada de la dictadura, conservando la
larga historia de luchas de los sectores
Constitución del 80 y el modelo de Estado
que se había instaurado. Este acuerdo se 14 Un conjunto de documentos de trabajo producidos colectiva-
firma incluso antes de que las moviliza- mente por Julieta Kirkwood, Enzo Faletto, Rodrigo Baño, Leopoldo
Benavides, Ángel Flisfisch, entre otros, al alero de la Facultad
ciones populares empezaran a decaer a Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), se concentra en
partir de 1986, lo que indica, con bastante el estudio de lo que llamaban “proyecto popular alternativo”. Por
ejemplo: “Antecedentes y consideraciones sobre el proyecto popular
claridad, que el proyecto político de una alternativo” (Baño, Benavides, Kirkwood, Santiago: Flacso, 1980);
democracia elitaria no fue una necesi- “Dominación urbana y proyecto alternativo en América latina”
(Baño, Benavides, Kirkwood, Santiago: Flacso, 1981) y “El proyecto
13 Julieta Kirkwood, Tejiendo rebeldías, Santiago: CEM, La Morada, popular alternativo en la historia reciente de América Latina” (Baño,
1987, pp. 117-118. Benavides, Flisfisch y Kirkwood, Santiago: Flacso, 1982).
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populares contra la dominación en las que


se hallaba un proyecto social alternativo al
IV
de los sectores dominantes. Es importante
Las preocupaciones de Julieta Kirkwood
tener este elemento presente, pues es al
retornan para interpelar el presente. Hoy
interior de esa matriz, cuya centralidad
que se han activado luchas en contra de la
está puesta en la capacidad de los sectores
mercantilización de la vida, que se impugna
populares de levantar proyectos sociales,
el consenso neoliberal que campeó duran-
que Kirkwood lee la movilización contra
te décadas, que se abre a fin de cuentas
la dictadura como la posibilidad de reali-
la posibilidad de reinventar la democracia
zación de un proyecto alternativo y de allí
y que el feminismo se instala como desa-
su especial preocupación por el protago-
fío, como herramienta de lucha y como
nismo o no de los sectores populares en
horizonte de una sociedad transformada16,
el proceso de recuperación democrática.
aparecen rápidamente los mismos peligros
En esta dirección, junto a su equipo de
que a ella le preocupaban. El fantasma
Flacso, señalaba lo siguiente:
de la clausura elitaria de la democracia,
“la recuperación de la democracia, en lo el problema, poco asumido, de la nece-
que a los sectores populares se refiere, sidad de constituir un sujeto popular que
no puede ser concebida sólo como una sostenga un proceso de transformación
alternativa en que se contemplen “mejo- social, la tentación de procesar el feminis-
res condiciones de existencia” para estos mo en agendas de género y de relegarlo a
grupos, sino que además debe aceptarse una lucha parcial de sectores específicos,
que estos juegan un papel activo y prota- aparecen también en este nuevo ciclo
gónico en su realización… que su partici- político.
pación se entienda a partir de su propia
Para alertarnos de tales peligros, interro-
capacidad de definir proyectos y perspec-
garnos y plantearnos un horizonte eman-
tivas y no como simples “receptores” de
cipatorio, nos espera, desafiante y siempre
la historia de los otros grupos y clases15”.
actual, la obra de Julieta Kirkwood.
No se trataba solo de recuperar la demo-
cracia en términos formales, sino de pensar
la democracia como parte del proceso de
16 Por razones de espacio no nos es posible detenernos en recientes
constitución de los sectores populares en y estimulantes reflexiones que están desarrollándose en el femi-
un actor capaz de conducir la realización nismo local respecto a la necesidad de articular un movimiento
feminista capaz de hacerse transversal a todas las luchas sociales,
de un proyecto social que fuera expresión que evite circunscribirse a temas o problemas específicos, que piense
de sus intereses. De esta manera, aparece la transformación social en términos globales y que se haga cargo
de repensar la relación entre feminismo y democracia y entre
en el pensamiento de Julieta Kirkwood la feminismo e izquierdas. En esta línea han avanzado elaboraciones
cuestión del sujeto social necesario para como las de Daniela López y Sofía Brito en “Qué feminismo para
la emancipación: breves lecturas del Chile actual para el avance
la articulación de un proyecto político de la huelga de mujeres https://antigonafeminista.wordpress.com/
que-feminismo-para-la-emancipacion-breves-lecturas-del-chi-
alternativo, cuestión que se debe explorar le-actual-para-el-avance-de-la-huelga-de-mujeres/ y las de Luna
con mayor detención a futuro. Follegati en “Democracia y feminismo en Chile. Reflexiones desde la
izquierda” http://www.redseca.cl/democracia-y-feminismo-en-chi-
le-reflexiones-desde-la-izquierda/. También se mueven en la misma
dirección la reciente declaración de la Coordinadora 8M, “Hacia una
agenda común de movilización contra la precarización de la vida”h-
ttps://www.facebook.com/notes/coordinaci%C3%B3n-8-de-marzo/
hacia-una-agenda-com%C3%BAn-de-movilizaci%C3%B3n-con-
tra-la-precarizaci%C3%B3n-de-la-vida/2293614130865358/ y la
convocatoria realizada por la Fundación Nodo XXI a intelectuales,
dirigentas sociales y militantes políticas a conformar un espacio de
15 Baño, Benavides, Faletto, Flisfisch, Morales y Kirkwood, “Movi- diálogo y debate que permita pensar desde el feminismo los desafíos
mientos populares y democracia en América Latina”, Santiago: del Chile actual http://www.nodoxxi.cl/se-realiza-la-primera-ver-
Flacso, 1978 s/p. sion-del-encuentro-dialogos-feministas-de-la-fundacion-nodo-xxi/
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CAMILA ROJAS VALDERRAMA

Revolución, feminismo e izquierda en


el cambio de siglo.

Una recuperación de la idea de revolución, a cien años de


la revolución rusa, debe comenzar por hacer constatar
lo avanzado y aquello que se detuvo. También aquello
en que volvimos atrás. Una revolución que se basó en el
principio de liberar a la humanidad del dominio capitalista,
de la conversión de todo lo vivo y todo lo existente en
objetos para la producción y consumo de mercancías, y
que fue protagonizada por los subalternos de un sistema
autoritario y oligárquico, sin duda es algo que le pertenece
a la humanidad toda, a su afán por superar su prehistoria.
A un siglo de distancia, los hechos de Petrogrado en 1917
son vistos como uno de los grandes cánones -junto a la
Francia jacobina y la Cuba de los barbudos- de lo que
debería ser la revolución. Pero también son experiencias
que nos quedan lejos, en cuyos protagonistas no nos
reconocemos. Todo nos resulta ajeno: sus ropas, nombres,
historias y contextos. Pero sus consignas y objetivos nos
siguen convocando. La historia de esa revolución aparece
reluciente cuando inscribimos nuestras prácticas en otra
historia, la de los subalternos de todo tiempo por liberarse
de los dominios explotadores. Pero también brillan sus
vacíos y problemas, en especial la deuda con la libertad
humana, y en ella, con la liberación de las mujeres.

En ese marco, este seminario debiera estar atravesado


por una pregunta que lanzamos en esta presentación:
¿Qué debería ser la revolución en el Siglo XXI? ¿Qué
formas nuevas debe conservar para ser una revolución
al nivel de las anteriores y qué formas debe abandonar
para ser realmente revolucionaria y no ser consumida por
la borrachera del triunfo o por la negación del fracaso?

Tres elementos mínimos de lo que no debiera ser una


revolución, nos abren a la pregunta por el feminismo
y la propuesta revolucionaria de la izquierda. Son tres
límites, o alertas, que debieran guiar la práctica de la
izquierda. Los plantearé en el orden en que debiesen ir

Texto leído en el Seminario “100 años de Revolución Rusa: perspectivas políticas actuales”, obtenido desde:
http://www.contratiempo.cl/2018/06/02/revolucion-feminismo-e-izquierda-en-el-cambio-de-siglo/
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siendo descubiertos en una elaboración nista y lucha socialista. Son conjuntas y a


de principios revolucionarios para el siglo la vez, o no son.
XX. Así también son una metodología para
Avancemos en ese camino con preguntas:
recuperar lo libertario que debiese tener
¿Qué temas deben ser puestos a la luz en
alternativa revolucionaria para nuestros
una apropiación crítica del legado de la
tiempos:
revolución rusa?
Primero, una propuesta revolucionaria para La tradición del feminismo socialista, en la
el siglo XXI debe abandonar cualquier gran gesta revolucionaria, entendió que no
resabio de las carreras productivistas de existe un sistema patriarcal autónomo del
la Guerra Fría. Abandonar la idea según capitalismo, lo que determina las relaciones
la cual un gran desarrollo capitalista -solo sociales como las interpersonales, porque
posible en clave capitalista- es necesario desde la especificidad de la opresión de
para construir el socialismo, pues el socia- la mujer, queda de manifiesto que el capi-
lismo no debiera medir su éxito en esa talismo no es solo leyes economicistas
idea de progreso, cuya métrica es siempre sino como un orden social complejo y
la acumulación. Así, se debe asumir que articulado, cuyo núcleo son las relaciones
la misión de los revolucionarios no es el de explotación, dominación y alienación,
engrandecimiento del Estado, aunque se jerárquicas y opresivas.
declare socialista.
Sin embargo, este debate fue exiliado en
A partir de ello, se debe recuperar la sospe- gran parte y con ello se va concretando la
cha en el Estado, en la comodidad que a traición de los obreros a sus compañeras,
veces entrega, y sobre todo en su capa- cuando, en función de su interés salarial,
cidad de intervenir nuestras vidas. Eso aceptaron el desplazamiento de la mujer a
solo es posible recuperando la máxima la esfera familiar. El comunismo soviético,
que hace inseparable a la izquierda de la sobre todo en su fase stalinista-stajanovis-
rebeldía. La rebeldía así se asume como ta, insistió en la ideología del trabajo, en
un acto profundamente humano: es la su propia utopía de un orden social donde
imposibilidad de tolerar la opresión, es se glorifica a los trabajadores sin eman-
la urgencia de hacer algo para detenerla. ciparlos. Su nuevo rol central fue elevado
Contra las formas militares, uniformadas y a ideal del todo social, lo cual implicó la
autoritarias de la política, la izquierda debe subordinación de las mujeres a su casillero
proponer una política rebelde y libertaria. en la organización industrial fordista, a su
reconfinamiento al trabajo doméstico. En
Así, el fin de la lucha revolucionaria es
este sentido, el feminismo clasista visibilizó
mucho más que igualdad de derechos o
que la explotación como extracción de
un determinado nivel de desarrollo. Es la
plusvalor no es la única forma de explota-
libertad humana. La revolución del siglo
ción en una sociedad capitalista y que la
XXI tiene que volver a poner la libertad
fábrica estaba en toda la sociedad, también
humana como fin y como medio, como
en la familia, organizando cada relación
centralidad de cualquier proyecto de futu-
humana para sí y poniéndola al servicio
ro para el mundo. La lucha por la libertad
del capital. Esta afirmación, no fue casual,
es la lucha por terminar con toda suje-
responde a que desde un punto de vista
ción a dominio y contra toda cosificación
político, la distinción entre trabajadores
mercantil.
productivos y no-productivos (en términos
de producción de plusvalor) no es tan rele-
Es obvio que vista así, la revolución no
vante al mirar el trabajo reproductivo que
admite una separación entre lucha femi-
49

se carga en los hombros de las mujeres, reemplazó a la sociedad por el Estado.


porque éste produce valores de uso al ser Esto fue un atentado a la posibilidad de
un trabajo servil. La importancia, entonces alcanzar la libertad como fin de la revolu-
radicaba -y hoy lo sigue haciendo-, en los ción, reduciendo la transformación social
mecanismos y formas de organización y a principios distributivos y sexistas, decre-
división del proceso de trabajo. tados por un Estado enorme e interventor
de la vida, al limitar el desarrollo de las
También ocurrieron postergaciones fuerzas productivas a una cuestión técnica,
programáticas: La polémica sobre la prima- perdiéndose el sentido humano del ideal
cía política del capitalismo o el patriarcado revolucionario.
en la construcción del orden social debe
ser abierta y permitir clarificar las posi- De esta forma, uno de los aprendizajes
ciones que sean a la vez comunistas y de revisar la revolución rusa desde un
feministas. No deben servir para descartar feminismo de izquierda es que replicar
un polo en una simple solución teoricis- proyectos de organización estatal de la
ta o verbal. Eso sería reducir la ampli- vida y de socialización forzada, es repli-
tud posible y en ello seguir cometiendo car la derrota ante una sociedad que no
el mismo error de siglos: perder para la soporta una construcción uniformante de
lucha comunista a la mitad de las clases la vida.
trabajadoras, al aceptar la negación de sus
formas específicas de ser explotadas. Así, ¿Cómo debiese ser un programa feminista
el clasismo estrechamente obrerista o el de y para un movimiento comunista de
esencialismo mujerista deben ser negados, liberación humana?.
porque hay retroceso cuando se niega la Para nosotras el movimiento comunista
relación estructural entre la opresión de debe ser feminista y el feminismo, comu-
género y el capitalismo. En su lugar, una nista. Siguiendo a Cinzia Arruza, la opresión
posición política que se plantee contraria de género y la opresión racial no corres-
a la explotación y por la libertad, no puede ponden a dos sistemas independientes que
dejar sin crítica radical el rol de la mujer tengan cada uno causas particulares: son
en la producción capitalista. Solo negando parte integral de la sociedad capitalista a
las formas capitalistas de hombre y mujer, través de un proceso histórico largo que ha
podemos abrirnos a una revolución que disuelto formas precedentes de vida social.
también nos libere de pesados moldes En este sentido, la noción de reproducción
construidos para la mercancía y no para social ocupa un rol central en el enfren-
el goce y despliegue humano. Esta tarea tamiento con el estado para la estrategia
histórica de la promesa emancipatoria nos revolucionaria del SXXI, la que no solo nos
trae de vuelta, a al izquierda, la impor- indica el proceso de reproducción de la
tancia de la reivindicación de la demo- sociedad en su totalidad, sino también,  la
cracia y la libertad, preocupaciones con mantención y reproducción de la vida, en
la cuales dialogaba Rosa Luxemburgo y un nivel diario o generacional, que es lo que
Alexandra Kollontai. Estas preocupaciones el feminismo interpela. Una relación entre
fueron sacrificadas por las burocracias de la vida doméstica al interior del hogar, y
la centralidad estatal en nombre de una los fenómenos de la mercantilización y la
igualdad empobrecida y homogénea en los sexualización de la división del trabajo en lo
socialismos reales, generando un cambio erróneamente considerado no productivo
en el carácter de clase de la revolución- como en lo productivo.
como señalaba Oposición Obrera, el grupo
al cual pertenecía Kollontai-, porque se Debemos volver a centrar nuestras luchas
50

en la “desprivatización” del trabajo de nuestras vidas y cuerpos. Solo luchando


cuidados, al interior de la familia (de cual- por hacer central y hegemónico lo que hoy
quier tipo de familia) y en su “desfeminiza- es solo eso, una alternativa, reivindicamos
ción”, y no para recibir el producto íntegro para el futuro la gesta emancipatoria de
de dicho trabajo mediante la forma-salario, hace un siglo en Rusia.
sino para su socialización a gran escala,
que permita al calor de las luchas emanci-
patorias, nuevas formas de sociabilidad y
así ir liberándonos de relaciones de opre-
sión de género y dominación que deter-
minan y distribuyen esta carga de trabajo
sobre nuestros hombros. El cuerpo del
capital descansa sobre el cuerpo de las
mujeres, dando lugar a una división sexual
desigual en las clases subalternas: las muje-
res trabajan más mientras los hombres
trabajan menos.

Es condición de posibilidad para la revolu-


ción entender que las sociedades en que
el capitalismo ha suplantado al modo de
producción precedente están caracteri-
zadas por una transformación profunda
y radical de la familia y es precisamen-
te la familia del capital la que debemos
subvertir.

Somos depositarias y constructoras de


rebeldía, pero debemos asumirlo como
máxima, como principio guía. Debemos
entender la política feminista como la
persecución de las metas feministas en
la promesa emancipatoria comunista, que
sigue siendo la misma de 1848, 1871, 1917
o 1970. Para nosotras el comunismo debe
ser feminista y el feminismo, comunista,
pues solo así será imposible procesarlo
en los estrechos límites del progresismo
y podrá hacer frente a las acusaciones
de particularismo ofreciendo una salida
comunista a la crisis, no solo económica,
si no también de la misma humanidad ante
sí, al egoísmo como única forma de las
relaciones sociales, a ese infierno al que
nos empuja el capitalismo. El feminismo
comunista podrá plantearse, para recordar
a Rosa Luxemburgo, como alternativa ante
la barbarie neoliberal que nos expropia de
51

CAROLINA OLMEDO CARRASCO

Feminismo en Chile:
una crítica sistémica desde el sur.

Dentro de la oleada de movilizaciones de masas que


propiciaron el  mayo feminista experimentado las últi-
mas semanas en distintos puntos de América Latina
y Europa, sin duda una de las experiencias de mayor
proyección sistémica e irrupción ideológica afín al campo
de la política anticapitalista es la movilización feminista
chilena, que en poco menos de un mes ha instalado y
estimulado un intenso debate público acerca del rol y la
potencia del feminismo actual en la refundación de una
izquierda para el siglo XXI. De este proceso da cuenta su
acelerado trayecto político, que -a partir de una movi-
lización universitaria contra el abuso y el acoso en las
instituciones educativas iniciada en Valdivia el pasado 17
de abril- ha logrado entroncarse y conducir a una impor-
tante franja organizada de fuerzas sociales de cambio
en las ciudades más importantes de Chile, interpretando
en clave feminista la precarización de la vida devenida
de un sistema económico de mercado y privatizador de
derechos sociales. La intensidad de esta movilización, la
proliferación de tomas y paros de mujeres en las prin-
cipales universidades del país, ha llegado al punto en
que incluso el presidente Sebastián Piñera, connotado
referente de la derecha empresarial chilena, ha declarado
haber “cometido errores” como hombre y ser feminista en
la medida que esta denominación implica “creer en una
plena y total igualdad de derechos, deberes y dignidad
entre hombres y mujeres”. Y es que a su cierre, las prolon-
gaciones de este inédito alzamiento de mujeres del sur
se extienden como pequeñas rupturas que agrietan en su
totalidad al mercado de la educación chileno: un campo
empresarial en el cual convergen toda serie de actividades
lucrativas (servicios, inmobiliaria, tecnología), que a su
vez se ha convertido en uno de los principales espacios
de producción de nuevas subjetividades juveniles.

Publicado originalmente en la revista española Viento Sur, obtenido desde:


http://www.contratiempo.cl/2018/06/10/feminismo-en-chile-una-critica-sistemica-desde-el-sur/
52

por las condiciones de dependencia tardía


Desde su particular construcción sobre a las que están sometidas y por el aumento
una experiencia de nuevo siglo, macerada del mercado de las carreras asociadas a
en una larga y reciente tradición de alza- las tareas de cuidado -efecto colateral del
miento estudiantil, de mujeres y de diver- aumento de la mano de obra femenina-,
sidades sexuales (2000-2017), el feminis- son mujeres en edad laboral.
mo chileno consolidado en las presentes
movilizaciones (ver http://vientosur.info/ En este sentido, no es falaz identificar el
spip.php?article13867) ofrece una nueva corazón de esta movilización en el interés
reflexión acerca de las relaciones entre común en torno a una reforma total de
capitalismo y patriarcado, y por ello una la educación pública en clave feminista,
consecuente revisión de los viejos y mono- la instalación de una educación no sexis-
líticos sesgos del marxismo-leninismo ta a todo nivel, así como en la denuncia
respecto del trabajo de reproducción y de la precarización de la vida femenina
cuidados. De este modo, se propone la como sustento del crecimiento económico
revisión creativa del rol de las mujeres en un chileno. Lejos de la imagen de las mujeres
proceso de avance del socialismo, leyendo universitarias dentro de una estructura
la acelerada integración neoliberal de las social clásica como privilegiadas respecto
mujeres al trabajo como un factor inédito a sus pares proletarias e integrantes de la
en la historia del capitalismo chileno, así clase media o la intelectualidad, imagen
como también como un campo inmejorable conservadora del feminismo que para el
para la expansión del feminismo como caso chileno lo concibe como producto de
herramienta de lucha a nivel general. Es un ejemplar proceso de “modernización
en esta clave que los feminismos chilenos neoliberal”, en Chile las estudiantes son el
convocados por la movilización iniciada combustible principal de un mercado basa-
el pasado mayo -en su acción acordada do en el endeudamiento por la obtención
aunque en heterogeneidad- se perciben de certificaciones que permiten el ingreso
ampliamente dentro de una tradición de al un mundo laboral altamente profesio-
lucha local y global más larga, que sin nalizado, cuyas exigencias tras décadas
embargo vuelve sobre su historia en de expansión mercantil de la educación
busca de aquellos momentos en que la superior imponen bajos salarios a quienes
práctica política y el horizonte ideológico no poseen un título universitario. De este
feminista encausaron su acción hacia una modo, la universidad chilena -atravesada
postura unitaria e integradora de sujetos por la privatización y el endeudamiento-
a la lucha socialista. En este trayecto, el se ha convertido en la experiencia común
momento actual corresponde a la lectura y escenario de despliegue de diferentes
de esta historia desde la constitución de un generaciones de feministas, algunas de
sujeto político protagónico en el presente: ellas movilizadas desde la educación
las mujeres como parte de la base más secundaria hasta su vida como docentes.
despojada en un sistema basado en la Ello ha consolidado una lucha por la
mercantilización de la vida y la privatización igualdad en la educación pública como
de lo público, en un país donde el mercado semillero de la sociedad transformada, así
de la educación es uno de los proveedores como una defensa de la universidad como
de servicios más relevantes y que –a partir un espacio que debe transitar hacia la
de la aspiración social a la educación como incorporación de las demandas feministas
un espacio de movilidad social- endeuda a modo de modelo: un elemento que
a amplias franjas de jóvenes chilenos. atravesará su acción política desde sus
Jóvenes estudiantes que en su mayoría, orígenes en la demanda por la erradicación
53

