Vous êtes sur la page 1sur 29

Facultad de Economía, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

DESARROLLO: ¿AHORA, HACIA DÓNDE?


Author(s): Amartya Sen
Source: Investigación Económica, Vol. 44, No. 173 (julio-septiembre 1985), pp. 129-156
Published by: Facultad de Economía, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/42778219
Accessed: 22-03-2019 14:11 UTC

JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide
range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and
facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact support@jstor.org.

Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at
https://about.jstor.org/terms

Facultad de Economía, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) is


collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Investigación Económica

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Investigación Económica 173 , julio-septiembre de 1985, pp. 129-156

DESARROLLO: ¿AHORA, HACIA DÓNDE?*


Amartya Sen

I. La promesa y el incumplimiento

"La economía del desarrollo es un campo de investigación rela


mente joven. Nació hace apenas una generación, como una sub
plina de la ciencia económica, mientras varias otras ciencias soci
la observaban a cierta distancia, con escepticismo y envidia".1 A
Hirschman escribe lo anterior; pero el ensayo que comienza d
nera tan jovial se convierte, a decir verdad, en un obituario
economía del desarrollo - que ha dejado de ser la envidia de las o
ciencias sociales - . En este trabajo iluminador, Auge y ocaso
teoría económica del desarrollo , Hirschman plantea su tesis pri
de la siguiente manera:

nuestra subdisciplina había alcanzado un lustre y atractivo c


siderables en virtud de la idea implícita de que podría ven
al dragón del atraso, virtualmente por sí sola, o por lo m
que su contribución a esta tarea sería fundamental. Ahora sa
mos que no ocurre así.2

El "matadragones en potencia" parece haber tropezado con


propia espada.
* Discurso inaugural ante la Asociación de Estudios del Desarrollo, pronunciado en Dublin
el 23 de septiembre de 1982. Traducción de Salvador de Lara Rangel.
1 Ensayo 3 en Hirschman (1981). Nota del traductor: publicado en El trimestre economico,
No. 188, FCE, México.
-Hirschman (1981), p. 23.
129

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
130 Investigación Económica

Tiene algo de razón este diagnóstico;


mía del desarollo no ocupa un papel
desarrollo y del atraso económico? P
realidad los temas originales a los qu
tiles o falsos? Argumentaré que el o
que los temas originales - al tiempo qu
a su cobertura-T- no apuntan totalm
cada, y que la disciplina de la econom
tivamente un papel central que juga
de los países en desarrollo. Pero tambi
to de problemas pertenecientes al enf
del desarrollo es, de diversas e import
y que no nos ha aportado - no podrí
entendimiento del desarrollo económic
la dirección hacia la cual, en cambio, p
Existe un problema metodológico en
o de una subdisciplina como la llama
dado de creencias y temas, en lugar de
problemas a resolver. Pero Hirschman
las similitudes temáticas de la mayorí
nomía del desarrollo. Los economistas
Baver y Theodore Schultz, que no han
gruencia temática, se han mantenido
principal de la economía del desarrollo
mente famoso del libro de Peter Baver
subdisciplina se inició con un conjunto
pales aproximaciones han estado en
éstos. Desde luego, la vida o la muerte
no puede depender solamente del éxit
pero sus principales enfoques necesita
si se demostrara que tales temas son,
erróneos.
Hirschman identifica dos asuntos centrales en la economía del desa-
rrollo: el del "subempieo rural" (incluyendo al llamado "desempleo
disfrazado") y el de la "industrialización tardía". El primero de ellos
* Nota del traductor Disidencia en torno al desarrollo.
8 Baver (1971). Ver también Schultz (1964) y Baver (1981). Para un recuento crítico que
no rompe con la economía tradicional del desarrollo véase Little (1982).

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Desarrollo: ¿ahora, hacia dónde? 131
conducía de manera natural a concentrarse en la utilización de la mano
de obra subempleada y a la aceleración de la acumulación de capital.
El segundo, por su parte, solicitaba un Estado activista y que la pla-
neación superara la desventaja de lo tardío a través de lo que Hirsch-
man llama "un esfuerzo guiado, intensivo y deliberado". La especiali-
dad perdió mucho tiempo en el desarrollo de "lógicas nuevas . . . para
la protección, la planeación, y la industrialización misma".4
Han existido diferencias en el tipo de afirmaciones o en la manera
de hacer énfasis dentro de la corriente principal de la subdisciplina.
En términos de política, entre los principales temas estratégicos que se
han estudiado a partir de los inicios se encuentran los siguientes: 1 ) la
industrialización, 2) la acumulación acelerada de capital, 3) la mo-
vilización de la fuerza de trabajo o subempleada, y 4) la planeación
y el Estado interventor en lo económico.® Existen, desde luego, muchos
otros temas comunes, por ejemplo el del énfasis en la capacitación,
pero no han estado tan típicamente sujetos a la crítica como estos otros.
Estos temas (especialmente la necesidad de la planeación, pero tam-
bién el fomento deliberado de la industrialización y la acumulación
de capital y la aceptación de la posibilidad de la existencia de trabajo
excedente) están estrechamente vinculados a la crítica de los mode-
los neoclásicos tradicionales aplicados a los países en desarrollo. Hirsch-
man llama a esta abstinencia de utilizar "universalmente" a la econo-
mía neoclásica, el rechazo de la "monoeconomìa" . Monoeconomía que
suena como a una enfermedad que se puede pescar si no se tiene
cuidado. Evitaré el uso del término aunque sin duda habrá quienes
piensen que es muy adecuado caracterizar a la utilización universal
de la economía neoclásica como una enfermedad contagiosa.
Los economistas del desarrollo argumentaban que la economía neo-
clásica no podía aplicarse bien a los países subdesarrollados. Esto no
debe haber causado mucho asombro puesto que la economía neoclá-
sica no podría aplicarse bien en ningún lado. Sin embargo, el papel
del Estado y la necesidad de la planeación y de la actuación pública
deliberada parecían ser más fuertes en los países subdesarrollados, y el
alejamiento de los modelos neoclásicos tradicionales fue, de muchas
maneras, más radical.

4 Hirschman (1981), pp. 10-11.


5 Ver Rosenstein-Rodan (1943), Mandelboum (1945), Dobb (1951), Datta (1952), Singer
(1952), Nurkse (1953), y Lewis (1954, 1955).

