La compra de una empresa por parte de otra (adquisición) o la unión de dos empresas, dando lugar a otra de mayor tamaño (fusión) constituyen una de las maneras más recurrentes para ganar dimensión y competitividad. Generalmente, este tipo de operaciones empresariales están provocadas por la identificación de una amenaza o de una oportunidad en el mercado. Los motivos que pueden llevar a una empresa a realizar una fusión o adquisición con otra pueden ser diversas: • Alcanzar sinergias (operativas o financieras) entre las empresas involucradas, para maximizar el valor de los accionistas. Este constituye el argumento que cuenta con un mayor apoyo en la teoría económica y se entiende plenamente racional. • Actuar como un mecanismo corrector en el mercado: inversionistas con mejor información pueden detectar en el mercado empresas infravaloradas y al adquirir dicha empresa pueden beneficiarse de la diferencia de valoraciones. • Utilizan las F&A para aumentar la cuota de mercado, para dar imagen de fortaleza o para construir una estrategia defensiva en periodos de bajo crecimiento y retornos reducidos. • Aumentar de manera más rápida el crecimiento o poder de la empresa. Pero también las F&A pueden estar motivadas por cuestiones menos “racionales”, tales como razones de índole personal de los inversionistas o de los gestores, tales como un reforzamiento del ego, la búsqueda de mayor poder o salario, diversificación del riesgo laboral personal, etc. Dada la importancia de estas decisiones de estrategia empresarial, volveremos sobrfe el tema que dejamos acá apenas en una introducción, que estimamos necesaria para ayudar a entender una importante operación de este tipo que en estas fechas (agosto 2018) está en la fase final del proceso: Scotia Bank y su fusión con el BBVA ( * )
( * ) ver información al respecto en Capsula de Noticias en este Blog