total de las practicas de abuso y acoso en til que rige el actuar de las instituciones
las universidades. universitarias chilenas más grandes en
número de estudiantes y más populares
Abordando su heterogeneidad como una
en términos de clase es reconocida por
fortaleza y anomalía respecto de las rígidas
el movimiento feminista emergido en sus
identidades políticas que caracterizaron
aulas como la condición de base para la
a la izquierda chilena del siglo pasado,
reproducción de la violencia machista y
es posible visibilizar en la constritución y
la desigualdad de género en los espacios
ductibilidad de esta nueva fuerza el resul-
de educación superior, así como también
tado de un extenso itinerario de resistencia
en los posteriores campos de inserción
a las políticas pactadas en la postdictadura.
laboral de sus estudiantes.
En este sentido, una de sus principales
características como movimiento es su
Continuadora de las luchas resistentes a la
postura mayoritariamente no esencialista,
dictadura e inicios del periodo democrático
integradora de las diversidades sexuales,
en Chile, la reflexión feminista surgida en los
y de fuerte pertenencia ideológica a la
ámbitos universitarios durante los últimos
izquierda. El movimiento feminista emergi-
diez años adquirió una relevancia mediá-
do a partir de estos pedazos empobrecidos
tica a partir del movimiento social por la
de la sociedad neoliberal -pero también
educación durante 2011, en cuya demanda
de los restos de las luchas pasadas- se
por una educación pública, gratuita y de
percibe como un laboratorio de nueva polí-
calidad incorporó con el avance del movi-
tica para las y los sujetos marginados del
miento universitario la necesidad de crear
ejercicio político impuesto por el Estado
una nueva educación de carácter no sexis-
subsidiario, rescatando al despojamiento
ta para la verdadera democratización de
de las mujeres dentro de una economía
la educación como derecho universal. A
de mercado como el escenario de acción
partir de entonces, el feminismo expresado
forzado para cualquier movimiento político
en las diversas organizaciones, coordina-
que las convoque.
doras y colectivas nacidas en el espacio
universitario estableció una perspectiva
particular de superación del patriarcado
En la calle, en las aulas, en las casas que trascendiera dicho ámbito institucional
y en las camas y se proyectara al resto de la sociedad,
haciendo propia la defensa de la educación
En un escenario de acelerada privatización
pública junto al movimiento estudiantil.
de la educación y el establecimiento de
La reflexión abierta por el feminismo en
un valor positivo hacia una idea de ésta
este ámbito educativo se ocupó tanto de
contraria a su condición de derecho,  la
dar visibilidad y legitimación pública a las
consolidación en Chile de la educación
mujeres, como de interpelar desde una
como un “mercado de oportunidades
perspectiva de género a las relaciones,
sociales” rígidamente estamentado abrió
prácticas y producción de conocimiento
a partir de los 2000 un campo nuevo para
en las distintas comunidades donde se
el desarrollo de nuevas universidades cuya
desplegó, sirviendo como base para el
institucionalidad de carácter masivo-lu-
cuestionamiento radical de las históricas
crativo  -aunque nueva- conservará la
estructuras de dominación presentes en la
costumbre capitalista de montarse sobre
universidad. Ejemplo de ello es la denun-
las viejas estructuras de opresión para la
cia sobre la división sexual del trabajo
expansión de sus nuevos mercados. Así,
imperante en los programas de estudio
la condición antidemocrática y mercan-
ofrecidos por las instituciones de forma-
54

ción superior públicas y privadas en dicho despenalización del aborto y la legalización


país, que reproduce y proyecta al ámbito de la píldora del día después, en lucha por
profesional los roles de género impuestos la igualdad salarial, y a favor de una ley
en el régimen privado (cuidado, crianza y de identidad de género se encontrarán
educación). Así, la mayoritaria presencia enfrentadas a un mismo contendor:
femenina en las universidades de masas un sistema económico neoliberal que
no implica en ningún sentido una mayor se alimenta en su expansión de las
democratización de estos espacios forma- condiciones otorgadas por el patriarcado
tivos, sino que más bien la creación de para la integración precaria de las mujeres
nuevos nichos de expansión de la matrícula al mundo laboral y el control femenino
universitaria que replican las formas de de los cuerpos, tanto en el trabajo formal
segregación existentes, constituyendo un como en las tareas asociadas al género
campo de acción y disputa concreta para en el espacio privado y la reproducción.
el feminismo dentro del conflicto estu- A la constitución de la Red Chilena Contra
diantil. En este escenario, la emergencia la Violencia hacia las Mujeres  (2004) y
de una crítica radical a la reproducción realización de la primera marcha contra
de contenidos y actitudes sexistas al inte- la violencia de género bajo la consigna el
rior de las aulas puso en la centralidad machismo mata (2008), se suman iniciati-
del debate los aspectos cualitativos de la vas que a partir de 2013 buscaron instalar
educación como motor de cambio, recupe- un horizonte de libertad de los cuerpos en
rando para el feminismo la idea de derecho torno a la prohibición total del aborto, que
a la educación como un mecanismo de en Chile se prolongó hasta el año recién
integración social y base indiscutida en la pasado. Es en este sentido que un punto
construcción de una sociedad despatriar- de inflexión importante para la masividad
calizada. Este proceso de concienciación actual de este movimiento fue el debate en
y construcción política feminista al interior torno a la aprobación de una primera ley
de las universidades es visible en la de aborto con permisión de tres causales
proliferación de oficinas de sexualidades (riesgo de vida de la madre, embarazo por
y género en las universidades a partir violación e inviabilidad fetal), que se cons-
de 2011, así como también la realización tituyó como espacio de diálogo problemá-
de distintos encuentros nacionales por tico entre organizaciones del feminismo
la educación no sexista que desde 2014 radical, estudiantil, social y gubernamental.
facilitaron el diálogo entre las distintas En ese contexto, agrupaciones radicales
diversidades feministas dentro y fuera del aunque cercanas a la esfera universitaria
espacio educativo. en torno a la demanda del aborto libre
(como Línea Aborto Libre, organización
A partir de la emergencia en lo público de clandestina que promueve abortos farma-
este feminismo universitario, potenciado cológicos) iniciaron una crítica contun-
en su extensión y discurso por el intenso dente hacia las formas en que el Estado
contexto de movilización estudiantil abierto subsidiario reproduce los estereotipos
en 2011, el movimiento feminista crecerá de género heredados de la dictadura -y
en las calles articulando en su avance materializados en la constitución de 1980-
a distintas franjas de mujeres excluidas , que hoy restan soberanía a las mujeres
de la política, aunque expresivas de la sobre sus vidas y cuerpos, perfilando al
precarización femenina como aglutinante. aborto únicamente desde la condición
De este modo organizaciones contra de “víctima”: es decir, el fortaleciendo un
la violencia de género, contra el acoso rol paternalista y conservador por parte
callejero y laboral, en demanda por la de las políticas públicas respecto de la
55

sexualidad de las mujeres, evadiendo por firmado meses antes de su elección por


medio de un discurso terapéutico la escasa la diputada chilena y ex Presidenta de la
valoración estatal del trabajo de reproduc- Federación de Estudiantes de la Univer-
ción. Sobre esta arena de constitución de sidad de Chile, Camila Rojas Valderrama
una lucha feminista tensionada por sus (junto a la también ex dirigenta estudiantil
múltiples intereses, orígenes y orienta- y actual dirigenta feminista, la abogada
ciones ideológicas, en años recientes la Daniela López), la mirada sobre esta
conformación de la Coordinadora #Niuna- trayectoria latinoamericana de saberes
menos en Chile (2016) como un espacio feministas desde la izquierda actual se
de contacto entre las diversidades femi- impone el rescate de “la rebeldía y contes-
nistas desde su unificación en las calles, tación a un orden que nos entiende y trata
constituye un proceso inédito de diálogo y como inferiores”, encarando la reproduc-
elaboración entre las políticas y activistas, ción del orden patriarcal como la  cara
y entre las organizaciones que abogan oscura del auge económico chileno y su
por una postura unitaria y aquellas por la ingreso a los países de la OCDE. En heren-
interseccionalidad, iniciando un nuevo ciclo cia del ciclo previo de movilizaciones estu-
cuya ambición es la refundación -desde el diantiles (2001, 2006 y 2011), la potencia
feminismo- de una nueva izquierda para del feminismo contemporáneo chileno es
Chile. su construcción a partir de la parcialidad
de una crítica al sistema en su conjunto,
Desde esta diversidad de registros de apuntando a la economía neoliberal y a
origen, es significativo que en mayor las políticas del Estado subsidiario como
o menor medida las vocerías sociales, reproductoras por igual de la precarización
políticas e intelectuales dentro de este de la vida y la segregación social.
movimiento se plantean como la posta
del pensamiento propuesto por la tercera
ola feminista iniciada a fines del siglo XX,
refundando sus saberes desde su carácter ¿Empobrecimiento y/o modernización?
global, sus reconocimiento de las múltiples La disputa actual por el carácter del
formas de  ser mujer  dentro de la expe- feminismo
riencia capitalista, y su incorporación de
las perspectivas de clase y raza como ejes Es con esta heterogénea y decantada
fundamentales para cualquier construcción trayectoria con la que colisiona la “Agenda
como sujeta política para la emancipación. mujer” levantada por el presidente Sebas-
En este sentido, la extendida relectura de tián Piñera como respuesta a las moviliza-
feministas latinoamericanas como Julieta ciones feministas hace algunas semanas, y
Kirkwood Bañados, escrituras elaboradas que aprontó la conservadora postura del
dentro de la tercera ola aunque al calor de segundo gobierno postdictatorial de la
movilizaciones sociales que encararon la derecha chilena en su última cuenta públi-
brutal conversión económica al neolibe- ca: el fortalecimiento del rol subsidiario del
ralismo en un contexto autoritario en el Estado y la consideración esencialista de
Cono Sur, otorgan a la izquierda chilena la mujer como naturalmente diferente al
anticapitalista un inédito espacio para la hombre, con tendencia a las medidas foca-
construcción de nuevas identidades que lizadas dentro de un horizonte de mercado
incorporen al feminismo contemporáneo que abarca gran parte de los derechos
en clave de modernización de sus precep- sociales -y que hoy engloba aspectos
tos ideológicos y relaciones sociales. Del como la salud, la educación, la vivienda
mismo modo, En palabras de un texto y las pensiones-. Del mismo modo, orga-
56

nizaciones de la izquierda denunciaron la como tarea la integración social en uno


persistente tendencia de estas medidas de los países más desiguales del mundo,
“pro mujer” en la consolidación de un suje- la ciudadanía experimenta en el seno del
to femenino funcional para la sustentación feminismo -en su convocatoria a múlti-
de un sistema económico que perpetúa la ples sectores históricamente excluidos- un
precarización de la vida de las mujeres en primer espacio creativo y abierto a la socie-
su conjunto. Esto al desoír por completo dad con este fin. De ahí el hecho de que,
la demanda social por una educación no más que un producto de la modernización
sexista, omitir medidas concretas para el de mercado acontecida los últimos veinte
abordaje de la precarización laboral, el años en ese país, el movimiento feminista
aumento de la violencia de género y el chileno se plantea a si mismo como una
empobrecimiento de amplias franjas de instancia de reclamo y reconstrucción de
mujeres en el país y la región; así como la los derechos sociales perdidos, así como
consideración de las tareas de reproduc- de refundación de las relaciones entre
ción y cuidado doméstico como un trabajo hombres y mujeres dentro de la izquierda
sobre el cual se sustenta la producción chilena a fin de converger en una acción
general. transformadora conjunta. Ello resignifi-
cando a dicha izquierda, sus aciertos y
En este sentido, la mayor alzada feminista errores en su relación con la participación
en la historia de Chile tiene como desafío política femenina, como una tradición de
no sólo la disputa acerca de la explicación lucha imprescindible para cualquier fuerza
de los orígenes y el actual sentido de dicha transformadora en América Latina. Reto-
movilización respecto de su propia trayec- mando a socialismo como un horizonte
toria, sino que también la construcción colectivo de defensa y reforma al avance
de una conducción política antineoliberal deshumanizante del mercado, el feminismo
a partir de la apertura de este conflicto actual representa en la región la posibili-
en el presente, que desde el movimiento dad cierta de acabar con un orden social
feminista como punta de lanza profun- sustentado en la generación de humani-
dice la lucha por los derechos sociales dades de segunda clase. De este modo, el
a nivel general. Allí radica la potencia de advenimiento de las demandas feministas
este feminismo del sur: en su interprela- permitirían una vez más, esta vez desde
ción crítica a la promesa incumplida de la un sentido auténtico e integrador de las
democratización y libertad postdictatorial, mayorías, repensar una democracia en
cuyos sesgos se expresan nítidamente en Chile que ofrezca igualdad y libertad para
el impulso de reformas de espaldas a la todas y todos.
sociedad movilizada, y que no tocan en lo
más mínimo la institucionalidad heredada
de la dictadura, la hegemonía del mercado
y los procesos de privatización de lo públi-
co. Dicho esto, no es menor considerar
como contexto de emergencia del actual
movimiento feminista chileno la profun-
da crisis de legitimidad de la democracia
transicional, que afecta a todo el sistema
formal de partidos desde la derecha al
recién nacido Frente Amplio.
En la búsqueda de referentes para imagi-
nar una nueva democracia que asuma
57

DANIELA LÓPEZ LEIVA

Feminismo y Revolución: A 100 años


de la Revolución de Octubre.

Quienes entusiastamente invitamos al Encuentro Femi-


nista: Feminismo y revolución nos preguntamos ¿cuál ha
sido la implicación del feminismo en aquella gesta revo-
lucionaria? Más aún nos preguntamos ¿si el feminismo,
su política, se vincula a la figura de aquella revolución
que centraba su agitación y transformación en nombre
del proletariado? ¿En qué sentido el feminismo se trama
con esta revolución, o con aquella otra de los derechos,
antecedente polémico de la de 1917? O, por el contrario,
¿debiésemos sugerir, más bien, que el feminismo ha
descrito su práctica, y teoría, con y contra el escenario
político de la lucha de clases?

Con esa primera provocación cita del texto de invitación


a este encuentro feminista queremos traer de vuelta a
Alexandra Kollontai que en 1913, en su texto “El día de
la Mujer”, esgrimió: “¿Qué nivel de conciencia posee una
mujer que se sienta en el fogón, que no tiene derechos en
la sociedad, en el Estado o en la familia?… ¡Ella no tiene
ideas propias! Todo se hace según ordena su padre o
marido. El retraso y falta de derechos sufridos por las
mujeres, su dependencia e indiferencia no son beneficios
para la clase trabajadora, y de hecho son un daño directo
hacia la lucha obrera. ¿Pero cómo entrará la mujer en esa
lucha, como se la despertará?”

Precisamente, en el Día Internacional de la Mujer en 1917,


las obreras textiles en el distrito de Vyborg en Petrogrado
iniciaron huelga, abandonando las fábricas movilizándo-
se, llamando a los trabajadores a plegarse a la huelga.
Eran obreras, mal pagadas, con jornadas de doce o trece
horas, mujeres que se revelaban a la miseria, que luchaban
por algo tan significativo como el pan. Desataron gran
parte de la revuelta que barrió con el zarismo antes de
desaparecer detrás de los grandes batallones de obreros
varones y de partidos políticos dominados por hombres.

Publicado en diario El Ciudadano, obtenido desde:


https://www.elciudadano.cl/columnas/feminismo-y-revolucion-a-100-anos-de-la-revolucion-de-octubre/10/05/
58

En palabras de Megan Trudell, en “Las nación masculina, debemos considerar


Mujeres de 1917”: “No fueron meramente cómo maniobraron dentro de su esfera
su “chispa”, sino el motor que la impulsó tradicional y lo que ello significó para el
a la revolución de octubre a pesar de las proceso revolucionario”. En esta afirma-
dudas iniciales de muchos trabajadores y ción, el papel de Kollontai para el tensio-
revolucionarios varones”. namiento constante entre las relaciones
sexuales y la lucha de clases es vital y
En el curso de 1917 la mayoría de los rela- clarificador:
tos de las mujeres, como sujeta colectiva,
desaparecen del desarrollo oficial de la “Los caminos seguidos por las mujeres
revolución, salvo revolucionarias excepcio- trabajadoras y las sufragistas burguesas se
nales como Alexandra Kollontai, Nadezhda han separado hace tiempo. Hay una gran
Krupskaia, Sofia Goncharskaia, entre otras. diferencia entre sus objetivos. Hay también
Sin embargo, hubo medios como la Rabo- una gran contradicción entre los intereses
nitsa (La obrera), periódico bolchevique, de una mujer obrera y las damas propie-
que hablaba de igualdad y responsabilidad tarias, entre la sirvienta y su señora (….)
social en los “asuntos femeninos” para que El meticuloso trabajo llevado para elevar
fueran asumidos por todos los trabaja- la autoconciencia de la mujer trabajadora
dores. A la vez, también advertía que las están sirviendo a la causa, no de la división,
arraigadas actitudes sexistas arriesgaban sino de la unión de la clase trabajadora”.
la unidad de la clase:
Sin escindirse de la teoría económica,
“Seis meses después de la Revolución de Alexandra ya cuestionaba entre las mismas
Octubre el matrimonio fue sustituido por feministas el rol protagonizado por las
registro civil y el divorcio se hizo disponible sufragistas sin desmerecer la importancia
a pedido de cualquiera de las dos partes. clave de dicha lucha que se constituían en
Estas medidas fueron desarrolladas un lo público como el “universal mujer”, de
año más tarde en el Código Familiar, el clase privilegiada, heterosexual y blanca.
cual hizo a la mujer igual ante la ley. El Similares afirmaciones en la actualidad, que
control religioso fue abolido, barriendo con disputan el carácter político del feminismo,
siglos de opresión institucionalizada en un aporta Bell Hooks, en El feminismo es para
solo golpe; el divorcio podría ser obteni- todo el mundo (2017) al señalar que la
do por cualquiera de los dos esposos sin lucha insurgente, que es la que se rebela al
necesidad de dar una razón; las mujeres orden social de clase, raza y género, debe
tenían el derecho a dinero propio y ninguna partir negando que exista algo como “el
parte de una pareja tenía derechos sobre mundo de todas las mujeres”, idea que ha
la propiedad de la otra. En 1920, Rusia permitido que se acepte ser feminista sin
devino el primer país en legalizar el aborto desafiar a la dominación o a sí misma y con
disponible a por simple pedido.” (Megan ello, entrando a colaborar directamente
Trudell, Las mujeres de 1917). con la opresión de clase y raza, donde
las mujeres privilegiadas requieren para
Sin embargo, la Revolución Rusa no abolió su desarrollo individual de la explotación
la dominación masculina ni liberó a las de otras mujeres.
mujeres. En este contexto, las historia-
En Chile los disensos y disputas políticas en
doras McDermid y Hillyer, otorgan una
el feminismo tampoco son ajenos, pero hoy
visión interesante: “Es cierto, la división
deben ser más vitales y visibles que nunca.
del trabajo entre mujeres y hombres aún
De esta manera añadimos una segunda
persistía, pero en vez de concluir que las
provocación al debate. En tiempos de
mujeres habían fallado en desafiar la domi-
59

neoliberalismo avanzado, a 100 años de la años de la transición en Chile” (2001) es


gran gesta revolucionaria y ante la incon- que “los antagonismos de posturas entre
testable presencia del feminismo en todo el feminismo y el discurso oficial sobre
ámbito de cuestiones. ¿Podríamos llamar mujer y familia no desequilibraran el térmi-
a la presencia feminista contemporánea no medio (centrista) de lo políticamente
“revolucionaria”? Esta presencia feminista consensuado”. Así, como dice Castillo “se
¿en qué sentido transforma el signo de la han hermanado, paradójicamente, lecturas
política y sus prácticas? ¿Cuáles son los conservadoras y progresistas toda vez que
cuerpos que representa y convoca? ¿Este han intentado pensar las relaciones entre
feminismo contemporáneo en qué senti- mujer y política, familia y sociedad”. Un
do interrumpe el orden del capitalismo esencialismo, un identitarismo transversal
heteronormado? Alejandra Castillo señala del ser mujer en tanto orden natural. Lo
con una necesaria claridad en Disensos que ha permeado sectores del feminismo
Feministas (2016), que el feminismo ha chileno, que desde una estética de radi-
estado y está más que nunca en disputa, calidad reafirman una única identidad de
interpelando desde una visión crítica la mujer sin cuestionamiento de clase y raza.
relación entre mujeres y política, neolibe- Sectores antagonistas de los hombres que
ralismo y feminismo hegemónico e incita al se desvinculan en los hechos de la política
desafío de construir un otro feminismo que considerada como “masculina y patriar-
no se traduzca en códigos que terminan cal”, abandonando la disputa política a la
reafirmando a la mujer en tanto madre y hegemonía masculina y heteronomativa.
en políticas de “ingreso” diferenciado. Un Rosa Luxemburgo en 1918, al escribir
feminismo que supere el tener que “optar Revolución Rusa, problematiza la impor-
por mimetizarse en la hegemonía domi- tancia de la democracia social frente
nante (masculina), o bien, ingresar en tanto a la democracia formal para un proce-
portadoras de la ‘diferencia materna’”. so revolucionario, disputando dentro
El desafío que nos pone Castillo, invita a de varios aciertos más, una frase de
reflexionar y a actuar desde la crítica a los Trotsky “como marxistas nunca fuimos
discursos hegemónicos feministas que han adoradores fetichistas de la democracia
puesto como única verdad que “las muje- formal”. A lo cual Luxemburgo contesta:
res son “diferentes” a los hombres. Esta “siempre hemos diferenciado el contenido
diferencia las hace habitar el mundo de social de la forma política de la democracia
un modo diverso a los hombres. Traducir burguesa; siempre hemos denunciado el
esta diferencia en política ha supuesto la duro contenido de desigualdad social y
implementación de “políticas de la diferen- falta de libertad que se esconde bajo la
cia o del cuidado” políticas exclusivas para dulce cobertura de la igualdad y la libertad
mujeres, políticas afirmativas de una iden- formales. Y no lo hicimos para repudiar a
tidad en sí y para sí, que han reafirmado éstas sino para impulsar a la clase obrera
el orden del capitalismo heteronormado. a no contentarse con la cobertura sino a
conquistar el poder político, para crear una
Ahora bien, esto no es casual, sino que democracia socialista en reemplazo de la
es la expresión del pacto dominante post democracia burguesa, no para eliminar la
dictadura en Chile el consenso transicional, democracia”.
que no es solo de clase, sino también de
En Chile, desde la salida pactada de la
género y raza, produciendo una demo-
dictadura a la democracia formal, de
cracia elitaria y heteronormada, cuyo
origen consensual elitario, ha reproducido
objeto, como lo explica Nelly Richard en
un pacto expropiatorio de la insurgencia
“La problemática del feminismo en los
60

feminista, que ha negado desde sus estre-


chos márgenes sociales dominantes abrir
un nuevo ciclo de luchas emancipatorias.
Entonces, ¿cuál es ese otro feminismo? Un
feminismo de ruptura con el viejo orden
(capitalista heteronormativo), un feminis-
mo de ruptura con la política de la iden-
tidad de las mujeres que nos ha definido
desde el orden natural de la reproducción
(maternidad, cuidados, etc.) prescindiendo
de la clase, como políticas transversales a
las actorías conservadoras como progre-
sistas. Ese orden común, en tanto natural,
es el que debemos cuestionar y disputar.
Certera, crítica y provocadora, Castillo
nos propone un feminismo que derrumbe
los muros de la exclusión de la política
neoliberal, sustentada en una democracia
del consenso elitario. Un feminismo que
sin renunciar a la democracia, constru-
ya democracia sustantiva que desacate
y desestabilice “lo femenino” y con ello
licencie al viejo mundo.
II

Ola feminista
2018
63

PIERINA FERRETTI FERNÁNDEZ

El nuevo gabinete, el feminismo y


el carácter de la oposición.