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
132 Investigación Económica

El descrédito de la economía del desarr


mente se ha producido, y al que Hirsc
se debe en parte al resurgimiento, en añ
neoclásica. Tal como Hirschman (1981
derecho de la economía del desarrollo a
nomo de la política y el análisis econó
intelectual y se nutrió del éxito predeces
de la revolución keynesiana".
El resurgimiento neoclásico frente a
acompañado, en buena medida, por un
el terreno del desarrollo económico. El m
las muchas virtudes que el análisis neoclá
do tanto por estudiar, y la intervención
precisamente de la manera en que lo sug
Este resurgimiento se ha apoyado en los
los fracasos de otros. El elevado desemp
las de Corea del Sur, Taiwan, Hong Ko
el mercado, las ganancias y el comerci
vuelta a la vida de Adam Smith. Por otr
de un gran número de países de África,
citado como prueba de que no es reditua
cuya demasiado en el mecanismo del m
las dudas generadas por los resultados d
tos de los líderes chinos de hacer mayor
riales, han sido interpretados como evid
roso régimen socialista no puede rompe
los que el mecanismo de mercado se apo
El ataque al activismo estatal y a la p
con la crítica a algunos otros rasgos d
tradicional. Se ha dicho que la empresa e
tella, no el capital, de tal manera que
ción de capital y en la creación de exced
por ejemplo, Maurice Dobb (1951; 1
treparse a un árbol equivocado. También
lización de asignar mal los recursos, esp
interno. Hirschman (1981) señala al r
misma, era pronosticable y no debería h
cia que a las advertencias en contra de la
cieron esencialmente desde la misma trin

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Desarrollo: ¿ahora, hacia dónde? 133

cuenta años". Pero tal como él sigue diciendo, la efect


crítica fue ahora mayor por diversas razones, incluy
de que "algunos de los antiguos defensores de la industr
han convertido ahora en sus críticos más agudos". Hirsc
fiere en este punto a algunos escritos "neomarxistas" y
nes de algunos miembros de la llamada "escuela de la
Efectivamente, el patrón particular de expansión indus
rica Latina proporciona muchos ejemplos de explotac
de las metrópolis, particularmente de los Estados Unido
secuencias internas fueron, con frecuencia, terribles: e
la desigualdad económica y de la distorsión social. Per
esto llegar al rechazo de la industrialización per se, resu
luego un salto muy grande.
Debo decir que Hirschman, a quien he estado citando a
en muchos casos no respalda estos ataques a las estrateg
de la economía tradicional del desarrollo, pero proporci
tes análisis de los argumentos contenidos en esos ataque
más titubeante en su defensa de la economía tradicional del desarrollo
de lo que hubiera sido necesario que fuera, pero sus propias razones
para rechazar esa tradición - a la que él mismo, desde luego, ha con-
tribuido tanto - 6 radican fundamentalmente en el argumento de que
la economía del desarrollo ha tendido a despreciar a los países subdesa-
rrollados, aunque este desprecio haya adquirido una "forma enmasca-
rada". Se ha esperado que estos países "se comporten como juguetes de
cuerda y que rueden vuelta a vuelta sobre las diversas fases dél desa-
rrollo desplazándose con la mirada puesta en un solo objetivo". Tal
como Hirschman (1981) lo expresa, "se ha pensado que estos países
tienen sólo intereses, no pasiones "?
Yo creo que este diagnóstico tiene mucho de cierto. Pero también
pienso que la economía del desarrollo, por arrogante y simplista que
haya podido ser en la elección de los temas fundamentales que le
dan su carácter distintivo, no puede ser refutada totalmente. Como
sea, se dirige a problemas que han sobrevivido a pesar de las pasiones
particulares.

" Ver particularmente Hirschman (195 3, 1970).


7 Para ver el marco conceptual que permite entender esta diferencia véase Hirschman
(1977).

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
134 Investigación Económica

II. Los TEMAS TRADICIONALES A LA LUZ


DE LAS EXPERIENCIAS RECIENTES

Crecimiento no es lo mismo que desarrollo y la difere


términos ha sido destacada en un sinnúmero de contribuciones recien-
tes a la economía del desarrollo.8 En su momento me dedicaré a la
compleja cuestión del contenido del desarrollo económico (secciones
m a v), pero difícilmente se podría negar que el crecimiento económi-
co no es un aspecto del proceso de desarrollo económico. Y sucede que
es el aspecto en el cual la economía tradicional del desarrollo - para
bien o para mal - se ha centrado. En esta sección no evaluaré los
méritos de tal característica (aunque lo haré más tarde), sino que
examinaré lo adecuado de los temas tradicionales, dada esa concentra-
ción. Apuntando específicamente hacia el crecimiento económico tal
como comúnmente se define, la importancia estratégica de esos temas
será examinada a la luz de experiencias recientes. ¿Cómo es que
estas teorías - formuladas y presentadas principalmente en los años
cuarenta y cincuenta - se comportan a la luz de las experiencias de
los sesenta y los setenta?
El World Development Report 1982 (Reporte del Desarrollo Mun-
dial de 1982, de aquí en adelante wdr) presenta datos de crecimien-
to comparados, para el periodo 1960-1980, para "economías de ingreso
bajo" y "economías de ingreso medio" con una línea divisoria en los
410 dólares de 1980. Descontando a los países pequeños (utilizando
como línea divisoria los 10 millones de habitantes) y excluyendo tam-
bién a los países de la opep, los cuales han tenido circunstancias eco-
nómicas muy especiales durante los setenta, se encuentran catorce
países en la categoría de ingreso bajo para los que se cuenta con datos
sobre su crecimiento económico (pnb o pib) en el wdr. De manera
correspondiente, hay dieciocho países en la categoría de ingreso medio
(ver cuadro 1). Para tres de los países de ingreso bajo (China, Ban-
gladesh y Afganistán), las cifras de crecimiento del pnb no están
dadas en el wdr por lo que se han aproximado al crecimiento del pib.
Al interpretarse los resultados debe tenerse esto en mente, y sólo podrán
obtenerse con certeza aquellas conclusiones que no se vean afectadas
por variaciones muy grandes de estas estimaciones.
8 Ver, por ejemplo, Streeten (1984). Ver también Grant (1978), Morris (1979) y Streeten
et. al (1981).

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Cuadro 1

1980
1980 Participación
piB per cápita Inversión de la industria
1980 1960S0 bruta interna en el pib
País Valor en dólares Crecimiento (%) (% del pib) (%)

Ingreso bajo
Bangladesh 130 1.3* 17 13
Etiopía 140 1.4 10 16
Nepal 140 0.2 14 13
Burma 170 1.2 24 13
Afganistán - 0.9 * 14 -
Zaire 220 0.2 11 23
Mozambique 230 - 0.4 10 16
India 240 1.4 23 26
Sri Lanka 270 2.4 36 30
Tanzania 280 1.9 22 13
China 290 3.7* 31 47
Pakistán 300 2.8 18 25
Uganda 300 - 0.7 3 6
Sudán 410 -0.2 12 14
Ingreso medio
Ghana 420 - 1.0 5 21
Kenya 420 2.7 22 21
Egipto 580 3.4 31 35
Tailandia 670 4.7 27 29
Filipinas 690 2.8 30 37
Marruecos 900 2.5 21 32
Perú 930 1.1 16 45
Colombia 1,180 3.0 25 30
Turquía 1 470 3.6 27 30
Corea del Sur 1,520 7.0 31 41
Malasia 1 620 4.3 29 37
Brasil 2,050 5.1 22 37
México 2 090 2.6 28 38
Chile 2,150 1.6 18 37
Sudáfrica 2 300 2.3 29 53
Rumania 2,340 8.6 34 64
Argentina 2,390 2.2 - -
Yugoslavia 2 620 5.4 35 43
Fuente: World Development Report 19
aquellos que dentro de las categorías de
a aquellos que tienen menos de diez millo
disponen de cifras de crecimiento del p
están basadas en las cifras de crecimien

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
136 Investigación Económica

