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Augusto Comte, su nombre completo era Isidore Marie Auguste François Xavier

Comte. Nació el 19 de enero de 1798 en Montpellier, Francia.

En 1814 ingresa en la elitista Escuela Politécnica, de la que fue expulsado en


1816, acusado de republicanismo e indisciplina. En esta época comienza a
estudiar a los pensadores del siglo XVIII y conoce a Saint-Simon, para el que
trabaja como secretario desde 1818.

Entre 1830 y 1842, Comte pasó una etapa de separación y ruptura frente a las
ideas de Saint-Simon. Para ello, trabajó en su obra titulada “Curso de filosofía
positiva”. Era un tratado en el que él elaboró su propia filosofía particular, a la que
presentó como una filosofía de las ciencias. Por una parte, Comte clasificó las
ciencias según un orden creciente de complejidad y, por otra, formuló la ley de la
historia del espíritu humano, también conocida como la “ley de los tres estados”.
Esos tres estados eran: el teológico, el metafísico y el positivo. Para el filósofo,
todos eran sucesivos y constituían tres etapas distintas del desarrollo del espíritu
humano.

 Estadio teológico o ficticio (S. XIV)

En este estadio de evolución de la sociedad, el ser humano explica todas las


cuestiones que le surgen con respuestas de índole religiosa. Se caracterizan por
ser sociedades marcadamente autoritarias.

 Estadio metafísico o abstracto (Renacimiento y Revolución Francesa, S.XIV


hasta S.XVIII)

Este estadio de evolución humana se puede caracterizar como un periodo de


transición, intermedio entre la religión y el estadio científico.

 Estadio científico o positivo (Finales del S.XVIII)


Es el estadio de desarrollo y evolución humana en el que triunfa la razón y la
ciencia. El hombre encuentra respuestas a sus cuestiones en la ciencia y se olvida
completamente de las respuestas de índole religioso. Es la sociedad libre.

Comte afirmaba que sólo el espíritu positivo representaba una auténtica mutación
del espíritu, tanto en el objeto de la investigación como en el método. Por tanto, el
positivismo consistía en aplicar los métodos utilizados en las matemáticas y en las
ciencias experimentales a los fenómenos sociales y políticos. De esta forma, se
podrían extraer las leyes que regían la estructura y el desarrollo de las
sociedades.

Las teorías que postuló Auguste Comte crearon así una física social, qué él
bautizó como “sociología” y que se clasificó entre las ciencias experimentales. La
exigencia del filósofo era la de realizar una reforma de la humanidad que tuviese
un orden más conforme con las aspiraciones humanas. Estas ideas las formuló
sobre todo en “El sistema de la política positivista” en 1854 y en “El catecismo
positivista” en 1852. Esta última, en la que expuso el evangelio de la nueva religión
positivista de la humanidad, ofrece matices desconcertantes en muchos aspectos
y en su lenguaje.

Poco antes de su muerte, su obra desembocó en una “religión de la humanidad” y


Comte se erigió en el sumo sacerdote. Finalmente, el 5 de septiembre de 1857
falleció en París, dejando tras de sí un legado filosófico considerable.

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