El pasado martes, y tras semanas de especulaciones, se


anunció finalmente el gabinete de ministros y ministras
que el 11 de marzo asumirá en el segundo gobierno de
Sebastián Piñera. Si bien los prontuarios empresariales
o conservadores de los/las elegidos/as no debieran
sorprendernos -es un gobierno de derecha-, han abun-
dado las voces críticas acusando conflictos de interés
y cuestionando la idoneidad de los perfiles de muchos
de ellos/as1. Se ha remarcado, por ejemplo, que Gerar-
do Varela, Ministro de Educación, es un convencido
detractor de la gratuidad de la educación pública y está
involucrado en el negocio de las agencias de asistencia
técnica educativa (ATE); que  Alfredo Moreno, Ministro
de Desarrollo Social, llega directamente desde la Cámara
de Producción y Comercio; que Emilio Santelices, Minis-
terio de Salud, es accionista de la clínica privada que más
se ha beneficiado con recursos estatales; que Hernán
Larraín, Ministerio de Justicia, fue defensor de Colonia
Dignidad; y, para rematar, que Isabel Plá,  Ministerio de
la Mujer y la Equidad de Género, se opone al aborto en
toda circunstancia.
Convengamos en que es difícil quedar indiferentes ante
semejantes personajes. Sin embargo, los discursos que
han estado circulando estos días, desde dentro y fuera de
la Concertación y el Frente Amplio, y que oscilan entre la
indignación y el espanto, no hacen más que exagerar las
diferencias entre el gobierno saliente y la derecha. Porque,
más allá de los ideologismos de la Concertación (que
ahora más que nunca pretende asumir la vocería de los
derechos sociales) y de Chile Vamos (que hace alarde de
antiestatismo), no es para nada clara la diferencia entre

1  Véase, por ejemplo: Chile president-elect reveals hardline cabinet with ties to Pinochethttps://
www.theguardian.com/world/2018/jan/23/chile-president-elect-sebastian-pinera-andres-
chadwick; Los conflictos de interés de la nueva ministra de Energía con SQM y Penta 
http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2018/01/25/los-conflictos-de-interes-de-la-nueva-
ministra-de-energia-con-soquimich-y-penta/; Los negocios privados del nuevo equipo
económico de Piñera http://ciperchile.cl/2018/01/24/los-negocios-privados-del-nuevo-
equipo-economico-de-pinera/

Publicado en revista digital Antígona Feminista, obtenido desde:


https://antigonafeminista.wordpress.com/el-nuevo-gabinete-el-feminismo-y-la-disputa-por-el-caracter-de-la-oposicion/
64

un Eyzaguirre y un Varela en educación, gencia, despertando una seguidilla de críti-


si aceptamos que la gratuidad inventada cas a sus posiciones. Como era esperable,
por el primero es tan neoliberal que será los llamados de importantes figuras de la
asumida sin problemas por el segundo, a Concertación a defender “lo conquistado”
pesar de las declaraciones anti-gratuidad durante el mandato de Bachelet en mate-
que ha hecho. O, pensando en Desarrollo ria de derechos de las mujeres, ante la
Social, no debiera sorprendernos que las posibilidad de que, por ejemplo, el nuevo
futuras políticas de Alfredo Moreno sigan gobierno dé marcha atrás a la ley de aborto
la lógica de la focalización del gasto social en tres causales, no tardaron en llegar6. Sin
de aquellas administradas hoy por Marco embargo, la amenaza de retrocesos dibu-
Barraza, un ministro comunista2. jada hoy por la Nueva Mayoría es más bien
ficticia, no solo porque el futuro Ministro
La operación “legado de Bachelet”, que del Interior ya salió a aclarar que no se va
desde la campaña presidencial de Guillier a derogar la ley de aborto7, sino, sobre
se viene desplegando, es parte del esfuer- todo, porque buena parte de la agenda
zo de la Concertación por ordenar a las impulsada por el Ministerio de la Mujer y
fuerzas de cambio, en particular al Frente la Equidad de Género y de las políticas
Amplio, detrás de su política. Pero más allá públicas para mujeres implementadas por
de declaraciones lo que tratan de instalar el gobierno saliente -pensemos en la ley de
es la idea de que ha habido un avance cuotas, en el proyecto que modifica la Ley
sustantivo en derechos sociales, basta con de violencia intrafamiliar, en los aspectos
mirar algunos ejes de este legado bache- de la reforma laboral relacionados con
letista para advertir que no se ha desac- las mujeres (salas cunas, igualdad salarial,
tivado en nada el carácter subsidiario del aumento del posnatal) o en las políticas
Estado y que se ha fortalecido el mercado de focalización del gasto social como el
de servicios sociales con financiamiento Bono al trabajo de la mujer o los progra-
público3. mas “Jefa de hogar” o “Mujer emprende
Un lugar particular en las polémicas de en familia”8– son perfectamente compa-
estos días a propósito del gabinete, y que tibles con lo señalado en el programa de
interpela directamente al feminismo, lo Sebastián Piñera9,  en tanto se mantiene
ocupa el nombramiento de Isabel Plá al el principio de subsidiariedad del Estado y
frente del Ministerio de la Mujer y la Equi- una concepción de las políticas de géne-
dad de Género. Prolífica columnista4  e ro como políticas de mujeres/madres/
invitada recurrente a programas de análi- víctimas que hay que empoderar, inte-
sis político, la futura ministra ha dejado grar al mercado laboral (aunque sea en
claras sus opiniones respecto al aborto
aborto-y-los-falsos-compasivos/
(que compara con la esclavitud y la pena
6  Por ejemplo, “Gobierno llama a defender avances para mujeres
de muerte)5 y diversos temas de contin- conseguidos por Bachelet” http://www.biobiochile.cl/noticias/
nacional/chile/2018/01/24/desde-el-gobierno-llaman-a-defender-
los-avances-para-la-mujer-conseguidos-por-bachelet.shtml
2  Parauna crítica a las políticas de focalización del gasto social
administradas por un ministro comunista, véase Giorgio Boccardo, 7  “Chadwick por aborto: “No habrá ni derogaciones ni modificaciones
“Comunistas en el gobierno, ¿misión cumplida?” http://opinion. a la ley”” http://www.latercera.com/noticia/chadwick-aborto-no-
cooperativa.cl/opinion/politica/comunistas-en-el-gobierno-mision- habra-derogaciones-modificaciones-la-ley/
cumplida/2017-05-16/063050.html
8  Algunos de los bonos otorgados por la administración de
3 La idea de capitalismo de servicio público ha sido desarrollada por Bachelet http://www.ahoranoticias.cl/dato-util/portal-de-
Carlos Ruiz en su libro De nuevo la sociedad, Santiago, LOM, 2015. datos/191907-atencion-mujeres-estos-son-los-bonos-y-beneficios-
del-estado-a-los-que-puedes-optar.html
4  Pueden encontrarse numerosas columnas en http://ellibero.cl/
autor/isabel_pla/page/2/ 9  Versección “Compromiso mujer”. http://www.sebastianpinera.
5  “El aborto y los falsos compasivos” http://ellibero.cl/opinion/ cl/images/programa-SP.pdf
65

condiciones de precariedad) o convertir contemporánea12. Solo así, las fuerzas de


en emprendedoras. cambio contarán con instrumentos teóri-
cos que le permitan elaborar una política
Sin ir más lejos, la conformación de la
propia y evitar cuadrarse en la defensa del
denominada bancada feminista Julieta
progresismo neoliberal.
Kirkwood anunciada semanas atrás 10,
muestra muy bien cómo el feminismo
Sin duda, en la disputa por el carácter de
reivindicado por la Concertación y sus
la oposición y para proyectar en la políti-
políticas de género quedan atrapadas
ca las luchas y los intereses de las clases
dentro de los límites del orden existente
subalternas, las fuerzas de cambio preci-
y lo refuerzan. “No queremos ponernos
sarán un feminismo que no se reconozca
por sobre los hombres, que son nuestros
en el legado liberal del “igualar la cancha”,
pares -decía la diputada Karol Cariola refi-
sino de uno que, recuperando un horizonte
riéndose a los objetivos de la bancada-, al
emancipatorio y anticapitalista, traiga de
contrario, queremos igualar la cancha, y
vuelta -y haga improcesables en términos
en Chile no está igualada la cancha, eso
neoliberales- las expropiadas banderas de
lo sabemos”11. Paradójico, al menos, el que
la igualdad, la democracia, la autonomía
una diputada comunista asigne a la polí-
y la libertad.
tica feminista propósitos tan abierta y
estrechamente liberales, invocando para
ello el nombre de Julieta Kirkwood, quien
representa, precisamente, un feminismo
que emerge de las luchas populares y que
exige una democracia radical (en el país,
en la casa y en la cama) y socialista.
Afrontar desde el feminismo los desafíos
del Chile actual, con los enormes niveles
de desigualdad, mercantilización de los
derechos sociales y precarización de la
vida que se observan -condiciones que,
por cierto, impactan más a las mujeres y
disidencias sexuales-, implicará retomar la
crítica del procesamiento neoliberal y de
la resignificación empresarial de las luchas
feministas a través de políticas de inclusión,
igualdad de oportunidades, empodera-
miento, transferencias focalizadas, entre
otras dimensiones que han sido densamen-
te problematizadas en la teoría feminista 12  Existe un denso debate a propósito de la resignificación neoliberal
del feminismo. Véase: Alejandra Castillo, “¿Feminismo neoliberal?
(Parte I) http://www.eldesconcierto.cl/2015/12/22/feminismo-neo-
10  Véase la crítica realizada por Daniela Quintanilla en su artículo liberal-parte-i/ y “¿Feminismo neoliberal? (Parte II)http://www.
“Del feminismo y la construcción de la izquierda para el siglo eldesconcierto.cl/2016/01/06/feminismo-neoliberal-parte-ii/ ; Veró-
XXI” https://antigonafeminista.wordpress.com/del-feminismo-y- nica Schild, Feminismo y neoliberalismo en América Latina http://
la-construccion-de-la-izquierda-para-el-siglo-xxi/. Para una crítica nuso.org/articulo/feminismo-y-neoliberalismo-en-america-latina/;
a la “bancada femenina” del frente amplio, ver Luna Follegati, Nancy Fraser, De cómo el feminismo se transformó en la sirvienta del
“El feminismo y la agencia política parlamentaria” http://www. capitalismo (y de cómo podemos recuperarlo) http://www.redseca.
elmostrador.cl/noticias/opinion/2018/01/06/el-feminismo-y- cl/de-como-el-feminismo-se-transformo-en-la-sirvienta-del-capita-
la-agencia-politica-parlamentaria/;  y  de Camila Rojas, “La lismo-y-de-como-podemos-recuperarlo/; Una crítica al feminismo
bancada F del Frente Amplio. ¿Es suficiente ser mujer?” https:// empresarial: entrevista a Nancy Fraser http://www.redseca.cl/
antigonafeminista.wordpress.com/ una-critica-al-feminismo-empresarial-entrevista-a-nancy-fraser/;
11  “Diputadas crean nueva bancada feminista Julieta Y también de Nancy Fraser, Fortunas del feminismo, Madrid,
Kirkwood” http://www.elmostrador.cl/braga/2018/01/11/diputadas- Traficantes de Sueños, 2015. 
crean-la-nueva-bancada-feminista-julieta-kirkwood/
67

CAMILA MIRANDA MEDINA

La oleada feminista y la crisis


de la democracia en Chile.

Las actuales movilizaciones feministas se toman las


universidades, las calles, la agenda y la discusión públi-
ca. En este contexto, han redundado las explicaciones
que atribuyen las demandas feministas a una vertigi-
nosa modernización del país. El reclamo de las mujeres
contra la violencia y la discriminación sería, de acuerdo a
varios analistas, signo de cambios culturales producidos
gracias a los procesos de modernización de los últimos
treinta años, así como del desajuste entre expectativas
y subjetividades modernas y estructuras conservadoras
y machistas que perviven como residuos de un pasado
que se resiste a desaparecer. La lucha de las mujeres se
interpreta entonces como externalidad positiva de la
modernización.

Podemos concederle a estos interlocutores un punto:


efectivamente, Chile ha sufrido un intenso proceso de
modernización en las últimas décadas. Sin embargo,
habría que aclarar que se trata de una modernización
neoliberal y conservadora que, si bien ha provocado
una ampliación del acceso al consumo -a costa de altos
niveles de endeudamiento para la población-, ha gene-
rado acentuadas desigualdades e injusticias. La educa-
ción superior, escenario del actual conflicto, es un claro
ejemplo de ello: la masificación del ingreso a la universi-
dad, signo inequívoco de modernización, genera nuevas
formas de segregación social y de reproducción de las
divisiones sexuales del trabajo y el sexismo. En nuestro
sistema educativo, sabemos, hay universidades para
las élites y universidades para las masas y hay también
carreras para las élites masculinas -las más prestigiosas
y mejor pagadas- y carreras para mujeres -mayormente
precarizadas y orientadas a los servicios y cuidados. Esta
lógica de desigualdades y segregación se repite en el
mercado laboral, en la salud, en las pensiones, etc., y el
malestar que esto provoca en sectores de la población,
hace años ha comenzado a expresarse y a organizarse.
Miradas así las cosas, el feminismo que emerge muestra
un sentido mucho más disruptivo del que están dispues-

Publicado en Bio Bio Chile, obtenido desde:


https://www.biobiochile.cl/noticias/opinion/tu-voz/2018/05/23/la-oleada-feminista-y-la-crisis-de-la-democracia-en-chile.shtml
68

tos a concederle las y los defensores de zón entre mercantilización de derechos


la modernización neoliberal y que buscan sociales, intereses empresariales, conser-
delimitarlo a una lucha por mejoras acota- vadurismo misógino y reproducción de
das y por más derechos individuales, lide- las desigualdades sociales y sexuales. Se
rada por jóvenes y privilegiadas mujeres aprecia así como la modernización neolibe-
de clase media/alta. El feminismo que está ral, aunque tolera el avance formal en dere-
estallando es más complejo y va más lejos, chos políticos para las mujeres y promue-
pone en cuestión las desigualdades socia- ve su incorporación creciente al mundo
les que se asientan en las naturalizadas laboral y político, no solo no extingue las
divisiones sexuales del trabajo (contra políticas segregadoras y discriminatorias
un modelo de pensiones que precariza a que organizan a la sociedad sino que las
las mujeres desde NO + AFP), la intensa reproduce y profundiza. Por eso la política
violencia social e institucional hacia las transicional no pudo izar más que como
mujeres y las disidencias sexuales (no sólo banderas de igualdad de oportunidades,
protocolos, sino otra educación pública las demandas del feminismo.
para que haya educación no sexista desde La actual movilización feminista se sitúa
el Movimiento Estudiantil Feminista) y, en oposición a esa democracia restringida.
en un sentido más amplio, deja expuesta Lo limitado y cooptado del espacio de
la imposibilidad de la democracia y de la deliberación democrática en nuestro país
libertad en un orden social en que los inte- contrasta con un movimiento feminista que
reses empresariales determinan la política tiene la potencialidad de, en su avance y
y la vida social completa. maduración, articular a mayorías históri-
camente excluidas como las mujeres, así
La democracia restringida que es pues- como también a nuevos sectores sociales
ta en cuestión por el movimiento femi- segregados y precarizados como conse-
nista está marcada por la privatización y cuencia de la modernización neoliberal.
mercantilización de los derechos sociales El feminismo, por tanto, es imprescindible
sostenida y profundizada principalmente para las fuerzas como el Frente Amplio
por los gobiernos de la Concertación / que deben trabajar por abrir un nuevo
Nueva Mayoría en los últimos treinta años. ciclo político, pues éste encarna y proyec-
El llamado “Estado subsidiario” no sólo ta una larga lucha colectiva por redefinir
modeló una concepción individualista de los términos de la humanidad, y para eso
los derechos, renunciando a establecer requiere de nuevas formas políticas. Las
derechos sociales universales garantizados formas de resolución política y de imagina-
para toda la población, sino que también ción de la transición – la cocina, las mesas
promovió su extensa privatización y el sin las actorías de la sociedad, o la re-edi-
traspaso enormes cantidades de recursos ción de viejos proyectos sancionatorios
públicos a empresas privadas prestado- o de emparejamiento de la cancha- son
ras de servicios sociales. Este modelo de incapaces de interpretar las demandas de
Estado produce y reproduce la desigual- un movimiento que promueve un nuevo
dad social y sexual al tiempo que asegura pacto de sociedad sin humanidades de
nichos de acumulación para las empre- segunda clase.
sas. Si miramos las trabas impuestas a la
ampliación de los derechos de las mujeres El feminismo revitaliza los horizontes de
en favor de las clínicas privadas, como transformación social y la política debe
se evidencia en el protocolo de objeción aprender de aquello.
de conciencia institucional, tenemos el
cuadro completo de la estrecha traba-
69

DANIELA LÓPEZ LEIVA y CAMILA MIRANDA MEDINA

Una oposición feminista: alternativa


ante los avances conservadores.

El gobierno ha informado la presentación de una batería


de proyectos de ley entre los que se cuenta la creación del
Ministerio de la Familia y Desarrollo Social en reemplazo
de la cartera hoy dirigida por Alfredo Moreno. Este anun-
cio debe ser observado con especial detención en tanto
representa no solo un giro conservador, dado el lugar
de afianzamiento que le otorgará a la familia tradicional
en la definición de políticas públicas, sino también una
profundización privatizadora y mercantilizadora de los
derechos sociales, pues al considerar a la familia como
“la principal prestadora de los cuidados” -en palabras
del presidente Piñera-, muchas dimensiones de la vida
social que requieren de un abordaje colectivo -como la
educación, la salud y en general todos los trabajos de
cuidado- serán presentados como obligaciones privadas.
Con esto, se evade la posibilidad de un debate de fondo
sobre la necesidad de construir un sistema de derechos
sociales garantizados para toda la población.

Paradójicamente entonces, en nombre de la protección de


las familias se apuesta por reforzar una lógica de agobio
a las mismas, al re-legitimar que deben hacerse cargo
privadamente de los cuidados, ya sea pagando a trabaja-
doras de casa particular o por medio del trabajo gratuito
y sin reconocimiento de mujeres y niñas cuyas familias
no pueden pagar en el mercado por trabajos domésticos;
todo esto para impedir, soterradamente, construir una
sociedad que garantice derechos sociales y supere las
desigualdades socioeconómicas que contienen en su
matriz desigualdades de género. De esta manera segui-
rá primando el endeudamiento y sobreendeudamiento
para la subsistencia cotidiana y el sacrificio de personas
-en la gran mayoría de los casos mujeres- que deben
asumir las labores domésticas para asegurar la crianza
de los hijos e hijas y la atención de personas mayores
o enfermas entre otras tareas. Por esto, más allá de los
discursos grandilocuentes a propósito de la Agenda Mujer

Publicado en revista digital Antígona Feminista, obtenido desde:


https://antigonafeminista.wordpress.com/una-oposicion-feminista-alternativa-ante-los-avances-conservadores/
70

presentada por el gobierno hace poco más necesidades de la población y que no deje
de un mes, la verdadera agenda radica en a las mujeres a merced del conservadu-
proyectos como el de este nuevo ministe- rismo misógino de determinadas institu-
rio que serán claves en la profundización ciones.
de las políticas subsidiarias que niegan
derechos universales a través de mayor Por otra parte, la educación superior,
focalización del gasto social (bonos por que recientemente ha sido el escenario
ejemplo) y que han terminado reforzado de potentes movilizaciones feministas, es
la división sexual del trabajo; políticas que también un claro ejemplo de la relación
también hicieron propias los gobiernos de contradictoria entre la promesa neoliberal
transición. Botón de muestra de todo esto de ascenso social y reproducción de las
es la feminización del trabajo de cuidados y desigualdades de género, toda vez que
la mayor precarización de aquellos trabajos la masificación del ingreso a la educación
que se consideran socialmente femeninos. terciaria, principalmente entre las mujeres
-que es el grupo que ha experimentado la
La arremetida conservadora del neolibe-
mayor alza en matrícula-, redunda en el
ralismo que se vive en Chile y también en
reforzamiento de las divisiones sexuales
la región viene a re-editar el matrimonio
del trabajo y de las desigualdades sociales.
entre clase empresarial y orden conser-
Las carreras más feminizadas, que son las
vador propia del sistema  neoliberal, que
orientadas a los servicios y los cuidados,
atenta contra los derechos de las mujeres,
son a su vez las más precarizadas y las
disidencias sexuales y de las mayorías
peor pagadas. Si a esto le sumamos que
sociales en su conjunto, incluso cuando
la masificación del acceso a la educación
adopta una retórica pro-derechos y liber-
superior se ha hecho por las vías del endeu-
tades, que no son más que privilegios y
damiento de las y los estudiantes y sus
libertades mercantiles. Las discusiones que
familias y de subsidios estatales a institu-
ha suscitado el protocolo de objeción de
ciones privadas que lucran con la educa-
conciencia institucional son un ejemplo
ción, tenemos nuevamente dibujadas las
contundente de ello y muestran cómo se
amarras entre derechos mercantilizados,
urde la trama entre mercantilización de
subsidios estatales a empresas educacio-
derechos sociales, intereses empresaria-
nales y reproducción de desigualdades
les que reproducen un conservadurismo
sociales que contienen en sí desigualdades
misógino y reproducción de las desigual-
de género: una educación de mercado
dades sociales y de género. Sin ir más
sexista.
lejos, en las últimas semanas hemos podido
escuchar cerradas defensas del subsidio
Para mantener este orden social, más allá
estatal a empresas de salud y llamados
de las diferencias internas y desacuerdos
de alerta ante el peligro de que el Estado
entre los sectores más conservadores y
modifique esa relación con el sector priva-
aquellos más liberales por temas valóricos,
do prestador de servicios sociales (salud,
las fuerzas neoliberales dentro y fuera de la
educación, cuidado de la infancia, etc) que
derecha política -convengamos que estas
tantos dividendos reporta al empresariado
fuerzas también ha existido entre las filas
chileno mediante transferencias directas
de la Concertación-, apostarán por restau-
del Estado. Se observa así la manera en
rar el orden para la defensa del modelo y 
que bajo argumentos como el derecho de
bregarán para hacerlo avanzar extendien-
la población a recibir atención de salud, se
do las políticas de focalización del gasto
defiende un lucrativo negocio que impide
social a sectores más amplios que viven
fortalecer una red pública que cubra las
el aumento de la precarización de la vida,
71

profundizando la mercantilización de los cobran particular relevancia y la lucha


derechos sociales y clausurando la posibi- feminista amplifica su alcance y profun-
lidad de construir una sociedad donde los didad al revelar aspectos que hasta hace
derechos universales sean garantizados poco permanecían invisibles, como hizo
para toda la población. la reciente movilización por educación no
sexista al poner en evidencia que mien-
En este escenario de alertas, tomarse en tras la educación esté organizada por el
serio el avance de la derecha no aguanta mercado y no sea un espacio democráti-
discursos retóricos sino que exige sustan- co abierto a la deliberación pública y un
tividad política: un proyecto de sociedad derecho social, no se puede alterar de
alternativo al de la sociedad de merca- manera significativa su efecto reforzador
do sexista de la transición. Las fuerzas de la división sexual del trabajo y de las
transformadoras y los sectores feministas desigualdades sociales.
críticos de la ex Nueva Mayoría entienden
que la respuesta a la derecha no ha estado En este orden de ideas, el diálogo público
en los 27 años de Concertación ni está y necesario que debemos abordar no parte
en parte en el legado de Bachelet, que de la negación absoluta de lo hecho. Al
lamentablemente renunció a la posibilidad contrario, reconoce avances necesarios
de superar las políticas subsidiarias que y humanitarios, por ejemplo en la ley de
han profundizado la desigualdad de géne- aborto en tres causales, lucha que creemos
ro en la desigualdad social, consagrando hay que radicalizar derogando la objeción
la trilogía mujer/madre/pobre mediante de conciencia institucional cuya defensa
las políticas de bonos y programas del significa mantener el negocio de un empre-
SERNAMEG que no permiten ni ser otro sariado misógino negando la salud y vida
tipo de mujer -al carecerse de derechos de las mujeres y, por sobre todo, avanzar
sexuales y reproductivos que posibiliten al aborto libre, legal, seguro y gratuito en
ejercer la maternidad libre- ni dejar de ser la lucha por derechos sexuales y reproduc-
pobre para no perder los bonos del Estado, tivos. Así, las fuerzas de oposición tienen
porque solo hay políticas públicas focali- la posibilidad de enfrentar la arremetida
zadas para mujeres pobres. Ahora bien, conservadora del neoliberalismo constru-
para todas aquellas mujeres que viven la yendo unidad en torno a las demandas y
precarización, pero que no caben en la luchas feministas que han protagonizado
focalización de los bonos, están las políti- el último ciclo de movilizaciones en Chile
cas de equidad de género para la igualdad por la recuperación de derechos sociales,
de oportunidades en el mercado, que no sexuales y reproductivos. Unidad compro-
han hecho más que legitimar la superex- metida con hacer retroceder al mercado
plotación a través el festejo de la “super sexista de áreas esenciales como la salud,
mujer”. la educación, la vivienda y las pensiones
y que proteja realmente a las familias y
Abrir este diálogo con las fuerzas críti- a las personas que hoy llevan sobre sus
cas, feministas y democratizadoras en el hombros el agobio que produce el tener
amplio espectro de la oposición es vital que depender de su capacidad de pago,
para una nueva fuerza progresista y de endeudamiento, sacrificio y postergación
izquierda en Chile. Para ello, las luchas por de la vida de las mujeres o de bonos del
la recuperación de los derechos sociales Estado ante la inexistencia de derechos.
del mercado sexista, que cosifica nuestros
cuerpos, precariza mayormente nuestros Para organizar esta necesaria oposición,
trabajos y nos somete a mayor violencia, no basta con que movimientos y partidos
se declaren feministas de manera simbó-
72

lica sin hacerse cargo del rumbo políti-


co que obstaculiza sus posibilidades: la
subsidiaridad del Estado en un marco de
profundización neoliberal. La oposición
que se requiere para esta tarea no puede
conformarse con medidas acotadas como
las presentadas en la Agenda Mujer del
gobierno -que, dicho sea de paso, toma
varios elementos de las agendas de género
de determinados períodos de la Concerta-
ción-, sino que debe adoptar en serio una
política de recuperación y construcción
de derechos sociales, sexuales y repro-
ductivos.
Para construir esa oposición, la de un femi-
nismo de y para mayorías, se requerirá de
todos los sectores comprometidos con un
proyecto político desmercantilizador de
la vida. Una oposición así, seguramente
podrá devolverle el sentido a la política y
a la democracia.
73

CAMILA ROJAS VALDERRAMA

¿Para qué ser una (diputada)


feminista?