La tasa de crecimiento del pnb per cáp


de ingreso bajo varían entre 1960 y 1980
hasta 3.7% en China. Los primeros tres
miento económico son China (3.7,%),
(2.4% ) , (nótese que la posición preemine
tada aun cuando su cifra aproximada
fuertemente). En el grupo de ingreso m
miento también varía enormemente, os
Ghana y 8.6% en Rumania. Los primero
cimiento económico son Rumania (8.6
Yugoslavia (5.4%).
¿Cómo se comparan estos países de el
en los grupos respectivos, en términos d
con las principales tesis de la econom
Tomemos primero a la acumulación de
países en términos de crecimiento, dos t
porción bruta interna en el pib, ellos s
con 31|%. La de Pakistán es más baja,
mitad superior del grupo de catorce pa
Pasando ahora a países de ingreso med
primeros tres países en lo que a crecim
los primeros en términos de acumulac
35%, Rumania con 34% y Corea del Su
que aprender de la experiencia de estos e
se refiere a la importancia de la acum
luego una lección que no se contrapon
de la economía del desarrollo. Podría ar
para obtener un cuadro más completo y
en cuenta también los fracasos y no s
casos sean totalmente simétricos, puest
se a algún cuello de botella especial, in
factores resultan favorables. No obstan
de fracaso, especialmente en lo que se
capital, puesto que la economía tradicio
ese factor puede ser considerado como u
el crecimiento económico.
Las tres peores actuaciones en la categoría de ingreso bajo en tér-
minos de tasa de crecimiento corresponden a Uganda con menos
.7%, Sudán con menos .2% y Mozambique con menos .1%. En lo

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Desarrollo: ¿ahora, hacia dónde? 137

que se refiere a la acumulación de capital, Ugand


peor lugar con tan sólo el 3% del pib invertido. Mo
gundo peor inversionista, y Sudán el quinto.
¿Qué hay con respecto a los fracasos en crecimi
de ingreso medio? Los peores desempeños en lo q
miento se refiere los tienen Ghana con menos 1%,
Chile con 1.6%. Y sucede, además que éstos países so
te el primero, el segundo y el tercero con más b
capital en esta categoría.
Así, tomando en cuenta tanto los casos de éxito
caso, la sabiduría tradicional de la economía del des
contradicha por estas comparaciones internacionales
trario.
Hans Singer (1952) en su trabajo titulado "La m
rrollo económico", publicado hace unos treinta a
hablando casi del peor caso de hoy en cuanto a frac
to, que es Ghana. Utilizando el modelo de Harrod Do
ción capital-producto dada, Singer argumenta qu
de ahorro y una tasa de crecimiento de la población
una "economía en estado estacionario" Siendo que G
do una tasa de ahorro e inversión exactamente por
para ser exactos), con un crecimiento de la població
3% durante estas décadas, en contraste con el supu
1.25%, más que estacionaria su economía se ha d
ritmo de caída de alrededor de 1% anual. El mod
es, desde luego, una sobresimplificación, pero la pe
canza su razonamiento no carece de méritos.
Ahora paso al tema de la industrialización. En la categoría de los
países de ingreso bajo, los de mejor actuación - China, Pakistán y
Sri Lanka - coinciden en estar entre los primeros cuatro países con
la más alta participación industrial en el pib. En el grupo de ingreso
medio, los de mayor crecimiento - Rumania, Corea del Sur y Yugos-
lavia - están entre los principales cinco países en términos de partici-
pación de la industria en el pib.9
La imagen del otro extremo, es decir la de los países con crecimien-
9 Un caso adicional es Sudáfrica, pero su participación industrial es elevada principalmente
porque incluye la minería. De hecho, si sólo consideráramos la industria manufacturera,
Sudáfrica quedaría por debajo de los oíros.

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
138 Investigación Económica

to nulo, es ciertamente menos clara


para este caso, o de cualquier extremo
de capital. Sin embargo, es cierto desd
la posición del sótano en la categoría d
crecimiento económico, se encuentra
refiere a participación industrial; lo m
con la cifra de crecimiento más baja d
también la más baja participación in
posiciones de segundo y tercero más b
la categoría de ingreso bajo, Sudán y
miento - tienen índices industriales m
medio, la segunda más baja actuación
corresponde a Perú que tiene la tercer
del grupo, aunque el tercer peor país e
está en el nivel medio de participación
sulta así, un poco más nebuloso en el
de crecimiento.10
En conjunto, por lo que a crecimiento
importancia de la acumulación de c
para un país preindustrial pobre.
Pasando a la concepción del subemp
ción de la fuerza de trabajo, ha habido
montar la tesis del "desempleo disfraz
dore Schultz (1964) - pero no han s
más, lo que está realmente a discusión
movilización de la fuerza de trabajo y
tunidad de la fuerza laboral es igua
notar que los mejores resultados en
grupos presentan cifras notables en
10 El coeficiente de correlación de rango entre e
de la inversión bruta interna en el pib es de 0.72 p
los de ingreso bajo y 0.82 tomando los dos grupo
coeficiente de correlación de rango entre el crecim
trial es tan sólo de 0.22 para los países de ingreso
ingreso bajo y de 0.68 para los dos grupos juntos.
11 Mis puntos de vista con respecto a este tema se presentan en Sen (1975). Ver tam-
bién Sen (1967), y la discusión con Schultz que le siguió en el mismo número del Economic
Journal.
12 Ver Marglin (1976), capítulo 2. También Sen (1975), capítulos 4 y 6. Ver también
Fei y Ranis (1964).

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Desarrollo: ¿ahora, hacia dónde? 139

económico con uso intensivo de mano de obra, y alguno


plo, China y Corea del Sur) han alcanzado destacados
aspecto. En tanto resultados de diferentes sistemas polí
pectivos éxitos en movilización laboral han sido especial
diados y elogiados.13
En el tema de la planeación y el activismo estatal e
mente difícil encontrar datos cuantitativos comparable
información cualitativa es relevante. De las tres principa
crecientes del grupo de ingreso bajo, una - China - o
carece de un Estado activo. De la misma manera, no
que Pakistán sea un ejemplo paradigmático de planea
por el Estado, y con frecuencia se le ha citado como eje
que la intervención gubernamental puede hacer.14 El
Lanka - ha sido recientemente muy estudiado precisam
la intervención gubernamental activa en una serie de á
yen las de salud, educación y consumo alimentario.
En el grupo de ingreso medio, de las tres actuacione
Rumania y Yugoslavia tienen una buena dosis de plan
cero - Corea del Sur - ha tenido un sistema económico en el cual el
mecanismo de mercado ha sido fuertemente conducido por un gobier-
no activo en planeación. Interpretar la experiencia económica sud-
coreana como un triunfo del mecanismo libre del mercado, como al-
gunas veces se hace, no es fácil de sostener. He discutido este tema
en otra parte,15 y no le dedicaré tiempo aquí. Solamente agregaré que
aparte de ejercer una poderosa influencia sobre la dirección de la in-
versión a través del control de las instituciones financieras (incluyen-
do los bancos nacionalizados), el gobierno de Corea del Sur fomentó
un crecimiento orientado hacia las exportaciones, sobre los sólidos ci-
mientos de más de una década de intensa sustitución de importaciones,
apoyada en restricciones comerciales, con la intención de construir una
base industrial. La importación de una gran cantidad de artículos
todavía está prohibida o restringida. El esquema de la expansión eco-
nómica sudcoreana fue planeado cuidadosamente por un gobierno po-
deroso. Si éste es el libre mercado, entonces con toda seguridad, podre-
13 Ver Little (1982). Ver también el importante estudio de Ishikawa (1981), que trata
sobre los resultados empíricos de la absorción de empleo en distintas economías asiáticas.
14 Por ejemplo, Little et. al. (1971).
15 Sen (1981, b), y la literatura ahí citada, especialmente Datta Chaudhuri, (1979).

