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Recomendaciones básicas para reducir el riesgo de deterioro por corrosión de estructuras de

hormigón armado:

El estado superficial del acero influye en la capacidad de pasivación de las armaduras. Si la


superficie de la armadura se encuentra cubierta con óxidos o suciedad en el momento del
contacto con el hormigón, se necesitará menor cantidad de agresivo para despasivar el acero e
iniciar el proceso de corrosión.

Las inclusiones no metálicas superficiales en el acero dificultan la generación de la película


pasiva y suelen actuar como regiones de ataque local. Es recomendable, por tanto, el empleo
de aceros lo mas limpios posibles de inclusiones.

El cemento portland es el que proporciona la “mayor reserva alcalina”, lo que significa un


coeficiente de seguridad frente al ataque por cloruros o a la carbonatación. Si se necesitan
hormigones más impermeables, se puede recurrir al uso de adiciones como puzolanas o
cenizas. Cuando los hormigones con adiciones han tenido un curado adecuado, poseen un
grado de impermeabilidad mucho mayor que el que se obtiene con un hormigón de cemento
portland. De manera el tiempo que tarda el agresivo en llegar a la armadura, en hormigones
con adiciones, es mayor que para un hormigón con cemento portland normal.

Se podrían dar, por tanto, las siguientes recomendaciones:

a) Trabajar con la relación agua – cemento más baja posible para obtener hormigones de
baja permeabilidad. La figura muestra esquemáticamente la presencia de poros y
capilares que comunican el exterior con las armaduras a través de los cuales acceden el
O2, la humedad y otros agentes agresivos.

b) Alcanzar
una buena

compactación del hormigón para asegurar un buen contacto del recubrimiento con las
armaduras y una distribución homogénea de los áridos.
c) Asegurar un curado suficientemente largo y continuo. Un curado insuficiente bloquea o
perturba determinadas reacciones de hidratación, con lo cual se obtiene un hormigón
poroso y mucho más permeable a los agentes agresivos.
d) Asegurarse que el espesor del recubrimiento (distancia desde la armadura mas externa
hasta el exterior) es homogéneo y el adecuado según normativa en función del
ambiente al que quedará expuesta la estructura.
e) Evitar en lo posible que le hormigón este en contacto con el agua (salpicaduras,
desagüe, agua estancada) para reducir el riesgo de su penetración hasta la estructura.
f) Respetar las adecuadas relaciones cemento-agua y cemento-arena para reducir, en lo
posible, la porosidad del hormigón.
g) Evitar la inclusión de cloruros durante la preparación del mortero no utilizando arena
extraída de las cercanías del mar, acelerantes de fragua constituidos por compuestos
clorurados o aguas salobres.
h) En el diseño y puesta en marcha de la obra, evitar tensiones o deformaciones en la
estructura que puedan facilitar la aparición de fisuras por corrosión bajo tensión.
i) En determinados casos se puede proceder a la protección catódica de las armaduras
para lo cual es preciso cuidar, durante la preparación del material, que exista contacto
eléctrico y por tanto continuidad eléctrica en toda la red de armaduras.
j) Se pueden aplicar recubrimientos protectores de la corrosión a las armaduras antes de
integrarlas en la estructura. Los más comunes son la galvanización (recubrimiento de
cinc por inmersión de la armadura en baño de cinc fundido) y los recubrimientos
orgánicos, fundamentalmente los que utilizan vehículos constituidos por resinas
epoxidicas. En los últimos años se estudia la posibilidad de utilizar armaduras de acero
inoxidable en estructuras de alta responsabilidad.

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