El Día Internacional de las mujeres trabajadoras significa


historias de luchas y dignidad desde distintos tiempos y
latitudes del mundo. Historias de abandono de fábricas, de
paros a las labores domésticas y de movilización llamando
a los trabajadores a plegarse a la huelga. Historias que
son nuestras historias, al ser de trabajadoras mal pagadas,
de trabajadoras no remuneradas, con jornadas extensas
y de por vida. Historias de mujeres que se rebelaron a la
miseria y al rol tradicional que les impone la sociedad.
Somos parte de esa historia de resistencias, muertes y
rebeldía, y en pleno 2018, en medio de un alza de la violen-
cia machista y de una extensión radical de la mercanti-
lización de la vida, llegamos a este 8 de marzo con una
desbordante presencia pública, creciente e ineludible del
feminismo. Nada de esto es casual y menos inconexo.

El neoliberalismo ha ido creando nuevas formas de opre-


sión para asegurar la desigualdad social con una poderosa
mezcla de violencia e ideología. En ese proceso, millones
de mujeres hemos sido incorporadas al mercado labo-
ral bajo la promesa de “independencia femenina”. Sin
embargo, el trabajo en las fábricas, el trabajo informal,
en las casas particulares, en las oficinas, en el retail, en
los “emprendimientos”, en los call center y, en general, en
todos los “trabajos de cuidado” está lejos de representar
libertad o independencia. La explotación que padecemos
es histórica y doble: la del trabajo doméstico y, también,
la del trabajo asalariado precario.

El papel que se nos ha reservado como esposas y madres


en la familia tradicional ha sido reinventado para adap-
tarse a las nuevas necesidades de la explotación neoli-
beral. Toda la pobreza de la que el Estado -administrado
y profundizado por la transversal política neoliberal de
la Concertación/Nueva Mayoría y la Derecha- no se

Publicado originalmente en quincenario The Clinic, obtenido desde:


http://www.contratiempo.cl/2018/05/26/para-que-ser-una-diputada-feminista/
74

responsabiliza, recae mayormente sobre Un movimiento feminista que no se deja


nuestros hombros. Cargamos con “el meter en la trampa del corporativismo. Un
deber” de realizar “por amor” cierto tipo movimiento feminista que busca la libera-
de trabajos que permiten el funcionamien- ción para todas las trabajadoras y no sólo
to y despliegue de los mecanismos de para un pequeño número de mujeres, que
desigualdad, al menor costo posible: si sostienen su posición de privilegio sobre
la plata no alcanza para comprar la salud el trabajo de otras: que cocinan, limpian y
que el Estado entrega como mercancía proporcionan servicios de casa particular
a las clínicas privadas, las mujeres debe- a cambio de salarios bajos y ausencia de
mos cuidar de las personas enfermas y en derechos laborales. Somos parte de un
condición de discapacidad en la casa. Si movimiento feminista que se reconoce en
las pensiones son de miseria -mientras las la historia migrante del trabajo: del trán-
AFP se enriquecen-, las mujeres tenemos sito histórico del campo a la ciudad, del
las pensiones más bajas y el cuidado de conventillo al call center, del campamento
los empobrecidos jubilados depende de al retail, de la población a la comuna dormi-
nosotras. Así, la mercantilización de los torio y de cualquier latitud del mundo a
derechos sociales, se convierte en más otra, en busca de mejores condiciones de
agobio y explotación por ser consideradas vida. Un movimiento feminista para supe-
como responsables “naturales” de sostener rar la estrecha política de la transición por
humanitariamente la vida. una sociedad libre e igualitaria.
En este crudo escenario, como por una Este movimiento feminista no se recono-
urgencia indetenible de vivir, es que rena- ce en el legado concertacionista pues no
ce la necesidad consciente de recons- concibe administrar mejor este modelo
truir la solidaridad, la acción colectiva y sino superarlo. No basta con “a igual traba-
la organización política como formas de jo igual salario”, sin salarios dignos para
defendernos de los continuos ataques a las mayorías trabajadoras, visibilizando
nuestras vidas. Una situación defensiva, y valorando el trabajo reproductivo. No
que debe pasar a ser nuestra razón para solo busca “mejorar” las pensiones de las
la ofensiva; nuestra razón para sostener mujeres, sino que quiere seguridad social
con convicción que la lucha feminista es garantizada. No pone su centro en endure-
una lucha a favor de toda la sociedad y cer las condenas de los agresores, y menos
que cuando el feminismo avanza, avanza en restablecer la pena de muerte, sino
la sociedad completa. que se propone transformar el contexto
social, económico y cultural que hace de
Por eso, somos parte de la construcción la violencia contra las mujeres algo normal.
de un movimiento feminista transversal. No se complace con “cuotas de género”,
Presente en las luchas por la recuperación sino que apuesta por transformar la polí-
de nuestros derechos sociales que han tica, ampliarla a la sociedad y expresar allí
emergido durante los últimos años y que los intereses de las mayorías.
han movilizado y conmovido a la mayoría
de la sociedad: las luchas por la educación, Un feminismo que emerge y se reconoce
por la salud, por la vivienda y por eliminar en la diversidad, donde no anulamos la
las AFP, pues en aquellos conflictos, y en la diferencia; porque la tomamos en serio.
conquista real de esos derechos, es donde Antagonismo contra quienes producen y
hoy se expresan las condiciones necesarias refuerzan la desigualdad, la violencia, la
en las que se sostiene parte importante de injusticia y la explotación de la mercanti-
nuestras vidas. Haciendo que allí nuestras lización de la vida, contra quienes lucran
voces y demandas tengan un lugar central. con nuestros derechos y contra quie-
75

nes cuidan sus intereses empresariales y


patriarcales. Desde allí construimos nuestra
unidad. Desde un nosotras, feministas,
que sí asumimos un legado como propio,
y ese, es el legado histórico de la rebeldía,
como un acto profundamente humano y
universal, al luchar por la imposibilidad de
tolerar la opresión y por la urgencia de
ponerle freno.
III
79

MACARENA CASTAÑEDA LETELIER

La demanda por el aborto desde


el feminismo socialista.

La demanda por el aborto ha estado presente desde


épocas tempranas del feminismo a nivel global, feministas
como Alexandra Kollontai ya problematizaban las rela-
ciones familiares, la dedicación exclusiva de las mujeres
al trabajo doméstico y la opresión de su sexualidad. El
aborto ha simbolizado, para las feministas, tanto una
bandera por la libertad como un paso para la liberación
del trabajo reproductivo forzado. Sin embargo, existen
matices en el rol que presenta la lucha por el aborto como
estrategia para la liberación, matices que tienen conse-
cuencias tácticas como las que se dan en la apertura del
polémico debate entre “aborto legal” o “aborto libre”.

Para poder entender la importancia del aborto en la


estrategia feminista, se requiere volver a las distintas
dimensiones sobre las cuales se problematiza el aborto,
es decir, la comprensión del trabajo reproductivo, su valor
en el orden social, y sobre ello, la importancia estratégi-
ca de la liberación sexual. Sin duda, mucho se ha dicho
desde el feminismo en siglos de historia, por lo que aquí
quisiera plantear aquellas reflexiones de quienes nos
reconocemos en la herencia de un feminismo socialista
y que permiten comprender el hoy frente a la pregunta
sobre qué configura el trabajo reproductivo.

El análisis tradicional tiende a reducir el trabajo repro-


ductivo a la labor de madre, es decir, al conjunto de
tareas de cuidado y crianza, situados en el rol femenino
como rol de reproducción de las fuerzas de trabajo. Sin
embargo, las tareas de reproducción, asignadas a lo
femenino en la división sexual del trabajo, han demos-
trado no ser reducibles únicamente a cuidados y crianza
(entendiéndolas, en términos concretos, como educación,
salud, aseo, alimentación, apoyos emocionales, etc), sino
que también están compuestas de otras tareas elemen-

Publicado en revista digital Antígona Feminista, obtenido desde:


https://antigonafeminista.wordpress.com/la-demanda-por-el-aborto-desde-el-feminismo-socialista/
80

tales: el parir y la satisfacción del placer. efectividad del sistema de generación de


Para asegurar estas labores, se instala un plusvalía.
aparato normativo de mayor complejidad
En este sentido, la construcción de dominio
para mantener la organización social de
de lo masculino sobre lo femenino viene
la reproducción y así asegurar su enraiza-
a ser impulsado por el capitalismo, y por
miento en lo femenino.
ende, justifica y promueve la violencia
La labor de parir se sitúa en un cuerpo como práctica para la dominación, sobre
específico, el cuerpo femenino. Esto signifi- todo, la violencia sexual. Por esto es que
ca que la reproducción no se define única- es peor ser abortista a violador en nues-
mente en base a labores y tareas, sino que tra sociedad, porque lo primero significa
también por un cuerpo específico que anular el rol productivo para la reproduc-
puede de manera exclusiva ejercer la labor ción, mientras que el segundo es de igual
de parir. La división sexual del trabajo ha manera asegurar el mandato de optimiza-
buscado asimilar labores con cuerpos, ción productiva en la reproducción.
homogeneizándolas, estableciendo que
Desde esta comprensión teórica, luchar
toda labor reproductiva es posible de ser
por los Derechos Sexuales y Reproduc-
realizada de manera exclusiva solo por el
tivos debe entenderse entonces como la
cuerpo para la reproducción, es decir, el
búsqueda de la plena autonomía de los
cuerpo femenino. En otras palabras, se
cuerpos para orientar sus placeres, sin
biologiza la reproducción.
mandatos y promoviendo la reapropiación
Para asegurar que este orden se manten- de su capacidad reproductiva, para que
ga y los cuerpos cumplan sus roles en la sean cuerpos revolucionarios, en el sentido
división sexual del trabajo, es que se cons- de entrar a romper la reproducción social
truye un sistema de normativización de la del capital y todo su marco normativo
expresión heterosexual de los placeres. para la naturalización biologizante del rol
Este sistema de normas ha definido que el reproductivo. No basta con un posiciona-
cuerpo masculino tenga un rol efímero en miento individualista de la decisión sobre el
la labor de parir (y por tanto en la repro- cuerpo, pues ello no abarca el orden social
ducción mediante la lógica biológica) y que organiza roles y cuerpos de manera
pueda ejercer así el placer de manera libre, estructural. Se necesita entonces romper
mientras que el cuerpo femenino, cuyo rol la explotación de cuerpos para la repro-
es central para la reproducción, no pueda ducción, que mediante la biologización del
ejercer sus placeres en la misma libertad. trabajo reproductivo y la organización de
los placeres heteronormados naturaliza la
Estas ideas nos permiten entender la división sexual del trabajo.
expresión libre de la sexualidad mascu-
lina versus la opresión de la sexualidad A partir de esta lectura es que entendemos
femenina y el control de su cuerpo en la que la lucha por el aborto debe enmarcarse
reproducción. El capitalismo necesita que en la reapropiación de la capacidad repro-
se aseguren cuerpos plenamente dispo- ductiva del cuerpo femenino, arrancándolo
nibles para la explotación productiva, sin de las manos de la explotación capitalista.
tener que preocuparse de la reproduc- Esta es una lucha por la autonomía repro-
ción de fuerza de trabajo, pues hay otros ductiva, por el derecho a decidir nuestro rol
dedicados plenamente a la explotación en sociedad y no someternos a la imposi-
reproductiva. Relativizar estas asignacio- ción del rol femenino. Para este propósito,
nes, es decir, romper con la división sexual la lucha de la disidencia sexual también es
del trabajo, es como se pone en riesgo la central, en tanto esta sea entendida como
81

la disputa contra la heteronormatividad división sexual del trabajo, han demostrado


del placer usada para la reproducción. no ser reducibles únicamente a cuidados
Debemos procurar que estas luchas no se y crianza (entendiéndolas, en términos
constituyan como banderas individuales de concretos, como educación, salud, aseo,
grupos identitarios, sino como articulación alimentación, apoyos emocionales, etc),
de fuerzas que pujan por un cambio estruc- sino que también están compuestas de
tural en nuestra sociedad, una resistencia otras tareas elementales: el parir y la satis-
feminista y socialista al orden neoliberal facción del placer. Para asegurar estas
que normaliza nuestra explotación. labores, se instala un aparato normativo
La demanda por el aborto ha estado de mayor complejidad para mantener la
presente desde épocas tempranas del organización social de la reproducción y
feminismo a nivel global, feministas como así asegurar su enraizamiento en lo feme-
Alexandra Kollontai ya problematizaban las nino.
relaciones familiares, la dedicación exclu- La labor de parir se sitúa en un cuerpo
siva de las mujeres al trabajo doméstico específico, el cuerpo femenino. Esto signifi-
y la opresión de su sexualidad. El aborto ca que la reproducción no se define única-
ha simbolizado, para las feministas, tanto mente en base a labores y tareas, sino que
una bandera por la libertad como un paso también por un cuerpo específico que
para la liberación del trabajo reproductivo puede de manera exclusiva ejercer la labor
forzado. Sin embargo, existen matices en de parir. La división sexual del trabajo ha
el rol que presenta la lucha por el aborto buscado asimilar labores con cuerpos,
como estrategia para la liberación, matices homogeneizándolas, estableciendo que
que tienen consecuencias tácticas como toda labor reproductiva es posible de ser
las que se dan en la apertura del polémico realizada de manera exclusiva solo por el
debate entre “aborto legal” o “aborto libre”. cuerpo para la reproducción, es decir, el
Para poder entender la importancia del cuerpo femenino. En otras palabras, se
aborto en la estrategia feminista, se requie- biologiza la reproducción.
re volver a las distintas dimensiones sobre
Para asegurar que este orden se manten-
las cuales se problematiza el aborto, es
ga y los cuerpos cumplan sus roles en la
decir, la comprensión del trabajo repro-
división sexual del trabajo, es que se cons-
ductivo, su valor en el orden social, y sobre
truye un sistema de normativización de la
ello, la importancia estratégica de la libera-
expresión heterosexual de los placeres.
ción sexual. Sin duda, mucho se ha dicho
Este sistema de normas ha definido que el
desde el feminismo en siglos de historia,
cuerpo masculino tenga un rol efímero en
por lo que aquí quisiera plantear aquellas
la labor de parir (y por tanto en la repro-
reflexiones de quienes nos reconocemos
ducción mediante la lógica biológica) y
en la herencia de un feminismo socialista y
pueda ejercer así el placer de manera libre,
que permiten comprender el hoy frente a
mientras que el cuerpo femenino, cuyo rol
la pregunta sobre qué configura el trabajo
es central para la reproducción, no pueda
reproductivo.
ejercer sus placeres en la misma libertad.
El análisis tradicional tiende a reducir el
trabajo reproductivo a la labor de madre, Estas ideas nos permiten entender la
es decir, al conjunto de tareas de cuida- expresión libre de la sexualidad mascu-
do y crianza, situados en el rol femenino lina versus la opresión de la sexualidad
como rol de reproducción de las fuerzas de femenina y el control de su cuerpo en la
trabajo. Sin embargo, las tareas de repro- reproducción. El capitalismo necesita que
ducción, asignadas a lo femenino en la se aseguren cuerpos plenamente dispo-
82

nibles para la explotación productiva, sin de las manos de la explotación capitalista.


tener que preocuparse de la reproduc- Esta es una lucha por la autonomía repro-
ción de fuerza de trabajo, pues hay otros ductiva, por el derecho a decidir nuestro rol
dedicados plenamente a la explotación en sociedad y no someternos a la imposi-
reproductiva. Relativizar estas asignacio- ción del rol femenino. Para este propósito,
nes, es decir, romper con la división sexual la lucha de la disidencia sexual también es
del trabajo, es como se pone en riesgo la central, en tanto esta sea entendida como
efectividad del sistema de generación de la disputa contra la heteronormatividad
plusvalía. del placer usada para la reproducción.
En este sentido, la construcción de dominio Debemos procurar que estas luchas no se
de lo masculino sobre lo femenino viene constituyan como banderas individuales de
a ser impulsado por el capitalismo, y por grupos identitarios, sino como articulación
ende, justifica y promueve la violencia de fuerzas que pujan por un cambio estruc-
como práctica para la dominación, sobre tural en nuestra sociedad, una resistencia
todo, la violencia sexual. Por esto es que feminista y socialista al orden neoliberal
es peor ser abortista a violador en nues- que normaliza nuestra explotación.
tra sociedad, porque lo primero significa
anular el rol productivo para la reproduc-
ción, mientras que el segundo es de igual
manera asegurar el mandato de optimiza-
ción productiva en la reproducción.

Desde esta comprensión teórica, luchar


por los Derechos Sexuales y Reproduc-
tivos debe entenderse entonces como la
búsqueda de la plena autonomía de los
cuerpos para orientar sus placeres, sin
mandatos y promoviendo la reapropiación
de su capacidad reproductiva, para que
sean cuerpos revolucionarios, en el sentido
de entrar a romper la reproducción social
del capital y todo su marco normativo
para la naturalización biologizante del rol
reproductivo. No basta con un posiciona-
miento individualista de la decisión sobre el
cuerpo, pues ello no abarca el orden social
que organiza roles y cuerpos de manera
estructural. Se necesita entonces romper
la explotación de cuerpos para la repro-
ducción, que mediante la biologización del
trabajo reproductivo y la organización de
los placeres heteronormados naturaliza la
división sexual del trabajo.
A partir de esta lectura es que entendemos
que la lucha por el aborto debe enmarcarse
en la reapropiación de la capacidad repro-
ductiva del cuerpo femenino, arrancándolo
83

SOFÍA BRITO VUKUSICH

Rearticular la lucha por el aborto libre


desde el estallido feminista.