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
140 Investigación Económica

mos ver caminando por ahí con un do


un látigo en la otra al subastador de W
La cuestión no es tanto el que haya
países en desarrollo que tienen elevado
sulta poderoso en casi cada país en des
la injerencia sistemática del Estado
búsqueda del desarrollo económico p
mental cuidadosamente planeada en
Corea del Sur o Rumania, contrasta
con el papel económico del gobierno
Sudán, Chile, Argentina o Ghana.
Este examen de las principales tesis
tradicional ha sido demasiado breve y
definitivo en ninguno de sus aportes.
queda claro, ese "algo" no tiende a des
nal del desarrollo, sino todo lo contrar
Antes de pasar a desarrollar alguna
una última observación en defensa de la economía tradicional del
desarrollo. Las recetas de política generales y las estrategias de esta
tradición tienen que juzgarse en los términos del clima de opinión y
de la situación general prevalecientes en la época en que fueron ela-
boradas. La economía del desarrollo nació en un momento en el que
la participación gubernamental en el fomento deliberado del creci-
miento económico en general, y de la industrialización en particular,
era desusada, y cuando las tasas normales de acumulación de capital
eran muy bajas. Esa situación ha cambiado en muchos aspectos y, si
bien eso puede sugerir la necesidad de hacer énfasis en otros temas, de
ninguna manera invalida la sabiduría de las estrategias que entonces
se proponían.
Lo anterior puede quedar más claro con un ejemplo. En el trabajo
de 1952 de Hans Singer que ya he citado, una de las conclusiones que
destaca es la necesidad de elevar la tasa de ahorro. Singer argumen-
taba, con algunos supuestos en torno a las condiciones productivas,
que para alcanzar incluso una tasa de 2% de crecimiento per cápita
con una población aumentando al 1.25% anual, "será necesaria una
tasa de ahorro neto de 16 1/4%", lo cual es "alrededor de tres veces
la tasa que en realidad se observa en los países subdesarrollados"
(Singer, 1952, pp. 397-8). La actual tasa promedio de ahorro ya no
es el tercio de aquella cifra, sino sustancialmente más alta. La propor-

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Desarrollo: ¿ahora, hacia dónde? 141

ción promedio ponderada del ahorro interno bruto d


desarrollo con ingreso bajo se estima que es de alrededo
la de los países en desarrollo con ingreso medio de alrede
incluso después de restar la depreciación, el objetivo de
gue sobrepasando con certeza. Más aún, considerando qu
crecimiento de la población fue más elevado que el que
pó, el promedio ponderado de las tasas de crecimiento del
ha sido de alrededor del 2.5 Jo anual para los países d
y de más del 3 % anual para los países de ingreso medio
años setenta.16
El punto de interés para la política económica es ahora
de estos logros en promedio, los desempeños de los d
son sumamente divergentes. Todavía tienen muchísima
los temas generales de política que la economía tradic
rrollo ha subrayado. Las estrategias tienen que adapt
diciones particulares y a las circunstancias nacionales e
les, pero el momento de sepultar a la economía del desa
ha llegado.

III. Crecimiento rápido y cambio social lento

Creo que las verdaderas limitaciones de la economía tradicio


desarrollo surgieron no tanto de la selección de medios para lo
del crecimiento económico sino del insuficiente reconocimiento de
que el crecimiento económico no es más que otro medio para alcan-
zar ciertos objetivos. Esto, de ninguna manera es lo mismo que sostener
que el crecimiento no importa. Puede importar mucho, pero si es así, se
debe a algunos de los beneficios que se obtienen asociados a ese pro-
ceso del crecimiento económico.
Es importante notar en este contexto que el mismo nivel de alcan-
ces en esperanza de vida, salud, educación superior, etc., se puede
observar en países con amplia diferencia en su ingreso per cápita.
Para considerar sólo un ejemplo, tómese a Brasil, México, Corea del
Sur, China y Sri Lanka.17
16 Ver cuadros 2, 5 y 17 del wdr.
17 Tomados del wdr, cuadro 1. El censo chino de 1982 reporta una esperanza de vida un
poco más elevada, de alrededor de 69 años. La cifra de Sri Lanka de 66 años corresponde
a 1971, y la actual probablemente sea mucho más alta.

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
142 Investigación Económica

China y Sri Lanka, con menos de la


cápita de Brasil o México, tienen cifra
ranza de vida, a las de los países más
magnífica y tan elogiada marca de creci
superar a China o a Sri Lanka en el aspe
que ahora es más de cinco veces más r
cápita. Si el gobierno de un país en desa
el nivel de salud y esperanza de vida, se
tara de alcanzar este objetivo mediante
cápita en lugar de intentar llegar a esta
de su política pública y de cambio social
han hecho.

Cuadro 2.

Esperanza de
vida al nacer
1980 pnb per cápita 1980
País ( enanos ) {dólares eu)

Brasil 63 2,050
China 64 290
México 65 2,090
Corea del Sur 65 1,520
Sri Lanka 66 270

No se trata sólo de argu


medio y no un fin, sino
fines muy importantes,
trabajo anterior (Sen, 1
sido un típico país en de
de esperanza de vida no
fundamentalmente a tra
que los países en desarro
pendiendo de los supue
encuentra ahora.18 Pod
18 Ver Sen (1981 b), pp. 303-30
(1974), Isenman (1978), Alailima (1982), Gwatkin (1979).

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Desarrollo: ¿ahora, hacia dónde? 143

fuera don dinero'', pero su poder desde luego se mater


lentamente.

IV. Derechos y capacidades

Tal vez la deficiencia temática más importante de la economía tradi-


cional del desarrollo sea su concentración en el producto nacional, en
el ingreso total y en la oferta agregada de algún tipo de bienes en par-
ticular, más que en los derechos ( entitlements ) de la gente y en las
capacidades o posibilidades ( capabilities ) que esos derechos les gene-
ran. En última instancia, el proceso del desarrollo económico tiene que
preocuparse por lo que la gente pueda o no pueda hacer; es decir,
por las posibilidades que puede tener de vivir por mucho tiempo, salva
la mortalidad evitable, estar bien nutridos, ser capacer de leer, de escri-
bir y de comunicarse, participar de las hazañas literarias y científicas
etcétera. Tiene que preocuparse, en las palabras de Marx, por "la sus-
titución del dominio de las circunstancias y el azar sobre el individuo,
por el dominio de los individuos sobre el azar y las circunstancias" w
Un derecho ( entitlement ) se refiere al conjunto de canastas alter-
nativas de bienes sobre las que una persona pueda optar realment
en una sociedad, aprovechando la totalidad de sus derechos legales
( rights ) y de las oportunidades que se le ofrezcan. Los derechos
son relativamente fáciles de caracterizar en una economía de mer-
cado puro. Si una persona puede, digamos, ganar $ 200.00 mediante
la venta de su fuerza de trabajo y de otros objetos comerciables que
tenga o pueda producir, entonces sus derechos estarán referidos al
conjunto de todas las canastas de mercancías que no cuesten más de
$ 200.00. Podrá comprar cualquier canasta de ésas, pero nada más, y
el límite estará dado por su propiedad ("dotación") y por sus posibi-
lidades de intercambio ("derecho de intercambio"), y los dos juntos
determinarán su derecho total.80 Sobre la base de este derecho, una
19 Marx y Engels (1846).
L.a nocion de derecho ( entitlement ) se estudia en ben (1981 a). Vale la pena hacer
énfasis aquí en que para evitar malos entendidos que ya han tenido lugar en algunas discu-
siones del concepto, 1) el "derecho de intercambio" es sólo una parte de la cobertura de
estos derechos y que queda incompleto si no se tiene una dotación o propiedad disponible,
y 2) el "derecho de intercambio" no sólo abarca al comercio y al intercambio mercantil sino
también a la utilización de las posibilidades productivas (es decir, "el intercambio con la
naturaleza" ) .