Contextos
Este 25 de Julio aparece situado en un escenario de
irrupción del feminismo en la política. Si el año pasado
nuestra marcha se enmarcaba en la llegada del Aborto
en Tres Causales (ATC) al Tribunal Constitucional, y la
batalla contra los fundamentalismos “pro- vida” en la
palestra pública, el 2018 la disputa se nutre de nuevos
aires. La lucha por el aborto libre en Argentina impulsa-
da por masivas movilizaciones en las calles, así como el
estallido de las tomas feministas en las Universidades y
liceos en mayo de este año, reconducen la lucha por el
aborto. Por otro lado, desde principios de año la imple-
mentación del ATC ha tenido diversas complejidades
dadas por la reglamentación del Ministerio de Salud
sobre la objeción de conciencia institucional, develando la
disputa abierta de la regulación de los derechos sexuales
y reproductivos en Chile.
¿Cómo repensamos el debate del aborto desde el feminis-
mo? Esta lucha se ha planteado históricamente como una
de las banderas centrales del movimiento feminista. No
obstante, pareciera ser que la disgregación de las políticas
del género, mantenían en la inorganicidad las demandas
feministas, más allá de la articulación vía ONG. En este
sentido, la lista de supermercado donde se encuentran la
violencia de género, la igualdad salarial, el reconocimiento
del trabajo doméstico, entre otras, situaban el 25 de julio
como una fecha más a conmemorar de la lucha de las
mujeres. En el mantenimiento de las políticas del género,
el feminismo no incomoda, se queda tras las paredes del
departamento de mujeres. Ese departamento que es
consultado o interpelado, únicamente cuando “nuestros
problemas” salen a la luz. Por el contrario, cuando el femi-
nismo empieza a circular en la escena pública, son otros
los marcos, puesto que comienza a dibujarse el desborde
a una política que nos quería mantener en el universal

Publicado en revista digital Antígona Feminista, obtenido desde:


https://antigonafeminista.wordpress.com/rearticular-la-lucha-por-el-aborto-libre-desde-el-estallido-feminista/
84

mujer. Cuando el feminismo se sitúa en la subsidiariedad del Estado, refuerza el rol


lucha contra la precarización de la vida, tradicional de la mujer y limita las políticas
y se plantea la disputa de la educación de género a políticas de mujeres/madres/
no sexista de manera masiva, son otras víctimas que hay que empoderar, inte-
las aperturas y los riesgos, por tanto, son grar al mercado laboral (aunque sea en
nuevas las formas de repensar el aborto condiciones de precariedad) o convertir
como la reapropiación de la capacidad en emprendedoras.”2
reproductiva de los cuerpos femeninos.
Frente a este marco, el avance del femi-
nismo a nivel internacional, y las nuevas
vías de articulación feministas en Chile
Retomando el feminismo de la disputa irrumpen en el espacio público a través de
En el marco de la sectorialización de la la toma feminista. El conflicto que estalla
sociedad, la división escatológica que nos en la educación superior, se manifiesta
impone el neoliberalismo, nos sitúa a las como el estallido de un proceso de avan-
mujeres como un sector. En esta línea, ce, donde las diversas marchas del 8 de
las políticas del género de la transición marzo, el llamado a huelga en España,
democrática como señala Nelly Richard, en definitiva, el surgimiento de espacios
significan la fragmentación y dispersión de colectivos feministas a nivel local juegan
los movimientos de mujeres en los tiempos un rol protagónico. La articulación de las
de lucha antidictatorial, y la desactivación feministas que disputan un espacio polí-
del discurso feminista como un eje de tico en los diversos movimientos socia-
debate político y cultural1. Esta dispersión les, tiene su concreción en el movimiento
genera el que el departamento de mujeres estudiantil, tomándose y recuperando los
sea activado para su actuación sólo en los espacios comunes. El feminismo desborda
“temas de mujeres”. Los discursos de la el departamento de género, el pequeño
agenda SERNAM delimitan un campo del espacio otorgado por la institucionalidad
ser mujer, que es habilitado para hablar e para la política del ser mujer. Con la toma
intervenir solo en lo relativo al ser mujer, feminista como símbolo, el feminismo ya
madre o víctima. Es por esto que la Agen- no solo tiene fechas conmemorativas, no
da Mujer de Piñera mantiene y profundiza tiene un tiempo determinado y determi-
con Isabel Plá a la cabeza, el rol de las nable para su irrupción, sino que se toma
políticas del género de la transición: “Por un espacio, un lugar desde el cual disputar
ejemplo, buena parte de la agenda impul- la estructura del capitalismo patriarcal en
sada por el Servicio Nacional de la Mujer su fase neoliberal.
(1990-2016), hoy Ministerio de la Mujer En este sentido, la importancia de la irrup-
y la Equidad de Género –Ley de cuotas, ción del feminismo en el movimiento estu-
Ley de violencia intrafamiliar, aspectos diantil es la posibilidad de evidenciar  que
de la reforma laboral relacionados con la disputa feminista no está anclada en la
las mujeres (salas cunas, igualdad salarial, sectorialización del género, sino que, por
aumento del posnatal) o las políticas de el contrario, su reconocimiento es la vía
focalización del gasto social como el Bono para visibilizar una estrategia que permita
al trabajo de la mujer o los programas “Jefa mirar la totalidad de las opresiones que
de hogar” o “Mujer emprende en familia” mantienen la precarización de nuestras
y la ley de interrupción del embarazo en vidas. De esta manera, así como el femi-
tres causales– mantiene el principio de
1  Richard, Nelly. Feminismo, género y diferencia(s). Santiago: 2  http://www.nodoxxi.cl/el-feminismo-como-posibilidad-de-am-
Palinodia. 2018. p. 58- 59. pliacion-democratica/
85

nismo comienza a interrogar en la lucha nuestros cuerpos al tutelaje de la mascu-


estudiantil un mercado sexista, – poniendo linidad. Es un tercero, médico o juez, el
sobre la palestra cuestiones más allá de que decide por el futuro del embarazo de
los protocolos contra el acoso, como las una mujer. El ATC no es en ningún caso la
divisiones sexuales del trabajo, la existencia reapropiación de la capacidad reproducti-
de carreras para las élites masculinas, que va del cuerpo femenino, sino más bien, la
son las mejores valoradas por el merca- consagración de situaciones excepcionales
do, versus las carreras feminizadas de las donde dicho cuerpo debe rogar que se
universidades masivo lucrativas relativas a haga una excepción al cumplimiento del
los cuidados, que corresponden a las más mandato de la reproducción, puesto que
precarizadas-, la lucha por los derechos su vida misma está puesta en entredicho.
sexuales y reproductivos, comprendida En este sentido, el modelo de las causales
como una lucha por derechos sociales, significa siempre un cuerpo femenino que
tiene la potencialidad de comenzar a inter- pide disculpas, y se justifica ante el Estado
pelar aquellas políticas del género, que y la sociedad, por el incumplimiento de la
si bien han manifestado avances en esta obligación de la reproducción biológica,
materia, siguen situándonos en el recua- que naturaliza el rol de quienes portamos
dro femenino de la mujer/madre/víctima. cuerpos femeninos.
Para ello, se hace necesario leer cuáles
son los cerrojos en que nos ha puesto la Sin embargo, no es la regulación escueta
regulación del Aborto en Tres Causales, de tres causales la que debiese ponernos
principalmente en el debate oculto de la principalmente en alerta. El movimiento
regulación de la objeción de conciencia. feminista y las diversas fuerzas políticas
que se planteen la construcción de una
izquierda feminista, debemos avanzar por
romper los cerrojos que la ley de ATC
Cerrojos del Aborto en Tres Causales impone a la posibilidad del avance al abor-
to libre, seguro y gratuito. En este sentido,
En agosto de 2017, luego de largos debates
lo que ha sucedido este año en lo relativo
en audiencias públicas, el Tribunal Consti-
a la segunda sentencia, es decir, a aquella
tucional termina por resolver el problema
que se refiere a la Objeción de Conciencia
de constitucionalidad del proyecto de ley
Institucional, que se regula directamente
de ATC con dos sentencias. Una primera
a través del Tribunal Constitucional, es
sentencia, que se refiere directamente a
nuestro punto de tope mayor. La centra-
cómo nuestro orden constitucional permite
lidad en el debate de este año en esta
la regulación legal del aborto, y una segun-
materia muestra la relevancia que esta
da, que contradiciendo en diversos puntos
tiene, no por el fundamentalismo conser-
con la anterior agrega al proyecto de ley
vador que se ha querido instalar como el
la invocación de la objeción de conciencia
principal enemigo al derecho al aborto,
institucional, y ya no solo personal.
sino por el principio común y rector que
el neoliberalismo en Chile no puede ver
En lo relativo a las tres causales, uno de
interrogado bajo ninguna circunstancia:
los mayores consensos en el movimiento
la subsidiariedad del Estado.
feminista es que dicha regulación es insu-
ficiente. Luego de doce proyectos de ley
sobre aborto, presentados desde el fin de
la dictadura, el único que logra pasar las
barreras de la tramitación legislativa, es
un proyecto que deriva la decisión sobre
86

supuesto derecho de las instituciones


privadas con financiamiento público,
Interpelar al Mercado de la Salud: el comienza a ser invocado para defenderse
debate oculto en la regulación de la y negarse ante otro tipo de prestaciones
objeción de conciencia de salud u otros derechos sociales. Las
palabras de Jacqueline Van Rysselvergue,
La objeción de conciencia institucional develan dicha postura: “Esto permite una
se planteó desde los sectores de la dere- intromisión del Estado en las instituciones
cha e instituciones como la PUC, como intermedias privadas, que va más allá de
una necesidad ética. La posibilidad de lo razonable (…) el hecho de que tú tengas
contraponer sus idearios institucionales a un convenio y que por eso el Estado podrá
la regulación del aborto en tres causales. imponer lo que puedes o no hacer, eso
El rol público de “defensa a la vida” de se hace extensivo a educación y a orga-
ciertas instituciones sería el argumento nizaciones que trabajan en adopción, y
central para intentar equilibrar los dere- también a otros temas, como la eutana-
chos de la libertad de conciencia y salud. sia”3. En la misma línea, el Presidente de
Es por esto, que pese a que la objeción Renovación Nacional, Mario Desbordes
de conciencia- ni siquiera personal- no se señala el énfasis en la autonomía de los
encuentra consagrada como un derecho cuerpos intermedios4. Las múltiples colum-
en el orden constitucional chileno, la prime- nas de opinión en La Tercera y el Líbero,
ra estrategia comunicacional utilizada por para contraponerse a los criterios de la
dichos sectores, es instalar un supuesto Contraloría, señalándolos como “políticos”
“derecho a la objeción de conciencia”, que y por tanto errados, reconocen explícita-
se desprende de la Sentencia del Tribunal mente lo que deben cuidar las fuerzas polí-
Constitucional. ticas del mantenimiento y profundización
neoliberal: “En la objeción de conciencia
 De este modo, considerando la objeción institucional se juega un elemento central
de conciencia como un derecho, lo que se en la vitalidad de la sociedad civil y un
delimita es cómo el Estado puede inter- Estado subsidiario en forma5”.  Así mismo,
venir y establecer condiciones para la se asimila esta regulación a lo sucedido en
utilización de fondos públicos. El clivaje educación: “No parece haberse calibrado
entonces, se pone en que hoy es el Esta- los alcances de consentir que la sociedad
do el que debe garantizar a los privados civil quede sujeta a la lógica discrecional
el derecho a su objeción de conciencia del Estado cuando realiza funciones públi-
institucional. ¿Qué es lo que realmente hay cas. Los riesgos de confundir lo público
detrás de este debate? La posibilidad de con lo estatal ya se han visto en el caso
que las instituciones privadas puedan utili- de la política de gratuidad en la educación
zarla como una carta bajo la manga para superior, donde bajo el justificativo de que
negarse a cualquier condición impuesta se reciben fondos públicos, el Estado se
por el Estado en la asignación de finan- ha sentido con el derecho a fijar arance-
ciamiento estatal. El velo de la “defensa a
la vida” se cae y se muestra directamente
3  https://www.latercera.com/politica/noticia/aborto-escrito-se-
cual es el objetivo central de la regulación nadores-udi-al-tc-advierte-efectos-eutanasia-educacion/232693/
de la objeción de conciencia institucional: 4 http://www.diputadosrn.cl/mario-desbordes-y-posicion-de-par-
profundizar el rol subsidiario del Estado lamentarios-rn-por-reglamento-de-objecion-de-conciencia-por-ley-
de-aborto-aun-no-se-ha-discutido/
a costa de la mayor precarización de los
cuerpos de las mujeres. 5  Fernando Contreras Santander, investigador Instituto de Estudios
de la Sociedad. http://ellibero.cl/opinion/aborto-y-objecion-de-con-
ciencia-institucional-un-zapato-chino/
No debería sorprendernos como este
87

les, matrículas o incluso a obligar a una sexuales y reproductivos impugna direc-


triestamentalidad -como era su objetivo tamente el pacto subsidiario que permite
inicial-, condicionando así la autonomía de aún un supuesto feminismo universal en el
los proyectos educativos”6. cual todos coincidimos. Cuando situamos
la lucha por el aborto como la posibilidad
De esta manera, a través del resguardo a de la reapropiación de la capacidad repro-
la objeción de conciencia institucional, el ductiva, y la demanda por los derechos
empresariado asegura para sí el rol de un sociales- ya que no basta con que sea
Estado subsidiario, que los sustenta con libre, sin que sea legal, seguro y gratuito-,
fondos públicos, sin condición alguna. En se develan las distancias de los feminis-
este marco, el empresariado de la salud, así mos en disputa que, homogeneizados en
como los sectores de la derecha, advier- un universal, permitían el procesamiento
ten que mientras exista el “derecho a la del feminismo que apunta a interrogar la
objeción de conciencia” están tutelados totalidad para la emancipación de la clase
frente a la posibilidad del aborto libre. En trabajadora. En este sentido, la potenciali-
esta línea, el ATC como “política estatal”, dad del feminismo que se despoja de dicho
y por tanto condicionante, se convierte universal mujer, y se sitúa tomándose los
en el chivo expiatorio para la mantención lugares, los espacios de la disputa por
y profundización del neoliberalismo, en nuestros derechos, contra la precarización
tanto, el gasto público se enfoca en susten- de nuestras vidas, es ser, precisamente,
tar el rol de los privados. impedimento de la restauración patriar-
cal que nos encierre nuevamente en el
departamento de mujeres, y contrapo-
Articulación feminista para la ruptura nerse directamente al orden que cimien-
del “universal mujer” ta la explotación sobre nuestras vidas y
cuerpos.
La irrupción masiva del feminismo en el
debate público trajo consigo los riesgos
propios de la apropiación/procesamiento
de nuestras disputas. En este sentido, el
feminismo se convierte en palabra común,
que se utiliza sin problemas para adjeti-
var cualquier sector político. Tenemos un
gobierno de derecha, pero “feminista”,
desde Van Rysselvergue hasta el PS, el
feminismo se vuelve una definición que
pareciera no tener otro contenido de
disputa, que el estar “a favor de la igualdad
de género”. Se articula un relato en el cual
nadie puede estar contra la violencia hacia
las mujeres, nadie puede estar contra el
ser mujer, como aquel universal abstracto
que aparece desde el ser madre/empren-
dedora/víctima.

La lucha en el campo de los derechos

6  https://www.latercera.com/opinion/noticia/aborto-objecion-con-
ciencia/235119/
89

MACARENA CASTAÑEDA LETELIER

¿Por qué abortan las mujeres?


La verdad de los embarazos no
deseados y la maternidad forzada.
El movimiento feminista ha integrado en sus demandas
la legalización del aborto desde sus inicios, ya que ha
observado cómo la penalización del aborto ha contribuido
a la realización de estos mismos en la total inseguridad,
elevando la tasa de mortalidad de mujeres a raíz de la
clandestinidad y los riesgos que esta conlleva. Con o sin
ley, el aborto ha sido siempre una realidad y, por tanto,
la pregunta es ¿por qué abortan las mujeres, al punto
incluso de poner en riesgo sus propias vidas?
Tanto los estudios sobre salud como las investigaciones
en ciencias sociales han encontrado respuesta en un
hecho que poco se discute: las mujeres abortan por emba-
razos no deseados. No desear un embarazo pareciera
ser un tema tabú, que atenta con un norma que dice que
toda mujer quiere (y debe) ser madre. Incluso, cuando
se estudia en salud pública el embarazo no deseado, se
asocia automáticamente al embarazo adolescente, como
si sólo las niñas y adolescentes pudieran no haber queri-
do embarazarse, sin embargo, la realidad nos enfrenta a
algo completamente distinto.

El embarazo no deseado puede ocurrir en cualquier edad


y estrato social, pudiendo ser por el desconocimiento
sobre la sexualidad y la reproducción al inicio de la vida
sexual, por la falla de los métodos de anticoncepción que
se utilizan o por violencia sexual. Y llevarlo a término,
puede significar el vínculo irrefutable con el agresor (que
implica mantenerse en un círculo de violencia en las rela-
ciones más cercanas), la penalización social (que significa
agresiones del entorno, expulsión de la familia u otros),
que se obstruya el desarrollo personal y el proyecto de
vida (como no poder continuar los estudios o el trabajo,
o tener que hacerlos en contextos muy precarios para
compatibilizar la maternidad) y/o la crisis psicológica de
no querer ser madre y ser forzada a ello.

Publicado en diario El Desconcierto, obtenido desde:


http://www.eldesconcierto.cl/2018/07/11/por-que-abortan-las-mujeres-la-verdad-de-los-embarazos-no-deseados-y-la-maternidad-forzada/
90

En otras palabras,  el embarazo no es la pregunta ¿Por qué es tan importante?


deseado porque la mujer no decidió emba- ¿Por qué se insiste tanto en que seamos
razarse, y abortar se vuelve opción frente a madres, ante cualquier contexto y adver-
la alternativa que significa una alta preca- sidad?
rización de la vida, con las correspondien-
tes consecuencias económicas, sociales, Se nos insiste en ser madres para hacernos
psicológicas y físicas. La prevalencia de creer que el rol del cuidado, la crianza, o
uno u otro factor, tiene un fuerte carácter en definitiva, la reproducción social es
de clase. A menor acceso a información, responsabilidad única y exclusivamente
educación sexual, métodos anticoncepti- nuestra, y que la sociedad necesita que
vos y/o redes de apoyo, mayor es la posi- lo realicemos. No discuto que cuidar y
bilidad de que dicha niña, joven y mujer criar son necesarios, sin embargo ¿por
se embarace contra sus voluntad. No es qué solo nosotras? Nuestro único factor
azaroso pensar entonces, que la tasa de determinante es que, lo queramos o no,
embarazo adolescente (lo único que se sólo las mujeres tenemos útero. Pero todo
estudia en materia de embarazo no desea- lo demás no tiene por qué ser sólo nues-
do), sea mayor en menores de edad y tro, y es más, no lo ha sido siempre en la
niveles socioeconómicos más bajos. historia humana. Pero nuestra sociedad,
o más precisamente, el modelo de orden
No debemos subestimar el factor de la social actual y hegemónico, quiere que la
alta precarización de la vida como factor reproducción sea sólo en la familia – núcleo
relevante a la hora de hablar de materni- privado y reducido – y de responsabilidad
dades no deseadas, pues significa que la exclusiva de las mujeres.
perspectiva de ser madre implica algo tan
negativo, que las mujeres están dispues- Esto no es al azaroso. Resolver la repro-
tas a poner en riesgo sus vidas con tal ducción de una sociedad es un problema
de evitarlo. Sin embargo, la sociedad y de orden económico y político. El sistema
sobre todo aquellos sectores religiosos y necesita que la sociedad se reproduz-
conservadores, optan por culpabilizar y ca para seguir generando sujetos aptos
criminalizar a las mujeres que no desean para producir, y qué más conveniente que
ser madres. Se nos culpa por embarazar- este trabajo sea realizado por en un lugar
nos, abortar, no desear ser madres, por no determinado con dedicación exclusiva,
querer cargar toda la vida con un trabajo sin necesitar formar para este trabajo ni
que no decidimos y muchas veces forza- menos pagar para que se haga. Y lo reafir-
do. ¿Por qué la sociedad cree que es peor ma instalando que la reproducción es un
una mujer que no desea ser madre, en un acto de amor y no necesita mayor retri-
contexto en que para ella lo peor es serlo? bución que esa.

Responder esta pregunta requiere analizar Por tanto,  el orden social, capitalista y
el valor de la maternidad en la sociedad. patriarcal, quiere que las mujeres seamos
Efectivamente, se nos ha convencido que madres para que cumplamos el rol repro-
lo mejor que nos puede pasar en la vida es ductivo en las condiciones de explotación
ser madre. Y seguramente para muchas ha que ha establecido y de la cual el sistema
sido un alivio que ese camino tortuoso y depende para mantenerse, pues asegura
culposo que fue ese embarazo no deseado que un importante aspecto de la repro-
haya culminado con un rol que terminó por ducción social sea gratuito. El sistema lo
gustarles. Sin embargo, ello no responde necesita para que haya otro sujeto que
91

pueda dedicarse a trabajar sin más preocu-


paciones, así como un capital que no deba
costear su reproducción, sin importar que
signifique una vida azarosa y precarizada.
En este escenario, el aborto, la anticon-
cepción y la educación sexual atentan
con este orden, porque permiten que las
mujeres (y la sociedad en general) tome-
mos control de nuestra reproducción y
podamos verdaderamente decidir sobre
nuestras vidas y roles. Y a sabiendas de eso
es que ha habido una resistencia muy dura
en distintos momentos de la historia por
parte de las fuerzas conservadoras, para
que no hubiesen iniciativas de Estado en
estos ámbitos. Recordemos, por ejemplo,
la resistencia a la distribución pública de
la píldora del día después o la negligencia
de presentar planes de educación sexual y
prevención de VIH desde el primer gobier-
no de Sebastián Piñera. Por esto una buena
educación sexual, plan de planificación
familiar mediante métodos anticoncepti-
vos y legalización del aborto es lo que el
feminismo siempre ha demandado. Estar
en contra de ello, es estar en contra de la
libertad y a favor de nuestra explotación
como trabajadoras reproductivas.
IV

Educación
NO SEXISTA
95

ROSARIO OLIVARES SAAVEDRA

¿Qué pasa con la educación sexual y de


género en las escuelas?

Los hechos de los últimos días, desde la decisión de


la Corte Suprema en el juicio por femicidio frustrado a
Nabila Rifo, pasando por el llamado “bus de la Libertad”
y el bajísimo nivel mostrado por el Congreso en el último
trámite de la ley de aborto en tres causales nos obligan
a mirar críticamente las políticas de género. La brecha
entre lo que anuncian y la violencia y desinformación que
campea, muestran una disputa política marcada por la
falta de rigurosidad y desinformación.
Con los eslogans “Con mis Hijos No se Metan” y, “Más fami-
lia y menos Estado”, el mencionado “Bus de la Libertad”
posicionó una crítica a algunas políticas institucionales
en torno a los temas de género que hoy, según sus adhe-
rentes, se estarían abordando en la educación escolar.
Esto, pese a que, aunque no existen políticas educativas
nacionales respecto de este tema: las escuelas en Chile
dependen de las particularidades ideológicas de cada
municipio y, en mayor medida, de los afanes de sostene-
dores regulados únicamente por el mercado educativo.
Con todo, los adherentes del bus sostuvieron que existiría
en las escuelas un currículum que aborda dichos conte-
nidos. Todo bajo una idea de educación sexual integral
en base a juicios equívocos, caracterizaciones falsas y
anacrónicas de los objetivos que persiguen las temáticas
de género y, sobre todo, a una noción conservadora que
la derecha religiosa por siglos ha instalado como la única
ideología de género hegemónica.

Las cifras de discriminación, violencia sexual y de género,


femicidios, ataques homo, lesbo y transfóbicos muestran
que todos esos alegatos apocalípticos del grupo liderado
por Marcela Aranda están lejos de tener sentido y lugar
en un país como el nuestro. Particularmente en el sistema
escolar caracterizado fundamentalmente por su carácter
sexista y discriminador.