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
144 Investigación Económica

persona podrá adquirir algunas capaci


dad de hacer esto o aquello (por ejemp
estará imposibilitada para obtener otras
económico puede verse como un proce
dades de la gente. Dada la relación fu
la gente sobre los bienes, y sus capacida
nada caracterización del desarrollo ec
términos de expansión de los derechos.21
Casi la única mercancía que tiene par
la humanidad es su fuerza de trabajo, d
dependen fundamentalmente de su hab
de la tasa salarial de ese empleo, y de
que quiera comprar. Los problemas de h
en el mundo, podrían entenderse mejor
derecho más que a través de la utiliza
nales tales como oferta de alimentos
intención aquí no es, desde luego, la de
mentos - la comida, en este caso - no ti
nas y la inanición, lo cual sería absurdo,
es uno entre muchos factores; esa ofer
en que afecta los derechos de la gente
través de los precios. En última instanc
que la gente puede o no puede hacer, y

31 Capacidades, derechos y utilidades (N. del T.


neoclásica) difieren unos de otros. He tratado de de
"capacidades" proporciona la base adecuada para juz
persona en muchos problemas de evaluación; este es
concepto de "utilidad" o un número índice de merca
Guando nos preocupan nociones tales como el bienes
o su libertad en sentido positivo, necesitamos del c
interesar qué es lo que una persona efectivamente p
decir cuánto de su necesidad de placer o cuánto de s
algunas actividades ("utilidad"), ni tampoco es igual
disponer ("derechos"). Por lo tanto, en última instancia, tenemos que llegar no nada más
a trascender el cálculo del producto nacional y el ingreso real agregado sino también superar
el cálculo en sí mismo de los derechos sobre distintas canastas de mercancías. El enfoque de
las "capacidades" difiere también del que se concentra en la mera medida mental de las
utilidades y este contraste es similar a uno más general que puede tenerse entre el placer, por
una parte, y la libertad positiva, por la otra. El papel especial de los " derechos " se lleva a
cabo a través de sus efectos en las "capacidades". Es un papel que tiene una importancia
sustancial y trascendente, pero siempre traducida en "capacidades". Para ver estos asuntos
generales, Sen ( 1 982^ a, d, 1983) y Kyuck y Sen (1983).

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Desarrollo: ¿ahora, hacia dónde? 145

con sus "derechos" más que con las ofertas totales y las
de la economía.22
La incapacidad para ver la importancia de los "dere
la responsable de que millones de personas mueran e
Éstas pueden no producirse en situaciones de buenos o s
niveles generales de oferta ; pero, a pesar de esa situació
una hambruna aguda puede presentarse de manera repen
extensas zonas debido a las deficiencias de los sistemas de derechos
que operan a través de la propiedad y el intercambio. Por ejemplo, en
la hambruna de Bangladesh de 1974 murió un gran número de per-
sonas precisamente en un año en el que la disponibilidad de alimentos
per cápita estaba en la cima - la más alta que en cualquier otro año
entre 1971 y 1975 - . Las inundaciones que afectaron a la agricultura
al final redujeron la producción de alimentos - mucho después de la
hambruna - , pero su primer e inmediato efecto fue sobre los tra-
bajadores rurales que perdieron sus empleos en la plantación y tras-
plante de arroz, y empezaron su inanición mucho antes de que el prin-
cipal cultivo afectado pudiera haber sido cosechado. El problema se
hizo peor debido a las presiones inflacionarias en la economía, que
redujeron el poder de compra especialmente de los trabajadores rura-
les, quienes no tuvieron consecuentemente, la fortaleza económica que
les permitiera elevar sus salarios nominales.38
Los derechos pueden operar no solamente a través de los procesos
del mercado. En una economía socialista, por ejemplo, los derechos
dependen de lo que las familias pueden obtener del Estado a través
del sistema de dirección establecido. Incluso en una economía no so-
cialista, la presencia de la seguridad social - cuando existe - hace que
los derechos lleguen sustancialmente más lejos que el funcionamiento
de las fuerzas del mercado.
Una deficiencia fundamental de la economía tradicional del desa-
rrollo ha sido su tendencia a concentrarse en la oferta de bienes más

22 Ver Sen (1981, a, b), Arrow (1982), Desai (1983).


23 Ver Sen (1981 a), capítulo 9. Para otros ejemplos de hambrunas por deficiencia de
derechos sin que haya habido una importante reducción (es más, sin ser siquiera significa-
tiva) de la disponibilidad total de alimentos puede verse el capítulo 6 ("La gran hambruna
de Bengala de 1943") y el capítulo 7 ("La hambruna etíope de 1973-74"); ver también en
ese capítulo las hambrunas del Sahel de los setenta. Para otros temas relacionados, ver tam-
bién Sen (1976, 1977), Ghose (1979), Alamgir (1978, 1980), Chattopadyay (1981),
Oughtan 1982), Ravallion (1983). Ver también Parikh y Rabar (1981) y Srinivasan (1982).
Ver también el número especial de Development, Aziz (1982).

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
146 Investigación Económica

que en la propiedad o los derechos. Su co


to es sólo un reflejo de esto. Su extrema
entre la oferta de alimentos y la pobla
misma visión defectuosa.24 Recientemen
cado un poco, pasando de la preocupació
ingresos totales a la de la distribución de
constituye un paso en la dirección correc
el "ingreso"' por sí mismo proporciona
análisis de los derechos de una persona
medios de adquirir cosas.
Expresa el poder de compra en término
lar dada por un número real. Incluso si en
las ni hospitales cercanos, el ingreso de u
tarse agregando a su poder de compra
mercado. Pero este incremento podría no
su derecho a la educación o al tratami
elevación del ingreso como tal no se lo ga
En términos generales, un número re
agregada de poder de compra difícilment
cepto tan complejo como el de derecho
mercado depende de los precios relativ
algún tipo de bien se eleva, e'1 soporte
correspondiente se debilita. Y si no hay
se desploma completamente.
En el caso extremo, el derecho a la vida
el que se ha erradicado la malaria, no e
con ningún tipo de ingreso.
Al hablar de inanición o hambre, el en
defectuoso - no es completamente erró
mejor que aquel que se preocupa por la p
y por el tamaño de la población. El mé
real y el costo de la vida otorga una adec
ción de la comunidad pobre, lo que per
una proxy moderadamente buena del der
yoría de los casos.25 Pero cuando se trata
34 Sobre éste y otros temas relacionados ver Aziz (1
Sinha y Drábek (1978), Spitz (1978), Lappé y Colli
Roo (1982).
25 Sm embargo, el indice del ingreso real seguiria difiriendo del indice del derecho al

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Desarrollo: ¿ahora, hacia dónde? 147

igualdada social, de autoestima, o de libertad frente al


ingreso queda muy lejos del objetivo.