¿Qué está pasando realmente con estas discusiones


en las escuelas, colegios y liceos en Chile? Aquí, como

Columna de opinión publicada en periódico digital El Mostrador, obtenida desde:


http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2017/07/24/que-pasa-con-la-educacion-sexual-y-de-genero-en-las-escuelas/
96

acostumbra nuestro país, hablan múltiples en un contexto lleno de concesiones a los


voces autodenominadas expertas, de las poderes de la Iglesia, muy al estilo concer-
cuales muy pocas pisan una sala de clases. tacionista de hacer política.
El 2014 el Ministerio de Educación creó Es posible reconocer ciertos hitos en las
la Unidad de Equidad de Género (UEG) propuestas emanadas del Mineduc, incluso
que sería una “estructura permanente y cambios radicales en términos teóricos,
transversal encargada de impulsar la incor- como lo fue pasar de hablar de planes de
poración de la perspectiva de género” en “sexualidad”, a nombrarlos como “sexua-
la totalidad de las políticas educativas. lidad, afectividad y género”. Sin embargo,
También comprometieron un plan 2015 la deficiencia en la implementación de
– 2018 de Educación para la Igualdad de estos da cuenta de una falta fundamental.
Género, que contempla propuestas para Un ejemplo de ello fue la entrega de la
todos los niveles educativos. circular y las orientaciones para el resguar-
Tal plan resguardó los compromisos inter- do del derecho a la educación de niñas,
nacionales y la Agenda de Género de la niños y jóvenes LGBTI: si bien saludamos la
presidenta Michelle Bachelet, y en ningún iniciativa como absolutamente necesaria y
caso, al menos en su presentación, apuntó fundamental, al día de hoy no existe ningún
a la necesidad propia del contexto educa- espacio de formación obligatoria de la
tivo o cultural de nuestro país. Más bien comunidad educativa en torno al tema, ni
tiene como objetivo fundamental disminuir siquiera de las y los profesores. ¿Cómo se
la brecha en los resultados de las pruebas esperaba implementar tales orientaciones
estandarizadas entre niñas, niños y jóve- en un sistema históricamente transfóbico
nes, que han perjudicado históricamente sin preparación previa?
a las mujeres, y dividen desde el sesgo de En tercer lugar, la mercantilización del
género las áreas de conocimientos y las sistema educativo está lejos de contri-
expectativas que se tienen en relación al buir en este proceso. Desde el feminis-
desempeño de las y los estudiantes. mo sabemos que tanto patriarcado como
El Plan 2015-2018 se suma a una larga lista capitalismo forman parte de un mismo
de iniciativas que desde 1990 buscaron sistema de dominación. La transposición
abordar las problemáticas de sexualidad y de una Sociedad Docente sobre un Estado
género en la educación escolar. El Progra- Docente ha determinado fuertemente la
ma de la Mujer, las Jornadas de Conver- concepción de educación de nuestro país,
sación sobre Afectividad y Sexualidad, dejando de entenderla como un derecho
JOCAS; la Agenda de Género 2006 – 2010, para asumirla como un bien de consumo.
y, luego, la creación de los siete Programas Esta privatización dejó a gran parte de la
de Educación Sexual, presentados en el población bajo la idea aparente de que es
gobierno de Sebastián Piñera por Joaquín la familia la que decide sobre su educación:
Lavín. Esta suma desperdigada de inicia- un ejemplo clarísimo de ello es la imple-
tivas ha logrado mínimos avances, tanto mentación de voucher y el endeudamiento
que en las comunidades educativas se las educativo. Siguiendo esta misma lógica, se
suele considerar como intrascendentes. ha pretendido discutir sobre la base de que
la decisión de cada familia de cómo educar
Estos programas fracasaron en el tiempo la sexualidad de sus hijas e hijos está por
por diversos motivos. El primer ha sido, sobre los DD.HH, las políticas públicas
a nuestro juicio, la poca centralidad de e internacionales, las investigaciones, el
la noción de Estado laico en las políticas respeto e, incluso, y muy tristemente, por
educativas, desarrollando estas políticas sobre el amor.
97

Nos urge, entonces, tomar con toda la serie-


dad y el riesgo que para muchos implica
una fuerte política educativa sobre el tema.
Una política que deje de estar anclada en
la brecha de resultados, y se preocupe por
promover y garantizar una educación para
todos los géneros de manera transversal
al sistema. Esta garantía debe comenzar
dando algunos pasos. Por ejemplo, la obli-
gatoriedad de una formación docente con
enfoque de género en todas las universi-
dades, y la actualización en esta línea para
las y los profesores en ejercicio, así como
la de toda la comunidad, incluyendo a las
madres y los padres. También es necesa-
rio realizar modificaciones curriculares,
de textos de estudios y de las dinámicas
propias de la sala de clases. Consideran-
do además que cada uno de estos pasos,
incluyendo modificaciones de Manuales de
Convivencia y la creación Protocolos de
acoso y abuso sexual, no pueden quedar
al arbitrio de cada escuela como lo es en
la actualidad, cuando aún la formación no
se ha realizado, y en general, se sabe muy
poco, abriendo la puerta para fanatismos
y discriminaciones.
99

ROSARIO OLIVARES SAAVEDRA

VIH y la falta de Educación Sexual


Integral en Chile.

¿Cómo llegamos a tocar fondo? El reportaje que emitió


Canal 13, “Él me contagio el VIH”, contenía las caracterís-
ticas generales con que se ha tratado el tema en nuestro
país en las últimas décadas: morbosidad, criminalización
y reducción del tema al uso del condón. En respuesta a
esto, las organizaciones civiles pusieron sobre el tapete
una cuestión fundamental para abordar el asunto en la
que quisiera detenerme: la responsabilidad del Estado
en el aumento de los contagios.
En materia de Educación Sexual, desde el fin de la Dicta-
dura Cívico Militar se podrían mencionar cuatro proyectos
relacionados con el tema: las Jocas de comienzo de los
noventas, las Agendas de Género de los gobiernos de
Michelle Bachelet del 2006-2010 y 2014–2018, y los Siete
Programas de Educación Sexual de Joaquín Lavín -algu-
nos de ellos incluían la  abstención como método de
cuidado y anticoncepción-.

Pese a estos esfuerzos, como estudiante en los 90’ y


como docente hace más de diez años, podría afirmar,
y de modo muy responsable, que lo que ha sucedido
en esta materia en las escuelas y liceos de nuestro país
es casi imperceptible. Solo bastaría con una pequeña
encuesta para saber la poca importancia que ha tenido
en la formación de la mayoría de las y los chilenos. La
ausencia del Estado en este sentido ha sido fundamental.
Es por esta razón que una propuesta responsable de
educación sexual debe ser ante todo obligatoria, integral,
pertinente y, por sobre todo, informada.

Obligatorio. Los débiles límites de la Educación Pública


dentro de un sistema neoliberal han trasladado la respon-
sabilidad de la educación sexual a espacios individuales
o de libre elección, lo que constituye una vulneración
de derechos, pues no se logra garantizar la formación,
el cuidado y el autocuidado de las y los estudiantes en
el desarrollo pleno de su sexualidad. No puede ser que

Publicado en diario El Desconcierto obtenido desde:


http://www.eldesconcierto.cl/2018/04/12/vih-y-la-falta-de-educacion-sexual-integral-en-chile/
100

la instrucción sobre estos temas quede al no solo las cifras de contagio de VIH, sino
arbitrio de los municipios, sostenedores o que también de las abuso y acoso sexual,
directivos, en general sin formación sobre discriminación a la comunidad LGBTIQ o
el tema y con claros sesgos morales de femicidios. Es urgente que comencemos
por medio. a discutir de forma amplia y democráti-
ca este tema, como alguna vez lo fue el
Integral. La dimensión sexual del ser debate en torno a la exigencia de Forma-
humano no se constituye ni reduce a ción Ciudadana, y tomemos el peso a una
cuestiones reproductivas o de cuidado demanda que hoy por hoy es vital para el
de transmisión de enfermedades. Enten- desarrollo de niñas, niños y jóvenes.
der estas experiencias de modo aislado y
sin articular no puede menos que llevar-
nos al fracaso. La construcción social de
la sexualidad, la identidad de género, la
relación con nuestro cuerpo, el placer, el
cuidado, el autoestima, el amor y el auto-
conocimiento, son algunos de los tantos
ámbitos que forman parte de nuestro
desarrollo y que deben ser considerados
desde la sala cuna hasta la universidad. Por
lo anterior, no basta con una campaña de
televisión, mientras en la escuela poco y
nada se habla, y se soluciona el tema con
una guirnalda de condones (como en liceo
emblemático en el que trabajaba), mientras
se discrimina a la comunidad LGBTIQ, se
refuerzan masculinidades machistas, o no
se capacita a las y los docentes (muchas
veces reticentes a estas prácticas por
desconocimiento y prejuicios).

Pertinente. Cada contexto, experiencia y


tiempo deben ser considerados para un
Plan de Educación Sexual Integral, dejando
atrás la homogenización de los procesos
y características de niñas, niños y jóvenes.

Informado. El desarrollo libre y autónomo


de la sexualidad de las y los estudiantes
debe ser sin sesgos, sin omisiones ni censu-
ras de parte de los adultos y que permitan,
efectivamente, establecer la mayor canti-
dad de posibilidades y discursos en torno
al tema, hasta hoy vedado por la aún fuerte
presencia cristiana en nuestra sociedad.

Con todo, es necesario insistir, que un país


que no tiene una política de Educación
Sexual Integral malamente podría disminuir
101

VALENTINA SAAVEDRA MELÉNDEZ y JAVIERA TORO CÁCERES

Educación no sexista es educación


pública democrática.

Abusos, violencia, acoso, se han transformado en una


sección obligada en los medios de comunicación estas
semanas. La llamada ola feminista ha llegado a la agenda
pública para quedarse y ha mostrado diferentes dimensio-
nes del entramado de violencia que vivimos las mujeres
a diario.

¿Cómo erradicar dicha violencia? El gobierno ha


presentado una Agenda Mujer que -junto a ciertas
medidas de igualdad formal- sanciona las expresiones
más visibles de la violencia, pero no apunta a su raíz: el
rol subordinado de las mujeres en la sociedad.

Las movilizaciones han estallado producto de numerosas


denuncias por acoso sexual justamente en uno de los
espacios que más contribuye a reproducir este rol
subordinado: la educación. A pesar de que la cobertura
educativa se ha ampliado y que las mujeres hemos
ingresado a la educación superior de manera masiva,
su promesa de integración social es defraudada cuando
se construye a costa de mayor trabajo de las mujeres
y precarización de la vida y se convierte en un espacio
que desde la temprana infancia reproduce culturalmente
los roles de género que son base de la división sexual
del trabajo.

Nuevamente, entonces, la sociedad movilizada apunta


la necesidad de transformar la educación y nos obliga
a analizar el sistema actual y las reformas realizadas en
la última década. Ya en 2006 y en 2011, los estudiantes
secundarios y universitarios se alzaron masivamente
contra un sistema educativo mayoritariamente privado a
nivel escolar y superior, cuestionado debido a los efectos
que tienen los intereses empresariales en la orientación
de la educación. Elemento que se mantiene incólume
pese a las reformas emprendidas por los dos gobiernos
de Michelle Bachelet.

Columna de opinión publicada en periódico digital El Mostrador, obtenida desde:


http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2018/06/05/educacion-no-sexista-es-educacion-publica-democratica/
102

Hoy se ha develado una nueva dimensión Una educación pública no sexista, debe
del conflicto: el sexismo que reproduce cuestionar las formas de acumulación de
nuestra educación, es decir, la idea de poder que produce en su interior y que
que mujeres y hombres tenemos roles reproduce para la vida de la sociedad.
diferenciados que cumplir en la sociedad. En otras palabras, debe democratizarse.
Las mujeres mayoritariamente dedicadas Por una parte, en su interior, pensando
a los cuidados de otros y los hombres, en en estructuras menos autoritarias y
la producción. Dicha idea determina qué transparentes, que impidan el abuso de
labores, profesiones y espacios debemos poder e impunidad que se ha dado a
ocupar las mujeres, los que bajo las leyes conocer con diferentes casos de denuncias
del mercado carecen de valor y por lo por acoso o abuso en las instituciones
tanto se mantienen a costa de trabajo, educativas y que se viene a profundizar
tiempo y energía de las mujeres. cuando se debilita lo público. Por otra parte,
acabar con el sexismo en la educación
La educación formal contribuye a crear implica que esta responda a la sociedad
esta diferenciación y, al mismo tiempo, de forma igualitaria, a las necesidades
es organizada según las valoraciones que y definiciones de todos los hombres y
asigna el mercado. De esta forma, carreras mujeres, y no a holdings o controladores
como enfermería, pedagogías y artes se que han hecho de la educación una forma
componen principalmente de mujeres, más de negocio. Es por ello, que desde
y cuentan con menos recursos que las Izquierda Autónoma consideramos que
ingenierías, ciencias exactas o economía, reabrir la reforma educacional repensando
mayoritariamente de hombres. Las carreras y fortaleciendo la educación pública es
feminizadas, a la vez, aspiran a un campo un imperativo para construir educación
laboral más acotado, inestable y con menor no sexista.
remuneración.
Repensarla y fortalecerla es una
Al cuestionar este orden de cosas, las combinación necesariamente indisociable,
feministas movilizadas muestran la ya que la democracia que requiere la
necesidad de cambiar la orientación educación pública para el siglo XXI,
del sistema educativo y, para ello, los no se encuentra completa hoy en las
intereses que se encuentran tras él. La instituciones estatales. La discriminación
reproducción de desigualdad de género a mujeres y disidencias y la reproducción
es consustancial a un sistema de mercado, de roles de género no son patrimonio
que busca aumentar sus ganancias a costa de la educación privada. En un sistema
de los derechos de la sociedad. Sin esta educativo mayoritariamente privado y
desigualdad, el costo que los intereses hegemónicamente competitivo, todas
empresariales se ahorran cuando lo las instituciones educacionales en Chile
asumimos las mujeres sería necesariamente -incluidas las estatales- están obligadas a
distribuido. autofinanciarse y a competir por captar
estudiantes, respondiendo finalmente a las
En consecuencia, una educación no
reglas que pone el mercado. Es por ello
sexista solo será posible en un sistema
que sólo una ampliación y fortalecimiento
educativo que, en vez de ir en la línea de
de la educación pública -con mecanismos
los intereses empresariales, sea orientado
democráticos y lógicas de financiamiento
democráticamente por la sociedad, es
no mercantiles- permite repensarla y
decir, con educación pública.
construir una educación no sexista.
103

CAMILA MIRANDA MEDINA y CRISTINA JARA VILLARROEL

Ni biombos, ni patriarcado en las


aulas: reflexiones sobre la educación de
las mujeres en Chile.

El patriarcado ha fundado desde la filosofía, la religión,


la biología y la psicología una concepción de inferiori-
dad, dependencia y subordinación de la mujer, que ha
sido naturalizada por siglos y que aún hoy permanece
en parte importante de la cultura chilena. Esto permite
explicitar -tal como lo desarrolla Simone de Beauvoir en
El segundo sexo- que no hay nada natural e inmutable
y que, por tanto, los roles que dicha construcción de
dependencia les impone a las mujeres son necesariamente
combatibles y superables.
En un momento histórico en que las mujeres se orga-
nizan contra la violencia machista que sigue cobrando
víctimas y por el reconocimiento de derechos básicos
como la autonomía de sus cuerpos, el derecho a decidir,
la igualdad salarial, una educación no sexista y políti-
cas de prevención contra la violencia, es imperativo
cuestionarse cuáles son los espacios que posibilitan la
reproducción machista y patriarcal. Uno de ellos es, sin
duda, la educación.
La educación formal ha sido uno de los espacios clave
en donde se han asignado y perpetuado asimetrías de
poder vinculadas a los roles de género. Como se detallará
a lo largo de las próximas páginas, desde los inicios del
proyecto educativo republicano conducido por las elites
masculinas, existe una marcada diferenciación por sexo
en cuanto a acceso, cobertura, orientación y fines.

En el presente artículo se analiza el desarrollo de la


educación formal de la mujer en Chile, cuáles han sido sus
sentidos, cómo la hegemonía patriarcal (ya sea desde las
voces y conducción del Estado, iglesia y mercado) se ha
impuesto y ha prolongado sus ataduras desde las aulas,
los discursos asociados que justifican esta diferencia y
los desafíos que son necesarios abordar, para avanzar
hacia una educación pública feminista, que permita la
plena autonomía de las mujeres.

Publicado originalmente en revista Cuadernos de Coyuntura de la Fundación Nodo XXI, obtenido desde:
http://www.contratiempo.cl/2018/05/26/ni-biombos-ni-patriarcado-en-las-aulas-reflexiones-sobre-la-educacion-de-las-mujeres-en-chile/
104

De la iglesia al mercado ral”1. Sumado a esto, el movimiento inte-


lectual del ‘42 también se inclinó por la
La preocupación por la instrucción de la educación de las mujeres. Esta demanda
élite masculina comenzó con el nacimiento fue asumida por el Estado, pero traspasada
de la República, por las influencias ilus- a las congregaciones religiosas. Un ejem-
tradas y el valor que éstas le otorgan a plo es el Sagrado Corazón, congregación
la educación, como un campo en disputa traída por el Estado desde Francia para
contra las viejas ideas monárquicas: se fundar el colegio del mismo nombre en
educaba para formar a ciudadanos libres. 1853 y, además, crear la Escuela Normal
Avanzando el siglo, se vio la importancia de Preceptoras Chilenas, quedando así en
de ir ampliando la educación para morali- manos católicas la educación de las maes-
zar a la población, y ya, desde fines del XIX tras hasta 1883, cuando el Estado tomó
hasta el golpe de Estado de 1973, como un el control. Así, en la Escuela Normal de
elemento imprescindible para la moderni- Preceptoras se realizó el disciplinamiento
zación del país. de la mujer popular desde la segunda mitad
El desarrollo de la educación de las muje- del siglo XIX. Las religiosas las educaron
res, en cambio, fue mucho más lento. en conocimientos y moral católica, para
Sólo desde muy avanzado el siglo XIX que ellas lo expandieran a la sociedad2.
fue aumentando paulatinamente el interés
Si bien la Ley de Instrucción Primaria de
de las elites masculinas por instruir a las
1860 estableció que esta se daría bajo la
mujeres. En ese proceso, se observan tres
dirección del Estado en forma gratuita,
momentos en cuanto a quién o quiénes
no se tradujo en un aumento significati-
se hacen responsables en forma prepon-
vo ni en su masificación, menos para las
derante en la educación de las mujeres: la
mujeres. De esta forma, fue la Iglesia o las
Iglesia y privados, el Estado y privados, y
sociedades privadas, como la Sociedad de
finalmente el mercado.
Instrucción Primaria (SIP)3, quienes segui-
La iglesia y los privados: moralizar a las mujeres rían formando a las mujeres.
para moralizar a la sociedad
El Estado las educa: profesionales en las labores del
sexo 
Si durante la mayor parte del siglo XIX el
Estado asume una muy acotada respon-
sabilidad respecto de la educación en La presión hacia el Estado de algunas muje-
general, en la educación de las mujeres res por ingresar a la universidad marca un
es prácticamente inexistente. Si bien hubo hito. Si bien nunca estuvo formalmente
algunas escuelas particulares para hijas prohibido, Amunátegui firma en 1877 un
de la élite, serán los conventos quienes decreto con el doble fin de dar un golpe
comiencen a abrir colegios para mujeres
(el primero fue el de los Sagrados Cora- 1 Salazar, G (2010). Patriarcado mercantil y liberación femenina
(1819 – 1930). Santiago: Servicio Nacional de la Mujer. p. 66.
zones de Jesús y María en 1838) y van a
2  Peña, M. (2000). Hijas amadas de la Patria: Historia de la Escuela
ser los pilares de la educación femenina Normal de Preceptoras de Santiago, 1854-1883. Tesis para optar al
durante el período. grado de Licenciado en Historia. Santiago: Pontificia Universidad
Católica de Chile, p.7.

Entre 1830 y 1840, “la mujer aristocrática 3 La Sociedad de Instrucción Primaria (SIP) fue fundada en 1856
por liberales, con el fin de expandir la educación a los sectores
chilena desarrolló una suerte de rebelión pobres de la sociedad. Desde la década de 1880 hasta la actualidad
(…) exigió la matrícula en Liceos y Univer- ha estado vinculada a la familia Matte y por esto, detentan una
gran influencia en el ámbito de las políticas educativas. Ver, por
sidades, para alcanzar una “profesión libe- ejemplo. Caviedes, S. y Bustamante, A. (2015, junio). El papel de
la tradición: la influencia empresarial del Grupo Matte. Cuadernos
de Coyuntura, (8), pp. 40-54.
105

mediático para calmar a la opinión públi- la diferenciación por sexo en cuanto a


ca y para eliminar la “costumbre”, que espacios físicos y al fin de la educación,
era el real impedimento para su ingreso4. en donde se reprodujo la socialización de
Las primeras estudiantes debieron asis- las labores asignadas a las mujeres. Así,
tir acompañadas de sus madres o tras “el proyecto de desarrollo, progreso y
biombos. Amunátegui además impulsó la modernización de la nación, abogó por la
escolarización de las mujeres, pero entregó consideración funcional de la mujer bajo
esta iniciativa a los privados, conformando la lógica de la enseñanza, la higiene y el
las “Sociedades de padres de familia” para cuidado”9.
que organizaran el colegio internamente. El En cuanto a la educación superior, la
Estado garantizaría una subvención anual Universidad de Chile, la de Concepción
y otro tanto sería costeado por la Munici- y posteriormente la Universidad Católica
palidad. Finalizada la instrucción, recibirían (1932) admitirán mujeres. Esta última, prin-
el título de Bachiller en Humanidades5. cipalmente del nivel socioeconómico más
La creación del Instituto Pedagógico en alto. Si anteriormente la Iglesia contribuyó
1889 significó un viraje hacia un proyec- a negar la educación superior femenina,
to educativo científico en la educación ahora desde las aulas profundizará su inter-
de las y los profesores6. A su vez, dicha vención social patriarcal, produciéndose
renovación promovió que jóvenes de los su auge durante la dictadura militar de
sectores medios emergentes ingresaran Pinochet (1973-1989)10.
a los liceos, diferenciándose de quienes
estudiaban en la escuela primaria o técnica. La Reforma Educativa de 1965 permitió el
Sin embargo, se mantuvo la distinción por acceso de las mujeres a las escuelas secun-
sexo en donde el objetivo de la educación darias industriales y agrícolas y a la coedu-
secundaria femenina fue proyectar “(…) su cación11. Así, en los setenta, la población
función doméstica hacia el espacio social escolarizada aumentó progresivamente12.
acorde al proyecto nacional”7, siendo la Sin embargo, se mantuvieron las diferen-
élite masculina la responsable de la plani- ciaciones en base al sexo, ahora dentro del
ficación de esta instrucción. aula y en el mismo espacio físico.

A comienzos del siglo XX, el Estado conti- Al estar asegurado el ingreso igualitario a
núa con la fundación de liceos femeninos, la educación, al menos en términos forma-
-aunque eran inferiores en infraestructura les13, el gobierno de la Unidad Popular
e imagen al de los varones8- e irán aumen- proyectó las reformas en otros ámbitos,
tando junto con el progresivo crecimien- tales como vincular la educación con la
to de los sectores medios, persistiendo
9 Gómez, Op. Cit., p.122.
4 Sánchez, K. (2006, julio-diciembre). El Ingreso de la mujer chilena
a la universidad y los cambios en la costumbre por medio de la Ley 10 Austin, Op. Cit., p. 62.
1872-1877. Historia, 2(39), pp. 497-529.