V. Complejidades políticas

El desplazamiento de la concentración en el crecimient


mentación mediante la descripción de la distribución d
sulta ser básicamente una respuesta inadecuada p
a discusión. También es, en efecto, un intento por evit
la complejidad de las relaciones de derechos. La medi
so, tal como se argumentó, es demasiado vulgar. Por su
los derechos relacionados con asuntos estrictamente eco
el de la alimentación, nos pueden exigir ir mucho más
trechos límites de la economía.
Tómese el caso del alivio de hambrunas. Una persona hambrienta,
desempleada, tiene derecho a comida gratis sólo si existe un sistema
de asistencia que la proporcione. El que, en los hechos, una persona
que se está muriendo de hambre pueda cubrir su derecho a la ali-
mentación, depende de si se toma realmente la decisión de echar a
andar la operación del socorro público. El dar esa ayuda pública es,
en parte, una cuestión de presión política y social. La comida es en
este marco, como si fuera "comprada" no con ingreso, sino con presión
política. Los irlandeses de 1840 no tuvieron el poder político sufi-
ciente. Tampoco los bengalies en la gran hambruna de Bengala de
1943. Ni los etíopes de Wollo de 1973. Por otra parte, existen muchos
ejemplos en el mundo en los que una oportuna política pública ha
evitado una inminente hambruna.
El funcionamiento de las fuerzas políticas que influyen en los dere-
chos no es nada sencillo. Por ejemplo, con el sistema político actual de
la India, es casi imposible que haya una hambruna. La presión de la
prensa y de los diversos partidos políticos hace imperativo para el
gobierno el organizar auxilio inmediato. Tiene que actuar para man-
alimento puesto que los deflactores de precios no serian los mismos, aunque con frecuencia
ambos se muevan de manera simultánea. Un problema de distinta índole surge de las dife-
rencias intrafamiliares en el consumo de alimentos (por ejemplo, por "sesgo de sexo"),
que dan como resultado que tanto el ingreso real como el derecho al alimento de la familia
sean indicadores un tanto engañosos de los estados nutricionales de los miembros individuales
de la familia. Sobre este tema ver Bardhan (1974), Sen (1981, c), Kynch y Sen (1983) y,
Sen y Sangupta (1983).

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
148 Investigación Económica

tener credibilidad. No importa cómo y


- ya sea por una inundación o una sequ
1968, en Maharashtra en 1971-1973,
1978 - la respuesta política obligatoria
Por otra parte, tal apoyo no existe para
ral de la India, que duerme con hambre
asolada por permanentes carencias. La
endémica, no aguda, permite que no hay
ni agitaciones políticas, ni grescas en el
puede esquivar el obstáculo.3"
La situación en China es casi exactamen
te, el compromiso político del sistema g
neral por erradicar la desnutrición y el
acceso más equitativo a los medios de su
frente al Estado; los logros de China e
notables. En un año cualquiera, los po
mejor alimentados que los pobres de l
China es de entre 66 y 69 años, mient
Por otra parte, si se da una crisis políti
al régimen y le haga seguir políticas fat
tismo, en ese caso no se le puede obligar
medio de cruzadas periodísticas o por fu
ticos opositores. De hecho, hoy hay clar
entre 1959 y 1961, hubo gran número d
bruna. La medida del desastre ha sido ev
aunque todavía haya falta de certeza en
mortalidad adicional.27 Importantes dat
conocer en 1980 por el profesor Zhu Z
Beijing;28 en ellos se indica que la tasa d
rededor de 10.8 por millar en 1957 a u
llar anual durante el periodo 1958-1
cifra de mortalidad adicional de 14 a 16 millones en China en los
años afectados por la hambruna - desde luego una cifra muy alta - .
De hecho, resulta ser mucho mayor incluso que la mortalidad adicio-
nal (calculada de la misma manera) de la gran hambruna de Ben-
=» Ver Sen (1982, b, c).
27 Ver Aird (1982), pp. 277-278.
2SZhu Zhengzhi (1980), pp. 54-55. Estos datos también han sido analizados por Coale
(1981). Ver también Bernstein (1983 b).

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Desarrollo: ¿ahora, hacia dónde? 149

gala de 1943 (de alrededor de 3 millones),29 la más gra


de este siglo en la India.
En 1981 el notable economista Sun Yefang dio a co
tos de mortalidad,®0 refiriéndose al "alto precio en t
gre" de la política económica seguida en aquella épo
la tasa de mortalidad por millar se había elevado t
1960 fue de 25.4, lo que indicaba que sólo en ese añ
adicional había sido de 9 millones. Sus cifras para e
proporcionan también un total de alrededor de 15 mil
tes adicionales durante la hambruna China de 1959-1961.81 Otros
autores han sugerido una mortalidad incluso más alta.32
Estas cifras son verdaderamente asombrosas. Incluso si considera-
mos un nivel por debajo del límite inferior de las estimaciones, la
repentina mortalidad adicional causada por la hambruna83 queda-
ría en una escala difícil de equiparar aun con la India preinde-
pendiente (y, desde luego, no ha habido hambrunas en la India desde
la independencia).
¿Es, acaso, puramente accidental el que una hambruna - una de
tan enorme escala - haya tenido lugar en China mientras que nin-
guna se ha dado en la India independiente? La comparación resulta
particularmente extraña si se analiza en el marco de la situación
incuestionable de que China ha tenido mucho más éxito que la India
en la eliminación de la desnutrición regular. Podría haber algún ele-
29 Ver Sen (1981 a), Apéndice D. En ambos casos la tasa de mortalidad inmediatamen-
te anterior al año en que se dio la hambruna se toma como referencia para el cálculo de la
mortalidad "adicional" en los años afectados por la hambruna.
30 Sun Yefang (1981) y República Popular China (1981).
B1Ver Bernstein (1983 a, b).
32 Ver en Bernstein (1983 b) el recuento de la literatura. Ver también Aird (1980).
Para una descripción de la intensidad de la hambruna en una comuna particular (la co-
muna de Liyuan en la provincia de Anhui) ver Research Group of the Fen Yang Country
Communist Party Commitee (1983). "La población de la comuna de 5 730 habitantes en
1957 se desplomó a 2 870 gentes en 1981. Más de la mitad murieron de inanición o huye-
ron de la zona. . . En 1955, el grupo productor de Houwang era un modelo de cooperativa
sencilla. La aldea tenía 28 familias, un total de 154 personas. . . cincuenta y nueve gentes
se murieron de hambre, y los sobrevivientes huyeron de la zona" (p. 36).
83 El número de muertes que causa una hambruna no debe confundirse con la cifra de
los que en realidad mueren de inanición, puesto que la mayoría de las gentes que mueren
en una hambruna tienden a morir de otras causas (particularmente de enfermedades en-
démicas de la región) a las que son susceptibles debido a la desnutrición, y también debido
a la situación crítica de las instalaciones sanitarias, a la insolación u otros factores del medio
ambiente que los afectan en la huida hacia otras tierras, el ingerir no comestibles, y otras
consecuencias de la hambruna. Ver Sen (1981, a), pp. 203-216,

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
150 Investigación Económica

mento accidental al comparar los registr


como ya se ha señalado, en muchas oc
India grandes hambrunas a través de la r
tervención gubernamental. Los informes
gan al gobierno y al público rápida y dra
actividad periodística, y son recogidos vi
dos que no están en el poder. Frente a la
cualquier gobierno que desee manteners
ve obligado a abandonar o a modificar la
siguiendo, y a enfrentar la situación me
ca; por ejemplo, a través de la redistribu
país, de las importaciones del exterior, y
apoyo (incluyendo programas de interc
bajo).
Los fracasos de la política seguida en China durante los años de
hambruna (y en el periodo del Gran salto hacia adelante), que sólo
recientemente han sido discutidos en China, se relacionan no me-
ramente con factores que redujeron el producto de manera dramá-
tica, sino también con cuestiones distributivas - tales como los equi-
librios interregionales- y con la draconiana política de adquisiciones
que, en apariencia, se siguió implacablemente a pesar de la decli-
nante producción agrícola.34 Cualesquiera que hayan sido los errores
particulares de política, el régimen en el poder no se vio forzado a
reevaluarlos, ni obligado a enfrentarse a los desgarradores reportajes
periodísticos ni a los enfadosos partidos de oposición. El contraste
puede no ser, por lo tanto, puramente accidental.
En un importante e interesante discurso dado en 1962 - exacta-
mente después de la hambruna - el presidente Mao hizo las siguien-
tes observaciones ante 7 000 cuadros de distintos niveles: "Si no hay
democracia, si las ideas no provienen de las masas, es imposible esta-
blecer una línea correcta, ni métodos ni políticas generales y especí-
ficas buenas. . . Sin democracia uno no puede comprender que es lo
que sucede abajo; la situación no es clara; uno es incapaz de recoger
suficientes opiniones de todos los puntos de vista; no puede haber
34 Ver Bernstein (1983 b) quien también argumenta que las severas políticas de abasteci-
miento en China no tuvieron el carácter ideológico. 4 'anticampesino" de políticas similares
de la Urss en 1932-1933, sino que reflejaron estimaciones "equivocadas" del nivel del pro-
ducto y de la situación económica.

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Desarrollo: ¿ahora, hacia dónde? 151

comunicación entre el nivel superior y el inferior; los o


periores de dirección dependen de material unilatera
para tomar decisiones en torno a lo urgente; así es muy
evitar subjetivismos; es imposible alcanzar unidad de cr
dad de acción, e imposible alcanzar el verdadero cen
Ralph Miliband (1977), quien ha realizado un análisis
y de extensos alcances sobre la cuestión de la democraci
dades tanto capitalistas como socialistas desde una per
xista, señala que "la argumentación de Mao en pro de
cia' es esencialmente de carácter funcional*' (pp. 149-15
que es una base inadecuada para la comprensión de la
la "democracia socialista*'.36 Ciertamente esta cuestió
queda presente, pero vale la pena hacer énfasis en que i
papel puramente "funcional" la democracia puede ser cr
tos de vida o muerte, tal como lo han demostrado la
chinas de la hambruna de 1959- 1961. 87
Finalmente, es importante hacer notar que la cobertura que los po-
bres de la India obtienen del activo sistema de distribución de noti-
cias y de los poderosos partidos de oposición, presenta limitaciones
muy graves. La carencia tiene que ser muy dramática para que sea
"noticia'* y sea políticamente explotable (ver Sen, 1982 c). El sistema
político de la India puede evitar hambrunas pero, a diferencia del
sistema chino, parece incapaz de resolver efectivamente la mal nu-
trición endémica. En cualquier año normal, cuando las cosas están
ocurriendo sin ninguna alteración en la India y en China, el indio
pobre se encuentra en una situación general de mucho mayor caren-
cia que e'1 chino pobre.38

3,5 Mao Zedong (1974), p. (164.


3,6 Miliband continúa argumentando : "Mucho puede reconocerse de la experiencia china.
Pero lo que no se puede decir basándonos en las evidencias, es que se haya empezado real-
mente a favorecer el crecimiento de la base institucional para el tipo de democracia socialista
que pudiera efectivamente reducir la distancia entre aquellos que determinan las políticas y
aquellos en cuya representación se determinan" (p. 151).
37 Las hambrunas soviéticas de los años treinta y la hambruna de años más recientes en
Kampuchea proporcionan aún más evidencia de las penalidades que causa esta ausencia.
38 La tasa provisional de mortalidad de China en 1980 fue de 8 por millar, que contrasta
con los 14 de la India (wdr, 1982, cuadro 18, p. 144). Sólo en situaciones de hambruna
la tasa de mortalidad de China (por ejemplo, de 25.4 en 1960) fue superior a la de la India.

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
152 Investigación Económica

VI. Observaciones finales

No intentaré resumir los principales puntos de este trabajo,


haré algunas observaciones finales para ubicar la discusión
pectiva.
Primero, la economía tradicional del desarrollo no ha fracasado
especialmente en la identificación de los factores que conducen el
crecimiento económico de los países en desarrollo. En él terreno de
la generación de crecimiento, todavía tienen mucha vitalidad los
análisis tradicionales (sección n).
Segundo, la economía tradicional del desarrollo ha sido menos
exitosa en la caracterización del desarrollo económico, él cual invo-
lucra la expansión de las capacidades del pueblo. Para esto, el cre-
cimiento económico es sólo un medio y con frecuencia no muy efi-
ciente (sección m).
Tercero, debido a los estrechos vínculos entre derechos y capacida-
des, concentrarse en los derechos - las canastas de mercancías sobre
las que una persona puede tener control - proporciona un útil ele-
mento para la caracterización del desarrollo económico. La incorpo-
ración de datos sobre el pnb per cápita a la información sobre la
distribución del ingreso no resulta suficiente para poder enfrentar
el reto de analizar el desarrollo (sección iv).
Cuarto, las hambrunas y la inanición pueden ser analizadas de
manera más racional en términos de fallas en los derechos, más que
a partir del enfoque habitual sobre la producción de alimento por
unidad poblacional. Una hambruna puede ocurrir con facilidad aun
en casos de buena oferta alimentaria, por medio del derrumbe de
derechos de clases particulares o de grupos ocupacionales (sección iv) .
Quinto, e'1 estudio de los derechos tiene que ir más allá de los fac-
tores puramente económicos y tomar en cuenta los pactos políticos
de la sociedad (incluidos los grupos de presión y los sistemas de dis-
tribución de noticias) que influyen en la capacidad real de la gente
de disponer de mercancías, incluyendo alimentos. Estas influencias pue-
den ser muy complejas y pueden también involucrar contrastes apa-
rentemente desconcertantes, por ejemplo entre, 1) el mejor desem-
peño de la India que de China en la prevención de hambrunas, y
2) el fracaso total de la India en la resolución de la mal nutrición
endémica y la mortalidad, lo cual China sí ha podido hacer (sección
v). El que tan disímbolas ventajas de esos sistemas en contraste pu-

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Desarrollo: ¿ahora, hacia dónde? 153
dieran combinarse eficazmente resulta una cuestión desafiante de la
economía política que requiere atención. Es mucho lo que está en
juego.
All Souls College, Oxford

Bibliografía

Aird, J. (1980), Reconstruction of an official data model of the population of China


U. S. Departarnent of Commerce, Bureau of Census, 15 May.

and Development Review . vol. 8, pp. 267-97.