5  Labarca. Op. Cit., p. 165. 11 ibid., p.70.

6 Gómez, P. (2015, diciembre). Educación secundaria segregada por 12 Para la educación primaria, hacia 1970, casi toda la población
sexo: Lo que se esconde detrás de la “tradición”. Última Década, (43), correspondiente a la edad estaba escolarizada, y en la educación
Proyecto Juventudes, p.114. secundaria cursaban un 30,4% de hombres y un 35,3% de mujeres
entre 15 y 19 años. En Rojas, C. (1994). Poder, mujeres y cambio
7 ibid., p. 116. en Chile (1964-1973): un capítulo de nuestra historia. Tesis para
optar al grado de Maestría en Historia, Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM-Iztapalapa), División de Ciencias Sociales
8 Austin, R. (2004). Elites, pobladores y educación superior en Chile, y Humanidades, Departamento de Historia, México D.F.  p. 21.
1842-1952. en Intelectuales y Educación Superior en Chile: de la
Independencia a la Democracia Transicional, 1810 – 2001. Santiago:
Ediciones Chile América – CESOC, p.66. 13 Rojas, Op. Cit., p. 22.
106

economía, con la participación democrá- para el año 2015, la cobertura alcanzó un


tica y pluralista en todos los niveles, sin 98% en la educación básica y un 95% en
considerar específicamente las desigualda- educación media, sin que existan diferen-
des en la reproducción de roles de género cias significativas por sexo17. En educación
dentro de las aulas14. superior, a partir de las reformas de 1981,
la participación femenina en el sistema
El mercado: el negocio que reproduce el patriarcado crece de manera sostenida, especialmente
en el subsistema universitario privado18. El
La dictadura militar pretendió refundar negocio educativo identificó bien cómo
totalmente el sistema económico, polí- enfocar expansión y carreras, de modo que
tico y social en nuestro país. La mora- hoy las mujeres mayormente se forman en
lidad ultra conservadora con la que se instituciones masivo-lucrativas universita-
revistió utilizó a las mujeres como punto rias o de la educación técnico profesional,
de apoyo para desplegar su estrategia dependientes de la CPC y de la Iglesia
de moralización de la nación en los valo- (entre el 2011 y 2014 se matricularon más
res cristianos y patrióticos y también el mujeres que hombres)19.
sistema educativo, con una intervención
militar directa en universidades y escue-
Si otrora la Iglesia asumió y definió inicial-
las15, a fin de extender esta dominación.
mente los valores de la educación, hoy es
El giro neoliberal y conservador que tuvo
el mercado quien los impone. Entonces la
la educación durante esta etapa sentó los
mujer debe asumir el traje del emprende-
cimientos del modelo educativo vigente.
dor, el cual es viabilizado por la educación
La municipalización y los colegios parti-
formal mediante la invisibilización progre-
culares subvencionados se tradujeron en
siva de las diferencias y la señalización
más segregación, la desmembración de las
de competencias genéricas y específicas
universidades estatales y tradicionales, la
hacia el mercado laboral. Todo ello, sin
introducción del mercado en la educación
que las obligaciones propias del trabajo
y la desprofesionalización docente.
doméstico y reproductivo desaparezcan
La llegada de la ‘democracia’ profundizó de las expectativas sociales asociadas al
este modelo, aumentando las subvenciones rol de la mujer en la sociedad, configu-
a los privados, lo que sin duda incrementó rándose así bajo una forma específica la
la cobertura. En cuanto a la perspectiva “doble explotación”20 a la cual la literatura
de género, las políticas de la Concertación feminista contemporánea hace largamente
se redujeron a la promoción de la igual- referencia.
dad de oportunidades entre hombres y
mujeres en el acceso a los distintos nive-
les educativos, siguiendo en tal sentido
aislamiento, crítica o negociación. Montevideo: REPEM. p. 44.
las recomendaciones del Banco Mundial
17  Mineduc. (2015). Educación para la Igualdad de Género. Plan
que ya en 1994 “reconoce explícitamente 2015 -2018. Santiago de Chile, p.14.
la necesidad de reducir la disparidad de 18 Mientras que en las instituciones del Cruch la participación
género y aumentar la participación de las femenina pasa de un 38% en 1984 a un 49% en 2016, en las
universidades privadas el crecimiento es aún más drástico: de
mujeres en el desarrollo económico”16. Así, un 30% en 1984 se pasa a un 58% en 2016. En las instituciones
técnico-profesionales, en cambio, la participación ha rondado
14 Ver más en Núñez, I. (2003). La ENU entre dos siglos: Ensayo permanentemente el 50% en el mismo período (Base de datos
histórico sobre la Escuela Nacional Unificada. Santiago: Lom Ediciones Matrícula de Educación Superior 1983-2016, SIES).

15 De La Cruz, P. (2016). La educación formal en Chile desde 1973 19  Mineduc. (2016). Análisis de brechas de género en la educación
a 1990: un instrumento para el proyecto de Nación. En Encuentro superior chilena. Datos 2015, Santiago de Chile, p. 11.
de Latinoamericanistas Españoles (12. 2006. Santander): Viejas y
nuevas alianzas entre América Latina y España, p. 10. 20  Ver, por ejemplo, Federici, S. (2013). Revolución en punto cero:
Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas. Madrid:
Traficantes de sueños.
16  Riquelme, G. (2000). El Banco mundial mujeres y educación:
107

La naturalización de la vocación por La idea primaria de la Iglesia acerca de la


el servicio y los cuidados mujer como un ser sin alma, abre paso a
un concepto funcional de ella en virtud
Si bien parece encontrarse superada en la
de su posición al interior de la familia. Más
comprensión colectiva la exclusión de las
recientemente, Silvia Federici plantea que
mujeres de la educación -han desapareci-
dicho énfasis vocacional no es extraño si
do los biombos y el acceso a la educación
la acumulación capitalista se basa en el
secundaria y terciaria ya no está restrin-
trabajo reproductivo23. Esto significa que
gida a los hombres- sigue existiendo una
la reproducción de la fuerza de trabajo se
suerte de disposición de las mujeres a
sostiene gracias al trabajo doméstico, por
las tareas de servicio y cuidados, siendo
lo que es claro el carácter construido de los
posible observar continuidades desde los
roles de género en la sociedad capitalista.
inicios de la República en la historia de la
educación. En la historia de la educación chilena es
preciso observar estas ideas en los debates
Así, la idea de igualdad que pregonaron las sobre inclusión- exclusión de las mujeres
primeras feministas tras la Ilustración euro- en las instituciones educativas, las materias
pea, fueron respondidas por los pensado- que debían enseñarse, las carreras que
res con el discurso que autoras como Celia mayormente estudiaban y estudian, y la
Amorós llaman ‘la misoginia romántica’21, división sexual en las escuelas. Si bien la
que busca fundar un estereotipo de mujer, educación no es pura reproducción y su
relevando las virtudes que la hacen sobre- potencial liberador se vislumbra en la histo-
salir por sobre el hombre, especialmente ria, en lo sucesivo este trabajo se centra
en cuanto al don de la maternidad que en el proceso de construcción de una
será asociada a determinados valores y normatividad femenina desde la educa-
cualidades. Producto de su virtud, la mujer ción, en la orientación hacia el servicio y
no tiene necesidad de buscar la igualación los cuidados, con primacía en los valores
con el hombre, pues tiene su lugar siendo morales y afectivos.
el centro de la familia, en el cuidado de
sus hijos y marido. Se esencializa lo feme- Tempranamente se aprecian referencias a
nino como una diferencia identitaria y se la necesidad de la formación de las mujeres
le confina, desde ya, al espacio privado. para un rol específico dentro de la división
Ya Rousseau en su famoso Emilio o De sexual del trabajo. José Miguel Carrera
la educación, sostenía cómo debe ser la instruye al Cabildo y a los monasterios
mujer, para después afirmar que es así para que destinen una sala para educar a
por naturaleza. Sofía, la mujer ideal que las niñas en que aprendan religión, escribir
debía ser educada en la sujeción y en la y leer y “los demás menesteres de una
obediencia22. matrona, a cuyo estado debe prepararlas
la Patria”24. Estando tan presente la Iglesia
en la formación de las mujeres afirma la
21  “Lo que llamamos misoginia romántica (…) es un complejo subordinación y releva su función social.
ideológico que se despliega en varios registros (…) Como si la idea La preocupación del Estado en cuanto a
de igualdad generada por la Ilustración conllevará en sí misma la
de desigualdad en relación con la esfera privada de lo femenino, la formación de las mujeres a mediados
pensada en términos de naturaleza y de rasero diferencial desde el del siglo XIX es para que la Patria cuente
que puede emerger la homologación igualitaria entre los varones”.
Amorós, C. Feminismo, Ilustración y misoginia romántica. con mujeres letradas, pues, al ser madres,
En Birulés, F. (Comp.). (1992). Filosofía y género. Identidades
femeninas. Pamplona: Pamiela, pp. 113-136; aquí, pp. 126-127. 23  Federici, S. Op. Cit.

22  Rousseau, J. (1969). Sofía o la mujer. Emilio o la educación. 24 Labarca, Op. Cit., p. 89.


108

podrían educar a ciudadanos virtuosos. mujeres a la educación a través del “decre-


La cualidad de enseñanza se asocia a los to Amunátegui”. Desde los conservado-
instintos ‘naturales’ propios de las mujeres. res, se plantearon interrogantes sobre si
Avanzado el siglo, de esas visiones vendrá “¿Se puede ser buena esposa y madre y,
la noción del doble rol de “maestra-ma- a la vez, estudiar?”. En una edición de El
dre”, comenzando una feminización de la Mercurio del año 1881 se podía leer que “El
profesión docente en donde la precep- campo de operaciones para el hombre es
tora replicará el rol “afectivo, silencioso y el mundo, el tráfago de los negocios es su
obediente que se le asignaba a la mujer elemento (…) El centro de evolución de la
al interior de la familia patriarcal”25. Dicha mujer es la casa; allí está su trono, desde
feminización vino de la mano con la funda- el cual ejerce una influencia bienhechora
ción de la Escuela Normal de Preceptores o perniciosa, pero siempre poderosísima
y con el aumento de la discusión por la sobre la sociedad”28, que bien explica la
cobertura y ampliación de dicha instruc- noción de la misoginia romántica.
ción a mujeres. Sin embargo, tras la vincu- En cuanto a la división sexual de la educa-
lación al “instinto” femenino se escondía la ción, el surgimiento de los liceos femeninos
desvalorización de la enseñanza, traducida constituye un papel central, socializándose
en bajo prestigio y sueldos, en oposición los valores asociados a las mujeres. Hay
desde luego a la docencia que ejercían currículums divididos, donde la enseñanza
los hombres en los liceos masculinos y en masculina es para la vida pública y la feme-
las universidades. Tanto liberales como nina para la vida doméstica. Por ejemplo,
conservadores entendían que la instruc- en el proyecto de instrucción primaria de
ción dada a las mujeres debía tener un 1860 la enseñanza de la Constitución para
doble fin: ser moralizador (formar una los hombres estará reemplazada para las
sociedad de ciudadanos amantes de la mujeres por economía doméstica, costura,
Patria y/o temerosa de Dios) y actuar entre otras; así mismo en los planes de
como mecanismo de control social, dife- estudio para las mujeres normalistas de
renciado por el acceso y entrega de conte- 1883. Lo anterior favorece una temprana
nidos según la extracción de clase de los división ‘natural’, que luego se expresa
educandos26. En la actualidad, son más en las carreras que van a escoger prin-
las mujeres profesoras y las que ocupan cipalmente las mujeres que acceden a la
menos cargos directivos27. La lógica de universidad, asociadas a servicios.
la autoridad paternal pesa incluso en el
gremio: el Colegio de Profesores, desde sus Al alero de los liceos, se formaron prima-
orígenes en 1986, ha tenido 4 presidentes, riamente élites de mujeres, que con la
todos hombres. inclusión de sectores medios -como afir-
ma Asunción Lavrín29- harán propicio el
Otro importante momento de debate fue
surgimiento de una llamada ‘maternidad
el que propició la entrada de (algunas)
científica’. Si bien la formación en huma-
25  Egaña, M., Núñez, I., y Salinas, C. (2001). La voz de las mujeres nidades y ciencia afirma a la instrucción
en el Gremio: una mirada histórica (1900-1930). Docencia, (13), p. 55.
secundaria como espacio de desarrollo
26 “Parece que la mujer hubiese nacido para minuciosa i modestísima
tarea de enseñar a los niños. Ella es sin duda generalmente mas
del pensamiento y de mayor participa-
consagrada, mas pudorosa, mas paciente, mas moral, mas adecuada ción femenina, la visión androcéntrica y el
en una palabra, para esa dificil i perona ocupación. como quiera
que la mujer por su naturaleza y sus hábitos es más de la casa que
el hombre, hasya la escuela misma está de oridnario mas atendida, 28  Egaña, Op. Cit., p. 25.
mas aseadas, mas orderada con ella que con los hombres” (MMIP,
cit. por Peña, p. 28).
29  Lavrín, A. (2005). Mujeres, feminismo y cambio social en
27  Ver, por ejemplo, datos en Mineduc, 2016, Op. Cit., p. 18. Argentina, Chile y Uruguay 1890-1940. Santiago: DIBAM.
109

curriculum marcadamente sexista funda- las mujeres optan por salud, educación y
do en ideas como que “No formar sino a carreras como profesora de alimentación y
uno de los sexos, o formar a ambos con educación para el hogar33. Con la masifica-
prescindencia de la armonía de sus futuros ción de la educación superior, la tendencia
roles, equivale a divorciarlos moralmen- por las carreras feminizadas se mantiene.
te”30, incentiva la diferenciación de roles, El 2016 la participación de las mujeres
logrando equilibrar el desarrollo de la razón en el sistema universitario en carreras de
asociada a lo masculino, con la afectividad educación alcanza el 72% (principalmen-
propia de lo femenino para una efectiva te en Educación Parvularia, Diferencial y
división sexual y jerarquizada del trabajo. Básica) y en salud a un 69% (en carreras
que no son medicina, como Obstetricia con
El aumento de la matrícula femenina en el 93%yNutrición con un 88%). A su vez,
los establecimientos públicos primarios en el sector técnico profesional, la partici-
y secundarios, parece romper con la pación femenina en educación alcanza el
desigualdad, pero no será hasta el reco- 84%, mientras en salud el 81%34. En ambos
nocimiento de la ciudadanía con el dere- casos contrasta con el área de Tecnolo-
cho a voto que ésta tendrá mayor peso gía, donde no superan el 20% y 24% de
emancipador. Las reformas educativas participación, respectivamente. Bien lo han
de 1965 promueven la creación de liceos sabido leer los estrategas del mercado a
mixtos con un discurso coeducacional. Sin través de la expansión de la educación
embargo, hasta la fecha y en menor grado, masivo-lucrativa.
se mantiene la división en cuanto a los
establecimientos emblemáticos tradicio- Hacia una educación pública femi-
nales y a la educación de escuelas católi- nista, laica, no sexista y democrática
cas31.  Desde luego que la presente división
responde principalmente a la tradición, La educación ha sido un espacio propicio
por existir un currículum común (sin aún para la reproducción de la normatividad
considerar la idea del currículum oculto femenina, como, a su vez, para poten-
de género), pero toda vez que perpetúa ciar el libre pensamiento, la organización
la división, promueve, al menos implícita- de mujeres y su inclusión en el espacio
mente, roles diferenciados. público, asumiendo su sentido más libe-
rador. El mejor ejemplo es el Movimiento
Si bien en las universidades dicha división Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile
no opera, en la práctica toma otras expre- (MEMCH), una de las primeras organiza-
siones, pues la producción convencional ciones feministas que, fundado en 1935,
del conocimiento, tanto como el vínculo reunió a diversos colectivos de mujeres de
entre saber y poder están asociadas al distintos sectores sociales y liderado por
hombre. ¿Qué van a estudiar las mujeres? las intelectuales universitarias de la época.
Desde sus inicios32 y avanzado el siglo XX, Si bien se diluyó después de la obten-
ción del voto en 1949, su legado permite
30  Prats de Sarratea, T. (1905). Proyecto de reorganización de
los liceos de niñas de la república. Santiago: Imprenta I Enc. vindicar la educación como un elemento
Universitaria, p. 6 sustancial en la toma de conciencia de las
31 De acuerdo con cifras del Ministerio de Educación (Mineduc), en mujeres35.
Chile, el 3,8% de los colegios son sólo para hombres o para mujeres. html#presentacion
Al 2015, del total de colegios, el 96,3% (11.555) son mixtos, mientras
que los exclusivamente femeninos el 1,8% (209) y los de hombres, 33  Artículos de los ejemplares de la revista Eva de 1948 en Ibid.
el 2,2% (262).
34 Datos SIES 2016.
32  Mujeres y profesiones universitarias (1900-1950). Memoria
Chilena: Portal http://www.memoriachilena.cl/602/w3- article-755. 35 Ver MEMCH. (1983). Antología para una historia del movimiento
110

Sin embargo, hay pilares del patriarca- Si bien muchas barreras se han superado
do estructurantes y muy profundamen- en la educación de las mujeres, se siguen
te afianzados en nuestra cultura, que se transmitiendo valores androcéntricos de
esconden e invisibilizan frente a la suerte la sociedad patriarcal mediante las normas
de igualdad de oportunidades en el acce- disciplinarias, los uniformes diferenciados
so, lógica fervientemente promovida por para mujeres y hombres, o en las prácticas
las fuerzas concertacionistas. Como lo de deportes, por ejemplo37. También el
afirma Silvia Federici, “la jerarquía hace llamado ‘currículum oculto’ en las escue-
que las diferencias se vuelvan una fuente las. Basta analizar los textos escolares, en
de discriminación, de devaluación y de donde los personajes masculinos predomi-
subordinación”36, es decir, abogar por la nan, mientras las pocas mujeres que apare-
superación de toda diferencia a priori no cen están asociadas al servicio dentro
se enfrenta decididamente a develar lo que de los espacios privados38. También los
posibilita que dicha diferencia habilite la énfasis que las y los profesores fomenten
subordinación femenina. según su experiencia y formación, que
mayormente no asumen conscientemente
¿Cómo avanzar para que escuelas y
la reproducción de los roles de género.
universidades eduquen reinterpretando
y democratizando en códigos feministas
En todas estas tareas, en especial aquellas
las promesas incumplidas de la moderni-
que nos exigen imaginar nuevas relaciones
dad: igualdad, libertad y fraternidad? El
donde la autonomía de las mujeres no se
sentido público de la educación hay que
reduzca a la del hombre capitalista, se debe
transformarlo, los vestigios republicanos
tomar el consejo de Simone de Beauvoir:
del hombre como ciudadano virtuoso se
“… guardémonos de que nuestra falta de
mantienen en muchas esferas; jerarquías
creatividad despueble el porvenir”39, sólo
entre educadores, en procesos de demo-
así, a través de la educación, como espacio
cratización sin perspectiva de género, en
de creación, podremos seguir superando
las disparidades en la organización de la
barreras.
misma. Mientras sean los hombres quie-
nes en mayor medida ocupen los espa-  
cios directivos y de inspección, se seguirá
reproduciendo la figura simbólica del padre
autoritario, con capacidad de liderazgo,
que ordena los espacios. En definitiva, sin
educación pública feminista, la democra-
tización no será para todas y todos.

Esa educación pública deberá ser mayo-


ritaria en matrícula y en ideas. Basta con
recordar los últimos debates en materia
educacional -ante el deterioro de ésta-
y la defensa organizada de la Iglesia y 37  Ver,por ejemplo, Morga de G y Alonso, G. (2008). Cuerpos y
del mercado frente a posibles avances sexualidades en la escuela. De la “normalidad” a la disidencia.
Buenos Aires: Paidós.
desmencantilizadores y democratizadores,
los cuales son de alta efectividad. 38  Covacevich C., y Quintela-Dávila G. (2014). Desigualdad
de género, el currículo oculto en textos escolares chilenos. Banco
femenino en Chile. Santiago. MEMCH. Interamericano de Desarrollo, p. 3.

36   En entrevista: http://lapeste.org/2016/02/silvia-federici-las- 39  Beauvoir, S. D. (1965). El segundo sexo. Buenos Aires: DeBolsillo,
diferencias-no-son-el-problema-el-problema-es-la-jerarquia/ p. 723.
V

VIOLENCIA
113

ANA PAULA VIÑALES MULET

Madres negligentes o víctimas del


patriarcado: Uno más de los problemas
éticos del Sename.

Las teóricas feministas, y el activismo que les concierne,


han trabajado a lo largo de los años

por la liberación de las mujeres, logrando espacios de


desplazamiento que abren camino a la igualdad de dere-
chos. Esta lucha comienza a tomar forma con Mary Wolls-
tonecraf, quien cuestiona la desigualdad de sexo pensada como
constitutiva por el romanticismo. Naturalización que relega a
la mujer al lugar de madre, hija, esposa, hermana, de otro
masculino, quien se elevaría de la condición animal al atribuír-
sele cualidades asociadas a la razón. Simone de Beauvoir
dirá mas tarde que dichas funciones pertenecientes a la
mujer no constituyen socialmente motivo de una altiva
confirmación de la existencia, sosteniendo la denigra-
ción femenina. La filosofa reforzará también esta idea
al argumentar que, ante su condición reproductora, la
mujer queda destinada a largos periodos de impotencia y
sedentarismo, permitiendo a los hombres el uso exclusivo
de los espacios públicos. Relegada entonces a lo privado
y atrapada así en el rol de madre/esposa, es determinada a
cuidar de otro esencializándose dicha actividad como atributo
natural, ser por y para otro por sobre cualquier otra posibili-
dad de existencia. La feminista y filosofa española Amalia
Valcárcel refiere que como consecuencia de lo anterior,
la mujer no tendría individualidad en sentido pleno “lo
femenino ama y desea genéricamente, mientras que lo
masculino, individualiza”, se pensará a la mujer como
“todas las mujeres”, configurándose entonces lo femenino
como el sexo idéntico.

Si bien se abren en lo publico espacios de desplazamien-


to femenino avanzándose en la igualdad de derechos, la
maternidad continua asociada a una fuerza natural, se piensa
aún en el instinto materno como motor de esta función. Así,
permanece un imaginario colectivo de mujer para y por
otro como papel fundamental del género.

Publicado en diario El Desconcierto, obtenido desde:


http://www.eldesconcierto.cl/2017/01/14/madres-negligentes-o-victimas-del-patriarcado-uno-mas-de-los-problemas-eticos-del-sename/
114

El Sename, como institución responsa- a la mujer le es negada su individualiza-


ble del bienestar superior del niño, exige ción. En este escenario es entonces, solo
el ejercicio de una maternidad “idónea” madre, es “toda madre”.
para asumir o mantener los cuidados del
El Sename se enfrenta a un dilema ético
hijo/a. Se pretende entonces “habilitar” a
significativo. Trabajar desde las “habilidades
los padres para este fin, trabajando así sus
parentales” con una mujer/madre vulnerada en
“habilidades parentales”. En estos térmi-
sus derechos no solo no sostiene una postura
nos, esa madre es de antemano “evaluada”
ética, sino, deviene en una reproducción velada
como negligente, en tanto no se encontraría
dentro del box de atención, de esa violencia
en condiciones de salvaguardar el bienestar
patriarcal. Mantiene, desde el castigo y la
integral de su hijo/a. Esta “idoneidad” mora-
exigencia, el lugar subordinado de esa
liza la parentalidad. Ocurre que el marco
madre únicamente vista en ese rol, esen-
discursivo de las “habilidades parentales”
cializada desde ahí y anulada por tanto en
adquiere un talante controlador, de moni-
su historia y subjetividad.
toreo y supervisión, corriendo además el
riesgo de caer en juicios morales conde-
Así, existen profesionales y técnicos que
natorios respecto a qué configura una
en el intento imperante por “habilitar” a
madre “hábil”.
esa mujer en su maternidad junto a impor-
tantes confusiones o desconocimiento
Ahora bien, el problema se complejiza
respecto a la violencia patriarcal, se posi-
más aún resultando que un alto porcen-
cionan en lugares normativos altamente
taje de madres usuarias de la red Sename
asimétricos, perpetuando y extendiendo
se constituye en víctima de violencia de
desde el control, la vulneración vivida puer-
género a nivel intrafamiliar. Atrapada
tas adentro.
en un escenario de violencia, someti-
da al dominio de un otro, anulada en su Trabajar desde las “habilidades parenta-
subjetividad, ¿cómo mirarla desde un rol les” no promueve un pensamiento crítico
materno? Así, la confusión detona en una y reflexivo, un deseo de reivindicación en
traducción de lo anterior al cumplimiento cuanto a la violencia de género por parte
de tal o cual tarea, asistencia a visita en la de los profesionales, ni una postura ética
residencia, “adherencia” al programa, etc. ubicua e imprescindible en quien trabaja
Una demanda en términos normativos con derechos humanos.
foránea al reconocimiento de vivencias
dolorosas y situaciones de vulneración
que vive o ha vivido el adulto en cues-
tión. Suponiendo un problema comple-
tamente descontextualizado, se ordena
asistencia al Centro de la Mujer y alejarse
del maltratador, ¿qué efectos positivos
podría tener una intervención normativa
a quien además, en sumisión vive bajo la
ley incuestionable de otro?

Se desmiente así el contexto familiar y


social en el que esa madre se encuentra
inserta, invisivilizándola en su ser sujeto/
mujer. Parecieran dilucidarse aquí estra-
gos del romanticismo misógino, en donde
115

ANA PAULA VIÑALES MULET y CRISTIÁN SOLAR VALENZUELA

Las fronteras del femicidio.

Once son los femicidios cometidos en lo que va del año


2016. Once escenas brutales, de la más grave forma de
violencia hacia la mujer. Es importante tener presente
que esta demostración máxima de abuso de poder, trae
consigo historias de maltrato, donde quien agrede ha
llevado el acto violento a su punto culmine. Así la mujer,
que fue configurándose como objeto, alcanza la litera-
lidad en su perpetua cosificación, la pérdida absoluta y
radical del derecho sobre su cuerpo.
¿Cómo pudo interrumpirse este dramático proceso?
Impresiona   que un alto porcentaje de femicidios no
cuenta con denuncias previas, siendo posible asumir que
las medidas cautelares impuestas por el sistema público,
no han logrado constituirse en garantes de protección,
en efecto, muchas mujeres visualizan la denuncia como
un factor de riesgo a la (sobre)vivencia diaria.

Si solo un mínimo porcentaje de mujeres asesinadas por


su pareja o ex pareja han dejado registro público, que
permite incorporarlas en las estadísticas formales de
violencia intrafamiliar, alarma pensar en cuantas no lo
han hecho, convirtiéndose en este mismo momento en
potenciales víctimas de un homicidio. En tanto la grave-
dad del asunto, la opinión pública se ha manifestado
ante la vergonzosa existencia de titulares de prensa o
televisión que relegan el problema al amor, a crímenes
pasionales, desviando el foco de atención por medio de
una prensa rosa que espectaculariza la problemática.

Por otra parte, surge la visualización de variables que,


no obstante el intento por contribuir a la comprensión
del fenómeno, predisponen nuevamente al desvío del
núcleo sustancial. Es decir, la relevancia del poder de
los medios de comunicación en la construcción de un
imaginario colectivo al respecto. En estos términos, es

Publicado en Revista Sur, obtenido desde:


http://www.revistasur.cl/revistasur.cl/2016/03/las-fronteras-del-femicidio/
116

necesario relevar la obligación de informar En este marco, tener lo anterior en consi-


la nacionalidad de un extranjero asesinado deración, se convierte en una doble
en un territorio foráneo, esto contribuye a responsabilidad ética y política de toda
la dignidad y derecho de identificación. Sin la ciudadanía respecto a la violencia hacia
embargo, existe un riesgo ante la posibili- las mujeres. Dejar en aislamiento el tópico
dad de que la representación social de la de la violencia a un hecho que ha infringido
violencia máxima hacia la mujer quede en una ley local, desconociendo una cultura
alguna parte articulada al país de proce- latinoamericana que ha anidado de mane-
dencia de sus protagonistas, tomándose ra sostenida un orden social que no tiene
distancia de la cruda realidad: En Latinoa- fronteras. A pesar de nuestras diferen-
mérica y en muchas partes del mundo, las cias en relación a lo individual y colectivo
mujeres hemos ocupado un lugar de alta como puntos referencia, cabe destacar que
vulnerabilidad social, por el simple hecho nuestras problemáticas debieran tener una
de ser mujer. solución que considere la historia, prácti-
cas, idearios y discursos que se producen
Al respecto, pensar en la nacionalidad de
en todos los niveles y que se radicaliza en
una víctima y un agresor en el caso del
una muerte.  Por tanto, no sólo se hace
femicidio, se convierte en un problema.
necesario abjurar con lo imaginario ideado
Tomando como ejemplo el reciente asesi-
a propósito del machismo y la xenofo-
nato de Juliana Aguirre Acevedo cometido
bia sino también con la inhabilidad de un
por su pareja Edwin Vásquez, ambos de
estado que debe por obligación asegurar
origen colombiano, surgen un sinfín de
dignidad como punto nodal ante cualquier
interrogantes en un registro imaginario.
fenómeno social.  Tomando la inclusión no
Si ya se estigmatiza en algunos sectores
sólo como un correcto trato sin prejuicios,
a personas inmigrantes como narcotra-
sino un acceso a instancias que pueden
ficantes y “delincuentes”, ¿se atribuirá
prevenir situaciones tan horrorosas como
ahora también a los colombianos el ser
la recientemente acontecida, como un
un potencial femicida? Argumentar desde
derecho, un derecho humano que por
ahí mas allá de corresponder a un evidente
supuesto no tiene nacionalidad, ni frontera
prejuicio, favorecería la frecuente desmen-
ni territorio más que lo humano.
tida del orden machista y patriarcal de
nuestro país.

Ahora bien, desde la otra vereda, es impo-


sible y altamente irresponsable desconocer
la cuota de desventaja que recae sobre
mujeres inmigrantes, quienes en su mayo-
ría viven sin redes de apoyo familiares y
comunitarias, excluidas incluso de la ley,
al encontrarse muchas en situación de
irregularidad migratoria. Sin ir más lejos,
en el caso de Juliana, la familia ha seña-
lado a los medios haber sospechado de
problemas en la relación de pareja, pese a
mantener una imagen del agresor alejada
de la realidad, sin siquiera presumir por
tanto que la joven era indudablemente
víctima de grave violencia.
117

ANA PAULA VIÑALES MULET

Consentimiento y patriarcado: Que no


haya resistencia física no significa que
no sea violación.
En el marco del reciente caso de connotación pública en
España, “la Manada” el “consentimiento” y el análisis del
mismo ha cobrado un lugar preponderante en la discusión
pública en cuanto a la comprensión de los delitos sexua-
les. Así como lo ocurrido en España, el sistema judicial
chileno ha desestimado en innumerables ocasiones, la
violación en un acto sexual en que la víctima no ha hecho
uso de fuerza física ni manifiesta resistencia corporal,
argumentando el consentimiento de quien denuncia,
cuando el violador no utiliza algún tipo de objeto amena-
zador. Así las cosas, y ante la impresentable resolución
judicial española y la nimia condena que recae sobre los
agresores que conforman “la Manada” y tantos otros, se
hace necesaria la pregunta por el consentimiento y el
estatuto del mismo en una agresión sexual, toda vez que
la ausencia de resistencia física de la víctima no indica, ni
debiera presumir una relación sexual consentida.

Los profesionales que trabajamos de manera directa con


víctimas de agresión sexual, advertimos el orden de lo
traumático en esta falta de respuesta “activa”, en tanto un
“congelamiento” ante lo irrepresentable del ataque y de
su efecto cosificador. Por una parte, un arma de defensa
posible garante de sobrevivencia frente a la figura aterra-
dora del familiar o (des)conocido que deviene violador. Si
la víctima percibe que no puede huir ni luchar, ¿qué otra
opción tiene? Y para asumir que no le es posible ningu-
na de estas dos alternativas, no siempre es necesario el
uso de fuerza física de quien agrede. Esta “no defensa”
respondería entonces, a la lógica en la que se ejecuta la
embestida, la mujer queda reducida al lugar de objeto
y ante esta desubjetivación, el congelamiento permite
también la supervivencia psíquica bajo una especie de
disociación, es decir un “esto no me está pasando”.
El bloqueo cobra a la vez un doble estatuto al advenir
frente a la desmentida social de la violación en un siste-
ma patriarcal, a modo de ejemplo, el nulo o dificultoso
reconocimiento de la violación presenciada por terceros
Publicado en diario El Desconcierto, obtenido desde:
http://www.eldesconcierto.cl/2018/06/17/consentimiento-y-patriarcado-que-no-haya-resistencia-fisica-no-significa-que-no-sea-violacion/
118

en una fiesta, o la “aceptación” por parte


del grupo familiar, del acto incestuoso como detonador de una suerte de toque
hacia uno de sus miembros, fenómeno que de queda para todas las mujeres, limitando
pone en duda el propio juicio de realidad nuestros cuerpos tanto en sus movimien-
de quien vive los abusos. tos como en el uso de ciertos horarios y
espacios públicos. No resulta inverosímil
En esta línea, resulta imprescindible la la absolución de un agresor sexual cuando
compresión de la agresión sexual en el la víctima no parece ser una mujer “de
marco de un orden social heteropatriarcal bien” o “de su casa” y la agresión no llega
que la permite y sostiene, acabando con la a ofender a otro masculino, no afecta el
patologización del victimario, como bien ha “honor” de otro hombre. Cuando la víctima
impulsado el movimiento feminista desde se encuentra en estado de ebriedad, por
hace muchos años. Así, y hablando de la ejemplo (pese a que la ley sí considera
“dueñidad”, indica Rita Laura Segato que violación cuando subsiste un estado alte-
el crimen sexual se encuadra en relaciones rado de conciencia), ha sido violada en
de poder, no concierne a lo genital preci- situación de prostitución o las agresiones
samente, denotando la violación un meca- han sido ejercidas por una pareja. En estos
nismo político de control de las masculini- casos, pareciera que el agresor detentara
dades sobre las mujeres y/o lo femenino, un permiso social ostensible a la soberanía
relaciones de fuerza entrelazadas a otras sobre el cuerpo de su víctima, pues esta “se
formas de poder y subordinación. La viola- lo estaba buscando” dándose por sentado
ción y abuso sexual responderían a un entonces una suerte de consentimiento.
gesto moralizador, de castigo y corrección A esto sumándose en una gran cantidad
hacia quien “transgrediera” las normas de de casos, la ausencia de resistencia físi-
control que los cuerpos femeninos y/o ca, siendo entonces la mujer embestida,
feminizados debiésemos acatar, entre ellas, doblemente juzgada.
constituirnos en objeto de propiedad y/o
Para Leonor Silvestri estos casos calzan
consumo del otro masculino. Vale recordar
con la idea de una “mala víctima” toda vez
a la misoginia de los grandes filósofos que
que su defensa no es del todo válida ante
instituyeron la inferioridad de las mujeres
la ley (o ante el sistema judicial), siendo
relegando lo genéricamente humano a los
esto peor aún cuando esa “mala víctima”
hombres: Rousseau en “El Contrato Social”,
no ha intentado luego quitarse la vida, ni
Schopenhauer o el mismo Nietzsche, quien
su sexualidad ha quedado dañada para
dirá mediante Zaratustra; “¿vas con muje-
siempre, “¿es que acaso le ha gustado?”.
res?, ¡no olvides el látigo!”.
La mala victima podría ser entendida como
quien no se subordina a la tortura morali-
En estos términos, es posible compren-
zadora, quien continúa bebiendo y salien-
der las violaciones masivas en tiempos de
do a fiestas, quien continúa ejerciendo la
guerras, siendo ejecutadas como armas de
prostitución (o bien siendo prostituida),
combate para el sometimiento de quien
quien perpetuó en el tiempo la relación
representa al enemigo, constituyendo
de pareja con su agresor.
el más antiguo acto de dominación. En
este mismo escenario, cabría recordar a El proyecto de ley que cuestiona el consen-
las mujeres “de consuelo”, quienes eran timiento atribuido a la ausencia de resis-
obligadas a prostituirse y convertirse en tencia física pese a una negativa verbal,
esclavas sexuales del ejército japonés en reconocería por tanto las estructuras de
la Segunda guerra Mundial. poder y dominación masculina que operan
en la agresión sexual, más allá de lo sexual
De esta forma, la violación puede pensarse y más allá de lo anecdótico, otorgando
119

otro tipo de escucha a esa “mala víctima”,


una escucha que no desmiente el patriar-
cado ni por tanto el carácter político e
histórico del control sobre nuestros cuer-
pos, una escucha que no niega un pacto
social fundado en relaciones de fuerza. El
“consentimiento” tiene un carácter negati-
vo, puede ser pensado desde la sumisión,
aceptación, renuncia de toda resistencia,
reconocimiento de la desigualdad de liber-
tades y poderes, disimetría del derecho
sobre los cuerpos sexuados. Entonces,
¿es posible considerar legítimo este tipo
de “consentimiento”? Lo que finalmente
propone, entre otras cosas, el proyecto de
ley impulsado por Karol Cariola y Camila
Vallejo es pensar ante la ley este tipo de
consentimiento viciado como la ausencia
de consentimiento, dando cabida al surgi-
miento de un nuevo marco probatorio que
aproxima la verdad jurídica a una verdad
subjetiva fundada en el patriarcado.
121

ANA PAULA VIÑALES MULET

El crimen contra Joane Florvil y las


“malas madres”.

El pasado 30 de septiembre del año en curso, tras una


cadena de vejamenes, Joane Florvil muere, aparentemente
en ese entonces, a causa de autolesiones en su cabeza. Sin
palabras dejan los nuevos antecedentes que levantan la
hipótesis de una muerte provocada por golpizas por parte
de Carabineros de Chile. Titulares de noticia continúan
refiriéndose a “la muerte de joven haitiana” pero Joane
fue asesinada, de una u otra manera Joane fue asesinada.
¿La mataron con un golpe? ¿Con golpizas? ¿La mataron
con el arma del desprecio y la desidia? Aún es incierto
el cómo, pero a Joane la torturaron. A Joane la mataron.

Su vecina Isabel Araya relata para este medio: “me dijo


que la habían metido en una pieza cerrada con llave y
que horas después viene un carabinero (o carabinera,
no pudo especificar el género) y le tiró un colchón al
piso para que durmiera. Le dice ‘acuéstate ahí’, pero
ella dijo ‘no, no, quiero mi bebé’. Y entonces me indica
que la empujó con fuerza contra la pared y se pegó en
la cabeza -se tomó su cabeza- y ahí, me dijo, ‘empecé a
golpearme’. Se pegaba aquí y aquí -señalando cabeza y
cuello- para quedarse dormida. Se quería morir”. Joane
habló con su cuerpo porque su palabra fue negada, y
su palabra fue negada no solo por ser mujer, pobre y
haitiana, sino imperdonablemente una “mala madre”.

Así, queda de manifiesto que Joane fue asesinada por


un país machista, clasista y racista.
Resulta importante preguntarse cuál de estos tres meca-
nismos de opresión se hizo caer con mayor peso a la hora
de su muerte. Sin duda, el lugar de cada uno de estos
tres dispositivos de dominación ha sido transversal, sin
embargo, pareciera necesario mirar más allá.

Lo que le hicieron a Joane podría venir a constituirse


en símbolo de un problema ordinario del Estado país
en relación a la maternidad. Un Estado hipervigilante
Publicado en diario El Desconcierto, obtenido desde:
http://www.eldesconcierto.cl/2017/10/28/el-crimen-contra-joane-florvil-y-las-malas-madres/
122

hacia mujeres/madres pobres y el ejercicio reforzar la idea de una “mala madre”. Si


del rol parental. La violencia hacia Joane la maternidad es considerada instintiva y
se debió a supuestos que encuentran su fundante de la identidad femenina y del
fundamento no solo en la estigmatización orden social heteropatriarcal, una “mala
en tanto haitiana, sino en la conjetura de madre” puede llegar a ser anulada no solo
haber contravenido el rol materno. como mujer sino como sujeto, destituida
subjetivamente, denegada en su estatuto
La violencia patriarcal naturaliza la mater- de humana, despreciada, denigrada y en
nidad, la idoneidad para cuidar de otro este caso gradualmente asesinada (por
queda esencializada en lo femenino, omision o no precisamente).
Silvia Tubert indica que “no se trata de
una legalidad explicita sino de un conjun- Las residencias del Sename y programas
to de estrategias y prácticas discursivas ambulatorios consideran en sus linea-
que, al definir la feminidad, la construyen mientos el trabajo en las “habilidades
y la limitan, de manera tal que la mujer parentales” con madres y padres que han
desaparece tras su función materna”. Exis- vulnerado a sus hijos desde el maltrato,
te una obligatoriedad cultural a ser una negligencia o abandono, en este trabajo se
“buena” madre. ¿Cómo no serlo si habría espera de esas madres un cumplir y deber
un instinto materno? De esta forma, y sin ser, siendo muchas veces negadas en su
profundizar en cómo los hilos del patriar- subjetividad. La biografía no es del todo
cado han oprimido a las mujeres desde invisibilizada, por el contrario, el sistema
esta representación de lo materno, están en su perversión, utiliza esta misma para
las “malas madres”, que son condenadas argumentar la incompetencia en lugar de
moral y socialmente en relación al grado tomarla para trabajar en la reconstrucción
de la desobediencia. Existen mujeres que de una subjetividad: “es drogadicta” “es
no desean convertirse en madres, trans- prostituta” “es delincuente” y, en un regis-
greden así el orden social, sin embargo, tro inconsciente, “es haitiana”, “es pobre”.
abandonar a un hijo significa contravenir No viene al caso desarrollar esta idea, pero
el mandato cultural del ser mujer/madre aparentemente parte de la individuali-
de una manera absolutamente radical, dad es entonces extraída del sujeto mujer
indefendible. Abandonar a un hijo no solo madre para ser devuelta en su contra, sin
es un delito legal sino moral y el más grave posibilidad de escucha.
de los delitos morales que podría cometer
una mujer. Rita Segato propone el concepto de
violencia moral para referirse al “conjunto
Tras una situación confusa, a Joane, de mecanismos legitimados por la costum-
mujer pobre e inmigrante, le imputaron bre para garantizar el mantenimiento de
rápidamente el abandono de su hija, los estatus relativos entre los términos de
fue “inhabilitada” parentalmente, había género. Estos mecanismos de preservación
transgredido, a juicio de los culpables de sistemas de estatus operan también en
directos, un mandado sociocultural de el control de la permanencia de jerarquías
su constitución de mujer, la materni- en otros órdenes, como el racial, el étnico,
dad. En esta lógica, Joane se configuró el de clase, el regional y el nacional”. La
en cuestión de segundos en una suerte autora refiere que esta violencia se cons-
de peligro para la sociedad, no solo le tituye en la principal forma de control y
arrebataron a su hija sino obturaron su opresión social con efectos devastadores
palabra como castigo, llano gesto de para la liberación de las categorías sociales
deshumanización. Su origen haitiano y subordinadas, agrega que se caracteriza
la pobreza en que vivía la condenaron a
123

por presentarse por medio de actitudes


invisivilizadas, gestos, miradas, indiferen-
cia, desvalorización, etc.
Si el Sename se da a la tarea de “habilitar”
a una “mala madre” pareciera imprescin-
dible preguntarse de qué forma la está
escuchando. Sin duda no es posible pasar
sobre la ley, no obstante es preciso pensar
si estas mujeres, madres, pobres y en
muchos casos inmigrante ¿están siendo
acaso escuchadas? ¿Son pensadas como
quien porta un decir? ¿O son simplemen-
te sepultadas como madre/ mujer, como
humana? Una sepultura metafórica, que
en el caso de Joane se materializa trági-
camente en lo real.
124

AUTORAS
Afshin Irani Cereceda ~ Licenciado en Filo-
sofía de la Universidad de Chile, investiga-
dor de la Fundación Nodo XXI.

Ana Paula Viñales Mulet ~ Psicóloga de la


Universidad Católica del Norte, Magíster en
Psicología Clínica, mención teoría y clínica
psicoanalítica de la Universidad Diego Por-
tales, integrante de la Fundación Creando
Salud.

Camila Miranda Medina ~ Egresada de De-


recho en la Universidad de Chile, Directora
de la Fundación Nodo XXI.

Camila Rojas Valderrama ~ Administra-


dora Pública y estudiante de Magíster en
Gestión y Políticas Públicas de la Universi-
dad de Chile. Presidenta de la Federación
de Estudiantes de la Universidad de Chile
(2016) y Diputada por la Región de Valpa-
raíso (2018-2022).

Carolina Olmedo Carrasco ~ Licenciada en


Arte y Doctora © en Estudios Latinoameri-
canos de la Universidad de Chile. Investiga-
dora de la Fundación Nodo XXI.

Cristián Solar Valenzuela ~ Psicólogo y Ma-


gíster en Psicología Clínica, mención teoría
y clínica psicoanalítica de la Universidad
Diego Portales. Coordinador de la ONG
Corporación Caleta Sur.

Cristina Jara Villarroel ~ Profesora de His-


toria, Geografía y Educación Cívica de la
Universidad Metropolitana de Ciencias de la
Educación. Investigadora de la Fundación
Nodo XXI.
125

Daniela López Leiva ~ Abogada de la Uni-


versidad Central. Directora de la Fundación
Nodo XXI y encargada feminista en la Dipu-
tación de Camila Rojas Valderrama.

Daniela Quintanilla Mattef ~ Abogada de


la Universidad Diego Portales, defensora
de los Derechos Humanos y Presidenta del
Sindicato de Trabajadores de la Subsecre-
taría de Derechos Humanos.

Javiera Toro Cáceres ~ Abogada de la Uni-


versidad de Chile. Coordinadora de conte-
nidos de la campaña presidencial del Frente
Amplio (2017). Actualmente es Secretaria
Política de Izquierda Autónoma.

Macarena Castañeda Letelier ~ Antropólo-


ga Social y estudiante de Magíster en Ges-
tión y Políticas Públicas de la Universidad
de Chile. Vocera de la Mesa de Acción por
el Aborto en Chile.

Pierina Ferretti Fernández ~ Socióloga de


la Universidad de Valparaíso, Magíster en
Estudios Latinoamericanos de la Universi-
dad de Chile y estudiante de Doctorado en
Estudios Latinoamericanos de la Universi-
dad de Chile. Investigadora de la Fundación
Nodo XXI.

Rosario Olivares Saavedra ~ Profesora de


Filosofía de la Universidad de Playa Ancha,
Directora del Colegio Latinoamericano de In-
tegración, Integrante de la Red de Profeso-
res de Filosofía de Chile (REPROFICH) y de la
Red de Docentes Feministas (REDOFEM.
126

Sofía Esther Brito Vukusich ~ Estudiante


de Derecho en la Universidad de Chile. In-
tegrante de la Coordinadora 8 de Marzo y
Defensoría Feminista “La Hiedra”

Sebastián Caviedes Hamuy ~ Sociólogo y


estudiante de Magíster en Estudios Lati-
noamericanos de la Universidad de Chile.
Investigador de la Fundación Nodo XXI.

Valentina Saavedra Meléndez ~ Arquitecta


y Magíster en Urbanismo de la Universidad
de Chile. Presidenta de la Federación de la
Universidad de Chile (2015). Actualmente es
Secretaria General de Izquierda Autónoma.
www.izquierdaautonoma.cl
www.frente-amplio.cl

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