Alailima, P. J. (1982). "National policies and pr
in Sri Lanka". Mimeographed, Colombo.
Alamgir, M. (1978. Bangladesh: A Case of Belo
Dhaka: Bangladesh Institute of Development

Bangladesh; Cambridge, Mass. Oelgeschlager, Gu


Arrow, K. J. (1982). "Why people go hungry". N
29, July 15 pp. 24-6.
Aziz, S. (1975) (ed.). Hunger, Politics and Mark
Crisis , New York: nyu Press.

lopment, 1982 : 4.
Baran, P. A. (1957). Political Economy of Growt
Press, (hay traducción al castellano: fce).
Bardhan, P. (1974). "On life and death questions"
vol. 9, pp. 1293-1394.
Bauer, P. (1971). Dissent on Development. Londo

Mass. Harvard University Press.


Bernstein, T. P. (1983 a). "Starving to death in
Books, vol. 30, 6 June, pp. 36-8.

Leap Forward; with a Soviet perspective" Mim


Columbia University.
Ghattopadhyay, B. (1981). 'Notes towards an und
of 1943". Cressida, vol. 1.
Coale, A. J. (1981). "Population trends, populatio
in China". Population and Development Review,
Datta, B. (1952). Economics of Industrialization.
Datta-Chaudhuri, M. K. (1979;. "Industrialization

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
154 Investigación Económica

based on the development experience o


Philippines", ilo Working Paper W. P. 11
Desai, M. J. (1983). "A general theory of
School of Economics. To be published in In
Dobb, M. II. (1951). Some Aspects of Econom
of Economics.

Fei, J. C. H., and Ranis, G. (1964). Development


Theory and Practice. Homewood, 111.: Irwin.
George, S. and Paige, N. (1982). Food for Beginn
Publishing Cooperative.
Ghose, A. (1979). "Short term changes in incom
economies", ilo Working Paper wep 10-6/wp 2
Grant, J. (1978). Disparity Reduction Rates in So
Overseas Development Council.
Griffin, K. (1978). International Inequality and
millan.
Gwatkin, D. R. (1979). "Food policy, nutrition planning and survival: the cases
of Kerala and Sri Lanka". Food Policy , Noviembre.
Hirschman, A. O. (1958). The Strategy of Economic Development . New Haven,
Conn.: Yale University Press (hay traducción al castellano: fce).

Press (hay traducción al castellano: fce).

ducción al castellano: fce).

bridge University Press (hay traducción al ca


Isenman, P. (1978). The relationship of basic n
tion and employment the case of Sri Lanka".
Ishikawaw, T. (1981). Essays on Technology , Em
nomic Development . Tokyo: Kinokuniya.
Jayawardena, L. (1974). "Sri Lanka". In Red
Chenery et al.) London: Oxford University Pr
Kynch, J. and Sen, A. K. (1983). "Indian wom
meographed: to be published in Cambridge Jo
Lappé, F. M. and Collins, J. (1979). Food First : B
York: Ballatine Books.
Lewis, W. A. (1954). "Economic development with unlimited supplies of labour".
Manchester School vol. 22, pp. 139-91.

Little, I. M. D. (1982). Economic Development: T


Relations. New York: Basic Books.

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Desarrollo: ¿ahora, hacia dónde? 155

ing Country. London Oxford University Press.


McLellan, D. (1977) (ed.). Karl Marx: Selected
Press.
Mandelbaum (Martin), K. (1945). The Industri
ford : Blackwell.
Mao Tse-tung (Zedong) (1974). Mao Tse Tung Unrehearsefd, Talks and Letters :
1956-71 fed. Schram. London: Pensruin Books).
Marga Institute (1974). Welfare and Growth in Sri Lanka . Colombo: Marga Ins-
titute.
Marglin, S. A. (1976). Value and Price in the Labour Surplus Economy. Oxford:
Clarendon Press.
Marx, K. and Engels, F. (1846). The German Ideology.
Miliband, R. (1977). Marxsim and Politics. London: Oxford University Press.
Morris, M. D. (1979). Measuring the Condition of the World's Poor : The Physical
Quality of Life Index. Oxford: Pergamon Press.
Nurkse, R. (1953) Problems of Capital Formation in Underdeveloped Countries.
Oxford: Blackwell.
Oughton, E. (1983). "The Maharashtra drought of 1970-73: an analysis of scarci-
ty". Oxford Bulletin of Economics and Statistics , vol. 44, pp. 169-97.
Parikh, K. and Rabar, F. (1981). Food for All in a Sustainable World . Luxen-
burg: iiASA.
People's Republic of China (1981). Foreign Brodcast Information Service , núm.
58, 26 March.
Rao, Y. K. R. V. (1982). Food , Nutrition and Poverty in India. Brighton: Wheat-
seaf Books.
Ravallion, M. (1983). "The performance of Rise Markets in Bangladesh during
the 1974 famine", Memeographed. University of Oxford.
Research Group of the Feng Yank County Communist Party Committee (1982).
"An investigation into the household production contract system in Liyuan Com-
mune". New York Review of Books , vol. 30, 16 June, pp. 36-B, translated from
Nongye Jingji Conghan (Collected Material on Agricultural Economics), 25
November 1980.
Rosenstein-Rodan, P. (1943). "Problems of industrialization in Eastern and South-
eastern Europe". Economic Journal , vol. 53, pp. 202-11.
Schultz, T. W. (1964). Transforming Traditional Agriculture 3 New Haven, Conn.:
York University Press.
Sen, A. K. (1967). "Surplus labour in India: a critique of Schultz' s statistical test:
Economic Journal , vol. 77, pp. 154-61.

Press.

cal Weekly , vol. 11, pp. 1273-80.

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
156 Investigación Económica

application to the Great Bengal Famine". Camb


1. pp. 33-59.

Oxford: Clarendon Press.
- - . - (1981 b). "Publication and the quality of life in developing countries".
Oxford Bulletin of Economics and Statistics, vol. 43. pp. 287-319.

Institute of Economics and Statistics. To be


South Asia (ed. P. Bardhan and T. N. Srinivasan).

bridge, Mass.: mit Press.

ture, 13 December 1982. Reprinted in Main


mas Number, pp. 41-5.

1982. To be published by North Holland, Amst

Economic and Political Weekly , vol. 18.


Singer, II. W. (1952). "The mechanics of economi
mic Review ; reprinted in The Economics of Und
wala and A. P. Singh). London: Oxford Unive
ción al castellano: Tecnos).
Sinha, R. and Drabek, A. G. (1978) (eds.) The World Food Problem: Consensus
and Conflict, Oxford: Pergamon Press.
Spitz, P. (1978). "Silent violence: famine and inequality:" International Social
Science Journal, vol. 30.
Srinivasan, T. N. (1982). "Hunger: defining it, estimating its global incidence and
alleviating it". Mimeographed. To be published in The Role of Markets in the
World Food Economy (ed. D. Gale Johnson and E. Schuh).
Streeten, P. (1981). Development Perspectives. London: Macmillan.

Things First: Meeting Basic Needs in Devel


University Press.
Sun Yefang (1981). Article in Jingji Cuan
15 February; English translation in People
Taylor, L. (1975). "The misconstrued crisi
World Development, vol. 3, pp. 827-37.
Zhu Zhengzhi (1980). Article in Jineji Kexu

This content downloaded from 128.122.149.9 on Fri, 22 Mar 2019 14:11:05 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms

Vous aimerez peut-être aussi